2.- MARÍA EN LA TRADICIÓN DE LA IGLESIA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.
Desarrollo de la doctrina mariológica en los Padres de la Iglesia Doctrina acerca de la maternidad divina de María Doctrina acerca de la virginidad perpetua de María Doctrina acerca de la Inmaculada Concepción de María Doctrina acerca de la Asunción de María María Reina La maternidad espiritual de María
Pretendemos profundizar la verdad bíblica sobre María a la luz de la comprensión viva que los Padres nos han transmitido, y no limitarnos a la sola visión histórico-crítica de la Sagrada Escritura. Desde el principio tuvieron los Padres que orientar la verdadera fe ante posturas, que influenciadas por orientaciones vagas o escuelas concretas, pusieron en tela de juicio el verdadero desarrollo de la fe cristiana. Ellos también fueron testigos de una fe • que profundizaron en la meditación asidua, • la celebraron en la liturgia, • la tradujeron en testimonio de vida, • y la propagaron en una evangelización continua. Los Padres y escritores del tiempo antiguo rarísimamente escriben sobre María de modo directo y exclusivo; normalmente hablan de ella dentro de un contexto cuando por ejemplo, explican las divinas escrituras, profundizan y defienden el acontecimiento salvífico de Cristo o ilustran el misterio, la vida, el culto de la Iglesia. Haremos una presentación general de los principales Padres para favorecer el encuadre de los grandes temas Marianos, su inicio y desarrollo siguiendo un esquema cronológico. I Período: Hasta el Concilio de Calcedonia (a. 451) La primera imagen patrística de María es la de la MadreVirgen, equilibrio humanamente inestable -"que sólo puede conservar suficientemente unido una acción sobrenatural de Dios"-, y que "se rompió fácilmente sacrificando un extremo ante la supervaloración del otro. La línea judaizante, que perdura en los ebionitas, niega la virginidad: María, la Madre de Jesús, una madre como todas las madres. La línea doceta, que, por imperativos superiores, se conserva en el gnosticismo, rechaza la verdad de la maternidad: Jesús pasó por María como el agua por el tubo, sin recibir en sí mismo ningún influjo verdaderamente maternal de María". Restablecer el equilibrio "fue la gran tarea inmediata de los grandes escritores de la época. Este período, a partir de Éfeso, coincide con el florecimiento de la patrística, lo cual implica una maduración en los temas teológicos. Las razones más profundamente teológicas avalan las cuestiones de la maternidad divina, virginidad perpetua, relación María-Iglesia, santidad de María, intercesión... 1. Los primeros Padres hasta el Concilio de Nicea (325)
1
Siglo II San Ignacio de Antioquia (+ 107) La doctrina mariana de San Ignacio, en frases ocasionales, tiene el sabor de primitivo credo cristiano, que confiesa la maternidad virginal. Frente a los docetas, que niegan la realidad de la encarnación, y frente al judaísmo, que no admite la divinidad de Cristo y la concepción virginal, diseña los rasgos esenciales de la imagen de María que podemos resumir en los siguientes puntos: a) María, para S. Ignacio, permanece indisolublemente unida a Cristo y a su Cuerpo que es la Iglesia. Ella está siempre en función de Cristo. b) La confesión de fe en la realidad histórica de Cristo funda y da origen a la confesión de fe mariana. La Cristología ignaciana es la base sólida de su mariología. c) La virginidad de nuestra Señora es primaria y esencialmente un misterio que manifiesta el misterio de Cristo. Ella es la que concibe virginalmente y da a luz a Cristo. d) San Ignacio inserta a la Madre de Jesús en lo más vivo de la economía de la salvación y por ello forma parte integrante del Símbolo de la fe, desde el momento en que Cristo, protagonista de la historia de la salvación, es para siempre de María. e) Ella es necesaria, porque garantiza la realidad histórica de la carne de Cristo. Sin María, Cristo aparece como un fantasma doceta. f) Por ello negar a la Madre-Virgen es como negar la verdadera realidad de Cristo. San Justino (+ 165) Laico y filósofo, dialoga con el mundo de su época, representado por los paganos y los judíos. Fruto de ello son sus obras: las Apologías y el Diálogo con Trifón. Como temática principal destacamos estos puntos: a) Afirma la verdadera maternidad virginal ante los paganos: Jesús procede realmente de María, la Virgen, la cual lo concibió y dio a luz: "Ahora bien, por qué causa nació hombre de una virgen por la virtud del Verbo conforme al designio de Dios, Padre y soberano del universo, y fue llamado Jesús y después de crucificado (...), el lector inteligente podrá perfectamente comprenderlo por las largas explicaciones hasta aquí dadas". Entronca, frente a los judíos, a la Madre de Jesús con Abrahán a través de David, Judá, Jacob e Isaac, porque es un dato necesario para el cumplimiento de las profecías. La concepción de Jesús es virginal, e insiste tanto en el aspecto negativo -la encarnación se realiza sin varón ni unión carnal- y por eso la madre permanece virgen- como en la acción positiva fecundante que atribuye al Espíritu Santo. De gran actualidad resulta la matización del apologeta quien, al subrayar la concepción virginal tiene
2
buen cuidado en calificarla como misterio frente a los mitos paganos, siguiendo a S. Ignacio de Antioquía. Por ello dice que no se trata de fantasías antropomórficas, sino de una intervención milagrosa de Dios en la historia, que sitúa el hecho en la línea de los signos. b) Lo más original de Justino es el paralelismo antitético que establece entre Eva y María. Este paralelismo lo establece bajo tres aspectos: a) las dos son vírgenes; b) en las dos se da un procedimiento causal, que conduce a Eva a consentir el mensaje de la serpiente y a pecar, y a María a aceptar la palabra del ángel concibiendo a Cristo, y, por último, c) las consecuencias que se derivan, de sus acciones: para Eva la desobediencia y la muerte, y para María la generación del mismo Cristo, liberador del pecado y de la muerte. La primitiva comunidad no se fijaba sólo en la concepción virginal como realidad biológica, sino también en su aspecto de entrega en fe y obediencia. San Ireneo de Lyon (+ 202) Es la personalidad de mayor relieve y el primer teólogo en el sentido propio del término. Se le llama el Padre de la dogmática católica. La doctrina mariana, de gran relieve y perfectamente insertada en su esquema teológico, aporta los siguientes datos: a) El paralelismo antitético que establece entre Eva y María, no superado en su formulación por los Padres posteriores. El Verbo, en razón de su encarnación, recapitula a todo el hombre –cuerpo, alma, potencias- y a todos los hombres y así, asumiendo lo que es nuestro, como nuevo Adán, nos da por gracia lo que es suyo, es decir, la divinidad. Al establecer el paralelismo de Cristo con Adán, creado de la tierra virgen por el poder de Dios, entra en la escena la Madre de Jesús como tierra virgen, de quien tendrá su origen el nuevo Adán. El paralelismo se alarga, asumiendo nuevos rasgos, ya que, si Adán cayó en el pecado por medio de la virgen Eva, Cristo, por medio de una virgen -María- recapitulará a Adán, estableciendo una recirculación, a la que describe de este modo el obispo lionés: "Porque en Cristo se recapitula Adán, puede Cristo recircular, dirigir su inmortalidad hacia Adán, para absorber su mortalidad. Y porque en María se recapitula Eva, puede la virgen María desatar con su obediencia la desobediencia de la virgen Eva. Por consiguiente, la virgen María es hallada obediente cuando dice: He aquí la esclava; Eva sin embargo, desobediente, pues no obedeció cuando aún era virgen. De la misma manera como ella que, teniendo ciertamente por varón a Adán y, sin embargo, aún era virgen desobedeciendo se hizo causa de la muerte para sí y para todo el género humano; así María, teniendo predestinado un varón y siendo, sin embargo, virgen, obedeciendo se hizo causa de salvación para sí y para todo el género humano. Por esto la ley llama a la que estaba desposada con un varón, aunque todavía virgen, mujer de aquel con quien se había
3
desposado; dando a entender la recirculación que va de María a Eva. Porque no se puede desatar lo atado si no se vuelven para atrás los nudos de la atadura. De modo que los primeros lazos se suelten por los segundos y los segundos suelten a su vez a los primeros. Pues sucede así que el primer nudo se suelta por la segunda lazada y ésta da lugar a la solución de la primera. De esta manera, el nudo de la desobediencia de Eva halló solución por la obediencia de María; pues lo que ató la virgen Eva por la incredulidad, lo desató la virgen María por la fe". Así, desde el plano del proyecto de Dios, el autor nos lleva de la mano hasta el paralelismo antitético Eva-María: a) ambas son vírgenes en el momento de la acción; b) están desposadas; c) reciben un mensaje, del ángel María, y de la serpiente Eva; d) la dos consienten al mensaje, y e) su acción tiene una repercusión social: Eva con su desobediencia conduce a la muerte, la Virgen con su obediencia reconduce al género humano hasta la vida. b) Frente al docetismo de Marción y de los valentinianos enseña, como perteneciente a la fe de la Iglesia, la verdadera maternidad de santa María, fundamento necesario que sostiene la realidad humana de Cristo y sin el cual es imposible la recapitulación y la recirculación. c) Los gnósticos no tenían dificultad en aceptar el aspecto virginal, aunque negando realmente la verdadera maternidad, pero sí era problema para los ebionitas y Marción. La maternidad virginal por obra del Espíritu es, para S. Ireneo, verdad que pertenece a la fe de la Iglesia, doctrina clara de la Escritura y pilar que sostiene su propia teología. Para S. Ireneo la profesión de la maternidad verdadera y virginal de María es artículo de fe y condición indispensable para participar en la salvación". Los Apócrifos Los Apócrifos nacen en función de una triple finalidad: • colmar las lagunas históricas (o pretendidamente históricas) dejadas por los evangelios canónicos, • defender posturas doctrinales concretas (finalidad apologéticodoctrinal • llenar un espacio litúrgico y devocional. Entre los apócrifos destaca la primera redacción del Protoevangelio de Santiago, que pretende dar respuesta, desde la piedad popular, a temas tan importantes como la concepción y el parto virginales, el verdadero parentesco de los hermanos de Jesús -para el autor, son hijos de un primer matrimonio de José-, la ascendencia davídica de Jesús, etc. Es sobre todo la defensa de la virginidad de Nuestra Señora lo que ocupa el primer plano, de modo que el autor acumula argumentos para sostener que María es Virgen antes del parto, en el parto y después del parto. Siglo III
4
A principios del siglo III se confiesa a “Jesucristo, Hijo de Dios, que nació del Espíritu Santo y de María Virgen” en la fórmula del Símbolo. En esta confesión expresó el pueblo cristiano su fe en la verdad plena de la Encarnación y al mismo tiempo esa afirmación debió influir decisivamente en el desarrollo del culto y de la devoción mariana. Tertuliano (160 – 220) Laico africano, el más grande de los apologistas latinos y pionero de la teología occidental. Defiende frente a la herejía gnóstica la verdadera humanidad de Cristo y, por consiguiente, la maternidad verdadera de María y la concepción virginal. Tertuliano afirma que María fue virgen en la concepción, no fue virgen en el parto; no habla claramente contra la virginidad después del parto. Tertuliano no revela una particular simpatía por la persona de la Madre de Jesús en cuanto tal, y en algún pasaje la presenta como falta de fe, exaltándola en cambio al establecer el conocido paralelismo Eva – María: "Ante todo será preciso apuntar el motivo por el cual el Hijo de Dios debía nacer de una virgen. Debía nacer de un modo nuevo el iniciador de un nuevo nacimiento, acerca del cual el Señor había dado una señal anunciada de antemano por Isaías. ¿Cuál es esta señal? (...). Este es el nacimiento nuevo: el hombre nace en Dios porque Dios ha nacido en el hombre, tomando la carne de la antigua raza: así la restauró con una raza nueva, la raza espiritual, purificada por el hecho de haber quedado expulsados los antiguos errores. Ahora bien, toda esta nueva forma de nacimiento así como estaba prefigurada en el viejo nacimiento con todos sus detalles, así también hace inteligible la disposición del nacimiento virginal. Porque cuando surgió el hombre, la tierra era virgen y no había sido vejada por el trabajo humano ni se le había introducido semilla alguna. De esta tierra virgen se nos dice que Dios hizo al hombre para que fuera un ser viviente. Ahora bien, si esto se refiere al antiguo Adán, tenemos razón para pensar que sucederá paralelamente en el Adán novísimo (...). Este segundo, pues, nació de una tierra virgen (...). Dios lo restableció a su imagen y semejanza, que había sido arrebatada por el diablo, por una operación paralela. Porque la palabra del diablo, artífice de la muerte, se metió dentro de Eva cuando ésta era todavía virgen; paralelamente la palabra de Dios, constructora de la vida, tenía que meterse dentro de la virgen, para que se restableciera la salud del hombre por el mismo sexo por el cual había venido al hombre la perdición. Eva creyó a la serpiente, María creyó a Gabriel. Lo que aquélla pecó creyendo, creyendo lo corrigió ésta. Se objetará: Pero Eva no concibió nada en su seno por obra de la palabra del diablo. Ya lo creo que concibió: porque la palabra del diablo fue el semen por el que ella tuvo luego que parir desterrada y con dolores, dando a luz, en suma, a un diablo fratricida. Por el contrario, María dio a luz a aquél que tenía que salvar a su hermano carnal, Israel, su propio matador. Al seno virginal hizo Dios descender su propia Palabra, el hermano bueno que había de borrar la memoria del mal hermano. Y por esto Cristo, para salvar al hombre, tuvo que salir de allí mismo donde se había metido el hombre llevando sobre sí la condenación". Orígenes (185 – 254)
5
Maestro en la famosa escuela de Alejandría y después en Cesarea de Palestina, escribió numerosísimas obras de crítica textual, de apologética, de teología, de exégesis. Punto principal de su doctrina y espiritualidad es el Verbo, que se comunica al hombre y lo transforma, para llevarlo, una vez renovado, hasta el Padre. La Virgen María, hacia la que demuestra una profunda veneración, tiene un puesto de honor en el misterio del Verbo encarnado y en la comunidad que lo recibe y afirma de ella que es verdadera Madre Virgen y santa, tipo del creyente espiritual o perfecto:
a) Confuta la doctrina de los docetas, que disuelven el nacimiento de Jesús y niegan que Cristo haya venido en la carne y nacido de María, atribuyéndole un cuerpo celeste.
b) Para este autor – y contra los ebionitas- es claro que la concepción virginal es parte constitutiva del Kerigma cristiano: “Si alguno cree que quien fue crucificado bajo Poncio Pilato era un ser sagrado, venido al mundo para salvarlo, pero mantiene que debe su concepción no a la Virgen y al Espíritu Santo, sino a José y a María, a ese tal le falta lo necesario para tener la fe plena”. Sostiene también que la perpetua virginidad de María, aunque divulgada a través de libros apócrifos, pertenece al depósito de la fe cristiana y tacha de hereje a quien no lo crea.
c) Acepta la solución de que los hermanos de Jesús son hijos de José habidos en un matrimonio anterior.
d)
El historiador Sozomeno (s.V) afirma que Orígenes usó el término Theotokos, pero en los escritos conservados no aparece esta expresión, aunque sí claramente el significado. Es más, la figura teológica de la Virgen tiene como paradigma su relación con el Verbo Encarnado, punto básico para centrar la figura de María, que se prolonga en maternidad espiritual.
e) Orígenes presenta a la Sierva del Señor como tipo del creyente en el camino de la fe, “a la cabeza de todos en la progresiva búsqueda y descubrimiento del Verbo, como esposa pronta a la identificación con el Esposo divino”. Es cierto que acepta imperfecciones en ella, como la duda ante la pasión de Cristo, pero esta tesis es fruto, sobre todo, de dos presupuestos: una determinada concepción de la ascesis-el camino que parte desde la imagen a la semejanza y que han, de recorrer todos, también Maríay el dogma de la universalidad del pecado y de la redención universal de Cristo. Esta explicación hace posible coordinar las dos afirmaciones de Orígenes: por una parte María tiene imperfecciones en el difícil seguir y comprender a su Hijo y, por otra, es realmente digna de admiración, porque la proclamó bienaventurada el mismo Espíritu.
6
Desde el Concilio de Nicea (a. 325) al de Éfeso (a. 431) Este período coincide con la edad de oro de la patrística y es también el momento cuando se advierte con claridad un marcado interés específico por la Madre del Señor y cuando, además, la devoción a la Señora adquiere un notable desarrollo. Los factores que influyen en este auge Mariano pueden reducirse a estos cuatro: 1) la paz oficial concedida por Constantino; 2) el desarrollo del monaquismo con su ideal de virginidad y su rechazo por los heterodoxos Elvidio, Bonoso etc; 3) el establecimiento de unas normas litúrgicas y la implantación de fiestas de la Virgen, que dieron lugar a una riqueza de homilías e himnografías marianas; 4) la herejía de Arrio, condenada en Nicea, la cual al negar que el Logos era Dios, consiguientemente debía negar la maternidad divina de María; la opinión de Pelagio sobre la bondad original de la naturaleza humana y la capacidad del hombre sin la gracia influyó en el tema de la Inmaculada Concepción. La sensibilidad de los Padres griegos y siríacos es distinta a la de los latinos y también sus preocupaciones; por ello se advierten matices diversos en los Orientales y Occidentales. Capítulo importante del esfuerzo teológico acerca de la doctrina sobre la Virgen son las homilías –muchas anónimas-, pronunciadas en la fiesta de la Madre de Dios o en la Presentación del Señor, en las cuales se desarrollan temas relativos a la fe de la Iglesia, cuestiones controvertidas y propias de la piedad popular mariana. Padres de Oriente San Atanasio de Alejandría (295 – 373) Participó como Diácono en el concilio de Nicea y fue obispo de Alejandría, llamado pilar de la Iglesia y padre de la ortodoxia, es uno de los Padres que más han contribuido al nuevo interés por la persona y la misión de María en el plano de la salvación. Su producción teológica podemos agruparla en tres campos:
a)
en el campo doctrinal: además de la defensa antiarriana de la consustancialidad del Hijo con el Padre – y de aquí la verdadera maternidad divina de María-, luchó contra herejías cristológicas que negaban la integridad y verdad de la carne asumida por Cristo y no coeterna con el Verbo o preexistente. En este contexto dogmático enseña la verdadera maternidad divina y virginal de María.
b) En el campo litúrgico, suya es, según parece, la primera homilía mariana conocida, en la que comenta los episodios de la anunciación, la visitación y el nacimiento del Salvador.
c)
Quizás lo más significativo de san Atanasio sea su doctrina mariana en el campo ascético. Insiste en la doctrina de la virginidad
7
perpetua de la Theotokos al mismo tiempo que en su ejemplaridad para todos los consagrados como vírgenes al Señor. San Efrén el Sirio (306 – 373) Diácono, fue el gran padre de la Iglesia siro-antioquena o caldea, la cítara del Espíritu Santo y el doctor mariano. Con sus cantos, acompañado de coros de niños y de monjes, ensalzó a la Madre de Dios, pues, como dice un autor, "con S. Efrén se abre la era de la himnografía mariana y la figura de María asume relieve en su interioridad de Madre-virgen y de creyente". En estos puntos podemos resumir lo mejor de su aportación: a) En primer lugar subraya la maravillosa belleza espiritual de nuestra Señora, su vida santa, que le lleva a exclamar: "Verdaderamente, Jesús, sólo tú y tu madre sois sobremanera hermosos, porque en ti, Señor, no hay mancha, ni en tu madre deformación". b) Insiste este santo Padre en la realidad' indiscutible de la maternidad divina, ya que María es Madre, a la vez, de quien es verdadero hombre y verdadero Dios, y precisamente el hecho de engendrar en su seno al mismo Dios encarnado es la razón en que se fundamenta su belleza o santidad. c) La maternidad de la Esclava del Señor es virginal privilegio preanunciado en textos y símbolos del A. Testamento y confirmado en la resurrección de Jesús del sepulcro: "El vientre de la madre y los infiernos anunciaron con júbilo tu resurrección: el vientre te concibió estando cerrado; el sepulcro te dio a luz cuando estaba sellado: contra la naturaleza concibió el vientre y el sepulcro te restituyó”. Este santo aporta un dato significativo y de actualidad teológica, al subrayar el valor de la integridad corporal de María en la concepción y en el nacimiento del Salvador. Afirma que la Sierva del Señor fue fecundada por la palabra de Dios, pronunciada por el arcángel Gabriel. d) La Virgen, para san Efrén, es el símbolo de la Iglesia y también desarrolla en diversos lugares el paralelismo antitético Eva-Maria: "Mira, a la humanidad se le han dado ojos. Eva fue su ojo ciego, el izquierdo. El ojo derecho, el luminoso, fue María. Por causa del ojo tenebroso todo el mundo quedó a oscuras y la gente iba errante, pensando, que cualquier piedra era Dios y así consideraba lo falso como verdad. Pero cuando el mundo quedó iluminado por medio del otro ojo y entró la luz celestial, entonces la humanidad se vio reconciliada y descubrió cuál había sido la causa de su ruina. De nuevo halló la concordia". e) Es pionero nuestro santo poeta en traducir los sentimientos de la Virgen junto a la cuna del recién nacido y en el testimonio de la aparición de Cristo a su Madre, una vez resucitado. Sus cantos, traducidos rápidamente al griego e imitados por otros, ejercieron un fuerte influjo en la liturgia oriental.
8
San Cirilo de Jerusalén (+ 387) En sus catequesis prebautismales, explica a los catecúmenos la fe de la Iglesia, confesada en el Símbolo e inserta la doctrina mariana en el desarrollo del contenido de esta fe, con lo cual "las Catequesis de S. Cirilo -en el marco de la comunidad eclesial de Jerusalén- nos ofrecen la posibilidad de descubrir cuáles eran los rasgos más esenciales sobre la Virgen María que se exponían en el catecumenado de adultos. Su enseñanza sobre la Virgen se centra prácticamente en su maternidad divina y virginal, tema que desarrolla en la catequesis XII sobre la encarnación del Verbo. Alrededor de esta única cuestión, razón por la cual María se incluye en el Símbolo, podemos deslindar las siguientes afirmaciones: a) Proclama el realismo de la Encarnación -presupuesto necesario de una verdadera redención-, frente al gnosticismo maniqueo, lo cual implica la auténtica maternidad de nuestra Señora. b) Esta verdadera maternidad de María significa que su Hijo es verdaderamente Dios, engendrado desde toda la eternidad por el Padre y que fue engendrado en el tiempo por obra del Espíritu Santo sin cooperación de varón. Cirilo emplea espontáneamente el título de Theotokos sin dar explicación especial, ya que su doctrina apunta claramente en esa dirección. c) Afirma con rotundidad la concepción virginal, solventa las dificultades propuestas de parte de los judíos, interpretando en su justo sentido a Isaías 7,14, Además del fundamento de la Sagrada Escritura se apoya en argumentos de conveniencia para ilustrar el hecho de este misterio: “Era conveniente –dice- que quien es integérrimo y maestro de la virginidad proviniese de un tálamo virginal”. d) Apunta el paralelismo antitético Eva-María y da una pincelada de teología de la feminidad, cuando sostiene que en la Virgen se ha restablecido la dignidad de la mujer, que Eva perdió: "Las mujeres están sometidas al hombre para procrear. Pues Eva había nacido de Adán, sin ser concebida por una madre, sino salida de un hombre como si él la hubiese dado a luz; la deuda de esta gracia la devolvió María cuando, por la fuerza de Dios, no por un hombre sino por sí sola, concibió intacta y por el poder del Espíritu Santo". e) Habla, por último, S. Cirilo de una santificación (agiadso) de la Virgen de Nazaret por medio del Espíritu Santo en el momento del anuncio del ángel, la cual lleva consigo una especial consagración para que pueda acoger en su seno al Verbo de Dios, purificada y limpia de toda mancha, con lo que responde a la insistencia maniquea de que es indigno de Dios pasar a través de los miembros de una mujer. Los Padres Capadocios
9
De excepcional interés para la fe cristiana, manifiestan una especial atención a la Madre de Dios, pues, aunque en sus escritos no se encuentren muchos textos marianos, sin embargo tienen notable valor teológico sobre todo porque se inspiran en la relación imprescindible y fundamental entre la Virgen y su Hijo. A los tres nombres suele añadirse el de Anfiloquio de Iconio (+ 394), amigo de ellos, que participó en las controversias de su tiempo y nos legó dos homilías, una sobre la Navidad y otra sobre la Presentación en el templo. Esta última constituye uno de los más antiguos testimonios a propósito de la fiesta del 2 de febrero. Anfiloquio es un testigo de la fe en la virginidad perpetua de María y en su maternidad divina. 1.- S. Basilio de Cesarea (+ 379) -el GrandeConsiguió claramente un equilibrio entre acción pastoral y profundización ideológica. En estos datos podemos resumir su pensamiento mariológico: a) Presenta el vaticinio de Isaías como el anuncio de la maternidad divina y virginal, porque, según él, no puede referirse tal signo a un hecho común y sin relieve, y además la profecía 'y el hecho coinciden en que "la misma mujer es virgen y madre; y permaneciendo en la santa condición de virgen, obtiene también la bendición de la maternidad". b) Enseña también la virginidad perpetua. c) Reconoce la santidad de la Madre de Dios, pero interpreta el episodio de la espada de Simeón en el sentido de que María dudó al pie de la cruz, duda que él acepta en la Madre de Jesús, de acuerdo con los conocidos presupuestos de Orígenes, expresados así 'por San Basilio: era conveniente que Cristo, muerto para justificar a todos, justifique también a ella y sea sólo él quien la confirme en la fe. 2.- San Gregorio Nacianceno (+ 390) Orador famoso y el mayor teólogo de la Iglesia bizantina -el Téólogo-, con su gran precisión y agudeza, presenta en estos cuatro puntos su doctrina mariológica: a) Propone la utilización del título Theotokos como condición indispensable para permanecer en la recta fe, anticipándose al concilio de Éfeso, ya que en ella se expresa la verdadera divinidad y humanidad de Jesucristo. b) Aunque S. Cirilo de Jerusalén habló de una consagración de María en el momento de la Encarnación, fue san Gregorio quien introdujo la teoría de su prepurificación por el Espíritu en orden a la concepción virginal: "Fue concebido en el seno de la virgen, previamente purificada en su cuerpo y en su alma por el Espíritu, ya que convenía honrar el hecho de la generación, destacando al mismo tiempo la preeminencia de la virginidad". En esta doctrina quieren ver algunos autores una intuición de la verdad definida por la Iglesia como dogma de la Inmaculada Concepción, afirmación que para otros supone salirse de la órbita de pensamiento de S. Gregorio.
10
c) Combina el santo un doble simbolismo sobre el templo: María es el templo de Cristo y éste es, a su vez, el templo del Verbo. El seno de María Virgen resplandece con la intervención del Espíritu para ser digna morada (templo) del Verbo que se hace carne. d) Subrayamos, por último, que este santo doctor, además de proponer a María como modelo de vírgenes, es uno de los primeros Padres que testimonian a propósito de la oración directamente dirigida a María para buscar su protección. 3.- San Gregario Niseno (+ 394) Hermano menor de San Basilio, es un gran pensador y místico. "La figura de María –dice Mateo Seco- no ocupa en la obra del Niseno un lugar central: aparece siempre en dependencia de su Hijo, y se encuentra estrechamente relacionada con su obra redentora. Sin embargo, santa María aparece repetidamente evocada por la pluma del Obispo de Nisa en las obras más diversas (...). Santa María es, pues, verdaderamente Madre de Dios, verdaderamente virgen y verdaderamente santa. Y es madre del Redentor, nueva Eva, madre de la vida, en la que se inaugura nuestra restauración". En síntesis éstos son los puntos más importantes de su doctrina mariana: a) Defendió, con gran claridad de pensamiento, la maternidad divina de la verdaderamente Theotokos frente a Apolinar de Laodicea. b) Utiliza, quizás por vez primera, la analogía entre el parto virginal de Cristo y la generación eterna del Verbo como argumento contra las doctrinas arrianas, porque "lo mismo que, naciendo de María, Cristo no corrompe su virginidad física, sino que el nacimiento fue sin dolores de parto, así, incluso infinitamente más, naciendo eternamente del Padre, el Verbo no indujo en el que lo engendra ninguna pasión o situación que lo mudara". Este testimonio prueba claramente que la doctrina del parto virginal era aceptada por los ortodoxos y por los arrianos. c) Descubre en el Antiguo Testamento abundantes signos-no sólo Isaías 7,14-, que prefiguran y, preanuncian la virginidad de María: "como la zarza que arde sin consumirse, María da a luz sin corrupción". Es más, parece que S. Gregario Niseno milita en el número de quienes afirman que la Virgen de Nazaret hizo un voto o propósito de virginidad. d) También podemos añadir que emplea con frecuencia en sus homilías los evangelios apócrifos, sobre todo el Protoevangelio de Santiago, -iniciando así una costumbre que tendría bastante eco en los Padres para elogiar a la Madre de Dios, exaltando la íntegra virginidad de María. San Epifanio de Salamina (315-403) De origen palestino y obispo de Salamina (Chipre), es célebre, sobre todo, "por la defensa de la perpetua virginidad de María, por las precisiones sobre
11
el culto mariano y por un precioso testimonio sobre la dormición de la Madre de Dios". Podemos resumir su aportación en los siguientes puntos: a) Para él nuestra Señora es verdaderamente Theotokos, afirmación que sostiene frente a arrianos y apolinaristas. Esta maternidad es virginal es decir, por obra del Espíritu Santo. b) Contra unos contestatarios marianos (los antidicomarianitas) Epifanio afronta el problema de la perpetua virginidad de María acumula argumentos bíblicos, de los evangelios apócrifos, de razón y de tradición. La cuestión de los hermanos de Jesús la solventa acudiendo a la conocida tesis del matrimonio precedente de San José. c) Retorna el tema ireneano del paralelismo Eva-María, sugiriendo la relación María-Iglesia en dos párrafos del Panarion. d) Un campo importante, donde señala límites y orienta positivamente, es su doctrina del culto a la Virgen, es un momento en que todavía no se distinguía claramente el culto debido a Dios y a los santos. En su rigorismo cultual se inspiraron los iconoclastas y se apoyarán más tarde los protestantes. Nuestra Señora debe ser venerada -dice- pero la adoración es exclusiva de Dios. e) Ningún autor conocido trató, antes de S. Epifanio, el tema de la muerte y asunción de María, presentando diversas hipótesis, que bien pueden reflejar las sostenidas entonces entre los fieles, aunque el santo no se inclina por ninguna de ellas. San Juan Crisóstomo (+ 407) De la escuela antioquena, patriarca de Constantinopla, máximo orador griego, de acuerdo con su escuela su lectura exegética de la Biblia es literal y, leyendo así los episodios relativos a María en los evangelios, no duda el santo en atribuir a la Virgen imperfecciones. Ofrece una imagen de la Madre de Jesús demasiado humana, como la de una madre que se apoya en sus derechos y debe ser llevada por Cristo poco a poco a superar esa dimensión y convertirla en discípula. "Pero el Crisóstomo no intenta presentarla con una santidad imperfecta, sino que debemos comprender esta imagen mariana a la luz de la finalidad intentada por él: animar a todos los cristianos a seguir una vida virtuosa, proponiéndole un modelo único, exactamente a María, en la que conviven valores y defectos, límites humanos y virtudes santas sin negarse recíprocamente". Los aspectos más destacados de la Mariología de san Juan Crisóstomo se centran en: a) la afirmación rotunda de la verdadera maternidad de María, aunque, como formado en la escuela antioquena, no usa el título Theotokos. b) la asunción del carácter maravilloso de la concepción de Jesús, que fue profetizada ya por Isaías y que sólo por la fe puede aceptarse.
12
c) la aceptación, como dato evangélico, de la perpetua virginidad de María.
13
Padres de Occidente La tradición latina no posee la riqueza mariológica de la griega, pero sí aporta su propia originalidad, que podemos concretar en una mayor atención a la persona de María y en la presentación de su figura moral exenta de imperfecciones, correctivo que, sobre todo a partir de san Ambrosio, los latinos aportan como peculiaridad a los Padres de Oriente. Tema nuevo es el suscitado sobre el pecado original y la exención de María de esa culpa. Responde esta pintura a una sensibilidad especial de los latinos por los problemas del hombre, del derecho, de la moral. S. Hilario de Poitiers (+ 367) La Virgen, en cuanto asociada a su Hijo en el plan salvador, ocupa un puesto importante en los escritos de San Hilario, teniendo en cuenta que para el santo, dentro de la más pura línea tradicional, la misma encarnación es ya una realidad salvífica. Por otra parte, al aceptar la Doncella de Nazaret en fe el don de la salvación, ella se convierte en símbolo y modelo .del hombre redimido. Como datos más salientes de su enseñanza sobre nuestra Señora podemos resaltar éstos en concreto: a) La maternidad divina de María es, para San Hilario, fruto de la identidad personal del Hijo de Dios y motivo claro de admiración, ya que es el "Hijo único de Dios” quien se introduce en la forma de un cuerpecillo humano en el seno de la Virgen Santa", como signo de la condescendencia divina: "La imagen de Dios invisible (Col 1,15) no rehusó la bajeza de los comienzos humanos, y pasó a través de la concepción, el parto, los vagidos, la cuna y todas las otras miserias de nuestra condición humana. ¿Cómo corresponderemos dignamente a tan amorosa dignación?...” En su Comentario a la genealogía del evangelio de san Mateo observa que la triple división en catorce generaciones falla en la última, que sólo tiene trece, y esta irregularidad le da pie para afirmar la doble generación de Cristo, con la cual se completan las catorce: b) Esta condescendencia divina es de alguna manera superada por el modo divino de encarnarse en el seno de María: Ella es santificada en la anunciación por el Espíritu, aspecto que Hilario toma de Oriente, para dar origen al santo. Si la realidad de la Encarnación es una humillación para el Verbo, el modo –concepción virginal- implica una santificación por el Espíritu Santo del seno de la Virgen-Madre. c) También confiesa, por último, la virginidad perpetua de la Virgen nuestra Señora y, siguiendo la tesis de san Epifanio sostiene que los hermanos de Jesús son hijos de un matrimonio anterior de San José. San Ambrosio de Milán (339-397). Con san Ambrosio el occidente llega a una gran altura en la reflexión Teológica sobre la Virgen, por lo que puede ser justamente llamado Padre
14
de la Mariología latina. He aquí los puntos claves de su doctrina mariana en tres aspectos diversos: dogmático, moral y eclesial. a) En el aspecto dogmático, confiesa con rotundidad hecho de la maternidad divina de María, estableciendo un paralelismo entre la procesión del Verbo y el nacimiento de Cristo: "Esta es la fe común, que Cristo es Hijo de Dios sempiterno del Padre y nacido de María (...). Pues no es uno del Padre y otro de la Virgen, sino el mismo es de un modo del Padre y de otro de la Virgen". Esta maternidad se lleva a cabo mediante la concepción virginal como signo de que el concebido es Dios. Entre las razones de conveniencia que aporta, ofrece una que influirá decisivamente en la tradición latina: la concepción virginal es la raíz de la exención de Cristo de la herencia del pecado original, ya que con ella se introduce un nuevo comienzo que rompe con el esquema de las generaciones naturales y da comienzo al nuevo Adán. b) En el aspecto ético-espiritual, defiende la virginidad perpetua de nuestra Señora frente a Joviniano, Elvidio y Bonoso con argumentos tradicionales y también con algunos propios. Para el santo, siguiendo a los Padres Orientales y en especial a san Atanasio, "era virgen no sólo en el cuerpo sino en la mente", es la clave interpretativa de la grandeza moral de María. Porque la virginidad -según él- comporta la vivencia de todas las virtudes, destacando su fe frente a la tesis de Orígenes: "No sería justo -dice- que una incrédula fuese escogida para Madre de Dios”. c) Presenta a la Virgen al pie de la cruz en actitud de condolencia con su Hijo, pero llena de fe y esperanza, corrigiendo de nuevo la imagen mariana propuesta por Orígenes. d) Por último, importa destacar la comparación que establece directamente -el primero entre los Padres occidentales- entre Maria y la Iglesia, aun entre la Iglesia y cada fiel, con relación a la virginidad de la fe y a la fecundidad, de modo que María sea el modelo-tipo de la Iglesia: "Con razón estuvo María desposada y es a la vez virgen, pues ella es imagen de la Iglesia, la cual es sin mancha y, sin embargo, desposada. Siendo virgen, nos concibe del Espíritu Santo y nos da a luz sin gemido. Por eso, quizás, Santa María estuvo desposada con uno (José), pero fue fecundada por otro (el Espíritu Santo), pues también cada una de las iglesias es fecundada por el Espíritu Santo y la gracia y, sin embargo, se une externamente a un sacerdote (obispo) temporal". San Jerónimo (342-420) Es, por antonomasia, el exegeta de la Iglesia latina. Tradujo casi todos los libros de la Biblia por encargo del papa san Dámaso. Del cual recordamos la siguiente enseñanza mariológica: a) A causa de la polémica sostenida contra Elvidio y Joviniano, negadores de la perpetua virginidad de la Doncella de Nazaret, este tema llega a ser la nota dominante en su pensamiento sobre la Madre de Dios. De hecho a él
15
debemos el primer escrito plenamente mariano -Sobre la perpetua virginidad de la Bienaventurada Virgen Maria contra Elvidio- con su estilo incisivo y mordaz, y todo él basado en la interpretación de textos escrituristicos. b) El tema de la virginidad en el parto aparece sólo dudosamente afirmada. c) Pinta, además, un retrato moral de la Señora, de su santidad, como llena de la gracia del Espíritu y adornada de las virtudes, presentándola como la antítesis de Eva y la tierra prometida de David. También subraya la actitud meditativa de María ante la Sagrada Escritura. San Agustín (345-430) El más grande de los Padres latinos y tal vez de todos los Padres de la Iglesia, enseña una doctrina mariológica en parte tradicional y en parte fruto de su propio pensamiento. Sus intuiciones y prospectivas gozan de una profundidad única y anticipan sorprendentemente las afirmaciones del Concilio Vaticano II, que le cita más que a ningún otro Padre. Como el concilio, ya san Agustín presenta el misterio de la Virgen en el contexto de la eclesiología. Estos son los puntos más importantes de su doctrina mariológica: a) Para referirse a la maternidad divina, aunque no emplee esta expresión, tiene frases realmente precisas, anticipándose a Éfeso y Calcedonia. Afirma en numerosos textos el principio de la única persona del Verbo, en el que se fundamenta la elaboración del dogma, pero al mismo tiempo subraya la condición humana que el Verbo asume de la Virgen: "Es Dios el mismo que es hombre, no por confusión de naturaleza, sino por unidad de persona (...). ¿Cómo podríamos confesar en la regla de fe que creemos en el Hijo de Dios, que ha nacido de la Virgen María, si no es el Hijo de Dios, sino hijo del hombre el que ha nacido de la Virgen María? ¿Quién entre los cristianos niega que de aquella mujer haya nacido el hijo del hombre? Pero es Dios hecho hombre y hombre hecho Dios". b) Según el santo la concepción virginal tiene una importancia paradigmática para la Cristología, dada su visión de la transmisión del pecado original. En la concepción de Cristo intervienen, por una parte, el Espíritu Santo para santificar y, por otra, la plena adhesión en fe y caridad de María. c) Punto claro en su doctrina es el dogma de la perpetua virginidad de nuestra Señora, que expresa con estas palabras: "¿Quién comprenderá la novedad nueva, inusitada, única en el mundo, increíble que viene a ser creíble, y en todo el mundo increíblemente creída, de que una virgen concibió, una virgen dio a luz y permaneció virgen dando a luz?". "Virgen al concebir, virgen en el parto, virgen intacta, virgen encinta, virgen grávida, virgen perpetua". La concepción virginal, la virginidad en el parto y su permanencia en ella, sostenidas con vigor por el santo, tienen su punto de arranque en el voto que -según san Agustín- emitió María antes de la anunciación.
16
d) Un tema especialmente significativo en su teología mariana es la relación María-Iglesia desarrollado por él con una especial hondura: Así considera, en primer lugar, a la Virgen como miembro de la Iglesia, aunque excelso, es decir, del Cristo total -Cabeza y Cuerpo- y afirma que en este sentido la Iglesia es superior a nuestra Señora. Por otra parte, establece una relación de semejanza entre María y la Iglesia, sobre todo en el plano de la maternidad y de la virginidad. La Virgen es prototipo de la Iglesia e influye maternalmente con su caridad. c) La santidad de María es presentada por San Agustín primero como el rechazo de cualquier pecado en ella. En otro sentido, el voto de virginidad confiere a María el papel de prototipo de todas las Vírgenes por su entrega incondicional a Dios y a su voluntad. En este período hay que reseñar además, a Severiano de Gábala (+ hacia 408), quien defiende la concepción virginal, utiliza ampliamente el título de Theotokos, tiene un gran concepto de la santidad de María, retorna el paralelismo Eva-María, la presencia de la Virgen en el cielo, la intercesión de la nuestra Señora en favor de todos los fieles. Entre los latinos, a Zenón de Verona (+ 372), que aporta uno de los primeros testimonios latinos sobre el parto virginal indoloro y la perpetua virginidad de nuestra Señora; a Máximo de Turín; a Gaudencio de Brescia (+ 406) con su conocida exégesis de Caná, y al poeta Aurelio Prudencio, entre otros.
17
Desde Éfeso (a. 431) hasta Calcedonia (a. 451) Durante una celebración litúrgica en la catedral de Constantinopla, en los años 428 ó 429, y en presencia de su patriarca Nestorio, Proclo, después su sucesor, pronunció una homilía en honor de la Virgen y la llamó Theotokos. La reacción de Nestorio, formado en la escuela antioquena, fue rápida y contundente: María -dijo- puede ser llamada Christotokos pero no Theotokos. Se trata, cierto, de una cuestión cristológica, pero que afecta a la mariología en su más profunda raíz. Las intervenciones de Cirilo de Alejandría, del papa Celestino I y de Teodosio II culminan en el concilio de Éfeso donde se clarifican las diversas posturas acerca del título mariano de Madre de Dios. El concilio de Éfeso significó- un avance, en la vida práctica de la Iglesia, con relación a la figura de la Virgen, que penetró más profundamente en el pensamiento, en los intereses y admiración del Pueblo de Dios. El culto mariano se afirmaba cada vez más a partir del Oriente cristiano y la liturgia tendía a reservar, cada vez con más claridad, un puesto especial a la Madre de Dios y se abría camino el género de la homilía. Corresponde a un capítulo importante de la mariología la doctrina desarrollada por las homilías griegas de este siglo, que se pronunciaban en la Navidad o en la fiesta de la Madre de Dios, en la Presentación del Señor y fiesta del Encuentro (Hipapanté), desarrollando los temas propios de la fiesta. La homilía de Proclo de Constantinopla, que provocó las iras de Nestorio y las pronunciadas como patriarca de Constantinopla son un buen ejemplo de la implantación temprana de las fiestas de la Virgen -y su recuerdo en algunas fiestas del Señor- sobre todo en la Iglesia oriental. San Cirilo de Alejandría (+ 444) De la escuela de Alejandía, cuyo nombre está ligado al del patriarca Nestorio y al del concilio de Éfeso con todos sus avatares, abrió el camino a la larga serie de homiletas bizantinos del siglo V. Nestorio, de la escuela antioquena rival de la alejandrina, enseña que en Cristo no sólo hay dos naturalezas sino dos personas y por ello de María puede predicarse que sea Christotokos pero no Theotokos. Cirilo interviene en seguida en la controversia y se convierte en el paladín de la maternidad divina -la Theotokos-y por esta causa es principalmente reconocido. Es precisamente en esta controversia donde Cirilo aquilata su propio pensamiento y terminología dogmática. El concilio de Éfeso confirmó la doctrina de la segunda carta de Cirilo a Nestorio, donde exponía la verdadera enseñanza de la Iglesia sobre Cristo, lo cual implicaba el hecho de la divina Maternidad. En esta carta y en numerosos escritos vuelve una y otra vez San Cirilo sobre la misma verdad: "Porque no nació primeramente un hombre vulgar de la santa virgen y luego descendió sobre él el Verbo; sino que, unido desde el seno materno, se dice que se sometió a nacimiento carnal, como quien hace suyo el nacimiento de, la propia carne (...). De esta manera (los Santos Padres) no tuvieron inconveniente en llamar Madre de Dios a la santa Virgen". Su amor y devoción a nuestra Señora le inspiraron la célebre homilía pronunciada en el concilio efesino:
18
"Alégrate también por nuestra causa, OH María Madre de Dios (...) pues por ti es santificada la Trinidad; por ti es honrada y adorada la cruz en toda la tierra; por ti el cielo exulta; por ti se alegran los ángeles y arcángeles; por ti son lanzados los demonios; por ti el diablo tentador cae del cielo (...); por ti el hombre caído es alzado al cielo (...); por ti existe el santo bautismo; por ti el óleo de la alegría; por ti son fundadas las Iglesias sobre la tierra; por ti las gentes llegan a convertirse (...); por ti los profetas predijeron; por ti los apóstoles anuncian la salvación a los pueblos; por ti los muertos resucitan". En esta homilía -todavía más en la XI-, y teniendo en cuenta el paralelismo entre María e Iglesia, conocido de los Padres, Cirilo ve en la Maternidad divina el medio por el cual entró la salvación en el mundo, leyendo en clave de mediación mariana la historia de la salvación. Afirma el hecho de la concepción virginal, pues el ingreso del Verbo en el mundo se llevó a cabo por obra del Espíritu. A esta Virgen, a la que tanto ensalza, la presenta, en cambio, sucumbiendo frente a la dureza de la cruz, según la exégesis de Orígenes de la espada del dolor. Resumiendo la obra de San Cirilo, su gran mérito consistió en situar la correspondencia entre la Cristología y la Mariología en su núcleo más profundo. Proclo de Constantinopla (+ 446) Fue uno de los más destacados homiletas marianos, una de cuyas homilías, antes de ser patriarca, provocó la fuerte reacción de Nestorio. En ella afirma la Maternidad divina de nuestra Señora con exuberante ornato y precisión teológica, al mismo tiempo que subraya la concepción y el parto virginales. Aquí algunos aspectos de su doctrina mariana: a) Al tema de la Maternidad divina acude una y otra vez, y en razón de este privilegio, coloca a María por encima de todas las criaturas, porque lo que sucedió en su seno no tiene parangón en toda la humanidad. b) Acude Proclo a la relación de la del parto virginal con la concepción, porque quien fue concebido sin pasión alguna, el Hijo nació sin violar la integridad de la madre, como argumentos comprobantes de que era el único e idéntico Verbo del Padre quien se encarna, afirmando la doble naturaleza en la única Persona del Hijo de Dios. Apoya el parto virginal con argumentos de conveniencia, ya que el dador de la incorrupción no puede corromper naciendo; por analogía con las puertas cerradas del sepulcro, por donde pasó Cristo resucitado sin abrirlas. c) Por último, aún hemos de destacar en la doctrina de Proclo estos dos aspectos: el carácter salvlfico de la maternidad divina según el dicho patrístico "sólo lo que fue asumido, fue restaurado". Y la figura de la Esclava del Señor como ideal para la mujer, contraponiéndola a Eva. San Pedro Crisólógo (+ alrededor de 450) Obispo metropolitano de Rávena, capital entonces del imperio romano de Occidente, enseña a su pueblo la verdad definida en Éfeso especialmente
19
en las homilías sobre la anunciación, la encarnación y el nacimiento de Cristo. Su doctrina puede resumirse en estos puntos: a) María es Theotokos, y así lo defiende claramente frente a las enseñanzas de Nestorio. b) Subraya la concepción virginal y, en continuidad con la tradición, la virginidad perpetua de María -antes, en y después del parto, pero teniendo conciencia de que es necesaria la fe para reconocer tan gran maravilla. c) Parece que fue el primero en utilizar el título de Esposa de Dios, aplicado a la Virgen en cuanto elegida desde toda la eternidad para celebrar las bodas divinas con la persona del Hijo y para ser entregada totalmente a Él antes que a cualquier otro. Este razonamiento lo hace a propósito de los desposorios de María con S. José d) Elabora de una forma original el paralelismo Eva-María en el contexto de la parábola de la levadura de Mt 13, 33. San León Magno (+ 461) Defensor de Roma frente a Atila, liga su nombre al concilio de Calcedonia (a. 451) por su carta al patriarca de Constantinopla - Tomus ad Flavianum-, en la cual expone la recta doctrina frente al monofisismo de Eutiques, quien, en la línea alejandrina y pretendiendo rechazar a Nestorio, emplea una fórmula -"después de la unión yo confieso una sola naturaleza'- que absorbe lo humano en lo divino. S. León liga íntimamente su doctrina mariana a la Cristología, cuya pureza en la exposición fue reconocida por los Padres de Calcedonia, los cuales dijeron al unísono: "Pedro ha hablado por boca de León". Eutiques pretendía liberar a Cristo del pecado original, negándole una verdadera naturaleza humana, pero el santo responde que la razón de la ausencia de pecado original en Cristo hay que buscarla en su concepción por obra del Espíritu Santo en el seno de una Madre virgen. Por otra parte, la concepción sin concupiscencia y el prodigioso nacimiento de Cristo no comportan perjuicio a su naturaleza humana, porque la maternidad de María, aun sin intervención de varón, es real y garantiza la verdadera naturaleza humana de Cristo: "Fue procreado mediante un nacimiento nuevo, pues la inviolada virginidad de la madre no conoció la concupiscencia, a pesar de suministrarle ella la materia de su cuerpo. De la Madre del Señor fue asumida nuestra naturaleza, no nuestra culpa; y aunque en Nuestro Señor Jesucristo, nacido de la Virgen, el nacimiento fue prodigioso, no fue por esto distinta de la nuestra su naturaleza humana. Era, en efecto, verdadero Dios aquel que era también verdadero hombre". Además San León habla de nuestra Señora en otras cartas y homilías sobre todo en laspronunciadas en la fiesta de Navidad. A Ella le aplica el texto de Gen 3,15 -María es la mujer adversaria del tentador- y los vaticinios de Isaías. Comentando el capítulo 45, 8 de este profeta, establece un paralelismo entre el nacimiento de Jesucristo y el renacimiento del cristiano en las fuentes bautismales, ya que -dice- la fuente bautismal se asemeja al
20
seno virginal de la Madre del Señor y en ambos momentos está presente con su acción el Espíritu Santo: "El Espíritu Santo, gracias al cual Cristo nace del cuerpo de su Madre pura, es el mismo por quien el cristiano renace del seno de la Santa Iglesia". II Período: Desde Calcedonia al final de la patrística Durante este período los Padres, además de repetir los temas tratados anteriormente: maternidad divina, virginidad, santidad de María etc., profundizan en el conocimiento y en la celebración litúrgica de la Madre del Señor. Es el momento en que surgen o adquieren un mayor auge fiestas en honor de la Virgen, y cuando los apócrifos influyen aún más en la himnología, en la homilética etc. La cuestión del fin terreno de María y los prolegómenos de la Asunción encuentran también en este período su desarrollo. La presentación de nuestra Señora como intercesora materna desde el cielo así como el culto mariano se desarrolla sobre todo en las liturgias orientales. Es precisamente en la Iglesia de Oriente donde este progreso encuentra su ambiente propicio, ya que el Occidente está inmerso en las dificultades provenientes de las infiltraciones bárbaras. La decisión del concilio de Calcedonia encontró resistencia sobre todo en Siria y Egipto Y ésta fue la causa de la convocación del concilio II de Constantinopla (a. 553), donde vuelve a tratarse y defenderse la doctrina calcedonense. Aunque el concilio no trató específicamente cuestiones mariológicas, sin embargo se reafirmó el título Theotokos, y este sínodo llama a María santa, gloriosa y siempre virgen. Romanos el Cantor (hacia 490-.560) Es el mayor de los poetas cristianos griegos y sus obras son verdaderas homilías poéticas. Romanos celebra a la Virgen en casi todos sus cantos principalmente en la invocación final, pero además a ella dedicó himnos enteros, glorificando su nacimiento, anunciación, maternidad divina, y resaltó el aspecto mariano en los himnos de la Presentación de Jesús en el templo, en las bodas de Caná y en la crucifixión. Dentro de su temática mariana estos puntos merecen especial atención: a) El nacimiento de la Virgen -fiesta introducida por el emperador Justiniano en la Iglesia de Constantinopla y celebrada el 8 de septiembre- testimonia, al ser de padres ancianos, el poder de la gracia sobre la flaqueza natural, y es motivo de gran alegría: "Joaquín y Ana fueron liberados del oprobio de la esterilidad y Adán y Eva de la corrupción de la muerte, oh Inmaculada, por tu natividad". b) En un himno sobre la Anunciación -fiesta celebrada hacia mitad del siglo VI en Constantinopla- introduce al lector en la escena lucana y se detiene a pintar detalles realmente deliciosos.
21
c) Para la fiesta del la Presentación de Jesús en el templo -Hypapantécompuso un himno, deteniéndose en el misterio encerrado en la profecía de la espada de Simeón, al que interpreta como duda pasajera de María ante la cruz. "La imagen de la Virgen al pie de la cruz -dice Gambero-, presentada por el poeta bajo la metáfora de la cordera se introdujo de lleno en la tradición litúrgica de la Iglesia bizantina y comporta una significativa ilustración de que la remisión de los pecados está ligada al sufrimiento expiatorio". d) Un cuestión que cobra cada vez más fuerza, como hicimos notar a propósito de Proclo de Constantinopla, es la doctrina de la intercesión de María desde el cielo. Pues bien, Romanos presenta a la Theotokos como una poderosa intercesora de toda la humanidad. El himno Akathistos (siglos V/VI) Este canto de acción de gracias,.equivalente a nuestro Tédeum, tuvo una gran influencia en la Iglesia griega y también en occidente a partir de su traducción realizada a más tardar en el siglo IX. Dentro de la hipnología mariana adquirió una fama merecida este himno que se cantaba, sobre todo el quinto sábado de cuaresma, de pie -de ahí el nombre de Akatistos- "como signo de respeto a la Madre de Dios". La cuidada estructura del acróstico Akathistos consta de veinticuatro estrofas, cada una de las cuales comienza con una letra del alfabeto griego. Las doce primeras narran hechos del evangelio –primera parte- y las doce restantes son de estilo dogmático y exaltan a Cristo y la Theotokos -segunda parte-. La primera parte del himno propone la revelación histórica de Dios en carne humana y los efectos salvíficos que de ella se derivan. Las doce primeras estrofas escenifican la narración evangélica desde la Anunciación hasta el encuentro con Simeón en el templo. La segunda parte -estancias trece a la veinticuatro- propone los artículos fundamentales de la fe que se refieren a María: las seis primeras la contemplan en el misterio de Cristo, mientras que las seis últimas la celebran presente en el misterio de la Iglesia. Este himno se inscribe dentro de las alabanzas que los Padres orientales suelen ofrendar a la Virgen, celebrando su presencia eficaz en el misterio del Verbo Encarnado y de su Iglesia. Ella como fue "escala celestial por donde bajó el Señor", es también "oyente que lleva los hombres al cielo". San Gregorio de Tours (+ 594) Más que teólogo fue un celoso pastor, que impulsó el culto a María. La aportación mariana de Gregorio de Tours se reduce a estos puntos: a) En occidente es el primer testigo conocido de la Asunción de María al cielo, sobre la cual transmite una información que depende de un apócrifo griego, traducido al latín en el siglo V. Según este texto los apóstoles son testigos del hecho como lo fueron de la resurrección del
22
Señor, estableciendo san Gregorio la íntima conexión entre los dos datos -el cristológico y el mariológico- por medio del testimonio apostólico: En fin, cuando la bienaventurada María, habiendo completado el curso de su existencia en la tierra, estaba a punto de ser llamada a salir de este mundo, todos los apóstoles, proviniendo de sus diversas regiones, se reunieron en la mansión de ella. Habiendo entendido que María iba a dejar este mundo, permanecían en vela junto a ella. He aquí que entonces el Señor Jesús vino con sus ángeles y, tomando su alma, la entregó al ángel Miguel y se retiró. Al amanecer, los apóstoles se llevaron en un féretro su cuerpo y lo depositaron en el sepulcro. Permanecieron allí, custodiándolo en espera de la venida del Señor. He aquí. que de nuevo se apareció el Señor y dispuso que el cuerpo fuese alzado y trasladado al paraíso sobre una nube. Ahí, habiéndosele unido de nuevo el alma, exulta ahora con los elegidos y goza de los bienes de la eternidad que nunca se acabarán". b) Recoge, además, numerosas leyendas sobre intervenciones milagrosas de la Virgen y. diversas tradiciones populares tanto de Palestina como de algunos lugares de culto, dedicados a la Madre de Dios. Venancio Fortunato (+ hacia 600) Poeta latino que representa en Occidente lo que Romanos en Oriente, compuso versos llenos de veneración a la Virgen. En su obra In laudem sanctae Maríae entremezcla datos teológicos con una exposición sencilla y gráfica, que se introduce fácilmente en el ánimo del pueblo sencillo. Estos son los temas claramente marianos de Venancio: a) La maternidad virginal que asombra a cielo y tierra y es predicha por los profetas. b) Esta maternidad divina y virginal de la Señora significa ya la salvación de los hombres y el poeta canta la cooperación de María a ella. Venancio subraya de tal manera esta influencia de la Virgen en la redención y en la donación de las gracias que raya en lo incorrecto, ya que frases como "único remedio para nosotros" sólo pueden aplicarse a Cristo. Se trata de unos primeros esbozos, todavía no clarificados, que intentan expresar la asociación de María a la redención de Cristo. d) Para Venancio María es "la Señora gloriosa, nuestra ventana al cielo, mas encendida que las rosas, más blanca que los lirios". En estos versos resuena una nueva ternura hacia ella, ciertamente más cercana a nuestros sentimientos de occidentales que los cantos a la Theotokos de la Iglesia de Oriente. San Gregorio Magno (+ 604) Sobre la Virgen este gran papa reformador escribe sólo ocasionalmente, pero sus afirmaciones tienen todo el peso de la tradición eclesial.
23
a) Para él María es, al mismo tiempo, Esclava y Madre del Señor: Esclava del Señor, porque el Verbo existió desde toda la eternidad igual al Padre mientras que Ella es una criatura, obra del Dios Creador, y Madre, porque el mismo Verbo, por obra del Espíritu Santo, se hizo hombre en su carne virginal. b) En una homilía, a propósito de la exégesis de Mt 12, 46-50, ve simbólicamente en la Doncella de Nazaret, que está fuera, a la sinagoga de los judíos que no siguen a Jesús frente a los cristianos de la gentilidad, y en un comentario al Antiguo Testamento, donde acentúa su veneración hacia ella, la compara con el monte altísimo vaticinado por el profeta Isaías. c) Subraya que la concepción y el parto virginales, al que ilustra comparándolo al prodigio de la entrada de Jesús resucitado en el cenáculo con las puertas cerradas, pertenecen al contenido de nuestra fe. d) Resulta interesante anotar que san Gregario relata una aparición de María a una niña, y que es, además, testigo del culto a la Señora y de las Iglesias dedicadas a ella. Estos últimos datos representan un nuevo punto de apoyo para conocer el desarrollo de la devoción y el pensamiento teológico sobre la Virgen en este período. San Isidoro de Sevilla (+ 636) La España del siglo VII adquiere un cierto relieve dentro del occidente cristiano por lo que se refiere al culto y piedad marianas. San Isidoro, una de las voces importantes de este tiempo, subraya estos temas: a) Atribuye al nombre de María un triple significado: "María significa iluminadora o Estrella del mar, pues ella generó la luz del mundo. En lengua siríaca María significa Señora, y justamente lo es desde que ella engendró al Señor del mundo". Estas interpretaciones llegaron a ser fuente de inspiración durante siglos para homilías y literatura devocional. En otro texto el célebre obispo de Sevilla une al nombre de María abundancia de títulos de inspiración bíblica y tradicional, pero uno –Sagrario del Espiritu Santo- parece ser original del santo, lo cual no debe causamos extrañeza, ya que en sus escritos apunta con frecuencia la relación entre el Espíritu Santo y la Virgen. b) Al hablar de la muerte de nuestra Señora aduce el testimonio de algunos que, fundados en la profecía de Simeón, afirmaban que sufrió martirio. Para Isidoro esto es incierto, pues la espada –dice puede entenderse en sentido espiritual y por otra parte no hay documento alguno que certifique tal cosa. No parece que el santo tenga dudas sobre la muerte de la Madre de Dios, aunque ignore cómo murió. En cambio no habla de la asunción, tema que en las Galias, según san Gregorio de Tours, era conocido ya en el siglo anterior. Si añadimos que tampoco san Ildefonso de Toledo se refiere a esta cuestión, podemos concluir que la creencia en la Asunción de María aún no se había introducido en España.
24
c) Presenta a la Virgen santa como la figura por excelencia de la Iglesia, de modo que, en cierto sentido, ella es la Iglesia misma. Pero además, María posee características personales propias y únicas, gracias a las cuales ejercita un influjo sobre la Iglesia misma. La visión isidoriana de la relación entre María y la Iglesia comporta un doble paralelismo. El primero se aplica al nacimiento de la Iglesia. María es como la tierra nueva, una tierra virgen, .de la que nació Cristo, fundador de la Iglesia. Ésta a su vez nació del costado abierto del Redentor sobre la cruz. El segundo paralelismo mira a la fecundidad virginal, en virtud de la cual así como Cristo nace de María, también los hijos de Dios nacen de la Iglesia". d) Por último, debemos destacar su influjo en la liturgia hispánica, tan sembrada de temática mariana, como la maternidad divina y virginal, la cooperación de María a la obra salvífica de su Hijo, y el paralelismo entre María y la Iglesia. Si tenemos en cuenta su especial participación en el IV concilio de Toledo (año 633) cuando se ordena y unifica esta liturgia, resulta lógico deducir el papel de alentadora eficacia de san Isidoro, como presidente de dicho concilio, en el tema mariano. San Ildefonso de Toledo (+ 667) Que vivió en un momento de esplendor religioso y cultural de la Iglesia española a pesar de sus sombras, escribió un libro defendiendo la virginidad perpetua de nuestra Señora contra Joviniano, Elvidio y los judíos. En un estilo que califican como sinonímico, va desgranando estos temas mayores: a) La Virginidad perpetua y, en concreto, la virginidad en el parto de la Madre del Dios hecho hombre, la cual argumenta desde la teología, pero sobre todo a partir de la Escritura. b) La intercesión de la Señora ante Dios por sus hijos la expresa en términos inusitados para occidente: "y ahora cuando a ti, la única que eres madre y virgen (...) te pido me alcances el perdón de mis pecados y que ame la gloria de tu virginidad (...) concédeme adherirme a Dios y a ti (...) a Él como a mi Creador, a ti como a la madre de nuestro Creador, a Él como a Dios, a ti como a madre de Dios; a Él como a mi Redentor, a ti como a la obra de mi redención. Pues lo que Él hizo en mi redención, lo formó en la verdad de tu persona. c) Algo totalmente nuevo en la línea de la piedad mariana es su propuesta acerca de la relación del cristiano con María como su siervo, lo cual implica una consagración especial a ella, que supera la especulación teológica y la devoción litúrgica de aquel tiempo. d) Pero estos dos aspectos (b y c) tienen en san Ildefonso una clara fundamentación cristológica, puesto que la intercesión de la Virgen en favor de todos los fieles -lo mismo que la esclavitud como actitud devocional- son fruto de su cooperación a la obra de su Hijo por haberle dado a luz. Esta conexión tan clara -en la línea de la consagración- entre Cristo y María es la primera vez que se propone en la literatura cristiana.
25
San Germán de Constantinopla (+ 733) Debe su fama y veneración, que rodeó enseguida su nombre en la tradición greco-bizantina, sobre todo a que viviendo en plena crisis iconoclasta suscitada por el emperador León III, se opuso radicalmente a ella junto a san Andrés de Creta y a san Juan Damasceno a pesar de las dificultades que le llevaron prácticamente a la destitución de su sede patriarcal. Esta cuestión la resolvería el concilio ecuménico del año 887 (II concilio de Nicea), que volvió a establecer el culto a las imágenes. Su doctrina sobre la Virgen, verdaderamente rica y cúspide de la mariología patrística, la vierte en homilías predicadas en sus fiestas. A María la llama Theotokos (Madre de Dios), Aeiparthenos (siempre Virgen) y Panagia (Toda Santa), y en sus escritos multiplica sus alabanzas a quien es el trono de Dios, casa de la gloria, urna que contiene a Cristo nuestro maná, el cielo que narra la gloria de Dios, etc. Si reducimos a esquema los puntos más salientes de su doctrina, serían los siguientes: a)Presenta la maternidad divina como también la virginidad perpetua no en un contexto polémico sino en clima de pacífica posesión dentro del dogma cristiano. Lo más novedoso es que podemos considerado como claro testigo de la fe de la Iglesia oriental en la Asunción de Maria a los cielos, dice san Germán que la Asunción de María manifiesta la pureza e integridad de la Theótokos. Sostiene también que María murió y ofrece como argumento conveniencia de unirse en un destino común el Hijo y la Madre.
la
c) Pone de relieve la intercesión de la Asunta. d) En la primera homilía sobre la presentación de la Virgen en el templo hace una loa de su pureza, sosteniendo que ella es la totalmente sin mácula (panamomos), afirmación con la que, para algunos autores, apuntaría el santo en la línea de la doctrina de Inmaculada. Sin embargo san Germán apenas toca este tema con una perspectiva de liberación del pecado originario, más bien subraya el aspecto positivo de este dogma, es decir, la plenitud de gracia de María, con una serie de adjetivos que apuntan hacia una totalidad, hacia lo absoluto. San Andrés de Creta (+ alrededor de 740) Llamado también en Oriente Andrés de Jerusalén por haber permanecido varios años allí como monje, orador e himnógrafo de la Iglesia bizantina, dedica tres cánones litúrgicos a distintas fiestas de la Virgen -concepción, natividad y asunción- así como diversas homilías, De él dice Gambero: "El obispo de Creta no deja de tratar las grandes cuestiones 'marianas tradicionales: el preanuncio profético de María en la Escritura inspirada, la maternidad divina, la triple virginidad -antes, durante y después del parto-, la presencia de María junto a Cristo en la obra de la salvación, la santidad, sin pecado, de su persona.
26
Su doctrina se fundamenta en una sólida base cristológica, que la encuadra perfectamente en el más amplio ámbito de la historia de la salvación". Los temas más específicos los desarrollamos a continuación: a) En sus escritos aparece muchas veces la santidad de la Virgen nuestra Señora con una fuerza especial y con tales expresiones que implican santidad desde el momento de su concepción, por lo cual, aunque no enseña la liberación del pecado original en los términos definidos por Trento, sin embargo se le cuenta entre los más antiguos testimonios de la Inmaculada Concepción, propuesta sobre todo en el aspecto positivo. En esta línea llega a confesar: "La Madre de Dios, María, el común refugio de todos los cristianos, ha sido la primera en ser librada de la primitiva caída de nuestros progenitores”. b) Dedica tres homilías a la fiesta de la Dormición (koimesis) y, al tratar el tema de la Asunción de la Virgen, se pregunta: "¿Por qué ninguno de los Teólogos (autores del Nuevo Testamento) escribió sobre el tránsito inmaculado al cielo de la Madre de Dios?". Aduce tres razones: porque la muerte de María acaeció cuando era de edad muy avanzada; porque antes había que tratar del plan salvador de Dios, y porque los evangelistas no escribieron sobre lo que acaeció después de la ascensión del Señor al cielo. Tiene por cierto que la Virgen murió, muerte que, ara ella no asume el significado de una condena por el pecado, y después trata de su glorificación. Sin embargo acerca de la naturaleza de esta asunción manifiesta cierta incertidumbre, no dejando claro qué sucedió con el cuerpo, aunque ciertamente afirma que el sepulcro quedó vacío. c) Andrés se complace en atribuir a María titulos de realeza -Reina del género humano, Reina inmaculada, nueva Reina- y confiesa la mediación de María en favor de todo el género humano. d) Vislumbra a nuestra Señora en todo el Antiguo Testamento, porque, según él, todos los escritos sagrados hablaron de ella. En la cuarta homilía sobre la Natividad de la Madre de Dios la ve prefigurada en el título de virgen, en el altar propiciatorio, en las tablas de la alianza, en el óleo de la unción, en la roca, en la tierra, el paraíso. e) Enuncia el principio de que todos los pasajes que se refieren a la Iglesia pueden aplicarse a ella. f) Al final, aún debemos encomiar las llamadas Theotokias, breves oraciones a la Madre de Dios, en las cuales el pueblo la invoca -después de la Trinidady que empezaron a usarse entonces. He aquí un ejemplo: "Virgen y Esposa, todos juntos con el ángel te alabamos y con fe exclamamos: Ave, oh bendita, contigo está también el Señor". San Juan Damasceno (+ hacia 750) El último Padre de la Iglesia y uno de los más insignes, luchó denonadamente contra los iconoclastas. "Leyendo sus escritos -dice Gambero- se tiene la impresión de que toda la teología mariana, desarrollada en la Edad Media, está ya delineada y en algunos casos casi llevada a un notable desarrollo (...). Su doctrina mariana puede considerarse
27
una síntesis completa y poderosa de la fe y de la enseñanza de los Padres sobre el misterio de la Madre de Dios". Entre sus numerosos escritos destacan por su carácter mariológico las cuatro homilías -una sobre el nacimiento y tres de la dormición de la Virgen-, un canon y algunos himnos. Aborda todos los temas de actualidad mariana en su tiempo -predestinación, figuras y profecías del Antiguo Testamento, maternidad divina, virginidad perpetua, significado del nombre de María, la consagración a ella-, y en especial subrayamos los siguientes aspectos: a) La homilía sobre la Natividad de la Virgen ofrece la más clara exposición sobre la lnmaculada Concepción expuesta hasta entonces. Afirma de entrada que María fue hija única de un matrimonio hasta entonces estéril, pues "la naturaleza no se atrevió a anticiparse al fruto de la gracia, sino que permaneció sin fruto hasta que la gracia produjo el suyo", y alaba "las entrañas de Joaquín, verdaderamente felices, de las cuales surgió una descendencia absolutamente sin mancha". La limpieza de la Virgen es fruto de la cercanía de Dios que la llena de su gracia. Este tema de la santidad de la Señora lo propone, desde el punto de vista teológico, como condición necesaria y previa de la que había de ser la Theotokos. b) Con la misma claridad enseña su Asunción corporal a los cielos en las tres homilías sobre la Dormición, acudiendo a muchas razones de conveniencia como apoyatura teológica: "Era preciso que aquella que, al ser madre, había conservado su virginidad, obtuviera la incorrupción de su cuerpo después de morir. Era preciso que quien llevó en su seno al Creador hecho niño, habitara en los divinos tabernáculos. Era preciso que la novia que el Padre había desposado, residiera en la cámara nupcial de los cielos. Era preciso que la había visto a su Hijo en la cruz, con lo cual atravesó su corazón la espada de dolor, que no había conocido en el parto, contemplara después a su Hijo sentado junto a Dios Padre. Era preciso que la Madre de Dios poseyera las cosas de su Hijo y que por todas fuera ella venerada como sierva del Señor y Madre de Dios. Pero la razón que subyace a todas las demás, la más importante, es la Maternidad divina, según afirma en un texto, en el que contrapone la figura de María -"la que sin placer ni unión sensual concibió a la persona del Verbo", "la que prestó oídos a la palabra de Dios" -a la de Eva- "la que prestó oídos a las sugestiones de la serpiente", "la sometida a los dolores del parto"-. c) Según el Damasceno, la Virgen es Mediadora, título que introduce acudiendo a la imagen de la escala de Jacob. Esta mediación la deduce del hecho de ser Madre de Dios y no de su presencia al lado de Cristo crucificado, pues, aunque la describa junto a la cruz, no concluye de ello que la Virgen sea cooperadora y mediadora sino sólo que ve en ese hecho el cumplimiento de la profecía de Simeón. Sus argumentos que apoyan la mediación de la Virgen se concretan en uno fundamental: al darnos a Cristo, María ha sido el instrumento de que Dios se sirvió para damos todo.
28
d) En cuanto al culto a la Theotokos, siguiendo los pasos de Padres anteriores, introduce una neta distinción entre la adoración debida a Dios y el honor y veneración propios de la Virgen, de modo que, establecido este límite, la devoción de san Juan Damasceno no conoce inhibición ni temor al expresar claramente y con fuerza el culto debido a María y a sus imágenes. La devoción a María es, según expresión del Damasceno, una consagración, y a él debemos la primera Fórmula. Se trata de una actitud confiada y de entrega total, que incluye a toda la persona y que se expresa en cantos y alabanzas. Además conserva la presencia de la Virgen en la vida mediante el recuerdo frecuente de Ella y traduce esta consagración en una imitación de sus virtudes. Conclusión Este último período patrístico está, por tanto, dominado por la figura histórica virginal de María, la Toda Santa, y sobre todo por su figura y función celestial de gloriosa Señora y poderosa abogada. Desde aquí se desarrollará con lozanía el culto mariano, que encuentra gran espacio sobre todo en las liturgias de oriente, y se expresa con innumerables himnos, antífonas, troparios y oraciones, que nos quedan hoy como documentos y monumentos de fe y amor de los padres hacia la siempre virgen Madre de Dios. A partir de esta época, el desarrollo del conocimiento y la devoción mariana se inserta dentro de unos moldes propios de cada momento, siguiendo la división normal de la historia en medieval, moderna y contemporánea: En el medievo la mariología se inserta, en primer lugar, dentro de la teología monástica, en la que María es contemplada como Reina gloriosa, Madre de Misericordia y Mediadora de Cristo y de la Iglesia, y cuyos cauces de expresión son la homilética litúrgica, en la que sobresale san Bernardo de Claraval, la teología de los Mariales, como los atribuidos a S. Alberto Magno, las disputas dogmáticas sobre la virginidad en el parto y sobre la Asunción e Inmaculada Concepción y las leyendas de los milagros. Un nuevo modelo medieval está representado por la escolástica, con nombres como Alberto Magno, Tomás de Aquino y San Buenaventura, los cuales miran a María como la Madre de Dios llena de gracia y cercana a Cristo según la humanidad. El último período medieval, con la decadencia escolástica y la devoción moderna, da lugar a las críticas de Gerson sobre la piedad mariana en el pueblo. En la época moderna (desde 1492 hasta 1789) se impone en primer lugar el modelo protestante de Lutero, para quien María es Madre de Dios, siempre virgen, santa ejemplar, pero no mediadora, privilegio exclusivo de Cristo. El modelo barroco, en cuyo momento aparece el tratado de Mariología (P. Nigido 1602) y adquiere los primeros desarrollos; la figura de María en esta época se caracteriza por la grandeza, los privilegios, las majestad y el triunfo...
29
Dos datos han de valorarse, la crítica a la devoción "no regulada" de Adam Widenfeld de Colonia y los libros de Grignon de Monfort y San Antonio María Ligorio. Para el periodo contemporáneo debemos distinguir antes y después del Concilio Vaticano II. La primera época se caracteriza por la definición de la Inmaculada y de la Asunción y por la teología mariana propia de los Manuales. A partir del Vaticano II se nota una renovación que está dando ya sus frutos.
30