ANABAUTISMO AL DESNUDO Convicciones Básicas de una Fe Radical
STUART MURRAY Traducido por Mauricio Chenlo
ANABAUTISMO AL DESNUDO LOS CRISTIANOS ANABAUTISTAS
existen desde hace alrededor de 500 años. ¿Cómo se ve un anabautismo sin el ropaje de las tradiciones Amish y Menonitas? Stuart Murray intenta quitar las capas que se han acumulado a lo largo de la histo ria para llegar a l os c omp onentes centrales de la fe Anabautista. Intenta explorar lo que esto significa para su propio contexto y el nuestro. El seguimiento de Jesús nos desafía, nos inspira y nos anima a adorarle y seguirle con todo nuestro corazón. Lea este libro y contágiese de una visión de fe radical para su vida! Murray escribió un libro con el cual me identifico plenamente como alguien que ha abrazado la fe Anabautista recientemente. El libro resume en forma sucinta las razones poderosas que hacen del Anabautismo histórico una opción atractiva y práctica como fieles seguidores de Jesús en el siglo XXI.
— Marvin Lorenzana, Direc tor de la Inicia tiva M enonita Hispana (MHI). Murray elabora que los Anabautistas pueden influir la conversación en estos tiempos de post-Cristiandad debido a que son un grupo innovador, conocen las experiencias desde la marginalidad, tienen testimonios de paz para compartir, reconocen la importancia de pertenecer a una comunidad de fe, y buscan estar enfocados en la centralidad de Jesús.
— Gilberto Pérez Jr, Pastor Regional, Conferencia de Iglesias Menonitas, Indiana/Michigan Creo que el Anabautismo al Desnudo es un magnifico libro donde Stuart Murray ha podido conjugar de manera muy dinámica y atractiva la historia, la crítica objetiva, el testimonio y las respuesta a las inquietudes de muchos respecto al espíritu del Anabautismo.
— Sergio E. Flores, Pastor de la iglesia Menonita de Boulogne-Buenos Aires- Argentina, Miembro de la Junta Directiva de la Convención de Iglesias Evangélicas Menonitas de Argen tina ( I EMA)
ISBN
978-0-8361-9614-6 5 13 9 9
Herald Press www.heraldpress.com
9 780836
196146
$13.99 USD/$ 16.00 CAD RELIGION/Christian Theology/M ennonite s
ANABAUTISMO AL DESNUDO Convicciones Básicas de una Fe Radical
STUART MURRAY TRADUCIDO POR MAURICIO CHENLO
Herald Press 7*
LIBRARY OF CONGRESS CATALOGING-IN-PUBLICATION DATA
Murray, Stuart, 1956 [Naked Anabaptist. Spanish] Anabautismo al desnudo : convicciones básicas de una fe radical / Stuart Murray ; traducido por Mauricio Chenlo. p. cm. ISBN 978 08 36 19 61 46 (pbk.) 1. Menn onites— Doctrines. 2. Anabaptists. I. Title. BX4931.3.M8718 2011 230’.43—dc23 2011038534 Todos los Derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, guardada o grabada en ningún sistema, o transmitida en partes o el todo de ninguna forma y por ningún medio eléctrónico, mecánico, foto copiados o grabado sin permiso de los derechos de autor. Si no se indicase de otra manera, la Biblia citada en esta obra con permiso es la Nueva Versión Internacional
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INDICE
Prefacio ......................................................................................................7 Reconocimientos .................................................................................... 11 Introducci ón a l Anabautism o Al Des nu do ........................................13 1. Descu briendo a los A na ba ut ista s ...................................................19 2. La es enc ia del A nabautis m o............................................................41 3. El seguimiento de Cristo
..................................................................49
4. Después de la cristiandad
................................................................69
5. Comunidad y dis cip ula do ................................................................91 6. Paz y Ju sticia ......................................................................................1 15 7. Los prim eros A nabautista s............................................................1 33 8. El anaba utismo h o y .........................................................................15 9 Rec ursos sob re An abau tism o ............................................................173 Guía de est u dio ....................................................................................177 Citas .....................................................................................................183 Sobre el a u to r ......................................................................................191
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PREFACIO
ES INNEGABLE que el cristianismo occidental ha entrado en una
era postcristiana. Mientras que algunos cristianos creían que el mundo eventualmente llegaría a ser parte de la cristiandad, lo más probable es que esto no ocurra. Por el contrario, el cristianismo ha venido perdiendo influencia en occidente desde hace varios siglos. Aun en Estados Unidos mismo, el ultimo fuerte de la cristiandad, la mentalidad “imperialista y triunfalista” esta decreciendo. Sin dudas, tan to en Europa como en EEUU aun quedan los últimos vestigios del que vezlafuera el imperio cri stiano seatodos como elemalguna entos de religiosidad popular. Pero, aunque a pesar de losinocuos in tentos y esfuerzos, la iglesia “militante y triunfalista” se ha convertido en un arte facto de la historia. Mientras muchos cristianos occidentales se sienten consternados y lamentan la perdida de la cristiandad, un gran numero de seguidores de Jesucristo incluyéndome a mi mismo y al autor de este libro, Stuart Murray celebramos estos cambios. Esto no significa que estemos satisfechos con el secularismo amora l que ha reemplazado a la cristiandad. Sino más bie n creemos que la “iglesia imperial y triun fa lista ” poco tiene que ver con la iglesia que surgió después de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Habiendo dejado el Egipto de la cristiandad, ha llegado la hora de prepararnos para el largo y dificultoso peregrinaje por el desierto. Compartimos la profunda convicción de que el reino de Dios al cual fuimos llamados es radicalmente diferente de todas las versiones de los reinos de este mundo. M ientras los reinos de este mundo se manifiestan como seguidores del Cesar al conquistar y gobernar la gente de este mundo, el reino de Dios siempre se manifiesta por medio del servicio y el amor de Jesús a los enemigos por medio del poder de la cruz. El movimiento iniciado por Jesús, es por naturaleza, un movimiento contra cultural y antiimperialista. Cada día 7
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son más y más los seguidores de Jesús que están entendiendo esta distinción fundamental entre nuestra lealtad al reino de Dios y las lealtades a este mundo. Mientras la iglesia dominante, en gran medida sin saberlo, es absorbida por los valores del individualismo, consumismo y materialismo, son cada vez más los discípul os de la postcristia nda d que se dan cuen ta que estos valores están en contrap osición con todo lo que Jesús enseñó. Se dan cuenta que estamos llamados a vivir en comunidad con otros, caminando en humildad, justicia y simpl eza. Compartiendo vida unos con otros, incluyendo nuestros recursos y asistiendo a aquellos que están en necesidad. Los que transitan este desierto de la postcristiandad no se dan cuen ta que este rech azo de la cristianda d y su naturaleza c ontra cultural no so n nuevos. De hecho, la visi ón del reino que estos grupos ma nifiesta n fue la visión de l a iglesia en sus primeros tres siglos de existencia. Este modelo fue rápidamente cambiado por el modelo “militante y triunfalista” en el siglo cuarto cuando el emperador Con stan tino sedujo a la i glesia con el poder político que ésta aceptó trágicamente sin reparos. Aun así, a lo largo de la historia, ha habido minorías de seguidores de Jesús que a pesar de la feroz persecución de la iglesia institucional, se mantuvieron fieles a la visión del reino que surge hoy entre los cristianos de la postcristiandad. La expresión histórica más significativa de la anticristiandad comenzó con un grupo de radicales que llegaron a ser conocidos como los anabautistas. Aunque muchos de ellos pagaron con sus propias vidas, estos grupos se distinguieron de los de la reforma oficial al exponer los mism os valores de los grupos em ergen tes que siguen la visión del reino hoy. Los anabautistas creían que el reino de Dios es radicalmente diferente al reino de este mundo y que esta dis tinción siempre debe manten erse. R ápidamente se di eron cuenta qu e Jesú s nos manda a amar nuestros enemigos y rechazar el uso de la violencia. Estaban convencidos que los seguidores de Jesús son llamados a vivir en comunidad unos con otros cultivando las virtudes de la simplicidad, la humildad, la generosi dad y pasión por la just icia. Y, tam bién estaban convencidos que la salvación no es principalmente
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obtener un pase para el cielo cuando uno muere sino mas bien vivir el poder transformador de Dios en cada aspecto de la vida, la sociedad y la creación. Aunque muchos líderes de la cristiandad torturaron y ejecutaron a casi todos los líderes del movimiento anabautista, por la gracia de Dios el movimiento sobrevivió y ha dado testimonio del reino durante los últimos 500 años. Murray nos invita a aquellos que hemos salido de Egipto a transitar el desierto de la postcristiandad en diálogo con estas tradiciones que han prevale cido por mas de cinco sigl os. En los capítulos siguientes se presen ta un resum en sucinto de las creencias y prácticas anabautistas articuladas en diálogo con los grupos emergentes de la postcristiandad. Murray no deja de reconocer las fortalezas y debilidades de esta tradición. Si uno esta buscando una utopia inmaculada del reino, no la encontrará en Anabautismo al Desnudo’ (ni en ningún otro lado). Murray no intenta hacer proselitismo para sumar miembros a la causa Menonita o cualquier otro grupo anabautista. Lo que más bien busca es generar un diálogo enriquecedor entre los grupos emergentes y los anabautistas. Ciertamente, desde la perspectiva del reino es fundamental que aprendamos y nos apoyemos unos a otros. Estoy seguro que los que han comenzado a salir del Egipto de la Cristiandad hacia el desierto de l a post cristiandad se beneficiaran tremendamente al leer este libro. Mi oración es que Dios use este diálogo para el avance del reino de Dios en este mundo. — Gregory A. Boyd Autor de The Myth of a Christian Nation y The Myth of a Christian Religion.
RECONOCIMIENTOS
QUIERO AGRADECER a varios de los miembros de la Red Anabau-
tista que contribuyeron con este libro. Algunas de sus reflexiones aparecen en los primeros dos capítulos. Otros leyeron parte o todo el texto y me ayudaron con sus observaciones. Mi esposa Sian también leyó todo el texto y me animó a incluir fotos e historias que mejoraron lo que había escrito. Le estoy agradecido por esto y mucho más. Doug Hynd y Tim Nafziger de Australia y EEUU también me ayudaron con sus comentarios y sugerencias. Especialmente le estoy agradecido a Alan Kreider que leyó todo el manuscrito y me ofreció sugerencias que mejoraron el texto y me previnieron de com eter errores; cualquier otro error lo asumo como mi respo nsab ilidad. También le estoy agradecido a Noel Moules por el excelente título (el título srcinal en inglés es The N aked Anabaptist). Desafortunadamente, ninguno de mis colegas aceptó posar para la foto de la portada.
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Introducción al "Anabautismo al Desnudo" MIENTRAS
viajábamos por Pensilvania en la primavera del 2008 con un grupo de líderes menonitas, a mi amigo Noel Moules le preguntaron acerca del creciente interés en el anabautismo que había en Gran Bretañ a e Irlanda. Algunos de estos M enonitas estadounidenses habían visitado Gran Bretaña y descubrieron que muchos cristianos de diversas tradiciones se sentían muy atraídos por los valores y creencias anabautistas. Sentían mucha intriga por saber que era lo que atraía a cristiano s británicos e irlandeses al anabautismo. El movimiento Anabautista del siglo 16 (al cual los Menonitas y otros grupos anabautistas en EEUU reconocen como el grupo de sus orígenes) dejó su marca en varias partes de Europa— Suiza, Austria, Alemania, Holanda y la república Checa pero muy pocos llegaron a Gran Bretaña. Los que lograron llegar a Londres en 1575 buscando refugio tras la persecución, fueron arrestados, encarcelados o echados por las autoridades locales. En los cuatro siglos siguientes, aunque el término anabautista se lo relacionaba con el abuso en Gran Bretaña, no había prácticame nte ana bautistas en el país. A Noel se le preguntó entonces de donde surgía este creciente interés por los anabautistas en Gran Bretaña e Irlanda. ¿Por qué los cristianos sentían atracción por una tradición que no tenía raíces históricas en su cultura? ¿Qué significa ser un anabautista hoy en GB o Irlanda? ¿Qué significa ser un anabautista sin el ropaje de Menonita, Huterita o Amish que generalmente los caracteriza en Norteamérica? “Ah, tu te refieres a un Anabautismo al Desnudo preguntó Noel. “Un anab autism o básico/esencial”. Es así como nació e ste libro.
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l.inlc) Nod como yo somos miembros y administradores de la lu il An.ib.iutista de GB e Irlanda. Desde los comienzos de 1990, la lu ■(I Ii.i provisto recursos par a cristian os intere sados e n la tradición .in.ib,mi ista—grupos de estudio, conferencias, revistas/periódicos, un loro teológico y un sitio en In ter ne t.1 Por varios años sen tíamos la preocupación por no tener acceso directo al anabautismo en el conte xto de GB e Irlanda. C ontábamos con materiales y li bros escritos para el contexto estadounidense, pero no teníamos recursos para contestar las preguntas que más frecuentemente teníamos que responder: • ¿Qué es el anabautismo? • ¿De dónde surge el anabauti smo? • ¿En qué creen los anabautistas? • ¿Cómo puedo llegar a ser anabautista? • ¿Cuál es la difer encia entre los anabau tistas y l os meno nitas? Si te estas plan teand o algunas de estas preguntas, el Anabautismo Al Desnudo es para ti. Así es que acordamos con Noel que usaría su memorable frase para titula r esta obra. El testim onio de mi encu entro con el anaba utismo ya fue contado en otra obra.2 Desde los comienzos de la década de los 80 me he identificado como anabautista no porque pertenezca a una iglesia anabautista o porque venga de una familia anabautista sino porque de todas las tradiciones cristianas es con la cuál siento mayor afinidad teológica y espiritual. De manera que el Anabau tism o AI Desnudo es una suerte de testimonio personal de un anabautista británico que explica sus convicciones anabautistas. Es por esto que de vez en cuando hablaré en prime ra persona como lo estoy haciendo en esta introducción. Pero lo otro que quisiera mencionar es que este libro me fue encomendado por la comisión directiva de la Red Anabau-
tista, a la cual muchos han contribuido. Y, aquellos que reciben el periódico de la Red ya sabían hace tiempo de esta obra. Algunas
INTRODUCCIÓN
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de sus contribucion es han sid o incorporada s. Es por esto que en varias partes del libro uso el “nosotros” porque siento que estoy escribiendo a nombre de una comunidad. A veces el “nosotros” se refiere a aquellos quale han parte de la Red las doscomo últimas décadas, y que igualformado que mi, se identifican a sipor mismos an aba utistas . Otra s veces el “no so tro s” se referirá a una comuni dad más amplia en GB e Irlanda que no se identifican a sí mismos como anabautistas pero que pertenecen a la RA y están muy agradecidos a la tradición anabautista. Reconozco que este uso del lenguaje es impreciso, pero así es la naturaleza del movimiento anabautista en GB e Irlanda. Mi esperanza es que esta obra sea útil no sólo a los miembros de la RA que quieran explicar a sus amigos quienes son los anabautistas no solo a otros cristianos de otras tradiciones o de ninguna tradición cristiana sino también a los norteamericanos anabautistas que tienen las mismas preguntas que le hicieron a Noel. He visitado Norteamérica varias veces en los últimos 15 años enseñando en seminarios, predicando en iglesias menonitas, trabajando con agencias misioneras menonitas y hablando en conferencias con delegados men onitas Hermanos Me nonitas, Hermanos en Cristo, Iglesia de los Hermanos y otras denominaciones descendientes de los anabautistas. Me he encontrado con la misma incredulidad e interés que encontró Noel en Pensilvania: ¿por qué los cristianos en GB e Irlanda se sienten atraídos/motivados por los primeros anabautistas? Esta pregunta intriga aun más por la falta de interés en la tradición anabautista que se respira entre muchos menonitas norteamericanos. Me he encontrado más de una vez tratando de motivar a estudiantes menonitas y a líderes de iglesias a recuperar lo mejor de su tradición radical como fuente de inspiración y renovación. Aunque muchos académicos menonitas trataron de reavivar este interés en la tradición anabautista, su pasión y lucidez no han tenido el impacto que merecen. Muchos menonitas se sienten más atraídos a las iglesias con p ropósito o el curso Alfa. Posiblemente la cultura menonita ha asfixiado la tradición anabautista. Hace unos años tuve una charla con un líder de una
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gran organización de jóvenes que dijo haber recibido una palabra profética en una conferencia: “abandonen sus tradiciones y afórrense a sus herencias”. Esto dejo pensando a esta líder y sus amigos, preguntándose las implicancias de este desafío. Muchas de estas tradiciones que surgieron con los años ya dieron todo lo que podían dar, pero ahora inhiben a la organización en cumplir con el propósito que fueron creadas. Si te ves reflejado en tu propia tradición norteam ericana an abautista, este lib ro es pa ra ti. No es sólo en GB e Irlanda donde cristianos de diversos trasfondos se apropian de la tradición anabautista. Existen centros anabautistas en Corea, Japón y Nueva Zelandia. Una nueva red esta surgiendo en Escandinavia. Ninguno de estos países tiene ninguna conexión histórica con el anabaustimo. Existe un nuevo centro anabautista de habla francesa en Montreal. Lo mismo ocurre en Norteamérica, donde hay menonitas, huteritas, amish y otros grupos menonitas que forman parte del medio cultural y religioso, cristianos de otras denominaciones (incluyendo evangélicos y redes emergentes) están descubriendo la tradición anabautista. Algunos se identifican a sí mismos como anabautistas, otros están urgiendo a los menonitas a valorar su propia tradición y reconocer su relevanc ia contemp oránea.3 Asimismo, en círculos académicos, luego de siglos de ser ignorados, marginados y estigmatizados, hay un creciente interés en los anabautistas que va más allá de la comunidad menonita. Actualmente estoy supervisando a dos estudiantes de doctorado que están trabajando sobre el anabautismo. Uno es coreano y el otro es un canadiense fran cés que plantó una iglesia en Bélgica y ahora est a enseñando en Rwanda. La red anabautista recibe constantemente correos electrónicos de estudiantes que están escribiendo ensayos o monografías sobre el anabautismo y están buscando recursos y asesoramiento. Hay mucho interés en varias naciones por lo que se ha dado en llamar e l neoanabautismo. Los neo an abautistas se identifican a s i mismos con la tradición anabautista y no tienen problemas en ser identificados con la misma. La mayoría no tiene raíces culturales ni tradicionales con denominaciones anabautistas. Estos anabautis
INTRODUC CIÓN "ANAB AUTIS MO AL DESNUDO"
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tas con “guión” encuentran su inspiración en la tradición anabautista pero no se identif ican a sí mismos como anaba utistas. Pueden ser BautistasAnabautistas; metodistasAnabautistas; anglicanos Anabautistas; PentecostalesAnabautistas, o varias combinaciones más. Si te identificas con cualquiera de estas categorías, el Anabautismo Al Desnudo es para ti. En 1953 fue fundado el Centro Menonita de Londres trayendo la presencia a nabau tista de vuelta a GB después de cuatroc ientos años. Su influencia comenzó a permear a las iglesias británicas e irlandesas, animando a los cristianos de diferentes trasfondos a pensar de una forma diferente los tema s vinculados a comunida d, justicia , paz y discipulado. Recién en 1980 se empezó a usar el término anabautista en forma más amplia, pero el impacto del anabautismo ha comenzado a ser más vi sible reciente men te. En el 20 04 aparece el primer libro : “Despué s de ¡a C ristiandad ”, una serie publ icada por Pa terno ster Press. Esta serie la inició la comisión directiva de la Red Anabau tista (todos publicados en el Reino Unido) en la que se invita a varias autores a pensar en las implicanciones del fin de la Cristiandad en las sociedades occidentales desde una perspectiva anabautista. Desde el 2009 a la fecha se han publicado 5 libros y hay otros que se están publicando o están esperando ser publicados. En el 2004 el libro “PostCristiandad” daba la bienvenida al fin de la cristiandad y animaba a pensar sobre todo tipo de temas relacionados a una iglesia europea que se encontraba en los márgenes de la sociedad. En esta obra se sugería que a medida que las iglesias tradicionales trataban de entender esta nueva realidad, el anabautismo tenía probablemente algo para ofrecer. Será que el anabautismo , como han sugerido algunos, encontró terren o fértil en el cual sembra r su visión. La s erie “después de la Cris tiandad ”, atrajo a muchos a tomar en serio la t radición anabautista. Es así, que por todas partes muchos cristianos y otros en GB e Irlanda se topan con los anabautistas. ¿Quién es esta gente? ¿Qué es lo que creen? ¿Qué prácticas en común tienen con otros cristianos? ¿Qué es lo que lo distingue de los demás? ¿Por qué surgen en medio de la sociedad postcristiana? ¿Se puede ser realmente ana bau tista sin vivir en una comunidad de bienes como los Hu teri
tas, o no manejar un carro tirado por caballos como los Amish? ¿O sin pertenecer a una iglesia menonita que canta himnos a cuatro voces? Si te has topa do con los anabau tistas y quier es sabe r más de ellos este libro es para ti. ¡Bienveni do a Anaba utism o al Desnud o!
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Descubriendo a los Anabautistas
ANABAUTISTAS POR TODAS PARTES
¡“Volvieron los anabautistas”! anunciaba un autor estadounidense hace unos años atrás en el título de s u libro.3 El autor se ntía intriga por el renovado interés en la tradi ción anab autista e n Norteam érica, en la cual Huteritas, Menonitas y Amish han sido por largo tiempo parte del escenario religi oso. Cristianos de otras tradiciones comen zaban a redescubrir las prácticas y convicciones de estas comunidades tímidas, silenciosas y retiradas—a los cuales también encontraban sorprendentemente relevantes a las culturas contemporáneas. Algo similar par ece haber estado ocurriendo en GB e Irlanda. Los anabautistas son cada día más visibles en una sociedad, que a diferencia de Norteamérica, no han sido parte del escenario religioso hasta hace muy poco. La Red Anabautista surgió en 1990 para servir a muchas iglesias y denominaciones en el Reino Unido que se habían encontrado con el Anabautismo y querían tener acceso a más recursos y oportunidades de aprendizaje compartido. A lo largo de estos últimos 20 años, muchos más se han unido a la Red o nos han contactado haciendo com entarios o preguntas que nos suenan muy famili ares: • “Me siento muy aliviado en enco ntrar a otros que creen l o mismo que creo yo. Mucha gente de mi iglesia piensa que estoy loco cuando les hablo de todas estas cosas”. • “Ustedes los anabautista s están aparecie ndo por todas par tes”. 19
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• “¿Qué es un anabau tista?” • “¿Qué es l o que creen l os anabau tistas?” • “¿Dónde puedo encon trar una igl esia anabautista?” Nuestro primer inten to en responder a este interés y responder a estas preguntas fue una col ección de relatos publica dos en el 20 00 bajo el título “Volviendo a casa: relatos de anabautistas británicos e irlandeses”.2 El anabautismo es una tradición rica en historias, por eso nos pareció oportuno publicar una obra con sesenta testimonios. Estos relatos cuentan como los protagonistas se encontraron con el anabautismo y que fue lo que los atrajo al mismo. El tema de la “vuelta a casa” surgió naturalmente como el hilo conductor de estas historias. No es que estas personas estuvieran volviendo al anabautismo como si fuera la casa que alguna vez hubieran de jado los anabautistas eran prácticamente desconocidos en GB e Irlanda por los últimos cuatro siglos; sino más bien los que descubrían el anabautismo lo sentían como un volver a casa. Se encontraban como en casa con otros cristianos que compartían convicciones sobre el discipulado, comunidad, paz y misión. En estos últimos años los anabautistas han cobrado más visibilidad y recuperado su voz. Seguimos organizando conferencias y estudios grupales en diferentes partes del país. Existe una asociación de al menos doce o más organizaciones que comparten el sabor anabautista. Las mismas están involucradas en todo tipo de actividades que van desde la plantación de iglesias; programas de entrenamiento de lideres; transformación del conflicto; medios de comunicación; just icia restaurativa, a trabajo a favor de la paz. Además, nos invitan a contribuir sobre temas relacionados a iglesia/estado; expiación; ministerio del diaconado; curso Alfa, e iglesias emergentes. Lo sorprende nte es que por ser una tradición tildada de sectaria el anabautismo de hoy se destaca por ser ecuménico y multifacético. En el sitio de internet hay historias de cristianos procedentes de otras denominaciones que se han sentido atraídos al anabautismo. Aunque la mayoría son de trasfondo evangélico, en la Red también
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hay creyentes de trasfondo liberal, carism áticos, reform ados, anglicanos y católicos. Numerosos escritores de diferentes tradiciones han tenido palabras de elogio hacia el anabautismo, algunos han sugerido que quizás ha llegado la hora de que este movimiento sea reconocido como la forma de ser cristiano en la cultura de la postcristiandad. Para algunos este ecumenismo es preocupante aunque para otros res ulta atractivo. También hemos notado un gran número de personas que participan en nuestras conferencias sin haber tenido conexión alguna con la iglesia. Hace poco tuve una conversación con un anarquista que sentía fascinación por la tradición anabautista. Hasta una de las histo rias del sitio web fue escr ita por un ex ateo y ex budista qu e descubrió en el anabautismo el verdadero sentido de la fe cristiana. Es por esto que no nos sorprende que se diga que los anabautistas está n aparecie ndo por todas partes. Aun a sí, la tradi ción anab autist a es en gran parte una voz minorizaría en GB e irlanda. Muchos de nosotros nos sentimos orgullosos en ser identificados como anabautistas, mientras otros se resisten a ser asociados con este nombre y prefieren hablar del impacto positivo que ha tenido el anabautismo en sus vidas, sean estos católicos, bautistas, metodistas, etc. Sólo un pequeño grupo d e iglesias se identifican ab iertam ente como anabautistas, otros muchos han adherido los valores, procesos y recursos anabautistas. De manera que aunque aparecen anabautistas por todas partes, realmente su presencia no es tan obvia en GB e irlanda. Quizás esto explique porque algunos se sienten aliviados al encontrarnos mientras otros se sorprenden de nuestra existencia. Es más fácil encontrarse ahora con anabautistas sea en forma personal o por medio de escritos. Pero la cuestión es quiénes son y que cree esta gente. Anabautismo al Desnudo es un intento de respuesta a estas preguntas. ENCUENTROS CON ANABAUTISTAS
Para los que viven en Europa, ¿dónde te encontraste con anabautistas? Probablemente te topaste con algunos de ellos en las conferencias organiza das por la Re d en las últimas dos décadas— no
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necesariamente porque estuvieran organizadas por anabautistas sino porque tenías interés en algunos de los temas. Algunos de los temas que tratamos: lecciones de la iglesia primitiva; implicaciones del fin de la era cristian a; temas de género; adoración y misión; radicalismo inglés; vida en comunidad; iglesias de paz; discipulado radical; fe y política; por qué la gente ya no va a la iglesia; ministerios con jóvenes y el neo monasticismo. Hubo tres conferencias organizadas en cooperación con la comunidad Northumbria en las cuales se exploró las contribuciones de los anabautistas y la tradición celta al discipulado contemporáneo. Quizás leiste el libro Volviendo a Casa, o una copia de A nab autismo Hoy, periódico que publicamos desde el 2004. Quizás hayas reconoci do a algunos de estos autores y pensaste “no sabí a qu e esta person a era an aba utista" . Más recientemente quizás te topaste con uno de los libros de la serie “Después de la Cristiandad”.3 Quizás no sabías mucho de los anabau tistas como para darte cuen ta de la perspect iva anabau tista que estaba detrás de estos libros. Quizás hayas descubierto las perspectivas anabautistas en eventos internacionales como “ En el Camino”, un periódico publicado por la asociación anabautista de Australia y Nueva Zelandia.4 Quizás visitaste algunas de las dos iglesias menonitas de Inglaterra: Iglesia Men onit a Wood Green en el nort e de Londres o la recientemente inaugurada iglesia de srcen brasilero y habla portuguesa en Eastbourne. O quizás tuviste contacto con alguna otra iglesia con influencia anabautista como la iglesia de Paz en Birmingham, o la Comunidad E l al este de Londres, o la igl esia Re formada Wes leyana de Mexboroguh. O quizás conociste una de las dos comunidades intencionales en el sudeste de Inglaterra (Kent o Sussex), fundadas por los Bru dehof. Los Bruderhof son un moviento surgido del anabautismo Huteriano que se distinguen por expresar radicalmente ciertos valores y prácti cas a naba utistas.5 O quizás leiste sobre la tragedia de la masacre en la escuela de la comunidad Amish en Nickel Mines en Pensilvania en Octubre del 2006. La comunidad perdonó al asesino y expresó su compa
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sión y misericordia hacia su familia. O quizás viste la película Testigo en Peligro con Harrison Ford y Kelly Me Gillis, 1984. Quizás no asociaste los carros negros y los hombres vestidos de negro con el anabautismo. Quizás recuerdes a Norman Kember y sus colegas cuando fueron secuestrados en Iraq donde estaban sirviendo con un equipos cristianos de acciónpor la paz (EPC por sus siglas en ingles). Quizá nos sepas que esta organización surgió como respuesta a un desafío que se planteó en una conferencia anabautista en 1984 cuando se habló de ir mas allá del pacifismo para comprometerse con un trabajo activo por la paz. ¿Qué pasaría si los cristianos comprometidos con la paz pusieran el mis mo fe rvor y comp romiso que las fuerzas armadas mue stran d urante tiempos de guerra?” 6 Quizás conociste voluntarios menonitas sirviendo en Irlanda del Norte en medio de situaciones muy tensas, trabajando por la paz, sanidad y recon ciliación en medio de una comun idad dividida; capacitando a otros en formas alternativas a la violencia. O quizás te topaste con los anabautistas que trabajan en Expresión Urbana, un ministerio urbano que planta iglesias iniciado en 19 97 . Trabajan principal mente en ciudades bri tánicas y también en Holanda y N orte am érica .7 Aunque Expresión Urbana no es explícitamente una agencia misionera anabautista, sus valores centrales si lo son según los observadores. Expresión Urbana es uno de los promotores más importantes del curso Crucible.8 O quizás hayas participado e n uno de los cursos de en tre na mien to en transformación del conflicto que ofrece Bridge Builders en el Centro Menonita de Londres, en el cual se han capacitado cientos de líderes de diferentes denominacione.9 Quizá compraste libros sobre discipulado, paz y comunidad de la editorial Metanoia, otro de los servicios que ofrece el CML.10 Quizás participaste de uno de los seminarios o mesas de discusión que se ofrecen en los stands del Festival Greenbelt. Tal vez, te capacitaste en el programa Talleres Cristianos que se han estado dando por más de 25 a ño s11 en diferente s ciudades de GB. Quizás al escuchar a su director Noel Moules enseñar sobre diferentes temas cada mes te diste cuenta del enfoque que tiene
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sobre diversos temas como iglesia, misión, biblia, discipulado y comunidad. Quizás hacia el final de los cursos te diste cuenta que Noel y los demás profesores eran anabautistas, término que raramen te habrán usado para identi ficar se. O quizás te haya intrigado o hecho pensar las afirmaciones políticas hechas por Jonathan Bartley o Simón Barrow de la ONG activista Ekklesia.12 Sea en entrevistas a los medios o en artículos de inte rn et, o en las noticia s; sus perspectivas sobre iglesia, teo logía, política, economía, cultura, educación o temas globales que desafían las supuestas premisas cristianas y prioridades son bastante claras. Quizás no te diste cuenta que ambos tienen el sello de la infl uencia ana bautista. Tal vez hayas participado en los días de acción iniciados por Speak, una red que conecta a jóvenes adultos y estudiantes para orar y hacer campaña sobre a sun tos de inju sticia global . Hace algunos años, miembros de Speak y de la Red Anabautista se encontraro n y descubrieron que compa rtían los mismos valor es. J o Frew, uno de los líderes de Speak recuerda: "El Anabautismo es algo que encontramos; y pensamos: '¡Si, eso se parece a nosotros!'" Si eres anglicano quizá s descubriste con sorp resa (nega tivamente) una referencia a los anabautistas en el documento fundacional de la iglesia de Inglaterra.13 Aunque prácticamente no había anabautistas en el país, el temor a estos grupos mereció todo un artículo, el 38 de los 39 artículos de la Religión Cristiana (1571) en el cual se advierte a los cristianos ingleses sobre los peligros de este movimiento.14 Si eres bautista y participaste de la celebración de los 400 años de la existencia de los bautistas en Inglaterra en Julio del 2009 quizás te enteraste por primera vez que los refugiados bautistas ingleses se reunieron por primera vez en la panadería de un anabautista de Amsterdam y que además los primeros an abau tistas fueron afectados decisivamente por l os ana bautist as ho landeses. Quizás sepas que los historiadores anabautistas siguen debatiendo si se debe reconocer o no a los anabautistas como grupo fundacional de la iglesia bautista. Si eres o fuiste estudiante en las universidades bautistas de Inglaterra o Gales, probablemente te encontraste con algún tutor que pertenece a la Red Anabautista. Tanto en la universidad Spur
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geon de Londres como en el seminario Bautista Internacional de Praga puedes tomar cursos o módulos sobre anabautismo. O si fuiste estudiante en la universidad de Bristol en los últimos dos o tres años quizás participaste de los primeros módulos sobre anabautismo que se dictan en la universidad británica. Si estuviste involucrado con Nuevas Iglesias (anteriormente conocido como Movimiento de Iglesias Caseras) probablemente te encontraste con Roger Foster (el fundador de Ichthus Christian Fellowship). En su curso intro duc torio de his tor ia de la iglesia, el v e a los movimientos radicales como inspiradores para los cristianos contemporáneos. Si participaste de la conversación sobre las iglesias emergentes, seguramente conocerás los escritos de Brian McLaren. En su libro Una Ortodox ia G en ero sa,15 M cLaren reconoce al anabautism o como una de la tradiciones que valora: “los anabautistas saben cosas que todos debemos conocer si queremos ser relevantes a un mundo postm odern o”.16 En una recie nte entr evist a, McLaren dijo: “Lo emergente representa un redescubrimiento del espíritu anabautista. No conozco otras denominaciones protestantes en donde se tome tan en serio a Jesús como maestro junto con las enseñanzas de Jesús resumidas en el sermón del monte y el ejemplo que nos dejo con la no violencia”.17 Si te atrae la historia de la iglesia, especialmente la era de la reforma en Europa (comienzos del siglo 16); quizás descubriste referencias a los Anabautistas como una v ía intermed ia que no era ni Católica ni protestante. Si tus estudios no son muy recientes, quizás solo te encon tras te con referenc ias perdidas o no tas al pie de página. Si encontraste más información probablemente eran en referencia a una banda de “renegados lunáticos” que quisieron tom ar M unster hacia mediados de 15 30 . Aunque la mayorí a de los tex tos de his tor ia de la iglesia hoy día ofrecen una visión más equilibrada del movimiento, aun persisten las imágenes caricaturescas como por ejemplo en la revista Third Way. Si tu interés es la ética cristian a o teología probablem ente leiste libros o artículos de Stanley Hauerwas, John H. Yoder o James McClendon. Hauerwas es un episcopal q ue enseñ a en una universi
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dad metodista, McClendon es bautista y John H. Yoder fue menonita. Pero los tres tienen profundas raíces en el anabautismo que se reflejan clarame nte en sus esc ritos.18 Si tu interés es la cocina y la hospitalidad más que la teología o la ética probablemente te encontraste con los anabautistas sin darte cuenta leyendo varios libros de cocina como por ejemplo The More with Less C ookbook escrito por l a me nonita Doris Jan ze n Longacre. 19 Cuando invitamos gente a que contara sus historias de cómo llegaron al anabautismo en Corning Home, las dos fuentes más votadas fueron Je sús y la R ea lida d Política de John H. Yoder y MoreWith-Less Cookbook. Si te gusta el arte probablemente sepas que Rembrandt pintó un retrato del predicador menonita Cornelis Claesz Ansio y su esposa quién tenían contactos con los menonitas en el siglo 17. Se dice también que Rem brandt mismo fue anaba utista o a l menos simpatizante del movimiento. Si te interesa el sistema judicial penal probablemente conozcas los esfuerzos por incorporar “la justicia restauradora” como alternativa a la “justicia retributiva”. Probablemente sepas que los anabautistas son pioneros en lo que se conoce como “programa de recon ciliación e ntre victima s y ofe nso res”.20 Si tomaste vacaciones en Europa y te gusta recorrer mo num entos históricos, seguramente leiste en la guía de turismo los lugares donde surgieron grupos anabautistas como Munster, Zurich, Estrasburgo, Amsterdam y muchas ciudades más. O quizás hayas encontrado la guía peatonal que ofrece la Red Anabautista en su sitio web para recorrer varios lugares en Londres en donde existen anabautistas o grupos radicales. ¿Dónde te encontraste con anabautistas antes de haber leído este libro? MI ENCUENTRO CON EL ANABAUTISMO
Cuando comencé a escribir este libro invité a un grupo de gente a que descr ibier a resumidam ente como fue su pri mer en cuentro con el anabautismo y de que manera impactó en su vida. Estas son las respuestas:
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Me encontré con el anabaustimo cuando estaba desesperadamente habitando dos mundos: la volátil espiritualidad carismática sumado al intenso mundo de la teología; y la lucha diaria con los temas cotidianos de la vida. El anabautismo integró estos elementos de manera que pude pensar, actuar y encontrar mi camino a Dios. — Tim Foley (Portadown, Irlanda de l Norte). Descubrir el anabautismo fue como encontrar las piezas que encajan en un rompecabezas. Ya veníamos tratando de unir un estilo de vida y compromiso cristiano global que tuvieran sentido con las Escrituras. Luego nos encontramos con amigos que transitaban el mismo camino y esta mezcla fue divertida y honesta. — Bill an d AH Phelps (Leeds, Ingl aterra ) Llegue a anabautismo por medio del foro Teológico de Nuevas Iglesias. Rápidamente me di cuenta que las enseñanzas y prácticas anabautistas coincidían con formas de ser iglesia que eran fundacionales a la iglesia a la cual pertenezco. Aunque debo reconocer que nuestros intentos por transitar el camino del discipulado eran muy flojos. — Linda Wilson (Bristol, Inglaterra) Siempre me sentí disconforme con la religiosidad oficial. Instintivamente sentía que los cristianos no tienen que ser parte del poder estructural sino más bien dar testimonio de una sociedad alternativa con valores diferenciados. Tampoco me gustaba la idea de introducir los 10 mandamientos como normas sociales; me preguntaba que hubiera ocurrido con la revolución iniciada por Jesús si sus discípulos se hubieran limitado a ser meros moralistas. No me cerraba la idea de que uno podía ser cristiano y aprobar la guerra. También sentía sed por pertenecer a una comunidad y no simplemente a un culto litúrgico. Cuando descubrí el anabautismo me di cuenta que yo había sido anabautista sin darme cuenta. Para mi la iglesia no es parte del status quo sino una señal de los cambios radicales que trae el reino de Dios. Verónica Zundel (Londres).
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Vengo de una familia de los Discípulos de Cristo, una de las iglesias que viene del anabautismo. Entiendo a la iglesia como un grupo voluntario de creyentes, una comunidad en donde todos son escuchados. Lo que me llevó a hacerme anabautista es la noción del "seguimiento de Cristo" en temas concretos como el trabajo por la paz, el discipulado activo, el cuidado por la tierra y una fe que asume riesgos. — An dre w Francis (Swindon, Inglaterra). Descubrí el anabautismo cuando estudiaba en la universidad a comienzos de los 70's. El libro de G. H. WilliamsLa Reforma Radical revolucionó mi entendimiento de la historia de la iglesia. Me sentí afectado por la forma en que los anabautistas fueron excluidos de la historia de la iglesia. Su práctica radical de la fe cristiana me desafió a tomar en serio mi propia fe. — Adrian Chatfield (Cam bridge, Inglaterra). Llegué al anabautismo por medio deUrban Expressions.Me sentí muy iden tificado con temas que venían pensando intuitivamente. Fue genial encon trar un grupo de gente que pensaba en una línea similar a la cual pensaba y que me desafiaba a profundizar aún más muchos de estos temas. — Sarah Warburton (Londres). Somos de trasfondo Bautista y de los Hermanos. Al acercarnos a la fe anabautista encontramos un lugar común. Nos conectan mucho los temas referidos a la paz, la justicia y el discipulado radical. En nuestro grupo local de la Red Anabautista, nos sentimos parte unos con otros y compartimos como comunidad. — Simon y Liz (Bristol, Inglaterra). Comencé a sentirme muy desilusionado con la forma en que el evangelicalismo pretendía conectar a la fe con el conservadurismo político. Mis charlas con el director del centro Menonita de Londres en los comienzos de los 80 me ayudaron a clarificar temas relacionados con el estilo de vida sencillo, comunidad y trabajo por la paz. En aquellos días descubrí un lugar al cual me sentía integrado.
— Phil Wood(Walli ngford, Inglaterra).
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La conversión no siempre sucede en la comodidad de las Iglesias llenas de gente conocedora. La vida posterior nunca es fácil, enfrentando los pecados del pasado. La honestidad de los Anabautistas me ayudó a tomar las palabras de Jesús al pie de la letra, sin añadiduras y a amarme y acep tarme, tan importante antes de poder amar a otros. — Pete Jones(Liverpool, Inglaterra). Mi primer encuentro con los anabautistas fue a través del interés de mi padre por la historia y la teología. De adulto volví a interesarme en la tradición en parte como respuesta a un crisis de fe que sufrí al sentirme insatisfecho con las teologías modernas y los énfasis en iglecrecimiento. — David Kirkman (Annan, Escocia). La recuperación del énfasis anabautista en el discipulado, la iglesia como comunidad subversiva y ejemplar, el texto bíblico orientado hacia Jesús 'la palabra viva' y el trabajo por la paz como parte integral del evangelio me han dado la esperanza renovada por una visión post cristiandad verdade ramente liberadora y por una práctica cristiana; ambas cosas comprometi das y abiertas a la vez. — Simon Barrow (Exeter, Inglaterra). Mi encuentro con la fe anabautista ha cambiado radicalmente mi actitud hacia la paz, el evangelio y mi forma de vida. Me motivó a dejar un trabajo que no era compatible con mis convicciones no-violentas y llamado a la paz. Me llevó a profundizar el significado de la paz en perspectiva anabau tista con otros hermanos y me motivó a participar de un grupo de paz que viajó a Colombia para observar como los anabautistas responden en forma no-violenta a la violencia. — Ros Parkes (Bristol, Inglaterra).
¿PERO LOS ANABAUTISTAS NO SON...? Algunos de los que se han enco ntrad o con el anaba utism o, pasado o presente, por medios de escritos o personas, no suelen tener ideas preconcebidas sobre una tradición que les es totalmente nueva. Para otros el anabautismo puede tener una serie de connotacio nes, a veces positivas, otras veces srcinales y para otros perturbad oras.
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Como el titulo del libro lo indica queremos responder abierta me nte a algunas de estas preconcepciones. Si el anabautism o es nuevo para ti o si no has escuchado acusaciones perturbadoras, puedes saltearte estas páginas, pero sino, si quieres saber más sobre algunas de estas acusaciones, estas páginas pueden serte útiles.
¿Pero no es el anabautismo un apéndice de la historia de la iglesia? ¿Qué relevancia pueden ten er un grupo de perturb adores del siglo 16 e n la iglesia contemp orán ea? Es muy cierto que, hasta hace muy poco, estudiantes de la historia de la iglesia se hallaron con que el anabautismo ocupaba un lugar total mente marginal en la histo ria de la iglesia. En la primera parte del siglo 1 6 fueron los católicos y pro testan tes los que ocup aron un lugar cen tral en el escenario religioso que comp etía por el apo yo de las autoridades políticas. Cuando el polvo finalmen te se aplacó, Europa occidental esta ba dividida entre católicos y protestantes, y los habitantes tenían que adecuarse a la decisión que las autoridades de su región habían adoptado. Los anabautistas fueron ferozmente perseguidos por ambos grupos, católicos y protestantes. Los perseguían fundamentalmente por no someterse a las demandas que les imponía el estado en materia de prácticas y creencias de fe. Sin duda los anabautistas fueron perseguidos por ser considerados grupos subversivos: se los acusaba de enseñar herejías; iniciar iglesias sin autorización; bautizar a los que por fe aceptaban a Jesús ; cuestion ar el uso de la violencia; la acumulación de riquezas y perturbación del orden público. A diferencia de los catól icos y protestantes, no tenía n permiso ni libertad para p racticar su fe. Ocasionalmente, si un noble se los permitía, encontraban un lugar donde refugiarse; no ob stante la presión imperial era tal que terminaban siendo arrestados o expulsados. Sus contemporáneos vacilaban entre considerarlos como un grupo sin mayor importancia a condenarlos como herejes de alta peligrosidad con conductas dudosas. Ocasionalmente, algunos de estos grupos eran perseguidos— la persecución muchas veces con
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duce a los fanatismos extremistas. El caso más notorio fue el que se produjo en Mun ster en 1534 35c ua nd o un gr upo de extremistas logró conven cer a las masa de que el ret orn o de Cristo era inm inente, esto iba depara la mano con una limpieza para prepararse la venida de Cristo. La violenta reacción de delalasciudad autoridades no se hizo esperar, la ciudad fue sitiada por el ejército católico y los revoltosos fueron masacrados. Los cuerpos de los líderes fueron colgados en jaulas a la entrada de la ciudad en señal de advertencia. La mayoría de los anabautistas se encargaron de aclarar que los munsteritas no honraban los principios y creencias anabautistas. A pesar de esto tanto católicos como protestantes usaron a Munster para prevenir a la gente del peligro que representaban estos supuestos grupos pacifistas. Los historiadores de las iglesias han oscilado entre considerar al anabautismo como un movimiento insignificante durante la Reforma o como parte de los extremistas munsteritas. Otro de los hechos que se les endilga fue el de una procesión nudista que se produjo en Amsterdam como presagio al juicio final. Hasta hace muy poco, los historiadores tendían a favorecer a aquellos que desprestigiaban a los anabautistas. Otros, veían al anabautismo como un movimiento marginal o se lo presentaba negativamente. Lo que no hicieron la mayoría de los historiadores fue investigar que escribían o como vivían estas personas. Recién en los últimos 50 años los historiadores comenzaron a tomar al anabautismo más seriamente como un movimiento radical que puede tener alguna relevancia contemporánea. Los historiadores menonitas fueron los que lideraron el proceso de “limpieza” del pasado creando recursos para un discipulado radical. A estos se les han sumado otros de diferentes tradiciones cristianas y algunos de ninguna. Tradujeron tratados, escritos y analizaron los registros de juicios a anabautistas. Contaron las historias de individuos y comunidades, ubicaron grupos y regiones geográficas, y demostraron que los excesos de Munster y las procesiones de gente desnuda eran hechos atípicos. Las interp retacio nes y evaluaciones del anabautismo han variado pero ya no hay justificaciones válidas para marginar a este movimiento o juzgarlo sobre la base de s us peores m omento s.
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El interés renovado de esta tradición le debe mucho al cuidadoso trabajo llevado adelan te por e stos académicos. A medida que la era de la cristiand ad va tocando su fin y las tradiciones católicas y pro testantes abandonan sus posiciones triunfalistas que mantenían desde el siglo 16, tienen que adaptarse a una cultura cambiante. Es así como se generan espacios para nuevas perspectivas que emergen del por mucho tiempo marginado anabautismo (que rechazó desde el comienzo la noción de la cristiandad como una desviación de la iglesia europea). El anabautismo ahora encuentra su lugar como un movimiento relevante y atractivo. Después de todo, estos grupos no eran simplemente una banda de fanáticos que tenían que ser confinados a la oscuridad, sino más bien voces de un movimiento profético que merece ser escuchado. Uno de los obstáculos que enfrentamos cuando investigamos esta tradición es el academicismo con que se la presenta. Esto no nos debería sorprender dado el rol que tuvieron los académicos en el redescubrimiento de esta tradición. Pero más recientemente los directores del Centro Menonita de Londres (en donde la mayoría de nosotros descubrió el anabautismo) también han sido académicos. Y a pesar de ello, el interés en GB e Irlanda nunca ha sido más fuerte en los últimos 20 años, especialmente entre líderes de iglesia y profesores de instituciones teológicas. Existe el peligro d e que el anab autism o se convierta en un grupo de interés para historiadores y académicos . Esto s ería una vergüenza ya que nos dejaría sin herramientas prácticas para la misión, el discipulado y la vida de la iglesia en un a era po st cristiand ad. Sería también in justo con los pi oneros del movimiento que estaba compuesto mayoritariamente por gente común sin trasfondo académico, en muchos casos carentes de educación. Cristianos que sentían pasión por su f e generalm ente perseguidos por académicos que tra taban de convencerlos de sus errores. El Anabautismo al Desnudo pretende prese ntar el anabautismo de forma menos académica.
¿Pero no son los anabautistas simplemente otra denominación? Yoya soy: anglicano, metodista, bautista, Pentecostal (pon tu propia tr ibu). . . ¿Por qué tengo que interesarme en otra tradición?
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El anabautismo comenzó como un movimiento disperso, sin centro, que se iba forman do a lo largo de la Europa centr al una especie de movimiento de iglesias emergentes del siglo 16. Hablaban diferentes idiomas, traían influencias de diversas tradiciones culturales y espirituales y no siempre acordaban en prácticas y creencias de fe. Lo distintivo era un núcleo de creen cias y prácticas de la fe que eran diferentes de otros grupos y los mantenía unidos como movimiento. Pero , el anabau tismo nu nca fue un mov imiento uniforme. La persecución constante y la dispersión les impidieron formar una denominación, además no consideraban que esto fuera una prioridad en los primeros años de su surgimiento. Poco a poco elementos institucionales comenzaron a surgir y eventualmente un grupo de denominaciones y grupos dispersos comenzaron a emerger. Así como otras tradiciones que rompieron con el catolicismo, las denominaciones anabautistas comenzaron a subdividirse con el tiempo, y en muchos casos volvieron a reconectarse. Las principales denominaciones que se identifican como anabautistas son los menonitas, los hermanos menonitas, los huteritas, Amish, Hermanos en Cristo y la Iglesia de los Hermanos. Los bautistas siguen debatiendo si sus orígenes se remontan a los anabautistas, tienen muchas creencias y características compartidas, pero también diferencias importantes. Si excluimos a los bautistas, prácticamente nos quedamos sin expresión denominacional del anabautismo en Gran Bretaña e Irlanda. El anabautismo del cual venimos hablando en este capítulo ha impactado ha muchas perso nas pero no h a creado una nueva denominación. ¿Por qué entonces los anglicanos, presbiterianos, católicos, cuáqueros, metodistas, bautistas y otros están interesados en el anabautismo? La mayoría no tiene interés en abandonar su propia denominación o buscar una nueva. Lo qu e están buscando son fuentes de nueva inspiración, recursos y perspectivas que puedan enriquecer su propia vida, iglesia local o denominación. Creen que el anabautismo tiene algo para ofrecerles. Y, dado que el anabautismo es una tradición antes que una denominación (especialmente en GB e Irlanda), se sienten cómodos en explorarlo sin sentir que están traicionando su propia tradi ción.
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Ni la Red Anabautísta ni el Centro Menonita de Londres (los dos lugares donde comúnmente la gente va a explorar el anabautismo) han i ntent ado expresar los valores y prácticas ana bauti stas por medio del inicio de nuevas iglesias o una nueva denominación. Ambos grupos ofrecen recursos a otros cristianos de otras denominaciones sin sugerir que tienen que abandonar sus propias iglesias. Estas políticas tienen sus ventajas como desventajas—una de las desventajas es presentar al anabautismo como una ideolo gía altamente idealista desencarnada de la realidad de lo que significa ser una iglesia en donde las creencias y prácticas se plasman en forma concreta y en relación con una denominación. Más que con un Anabautismo desnudo nos encontramos con un anabautismo etéreo. Pero habiendo hecho esta advertencia, seguimos creyendo que cristianos de otras tradiciones pueden beneficiarse del encuentro con el anabautismo. De hecho, el anabautismo no es la única fuente de renovación e inspiración que tenemos hoy. Hay muchos creyentes que exploran las tradiciones celtas como fuente de renovación espiritual. No hay muchas fuentes disponibles para redescubrir el auténtico cristianismo celta, de ahí que se de el peligro en leer lo que uno quiere leer. Pero sin dudas hay muchos creyentes que están inspirándose en esta tradición sin abandonar sus iglesias o denominación. Y, lo bueno de la tradición celta es que se ha expresado por medio de la poesía, el arte, la m úsica y la liturgia en lugar de la forma académica como tradicionalmente lo hace el anabautismo. Estas formas hacen a la tradición celta más accesible que el anabautismo. En una era caracterizada por el postdenominacionalismo en la cual se puede acceder a todo tipo de recursos, es muy raro que los cristianos sacien su sed en una sola tradición. Aunque existe la posibilidad de que uno se la pase saltando de tradición en tradición, de iglesia en iglesia sin habitar/pertenecer a ninguna, nuestras lealtades tribales no nos impiden aprender de otras tradiciones que están más allá de nuestras fronteras. El Anabautismo al Desnudo no sugiere que la fuente anabautista es la única agua de la que hemos de beber, pero sin dudas es una de las tradiciones menos conocidas que no amenaza el compromiso que uno pueda tener con su propia tradición.
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¿Pero los anabautistas no son cerrados en cuanto al tema del bautismo? Como ha ocurrido con muchos otros movimientos, la etiqueta “anabautistas” fue impuesta por otros antes que elegida por la gente a la cual se la denominaba con este nombreellos se llamaban a si mismos simplemente “cristianos o hermanos/as”. Y, como en muchos otros casos la etiqueta se refería a un aspecto del movimiento y no a sus convicciones centrales. El nombre anabautista venía por su rechazo al bautismo de infantes como bautismo legitimo para creyentes. Anabautista significaba los que “rebautizan”. Este fue tema de mucha controversia en el siglo 16. El bautismo de infantes marcaba la incorporación de la persona a la sociedad cristiana. La idea de rebautizarlos implicaba que hasta entonces no pert ene cían a la sociedad en la cual vivían lo cual se inte rpretaba como no cristiano. Y, precisamente este era el punto que los anabautistas querían remarcar. Su argumento se basaba en que el bautismo de infantes no tiene ningún sustento bíblico y que además el rito esta ba desconectado de la fe y el discipulado. El bautismo está reservado para aquellos que pueden comprometerse con el seguimiento de Cristo y sumarse a la comunidad de creyentes, es decir la iglesia. Se negaban a considerar el bautismo de adultos como rebautismo, en todo caso el bautismo de infantes no era realmente el bautismo. El término rebautismo era usado intencionalmente por sus detractores para tener un elemento jurídico desde el cual se los podía acusar y en última instancia ejecutar. Pero la práctica distintiva y subversiva del bautismo iba más a fondo de lo que significaba el término. El rito del bautismo de adultos conspiraba contra la forma en que la iglesia incorporaba su membresía durante la cristiandad. El bautismo de creyentes significa precisamente eso que la iglesia estaba compuesta por aquellos que voluntariamente entraban a la iglesia y no por haber nacido en un territorio “cristiano”. El bautismo de adultos suponía un compromiso activo y no simplemente asistir pasivamente a un culto. También implicaba que el discipulado no era un llamado superior para monjas y sacerdotes, sino lo que se esperaba de todos los cre-
yentes. La enseñanza bíblica precede y tiene mayor autoridad que
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la tradición eclesial. A los anabautistas no los impresionaba por cuanto tiempo el bautismo de infantes se hubiere practicado en el catolicismo y protestantismo, carecía de legitimidad porque no tenía fun damen to bíb lico. Estas ideas que fueron revolucionarias en el siglo 16 difícilmente lo son hoy. Muchos cristianos hoy día (aunque no todos) cuestionan abiertamente aquellas tradiciones de la iglesia que no tienen sustento bíblico. El modelo de iglesia de creyentes no sólo es aceptado por las iglesias estatales, sino que en muchos casos es normativo en muchas sociedades. Son muy pocos los que hoy se atreverían a argum enta r que el di scipulado es para unos pocos. Aun persisten discusiones sobre el bautismo, pero los anabautistas se anticiparon a los tiempos. Además, el contexto cultural es muy diferente hoy día. Algunos han sugerido que en una era postCristiandad animarse a bautizar su hijo/a puede ser tan desafiante como lo fue negarse a bautizar un hijo en el siglo 16. Este no es un argumento que la mayoría de los anabautistas encontrarían persuasivo, pero resalta el cambio cultural que incluye a cristianos de diferentes tradiciones y motiva a una seria reflexión sobre como inducir/nutrir la fe de los niñ os en la comunidad cristiana. Todo esto es un indicador de cómo el bautismo de infantes está convirtiéndose en algo totalmente diferente a lo que hemos conocido por siglos. Quizás esto explique porque los anabautistas no están aferrados a posiciones duras respecto al bautismo como parecieron estarlo en el siglo 16.21 No es que el bautismo haya dejado de ser importante, simple men te ya no tiene las con nota cione s que tuvo hace sigl os. De mane ra que los que aun defienden y pract ican el bautism o de infa ntes pueden sentirse libres en participar de la tradición anabautista sin sentirse a la defensiva. Y, aquellos que siguen defendiendo la práctica del bautism o de adultos pueden dar la bienvenida y ador ar con aquello s con los quienes e stán en desacuerdo, alg o que hubiera sido impensado 45 0 años atrás.
¿Pero no son los anabautistas separatistas, no son ge nte que se aísla del resto d e la sociedad?
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Ciertam ente hay co munida des an abau tistas que han adoptad o una actitud separatista, y esto los hace aparecer aislados del resto de la sociedad. En particular los Amish y los Huterianos son los que se caracterizan por su forma p articular de vestirse y por restricciones que se impone n a sí mismos en relación con la gen te de afuera. Estas comunidades creen que el aislacionismo es central a su noción de discipulado. Esto no implica que no se preocupen por los que no forman parte de su comunidad; ciertamente muchos miembros de estas comunidades se involucran en la lucha por la justicia social y en protestas contra la pena de muerte. Pero su énfasis principal est a en vivir el evangelio en lo co tidiano en preparación a la era por venir y d ar testimon io a aquell os que mues tran interés. La mayoría de los anabautistas, sean estos miembros de una denominación anabautista o adherentes a la tradición anabautista, no subscribe a esta concepción misionera separatista. Aun, así se sigue identificando a la tradición anabautista como separatista, aunque no existen evidencias para el caso. En algunos casos, es justificable la percepción, especialmen te por ciertas afirmaciones hechas en los primeros años del surgimiento de la tradición. No obstante, estas afirmaciones merecen ser entendidas en un contexto de persecución. Las comunidades que son perseguidas tienden a la separación como instinto de supervivencia. Si el estado te persigue, si otras iglesias te tratan como hereje, si se espera que tus vecinos te denuncien y entreguen a las autoridades, ¿que opciones te quedan? De hecho los primeros anabautistas tenían preocupación por la injusticia social, la economía y la transformación social. Muchos participaron de la revolución de los campesinos que acabó siendo reprimida militarme nte a med iados de 1 52 0. Esta experiencia ll evó a los anabautistas a crear comunidades cerradas y separadas en las cuales pudieran v ivir libre me nte sus convicciones y des de las cuales pudieran misionar a otros. Esto generó un movimiento de plantación de iglesias a lo largo de toda Europa. Alguna vez, el anabautismo fue un movimiento netamente misionero. Pero las autoridades se sintieron muy amenazadas por estas iglesias ilegales, sus convicciones distorsionadas y su entusiasmo no
podían ser ignorados. Los años de persecución terminaron silen
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ciando a los anabautistas. Muchos huían o terminaban cerrándose en sus propias comunidades sin querer hablar demasiado sobre sus creencias— esto les valió el apodo de “los silenciosos de la tierra”. Esta respuesta natural a la persecución se convirtió en parte de la tradición anabautista. A pesar de no sufrir persecución en la actualidad, los anab autista s han tendido a retirarse. As í que la acusación de “sepa rati stas ” tien e su funda mento pero sin dudas esto puede ser interpretado como una distorsión de la visión srcinal. Los anaba utista s de hoy, con excepción de los grupos men ciona dos anteriormente, interpretan el tema de la separación de diferentes formas. Algunos se han asimilado a sus culturas y sólo retienen vestigios de su herencia noconformista. Otros, han explorado formas creativas al expresar sus convicciones y características particulares de acuerdo a su contexto cultural. Muchos están apasionadamente comprometidos en cuestiones sociales, económicas, activismo político e inicio de nuevas iglesias. El mote de separ atista simplemente no se aplica a estos grupos. Por ejemplo, no se puede acusar de separatistas a los líderes de la Red Anabautista. Este grupo está compuesto por un misionero urbano, una trabajadora social, una profesora universitaria, una persona que trabaja para Christian Ai d, un siquiatra, una mediadora qu e trab aja en temas de violencia pandillera y una ejecutiva de una agencia de cuidado del medio ambiente global. Años atrás un miembro de nuestro grupo fue invitado a un encuentro teológico en Cambridge. Después de su presentación se la acusó de separatismo social. La acusación le pareció fuera de lugar y totalm ente bizarra teniendo en cuenta que vení a de trabajar largas horas com o directo ra de una em presa comercial para asistir a una reunión de teólogos. Anabautismo al Desnudo ofrece muchos ejemplos de cómo los anabautistas se encuentran profundamente involucrados creativa y valientemente en muchas esferas de la sociedad. Es hora de revisar la acusación de separatistas. Aunque, quizás la noción de separación no debe ser descartada tota lme nte. T anto el Nuevo como el Antiguo Testamento defienden la noción de que el pueblo de Dios es llamado a ser diferente, no conformista y separado. Esto signífi
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ca que los seguidores de Jesús pueden discriminar la forma en que quieren involucrarse socialmente. A medida que la cristiandad llega a su fin, quizás sea hora de revisar lo que significa ser “residentes ex tra nje ros”.22 Quizás la tradición anabautista nos pueda ayudar a discernir cuando la retirada basada en principios es más apropiada que la confrontación: como evaluar los pro y los contra de la participació n y como pued en hab er caminos menos convencionales de involucramiento.
¿Pero no son todos los Anabautistas pacifistas? La resp ues ta más co rta a esta preg unta es NO. No todos los ana bautistas del siglo 16 eran pacifistas. No todos los anabautistas de los siglos subsiguientes fueron pacifistas. Y, no todos los anabautistas contem poráneo s son pacifistas. Ser pacifista no e s un requisito p ara aprender de la tradición o participar de una iglesia o comunidad. Pero, sin dudas el anabautismo es una tradición de paz, y tanto el pacifismo como la noviolencia son características distintivas. A diferencia de los católicos y los pro tes tan tes — a excepción del c aso de Munster, los anabautistas no persiguieron a los que no estaban de acuerdo con ellos ni tampoco los forzaban coercitivamente a convertirse a su fe. El pacifismo se convirtió rápidamente en una convicción central al movimiento anabautista y ha seguido así a lo largo de los siglos. Algunos individuos e iglesias han disentido con esta postura pero no se los ha excomulgado. No obstante los anabautistas, así como los Cuáqueros, y la iglesia de los Hermanos son conocidos como iglesias históricas pacifistas. El compromiso con la paz es uno de los aporte s del anab autism o a la iglesia universal. Representa una recuperación de una de las prácticas c aracterística s de la iglesia primitiva, una expresión na tural del seguimiento de Cristo en una era postcristiandad donde la iglesia ya no está comprometida con la riqueza, el poder, el status quo y el con trol.23 Así que, si ninguna de estas acusaciones te intimidan, sigue leyendo el libro.
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La Esencia del Anabautismo
¿CUÁL ES ENTONCES la esencia del anabautismo? Como dijimos en el capítulo anterior, quizás te encontraste con anabautistas por medio de diferentes temas: resolución de conflictos; plantación de iglesias; activismo por la paz; evento a favor de la justicia social; en tomos de teología; libros de cocina; etc. O quizás por medio de las comunidades Amish, Huteritas. Pero, el tema de fondo es que creen realmente los anabautistas. ¿Qué energiza a los anabautistas contemporáneos o cristianos de otras tradiciones cuando se encuentran con el anabautismo? ¿Cuál es la esencia del anabautismo? Por cierto no hay tal cosa como un anabautismo puro. Los valores y prácticas anabautistas son siempre mediados culturalmente. En sus comienzos el anabautismo fue mediado por las culturas donde se srcinó: suiza, alemana y holandesa del siglo 16. Los valores anabautistas fueron encarnados de diferentes formas en las comunidades Amish, Me non itas y Huteritas y más tarde en Europa y Norteamérica. Estos valores se fueron adaptando renovadamente en diferentes partes del mundo en las cuales los misionero s me non itas plan taron iglesias (mientras escribo este libro se lleva a cabo la conferencia mundial menonita en Asunción, Paraguay donde se están reuniendo 6 mil representantes de 50 países y culturas diferentes). Los valores y prácticas anabautistas tam bién tom an una forma particular en socieda des postcristian as.
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No obstante, resulta valioso y legítimo, buscar la esencia de la tradición más allá de sus condicionamientos históricos y culturales. Queremos llegar a los elementos fundacionales de la tradición, que inspiró a estos pioneros y que sigue inspirando a las nuevas generaciones. Para eso nos proponemos investigar en este capítulos la esencia del anabautismo y para ello usamos la imagen de un anabautismo al desnudo, un anabautismo básico.1 LAS CONVICCIONES CENTRALES
Hace algunos años, algunos de los miembros de la Red Anabautista de GB e Irlanda definieron 7 convicciones básicas en un esfuerzo por resumir la esencia dél anabautismo. Cada convicción expresa una creencia que aspira a tener consecuencias prácticas para el compromiso. En los próximos 4 capítulos exploraremos en detalle cada una de estas convicciones como una forma de introducir el anabautismo. Nuestro anhelo es que los lectores puedan encontrar inspiración y desafío en cada una de estas convicciones como lo sentimos no sotr os.2 Pero antes perm ítanme hacer las siguien tes aclaraciones. Primeramente, estas convi ccione s son un inten to de contextua lización d e los valores anab autista s al con texto de GB e Irlanda, hoy en día, por aprender acerca de la tradición ana baut ista y aplicar s us conocimientos a asuntos contemporáneos. De ninguna manera, estas convicciones son afirmaciones históricas del anabautismo, tratan sobre temas que otras generaciones no exploraron. En segundo lugar, la Red Anabautista es un grupo difuso y diverso que no impone un criterio de membresía. No le pedimos a los que se suman que adhieran a nuestras convicciones, pero suponemos que aquellos que participan adhieren por lo menos a algunas de ellas. No usamos las convicciones como filtro ideológico. Las convicciones centrales expresan las prioridades, compromisos y preocupaciones de los fundadores de la Red y de aquellos que ayudaron a enriquecerla en los últimos años.3 Tercero, estas son convicciones y no creencias. Los anabautistas por lo general no se han manejado con doctrinas o afirmaciones de credos, lo cual implicaría que no es necesario seguir escuchando
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para interpretar lo que nos dice las Escrituras. Los credos generalmente se centran en creencias, en dogma. Los anabautistas están interesados no sólo en las creencias sino en como se implementan. Los credos generalmente se han usado para excluir o perseguir a los que no adhieren a los mismos, en lugar de invitar a mantener conversaciones abiertas. En su lugar, los anabautistas han producido afirmaciones que no pretenden ser limitantes sino distintivas de ciertas prácticas y convicciones . Esto implica que son provisi onales y que están abiertas a revisión a la luz de nuevos aportes.4 Cuarto, los compromisos que se detallan en estas convicciones son aspiraciones más que logros. Como la primer convicción indica, los anabautistas interpretan el discipulado como “seguimiento” y por esta razón son muy cautos en afirmar que “han llegado”. Pero de todas maneras las creencias necesitan tener un “y entonces ¿qué?”. Habiendo hechas estas aclaraciones, estas son las convicciones centrales que describen los compromisos básicos para identificarse con la tradición anabautista: 123 1. Je sú s es nuestro ejemplo, m aestro, amigo, salva dor y Señor. Es la fuente de nuestras vidas, el punto central de nuestra fe y estilo de vida por medio del cual entendemos la iglesia y nuestro compromiso con la sociedad. Nos comprometemos a seguirle y adorarle. 2. Je sú s es el punto cen tral de la revelación de Dios. Nos comprometemos con una lectura cristo céntrica y con la comunidad de fe como el lugar primario desde dónde interpretamos las Escrituras y discernimos su aplicación para el discipulado. 3. La cultura occidental esta lentam ent e saliendo de la cris tian dad. La iglesia y el estado formaban una unión que presidia la sociedad y asumía que todo era cristiano. Cualquiera pudieran haber sido sus contribuciones positivas a la formación de valores e instituciones, la cristiandad distorsionó seriamente el evangelio, marginó a Jesús y debilitó a las iglesias para llevar adelante su misión. Al reflexionar sobre esto, nos comprometemos a aprender de la experiencia y perspectivas
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de movimientos como el anabautismo que rechazó las suposiciones de la cristiandad como estándar, buscando alternativas de pensamien to y conduc tas. 4. La frecu ente vinculación de l a iglesia con el status , la riqueza y la fuerza no es apropiada para los seguidores de Jesús, dañan nuestro testimonio. Estamos comprometidos a ser buenas nuevas a los pobres, los marginados y los perseguidos, conscientes de que este discipulado genera oposición y a veces puede resultar en sufrim iento y martirio. 5. Las iglesias son llamadas a ser comunidades comprometidas con el discipulado y la misión. Lugares donde se fomenta amistad, el compromiso mutuo y una adoración multifacética. Al comer juntos y compartir la cena del Señor, afirmamos la esperanza y buscamos juntos el reino de Dios. Nos comprometemos a desarrollar este tipo de iglesias en donde se valoran a los jóven es, anciano s; dónde el liderazgo es abie rto al diálogo y los roles se asignan según los dones y no el género. El bautismo es para creyentes. 6. La espiritualidad y la econom ía están mu tuam ente relacio nados. En una sociedad individualista y consumista, en un mundo donde la injusticia es moneda común, nos comprometemos a buscar formas de vida que reflejen la sencillez, el cuidado por la creación y el trabajo por la justicia. 7. La paz es centr al al evangelio. Como seguidore s de Cristo en un mundo dividido y violento, nos comprometemos a buscar alternativas noviolentas y a aprender como vivir en paz unos con otros como individuos, iglesias, sociedad y naciones. Es obvio que ninguna de estas convicciones toca temas teológicos fundacionales, como la trinidad, expiación o escatología. Tampoco aspiran a cubrir algunos temas como las Escrituras, la iglesia y la misión. Estás convicciones básicas no pretenden ser definitivas o sustituir o menoscabar otros credos de fe. La mayoría de los anabautistas contemporáneos como los del pasado honran los
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credos ecuménicos de la iglesia que definen la ortodo xia y resumen la esencia de la fe cristiana aunque, como veremos más adelante, algunos de estos credos tienen omisiones llamativas. Muchos anabautistas adhieren a confesiones de fe de otras denominaciones u organizaciones. Las convicciones centrales son suplementarias a estos credos. No pretenden cubrir todo lo que cada anabautista comparte con otras tradiciones cristianas. Tampoco resumen lo que cada anabautista cree. Lo que hacen es concentrarse en temas que distinguen a la tradición anabautista. Estas perspectivas son distintivas más bien que exclusivas. Seguramente habrá cristianos de otras tradiciones que afirmarán algunas de estas convicciones, aun si difieren de otras o necesitan más claridad. Es probable que la combinación de estas siete convicciones resuma la tradición anabautista. Al menos esto es lo que escuchamos de los que se van sumando, la mayoría opina que estas convicciones son una forma integral del d iscipulado cristiano . EL IMPACTO DE LAS CONVICCIONES En el capítulo anterior escuchamos varios testimonios de británicos e irlandeses que se encontraron con el anabautismo en los últimos años. Algunas de estas personas nos han hecho saber que algunas de estas convicciones son fundamentales en su compromiso con el anabautismo. Este es un resumen de lo que comentaron sobre las convicciones: Algunas de las personas más inspiradoras que he encontrado son los anabautistas, su entendimiento y seguimiento de Jesucristo es diferente. Me resultan muy inspiradoras las dos primeras convicciones. Le doy gracias a Dios por aquellos discípulos que no buscan ambición, fama o poder personal, sino simplemente ser fieles al reino y al testimonio de Jesús. — Brian Haymes (Cheshire, Ingla terra sobre la 1a y 2a convicción) Me parece que esta es una convicción muy valiosa, me ayudó a cambiar la forma en como leo las Escrituras. Tengo muchos ejemplos en los cuales tuve que sopesar la enseñanza bíblica con el carácter y ejemplo de Cristo, me ha ayudado en la formación de mis ideas. Me encanta ser parte de una tradición en la cual se valora la vida de Cristo así como su muerte y resurrección. — Sarah Warburton (Londres; sobre la 2a convicción)
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Estas convicciones están entrelazadas. Los modelos de la Cristiandad y el igle-crecimiento animaban a las iglesias a confiar en la ayuda de los "expertos" para llevar adelante su misión. La segunda convicción devuelve a la iglesia la responsabilidad por el evangelismo y el crecimiento espiritual. Es una responsabilidad que inspira y desafía. — David Kirkman (Annan, Escoda; sobre la 2ay 3a convicciones) Los cristianos que reconocen el impacto de la cristiandad en la comunidad cristiana, no siempre reconocen la deuda que tienen con las presuposicio nes de la cristiandad. La explosiva expansión de la hospitalidad en el siglo cuarto que se daba en los monasterios, hospicios y hospitales -aunque en muchos casos positiva- fue responsable por la disociación de la práctica de la hospitalidad en las iglesias y hogares cristianos. Aunque mucho se ha logrado por medio de los servicios públicos inspirados por la cristiandad, se ha perdido mucho del espíritu de la hospitalidad a nivel congregacional. Por casi 30 años he buscado unir mi compromiso con los sin-techo y mis convicciones anabautistas en una era post cristiana. — Phil Wood (Wallingford, Inglaterra; sobre la 3a convicción) Cuando tratamos de comprar un edificio para una iglesia anglicana que lo necesitaba para un proyecto comunitario de una escuela primaria a los comienzos de los 70, nos dijeron que el edificio estaba disponible para el comprador que pagara más. Ahí es cuando nos dimos cuenta que no todas las iglesias entienden el evangelio de la misma forma. Treinta años más tarde, está convicción energiza a nuestra iglesia en su ministerio con personas que buscan asilo, y en negarnos a contratar más seguridad para nuestro edificio. — Ali Phelps (Leeds, Inglaterra, sobre la 4a convicción) El énfasis sobre la vida en comunidad, el compartir, comer juntos y valorarnos mutuamente es lo que para mi constituye la esencia de lo que significa ser iglesia. No son ni las reuniones ni las estructuras lo que constituyen la esencia de la iglesia sino las relaciones interpersonales. Me anima mucho saber de ejemplos históricos que confirman esta aventura de lo que significa ser iglesia. — Linda Wilson (Bristol, Inglaterra sobre la 5a convicción)
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Admito mi necesidad de estar en comunidad. Me da mucha paz y me hace sentir en casa cuando estoy con gente hospitalaria, donde todos son bienvenidos, se comparte una comida, la amistad, oración y adoración en un culto compartido. Es vital para mi vida. — And rew Francis (Swindon, Inglaterra; sobre la 5a convicción) El anabautismo ejerció una influencia en mí cuando comencé mis estu dios universitarios a comienzos de los setenta. Estudié teología y luego economía algunos años más tarde. Después de todo Jesús dijo que no se puede servir a Dios y al dinero a la vez, pero no dijo que no se podían estudiar ambos al mismo tiempo! — David Nussbaum ( Little Chalfont, Inglaterra; sobre la 6a convicción). Fue gracias a mi encuentro con el anabautismo - en el cual la paz es central- que termine viviendo en Irlanda del Norte. Mi anhelo era practi car lo que había aprendido, que la "paz es la semilla del universo" y que se podía practicar aun en las situaciones más difíciles y violentas. Allí es donde se encuentra Cristo y donde la iglesia debería estar. — Tim Foley (Portadown, Irlanda del Norte; sobre la 7a convicción).
Nigel Wright (vive en Londres y comentó respecto a las 7 convicciones5) valora la centralidad de Cristo, la centralidad de la congregación local y el seguimiento de Cristo. Concluye diciendo: “todas estas convicciones deberían ser conocidas y apreciadas por todas las congregacio nes ba utis tas ” (Nigel es bautis ta). Quizás estas convicciones merecen ser bien conocidas y apreciadas en otros círculos también. Puede ser que algunos aspectos de estas convicciones levante cuestionamientos, preguntas o hasta ofendan a algunos lectores. Pero un gran número de cristianos de diferentes tradiciones recon ocen que son beles a la vida y enseñ anza de Jesús y que tienen sentido en un contexto postcristiandad.
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El Seguimiento de Cristo COMO PARTE
de su contribución a la serie Trad iciones d e 1a Es piritualidad Cristiana, el historiador anabautista C. Arnold Snyder escribió en su volumen sobre anabautismo sobre la espiritualidad del Seguimiento de ¡os pasos de Cristo.1 La tradición anabautista es profundamente cristocéntrica y concuerda fuertemente con lo que nosotros llamamos “seguimiento” de Jesús. Las dos primeras convicciones son un intento por parte de los anabautistas de GB e Irlanda por descifrar lo que implica el seguimiento de Jesús. Este es nuestro punto de partida. Jesú s es nuestro ejemplo, maestro, amigo, salvador y Señor. Es la fuente de nuestras vidas, el punto central de nuestra fe y estilo de vida por medio del cual entendemos la iglesia y nuestro compromiso con la sociedad. Nos comprometemos a seguirle y adorarle.
Cuando los anabautistas hablamos del seguimiento de Jesús o de estar centrados en Jesús (Cristocéntricos es un término más teológico), otros cristianos quizás no vean la diferencia o se sientan ofendidos. Por supuesto, dirían, es obvio que todo cristiano es seguidor de Jesús. Como si eso fuera así de fácil. Los anabautistas no pretendemos decir que somos los únicos seguidores de Cristo o que somos mejores seguidores de Cristo. De hecho, la mayoría de los anabautistas son reticentes en creer haber alcanzado un status superior espiritual. Además reconocemos que en muchas otras tradiciones hay fieles creyentes que centran su vida en Jesús y lo siguen fiel y audazmente. Sin embargo, creemos que Jesús ha sido 49
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relegado— tanto en la pr áctica co mo en teoría— a un segun do plano en la historia de la iglesia y este legado es problemático. DEL PROTAGONISMO A LA MARGINALIDAD
Los anabautistas identifican el cambio Constantiniano que ocurrió en el s iglo 4 o como el punto de referen cia desde el cual Jes ús comenzó a ser desplaz ado. El emperador romano Con stantin o I oficializó la fe c ristian a y reemplazó el paganismo con un cris tianism o versión imperial. Invitó a la iglesia a salir de la marginalidad para ocupar un lugar central en el proyecto imperial. Con abundantes dadivas y favores, Constantino sedujo a la iglesia a punto de convertirla a lo largo de los siglos en un proyecto sacro conocido como la Cristiandad. En este proyecto la iglesia pasó a ocupar un lugar central en la sociedad. Se convirtió así en una institución poderosa asociada al estado como custodia y salvaguarda de los valores espirituales y morales. Los anabautistas están convencidos que a pesar de los beneficios, el proyecto de la cristiandad distorsionó fuertemente a la fe cristiana. Específicamente, creemos que el precio que pagó la iglesia fue desplazar a Jes ús del centro h acia los márgenes de la fe. La evidencia abunda. Compara los sermones predicados hacia el fin del tercer siglo con los predicados hacia fines del siglo cuarto, ¿dónde quedó la enseñanza de Jesús? Compara las obras de arte precristiandad con las de las postcristiandad, observa como la figura del Buen Pastor fue reemplazada por la de un rey con aire imperial (no muy diferente de Constantino). Considera los credos ecuménicos producidos a los comienzos de la cristiandad que van directo del nacimiento a la muerte de Jesús (“nacido de la virgen María, y sufrió bajo Poncio Pilato”), eliminando prácticamente toda referencia a su vida. Si bien es cierto que muchos de lo s credos primitivos no incluían mucho de la vida de Jesús, tenían enseñanzas específicas para los nuevos cristianos que incluían aspectos de la vida de Jesús (las famosas cateque sis). Para fines del siglo 4 o el sistem a de las cate quesis se vio superado por la gran cantidad de gente que inundaba las iglesias que contaban con el favor imperial. Se dedicaba menos
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tiempo a las enseñanzas de Jesús. El énfasis estaba en la uniformidad de la creencia y el alejamiento de la herejía, se había abandonado el discipulado contra cultural. Sin dudas los credos fueron fundamentales durante este período, pero parece que la vida y enseñanzas de Jesús no lo eran. Sin lugar a dudas había razones entendibles por las cuales los cristianos de la iglesia imperial tenían dificultades para adaptarse al nuevo contexto socio cultural. Las enseñanzas que eran desafiantes para una comunidad marginal y sin poder se convertían en poco realistas y casi imposibles de cumplir para los cristianos que ahora eran ciudadanos responsables del imperio. ¿Qué significaba “amar a tus ene migos” (Mt. 5:44); “no se preocupen por mañ ana” (6:3 4)? ¿Cómo traduci r semejantes enseñanzas en polí ticas exteriores o económicas? Al parecer Jesús no había anticipado este tipo de problemas y no había dejado ninguna enseñanza respecto a como administrar un imperio. Pero bueno, después de todo los líderes de la iglesia contaban con el Antiguo Testamento. El antiguo Israel proveía un marco para ente nder como man ejar una economía, como defender una fronte ra y como organizar un sistem a social. No sólo las enseñanz as de Je sú s eran un problema. Lo más complicado era su estilo de vida, su pasión por la just icia, su con fro nta ción con los ricos y poderosos (la gente a quienes las iglesias estaban tratando de seducir en ese momento), su preocupación por los marginados y abandonados, su rechazo a ajustarse a normas sociales y roles de género. A medida que la iglesia se involu craba más con los que tomaban decisiones y estaban en poder se hacía cada vez más complicado que hacer con la noción del “amigo de pecadores” que daba priorid ad a los que sufrí an las consecu encias de los que estaban en el poder. A medida que las iglesias se acomodaban más y lograban un status superior en la jerarquía social se hacía cada vez más complicado practicar la noción de que los últimos serán los primeros y los primeros los últimos. Lo que empeoraba aun más las cosas era la vergüenza que provocaba el hecho de que Jesús había sido crucificado por el mismo imperio romano que ahora quería enaltecerlo como cabeza de la cristiandad. No había forma de escaparle a esto, a pesar de que algunos
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querían desviar la atención enfatizando que los que mataron a Je sús fueron los judíos. Pero los credos no dejaban de mencionar a Poncio Pilato como el gobernador responsable por la muerte de Jesús. La cruz era símbolo del cristianismo primitivo de la subversión de los valores relacionado s con el poder: el triunfo del amor sobre el odio; el perdón sob re la venganza, el dar la vida de uno mismo a ntes tom ar la vida de otro. Pero, la cruz también simbolizaba la brutalidad y opresión del imperio romano que pretendía exterminar al cristianismo primitivo así como silenciar definitivamente el testimonio de Jesús. Ahora que la persecució n había termin ado, se debía suprimir esta memoria y el símbolo de la cruz debía ser reinterpretado. ¿Qué podía hacer la iglesia imperial? Obviamente no se podía desfigurar la imagen del fundador de la historia tan fácilmente. Había que reeditar la vida y enseñanzas de Jesús de manera que aparecieran domesticadas e inofensivas. Un claro ejemplo de cómo ocurrió esto fue la forma en que se interpretaba el sermón del monte. Los teólogos y predicadores se las ingeniaron para evadir su desafío. Algunos comenzaron a sugerir que solo se aplicaba a clérigos y mo njes, pero no se aplicaba a la mayoría de los cristi ano s. Otros comenzaron a enseñar que no se refería a la era presente sino a la era por venir cuando el reino fuera instaurado definitivamente. Otros sugerían que se refería a enseñanzas personales pero no a la vida pública como ciudadanos del imperio. Otra interpretación aseguraba que la idea no era obedecerlo sino mostrar la imposibilidad de la obed iencia para solo co nfiar en la gracia de Dios. Tam bién podía referirse a actitudes del corazón, y no a las conductas externas. Era posible a mar a un enemigo al que le enterrab as una espada en su pecho! ADORADO PERO NO SEGUIDO
Estas estrategias garantizaban q ue las enseñanzas de Jes ús podían simultáneamente ser honradas e ignoradas. De la misma forma, al ubicarlo como alguien remo to, la figura imperial enfatiz aba su divinidad antes que su humani dad, la iglesia im perial podía adorar y hon rar a Je sú s sin necesidad d e escucha rlo, imitarl o o seguirlo. Se lo pod ía marginar efectivame nte sin deshonrarl o.
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Pero aún más sorpr ende nte fue la disto rsión sobre el sign ificado de la cruz que llevó adelante el cristianismo imperial. La cruz ya no simbolizaba el amor sacrificial noviolento, la cruz se convirtió en un estandarte militar. Los ejércitos marchaban a la guerra bajo el signo de la cruz como símbolo “de tomar la cruz” listos a matar no a morir por ella.2 A lo largo de la cristiandad, los anabautistas señalaron como .Jesús había sido descartado de estas y otras formas. Hubo varias reacciones a esta marginalización. El movimiento monástico fue un intento de volver a las enseñanzas radicales de Jesús y ponerlas en práctica. Los místicos y los movimientos de renovación rechazaron esta figur a alienada de Jesú s. Buscaban una relación personal e íntima con Jesú s. Defendía n la idea de la imitaci ón de Cristo. Los anabautistas del siglo 16 fueron los últimos en una larga lista de disidentes inspirados y motivados por su lectura de los evangelios. Habían redescubierto a Jesús y estaban determinados a seguirlo. Pero las iglesias dominantes continuaron marginando a Jesús. Se lo adoraba antes que seguirlo. Los reformadores protestantes honraban a Jesús por su obra redentora a favor de los pecadores redimidos por la fe. Pero le prestaba n poca a tenció n a su vida y enseñanza . Leían a Pablo con mucha avidez, pero le prestaban poca atención a los evangelios. Martín Lutero escribió: “si tuviera que escoger entre lo uno y lo otro, descartaría las obras y la historia y me quedaría con las palabras y la doctrina”.3 Los reformadores acordaban con los anabautistas que Jesús era “fuente de nuestra vida”, pero parece claro que fue su muerte ante s que su vida misma constitu ía el centro de la fe. Parece más que evidente basado en sus escritos que Jesús no fue el punto referencial para nuestro estilo de vida, para nuestro entendim iento de la iglesia y responsabilidad social. Los anabautistas del siglo 16 abrazaron apasionadamente a un Jesú s que impactaba cada aspecto del discipulado. Desafiaron a la cristiandad al descubrir en el Jesús radical alguien que no era compatible con un mundo controlado por cristianos. Criticaron las expresiones populares de la espiritualidad medieval y una devoción privatizada. Desafiaron a los reformadores que defendían al Jesús salvador en desmedro de la vida y enseñanzas de Jesús como ñor
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mativas para la igl esia y la misión. Para los anabautista s la cen tralidad de Jesús era una elección de lealtades, pero los reformadores no parecían dispuestos a desafiar a la s autoridades políticas al aplicar sus enseñanzas relacionadas con temas socioeconómicos. Este es el trasfondo de nuestra primer convicción. Creemos que la cristiandad nos ha legado una forma de cristianis mo que ha marginalizado, espiritualizado, domesticado y desvirtuado a Jesús. Las enseñanzas de Jesús no son tomadas en serio, se las rela tiviza, privatiza y excluye. A Jesús se lo entrona como una figura real remota o se lo romantiza como salvador personal. En muchas iglesias (especialmente las reformadas), los escritos de Pablo tienen más autoridad que los relatos mismos de los evangelios. Y, en muchas tradiciones cristianas las enseñanzas éticas del Antiguo Testamento o filosofías paganas tienen más autoridad que el llamado al discipulado. ¿D E LA MA RG IN AL ID AD A L CE NTRO? A medida que la cristiandad va perdiendo influencia y se van cer-
rando cada vez más iglesias, perdiendo el favor social, aparecen señales de una vuelta de Jesús a escena. Este es un ejemplo que evidencia los cambios que están ocurriendo. Por más de un siglo, los académicos bíblicos han estado detrás del “Jesú s Histó rico”— un inte nto por pelar las capas d e la tradición y llegar al Jesús que fue, al Jesús esencial. Los resultados de estas investigaciones han recibido fuertes críticas resaltando que lo único que nos queda son las presuposiciones y prejuicios de los investigadores. Pero aún así, Jesús y su historicidad vuelven al centro de la escena. La frase popular entre muchos cristianos entusiastas: “¿Qué haría Jesús en mi lugar?” puede ser criticada porque asume ingenuamente que lo que yo decida sería lo que decida Jesús. Pero lo cierto es que se vuelve a colocar a Jesús como centro referencial para nuestra fe y estilo de vida. Los autores anabautistas y otros han rechazado la domesticación de las enseñanza s de Jesús. Han demostrado como se aplican a temas sociales, políticos y económicos que van más allá de lo permitido por los comentaristas de la cristiandad. El libro de John H. Yoder J es ú s y
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causó un profundo impacto en cristianos de otras tradiciones en como leer los evangelios. El Reino al Revés de Donald Krabyll desmanteló las desvirtuadas interpretaciones del sermón del monte a lo largo de los siglos. Marcus Borg, Brian McLaren, Walter Wink, Shane Claiborne, Tom Wright, Steve Chalke, Michael Frost, y Alan Hirsch son algunos de los pocos influidos por el anabautismo que a través de libros populares y académicos han redirigido nuestra atenció n a la vida de Jes ús y a una mirada fresca a su s ense ñan zas.4 Las investigaciones sobre las iglesias emergentes en Europa y Norteamérica revelan un renovado interés en los evangelios y la vida/enseñanza de Jesús. Eddie Gibbs y Ryan Böiger identificaron nueve prácticas centrales en una reciente encuesta. Las prácticas se la Rea lidad Política
centran en Jesús como figura a ser seguida y no tanto como objeto de cree ncia .5 Es el Je sú s de los evangelios ante s que el Je sú s de los credos el q ue inspira y desafía a l os cristian os conte mp orán eos.6 En la sociedad postcristiandad, la mayoría de la gente no está muy familiar izada con té rmin os teológicos, litera tura bíblica y desprecio de la iglesia como institución. Sin embargo, muchos siguen llamándose cristianos manteniendo un respeto e intriga sobre su figura— a pesa r de que muchos no sa ben demasiado de su vida y enseñanzas. Los productores de películas siguen encontrando audiencia para sus películas sobre Jesús (a pesar de las críticas y protestas de los cristianos). Muchas de estas películas presentan una figura más auténtica que la que se dan en sermones o clases de escuela dominical . De manera que hay un renovado interés en la vida y enseñanza de Jesús entre los cristianos (si no en iglesias) de la postcristiandad. Quizás juntos podemos recuperar al Jesús desplazado durante la cristiandad. Talpara redescubrimiento puede convertirse un recurso importante nuestro testimonio en la misión deenDios hoy en el mundo. Puede ser fuente de renovación para nuestras propias vidas y nuestras iglesias. ¿Qué puede ofrecer la tradición anabautista en tal sentido? Quizás lo más valioso son 500 años de práctica y reflexión en lo que significa seguir a Jesús como ejemplo y maestro, como punto referencial para nuestra fe y estilo de vida. La tradición anabau
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tista contiene advertencias así como estímulos. Ejemplos de fracasos mezclados con ejemplos de fidelidad y consistencia. Habiendo rechazado el sistema de la cristiandad por tanto tiempo poniendo a Jesús su vida y enseñanzas como centro de su fe les dio a los anabautistas tiempo para explorar las implicaciones de lo que significa seguir y adorar a Jesú s. EL SEGUIMIENTO DE JESUS
El seguimiento de Jesús es central a la tradición anabautista. Una de las frases más citadas del siglo 16 entre los anabautistas viene de Hans Denck: “Nadie puede conocer Cristo a menos que lo siga en vida.”7 Toda experiencia espiritual o creencia doctrinal tiene que ser comparada con la práctica del discipulado. A los anabautistas se los acusó de creer en la “salvación por obras”. A esto, ellos respondían argumentando que sus críticos mantenían estándares muy bajos en temas de discipulado lo cual los debía a llevar a preguntarse porque su ortodoxia producía tan pocos frutos. A los críticos no les caía nada bien esta respuesta pero tampoco sabían bien como responder. Puede ser que los anabautistas sean unos herejes pero no se puede negar que su estilo de vida es distintivo y atractivo. Franz Agrícola, un católico romano crítico del anabautismo comentaba: En cuanto su testimonio público hay que decir que llevan una vida impecable. No hay lugar para la mentira, el engaño, malas palabras, disputas, mal hablados, glotonería ni borracheras. Al contrario abunda la humildad, paciencia, rectitud, honestidad, sobriedad y sinceridad. Sin dudas, ante tales conductas uno tiene que suponer que tienen el Espíritu Santo en sus vidas.8
Hay relatos sobre gente que no era anabautista y era arrestada por vivir un estilo de vida ejemplar. Al ser confrontados por sus perseguidores los insultaban para demostrar que no eran tan santos como parecían. De hecho, los anabautistas usaban la acusación de Agrícola sobre el Espíritu Santo para explicar su estilo de vida. Pero, Agrí
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cola insistía en que los anabautistas no podían tener el Espíritu Santo porque eran herejes. Sin embargo, comparados con sus con lemporáneos, los anabautistas ponían mucho más énfasis en el nuevo nacimiento por el espíritu santo y el poder transformador de la gracia de Dios. El discipulado no sumaba puntos para ganar su salvación ni para senti rse orgullosos, sino más bien para evidenciar la obra de Dios en sus vidas. El resto de los dichos de Denck son menos conocidos pero realzan otro aspecto de esta convicción central. “Jesú s es fuen te de nuestra vida así como aquél a quien seguimos”, insistía Denck, “nadie puede seguirlo a menos que lo conozca personalmente”. El seguimiento de Cristo se puede separar del conocimiento personal. Losno anabautistas contemporáneos seguimos encontrando inspiración y desafío en esta tradición. Podemos seguir a Jesú s, su ejemplo puede instruirnos. Su enseñanza se puede ponerse en práctica. El discipulado y la adoración pueden integrarse. Jesús puede ser el punto referencial de toda nuestra vida. No es necesario que estás convicc iones term inen en legalismo o moralis mo si lo reconocemos a él como nuestro amigo, fuente y Señor de nuestra vida. AH Phelps uno de los miembros de la comisión directiva de la Red y uno de los líderes de una iglesia ur bana en Leeds, leyó el borrador de esta convicción y me escribió lo siguiente: El seguimiento de Jesús me trajo a la mente el desafío al que me enfrentó una lesbiana beligerante de nuestra congregación (mayormente conservadora). Acordé con ella leer juntos el evangelio de Lucas—más como un acto de cobardía de mi parte al tratar de esconderme detrás de la figura de Jesús antes que debatir sobre las prácticas y teorías de la iglesia. Al terminar nuestras lecturas, esta mujer se convirtió en una apasionada seguidora de Jesús. Pasado un tiempo, me dejó atónito cuando me dijo que había dejado la marihuana. Cuándo le pregunté por que lo había hecho me respondió que era una consecuencia directa de su lectura de la Biblia y que si alguien de la iglesia la hubiera confrontado a dejarla hubiera consumido más. Este aspecto de la tradición anabautista puede tener relevancia misional en un contexto en donde se sabe poco de Jesús pero al
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mismo tiempo su figura inspi ra respeto. En un conte xto po stcristiandad, el evangelismo tendrá que empezar con los relatos evangélicos y desde donde está la gente. Los relatos en sí mismos tie nen poder transforma dor. Hace poco un pasto r anglicano me contó que había usado la parábola del hijo pródigo con alguien que no tenía trasfondo cristiano. Esta persona no sólo se sintió movida por la hist oria sino que preguntó quien era el autor de la misma. El pastor le respondió que la había contado Jesús. “¿Contó otras historias parecidas?”, preguntó la mujer. Quizás esto nos sirva para darnos cuenta que la evangelización es más sencilla de lo que parece, todo lo que tenemos que hacer es dejar que la historia de Jesús hable por sí misma. El tema del seguimiento de Jesús quizás nos sirva para encontrar una respuesta a la confusión que genera en muchas iglesias el “pertenecer”, “creer” y “comportarse”. El “pertenecer antes que creer” probablemente describa la forma en que muchas personas se involucran en nuestras iglesias. Quizás sea el acercamiento a la misión que funciona adecuadamente en una era postmoderna y una cultura postcristiana. Sin embargo, el slogan plantea algunos cues tionamientos: • ¿Cómo es que el pert ene cer conduce a l creer, con que frecuencia ocurre esto? • ¿Cuánta gente pue de permanecer en el pertenecer antes que creer sin que la iglesia pier da cohe rencia? • ¿Cómo se relaciona e l comportarse con el perten ecer y el creer? • ¿Qué sign ifica realmente el perten ecer sin creer y comportarse? • ¿Por qué existe la desc onexión entre creer y comportarse? La noción del “seguimiento” ofrece un marco de referencia para las iglesias que quieren ser abiertas e inclusivas pero que también quieren ver un movimiento hacia el creer y comportarse. En los evangelios encontramos amplia evidencia de cómo las masas seguían a Jes ús . Les daba la bienvenida a todos los que querían
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escuchar sus enseñanzas, recibir sanidad, etc. Hasta en ciertas ocasiones iba a comer a casa de gente de dudosa reputación y aun con quienes no simpatizaban con sus enseñanzas. Sin embargo, Jesús llamaba a los que lo seguían a cambiar su forma de vivir y repensar sus creencias. Entre las multitudes se encontraban sus discípulos que respondían decididamente a su llamado a pesar de muchas veces lener que luchar con las implicancias del llamado. Algunos experimentaban una transformación inmediata, como el caso de Zaqueo (Lucas 19:110). Otros creían inmediatamente como el caso del centurión que creyó después de ver como su sirviente había sido sanado (7:110). En ocasiones las enseñanzas de Jesús iban dirigidas principalmente a sus discípulos, mientras el resto escuchaba. Otras veces las enseñanzas iban dirigidas a la multitud mientras los discípulos tambié n escuchaban y aprendían de él . Quizás tenemos que dejar de llamarnos cristianos. El término tiene connotaciones y asociaciones que pueden hacernos presumir. ¿Quiénes somos nosotros para considerarnos como Cristo? Si otros quieren llamarnos de esta manera porque ven el carácter de Cristo en nuestras vidas, magnifico este término se usó por primera vez en Hechos 11:26. Pero, quizás hoy día necesitemos un término que haga hon or a lo que quere mos significar. Puede ser que “ seguidores de Jesús” sea más apropiado. Como seguidores no necesitamos proclamar que ya hemos llegado a destino, tampoco necesitamos distinguirnos de otros que están en diferentes partes del camino. Pertenecer, creer y comportarse pueden simplemente interpretarse como diferentes mom entos del seguimiento. Las iglesias que se comprometen a seguir a Je sús dan la bienvenida en form a incondicional y sin reservas a todo peregrino que quiera sumarse al camino. Estas iglesias se caracterizan por el seguimiento que implica, aprendizajes, cambios, crecim iento compartido. A medida q ue crecemos jun tos en nuestro entendimiento del evangelio vamos ampliando nuestra comprensión de lo que significa seguir a Jesús. Las iglesias son buenas noticias a aquellos que necesitan mas tiempo para pensar las implicaciones de lo que significa seguir a
Jesús. También son buenas noticias a aquellos que están interesa
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dos en reconsiderar sus estilos de vida más que en creencias teológicas. O también pueden ser relevantes a aquellos que están en búsqueda de un camino espiritual. Y, también para aquellos como nos otros que estamos en el seguim iento pero aún nos que da mucho por tran sitar. Estamo s agradeci dos a Dios por el apoyo y ánimo que significa estar compartiendo con otros el mismo peregrinaje. ¿Los seguidores de Jesús tenemos que preguntarnos "¿qué haría Jesús en mi lugar?” Sin dudas existen dilemas éticos que nos pueden llevar a esta pregunta. Pero tenemos que ser cautelosos y evitar respo nder como si y a lo tuviéramos todo res uelto. Las respuestas simplistas tienden a reflejar a un Jesús domesticado o reducido por los efectos de la cristiandad. Hay otras preguntas que pueden ser más apropiadas: ¿Qué hizo Jesús? ¿Qué dijo? ¿Cómo era Jesú s? Este tipo de preguntas nos puedan ayudar a reflexionar con los evangelios tratando de escuchar atentamente y aprendiendo de su ejemplo. Esto es lo que hacían los primeros anabautistas y por lo cual eran criticados por sus adversarios que preferían pensar mas bien en principios como el amor, la justicia y el orden en lugar de pensar en situaciones concretas de la vida y obra de Jesús . Si Jes ús es realmente nuestro punto de referencia central, necesitamos empezar por lo que el dijo e hizo. Lo que nos conduce direc tame nte a nues tra segunda convicci ón: Jesús es el punto central de la revelación de Dios. Nos comprometemos con una lectura cristo céntrica y con la comunidad de fe como el lugar primario desde dónde interpretamos las Escrituras y discernimos su aplicación para el discipulado.
El movim iento an abau tista comenzó cuando la Biblia se traducía por primera vez a los idiomas que hablaba la gente en Alemania y Europa. Por siglos la lectura de la Biblia estaba restringida a los curas y monjes que podían leer latín o los idiomas srcinales. Las biblias come nzaron a circular aunque no tod os podían acceder a las mismas porque eran muy caras. Sólo los ricos o comunidades que juntab an dinero tenían capacidad de compra. Cuando las biblias eran accesibles se buscaba a alguien que pudiera leerlas y se forma
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han grupos que escuchaban y reflexionaban sobre su significado. Los anabautistas no eran los únicos que estudiaban y discutían sobre la biblia en el siglo 16. Y aunque parezca mentira, reformadores animaban tradia la gente a que leyera la Biblia sin los ningún tipo de mediación cional, no necesitaban ni papas ni concilios que les dijeran como leer e in ter pre tar la Biblia. El lem a era “Sola S criptu ra”, y así creían que cualquiera que tuviera acceso al texto terminaría creyendo lo mismo que ellos creían. Pero para su sorpresa y disgusto no todos creían lo mismo que ellos. De hecho, muchos diferían de las interpretacio nes de los reform adore s así como la de la jerarq uía cató lica. Y, algunos empezaron a aplicar lo que decía la Biblia a su contexto social, político y económico en formas poco ortodoxas. La gente empezaba a darse cuenta que muchos aspectos de la iglesia y la sociedad en general poco tenían que ver con lo que enseñaba la Biblia. En algunos casos, hasta se contradecían con lo que enseñaba la Biblia. La lectura de la Biblia sin la guía de la tradición y los inté rprete s a utorizados, especialm ente los evangeli os, conducí a al cuestionamiento de la autoridad y tradiciones incuestionables durante la cristiandad. Cuando los reformadores se empezaron dar cuenta de lo que estaba ocurriendo trataron de tapar la botella con el corcho, ordenándole a la gente a atenerse a lo que enseñaban los predicadores y pastores, pero ya era demasiado tarde. Muchos se negaron a transar el monopolio de la lectura de la Biblia por la vieja Jerarquía eclesial por un nuevo sistema clerical que querían decirles que creer. Entre estos grupos estaban los anabautistas que se sentían cautivados por l a figura de Jes ús y que sentía n que el mensa je bíblico había sido distorsionado en muchos aspectos por varios siglos. Hubo varias convicciones que caracterizaban la forma en que los anabautistas leían e interpretaban la Biblia: • Confiaban en q ue cualquier cristiano común y corrie nte que no tuviera educación teológica o acreditación oficial podía bajo la guía del Espíritu Santo leer e interpretar la Biblia responsablemente.
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• Creían qu e era en el con texto de la comunidad d e creyentes y no el seminario o los predicadores los que podían entender y poner en práctica lo que decía la Biblia. • Su enfoque era l a aplicación práctica para el d iscipulado antes que la búsqueda del significado srcinal. • Insistían en que la Biblia tiene qu e ser interpretada cristo cént rica me nte a la luz de la vida, en señanz as, m uerte y resurrección de Jesucristo. Jesús es el centro mismo de la Biblia, el punto focal de los dos testamentos. A los ojos de sus críticos, este acercamiento puede parecer arrogante, irresponsable y caótico, pero para los anabautistas fue liberador y dinámico. Cuando leían juntos la Biblia descubrían una amplia gama de posibilidades sobre temas teológicos, eclesiales y éticos. Y fue precisamente en la ética donde las enseñanzas de Jesús habían sido relegadas a un segundo plano a favor del Antiguo Testamento. Los reformadores justificaban la guerra, pena de muerte, juramentos, instalación de reyes y cobro de impuestos basados en el Antiguo Testamento. ¿Eran estas prácticas compatibles con las enseñanzas de Jesús? A los ojos de los anabautistas, los reformadores parecían tener un acercamiento uniforme a la autoridad de las Escrituras. Por el contrario, los anabautistas insistían en que las Escrituras te nía n que ser interpreta das a la luz de las enseñ anzas y el ejemplo de Jesús. Pero los que estab an dispuestos a seguir apoyan do el sistema de la cristiandad no estaban dispuestos a tolerar esto.9 Los anabautistas de hoy, con la ventaja que otorga una mirada retrospectiva, son más conscientes que los primeros anabautistas de los diferentes acercamientos de interpretación bíblica. Desconfiar del elemento académico o d e recursos que nos ayudan a int erp retar m ejor el texto bíblico no es d e mucho beneficio. El acercam iento académico no necesariamente distorsiona o evade el texto bíblico como temían los primeros anabautistas. Confiar en la guía del Espíritu Santo no significa necesariamente que se tiene que tomar literalmente al texto o que no posea dificultades hermenéuticas.
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Protestar contra el mal uso del Antiguo Testamento para justificar prácticas que contradicen la vida y enseñanzas de Jesús tampoco significa que se debe descartar el AT. Dar toda la autoridad a la iglesia local para la interpretación de las escrituras ignorando la sabiduría de generaciones pasadas puede crear confrontaciones entre diferentes congregac iones. Sin embargo, muchos de nosotros agradecemos el coraje y la imaginación de los primeros ana bautista s al ser pioneros en un acercamien Io nuevo a la interpretación bíblica.10 También resulta interesante que muchas de las conclusiones a las que arribaron sin demasiada sofisticación y con un acercamiento ilegítimo son aceptadas hoy por varias tradiciones. Nuestra segunda convicción se enfoca en tres aspectos fundacionales sobre su acercamiento a las Escrituras. IMPLICACIONES PARA EL DISCIPULADO
El énfasis en el discipulado ha sido uno de los atract ivos de la tradición anabautista. Todas las convicciones que estamos estudiando tienen un impacto directo en el discipulado en diferentes áreas de la vida. En cada una de estas convicciones subyace un acercamiento a la Biblia que rechaza una separación entr e in terpreta ción y aplic ación. Si bien no compartimos la desconfianza que tuvieron los primeros anabau tistas hacia los eruditos bíblicos— a los cual es acusaban de confiar más en el razonamiento humano que en la voz espiritual; evadían una lectura simple del texto bíblico porque no querían asumir el costo de la obediencia; perdían tiempo con preguntas que no le interesaban más que a ellos mismos y dejaban que sus intereses personales afectaran sus conclusiones— simpatizamos con algunas de estas críticas. Por lo general los eruditos bíblicos no le dan cuenta a nadie y no están en posición de verificar la implemen tación de sus interpretaciones. Muchas veces los estudios bíblicos congregacionales no conducen efectivamente a ningún compromiso concreto en cuanto a las implicancias del texto interpretado en el contexto del discipulado. El compromiso con la interpretación debe llevarnos a poner en práctica lo discernido. Esta segunda convicción aspira a integrar la interpretación con la aplicación. Los estudios bíblicos que no conducen a un discipula
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do más creativo y fidedigno no tienen razón de ser. Existen algunas similitudes entre estas convicciones y el acercamiento que usan los teólogos de la Liberación latin oam erica nos11 cuando afirman que la meta de interpretación bíblica no es entender la Biblia sino más bien vivir más fielmente. Estos teólogos pregonan la noción de un proceso dinámico entre acción y reflexión en el cuál la aplicación retroalimenta una relectura más profunda del texto, logrando que el texto estimule una reflexión renovada. Los primeros anabautistas estaban convencidos que los eruditos bíblicos no avanzarían en su entendimiento de la Biblia a menos que ellos mismos pusieran en práctica lo que ellos enseñaban sobre la Biblia. Las consecuencias prácticas de sus interpretaciones les permitirían verificar si habían entendi do bien el texto. Los anabautistas contemporáneos son más conscientes de la influencia que ejercen el trasfondo y preconceptos que trae el intérprete. Aunque los primeros anabautistas argumentaban que el ser parte de los perseguidos y marginados los ayudaba a entender mejor el NT porque el mismo fue dirigido a personas en similares circunstancias. Nos acercamos al texto bíblico con lo que somos. No podemos deshacernos de este bagaje, aunque si podemos ser conscientes de lo que traemos para mitigar el impacto de nuestras presuposiciones. LA COMUNIDAD DE FE
Resistiremos también aquellos acercamientos hermenêuticos que menoscaban el rol de la comunidad de fe en la interpretación de las escrituras. Mientras que los primeros anabautistas animaban a todo creyente a leer en forma personal las escrituras, también creían que la interpretación de la Biblia no era de interpretación privada. Los que se reunían como comunidad de fe guiados por el Espíritu Santo al leer las escrituras esperaban llegar a un mismo enten dim iento y aplicación de l texto. Las interp retaci ones privadas que no estaban abiertas al discernimiento comunitario, no eran consideradas legítimas y se las veí a como peligrosas . No sólo fue el discipulado lo que diferenció a los anabautistas de otros grupos contemporán eos. También se esperaba un compromi
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participa tivo por parte de la comunidad a la hora de compa rtir sus opiniones. Esta era una de las críticas más fuertes a las iglesias pro Iesta ntes estatales.12 ¿Por qué dejar la responsabilidad de la interp re no
Iación de la Palabra exclusivamente en manos del predicador? Como bien había enseñado Pablo en 1 Corintios 14 existen diversos dones en la iglesia, todas las voces pueden contribuir a un mejor entendimiento. Lamentablemente hasta el día de hoy se desmerece y se confía de más en los expertos, en los predicadores o en individuos iluminados. Tanto predicadores, como eruditos pueden hacer su contribución en l a interp retació n de las es crituras, pero es el conte xto de la comunidad las escrituras. de fe en donde se evalúa el peso y aplicación ñnal de Algunos anabautistas están animando a sus congregaciones a practica r una predicación comp artida , en lugar de un monólogo . No es fácil pero poco a poco las iglesias van aprendiendo a compartir y escuchar diferentes voces. Los fundadores de la Red Anabautista Alan y Eleanor Kreider son conocidos por predicar sermones dialogados en lugar de monólogos. Yo mismo he usado este estilo en mi congregación invi tando a la iglesia a intera ctu ar con lo que estoy diciendo en lugar de estar escuchando pasivamente. Otro miembro de la Red, Graham Old, diseño un sitio web llamado “predicación interactiva” en el cual se anima a la audiencia a compartir ideas y recursos.13 En una de mis visitas a Pensilvania descubrí un grupo de iglesias menonitas que usan una práctica llamada “habitando la Palabra”. Parecido a la “lectio divina”, una práctica monástica bastante popular entre laicos en la cual se invita a la gente a responder a la Escritura. Pero lo distintiv o de habit ar en la palabra es que se anima a la gente a reflexionar juntos sobre el pasaje a predicar, se le pide que se escuchen aten tam en te unos a otros y que luego intercamb ien que es lo que cada uno escucho decir al otro. Me gusta esta práctica porque es más comunitaria que la lectio divina en la cual la respuesta es más individual. Las respuestas a estas formas interactivas de predicación son mixtas. Muchos predicadores reconocen las limitaciones del ser
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món monólogo y les entusiasma el sermón abierto/compartido, pero no están muy seguros como reaccionarán las congregaciones. Al comienzo las experiencias pueden ser desalentadoras, pero a medida que se practique, seguramente las congregaciones irán aprendiendo estas nuevas formas y podrán adaptarse. Muchos se dan por vencidos demasiado rápido. La tentación a volver al sermón monólogo siempre e stará presen te. Pero dado que hay muchas congregaciones que no están satisfechas con el modelo individualista de predicación y discipulado puede ser que muchos se animen a experimentar con las formas compartidas. INTERPRETACIÓN JESUS-CENTRICA
Así como muchos se sienten atraídos por el anabautismo por su énfasis en el discipulado y la comunidad. Muchos otros se sienten atraídos por la centralidad que ocup a la vida y enseñanza de Jesús . Ya hemos explorado el tema del cristocentrismo en el anabautismo. Los primeros anabautistas se sentían ofendidos por la forma en que Jesús había sido marginado en el sistema de interpretación bíblica. Lo que Jesús había dicho y hecho quedaba relegado por otros enfoques de las Escrituras. Creían que esto deshonraba a Jesú s y estaban determinados a cambiar la situación. Tanto para los anabautistas como para el autor anónimo de la carta a los Hebreos, Jesús es central a la revelación de Dios. “Dios, que muchas veces y de varias maneras habló a nuestros antepasados en otras épocas por medi o de los profeta s, en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A éste lo designó heredero de todo, y por medio de él hizo el universo” (Heb. 1:12). Para los anab autistas, pero no necesar iam ente para e l resto de los cristianos de otras tradiciones, esto significaba claramente que lo que Dios había revelado por medio de la Biblia a otras generaciones debía ser interpretado a la luz del prisma de la revelación de Dios por medio de Jesucristo. El Antiguo Testamento apunta hacia adelante hasta él, el Nuevo Testamen to apun ta hacia atrás hasta él. Contrariamente a las preferencias de Lutero por los escritos doctrinales, los anabautistas se enfocaban en los relatos evangélicos como fuente primaria autoritativa. Eran los relatos evangélicos
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con sus encuentros provocativos y enigmáticos culminando en la muerte y resurrección d e Jesu cri sto los que eran más amena zantes a al sistema imperantea político/religioso. Estos era los textos que los anabautistas usaban como centro interpretativo de las escrituras (nota del traductor, es lo que ha veces se ha dado en llamar “el canon dentro del canon”). Este enfoque tiene sus críticos. El dar prioridad a cualquier parte de la escritura arriesga el restarle importancia al resto. La vida de Jesús solo tiene sentido a la luz de la historia, teología, profecía e imaginería del Antiguo Testamento. Otras partes del Nuevo Testamento no solo fueron escritas antes de los evangelios sino que además añaden en forma significativa a nuestra comprensión de Jesú s. Aquellos que se han ocupado en la “búsqueda del Jesús histórico”, menosprecian cualquier sugerencia de que podamos confiar en estos recuentos como un registro fidedigno de lo que en realidad Jesús dijo e hizo. Pero los anabautistas hoy en día permanecen convencidos que si Jesús en realidad es “El punto central de la revelación de Dios”, estos recuentos de su vida, enseñanza, muerte y resurección, deben ser centrales en nuestra comprensión de la revelación total de Dios en la escritura. Nuestra experiencia es que el enfoque de la escritura centrado en Jesús resulta en formas diferentes de interpretar la Biblia en asuntos tales como la noviolencia, búsqueda de la verdad, economía, poder, relaciones de género, misión y la naturaleza de la iglesia. POSTDATA
Durante varios años enseñé un curso llamado “Jesús en el centro”. El propósito del curso era mostrar como Jesús había sido marginado de la cristiandad, usaba el texto de Hebreos como base para el curso. ¿Qué diferencia haría volver a restaurar a Jesús en el centro de la escena? Este curso tuvo un impacto mayor a otros cursos similares que había enseñado. Muchos estudiantes que tomaron el curso me dijeron más adelante que este curso les aclaró totalmente el panorama sobre el tema. A algunos les modificó la viday sus prioridades. Para otros sirvió
para solidificar su fe y una visión renovada del evangelio.
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Muchos no esperaban encontrar demasiado en este curso, después de todo ningún cristiano se atrevería a cuestionar la cen tralidad de Jesús. No obstante muchos se dieron cuenta de la distorsionada influencia que ejerció el cambio constantiniano en este aspecto de la fe. Muchos decidieron volver a releer los evangelios con una mirada fresca que incluía aceptar las consecuencias del seguimien to y la adoración a Jesús. La critica pun zante del anabauti smo a la cristiandad y su determinac ión en centra rse en Jes ús pudo haber sido el catalizador (y d e hecho muchos comenzaron a identi ficarse como ana bautista s) pero en el fondo lo que hicieron fue lo que hicieron muchos cristianos antes que ellos, volver a las fuentes y redescubrir la radicalidad de Jesús. No hay tradición cristiana que monopolice el tema. Sin embargo, a pesar de todas sus debilidades, el anabautismo parece tener u na capacid ad inusual en mot ivar a cristianos de otras tra diciones (y algunos que todavía no lo son) a tener un encuentro renovado con Jesús.
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Despues De La Cristiandad
LAS
TERCERAS
y cuartas convicciones describen porque los anabautistas de hoy celebran el fin de la cristiandad. En el capítulo previo introdujirnos el sistema de la cristiandad. Vimos como afectó la forma en que los cristianos leían la Biblia y cómo la iglesia interpreta ba la vida y enseñanzas de Jesús. La cristiandad fue una cultura sobresaliente y brillante, pero tam bién se caracterizó por el totalitarismo y la brutalidad. Tomó diferentes formas en diferentes épocas y diferentes culturas, pero la esencia responde a una ideología definida. Tanto los anabautistas como otros grupos disidentes de la cristiandad, criticaron creencias y prácticas de un sistema que ellos consideraban antibíblico y anticristiano. Oportunamente, rechazaron de plano el sistema y comenzaron a pensar y practicar la fe desde otro paradigma. Comenzaron por formar comunidades alternativas que se proponían practicar un acercamiento diferente al discipulado. El rechaz o a la cristiand ad no fue gratu ito, provocó la ira del est ado y la iglesia. Se acusó a estos movimientos de traición, sedición y herejía. Se los persiguió por pretend er subvertir l as bases sagradas de la sociedad cristiana medieval. Muchos fueron exterminados y no tenemos mucha información sobre ellos, que hicieron o enseñaron. Lo poco que nos queda viene de los círculos que escribían la historia oficial. Pero los anabautistas sobrevivieron y preservaron la sabiduría y experiencia de generaciones de cristiano s que tran si-
taron una form a d iferente de pensa r y ser igle sia. 69
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A medida que el sistema de la cristian dad se desintegra, muchos cristianos de occide nte comienzan a en contrar valor en la trad ición anabautista, a entender que significa ser seguidores de Jesús en un mundo donde no se domina ni se tiene control. Es muy probable que los anab auti stas y otros disidentes hayan reaccionado sin llegar a valorar los logros y tesoros de la cristiandad. No obstante, esta tradición ofrece a los cristianos de las principales tradiciones cristianas una mirada alternativa a las presuposiciones que subyacen a la cristiandad. La cultura occidental esta lentamente emergiendo de la cristiandad. La iglesia y el estado formaban una unión que presidia la sociedad y asumía que todo era cristiano. Cualquiera pudieran haber sido sus contribuciones positivas a la formación de valores e instituciones, la cristiandad distorsionó seriamente el evangelio, marginó a Jesús y debilitó a las iglesias para llevar adelante su misión. A medida que reflexionamos sobre esto, nos comprometemos a aprender de la experiencia y perspectivas del movimiento anabautista, de su rechazo a las presuposiciones de la cristiandad y su forma alternativa de pensar y conducirse. ¿QUE FUE LA CRISTIANDAD? Post-Cristiandad es uno de los muchos términos que los comentaristas usan para referirse a los cambios que se están produciendo en la cultura occidental. Hay muchos similares: postmoderno;
postindustrial; postcolonial; postimperial; postse cular, etc. Post significa “después de”, se refiere a un tiempo de transición. Los elementos sociológicos/culturales del presente están desapareciendo. Pero no es claro cual es el futuro. Nos dice que lo que dábamos por sentado, ya no es tal. No sabemos ni pretendemos saber cual será el futuro. Si supiéramos que viene después del post, dejaríamos de usar el término y usaríamos uno que se corresponda con la nueva realidad. Pero, aun no hemos llegado a esa realidad, por eso seguimos usando post como término que índica cambio e incertidumbre. Como dijimos, post apunta a lo que fue y nos prepara para lo que viene. Si queremos entender mejor las implicaciones de lo que vendrá después, es importante entender lo que paso. ¿Qué fue la
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cristi andad, que características tenía, cuáles fueron su s fortaleza s y debilidades? ¿Cuál es su legado y como sigue influyendo hasta hoy para bien o para mal? La tercera convicción sugiere que el período de transición de la cristiandad a la postcristiandad no será rápido. La cristiandad ha persistido por siglos y sus efectos permean cada aspecto de las sociedades occid entales. Aún después de extinguido los vestigios de esta civilización perdurarán en el tiempo. Tendremos que vivir por varios años en una transición entre los dos períodos. ¿Qué intentaremos preservar del pasado y que pasará a ser historia? ¿Qué necesitaremos cambiar y qué deberá permanecer? Todas las tradiciones cristianas están luchando con estas cuestiones. La tradición anabautista no aspira a tener todas las respuestas, pero ofrece una mirada alternativa a un sistema que ha prevalecido por 5 siglos. ¿Qué es entonces la cristiandad? • Fue una r egión geogr áfica en l a cual casi toda l a población era nominalmente cristiana. • Fue un período histórico que surge a partir del siglo 4 o como resultado de la conversión de Constantino y perdura hasta el día de hoy. • Fue una civilización permeada por el relato, el lenguaje, lo s símbolos y los ritmos del cristianismo. • Era un sistema político de mutuo beneficio entre el estado y la iglesia, a veces problemático, pero en muchos casos útil para la legitimización. • La crist iandad fue una i deolog ía, una forma de pensar, una cosmovisión del mundo y de Dios. El cambio de la cristiandad surgió en el siglo 4o. Constantino y sus sucesores (con una breve excepción) se convirtieron al cristianismo y fue así como gradualmente el imperio llegó oficialmente a ser oficialmente cristiano. Por medio de una mezcla de persuasión,
incentivos y fuerza, los ciudadanos del imperio fueron adoptando la fe c ristiana.
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El resto de las religiones junto con el paganismo fueron prohibidas, aunque los vestigios permanecieron por siglos especialmente en zonas rurales. Sólo los judíos permanecieron como una comunidad disidente. El Imperio Católico Romano no logró asimilarlo como tampoco lo pudo hacer el paganismo a pesar de perseguirlos y tratar de convertirlos. A excepción de los judíos, casi todos los habitantes del imperio eran ahora cristianos por el sólo hecho de haber nacido en el imperio, no por voluntad propia. De manera que preguntar si uno era cristiano se había convertido en una pregunta irrelevante en un contexto en que predeterminadamente uno era cristiano. La cristiandad se expandió. Los misioneros llevaban el evangelio (junto a la cultura de l cristian ismo imperial) a nuevas tierras más allá de las fronteras imperiales. Los ejércitos imperiales peleaban bajo el signo de la cruz y conquistaban nuevos territorios imponiendo la fe cristiana a los conquistados. Hacia el año 100, prácticamente todos los europeos eran parte de la cristiandad. La mayoría de los cristianos de la cristiandad no tenían contacto con gentes de otras confesiones religiosas ni otras civilizaciones o culturas. Tampoco tenían contacto con las grandes comunidades cristianas en Asia y más allá de las fronteras de su mundo comunidades que crecían vigorosamente sin ser parte del sistema imperial de la cristiandad.1 En la plenitud de la edad media, la cristiandad era una civilización poderosa, rica, creativa y segura. La teología y la filosofía florecían. Abundaban los artistas, escultores, músicos, arquitectos, escritores que interpretaban e incorporaban los temas y valores cristianos en los edificios, literatura, música y estatuas. La teología cristiana proveía un marco ético para la legislación y las prácticas judiciales. Las etapas de la vida estaban marcadas por los rito s cristianos, y el ritmo de las estaciones marchaba de acuerdo a las fiestas cristianas. El cristianismo definía la cultura de la cristiandad. La noción que permeaba todos los aspectos de la cristiandad era la de la sacralidad, la religión, la política, lo público, lo privado, iglesia y estado estaban todos integrados. El cristianismo no hacia distinción entre lo sagrado y lo secular como lo hacen las sociedades modernas. Los dos pilares de la civilización eran la iglesia y el estado, aunque diferenciados en funciones, eran socios en un
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proyecto de mutuo beneficio. A veces el emperador dominaba al papa, otras veces era el papa que demandaba lealtad y obediencia al emperador. Los roles cambiaban, lo que no cambiaba era la relación de poder de mutuo beneficio. El estado sostenía los valores espirituales y morales de la iglesia y a su vez la iglesia bendecía las políticas y acciones del estado. Esta sociedad (algunos dirían connivencia) entre iglesia y estado era también responsable por otro tipo de prácticas. Al margen de los logros de la cristiandad, esta civilización utilizaba prácticas opresivas y terroristas contra sus propios ciudadanos: inquisición; tortura, caza de brujas; sistema de tributos; persecución de disidentes; expansionismo por medio de guerras; bautismos forzados y cruzadas. Los anabautistas del siglo 16 (cosa que muchos reconocerían hoy) acusaban a la cristiandad de distorsionar el evangelio que pretendía promover. Hacia los siglos 15 y 16 la cristiandad estaba fragmentada y expandida. El “descubrimiento” de un nuevo mundo creó la oportunidad de añadir nuevos territorios bajo el manto de la cristiandad. Por medio de la ya conocida alianza entre conquista y misión las diversas poblaciones de las Américas fueron anexadas a la cristiandad. Se exportó la cultura europea como si fuera superior a las culturas conquistadas. Era común que los misioneros confundieran cultura y proyecto imperial como normativa. Hubo algunas excepciones entre los grupos misioneros, algunos comenzaron a distinguir en tre cultura y evan gelio. A pesar del expa nsionism o del proyecto de la cristiandad, la fragmentación era inevitable. A pesar de sus buenas intenciones, los reformadores que venían a in ten tar reformar y purif icar la igl esia lo único que hicieron fue fragmentar la cristiandad en minicristian dades: Lu teranos, Reformados, Calvinistas, Católicos y Anglicano s. Hubo antes, por supuesto, un cisma entre el catolicismo occidental y el oriental que dio lugar al cristianismo ortodoxo. Sin embargo, esta última frag mentac ión fue mucho más destruct iva. Sin saberl o, la Reforma del siglo 16 plantó las semillas de la desaparición de la cristiandad. Obviamente estos cambios no ocurrieron de forma inmediata.
Europa siguió siendo cristiana. El relato y los símbolos de la cris
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tiandad siguieron permeando la cultura europea. La alianza entre iglesia y estado siguió adelante no en fo rma de imperio sino más bi en a través de pequeños reinos y principados. Y, aunque preocupante, los desafíos planteados por el anab autism o y otros grupos no fue lo suficientemente poderoso como para amenazar el status quo. Un siglo de guerras religiosas entre las minicristiandades bendecidas por diferentes iglesias sumado al surgimiento de movimientos disidentes que rechazaban la alianza iglesia/estado, terminaron por debilitar definitivamente el proyecto de la cristiandad. A esto se le sumo el tremendo impacto del iluminismo del siglo 18 lo cual llevó a la mayoría de las sociedades europeas a salir del cristianismo y optar por un modelo secular. Pero, antes de que esta última opción se tornara popular, muchos movimientos a favor de la “iglesia libre” abandonaron la síntesis iglesia/estado, entre ellos estaban los anabautistas. Hacia mitad del siglo 20 fue cada vez más claro que la cristiandad europea se encontraba en estado terminal. Comenzó a usarse el término postcristiandad para referirse al fin de un proyecto que duró 1500 años. Aún quedan unas pocas iglesias estatales en Europa, pero son anacrónicas, y de tanto en tanto se sugiere que este tipo de iglesias no debería exi stir m ás.7 Los números no dan, la participación activa en estas iglesias es cada vez menor al punto de que muchas denominaciones están a borde de su extinción. El relato cristian o es cada vez menos conocido , no se reconocen los símbolos cristianos y las iglesias han dejado de ocupar un lugar preferencial en las culturas occidentales. Me gusta coleccionar anécdotas relatos que hablan de la desaparición de l a cristiand ad y el poco conoc imien to que hay (especialmente entre jóvenes) sobre el relato y los símbolos cristianos. Acá les traigo tres ejemplos: • De Dinamarca: En el culto, había un plato con pedazos pequeños de pan cortados para la santa cena. Una persona nueva comenta que si la idea era darle de comer a los pájaros era mejor poner el plato afuera.
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• De la República Checa: una joven m irando un cuad ro de la crucifixión en una galería de arte preguntó ¿Quién le hizo eso? A lo que su joven amigo respondió: fueron los comunistas.3 • De Inglaterra: una madre ll eva a su hijo a la escuela el cual pregunta quién es el del crucifijo. La madre no supo que responder, tomando un café con otras madres del colegio, la madre preguntó si alguien sabia la respuesta. Solo una madre entre 25 sabía de quién se trataba. A pes ar de los esfue rzos, de hablar de una vuelta a las viejas glorias de la cristiandad; de la religión de estado; de las predicciones de innumerables avivamientos y los esfuerzos por hacer que vuelva la gente a la iglesia; el proyecto de la cristiandad está desapareciendo como fenómeno religioso. Muchos cristianos se sienten confusos, desolados y desorientados en semejante contexto. ¿Qué significa ser un seguidor de Jesús hoy? ¿Cómo pueden las iglesias comprometerse con una sociedad que la ha marginado? ¿Cuáles son las opciones de misión en un contexto en dónde diferentes grupos religiosos compiten con el secularismo para ganar los corazones y men tes de la gente? Este tipo de preguntas preocupan a muchos cristianos occidentales.4 Hay que desconfiarle a las respuestas simplistas. No creemos que un nuevo programa o estrategias mágicas resolverán todos nuestros problemas. Repetir obcecadamente lo que otros han hecho, no nos devolverá lo que hemos perdido. Estamos ante un cambio de paradigmas que no tienen vuelta atrás y que no se conocían por muchas generaciones. ¿Por qué entonces celebran los anabautistas el fin de la cristiandad? • Por que no estamos convencidos de que la cristiandad fuera realmente cristiana; hubo cristian os e instituciones de la cristiandad sobresalientes. Sin embargo, el cambio que dio surgimiento a la cristiandad fue un error muy serio que produjo consecuencias irreversibles y perjudicó el testimonio de la iglesia.
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• Porque creemos que la f e au téntica y el discipulado surgen de contextos en los cuales la fe es una opción y no resultado de coerción social. Sin alicientes, ni coerción o presión cultural lo que queda es probablemente un cristianismo auténtico. • Porque cre emos que la crist iandad margin ó a Jesú s y distorsionó el evangelio. Su extinción crea un contexto adecuado para volver al poner a Jesús en el centro de la fe cristiana y redescubrir el poder transformador del evangelio en todos los aspectos de la vida. Esto no significa que el lamento del fin de la cristiandad no sea apropiado. Hay grandes pérdidas como también ganancias. Podemos mirar el pasado con gratitud y aprecio, así como con horror y desprecio. Pero una vez rendido nuestros respetos y tributos es hora de organizar algunas postcristiandad”. El cristianismo imperial está acabado; que“fiestas Dios nos ayude y de valentía para la nueva aventura que representa la postcristianda d.5 ¿QUE ES LA POST CRISTIANDAD? En el primer volumen de la serie Postcristiandad, propuse una definición de la postcristiandad que parece haber tenido buena
aceptación: “la cultura que emerge a medida que la fe cristiana pierde coherencia dentro de una sociedad moldeada por el relato cristiano e instituciones que se desarrollaron para expresar convicciones cristianas. Esta cultura ya no es tan influyente”.6 En el mismo libro sugiero que el cambio de la cristiandad h acia la postcristian dad puede resumirse en los siguientes cambios: • Del centro a la marginalidad: durante la cristiandad el relato cristian o y las iglesias eran centrale s, no así en la po stc rist iandad, son marginales. • De la mayoría a la minoría: durante la cristiandad las mayorías eran cristianas, no así en la cristiandad, los cristianos son minoría.
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• De ciudadanos a peregrinos: durante la cristiandad los cristianos se sentían en casa en una cultura moldeada por su relato. No así en la postcristiandad. Somos exilados, peregrinos y extran jeros en una cultur a que no s e siente como nuestra casa. • Del pri vilegio a l pluralismo: Durante la cristiandad los cristianos gozaban de muchos privilegios, no así en la cristiandad, no somos más que una comunidad de fe entre muchas otras. • Del control al testimonio: Durante la cristiandad las iglesias ejercían control sobre la sociedad, no así en la post cristiandad, nuestra influencia se da a través del testimonio de nuestro relato y sus implicaciones. • Del mantenimiento a la misión: Durante la cristiandad el énfasis era ma nten er el status quo cristiano, en la postcristiandad la misión se da en un contexto competitivo. • De la institución al movimiento: Durante la cristiandad, las iglesias operaban en forma institucional, pero durante la pos tcris tiandad nos vo lvemos a convertir en un movimiento cristia no.7 Tuve oportunidad de hablar sobre estos cambios en muchos lugares. Generalmente sugiero que los primeros 5 están ocurriendo nos guste o no. Los dos últimos son desafíos a los que podemos responder más eficazmente. Las reacciones a estas transiciones han sido varias, pero nadie las ha cuestionado como erróneas o intrascendentes. La postcristiandad es una realidad que todos los cristianos occidentales reconocen, aun si para muchos el término es nuevo. ¿Cuáles fueron las reacciones con las que me encontré? Estas son tres de las más votadas: • “Reconoc emos la realidad que estás d escribiendo, pero n o estamos dispuestos a aceptarla. ¿Hay alguna forma de restaurar la cristiandad?” • “Nuestra iglesia nunca fue parte de la cristiandad. ¿Será que Dios está levantando gente como nosotros para reemplazar a
la cristiandad?”
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• “No creemos que el futuro se verá de esta forma. Dios no lo permitirá. Habrá un reavivamiento que volverá a traer a la gente hacia Dios”. Sinceramente ninguna de estas razones logra persuadirme. No creo que haya una vuelta a la cristiandad, ni tampoco quisiera ver una restauración de un sistema como este. Estoy dispuesto a aceptar que muchas iglesias nueva s no se sie nten muy identificadas con la cristiandad, pero lamentablemente la mayoría ha sido infectada con este virus, si se les diera la oportunidad reinventarían la cristiandad. Además , me siento tentado a sospechar que mucho de lo s “avivamientos” están permeados de supuestos y expectativas de la cristiandad como mínimo muchos piensan que los cristianos occidentales son los favoritos de Dios de manera que la fe cristiana nunca será marginal. Los anabautistas, así también como cristianos de otras tradiciones, nos sentimos tentados a dar una respuesta diferente a estos cambios. ¿Qué pasaría si estas iglesias estuvieran en una etapa de exilio? ¿Qué pasaría si Dios fuera el que nos está sacando de la cristiandad para tener un reencuentro fresco y renovado con el evangelio ? ¿Cómo reaccionaríam os si nos diéramos cuenta que hay paralelos entre el exilio Babilónico de I srael del cual escribió J e remías y nuestra experiencia contemporánea? En lugar de quejarse y querer volver a Jerusalén, desesperados por el futuro o mostrando apatía por su nueva realidad, Jeremías animó a los exilados a aceptar su condición como parte de la voluntad de Dios. Dios los animó a bendecir a los que ellos percibían como sus enemigos y actuar atrevida y creativam ente a favor de su propia comunidad (Jeremías 29:19). Hoy podemos decir retrospe ctiva me nte que el exili o tuvo un profundo significado para los israelitas. Su visión de Dios se expandió enormemente: Dios no sólo estaba en Israel o en Babilonia, Dios era soberano en toda la tierra. El tema perenne de la idolatría fue confrontado. Surgió la sinagoga en un contexto en donde no había más acceso al templo. Esto transformó su vida religiosa al punto que influyó en la forma y práctica de la iglesia primitiva. Esta nueva
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situación se convirtió en semillero para entender los propósitos de I)ios para la humanidad, cu lminando en los nuevos cielos y la nueva I ierra. ¿Es po sible que un nuevo exil io para la igle sia de hoy teng a el mismo poder transformado r, liberador y visionario? ¿Podemos ver la mano de Dios en todo esto? Esto no significa que un contexto postcristiandad será fácil de navegar para la práctica de la fe y el discipulado. Los anabautistas creen que este legado mixto en el cual nos encontramos nos ha debilitado para los tiempos por venir. Pero sin dudas, si abrimos nuestros ojos descubriremos oportunidades muy alentadoras. Quizás este nuevo contexto les de una ventaja natural a los anabautistas. Las siete transiciones que describimos arriba significan un cambio de par adigma muy imp ortan te para las iglesia s aco stumbradas a habitar la centralidad de la historia y el status quo. Será di fícil para aquellos cristia nos acostumbrados a s entir se seguros y establecidos. La transición de una forma de ser institucional a un movimiento que sacude la mentalidad de mantenimiento y promueve un espíritu misionero no será fácil. Demandará mucha paciencia, determ inación y con stan te actitud de vigilia para que los viejos paradigmas no vuelvan a reafirmarse. Sin embargo, sabemos que los anabautistas casi siempre han sido una minoría en la marginalidad, operando en un contexto competitivo sin poder tener control de la situación, percibiéndose a sí mismos como peregrinos y extranjeros. Por momentos se han acostumbrado al mantenimiento en lugar de la misión, el institu cionalismo se ha convertido en parte del ethos de la iglesia, sin embargo, el movimiento y la misión han sido parte central de la identidad anbabautista. Los an abaut istas por ser una tradición qu e funcionó en los márgenes de la cristiandad tienen algunas contribuciones distintivas que pueden apo rtar al resto de l as tradiciones cristian as que siguen lamen tando el fin de la cristiandad. ¿Qué pue den traer los anabautista s a las celebraciones del fin de la postcristiandad ? • Un llamado al arrepentimiento.
Un simple reconocimiento del
fin de la cristiandad junto a los ajustes que se necesitan hacer
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no es suficiente. Si queremos hacer uso de las oportunidades que se nos presentan necesitamos reconocer aquellas prácticas de la cristiandad que distorsionaron el evangelio, nos alienaron de nuestras sociedades y siguen inhabilitándonos hasta hoy día . • Una advertencia contra la ideología. La cristiandad fue mucho más que una región geográfica, una etapa de la historia o un arreglo político. La cristiandad fue una forma de percibir el mundo, una cosmovisión, una ideología. Nos guste o no esta forma de percibir a Dios en el mundo, su constelación de valores y expectativas, seguirá vigente más allá del fin de la cristiandad. Podrá reaparecer bajos nuevas formas en otras partes del mundo.8 • El desafío de desint oxica rse. La cristiandad ha dejado al cuerpo de Cristo repleto de tóxicos en su sangre prácticas, instintos, compromisos, estructuras, actitudes, prejuicios y reacciones que hacen daño a nue stra salud y desfigur an nuestr o test im o nio. Tenemos que desintoxicarnos. • Despojarnos. Los vestigios de la cristiandad están desparra mados por toda s partes numerosas práctica s, instituciones , privilegios, reflejos, actitudes, formas de hablar y pensar. No sólo son obsoletos e inapropiados en una sociedad plural sino que son injustos y estorban la misión. Necesitamos despojarnos de estos y aprender diferentes formas de pensar y actuar en la po stcris tiandad. Todos estos aspectos no se ven como regalos atractivos para traer a la fiesta. ¿Qué pue den traer los an abautistas? • Prácticas disidentes. Por casi 5 siglos los anabautistas exploraron nuevas formas de seguir a Jesucristo y ser iglesias comunidades que no se sujetan a las presuposiciones de la cristiandad. Como veremos en el próximo capítulo, algunas de estas prácticas preceden al siglo 16 y ya se conocían en grupos disidentes medievales.
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• Ideas innovadoras. Al abrir las persianas nos permitimos ver una cantid ad de temas que antes no podíamos ver — teolog ía, ética, eclesiología y misión. Uno de los aspectos que atrajo a mucha gente al anabautismo capacidad de imaginat pensar formas no convencional es, estimularesellapensam iento ivo. • Experienci as desd e la marginalidad. Para los que estaban acostumbrados en el pasado a influir políticamente, alcanzar status social y protagonismo cultural, la marginalidad los pone bastante incómodos. El anabautismo ha sido por naturaleza un movimiento marginal y sabe como navegar en esas aguas. Los anabautistas tienen instinto natural en como conectar los relatos evangélicos con la marginalidad. • Testimonio de paz. El contexto de la postcristiandad es muy competitivo. Nuestro llamado es a dar testimonio de Jesu cris to en una sociedad plural donde existen varios grupos de interés que pueden llevarnos a la frag mentación social. Algunos pueden sentirse tentados a retirarse y recluirse (una tentación muy común entre anabautistas). Otros se sienten tentado a actuar beligerantemente, defendiendo viejos privilegios o imponiendo sus puntos de vista a otros. El anabautism o no nec esita de estas actitudes. Ofrecemos un testimonio de paz que aspira a integrar palabras con testimonios, escucha activa y diálogo. • La cen tral idad de Jesús. Ya exploramos esto en el capítulo anterior. Una de las mayores contribuciones que podemos traer a los cristianos de la postcristiandad es la insistencia en la centrali dad de Jesús . Como representantes de una tradición con larga trayectoria de marginalidad, los anabautistas podemos contribuir muchos más que con críticas negativas. Podemos contribuir con una interpretación alternativa y una forma encarnada del discipulado cristiano. Hay otras formas de ser iglesia y seguir a Cristo de las que conocemos tradicionalmente. Cada uno traerá su énfasis y contribución. Lo imp ortante es entende r que la postcristiandad presenta rá
oportunidades para el uso de una gama muy variada de dones.
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La frecuente vinculación de la iglesia con el status, la riqueza y la fuerza no es apropiada para los seguidores de Jesús y dañan nuestro testimonio. Estamos comprometidos a ser buenas nuevas a los pobres, los marginados y los perseguidos, conscientes de que este discipulado genera oposición y a vece s puede resulta r en sufrimiento y martirio.
CRISTIANDAD SIGNIFICÓ CONNIVENCIA El legado más visible de la cristiandad en Europa son las catedrales, basílicas e iglesias parroquiales locales donde adora la gente domin-
go tras domingo por siglos. Estos edificios llevan las huellas de generaciones de creyentes que adoraban allí. Son lugares donde la gente oraba, cantaba, se lamentaba o celebraba sentados tranquilamente y en actitud reverente. Para muchos visitantes estos son los lugares naturales donde uno siente la presencia de Dios por medio de la oración. Estos luga res también comunican teología y relatan la historia Cristina por medio de su arquitectura, vitraux, tapicería, pinturas, esculturas, iconos y mosaicos. En muchas zonas rurales estos edificios eran el centro de la comunidad, en algunos casos aun sobresalen por su altura. No así en las ciudades donde quedan tapados por edificios de oficinas y depa rtame ntos. A medi da que la cristiand ad se desvane ce, algunos de estos lugares siguen siendo centros de espiritualidad, pero en muchos otros casos, muchas iglesias parroquia se han convertido en depósitos, departamentos, museos o lugares de encuentro para otras comunidades de fe. Muchos de esto s edificios refleja n los valores y presuposiciones de la cristiandad. Fueron diseñados para audiencias pasi vas en las cuales los predicadores daban sus sermones mientras los fieles escuchaban en lugar de participar comunitariamente. La arquitectura de estos edificios intentaba comunicar la grandeza y magnificencia de Dios, pero también comunicaba el rol social de la iglesia. Adornados con costosos materiales que pretendían comunicar la gloria de Dios. Pero también reflejan la riqueza de la iglesia y las decisiones que sus líderes habían hecho respecto al uso de recursos. Muchos edificios tienen banderas en insignias militares que sirven para recordar a los que dieron sus vidas en diferentes guerras, lo que nos recuerda
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cuan involucrada estuvo la iglesia en la santificación de la violencia. Los edificios históricos de la iglesia reflejan su gloria y sus concesiones con la cristiandad. La conversión de Constantino produjo este programa masivo de construcciones fabulosas de basílicas con los fondos imperiales para crear espacios de adoración que fueran adecuados para la religión oficial del imperio. Modelados de acuerdo a los edificios más fastuosos de la época, estas basílicas y catedrales proveían espacios para las masas de personas que venían a adorar. Ya no había lugar para las pequeñas iglesias que se reunían en locales, casas o cualquier lugar donde pudieran ocultarse de sus perseguidores. Los espléndidos edificios eclipsaban a cualquier otra arquitectura del pasado. Ubicados en lugares centrales de Europa, demostraban claramente el triunfo del evangelio sobre el paganismo. Pero así mismo encarnaban la connivencia de la iglesia con el status, el poder, la riqueza y todo aquello que hoy nos resulta difícil de digerir. Los primer os anaba utistas se sentían profundam ente perturbados por esta connivencia. La mayoría de ellos venían de las clases bajas, de los que no tenían acceso al poder, de ser perseguidos por su testimonio de seguimiento de Jesús. Sin dudas, todo esto los hacía muy sensibles. La exorbitante riqueza de la iglesia que se generaba gracias a los diezmos y ofrendas de aquellos que a duras penas podían contribuir, era algo totalmente inconsistente con el mandato y ejemplo de Jesús de traer buenas nuevas a los pobres (Lucas 4:1820). El status de privilegio de los obispos, la identificación de la iglesia con los poderosos, y su renuencia a cambiar las estructuras opresivas eran difícil de compatibilizar con el mensaje subversivo del evangelio en el cual los ricos y poderosos serían humillados y los pobres/humillados serían exaltados (1:52). A esto se le sumaba la complicid ad de la iglesia en el uso de la violen cia y la fuerza del estado sean en guerras, cruzadas, ejecuciones, tortura, inquisición o persecución lo cual provocaba gran preocupación en aquell os que escuchaban el mens aje de Jes ús a amar a los enemigo s y renunciar a la violencia y coerción.
Los anabautistas contemporáneos seguimos preocupados por estas prácticas. Sin dudas el constantinianismo trajo cambios
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inevitables. En lugar del evangelio transformar al imperio, fueron los valores y prácticas del imperio los que transformaron a la iglesia. Las iglesias primitivas lejos estaban de ser perfectas, pero sin dudas defendían un estilo de vida y discipulado que es evidente en el Nuevo Testamento. Se esperaba que los miembros de las iglesias se dista nciaran del statu s, la riqueza excesiva y el uso de la fuerza. Las comunidades cristianas durante los tres primeros siglos se distinguieron por la forma en que utilizaban el dinero, minimizaron el status y rechazaron el uso de la violencia. Asimismo los primeros anabautistas se caracterizaron por ser generalmente pobres, insignificantes y perseguidos. Todo esto cambio después de constantinianismo: surge la connivencia con el status, la riqueza y el uso de la fuerza. Todo esto distorsionó el evangelio y daño el testimonio de Jesús. La asociación de la iglesia con el status, la riqueza y la fuerza siguen alienando a la gente del evangelio. A pesar de ser pocos y tener poca influencia, muchos perciben a la iglesia como una institución reaccionaria que promueve y encarna los valores del sistemamás preocupados por mantener el orden social antes que promover la justicia social. Muchas iglesias y denominaciones siguen siendo dueños de propiedades afluentes y están radicados en zonas de alto ingresos antes que en barrios pobres. Aunque la iglesia ya no ocupe un lugar de poder desde el cual ejercer influencia aun sigue ocupando un lugar de privilegio desde el cual puede influir a la sociedad. La impresión preponderante es que la perdida de status, riqueza y poder para ejercer control es el resultado de circunstancias históricas antes que acciones de renunciamiento y arrepentimiento. LA POST-CRISTIANDAD COMO OPORTUNIDAD
La llegada de la postcristiandad da la oportunidad a las iglesias de arrepentimos de estas asociaciones para recuperar un sentido de llamado a seguir a Jesús y ser buenas nuevas a los pobres, a los desamparados y perseguidos. Ya mencionamos algunos de estos cambios, vale la pena repasarlos nuevamente:
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Del centro a ¡a mar ginalidad : una iglesia en la marginalidad puede retornar a sus raíces históricas y tomar partido a favor de los pobres y desposeídos por los cuales trabaja Dios. En lugar de favorecer estrategias verticalistas de arriba hacia
abajo se da preferencia a estrategias de abajo hacia arriba. La iglesia de la postcristiandad puede adoptar este tipo de estrategias al asociarse con los marginados. De ser mayoría a minoría: Una iglesia minoritaria puede recuperar su voz. Durante la cristiandad la iglesia invirtió tanto en el status quo que se hizo casi imposible distinguir entre lo que era una sociedad “cristiana” y el reino por venir. La iglesia de la postcristiandad puede redescubrir la esperanza—o sea
una visión de cómo sería la sociedad cuando el reino llegue a su plenitud—y defender a aquellos que están excluidos del sistema. De sedentarios a peregrinos: Una iglesia en exilio, una iglesia peregrina esta mejor posicionada que una iglesia sedentaria y segura. En su primera carta, el apóstol Pedro llamó a los cristianos esparcidos por el imperio, paroikoi (residentes extranjeros 1 Pe. 1: 11). Los que están en ciudades y provin-
cias desparramados pero cuya lealtad primaria es al reino de Dios. Durante la cristiandad los paro ikoi era los parroquianos, los que asistían a misa. En una era postcristiandad la iglesia pude mejorar sus reflejos contraculturales sobre temas en los que el pasado cedió o negoció. Del contro l al te stimonio: Una iglesia que ya no está más en control de la historia, que no podrá controlar lo que crea la gente o como revertir la situación a su estado srcinal, se encuentra en mejores
condiciones para dar testimonio del evangelio. Durante la cristiandad la iglesia invirtió mucho tiempo y energías en ejercer control sobre la sociedad y la cultura; persiguió a los disidentes e impuso su voluntad a los pobres y desposeídos. Al reconocer que estos días forman parte del pasado y al renunciar a políticas opresoras, la iglesia se encontrará en mejores condiciones para vivir un evangelio más auténtico que sea realmente buenas nue
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vas a los pobres y que inspire a seguir a Aquel que nos guía en esta forma de vida. APRENDIZAJE CONTINUO
Las dos convicciones que desarrollamos en este capítul o dema ndan una actitud de aprendizaje continuo. De hecho los anabautistas contemporáneos no pretenden saber que pasará en la postcristiandad o que desafíos se presen tarán . Aspiramos a apr ender de esta tradición así como la d e otros (Valdenses, Lolardos , Hermanos Checos, Moravos y los primeros B aut istas). Aspiramos y esperamos que aquellos que rechazaron la cristiandad mucho antes de que esta se desintegrara puedan servirnos de guía en la postcristiandad. Queremos ta mb ién despegarnos de la s falsas asociaciones que hicimos en el pasado y comprometieron nuestro testimonio para redescubrir lo que significa ser buenas nuevas a aquellos que se encuentran marginados de la sociedad. En el capítulo 1 mencione a Expresiones Urbanas, una agencia misionera centrada en valores anabautistas. Su mandato es plantar iglesias en contextos urbanos sin imponer agendas preestableci das de lo que significa plantar iglesias sino por medio de la encarnación de los valores del evangelio en comunidades diversas. ¿Por qué damos prioridad a contextos urbanos? Muy simple, creemos que en estos contextos la realidad de la postcristiandad es más evidente y nos desafía a encontrar formas auténticas de encarnación con comunidades diversificadas. Si no exploramos y aprendemos de estas comunidades, se nos hará más difícil en otros contextos donde nos crucemos con la postcristiandad. No obstante, una razón más fundamental se encuentra en nuestro compromiso expresado en la cuarta convicción: “explorar lo que significa ser buenas nuevas a los pobres”. Expresiones Urbanas tiene también sus propias convicciones derivadas de la tradición anabautista. Estas son dos a modo de ejemplo: • Nos comprometemos a seguir a Di os en la marg inalidad esperando descubrir como Dios está obrando entre los desposeídos y los lugares de debilidad.
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• Nos comprometemos al servicio i ncondicional, u n ministerio integral, una proclamación desafiante, dando prioridad a los pobres y siendo voz a los sinvoz.9 Ser una voz para los sinvoz es también parte central del ministerio Speak, otra de las agencias de orientación anabautista mencionadas en el capítulo 1. Esta comunidad tiene como visión fundamental la promoción de la justicia social: “¡Levanta la voz por los que no tie ne n voz! ¡D efiende los derecho s de los des poseídos!” Proverbios 31 :8 10 Existen muchas agencias y congregaciones involucradas en tareas similares y a veces con un alcance mayor qu e tiene n funda men tos teológicos similares. No pretendemos sugerir que los anabautistas tienen la exclusividad en este tema, simplemente tienen un acercamiento distintivo. La cuarta convicción nos une a un gran movimiento de cristianos que están explorando nuevas formas de ser buenas nuevas a los pobres en un contexto de retirada de la cristiandad. La transición de la cristiandad a la post cristiandad es algo que esta ocurriendo. Creemos que una actitud abierta de aprendizaje son las respuestas y compromisos adecuados para los anabautistas y otros cristianos que estamos transitando hacia una cultura emer gente. El compromiso con los pobres y los desposeídos y la actitud de un aprendizaje continuo sin caer en el error de tener todas las respuestas nos recuerda la vulnerabilidad implícita en la frase “el anabautista al desnudo” (título srcinal del Anabautismo al Desnudo). La vulnerabilidad se hace más palpable en la oración final de la cuarta convicción: Estamos comprometidos a ser buenas nuevas a los pobres, los marginados y los perseguidos, conscientes de que este discipulado genera oposición y a veces puede resultar en sufrimiento y martirio. Durante el siglo 16 miles fueron ejecutados, torturados, encarcelados, exilados, ahogados, separados de sus familias y despojados de sus casas y posesiones. El sufrimiento y la persecución no fue algo que los tomó de sorpresa. Cuando leían 2 Tim ote o 3 :1 2, “Así mismo s erán perseguidos todos los qu e quieran
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llevar una vida piadosa en Cristo Jesús” y otros textos referidos al sufrimiento por el seguimiento de Cristo lo aceptaban como algo normal. Este tipo de actitudes los llevó darse cuenta claramente que la cristiandad era un siste ma an ticris tian o y que además las iglesias persecutorias no podrían ser cristianas. Las referencias a persecución y martirio en esta convicción pueden sonar un poco exagerados y fuera de lugar para los cristianos occidentales. Seguramente este tipo de tratamientos no ocurran en sociedades que se jactan de ser liberales y tolerantes. ¿Qué tendría que hacer uno para que lo persigan y martiricen en Gran Bretaña hoy? Ocasionalmente se escuchan historias de cristianos que se quejan por restricciones que ocurren en el ámbito laboral y los obligan a entrar en situaciones de connivencia que comprometen sus convicciones, pero sin duda ninguna de estos incidentes puede calificarse como persecución. Tam bién es raro que l os cr istia nos que quieren mantener los privilegios de la cristiandad sufran persecución por promover sus propios intereses en lugar de promover justicia para todos. Esto no es persecución. Pero los cristianos occidentales somos parte una iglesia global. Muchos miembros de esta iglesia sufren persecución en otras partes del mundo por causa de su discipulado y seguimiento fiel de Jesucristo. Muchos sufrieron el martirio. Los anabautistas nos identificamos con aquellos que sufren por causa de Cristo alrededor del mundo. ¿Habrá persecución en el futuro y aun martir io para aquellos que viven en la postcristiandad? Podría ser. En Gran Bretaña ya se han dado casos de tensión contra aquellos que se convierten o hacia aquel los que se los considera respons ables por es tos cambios. Muchos secularistas frustrados por la persistencia de la religión y el resurgim iento de la espiritualidad en sociedades qu e se suponen tendrían que haber madurado, se están poniendo cada vez más agresivos y beligerantes. Si alguno de estos factores amenazara el estilo de vida afluente de las sociedades occidentales, es muy probable que se tomen medidas a fin de proteger la seguridad. Las libertades se rían reco rtadas a cualquiera qu e amenazara el status quo. Si la postcristiandad se identifica con los pobres, los desposeí
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dos y los perseguidos—a menudo los que funcionan como chivos expiatorios en tiempos de crisis- es muy factible que los seguidores de Jesús también sufran con ellos. En fin, como interpretamos lo que dice el versículo de Timoteo: “Así mism o serán per segu idos to dos los que qu ieran ¡levar una vida pia dosa en Cristo Jesús’’. En vez de preguntarnos si es posible que se de persecución en las sociedades occidentales modernas, deberíamos preguntarnos por que no estamos sufriendo. ¿No será que todavía estamos recibiendo los beneficios de la cristiandad? ¿No será que no estamos viviendo un discipulado fiel que merezca persecución? Esa sería la pregunta que los primeros anabautistas nos dejarían para pensar.
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Comunidad y Discipulado
de la cristiandad y el surgimiento gradual de una cultura qu e a esta altura pode mos llamar postcristiandad levanta una serie de preguntas para la iglesia en las sociedades occidentales. Ya reflexionamos sobre algunas de ellas. ¿Con quiénes se identifican y expresan solidaridad las iglesias? ¿Cómo despegarse de las alianzas con el status quo, la riqueza y el poder? ¿Cuáles son las nuevas oportunidades que presenta la postcristiandad? ¿Cómo respondemos al desafío de convertirnos en comunidades misionales con capacidad de respuesta en una cultura emergente? EL OCASO
La quinta convicción nos invita a profundizar en la naturaleza y dinámica de la comunidad cristiana. ¿Qué tipo de iglesias pueden responder creativa y atrevidamente en este medio cambiante? ¿Qué nuevas perspectivas puede ofrecernos la tradición anabautis ta dado que el legado de la cristianda d es ambivalente y a veces problemático en estas áreas? Las iglesias son llamadas a ser comunidades de compromiso con el discipulado y la misión. Lugares donde se fomenta amistad, el compromiso mutuo y una adoración multifacética. Al comer juntos y compartir la cena del Señor, afirmamos la esperanza y buscamos juntos el reino de Dios. Nos comprometemos a desarrollar este tipo de iglesias en donde se valoran a los jóvenes y los ancianos; dónde el liderazgo es abierto al diálogo y los roles se asignan según los dones y no el género. El bautismo es para creyentes. 91
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No debería sorprendernos en un contexto de cambio cultural (del cual el cambio de l a cristianda d hacia la postcris tian dad es sólo uno de los aspectos) que los cristianos de las sociedad occidentales estén lidiando con lo que significa ser iglesia hoy. Seguramente a muchos lectores les sonará familiar términos como “nuevas formas de ser iglesia”, “iglesias emergentes”, “nuevas expresiones de ser iglesias”. Quizás algunos ya estén involucrados en algunas de estas iglesias y ya tengan claridad de lo que debe suceder en la iglesia; otros probablemente estarán en camino tratando de descubrir en que se convertirán. Algunos estarán motivados por la misión, especialmente en barrios y vecindari os olvi dados, otros e starán bu scando nuevas expresiones de adoración y comunidad.1 Aun habrá otros que trata rán de responder a la pregun ta ¿qué significa ser iglesia? al cuestionar el rol central de reuniones con gregacionales característicos de las iglesias de la cristiandad. Para algunos esto significará seguir caminan do con sus iglesias y a la vez preguntarse que significa ser comunidades de estilo de vida sencillo— con un interés especial por c rear comuni dades sustentab les y reproducibles en una era en donde cada vez es más difícil sostener grandes instituciones. Otros pueden argumentar que aun las iglesias de perfil sencillos siguen comprometidas con estructuras y reuniones, estos abogan por estructuras aun menos visibles. Finalmente está n aquellos qu e defienden l a idea de formar comunidades inte ncio nal es en las cuales se pueda vi vir un discipul ado más auténtico. Proponen nuevas formas de monasticismo.2 Aun así, la mayoría de los cristianos siguen participando entusiastamente o a desgano en iglesias que funcionan bajo el paradigma de la cristiandad. En efecto, las iglesias más vibrantes y crecientes se caracterizan por cultos tradicionales, doctrina conservadora, estilo de liderazgo gerencial patriarc al e institu cion al. Muchas de estas iglesias observan con desprecio a las frágiles iglesias emergentes que surgen a su alrededor. No ven necesidad de andar con ideas raras sobre el fin de la cristiandad. Simplemente se adaptan en forma más pragmática a los cambios culturales. Hay catedrales por todo Inglaterra (los vestigios mas impresionantes de la cristiandad) que reportan un resurgimiento en sus audie ncias.
COM UNID AD Y DISCIPUL ADO
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Llevará un tiempo s aber si la ola crecien te de iglesias emergen tes y nuevas formas de ser iglesias term inará n siendo sus ten tables y mis ionológicam ente viables. Llevará tiempo ta mbién saber si las iglesias que lograron sobrevivir exitosamente podrán servir a la última generación para quienes la cristiandad es su hábitat natural proveyendo simultáneamente seguridad y estabilidad en un período de incertidumbre. También llevará tiempo saber si es tas comunidades pueden adaptarse con una audiencia muy diversa en un contexto postcris tiano. Durante tiem pos de transició n se requiere adaptación a lo provisorio y espíritu de gene rosidad, en lugar de dogmatismo y competi tividad. Además, la postcris tian dad será muy diversa y demandará mucha capacidad de adaptación. Las iglesias tradicionales y las emergentes tendrán que sumarse a un proyecto compartido para formar un ecumen ismo m isionero si es que estamos dispuestos a aprender a ser iglesia después de la cristiandad. EL ANABA UTISM O COMO
MO VIM IENT O EME RGE NT E
¿Qué tipo de contribuciones puede hacer el anabautismo a este mov imiento m isionero ecuménico y a las nuevas formas de ser iglesia después de la cristiandad que sean contextualmente sensible y consistente con valores y prácticas bíblicas? El anabautismo primitivo fue un movimiento emergente. A pesar de las diferencias culturales hay muchas coincidencias con el movimiento de iglesias emergentes contemporáneo: • Las iglesias anabau tistas surgieron en un contexto de muchos cambios: social, político, económico, cultural y religioso. Se cuestionaban fuerte men te la autor idad y legitimidad. • El anabautismo no surg e como u n movimiento mono causal. Diferentes grupos fueron emergiendo en diferentes partes y poco a poco se fueron descubriendo unos a otros encontrando pasiones similares. • Las comuni dades anabautistas se desar rollar on de diferent es formas y a veces estaban profundamente en desacuerdo con las decisiones y practicas de otras comunidades.
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• Los anabautistas usaron la nueva tecnol ogía (la imprenta en lugar de Internet) para difundir sus ideas y conectarse unos con otros. • Muchos anabautistas se sintieron
desilusionados por las
experiencias de sus iglesias heredadas y por el fracaso de estas iglesias en adaptarse a un nuevo contexto social. • Los anabautitas se mostraron abiertos a ap render nuevos modelos y patrones alternativos de la vida de la iglesia sin sujetarse a restricciones eclesiales. • Muchas igles ias anabautistas rechazaron la mentali dad de representación y optaron por una vida de iglesia donde todos podían ser escuchados. • Algunos contemporá neos los llamaron los “nuevos mon ást icos”3 por su énfasis en el discipulado y comunidad. • La misión fue central al anabautismo, no sólo estaban preocupados por la igle sia, también les interesaba la transform ación personal y social. • Las iglesi as anabautistas ofrecían alternativas a l a iglesia dominante de la cristiandad. Algunas de las iglesias emergentes contemporáneas se están acercando al anabautismo como fuente de inspiración y guía porque tienen muchos intereses en común. Varios observadores de las iglesias emergentes resaltan algunas de estas similitudes. El anabautismo es un aliado natural de las iglesias emergentes entre los que se puede dar diálogo y apoyo mutuo . Esto quizás se vea más intensificado cuando las iglesias emergentes entiendan e interpreten su contexto como postcristian o y no só lo como postmoderno. Una iglesia emergente con valores anabautistas explícitos es la Iglesia de Paz en Birmin gham , In gla ter ra.4 Jo e y Sara Baker, líderes de la comunidad participan de cursos de Expresiones Urbanas así también como de la Red Anabautista. En el website explican como los anab autista s contrib uyeron a su identidad. Hay otras iglesias de paz emergiendo en Bristol, Coventry y otros lugares. ¿Qué tipo de iglesias emergen si la paz es uno de sus valores centrales?
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En una conferencia de la Red Anabautista en Mayo del 2008 (coorganizada con la comunidad Northumbria) hubo otras comunidades emergentes representadas. La conferencia se llamó “Nuevos Hábitos para un Nueva Era”. El propósito de la conferencia era explorar posibles aprendizajes del monasticismo para un nuevo contexto cultural. Con la ayuda de un monje franciscano y miembros de la comunidad Nothumbria logramos aprender nuevas expresiones de la tradición Celta y del monasticismo. La jornada fue muy productiva y se dio en un contexto de aprendizaje muto. Si no fuera otra cosa, lo que el anabautismo puede ofrecer al movimiento emergente es saber que no son ellos los primeros en leva ntar preguntas relacionados con nue vas formas de ser iglesia. Al respecto la tradición anabautista ofrece dos perspectivas más: Primero, fue una tradic ión que surgió en los márgenes de la cristiandad como una oposición consciente a algunas de las creencias, estructuras, prioridades y prácticas de las Iglesias de la cristiandad. El anabautismo ofrece un punto de referencia históricamente inusual para aquellos q ue está n buscando nu evas forma s de ser iglesia después de la cristiandad. El simple hecho de que las Iglesias emergentes se asemejen a los valores y practicas del anabautismo del siglo 16 no les da validez en sí mismo, pero si demuestra a sus críticos que estas Iglesias no son simplemente un subproducto de la postmodernidad. Segundo, los anabautistas estaban menos preocupados por no encajar en sus culturales que por recuperar practicas del Nuevo Testamento que se habían perdido. No especulaban con las consecuencias sociales. Quizás esto sea saludable para algunas Iglesias emergentes desafiando su tendencia a dar prioridad a lo culturalmente relevante sobre su fidelidad a lo contracultural. Pero, a medida que investigamos la quinta convicción vale la pena notar que para muchas Iglesias heredadas el anabautismo tiene un aporte para ofrecer. A medida que la cristiandad se desintegra muchas iglesias toman conciencia que es tiempo de reinventarse como iglesias. Más que emerger, se podría decir que están evolucionando. Las dinámicas son diferentes pero tanto los temas como las opciones son similares. Es fundamental que tanto las iglesias here
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dadas como las iglesias emergentes aprendan unos de otros a medida que la postcristiandad avanza. Es posible que el tema del interés compartido en el anabautismo sirva como eje de comunicación COMUNIDADES DE DISCIPULADO Y MISIÓN
El anabautismo no es la única tradición que tiene una perspectiva exclusiva sobre comunidades discipulares y misión. Así como en otras tradiciones , el anab autismo com parte estas y otras convicciones similares con muchas otras iglesias. No obstante se subestima la contribu ción que puede hacer el anabautism o al respecto. Quizás no tiene nada de novedoso sugerir que el discipulado y la misión son componentes centrales de la iglesia, lo que si es interesante es resaltar que los anab autistas fueron maltratados y pers eguido s por estas prácti cas. A lo largo de l a c ristiandad, ir a la iglesia era una prá ctica común compartida por la mayoría de la gente. La iglesia era un edificio sagrado visitado regular o periódicamente por la gente. El oficio religioso estaba organizado por profesionales, la gente que asistía permanecía como meros espectadores de una institución a la cual estaban acostumbrados a ir desde su infancia buscando satisfacer sus necesidades religios as. Mem bresía en la iglesia y ciudadanía era dos conceptos entrelazad os. Ir a la iglesia er a un hecho cultural qu e uno compartía con sus vecinos. Muy pocos fieles se percibían a sí mismos como participes de la misión de Dios o como parte de una comunidad misional. El mero lenguaje de la misión era ajeno a la mayoría de la gente (de hecho el término misión se refería al concepto teológico del Padre que enviaba al Hijo, muy pocos veían alguna relación entre esto y su propia vida). Aparentemente no había necesidad de misionar ya que dentro de la cristiandad todos eran cristianos y como tal se encontraban bajo el gobierno de Cristo que era mediado por las autoridades religiosas y civiles. Sin dudas, la misión era apropiada para aquellos territorios que estaban fuera de la cristiandad, pero de esto se encargaba el estado o sus agencias especiales. La separación entre comunidad y misión es un problema muy arraigado y difícil de superar. A pesar de los muchos esfuerzos por
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juntar estos elementos por medio de conceptos tales como: congregaciones misioneras, iglesias orientadas hacia la misión o iglesia misional, los resultados no han sido los esperados. La separación iglesia/misión está muy arraigada y se resiste al cambio. Para la mayoría de los creyentes la misión es una tarea de especialistas y generalmente es necesaria en otros lugares. Algunos defensores de las comunidades misionales mencionan a los anabautistas como ejemplo de lo que quieren decir. Al igual que sus contemporáneos los anabautistas tenían muy poco conocimiento o interés más allá de la cristiandad, pero a diferencia de sus contemporáneos, ellos consideraban que Europa era el campo misionero. Desde su perspectiva, la cristiandad no era realmente cristiana. Sus amigos y vecinos necesitaban pasar por un proceso de conversión. La sociedad necesitaba ser transformada por el evangelio. Abundan las historias de evangelistas apasionados sin mucha educación que compartían su fe con su familia, amigos y vecinos. Los miembros de las comunidades eran enviados de d os en dos a plantar nuevas iglesias, vendedores ambulantes sembraban el mensaje de pueblo en pueblo mientras se ganaban la vida. Hans Nadler era un vendedor de agujas. En sus viajes de venta por Europa, Nadler entablaba conversaciones con la gente. De acuerdo a un testimonio judicial, “ni bien encontraba gente en búsqueda espiritual dispuesta a escuchar en los hostales o en las calles... les empezaba a enseñar la Palabra de Dios y les explicaba como podían nacer de nuevo”. Nadler era analfabeto pero basaba sus exposiciones en la lectura del Padrenuestro y el credo de los Apóstoles que casi todo el mundo podía entender fueran educ ados o no.5 Otro texto muy usado por los anabautistas fue la Gran Comisión de Mateo 28:1820 que también sirvió de inspiración para la misión global por muchos siglos. Los anabautistas entendían este mandato bíblico no sólo para el bautismo de creyentes en lugar de niños sino también para sus emprendimientos misioneros. No todos los anabautistas son tan entusiastas como los de la primera generación. La persecución continua, entre otros factores, logró que muchas comunidades decidieran mantener silencio y más bien testific ar por medi o de sus vidas y testim onio antes que
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salir a predicar atrevidamente. Este legado continúa hasta el día de hoy y explica porque muchas de estas iglesias prefieren hacer acción so cial y ayuda solidaria. No obst an te, la lucha por recuperar una identidad misional entre los anabautistas contemporáneos pers iste a un hoy. Sí el término misionero no era algo que surgía naturalmente entre los creyentes de la cristiandad, mucho menos lo era el discipulado. La mayoría creía que estos estándares superiores de vida estaban reservado para los clérigos y las comunidades monásticas (aunque tristemente estas características no eran siempre evidentes). El discipulado no era para el cristiano común. Los anabautistas al igual que otros disidentes y movimientos de renovación, no se conformaban con esta situación. Al sentirse defraudados por el fracaso de l a Reform a en inspirar cambios substanciales en la iglesia y sociedad, optaron por plantar nuevas iglesias en la cuales el discipulado y el compromiso eran centrales. De acuerdo a los anabautistas, los reformadores hicieron bien al desmantelar el sistema de doble estándar al abolir los monasterios, pero fracasaron en la implementación del discipulado. Los anabautistas abolieron el sistema doble standard al referirse a los seguidores de Jesú s como discípulos (una de las razones por la cuales los empezaron a llamar “los nuevos monjes”). Las diferencias teológicas entre los reformadores y los anab autistas respecto a su noción de iglesia y expectativas sobre el discipulado eran significativas: • Los reformadores entendían a la gra cia como justificación por la fe por medi o de la obra de Cristo. Los anaba utistas int erp retaban la gracia como el poder transformador de Dios obrando en los que habían sido justificados . • Los reformadores estaban preocupado s por todo l o que sonara a “salvación por obras” enfatizando la soberanía de Dios respecto a la salvación. Los anabautistas rechazaban la doctrina de la predestinación y lo que ellos percibían como “una fe sin obras” en las iglesias de los reformadores.
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• Los reformadores retuvieron e l concepto de iglesias terri to riales que era parte de la cristiandad, y la expectativa de tener comunidades mixtas. Los anabautistas plantaban iglesias con aquellos que se habían comprometido a ser discípulos. Los anabautistas del siglo 16 fueron pioneros en nuevas formas de ser iglesia. Esto dio pie al surgimiento del movimiento que se conoce como “iglesia libre”, el cual proliferó a través de múltiples movimientos, redes y denominaciones. Lo que los unía era que el tema de la membresía de la iglesia era por decisión propia y no por nacimiento. Todos los miembros de la iglesia eran discípulos. Hoy día este modelo de iglesia se da por sentado en muchas tradiciones, lo que muchos no saben es que esta forma de ser iglesia tuvo un costo muy alto en vidas y demandó muc ha valentía. Los an abautistas de hoy están comprometidos con el surgimiento y desarrollo de este tipo de comunidades, iglesias donde el discipulado y la misión form an parte de los valores centr ales de la comunidad. Las iglesias heredadas y las emer gentes siguen lidiando con el equilibrio entre “pertenecer”, “creer” y “comportarse”. En el contexto de suspicacia de la postmodernidad donde el relato cristiano no es tan conocido, mucha gente necesita más tiempo para decidir si quieren o no ser seguidores de Jesús. Peregrinar con comunidades abiertas y hospitalarias, que no presionan a la gente a creer o comportarse de cierta manera, ha sido esencial para muchos que están explorando la fe cristiana. Este fue el caso de Bernard. Su esposa era miembro de la iglesia menonita Wood Green, Bernard no era creyente. Era un judío agnóstico. A lo largo de los años sólo observaba y escuchaba, hizo amistades y participó de varios eventos en la iglesia. Asistía más a la iglesia que muchos de los miem bros. La iglesia le dio la bien ven ida y esperó pacien tem ent e. Bern ard exhibía muchos d e los valores y compartía muchas de la preocupación, pedidos de oración y oraciones. Un día llamó a Dios “Padre”. Fue poco antes de que muriera, 18 años después de hab er ido por primera vez a la iglesia se bautizó como creyente.6
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El acercamiento anabautista al discipulado da pie para este tipo de procesos graduales y llenos de gracia. No obstante, los anabautistas se muestran cautelosos con que el “pertenecer, creer y comportarse” lleguen a estar desconectados. Tal precaución se basa en el hecho de que se pueda inte rpr eta r el discipulado como opcional. El antropólogo anabautista Paul Hiebert habla de acercamientos “cerrados”, “difusos”, “abiertos” y “centrados” en relación al compro miso con la comunidad. Estas categorías han sido muy útiles para muchos líderes en la iglesia.7 Históricamente los anabautistas y la mayoría de los grupos disidentes se han manejado con una actitud “cerrada” marcando una diferencia importante entre los de adentro y los de afuera. Hoy día los anabautistas consideran el acercamiento desde el “centro” como más congruente con sus convicciones. Este acercamiento se preocupa menos por los de afuera y los de adentro y se concentra más en la dirección que las personas toman en la vida. Hay definitiv amen te un c entro y convicciones muy fuertes que definen la comunidad, pero se es abierto en los márgenes. Las comunidades comprometidas con la misión y el discipulado encuentran que un centro en común es de mucha ayuda. AMIST AD Y RESPO NSABILID AD M UTU A
Los anabautistas fueron acusados muchas veces por sus contemporáneos de confundir el discipulado con el legalismo. Al igual que otros grupos orientados hacia el discipulado y la búsqueda de una iglesia pura, se los acusó de ser poco realistas y arrogantes. Sin dudas, muchas veces lo anabautistas pecaron de arrogantes, perfeccionistas, lega listas y de ten er expec tativas poco realistas. Pero el uso frecuente en forma denigratoria de la frase “iglesia pura”, muestra lo bajas que eran las expectativas a las cuales aspiraban sus críticos. Hay suficiente evidencia bíblica para suste nta r la noción de una iglesia pura en la cual los creyentes se distinguen por su estilo de vida (Cf. 2 Corintios 11:23; Filipenses 2:15 y Apocalipsis 19:78). Los primeros cristianos de la iglesia primitiva invitaban a sus adversarios e inquisidores a que examinarán su forma de vida, como se conducían como individuos/comunidad y comprobarán la veracidad de sus convicciones y la presencia de Dios en medio de
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ellos. Existen muchos testimonios reticentes de gente fuera de la comunidad sobre el estilo de vida de las comunidades cristianas durante los tres primeros siglos. Con el advenimiento de la cristiandad esto cambió, el estilo de vida de los miembros de la iglesia fue cada vez menos distintivo del resto de la sociedad, sus vidas no estimulaban a otros a seguir el camino de Jesús. Se trataron de desarrollar argumentos teológicos en torno a las bajas expectativas de discipulado y el concepto “mixto” de la iglesia. Por ejemplo, la parábola de las malas hierbas de Mateo 13:2330, 3643. Se interpretaba como que las malas hierbas no tienen que ser sacadas sino que tienen que crecer en la iglesia hasta el final de los tiempos. La repetición constante de esta parábola sorprendió a muchos cuando se aclaró que las malas hierbas crecen en el mundo y no en la iglesia (una de las pocas parábolas que Jesús mismo interpretó). La distinción pudo haber parecido redundante en la cristiandad donde no había mucha diferencia entre iglesia y sociedad. No obstante, los grupos disidentes insistían en que la parábola no ile gitimiza ba una iglesia mixta . Creían que una iglesia pura (aunque no perfecta) era deseable y posible. La distinción entre una iglesia pura y una perfecta es crucial. Aunque ha habido cristianos y movimientos que adherían al perfeccionismo, la búsqueda de una iglesia pura no implica esto. Muchos críticos no se muestran dispuestos no tiene voluntad para apreciar la diferencia. De hecho, los críticos citan como evidencia del perfeccionismo el tema de la responsabilidad mutua o coresponsabilidad. Se usan varias frases para referirse al tema de la coresponsabilidad: exhortación, disciplina de iglesia, excomunión, la regla de Cristo y cuidado pastoral mutuo. Basándose en el compromiso con esta práctica fundamentado en Mateo 18:1517, los anabautistas insistían en que la coresponsabilidad era la tercera marca de la iglesia además de otras dos reconocidas por los reformadores (predicación fidedigna del evangelio y administración apropiada de los sacramentos). El argumento era que las iglesias de los reformadores no eran comunidades de discípulos porque no se practicaba la coresponsabilidad. La sana doctrina no era suficiente. Los ana bau tistas recon ocían la debili dad huma na y la necesidad
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de apoyo mutuo y corrección, la coresponsabilidad era para discípulos que se iban haciendo en el camino. Los primeros anabautistas se comprometían con este proceso después de bautizarse animándose mutuamente a seguir el camino de Jesús. Lejos de aprobar tendencias perfeccionistas, esta práctica es parte de comunidades que aspiran a vivir en pureza sabiéndose imperfectos, propensos al pecado e infieles. Hay muchas razones por las cuales no se practica la coresponsabilidad hoy día. Individualismo, ética privatista, tolerancia mal entendida, etc. Por lo general, las iglesias tienen poca experiencia en esta materia y cuando surgen situaciones de emergencia en las cuales hay que hacer algo, generalmente no se usa bien y se causa mayor daño. Esto desacredita la práctica y genera desconfianza en otros en cuanto a su uso. Lamentablemente el legado de iglesia en este asp ecto ha sido desastroso, en la mayoría de los casos se usó la disciplina de la iglesia en form a p unitiva y letal. El tema de la coresponsabilidad no es exclusivo a la enseñanza de Jesús registrada en Mateo (interesantemente este es el único pasaje en los evangelios en el que se usa el término iglesia en el contexto de instrucciones para la vida en comunidad). El tema es recurrente en el resto del Nuevo Testamento. Y, una vez más la tradición disidente ofrece un camino alternativo a como la cristiandad inte rpre tab a y aplicaba esta practica. Sin duda, los anab autista s no siempre aplicaron correctamente el tema de coresponsabilidad, pero al menos no ejecutaban a los que se salían del camino. Los anabautistas de hoy son muy cautelosos en esta área por los abusos cometidos en el pasado. Aun así, muchos valoran esta práctica en el contexto de comunidades donde la coresponsabili dad se toma en serio. La coresponsabilidad es un antídoto contra el chisme y la murmuración, una defensa contra facciones y divisiones, y un recurso espiritual. No estamos solos en nuestra lucha contra el fracaso. Cuando las relaciones se rompen, hay un proceso para la sanidad y restauración. Iglesias imperfectas y discípulos imperfectos necesitamos de estas prácticas. Una iglesia en el norte de Inglaterra que ha sido afectada por los valores y prácticas anabautistas tiene un cartel en su lugar de
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adoración con el texto de Mateo 18:1517 y una frase de compromiso público adhiriendo a esta práctica cuando las relaciones se ven afectadas. ¿Cómo afecta a la identidad formativa de la iglesia ver un cartel con estas palabras cada vez que se reúnen? La idea de unir el tema de la coresponsa bilidad con la amis tad en esta 5ta convicción tie ne que ver con que la base para que se den relaciones honestas es la amistad verdadera. La coresponsabilidad sólo funciona en un contexto de confianza mutua. Com o dice Efesios 4 :15 “hablar la verdad en amor” implica un nivel de compromiso mucho más profundo del que normalmente experimentan las iglesias. Paradójicamente, o inevitablemente, mucha gente en una sociedad individualista esta buscando este nivel de relaciones. Mucha gente deja sus iglesias por la superficialidad o institucionalidad de las relaciones que lejos están de lo que significa la amistad. Muchos se han sentido atraídos al anabautismo por su énfasis en comunidad, hospitalidad y amistad. No es coincidencia que muchos asocien el anabautismo con casas abiertas y comidas compartidas. Esta convicción anticipa una iglesia donde se come juntos, cosa que muchas iglesias anabautistas practican con mucho entusiasmo. Tengo unos amigos que plantaron una iglesia en el este de Londres centrados en valores anabautistas y un slogan fácil de recordar: “No hay reunión sino hay comida”. Otros están involucrados en iglesias alrededor de la mesa. Usan liturgias mientras comen: integran oración, comida, charlas, reflexiones bíblicas, santa cena y hasta lavamiento de pies. Para muchos anabautistas, la cocina y el comedor antes que el santuario son símbolos de su lugar de reunión. Los anabautistas de hoy como los del pasado lejos están de vivir sus propias expectativas como la de otros, hay muchas historias no muy felices pero también hay muchas que son inspiradoras. No ob stan te, la insisten cia en la práctica de la coresponsabil idad entre los anabautistas nos sigue animando a nutrir el tipo de comunidades en las cuales las relacion es son fue rtes y nos anim an a vivir una vida liberadora y en plenitud.
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PLURALIDAD EN LA ADORACIÓN Y LIDERAZGO COMPARTIDO
Una de las razones por las cuales se llama a la coresponsabilidad disciplina de iglesia es porque los líderes eran quienes estaban en control de la misma. Esta era la norma durante la cristiandad, el liderazgo era clerical, los clérigos podían usar la fuerza policial para sancionar a miembros en falta. Lo cierto es que no hay mención de líderes en el texto. Mateo 18:1517 sugiere que cualquiera dentro de la comunidad puede tomar la iniciativa en la resolución de problemas. Si la ofensa llegara a ser pública, aquellos con responsabilidad en el liderazgo tomarán cartas en el asunto, pero en el énfasis esta en empoderamiento de toda la comunidad. La disto rsió n de un proceso de coresponsabilidad comun itario por un ejercicio clerical del poder es una de las muchas formas en que el cambio de la cristiandad silencia a la comunidad. La iglesia del Nuevo Testamento era una experiencia compartida en términos liderazgo y posibili dades de expresión durante el culto. • Cuando la comunidad se reunía a ad orar, cad a miembro co ntribuía con sus dones para el desarrollo de todo el cuerpo (Romanos 12:48; 1 Corintios 14:26). • Eran tan tos los que querían co ntrib uir a la vida de la iglesia que fue necesario desarrollar criterios de participaci ón (1 C orintios 14:2728; 3940). • La enseñanza no estaba controlada por una sola persona, se daba en un contexto grupal en el cual reflexionaban sobre las escrituras probando lo que cada uno decía y aprendiendo como comunidad (Hechos 15: 62 1; 1 Corintios 1 4:2 9 31 ; Colosenses 3.T6). • El cuidado pastoral también era una experienci a com unitaria y comp artida no reservada exclusivamen te a los pastore s reconocidos (Mateo 18:1518; Hechos 4:32; Romanos 12; 1013; Efesios 4:1516; 1 Tesalonicense 5:1215). • La comunidad tenía sus líderes, pero el liderazgo en equipo compuesto por personas con diferentes dones parecía ser la práct ica m ás comú n (Hec hos 13:1 3; Efes ios 4:11 13 ).
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Pero como vimos en el capítulo 3 el liderazgo durante la cristiandad era monolingüe. Los clérigos hablaban mientras los laicos escuchaban. Los reformadores hablaron a favor del “sacerdocio de todos lo creyentes” pero en la práctica algunos eran más sacerdotes que otros y, aún hoy la influencia de la cristiandad sigue siendo muy influyente en la mayoría de las tradiciones. Los esfuerzos por introducir un modelo compartido de liderazgo se encuentran con la realidad de iglesias no equipadas y en actitud pasiva. Los primer os an abautistas reaccionaban vehementem ente contra las iglesias dependientes de una sola voz. De acuerdo a su visión, las iglesias que dependían de una sola persona y permanecían en silencio no eran “congregaciones espirituales”.8 Se esperaba que en sus comunidades hubiera amplia participación de todos los creyentes. Muchos grupos disidentes e iglesias emergentes se alegran en el ejercicio de una libertad que antes no tenían en otras iglesias. No obstante el legado de la cristiandad es muy fuerte. La mayoría de los grupos caen nuevamente en el modelo monologado que han habitado por tantos siglos en las iglesias occidentales. Los anabautistas luchan por mantener una experiencia compartida y multifacética. Quedan algunos vestigios de estas prácticas pero la mayoría de las iglesias sucumben a un modelo unipersonal de liderazgo por diferentes razones: control de calidad; beneficios de aquellos que están entrenados profesionalmente a nivel teológico y mantener un sentido de orden. Pero a la larga, las desventajas pueden superar a las ventajas: pasividad de la congregación, inhibición de cómo obra el Espíritu de Dios, dependencia, silen ciamiento de la voz profética y sobrecarga del liderazgo. Según el testimonio del Nuevo Testamento, la iglesia se manifiesta como experiencia compartida. La 5aconvicción nos anima a resistir el modelo unipersonal que prevalece en las iglesias a favor de un modelo de iglesia plural y compartida. Las formas de liderazgo pueden ser consultivas y mul tifacéticas sin necesariamente caer en un caos anárquico. El liderazgo es un don que es bien recibido en las comunidades abiertas donde se valoran la multiplicidad de dones. No obstante, los modelos de liderazgo autocráticos no son bien recibidos en este tipo
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de comunidades y además, no son consistentes con el ejemplo y enseñanzas de Jesús. El liderazgo consultivo se puede ejercer de diferentes formas. Varias iglesias anabautistas han desarrollado procesos sofisticados que aseguran que cada voz es escuchada y cada punto de vista es tenido en cuenta. Algunos son mu y atractivos pero estos modelos a veces son muy lentos, demandan mucho tiempo y cansan al grup o. Algunos proponen el consenso como el proceso ideal e n la tom a de decisiones. Consenso no significa necesariamente que todos están de acuerdo, lo que hace es garantizar que todos son escuchados y que los que no están convencidos adhieran a la decisión que tome la comunidad. La escucha activa y el proceso consultivo pueden ser dones que la tradición anabautista trae a otras iglesias que luchan con el conflicto, controlado por unas pocas voces o que no tienen experiencia con el modelo consultivo. No obstante, el modelo consultivo necesita enfatizar la necesidad de liderazgo al mismo tiem po que la participación. Si bien la tradición anabautista se ha caracterizado por ser fuerte en el modelo consultivo no siempre lo ha sido en el liderazgo. Sin liderazgo imaginativo y atrevido, por más que tenga un buen manejo de procesos consultivos, las iglesias pueden caer en la apa tía y el tem or a arriesgar. No es esto lo que caracterizaba a las iglesias anabautistas del siglo 16 pero es algo que las iglesias contemporáneas tienen que evitar. JOVENES Y VIEJOS, MUJERES Y VARONES
El desarrollo de comunidades donde todas las voces son escuchadas tiene que ponernos en alerta hacia aquellos cuyas voces a menudo han sido marginadas o restringidas. En algunas sociedades donde se respeta la sabiduría de los mayores no se da este problema con demasiada frecuencia. Pero este no ha sido el caso en sociedades occidentales. Las iglesias pueden caer fácilmente en estas tendencias culturales excluyendo a los mayores. No sabemos si estas actitudes persistirá n en sociedades donde abunda la gente mayor, no ob stan te, las iglesias (especialmente aquellas iglesias donde la membresía de gente mayor crece más rápido) necesitan explorar formas creativas de inclusión de sus miembros más ancianos y sus dones.
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El status de los niños en las sociedades occidentales contemporáneas es un poco ambiguo, esto se refleja en muchas iglesias. Si bien algunos creen que los niños muchas veces son malcria dos, so breprotegidos y reciben demasiada atención, no siempre es ese el caso. Las tendencias recientes de muchas iglesias al contratar empleados que se encargue de los niños puede ser interpretada como un intento desesperado por no perder a lo niños de sus propios miembros o como señal de que se valora más a los niños que en otras generaciones. Muchos niños en nuestras sociedades son abusados, abandonados, estigmatizados y no se les permite alcanzar su máximo potencial. Muchas iglesias de diversas tradiciones luchan con el status que reciben los niños (¿son miembros o llegarán a ser miembros?) y su participación en la iglesia (¿comparten la cena?). Algunas iglesias emergentes, incluyendo aquellas influidas por el anabautismo han explorado las implicaciones de poner a los niños en el centro mismo de la vida de la iglesia en lugar de los márgenes. ¿Como los jóvenes y los mayores aprenden a escucharse mutuamente en el contexto de una comunidad donde todas las voces son apreciadas y escuchadas? Muchas iglesias emergentes se concentran específicamente en grupos culturales, subculturales, étnicas o por edades. Muchas veces se cuestiona la legitimidad o impacto de algunas de estas comunidades homogéneas. Podemos defender la idea a título de la eficacia y la sensibilidad hacia determinados contextos culturales. Pero nos preguntamos si no es posible enriquecernos por medio de la diversidad en lugar de la exclusividad. ¿Cómo nos enriquecemos como comunidad cuando los mayores y los más jóvenes se respetan y sirven mutuamente? ¿Qué recursos podemos encontrar en la tradición anabautista que nos ayude a lidiar con estos temas? Una de las expresiones más intrigantes con las que me he encontrado en relación al tema intergeneracional es en la comunidad Huterita del Sussex Este, en Inglaterra. Una comun idad de bienes muy só lida de 30 0 miembros que mantiene fuertes raíces en el anabautismo. En esta comunidad se valora la gente mayor y se le da amplia participación. Asimismo es la actit ud ha cia los más jóve nes, el cuidado de los jóv ene s no solo se da en la familia. A cada joven se le asigna un mentor que vela
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por su desarrollo espiritual. Los anabautistas de hoy día pueden unir filas junto a otras tradiciones que buscan generar aprendizaje mutuo intergeneracional. En muchas tradiciones las voces de las mujeres son todavía silenciadas o restringidas a ciertos c ontexto s. En algunas de estas, se usan argumentos teológicos e interpretaciones bíblicas combinados con preferencias culturales y personales para restringir la participación de las mujeres a ciertos ministerios. En otras, las declaraciones o principios igualitarios no condicen con la práctica. Este es especialmente cierto en algunas iglesias emergentes. Nuestra quinta convicción nos desafía a crecer en inclusión en donde se escuchen tanto las voces de mujeres como hombres en forma igualitaria, donde los roles se asignen de acuerdo a dones y no de género. No todas las comunidades anabautistas, pasadas y presentes, estarían de acuerdo con esto. Incluyendo algunas comunidades Huterita s que ha sta el día de hoy definen roles en base a género antes que a dones y el liderazgo queda restringido para los varones. Muchos ana bauti stas de hoy rechazan tales práctica s como vestigios de la cultura de la cristiandad. Estos señalan ejemplos del pasado en el cual las iglesias anabautistas daban la bienvenida a tanto mujeres como hombres en todos los aspectos de la vida de la iglesia en las cuales las mujeres a menudo ocupaban roles de liderazgo.9 Aunque sin dudas las presiones culturales restringían mucho lo que las mujeres podían llegar a hacer, los espacios para ejercer sus dones eran mucho más amplios que en el catolicismo y el protestantismo. Al igual que otros aspectos de la 5aconvicción, los anabautistas de hoy están lejos de reclamar ser los únicos preocupados por estos temas o no tener reservas en cuanto a los desafíos del presente. Reconocemos que persisten actitudes retrogradas y estructuras resistentes a estos cambios, celebramos los esfuerzos que se hacen en muchas tradiciones para movernos hacia la transformación. No obstante, nuestra experiencia ha sido que tanto en iglesias como en agencias ana bau tistas muchas m ujeres ha n floreci do y sus dones son usados sin importar su género.
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BAUTISMO PARA CREYENTES
La frase final de esta 5 aconvicción— “Y el bautismo de crey ente s”— puede ser una piedra de tropiezo para muchos lectores y motivo de investigación del anabautismo. Quizás haya otros elementos atractivos en el anabautismo, pero la insistencia en un bautismo del adultos puede resultar problemático para aquellos que son parte de denominaciones e iglesias que bautizan adultos. ¿Realmente necesitamos incluir esto en una convicción central? Esta es una pregunta sobre la cua l hemos reflexionado bas tante. La primera versión de nuestras convicciones no incluía esta afirmación. La agregamos después de un largo debate durante una conferencia en la cual nos dedicamos a revisar las convicciones. Admitimos que esta convicción p uede dar a pen sar a muchos y reforzar la idea de que el anabautismo es un movimiento que surgió fundamentalmente en torno a la controversia del bautismo. Algunos de nosotros nos preguntamos seriamente si era necesario incluir una referencia sobre u n tema qu e fue altam ente c on troversial durante el siglo 16 y que ya no goza del mismo significado teológico y soc ial.10 Después de todo, el movimien to ana bau tista surgi ó por otros factores que no necesariamente se relacionaban con el bautismo (aunque lo cierto es que el nombre “anabautistas” o “rebautiza dores ” fue el nom bre con que se conoció al movim iento ). El rechazo de la cristiandad, un énfasis sobre la centralidad de Jesús, el interés en la justicia social, la separación entre iglesia y estado, el énfasis en el discipulado y comunidad, eran temas que merecían mucha más atención que el bautismo. Y, lo cierto es que muchos se sienten atraídos al anabautismo por estas perspectivas. Lo cierto es que decidimos incluir el bautismo como una de las convicciones centrales. ¿Por qué? Porque la convicción de que el anabautismo es para creyentes está intr ínsec amente unida al concepto de iglesia en la tradición anabautista. De acuerdo a los anabautistas, la iglesia consiste de aquellos que han decidido creer y seguir a Jesús. La iglesia da la bienvenida a niños y jóvenes, pero el bautismo es una opción que está abierta para aquellos que por decisión propia optan por la fe y el seguimiento. Para los anabautistas el bautismo no era el asunto
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central, sino más bien símbolo de un tema central: ¿qué significa ser un seguidor de Jesús y que clase de comunidad nutre el discipulado? Los anabautistas del pasado y los de hoy tienen objeciones contra el bautismo de infantes fundamentados en principios: • A pesa r de lo contrario , no esta mos convencidos qu e haya en el Nuevo Testamento un fundamento convincente para este práctica ni tampoco creemos que la circuncisión sea análoga al bautismo. • Tampoco creemos qu e las varias ingeniosa s justificaciones teológicas para el bautismo sean más que intentos de legiti mización de una práctica por razones pastorales y políticas. • Estamos convencidos que e l bautismo de infantes encaja muy bien con el marco cultural sagrado de la cristiandad, pero no creemos que sea apropiado para iglesias de creyentes en la postcristiandad. El bautismo en la tradición anabautista no es sólo símbolo de una expresión de fe personal sino un compromiso con el discipulado, una invitación a la coresponsabilidad y un compromiso a la parti cipaci ón activa en la igles ia/comunidad. No es nuestra intención alienar cristianos de otras tradiciones al incluir esta afirmación ni tampoco intentamos desmerecer la necesidad de aprender de otras tradiciones. Nuestra experiencia nos dice que hay que gente que toma elementos del anabautismo que mejor satisfacen sus necesidades sin necesariamente adherir a toda la tradición. Cuando tuvimos esta discusión durante nuestra conferencia concluimos que no podíamos excluir esta práctica sin comprometer nuestra integridad. El bautismo de creyentes fue una prácti ca central muy imp ortante para los anabautistas que aun sigue desafiando el modelo de la iglesia de la cristiandad. COMPARTIR EL PAN Y EL VINO
Los reformadores pudieron haber estado unidos en su oposición al anabautismo respecto al entendim iento y práctica del bautismo,
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pero no así respecto al tema de la comunión o eucaristía. Todos rechazaban el c oncepto tradicion al católico sobre la misa, pero tan to Lutero como Zwinglio no llegaban a un acuerdo sobre el tema. Los anaba utistas generalmente seguían a Z winglio el partim iento del pan y el vino no era más que un acto simbólico que conmemoraba la pasión de Cristo. No tenían mucho in terés en discutir y especul ar sobre este tema, especialmente en Holanda, donde el acercamiento más simple parecía una alternativa atractiva a la complejidad de la “controversia sacramentalista”. Su aporte en la discusión de la práctica del bautismo no tuvo una connotación teológica s ino simplemente en que el partim iento del pan y el vino tenía implicaciones para el discipulado y la vida compartida en comunidad. Esta noc ión fue muy bien resumida en el “Compro miso del Amor” que escribió el anabautista suizo Baltazar Hubmaier. Aunque el culto anabautista se caracterizó por ser muy simple y espontáneo, antes de ser ejecutado Hubmaier escribió una “liturgia para la santa cena”. Estas instrucciones tenían como propósito crear conciencia entre los creyentes a la hora de tomar la cena. Cuando llegaba el momento de compartir el pan y el vino, se invitaba a la comunidad a ponerse de pie y renovar su compromiso con Cristo y unos con otros. Por sus rasgos distintivos anabautistas vale la pena citarlo: Hermanos y hermanas, si aman a Dios por sobre todas las cosas, en el poder de la santa Palabra viviente, sirven a él solamente, honran y santifican su nombre, y someten sus deseos carnales y naturaleza pecaminosa a su voluntad divina que ha mediado a favor de Uds. por medio de su Palabra en vida y en muerte, repitan conmigo: “Lo haré”. Si amas a tu prójimo y lo sirves con obras de amor de hermano, y comprometes tu vida y sangre, a ser obediente a tu padre, madre y a todas las autoridades de acuerdo a la voluntad de Dios, y haces esto en el poder de nuestro Señor Jesucristo quién dio su vida y derramó su sangre por nosotros, entonces repitan conmigo: “Lo Haré”. Si van a practicar el amor fraternal unos con otros, hacia sus hermanos y hermanas, estar unidos y en paz, reconciliados con los que los han ofendido, abandonando la envidia, el odio y el mal hacia el otro, si van a cesar con cualquier acción que daña al otro, u ofende a su vecino;
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si van a amar a sus enemigos y hacerles el bien y excluir por medio de la Regla de Cristo a todos los que no cumplan con esto, repitan conmigo: “Lo haré”. Si desean confesar públicamente ante la iglesia el compromiso de amor que están haciendo por medio de la Santa Cena del Señor, al compartir el pan y el vino, y a testificar por medio de esto repitan el poder de Dios al rememorar la muerte y resurrección de Jesucristo, conmigo: “Lo Haré’. Entonces, pues, coman y beban unos con otros en el nombre de nuestro Dios Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Que Dios mediante su gracia y poder haga de acuerdo a su voluntad. Que Dios imparta esta grada. Amén.11
Los primeros anabautistas practicaban el servicio de la cena en casas como parte de una comida comunitaria. Durante la cristiandad estas prácticas fueron prohibidas y la comunión se separó de las comidas. En algunas iglesias anabautistas contemporáneas, se está volviendo a tomar la cena como parte de una comida comunitaria. PERMANECER EN LA ESPERANZA
La línea que separa a una cristiandad en decadencia de un cristianismo postcristiandad no parece ser muy prometedora. Aun permanecen muchos vestigios y legados de la cristiandad que entorpecen a las iglesias y distraen a los cristianos de oportunidades que se presentan en este contexto. Los números van decreciendo, la influencia social declina y el futuro que se avizora no parece ser muy prometedor. Nuevas formas de ser iglesia ofrecen atisbos de esperanza, todavía queda por ver si estas experiencias pueden ser relevantes a otros cristianos. Algunos se aferran a la idea de que habrá avivamientos que revertirán la tendencia; otros se preguntan si la cultura occidental está entrando en una era oscura en donde la fe dejará de existir. Sabemos que en otras partes del mundo la iglesia crece espectacularmente, pero no sabemos que impacto tendrá esto entre nosotros. Algunos sugieren que e n la pos tcris tiand ad las sociedades serán abiertas como lo fueron antes del cristianismo. ¿Pero nos quedará aún alguna oportunidad a la cual responder?
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La tradición anabautista no tiene respuesta a estas preguntas, pero nos anima a celebrar así como a lamentarnos por el ñn de la cristiandad y confiar en Dios, sin importar cuan oscuro pueda parecer el panorama. Si la cristiand ad no fue el reino de Dios sobre la tierra sino una simple connivencia entre la iglesia y el imperio, entonces podemos regocijarnos por su ocaso y fijar nuestra mirada una vez más en la venida de un reino de paz y justicia como lo prometieron los profet as. Necesitamos una escatología postcristiandad, una visión del futuro no contaminada por la ideología imperial, una esperanza que nos sostenga durante este período de incertidumbre. Necesitamos de iglesias que resistan y puedan sostener la esperanza en la búsqueda del Reino de Dios. La escatología fue uno de los aspectos más coloridos de la teología anabautista. Así como sus contemporáneos, estaban convencidos de que vivían el fin de los tiem pos y que Cristo volvería d urante su generación, anticipaban el fin de la historia con la llegada del reino de Dios. Lo sorprendente es que para un movimiento que se consideraba pacifista algunos deseaban que la ira de Dios recayera sobre sus adversarios (y no pocos se sentían atraídos a ser parte de esta ira). La mayoría, se contentaba con dejar todo librado al juicio de Dios y simplemente esperaban ser recibidos en el reino eterno de Cristo después de sufrir persecución por su causa. Muchos de los anabautistas de hoy no encuentran en este lenguaje del sigo 16 mucho a lo que aferr arse. Pero quizá lo que nos quede es ese sentido de esperanza en medio del gran sufrimiento y ambiciones frustradas. A pesar de las circunstancias se afianzaban con coraje a la visión de fe, permanecían unidos cantando, orando, desarrollando reflejos con tra culturales y pasando l a fe a la próxima generación. Finalmente, vale la pena recordar que esta convicción no dice mucho en cuanto a estructuras, formas, programas o estilos que las iglesias deben adoptar. Potablemente estos temas ya han tenido su debida cuota de atención. Quizás la cristiandad hizo de la iglesia algo muy complicado. Después de todo, la iglesia es realmente algo muy simple. La tradición anabautista se enfoca en valores y prácti
cas que sostienen la esperanza del reino de Dios y en comunidades que pueden encarnar esta esperanza. A pesar de que los anabautistas no siempre llegan a cumplir estas aspiraciones, la tradición anabau tista sigue ofrecien do una visión cristiana atractiva y es per anzadora a muchos cristian os de la po st moderni dad.
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MUCHAS VECES
se ha acusado a los anabautistas de ser una tradición introspectiva, enfocada en sí misma y sus iglesias sin preocuparse demasiado por la transformación social. Sin dudas algunos grupos son bastante cerrados. Pero muchos de los primeros anabautistas estaban profundamente involucrados activamente a favor del cambio social, la economía y la justicia política. Las autoridades no tenían dudas de que los anabautistas constituían una amenaza al orden social y que no se trataba simplemente de una secta religiosa herética. El anabautismo desde sus comienzos fue percibido como un movimiento vinculado indirectamente a la revolución de los campesinos, se sabe que algunos anabautistas estuvieran involucrados en esta revuelta,1en la cual algunos líderes anabautistas habían estado activamente vinculados, significaba que el movimiento era ampliamente percibido como un reto más al statu quo. Los anabautistas tenían dos características provocativas, rechazaban la propiedad privada y se resistían a portar armas. La provisión y la protección son fundamentales a cualquier sociedad. Aquellos que cuestionan la legitimidad de los medios elegidos por una sociedad para autoprotegerse o que cuestionan las bases sobre las cuales lo bienes se intercambian son considerados subversivos. A través de los siglos los anabautistas no siempre han sido tan audaces como sus predecesores. La persecución, la inmigración forzada, y más recientemente la prosperidad, ha llevado a los anabautistas a acomodarse a las normas sociales. Muchas veces los anabautistas han abandonado estas convicciones, muchos han
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permanecido firmes pero callados, y otros se han concentrado en practicar esta convicción en sus propias iglesias ofreciendo un testimonio a la cultura que los rodea. La sexta y séptima convicción tiene que ver con la forma en que los anabautistas contemporáneos interpretan y aplican las perspectivas históricas sobre la paz y la justicia en diferentes contextos políticos y sociales. Existen oportunidades para defender y tomar iniciativas en relación a la protección y provisión sin tener que ser perseguido por ello. Y, aunque nadie se pondría a cuestionar la incuestionable propiedad privada y el derecho a armarse para defender intereses nacionales, es posible trabajar sobre alternativas a las políticas convencionales que causan inmensos daños a nuestro planeta y a un gran número de sus habitantes. La espiritualidad y la economía están mutuamente relacionadas. En una sociedad individualista y consumista, en un mundo donde la injusticia es moneda común, nos comprometemos a buscar formas de vida que reflejen la sencillez, el cuidado por la creación y el trabajo por la justicia.
Tanto en el Antiguo como en el Nuev o Testa mento , espiritualidad y economía están íntimamente vinculadas. Las obligaciones entre Dios y su pueblo estipuladas en la ley, contienen muchos principios y prácticas s obre economía. Los profetas se encargaban de recor darle a Israel que sus oraciones no serían escuchadas a menos que trabajaran a favor de la justicia. Sus servicios de adoración eran ofensivos a Dios a menos que cuidaran de los pobres y necesitados/' Jesú s insistió en que “dond e esté tu tesoro, allí estará tamb ién tu corazón” (Mateo 6:21). Los evangelios tienen abundantes enseñanzas en forma de parábolas e instrucciones en relación a la pobreza/ riquezas, el uso/abuso de posesiones y las demandas de la comunidad. No solo encontramos material abundante sobre economía en el Nuevo Testamento, el libro de Hechos nos habla sobre prácticas de la iglesia de Jeru sa lén relacionadas con el comp artir de r ecursos en el contexto de la comunidad de fe y el discipulado.
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ESPIRITUALIDAD Y ECONOMIA
l,a relación entre espiritualidad y economía es también evidente en la iglesia de los tres primeros siglos. Los temas económicos eran Iratados en sermones, cartas y tratados producidos por líderes de las iglesias y en la enseñanza para aquellos que eran nuevos. Sin dudas, la desigualdad social arraigada en las comunidades no desaparecía de la noche a la mañana (como queda claro en las exhortaciones de Pablo a la iglesia de Corinto), pero había claras expectativas de que el discipulado tenía consecuencias económicas. Los programas de ayuda social de la iglesia llegaban a mucha gente incluyendo a no cristianos. Al igual que los anabautistas, los cristianos de la iglesia primitiva no tenían acceso al poder político ni capacidad de afectar cambios estructurales en la sociedad; pero sus iglesias modelaban acercamientos contraculturales al uso de las posesiones y la propiedad, además insistían en considerar la economía como un tema espiritual. Las cosas cambiaron significativamente en el siglo cuarto cuando el imperio convirtió al cristianismo como la religión oficial. Las iglesias tenían acceso al poder político y podían trabajar por un sistema socioeconómico más justo. Pero las iglesias ahora eran objeto de la bondad del imperio y de sus ciudadanos más ricos. No todos estaban dispuestos a ver como la fe se vinculaba con la economía. No todos estaban dispuestos a desembolsar sus riquezas a favor de un programa de redistribución de los bienes que desafiara las prácticas del sistema. Las iglesias se mostraron a favor de la caridad y fue así como comenzaron a surgir instituciones benéficas a favor de los excluidos de un sistema del cual ellos eran ahora parte. El deseo de desafiar al sistema había pasado a la historia. A lo largo de los siglos, la iglesia no sólo acumuló riquezas sino que se convirtió en dueña de grandes extensiones de tierras. La institucionalización del diezmo (una práctica nueva de la cristiandad) resultó en el empobrecimiento y dificultades económicas de los más pobr es.3 La revolución d e los campesinos del siglo 16 fue una protesta desesperada inspirada en los evangelios contra los abusos económicos de la iglesia como el resto de la sociedad. Los reformadores también reaccionaron airadamente con tra los abusos
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económicos de la iglesia (incluyendo la venta de indulgencias), pero al ser parte del sistema de la cristiandad no fueron lo suficienteme nte radicales porque dependían de las autoridades políticas para llevar adelante sus intereses. Les tocó a los anabautistas, siguiendo la tradición de otros grupos disidentes del pasado, desarrollar una critica más profunda a las presuposicion es econ ómicas que permeab an a la soci edad. Al no ser parte del status quo y al sospech ar del sistema de la cristi andad tomaron la iniciativa en aplicar la enseñanza de Jesús y el ejemplo de la iglesia primitiva. La critica anabautista era tan radical al punto que algunas iglesias hicieron públicas advertencias contra estas prácticas: el artículo de 38 de los 39 Artículos de la Religi ón en In glaterra (1 57 1) , dice, “¡as riquezas y bienes de ¡os cristianos no son en común, ni ios derechos o posesiones, como faisa y atrevidamente enseñan ios anabautistas.” Los buenos anglicanos, insiste el artículo, tienen que ser generosos en compartir sus recursos, pero no deben dejarse engañar por las nociones anabautistas que conspiran contra el principio de la propiedad privada. PROPIEDAD EN COMUN Y
AYUDA
MUTUA
¿Enseñaban y pract icaban los anaba utistas la comunidad d e bienes? Ciertamente no fue el caso de Inglaterra donde hubo muy pocos anabautistas durante el siglo 16. Tampoco hubo casos de comunidad de bienes en el resto de Europa. Pero los moravos huteritas desarrollaron comunidades de bien común en dónde sólo se permitían unas pocas pertenencias personales y donde se consideraba que la propiedad privada era contraría al evangelio. Aunque el tem a de la neces idad tuvo su lugar en e stas pr ácticas por causa de l a persecución y la necesidad de formar comunidades de refugiados, había un argumento teológico que sustentaba tales prácticas y se basaba en textos bíblicos como Hechos 24. El caso más notorio de comunidad de bienes entre los anabautistas fue el de la ciudad de Munster, en donde se llegó a compartir a las esposas como “propiedad” común. El sitiamiento de la ciudad y la masacre de sus habitantes probablemente erradicó este brote
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comunista, aun así las autoridades estaban decididas a exterminar este tipo de mo vimien tos.4 Mu nste r le dio la excusa a l as autoridades eclesiales y públicas en toda Europa para declarar al anabautismo como mov imiento subversivo y peligroso. No fue Moravia sino M unster lo que motivó el artículo 38 denunciando a los anabautistas. Sin embargo, los anabautistas no practicaban la comunidad de bienes sino más bien la ayuda mutua. Esto significaba que seguían manteniendo sus propiedades y posesiones, pero la ponían a disposición de aquellos que estaban en necesidad. Este es el tipo de acercamie nto que ha caracterizado a l as comunida des an abautistas. Tanto los huteritas como otras comunidades con conexiones con el anabautism o (como los Bruderhofs) siguen estas costum bres.5 La mayoría de los anabautistas contemporáneos están explorando el concepto de mutualidad antes que el de bienes en común. ¿Cuál es la diferencia entre el concepto de mutualidad y el de la caridad promovida en el artículo 38? La sexta convicción detalla alguna de las implicaciones. Primero, la economía y la espiritualidad están entrelazadas por razones de justicia antes que caridad. El trasfondo de esta convicción es un orden económico mundial profundamente injusto, en el cual grandes números de personas están sumidas en la pobreza de un sistema que favorece a unos pocos. La dádiva caritativa ayuda a compensar algunas de estas disparidades, pero no es suficiente. Sirve para aplacar nuestras conciencias y nos aleja del trabajo un mundo más justo. El concepto an abau tista de mutu alidad apunta a la justicia distributiva antes que la caridad. Esto último nos confronta a un desafío inquietante del Nuevo Testamento: “Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene compasión de él, ¿cómo se puede decir que el am or de Dio s ha bit a en él?" (1 Juan 3:17). Lo que está diciendo el apóstol Ju an es que la calidad (la validez) de nuestr a vida espiritual, nue stra expe riencia d e Dios está íntim am ente vincul ada a la dimensión económica de nuestro discipulado. Posiblemente nos cueste mucho ver las implicaciones prácticas de este principio en un mundo repleto de necesidades, pero nos ayuda a mantener
una preocupación por la justicia y la visión de un mundo diferente.
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Segundo, la práctica de la ayuda mutua confronta el individualismo que permea a las sociedades contemporáneas occidentales. No hay otro espacio más individualista que la economía. Nuestras propiedades son privadas, nos aferramos a nuestras posesiones materiales y las defendemos celosamente. Nuestras casas son castillos inexpugnables que defendemos contra cualquier intruso. La mayoría de nosotros no hablamos de nuestros ingresos, ni le permitimos a otros que se entro meta n con nuestro standard de vida o como usamos nuestros recursos. Si nuestras iglesias no son instituciones sino más bien comunidades, si reconocemos la necesidad de ayudarnos mutuamente a discernir y resistir las presiones culturales, la ayuda mutua no consistirá solamen te en comp artir los recursos sino en tr abajar juntos como discípulos de Jesús en el aspecto económico. Este tipo de prácticas impactará nue stra espiritualidad. Tercero, la práctica de la caridad generalmente no levanta cues tionamientos sobre lo que retenemos o sobre nuestro estilo de vida. Consecuentemente, somos propensos a caer en el consumismo y tener problemas en como discernir la confusión sobre necesidades y deseos promovidos por las propagandas consumistas. A las comunidades anabautistas generalmente se las identifica con dos valores característicos, simplicidad y contentamiento. Los anabautistas, históricamente han cuestionado los intereses prestamistas, la acumulación de riquezas aunque sea por medio de actividades legitimas. También cuestionaron la producción de dinero sin hacer nada productivo. Este tipo de preocupaciones son bastante desafiantes. Una espiritualidad de simplicidad y contentamiento (una espiritualidad de lo “suficiente”), además de ser contracultural es también liberadora. Cuarto, la ayuda mutua implica reciprocidad y relaciones. El compartir los recursos no va sólo en una dirección, lo que a veces crea dependencia y desautorización. Esto no se hace a la distancia o en forma impersonal. La tradición anabautista tiene ejemplos de prácticas comunitarias de ayuda mutua como “levantar un granero juntos” (entre los Amish), ayudar a un vecino en necesidad; tom ar con ciencia de q ue el que ofrece ayud a hoy quizás la necesite mañana; la disposición a ir personalmente a zonas de desastre además de ofrecer ayuda financiera.
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Los anabautistas no siempre han sido consistentes o creativos en la práctica de estos principios. No todos estos principios son de exclusiva propiedad de la tradición anabautista. No obstante, la t radición ha hecho su contribución al tratar de encontrar caminos prácticos de compromiso en relacionar las dimensiones económicas con el discipulado en el contexto de las culturas contemporáneas. ¿Cómo entienden esta relación entre discipulado y economía en la práctica los anab autistas b ritánico s e irlandeses? • Al explorar alternativas a los préstamos hipo tecarios par a comprar casas para los m iembro s de la comunidad . • Al desafiar el tem a del diezmo sobre bases individual es como una distorsión de la enseñanza bíblica y un fracaso al abordar los temas desigualdad. • Al instalar equipos de plantado res de iglesias en barrios pobres que tienen un compromiso de mutualidad entre sus miembros, apertu ra para hablar de sus finanz as y vidas ordenadas. • Al investigar la implican cia de los principios bíblicos del Ju bileo y la Koin onia para la iglesia y sociedad.6 • Al invitar a ami gos que nos ayuden a ser corespo nsables en temas financieros para contrarrestar el impacto del individualismo y consumismo. • Al enfatizar fu ertem ente las prácticas d e hospitalidad y comidas compartidas para construir comunidad. • Al participar en iniciativas y organizaci ones que trabajan a favor de la justic ia a nivel l ocal y global (como Ju bile o 2000 y Make Poverty History). • Al promover acciones profé ticas como el Día de Acción en Westminster, Inglaterra, inspirado en el libro de Ezequiel y organizado por Speak en el 2006 para resaltar temas relacionados con la injusticia. El testimonio de los primeros anabautistas—testimonio que
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también lo encontramos en otras tr adiciones cristiana s— es que la riqueza y la seguridad pueden inhibir el crecimiento espiritual personal y corporativo. Algunos de los que estaban presos decían que era más fácil orar dentro que afuera de l a cárcel. M enos d istracciones, temor a la tortura y ejecución, el hambre y la sed los hacía orar con más fervor y los hacía sentirse más cerca de Dios. Algunos autores anabautistas cuestionaban que los predicadores recibieran salarios del estado y vivieran en confort, no creían que pudieran discernir y predicar la Palabra de Dios. La tradición anabautista se preguntaba si los estándares de vida más bajos y la falta de seguridad eran conducentes a un desarrollo espiritual genuino al igual que lo era escuchar sermones, participar en cultos de adoración o participar de retiros espirituales. Los anabautistas no tuvieron mucho para contribuir en uno de los aspe ctos de esta convicción centra l. El cuidado de la creación no era un tema que ni los anabautistas ni cristianos de otra tradición prestarán atención. Aun así la mayoría de los anabautistas han mantenido una relación cercana con el tema dado su relación con el campo. La relación entre tierra y espiritualidad es muy fuerte hasta el día de hoy en muchas comunidades anabautistas. En nuestra experiencia hemos descubierto que muchos cristianos que tienen una preocupación ecológica tienden a valorar estos aspectos de la tradición anabautista. Hasta hace muy poco, el coordinador del programa E coCo ngreg ation7 y el ejecutivo de la agencia ambie ntal eran miembros del comité ejecutivo de la Red Anabautista. Hay dos convicciones centrales que subrayan el significado del cuidado de la creación, aun cuando estos no fueran interpretados de esta manera hasta hace poco. El primero es la humanidad de Jesús dentro de la tradición anabautista. La encarnación significa que lo “material” importa. La segunda es el compromiso con la paz, el cual vamos a tratar ahora. Si la misión de Dios es la reconciliación, esto no sólo se aplica a los seres humanos sino también a toda la creación. La paz es central al evangelio. Como seguidores de Cristo en un mundo dividido y violento, nos comprometemos a buscar alternativas novio lentas y a aprender como vivir en paz unos con otros como individuos, iglesias, sociedad y naciones.
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El anabautismo forma parte de la tradición de iglesias pacifistas históricas. Las iglesias de paz no sólo se oponen a la violencia, sino que también creen que la paz es central a lo que es el evangelio mismo, no es algo incidental, opcional o periférico. El compromiso con la paz ha sido característico de las iglesias anabautistas a lo largo de la historia. ANABAUTIS
MO Y NO-VIOLENCIA
Si sus prácticas económicas desconcertaban a sus contemporáneos (comunidad d e bienes y a yuda mutua), el rechazo de los an abau tistas a tomar las armas era igualmente preocupante. Se esperaba que todo ciudadano europeo defendiera su casa y su familia, respondiera el llamado a la guerra y repeliera a los turcos o cualquier otro invasor. El pacifismo no era una opción intelectual a la cual uno podía adherir sin esperar consecuencias. Los que se reusaban a tomar las armas eran considerados traidores y cobardes. Aunque las convicciones pacifistas fueron p arte de los inicios del movimiento, no todos los anabautistas eran pacifistas. A algunos se los denominaba “portadores de espada” antes que “portadores de cayado”, y estaban listos a pelear cuando las circunstancias lo indicaran. La mayoría adhería estrictamente a la separación de iglesia/estado y consi deraba los p uestos políticos de gobierno como incompatibles con el discipulado cristiano. El rechazo se basaba en que el gobernante muchas veces tenía que autorizar el uso de la violencia incluyendo la pena capital. Había excepciones, algunos creían que a pesar de las dificultades era posible ser cristiano y servir en funciones de gobierno civil. Hacia mediado del siglo 1 6 el pacifismo era amplia mente aceptado y practicado como convicción central por la mayoría de los anabautistas. Los argumentos bíblicos y teológicos sustentaban esta postura y se esperaba que la mayoría de las iglesias apoyaran las mismas. A pesar de que hoy el pacifismo es u na postu ra aceptada y respetada, no fue así en el pasado. Los anabautistas sufrían el castigo y la condena por rehusarse a pelear (especialmente en tiempos de guerra). En ocasiones cuando se veían confrontados ante la presión social o disentir de su tradición, muchos miembros de iglesias anabautistas
decidieron ceder en sus convicciones. Hoy día muchas iglesias se
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sienten preocupadas por perder potenciales miembros por su postura a favor de la pa z. Pero en general, la mayoría de los an abauti stas se han m antenido fieles al testimonio pacifista. Los anabautistas se han opuesto fuertemente a cualquier tipo de coerción religiosa. Sus propias experiencias de marginalización, discriminación y persecución los han hecho sensibles hacia otras minorías. Los primeros anabautistas abogaron por la libertad religiosa para todos no solos cristianos, sino también musulmanes y judíos. Pero a diferencia de los que proclaman que la libertad religiosa es incompatible con el evangelismo, los anabautistas del siglo 16 eran evangelistas apasionados. Aunque no todos los anabautistas contemporáneos tienen la capacidad de mantener estas dimensiones de la misión en forma consistente, en los últimos tiempos muchos han explorado el potencial de un testimonio de paz con los musulmanes en un contexto religioso plural y en un mundo dividido.8 La persistencia de este compromiso con la paz como dimensión esencial del evangelio, distingue a la tradición anabautista de otros movimientos que también han adherido a lo que se conoce como “testimonio de paz”. Muchos de estos grupos fueron pacifistas en sus orígenes pero con el paso del tiempo lo han abandonado. Ejemplos de esta tendencia son los Discípulos de Cristo, Hermanos Libres y las Asambleas de Dios. Normalmente la primera generación de estas comunidades ha reconocido la paz como elemento central de su relectura del Nuevo Testamento, pero con el tiempo esta convicción fue dejada de lado. Esto no debería sor prend erno s a la luz y prácticas de las iglesia s más importantes. Por siglos las iglesias han aprobado el uso de la fuerza letal, bendecido armas/guerras, orado por tropas, celebrado victorias en los cultos y enviado misioneros protegidos por fuerzas invasoras. Tan cercana ha sido la identificación de las iglesias con los intereses nacionales o imperiales que se les ha hecho difícil distinguir entre los intereses políticos y espirituales. Sin dudas, ha habido voces individuales que se han atrevido a cuestionar el estado de las cosas, pero en general las voces dom inantes h an aprobado y justificado el uso de la violencia.
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PAZ, GUERRA Y CRISTIANDAD
El testimo nio de paz de la tradición anabau tista se rem onta a la enseñanza y prácticas de las iglesias primitivas. Antes de la conversión de Constantino, haciatemente la guerra y la pazhasta eranel muy tes. La iglesialas eraactitudes pred ominan pacifista añodiferen17 0. En muchos sentidos esto era entendióle ya que no existía la conscripción universal, eran muy pocos los soldados convertidos y la iglesia era una comunidad marginal en las franjas de la sociedad. No había incentivos para ir a la guerra. No obstante, la evidencia sugiere que había objeciones más fundamentales. El amor y el quitar la vida eran incompatibles. La iglesia se veía a sí misma como una cultura de paz que se modelaba en base al ejemplo y enseñanza de Jesús.9 Entre el 170 y el 313 hubo varios cambios. A medida que la iglesia creció numéricamente y llegó a ser socialmente aceptable atrayendo masivamente a nuevos conversos, incluyendo a algunos que eran militares, muchos trataron de ser buenos cristianos y buenos romanos. Muchos cristianos comenzaron a sentirse incómodos por las presiones a defender un imperio del cual se beneficiaban pero no estaban dispuestos a defender, poco a poco algunos se alistaron en el ejército. Pero esto comenzó a provocar cierta resistencia entre los líderes de la iglesia, y algunos de los que se habían enlistado se rehusaban a matar, y a veces esto les costaba la vida, eran ejecutados. La conversión de Constantino significó cambios rápidos y masivos en la relación entre iglesia y estado. La cruz se convirtió en un emblema militar. Grandes números de soldados comenzaron a asistir a las iglesias, muchos cristianos se enlistaron en el ejército que ahora tenía por mandato defender la creciente “sociedad cristiana”. Los líderes de la iglesia comenzaron a permitir que se podía matar en la guerra y amenazaban con excomunión a cualquier soldado que reusara usar sus armas. Poco más de un siglo más tarde, en el 416, sólo los cristianos podían ser parte del ejército. La iglesia hizo la paz con la guerra. Durante la cristiandad, la alianza entre la iglesia y el estado necesitaba un nuevo acercamiento en relación a la guerra y la paz. El testimonio de paz de los primeros 300 años no se podía borrar así nomás. ¿Cómo haría entonc es la igles ia para justifica r la partici-
pación de sus miembros en la guerra?
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La solución la proveyó el teólogo más famoso de la cristiandad, Agustín, obispo de Hipona. Usó doctrinas filosó ficas y las adaptó para una audiencia cristiana. Agustín desarrollo lo que más tarde llegaría a conocerse como la “guerra justa”. La doctrina le ofrecía a la iglesia ciertos criterios para saber cuando se justificaba o no entrar en un conflicto. De ninguna manera glorificaba la guerra, pero insistía en que a veces la guerra era necesa ria para no p erm itir que siguiera una situación injusta o para prevenir que un invasor triunfara. Esta d octrina no te nía bases ni en el Nuevo Testamento ni en las enseñanzas de la iglesia primitiva (Agustín mismo no se sentía muy cómodo con algunos pasajes problemáticos del Nuevo Testamento). Pero la mayoría de los líderes cris tiano s le dieron la bienvenida a una doctrina que los ayudaría a apaciguar las presiones del nuevo contex to so cial y la aristocracia pagana. Es te ha sido el acercam iento preponderante la iglesia en relación al causa tema de la guerra. La participación en la en guerra es justificable si la es justa, los medios son apropiados, todas las otras opciones fueron descartadas y la guerra era declarada y liderada por una autoridad leg itima. Algunos cristianos siguen defendiendo la doctrina argumentando que es un acercamiento útil para enfrentar los desafíos y ambigüedades de un mundo caído. Los criterios son bastante estrictos, cada condición tiene que ser justificada si una guerra quiere ser justificada. Si se la aplicara rigurosamente, probablemente todas las guerras de la histor ia podrían considerarse inju stas. Pero no ha habido nunca un grupo representante de la iglesia que haya declarado o peleado por una nación en la cual la causa haya sido injusta. Teniendo en cuenta esto, al reconocer que la aplicación del criterio es extremadamente difícil de justificar en situaciones contemporáneas, cada vez son más los cristianos re ticentes a usar este criterio. Aun menos son los que sienten alguna simpatía por el otro acercamiento popular durante la cristiandad—las cruzadas, o “guerras santas” que se usaba para casos en los cuales el enemigo era malo y la causa del evangelio estaba en cuestión. Se podría argumentar que este acercamiento tiene más fundamento bíblico (al menos en el Antiguo Testamento) que el de la guerra justa, pero no tiene mucho de elogiable.
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APRE NDI ENDO A VIVI R E N PA Z
No debería sorprendernos entonces, que muchos cristianos hoy día se sientan atraídos a la posición defendida por las iglesias históricas, incluyendo a los anabautistas. Algunos siguen creyendo que a menos que se use la fuerza coercitiva, la in justic ia seguirá aflorando y d udan que la noviolencia sea tan efectiva como se proclama. Otros confunden pacifismo con pasivismo. Aún así, si tenemos en cuenta los horrores de la guerra moderna, sumado al ciclo de violencia sin fin que siguió a la guerra “que iba a poner fin a todas las guerras” a comienzos de principios de siglo, más el escepticismo sobre las razones por las cuales los políticos van a la guerra, parecen desafiar las razones históricas y los criterios que se usan para ir a la guerra. Es posible que uno de los legados más malignos de la cristianda d esté bajo amenaza. En sociedades don de gente de diferentes credos o no se muestran reticentes a apoyar el uso de la violencia para supuestas “causas” humanitarias, la tradición anabautista puede ofrecer una perspectiva alternativa. Esta no se fundamenta en los valores del humanismo secular (el cual ofrece otra forma de pacifismo), sino en el ejemplo y ense ñan za de Jes ús . Tampoco es el pacifismo ana bau tista algo que la iglesia haya cedido por una tendencia cultural sino más bien una convicción profundamente arraigada y probada en los fuegos de la persecución y que ha perdurado por siglos. El testimonio pacifista de la tradición anabautista ha atraído a muchos cristianos de diferentes tradiciones. No todos son pacifistas absolutos, pero la mayoría cree que “la paz es central al evangelio”, y que los cristianos estamos llamados a trabajar por la paz y la justicia tomando seriamente la insistencia de Jesús a amar a nuestros enemigos. Esta última convicción analiza lo que queremos decir por paz y nos compromete a trabajar por la paz en todos los aspectos de la vida. La paz, por supuesto, es un concepto multifacético, especialmente si tenemos en cuenta el rico concepto de Shalom del Antiguo Testamento. La visión bíblica de la restauración universal (Hechos 3:21), incluye: la paz entre Dios y la humanidad; la reconciliación con los enemigos; la sanidad de personalidades desintegradas; el decomiso de armas de guerra para ser transformadas en herra
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mientas rurales; la remoción de la injusticia y opresión; el florecimiento de comunidades; la liberación de la esclavitud; y la abolición de la enfer med ad y la muerte. La paz es cen tral al evangel io porque la misión de Dios es traer paz a toda la creación. El compromiso anabautista con la noviolencia, no se basa en expectativas ingenuas como que la gente puede ser persuadida a ser buenos unos con otros. Somos conscientes de que somos seguidores de Jesús en un mundo dividido y violento, somos también conscientes del mal que acecha a nuestros corazones y nos motiva a actos aberrantes de violencia. Pero somos seguidores de Jesú s, el príncipe de Paz, y escogem os creer que este amor noviolento es en definitiva más real que e l uso de la violencia. Escogemo s el camino de la noviolencia como comunidades del reino de Dios al margen de si las alternativas noviolentas son más o menos efectivas a largo, corto o mediano plazo. Escogemos alinearnos con el futuro al cual Di os es tá liderando a la histo ria .10 A pesar de que los anabautistas han sido consistentes en su oposición al uso de la violencia letal, tanto en la guerra como en el sistema criminal, a menudo han tenido dificultades en dar respuestas con sistentes a dos desafíos interrelacionados. ¿Si se renuncia a los medios violentos, significa esto que se deja a la injusticia fuera de control? ¿Cuáles son las alternativas no violentas que han sido efectivas a lo largo de la historia? A lo largo de los siglos los anabautistas han sido cómplices por su pasividad ante la injusticia, o por su desentendimiento del resto de la sociedad. También por confundir “noviolencia” con “noresistencia”. Han fallado también en traducir su posición contra la guerra con alternativas reales a la misma. El idealismo irresponsable y otras formas de estar “fuera del mundo” son también parte de su complicidad. Pero muchos anabautistas contemporáneos, están comprometidos en lograr que la paz y la noviolencia sean instrumentadas por medio de alternativas concretas. Hoy día existen compromisos proactivos que nos sacan del “pasivismo” y la falta de compromiso. En verdad, los anabautistas están al frente de iniciativas creativas que desarrollan alternativas a los acercamientos convencionales. Por ejemplo,
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• Los Equipos d e Cristia nos de Acción por l a Paz se despliegan en zonas de conflicto para apoyar activamente a aquellos a favor de la noviolencia trabajando por la paz y la justicia en sus com unidad es.11 Mientr as escribo es te libro dos miembr os de la comisión directiva de la Red Anabautista están saliendo hacia Latinoamérica para unirse a uno de los equipos. • Tenemos la s iniciati vas para entre nar a individuos y comunidades en el proceso y práctica de la transformación del conflicto por medios creativos y constructivos. El programa Bridge Builders con base en el Centro Menonita de Londres trabaja profesionalm ente en esta á rea.12 • “Pacificadores” es una programa de vacaciones para niños desarrollado por miembros de la Red Anabautista que funciona muy bien en contextos multiculturales y urbanos. Ha servido para que muchos niños de diversas comunidades de fe aprendan a practicar la reconciliación y l a paz. Recien teme nte ha sido incorporado por escuelas. • Los programas de r econciliación entre víctima/ofensor y los de justicia restauradora ofrecen alternativas prácticas constructivas al sistem a anónimo de justicia retr ibutiva y castig o.13 Miembros de la Asociación Anabautista de Australia y Nueva Zelandia se han involucrado comprometidamente con estos movimientos. Este tipo de “iniciativas de paz” han sido criticadas por ser bien intencionadas pero peligrosamente ingenuas. Aquellos que fueron pioneros de estas alternativas a la sabiduría convencional, admiten que se han cometido errores pero sus métodos siguen evolucionando. La efectividad a largo plazo de estas iniciativas recientes esta por probarse. Aun así, estos programas han estado funcionando por suficiente tiempo como par a que su potencial sea recon ocido y sus principios aplicados por otros.14 A pesar de no tener el financiamiento que comparativamente tienen el sistema militar y retributivo, estas iniciati vas de pa z están comenzando a dar fruto.
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Existe abundante evidencia en como la resistencia noviolenta puede catalizar transformación social/política y cómo los acercamientos restauradores y relaciónales tienen más para ofrecer a las victimas y el resto de la sociedad. También abunda la evidencia (aunque generalmente ignorada por aquellos que no ven más allá de los métodos tradicionales en su forma de pensar y actuar) que la justicia retributiva y los métodos violentos tradicionales lo único que hacen es aumentar la violencia y criminalidad. Quizás ha llegado la hora de darle al trabajo por la paz una oportunidad para ver que se puede lograr. Sin dudas, para que las alternativas a la sabiduría convencional funcionen, habrá que armarse de coraje, imaginación y persistencia. Porque como dice Walter Wink nuestra culturas están permeadas por el “mito de la violenc ia red entora ”.15 Este m ito se propagó a lo largo de la cristiandad y recibió significativa sanción teológica favorable. El ocaso de la cristiandad presenta una oportunidad para desafiar a este mito y la teología sobre la cual se fundamenta. Es hora de presentar alternativas creativas que ofrezcan esperanza en un mundo dividido, un mundo cansado de la violencia y abierto a considerar diferentes formas de resolver el conf licto. Así como el conflicto es multifacético, lo deben ser nuestras respuestas al ofrecer estrategias para trabajar la paz entre “individuos, dentro de iglesias, en la sociedad y entre naciones”. No podemos esperar hasta que nuestras iglesias hayan aprendido a como comprometerse creativamente con el conflicto, sin dudas, primero necesitamos poner nuestras casas en orden si queremos tener legitimidad en este aspe cto. Alo largo de los siglos los anaba utistas se han encontrado en varias situaciones de conflicto. Situaciones que a veces han generado división y rencor. Esto significa que la contribuc ión que pu eda hacer l a tradición ana bau tista a las in iciativas de paz contemp oráneas debería incluir notas de adverten cia así como ejemplos esperanzadores. A diferencia d e otros cr istian os, los ana bautista s no han matad o a aquellos con los cua les no esta ban de acuerdo. La tradición anabautista es un recurso potente para pacificadores potenciales, teniendo como punto referencial a la vida y enseñanzas de Jesús así como ejemplos históricos de resistencia noviolen ta, amando a nuestros enemigos y l uchando por ser fiel es.
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Dirk Willems es un icono de la tradición anabautista, miembro de una iglesia clandestina en Asperen, Holanda durante la segunda mitad del siglo 16. Después de haber sido arrestado y encarcelado, logrócomo escapar. Mientras corríadetrás encima canal escuchó el hielo se rompía de de él yunvio que congelado uno de los policías que lo perseguía había caído a las aguas heladas. Dirk, no dudó, paró y le exten dió la mano al policía para que pudi era salir del agua. Este acto compasivo le costó la vida a Dirk, lo arrestaron nuevamente y lo quemaron en la hoguera. Muchos anabautistas reflexionaron sobre esta his toria y se preguntaron porque Di rk no sigui ó corriendo para salvarse, muchos concluyeron que fue instintivo (no había tiemp o para un análisis de los pro y los co ntra ), Dirk hizo lo que hizo por haber crecido en una comunidad en donde el amor a los enemigos era una cuestión de principios para los seguidores de Jesús. Quizás uno de los primeros pasos en el aprendizaje del camino de la paz y las alternativas a la violencia es desarrollar iglesias de paz que nutren los reflejos noconvencionales y libran nuestra imaginación para explorar posibilidades creativas. A veces me pregunto que haría si alguien ent ra e n mi casa y tra ta de lastim ar a un ser querido (un desafío muy concreto para cualquier pacifista). Mi respuesta es que se que es lo que no haría, no le dispararía porque no tengo armas en casa. Pero realmente no se como reaccionaría. Lo que si esperaría es que todo lo que aprendí de las escrituras y la tradición anabautista sobre como hacer la paz me sirviera para responder en forma noviolenta y creativa. Quizás la forma de empezar es por pequeños pasos que nos puedan inspirar a tomas pasos más grandes y riesgosos. En un muro de mi ofi cina tengo el póster de Jo hn Stoner: “una prop uesta modest a, acordem os que no nos matarem os unos a otros entre cristianos de todo el mundo”. Las respuestas a estas propuestas han sido interesantes. Por lo general, a la gente le lleva tiempo entender su profundo significado y las posibles implicaciones. La mayoría esta de acuerdo en que no mataría a alguien de su propia iglesia. Otros lo extienden a miembros de su propia den omin ación y un poco más allá. Pero, ¿qué de cristiano s que son pa rte de las fuerzas armadas de otras naciones
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con las cuales estamos en guerra? ¿Cómo sabemos quienes son cristianos entre los soldados y los civiles? ¿Por qué se le tiene que dar trato preferencial a los cristianos? Gradualmente, el desafío de esta “modesta propuesta” nos hace tomar conciencia. CONCLUSION
Los temas de provisión y protección son de vital importancia para la mayoría de las sociedades. Nuestras necesidades básicas están en juego y esto produce reacciones fuertes, especialmente cuando las presuposiciones dominantes son desañadas. Pero, aunque no nos gusten los debates sobre estos temas las presuposiciones sobre el uso de la violencia necesitan ser reevaluadas junto a la capacidad de autoregulación de las fuerzas del mercado en una economía basada en la propiedad privada y el interés propio. Quizás estas presuposiciones ya no son más parte del sentido común. Después de todo, quizás, la idea de una cultura basada en el consumismo militar ya no es tan estable. Y, quizás, la desintegración de la cristiandad ofrece a los cristianos occidentale s una oportunidad para revisar estos temas y abandonar nuestra connivencia con la riqueza y la violencia. Si este fuera el caso, creemos que la tradición anabautista ofrece recursos e ideas que pueden ser valiosas. Sin embargo, vale la pena recordar a medida que concluimos nuestra investigación sobre estas siete convicciones, que la tradición anabautista no es la única tradición que está tratando de descubrir lo que significa ser seguidores de Jesuc risto en un mundo tan cambiante. La tradición anabau tista tiene m uchas zonas débiles , aquello s que nos ide ntificamos con esta tradición tenem os que ser realistas y estar agradec idos por la riqueza que nos ofrecen otras tradiciones. En el capítulo final, en el espíritu del Anabautismo al Desnudo, expondré algunas de estas imperfecciones y debilidades, pero en el próximo capítulo quiero ofrecer un breve resumen de la historia de este movimiento. Quizás algunos ya conozcan bien esta historia y no necesiten leer el capítulo, pero para otros, les puede ser útil entender varias de las referencias que se hicieron en los anteriores capítulos respecto a las prácticas del anabautismo a lo largo de la historia.
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capítulos anteriores, expusimos las convicciones y compromisos de los cristianos que se identifican con la tradición anabautista en su versión contemporánea. La idea fue presentar una versión al “desnudo”, esencial de lo que los seguidores de Jesús en el siglo 21 entienden por la visión ana bau tista en el conte xto de Gran Breta ña e Irl anda. ¿Cómo sabemos que esta inter pretac ión es auténtic a? ¿Cómo se compar a con otras versiones del anabautismo en torno al cual muchas personas moldearon sus vidas y comunidades a la luz de la visión anabautista de hace cinco siglos? ¿Cómo sabemos que estas versiones son fidedignas? Aunque hemos tratado de evitarlo, a veces es muy fácil caer en la trampa de reinterpretar una tradición cristiana y hacerla decir lo que uno quiere decir. Hemos mantenido contactos con iglesias men onitas de Europa y Norteamé rica y, ocas ionalm ente visitamos las comuni dades huteritas de Inglaterra. Estas expresiones his tór icas del anabautismo pueden servirnos para saber si nos desviamos o distorsionamos la versión srcinal . Por eso nos parece imp ortan te volver a las histo rias del siglo 16 para comparar nue stras convicciones y prioridades con las que tuvieron ellos. Las comuni dades men onita , hu teritas y Amish han in terpretado el anaba utismo de diferentes formas, alguno s mante niendo ciertas prácticas a lo largo de los siglos otros adaptándolas de acuerdo a las circunstancias. No nos sentimos obligados a copiar o estar de
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acuerdo con todas sus interpretaciones, pero aun así valoramos su experiencia y lo que podamos aprender de ellos. Sin estas conversaciones con nuestros compañeros de peregrinaje, los neoanabau tistas pueden caer fácilmente en una versión idealizada y romántica de la tradición anabautista. La parte final de este capítulo honra a estas comunidades e indica formas en que nos pueden inspirar, desafiar y provocar. No obstante, es importante comenzar por una mirada retrospectiva de los anabautistas dado que todas estas comunidades moldearon su identidad y tradición en torno a ellos. ¿Quién era esta gente, en qué creían, cuáles eran sus sueños y esperanzas, por qué se los perseguía? ¿Por qué persistían a pesar de la oposición y persecución? ¿Cuál es el legado que dejan a generaciones futuras? ANABAUTISTAS EMERGENTES
El movimiento anabautista de primera mitad del siglo 16 se fue uniendo progresivamente a partir de varias iniciativas independientes. Hubo factores locales que influyeron en su forma y prioridades, de manera que lo que emergió no fue de ninguna manera uniforme. Las noticias sobre su desarrollo comenzaron a circular y los representantes de los diferentes grupos se fueron conociendo unos a otro s— esto comenzó a pre ocupar a las autoridades— dándose cuenta que a pesar de las variaciones regionales h abía elem entos y convicciones compartidas. Las convicciones pueden explicarse de diferentes formas pero los elem entos en común eran los siguientes: estaba n inspiradas por el Espíritu Santo; eran consecuencia de una lectura de la Biblia sin supervisión que rechazaba toda practica de la iglesia que no pudiera ser justificada bíblicamente; eran en gran parte resultado de los cambios sociales, económicos y políticos que estaban ocurriendo en Europa; o, como sugerían sus adversarios, era evidencia de que estaban trastornados y engañados. Las similitudes en tre e stos grupos y grupos similares del pasado que se resistían a interpretar la Biblia sin supervisión oficial eran sorprendentes. A pesar de los múltiples esfuerzos de las autoridades de la cristiandad por silenciar y erradicar a estos grupos, las
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“herejías” seguían resurgiendo. En experiencias pasadas fue fácil suprimir la documen tación que se produc ía en forma ma nuscrita, pero con la llegada de la imprenta los anabautistas se encontraron con una herramienta única para difundir sus ideas. Comenzaron a imprimir tratados que difundían sus ideas y unía a los grupos que pensaban de forma similar impidiendo al mismo tiempo ser silenciados. El significado del movimiento anabautista no se limita a la historia del siglo 16: los anabautistas eran herederos de una multitud de cristianos que a lo largo de la historia ansiaban la recuperación de un discipulado autén tico.1 Pero tamb ién necesitam os enten der el anabautismo en su contexto más amplio. Como dijimos Europa estaba transitando grandes cambios culturales que amenazaban la estabilidad política, económica, social y religiosa que había dado coherencia al sistema por varios siglos. • El feudal ismo medi eval estaba mutando hacia el c apitali smo, una nueva cl ase media urbana crecía rápidamente y amenazaba las estructuras tradicionales sociales y de poder. • El nacionalismo era una fuerza i mparabl e a medida que cientos de principados y ciudades se liberaban de la autoridad del Sacro Imperio Romano. • Estos camb ios so ciopol íticos afectaban seriamente al sinado dando pie a revueltas como la de los 1520.
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• Los inten tos por reforma r el masivo aparato institucion al de la iglesia a ni vel económico, burocrático y corrupto h abían fracasado. El anabautismo emergió como resultado de dos intentos de reforma social y eclesial. En 15 17 , Martín Lutero compus o y distribuyó 95 tesis que urgían la eliminación de los abusos de la iglesia y la reforma de la iglesia católica. Además de clavar la 95 tesis en la iglesia castillo de Wittenberg, Alemania. Lutero usó la nueva tecnología de la imprenta para reproducir y distribuir la tesis por toda Europa. Con la ayuda y
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protección del elector de Sajonia, Lutero logró resistir los intentos del papado por silenciarlo y juzgarlo. Así fue como comenzó la Reforma Protestante que se esparció por toda Europa iniciando el comienzo de la desintegración de la cristiandad. Aunque esta no fue la intenció n de Lutero, la iglesi a se dividió y no se reformó. La iglesia católica no supo responder rápidamente para prevenir esto. En 1560 se lanzó la así denominada “contraReforma” que recuperó la iniciativa en ciertas zonas, pero Europa quedó dividida en territorios católicos y protestantes. A medida que el entusiasmo fue creciendo hacia 1520, los líderes campesinos comenzaron a demandar reformas sociopolíticas como las que se estaban dando en la iglesia. Así como sucedió con el anabautismo una década más tarde el movimiento de los campesinos fue despegando en varias regiones hasta converger las diferentes facciones en una agenda común. Los campesinos presentaron sus demandas a las autoridades basándose en las enseñanzas del Nuevo Testam ento, y comenzaro n a organizar actos de desobediencia civil.2 A medida que el movimiento fue creciendo y las protestas locales se regionalizaron, las autoridades tomaron cartas en el asunto y comenzaron a reprimir. Los campesinos esperaban que Lutero y sus colegas se definiesen a favor de ellos, pero para su sorpresa la respuesta de Lutero vino en forma de un documento: “Contra el Rob o y Asesi nato prom ovido po r los campes inos”. Mediante este documento Lutero urgió a las autoridades a aplastar el movimiento. Hubo uno o dos reformadores que habían sido parte de la reforma de Lutero y decidieron adherir a la revuelta campesinael más notorio fue Thomas Müntzer, no obstante, el movimiento fue exterminado en la batalla d e Frankenhausen en 152 5. Algunos de los primeros anabautistas adhirieron a la reforma luterana, también muchos de los que seguían a Ulrico Zwinglio en Suiza. Pero terminaron frustrados por la lentitud de los cambios y decidieron retirarse dando su apoyo a los elementos más radicales. Otros cayeron en Frankenhausen en la guerra de los campesinos, unos pocos pudieron escapar. Se dieron cuenta que no había forma de imple men tar los cambios socio económicos por los cuales
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habían peleado y decidieron llevar adelante su visión por medio de comunidades pacíficas. El anabautismo emergió de grupos dispersos de hom bres y mujeres que luchaba n por una espera nza com ún y que se sentían defraudados por los intentos fracasados de reforma de la iglesia y sociedad. LOS ANABAUTISTAS EN SUIZA
Una noche del 21 de enero de 1525, 8 años después del comienzo de la Reforma Protestante, un pequeño grupo de cristianos se reunía s ecreta me nte en Zurich par a hablar y o rar. Habían si do parte del grupo de seguidores de Zwinglio, pastor de Grossmunster (la principal iglesia de la ciudad) quién había tratado de implementar la reforma tanto en la ciudad como en la iglesia. El grupo había estudiado la Biblia con él, escuchado atentamente sus sermones, compartido sus convicciones y apoyado su programa de reforma. Pero el grupo se sintió profundamente decepcionado por su aparente reticencia a aplicar lo que Zwinglio había predicado. No se animó a implementar lo que ellos consideraban clara enseñanza bíblica sobre una serie de temas, incluyendo el bautismo de creyentes antes que el de niños. Zwinglio e staba comprometido con una reforma general en toda la ciudad, pero necesitaba del apoyo del consejo de la ciudad. El creía que era su responsabilidad llevar adelante una reforma basada en las escrituras. Pero era el concilio quien tenía autoridad para decidir como implementar dichas reformas. Zwinglio se rehusó a presionar a las autoridades a moverse muy pronto o a tener conflictos con ellos. Pero algunos de sus seguidores no estaban convencidos por la lentitud de los cambios ni tampoco creían que se tenía que consultar a las autoridades. En los últimos dos años el grupo había agitado las aguas para que se produjera una reforma real. El concilio de la ciudad promovió debates públicos en los cuales se escucharon varios argumentos, el concilio prefirió apoyar el camino gradual que proponía Zwinglio. Los radicales no se sintieron a gusto con estas decisiones y tuvieron que tomar la decisión si obedecer al gobierno o a Dios. La
reunión del 21 de enero era la culminación de una serie de reunió
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nes de estudio bíblico y discusión que trajo al tapete el tema del bautismo. Algunos de los presentes ya habían sido castigados por rehusarse a bautizar a sus hijos. Había llegado la hora de tomar decisiones más radicales. Ellos creían que la Biblia enseñaba claramente el bautismo de creyentes. Todos ellos habían sido bautizados como niños, pero consideraban que este bautismo carecía de valor y era ilegítimo. Por eso decidieron bautizarse como creyentes, como hombres y mujeres libres que optaban por el seguimiento de Cristo habiendo calculado el costo del discipulado. Este último paso tenía consecuencias muy serias a los ojos de las autoridades. El rebautismo era considerado un delito punible de la pena máxima, la muerte. ¿Por qué se castigaba tan fuertemente el rebautismo? Muy simple, el bautismo desafiaba el corazón del sistema de la cristiandad, desafiaba la idea de la territorialidad de la iglesia, la idea de que todos los bautizados eran ciudadanos y perte nec ían a un orden social. El rebautism o dividía a la comunidad. Se lo co nsideraba no ortodoxo. La legislación contra el movimiento donatista que surgió al norte de África podí a usarse con tra los que s e atrevían a reb autizarse. No había forma de defenderse. Era un paso que si se tomaba podía tener consecuencias graves. Aun así, después de haberlo meditado cuidadosamente en oración “ Jorge (Blaurock) se puso de pie y le rogó a Conrad Greb el que lo bautizara con el verdadero bautismo sobre la base de su voluntad y confesión de fe. Al escuchar esta confesión de fe, Conrad no dudó y lo bautizó”. En estas famosas palabras registradas en La Crónica de
los Hermanos Uteritas, tenemos registrado el primer bautismo de creyentes durante la era de la reform a dando así comienzo al movimiento anaba utísta (los rebauti zadores). Jorge Blaurock y Conrad Grebel fueron dos de los primeros líderes de los Hermanos Suizos (con este nombre se conoce a los primeros anabautistas de Zurich). Grebel era hijo de un concejal de la ciudad y había formado parte del grupo de discípulos de Zwing lio. Blaurock había sido cura. Otras de las figuras destacadas fueron Félix Manz, erudito bíblico y también discípulo de Zwinglio, y más tarde ejecutado por el concilio de la ciudadlo ahogaron en el río
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Limmat; Simon Stumpf, pastor del pueblo de Hongg, incitó a su congregación a destru ir las imágene s idólatras de su iglesia; Margaret Hottinger, una predicadora carismática evangelista de Zollikon, también fue arrestada y ahogada por su fe. Y por último, tenemos a Wilhem Reubin, pastor del pueblo Witikin, quién incitó a los feligreses de su iglesia a no pagar el diezmo. La ejecución de Manz en Enero de 1527, a menos de dos años de los primeros bautismos, intentó demostrar que la ciudad no toleraría las prácticas de este movimiento radical. Esto desató una persecución hacia los anabautistas dondequiera que fueran. No obstante, el movimiento comenzó a difundirse más allá de la ciudad yendo hacia zonas rurales. En parte porque el grupo de Zurich tenía una agenda evangelística pero también a causa de la deportación, la gente evangelizaba en los pueblos y villas donde se asentaban. En Zollikon, muy cerca d e Zurich, m uchos fu eron bautizad os en medio de testim onio s de profun da convicción y en un clima de a vi vamiento. Los anabautistas crecían en número a pesar de los arrestos y encarcelamientos. A los pocos meses, el movimiento se había difundido hacia el este, San Gail y Appenzell, hacia el oeste Basilea y Berna, y al norte hacia Hailau, Schaffhausen y Waldshut (zona controlada por los católicos austriacos). Waldshut ya había comenzado un proceso de reforma bajo el liderazgo de Baltazar Hubmaier, un sacerdote católico convertido que participó de los debates públicos de Zurich y quien más t arde se conve rtiría en uno de los teólogos más destacados del movimiento anabautista. La ciudad se había inclinado hacia el movimiento de los campesinos; les proveían alimentos y tropas. Grebel y Wilhem Reublin visitaron a Hubmaier varias veces, y durante el domi ngo de pascuas en 15 25 Reublin lo bautizó. Luego Hubmaier bautizó a unos 300 creyentes y al poco tiempo la mayoría de los ciudadanos y las autoridades del concilio también se bautizaron. Aunque por poco tiempo, Waldshut se convirtió en "Una ciudad Anabautista." El movimiento tuvo buena acogida también en Hallau, otra de las ciudades que simpatizaban con el movimiento campesino.
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Casi toda la gente del pueblo fue bautizada por Reublin y su colega Jo hannes Brotli. En este pueblo los intereses de los anabautistas encontraban causa común con los intereses de los campesinos, dándose así apoyo mutuo. Contrario a lo que muchos piensan, en sus comienzos el anabautismo no fue un movimiento sectario o marginado de la sociedad. Hacia finales de 1525, el movimiento campesino había sido prácticamente aniquilado y las autoridades estaba determinadas a acabar con cualquier indicio revolucionario incluyendo a los anabautistas. Las posibilidades de tener más pueblos anabautistas comenzaban a parecer más lejanas. A pesar de ello, Hubmaier no parecía listo a darse por vencido fácilmente. Aun así, la mayoría de los anabautistas se daban cuenta que de sobrevivir, el movimiento necesitaría pasar a la clandestinidad. En febrero de 1527, representantes de los anabautistas dispersos se reunieron en Schleitheim. Como resultado de la reunión se "Conescribieron 7 artículos que más tarde se conocieron como la fesión de Sche leithe im ”7 Los siete artículos resumen las convicciones centrale s de los Hermano s Suizos. A la luz de las circu nstan cias, no debería sorprendernos que lo artículos tuvieran un tono separatista e intransigidle. Aunque la mayoría transmite un tono pacifista. La confesión se convirtió en un punto de convergencia para la mayoría de los anabautistas (aunque algunos, incluyendo a Hubmaier no estaba de acuerdo con algunas de las convicciones). Es muy probable que el autor haya sido Miguel Sattler, un abad de un monasterio cerca de Freiburg, quien más tarde se convirtió en uno de los líderes del anabautismo hacia 1526. Si fue peligroso ser anabautista lo fue aun más ser líder del movimiento. Las autoridades tomaron como blanco a los lideres y fueron muy pocos los que sobrevivieron por largo tiempo. Manz y Grebel murieron hacia 1526. Sattler fue torturado y quemado en la estaca en Rottenberg en mayo de 1527. Hubmaier fue encarcelado, torturado y quemado vivo en Viena en Marzo de 1528. Blaurock, predicad or y evangelista d e la zona del Tyrol fue ejecutado en 1 52 9. No había lugares seguros donde refugiarse. Tanto católicos como protestan tes apresa ron, torturaron y ejecutaron anabautistas. Los
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Las comunidades anabautistas comenzaron a emerger en el sur de Alemania y Austria casi simultáneamente cuando ocurrían los primeros bautismos en Zurich y antes de que el movimiento se esparciera por los pueblos y aldeas Suizas. Los líderes de estas comunidades estaban al tanto de lo que estaba o curriendo con l os herm anos suizos. Hans Denck una de las figuras clave del anabautismo del sur de Alemania había visitado a los anabautistas en St. Gall antes de que comenzaran a bautizarse. También se encontró con Baltasar Hubmaier en Augsburgo, Alemania en 1525 y con Miguel Sattler
en Estrasburgo en 1526. Tanto el anabautismo del sur de Alemania
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como el anabautismo austríaco eran marcadamente diferentes en sus orígenes como en sus énfasis. Tomas Muntzer, el reformador que mencionamos anteriormente, tenía perspectivas bastante radicales que poco a poco lo fueron distanciando de Lutero. También cuestionaba el bautismo de infantes, pero nunca llego a identificarse plenamente con los anabautistas. Los hermanos suizos estaban intrigados por lo que escuchaban de él y por eso interca mbia ron co rrespond encia aunque nunca tuvo mucha influencia sobre el anabautismo suizo. Fue diferente en el caso del anabautismo del sur de Alemania. Mu ntzer se convirtió en líder dentro del movim iento campesino, escribió varios documentos y lideró a los campesinos a la guerra. Más tarde fue capturado y ejecutado. Su influencia sobrevivió a través de los líderes que lograron sobrevivir la masacre, los más destacados fueron Hans Hut y Melchior Rinck quienes iniciaron varias iglesias anabautistas. El grupo se caracterizó por su pasión por la justicia social y una profunda espiritualidad mística, también eran apocalípticos y creían que l a histo ria es taba llegando a su fin. Esta combinación de factores generó una cultura anabautista muy diferente de la de los Hermanos Suizos. Denck fue otro de los que contribuyó al anabautismo del sur de Alemania. Se diferenciaba bastante del temperamento de los que fueron inspirados por Muntzer, no obstante compartía su misticismo. Denck era un erudito típico que apoyaba el movimiento de la reforma. Fue asignado a un puesto educativo en Nuremberg, Alemania en 1524. Y, aunque no se involucró con el movimiento de los campesinos se lo identificó con el mismo y fue expulsado de la ciudad. Después de visitar ciudades suizas donde se encontró con líderes del movimiento anabautista fue encarcelado por cuestionar la práctica del bautismo de infantes y enviado a territorio alemán. En algún momento fue bautizado ya que fue un líder del anabautismo en Augsburgo hacia fines de 1525. Denck murió a causa de la plaga en Noviembre de 1525, en su corto tiempo como líder de l movimiento ana bautista logr ó esta blecer los fundamentos del movimiento en el sur de Alemania. En Mayo de 1526 Denck bautizó a Hut, quien más tarde se convertiría
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en un importante evangelista. Más tarde en el mismo año tuvo un debate con el r eformador M artín Bucer en frente de una numerosa audiencia en Estrasburgo. Luego se mudó a Worms y junto a Rick empezaron una comunidad anabautista en la ciudad sumando a su causa a dos predic adores luteran os. En sus meses finales comenzó a sentirse desilusionado por las interminables divisiones dentro del movimiento. Insistía en que la “palabra interna” (experiencia espiritual) era mucho más importante que la ceremonia externa y la exactitud de los dogmas. También abogaba por el amor y la aceptación, dos con ceptos difíciles de practicar en una época d e gran antagonism o entre cristianos. Hut tenía una personalidad muy diferente. Antes de conocer a Muntzer se dedicaba a la venta de libros ambulante. Después de haber sido echado de Bibra por rehusarse a bautizar a su hijo se convirtió en seguidor de Muntzer y fue arrestado cerca de Frankenhausen. Logró escapar aduciendo que estaba vendiendo libros y no había participado de la revuelta. Retornó a Bibra y volvió a arremeter con una predica inflamatoria proclamando el castigo divino sobre los predicadores corruptos, al poco tiempo fue expulsado nuevamente. Después de bautizarse en Augsburgo, Hut salió a recorrer los caminos bautizando a miles y plantando iglesias en grandes ciudades y aldeas a lo largo del sur de Alemania y Austria. Tres de sus convertidos ayudaron a propagar el anabautismo en Austria: Leonard Schiemer, Hans Schaffer y Ambrosio Spittelmaier. Pero el fogoso ministerio de Hut no duró más que 18 meses. Fue arrestado en Augsburgo, torturado y murió en la cárcel en 1527 antes de ser ejecutado. Hut, al igual que Denck y Muntzer, bebieron de las aguas del misticismo. Aunque el anabautismo del sur de Alemania y Austria más que al ala radical del luteranismo, le debe a los místicos medievales alemanes (Maestro Eckhart, Jo ha nn es Tauler y la Teología alem ana ).6 Esto le dio al movimiento un tono diferente al del los hermanos Suizos que parecían estar más centrados en el mensaje bíblico—por momentos carismáticos, a veces quietistas, poniendo énfasis en someterse a la voluntad de Dios. Hut, al igual que Muntzer pero a diferencia de Denck, puso mucho énfasis en los materiales apocalíp
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ticos de la Biblia. Esto no sólo le dio un carácter de urgencia a su predica sino que presentó al bautismo como “el sello de los elegidos”. Los malvados serían castigados en el juicio ñnal (en el cual los anabautistas tendrán algún rol). Un tercer, y menos conocido patriarca fundador de esta rama del anab autism o fue M elchor Rinck. Un típico erudito de Hesse que se convirtió en predicador luterano. Rinck peleo en la batalla de Frankenhausen logrando escapar de la matanza, más tarde lo bautizó Denck en enero de 1527 antes de ministrar con él en Worms. Hacia 1528 lo encontramos en Hersfeld, en dónde presentó un documento en un debate teológico del cual terminó siendo expulsado de la zona. Rinck se rehusó a irse de la zona y siguió predicando y bautizando hasta su arresto y encarcelamiento en 1531. Gracias a la inusual benevolencia de Margrave Philip de Hesse se salvó de ser ejecutado y fue condenado a prisión perpetua hasta su muerte, nunca dejó de sostener sus convicciones anabautistas. No se sabe mucho de los puntos de vistas teológicos de Rinck comparado con los de Hut o Denck. Ciertamente fue afectado por las enseñanzas de Denck y Muntzer, pero la evidencia sugiere que tenía menos interés en la escatología, el misticismo y la revolución. De hecho, sus ense ñanza s parecen est ar más cerca d e los temas fu ndacionales que enseñaban los Hermanos Suizos: arrepentimiento, fe, bau tismo y discipulado. El anabautismo del sur de Alemani a y Austria tenía menos cohesión que el de los Hermanos Suizos. Al igual que lo suizos, sufrieron la perdida de sus líderes muy tempranamente, pero a diferencia de estos, no lograron armar causa común alrededor de una confesión de fe. Quizás esto no se pudo lograr debido a las personalidades y convicciones diferentes como las de Hut, Denck y Rinck. Otro tema que los separaba fue en énfasis en lo interior sobre lo exterior. Cuatro grupos emergieron de estos comienzos: los que seguían a Hut con sus perspectivas apocalípticas, los que adherían al misticismo esp iritual de Denck; un terce r grupo que combinaba a los dos primeros; y un cuarto grupo de tendencia separatista. Otra figura de renombre de esta rama del anabautismo fue Pilgram Marpeck, intendente y ministro de minería de Rattenberg, Austria,
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cargos que ejerció hasta 1528. Inicialmente se sintió atraído al lutera nismo, pero con el tiempo se sintió desilusionado por la falta de discipulado en sus iglesias y se pasó al anabautismo. Se mudó a Estrasburgo, Francia donde trabajó como ingeniero. Allí, se convirtió en líder del movimiento anabautista hasta su exilio en 1532. Después de un tiempo viajó por varios lugares encontrándose con los anabautistas suizos y moravos. Volvió a Estrasburgo donde lideró a la comunidad anabautista ha sta el día de su muerte en 1536 (uno de los pocos líderes anabautistas que murió de muerte natural). El status social de Mar peck lo obligó a tener que lidiar con la cuestión de las estructuras de poder sin comprometer sus principios anabautistas. Los grupos asociados con Marpeck no parecen haber sobrevivido, pero su significado para el movimiento puede radicar en otra parte . No sólo escribía bien sino que mantuvo c orrespond encia con otros anabautistas sobre discusiones internas que tuvieron lugar durante los primeros 30 años. Mantuvo una posición intermedia entre el literalismo de los suizos y el misticismo de los alemanes, animó a ambos grupos a aprender unos de otros. Los anabautistas contemporáneos encuentran en Marpeck a uno de los anabautistas más atractivo s de la primera generación de líderes.7 Las ciudades de Estrasburgo y Augsburgo ofrecieron cierta libertad para que las iglesias anabautistas se reuniesen y para que sus ideas fueran debatidas, no obstante la amenaza de persecución siempre estaba rondando. A medida que la presión de las autoridades aumentaba, muchos anabautistas del sur de Alemania y Austria comenzaron a huir hacia Moravia. Aunque algunos de los suizos se sumaron a los refugiados anabautistas, los que dominaban el escenar io fu eron los del sur de Alemania y los au stría cos, que más tarde llegarían a ser conocidos como los Huteritas (por su líder Ja cobo Hutter). Esta rama comunitaria del movimiento ofrece una interpretación intrigante y desafiante a la tradición anabautista sobre la cual volveremos más adelante. ANABAUT IST AS E N E L NORTE D E AL EM A NI A Y E N HO LAN DA
No es característico de la tradición anabautista concentrase exclusivamente en los líderes del movimiento. El anabautismo creció
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basado en el testimonio y coraje de miles de creyentes comunes y corrientes quienes aceptaban el sufrimiento como consecuencia natural del seguimiento fervoroso de Cristo. Sabemos los nombres e historias de algunos de estos gracias a algunos registros que sobrevivieron. Otros aparecen en el Espejo de los Mártires, una vasta colección de historias de mártires que ha servido para no olvidar los orígenes e historia del movimiento.8 Las historias de muchos artesanos, aldeanos, plantadores de iglesias itinerantes, pastores locales, agricultores, amas de casa y comerciantes, se han perdido de vista. Pero los orígenes del anabautismo en el norte de Alemania y Holanda pueden rastrearse a través de la figura de un líder enigmático y carismático: Melchor Hoffman. Un comerciante de pieles de Schwäbisch Hall, Alemania. Su peregrinaje muestra como aquellos deseosos de una reforma se iban convirtiendo poco a poco más radicales en sus posturas y prácticas. Hoffman se identific ó inicialm ente con el movimient o luterano y hacia 15 23 trabajaba como predic ador laico en Livonia, hasta que fue echado. Después de reunirse con Lutero en Wittenberg en 1525, se trasladó a Dorpat donde se hizo muy popular con los pobres a causa de su predica anticlericalista y a favor de la justicia social. Esto no cayó bien entre sus colegas luteranos. De allí se trasladó a Estocolmo como misionero luterano generando fuertes controversias antes de mudarse a SchleswigHolstein en 1527. A par tir de allí se separa defin itivam ente de Lutero y se asocia con los “falsos p rof etas ”. En 1 52 9, se le confiscaron sus propiedades y s e lo expulsó de la ciudad una vez más. Cuando llegó a Estrasburgo se asoció con los reformadores, espiritu alistas y otros grupos an aba utis tas. 9 Se bautizó e inicio su propio grupo antes que unirse a otra congregación. Su grupo se caracterizó por tener líderes mujeres sobresalientes que practicaban sus dones proféticos, incluyendo a Ursula Jost y Barbara Rebstock. Pero una vez más, los puntos de vista revolucionarios y anticlericales de Hoffman alarmaron a las autoridades y tuvo que escapar antes de ser arrestado. Durante los 3 años que siguieron a s u huida, Hoffman viajó bas
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tante, evangelizando y bautizando a cientos de personas. Fue en Holanda donde mantuvo discusiones acaloradas sobre la naturaleza de la comunión y sus enseñanzas fueron bien recibidas. Mucha gente se sintió atraída por la predica Melchorita la cual combinaba elementos tales como: m isticismo, apocalipti cismo, revolución y en menor grado, biblicismo.10 Esto resulto en persecución y después de muchas muertes Hoffman ordenó la suspensión de los bautismos, el movimiento pasó a la clandestinidad. Hoffman fue arrestado en 1533, aparentemente se entregó ya que creía que con esto se anticip aría la llegada y estab lecim iento de la Nueva Jerusalén en Estrasburgo. Pasó el resto de su vida en prisión, murió 10 años después de su arresto esperando que se cumplieran sus profecías. Su movimiento creció y se esparció por Holanda y otras partes del Norte de Europa. Pero el encarcelamiento de Hoffman dejó debilitado a su grupo. A los dos años siguientes un hecho trágico habría de venir, las autoridades se encargarían de demostrarle a la sociedad lo peligrosos que eran los anabautistas. Ja n Matthys, un panadero de Haarlem, asumió el liderazgo del movimiento supuestamente basado en una revelación. Luego envió a 12 apóst oles a evangelizar y bautizar. Entr e los lugares que visi tar on se enco ntraba Munster. La recepción que recibier on conven ció a Matthys que Hoffman ten ía razón en cuanto a la inm inente llegada de la Nueva Jerusalén, sólo que se había equivocado de lugar, no sería en Estrasburgo sino en Munster. Un grupo de anabautistas may orm ente de Holanda, se ganó la simpatía del electorado local el cual ordenó a todos los anabautistas a movilizarse a Munster para hacerse ciudadanos de la Nueva Jerusalén. Miles se movilizaron a la ciudad, aunque las autoridades tuvieron que impedir que varios se asentaran. Munster fue rápidamente sitiada fuerzas militares bajo el mando del obisbo local. Hubo dos intentos fallidos de asalto sumados a un sitiamiento de la ciudad para no permitir que entrara comida. Matthys intentó escapar creyendo que Dios lo liberaría, pero murió en el intento. Lo sucedió Jan van Leiden, un joven sastre que se autoproclamó el nuevo rey David. Con el apoyo de Bernhard Rothmann, el principal teólogo del grupo Melchorita, instituyó
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reformas violentas usando el Antiguo Testamento como material legislativo. Introdujo la poligamia, ordenó la pena de muerte para crímenes menores y se decidieron a esperar la llegada de la Nueva Jerusalém Después de un sitio prolongado, la ciudad cayó y sus hab itan tes fuer on masacrados.1 1 Munster fue la gran catástrofe de la historia del anabautismo primitivo, el cual resultó en una creciente persecución a lo largo de toda Europa, aun en aquellas zonas donde había logrado cierta tolerancia. Aunque fueron pocos los anabautistas de otras regiones que endosaron las acciones de Munster, los líderes que sometieron a la ciudad al reino del terror no pueden ser excluidos totalmente de la historia anabautista. Puede que hayan sido apocalipticistas desenfrenados; o que sus interpretaciones de las Escrituras hayan sido atípicas y bizarras; y que sus medios violentos no tuvieran mucho ver con las convicciones pacifistas anabautismo. Aun así,que estos personajes fueron anabautistas. Ni del es legítimo borrarlos de la historia ni ponerlos— como han hechos much os his toriadores— como representantes del movimient o. El anabautismo del norte de Alemania y Holanda sobrevivió la caída de Munster, no obstante, el movimiento perdió coherencia, se fragmentó en diferentes comunidades que reaccionaron de diferentes maneras ante lo que había ocurrido. La mayoría renunció al uso de la violencia, aunque un tal Jan van Batenburg lideró un pequeño grupo que seguía creyendo en la llegada inminente de la Nueva Jerusalén provocando escaramuzas esporádicas que prepararían su llegada. Ante el vacío de liderazgo, surge un nuevo líder, David Joris, quién propugnaba el paci fismo y una espiritualidad in terio r que no le diera mucha importa ncia a las marcas extern as del Anabautismo. Comunidades de sus seguidores perduraron, pero Joris no tuvo la capacidad de volver a reunificar el movimiento bajo su liderazgo, al poco tiempo abandonó la región. El futuro del anabaut ismo en Holanda quedó en mano s de aquellos que habían rechazado a Munster y adherían al pacifismo. Los líderes claves que emergieron fueron Obbe y Dirk Philips, ambos discípulos bautizados por Hoffman. A estos se les sumó un
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exsacerdote católico, Meno Simons, del cual los menonitas derivan su nombre. Más tarde apareció un tal Lee nae rt Bouw ens.12 Meno fue bautizado por Obbe Philips y se unió al movimiento en 1536. Al año siguiente fue ordenado como anciano. Pasó el resto de su vida visitando las comunidade s anabau tistas dispersas, enseñando y pastoreando. Poco a poco el movimiento fue tomando forma. Estas comunidades tuvieran que lidiar con muchos temas relacionados a la disciplina de iglesia y la relación entre el “espíritu” y la “letra”, esto causó varias divisiones en el movimiento. No obstante, los escritos de Meno y su paciente ministerio ayudaron a que el anabautismo holandés lograra sobrevivir y desarrollarse. A pesar de ser un hombre buscado por la ley, logró escapar varias veces y murió apaciblemente. Obbe Philips abandonó muy pronto el movimiento. Dirk ocupó su lugar en el liderazgo pas toral como colega de Meno. Fue tam bién un escritor prolífico. Bouwens, quien fuera ordenado por Meno en 1556, fue un importante líder de la segunda generación. Viajó mucho por la región y bau tizó a más de 10 mil per son as (de acuerdo a un registro detallado) en la segunda mitad del siglo 16. A pesar de la persecución, los anabautistas del norte de Alemania y Holanda, sobrevivieron en muchas partes. Una de las zonas donde concentraron muchoshubo refugiados fue en Friesland, norte deseHolanda, pero también varias comunidades vibran-al tes en Amsterd am y otros lu gare s.13 En efecto, los m eno nita s ho landeses (también conocidos como Doopsgenzinde) entraron en una era d orada en la que surgieron muchos artist as, doctores, comerciantes, oficiales de gobierno, eruditos e ingenieros (incluyendo el ingeniero que diseñó un gran dique cerca de la zona marítima). Aunque muchas de las iglesias contemporáneas luchan por sobrevivir, los a naba utistas mant iene n h asta el día de hoy una presencia importante en Holanda. El anabaustismo floreció también en Antwert y otras partes de Flandes hasta que fueron forzados a emigrar. Hacia el norte, los ana bautistas se esparcieron hacia l a cos ta del mar Báltico, llegan do a Danzig, Prusia y Polonia. Durante el siglo 18 muchos menonitas se movilizaron más hacia el este hasta establecerse en Ucrania y Rusia, antes de emigrar a Centroamé rica, N orteamérica y Suda mérica.
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UN MOVIMIENTO EN EXPANSIÓN
Como hemos visto, las ramas del anabautismo en Suiza, Sur de Alemania/Austria, y Norte de Alemania/Holanda no estaban aisladas unas de otras. Aunque las diferencias teológicas y culturales existían, cada uno se expresaba contextualmente de acuerdo a cada región y a cada énfasis de la reforma. Las cartas, visitas y conversaciones permitieron intercambio de ideas y generaron debates apasionados. Ya hemos notado la interacción que existía entre los grupos de Suiza y el Sur de Alemania, y entre Melchior Hoffman y otros anabautistas de Estrasburgo. Los anabautistas tuvieron encuentros en diversos lugar es durante las primeras tr es décadas. Un caso co nmovedor fue el del Sínodo de los Mártir es en 1 52 7 en Augsburgo (se lo conoció con este nombre porque muchos de los que participaron murieron como mártires), donde se reunieron los Hermanos Suizos y los anabautistas del Sur de Alemania para tratar varios temas controversiales. La necesidad de huir en diferentes direcciones buscando refugio por la persecución dio lugar a una mezcla natural de anabautistas de diferentes regiones, muchos se concentraron en Estrasburgo porque era un lugar seguro para refugiarse. Hacia 15 50 , surgió otra serie de discusiones entre los alemanes del norte, Holandeses y los anab autistas Suizos. Esta vez se reunieron en Estrasburgo. Aunq ue las discusiones no resultaron en un movimiento uniforme, se empezaron a dar los primeros pasos hacia la unidad del movimiento. Poco a poco comenzaron a desaparecer los elementos místicos, apocalípticos y revolucionarios del movimiento emergente. La emigración hacia el este y más allá, continuó con el proceso de integración. Esto no ocurrió sin conflictos y divisiones ya que cada grupo traía consigo sus propias ideas. Fue en este contexto que las comunidades Huteritas comenzaron a emerger como una tradición anaba utista distintiv a. Los Huteritas practican la comunidad de bienes desde hace casi 475 años. Encontraron refugio temporario en lo que se conoce hoy como la república Checa, la mayoría eran refug iados de Austr ia, Alemania del Sur y otras partes de Europa. Puede ser que al comienzo
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la idea de compartir sus bienes haya surgido simplemente como parte de sus necesidades, pero con el tiempo, esta práctica se convirtió en una característica de su entendimiento del discipulado y la espiritualidad, estaban fundamentados su interpretación de la conceptos Biblia y su que entendimiento de la relación en entre las pertenencias privadas y los valores. La persecución obligó a estas comunidades a seguir trasladándose hast a llegar a Rumani a, Hungría, Ucran ia y Rusia antes de llegar a Norteamérica. Las Crónicas de los Hermanos Huteritas registran los sufrimientos, luchas y persistencia que tuvieron que pasar en medio de presiones externas y discordias internas. Allí también encontramos las prácticas y principios que guiaron a esta comunidad a través de los siglos.14 Los orígenes diversos del movimiento anabautista son aun visibles entre los anabautistas contemporáneos en Europa, Norteamérica y otras partes. Los factores de idioma, cultura, orígenes étnicos asi también como la teología y tradiciones de iglesia siguen siendo preponderantes. Las divisiones sobre diferentes temas ha dado lugar a varias denominaciones: Menonitas, Huteritas y Amish, aunque comparten un legado en común, sus desacuerdos son profundos. A pesar de esto, es legítim o hablar de un movimien to anabautista, una tradición anabautista o una visión anabautista. Uno de los intentos más famosos por resumir las características del movimiento lo dio el historiador Menonita Harold S. Bender en 1944 bajo el título “La Visión Anabautista’’. Bender argumentó que los temas centrales del anabautismo son: discipulado, comunidad y noresistencia. Bender llegó a esta conclusión basándose en los Hermanos Suizos y excluyendo a otros grupos con los cuales no estaba de acuerdo, no obs tante, su resum en sigue vigente.15 Otros autores trataron de ofrecer algunas propuestas alternativas que fueron influidas por su contexto y trasfondo personal. Una de las mas influyentes fue la de C. Arnold Snyder en su obra magistral Historia y Teolo gía A nab autis ta ,16 Las convicciones centrales compartidas por los anabautistas hacia fines del siglo 16 eran las siguientes:
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• Los cristianos deben segu ir las enseñanzas d e Jes ús sin importar las consecuen cias. • La Bibl ia es autoritativa en temas relacion ados a l a ética, la eclesiología y la teología. • La iglesia y el estado fueron permitidos/ordenados por Dios, pero deben m antenerse separados. • Las iglesi as son comunidade s formadas por lo s creyentes bautizados y son coresponsables unos a otros. • La disciplina de iglesia e s (incluyendo l a excomunión) es fundamental para mantener la pureza y característica distintiva de la iglesia. • Los seguidores d e Jes ús compa rten libremente sus rec ursos unos con otros. • La noviolenci a y hablar la verdad son aspectos esenciale s del discipulado, los cristianos no juran ni pelean. • El sufrim iento es parte del disc ipulado fie l y es la marca de la iglesia verdadera. No todas estas convicciones recibieron la adhesión de la primera generación de Anabautistas para quienes la obra del Espíritu en la iglesia, la necesidad de interpretar las Escrituras como comunidad y no sólo como individuos, la urgencia del evangelismo y la inminencia de la segunda venida de Cristo eran también importantes. Como vimos, algunos grupos practicaban la comunidad de bienes en vez de la ayuda mutua. Para otros el lavamiento de pies era un componente importante del culto y la vida en comunidad. A medida que la tradición fue evolucionando, se abandonaron ciertos elementos, se reinterpretaron otros y algunos se los consideró esenciales. Cualquiera fueran las diferencias entre los primeros anabautistas, a los ojos de las autoridades, todos estos grupos representaban una amenaza común al estado y a la iglesia. Es muy difícil definir cuanta gente adhería al movimiento en sus inicios, pero segura
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mente podemos hablar de miles. Hubo muchos otros que se sintieron atraídos al anabautismo pero no se bautizaron porque sabían que esto podía tener un alto costo. Miles de anabautistas fueron martirizados en el siglo 16. Dispersos por Europa el movimiento constituía una pequeña minoría de la población. Pero el temor hacia los anabautistas era imperante, aun en Inglaterra donde muchos fueron arrestados, encarcelados, ejecutados y deportados antes de que el movimiento pudiera echar raíz. Las practicas anabautistas son condenadas explícitamen te en los Artículos de la Iglesia de Inglaterra, la acusación de ser anabautista se usó como sinónimo de herejía o subversión. Esto persiste hasta hoy día, en algunos círculos de Gran Bretaña e Irlanda, cuando uno se identifica como anabautista algunos se sienten consternados. ANABAUTISTAS CONTEMPORÁNEOS Los anabautistas contemporáneos pueden ser clasificados en cuatro
grupos: Primero están, los que descienden de los primeros anabaptistas: Menon itas, Amish y Huteritas. Segundo, otras denominaciones que surgieron más tarde habiendo sido inspirados en sus comienzos por el anabautismo: varios tipos de Hermanos, el movimiento Bruderhof, y algunos Bautistas. Tercero, las múltiples iglesias anabautistas alrededor del mundo que surgieron como resultado de las misiones Menonitas y de los Hermanos. Cuarto, los neoanabautistas, pertenecen a otras tradiciones que reconocen la influencia formativa del anabautismo.17 Cada una de estas comunidades interpreta la tradición anabautista a su propia manera. Algunos se aferran a ciertos puntos de vista mientras otros reflexionan más contextualmente sobre la aplicación de la tradición. Los más nuevos—neoAnabautistas, muchas veces presentan nuevos desafíos a medida que interpretan la tradición en forma sorpresiva. A nab au tism o al Desnudo no pretende ser la única o más auténtica versión del anabautismo. Las convicciones básicas sobre las cuales trata este libro se basan simplemente en lo que los anabautistas de Gran Bretaña e Irlanda, creen como e sencial al seguimiento de Cristo en su propio contex to.
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Los neoanabautistas se sienten inspirados particularmente por la primera generación de anabautistas, razón por la cual nos hemos concentrado en este capítulo en ellos. Pero hay mucho más que aprender de los anabautistas a lo largo de los siglos en cuanto a cómo se interpreta la tradición en diversos contextos, así como de comunidades anabautistas contemporáneas. LOS AMISH Y HUTERITAS
Con los que menos relación tenemos los anabautistas de Gran Bretañ a e Irlanda es con los Amish, quienes tienen una presencia margina l en la región (hay una comunidad Beachy Ami sh en el sur de Irlanda). Lo que sabemos de ellos nos ha llegado principalmente de libros o historias que hemos escuchado. A pesar de la gran diferencia cultural que mantenemos con los Amish, algunos de nosotros nos sentimos atraídos por su sentido de comunidad, desafiados por su entrega al discipulado, intrigados por las eleccion es que han hecho en relación al uso de la tecnolo gía y la cultura contemporánea, impresionados por su capacidad de perdonar. Esto último demostrado poderosam ente en su respuesta a los asesin atos de 5 chicos en la comunidad Nick el Mines en Octu bre del 2 00 6 .18 Pero hay otros aspectos de los Amish que nos resultan menos atractivos, algunos de los cuales comparten con los Huteritas. Sus comunidades parecen haber quedado congeladas en la historia y en cierto tipo de cultura. Esto se evidencia en su forma de vestir, la sujeción de la mujer al varón, la lectura de viejos sermones en lugar de sermones actualizados, y la cuestión de si alguien fuera de su comunidad puede ser realm ente cristi ano (aunque este último tema lo dejan abierto al juicio de Dios). Hemos tenido contacto con una rama de los Huteritas. En varias ocasiones he tenido oportunidad de visitar el Bruderhoff que se encuentra en Robertsbridge, en Sussex este. Pasamos tiempo con varios miembros de nuestra comunidad aprendiendo de su form a de vida.19 En 19 93 , la red anaba utista tuvo su primera conferencia en sus instalaciones y apreciamos mucho su hospitalidad. Trabajamos con ellos en el campo y los talleres, compartimos sus
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casas, comimos con ellos y participamos de los cultos. Siempre salí de las comunidades con dos tipos de reacciones: por un lado me sentía aliviado de salir de una comunidad que me parecía introvertida, patriarcal, y cerrada en ciertas culturas y tradiciones. Por el otro, sentía el desafío de este discipulado cristiano que abarca toda la vida y que ofrece un estilo de vida contra cultural. Pero si dejamos de lado los aspectos menos atractivos de las tradiciones Amish y Huteritas, tenemos que reconocer que estas tradiciones nos desafían a cuestionar algunos de los poderosos ídolos de nuestra cultura además de nuestra connivencia y compromisos. De hecho, es posible que descubramos algunas de las prácticas y convicciones anabautistas en su estado más puro. Por ejemplo: • Ellos creen que toda la vida es sagrada y rechazan la diferen ciación entre lo sagrado y lo secular, una división que ha afligido a cristianos de muchas generaciones a lo largo de los siglos. • Rechazan la noción de que todas las profesiones son acep tables a los cristianos. Recomiendan a su s miembros no trabajar en ocupaciones que son incompatibles con el discipulado—no sólo las que están relacionadas con la guerra sino también aquellas que reflejan la vanidad humana y producen dinero sin hacer algo realmente productivo. • Tiene n que ser convenc idos de que las nuevas tecnologías realmente tienen más beneficios que las tecnologías que usan ellos. Pueden ser que las nuevas tecnologías hagan las cosas más fáciles pero a la larga terminan destruyendo la vida en comunidad, res tringen las o portunidades d e crecimien to personal y discipulado. Además de requerir cierta connivencia entre los valores culturales y sus convicciones. • La costumbre de echa r suerte s para elegir a sus líderes (aunque tiene precedente bíblico) indica una renuencia a creer que la comunidad sabe siempre que es lo mejor. La selección de candidatos, pero luego invitar a que Dios decida quién tiene que
ser el líder, los desafía a dejar de con trolar y ma nej ar las situa ciones.
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• La practica H uterita de los bienes en común, no sólo tiene antecedentes bíblicos sino también es profundamente contracultural en sociedades donde la propiedad privada es fundacional al sistema de economía global que se basa en la ambición personal y la ansiedad. • A pesa r de las peleas, la presión de vivi r jun tos en proximi dad, las dolorosas divisiones y las fallas humanas nunca hubo en las comunidades huteritas homicidios y siguen comprometidos con la noviolencia. MENONITAS
Son con los que más contactos hemos tenido y con quien nos sentimos más en deuda. Muchos de nos otros llegamos al anaba utismo a través del min isterio del Centro M eno nita de Londres en Highgate. Por más de 50 años ha sido fuente de inspiración, hospitalidad, punto de conexión de conversaciones y fuente de recursos para cualquiera interesado en el anabautismo. Personal del centro y voluntarios de la co munidad menon ita de Norteamérica han en carnado la tradición y compartido sus aspectos distintivos relacionados con el discipulado, comunidad, paz y justicia, adoración, espiritualidad, hospitalidad y estilo de vida. La Red Anabautista tuvo sus inicios en el Centro Me non ita de Londres y sigue mante niend o una relación muy cercana. Otros grupos de orientación anabautista suelen reunirse en sus instalaciones y encontrarse mutuamente. Hace muchos años atrás los menonitas decidieron no plantar iglesias en GB e Irlanda ni tampoco tratar de iniciar actividades denominacionales. Este estilo nocompetitivo ha permitido que el Centro Menonita sirva a una amplia variedad de gentes influyendo con los valores anabautistas en muchas otras tradiciones. No obstan te, esto ha limitado la implemen tacíón de los valores anabautistas a nivel congregacional. Por muchos años, la iglesia Menonita Wood Green era la única congregación pequeña conectada al Centro Menonita, siendo la única iglesia menonita en Gran Bretaña. Mientras se escribe este libro, estamos teniendo charlas sobre la posibilidad de plantar iglesias bajo la red anabautista, uniendo
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a las congregaciones emergentes por medio de una red informal. Muy pocas de estas comunidades no se llamaran anabautistas o menonitas, pero si se darán mutuo apoyo para vivir centrados en los valores anabautistas. La experiencia de otras congregaciones menon itas alrededor d el mundo pue de ser muy v aliosa. Algunos de nosotros hemos visitado las iglesias menonitas de Norteamérica y sus seminarios. Hemos aprendido mucho de estas comunidades históricas anabautistas. También hemos compartido el creciente interés por el anabautismo en la Europa postcristiandad. Valoramos las conexiones que pudimos tener con otros anabautistas en Europa congregaciones que tienen sus raíces históricas en el siglo 16 y congregaciones nuevas plantadas por misioneros de EEUU. Estamos muy agradecidos por las contribuciones de los menonitas en el proceso de paz de Irlanda del Norte.20 Han sido los menonitas (de Norteamérica, Europa, Gran Bretaña e Irlanda) los que han mediado el anabautismo entre nosotros. Nos han ayudado a ver como la visión se plasma en familias y congregaciones. Nos han ayudado a ver como se pasa la tradición a otras generaciones. En ocasione s nos hemos sentido desalentados por haber encontrado en ciertos círculos menonitas una connivencia con el consumismo, cultos convencionales, liderazgos autoritarios y la renuencia a compartir la fe con otros. Nuestro encuentro con los menonitas nos ha ayudado a no idealizar el anabautismo. Aun así estamos muy agradecidos a la tradición menonita por: • La humildad, gentileza, la tranquilidad y el compromiso con la simplicidad que muchos menonitas reflejan en su carácter encarnando los valor es anabautistas. • La recuperación de la a veces distorsionada form a de pasar la tradición por medio de la investigación histórica y formas imaginativa s de recon tar la historia. • La tradición de la hospitalidad en l as comidas comunales como lugar donde construir y sostener comunidad. • El testim onio p ersistente contra l a guerra, la pena de muerte y otras formas de violencia letal.
• Las actitudes pacifistas y l as habilida des que han desarrol lado a lo largo de los años ofreciendo alternativas realistas a la discordia y coerción en muchos aspectos de la vida. • El comp romiso con el discipulado radical, una fe vivida en lugar de ser predi cada, el seguimiento de Jesús. No me haré H uterita, Amish o Me nonita. Pero estoy agrad ecido por los principios del anabautismo básico enropado en vestimenta Huterita, Amish y Menonita. Honraré sus intentos a lo largo de los años por tratar de ser fieles y radicales discípulos de Jesús. Desde sus comienzos ha habido diferentes énfasis y prácticas. Los anabautistas de hoy interpretarán la visión de acuerdo a su cultura y contexto. No obstante, los principios permanecen, los valores y profundas convicciones que moldearon esta tradición. Por la cual los primeros anabautistas estuvieron dispuestos a dar sus vidas.
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COMO PROMETIMOS
al final del capítulo 6, siguiendo el espíritu del Anab au tism o al Desnudo, comenzamos este capítulo describiendo algunas debilidades y limitaciones de la tradición anabautista. Debajo de nuestra vestimenta hay todo tipo de manchas e imperfecciones que tratamos de ocultar a los que están más cerca de nosotros. En efecto, elegimos ponernos la máscara o cubrir aspectos de nuestros cuerpos que no resultan atractivos a otros. Nuestra intención en este capítulo es resistir la tentación de ocultar los defectos que tenemos como tradición y presentarlos abiertam ente. Los que contribuyeron a este libro y muchos otros más, encontramos en la tradición ana bautista una fue nte de inspiración y atracción, pero también reconocemos al igual que otras tradiciones nuestros defectos. De hecho, una de las características atractivas de la espiritualidad anabautista es la humildad inherente y apertura para ser corregidos con nuevas ide as.1 De manera, que lo que sigue puede ser visto como la forma en que un anabautista se acerca al anabautismo. AN ABA UTI SMO - S U S D EF EC TO S
En los capítulos anteriores quedaron expuestos muchos de los temores que provocó el movimiento entre sus contemporáneos y algunas de las acusaciones que se hicieron en su contra. Aunque los peores excesos no hayan sido cometidos por los mejores representantes del anabautismo, los temores no eran totalmente infundados, así como tampoco las acusaciones carecían de fundamento. Podemos mitigar la carga de las acusaciones que recibían los anab autistas señalando que la gran mayorí a era gente ho nesta, 159
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trabajadora, tranquila, generosa, humilde y hospitalaria. Ni tampoco la mayoría participaba de procesiones desnudas o instigaban el terror. Incluso podemos sugerir que en base a su testimonio en comparación con otros cristianos, los anabautistas no practicaban la violencia con aquellos que no estaban de acuerdo con ellos. Como excusa podemos argume ntar que a causa de la persecución y la constante presión, los anabautistas caían en excesos cayendo en el extremismo y la distorsión. O podemos argumentar que a medida que la tradición fue evolucionando estos excesos se fueron corrigiendo naturalmente, llegando al día de hoy a ser un movimiento más maduro (aunque menos radical). No obstante, queremos escuchar las críticas de aquellos que encuentran serios problemas en la tradición y muestran genuina preocupación en como estas pueden afectar negativamente a los cristianos contemporáneos. ¿Qué es lo que han descubierto?
Legalismo Cualquier movimien to que toma s eriam ente el discipulado como lo toma n los an abau tistas y que si gue al pie de la letra lo qu e encu entra en el texto bíblico en luga r de seguir principios éticos generales, corre el peligro de caer en el legalismo. Los reformadores del siglo 16 eran muy críticos de l os ana bautista s en este aspecto. Se los acusaba de creer en una “salvación por obras” y de tratar de revivir el monasticismo. La acusación de legalismo ha perdurado a lo largo de los siglos, especialmente cuando se confunde discipulado con conservadurismo cultural o el legalismo es igualado a literalismo bíblico. Es muy posible que la presión de la persecución exacerbara esta tendencia: sometidos a presión los grupos tienden a reforzar la disciplina.2 Una de las tend encia s peligrosas del anab auti smo ha sido confundir la ética con la espiritualidad. Así se vacía al discipulado de la gracia de Dios. Algunos anabautistas contemporáneos han expresado su preocupación por este tema.3
Selectividad Los primeros anabautistas acusaron varias veces a los reformadores de ser muy selectivos en la interpretación y aplicación de los
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textos bíblicos. ¿Por qué?. Por ejemplo, se tomaba a Jesús como norm ativo para la sal vación pero no así para el disc ipulado o la vida de la iglesia? Asimismo se podía criticar a la tradición anabautista por caer en los mismos vici os. En particul ar, los ana bautis tas le han prestado tanta atención a Jesús que a menudo dan la impresión de tratar al Antiguo Testamento meramente como preparatorio sin ningún tipo de valor en sí mismo. Al sentirse frustrados con el uso que hacían sus contemporáneos del Antiguo Testamento, los anabautistas intentaron contrarestar esta tendencia con la enseñanza clara de Jesús sobre la noviolencia, el bautismo y el juramento. Es así que los anabautistas adoptaron una lectura cristocéntrica de la Biblia. Esta práctica fue liberadora y una forma efectiva de protestar contra lo que se percibía como un mal uso del Antiguo Testamento. Pero, al mismo tiempo ha dejado a la tradici ón con una inadecuada apreciación p or el Antiguo Testamento. A esto se suma que en la selectividad de Je sús y su ética no se le ha dado adecuada atención al m inisterio de sanidad ejercido por Jesús. Intelectualismo/ Anti-lntélectualismo
A lo largo de los siglos se ha acusado a los anabautistas de ser antiintelectuales, denigradores de la erudición y educación. De tener un acercamiento simplista hacia la Biblia y la teología. Una vez más, las primeras generaciones no podían ten er acceso a las uni versidades, se arrestaba y ejecutaba a los líderes educados. Esto pudo habe r sido un factor en j uego. Los críticos seguramen te no tuvieron en cuenta la necesidad de todo cristiano en confiar en la guía del Espíritu Santo a la hora de interpretar las escrituras. Por eso es irónico que hoy día se acuse a los anabautistas de ser muy intelectuales. Esto es algo con lo que la Red Anaba utista ha te nido que lidiar. Lo cierto es que en muchas de nuestras publicaciones y conferencias no hem os puesto mucho esfuerzo en baja r a tierra lo s valores y convicciones anabautistas. Una de las razones puede ser que el movimiento le debe mucho a los eruditos Menonitas del siglo veinte. Uno de los desafíos actuales para los anabautistas de hoy es demo strar la rele vancia práctica de esta tradición.
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Divisionismo Animar a cad a creyente a hacerse responsable por la interpretación de la Biblia puede ser muy liberador, pero también peligroso. Los reformadores se dieron cuenta de esto y rápidamente cambiaron de opinión al respecto, no así los anabautistas. Una de las consecuencias de esta práctica fue l a división— dentro y ent re congregaciones—ya que los interpretes llegaban a diferentes conclusiones sobre el significado y aplicación de los textos. El anabautismo no es la única tradición afectada por divisiones desde la ruptura de la cristiandad en el siglo 16. La proliferación de denominaciones y las divisiones congregacionales, generalmente sobre temas menores, ha sido una característica de las comunidades cristianas. No obstan te, el anabautismo ha tenido suficientes divisiones y discor dias. La práctica de la excomunión de miembros recalcitrantes ha traído como consecuencia el apartamiento natural de iglesias que apoyaban a los miembros disidentes. Como representantes de una tradición que aboga por la reconciliación y el amor al enemigo, los anabautistas han sido por demás contenciosos. Aunque la disciplina de iglesia nunca incluyó la violencia física (hasta letal) como fue en el caso de los territorios Católicos y protestantes, el daño sicológico en muchos casos ha sido importante. Un amigo menonita me ha dicho que la razón por la cual los menonitas se han especializado en el área de conflicto se debe a que tienen muchos conflictos por resolver.
Separatismo Aunque los primeros anabautistas tuvieron muy pocas oportunidades de participar activamente y constructivamente en una sociedad que rechazaba sus convicciones y los excluía, cuando se encontraron en condiciones más favorables, tendieron a aferrarse a una perspecti va diferente en su involucramiento soci al. Los sentim ientos separatistas de la confesión de Schleitheim fueron internalizados. En su peor expresión, el separatismo anabautista ha demostrado desprecio por el resto de la sociedad y una preocupación excesiva por la supervivencia de sus propias familias y comunidades. La pro
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funda preocupación que tuvieron los primeros anabautistas en cuanto a reformas económicas y justicia social no ha sido transferida a muchos de sus descendientes. Cada día son más los anabautistas contemporáneos que reconocen este problema y rech azan la tendencia separatista, comprometiéndose creativa y valientemente en diferentes aspectos de lo social, político y cultural. Aun así, el compromiso con lo contracultural que permea al movimiento anabautista tiende a desanimar las asociaciones con iniciativas que no son consideradas como ideales.
Quietismo Los primeros anabautistas eran entu siastas y se mostraba n más que dispuestos a compartir su fe con quienes estuvieran dispuestos a escuchar. Exhortaban a la gente al arrepentim iento y el seguimiento de Jesús. Su testimonio, aun cuando eran llevados a la estaca, era tan preocupante que las autoridades en muchos casos usaban tornillos con presas en sus lenguas para impedir que hablaran. La presión de la persecución gradualmente convenció a los anabautistas que lo mejor que podían hacer era permanecer en silencio. Fue así, que la mayoría acordó, incluso firmó documentos en los cuales se comprometía n a permane cer en silencio a cambio de ser d ejados en paz. Esto les valió el apelativo de “los silenciosos de la tierra”. Aunque el silencio puede ser entendido en semejante contexto, sucede algo similar a lo que ocurre con el separatismo, el silencio se ha convertido en parte de la tradición. No hablar de su fe es muchas veces defendido por algunos anabautistas como muestra de humildad en lugar de reconocer que esto es simplemente una secuela de la histo ria de represión. El énfas is sería vivi r la fe antes que hablar sobre e lla. El problema co n este acercamiento en un conte xto p oscristiandad es que la mayoría de la gente desconoce que es lo que creen los cristianos y carecen de las herramientas para interpretar como vivir la fe cristiana.
Inercia Todos los movimientos tienden a institucionalizarse con el tiempo, el anabautismo no es excepción. El movimiento misionero radical y vibra nte de la primera generación gradualmente fue tran sfor
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mándose en una denominación estable para futuras generac iones. Los apóstoles y profetas fueron desapareciendo, dando lugar a los obispos y pastores. El compromiso con el pacifismo se tornó en pasividad. La pasión por bautizar conversos y plantar nuevas iglesias fue menguando. Los debates acalorados sobre el significado de las Escrituras se fueron apagando dando paso a dogmas incuestionables. Como ocurre en otras tradiciones, los periódicos movimientos de avivamiento han galvanizado a los fieles. Pero en general, las congregaciones históricas de hoy día se caracterizan por el conformismo cultural y la inercia. Uno de los sín tomas es impedir q ue los líderes lideren y una obsesión por comprometerse con “buenos procesos” en los cuales todas las voces son escuchadas y todas las opciones son consideradas. Esto reduce la progresión del movimie nto a paso de caracol. Un amigo me nonita dice que el “pro ces o” es la droga preferi da por los me nonita s. ¿Cuán serios son estos defectos en la tradición anabautista? ¿Son tan profundos al punto de desanimar el involucramiento con los anabautistas? ¿O son simplemente advertencias que deben ser consideradas a la hora de evaluar la tradición? ¿No deben preocuparnos más de lo que nos preocupan las debilidades de otras tradiciones? ¿Cómo sabemos que los anabautistas son conscientes de estos problemas y que los están encarando? AFIRMACIONES
Obviamente los miembros de la Red Anabautista, y los que contribuyeron a est e libro creen que a pesar de l os defectos, el anabau tismo es una tradición que vale la pena ser explorada. Hay otros que parecen pensar lo mismo. Algunos de los que somos miembros de iglesias históricas anabautistas nos hemos sorprendido al recibir afirmaciones extraordinarias que nos vienen de otras tradiciones. Uno de estos casos es el de Brian McLaren, un conocido líder del movimiento de iglesias emergentes: Los líderes cristianos hoy días están comenzando a darse cuenta porque millones de jóvenes adultos no son parte de la iglesia, para muchos el
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cristianismo es una religión que ha fracasado. ¿Por qué? Porque se ha especializado en tratar temas relacionados a la espiritualidad personal dejando de lado las necesidades físicas y sociales. Se ha enfocado en “mi salvación eterna” dejando de lado los grandes problemas sociales y ecológicos que enfrenta la humanidad: injusticia sistémica, pobreza, y disfuncionalidad. ¿No debería un mensaje que pretende ser buenas nuevas al mundo ofrecer algo mejor? Necesitamos una fe cristiana que sea integral, holistica y equilibrada. Que habla de la gracia de Dios tanto para el individuo como para el planeta como un todo. Necesitamos desesperadamente, a medida que nos metemos en esta cultura emergente, aprender a vivir como Cristo en lugar de simplemente ir a la iglesia. Los anabautistas saben más que nosotros sobre el tema, y Uds. (anabautistas) necesitan compartir ese conocimiento con otros.4
Tom Sine un re spetado fu turi sta miembro de la Asociación Semilla de Mostaza y autor de Los Nuevos Conspiradores 5 concuerda con que Dios está haciendo algo nuevo a través de una generación con un acento distintivamente anabautista en estos tiempos de incertidumbre. Estos jóvenes conspiradores. . . nos invitan a todos nosotros a adherir a una postura más radical, que involucre toda la vida y que genere iglesias orientadas hacia afuera con un claro enfoque misionero. Como ha notado Ji m Wallis (así es Jim Wallis y Sojourners son otro ejem plo de la influencia anabautista) muchos de estos jóvenes activistas se han distanciado de las influencias religiosas de la derecha acercándose a una agenda bíblica más progresista que incluye la transformación social. Son mucho más consistentes en su compromiso con el trabajo por la justicia social, la reconciliación racial y el cuidado por la creación que muchas de las iglesias de donde proceden. Estos nuevos conspiradores ana bautistas... tiene n la posibilidad de invitar a muchos jóvenes que no son parte de la tradición anabautista a comprometerse con un acercamiento bíblico más radical hacia la vida, la fe, el testimonio por la paz, la justicia y la creación.6
El conferencista y autor evangélico Gregory Boyd, presidente de Christus Victor Ministries, dice:
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Hay un hermoso y poderoso grupo emergiendo como un movimiento del Reino desdelas bases por todas partes del mundo. Millones de personas están abandonando el paradigma de la cristiandad, de la fe cristiana tradicional para convertirse en seguidores de Jesucristo. Desde el movimiento de Iglesias Emergentes hasta el Movimiento de los Monásticos Urbanos, hay miles de grupos independientes que están despertando al Reino de Dios del cual Jesús es el centro. Son millones los que están despertando a la verdad de ser seguidores de Jesús, llamados a amar a los que nadie ama, servir a los oprimidos, vivir en solidaridad con los pobres, proclamar las buenas nuevas a los perdidos y dispuestos a dar la vida por los enemigos. Multitudes están despertando a la verdad distintiva que es marca del Reino por medio del rechazo total a la violencia, el odio y un compromiso real con el amor y el servicio a otros, incluyendo los peores enemigos. Muchísimas personas están despertando a la verdad que los seguidores de Jesús no son llamados a tratar de ganar al mundo por medio del poder sobre los otros, sino por el poder debajo de los otros, el poder del amor sacrificial. Muchos de los que forman parte de este movimiento carecen de una identidad tribal o raíces históricas, muchos están buscando esto. Una de las características centrales de la postmodernidad es la necesidad de ser parte de un relato que es más grande que uno mismo. Muchos están buscando una tradición con la cual pueden identificarse. La única tradición que encarna esta nueva raza de radicales por el Reino es la tradición anabautista. Esta es la única tradición que consisten teme nte ha rechazado el poder político y la violencia. Esta es la única tradición que humildemente ha puesto en el centro el amor sacrificial como esencia de lo que significa seguir a Jesucristo. Es la única tradición que no está bañada en sangre y es la única tradición que se ve remotamente como Jesús. Muchos (de hecho la mayoría) de los primeros líderes de este movimiento en el siglo 16 pagaron con sus propias vidas por no estar de acuerdo con la cristiandad. Esta tradición es un tesoro que tiene que ser cuidado. Es una tradición a la cual le ha llegado la hora, porque esta es precisamente la visión del Reino a la que muchos están despertando en la actualidad.7
Lo que estos comentaristas están afirmando es que a pesar de sus deficiencias, la tradición anabautista ofrece un lugar único de pertenencia a la cual pueden acudir como fuente de inspiración
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miles de cristianos que están enfrentando los desafíos de la postmod ernidad en la cu al los paradigmas dom inantes de la cristiandad están en decadencia. Si queremos o no llamar a esta tradición marginada “anabautismo” no tiene mucha importancia, lo importante es que este es un lugar desde donde pueden afirmarse. Boyd no es el único que se pregun ta si el ana bau tismo es una tradición a la cu al le llegó la hora no porque sea inmaculada o porque nos ofrece todo lo que necesitamos, sino porque tiene una contribución inusual y distintiva para aportar. Alan Kreider ofrece la analogía de las tradiciones cristianas como si fueran voces de un coro. Algunas de estas voces han estado silenciadas por mucho tiempo, pero hoy hay señales de que tienen que ser escuchadas una vez más. Siguiendo con la analogía, podemos pensar en los instrumentos de una orquesta, cada uno haciendo su aporte único para que toda la música de la orquesta se pueda es cuchar. Los instrum ento s suenan mu y diferente y participan de diferentes formas, algunos sobresalen más que otros. Pero es la conjugación de todos los instrumentos la que hace posible la música que toca la orquesta. Aunque, por algún tiempo, el instrumento anabautista ha estado silenciado, esto no ha impedido que la música se siga tocando. De hecho, su ausencia no ha sido notada por mucho tiempo. Pero falta algo, y la música está llegando a un punto en el cual se nota la falta de este instrumento como nunca antes. No es un instrumento para ser tocado solo. Es simplemente un instrumento más de la orquesta. Ha llegado la hora que este instrumento se sienta confiado para ser escuchado en armonía con otros instrumentos y hacer su contribución distintiva. Esta analogía es útil porque refuerza lo que se ha tratado de comunicar en este libro. Primero, la tradici ón anaba utista es clara y potente . Segundo, no es perfecta o sin problemas. Tercero, es una tradición cristiana más entre otras que tiene mucho en común con otras tradiciones cristianas. Aquellos que se identifican con la tradición anabautista hoy día están agradecidos por las tremendas contribuciones que han hecho otras tradiciones. Lo único que estamos sugiriendo es que el marginado anabautismo tiene algo para ofrecer.
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ESPIRITUALIDAD Y DISCIPULADO
Como ya hemos indicado las siete convicciones elaboradas por la Red Anabaustista expresan algunos de los dones que el anabau tismo puede ofrecer a los cristianos en la postcristiandad. Pero, al mismo tiempo reconocemos que estas convicciones son una obra en progreso, no llegan a expresar la totalidad del anabautismo. Al reflexionar una vez más en lo escrito en este libro me doy cuenta que pronto tendremos que revisarlo nuevamente para continuar aprendiendo de la tradición anabautista. Hay dos aspectos de la tradición anabautista que merecen más atención: la espiritualidad y el discipulado. Aunque al discipulado se lo menciona tres veces en las convicciones, la naturaleza distintiva del discipulado en la tradición an abautis ta nec esita ser explicada más detalladamente. Y, aunque se puede deducir de estas convicciones la espiritualidad, esta se menciona solo una vez. El discipulado es el corazón mismo del anabautismo y tiene una espiritualidad distintiva que permea y nutre a l a tradición anaba utista. De hecho, diferenciar la espiritualidad del discipulado de esta forma es probablemente ilegitimo en la mayoría de las tradiciones, pero más especialmente en el anabautismo. Porque la espiritualidad en el anabautismo es una espiritualidad del dis cipulado. Esto lo podemos infe rir de una de las palabras más citadas del siglo 16 (ya la citamos en un capítulo anterior): “Nadie puede conocer a Cristo a m enos que lo sig a en v id a. .. y nadie lo puede seguir a meno s que él lo conozca primer o”. La verdadera espiritualidad y el discipulado no pueden ser separados. Durante el año pasado estuvimos estudiando el libro de David Augsburger “Discipulado Disidente" con el grupo que se reúne en mi casa.8 Este libro describe diferentes aspectos del discipulado de acuerdo a la tradición anabautista. Hemos explorado las 8 prácticas que sugiere como centrales al discipulado anabautista, incluyendo “el hábito de la humildad”, “testimonio auténtico” y “compromiso con la noviolencia”. Todavía no hemos llegado al último capítulo sobre “espiritualidad subversiva”. Sin dudas, es claro que estas prácticas se fundamen tan en una forma particular de entender la espiri tualidad. Augsburguer lo define como una espiritualidad tripolar:
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La espiritualidad en la tradición anabautista no es monopolar, no se centra solamente en el encuentro subjetivo con la interioridad de uno mismo. Tampoco es bipolar, entre Dios y uno mismo. Es tripolar ya que tiene en cuenta nuestra relación con otras personas. La espiritualidad de la transformación personal (el peregrinaje interior), la experiencia del encuentro divino (la experiencia íntima con Dios) y la relación de integridad y solidaridad con nuestro prójimo (con el otro ya sea amigo/enemigo, vecino o perseguidor) no puede ser dividida. La espiritualidad tripolar ve a estas tres dimensiones como interdepend ientes.9
Los primeros anabautistas usaban la palabra en alemán Gelassenheit para referirse a esta espiritualidad tripolar. Los místicos medievales usaban este término para describir la actitud de despego hacia el mundo m aterial para que el alma se liberara y fue ra a su encu entro con Dios, pero los anabautistas lo interpretaban de forma integral y lo aplicaban a diferentes aspectos del discipulado. Gelassenheit se puede traducir como “entregamiento”. Para los anabautistas esto incluía: obediencia a Jesús y a las Escrituras, renunciamiento interior respaldado por la disposición a sufrir por causa de la fe, generosidad con las posesion es ma teriales , dependencia en oración de Dios, aceptación de la comunidad en temas de disciplina, decir la verdad sin importar las consecuencias y rehusar a defenderse uno mismo. La espiritualidad tripola r se hace evidente med iante las prácticas del bautismo y la comunión. En la tradi ción anaba utista el bautismo no es sólo una declaración de fe en C risto sino una seña l externa de una experiencia interna. Es también una invitación a la congregación a ejercer el cuidado pastoral sobre la persona bautizada y comprometerse a la disciplina comuni taria para crecer como discípulo. Cuando los miem bros de esta comunidad comp arten el pan y el vino durante la santa cena, no sólo examinan corazones y dan gracias a Dios.y También se comprometen unos asus otros a compartir su s recursos dar la vida unos por otros. Gelassenheit es la espiritualidad del Anah au tism o Al Desnudo. Nos habla de vulnerabilidad y apertura, de una actitud de guardia baja ant e la vida, reconociend o las fragilidades y deb ilidades con las cuales carga cada uno. Es también la espiritualidad del discipulado del A nab au stim o Al Desnudo. Nos habla de noviolencia, decir la
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verdad, honestidad y poner a disposición del otro nuestros bienes mate riales. Al renun ciar a las preocupaciones y logros sociales para impresionar a otros, se convierte en subversiva por rechazar los símbolos de poder con los que quiere impresionar a otros: poder, riqueza y educación.10 No es coincidencia que la práctica del lavamiento de pies haya sido tan practicada entre los anabautistas, mucho más que en otras tradiciones. Esta simboliza el Gelassenheit e invita a los miembros de la comunidad a dar testimonio con su actitud y conducta. Este es el nivel de entrega al cua l los anab aut istas y varios miembros de otras tradiciones han aspirado a lo largo de los siglos.11 EL AN ABA UTI SMO
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La tradición anabautista tiene sus defectos e imperfecciones. Necesita de la sabiduría de otras tradiciones para corregir sus desequilibrios. No obstante, cristianos de otras tradiciones se sienten inspirados y motivados por esta tradición. Algunos creen que puede ser el momento para que esta tradición pueda mostrar lo que puede aportar en la cristiandad. Nuestra esperanza es qu e A nahautismo Al Desnudo anime a otros que quizás no conozc an a fondo la tradición a investigarla más a fondo. ¿Por qué? No para autopromovernos y lograr que la Red Anabautista se expanda o la tradición anabautista sea más influyente. Nuestro interés no es el anabautismo per se, sino en una tradición que nos ayud a a ser discípulos más fieles de Jesú s. Rendimos nuestro tribu to a generaciones de cristi anos anabautistas que en el p asado dieron testimo nio fielme nte al reusarse conformarse a las normas sociales, al ser pioneros en nuevas formas de ser iglesia, al desafiar las presuposiciones dominantes sobre la violencia y al sufrir injustamente. También reconocemos a los movimientos disidentes que fueron parte del legado de la tradición anabautista, con su coraje y determinación nos inspiran. Y algunos de nosotros nos identificamos como “influidos por el anabautismo”, “orientados hacia el anabautismo”, o simplemente anabautistas (aunque nos damos cuenta cuan menos costoso es llevar ese nombre hoy que en el pasado). Estamos interesados en la tradición
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anabautista como un medio hacia un fin. Encontramos que esta tradición es un lente especial para leer las Escrituras. No desafía y provoca así como nos inspira a entregarnos a un discipulado de todo corazón. Nos sigue inspirando a volver a Jesús como el único a quien tenemos que seguir y adorar.
APENDI CE
RECURSOS SOBRE ANABAUTISMO
La Red Anabau tista formada en 1 99 1, es una r ed relaci onal de i ndividuos interesados en aprender de la tradici ón ana bautista y unos de otros. A través de publicacion es, grupos de estudio, co nfere ncias, boletine s, centros de recursos, foros de teología y una pá gina en la web, ofrece recursos a sus miem bros y a otros. Se puede obtener más informa ción escribiendo a la Re d Anabau tista, a 14 Shepherds Hill, Londres, N6 SAQ, o enviando un correo electrónico a admin@ anabaptistnetwok.com. La Red Anabautista es una de varias organizaciones con valores de orientación anabau tista. Otros grup os apar ecen listados a continuación en la sección de lugares en la web. La comunidad anab autista más antigua establecida en Gran Bret aña e Irlanda está en el Centro Menonita de Londres, el cual tiene la colección más e xtens a de libros anabautistas y otros recursos. LIBROS
Historia del Anabautismo
Durnbaugh, Donald. The Believer’s Church. Press, 1985. Estep, William.
The Anabaptist Story.
Eerdmans, 1996. Goertz, HansJürgen. Routledge, 1996.
The Anabaptists.
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Scottdale, Pa: Herald Grand Rapids, Mich:
London and New York:
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REC URSO
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Klassen, Walter. Anabap tism in Outline. Scottdale, Pa: Herald Press, 1981. Liechty, Daniel. Ed. Early Ana bap tist Spirituality: Select ed Writti ngs. New York: Paulist Press. 1994. Murray, Stuart. Biblical Interpretation in the Anabaptist Tradition. Kitchener, Ont: Pandora Press, 2000. Pearse, Meic. The G reat Restoratio n: The Religio us Radicals o f the 16th and 17 th Centur ies. Carlslile, U.K.: Paternoster, 1998. Snyder, C. Arnold. Anabap tists History an d Theology. Kitchener, Ont: Pandora Press, 1995.
______ , From An abap tist See d. Kitchener, Ont: Pandora Press, 1999 ______ , and Linda Huebert Hecht, eds. Profiles of Anabaptist Women. Waterloo, Ont: Wilfred Laurier Un iversity Pres s, 1 99 6. Williams, George. The Radical Reformation. Kirksville, Mo.: Sisxteenth Cent ury Jou rna l Publ ishers, 199 2. ANABAUTISMO HOY
Augsburger, David. Dissident Discipleship. Grand Rapids, Mich,: Brazos, 2006. Bartley, Jonathan. Faith and Politics after Christendom. Milton Keynes, U.K.: Paternoster, 2006. Kraybill, Donald. The Upside-Down Kingdom. Scottdale, Pa.: Herald Press, 1990. Kraybill,Nelson. On the Pilgrim’s Way. Scottdale, Pa.: Herald Press, 1999. Kreider,Alan, Eleanor Kreider, and Paulus Widjaja. A Culture o f Peace: God’s Vision for the Church. Intercourse, Pa.: Good Books, 2005. Kreider, Alan, and Eleanor Kreider. Worship and Mission after Christendom. Milton Keynes, U.K.: Paternoster, 2009. Kreider, Alan, and Stuart Murray. Coming Home: Storie s o f Anabaptists in Britain a nd Ireland. Kitchener, Ont.: Pandora Press, 2000. Murray, Stuart. Church after Christendom. Milton Keynes,U.K.: Paternoster, 2005.
______ . Post-Christendom: Church and Mission in a Strange New World. Carlisle, U.K.: Paternoster, 2004.
RE CUR SOS
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Pimlott, Jo, and Nigel Pimlott. Youth Work after Christendom. Milton Keynes, U.K.: Paternoster, 2008. Roth, John. Beliefs: Mennonite Faith and Practice. Scottdale, Pa.: Herald Press, 2004.
______ . Practices: Mennonite Work and Worship. Scottdale, Pa.: Herald Press, 2009. ______ . Stories: How Mennonite Came to Be. Scottdale, Pa.: Herald Press, 2006. Snyder, C. Arnold. Following in the Footsteps of Christ. London: Darton, Longman & Todd, 2004 /Maryknoll, N.Y.: Orbis, 2004. Weaver, J. Denny. Becoming Anabaptist. Scottdale, Pa.: Herald Press, 2005. Yoder, John Howard. The Pol itics o f Jesus. Eerdmans, 1993.
Grand Rapids, Mich.:
RECURSOS DEVOCIONALES
Take Our Moments and Our Days. Scottdale, Pa.: Herald Press, 2007. Recopilado de varias contribuciones, éste es un libro de oraciones en d os volúmenes . El prime r volumen contiene oraciones matutinas y vespertinas para el período entre el Adviento y Pentecostés. El segundo volumen proporciona un
ciclo de cuatro semanas para el resto del año eclesial (llamado tiempo ordinario) . Este se enfoca en la enseñanza y ministerio de Jesús: El Padrenuestro (semana uno), las Bienaventuranzas (semana dos), Parábolas de Jesús (semana tres) y Milagros de Jesús (semana cuatro). Kropf, Marlene, and Eddy Hall. Praying with the Anabaptists: The Secret o f BearingFruit. Newton, Kan.: Faith and Life Press, 1994. Snyder, C. Arnold, and Galen Peters, eds. Reading the Anabaptist Bible. Kitchener, Ont.: Pandora, 2002. SITIOS WEB
www.anabaptistnetwork.com sitio web de la Red Anabautista, con información acerca de las actividades de la red y extensos recursos sobre el Anabautismo.
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TISMO
www.postchristendom.com sitio web que acompaña las series Post Cristiandad publicadas por Paternoster desde el 2004,con extractos de libros, resúmenes, materiales de estudio y un foro.
www.urbanexpression.org.uk sitio web de Expresiones Urbanas, una agencia de misión de la iglesia urbana con valores anabautistas.
www.menno.org.uk sitio web del Centro Menonita de Londres, incorporando Bridge Builders (resolución de conflictos) y Metanoia (servicio de libros)
www.ekklesia.co.uk . sitio web extenso del centro Cristian de estudios politicos Ekklesia, el cual es influenciado por perspectivas anabautistas.
www. workshop .org.uk sitio web de Workshop, un programa de entrenamiento cristiano que ha introducido a muchas personas al anabautismo.
www.peacechurch.org.uk el sitio web de un grupo de iglesias emergentes, comprometidos a la paz y basándose en la tradición anabautista.
www.cptuk.org.uk sitio web de la sección británica de los Equipos Cristianos de Acción por la Paz, una iniciativa activa de trabajo por la paz en áreas de conflicto.
www.gameo.org la Enciclopia Global Anabautista Menonita en línea, un sitio web enorme con vastos recursos sobre el anabautismo.
www.aaanz.mennonite.net sitioweb de la Asociación Menonita de Australia y Nueva Zelanda
http://anisa.org.za/ sitio web de la Red anabautista emergiendo en Suráfrica.
GUIA DE ESTUDIO
Ofrecemos esta corta guía con preguntas para el estudio del libro en grupos pequeños. PRIMERA CONVICCION
Jesús es nuestro ejemplo, maestro, amigo, salvador y Señor. Es la fuente de nuestras vidas, el punto central de nuestra fe y estilo de vida por medio del cual entendemos la iglesia y nuestro compromiso con la sociedad. Nos comprometemos a seguirle y adorarle. 1. “Ejemplo, maestro, amigo, salvador y Señor”. ¿Con cuál de estas descripciones te sientes identificado? ¿Cómo puedes profundizar en su significado? 2. ¿Qué ejemplos pue des dar de Jesú s como el punto re fere ncial en tu vida, en tu congregación? ¿Qué ejemplos contrarios puedes dar? 3. ¿Es tas de acuerdo con la afirmación de q ue muchas v eces se lo adora pero no se lo sigue a Jesús? ¿Cuáles son las consecuencias de esto? 4. Hans Denck escribió que “nadie puede conocer a Cristo a menos que lo siga en vida”. ¿Estás de acuerdo con esta afirmación? ¿Significa esto una regresión a buscar ser “salvo por obras”? 5. ¿Cómo reaccionas a la propuesta de dejar de llama rnos “cris tianos” para llamarnos “seguidores de Jesús”?
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SEGUNDA CONVICCION
Je sú s es el punto central de la revelación de Dios. Nos com prometemos con una lectura cristo céntrica y con la comunidad de fe como el lugar primario desde dónde interpretamos las Escrituras y discernimos su aplicación para el discipulado. 1. ¿Al tener un acercamiento a la Biblia centrado en Cristo, significa que ponemos en segundo lugar otras partes de las Escrituras? 2. Recuerda algunos de los estudios bíblicos de los cuales has sido parte. ¿Cómo podemos discernir y aplicar las implicancias de lo que aprendemos de la Biblia? 3. ¿Qué pueden hacer las igl esias para explorar más all á de sermón monologado? ¿Vale la pena explorar otras formas de exponer la Palabra? 4. ¿Qué estrategias prácticas sugerirías par a asegurarnos que la interpretación de la Biblia no quede solo en lo teórico sino que nos desafíe a aplicar las enseñanzas aprendidas para el discipulado? 5. “Habitar en la Palabra” es una forma que se usa en las iglesias de EEUU para profundizar el significado de la Palabra en nuestras vidas. La idea es que cada participante del grupo escoja un texto, lo lea en voz alta y de una pausa para la reflexión en silencio. Luego cada uno puede compartir que palabra, frase o noción le quedo del texto. También puedes parafrasear lo que escuchaste decir a otros (no lo que te dijo a ti, sino al otro). TERCERA CONVICCION
La cultura occidental esta lentamente saliendo de la cristiandad. La iglesia y el estado formaban una unión que presidia la sociedad y asumía que todo era cristiano. Cualquiera pudieran haber sido sus contribuciones positivas a la formación de valores e instituciones, la cristiandad distorsionó se riame nte el evan gelio, marginó a Jesú s y debilitó a las iglesias para llevar adelante su misión. Al reflexio
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nar sobre esto, nos com prometem os a aprender d e la experiencia y perspectivas de movimientos como el anabautismo que rechazó la s presuposiciones de la cristiandad como estándar, buscando alternativas de pensamien to y conducta s. 1. ¿Qué evi dencias de la pos t cristiandad encuentras en tu comunidad, tu cultura? 2. ¿No será que los anab autista s le dan más peso a la cristian dad del que realmente merece sin poder apreciar los beneficios que trajo la misma? 3. ¿Cuáles son las alte rna tivas que ofrece e l ana bau tism o a nivel de pensamiento y acción? ¿Qué podemos aprender de las mismas? 4. ¿Qué podemos aprender d e otros grupos marginados y com pararlo s con las perspectivas anaba utistas? 5. ¿Te parece que es de ayuda la analogía de la iglesia en el exilio— como en el e xilio babilónico— para entende r lo que le pasa a la iglesia occidental?
CUARTA CONVICCION
La frecuente vinculación de la iglesia con el status, la riqueza y la fuerza no es apropiada para los seguidores de Jesús, dañan nuestro testimonio. Estamos comprometidos a ser buenas nuevas a los pobres, los marginados y los perseguidos, conscientes de que este discipulado genera oposición y a veces puede resultar en sufrimiento y m artiri o. 1. ¿Cuáles son los peligros en identificar el evangelio, la conversión y la fe con la prosperidad, la riqueza y la aceptación social? 2. ¿De que forma daña e l testim onio cristiano la asociación con la riqueza, el status quo y la fuerza? 3. ¿Qué ejemplos puedes dar sobre formas de ser “buena s nue vas a los po bre s”?
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4. ¿Qué oportun idades se presen tan a la iglesia en la margina lidad que no estaban disponibles cuando la iglesia era una institución dominante? 5. ¿Cómo nos comprometemos como iglesia occidental con la frase: “Así mismo serán persegu idos todos los que quieran llevar una vida piadosa e n Cristo Je sú s”, 2 Timoteo 3:1 2? QUINTA CONVICCION
Las iglesias son llamadas a ser comunidades comprometidas con el discipulado y la misión. Lugares donde se fomenta amistad, el compromis o mutuo y una adoración multifacética. Al comer juntos y compartir la cena del Señor, afirmamos la esperanza y buscamos juntos el reino de Dios. Nos comprometem os a desarrollar este tipo de iglesias en dond e se valoran a los jóven es, ancian os; dónde el liderazgo es abie rto al diálogo y los roles se asign an según los dones y no el género. El bautismo es para creyentes. 1. ¿Cuán rea list a es pra ctica r la “discip lina de igles ia” en la cultura contemp oránea? ¿Cómo se pued e introdu cir esta practica en la iglesia? 2. ¿Qué imp ortancia le da a la hospitalidad y comer junt os en su práctica de fe? ¿Qué innovaciones se puede introducir en esto? 3. ¿Qué equilibrios puede enc on trar en su comunidad entre un liderazgo compartido y unipersonal? 4. ¿En su experiencia, cuáles son los grupos de personas que pueden ser fácilmente excluidos? ¿Cómo podemos escuchar sus voces? 5. ¿Qué diferenc ia haría en la práctica de la Cena del Señor si se tomará en serio las palabras de Hubmaier sobre el pacto del Amor?
G UIA DE ESTUDI
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SEXTA CONVICCION
La espiritualidad y la economía están mutuamente relacionadas. En una sociedad individualista y consumista, en un mundo donde la injusticia es moneda común, nos comprometemos a buscar formas de vida que reflejen la sencillez, el cuidado por la creación y el trabajo por la j usticia. 1. ¿Qué diferencia hace que estés m otivado por la jus tic ia o la caridad en el uso de los recursos materiales? 2. Lean Hechos 2 :4 24 7 y 4: 32 3 7, ¿Estaban e n lo corre cto los anabautistas en ver un mandato bíblico sobre la comunidad de bienes? 3. ¿Cómo se relacionan la espiritualidad y la economía en la práctica? ¿Cuál tiene más influencia que el otro? 4. ¿Qué puede s hacer para resis tir la influencia de l individualismo y el consumismo en tu propia vida? 5. ¿Cuál es el prob lema con la práctica del diezmo en m uchas iglesias? SEPTIMA CONVICCION
La paz es central al evangelio. Como seguidores de Cristo en un mundo dividido y violento, nos comprometemos a buscar alternativas novio lentas y aprender a vivir en paz unos con otros como individuos, iglesias, sociedad y ent re naciones. 1. ¿Est ás de acuerdo en que la paz es central al mensa je del evangelio? En caso contrario, ¿qué lugar ocupa la paz en relación al evangelio? 2. ¿Cuán relevante e s la teoría de la Guerra Ju st a en el contexto de las guerras modernas? ¿Qué diferencia haría en caso de ser aplicada? 3. ¿Es imp orta nte que los defensores de la novio lencia pue dan demo strar la efecti vidad d e esta teoría?
182
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GU IA
DE ESTUDIO
4. ¿En qué iniciativas de paz estas o te gustar ía est ar involucrado/ 5. “Acordem os que los cristi ano s del mundo no nos matarem os unos a otros”. ¿Qué te parece esta modesta propuesta a favor de la paz? Y FI NALM E NTE ...
1. ¿Qué aspe ctos de la tradición anaba utis ta encuentras inspiradores o desafiantes? 2. ¿Cómo respondes a estos? 3. ¿Qué aspectos de la tradición anabautista te resultan menos atractivos? 4. ¿Qué temas del Anabau tismo al Desnudo te gustaría profun dizar más? ¿Qué harás para lograrlo?
CITAS
INTRODUCCION
1. Ver www.anabaptistnetwork.com 2. Editores, Alan Kreider y Stuart Murray. Corn in g Hom e: Stori es o f A n a b a p t i s t s in B r i t a in a n d I r e l a n d . (Waterloo, Ont.: Pandora Press, 2000), 211-213. 3. Ver más adelante en capítulo 8. 4. Ver www.menno.org.uk 5. Stuart Murray, P o s t C h r i s t e n d o m : C h u r c h N e w W o rld (Carlisle, U.K.: Paternoster, 2004).
a n d M is s io n in a S t r a n g e
CAPITULO 1
1. Duane Ruth-Heffelbower, The An aba ptists A re Backl (Scottdale, Pa.; Herald Press, 1991). 2. Alan Kreider y Stuart Murray, eds., Com ing H om e Sto ri es of A n a b a p t i s t s in B r it a in a n d I r e l a n d (Waterloo, Ont.: Pandora Press, 2000). 3. Ver www.postchristendom.com . 4. Ver www.aanz.mennonite.net . 5. Ver www.churchcommunities.com. 6. Ver www.cpt.org. 7. Ver www.urbanexpression.org.uk. 8. Ver www.cruciblecourse.org.uk. 9. Ver www.menno.org.uk/bridgebuilders. 10. Ver www.metanoiabooks.org.uk . 11. Ver www.workshop.org.uk. 12. Ver www.ekklesia.co.uk. 13. Ver www.speak.org.uk. 14. Profundizaremos esto en el capítulo 6. 15. Brian McLaren, A G e n e r o u s O r t h o d o x y (Grand Rapids, Mic.: Zondervan, 2004). 183
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CI TAS:
CAPITU
LO 1
-3
16. En el prefacio a Davir Greiser y Michael King, A n a b a p t i s t P r e a c h i n g (Telford, Pa.: Cascadia, 2003), 9. 17. Ver http://www.mennoniteweekly.org/2008/4/21/author-conne ctsanabaptist-and-emergent-movements/. 18. Por ejemplo, Stanley Hauerwas, The Peaceable Kingdom (Londres: SCM, 2003); James McClendon, Systematic Theology I: Ethics (Nashville: Abingdon, 1986); John Howard Yoder, The Poli ti cs o f Jes u s (Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 1993). 19. Doris Janzen Longacre, M o r e - w i t h - L e s s C o o k b o o k (Scottdale, Pa.: Herald Press, 2003. 20. Ver www.vorp.org. 21. Exploraremos este tema con más profundidad en el capítulo 5. 22. Un término que popularizó Stanley Hauerwas y una traducción del término en griego de 1 Pe. 1:1. 23. Exploraremos esto más a fondo en el capítulo 6. CAPITULO 2
1. Nos complace saber que el término “desnudo”, también implica “vulnerabilidad y guardia baja”. En los capítulos siguientes veremos algunas de los defectos que tiene el movimiento y evitaremos ponernos a la defensiva. 2. Estas convicciones centrales también pueden ser vistas en www. anabaptistnetwork.com/coreconvictions, allí también una breve guía de estudio y algunos artículos que explican las convicciones. 3. Para ver una guía más completa y globalizada de convicciones anabautistas, ver W ha tw e Beli eve Tog ethe r, Ex plorin gth e "Shared Convictions” o f A n a b a p t i s t R e l a t e d C h u r c h e s (Intercourse, Pa.: Good Books, 2008. 4. La versión que aparece aquí se discutió en nuestra conferencia en Enero del 2006. 5. Nigel Wirght, “Spirituality and discipleship: The Anabaptist Chris t: Dimm ensi ons o f Tradition”, en Paul Fiddes, ed., U nder the Rule of Ba ptist Sp iri tuality (Oxford: Regent’s Park College, 2008), 89-90. CAPITULO 3
1. C. Arnold Snyder, F o ll o w i n g
in t h e F o o t s t e p s o f C h r i s t
(London:
Darton, Longman & Todd, 2004). 2. Para más detalles ver Stuart Murray,P o s t C h r is t e n d o m : C h u r c h a n d M is s io n in a S t r a n g e N e w W o rl d (Carlisle, U.K.: Paternoster, 2004) capítulo 4. 3. Citado por Gerhard Ebeling,L u t h e r (London: Collins, 1972), 131.
CI TA S: CAPITULO
3 -4
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4. John Howard Yoder. The Pol iti cs o f Jes u s. (Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 1993); Donald Kraybill. The Upside Down Kingdom (Scottdale, Pa.: Herald Press, 1990); Marcus Borg and Tom Wright, The M eaning o f Jesu s: Two Visi ons (London: SPCK, 1999); Brian McLaren, The Secret M e s s a g e o f J e s u s (Nashville: Word, 20 06); Walter Wink, E n g a g i n g t h e P o w e rs (Minneapolis: Fortress, 1992); Shane Claiborne and Chris Haw, J e s u s f o r P r e s i d e n t (Grand Rapids, Mich.: Zondervan, 2008); Steve Chalke and Alan Mann, Th e Lost M essag e o f Jesus (Grand Rapids, Mich.: Zondervan, 2003); Michael Frost and Alan Hirsch, R e J e s u s : A W ild M e s s ia h f o r a M is s io n a i Church (Peabody, Mass.: Hendrickson, 2009). 5. Eddy Gibbs and Ryan Bolger, Emerging Churches (Grand Rapids, Mich.: Baker, 2005), 44. 6. John Drane, A f t e r M c D o n a ld i z a t i o n (LondonL Darton, Longman 8c Todd, 2008) 49,121. 7. Walter Klaassen, A n a h a p t i s m in O u t lin e (Scottdale, Pa.: Herald Press, 1981) 87. Chapter 7 will introduce Hans Denck. 8. En A g a i n s t t h e T e r r ib l e E r r o r s o f t h e A n a b a p t i s t s (1582). 9. Para un estudio más detallado, ver Stuart Murray, Biblical I n t e r p r e t a t i o n in t h e A n a b a p t i s t T ra d it io n (Waterloo, Ont.: Pandora, 2000). 10. Ver, Lloyd Petersen, R e a d i n g t h e B ib le A f t e r C h r i s t e n d o m (Milton Keynes, U.K..: Paternoster, forthcoming). 11. La teología de la Liberación es un movimiento mayormente católico que comenzó en los sesenta y tuvo un impacto mundial por medio de sus escritos y practicas desde las comunidades de base en Brasil y otras partes. 12. Ver Paul Peachey y Shem Peachey, “Answer of Some Who are Called (Ana)baptists: Why they do not attend the Churches: A Swiss Brethren Tract”, Mennonite Quaterly Review 45 (January 1971), 532. 13. Ver http://interactivepreaching.net . CAPITULO 4
1. Ver Philip Jenkins, The Lost H ist ory o f Ch ri sti anity (Oxford: Lion, 2008). 2. La iglesia Luterana Sueca dejó de operar en el 200. Hay conversaciones similares en Inglaterra, siguiendo el ejemplo de lo ocurrido en Escocia. 3. Esta anécdota aparece en Philip Jenkins, G od’ s C on tinent (Oxford: Oxford University Press, 2007), 37. 4. El uso frecuente de la referencia al “cristianismo occidental” es necesaria dado que la Postcristiandad no es una realidad en muchas
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CI TAS : CAPITULO
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partes del mundo. El centro de gravedad de la iglesia global hoy día no es Europa ni Norteamérica, sino en regiones donde la cristiandad no se ha dado como fenómeno. Existen anabautistas en estas regiones también. El foco de este capítulo es como la tradición anabautista contribuyó a la post-cristiandad. 5. Aun cuando uno pensara que el cambio de la cristiandad era necesario y apropiado, la cristiandad esta dejando de existir. Es hora de mirar para adelante. 6. Stuart Murray, P o s t - C h r is t e n d o m : C h u r c h a n d M i s s i o n in a S t r a n g e N e w W o rl d (Carlisle, U.K.: Paternoster, 2004), 19. 7. Murray, P o s t - C h r i s t e n d o m : C h u r c h a n d M is s io n in a S t r a n g e N e w World, 20. 8. Ver Philip Jenkins, The N ext C hri stendom (Oxford: Oxford University Press, 2002). 9. Ver www.urbanexpression.org.uk/convictions/commitments. 10. Ver www.speak.org.uk. CAPITULO 5
1. Ver www.freshexpressions.org.uk; www.emergingchurch. info; Stuart Murray, Church A fter C hri st endom (Milton Keynes, U.K.: paternoster, 2003); Michael Moynagh, em ergi ngchurch.intr o (Oxford: Monarch, 2004). Michael Frost and Alan Hirsch, The Sho ppin g o f Thing s to Come (Peabody, Mass.: Hendrickson, 2004). 2. Sobre estas propuestas, ver www.simplechurch.co.uk; James Thwaites, The Church Beyond the Congregation (Carlisle, U.K.: Paternoster, 1999); Pete Ward, L i q u i d C h u r c h (Peabody, Mass.: Hendrikson/Carlisle, U.K.: Paternoster, 2002); y www.newmonasticism.org. 3. Ver por ejemplo, la crítica de Wolfgang Capito registrada por John H. Yoder; ed., Th e L egacy o f M ic hael Sa ttl er (Scottdale, Pa.: Herald Press, 1973), 87; las preocupaciones de Ulrico Zwinglio en Of Baptism, en G. W.. Bromiley, ed.,Zw in gl ia ndB ulli nger (London: SCM Press, 1953), 148; y Martin Lutero en el prefacio de su comentario sobre el sermón del monte. 4. Ver www.peacechurch.org.uk. 5. Ver Russel Snyder-Penner, “Hans Nadlers Oral Exposition of the Lord’s Prayer”,M e n n o n i t e Q u a t e r l y R e v ie w 65 (October 1991(, 393-406. 6. Esta historia aparece también en Murray, Church after Christ endom , 9. 7. Ver Paul Hiebert, M i s s i o n s a n d t h e R e n e w a l o f t h e C h u r c h . (Pasadena, Calif.: Fuller, 1983) and A n t r h o p o l o g i c a l R e fle c t io n s o n M is s io lo g ic a l I s s u e s (Grand Rapids, Mich.: Baker, 1994).
CITAS: CAPITULO
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8. Ver Paul Peachey yShem Peachey, “Answer of Some Who are Called (Ana)baptists: Why they do not attend the Churches: A Swiss Brethren Tract”, M e n n o n i t e Q u a t e r ly R e v ie w 45 (January 1971), 7. 9. Ver C. Arnold Snyder y Linda Huebert Hecht, eds, P r o file s o f A n a b a p t i s t W o m e n : S ix t e e n t h - c e n t u r y r e f o r m i n g p i o n e e r s
(Waterloo, Ont.: Wilfrid Laurier University PRess, 1996). 10. Este es un tema sobre el cual ha habido ciertas convergencias entre representantes de diferentes tradiciones. Se respetan y valoran las diferencias que hay sobre el bautismo. 11. H. Wayne Pipkin y John Howard Yoder, eds.,Balt hasar Hu hm aier : The ol ogi an o f Ana baptism (Scottdale, Pa.: Herald Press, 1989), 393-408. Ver Eleanor Kreider, Give n for You: A fresh loo k at C om m union (Leicester, U.K.: IVP, 1998).
CAPITULO 6
1. En el próximo capítulo damos más detalles sobre este movimiento y su relación con el anabautismo. 2. Los textos clásicos son Isaías 1:11-17 y 58:1-14. 3. Sobre este y otros aspectos de sistema económico de la cristiandad ver Stuart Murray, Beyond Tithing (Carlisle, UK.: Paternoster, 2000). 4. El próximo capítulo da más detalles sobre este episodio en la historia del anabautismo. 5. Otras comunidades intencionales que tuvieron corta vida como los Diggers de Inglaterra en el siglo 17 no parecen haber estado relacionadas con el anabautismo. 6. Ver Kim Tan, The Jub ilee G ospe l (Milton Keynes, UK: Authentic, 2008). 7. Ver www.ecocongregation.org. 8. Ver, por ejemplo, Jam es Krabyll, David Shenk, y Linford Stutzman, A n a b a p t i s t s M e e t i n g M u s lim s (Scottdale, Pa.: Herald Press, 2005). 9. Ver también Alan Kreider, Eleanor Kreider, y Paulus Widjaja,A Cu ltur e o f Peace: G od’ s Visi on fo r the Chu rch (Intercourse, Pa.: Good Books, 2005). 10. Una buena introducción a este tema es John Roth, Choosing Aga inst (Intercourse, Pa.: Good Books, 2002). 11. Ver www.cptuk.org.uky Kathleen Kern, I n H a r m ’s W a y : A Chris ti an P eacem aker Teams (Eugene, Ore.: Cascade, 2008) 12. Ver www.mennoorg.uk/bridgebuilders. W ar
H isto ry o f
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CIT AS:
CAP
ITULO 6
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13. Ver www.vorp.com y Howard Zehr, Changing Lenses: A New Foc us f o r C r i m e a n d J u s t i c e (Scottdale, Pa.: Herald Press), 2005. 14. Las practicas de la justicia Restaurativa fueron adoptadas por los sistemas judiciales de varias naciones (especialmente, en casos de criminalidad juvenil). 15. Ver Walter Wink, i n a W or ld of D om inati on
E n g a g in g th e P o w ers : D is c e r n m e n t a n d R e sista n c e
(Minneapolis: Fortress Press, 1992).
CAPITULO 7
1. Los ejemplos mencionados en el capítulo 4 incluye a los Valdenses, los Lolardos, los Hermanos Checos, los Moravos y los primeros Bautistas. 2. Un excelente resumen del movimiento es Tom y Robert Scribner, eds., The Germa n Peasan ts’ W ar (New Jersey: Humanities Press, 1991). Para rastrear los pasos del anabautismo, ver James Stayer, The German Peasants’ W ar and Anabaptis
t Comm uni ty o f Go od s
(Montreal/Kingston: McGIll-
Queen’s University Press, 1991). 3. Ver www.anabaptistnetwork.com/schlei theimconfession. 4. Para un relato más detallado de este período, ver C. Arnold Snyder, “The Birth and Evolution of Swiss Anabaptism, 1520-1530,” M e n n o n i t e Q uarter ly Review 80 (October 2006), 501-645. 5. Las historias de Margaret Hellwart y otras muchas mujeres anabautistas se cuentan en C. Arnold Snyder y Linda Huebert Hecht, eds., P r o f i l e s o f A n a b a p t i s t W o m e n (Waterloo, Ont.: Wilfrid Laurier University Press,6. 1996). El estudio clásico es de Werner Packull, M y s t i c i s m a n d t h e E a r l y Sout h German-Austri an A nabaptis t M ovem ent (Scottdale, Pa.: Herald Press, 1977). 7. Ver también Walter Klaassen y William Klassen, Marpeck: A L i f e o f D i s s e n t a n d C o n f o r m i t y (Scottdale, Pa.: Herald Press, 2008). 8. Thieleman Van Braght, M a r t y r s M i r r o r (Scottdale, Pa.: Herald Press, 1950). 9. Los “espiritualistas” no estaban interesados en debates sobre formas y estructuras, estaban convencidos que la experiencia espiritual era lo más importante. 10. Ver también Klaus Deppermann, M e l c h i o r H o f f m a n (Edinburgh, Scotland: T & T Clark, 1987). 11. Para ver un relato popular sobre este incidente, ver Anthony Arthur, The Tai lo r King: The Ris e and o f the A naba ptist Kingdom o f M unster (New York: St. Martin’s Press, 1999).
CI TAS:
CAP
ITULO 7-
8
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12. Ver además Cornelius Krahn, D u t c h A n a b a p t i s m (The Hague, The Netherlands: Martinus Nijhoff, 1968). 13. Los primeros refugiados bautistas ingleses recibieron refugio en Amsterdam de los Menonitas durante la primer década del siglo 17. 14. Chroni cl e o f the H utterian B rethren (Rifton, N.Y.: Plough Publishing House, 1987). Para más información sobre los Huteritas, ver John Hostetler, H u t t e r i t e S o c ie ty (Baltimore: John Hopkins University Press, 1974) y Werner Packull, H u t t e r i t e B e g in n i n g s (Baltimore: John Hopkins University Press, 1995). 15. Harold S. Bender, The Anabaptist Vision (Scottdale, P.i.: Herald Press, 1944). 16. C. Arnold Snyder,A n a b a p t i s t H i s t o r y a n d T h e o lo g y (Kitchener, Out.: Pandora Press, 1 995). Ver también el acces ible F o llo w in g in i h r F o o t s t e p s o¡ Christ (London: Darton, Longman & Todd, 2004). 17. Para una introducción a varios de estos grupos, ver I )onuld Kr.iyhill, W ho are the
A naba ptist s? Am ish, Brethren, H
utteri tes, ani l M rnnon itrs
(Scottdale, Pa.: Herald Press, 2003). 18. Para una introducción a los Amish, ver Donald Krayhill, lh e Rit ltlles o f A m is h C u lt u r e (Baltimore: Joh n Hopkins University Press, I9 89). Sobre el incidente de Nickel Mines, ver Donald Kraybill, et al.,A m is h ( ¡r a c e : I lo w F o r g i v e n e s s T r a n s c e n d e d T r a g e d y (San Francisco: JosseyBass, 2007). 19. El movimiento de los Bruderhof comenzó en Alemania entre las dos guerras y ha sido asociado con el histórico Hutcrile (aunque en la actualidad no siguen enfatizando esta conexión). Ver además www. churchcommunities.com. 20. Ver Joseph Lietchy, “Mennonites and Conflict in Northern Ireland, 19701998,” en Cynthia Sampson y John Paul Lederach, eds., F ro m t h e (Oxford: G round Up M enn on ite Contributions t o International Peacebuil ding Oxford University Press, 2000). CAPITULO 8
1. A diferencia de sus contemporáneos Católicos y Protestantes, los escritores anabautistas del siglo 16 invitaban a sus lectores a que los corrigieran sobre la base del uso de las Escrituras. 2. Las primeras comunidades anabautistas que no eran rígidas no sobrevivieron (como en el caso de los que estuvieron vinculados a Marpecky Denck). 3. Un artículo influyente fue el de Stephen Dintaman “The Spiritual Poverty of the Anabaptist Vision”, The Conrad Grebel Review 10 (Spring 1992), 2058.
CIT AS: CAPITULO
8
4. Ver http://www.mennoweekly.org/2008/4/21author-connectsanabaptist-and-emergent-movements/ . 5. Tom Sine, The Ne w Con spir ators (Milton Keynes, U.K.: Paternoster, 2008). 6. Tom Sine, “Joinin g the Anabaptist Conspirators, Th e M ennonite, June 3, 2008,1 2-1 3. 7. Greg Boyd, al dirigirse a una audiencia menonita en Pittsburgh, Enero 2009. 8. David Augsburger, D is s id e n t D is c ip l e s h ip (Grand Rapids, Mich.: Brazos, 200 6). 9. Augsburger, D is s id e n t , 1 3 . 10. Es evidente en casi todo el M a r t y r s M i r r o r que esta era una actitud que irritaba a las autoridades, como se podían atrever estos anabautistas no educados a debatir con teólogos, curas e inquisidores? 11. Un ejemplo clásico es el de Francisco de Asis, quien tiene una espiritualidad común con los anabautistas y que habló de “un desnudo que sigue a un Cristo desnudo”.
SOBRE EL AUTOR
Stuart Murray pasó doce años de su vida como plantador de iglesias en un contexto urbano en Tower Hamlets (al este de Londres). Sigue involucrado en la plantación de iglesias como capacitador, mentor, escritor, estratega y consultor. Durante nueve años fue director de Oasis, un programa de plan tació n de iglesias y evangelismo de l a universidad de Spurge on, Londres; sigue enseñando como profesor asociado. Actualmente es coordinador de la Red Anabautista, tiene un doctorado en Hermenéutica Anabautista. Desde setiembre del 2001, Stuart trabaja para la Red Anabautista como capacitador y consultor. Temas de interés: misión urbana, plantación de iglesias e iglesias emergentes. Stuart fundó Expresión Urbana, una agencia pionera en plantación de iglesias urbanas con sedes en Londres, Gl asgow, Man chester, Bristol, Birmingham, Strokeontrent, y en Holanda. Hay una versión norteamericana de Expresión Urbana. Escribió varios libros sobre plantación de iglesias, misión urbana, iglesias emergentes, el desafío de la postcristiandad, y contribuidor a la misionología desde una perspectiva anabautista. Sus publicaciones más recientes, incluyen: Post-Christendom : Church an d Mission in a Strange New World (Paternoster 2004), Church after Christendom (Pater noster 200 5), y Chan ging Missi on (CTBI 2006). Stuart está casado con Sian, tutora de la universidad bautista de Bristol, donde viven actualmente. Tiene dos hijos adultos y un nieto.
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