UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA CENTRO UNIVERSITARIO DE ORIENTE ESTUDIOS DE POSTGRADO ADMINISTRACION POR COMPETENCIAS
ENSAYO II LA UNIVERSIDAD Y LA FORMACION POR COMPETENCIAS
Baltazar Cajtunaj Tolchá 100023734
Chiquimula, junio 2012
LA UNIVERSIDAD Y LA FORMACION POR COMPETENCIAS Las exigencias de una nueva era globalizada han hecho que las distintas sociedades experimentes cambios o innovaciones en los diferentes campos que atañen a la vida de los hombres. En la económica podemos afirmar que en el marco de la “mundialización” del neoliberalismo, el capitalismo ha atravesado las fronteras internacionales por medio de la eliminación de las barreras arancelarias y la realización, cada vez con más frecuencia, de transacciones transnacionales y la apertura de los mercados al libre comercio. En marco del sistema político podemos ver que los objetivos de los países son cada vez más comunes en defensa de la democracia, la seguridad y la protección del medio ambiente mediante la firma de tratados y acuerdos internacionales. Así mismo es evidente la llegada de la sociedad post-industrial, mas conocida como la sociedad de la información, con el avance tecnológico logrado en las telecomunicaciones, la informática, los medios de transporte y en la industria en general, ha convertido las sociedades cerradas en sociedades abiertas a la llamada aldea global. La producción excesiva de información y el transporte de la misma mediante los sistemas de información a través del mundo a velocidades sin precedentes, exige del ser humano una mayor capacidad de adaptación al medio, reflejada en la autonomía requerida para llevar a cabo los procesos que hacen parte de la cotidianidad. Exige autonomía en el trabajo, autonomía para pensar y, en el marco de la educación, autonomía para aprender. Es por ello que vuelca las acciones humanas hacia permanentes acciones cuyo deseo es contribuir de algún modo, a construir mejores y promisorios futuros
esperanzados. Fuentes de trabajo y educación para todos, son pregones que divulgan que se geste y genere, en igualdad de condiciones, una forma de educar que provea las condiciones con un real sentido para la vida humana, vida que han de merecer todos y cada uno de los habitantes de este planeta. Organizaciones mundiales, por ende, han redoblado sus esfuerzos por diseñar planes de desarrollo estratégicamente enmarcados en el campo de la educación. Luego y con la intensificación de los incesantes cambios y evolución del conocimiento, ciertas culturas, sobretodo en América Latina, como México y en Europa: Francia y España, avizoran nuevas necesidades de innovación en los desempeños humanos que beneficien las cualidades y calidades humanas en los sistemas de educación. Al respecto, las iniciativas en Chile apuntan a un desarrollo importante del tema: “La adopción del enfoque de competencias en la educación superior nace de la necesidad de responder más adecuadamente al cambio social y tecnológico, como también a la organización del trabajo para adaptarse al cambio” (Corvalán, O. y Hawes G, 2005). La postura obliga a replantear la formación superior, en pos de responder a los entornos cada vez más cambiantes. Así como Chile mucho de los países principalmente en América Latina deben desarrollar estrategias que permitan conectar los procesos formativos y la actuación profesional, es decir una formación por competencias. La iniciativa de Bolonia se instala en Latinoamérica y el Caribe a través del Proyecto Tuning América Latina que intenta promover similares procesos de convergencia, comparabilidad, movilidad, en la construcción de un área latinoamericana de educación superior (González, Wagenaar, & Beneitone, 2004).
Hoy por hoy, este discurso se instala con características dominantes en el medio universitario latinoamericano. A nivel mundial, entendemos, que las innovaciones en la educación superior están orientadas hacia la formación en el modelo por competencias, Latinoamérica, Centro América y específicamente Guatemala no escapa a estas influencias y en mayor o menor porcentaje nos encontramos inmersos en procesos académicos orientados hacia el modelo por competencias profesionales. Competencias Para poder comprender mejor la formación por competencias considero necesario recordar algunas definiciones del término competencia, para poder vincular su aplicación en el ámbito de la educación. El término competencia proviene del latín competentĭa, y la Real Academia Española señala que es relativo a “pericia, aptitud,idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado” En el momento de definir las competencias es difícil tomar como referente un solo concepto, pues son tan variadas y acertadas las definiciones que referirse solo a una representaría un sesgo para un completo abordaje del concepto de competencias desde la complejidad que él exige. De ahí que la competencia puede definirse de manera sencilla como “el resultado de un proceso de integración de habilidades y de conocimientos; saber, saberhacer, saber-ser, saber emprender…” (Chavez, 1998). Por su parte Hymes, desde la teoría sociolingüística considera que en el desarrollo de la competencia es el conocimiento el que se adecua a todo un sistema social y cultural que le exige utilizarlo apropiadamente.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, competencia se define como: “Capacidad para responder exitosamente a una demanda, tarea o problema complejos movilizando y combinando recursos personales (cognitivos y no cognitivos) y del entorno” (OECD, 2005). Hoy existen numerosas connotaciones para el concepto de competencias, sin embargo, es posible advertir en las conceptualizaciones ciertos elementos que son
característicos
en
su
definición:
En
primer
término
confluyen
los
conocimientos, los procedimientos y las actitudes; otro aspecto señala que sólo se definen con respecto a su aplicación en un desempeño, un tercer punto dice relación con la experiencia, que es importante como medio de constatación y evaluación, y finalmente el contexto, el que define en cierto modo la eficacia del desempeño;
ello
explica
que
una
competencia
puede
ser
evidenciada
dependiendo del contexto en que se aplica (Corvalán y Hawes, 2005).
Si bien las definiciones que hemos visto difieren en algunos aspectos, al tomar sus puntos de convergencia se pueden definir las competencias como un saber hacer en un contexto dinámico de un sujeto con capacidad de creatividad, adaptación y asimilación de lo nuevo, en situaciones concretas, lo que en última instancia se reduce a “sujeto que idóneamente resuelve algo preciso” (Marín, 2002). Es necesario aclarar entonces que el contexto demanda del individuo exigencias de diverso orden como de lo cognitivo, comunicativo, axiológico, estético, etc. Exigencias que son propias del entorno cultural en donde el sujeto para interactuar con él requiere desarrollar dichas competencias. Tipos de competencias
Aun cuando la clasificación de las competencias es muy diversa y también depende del interés del autor, El Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior –ICFES- establece una clasificación de competencias, ya que es la institución encargada de la realización de los Exámenes de Calidad en Educación Superior (ECAES), prueba de evaluación por competencias. Para tales efectos el ICFES establece tres tipos de competencias que los estudiantes deben desarrollar y que por consiguiente son susceptibles de ser evaluadas:
Tabla 1. Competencias evaluadas por el ICFES. (Tomado de Segura, 2003)
La evaluación es uno de los puntos más complejos en la formación por competencias, pues una evaluación por competencias implicaría una reforma radical del sistema educativo, implica esencialmente el cambio de una evaluación por logros a una evaluación por procesos, por lo tanto no se evalúa un resultado sino todo el proceso de aprendizaje, en el que a su vez interfiere el contexto, la motivación, los sistemas simbólicos y el desarrollo cognitivo. Ello implica hacer un seguimiento al proceso de aprendizaje desde la motivación misma hasta la ejecución de la acción y su consecuente resultado. Proceso de Aprendizaje Considero también necesario hacer mención en que consiste un proceso de aprendizaje que contribuye a la formación por competencias. El proceso de aprendizaje concebido desde la perspectiva constructivista de Ausubel, es el proceso por el cual el sujeto del aprendizaje procesa la información de manera sistemática y organizada y no solo de manera memorística sino que construye conocimiento (Díaz, 1998:18). En este proceso se pueden identificar claramente tres factores que son determinantes en el aprendizaje (Iafrancesco, 2004), como son las actitudes, las aptitudes y los contenidos. No obstante, a partir de las investigaciones de Piaget dichas aptitudes toman dos orientaciones diferentes, las aptitudes intelectivas y las aptitudes procedimentales. El desarrollo de cada una de las actitudes, aptitudes intelectivas, aptitudes procedimentales y los contenidos tiene correspondencia con la formación en el ser, en el pensar, el hacer y el saber, respectivamente, y el aprendizaje logrado por medio de la convergencia de estas cuatro dimensiones da lugar a los llamados aprendizajes significativos, que son los aprendizajes en los cuales el sujeto del proceso de formación reconfigura la información nueva con la experiencia, permitiéndole así integrar grandes cuerpos de conocimiento con sentido. De esa
integración entre conocimiento con sentido y experiencia resulta el desarrollo de la competencia (Ibíd.).
Figura 2. Factores que intervienen en el proceso de aprendizaje (Tomado de Lafrancesco, 2004)
Un enfoque de formación basado en competencias responde por una parte a escenarios actuales donde quien desempeña un trabajo, debe tener la capacidad de prever o resolver los problemas que se le presentan; y por otro lado, responder a las investigaciones sobre el aprendizaje y, por tanto, el enfoque formativo propone una organización que favorece los aprendizajes significativos y duraderos. Las universidades han de ser entidades que certifiquen ser instituciones competentes desde sus currículos, con cada uno de sus propósitos y agentes formadores. Tarea ardua, pero ya consciente de elevar los rumbos en
consonancia con una sociedad de integrantes que la conforman y equilibran sus sueños con caracteres efectivos.
En Guatemala cuando hablamos de formación superior nos referimos a la educación brindada por las distintas universidades que imparten carreras de pregrado y posgrado. Sin embargo quiero tomar de referente la Universidad de San Carlos de Guatemala, que como única universidad estatal y a quien según el Estatuto de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Nacional y Autónoma) (2006:15) le corresponde “Desarrollar la educación superior en todas las ramas que corresponda a sus Facultades, Escuelas, Centro Universitario, Centros Regionales Universitarios, Instituto y demás organizaciones conexas”, así como “La Orientación Pedagógica de la Universidad” (2006: 17). La Universidad de San Carlos de Guatemala debe proyectarse para incidir en la construcción del proyecto Estado / Nación, formando profesionales de calidad que se inserten en nuestra sociedad diversa y cambiante para atender las necesidades y problemas y presentar propuestas de solución integradoras. Al asumir los retos que la sociedad guatemalteca exige a la Universidad, ésta se ve en la necesidad de revisar sus líneas de acción y en el Plan Estratégico USAC 2022 en una de sus líneas estratégicas A.1.5. Promoción de la investigación educativa con fines de reestructura curricular (2003:16) expone: “La Dirección General de Docencia deberá promover la investigación educativa para aportar fundamentos que promuevan la transformación curricular continua de todos los programas académicos de las diferentes unidades de la USAC, que aporte fundamento a la transformación curricular necesaria para la ampliación y diversificación de la oferta académica y para su acreditación y certificación en la región.” Lo anterior constituye un marco legal en que la Universidad reconoce la necesidad de que existan procesos permanentes de investigación educativa para
fundamentar los cambios curriculares de acuerdo a las demandas laborales y sociales de nuestro país.
Dentro de estos cambios curriculares existe la propuesta del Modelo por Competencias Profesionales, mismo que se ha estado aplicando desde hace algún tiempo en las universidades del mundo y que se constituye en una alternativa para provocar los cambios curriculares que la demanda social y laboral de nuestro país requiere. Nos encontramos inmersos en procesos académicos orientados hacia el modelo por competencias profesionales, lo que implica cambio de paradigmas en todos los sectores que conforman la Universidad, el sector académico, estudiantil, administrativo, ya que el asumir este nuevo modelo implica atender un currículo que tendrá impacto en la administración o gestión curricular, en las políticas de la educación, en la docencia, investigación y extensión, y por supuesto en los diferentes procesos de evaluación. Una educación basada en el enfoque de competencias permitiría brindar a los profesionales que se educan en nuestra institución de capacidades, habilidades y destrezas basados en conocimientos globales, profesionales y experiencias laborales que irían adquiriendo durante el proceso educativo, otorgándole al estudiante la capacidad de aprender nuevas competencias (según los nuevos requerimientos que vayan apareciendo) y dejar a un lado competencias que caduquen o se vuelvan obsoletas. Aquí cumplen un papel fundamental las prácticas preprofesionales y la vinculación con la colectividad, ya que éstos permitirán al educando ir contrastando la teoría con la práctica, e ir adquiriendo competencias laborales durante su proceso educativo. En síntesis, la calidad y equidad que tanto requiere la educación universitaria, en especial la de nuestro país, apela a una formación idónea, que considere el dominio de competencias indispensables para el desempeño satisfactorio en ambientes profesionales sometidos a cambios permanentes, altamente exigentes
y competitivos. Estas competencias necesarias abordan por ejemplo las áreas de creatividad, preparación para el trabajo autónomo, espíritu emprendedor, flexibilidad ante situaciones emergentes, la actualización permanente, capacidad de trabajo en equipo, habilidades para comunicarse efectivamente, entre otras. Así también, estas competencias se exigen de parte de los formadores, quienes tienen a cargo dirigir los procesos de enseñanza-aprendizaje y son los actores educativos que deben demostrar un desempeño acorde a lo exigido a sus alumnos. Claramente, el currículo actual debe ser sometido a evaluación constante para promover y generar estos cambios.
Referencias Bibliográficas: Brunner, J. (2000). Educación superior y desarrollo en el nuevo contexto latinoamericano. [versión electrónica]. Revista de la Educación Superior Chilena. Recuperado el 12 de Septiembre 2007, de http://www.mecesup.cl/mecesup1/difusion/revista/revista1B.pdf
Corvalán, O. y Hawes, G. (2005). Aplicación del Enfoque de Competencias en la construcción curricular de la Universidad de Talca, [versión electrónica]. Recuperado el 08 de Septiembre de 2007, dehttp://www.mecesup.cl/difusion/destacado/2005
Real Academia Española. (2001). Diccionario de la Lengua Española. [versión electrónica]. Recuperado el 11 de Septiembre de 2007, de http://www.rae.es/ . Hawes B., Gustavo (2006). Fundamentos teóricos, aspectos metodológicos e implicaciones para las universidades del desarrollo curricular basado en competencias. Instituto de Investigación y Desarrollo Educacional. Universidad de Talca, Chile. Larraín U., Ana María y González F., Luis Eduardo (2004) Formación Universitaria por Competencias. Centro Interuniversitario de Desarrollo –CINDA-.