¿Qué es el suicidio asistido? Se denomina autoliberación a la realización del suicidio por decisión libre y voluntaria del enfermo en las circunstancias en que se justificaría la eutanasia: enfermedad terminal o irreversible que causa sufrimientos considerados –por la mayoría de las personas- importantes, y sentidos subjetivamente como insoportables, con conocimiento de su estado y pronóstico. El suicidio asistido es la autoliberación llevada a cabo con la ayuda de otra persona, que en el caso de ser un médico se llama suicidio médicamente asistido. Actualmente la acción de quitarse la vida se produce en dos contextos completamente distintos. Uno: el que ocurre por un impulso de desesperación condicionado por un trastorno mental como una depresión o un episodio de enajenación mental (episodio maniaco, esquizofrenia, personalidad violenta o antisocial...), que debe ser evitado para tratar dicho trastorno mental o psicosocial de una forma integral (biológica: antidepresivos, psicológica: psicoterapia, social: bienestar). Así, pasadas unas semanas desde el intento fallido o la ideación suicida, los sentimientos de desesperanza por hechos como un desengaño amoroso, la ruina económica o situaciones de urgencia social, pueden cambiar a mejor si se recibe la atención adecuada. (Como en todo lo humano existen numerosas excepciones). El segundo contexto, que es el que nos ocupa, es bien distinto. Se denomina autoliberación, y no es un acto irreflexivo que obedezca a ningún impulso, sino una opción meditada que el individuo toma en libertad: cuando la vida es sólo sufrimiento, la muerte es liberación. El concepto de suicidio asistido ha nacido dentro de la tradición moderna, autonomista y liberal, con la aceptación de algunos expertos en bioética que sin embargo están en contra de la eutanasia. “Uno de los más importantes objetivos de la medicina es conseguir que las personas enfermas sin esperanza de cura puedan morir con tanta comodidad, control y dignidad como les sea posible. Todavía existen ocasiones en que pacientes incurables sufren de una forma intolerable antes de morir, a pesar de que se realicen grandes esfuerzos para evitarles ese sufrimiento. Algunos de estos pacientes preferirían morir antes que vivir en las condiciones impuestas por su enfermedad, y unos pocos piden ayuda para ello a sus médicos. Nuestro objetivo es proponer un criterio clínico que permita a los médicos responder adecuadamente a los pacientes incurables que de una forma responsable les pidan ayuda para terminar con su vida. Nosotros apoyamos la legalización de este tipo de suicidio. El que un paciente con una enfermedad incurable quiera tener algún control sobre su propia muerte no es algo idiosincrásico, egoísta, ni muestra ningún tipo de desequilibrio mental. La idea de una muerte noble y digna, con un significado profundamente personal y único, se encuentra exaltada en grandes obras literarias, poéticas, artísticas y musicales. Cuando un enfermo incurable
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pide que le ayuden a morir de este modo, creemos que los médicos tienen la obligación de investigar la petición a fondo y, en determinadas circunstancias, considerar cuidadosamente el hacer una excepción a la prohibición de ayudar a morir” (Quill T.E. et al. Atención al enfermo terminal. Criterios clínicos propuestos para la asistencia médica al suicidio. New England Journal of Medicine, noviembre 1992). El suicidio asistido puede y debe verse como un paso más en la asistencia médica al paciente terminal, que debe juzgarse con el principio, -tradicional e irrenunciable en la ética médica-, de no abandono del paciente. A continuación se transcriben algunos párrafos de la Guía de Autoliberación que la Asociación DMD envía a sus socios: “Las asociaciones pro derecho a morir dignamente de todo el mundo se unen para aumentar la libertad de elección del enfermo terminal para morir con dignidad. La presente obra no es un manual de suicidio tipo “hágaselo usted mismo” y no representa el propósito global de ninguna asociación pro muerte digna. Se ofrece a miembros conocidos de dichas asociaciones para su información e interés personal y no está destinado a ninguna persona que busque, impulsiva o desesperadamente, poner fin a su vida en un futuro inmediato. No alentaríamos a una acción de ese tipo. Nadie posee un conocimiento absoluto en este campo. No existen “expertos en eutanasia” o píldoras mágicas para la autoliberación. En todos los métodos analizados ofrecemos conclusiones racionales, no garantías ni respuestas absolutas. Su vida está en sus propias manos. Ningún método es absolutamente infalible, pero con previsión, acabar con su vida de una manera digna y tranquila es muy simple. Suponemos que ha meditado profunda y largamente sobre las consecuencias implicadas. Pretendemos dar una luz de esperanza a aquellos que un día puedan alcanzar un punto en que la vida no contenga ninguna promesa salvo una sucesión de días de miseria, dolor y desesperanza, y que, desde su libre voluntad, hayan decidido poner fin a una existencia insoportable. Diversos estudios han mostrado que saber que se tiene el poder de parar puede dar el coraje de continuar. Antes de decidir realmente la autoliberación considere su decisión profundamente y asegúrese de que en su caso ya no dispone de ninguna otra solución aceptable. Después de todo, es una decisión irreversible. Para los que no han alcanzado este punto, la vida puede tener algo que ofrecer. No debe dar un paso irrevocable sin una reflexión completa y consciente o sin pensar en cómo sus acciones pueden afectar a su familia o a otras personas a quienes importa. Los mensajes a amigos y familiares pueden ser un acto final de amor hacia ellos. Estos mensajes pueden tranquilizar, explicar que su acto es meditado y el punto final de una vida plena. Puede explicar que ha disfrutado y atesorado los momentos que han compartido, pero que ha llegado para usted el momento de partir. Acuérdese de agradecerles todo lo que han hecho por usted.
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No debe emprender ninguna acción bajo tensión emocional o de manera apresurada. Cualquiera que sea el método por el que se decida, recuerde que sólo debe considerar el suicidio tras haber pensado y rechazado todas las demás opciones. Ocasionalmente oímos hablar de personas que se han sentido conducidas a considerar la posibilidad del suicidio debido a un inadecuado conocimiento de los recursos médicos o de otro tipo; las asociaciones pro derecho a morir dignamente recomendarán grupos que puedan ayudar, médicos, especialistas u otro tipo de profesionales”. La Guía de Autoliberación trata los métodos más seguros (bolsa de plástico, sedantes, etc.), con detallada información que se puede encontrar en otras publicaciones en librerías e Internet (ver bibliografía). Desaconseja métodos como la precipitación desde puentes o delante de un tren, accidente de tráfico, uso de armas de fuego, cuchillos u hojas de afeitar y envenenamiento que se consideran poco seguros o/y demasiado traumáticos para los demás. El objetivo es una muerte digna y responsable, respetando a las personas que se quedan.
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