R E W I S T U
Cdntro cd Estucios Políticos para la Colombianicac
¿QUÉ ES LA COLOMBIANIDAD? ▐ PAG. 3 INTRODUCCIÓN A LA METAPOLÍTICA EN COLOMBIA ▐ PAG. 4 CRISOLISMO Y LA IMPORTANCIA DE LA CUARTA TEOOÍA ▐ PAG. 6 POLÍTICA DE DUGIN PARA EL PERÚ E IBEROAMÉRICA COLOMBIANIDAD Y CUAOTA TEOOÍA NOLÍTICA ▐ PAG.12 SOBERANÍA, ÉTICA Y COLOMBIANIDAD: ELEMENTOS PARA LA ▐ PAG. 19 CONCEPCIÓN DE UN NUEVO ESTADO-NACIÓN COLOMBIANO
Revista Vanguardia Nacional: Edición N°1 (4to trimestre) Portada: Capitolio Nacional de Colombia Diseño y diagramación: Camilo Ubaque Colaboración: Israel Lira, Carlos Fernando Rodríguez Bogotá ● Colombia
[email protected]
ACLARACIÓN Vanguardia Nacional aclara que es un centro de estudios que expone publicaciones libres e independientes sin filiación de ninguna clase a partidos políticos o algún movimiento, a su vez, que es meramente académico y cultural, abanderando el estudio científico y objetivo tan necesario para las ciencias sociales, políticas y económicas. El fin es rescatar elementos válidos de estudios objetivos de las teorías emergentes en la modernización, adaptando alternativas a contextos nacionales, como es a Colombia▲
W
U
N
G
V
U
R
D
I
U
N
U
C
I
O
N
U
L
¿QUÉ ES LA COLOMBIANIDAD? Tanto para los académicos como para los más orgullosos patriotas, siempre ha resultado bastante problemático el asunto de la identidad nacional colombiana. En las esferas de la intelectualidad se cuestionan con acento burlón y escéptico la existencia de una especie de „volkgeist’ colombiano, pues la diversidad cultural de nuestras tierras unida al muy lento proceso de integración regional, ha provocado un desconocimiento de nosotros mismos al punto que la idea de colombianidad resulta para tales intelectuales más cercana al mito que a la anhelada síntesis unificante. Es cierto, la colombianidad es problemática, pero no por su inexistencia como afirman los escépticos, sino por los métodos y la actitud psicológica con la que se asume tan grande cuestión. Creemos que la dificultad para reencontrar nuestra identidad radica en dos motivos fundamentales: el rechazo de la misma y la falta de historia cultural de Colombia. En efecto nuestra identidad es telúrica, unida a la tierra y al vigoroso esfuerzo por encontrar en ella el sustento de las generaciones. Forjada en el calor del combate contra todo aquello que nos niega. Fiel y leal a su herencia, al cumplimiento del deber, el honor y a la remembranza de su tradición heroica por la libertad. La colombianidad como síntesis espiritual en la forma de un ethos nacional es consciencia y ley existencial del pueblo. Estas ideas nos llevan a revalorar la diversidad en función de llegar a la unificación de espíritus, no como “una unicidad totalizante negadora del pluralismo cultural, sino como unicidad diferenciante, o unidad en lo diversificante” tal como afirma la acertada tesis crisolista. Así podremos decir que la Caldensidad, Boyacensidad, Chocoanidad, Bogotanidad, Antioqueñidad etc., son Colombianidad en tanto esta última integra todas las identidades pero a la vez las supera en un logos armonizado. Esta unidad de espíritus es proyecto en constante construcción, y ella solo puede ser dada por la consciencia de nuestras raíces, de nuestros conflictos y dilemas, pero también de nuestras pasiones y luchas. Esta identidad in fieri se realizará plenamente en tanto que el colombiano la valore como deseable, y reafirme en su espíritu la voluntad de construirla como hogar y unidad de destino. Por una identidad arraigada, fuerte y consciente, ¡qué viva la colombianidad!
IR MÁS ALLÁ DE LA POLÍTICA Al primer contacto, el término metapolítica podría
Este concepto que tal vez poco o nada pueda decir a
agitar en el lector sentimientos de extrañamiento y cu-
los congéneres de nuestras latitudes tropicales, acos-
riosidad, tal vez algo de perplejidad y de sutil descon-
tumbrados a remitir la política a la violencia, la corrup-
fianza ante una palabra que adolece de ciudadanía en
ción y el oportunismo, tiene en realidad una larga tradi-
las esferas de la discu-
ción histórica al tiempo
sión pública, la jerga popular y del debate académico
de
moda.
Algunos –tal vez lo másduden de la legitimidad del término e inmediatamente sea tachado de neologismo
“HABLAR DE METAPOLÍTICA ES REFLEXIONAR SOBRE LAS IDEAS QUE HAN CONSTRUIDO LOS PUEBLOS Y LAS ÉPOCAS SOBRE EL MUNDO, EL HOMBRE Y LA HISTORIA. NOCIONES QUE SE TRASMITEN EN EL LENGUAJE, LA CULTURA Y POR LO TANTO DEVIENEN EN LO POLÍTICO COMO ACCIÓN DE CONFRONTACIÓN”
marginal,
que una vigencia extraordinariamente
latente,
por no decir que su existencia es de imperiosa necesidad. Para no caer en el relato cronológico, nos permitiremos decir que tal término nacido
producto de la actitud aglutinante y sincrética de los
en el pensamiento cisterciense español del siglo XVII
tiempos multiculturales que trascurren. Otros, podrían
reaparece siempre en las épocas de gran convulsión
ver en la expresión casi rimbombante de la palabra al-
social, las grandes transformaciones históricas son su
guna nueva ciencia, al tiempo profana al tiempo prome-
catalizador. En efecto hablamos del cambio político,
teica, que vislumbra la expansión de las fronteras de la
pero más importante aún, de las causas profundas de
ciencia experimental al pensamiento político y el com-
la transformación. La metapolítica comparte con la po-
portamiento social. No se puede culpar a las sensibili-
lítica una relación de causa y efecto en tanto que
dades desprevenidas puesto que en la época de la in-
aquella nos remite a las ideas que subyacen a la ac-
formación masiva el caudal de los significados progresi-
ción política. No hablamos aquí de la simple ciencia
vamente se reduce a la función censurante, la banali-
política, de sus conceptos operantes, la administración
dad, el pragmatismo utilitario, el discurso programado y
pública o de las estrategias del marketing político. Ha-
la agitación polémica. Las herramientas conceptuales
blamos de la idea profunda, del axioma, el mitema y la
que permitan la interpretación del mundo con faculta-
cosmovisión. Sobre metapolítica consideramos que la
des múltiples carecen hoy de profundidad, y de profun-
definición más precisa ha sido elaborada por el pensa-
didad precisamente trata la palabra en cuestión.
miento iberoamericano en la obra del pensador argen-
tino Alberto Buela quien la define como: <
mación real. La metapolítica posee un método por
reflexión que se ocupa de especular sobre las grandes
cuanto sus exámenes son históricos y estructurales, no
categorías que condicionan la acción política>>. Espe-
se queda en la apariencia epidérmica de los hechos
cular y por lo tanto “desmitificar” y “desenmascarar” los
políticos en boga, sino que los ubica en un gran espa-
significados profundos que subyacen a las dinámicas
cio epocal o civilizatorio que los explica de manera glo-
políticas y a sus transformaciones de “larga duración”.
bal en la historia de las ideas políticas. Todo nuevo pro-
Por su parte Alain de Benoist nos habla de las <
yecto metapolítico debe fundarse sobre la base de una
que juegan un papel fundamental en las consciencias
concepción antropológica e histórica de la cual la eco-
colectivas>> y <
nomía, la política, la ciencia, la cultura, la ética, el arte,
cias y representaciones que le confiere sentido y orien-
la educación y la milicia no sean más que formas deri-
tación a la voluntad y la acción histórica de los hom-
vadas y contingentes adaptadas a las circunstancias
bres>>. En resumen, hablar de metapolítica es refle-
del momento. Una doctrina tal de plasticidad garantiza
xionar sobre las ideas que han construido los pueblos y
la conservación pura de sus principios a través del
las épocas sobre el mundo, el hombre y la historia. No-
tiempo, condición necesaria para cualquier acción polí-
ciones que se trasmiten en el lenguaje, la cultura y por
tica histórica y por lo tanto verdadera gran política. En
lo tanto devienen en lo político como acción de confron-
efecto, un gran movimiento político de proporciones
tación que se dibujan en la fenomenología de lo público
históricas es proyección prolongada en el tiempo en la
y de sus ilusiones operantes. En tiempos de globaliza-
medida en que se arraigue en el sustrato más profundo
ción, de vertiginoso cambio cultural, de abolición pro-
de la esencialidad humana –lo universal- a la vez que
gresiva de las fronteras ideológicas, de innovaciones
en las raíces primordiales de nuestro devenir identita-
tecnológicas sin precedentes y de transformación mis-
rio, fenómeno particular y diferencial dentro de ese todo
ma de la condición antropológica, se hace necesario un
conocido como la evolución del hombre.
pensamiento incisivo y crítico que se convierta en “la
Aplicar el análisis metapolítico al contexto colombiano
mala conciencia de la época” según el pensamiento Nietzscheano, y descubra por ende una nueva dimensión para el hombre. Hablar de metapolítica es hablar de pensamiento y cultura, por lo tanto la lucha política es por esencia lucha cultural, más aun, lucha entre visiones del mundo confrontadas. La lucha política que acá inauguramos no refiere al simple cambio de estrategias políticas; una “nueva” consideración sobre las políticas públicas; a una simple reforma educativa o a una propuesta alternativa de recaudo fiscal. De lo que aquí se trata es de repensar la política, la economía, las instituciones, la cultura y la educación en sí mismas. Ir “más allá de la política”, aun cuando la estructura etimológica no logre capturar por completo la vasta extensión que alude el término. Es ubicar las raíces mismas de las ideas que se presentan como incuestionables, como condición de la transfor-
Parte de la simbología de Vanguardia Nacional es resultado del análisis metapolítico y antropológico que conforma la Colombianidad
implica inmediatamente pensar en nuestros orígenes y
totalitarismo liberal, estado ético, neocorporativismo,
las condiciones históricas que han dado lugar a nuestro
cuarta teoría política, palingenesia, tridimensionalidad
devenir. ¿Cuáles son nuestras raíces? ¿Qué origen
axiológica, transversalidad política, guerra cultural, Da-
debemos escoger para construir un nuevo relato identi-
sein, soberanía absoluta, esfericidad del tiempo, aristo-
tario? ¿Acaso somos los hijos de Bachué? ¿De Jimé-
cracia del espíritu; en fin, un lenguaje que parecerá
nez de Quesada o de los negros esclavos del África
extraño en tanto que surge en un ambiente historico
subsahariana? Una cuestión sintetizada en la dicotomía
antinómico a su logos -su razón de ser-, pero que es la
indigenismo/hispanismo y agudizada por la usual critica
esencia misma de una ruptura con la época que trans-
metapolítica a la modernidad, y la confrontación entre
curre en tanto que búsqueda de una nueva cultura,
cristianismo y paganismo, entre igualitarismo y diferen-
nuevos principios civilizatorios que provean al hombre
cialismo. Como retornar a un pensamiento “pre-
del vigor necesario para seguir haciendo historia. La
moderno desde la posmodernidad” según la tesis de
presente publicación, que ya tiene el apoyo de movi-
Alain de Benoist, si con la creación de Latinoamérica se
mientos afines en la región, busca a través del método
funda la modernidad. Colombia no solo es un producto
científico, pero a la vez de la más apasionada sensibili-
moderno sino también creación del pensamiento ilumi-
dad política, una transformación definitiva en la forma
nista tan vilipendiado por la crítica antiliberal de todo
de hacer política nacional y por lo tanto el replantea-
rubro. Se hace necesario por lo tanto crear un nuevo
miento mismo de la nación colombiana en la globalidad
discurso metapolítico adaptado a las condiciones lati-
de sus conflictos, dilemas, virtudes y -¿Por qué no?-
noamericanas y colombianas, empresa por la cual ya
porvenires.▲
se precisan dos puntos nucleares: 1) la superación de la dicotomía indigenismo/hispanismo bajo la idea de la colombianidad como síntesis existencial, concibiendo a Latinoamérica como un nuevo paradigma civilizatorio; 2) superar el proyecto liberal republicano repensando nuestro origen como nación y proyectándonos hacia una segunda república bajo nuevos y alternativos presupuestos teórico-políticos. Una tarea para nada sencilla y que desde ya nos plantea diversos problemas sobre el carácter de tal sincretismo, la necesidad de una nueva verticalidad social, sobre la visón del mundo que debemos privilegiar ¿Qué tanto debe ser recuperación y que tanto debe ser nueva creación? La presente revista tiene por misión elaborar un nuevo pensamiento/acción política nacional como regional más allá de las obsoletas divisiones entre izquierdas y derechas y las categorías de la política tradicional. En la elaboración de tal empresa el lector se topara con conceptos como sofocracia, identitarismo, nacionalismo integral, democracia orgánica, reversibilidad de la historia, revolución conservadora, crisolismo,
POR ISRAEL LIRA El autor es graduado en Derecho y Ciencia Política por la Universidad de Lima, a su vez Director Adjunto del Centro de Estudios Crisolistas (CEC) y Jefe del Departamento de Estudios Políticos y Filosóficos del CEC.
1. Un preludio al Crisolismo: filosofía como repetición creativa Louis Althusser fue tal vez el último de los epígonos de aquella concepción escolástica de la filosofía, comprendida como philosphia perennis, es decir, como una constante repetición o como un retornar en lo mismo, al estilo nietzscheano (Badiou, 2006).
miento, ni teorético ni pragmático, en sí mismo, sino como transformación directa de un sujeto. En el sentido de «Sócrates hablando a los jóvenes en las calles de Atenas; como Descartes escribiendo cartas a la princesa Elizabeth; como Jean-Jacques Rousseau escribiendo sus confesiones; o las obras de Sartre… (…) La diferencia es que la filosofía ya no es conoci-
¿Pero qué es esto de lo mismo? ¿Qué es la mismi-
miento, o conocimiento del conocimiento. Es una ac-
dad de lo mismo, que retorna en el destino ahistórico
ción. Uno podría decir que lo que identifica a la filoso-
de la filosofía? Se pregunta Alain Badiou (2006) en un
fía no son las reglas de un discurso, sino la singulari-
breve ensayo. Badiou da algunos alcances interesantes desde la propuesta althussiana, en tanto que para responder a estas interrogantes,
dad del acto» (Badiou,
PRODUCTO DE ESTAS INVESTIGACIONES, ES QUE SURGE LA PROPUESTA DE UNA CUARTA TEORÍA POLÍTICA PERUANA, BAJO EL NOMBRE DE CRISOLISMO.
necesaria-
acuerdo a Badiou, y en torno al debate, puede ser entendida desde dos aristas, una que nos remite a la filosofía como un conocimiento reflexivo, como autoconomiento de la razón (Volker, 2010), en el ámbito teórico, y como conocimiento de los valores que rigen nuestra vida en un ámbito más práctico, el filósofo se manifiesta así en su forma de profesor, tal como lo fueron Kant, Hegel, Husserl, etc. La otra arista ve a la filosofía no como un conoci-
ta él, aboga por esta visión activa de la filosofía, definiéndola como una lucha política en el
mente tenemos que rozar con la esencia misma de la filosofía. Esta esencia de
2006). Althusser, marxis-
campo teorético. Badiou rescata de estas consideraciones dos cosas fundamentales: 1. El acto filosófico está caracterizado por una distinción clara, entre lo que es conocimiento (Episteme) y lo que no lo es (Opinión o Doxa). 2. El acto filosófico siempre tiene una dimensión normativa, jerárquica, es decir, p.e., en el marxismo, el materialismo es lo bueno, lo certero, lo objetivo, lo superior, mientras que el idealismo, es lo malo, lo falaz, lo subjetivo, lo inferior. Estos dos puntos centrales del acto filosófico, son
la razón por la que se concibe a la filosofía como «el
blica con el ánimo de influir en la transformación y pro-
eterno retorno de lo mismo», ya que esas dos caracte-
greso de la sociedad que le ha tocado vivir.
rísticas se consideran como inmutables en el acto filosófico, a través de la historia humana. Ello, acota Badiou, es la razón por la cual se percibe a la filosofía como siempre la misma cosa, ya que cada filósofo, en esencia, siempre busca 1.diferenciar y 2.establecer una nueva jerarquía categorial. Pero todo no acaba aquí.
Dentro de esta descripción entrarían algunos pensadores peruanos como Hugo Neira, historiador y sociólogo, Director del SINAMOS[2] durante el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas[3] (1968-1980). Augusto Salazar Bondy, ensayista, educador y filósofo, Vicepresidente de la Comisión de la Reforma de la
Para Althusser, como hemos podido ver, la filosofía
Educación y presidente del Consejo Superior de Edu-
es la eterna repetición de lo mismo, sin embargo, a ello
cación en el ya citado periodo, así como fundador del
Badiou acota, repetición sí, pero creativa. Ya que preci-
Instituto de Estudios Peruanos (IEP) junto con Julio
samente cuando un filósofo realiza nuevas distinciones,
Cotler, antropólogo, sociólogo y politólogo, quien fuera
donde otros veían analogías, o realizan nuevas jerar-
director del IEP y al cual aunamos a la presente lista.
quías donde otros veían subordinaciones, se produce
Bondy era, así como Neira junto con Cotler son, ejem-
el acto de creación de una nueva entelequia. Una nue-
plos de científicos sociales en todo su significado.
va verdad aparece.
Por lo expuesto, podemos afirmar que no es sufi-
En nuestro particular contexto peruano, surge la ne-
ciente estudiar una ciencia social para ya de por si atri-
cesidad de una repetición creativa, ante el resurgimien-
buirse el denominativo de científico social. Un científico
to de una vieja dicotomía[1] que ya se tenía por supera-
social no es aquel que solamente ha estudiado una
da y que mengua la unidad del pueblo peruano. Nece-
ciencia social, sino aquel que, habiendo estudiado una,
saria reiteración del pensamiento peruanista, que dis-
se destaca en la misma por sus contribuciones e inves-
perso, ruega por una unificación y por un recuerdo ante
tigaciones, participando asimismo en la transformación
el olvido (no sabemos si causado), de nuestra concien-
activa de la sociedad. Siendo que entre las actividades
cia cívica y patriótica; y creativa, ya que busca brindar
académicas básicas que realiza un científico social, se
nuevos alcances acorde a la contemporaneidad perua-
destaca la publicación (Vessuri, 2013:206).
na. Esta problemática denotada, fue el caldo de cultivo que previó el surgimiento del crisolismo en el Perú, y que vinculado a la ausente labor de los científicos sociales peruanos, refrenda la imperativa necesidad de una renovación y de una nueva filosofía de la acción, o como diría la filósofa brasileña Flavia Virginia (2017), una metateoría de la presencia. 2. Un nuevo amanecer político y filosófico en el Perú Hoy 2018, la labor del científico social en el Perú, parece, a los ojos de extraños y amigos, ausente. Pero, ¿Qué es un científico social? Sería la primera pregunta. Un científico social en opinión de Lechago Buendía (2015), sería una persona que se destaca en un campo del saber y que participa activamente en la opinión pú-
La peruanidad es la superación de la dicotomía entre hispanismo e indigenismo
¿Y dónde están los científicos sociales en el Perú del
3. En el camino de la Cuarta Teoría Política de Alexander Dugin
siglo XXI? ¿Dónde están aquellos pensadores que bus-
Los puntos de partida de las investigaciones que
can influir en la opinión pública y transformar la socie-
llevaron a la creación del crisolismo, se configuraron en
dad de hoy en día en una mejor versión de sí misma?
tres: (i) La superación de las dicotomías identitarias
La segunda pregunta que ahora nos planteamos es:
Lamentablemente esa generación se está replegando en un academicismo exacerbado, bien por la senilidad o la muerte de sus fundadores, sin mayor involucramiento de por medio en la arena política.
(indigenismo-hispanismo) en pos de una propuesta sincrética (peruanista), que en nuestro contexto, ya contábamos con referentes nacionales, de la mano de pensadores como Belaunde[4], Wagner De Reyna[5] Fuenzalida[6] y Duthurburu[7], cuyas bases se pueden
El transformar la realidad, no solo contemplar sus equívocos, es la auténtica labor del científico social. Ello aunado a un menor interés de los gobiernos de turno por dar espacios de conexión entre pensadores y sociedad civil, ha menguado por ello el nivel de visibilización de los científicos sociales en el Perú.
rastrear hasta el ideario del Inca Garcilaso de la Vega [8], de una identidad nueva, conformada por los aportes hispanos, europeos e indígenas, a lo que se aúnan ahora los pueblos amazónicos, africanos y asiáticos, y que por su parte, Dugin refrendaría en su obra El Logos de Ariel. Que la identidad de los pueblos de Iberoaméri-
Los científicos sociales peruanos por haber reducido su
ca, corresponde a un sincretismo cultural que forja una
labor al estricto terreno académico, a lo que se aúna el
nueva identidad.
miedo al rechazo social y al ostracismo laboral, que implicaría su participación en proyectos políticos y reformas sociales, ha generado que los partidos políticos estén faltos de doctrina, estrategia y programas coherentes. El ocaso de los partidos políticos, refrendamos, esta decantado también por el alejamiento de los pensadores y científicos sociales de los mismos.
(ii) La necesidad de una renovación ideológica ante el fracaso de todas las teorías políticas peruanas[9] de mostrarse como alternativas al liberalismo, contexto que Dugin también denota en su obra principal La Cuarta Teoría Política. En el Perú dicha situación, generó un total desinterés por la política, puesto que todas las teorías tuvieron las respectivas oportunidades
En virtud a lo expuesto, y en aras de revertir esta
para plasmar sus idearios en la práctica, pero todas
situación, es que se están llevando a cabo investigacio-
fracasaron en brindar una idea de modernidad, que
nes en los rubros que se tienen por políticamente inco-
solo el liberalismo peruano (cuasi mercantilista) pudo
rrectos en las ciencias sociales oficiales, como la filoso-
alcanzar, pero a su vez es este mismo liberalismo el
fía política, la metapolítica y la geopolítica, en aras de
que el peruano promedio aborrece por su esencia eco-
identificar los auténticos obstáculos que impiden nues-
nomicista, desapegada de las herencias culturales, las
tro progreso como nación y dar con ello las necesarias
identidades colectivas, los patrimonios y los interés na-
herramientas para la institucionalización de un proyecto
cionales (Benoist, 2002), apegada a una histórica visión
político. Es el retorno de los científicos sociales a la
sustentada en el PBI[10] y en una actividad productiva
palestra política, ya que hoy por hoy, alejados de las
principal, la minería, mas no en la diversificación pro-
humanidades, los partidos políticos peruanos, solo son
ductiva, y en el real aumento de las condiciones socia-
empresas políticas, presas de la corrupción, la improvi-
les y el bienestar general.
sación y el clientelismo.
Y (iii) la imperativa exigencia situacional de abogar
Producto de estas investigaciones, es que surge la
por una propuesta científica en la construcción de teo-
propuesta de una cuarta teoría política peruana, bajo el
rías políticas, es decir, de una ideología que se guie
nombre de, Crisolismo.
bajo presupuestos científicos que viabilicen o den ma-
yor predictibilidad a los programas y a las propuestas políticas. Ya no basta la simple promesa, la fe ciega en que algo ocurrirá o no, sino la efectiva certeza empírica, dado a que el programa político A, está apoyado por las investigaciones y/o trabajos de campo B. Ello ante la política de promesas y pragmatismos economicistas de la política peruana en general, totalmente desideologizada y acientífica, presa fácil de los lobbies económicos. Todo ello tomando como base la invitación del físico y epistemólogo argentino Mario Bunge. Derivado de estos tres puntos, es que comienza el trabajo creativo y deviene la construcción del crisolismo como sistema teorético, y estrictamente derivado del particular contexto de la sociedad peruana.
La Cuarta Teoría política y el Nacionalismo son los pilares fundamentales de la peruanidad
Siendo así que el Crisolismo como tal, es una ideología
después de la caída del comunismo, es la democracia
sociopolítica científica –o pretende serlo– en construc-
liberal[11], siendo que por esta razón se habla de un
ción, y que inspirada en cierta forma por la Cuarta Teo-
ocaso, entendido como derrota de los contendientes
ría Política de Alexander Dugin, propone un modelo
(conservadurismo, comunismo y fascismo). Pero en sí,
político independiente como una contemporaneidad
hablar de liberalismo político es un contrasentido, en
alternativa a los modelos de desarrollo hegemónicos.
tanto teoría de esenciología económica, en otros térmi-
Ello ante el fracaso del conservadurismo, el comunismo
nos, «el liberalismo es la doctrina por la que la función
y el fascismo en el terreno político peruano, de mostrar-
económica se emancipó de la tutela de lo político y jus-
se como alternativas al liberalismo, y ante el conflicto
tificó esa emancipación. Frente al Estado, el liberalismo
constante entre una visión indigenista e hispanista en
se manifiesta en una doble forma. De una parte, hace
el terreno identitario, prevé los cimientos necesarios
de él una crítica violenta, glosa su “ineficacia” y denun-
para una nueva teoría política peruana ante la desideo-
cia los “peligros del poder”. De otra, y en una segunda
logización reinante, producto de la visión posliberal vi-
etapa, se esfuerza por hacerla bascular hacia la esfera
gente.
económica, a fin de despolitizarlo e invertir la antigua
4. La relevancia de la Cuarta Teoría Política para el Perú e Iberoamérica: una nueva weltanschauung para las Américas
jerarquía de las funciones. A medida que va desarrollándose, la casta económica atrae a sí la sustancia del Estado, subordinando poco a poco la decisión política a los imperativos económicos» (Benoist, 2002).
Sin perjuicio de las opiniones fukuyamianas del ocaso de las ideologías y de su reemplazo por lo que el filóso-
Es debido a esta esencia antes mencionada del libe-
fo francés Alain de Benoist llama la gobernanza, es
ralismo, que despolitiza y que corrompe la política al
decir, la permuta de una visión política por una tecno-
llevar la báscula hacia la esfera económica, que las
cracia economicista apolítica; las ideologías políticas
ideologías (no-liberales) vuelven a surgir para mostrar-
están vivas y presentes hoy más que nunca.
se como alternativas. Desde nuestro particular punto de
Lo que hay de cierto en Fukuyama es que de todas las ideologías políticas, la que se enarbola victoriosa,
vista, y reafirmando la invitación del filósofo ruso Alexander Dugin (2013), a la construcción de una Cuarta
Teoría Política contemporánea del Siglo XXI; la reani-
Una ideología, es lo que el filósofo y sociólogo alemán
mación de muertos, solo puede crear una cosa de
Dilthey llamaba una Weltanschauung o visión del mun-
acuerdo al folklore urbano, un zombi, y la respuesta al
do, y en sí lo que Chatelet (2008) define como un siste-
liberalismo, como podemos ver en el día a día, es de
ma más o menos coherente de imágenes, ideas, princi-
las 3 ideologías viejas y cansadas ya mencionadas.
pios éticos, representaciones globales etc., que Bunge
Las grandes potencias emergentes han optado precisa-
(1985) resume como un sistema de creencias, en parti-
mente por una renovación ideológica, claro ejemplo de
cular de juicios de valor y declaraciones de objetivos.
ello, lo tenemos en la República Popular China con Xi Jinping cuyo Socialismo con características Chinas, se
Finalmente, la utilidad de la «ideología» y en este caso
aleja cada vez más de la esencia maoísta, y sigue el
«sociopolítica», se responde con hechos concretos,
rumbo iniciado por Den Xiaoping, con resultados efecti-
casos como los de China, Corea del Sur, Singapur y
vos, el mismo camino lo siguió Corea del Sur en los
Vietnam, son la clara muestra de la necesidad de las
70’s, cuya historia de partidos conservadores desde
ideologías en la contemporaneidad. Si no hay visión del
Justicia Democrática hasta el actual Partido Saenuri,
mundo, si no hay visión prospectiva, si no hay una filo-
para dar ese gran salto adelante, tuvieron que apostar
sofía como país, si no hay una visión a futuro de como
por una nueva visión renovada, luego de la guerra que
el país se ve a sí mismo en el tiempo, no hay forma de
dividió a la nación. Igual es el caso de Singapur con el
que haya progreso. El Perú no cuenta con una ideolo-
liderazgo de Lee Kuan Yew y con el Partido Acción Po-
gía contemporánea, es por esta razón que se encuen-
pular que desde la independencia ha regido al país,
tra estancado, ya que ningún gobierno tiene o ha tenido
pasando de pantanos a rascacielos. Similar es el caso
un norte claro, y ello es precisamente lo que brinda la
de Vietnam o la misma Siria de Bazhar al Assad.
ideología, un norte. Misión que como centro de investigaciones nos hemos propuesto en alcanzar con la
Pero, ¿Qué es una ideología? y finalmente, ¿Cuál es su utilidad en el mundo contemporáneo? Trataremos
construcción del Crisolismo, como ideología política peruana del Siglo XXI.
de responder estas interrogantes de forma muy breve. Siendo que por estas razones, se reafirma la relevancia de la propuesta de la Cuarta Teoría Política de Alexander Dugin, en tanto brinda la necesaria inspiración y/o retroalimentación para el desarrollo de una nueva weltanschauung para cada nación del continente americano, haciendo particular énfasis en las naciones de Iberoamérica. En nuestro caso peruano, la relevancia recae en la naturaleza de la invitación[12], que se configura como un llamado a la producción original y a la autenticidad del pensamiento. El sueño de Mariátegui, de un sistema teorético sin calco ni copia, que este intento pero no pudo sistematizar, dada la naturaleza alienante del socialismo marxista, el Crisolismo lo está logrando y en creces, pero bajo una visión identitaria, y flameando la bandera del nacionalismo y el peruanisCrisolismo como fórmula para el Peruanismo
mo.▲
____________________________________________ CITAS [1] En alusión al debate entre el Indigenismo y el Hispanismo sobre la real esencia identitaria de la nación peruana. [2] Sistema Nacional de Ayuda a la Movilización Social, órgano de concientización, propaganda y movilización política del Velasquismo durante el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas.
_________________________________________________
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS BADIOU, Alain. (2006). «La filosofía como repetición creativa». En: The Sympton. Online Journal. RUHLE, Volker. (2010). “«studio introductorio». En: HEGEL, G.W.F. Tomo I. Editorial Gredos. pp. XI-CXVII. VIRGINIA, Flavia. (2017) «The Realm of the Fourth Political Theory: Contributions». En: Geopolitica.ru.
[3] El Gral. Juan Velasco Alvarado derrocó en un golpe militar al presidente Liberal de Derecha Fernando Belaunde Terry, constituyendo el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas que duro de 1968 a 1980, recordado por una necesaria Reforma Agraria pero de nefastas consecuencias para la economía nacional, que acentuaron los conflictos y las divisiones sociales.
LECHAGO BUENDÍA, Francisco. (2015). «Un científico social, ¿un intelectual?». En: Diario El País.
[4] Con sus obras “Peruanidad” y “La Síntesis Viviente”, publicadas en 1942 y 1950 respectivamente. “La peruanidad supera al hispanismo puro y al indigenismo puro... (…). El Perú es una síntesis viviente; síntesis biológica (…), económica (…), política (…), espiritual (…). Los peruanistas somos hispanistas e indigenistas al mismo tiempo” (Belaunde, 1983).
BENOIST, Alain. (2002). «Crítica de la ideología liberal».
[5] Con su obra “Filosofía en Iberoamérica”, publicada en 1949. “Dicho de otro modo: lo indígena es la materia; lo iberocatólico la forma de nuestro occidentalismo criollo” (Wagner De Reyna, 1949, p.78).
CHATELET, Francois, MAIRET, Gerard. (2008). «Historia de las ideologías: de los faraones a mao». Editorial Akal Universitaria.
[6] Con su obra “La Agonía del Estado Nación: Poder, raza y etnia en el Perú contemporáneo”, publicado en 1998. [7] Con su obra “Tres Ensayos Peruanistas”, publicada en 1998 [8] Con su dedicatoria en sus ya famosos Comentarios Reales: “A los Indios, Mestizos y Criollos de los Reynos y Provincias del Grande y Riquissimo Ymperio del Perú, el Ynca Garcailaso de la Vega, su hermano, compatriota y paysano, salud y felicidad”. Con Garcilaso, nos dice Duthurburu (2003) nace la peruanidad como principio. Garcilaso se sintió español en el Perú, indio en España y, finalmente, un mestizo peruano en el ámbito universal. [9] Aprismo, Anarquismo peruano, Mariateguismo, Urrismo, etc. [10] Producto Bruto Interno. [11] “What we may be witnessing is not just the end of the Cold War, or the passing of a particular period of post-war history, but the end of history as such: that is, the end point of mankind's ideological evolution and the universalization of Western liberal democracy as the final form of human government” (Fukuyama, 1989). [12] «solo hay una solución: rechazar las teorías políticas clásicas, tanto las derrotadas como las triunfantes, demostrar imaginación, comprender las realidades del nuevo mundo global, descifrar correctamente los desafíos del mundo postmoderno y crear algo nuevo, más allá de las batallas políticas de los siglos XIX y XX. Este enfoque es una invitación a desarrollar una Cuarta Teoría Política más allá del comunismo, del fascismo y del liberalismo» (Dugin, 2013:24). A lo que nosotros aunamos, desde nuestro particular contexto peruano, la premisa de más allá del indigenismo y el hispanismo.
VESSURI, Hebe. (2013). «¿Quién es el científico social en el siglo XXI? Comentarios desde los contextos académicos y aplicados y desde la corriente principal y la periferia». En: Revista Sociológica, año 28, número 79, pp. 201-231.
BUNGE, Mario. (1985). «Seudociencia e ideología». Alianza Editorial. DUGIN, Alexander.(2013).«La Cuarta Teoría Política». Ediciones Nueva República.
O an ális is políticos e histór icos s obr e un a nueva con cepción d e n ación m ediante un a nu eva teor ía política en Colom bia - Prim er a par te
El siguiente escrito fue publicado en la Revista Negonotas y tiene como autor a Juan Camilo Ubaque, estudiante de comunicación social y periodismo en la UNINPAHU
COLOMBIANIDAD
INTRODUCCIÓN A LA NUEVA TEORÍA POLÍTICA
La colombianidad es una noción que ha acaparado la
Colombia atraviesa por años decisivos. Su misma his-
atención en el siglo XXI debido a la complejidad del
toria está llegando al clímax de un proceso histórico
asunto, en tanto que las corrientes ideológicas de la
por la segmentación de su identidad y su sociedad
modernidad han fracasado en representar el concepto
político-cultural. Víctima de sus contradicciones inter-
de nación. La descomposición de hacer política y del
nas y del empuje de los mismos protagonistas, Colom-
aparato estatal en Colombia va mucho más allá del
bia pierde importancia porque “las elites criollas encon-
posliberalismo (tercera vía), el posfascismo (Alt-Right),
traron en la formulación de la Constitución, la mejor
y el posmarxismo (progresismo), y que espera realizar-
herramienta para consolidar, legislar y legitimar el pro-
se en una teoría práctica a nivel nacional.
yecto
económico
y
Por tal razón se formula el proyecto de iniciar la construcción de una Cuarta Teoría política colombiana, basada exclusivamente en los
político
del
neoliberalis-
mo” (Jiménez, 2006, p. NI LA MOVILIZACIÓN DESGASTADA DEL MARXISMO RADICAL, COMO LA POSICIÓN ENAJENADA DEL CONSERVADURISMO, LOGRAN NI LOGRARÁN PROYECTAR PROPUESTAS SÓLIDAS, ESTRUCTURADAS Y PRECISAS,
hechos circunstanciales
156). Atendiendo la tesis de
Aleksandr
(2012),
Dugin
no surge, por
ahora, alternativa capaz de abordar sistemáticamente la superación del
sociopolítica y económica en las que se ve inmersa
liberalismo, el comunismo y el fascismo. Las batallas
Colombia,
porque solamente logrando manifestar la
bipartidistas iniciadas en el siglo XlX han finalizado, y
única cohesión de la nación en conceptos puros y uni-
es, ahora, el liberalismo quien ha dominado todas las
versales, como planteará esta teoría, basada en la uni-
instituciones, tanto los partidos políticos como al Esta-
dad identitaria y las demandas del pueblo colombiano,
do colombiano.
estaremos Ad Portas de un hecho genuino para el colombiano y toda la nación.
Ni la movilización desgastada del marxismo radical, como la posición enajenada del conservadurismo, logran ni lograrán proyectar propuestas sólidas, estructuradas y precisas, pues sólo se han limitado a
ser únicamente reaccionarios, y más cuando lo partidos
vidualista. Como indica Carl Schmitt (1993, p. 103) el
carecen de ideología y sustento económico, como se
principio de la deliberación de lo político y del dominio
vio reflejado en el Caso Odebrecht. Esto lleva a que
de la mayoría (democracia) tiene su justificación en el
sean presas de intereses particulares y motivos econó-
nacimiento del liberalismo a través de la revolución bur-
micos. El liberalismo, como doctrina, es un hecho exis-
guesa, y que por lo tanto se asimila a la visión del Esta-
tencial en el colombiano que lo designa como un ser
do liberal-burgués del siglo XXI.
desarraigado y liberado de su identidad, a menos de
Cabe destacar que esta posición no se asemeja
que esa identidad sea economicista o consumista. La
ni al fascismo ni al conservadurismo, porque el fin últi-
instrumentalización de la tecnocracia y la eficiencia
mo es superar las visiones demoliberales sin remitirse
económica representarán al Neoliberalismo en conse-
al bolchevismo o el nazismo: esta doctrina implica la
cuencia, a su vez, la normalización e institucionaliza-
superación de todo anacronismo.
ción de la corrupción. Ortega y Gasset expone esta
No obstante, se ha asumido esta investigación
razón al demostrar que los principios liberales que lle-
para ahondar la construcción de la nación colombiana
varon al acelerado proceso de industrialización, generó
valiéndose de La cuarta teoría política que representa
los valores representativos de la burguesía en el Esta-
los Estudios Crisolistas en el Perú que “prevén precisa-
do tradicional colombiano: la corrupción. No obstante,
mente superar esa visión desarrollista norteamericani-
es la misma creación auténtica de esta teoría lo que
zante iniciada por el liberalismo, esa visión revanchista
aporta a la formación de Nación a través de Estado.
explotada por el marxismo y esa visión eurocentrista
No hay creación estatal si la mente de ciertos pueblos no es capaz de abandonar la estructura tradicional de una forma de convivencia y, además, de imaginar otra única salida. Por eso es auténtica creación. El Estado comienza por ser una obra de imaginación absoluta. La imaginación es el poder libertador que el hombre tiene. Un pueblo es capaz de Estado en la medida en que sepa imaginar (Ortega y Gasset, 2010, p. 227). A la fecha no hay elección alternativa al liberalismo que
propiciada por el fascismo, apostando por una visión peruanista intercultural, en tanto que la Europeidad y la Indigenidad son parte indisoluble de la identidad peruana e Iberoamericana (Lira, 2017, p. 54)”. El ejercicio
historiográfico que representa este trabajo conlleva a una reflexión social e histórica de la cohesión entre los individuos para generar el concepto proble-
ofrezca una visión de progreso, quizás de moderniza-
mático de nuestra época, y es el concepto de „nación‟.
ción, porque las visiones que ofrecían un poco de auge
Pero esta problemática hace parte del trabajo intere-
en cultura o economía fracasaron. Ahora las políticas
sante que tiene y tendrá la nación colombiana, para
públicas y el Gobierno giran alrededor del liberalismo
dirigirla únicamente a un estudio metapolítico de su
económico, generando así, en consecuencia histórica,
misma composición, entendiendo que la serie de pro-
rechazo a cómo se ha gobernado Colombia mediante
blemas que abarca la sociedad colombiana se debe a
la política del Estado neoliberal de la Seguridad Demo-
no poseer un concepto definido de la colombianidad
crática o del Estado posliberal de la paz. Esto conlleva
(objeto de estudio social-político). Por tal razón, el pie
a una fragmentación de la sociedad, contaminando la
de fuerza de esta teoría política es el análisis histórico,
esencia electoral de la nación anteponiendo los aspec-
económico y político de la sociedad y el Estado.
tos económicos, sobre todo lo demás, incluyendo a la
Ya que el liberalismo mira al Estado como un
política misma. Formando así un falso imaginario del
órgano económico, el nacionalismo de esta teoría per-
colombiano apolitizado inmerso en la corruptocracia, y
mite la cohesión ante la enajenación de las culturas, la
esto se ha logrado con base a unas élites que patroci-
pérdida de razón de ser y por ello se plantea la solución
nan el „derecho de todos‟ a enriquecerse sin importar
posible ante el inminente internacionalismo de los in-
los medios, sin importar la forma más mezquina e indi-
tereses económicos. Hasta el momento, todos los parti-
dos políticos colombianos se han enfrentado en un es-
La Revolución de los Comuneros, las guerras
cenario igual, tanto en la violencia como en las demo-
civiles de la Independencia, los conflictos internos de la
cracias modernas. Han combatido a través de los siglos
Violencia y el conflicto armado son el claro ejemplo de
desde posturas como el fascismo, el conservadurismo,
un retroceso a un punto de no retorno, que es cíclico
el marxismo, el liberalismo y todas sus variedades polí-
cuando el Estado es subordinado a la incompetencia
ticas.
de sus gobernantes o a la burguesía. Aquí defino que Pero cruelmente han fracasado en su lucha por
el punto de partida para el concepto de Nación y que
el poder y el Estado, en tanto que el único que ha per-
para Colombia, esta búsqueda de Nación comprende
meado todas las bases ideológicas y ha salido invicto
estadios complementarios entre Nación Político-jurídica
en esta lucha ha sido el liberalismo, este se manifiesta
y Nación Cultural (Lira, 2018) y que responde al con-
desde dicotomías de izquierda-derecha, como por
cepto de colombianidad.
ejemplo se evidencia en que el liberalismo está en el
No obstante, en cuestiones de entidad, el aspec-
Uribismo como en el Polo Democrático, tanto como en
to mestizo del colombiano fue consecuencia de un sin-
el Cambio Radical como La Ola Verde; esto manifiesta
número de circunstancias que fragmentaron el ordena-
que los oponentes al liberalismo no podrían mediar
miento étnico de sus regiones, logrando una sumisión
contra algo que desapareció como ideología y encarna
de la cultura precolombina a la occidentalización, me-
a todos y cada uno de los partidos existentes en Co-
diante varios factores importantes como la visión étnica
lombia. ¿Qué hacer al respecto cuando el enemigo
de la fe (la entidad universal mediante la fe católica), la
desaparece y representa a todos los partidos existen-
marginación de pueblos autóctonos que eran llevados
tes? Como bien dice Dugin:
a la servidumbre y a las elevadas cargas tributarias y
Sólo hay una solución: rechazar las teorías políticas clásicas, tanto las derrotadas como las triunfantes, demostrar imaginación, comprender las realidades del nuevo mundo global, descifrar correctamente los desafíos del mundo postmoderno y crear algo nuevo, más allá de las batallas políticas de los siglos XIX y XX. Este enfoque es una invitación a desarrollar una Cuarta Teoría Política más allá del comunismo, del fascismo y del liberalismo (Dugin, 2013, p. 24).
que forzada inconscientemente les llevaron a pertenecer a la nueva clase de individuos occidentales debido a la enajenación de sus propias culturas. Alejándose de una posición marxista, las clases sociales identificadas en Colombia surgieron con la diferenciación étnica; criollos como la aristocracia americana con acceso a las artes y las humanidades; mes-
LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN Y SUS PROBLEMAS Generando unas prematuras conclusiones, el hecho
tizos en la clase media y baja, con participación mínima
por el que se ha venido manifestando la construcción
negros, mulatos. Zambos que veían en el mestizaje la
de la Cuarta Teoría política en diferentes países de
única manera de librar las cadenas de su propia escla-
Suramérica como en Brasil con el Centro de Estudios
vitud. Esto enmarca una diferencia abismal a los bue-
da Multipolaridade, en Perú con el Centro de Estudios
nos propósitos que la fe quiso transmitir en el mestiza-
Crisolistas y próximamente en Colombia con el Centro
je, debido a que la Nación no logró someterse a un es-
de Estudios Políticos para la Colombianidad, respon-
tudio étnico y cultural de su propia población sino a un
den a la apropiación de la realidad de las naciones me-
estudio de la ciudadanía que sólo a la cual tenía acce-
diante un nuevo concepto de teoría política en la mo-
so los individuos libres. Esta idea de ciudadanía de la
dernidad. Para Colombia, esta demanda se da además
Revolución Burguesa trajo un enorme contenido bur-
por la relación intersubjetiva de comunidades históricas
gués que enmarcó a la Nación en la libertad través de
y etnias culturalmente unificadas que presenta el país a
los no-esclavizados.
lo largo de su historia.
en los mecanismo económicos y sociales; aborígenes,
Con los pueblos de Centro y Sudamérica tiene España un
pasado común, raza común, lenguaje común, y, sin embargo, no forma con ellos una nación. ¿Por qué? Falta sólo una cosa que, por lo visto, es la esencial: el futuro común. España no supo inventar un programa de porvenir colectivo que atrajese a esos grupos zoológicamente afines. El plebiscito futurista fue adverso a España, y nada valieron entonces los archivos, las memorias, los antepasados, la «patria». Cuando hay aquello, todo esto sirve como fuerzas de consolidación; pero nada más (Ortega y Gasset, 2010, p. 259).
La contemplación de estas fracturas en una sociedad multicultural se debe al amplio proceso de mestizaje mal administrado, que fomentando conscientemente la exclusión mediante una serie de reformas borbónicas, sólo logró aumentar las fronteras económicas y sociales de aspecto invisible a lo largo del territorio nacional.
nacionales: el desarrollo en Colombia ha sido nulo, en el sentido que no existe el concepto de „cooperación con países en vía de desarrollo‟, ni logrando alcanzar un grado de industrialización en sus campos ni en las estructuras del Estado, porque la inversión extranjera ha dedicado su principal actividad en la economía extractiva o en elaboración de productos de consumos internos, porque en “Colombia aparece como el arquetipo del “Estado débil latinoamericano”, donde el proceso de industrialización por sustitución de importaciones, prevaleció la defensa del status quo sobre los esfuerzos por convertir al Estado en el „motor de desarrollo‟” (Uribe, 2013, P. 40).
TEORÍA PURA DEL NACIONALISMO
Estos hechos originados por la creciente infravalora-
La reciente formulación de la Nueva República como la
ción de la Nación, son una clara justificación del nacio-
Teoría Política basada en la colombianidad, parte del
nalismo como escudo de lo nacional. El nacionalismo
tan tergiversado históricamente nacionalismo como
colombiano que aquí se plantea busca eliminar las in-
concepto puro a todas sus interpretaciones. Para la
terpretaciones indebidas que le han significado históri-
colombianidad, el nacionalismo es el eje que correlacio-
camente (conservadurismo, socialismo, neonazismo, el
na a la patria y exalta la nación, la identidad y el Estado
M-19, entre otros) y que no correspondieron en nada a
colombiano, cohesionando el pluriculturalismo de las
la unidad de la nación; no obstante, algunos seguidores
regiones para así fomentar la unidad que fortalezca el
de estas doctrinas las han instrumentalizado bélica-
fin colectivo del individuo inmerso en el Estado.
mente con el objetivo de fomentar sus ideologías como
Es necesario destacar la profunda desnacionaliza-
justificación a sus políticas. Por tal razón es necesario
ción que ha tenido las empresas colombianas, con ba-
aclarar el estado conceptual más puro del Nacionalis-
se en la apropiación del mercado nacional para asegu-
mo.
rarlo a la inversión extranjera, justificado por la falta de
Nación cultural: comunidad histórica y culturalmente
luchas sindicales constantes y movimientos populares
unificada, cuyos integrantes se identifican entre sí por
de identidad nacionalista. Los gobiernos colombianos
la presencia de elementos característicos, ya sean len-
en el siglo XX aseguraron el proteccionismo a las em-
gua común, tradiciones y costumbres comunes, y/o
presas extranjeras o a los monopolios económicos
raza o etnia comunes. Nación político-jurídica: comuni-
mientras a las empresas nacionales o microempresas
dad unificada políticamente, cuyos integrantes se pue-
se les aplicaba economías de libre mercado.
den identificar a través de medios objetivos. Es decir, y
Nuestro capitalismo está ligado con monopolios extranjeros en ramas industriales antes enteramente colombianas. Estos monopolios, al vincularse en este tipo de cooperación, se benefician del consumo interior, o sea, del trabajo colombiano, trabajo que no es invertido por cuanto sale del país en forma de utilidades (Posada Días, 1969; Safford, Marco Palacios, 2011, p. 21).
Sólo es necesario analizar la profundidad del desarrollo que han tenido los pueblos Latinoamericanos con la inversión extranjera y la apropiación de empresas
para nosotros, la nación político-jurídica, es la nación cultural unificada políticamente (Lira, 2017. P.64). El Nacionalismo que se constituye teóricamente se soporta en la tesis de Lira en que “primero surgen los conceptos de Estado y Nación (cultural y políticojurídica), y finalmente el de Nacionalismo como exaltación de estos últimos” (Lira, 2018, p.3). Ahora, dentro
del panorama político que se avecinaba a principios del siglo XX, la dialéctica en política nacional conmovió con dos hechos históricos. Primero, cuando la revancha partidocrática logró permear las nuevas generaciones, que desafiando a los conservadores históricos y liberales clásicos, logró marcar su pulso contra los longevos autores políticos del siglo pasado. El conflicto de Los Nuevos contra Los Centenaristas fue el que más hizo eco, porque empezó a construir la política moderna del país. El abanderado de este proceso fue Jorge Eliécer Gaitán, abogado y estadista liberal que formuló, a modo de crítica, los primeros pasos para entender a la Nación como un proyecto unificador de valores y las culturas: “La almendra del país nacional era el pueblo trabajador, quintaesencia de “la raza indígena que nos enorgullece” y al que las oligarquías habían despojado de las bases materiales […]y de las bases morales y políticas de su dignidad.” (Safford & Palacios, 2011
El Partido Comunista pasó a llamarse Socialista Popular y postuló la revolución democrático-burguesa, de la cual el sindicalismo sería la vanguardia. Veredicto criticado por Gaitán, otro izquierdista en busca de bases obreras. Como ministro de Trabajo, Gaitán instaló aquel año el congreso de la reunificada CTC y decidió lanzar sus dardos a los aparatos sindicales. De cuatro millones de trabajadores colombianos solo 90.000 estaban sindicalizados, dijo y preguntó: ¿dónde está el espíritu revolucionario del sindicalismo? (Safford & Palacios, 2011, p. 426).
Gaitán fue pionero en armonizar las clases sociales para enfrentarlas contra los enemigos propios de la Nación: la oligarquía y plutocracia. Modernizar la propaganda política y formular una nueva concepción de nacionalismo mediante el discurso pueblo-oligarquía permitió a Gaitán elaborar los cimientos de nuevas concepciones metapolíticas traídas del sindicalismo y el socialismo (no marxista) que crecía exponencialmente en Europa. El desarrollo industrial que elaboró Alfonso López Pumarejo permitió la urbanización de distintas zonas del país, logrando una mayor apertura económica que denominaría la Revolución en Marcha.
p.461) Ahora, existe esta interrelación del conservatismo Por otro lado tenemos al círculo intelectual que hizo
nacionalista y el Gaitanismo en la concepción histórica:
política con la concentración de Charles Maurras en su
Silvio Villegas. De los próceres nacionales, además de
La restauración moral gaitanista armonizaba con una perspectiva conservadora. [..] La derecha doctrinaria advertía que la dicotomía favorita de Gaitán, “país nacional/ país político”, podía leerse en la clave de la crítica aplicada por el filósofo monárquico tradicionalista Charles Maurras al republicanismo francés: pays légal/pays réel. La consigna de Gaitán tuvo eco durante algunos meses incluso en El Siglo, el principal diario conservador bogotano, dirigido por Laureano Gómez (Safford & Palacios, 2011, p .460).
los anteriores, destacarían entre las ideas cercanas al
Cabe resaltar que Jorge Eliécer Gaitán poca rela-
nacionalismo Simón Bolívar, Rafael Uribe Uribe y Ra-
ción tenía con las ideas de Karl Marx. El marxismo en
fael Núñez por la profunda visión de cohesión mediante
Colombia, o la utopía marxista, como hipótesis resultó
la representación estatal.
falsa, tanto así que “el ritmo de aceleración de la histo-
devenir: Los Leopardos. No obstante, este círculo estuvo compuesto principalmente por cinco intelectuales, unos de más importancia que otros, entre los cuales encontramos a Eliseo Arango, José Camacho Carreño, Joaquín Fidalgo Hermida, Augusto Ramírez Moreno y
Para el naciente Estado Colombiano y que este se acoplara de forma armónica con la sociedad colombiana, el „Marx de las derechas‟, conocido como Charles Maurras, fue un punto clave para entender los diferentes sucesos que acarrearon entender el sindicalismo no marxista del que también se apropió Jorge Eliécer Gaitán. No obstante, el marxismo, como el liberalismo, terminó enajenando a los sindicatos de su lucha obrera y nacional.
ria hizo que la utopía revolucionaria del marxismo cumpliera su ciclo vital más activamente y en menor tiempo” (Gómez, 1985, p.133). Es una premisa bastante polémica, pero es necesario desligar las causas sociales de la izquierda y sus subconjuntos ideológicos: el proceso que dio inicio a una nueva concepción de ideología en la década del 60, como el marxismo y la instrumentalización del accionar guerrillero, no fue extraordinario en la historia de Colombia. De antaño, el Partido Liberal acogió a las juventudes a su partido. El caso
más ejemplar fue el Movimiento Revolucionario Liberal
balcón presidencial se veía a los oradores de los gru-
(MRL) que lideró Alfonso López Michelsen, que tenía
pos ideológicos a favor de las políticas del gobierno de
como eje la disidencia frente al liberalismo clásico.
la Revolución en Marcha. De igual manera, la presiden-
Las juventudes y los marxistas, progresistas y comunistas se sintieron identificados con la propuesta de
cia de Eduardo Santos en 1938 estuvo apoyada por el Partido Comunista.
„izquierda‟ para su época. Justamente en la República
La concepción marxista implica un sentido abstracto
Liberal del 30 se funda el Partido Comunista Colom-
e idealista sobre el tránsito del hombre a la „lucha de
biano. A su vez algunas de las candidaturas liberales
clases‟, caso contrario a esta idea de Nación. El anti
tendrían el apoyo de sectores marxistas. Cito el frag-
materialismo de la Cuarta Teoría es contrario al capita-
mento de una entrevista realizada a Alfonso López Mi-
lismo político y económico y al socialismo marxista por-
chelsen que indica que por el Movimiento Revoluciona-
que, en sí, son descendientes políticos del liberalismo.
rio Liberal pasaron personajes como Manuel Marulanda
Para Marx (1993) la comunidad es solo comunidad de
Vélez, comandante en jefe de las FARC:
trabajo y superación de la propiedad privada real para
Entre las personas que me vienen a la memoria estaba, por ejemplo, Manuel Marulanda Vélez que ese entonces se llamaba Pedro Antonio Marín y que hoy se conoce con el alias de „Tiro Fijo‟. Trabajaba como inspector de obras de construcción de una carretera que el Gobierno había contratado con el ingeniero Uribe White en el departamento del Huila. Estaba también Jacobo Arenas por una lista el MRL, y Juan Cruz Varela que por allá en los años e la presidencia e Mario Ospina Pérez, cuando aún había elecciones, había sido diputado de la Asamblea el Tolima en nombre del Partido Liberal, y que después fundó una guerrilla comunista en la región de Sumapaz, Juan de la Cruz Varela y otros „camaradas‟ de la época, entre los cuales a Hernando Garavito Muñoz, que luego dirigió la Línea Dura del MRL. (…) En las juventudes del MRL militaron también los hermanos Vásquez Castaños, que después se volvieron tristemente célebres; Antonio Larrota, que más tarde fundaría el llamado Movimiento Obrero Estudiantil Campesino (MOEC), e incluso Jaime Bateman Cayón, que terminó fundando el M-19 precursor de secuestros (Santos, López, 2001, p.44,45).
El Partido Comunista no fue monopolizado por los liberales radicales, ni por la presión sindical que predominaba en los liberales moderados debido a que el Gobierno de Olaya Herrera presentó la legalización de los
llegar al comunismo, (p.146); en cambio, la construcción de Nación (como Historia) va mucho más allá de los valores del marxismo que excluye los problema sociales por la tecnocracia; de ahí que la colombianidad se fundamenta en la construcción de Nación en la unidad del Estado cohesionado en sus propias clases sociales en una realidad cultural y económica. CONCLUSIONES El objetivo principal de la Cuarta Teoría es darle prioridad a un hecho fundamental que fomenta la reconstrucción de Colombia: “Unidad a través de la colombianidad”. Este postulado plantea las cuestiones más candentes del individuo colombiano actual: sus ideas de identidad colombiana, su respeto a la cultura y el necesario entendimiento al porvenir colectivo de una Segunda República.
sindicatos y los derechos básicos del trabajador junto
La razón de identidad y cultura, permeada por la
con su derecho a organizarse. La razón por la que pro-
economía del neoliberalismo que le da a su vez, un
gresistas y comunistas estuvieron flanqueando los go-
toque mercantil y superficial como por ejemplo
bierno antagónicos al conservadurismo, fue por apoyo
„Colombia es pasión‟ o simplemente la Selección Co-
ante los liberales en pleno auge de simpatía entre los
lombia, es poder dar (a identidad y cultura) una catego-
bloques soviéticos y democráticos contra los naciona-
ría de representación nacional que merece, en cuanto a
lismos europeos.
que esta nos dará las conclusiones más acertadas de
Un ejemplo, fue cuando el 1 de mayo de 1936 mientras Alfonso López Pumarejo tenía el apoyo de los grupos comunistas, socialistas y liberales radicales, en el
las circunstancias en las que vive la nación en su periodo de lentitud en cuanto a modernización en el siglo XXI.
Por ello, se recurre a analizar la desnacionalización de la economía, el agro, la cultura, la política y la historia colombiana por su gran distorsión que no permite la elaboración competente y contundente de acciones políticas contra las problemáticas que tiene la sociedad y el Estado. Y, en cuanto al inicio de esta investigación, se entiende que el territorio nacional está delimitado por culturas autónomas como la llanera, amazónica, isleña, chocoana, tumaqueña, cundiboyacense y étnicas como la Wayuu, Arhuaco, Guambiano, Muisca, Huitoto, Kamsá, Sikuani y entre otras más, y que Colombia se ve fragmentada regional y socialmente porque la Política del país pasó a ser „política‟ de café o
„hacerse a sí mismo‟ del individuo mediante la administración pública, la economía y la democracia. Es necesario profundizar en que la conformación de Colombia es, no más, que el choque entre la realización de la identidad nacional y la constante búsqueda de revolucionar la concepción de pueblo como mucho más que una comunidad políticamente organizada, ya que el liberalismo percibe al pueblo como no más una adición cuantitativa que se limita a formar unidad política. Ignora pues lo que esencialmente es el pueblo: unidad pluricultural, entendida como una noción de entidad nacional fundamentada en la voluntad política final que es la Nación.
electoral, un estilo posmodernista, individualista, consumista y vacío. Esto lleva a lanzar una cuestión merecedora de un proyecto social y político: ¿Cómo hacer política en Colombia cuando no existe primero Política?
Para finalizar, en sí es una revaloración axiológica de las etnias y las culturas que son las bases de cómo la Cuarta Teoría proyecta la unificación desde el Estado pluricultural, que en consecuencia genera a la Na-
Primero es necesario entender la Política como proceso de conducir comunidades mediante “la aspiración (Streben) a participar en el poder o a influir en la distri-
ción como una unidad universal en la Historia. Esto es lo que el análisis metapolítico ofrece, una reconfiguración del espíritu nacional▲
bución del poder” (Weber, 1979, p.84). Esa base no está en el bipartidismo, la corruptocracia ni la politiquería sino en los valores y la concepción mental del colombiano, aunque esté dirigida por los politicastros de manera dictatorial. Es ingenuo pensar que sin la Políti-
___________________________________________ BIBLIOGRAFÍA BUSHNELL, D. (1994). Colombia una nación a pesar de sí misma. Bogotá, Colombia: Planeta Colombiana.
ca se puede lograr un cambio, cuando todos los ciuda-
DUGIN, A. (2013) La Cuarta Teoría Política. Barcelona, España: Nueva República.
danos somos en sí políticos, puesto que nos interesa el
GÓMEZ, A. (1985) Antología del pensamiento político de Álvaro Gómez Hurtado. Revista Centro de Estudios Colombianos, (41), 5.
destino de la nación y todos sus problemas, en tanto,
JIMÉNEZ, C. (2006). Momentos, escenarios y sujetos de la producción constituyente, Aproximaciones críticas al proceso constitucional de los noventa. Análisis Político. (58) 132.
nosotros como ciudadanos, somos los principales afectados. Por ello, el reconocimiento de Colombia como una nación pluricultural permite la identificación de nuestras diferencias, valorando aún más las tradiciones populares inmersas a lo largo del territorio nacional. La formación del Estado colombiano y el sentido de nación, van ligados única y exclusivamente al desarrollo de dos componentes primarios en la constitución de la „colombianidad‟. El primero es la estructura de la in-
MARX, K. (1993). Manuscritos. Barcelona, España: Altaya. LIRA, I. (2017). «Crisolismo» y Cuarta Teoría Política. Nihil Obstat, (30), 53. LIRA, I. (2018).Teoría Pura del Nacionalismo. Editorial Crisolista. ORTEGA Y GASSET J. (2010) Rebelión de las Masas. Ciudad de México, México: La Guillotina. POSADA DÍAS, F. (1969) Colombia, Violencia y Subdesarrollo, La tentativa de revolución burguesa en Colombia y sus resultados. Bogotá, Colombia: Antares Tercer Mundo. SAFFORD F., PALACIOS, M. (2011) Historia de Colombia. País fragmentado, sociedad dividida. Bogotá, Colombia: Ediciones Uniandes. SANTOS CALDERÓN E., LÓPEZ MICHELSEN A. (2001) Palabras pendientes. Bogotá, Colombia: El Ancora.
materialidad del Estado como formador de la identidad
SCHMITT, C. (1991) El concepto de lo político. Madrid, España: Alianza Editorial
nacional dentro de las esferas públicas y privadas
URIBE, M. (2013). La Nación Vetada. Estado, desarrollo y guerra civil en Colombia. Bogotá, D.C: Universidad Externado de Colombia,
(Bushnell, 1994), y el segundo es la estructura material
WEBER, M, (1979) El político y el científico. Madrid, España: Alianza Editorial
del Estado como consecuente a una solución del
SOBERANÍA, ÉTICA ELEMENTOS PARA LA CONCEPCIÓN DE UN NUEVO ESTADO-NACIÓN COLOMBIANO
El siguiente ensayo tiene como autor a Carlos Fernando Rodríguez , quien es estudiante de licenciatura en ciencias sociales de la Universidad de Caldas e investigador para la Cuarta Teoría política en Colombia. Así mismo, Director y jefe de redacción de la revista Vanguardia Naciona.
RESUMEN
lógico que pivota sobre tres grandes categorías: soberanía, ética y colombianidad. Como pretensión final del
En la fase actual de globalización económica y con-
artículo se desarrolla una reflexión integrada sobre la
vergencia cosmopolita de los pueblos, concurrimos a
soberanía en tanto eje problemático, como esbozo de
la transformación generalizada de los Estados naciona-
un nuevo entendimiento sobre la misma, todo ello en
les hacia una estructuración multiescalar de poderes
función de preparar una propuesta alternativa de con-
que ha transmutado las relaciones entre lo local y lo
temporaneidad e integración global.
global en una nueva integración político-económicocultural que rebasa a la figura tradicional del Estadonación. Frente a esta progresiva disolución negativa de la soberanía, identidad y autoridad del Estado nacional se hace necesario una reelaboración filosófico-política del objeto en cuestión, por lo que se abordan los paradigmas “espirituales” del Estado desarrollados en la modernidad como vía a la creación teórica de un nuevo Estado ético bajo elementos epistemológicos de la Cuarta Teoría política. Esta concepción se ensalza sobre una reflexión metapolítica a diferentes niveles y en torno a un entendimiento específico sobre el hombre, la historia, el Estado y las identidades colectivas como elementos necesarios para la configuración teórica del nuevo Estado entendido como un gran entramado axio-
INTRODUCCIÓN Sobre soberanía han hablado numerosos autores como numerosas han sido sus visiones y propuestas frente a uno de los elementos más relevantes de la evolución política en la modernidad. Si rastreamos sus nombres no podemos sino encontrarnos con los padres mismos de la modernidad política: Hobbes, Bodino, Maquiavelo, Locke, Rousseau, Sieyès, entre otros. Este concepto esencialmente moderno- tiene multiplicidad de acepciones. Desde aquellos que sostienen que la soberanía está en el pueblo, hasta quienes la comprenden en el Estado; de la concepción de la soberanía por derecho divino devenida en la figura del monarca, a la soberanía que anida en la nación. Aun así, más allá de la di-
versidad teórico-política que con el tiempo ha adquirido
autoridades múltiples en torno a ideas, identidades,
la soberanía, la mayoría de analistas convienen en ad-
problemas de área y mercados, ilegales, étnicas, y de
vertir que la soberanía del Estado-nación en la fase
comunidad internacional
actual de globalización está en crisis, que cuando me-
se ve sobrepasado –por debajo, a lo largo, por encima-
nos esta perturbada y los más moderados hablan de
por grupos e instituciones que condicionan y alteran su
nuevas articulaciones de poder, una soberanía mutada.
otrora soberanía monolítica. Estas entidades van desde
Investigadores como la colombiana Clara Inés Arambu-
la legalidad (DIH, ONU, OEA, OTAN) hasta la ilegalidad
ro Siegert, señalan como las dinámicas de la globaliza-
del crimen internacional (terroristas, bandas armadas,
ción afectan el poder, autonomía y soberanía del Esta-
narcotráfico). De las entidades económicas transnacio-
do. A este respecto la autora indica tres enfoques:
nales como el FMI, el Banco Mundial, y las corporacio-
[2].
En efecto el Estado-nación
1) el debilitamiento de la autoridad soberana del Estado;
nes multinacionales; al ejercicio de la dominación por
2) el refuerzo o fortalecimiento de la autoridad estatal; 3) la
parte de las potencias militares y la hegemonía Esta-
emergencia de nuevas organizaciones de cooperación y
dounidense. En términos culturales el mundialismo o
alianza entre los Estados nación; el surgimiento de ensamblajes conformados con componentes de orden global, y del Estado (…) y de componentes de nivel subnacional (Siegert Aramburo, 2013, p.198).
cosmopolitismo devenido por la integración global del capitalismo y la tecnología de la comunicación se ha desenvuelvo en fenómenos como el multiculturalismo, el turismo masivo, la hiperconectividad, el flujo interna-
Como factores deconstructivos la autora señala citando al sociólogo Michael Mann- el capitalismo global, la sociedad de riesgo, la sociedad civil transnacional, <
>[1]. Además del auge de las
cional de bienes y personas y las migraciones masivas inducidas por la guerra y la desestabilización de las naciones del mal llamado tercer mundo. Frente a este Estado de cosas la nación como integridad cultural y unidad identitaria se acerca progresivamente al mito o espectro fúnebre pues la regla hoy es la open society y el laicismo radical. Surge por lo tanto la necesidad de una nueva reivindicación de la nación y el Estado en la forma de un nuevo nacionalismo como alternativa a la dinámica unipolar de globalización y en función a la visión geopolítica de un mundo multipolar. Nos preguntamos por lo tanto ¿Cuáles deben ser los fundamentos teórico-políticos para la constitución de un nuevo nacionalismo que procure la soberanía política, económica y cultural de Colombia en los tiempos de globalización contemporánea? En el presente ensayo sostenemos que el camino hacia esta nueva soberanía debe ser configurada por el eje primordial: nuevo Estado ético, identidad nacional y comunidad organizada.
El espíritu del Estado: ¿confesional, laico o ético? Identidad nacional, Estado ético y comunidad organizada
Uno de los conflictos capitales en la construcción de los modernos Estados nacionales ha sido la elección
con esta. En el secular o laico por el contrario se procu-
rente ante los sentimientos religiosos de los colombianos. El poder público protegerá a las personas en sus creencias, así como a las iglesias y confesiones religiosas y facilitara la confesión de estas y aquellas en la consecución del bien común. De igual manera mantendrá relaciones armónicas y de común entendimiento con las iglesias y confesiones religiosas existentes en la sociedad colombiana [5].
ra la división del Estado y la iglesia sin imposición de
Paralelamente al modelo de Estado secular se
alguna religión oficial a los ciudadanos. A este conflicto
desarrolla el paradigma ético, intrínseco a la evolución
del clericalismo/anticlericalismo Colombia no fue ajena,
del Estado moderno. Según el filósofo y jurista católico
pues el primer siglo de vida de la nación estuvo condi-
Miguel Ayuso la construcción moderna del Estado se
cionado por la guerra civil entre los partidarios del Esta-
desarrolla a través de cuatro hitos: 1) La ruptura religio-
do confesional –generalmente los conservadores-, y los
sa del luteranismo – división de la gracia y la naturale-
liberales que defendían el modelo de Estado secular.
za. El príncipe debe gobernar como príncipe y no como
Con la victoria de la regeneración conservadora se im-
un fiel de su religión. 2) Ruptura ética de Maquiavelo –
pone la constitución de 1886 donde se concebía a la
división de la moral y la política. El gobierno es consi-
nación como fundamentalmente católica. La iglesia te-
derado en el sentido netamente técnico y se abstrae de
nía un rol central en el ordenamiento social y la educa-
la ética. 3) Ruptura política de Bodino – el gobernante
ción además de contar con exención fiscal y jurisdic-
no depende de otra instancia más que de su espada.
ción eclesiástica. El problema de esta constitución es
Todos los poderes de la sociedad quedan concentra-
que no reconocía la identidad cultural de otras pobla-
dos en la figura del monarca. 4) Ruptura jurídica de
ciones como las indígenas y negras que no adscribían
Hobbes – vaciamiento de la sustancia comunitaria del
al catolicismo como fuente vital de su identidad ances-
orden político por el contrato social [6].
de su constitución espiritual, esto es, si este ha de ser confesional o laico. En el confesional el Estado brinda un espacio central a la religión oficial gobernando según los preceptos morales de la iglesia y de la mano
tral. Se debe además señalar que los derechos de los
El Estado moderno se construyó sobre la pretensión
nacionales estaban en función de su confesión religio-
de alcanzar la neutralidad política negando la morali-
sa y moral, practicando el Estado la censura a quienes
dad cristiana inherente a ella en la época medieval para
consideraba enemigos morales de la patria. Con la
generar un artefacto centralizado de control y orden
constitución de 1991 el Estado cambia de paradigma al
social y no tanto como proyección de las relaciones
asumirse en una “sana laicidad”
sociales comunitarias y los principios morales que les
[3]
que reconoce la li-
bertad de consciencia e igualdad de cultos:
regia. El modelo ideal fue el Estado ético, moralmente
Artículo 19: Se garantiza la libertad de cultos. Toda
neutro pero al tiempo monopolizador y generador único
persona tiene derecho a profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual o colectiva. Todas las confesiones religiosas son igualmente libres ante la ley [4].
de la ética. Si bien Rousseau fue el primer teorizador
Sin embargo la constitución del 91 da un paso adelante al imperante paradigma del Estado neutro liberal. Frente al laicismo radical que pretende negar los valores religiosos y morales de los ciudadanos en la participación política,
del Estado ético, su máximo desarrollador fue Hegel: El Estado es la realidad de la idea ética; es el espíritu ético en cuanto voluntad patente, claro por sí mismo, sustancia que se piensa y se conoce, y que cumple lo que él sabe y como lo sabe. En lo ético, el Estado tiene su existencia mediata, y esta consciencia de si
el Estado reconoce los sentimientos
por medio de los sentimientos, tiene su libertad sus-
religiosos tradicionales de los colombianos en su pleni-
tancial en él, como su esencia, fin y producto de su
tud cualitativa como valor de la consecución del bien
actividad (Hegel, 1968, §257, P.212).
común. Así quedó estipulado gracias a la ley estatutaria 133 de 1994: Ninguna iglesia o confesión religiosa es ni será estatal. Sin embargo el Estado no es ateo, agnóstico o indife-
El Estado es la realización fáctica del espíritu ético de la sociedad civil. La ética ya no es solo una idealidad sino realidad, entidad de hecho que cuenta con
sus propios medios materiales a través del Estado. El Estado, como la realidad de la voluntad substancial que esta tiene en la autoconsciencia particular elevada a su universalidad, es lo racional en sí y para sí. Esta unidad sustancial, es auto finalidad absoluta, inmóvil, donde la libertad llega a su derecho supremo, así como este fin último tiene el más alto derecho frente a los individuos, cuyo deber supremo es el de ser miembros del Estado (Hegel, 1968, P.212).
Debemos entender, el Estado no es entendido aquí como el simple aparato de coacción sino como realización máxima de las relaciones interpersonales en una sociedad concreta. El Estado en Hegel está constituido por tres momentos capitales: El derecho formal (universal abstracto), la moralidad (particular concreto) y la eticidad (universal concreto). El primer momento, el del universal abstracto, corresponde al derecho abstracto o formal que históricamente Hegel ubica en el imperio romano y en la sociedad feudal. El segundo momento, el de la particularización, corresponde a la moralidad. Se trata del particular, miembro de la sociedad civil. Históricamente corresponde a la modernidad en la que aparece el individuo como tal y se desarrolla la moral del individuo, es decir, la moral kantiana, que Hegel se encarga aquí de criticar. El tercer momento es el del universal concreto, es el de la eticidad. Se trata del rico contenido ético del pueblo. Universal y particular se superan en el mundo de las costumbres, los valores, las instituciones, las leyes, finalmente en el Estado. (Dri, 2000, p.220-221).
En el Estado ético hegeliano se sintetiza la idea de derecho formal, que proviene de una concepción genérica del hombre y las relaciones jurídico-sociales, y la moralidad como conciencia particular del individuo, desembocando en las relaciones sociales como reconocimiento mutuo de las voluntades que mediadas por la costumbre y las tradiciones comunes se realizan de manera superlativa en el Estado, entendido este como proyección jurídica de la voluntad del pueblo quien establece así el contenido de su libertad. El Estado es convergencia racionalizada de las voluntades en un contexto cultural específico. Las tradiciones o contenidos culturales son la inmediatez de la idea ética mientras que el individuo a través de su conciencia y emociones es la mediatez de la eticidad. Se trata de la voluntad que es intervoluntad, del sujeto que es intersujeto, del pueblo libre solo en el cual se realiza la razón que es la voluntad racional. La voluntad-razón. El sujeto que es el intersujeto, lo racional en sí y para sí. (Pérez Crespo, 2007) [7].
Este paradigma que convierte al Estado en la socie-
El Estado ético como estructura jurídico social de la colombianidad dad total derivó en los dos primeros totalitarismos: el Estado comunista y el Estado fascista. El primero buscaba la solución de los conflictos de clase a través de la dictadura del proletariado. Según Carl Schmitt el Estado de excepción socialista es un artefacto fundamentado en la filosofía histórica del marxismo cuyo fin máximo es desalojar a la clase capitalista de la evolución de los tiempos y alcanzar así el anhelado fin de la historia, el paraíso humano en la tierra [8]. El Estado ético socialista pretendía abstraerse de la moral cristiana y la religión -opio de las masas según Marx- declarándose no solo ateo sino radicalmente anticlerical, perseguidor de la religión y el nacionalismo. Por su lado el Estado fascista -al contrario de la típica opinión de la historiografía marxista ortodoxa que concebía al fascismo como reacción de la burguesíatambién seguía la línea hegeliana del Estado. La concepción fascista era la del Estado ético totalitario, proyección política institucional de la consciencia histórica de un pueblo determinado. El Estado ético del fascismo no es el Estado agnóstico del liberalismo. Su ética deriva de la espiritualidad, una personalidad que es consciencia, un sistema que es voluntad. El Estado es la voluntad de la nación completa y por ende de su inteligencia (…) El Estado ético fascista, por su forma espiritual, es voluntad. Hablar de sistema es hablar de pensamiento, historia de un pueblo reunido en el fuego viviente de una conciencia activa y actual. El Estado es la gran voluntad de la nación y por tanto su inteligencia [9].
En el Estado se realiza el destino histórico de un pueblo que adquiere consciencia de sí mismo. El Estado es consciencia y es voluntad de la estirpe que se
espacio de la libertad, la elevación de la consciencia
insiste, por métodos clásicos de propagando totalitaria, en que el individuo es la instancia suprema (Dugin, 2017) [10].
nacional a lo universal pero desde su personalidad. El
El Estado neutro deviene en el Estado débil poslibe-
totalitarismo fascista concebía a la nación como pro-
ral que relativiza las diferencias culturales y las nivela
ducto del Estado, por lo tanto este no solo se limitaba a
por lo bajo igualándolas y homogenizándolas al enaje-
regular y establecer normas sino a educar a sus indivi-
narlas de sus respectivos valores morales y poder polí-
duos en una forma cultural específica y restrictiva. El
tico. El modelo radical laicista del Estado en su preten-
Estado alberga toda la soberanía, el monopolio de los
sión de neutralidad niega la identidad axiológica de la
valores y el pueblo simplemente debe reconocerle y
nación y establece un espacio político universalista
subordinarse. Por ello Mussolini en su doctrina del fas-
donde hasta la cultura más ajena al espíritu nacional
cismo dice: “Todo en el Estado, nada contra el Estado,
tiene valor de igualdad a las expresiones culturales au-
nada por fuera del Estado” (1937, p.19).
tóctonas. Al imponer una ética abstractamente univer-
erige en ley. Es la síntesis de los valores y el máximo
Con la caída del fascismo en 1945 y el socialismo
salista que censura sistemáticamente todo aquello que
soviético en 1991, el liberalismo se erige como único
se le oponga, el nacional queda marginado a un extra-
amo soberano de la escena política y económica en
ño en su propia nación. Si sumamos a esta nefasta
gran parte del globo. El modelo máximo del Estado en
ecuación el mercantilismo utilitario y la apoliticidad in-
el liberalismo –aparte de la tesis del Estado mínimo- es
herente al liberalismo, tenemos como única consecuen-
el Estado neutro liberal, que según Ayuso es la degra-
cia lógica la muerte de la soberanía y la identidad de
dación posmoderna del Estado ético hegeliano. El Es-
los pueblos. Si entendemos con Lira (2017) al Estado
tado neutro liberal enajena totalmente del Estado los
como <
valores morales de la sociedad, es el secularismo radi-
ciudadanos (motor) ejercen poder sobre sí mismos y
cal el laicismo negativo. El Estado se afirma como úni-
sobre los demás>> [11] es decir, como el medio a través
ca autoridad moral pero concibiéndose contradictoria-
del cual una nación cultural
mente a sí mismo como amoral. Es el Estado inmoral
político-jurídica
que pretende moralizar a la sociedad civil en una suerte
za el liberalismo a la nación cultural impide que ésta
de religión laica políticamente correcta que vacía lenta-
realice
mente los valores morales del pueblo, minando al tiem-
“autodeterminación de su voluntad”
po su propio fundamento metapolítico. Acá el liberalis-
roba la posibilidad de llegar a ser un auténtico Estado
mo se transforma, en palabras de Aleksandr Dugin, en
nacional soberano.
su
[12];
deviene en una nación
la expoliación del Estado que reali-
gobernanza,
consciencia [13],
y
la
en suma, le
el tercer totalitarismo. El hombre, la sociedad, la econo-
Hasta ahora hemos presentado cuatro paradigmas
mía, el Estado, las identidades solo pueden existir con-
de Estado que en nuestra opinión se muestran nefas-
forme al paradigma liberal individualista y la sociedad
tos o cuando menos obsoletos. El confesional por re-
de consumo.
presentar la injerencia de una institución extranjera en
Por lo tanto, el propio hecho de declarar al individuo como el valor más alto y la medida de todas las cosas (liberalismo) es en sí mismo una proyección de la sociedad, es decir, una forma de influencia totalitaria y de inducción ideológica. El individuo es un concepto social – sin la sociedad el ser humano no sabe si es o no individuo, y si el individualismo es o no el más alto valor- el individuo aprende que él es un individuo, una persona particular, solo en una sociedad en la que domina la ideología liberal, que realiza la función de medio ambiente en la operación. Así que aquello que niega la realidad social y afirma la individual también posee en sí mismo una naturaleza social. En consecuencia el liberalismo es una ideología totalitaria que
la soberanía del Estado. Por tomar un solo aspecto de la realidad humana (la religión) y erigirlo como regla de enculturación nacional, la imposición de un credo. El socialista por comprender la historia y el hombre como dividido en clases en permanente conflicto por los recursos, el materialismo histórico. El ético fascista por reducir la nación al Estado y el hombre a la raza, el Estado totalitario. Y el neutro liberal o laicista por expo-
liar a las naciones de su identidad y reducir la sociali-
Estado se convierte en la suprema instancia de su li-
dad humana a las relaciones de puro interés mercantil,
bertad. En sí mismo contiene todas las relaciones, ten-
el economicismo capitalista. Ante un panorama tan res-
siones y contradicciones de la sociedad, por lo tanto su
tringido de elección política se nos impone la necesidad
deber es de ser el realizador incontestable del orden, la
de buscar un camino radicalmente alternativo y revolu-
paz y la justicia. El Estado es la inteligencia del pueblo
cionario a lo hasta ahora construido. La anterior exposi-
y el pueblo es la consciencia del Estado siendo al tiem-
ción nos ha llevado a considerar que esta vía alternati-
po portador de una misión histórica, una idea civilizato-
va pasa por la renovación del Estado ético bajo un nue-
ria que le anima y la cual promueve. El pueblo como
vo paradigma epistemológico: la cuarta teoría política y
Estado es principio y fin de su voluntad organizada, y
su aplicación al contexto colombiano. A continuación se
por lo tanto solo en el Estado la nación encuentra su
expondrán los materiales básicos para la elaboración
soberanía como realidad total diferenciada en la comu-
de esta nueva teoría política en Colombia.
nidad de los pueblos: su identidad nacional. Según Hegel el individuo era la instancia más pobre
EL NUEVO ESTADO ÉTICO
de la persona en tanto que abstraída de la pertenencia
Para la realización de esta nueva concepción políti-
social solo puede realizar su identidad a través de la
ca debemos rescatar en primera instancia el significado
mercancía. El Estado en sí mismo alberga todas las
de Estado ético en su pura esencialidad conceptual,
organizaciones y relaciones sociales como fases con-
misión por la cual la hemos definido sintéticamente de
secutivas de la realización del pueblo. En el Estado
la siguiente manera:
ético converge la universalidad abstracta, la idea del
El Estado ético es la realización máxima de las virtu-
hombre en sí, y la particularidad concreta, el ser para-sí
des y valores que erige un pueblo en la forma de su ley
en la moralidad de la consciencia individual. El resulta-
suprema. Esta ley es autoconsciencia y racionalidad
do es la universalidad concreta, el ser racional en sí-
superior de su ser como pueblo, es decir, como huma-
para-sí, la eticidad en su plenitud que se realiza en los
nidad en un espacio y tiempo específico devenida en
valores, códigos, costumbres, lenguaje, instituciones,
instituciones, usos, valores y costumbres únicas. En el
leyes, y tradiciones de un pueblo particular cuya máxi-
Estado ético converge en superación dialéctica su parti-
ma expresión es el Estado: síntesis suprema de lo uni-
cularidad como pueblo y su universalidad como huma-
versal y lo particular. En el sentido de la eticidad cada
nidad. En la ética el pueblo encuentra el sentido de su
pueblo encuentra su ethos, el hogar de su ley moral. En
ser, en la tradición el motor de su perpetuación, en la
oposición al modelo absolutista o imperialista que
razón la dirección de su progreso, en la ley la estructu-
aplastaba al individuo en beneficio del Estado, o el libe-
ra de su organización, y en la fuerza su realización en
ral que subordina la comunidad política al individuo, en
el mundo. Síntesis de los valores supremos del hombre
el Estado ético los intereses del individuo se ven reali-
y la alteridad axiológica del pueblo, el Estado compren-
zados al pertenecer a una comunidad política.
de todas las expresiones del espíritu nacional, por lo
METAPOLÍTICA Y CONFIGURACIÓN TEÓRICA
tanto es la instancia más alta de la persona en su ser
DEL NUEVO ESTADO
comunitario e histórico. En cuanto ético, el pueblo comprende su ley existencial, y en cuanto Estado, la organización institucional de su voluntad. Como unidad total de los espíritus, el Estado no es ya solo un simple artefacto sino interprete máximo de la voluntad integral de la nación y en tanto voluntad devenida en derecho el
La creación de este nuevo paradigma del estado colombiano se basa en la articulación multiescalar y vertical de tres niveles metapolíticos: 1) el universal metapolítico conformado por una concepción total del hombre y la historia [14]; 2) el metapolítico nacional que comprende el espíritu y la identidad de la nación; 3) el
metapolítico estatal o fundamento filosófico-político del
pre está construyéndose a sí misma como posibilidad
Estado ético. A su vez de estos tres niveles surge una
infinita. No existe el ser por fuera del hombre pues el
axiología propia que se sintetiza en el estado ético na-
hombre es el portador del ser como ente que conoce,
cional.
valora y pregunta por el ser mismo.
1-Universal Metapolítico: está constituido por una compresión específica del hombre y la historia, que en el caso que nos convoca concebimos en el marco de una cuarta teoría política.
El Dasein es, según Heidegger, el ser humano entendido como “ser-ahí”, como único ente capaz de preguntar por el ser y que es a la vez ser-en-el mundo, ser-en-el tiempo y ser-con-los otros (Alsina Calvés, 2017) [15].
Al tiempo el hombre no existe por fuera del mundo
El hombre: En términos de la noción antropológica
como absoluto diferenciado, sino embebido de relacio-
ya no entendemos al hombre en el sentido del individuo
nes con otro: el mundo, sus leyes y las cosas; la histo-
cartesiano o el buen salvaje de Rousseau; el hombre
ria y sus condiciones; la comunidad, sus códigos y
esencialmente como individuo que funda el individualis-
afecciones.
mo de la primera teoría política, el liberalismo. No es tampoco el hombre-clase del marxismo, aquel que era determinado en cuerpo y alma por su posición en el sistema total de la producción económica y la lucha de clases del materialismo histórico, concepción antropológica de la segunda teoría política, el socialismo. En
El ser-en es un constituyente fundamental e irreductible de nuestra existencia (…) En primer lugar el Dasein no es una “cosa”, no es un ser dado y concluso, sino que es proceso, existencia, drama. Parafraseando a ortega “no tiene naturaleza (más que la biológica) sino historia”. Pero al ser-en-el-mundo esta enraizado en una familia, en una comunidad, en un territorio, en una tradición, en una historia. No es anterior a estas realidades, sino que estas forman parte del mundo, y el Dasein es el ser en el mundo (Alsina Calvés, 2017).
cuanto al nacionalismo tercerposicionista o tercera teo-
En estos términos descubrimos al hombre como
ría política la concepción del hombre es un poco más
esencialmente colectivo, arrojado al mundo como presa
variada según el movimiento nacional que la elabore.
de las condiciones socio-históricas que conmueven su
Aun así se podría reducir su antropología a la fórmula
obrar. El lenguaje, la familia, los otros, el orden político
del hombre como producto de la nación, el Estado o la
y social pre-existen al individuo, moldean su forma de
raza. Individuo, clase, o nación-raza todos estos para-
concebir y ser en el mundo situándolo en un lugar y
digmas antropológicos convergen en un patológico re-
tiempo específico. Estas condiciones se realizan en su
duccionismo materialista que fragmenta al hombre y lo
consciencia pero al tiempo este a través de su libre
explica de manera unidimensional desde alguno de sus
voluntad modifica las mismas. Por lo tanto es individuo
aspectos constitutivos y no desde la integralidad de su
a la vez que comunidad, es sujeto y objeto, animal y
ser. Frente a estas tres vías erigimos la comprensión
ser racional-espiritual al tiempo, es amo y esclavo. El
total e integra del hombre que se realiza en el concepto
hombre es <>, <>, <
filosófico del “Dasein” Heideggeriano: el ser-ahí. El Da-
otros>> Daseins, seres en situación. No debe interpre-
sein alude a la existencia situada que se desarrolla en
tarse esta existencia situada como condicionamiento
un complejo entramado de circunstancias históricas. El
total. Las cosas no poseen el ser en sí mismo, este
hombre existe en situación, es decir, en relación con
solo es cualidad privativa del hombre como Dasein que
aquello que lo rodea y posibilita su existir. No existe
al significar las cosas configura al mundo. Es así que
una radical diferencia entre el hombre y el mundo como
en su infinita capacidad creadora la libertad se revela
sostenían la metafísica clásica y la teología cristiana; el
como rasgo consustancial de la humanidad. La raza, la
ser no es ente absoluto, indeterminado y metafísico. El
nación, la clase, la familia, el lenguaje etc. conforman
ser del hombre no es inmóvil y finalizado de una vez
las situaciones en las que se vive el hombre, pero estas
por todas, por el contrario el hombre es proyecto inaca-
no son condicionantes absolutas de su ser, su existen-
bado –solo se acaba en la muerte-, voluntad que siem-
cia no se reduce a alguno de estos factores, por el con-
trario, es unidad que supera la suma de sus partes, sintetizadas en su libre voluntad. Esta libertad no debe ser entendida en el sentido liberal clásico como total ausencia de coacción, idea expresada en el abstracto “hombre en estado de naturaleza” cuya existencia precede lo social; sino. como perfectibilidad de la voluntad. El hombre tiene una segunda naturaleza que es el mundo de la cultura y que es su dimensión más propia y para y por la cual ha evolucionado. Solo a través de los otros, la vivencia del lenguaje, la razón y las instituciones puede llegar el hombre a
La revalorización axiológica de lo que fuimos fundamenta el principio de lo que somos
ser verdaderamente tal más allá de su simple condición animal. Es el segundo nacimiento -según la expresión de Savater- donde lo verdaderamente humano sale al mundo y por lo cual no solo se percibe como sujeto de la cognición/acción propia, sino que llega a tomar control de sus facultades en un proceso de necesaria coexistencia como fundamento de la verdadera libertad, tarea que trasciende las veleidades del impulso pasajero. Solo en la medida en que el hombre se discipline y alcance la plenitud de sus facultades físicas, morales y espirituales podrá ser libre. Cómo expone el idealismo actualista: El hombre desnudo de contactos humanos en el mítico estado de naturaleza, es el hombre privado de la humanidad misma. El hombre se desarrolla como hombre a través de contactos interpersonales. Pero hasta los más primitivos contactos humanos necesitan de una sujeción a disciplina, un reconocimiento de la ley, una asunción de obligaciones. La comunicación más elemental entre hombres, por poner un caso extremo, necesita de una sujeción a una disciplina, la disciplina formalizada en el lenguaje. Pocos se atreverían a defender que la sumisión a tal disciplina sea una rendición real de la libertad, pues en la sumisión a esa disciplina y el reconocimiento de las leyes implicadas en el empleo del lenguaje el individuo es fiel a su ser esencial a su verdadera humanidad (A, James Gregor, p.89).
men, nos ubicamos en una concepción antropológica esencialmente espiritualista, integral en todas sus dimensiones (social, individual, física, mental, histórica) donde el hombre existe en situación y su libertad es una tarea moral de conquista. La historia: se hace necesario exponer las grandes categorías de tiempo histórico que se han creado: el tiempo cíclico y el tiempo unidireccional (o lineal parabólico). El tiempo cíclico es la noción de la historia que predominaba generalmente en las religiones paganas. La
historia
era
la
concreción
de
fases
vitales
(nacimiento, ascendencia, decadencia y muerte) que se repetían eternamente. En el eterno retorno cada acontecimiento no es nuevo o autentico en sí mismo sino el regreso perpetuo de las mismas condiciones históricas. En el tiempo lineal-parabólico o unidireccional por su lado, la historia es la sucesión continua de eventos nuevos movilizados teleológicamente desde un origen, pasando por el auge hacia un destino final sin retorno o vuelta atrás, esta es la concepción histórica que rige la
La libertad se realiza en un medio social lleno de otras
escatología judeo-cristiana. Esta visión evoluciona en la
voluntades, por lo tanto la libertad plena se realiza en
modernidad al paradigma secularizado de la historia,
tanto reconoce a través de la moral la libertad del otro.
sintetizado en la noción –ideología- del “progreso histó-
Esta es una concepción donde el descubrimiento y res-
rico” enarbolado por el liberalismo y el marxismo. Para
peto reciproco de las voluntades funda un verdadero
ambas ideologías el hombre evoluciona constantemen-
espacio de libertad individual y colectiva. Solo se puede
te hacia estados cada vez más perfectos de civiliza-
ser libre en un ambiente social que garantice la seguri-
ción, el pasado es despreciado como barbarie y la meta
dad en una dialéctica que consiste en la autolimitación
es la creación del paraíso en la tierra, el retorno al
como fundamento de una libertad aumentada. En resu-
“Edén”. Esta historiografía se revela en la modernidad
como el utopismo liberal-socialista. En el socialismo es
Aparte del biológico-físico el histórico es el tiempo más
mucho más marcada esta teleología histórica: la histo-
propio de la humanidad. No habrá fin de la historia en
ria es la sucesión de estadios de sistemas productivos
tanto el hombre exista, ni tampoco está determinada
donde el hombre se libera progresivamente de la alie-
metafísicamente sino que es producto y principio de la
nación económica, la explotación del hombre por el
humanidad. Al hablar del hombre implícitamente referi-
hombre. De la etapa prehistórica a la barbarie, del feu-
mos a la diversidad en las formas de ser por lo cual
dalismo al mercantilismo, del capitalismo hacia la uto-
cada civilización posee su propio “tempo” o ritmo de
pía socialista. El partido comunista se presenta como
existencia histórica.
mesías que redimen la historia (pre-historia para Marx)
La temporalización se manifiesta en la diversidad de
en el “paraíso comunista”. Esta escatología secular del
los modos de ser. A la inversa, la diversidad en el Da-
marxismo es herencia tanto del protestantismo como
sein y los modos de ser entraña una diversidad en los
de la filosofía histórica hegeliana que predicaba el fin de la historia como una época de sistematización generalizada de la humanidad en la razón perfeccionada. Para decepción de los marxistas este “fin de la historia” no la declaró el socialismo sino el capitalismo liberal y su victoria en 1991 como promesa de único modelo económico exitoso en traer libertad y prosperidad material a la humanidad. Por lo pronto no existen pruebas empíricas de un progreso histórico determinado metafísicamente y por fuera la voluntad y las dinámicas sociológicas del hombre, no existe un telos histórico cómo fin de la historia tal cual lo celebró Fukuyama en su famosa obra apologética del capitalismo y el neoliberalismo globalizado [16]. La concepción de la historia por nosotros entendida como más coherente es aquella ligada al concepto anteriormente mencionado de Dasein. El hombre es en situación, esta imbuido en unas condiciones históricas específicas y por lo tanto su ser-ahí muta según su situación espacio-temporal en el zeitgeist hegeliano o espíritu epocal. La condición fundamental del ser es el tiempo pues el ser en el hombre es siempre posibilidad y proyecto: El ser del Dasein solo puede ser entendido si se le contempla como un drama que se desarrolla por el tiempo (y no en el tiempo), y es constituido por ese tiempo, a la vez que el tiempo es constituido por el Dasein (…) El Dasein es ser-en-el-mundo y ser-en-eltiempo, lo que implica su historicidad y que su esencia coincida con su existencia (Alsina Calvés, 2017).
El hombre se hace en la historia y por la historia pero él es el único –en nuestra visión secular- constructor de la historia, su ser es esencialmente histórico.
modos de temporalización (Alsina Calvés, 2017).
Paralela a la historicidad del Dasein reivindicamos en nuestra tesis la concepción capital de la reversibilidad de la historia expresada en dos teorías: la esfericidad del tiempo histórico de Giorgio Locchi, la teoría ocasionalista sostenida por Aleksandr Dugin
[17].
La
concepción esférica del tiempo histórico que inspirada en Van der Bruck sostiene Locchi propone una tridimensionalidad de la historia en tanto que las dimensiones del tiempo (pasado, presente, y futuro) se realizan enteramente en la dimensión de la conciencia humana como unidad indisoluble. ¿Qué es la conciencia humana, en tanto que lugar de un tiempo inmediatamente dado a cada uno de nosotros? Es, sobre la dimensión personal de lo acaecido, memoria, es decir, presencia del pasado; es sobre la dimensión de la actualidad, presencia del espíritu para la acción; es sobre la dimensión del porvenir, presencia del proyecto y del fin perseguido, proyecto y fin que memorizados y presentes en el espíritu, determinan la acción en curso (Locchi, 1990, p.31) [18].
La historia que para usos de representación se entiende de manera lineal como lo devenido, lo actual y lo por devenir, en realidad se viven como una existencia presente en la conciencia personal pero que está integrada en sus tres dimensiones. La tesis nominalista de Locchi plantea que la historicidad de cada existencia se basa en una elección libre de la misma y que acarrea la configuración en tiempo presente del propio pasado y futuro de forma simultánea dada la unidad de las dimensiones históricas en la conciencia. La elección del pasado existe en relación con el proyecto del porvenir (…) la elección de lo devenido no es otra cosa, por así decirlo, que la memoria misma del porvenir proyectado y a la vez la actualidad que en el
revive, vive y se apresta a vivir (Locchi, 1990, p.32).
En otras palabras, elegir un origen histórico significa al tiempo escoger un proyecto de futuro, una visión de futuro implica concebir una ascendencia histórica específica. Esta elección de la propia historicidad fundamenta una actitud vital donde el tiempo no es concebido como destino fatal –tal como se revela en la concepción unidireccional- sino que fluye en cualquier dirección. De esta forma el pasado no solo no se presenta como determinación absoluta del destino personal, sino también, lo acaecido no tiene la necesidad de desecharse en el olvido en función del progreso perene, todo estriba en la voluntad de historia del hombre quien decide el curso de su devenir. Esta libre direccionalidad por ejemplo, le permite al hombre “preservar”, “recuperar”, “devolver” a la vida lo que se creía desterrado de la historia regenerándola como un nuevo inicio (Ex Novo).
Más que hablar de un “retorno” de la
historia en un sentido literal es recrear o regenerar el pasado como proyección a futuro: <> [19]. Complementario a la tesis de la esfericidad del tiempo histórico la propuesta ocasionalista de Dugin refuerza la postura reversalista de la historia. El ocasionalismo es la alternativa critica a la ideología dominante del progreso histórico reforzada por la idea hegeliana del espíritu absoluto que ha alimentado metapolíticamente a las ideologías políticas de la modernidad. Este concepto finalista o lo que podríamos llamar una soteriología teleologicista de las tres principales teorías políticas de la modernidad, de acuerdo a Dugin, es lo que no permite alcanzar una categoría de pluralismo político, ya que la idea de modernidad ha sido enfrascada en una unidireccionalidad de la historia y una irreversibilidad del tiempo. Retornar a una etapa o estadio anterior se manifiesta como una idea de retroceso y obstáculo a la modernización, cuando en realidad la misma idea de progreso y modernización es en sí relativa y no absoluta (Lira, 2018, p.32).
Relativa y no absoluta en tanto que la moderniza-
absoluto de la historia [21]. Estas categorías forman parte de las nociones epistemológicas de los pueblos, y son más bien entendidas por Dugin como conceptos y preconceptos dentro de un logos diferenciado. En tanto que elecciones de la voluntad –como expone Locchise realizan dentro del desarrollo cíclico material y espiritual que rige la evolución socio-histórica de las comunidades humanas. Una civilización nace, se desarrolla y muere en relación con la vitalidad creativa de las categorías –conceptos, preconceptos- que conmueven su obra y pensamiento. Esta visión de la historia tiene por ventaja tanto la tolerancia de la pluralidad política, como la preservación o retorno de la herencia histórica por cuanto las categorías e ideas históricas pueden surgir y resurgir sin el condicionamiento de un telos histórico. 2-Metapolítico nacional: está constituido por el contenido ético del pueblo expresado en sus valores, tradiciones, costumbres, códigos, raíces, usos, creencias, conocimientos, instituciones, lenguas, principios, leyes etc. Así mismo como por la consciencia del desarrollo histórico de la nación, sus factores constitutivos, patrimonio, problemas y necesidades. Es el espíritu del pueblo, el volkgeist hegeliano, forjado por las condiciones específicas de su historia, en suma la identidad de la nación. Por lo tanto en materia de identidad simbólica y características axiológicas cabe preguntarse ¿Cuáles han sido los principales componentes culturales que han configurado los rasgos identitarios de la nación colombiana? Sin duda alguna la respuesta se haya en las tres grandes matrices civilizatorias que han interactuado históricamente en la construcción de la cultura nacional: la hispánica europea, la indígena americana, y la africana. Como sabemos el hoy territorio colombiano estaba habitado por diversidad de etnias indígenas que pueden agruparse en tres grandes familias lingüísticas: Chibchas, Caribe, y Arawak. Con la conquista y colonización europea inicia un proceso de dominación, conversión e integración de las etnias indí-
pero dentro del desa-
genas al imperio español entendido este como expre-
rrollo de una civilización concreta, y no como sentido
sión de la cristiandad y por ende de occidente. La cos-
ción y el progreso son reales
[20]
movisión panteísta indígena queda absorbida y mimeti-
nación? y a la cual Lira nos responde bajo conceptos
zada en menor o mayor grado al paradigma de civiliza-
puros en la forma de dos acepciones: nación cultural y
ción occidental, al monoteísmo judeo-cristiano, al mer-
nación jurídico-política [22]. La primera expresada some-
cantilismo, la filosofía, la ciencia y al derecho hispano-
ramente la define como una comunidad histórica unifi-
romano. El tercer elemento identitario es la población
cada por una cultura común y rasgos identitarios –raza,
africana traída en calidad de mano de obra esclava
lengua, etnia- compartidos. La segunda es la integra-
para trabajar la minería y los campos. Proveniente del
ción de esta comunidad bajo un orden político propio
áfrica subsahariana esta población se asentó principal-
que expresa su voluntad a través del derecho y la cons-
mente en el caribe, la costa pacífica, Antioquia y valle
titución nacional. Por lo tanto ¿cómo comprender la
del cauca. Bajo el liderazgo civilizatorio de la hispani-
existencia de una identidad nacional colombiana? si
dad, blancos, mestizos, indios y negros construyeron,
aparte de las vicisitudes del proyecto nacional, su com-
en el marco de relaciones complejas y jerarquizantes,
posición cultural es de un variopinto contraste de socie-
la sociedad colombiana en sus distintas fases de mo-
dades, algunas veces antagónicas entre sí, derivando
dernización. Dado el agudo descenso demográfico de
en lo que expresa Lira como “trastorno de identidad
la población indígena, su organización más primitiva
múltiple poli-fragmentada” [23]. Los varios proyectos his-
frente a los imperios inca y azteca, la geografía diversa
tóricos de construcción de identidad nacional han gira-
del territorio y las dinámicas socio-raciales del periodo
do en torno al hispanismo conservador, el modernismo
colonial, la joven nación colombiana se ha configurado
anglo-afrancesante
como un país esencialmente mestizo, multipoblacional,
izquierdista de las identidades subalternas del indige-
acrisolado culturalmente y regionalista, expresado ge-
nismo y afrocolombianismo proletario. Pero al momento
néricamente en el campesino pobre y católico. Durante
estos discursos solo han reivindicado una identidad
los doscientos años de historia republicana, la cons-
colombiana univoca, fragmentada y sobretodo en per-
trucción del Estado-nación se ha visto truncada por
manente conflicto intestino, pues son incapaces de
fenómenos como el caudillismo, el regionalismo, el ga-
concebir un proyecto identitario integral, conciliativo y
monalismo clientelista, la partidocracia bipartidista, la
positivo que armonice de forma unitaria la diversidad
violencia social, la concentración usurpadora de la tie-
cultural de la nación. Ante la imperativa necesidad de
rra, el narcotráfico y el conflicto armado. En efecto he-
este proyecto identitario se presenta como alternativa
mos construido un Estado débil, una sociedad anómica,
viable
una economía rezagada pero principalmente una
“Crisolismo” [24]:
“identidad nacional” ambigua, superflua, fragmentada y sobre la base del desconocimiento profundo del devenir histórico y de la integridad de las vicisitudes de la sociedad colombiana, en suma, una falta de consciencia histórica de su volkgeist que en el actual panorama de globalización se profundiza estrepitosamente como desarraigo de la identidad comunitaria y situada, generando lo que Heidegger nos advertía como el olvido del ser, en nuestro caso, del ser colombiano. El resultado es la incapacidad de construir un fecundo proyecto de nación prospera, unitaria, ordenada y soberana. Retornamos necesariamente a la pregunta de ¿Qué es la
y
liberal,
coherente
la
y
el
discurso
naciente
teoría
neo-
del
(…) Esta nueva teoría política –que trata de enarbolarse como la superación que hay de negativo en las anteriores teorías, rescatando lo mejor de todas para crear un nuevo concepto ya ajeno a las mismas- resume el espíritu nacional en un neologismo creado para dichos efectos y que se compone a su vez por una dicotomía consustancial conformada por la acción conjunta entre nacionalismo y democracia, ya desde la praxis popular son entendidos como medios o vehículos para la superación de todos los viejos esquemas y/ o fantasmas (indigenismo, hispanismo, liberalismo, comunismo, fascismo, etc.), en tanto su esencia pragmática y metapolítica se ajusta a las nuevas necesidades de una nueva teoría política peruana. Esta síntesis de nacionalismo y democracia, se enarbola con el nombre de crisolismo, en alusión precisamente, a que la sociedad peruana se configura como un crisol de ideas, etnias y culturas, que con lo mejor de sus particularidades conforma el concepto de peruanidad, como superación de las fragmentaciones propiciadas por
todas las teorías ya mencionadas. Siendo así que ya no se habla de indigenismo o hispanismo, sino de peruanismo (Lira, 2017, p.9).
El crisolismo es una incipiente teoría científica y filosófico-política que pretende superar en la metodología de la síntesis dialéctica y en el marco de la cuarta teoría política, uno de los principales factores problemáticos en la consolidación de las identidades nacionales latinoamericanas: el multiculturalismo mestizo. A diferencia de clásica dicotomía hispanismo-indigenismo
venido generando una conciencia colectiva en acción, que va mucho más allá del posliberalismo (tercera vía), el posfascismo (Alt-Right), y el posmarxismo (progresismo), y que espera realizarse en una teoría práctica a nivel nacional. Por tal razón se formula el proyecto de iniciar la construcción de una cuarta teoría política colombiana, basada exclusivamente en los hechos circunstanciales sociopolíticos y económicos en las que se ve inmerso Colombia, porque solamente logrando manifestar la única cohesión de la nación en conceptos puros y universales, como planteará esta teoría, basada en la unidad identitaria y las demandas del pueblo colombiano, que llamo “colombianidad”, estaremos ad portas de un hecho genuino para el colombiano y toda la nación (Ubaque, 2018) [25].
que reivindica un modelo identitario lisiado, el crisolis-
Esta colombianidad entendida como crisol de cultu-
mo comprende la identidad nacional como síntesis ar-
ras, estilos y formas de ser nación, aún permanece ex-
mónica de las principales matrices civilizatorias que
presada como una idealidad fragmentada pero no co-
han construido históricamente las naciones latinoameri-
mo una realidad inmediata en la forma de un destino,
canas contemporáneas. El crisolismo se erige sobre la
consciencia, sentir e identidad común. Parafraseando a
base del reconocimiento y la exaltación de la identidad
Álvaro pablo Ortiz (2016) no hemos logrado hacer de la
mestiza que se afirma –además- en el enraizamiento
expresión “unidad en la diversidad” más que una frase
en la herencia de las civilizaciones que han integrado
de cajón
su ser. En el caso de lira esta unidad es expresada sin-
unidad? En este punto entra en escena el siguiente
téticamente como Peruanidad.
nivel metapolítico.
Es la andinidad nuestro padre, pero a su vez la europeidad y en ello, la hispanidad nuestra madre, ambos componentes indisolubles de lo que llamamos peruanidad. No somos españoles, aunque algo tengamos de ellos, tampoco somos Incas, aunque algo tengamos de ellos, sino peruanos (Lira, 2018, p.7).
En el crisolismo solo se puede entender la identidad mestiza en la afirmación de sus raíces ancestrales ahora situadas en la historia en una nueva forma civilizatoria. El crisolismo no es homogenización desarraigante sino por el contrario afirmación transcultural que articula la diversidad en una unidad de destino. Tomando apunte de este proyecto y afirmándolo como positivo, el nuevo discurso identitario colombiano debe construirse sobre la base de su propio crisolismo tomando la forma sintética de colombianidad: unidad de la hispanidad, andinidad y africanidad. Es una nueva empresa que ya empieza a tener precedentes en jóvenes autores como Ubaque que elaboran un nuevo abordaje de la colombianidad en el marco de la cuarta teoría política: La disputa entre el poder legislativo y el ejecutivo por el control al Gobierno ha enseñado que en Colombia el sistema republicano fundado en 1819 ha llegado a su fin. La corrupción endémica del sistema durante casi dos siglos de república ha generado plutocracia, desgobierno y corrupción. Es hora de fundamentar la “colombianidad” como teoría política. No obstante, la misma descomposición de la política y el Estado ha
[26].
¿Cómo transformar esta diversidad en
3-Metapolítico estatal: como hemos mencionado nuestra idea de Estado es el paradigma ético hegeliano descrito líneas arriba. El Estado ético es pues la suprema síntesis de los valores de un pueblo erigida tanto a máxima ley política como moral y existencial. El Estado como la instancia suprema de la autoridad política subsume todas las relaciones, costumbres e instituciones del pueblo y las supraordena en una realidad orgánica total en función de alcanzar la plena autarquía funcional. Pero el Estado no es solo instrumento del orden sino también conciencia e inteligencia del pueblo. La ley política y el ordenamiento institucional existen en función y subordinadas a la ley moral o ethos de la nación. El Estado convierte la eticidad como fenómeno ideal a plena realidad inmediata a través de la interpretación y el ordenamiento de las escalas axiológicas. Como máxima realidad ética culminada, la persona, la familia, el trabajo, el sindicato, la corporación, la academia, la religión, se comprenden como fases intermedias de desarrollo ético-político cuyo fin último es el Estado entendido este como portador de una misión histórica. Por lo tanto el Estado en nuestra teoría política es la
columna que vertebra los otros dos órdenes metapolíti-
situamos en una concepción sofocrática del Esta-
cos (universal y nacional) en la unidad de valores sinte-
do. El fundamento racionalista no solo existe en nues-
tizada en el Estado nacional. En este punto debemos
tro sistema axiológico como fundamento ordenador del
preguntarnos ¿cuál es la cualidad que da al Estado su
derecho y la estabilidad social, sino también como inte-
vocación de aglutinar diversas escalas axiológicas en
ligencia que se auto conoce. En el estado y sus institu-
una unidad ético-política?
ciones científicas culturales el colombiano debe hallar
3.1-Fundamento Racionalista del Estado: según
el contenido de su consciencia histórica nacional, base
nos expone Lira, uno los fundamentos metapolíticos de
fundamental para cualquier transformación social hacia
la teoría crisolista es la relación existente entre filosofía
los puertos del desarrollo nacional integral. En la inteli-
y política. Desde los clásicos y más aún desde los mo-
gencia del Estado el colombiano encuentra el saber de
dernos teóricos de la política, la filosofía mantiene una
su historia, su presente y su devenir; de sus virtudes
relación con la política como un deber ser, una sistemá-
pero además de sus defectos. La razón es voluntad
tica que ilumina el correcto proceder de la política en-
correctiva del pathos de la sociedad colombiana. En el
tendida esta como arte o doctrina que tiende a la orga-
autoconocimiento proporcionado por la inteligencia del
nización de las sociedades humanas. El objeto central
Estado la nación desarrolla su perfeccionamiento.
de esta relación es la conducción de los asuntos humanos según el orden más racional posible. El estado natural de las relaciones humanas en sociedad, la intersubjetividad, es por lo general de irracionalidad, funda-
La relación, en la tesis filosófico-política, entre el individuo, sociedad y Estado, seria de evolución de la consciencia política, entendida esta última como toma de decisiones para el perfeccionamiento y evolución de la característica individual y colectiva del ser humano, y al Estado como máxima expresión de dicha complejidad ascendente (Lira, 2017, p.16).
mentada en sentimientos, costumbres, y dinámicas
De la virtud razón deviene el segundo elemento capital
psicosociales de masa. El resultado lógico es una idea
de la teoría crisolista Liriana, “la identidad nacional”
justicia basada en el capricho y la aleatoriedad del jue-
comprendida como reconocimiento de la mismidad en
go de fuerzas desiguales. En la razón –expresa Lira
la otredad, y por lo tanto de la consciencia sobre el
basado en Spinoza y Rousseau- la comunidad humana
otro. Basado en el concepto del volkgeist hegeliano o
encuentra la concordia, la seguridad y la paz, además
espíritu del pueblo, Lira entiende la identidad nacional
de la autonomía y la libertad
En la razón el Estado
como auto reconocimiento de la yoidad en la alteridad
encuentra el sentido de su existencia, tanto como orde-
del otro en el marco de una comunidad especifica. La
nador y garante supremo del derecho, como institución
yoidad es el reconocimiento del sí mismo como diferen-
racionalizante del hombre y sus relaciones. A través de
ciado del resto de las yoidades de los otros, es la iden-
los códigos, las normas y la coacción el Estado cons-
tidad individual. Más los contenidos de esta individuali-
truye el ambiente estructural racionalizante de las rela-
dad son abstraídos de un contexto social especifico,
ciones comunitarias como garantía de la perfectibilidad
por lo que los individuos de esta comunidad comparti-
humana, la estabilidad y la armonía del orden social [28].
rán marcos referenciales comunes, esto es, la eticidad
Este fundamento racionalista (filosófico y científico) del
del pueblo, sus valores, códigos, principios y normas
Estado le da la capacidad de interpretar los valores y
que configuran el geist o espíritu. Cita Lira de Hegel:
[27].
necesidades de la comunidad histórica estableciendo un orden jurídico, una justicia y una educación por y para sus ciudadanos. En nuestra idea del Estado, el pueblo –entendido de manera cualitativa- es el fundamento moral del Estado ético, mientras la razón es el fundamento del gobierno en tanto que nos
El yo, como identidad universal y particular, solo puede ser comprendido a partir de la unidad de un espíritu que engloba la identidad de un yo como otro que no es idéntico con el mismo. El espíritu es la comunicación de los individuos singulares en el medio universal (…) Todo ello nos permite aseverar que la identidad nacional, desde un enfoque netamente hegeliano, está sustentada en la autoreferencialidad del yo en el otro, base para el concepto de volkgeist, como plasmación fenoménica del espíritu de la historia, en tanto referen-
cia a una comunidad o espíritu comunitario, es decir, de una sociedad en su conjunto (Lira, 2017, p.13).
social y sobre los cuales la justicia realiza su función de
El Estado por lo tanto es el reencuentro de las per-
organización a través de una dupla de valores por cada
sonalidades colombianas a través de la razón, la ética y
nivel. La coexistencia como circunstancia: donde el
la consciencia histórica impartida a sus ciudadanos y
otro aparece frente a mí solo como componente del
conforme al método crisolista.
mundo exterior, es la otredad percibida como indiferen-
3.2-Fundamento Axiológico-jurídico del Estado:
te, protectora o a amenazante. Acá la justicia opera con
es el conjunto de valores que determinan la construc-
los valores del orden y la seguridad. La coexistencia
ción de un sistema de derecho. Junto a la ontología
en cuanto personas: la relación con el otro y su alteri-
jurídica y la filosofía jurídica existencial, la axiología
dad se realiza en el marco de lo personal.
jurídica es la rama de la filosofía del derecho que estu-
es significativo tanto por su valor de comunión como
dia las escalas de valores que subyacen a todo ordena-
por su disrupción enemiga. La justicia en este nivel se
miento jurídico y por lo tanto el contenido ético-moral
expresa en el poder como dominación del conflicto, y
del derecho. Comprende la relación que existe entre los
la paz como producto de dicha dominación, el restable-
valores y sus contenidos como constructores de un
cimiento de la comunión. La coexistencia en cuanto
sistema particular de derecho. A su vez es un campo
sociedad: el máximo desarrollo de la co-existencialidad
de la ética que estudia los valores jurídicos y que se
es la comunidad, la unión de los individuos por lazos de
expresa generalmente como teoría de la justicia, enten-
reciprocidad y solidaridad, valor de justicia en el cual
dida ésta como supremo valor que subsume y encabe-
los individuos se reconocen como parte de un manco-
za los demás valores del plexo axiológico
El com-
munidad, y reconocen en la alteridad del otro su mismi-
ponente axiológico-jurídico del derecho es el funda-
dad. Cuando el otro no pertenece a mi comunidad y no
mento ético del Estado y su ordenamiento conforme al
comparte mis lazos de solidaridad puede generar sece-
valor supremo de justicia. Para el jurista y filósofo del
sión o disolución por lo tanto el valor a promover es la
derecho argentino Carlos Cossio <
cooperación. Es la construcción de una empresa co-
presa como un conjunto de seis valores básicos para la
mún, donde los individuos encuentran una norma com-
vida social: el “orden”, la “seguridad”, la “paz”, el
partida, el extraño vuelve a ser mi próximo. La justicia
“poder”, la “solidaridad” y la “cooperación”. De acuerdo
como valor total se realiza en cada uno de estos valo-
con ello es posible evaluar el grado en que una socie-
res, tanto a nivel subjetivo-emocional como principio
dad se realiza según sea su capacidad para preservar
ético del individuo, así como valor objetivo de la co-
el orden y garantizar la seguridad, promover la paz y el
existencialidad en la norma social. Es la eticidad de la
poder, fomentar la solidaridad y conducir la coopera-
justicia. De la mano de Cossio y como señalamos lí-
ción>>
La justicia es para Cossio el concepto que
neas arriba, solo una sociedad se puede desarrollar
expresa de forma plena el sentido ontológico de la exis-
a plenitud y alcanzar destinos superiores si realiza
tencia
de forma total la idea de justicia como principio y
[30].
social:
la
co-existencialidad,
[29].
la
vida
co-
existenciada. La justicia entonces busca el entendi-
El otro me
destino de su existencia.
miento, el acuerdo, la equidad, el equilibrio de la orga-
3.3-Fundamento libertario del derecho nacional:
nización social. Y se expresa en el valor de la juricidad
con este punto aludimos a la reflexión ontológica del
como cualidad de una sociedad para organizarse en su
derecho que pregunta por el ser del mismo y a la reali-
sentido de lo justo. A su vez este sentido ontológico de
dad que este refiere, es decir, cuál es su origen y fun-
la co-existencialidad se revela en dos dinámicas fun-
ción en la existencia social del hombre. Frente a esta
dantes, el conflicto y la contractualidad. Estas dinámi-
cuestión Ángel Sánchez de la Torre nos expone:
cas operan en tres niveles fenomenológicos de la vida
La ontología indica el comienzo de la filosofía, o sea de aquella actitud reflexiva capaz de reconstruir en un
sistema de conceptos las razones originarias de toda realidad, así como definir el sentido último de las cosas. Una ontología jurídica en tal proyección consistirá, por tanto, en afirmar la raíz propia de la realidad jurídica, teniendo presente aquel ámbito de la realidad más amplia en que el derecho mismo sea una realidad. Pues el derecho no es ni tiene que ser un <> per se, sino que será aquel tipo de ente que propiamente le pertenezca ser en el ámbito de la realidad en que está inserto, atendida toda su complejidad y su más rigurosa verdad dentro de las más exacta apreciación de su estructura (Sánchez de la Torre, p.89)
trasciende. Sucede así que la ontología fenomenológica llega a constituir una ontología jurídica de tipo individualista, con olvido de la dimensión trascendental de hombre (o sea aquella dimensión en que sin dejar de ser el mismo es también otra cosa con otros, o sea la dimensión social) (Sánchez de la Torre, 1969, p.86).
Por otro lado la concepción del idealismo actualista de Giovanni Gentile, la cual ostentamos parcialmente, sostiene que no hay contradicción entre Estado e indivi-
Junto a la vida social y las necesidades que a ella
duo (yo) siendo que el hombre se realiza de manera
corresponde, la previsión de lo deseable y la reflexio-
plena dentro de la organización social y moral de la
nes sobre los obstáculos del desarrollo social, la vida
nación, concepción correlativa a nuestra visión trascen-
íntima y el poder político, la libertad se presenta como
dental del hombre. Para el actualismo la libertad no
el elemento central de la ontología jurídica pero el dere-
radica en el simple impulso momentáneo, en la libre
cho mismo es una realidad ecléctica y estructural que
acción caprichosa, ésta como lo mencionamos líneas
no se reduce a ninguna de sus partes constitutivas y a
arriba, es producto de la realización de la conciencia
las dimensiones de la realidad que lo hacen posible. La
del hombre y el cultivo de sus facultades físicas, mora-
pregunta por la libertad implícita al derecho es aborda-
les y espirituales.
da de manera genérica por distintas posturas de las cuales nos interesa resaltar dos por la calidad antagónica de sus premisas: la ontología jurídica de carácter fenomenológico-existencial individualista y la del idealismo actualista. La postura de la fenomenología individualista puede reducirse al antagonismo entre la libertad individual consustancial al hombre y la libertad que propone el derecho que rebasa lo ontológico y coacciona la verdadera libertad con ficciones jurídicas. Más del mismo modo que en la fenomenología se trata de fijar el ser-en-si del derecho, en el existencialismo el derecho es un estar-fuera-de-sí, un definitivo extrañamiento respecto al ser individual, y por lo tanto la realidad jurídica es una realidad deficiente, de segundo o ulterior grado, opresora de la incoercible realidad proteóntica que sea la individualidad humana. La ontología jurídica existencialista supone frecuentemente una independencia fundamental del hombre respecto del mundo, y por ello su concepto de libertad es más bien una concepción de valor de lo espontaneo frente a lo reflexivo, de lo individual frente a lo social, del acto frente a la institución, de la creación o destrucción –genial- frente al proceso evolutivo de la sociedad normal (Sánchez de la Torre, 1969, p.86).
Esta concepción que es la misma de la filosofía política del liberalismo
[31]
y el marxismo-anarquismo pros-
cribe por principio todo gobierno y toda coacción como opresión y mal a la libertad inalienable de los individuos. El problema de esta concepción es que olvida extra-individual de la persona y la realidad social que le
No es libre la acción simplemente irreprimida; el poder de seguir los dictados del humor o de la suerte es puro capricho. La acción momentánea no es libre. La verdadera voluntad evidencia elementos de continuidad e identidad, que se refleja a sí mismo como carácter, en la persona. La libertad esta pues, de acuerdo con la ley, una ley inmanente a ella, que es su norma intrínseca. Es una ley intrínseca al yo y que se realiza en el ser del yo. En la ley y en la libertad existen una identidad y una integridad sustanciales. En el hecho de adherirse a la ley no hay servidumbre, sino liberación del hombre en cuanto hombre. La ley a la que está sujeto moralmente, es la ley que refleja el proceso dialectico de la autodeterminación en cuanto personalidad. Su obligación moral consiste en concordar sus acciones a las necesidades de su propio yo real y verdadero (James Gregor, 1962, p.88-89).
No existe contradicción absoluta entre hombre y sociedad pues esta le precede siendo nuestra especie gregaria y dependiente del otro para el crecimiento y desarrollo de la propia humanidad personal. Sin la disciplina de las instituciones y las relaciones sociales –de las cuales la ley es la norma superior- no existe en absoluto lo exclusivamente humano, por lo tanto: Para el actualismo, la autoridad de la sociedad y del Estado se acredita por las leyes que gobiernan el desarrollo de la personalidad. La fuente de la autoridad no está en las leyes que surgen inter hominis, sino en las leyes que están in interiore homine. El hombre está en la comunidad y en el Estado solo porque la comunidad y el Estado están, en un sentido significativo en el hombre. Solo en la sociedad y a través del Estado –su voluntad manifiesta- se realiza el hombre a sí mismo, en cuanto personalidad. Al obedecer a las leyes del Estado, el hombre obedece las leyes intrínsecas de su propio ser. Pues la autoridad
no es coaccionadora ni tiránica, descansa sobre leyes de crecimiento espiritual. Tal autoridad es una fuente vital y viviente, una racionalidad que compele. Se codifica a sí misma como ley positiva. La ley es la voluntad general y universal como hecho. Es la voluntad que ha actuado según su naturaleza (James Gregor, 1962, p.88-89).
de los mejores. Solo quienes tienen el conocimiento y las aptitudes idóneas deben legislar y ejercer el imperio del poder político en las áreas que corresponden a su destreza. Era la razón y el logos los que debían gober-
Adherimos a este paradigma idealista por cuanto el
nar y no el criterio de la masa o las opiniones populares
valor de la ley y el orden social deben ser la disciplina
movidas por la apariencia. En la democracia la
necesaria por la cual la voluntad humana llega a su
“potestas” (el ejercicio del poder) las más de las veces
plenitud y por lo tanto a su esencialidad máxima, ese
se desligan de la “Autorictas” (fundamento moral o sa-
es el deber ser moral de la ley como educadora del
piencial) para favorecer el imperium de la arbitrariedad.
hombre. El llegar a ser humanidad se nos presenta co-
Aun así, el problema con la Sofocracia es que abstrae
mo imperativo categórico que no puede ser evadido.
lo político a la mayoría de la población deviniendo en
Pero disentimos por cuanto esta subordinación moral a
autoritarismo o tecnocracia (gobierno de los técnicos).
la autoridad estatal no debe ser totalitaria, nos parece
Para solucionar esto se debe pensar otra vez la política
una mirada univoca pues creemos que la persona indi-
como constituida por el logos -o razón- y la ética. La
vidual también es espacio de una propia moralidad y
moral fundamenta la politización de los asuntos huma-
autodeterminación por lo cual creemos que debe existir
nos en el ámbito público, el pueblo debe participar en
el derecho al disenso como motor de la renovación so-
las contiendas donde se define su destino, la política es
cial. Superamos la visión individualista y colectivista del
proyección de sus necesidades y de su poder, de sus
derecho e incluso la actualista dialéctica por el valor
confrontaciones antinómicas. Mas el Estado y el funda-
que le damos al disenso y a la dignidad de la persona
mento de la participación deben ser guiadas por la
arrojada a su propia historicidad existencial. Creemos
“Autorictas” del conocimiento. Los oficiales del Estado
al tiempo que la suprema libertad que debe soportar el
deben ser guiados por el criterio sofocrático al tiempo
derecho en el Estado ético es el derecho a la existen-
que ético sin perder de vista su posición como sujetos
cia, libertad y autodeterminación de los pueblos, condi-
políticos y politisantes. Es la expansión del criterio ra-
ción sine qua non para cualquier otra libertad. Más allá
cional al de capacidad y habilidad que debe integrar la
de una concepción genérica de la ley y el estado
moral y lo político. La autoridad moral y sapiencial habi-
que opera sobre individuos concebimos el derecho
ta en el pueblo en forma sectorizada, es decir en la for-
como realizador en el mundo de una particular for-
ma de la diversidad de conocimientos que posee cada
ma moral de existencia comunitaria y por lo tanto
sector del mismo. Es por ello que una democracia sofo-
verdadero derecho nacional. En este derecho a la
crática, es decir, guiado por el criterio del logos donde
existencia las diversas formas culturales de la na-
el pueblo no sea abstraído del poder, solo puede ser
ción encuentran su libertad de ser y por lo tanto el
realizada bajo la forma corporativa en la que el pueblo
sentido y la necesidad de unidad en el Estado ético.
de forma asociativa y sectorizada participa en las di-
Fundamento sofocrático de la autoridad política:
mensiones idóneas a su propio logos. El logos –al igual
este punto refleja el retorno a una de las preguntas más
que la moral- debe guiar el criterio de autoridad y por
clásicas de la filosofía política ¿Quién debe ejercer el
ende de participación y representación política. Deben
gobierno político y bajo qué fundamento? la respuesta
ser los mejores en cada uno de los sectores de la vida
a dicha pregunta ha generado la variedad de formas de
civil los que deben guiar la acción política de los ciuda-
gobierno que han existido históricamente. Para Platón
danos. La política debe ser la síntesis de la moral y
en su “Republica” la mejor forma de gobierno era la
el logos por lo cual la razón se convierte en un ver-
Sofocracia entendida como el gobierno de los sabios o
dadero criterio moral en tanto que la comunidad
política encuentra en ella la mejor forma de organi-
to que universal abstracto esta dimensión a su vez está
zación y armonía social. Al tiempo que la moral in-
compuesta por las categorías y valores que sostuvieron
dica el sentido del obrar racional de la política.
las civilizaciones en sus máximas épocas de apogeo y
Tridimensionalidad axiológica del nuevo Estado
creatividad, es decir la eticidad “como matriz de los va-
ético colombiano
lores más altos de la humanidad”
[32]:
la gran voluntad
Hemos expuesto tres niveles metapolíticos sobre los
de poder insuflada por los valores de excelencia, disci-
cuales deberá estructurarse el nuevo Estado colom-
plina, rectitud, nobleza, justicia, fortaleza, coraje, inteli-
biano. Estos niveles a su vez expresan cada uno un
gencia, prudencia, coherencia, respeto, piedad, solida-
campo axiológico, es decir, una inherente escala de
ridad, impetuosidad, empatía, tenacidad, responsabili-
valores cuya síntesis suprema es la idea-guía civilizato-
dad, autonomía, sacrificio, honestidad; en suma, los
ria del pueblo colombiano cuyo fin es la realización de
valores necesarios para engendrar el tipo humano ex-
un tipo hombre y una comunidad nueva y soberana.
presado por el ideal extenso de grandeza.
Dimensión axiológica universal: conforme al mar-
Dimensión axiológica nacional: está compuesta
co filosófico existencial heideggeriano del Dasein como
por el contenido ético de las diversas formas culturales
ser del hombre expresado en una concepción integrista
que conforman el crisol colombiano. Son las virtudes y
y total de sus dimensiones, se desarrollan una serie de
valores, tradiciones, formas y usos que el colombiano
valores inherentes a la condición humana. Así pues el
ha construido históricamente de localidad a localidad,
primer valor en esta escala axiológica es la Dignidad
de región a región. Esta reunión de valores, mestiza en
que parte de la fragilidad de la existencia humana y su
esencia, es la confluencia de tres grandes civilizaciones
realidad más absoluta, el ser para la muerte. La digni-
matrices, la indoamericana, la europea ibérica, y la afri-
dad es un valor ontológico consustancial al hombre en
cana subsahariana. Este encuentro tricultural es identi-
tanto que hombre, es decir cómo ser libre dotado de
dad localizada, situada en un espacio y tiempo histórico
razón, inteligencia, sensibilidad, pasión y voluntad. La
específicos, desarrollada bajo los marcos instituciona-
condición mortal del hombre determina una igualdad en
les del colonialismo absolutista y el republicanismo, del
el destino que realza su existencia como única e irrepe-
catolicismo, la encomienda, la hacienda, la estructura
tible digna en sí misma. Este es el fundamento del de-
de clases, el terruño y el capital. Pero a la vez arraiga-
recho humanitario y el primer derecho constitucional
da a los grandes espacios civilizatorios que le han dado
nacional, el derecho a la vida. Libertad como valor mo-
consistencia histórica. Este crisol axiológico es identi-
ral es una cualidad inherente al hombre, el poder obrar
dad telúrica, fruto de la interacción del hombre colom-
con respecto a su criterio y voluntad. La libertad en el
biano con las ricas y diversas tierras que le ha dado su
hombre es su capacidad de creación, pues es el propio
sustento de vida, creando tradiciones, principios, técni-
artífice de su historia, de su ser-en-el-mundo, en esen-
cas, creencias y valores propios según cada paisaje.
cia, de su destino. El Honor es la dignidad o valor su-
Las montañas andinas, los valles de los grandes ríos,
perior que se arroga el hombre a sí mismo, es su valía
las costas pacífica y atlántica, sus amplios llanos orien-
y el reconocimiento de sí mismo al tiempo que por sus
tales, las islas caribeñas, las tupidas selvas amazóni-
iguales. El honor establece una serie de principios,
cas, en una palabra, su lebensraum, base de las terri-
ideales y obligaciones que debe cumplir el individuo
torialidades y las identidades arraigadas. Cada identi-
con respecto a si mismo y a su comunidad, es todo
dad regional la concebimos como vía y fundamento real
aquello que merece ser realizado y obedecido como
de la colombianidad, así Caldensidad, Boyacensidad,
norma suprema de conducta. El valor ético del honor
Chocoanidad, Bogotanidad etc. son colombianidad en
debe ser el fundamento de toda relación social. En tan-
tanto esta última integra todas las identidades pero a la
vez las supera en un logos armonizado. En términos
mediada por la enajenación de las propiedades para
de valores hablamos de la piedad de su cosmovi-
usufructo de su personalidad, es el contrato económico.
sión, de su brava laboriosidad, su viril gallardía, de
Para Hegel la persona y la propiedad son los momen-
su coraje libertario, su cálida amabilidad, su deter-
tos más pobres de la realización del sujeto [34] pues fun-
minación solidaria, su fuerte sentido de la justicia,
da un sistema de derecho como espacio de autonomía
su afable humildad, su capacidad de resiliencia pa-
de interacción del individuo consigo mismo y con el otro
ra superar los adverso, su enérgica jovialidad, su
por medio del contrato en la propiedad. Para Rousseau
amor a la tradición, su orgullo patriótico y su juven-
el Estado y sus leyes son producto de la voluntad gene-
tud festiva. Valores estos, entre muchos otros, que
ral, pero en el marco de su concepción individualista –a
esperan realizarse armónicamente en una superior
su pesar- la voluntad general deviene de la suma de
unidad de destino: la colombianidad.
intenciones particulares donde no se puede encontrar
Dimensión axiológica estatal: el Estado es así
lo universal sino simplemente lo común, en el marco de
mismo un espacio autónomo –pero no indeterminado-
una concepción cuantitativa -no cualitativa- y aritmética
de valores éticos. El primero de ellos es la justicia,
de la sociedad. La crítica contra el contractualismo
compuesto por el mencionado plexo axiológico (orden,
Roussoniano se basa en la relación asimétrica de la
seguridad, poder, paz, solidaridad, cooperación). Más
propiedad y el poder entre individuos que sumada a la
en nuestro paradigma de Estado la idea de justicia no
fragilidad arbitraria del contrato configura un Estado
es solo un valor instrumental, pragmático y utilitario, en
donde se legitima la injusticia social. Acá entra enton-
función de la preservación de un relativo equilibrio so-
ces a jugar la idea máxima de justicia pues en el Esta-
cial, sino también y principalmente principio moral exal-
do -según Hegel- se deben resolver las contradicciones
tado y superlativo como origen y fin de la comunidad
sociales. El Estado es árbitro de las relaciones, es
colombiana. Como lo ha mencionado el columnista
garante de la realización de la justicia y el derecho,
German Bolívar Blanco:
además del bienestar social. Pero esta idea de justi-
Necesitamos un Estado, “no simplemente de derecho
cia no es solo principio axiológico-jurídico de la
(gobernado por las leyes), como el liberal, sino un
socialidad en el Estado, sino también principio mo-
Estado de justicia, movido por la sed de justicia como
ral de los individuos educados por el sistema peda-
inquietud moral” donde “la ética al uso parte de la idea, el arquetipo, del Estado ideal, y declara conforme a ella, como ha de ser la realidad (Bolívar, 2017) [33].
En este punto llegamos a la discusión entre el modelo estatal contractualista de Rousseau y el Ético hegeliano. El contractualista se funda en el derecho abs-
gógico-ético estatal, es la síntesis de lo ideal y lo real que deviene en la eticidad. Volviendo a Bolívar Blanco: Por encima de la oposición entre realidad y moralidad se da la síntesis de eticidad, que es justamente la moralidad no subjetiva e ideal, sino efectiva, realizada, real”; ahora en crisis, donde “la historia tiene siempre
tracto o formal donde el individuo es la máxima realidad
la razón y constituye el único tribunal que pueda legíti-
del derecho como mero portador de derechos. El indivi-
mamente condenar o absolver, así la eticidad trans-
duo es solo reconocido jurídicamente en una sociedad
portada al plano transpersonal y fundida en el curso
solo compuesta de individuos. Así queda establecido el
histórico, reabsorbe el deber ser en el ser y sobrepasa
sistema de derecho que configura la norma social como
toda posible contradicción [35].
autonomía y heteronomía de individuos que se relacio-
En la plena idea de justicia como pilar del Estado
nan entre sí por medio del contrato social. Para el indi-
ético, el crisol colombiano debe encontrar la herramien-
viduo en el paradigma liberal, la máxima realización se
ta para resolver la contradicción y la injusticia social, el
encuentra en la propiedad y la interacción de sujetos es
bienestar y la seguridad física, el orden y la paz para el
desarrollo armónico de su voluntad, la solidaridad y la
cas que nos son comunes y formulando un crisol axio-
cooperación para la creación conjunta de un nuevo or-
lógico que exprese de manera superlativa lo que signifi-
den social colombiano en base a la idea de comunidad
ca ser colombiano. En la justicia, la idea y la fuerza que
y la fraternidad inspirados en su idea de lo Justum co-
movilice la realización social a través del orden, la paz,
mo máxima aspiración nacional.
la seguridad, y el poder como armonizadores de la vo-
Como mencionamos líneas arriba el universal como
luntad nacional. En la solidaridad y la cooperación el
espíritu de la historia solo se realiza de manera fáctica
establecimiento de lazos efectivos, afectivos y reales
y real en los volkgeist, en los pueblos como identidades
guiados por la idea de construcción unitaria de la ecú-
colectivas situadas en un espacio y tiempo específico.
mene colombiana. Y en el derecho nacional la realiza-
La identidad nacional es encontrar en la otredad mi
ción de su potencia y su voluntad como horizontes de
propia mismidad. La conciencia en el Estado se con-
su libertad. En el Estado se reúne la idea ontológica del
vierte en un valor moral en tanto que el Estado mis-
Dasein como el ser del hombre en el mundo, como to-
mo se comprende como sujeto realizador de una
talidad espiritual constructora de la historia, es el hom-
misión histórica, una revolución axiológica que
bre real situado; y la identidad nacional como la multi-
consiste en el reencuentro con el ser de la colom-
plicidad ética y cultural cual dato real del espíritu colom-
bianidad. El Estado es ético por cuanto configura una
biano. El Estado para nosotros es la consciencia y la
atmosfera moralizante que consiste en la conciencia
inteligencia de la nación, pero a su vez es el moldeador
ética sobre la humanidad del otro que es mi compatrio-
de la misma, en lo que Lira llama proceso de nacionifi-
ta, mi igual en la diferencia y junto al cual construyo la
cación [37], que sin homologar la diversidad la reconcilia
identidad de la nación. El problema radica en la diversi-
en un proyecto identitario único. El Estado como apara-
dad de tradiciones y expresiones culturales de comuni-
to superior y común a todo el territorio colombiano debe
dades más o menos contrastantes en el marco de un
integrar todas sus formas culturales, sociales, económi-
Estado nacional pues definir un espíritu de la nación en
cas y políticas, a través de sus recursos institucionales,
un pueblo que -de manera real o presumida- se conci-
jurídicos, académicos, militares e ideológicos en un
be como pluricultural muchas veces termina en formu-
proyecto unitario basado en la idea de colombianidad
laciones forzadas ad hoc o en nivelaciones poco sus-
como síntesis espiritual en la forma de un ethos nacio-
tantivas. Peor aún es cuando esta nación realza su re-
nal, consciencia y ley existencial del pueblo que revalo-
gionalismo –muchas veces localismo- enfrentándose a
rando la diversidad la reúne no en “una unicidad totali-
la otredad no como referencia de la mismidad sino co-
zante negadora del pluralismo cultural, sino como unici-
mo ajenidad. Por lo tanto, y es acá donde expresamos
dad diferenciante, o unidad en lo diversificante”
la tesis central del ensayo: es el Estado que a través
la tridimensionalidad axiológico-metapolítica del nuevo
de sus facultades axiológico-políticas de la justicia,
Estado se reúnen las tres fases del Estado ético hege-
la razón y la libertad
liano
[36],
el que debe realizar la sín-
[39]:
[38].
En
el universal en-si en la axiología jurídica del
tesis de los valores nacionales a través de una em-
Estado
[40];
el universal para-si en la concepción antro-
presa conjunta que reconcilie las identidades co-
pológica existencial del Dasein
lombianas en una verdadera síntesis existencial, la
dición ontológica del hombre; el particular para-si en la
colombianidad. En la razón encuentra la facultad de la
eticidad del pueblo y el individuo
organización efectiva y la conciencia de su identidad y
universal concreto en-si-para-si en el Estado ético co-
devenir históricos. Esta inteligencia interpreta y realiza
mo sintetizador y realizador de la eticidad en la forma
la síntesis de los valores como un ethos o ley superior
de la Colombianidad como volkgeist o Dasein nacional.
de existencia reuniendo todas aquellas cualidades éti-
Acá la doctrina Joseantoniana adquiere todo su
[41]
(ser-ahí) como con-
[42];
el resultado es el
sentido pues la nación se convierte en la unidad de
ideal de justicia suprema, la identidad nacional y la li-
destino en lo universal. El ethos de la colombianidad
bertad como principio y destino de su universal.
será nuestra universalidad, unidad de destino confor-
Reflexiones sobre soberanía
mada por los principios-fines de identidad, justicia, y
Llegamos entonces al problema que nos convocó en
libertad. La construcción de la ética nacional se rea-
primera instancia y con el cual iniciamos éste ensayo:
liza de manera biunívoca en un trabajo conjunto
la cuestión de la soberanía. La actual mutación de los
entre el pueblo y el Estado. Si bien en este paradig-
Estados nacionales que desplaza la soberanía del Es-
ma de la cuarta teoría política el resurgimiento de la
tado-nación –y por ende de los pueblos- hacia instan-
consciencia espiritual de los pueblos no pasa tanto por
cias superiores inter y transnacionales, es una conse-
una construcción estatal, como una reconfiguración
cuencia lógica del mismo proyecto moderno liberal del
cultural en grandes espacios geopolíticos autónomos,
Estado que ha desarrollado de manera superlativa la
en nuestra teoría resulta imperativa la acción del Esta-
contradicción interna sobre la que se funda, esto es,
do como configurador de la nación y como expresión
proclamar la soberanía popular al tiempo que separa la
superior de la misma. Pero se aleja de los postulados
moral -entendida esta de manera nietzscheana como
del Estado totalitario en tanto que el pueblo es due-
cosmovisión y ejercicio de poder- de la política, elucu-
ño de sus escalas axiológicas y el deber del Estado
bración intelectual iniciada por Maquiavelo y atizada
es el de protegerlas al tiempo que corregir o perfec-
por las rupturas mencionadas por Ayuso. Abstraída la
cionarlas si es necesario en un trabajo conjunto del
moral de la política y por lo tanto el fundamento
pueblo y el Estado como expresión de su conscien-
metapolítico y metajurídico del Estado, queda dre-
cia política en constante progresión. Así el pueblo
nada la sustancia jurídica que alimenta los dere-
está en el Estado y el Estado en el pueblo. Debe ser
chos fundamentales del pueblo en beneficio de un
el pueblo que a través de sus asociaciones políti-
entendimiento meramente positivista del derecho y
cas, económicas, sociales y culturales luche por
por lo tanto unívocamente coactivo-represivo. En
preservar y perfeccionar sus tradiciones e identida-
segunda instancia el reino-nación y luego el Estado-
des y el Estado debe ser tanto garante como empo-
nación nacieron como instrumentos centralizadores del
deramiento trascendente en la colombianidad como
poder en función de la guerra, por lo cual los antiguos
realidad identitaria unificante y ethos existencial.
fueros feudales y las corporaciones fueron eliminados
No debemos confundir, nuestro Estado es secular en
en beneficio del poder central por lo cual los individuos
esencia, pero a diferencia de la religión cívica Rousso-
y grupos sociales solo pueden participar del poder polí-
niana o el Estado confesional, el Estado ético emula la
tico a través de la representación de funcionarios y par-
identidad y valores nacionales en una unidad política
tidos. Luego, el proyecto antropológico individualista del
que verdaderamente sea propiedad de los colombia-
liberalismo que “rechaza” cualquier coacción sobre el
nos. El Estado es el poder y la consciencia del pueblo
individuo generó un Estado de derecho que solo legisla
en tanto que se conoce a sí mismo y eleva su identidad
para individuos promoviendo una visión del hombre
como potencia e imperium frente a sí mismo y a los
como desarraigado de sus marcos de pertenencia, los
demás pueblos. La principal función del Estado ético es
pueblos solo son entendidos como mera agregación de
inculcar en el individuo la consciencia cívica y moral de
individuos. La persona se ve enfrentada sola a la coac-
su colombianidad –en ella está mediada la eticidad del
ción del Estado y solo participa del poder político a tra-
Estado- que como identidad matriz ilustra su deber his-
vés del sufragio. Mas el golpe contundente al derecho
tórico para la construcción y perpetuación de su pueblo.
de existencia y autodeterminación de los pueblos lo
Es el derecho de existencia colombiana guiada por el
realiza la creación de instancias jurídicas supranaciona-
les y el derecho humanismo internacional, proyecto
acción soberana, es decir, por quien, para que, de qué
iniciado con la abolida “sociedad de las naciones” y
forma y para quien va dirigido el super omnia o poder
luego con la “organización de naciones unidas”. A este
supremo.
respecto Carl Schmitt nos expone:
La soberanía sin la identidad es una cascara vacía, la
En relación con este género de actividad internaciona-
identidad sin soberanía tiene todas las posibilidades
lista, surgió también una teoría adecuada a él. Su
de convertirse en un ectoplasma. No hay que separar-
“escuela” procedía de Viena. Quería ser “pura” doctri-
las pues. La una y la otra a fin de cuentas son trascen-
na jurídica, pero concebía, sin embargo, el derecho de
didas en la libertad. Ser soberano es ser libre de de-
una manera absolutamente positivista como mera
terminar por sí mismo tu política. Conservar su identi-
norma coactiva. Luchaba contra el concepto de sobe-
dad implica, para un pueblo, poder decidir libremente
ranía del Estado y a favor de una construcción escalo-
las condiciones de su reproducción social (Alain de
nada general del derecho concebida normativamente,
Benoist, 2017).
a la cabeza de la cual debían encontrarse las normas
Aludir al etnos es reclamar una soberanía de cuño na-
del derecho internacional, en lugar de ver en ella un
cional, la soberanía reside en la nación como comuni-
orden concreto de pueblos que existen concretamen-
dad histórica organizada. Al respecto Alba Flores
te, como un sistema de normas con una “constitución”,
Gaxiola expone:
pensada de igual modo, normativamente, cuya “norma fundamental” debía ser la frase “pacta sunt servanda” (Schmitt, 1933, p.4).
La soberanía nacional quiere significar cosa distinta; no son los individuos, sino la colectividad, anterior y superior a ellos, no simple suma aritmética, sino com-
De esta forma la falaz soberanía popular del Estado
plejo orgánico, quien resulta titular de la soberanía.
nacional –que desde el inicio estaba viciada- queda
Hay frente el concepto atomizador, disolvente, de la
drenada por arriba por el derecho humanismo y los
mera soberanía popular, un principio integrador, agluti-
pactos internacionales, al tiempo que la injerencia de
nante, representado por la nación, todo substancial,
las mismas instancias al interior de los Estados preten-
perdurable en el tiempo y enraizado en la tradición
den arrebatar la soberanía desde abajo presentándose
(Gaxiola Flores, 2013, p.33).
como garantes de los derechos individuales, en lo que Aramburo y otros autores han denominado como lo glocal. La recuperación de un concepto que ya pasa como un vestigio de la teoría política moderna, necesariamente requiere de la evocación genuina del pueblo como titular de la soberanía, pero no ya bajo la tesis individualista del liberalismo que concebía al pueblo como la suma de los integrantes de un territorio y a la soberanía como agregado de la voluntad general, ni tampoco como la soberanía clasista del socialismo. De la mano de Alain de Benoist y Aleksandr Dugin sostenemos que el concepto de soberanía debe ir ligado al de identidad por lo cual entendemos al pueblo de manera cualitativa orgánica como Etnos, es decir como calidad moral diferencial e histórica. Para de Benoist ambos conceptos –soberanía e identidad- deben compartir una relación simbiótica, no se debe entender el uno sin el otro pues la identidad es el sentido de la
Es necesario aclarar, esta concepción hoy día sufre diferentes problemas sobre su legitimidad teórica. Si la potestad del soberano es la capacidad de legislar, crear normas, la nación entendida como “corpus mysticium” solo puede realizarse políticamente en dos sentidos las más de las veces concebidos como antagónicos: la tradición y la ley
[43].
A su vez la tradición comprende
una forma particular de comportase socialmente y que solo comparte una parte de la población, mientras que la ley, de facto, es voluntad del legislador, y puede ir contra la misma tradición. Para completar la crítica a esta noción, la soberanía debe ser entendida como <> (Gaxiola Flores, 2013, p.37). La pretendida identidad en el marco de una democracia netamente representativa donde el pueblo delega el poder, queda relegada a una simple veleidad teórica
siendo que la ley y el ejercicio de la misma la realiza el
munidad. Esta autosuficiencia abarca la reproducción
derecho, el Etado, los funcionarios y la norma constitu-
de sus condiciones materiales de subsistencia, la re-
cional, en suma la división entre el derecho y el poder
producción de su población, la reproducción del poder
de hecho. Es sobre esta división sobre la que se funda
político y la reproducción de sus símbolos y escalas
nuestra reflexión y que exponemos en los siguientes
axiológicas.
puntos:
5- siendo la subsistencia y el bienestar del pueblo el
1- La nación en sus dimensiones políticas, económi-
sentido de la soberanía, el ejercicio y protección de la
cas, sociales y culturales debe volver al poder público a
misma debe recaer en la instancia político-jurídica que
través de cuerpos sociales intermedios, es decir, bajo
pueda garantizar la sobrevivencia del bienestar colecti-
la disciplina corporativa, en lo que consideramos como
vo. El individuo, la familia, el municipio o la corporación
el ejercicio de una verdadera democracia participativa.
no pueden por si solos garantizar las condiciones inte-
En las corporaciones las comunidades aplican de facto
grales de existencia señaladas arriba, por lo que y des-
su sentido moral a las políticas que deben satisfacer
de un enfoque clásicamente republicano concebimos la
sus necesidades, por lo cual la tradición no se reduce a
soberanía del pueblo-nación delegada en el Estado
un discurso performativo y exclusivista del Estado sino
como suprema instancia del poder político. El Estado
a una acción de facto realizada por cada comunidad y
guiado por una constitución soberana garantiza el or-
sus valores correspondientes.
den normativo, político, social, cultural y económico del
2- Este corporativismo como verdadera democracia
pueblo. Solo a través del Estado el pueblo puede reali-
participativa es un modelo descentralizado del poder
zar su soberanía. Pero –recordamos- esta delegación
pero que no incurre en el neo-feudalismo. La comuni-
debe realizarse bajo el paradigma participativo de la
dad nacional organizada a través de asociaciones del
democracia en la que el pueblo a través de sus corpo-
más diverso rubro se articula de manera ascendente y
raciones se liga fuertemente al Estado sin confundirse
vinculante con el poder del Estado hasta alcanzar la
con el –según la expresión de Alain de Benoist-, en la
instancia legislativa. La nación-pueblo, entendida así
forma del Estado ético nacional corporativo.
de manera orgánica conquista de nuevo la facultad de
6-El pueblo es el titular de la soberanía pues es
legislar sin la necesidad imperante de delegar de ma-
quien posee el etnos, más en nuestra teoría del Estado
nera absoluta su poder, sino que este es recuperado
ético, éste también es poseedor del etnos como protec-
por cada comunidad en la forma de una democracia
tor, portador y transformador de los valores culturales
orgánica.
de la nación.
3- la nación de esta forma no se reduce a la mera
7- El Estado por lo tanto debe ser la máxima instan-
forma o uso cultural, a la mimesis o reproducción sim-
cia del poder por lo cual el ejercicio de la soberanía
bólica, a la identidad colectiva como simple imaginario
legitima no puede ser condicionada por instancias ex-
social; sino como ejercicio factico del poder necesaria-
trínsecas o superiores a él. Se niega así la emanación
mente guiado por los valores culturales. El pueblo eje-
vertical del poder que comienza desde los organismos
cuta su voluntad y la nación se convierte en el sentido –
internacionales, para reivindicar un orden y un poder
en tiempo real- de las condiciones de reproducción so-
erigidos desde abajo-arriba, desde adentro hacia afue-
cial y simbólica.
ra. Las condiciones del sano ordenamiento internacio-
4- El sentido de la soberanía como ejercicio del po-
nal y de los acuerdos entre naciones deben partir –
der supremo en una comunidad política debe ser la
según una perspectiva Schmittiana- desde la forma de
autarquía o autosuficiencia en la preservación –y ex-
ser de cada pueblo particular.
pansión- de las condiciones de existencia de dicha co-
Estas son las claves por lo pronto superficiales y
contingentes con las cuales podemos entender una
de su constante perfeccionamiento espiritual. El Estado
función soberana que retorne al Estado nación y por lo
es concebido como supremo portador de una idea civili-
tanto al pueblo. Queda la discusión sobre la creación
zatoria, una misión histórica revolucionaria: el reen-
de grandes espacios geopolíticos bajo el manto del
cuentro-proyecto del ser colombiano.
supra-Estado regional, según Dugin condición necesaria para realizar la soberanía. La alianza regional pensada desde la cuarta teoría política es coherente, en cuanto alternativa para reforzar la soberanía nacional, pero disentimos de las posturas aglutinantes del gran Estado. Esta cooperación solo debe ser reforzante y de
Citas 1
Siegert Aramburo, Clara Inés. Producción de nuevas espacialidades y cambios de autoridad. Interacción globalización -conflicto armado-grupos étnicos.p.198. 2 Ib.P.199 3 Mercado Cepeda, Pedro. Falacia laicista. El Tiempo.
carácter voluntario en la forma de la doctrina Schmittia-
4
na de las relaciones internacionales: ordenamiento que
5
parta de adentro hacia afuera y según la personalidad de cada pueblo. Llegamos por lo tanto a nuestra conclusión central: en la actual fase de globalización, mimetización cultural y pérdida del sentido de la identidad nacional, el nuevo Estado ético, moral y moralizante, ya no será tanto el espacio jurídico pretendidamente neutro que pregonaba el liberalismo donde se desarrollaba con absoluta libertad cualquier expresión cultural igualada con valor de norma a todas las demás. Sino más bien un completo campo axiológico que establece con jerarquía los contenidos culturales permitidos y frente a los cuales la nación como Estado exalta, afirma, acepta, tolera o dado el caso contrario rechaza, niega o censura. Esta nueva tabla de valores que conformará la personalidad plena del pueblo, está constituida por la antropología filosófica del Dasein, las categorías universales de lo superior, la idea moral de justicia y la colombianidad como ley de co-existencia, consciencia y libertad de la nación colombiana, será el crisol societario que dará a luz a un nuevo tipo humano y social en la historia. Frente a las posturas de la sociedad abierta Popperiana o la sociedad hermética purista del totalitarismo, afirma una posición soberanista, la sociedad soberana, que se integra y relaciona con los demás pueblos estableciendo ley de carácter donde la nación consciente de sí misma evoluciona a su ritmo, según su espíritu y decidiendo –máxima expresión de la libertad- que le conviene o no desarrollar en el seno de su eticidad en función
Constitución política de Colombia de 1991. (pag.11). 2015.
Ley 133 de 1994. “por la cual se desarrolla el derecho de la libertad religiosa y de cultos, reconocido en el artículo 19 de la constitución política”. 6 Contenido extraído de la conferencia del Instituto de Filosofía Práctica (INFIP): El estado como sujeto inmoral. Llevada a cabo por el Profesor Miguel Ayuso Torres. Canal TLV1, Especial Nº31. 7 El concepto del estado ético en Hegel: carloseduardoperezcrespo.blogspot.com/2007/08/el-concepto-del-estado-tico-enhegel.html. 8 Schmitt, Carl. LA DICTADURA: Desde los comienzos del pensamiento moderno de la soberanía hasta lucha de clases proletaria. Prologo: pág. 25-26. 9 Gentile, Giovanni. ¿Qué es fascismo? Citado en: El espíritu del fascismo. Carlos Videla. (pág. 102). 10 Dugin, Aleksandr. El tercer totalitarismo (critica desde la cuarta teoría política). Geopolitica.ru 11 Lira, Israel. Breve aproximación a los fundamentos del crisolismo: o de la posible construcción de una cuarta teoría política peruana y latinoamericana. Revista de estudios Crisolistas, Vol.Nº1. (pag.15). 12
<> (Lira, 2017. P.13). 13 14
Ibíd. Pág. 13.
Las tres grandes categorías recurrentes en la interpretación metapolítica son las concepciones del hombre, la historia y el mundo. De la última cuestión decidimos abstraernos de una reflexión exclusiva en tanto objeto nos llevaría a reflexiones amplísimas que inquieren la confrontación directa entre ciencia y religión. En este modelo de estado como ya el lector habrá advertido hemos elegido una visión secularizada como vía a la politización efectiva.
15
Alsina Calves, José. La dimensión colectiva del “Dasein”. Geopolitica.ru. 16 “El fin de la historia y el último hombre”. 17 El ocasionalismo junto a la teoría de la ciclicidad de los procesos socio-históricos postulada por Alexandre Deulofeu son tomados en préstamo de los fundamentos metapolíticos de la teoría crisolista de Israel Lira pues estos son complementarios a nuestra visión histórica hermanada con el crisolismo. El eje articulador es la reivindicación de la pluralidad política de los pueblos. 18 Locchi, Giorgio. La esencia del fascismo. Edición traducida por Ernestina Garrido. 19 Ibídem, pag.31.
37
Proceso de construcción de nación cultural y jurídicopolítica. En: Lira, Israel. Breve aproximación a los fundamentos del crisolismo: o de la posible construcción de una cuarta teoría política peruana y latinoamericana. (pág.12). 38 Lira, Israel. Crisolismo y cuarta teoría política. (pag.14). 39 De manera Homologable y aproximada. No se debe olvidar que es una nueva versión del estado ético. 40
Tomado en la esencialidad del derecho formal, pero nuestra axiología jurídica es una formulación propia de nuestro modelo ideal de estado como catalizador de la eticidad en esta aplicación paradigmática. 41
20
Dugin citado en Lira, 2018, pag.32. 21 Ibídem 22 Véase la cita de la página 8 23
Lira, Israel. Crisolismo y Cuarta Teoría política: estudios propedéuticos sobre las bases metapoliticas y epistemológicas para una nueva teoría política peruana. (pág.6). 24 <>. Israel Lira. Ibíd. (pág.1). 25
Ubaque, Juan Camilo. ¿Hacia una cuarta teoría política en Colombia? Las2orillas. 26 Serrano, Enrique. ¿Por qué fracasa Colombia? 27 Lira, Israel. Crisolismo y Cuarta Teoría política: estudios propedéuticos sobre las bases metapolíticas y epistemológicas para una nueva teoría política peruana. 28 29
Ibídem. Diéguez Méndez, Yurisander. La axiología jurídica. La
Razón. 30
Ynoub, Roxana Cecilia. La Axiología Jurídica De Carlos Cossio: Revisión Teórica Para La Adaptación A Categorías Descriptivas De La Psicogénesis De La Experiencia Normativa. Acta Académica. 31 “Bentham, por poner un caso bien expresivo, afirmó que la ley era un mal y el gobierno una elección de males, puesto que creía que la ley era enemiga de la libertad, cualquier constreñimiento de la libertad una infracción moral. En este contexto libertad parece significar no más que ausencia de coacción” (James Gregor, 1962, p.83-84). 32 Dri, Rubén. La concepción hegeliana del estado (pag.3). 33, 35 34
42
Cultura compartida y vivida individual y colectivamente. De ahí el para-si como una fenomenología de la existencia cotidiana y comunitaria. 43
Gaxiola Flores, Alba Beatriz. El concepto de soberanía y sus transformaciones, con especial referencia al caso mexicano. P.37.
Bibliografía Congreso de Colombia. (1994). Ley 133 de 1994, por la cual se desarrolla el derecho de la libertad religiosa y de cultos, reconocido en el artículo 19 de la constitución política. Santa fe de Bogotá D.C. Colombia. Constitución política de Colombia de 1991 (ed.2015). Nueva constitución política de Colombia. GRUPO EDITORIAL THORRE FUERTE. Bogotá-Colombia. Dri, Rubén. (2000). La filosofía del estado ético, la concepción hegeliana del estado. La filosofía política moderna. De Hobbes a Marx. Atilio A, Boron. CLACSO. Buenos AiresArgentina. Flores Gaxiola, Alba Beatriz. (2013). El concepto de soberanía y sus transformaciones, con especial énfasis en el caso mexicano. Universidad Católica San Antonio. MurciaEspaña. Gregor, James A. (1962). La filosofía política de Giovanni Gentile. Revista de estudios políticos. Hegel, Guillermo Federico. (1968). Filosofía del Derecho. Biblioteca filosófica, Editorial Claridad. Buenos AiresArgentina.
Bolívar Blanco, German. ¿Estado ético: Cuando?
Dri, Rubén. La concepción hegeliana del estado (pag.9). Las entendemos como imperativos categóricos y facultades morales de un estado entendido como sujeto moral revolucionario. 36
El Dasein es universal en tanto refiere al ser del hombre. Esta condición más allá de ser un en-si se revela eyectada en un ser-ahí-para-si en tanto referencia arquetípica del Dasein autentico.
Lira, Israel. (2017). Breve aproximación a los fundamentos del crisolismo: o de la posible construcción de una cuarta teoría política peruana y latinoamericana. Revista de estudios Crisolistas, Vol.Nº1. Lima-Perú. Lira, Israel. (2017). Crisolismo y Cuarta Teoría política:
estudios propedéuticos sobre las bases metapolíticas y epistemológicas para una nueva teoría política peruana. Filosofía y Política. Lima-Perú. Locchi, Giorgio (1991). La esencia del fascismo. Editorial Tizona. Mussolini, Benito. (1937). La doctrina del fascismo. Editorial Kamerad. Sánchez de la torre, Ángel. (1969). La ontología jurídica como filosofía del derecho. Anuario de filosofía del derecho. España. Schmitt, Carl. (1933). Nacional socialismo y derecho internacional. Editorial nueva república. España. Schmitt, Carl. (1968). La dictadura. Desde los inicios del pensamiento moderno de la soberanía hasta la lucha de clases proletaria. Revista de occidente. Madrid-España. Serrano, Enrique. (2016) ¿Por qué fracasa Colombia? Delirios de una nación que se desconoce a sí misma. Editorial Planeta. Bogotá-Colombia. Siegert Aramburo, Clara Inés. (2013). Producción de nuevas espacialidades y cambios de autoridad. Interacción globalización-conflicto armado-grupos étnicos. Violencia política y conflictos sociales en América latina. CLACSO. Universidad del norte editorial. Barranquilla-Colombia. Videla, Carlos (2018). El espíritu del fascismo. Una investigación sobre el fundamento ideológico del movimiento fascista italiano (1915-1945). Casa Editora Sigfrido. MedellínColombia. Ynoub, Roxana Cecilia. (2007). La Axiología Jurídica De Carlos Cossio: Revisión Teórica Para La Adaptación A Categorías Descriptivas De La Psicogénesis De La Experiencia Normativa. Acta Académica. Buenos Aires-Argentina.
Webgrafia Alsina Calves, José. La dimensión colectiva del “Dasein”. Geopolitica.ru. https://www.geopolitica.ru/ es/article/la-dimension-colectiva-del-dasein Ayuso Torres, Miguel. El estado como sujeto inmoral. Canal TLV1, Especial Nº31. https://www.youtube.com/ watch?v=hQJYQIoNOV0 Bolívar Blanco, German. ¿Estado ético: Cuando? https://www.larepublica.co/analisis/german-bolivarblanco-500076/estado-etico-cuando-2496701 Diéguez Méndez, Yurisander. La axiología jurídica. La Razón. http://www.la-razon.com/la_gaceta_juridica/ axiologia-juridica_0_1813018794.html
Dugin, Aleksandr. El tercer totalitarismo (critica desde la cuarta teoría política). Geopolitica.ru. https:// www.geopolitica.ru/es/article/el-tercer-totalitarismocritica-desde-la-cuarta-teoria-politica. Mercado Cepeda, Pedro. Falacia laicista. El Tiempo. https:// www.eltiempo.com/opinion/columnistas/pedro-mercadocepeda/falacia-laicista-colombia-como-estado-laico-82792.
Pérez Crespo, Carlos Eduardo. El concepto del estado ético en Hegel http://carloseduardoperezcrespo.blogspot.com/2007/08/ el-concepto-del-estado-tico-en-hegel.html Ubaque, Juan Camilo. ¿Hacia una cuarta teoría política en Colombia? Las2orillas. https:// www.las2orillas.co/hacia-una-cuarta-teoria-politicacolombiana/
¡ENVÍA TUS ESCRITOS PARA LA 2DA EDICIÓN! En el primer trimestre del 2019 lanzaremos nuestra segunda edición de la Revista Vanguardia Nacional. Mayor información en nuestras redes sociales o escribir a nuestro correo institucional ▲
Revista Vanguardia Nacional: Edición N°1 (4to trimestre) Portada: Capitolio Nacional de Colombia Diseño y diagramación: Camilo Ubaque Colaboración: Israel Lira, Carlos Fernando Rodríguez Bogotá ● Colombia [email protected]