JES Ε
MAEST ---
SANIM.O
Brian Grenier
' esus e, J i:
11
maesιt ro
..ίΑΝ ΡΑΒLO
Brian Grenier, CFC, miembro de !a Cοηgregacίόη de !os Hermanos Cristianos, cuenta con una vasta experiencia en la ensefΊan za, tanto en Australia como en Roma, donde dίctό un cic!o de conferencias en el programa de renοvacίόη internaciona! de sn congregacίόη. Ha publicado varios !ibros Υ artίcn!οs en numerosas revistas sobre Sagrada Escritnra, espiritnalidad Υ edncacίόn re1igiosa.
Ex Bibliotheca Lordavas
© SAN Ι'ΛΒΙΟ 1996 (Protasio (;()nιι.:ι, 11-15.28027 Madrid) Τι:1. (ί)
St.
(91) 742 5113 - Fax (91) 7425723 HomcbusJJ (Λlίstί.1Iίa) 1995
1';1IJ1~,
Tίtulo original: Jesus the teacher Traduci,lo ρΟΓ Juan Padilla Moreno
DistribucilJn: SAN ΡΛΒΙG. Dίνίsίόn Comercial Resina, 1.28021 Madrid * Tel. 798 73 75 - Fax 505 2050 ISBN: 84-285-1897-1 DeΡόsίω lcgal: Μ. 28.082-1996 lmpreso en Artes Graficas Gar.Vi. 28970 Humanes (Μ;ιdrίd) Impreso en Espaiia. Printed ίη SΡ;ιίn
Ιηtrοduccίόη
«Pero vosotros ηο os dejeis llamar maestro, porque υηο es vuestro maestro Υ todos vosotros sois hermanos» (Mt 23,8). «Nuestro verdadero 111aestro es aque! a quien escuchamos, de quien se dice que mora en el interior de! hombre, ο sea Cristo, poder inmutab!e Υ sabίdurίa eterna de Dios» (SAN ΑGusτίΝ, De magistro, ΧΙ,38). Este libro se ha escrito con Ι;} cοnvίccίόη de que el ministerio de Jesus como maestro merece mayor atencίόη que Ι;} que suelen darIe en Ι;} actuaIidad 10s cristianos. Este estudio puede ser de particular interes para aqncllos cnya profesίόη ο vοcaciόη se'1 1'1 ensen'1nza, especi:.1IIl1ente -aunque ηο de manera exclusiva- si est5n comprOll1etidos Εn Ιο que comunmente se llam:.1 educaci6n religios:l. Α algunos lectores pnede sorprenderles saber que, de los m5s de cuarenta tίtulοs que se le dan '1 Jesus en los cu'1tro evangelios, el de «maestro» (didaskalos Εη griego) es con mucho el m5s frecuente. Jesus se cοmΡΙ'1cί'1 en qne se dirigier'1n '1 el ο Ιο denominar'1n de este modo, como result'1 claro del hecho de que tambien el se aplic'1ra el terrnino a sί mismo. Efectivamente, como indic'1 el texto introductorio (Mt 23,8), ΙΙegό a proclamar «l'1 singul'1ridad, l'1 nnicidad de sn car5cter de maestro» ι . T'1mbien se dice de Jesus que es υη <φredίC'1dοr» -desίgηacίόη que nos trae a 1'1 mente la instrucci6n ο exhortacίόη mas bien form'1l que ηη Iίder re1iglOso h'1ce en ηη;} srnagoga, en υη;} iglesia ο en cu'1lquier est'1bleciIl1iento semej'1nte destinado al culto-. Aunque 1'1 distincj{>n cntre ι JUAN !?ΑΙΙΙΟ ΙΙ, CαtaJ,esi ιι-αde"dαe.
La cαtequesis hoy, S;Ι1l [';ιI,I ... Μ;"II'ί,Ι
1995,8.
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la ensenanza Υ la Ρredίcacίόη es real Υ deberla respetarse en la practica 2 , ηο parece haber ninguna raΖόη de peso para ηο unir estas dos actividades en el ρroρόsίtο de las presentes reflexiones. ΕΙ libro se divide en dos partes aproximadamente iguales. Εη la primera, siguiendo υη itinerario que queda trazado claramente en el ίηdίce, trataremos con aΙgύη detalle de «jesύs el Maestro». Εη la segunda dirigiremos nuestra ateηcίόη mas especίficamente sobre «Ιa ensenanza de jesύs». Dadas las limitaciones de espacio, IllC he concentrado en los elementos de Ia ensenanza de JesίIs (cn gran medida de caracter etico) que parecen tencr mayor in1portancia en reIacίόη con su ΡrοcΙamacίόη del reino de Dios, Υ que invitan a una generosa respuesta en Ia fe por parte de los que quieren ser sus discfpuIos. Antes de iniciar este estudio es menestcr considerar dos cuestiones importantes (Υ relacionadas entre so, cada una de Ias cuaIes por sί misma ηecesίtarίa un Iibro: <ι) ~Cόmο podemos saber si las palabras que le atribuyen a ]esύs los evangelistas las dijo realmente? b) Α la vista de las diferencias entre los retratos que hacen de ]esίIs los cuatro evangelios, ~con cual nos quedamos? Εη respnesta a la primera cuestίόη, probablemente baste notar para nnestro ρroρόsίto qne, casi sin eχceΡcίόη, los estudiosos contenlporaneos de Ia Escritura consideran qne los evangeIios (salvo en un corto ηύmerο de textos) ηο recogen literalmentc las palabras de ]esύs. Una rapida ojeada a algίIn libro dc paralelos de los evangelios' pnede servir para confirmarlo. AIgnnos de los discursos atribnidos a , AIgunos
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Jesus, especialmente en el cuarto evangelio, reflejan la practica liturgica Υ catequetica de las comunidades pospascuales, Υ tienen a veces caracter homiletico. Εη definitiva, Ιο que importa es que la Escritura es la palabra inspirada de Dios. Aunque ηο tengamos las mίsmίsίmas palabras de JeSllS (ipsissima verba), podemos estar seguros, ηο obstante, de οίr la verdadera «νοι» (ipsissima vox) de Jesus, que nos habla siempre que la buena noticia es proclamada. La ensefianza sigue siendo suya, aunque el lenguaje en que esta expresada Υ el modo en que est:i estructurada reflejen la ίη dividualidad Υ la creatividad de los evangelistas Υ las necesidades pastorales de sus comunidades. Dado que este libro est:i dirigido principalmente a υη lector medio, la maΥοrίa de estas distinciones seran en el asumidas Υ ηο propiamente exploradas. ΕΙ libro es respetuoso con la buena ίηνestίgacίόη bίbΙίca, pero, como es casi ίη evitable en υη trabajo destinado a υη publico ηο especializado, ηο se va a cefiir enteramente a ella. La segunda cuestίόη es mucho mas compleja. Para tratar de responder a ella, me ayudare de ciertas distinciones hechas por Sandra SCl1neiders 4 • Εη primer lugar, ella distingue entre la realidad όηtίca del ]esus terreno (que νίνίό Υ murίό en el pasado) Υ la realidad όηtίca del ]esus glorificα do (que vive en el presente). Ambas son personalmente identicas, pero la primera sόΙο puede evocarse en la memoria Υ a la segunda se puede acceder por la fe. Una dίstίηcίόη semejante, que en modo algnno implica cambio de identidad, es la que se Ροdrίa hacer entre el ΥΟ que soy en la actualidad Υ el ΥΟ que era cuando era ηίήο. Εη segnndo lιι gar, Sandra Schneiders distingue entre el ]esus hίstόrίco Υ el ]esιίs proclamado. ΕΙ J eslls hίstόrίcο es una «construcci6n literaria» (en realidad, cnatro construcciones literarias (Iistintas, si consideramos los cuatro evangelios caηόnίcοs), φιι: nos pone en contacto con los aspectos de la vida deI ./ι:sιΊs terreno que eran, «al menos en principio, public~1I11rlHC accesibles». ΕΙ Jesus proclamado, en cambio, es «ΙΙΙI~l UIIIS4
S. Μ. S(:HNEIJ)EI{S,
8aaed SaiptlIre,
TIIe Revelatory Text: 111terpretig Ι/ιι' Ν"Ι/, S,1!l Fr,ιncisco 1991, 100-102,
Ίί,."ιιιι('/ιΙ
11,'
H,ιrper-Collins,
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truccίόπ
de la (...) ίmagίηacίόη pascual. .., que ηο solamente se refiere a 10 propiamente hίstόrίcο, sino tambien a 10 trashίstόrίcο; ηο sόΙο a la realidad del ]esus terreno, sino tambien a la realidad del ]esus glorificado». Cuando hablamos del ]esus proclamado, reconocemos que los antiguos predicadores Υ evangelistas afiadieron a los datos hίstόrί cos acerca de .Tesus de Nazaret a los que la gente Ροdίa tener acceso ciertos detalles -la eηcarηacίόη, la redeπcίόη, la resurreccίόη- que se aceptan en la fe, pero que est5n m5s alla del espacio Υ del tiempo, mas a!lJ. de las relaciones causa-efecto del reino de la historia. Aunque πο es necesario que estemos continuamente pendientes de estas distinciones Υ observaciones a 10 largo deI libro, sera conveniente que las recordeI11os de vez en cuando al reflexionar sobre Ias noticias que nos da el evangelio sobre el ministerio de ]esίIs como maestro. Quiza sea ΗΠ:! respuesta adecuada a la segunda cuestίόη el decir que, aun cuando tratemos de l0s elementos aparentemente mundanos de la existencia hίstόrίca deI ]esus terreπο, nuestro interes estar5 en el Jesus de Ia ΡrοcΙamacίόπ aΡοstόlίca. Debemos Ieer l0s evangeIios con la misma fe en Jesus, resucitado de entre l0s muertos, que informa cada ΗΠΟ de Ios νersίcuΙοs de la Ρreseπtacίόη que hacen Ios evangelistas de la buena noticia. Nuestra lectura ser5 mas rica si tratamos de entrar m5s profundamente Υ con mas sosiego en eI contexto social Υ cultural, que configura Υ dclinlita al mismo tienlpo la experiencia de JesίIs. Por desgracia, a 10 largo de l0s siglos, muchos cristianos han perdido de vista casi por completo eI caracter esencialmente judίο dc ]esus, quien, como dice Ιeοnard Swidler 5 con cierto aire jocoso, «nunca reΖό el rosario, ηί la letanίa de l0s santos, nί eηtonό υη himno de WcsIey». Entre l0s factores qne han contribuido a presentar esta imagen distorsionada de ]esίIs de Nazaret, se ρο drίaπ seIialar la persistencia de ΗΠ virulento antisemitismo, el proIongado desconocillliento Υ escasa νaΙοracίόπ de las , Ι"
S\VIIJI.EI{,
The ]ewishness oIJeslls: Some ReligiollS [mΡΙiωtlΌns jor 18 (1981) 104.
C1ln'stiαns, }oιlΓπ,ιl οΙΈCl,πιeπic,ι[ Sιuclies
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Escrituras hebreas en determinadas Iglesias cristianas Υ (en menor grado) la aparente repulsa de los artistas a representar a .Jesus con el atuendo tradicional de los varone5 judf05, filacterias (tefillin) Υ flecos (tzittzit) incluidos. Como revela la lectura de 10s Hechos de 105 aΡόstoΙes, 105 primeros cri5tian05 ηο renegaban de stI herencia judfa, COn1O tampoco renegaba el mismo Jesus (cf He 13,16-41; 23,6-9; 24,10-21; 26,2-23). Se reunfan diariamente en el Templo, pasando allf «mucho tienΊPo juntos» (He 2,46; cf 3,1-8; 5,20-26.42; 22,17; 24,11.18); Υ hasta casi el final del siglo Ι d.C., cuando el concilio de ]aIl1nia Uabneel) 10s declarό oficialmente πο gratos Όη 9,22; 12,42; 16,2), siguieron participando en la vida de las sinagogas (cf He
9,20; 13,5.14.42; 14,1; 17,1-3.10-11; 18,4.18.26; 24,12).
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PRIMERA ΡARTE .
]esus el maestro «Una noche (Nicodemo) fue a ver a JesίIs Υ le dijo: "Maestro, sabemos que Dios te ha enviado para ensefιarnos... "" ση 3,2).
Observaciones introductorias
Α
todos se nos pide, probablemente con bastante frecuencia, que rellenemos impresos en 10s qιIe tenemos que ρο ner nuestro nombre, nuestra dίreccίόη Υ nuestra Ρrοfesίόη. Α veces me he preguntado si ]esus tendrIa que pasar alguη;} vez por experiencia semejante Υ, si fue asί, que respuestas d;:ιrl;:ι. Podemos suponer que serl;:ιη aΡrοχίm;:ιd;:ιmeηte ;:ιsί:
Nombre: YeslllI;l ben Yoseph Lugar de naciωiento: Belen Νοωbre de la nl:ldre: ΜίrΥaω Lugar(es) de residellci:l: Nazaret Υ Cafarnaun Ρrοfesiόn(οnes): arteS:JnO Υ (ίiιtίωamente) ωaestrο. Algunos Ροdrίaη decir qιιι: <
serίaη
«Υίνίι) ~η
este
tieTΎ'j''' ]ι:sus, ιιη
hombr<': sabio
~. ~:; q:lC
Ιc PIlede ΙΙaωar hοωbre, por las ωaravίΙΙas que hizo-, IΙ'Ο (Ie 11Οωbres que se cοιnΡlacίan en la verdad"J.
:;c Inaes-
Ι W WII\STON,]o.
(al
12
InCll'"
IIJHO, 379.
Επ
re;llit!ad, muchos comenl"rislas cοnsίι!cωl1 esl;lS Ι'ωses
lι;(πί;ιlωιοηιιο) υη" ίnιerρο];ιcίόη crisli"n;l Ι;ιrdί;ι.
Εη las secciones que siguen, aun a riesgo de sobrecargar al lector con estadfsticas Υ gran nίImero de citas, intentare poner de relieνe el car:icter central de la fuηciόη magisterial de ]esus. Espero que esto nos ayude a entrar m:is profundamente en la autoconciencia de Jesus Υ, por tanto, a entender m:is plenamente su νida Υ su mίsiόπ. Por supuesto, hemos de reconocer que nuestra perspectiνa es limitada; πο podemos pretender resumir en una palabra el misterio de una persona, especialmente cuando se trata nada menos que de ]esucristo. Es maestro; pero es m:is que maestro.
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1 Jesus es
reconocido como maestro
Se dirigen a el como maestro Se dirigen a ]esus como maestro personas de todos los grupos sociales; ηο sόΙο sus amigos Υ sus dίscίΡUΙοs, sino tambien los escribas, los fariseos Υ otras personas enfrentadas con el. Basta repasar las citas correspondientes de υηο de los evangelios sίηόρtίcοs (algunas son paralelos) para comprobarlo: Mt 8,19; 12,38; 19,16; 22,16; 22,24; 22,36. Cf 9,11; 17,24. Mc 4,38; 9,17; 9,38; 10,17.20; 10,35; 10,51; 12,14; 12,19; 12,32; 13,1. Cf 5,35. Lc 3,12; 7,40; 9,38; 10,25; 11,45; 12,13; 18,18; 19,39; 20,21; 20,28; 20,39; 21,7. Cf 8,491. Αsί tambien se dirigen los dίscίΡUΙοs a ]esus incluso en sίtuacίόη tan ίηνerosίmίl como la crisis del lago: «]esus estaba durmiendo sobre υη cabezal en la popa. Ellos 10 despertaron Υ le dijeron: "Maestro, ~ηo te importa que perezcamos?"» (Mc 4,38; cf Mt 8,25 -Kyrios- Υ Lc 8,24
-Epistates-).
ι Αdem,ίs de estas referencias, hay que tener en cuenta otras en Ι", ψιι' ". dirigen ,ι Jesύs como epistαtes (ΡaΙιbra griega que puede traducir,,' t;ΙΙI1I,ίι'1ι I,,,r «maestro», pero en el sentido de «conocec!or» ο <φerίto»): Lc 5,5; Η,24; Η,4'); 'J, Η; 9,49; 17,13. Νόtese, el1 reΙιcίόη con esto, los tres modos ι'η ψΙ" (,<·,11"0 ". ,lίΓί· ge a Jesύs en la traηst!guracίόη: Κ:yrIos (Μι 17,4), Rαbbi (ΜΙ" <)5) Υ c/,i.r/ιJ/r.r (Ι.Ι· 9,33).
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Tambien se dirigen a el como
rabί
ΕΙ ιίωΙο hοηοrίfίco de «rabί» (que significa literalmente en hebreo «mi mayor») era υη;} deηοmίηacίόη respetuosa, que los dίscίΡUΙΟS usaban para dirigirse a su maestro. ]uan acierta, por tanto, al traducirlo por didaskalos (maestro). Vease ]η 1,38; 20,16; cf Mt 23,7-82. Εn los evangelios sίηόρtίcos, sόΙο Pedro (Mc 9,5; 11,21) Υ ]udas (Mt 26,25; 26,49 Υ par.) saludan a ] esus de este modo. ]uan, sin embargo, usa este tίtuΙο con mas frecuencia (1,38: los dos dίscίΡUΙΟS de ]uan Bautis.ta; 1,49: Natanael; 3,2: Nicodemo; 4,31; 6,25; 9,2; 11,8: los dίscί pulos de ] esus; 20,16: Μarίa Magdalena)1. Podemos sefιalar de paso que los dίscίΡUΙοs del Bautista tambien se dirigen de este modo a su maestro ση 3,26).
ΕΙ
mismo ]esus quiere presentarse como maestro
Νο sόΙο
la gente lIama maestro a ]esus (Mt 9,11; 17,24; Mc 5,35 Υ par.; ]η 3,2; 11,28), tambien <Ξl se denomina a sί mismo lllac5tro. He aquί dos ejemplos: ]esίls (jicc: «Ιι! ,Ι lη,Η~str() tlicc: Μί
1.1 ciudad, a casa de Fulano, Υ decidle: ΕΙ 11Or;1 esta cerca; quiero celebrar en tu casa 1.1 α~I1;1 ιΙι: 1.1 !),ISCΙI
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jL~ιi~ ΙΙ.ιΙ1t~t!ίJuΙu
re;tlmcnte «m;testr()>>: Ιπ 8,4, γ '" ίΙΙΙι'rι''''III'' cοnsΙ;1t;ιr quc los esιuIIiosos de ];, Escriιur" suelen coincidir "Π φι" I'stt' 1)""Ije πο Ρerιenecί" οrίgίΠ<Ηίamenιe "ι I'v"ngelio de Ιωιιι ο, μαr 10 menos, ιιο cs ollr;1 del auιor(es) resρons;lb1e(s) 'ΙΙ'Ι rι'sΙO tlel texto, < En re"lid;Hi, la Ρ;ιl;ιbr;ι lIS;\(1<1 "π Jn 20.16 cs «r;lboni», Ι" torma araιηea, mds I'IlEίtic;I (cΓΜc 10,51),
16
2 Los evangelistas relatan la actividad magisterial de Jesus
Aden1as de
!::ιs ΠΙΙn1erοs::ιs cίt::ιs cοnsίgn::ιd::ιs, !os cu::ιtro
ev::ιngelist::ιs se refieren frecιιenten1ente ::ι !::ι ::ιctίvίd::ιιi n1::Ι gίsteri::ι! de J esUs. Ι::ι fόrn1ιιla introdnctori;} ιιsιι::ιl es: «Se puso a ensef13r» (cf Mt 11,1; 13,54 Υ Ρ::ιr.; Mc 4,1-2; 6,34;
S,31; Lc 4,15 -cf Mt 4,17-; Jn 7,14; 7,35; [S,2]; 8,32). Εη ιιπ::ι οcasiόπ, SllS discίΡιιΙ0S de hecho se acercan ::ι Jesus Υ le piden qne les ensene. Segun Lιιc::ιs:
«Jesus estab~l orando en cierto !ugar. Cuando terminό, uno de sus discίΡU!ΟS le dijo: "Sefιor, ensefianos a orar, como Juan ensefι6 ~1 sus discIpulos"» (Lc 11,1). Ι::ι respnest;} de Jesus fne 10 que comunmente se conoce C0n10 el Ρ::ιdrenuestrο (Lc 11,2-4 Υ par).
Jesus enseiιaηdo Muy pocos de !os qne en !::ι ::ιctιι::ιlid::ιd somos n1aestros ejercen10S nuestr;} Ρrοfesίόn de m::ιner::ι ίtiner::ιπte. Nos desΡΙ::ι Ζ::ιmοs a nuestro Ιug::ιr de tr::ιb::ιjο Υ de vuelta ::ι nuestr::ι cas::ι, Υ a 10 largo del dίa, de una clase ο de ιιπ aula a οtr<ι; pero nuesrro desplazan1ienro se parece pocu ηί de ]esus ::ι 10 ί::ιr go de su vίd<ι pίIb!ica. Sobre esto dice Lιιc<ιs: «C<ΙΠ1ίπο ιΙι: J erus<ι!en, ib<ι recorriendo pueblos Υ aldeas, eπsen::ιnιiο» (Ι.ι.: 13,22; cf Mt 11,1). Es Ιόgicο que Jesus en1ΡeΖ<Ιr::ι a ensen;lf en (;~1\ίlΙ:~1 (Μι.: 1,14 Υ par.), que πο sόΙ0 era su provincia n~1Ι~II, SiIIO t:lI1117
bien 1'1 p'1rte mas pobl'1d'1 de P'1lestin'1 en '1quel tiempo, Υ que contaba con gran nίimero de ciud'1des Υ alde'1s excelentes. Su ministerio 10 ΙΙevό eventualmente por S'1m'1rίaΙ, Judea Υ 1'1 otra riber'1 del Jordan (Mc 10,1 Υ p'1r). Ensefι'1 junto a la orill'1 del lago, en la barca de Sίmόη (Lc 5,3; cf Mc 4,1 Υ par.); en las plazas (Lc 13,26); en las sinagogas de Galilea (Lc 4,15; cf Mt 4,23 Υ par.; Mt 9,35), incluida la de Nazaret, donde se habίa criado (Mt 13,54 Υ par.), Υ CafarnaίIn (Mc 1,21 Υ par.); Υ en el templo de Jerusalen ση 7,14; 8,2; 8,20; 18,20; Mc 11,17 Υ par.; Mt 26,55 Υ par). Ιο encontran10S ensefiandole a la muchedumbre en la ladera de la montafia, con vist'1s sobre el lago (Mt 5,1-2), e instruyendo, privad'1mente, en su propio aloj'1miento, a Nicodemo ση 3,1-15). Encontramos una conducta similar en la vida de 10s dίscίΡUΙοs de JesίIs durante los afios siguientes a la resurreccίόη. Se toman en serio el mandato del Sefior: «Haced discίΡUΙοs mίοs en todos 10s pueblos... , ensefiandoles a guardar todo 10 que ΥΟ os he mandado» (Mt 28,19-20). «Fueron por tod'1s partes anunci'1ndo 1'1 pal'1bra» (He 8,4)2.
] Es de notar que S;ιω;nί", esceωιrίο del fecuncJo encuentro (Ie Jesus ιοη al ρΟΖΟ ιlι' Ι;ιωΙ, ση 4,4-42), apen;ls ;ΙP;1fea: "ηιιι: sus ριίο ridades ωίsίοηeras. Εη M;1fcOS 110 ,,~ Inenciona; segun M;1teo, π los (Ioce '" les dice expres;Illlente ιιιιι: ησ v"yall !Jor ;IΙΙί (Μι 10,5-6; ιΓ 15,24); Υ ell el relato de Lucπs, el lllinisterio de Jesί" (ιι cst;ι regίόη, cu;Illdo v;1 ι;ιωίιιο ιl., Jerusaleπ, '" Ρartίcularωeπte inlructlIoso (Ι.Ι 9,51; 17,11-19). 2 Los numerosos Υ ν;Ηί'ΗΙOS IIII,;Irc's (η los que seglln los Hechos ιΙι: los πρόs IOlcs lοs Ρrίωerοs discipulos ejcrcieι-on su ωίηίsterίο ,οη, (ηιιι: otros, los 'ί hl1il'n{ι::~: Ιιs c,tllc;.; . . Ι\.: Ju ι.ι.)ίίl~11 (2,14), ι:'l μύΓιίι.:υ "jc.:: ~l
os (16,13), Ιι carcel (16,31), ΙΓιπιι: πΙ Αrc{ψ'll'ο (π Αteωιs (17,22), la ι,ιιιι'Ι' ,Ιι: Τίιπηο, <οπ Efeso (19,9), ροι Ιι> ιπ sas (20,20; ("( 5,42), deΙιπte ciel IζoΙ>ι:rπ,,,!oΓ Felix (24,24), Υ "π ιιππ C'IS;! '1IΙ1ιιί ;lcluelΙι ωujer ίιιηto
Ιιd,ι
18
(21\)0).
ΕΙ
auditorio de Jesus «Jesus Ρartίό de aΙΙί Υ se fue a Judea Υ a! otro !ado de! Jordan. La gente Υοlνίό a reunirse a su a!rededorj Υ el, segun su costumbre, emΡeΖό a ensenar]es» (Mc 10,1 Υ par).
Α diferencia de otros maestros de su tiempo, trίηgίό su ensenanza a υη grupo privilegiado
Jesus ηο resde iniciados. Por 10 dicho anteriormente, ha de resultar claro que Jesus, como Juan Bautista (cf Mt 3,5 Υ par.), dίrίgίa su ensenanza a toclo aqueJ que quisiera escucharJo. Podemos suponer que Jesus habJarίa corrientemente su Jengua materna -υη diaJecto arameo-, Υ que Jo harίa con acento galileo (cf Mt 36,73 -tambien Pedro: He 2,7-). Podemos decir de paso que en el original griego de Marcos -eJ mas '1ntiguo de 10s cuatro evangelios- se conservan ciertas expresiones arameas, que suelen m'1ntenerse en l'1s traducciones (cf Mc 5,41; 7,34; 15,34 Υ p'1r).
La muchedumbre Aunque a veces nos encontramos a Jesus ensen'1ndo a alguien cara a cara ση 4,4-26: la samaritana; 3,1-5: Nicodemo), 10 cierto es que nos 10 imaginamos mas dirigiendose a grupos de personas, incluso grandes muchedumbres de miles de personas -formadas por varones, mujeres Υ ηί nos- (Mt 14,14.21 Υ par.; cf Lc 9,14; Jn 6,10. Ve'1nse t'1mbien Mt 13,1-2 Υ par.; Mt 16,38 Υ par). Mateo dice que 1'1 fama de Jesus «se eχteηdίό por toda Siria» (Mt 4,24). Υ «10 seguίaη gr'1ndes muchedumbres de Galilea, la Decapolis, ]erusa1en Υ Transjordania» (Mt 4,25 Υ par.; cf Mt 15,30; Mc 1,45 Υ par). Probablemente I11Uchas de estas personas senan atraldas mas por su faIl1a clc curandero que por 10 que hubier'1n οίdο acerca de SιJ cnscn'1nza. Pronto '1Ρreηderίaη que en su cοraΖόη hanί::ι ΙΙΙΙ I1UCco especial para 10s incultos, 10s pobres, 10s pecatlorcs Υ todos 10s marginados de la sociedad.
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Ιοs
jefes re!igiosos
]esus hablaba taOlbien a 10s jefes del pueblo, a veccs entab!ando con ellos fuertes discusiones. Fue υη contrincante lnaS que teOlible para los saduceos, cuando estos le plantearon el teOla de la resurreccίόη de 10s muertos (Mt 22,2333 Υ par.). γ 10s fariseos encontraron en el υη oponente formidable sieOlpre que 10 desafiaron. Coolo seΙeccίόη de ejemplos al respecto, pueden leerse los siguientes pasajes del evangelio de Marcos (que en su mayor parte tienen paralelos en 10s otros evangeIios sίηόρ ticos): 2,1-3.6; 7,1-23; 11,26-12,44. La ensefιanza de ]esus a los jefes religiosos ηο fue totalmente infructuosa. NicodeIl1o, fariseo Υ OlieOlbro del poderoso saηedrίη, 10 recοηοcίό, duraI1te su encuentro nocωΓηο con el en ]erusalen, como «maestro enviado por Dios» Οη 3,2). Mas tarde intervino para defender a ]esus en υη;} reuηiόη de fariseos Οη 7,50-51) Υ aΥudό a preparar el cuerρο de ]esίls para la sepultura Όη 19,38-40).
Sus
(iίscίΡU!ΟS Υ compafιeros
Dι: vez en cuando ]esus se IJevaba a sus Olas cercanos seguidores aparte Υ 10s iηstrllίa para qlle plldieran contillllar SIl mίsίόη. Marcos sefιala que ]esus, desplles de haber 11ab!ado en parabolas a la gente, «;} sus dίscίΡuΙ0S se las explic~lb3 3 SOI3S» (Mc 4,34). Uno siente Cllrίοsίd::ιd por s::ι [,cr c6mo serί::ιη aqllellas sesiones ίηtίmas. Pero en relacίόη con csto es Olenester tener en Cllenta taOlbien las consolatIoI";1S Ρ::ιlabras que les dirige durante l;:ι ύΙtίΠ1a Cena: «ΕΙ ticfcnsor, cl ΕSΡίrίtu Santo, el que el Padre enviara en ωί 11Ο11ΙI)Ι'Ι', cl OS 10 ensefιara todo Υ os recοrd::ιra todo 10 que os 11c tIicllO» 011 14,26; cf 16,12-13). IncltIso ΙΙCΨΙJ(~S de SIl resurreccίόη, Jesus es Ρreseηt::ιdο ensel;antIo ;1 t!os dc sus dίscίΡUlοs, con los que νίaj::ι de ίη cόgηito (~lInίno ι{ι: El11aus. <<Υ empezando por Moises Υ todos ]os ρr()fCt~lS, Ics ίntcrΡretό 10 que sobre el hay en todas las EscritιJr~ls» (Ιι: 24,27; cf ]η 21,15-19; He 1,1-8).
20
Las mujeres Es eSΡecί;ιΙmeπte ίπteres;ιπte el que, ;ι dίfereπcί;ι de los r;ι binos, ]esus se cοnψl;ιcίer;ι en incluir ;ι mujeres entre los destίn;ιt;ιrίοs de su enseΠ;ΙΠΖ;Ι ση 4,7-16: !;ι s;ιιn;ιrίtan;ι; Lc 10,38-42: Μ;ιrta Υ Μ;ιrί;ι; cf Mt 14,21)3. Se tr;ιtό de un;ι innovaciCJn radical en una sociedad en la que sCJlo los hombres liisfrutaban del privilegio de ser instruidos en la Tori. Rabί Eliezer decί;ι: «iΡreferίrΙι que ;ιrdίeraη las Ρa!;ιbr;ιs de la Tori antes que confiirselas a Uηό1 mujer!» (Mishnah Sotall 3,4). ΕΙ hecho de que ] esίιs a veces acοmΡό1πe una historia que tiene por protagonista un Υό1Γ6π, ο es de especial interes para los varones, con otra que tiene por Ρrοtagοnίstό1 una mujer ο es especialInente interesante Ρ;ιr;ι l;ιs mujeres, signίfίcό1 que l;ιs mujeres formaban frecuentenlente Ρ;ιrte de su auditorio. Segun Leοπ;ιrd Swidler\ «el discurso fund;ιmeη tal de ]esus en este tipo de πarr;ιcίοπes» es ;ιquel en que «Dios se cοηψ;ιr;ι con uη;ι Inujer» -cοmΡ;ιr;ιcίόη ;ιl)sο!u t;ιmeηte eχtrό1οrdίnarίa en la cu!tnr;ι judί;ι cοηteιnΡοr5neό1 lie .fesus-. Se tfό1ta de la segunda de las tres narraciones, temiticamente reΙό1cίοπadas, que cuenta ]esus ρ;ιω justificar su cerCό1ηίa a los recauLiaLiores de impuestos Υ a !os pecJdores: Lc 15,3-7 (la oveja perdida), Lc 15,8-10 (Ia moned;ι Ρerdίd;ι) Υ Lc 15,11-32 (el hijo prCJdigo)5.
:
1),η,ι
(;I(ΕΝΙΕ.ι(,
In", t1et,llles 'ΟΙJιΤ Ιι ITlcICi'Jll ιι" Jesus con ΙΙ' mu!"res, vc
Β. ι,ί
l>Iiogr,iίico.
1979,170. S Entre cstilS hίstoΓί,ιs Ρ'IΓ,ιΙel:ιs cst"n Ι,ιιηΙ)ίιΞπ: 1~c 8,14-15 Υ Ι"" 8,16-/7; 1,( ] 1,5-8 Υ Lc 18,/-8; Lc 4,24-27; Μι 24,43-51 Υ Μι 25,1-13; Μι 24,40.41 Υ 1''11.; Μι 12,38-42 (ιοl [J'Hillelo de 1_c 11,29·32 invierte el orιlen); Μι 13,)1'» Υ ι':ιι. L,I l;st,1 nο es exh,ιustiv ρ,υ,ιΙι'Ι", ,ι" Ι", sίnόj)ιίcοs.
21
La
eχteηsίόη
del ministerio de Jesus
Aunque Jesus dijo que la buena noticia debίa ser <φrοcla mada a todos los pueblos» antes del final de los tiempos (Mt 24,14 Υ par.; cf Mt 26,13 Υ par.), Υ aunque eηvίό a sus discίΡUΙοs momentos antes de su[)ir a los cielos a enseiΊ.ar a todos los pueblos (Mt 28,19-20; cf Lc 24,47; Mc 16,15), enteηdίό sin embargo que, en 10 referente a su propia misiόη, se debίa primeramente a su pueblo. «Νο he sido enviado -decίa- sino a las ovejas Ρerdίd::ιs de l::ι casJ. de Ιsr::ιel» (Mt 15,24; cf 10,5-6; Mc 7,26-27). Tenemos que apresurarnos a afirmar que hay algunos ejemplos de ministerio de Jesus entre los gentiles (Mt 15,21-28 Υ par.: l::ι hija de la c::ιηaηea -sirofenicia-; Mt 8,5-13 Υ Ρ::ιr.: el criado del ceηturίόη romano). Sin embargo, hay qne notar que ηο es Jesus mismo quien toma la iniciativa Υ que las curaciones tienen lugar a distaηcί::ι.
22
3 ~ Quienes
flleron 10s maestros de ]esus?
Εη cierta οcasίόη, los judios, sorprendidos por la sabίdurίa que mostraba Jesύs en su ensenanza, preguntaron: «~Cόmο sabe tanto sin haber estudiado?» ση 7,15; cf Jn 7,46; Mt 7,28-29 Υ par.; Mc 1,27 Υ par. Veanse tambien Mc 11,18 Υ par.; Υ Mt 22,22 Υ par). Incluso la gente de su pueblo, al οίr 10 predicar en 1:1 Sin:1gog:1, se quedab:1 desconcert:1d:1 preguntandose de dόnde sac:1b:1 tanto conocimienro. «~De dόηde
!e viene a este esa sabίdurίa Υ esos prodigios? ~No es este hijo de! carpintero? ~No es su madre Maria, Υ sus herlnanos Santiago, ]ose, Sίmόη Υ ]udas? γ sus hermanas, ~ηo νiven con nosotros? ~De dόnde !e viene todo esto?» (Mt
13,54-56). De est:1S preguntas podemos deducir que Jesύs est:1b:1 cualific:1do p:1r:1 ensenar aunque careciera de tίtuΙοs oficiales. Fue, en otras palabras, υπ maestro carismatico, que πο se habίa formado como rabino.
La influencia de su casa Los primeros maestros de Jesύs fueron, por supuesto, sus padres (cf Proν 1,8; 6,20; 31,1), bajo cuya amorosa gtlίa «crecίa en sabίdurίa, en estattlra Υ en gracιa delante ι1ι: Οίο.'> Υ de los hombres» (Lc 2,52). Τοdaνίa hoy en 10.'> /lOgarcs tradicionales judίοs, como senala Marνin Wilson ι, 1111 l1ίίΊο, ι Μ. WIll. Β.
R. WΙΙSΟΝ, Yoar FatlIer Abl'aha17l: jervίJJI Roots οι '11(, Eerdmans, Grand Rapids (Michigan) 1989, 2ΗΟ,
OIJ'I',ιIιJΙΙ /·ίJJΊlι.
23
cU3ndo ΟΓ3, se refiere 3 sus p3dres diciendo: «Mi p3dre Υ m3estro, mi madre Υ maestra». Er;:ι costnmbre que las madres judίas instruyeran a sus hijos en los rudiInentos de Ι;} buena conducta. Α Inedida que ib3n creciendo, la madre ίηtωducίrίa a las hijas en sus futnros deberes como mujeres Υ C01110 madres, Υ el cabeza de familia se harίa cargo de l0s l1ijos, il1troduciendolos cn l0s teInas religiosos (cf Dt 4,9; 6,7.20-25; 11,19; 32,7.46; Sal 78,1-8) Υ ensen5ndolcs ιιη oficio U cualquier UCUΡ;1Cίόn util (cf Mt 13,55 Υ par). Sin dud3 Jesus aΡrenderίa mucho del buen ejel11plo de sus padres en todos l0s aspectos de L::Ι vidd didrid, Υ en P;1rticular de la ;:ιtmόsfer;:ι de obserVdncid religiosa que envoIνίa e! hogar. ΑlIί escucharίa, con la admίracίόη de ιιπ πίfιo, historias tomddds de ]::ι Biblid; crecerίa en el respeto ::ι l::ι ley de Moises; 3Ρreπderίa el significado de costnmbres como la de llevar filacterids (cf Mt 23,5; Dt 6,4-9; 11,18-21; Εχ 13,16) Υ fIecos (cf Num 15,37-40; Mt 9,20 Υ par.); reΖ::ιrί::ι el shema (Dt 6,4; cf Mc 12,29-30 Υ Ρ::ΙΓ.) por ld mdndnd Υ por l::ι tarde; Υ ::ΙΡrenderί::ι l0s cdntos de aldbdnza ::ι Dios (zilnrot) que se CdntJl1:111 con ::ιΙegrίa en torno a la mesa fdlniliar. Seguramente en la r11eSd aΡrendίό tJmbien Jesus, de Ma[ί::ι Υ de Jose, la in1portancia de la 11Ospitdlidad, que habί3 de ofrecerse, como ιιη deber sagrado, con gozo Υ sin discrίmίnacίόη, ::ι l0s hal11brientos Υ ::ι los itiner::ιntes (cf Lev 19,34; Is 58,7; .Tob 31,32). Podel11os iI113ginJrnos la 5vid3 expectaclon con que Jguardarίa su primera Ρeregrίηacίόη a jcrus;:ιleη COl1 13 gentc tic slI pueblo, Υ cl teωοr rcverencial que 10 ίηνadίrίa cuanιlο cοntcmΡlό por Ρrίωer3 vez el «esplcndor rJdiantc» del 'T"CIl1pIO. SlIs sentimientos t1ebcn haber sido Ios del s31mista: «ί(~ιιί: ;llcgrίa cuando nlC dijeron: ''Vaωοs ;:ι la casa del SeIlor"!" (5al 122,1). γ φιc Γnlίcί<ΊI1 debί3 de scntir ]csus en la ceΙebracίόη ;1Ι1\1;ΙI <1<· Ιιs tliStil1t;lS fiestas, que eran νerd;:ιderas experiencias ιΙΙ' ;φΓΙ'lιιlίΖ;ψ: p;1ra l0s jόνeηes. Εn l::ι m5s gral1de, la dc Ι;] P<\SLII;\, t
27). «~Que rito es este?» (Εχ 12,26), Ie Ρreguηtarίa ]esus a Jose. ΕΙ estudio del ministerio de Jesus en Ios evangclios reve]a (οη que frecuencia solίa acompanar su ensefianza con ejempIos tomados de la vida domestica, de Ι;} que debίό ser ηη fino observador. Por poner sόΙο nnos ejenlplos, Ilabla de la I110Iienda deI grano (Mt 24,41 Υ par.), de Ia eΙabοracίόη deI pan (Mt 13,33 Υ par.), del remiendo de Ia ropa (Mt 9,16 Υ par.), de! barrido del sue!o (Lc 15,8) Υ de la ilumiηacίόη de las casas (Lc 15,8; Mt 5,15; cf Mc 4,21 Υ par).
Su aprendizaje en Ia escueIa Εη el tien1po de Jesus las sinagogas sοlίaη tener nna escueIa aneja, que se ocupaba de Ia edncacίόη de Ios varones; ηο es iI11probable por eso que Jesus conlpletara 10 aprendido en su casa durante Ios primeros afios lie su fοrmacίόη con Ia ίηstrnccίόη recil)ida en la sinagoga Iocal de Nazaret. Los nifios, hasta Ia edad de once anos, estudiaban Ia Tor;i, Ios profetas Υ la tradίcίόη escrita en Ia bet sefer (casa de Iectura). Υ luego Ροdίaη continuar su formaci6n en Ia bet talmud (casa de aprendizaje), estudiando Ias Jeyes orales del movimiento farisaico. Dada !a escasez de documentos escritos en esta epoca, era natural que Ios metodos de ensefianza oraI siguieran distintos metodos de aprendizaje memοrίstίcο. Se ίηsίstίa en Ia repetici6n de materiales qne, para faciIitar precisaI11ente su memοrίΖacίόη, estaban a veces muy estructurados Υ teηίan una forι11a rίtmίca. Ε] ejeI11plo qιre primero nos vienc a Ia mente es eI del acrόstίcσ: conψοsίcίόη Ιί teraria en Ι1 que cada lίηea empiez~l (ση ul1a letra sucesiva del ~llfal)cto (~f Sal 9, 10,25, "34,37, 111, 112, 119, 145; Lalll 1-4; Prov 31,10-31; Nah 1,2-8). Εη relacilSn con la educacilSl1 que se daba en cst~lS iIlstitIIciones, Bernard Lee afirnla: «ΕΙ estudio ησ er~l [~ιιιt() ''ι'slιι dio de" algo, el1 el scntido cognoscitivo qut stlLll~ ΙΙ1rscΙc ahora a esta paIabra -aunque tambiel1 ίηcΙuίa csto-; cr~1
25
mas bien un'1 ίηίcί'1cίόη '11 mundo del sentido»2. ΕΙ estudio p'1r'1 ιιη judίο devoto, entonces como '1hora, es n1as bien ιιη acto de '1l'1banza, en el que se glorifica '1 Dios, que es la fuente de tod'1 sabίdurί'1, Νο se busca sόΙο 1'1 cοmΡreηsίόη, sino tambien la reverenci'1 J • La reΙ'1cίόη entre el '1lumno Υ el maestro era ίηtίma, semejante '1 1'1 reΙacίόη entre p'1dre e hijo. Jesus ηο se h'1brί'1 sorprendido si su maestro hubiera empezado 1'1 leccίόη diciendo como el sabio: «Escuchad, hijos mίοs, la instruccίόη de ιιη padre Υ est'1d '1tentos a conocer la prudencia» (Prov 4,1; cf Prov passim; 2Re 2,12). ]esus fue ciertamente ιιη alumno receptivo Υ diligente, a juzgar por 1'1 ίmΡresίόη que causό a los maestros del TemρΙο durante 1'1 visita que hizo a Jerusalen siendo ηίΕlΟ (cf Lc 2,46-47) Υ por 1'1 frecuencia con que cita ο alude '1 las Escrituras judίas mas t'1rde en su propio magisterio. Εη cuanto '1 1'1 influencia que en su madurez pudier'1n ejercer sobre el las escuel'1s de pensamiento faris'1icas, tan importantes en aquel tίeηφο\ apenas podemos atisbarl'1. Puede p'1recer ίηverοsίmίl, pero ηο cs cnteran1ente imposible que el mismo ]esus hubiera sίιiο dίscίΡΙΙΙο de algun r'1bino en determin'1do momento. Sca cle ello ]0 que fuere, los fariseos rech'1z'1ron siempre la pretendida antoridad doctrin'1l de ]esus Υ se convirticrol1 <:11 sus acerbos oponentes; '1sί 10 afirm'1n repetidamentc los evangelios mismos.
ι Β,
r, 1.1'1", 'IΊIr (;"ΙιΙωll
frιIIi.,lIIIr.H
o/ft:,'/ls: [{i"trit:ving the ]ervish Origins οι IIJHH, 123. , Π' Λ, Ι, Illi.SI:1 11':1" 'IΊIe lιιsroll'l'ty οjΊΊreedοnι: ΕιιαΥΙ οιι Ηιιιιιαιι ExistenI'e, 1,';1 11';1 Ι, StIil\l~ 1\lιιΙ (ίίιιιιιΧ, Νιιι'νη Yol·k 1953; The Spirit oj"jewish Εduωtίοn, jI'Wi,II Ι-:'ιΙΙΙΌιιίοll 24 (11)(,(ι) 9-20,
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26
,1,·
II'Klι>re,
Ι"" ,Iί.,ιίιιlι>' I)IIIlΙOS
ΕΙ
aprendizaje informal
Los ninos teηίaη muchas oportunidades para el aprendizaje informal a traves de los juegos (cf Mt 11,16-17 Υ par.), asί como por su ΡartίcίΡacίόη en las celebraciones religiosas Υ en los acontecimientos sociales, Υ por el contacto diario con la gente en el mercado, en la fuente del pueblo Υ en los lugares en que los mayores se reuηίaη para charlar Υ comunicarse noticias. La sabίdurίa popular dice que la experiencia es la mejor maestra de la vida. Teniendo esto presente, vamos a examinar distintas :ireas de la experiencia que coηtrίbuίrίaη sin duda enormemente al conocimiento de JesίIs a medida que iba madurando Υ fοrmarίaη el rico yacimiento del que ίrίa brotando mas tarde su ensenanza. ΕΙ
mtJndo de
Ιa
naturaleza
Νο
es sorprendente que, viviendo como vίvί;! en un medio rural, Jesus estuviera familiarizado con el arado de los campos (Lc 9,62; 17,7), la siembra del grano (Mt 13,4 Υ par.), la siega Υ el aventamiento ση 4,35-38) Υ el almacenaje en graneros (Mt 13,30; Lc 12,16-18). Acaso, siendo ηίπο, οί;! a los campesinos habl;.ιr tiel V3lor de los suelos Υ de su rendimiento (Mt 13,3-8 Υ par.), de los caprichos del tiempo (Mt 16,2-3; cf Lc 12,54-55), de 13 mejor manera de actuar con la ciz3iia (Mt 13,3 Ο) Υ de podar las VίΠ3:> para mejorar su Ρroduccίόη ση 15,2). Esta eηumeracίόη en modo alguno es exhaustiva (cf Mc
4,26-29). Νο quiero abrumar al lector con citas, pero sί insistir en la frecuenci3 con que Tesus, el maestro, habla de p:ijaros, de arboles Υ plantas, de peces, insectos, serpientes Υ otros animales.
27
ΕΙ
mundo del trabajo
Adem5.s de l<1s <1ctivid<1des agrίCOΙ<1S <1 que nos hemos referido, Jesus debίό conocer, por su propia experienci<1 como c<1rpintero (Mt 13,55 Υ par.), <1lgo del mundo de 1<1 construccίόη (cf Lc 12,18; Mt 7,24-27; Lc 14,28-30). Sus Ρ<1 r5.bol<1s d<1n testimonio de cllo, <1sί como de su conocimiento de otr<1S oper<1ciones l<1borales: 1<1 cοηtrat<1cίόη de trab<1jadores Υ el p<1go de los s<1l<1rios (Μ t 20,1-15), el despido de los emple<1dos (Lc 16,1-2), l<1s <1ctivid<1des b<1nc<1ri<1s (Mt 25,27 Υ p<1r.), el cobro de l<1s deud<1s (Mt 18,23-35; cf 7,4142) Υ l<1s oper<1ciones de compr<1 Υ vent<1 (Mt 13,44-46; Lc 14,18-19). T<1mpoco <1qU! pretendeIl10s ser exhaustivos. ΕΙ Α
mundo social
medid<1 que creC!<1 «en s<1bidur!<1 Υ en est<1tιιr<1» (Lc 2,52), <1Ρreηdίa rel<1cion5.ndose con los deIl15.s Υ observ5.ndolos. Cοηοcίό l<1s diversiones que se usaban en ocasiones felices como l<1s bodas (que ap<1recen en v<1ri<1s de sus par5.bolas). Sin emb<1rgo, su enSen<1nZ<1 muestr<1 qιIe er<1 t<1mbien muy consciente de los problemas de las familias (Lc 12,13; 15,11-13; cf Lc 21,34), de 1<1 sίtu<1cίόη de los margiIl<1dos (1os ciegos, los mudos, los endemoniados ... ), de los sufrimientos e injustiCi<1S de los que los ricos Υ poderosos tendrί<1Π que d<.1r un dί<1 cuent<1S (Μc 12,40 Υ p<1r.; Mt 18,25; Ιc 16,19-31), de los riesgos de 1<1 vid<1 Υ de 1<1 delincuenci<1 (Mt Ι 2,21,) Υ p<.lr.; Ιcl 1.),30). Es IIIeIlL~sler l1ot<.1r t<.111111iCIl LltIC .Jesus pose!<1 un conociIniCI110 CI1 111;1tcri<.ls ΓCΙ1CίΟI1<.ΗI<1S con las leyes Υ el gobier110 ΙΗ'Ι' CI1CiIl1<.l (ICI COIlOciIlliento medio de una persona Ρ ΓΟI';1 11 <.1 CI1 1<'1 Il1<.ltcl·j<.l (VC;ll1se, entre otros pasajes: Mt 18,15-18; Mt 5,40; Μι 5,25; cf Lc 12,57-58). De hecho, 11<1I)ί;} gcl1tL' φιι: sc ;1CCI·c<.11)a a el con el fin de resolver disputas legalcs (Ι.Ι: 12,13-14: sobre la dίvίsίόη de una herencia familiar).
Jesus
28
La sabidurJa que viene de 10 alto SerIa muy insuficiente quedarnos en las instancias humanas que contribuyeron al conocimiento de ]esίIs. Hacer esto serJa desconocer ]a sabidurfa que Dios sόΙο puede otorgar Υ que vivifica e j]umina a quien se acerca con temor al misterio de Dios (cf 1Cor 2,10-13). Como dice e! salll1ίsta: «ΕΙ temor del SeiΊur es el principio de la sabidurIa, los que la practican son gente lista» (Sal 111,1 Ο). Teniendo presente esta verdad, ]esίIs harJa suya sin duda, en cοmuηίόη con su Padre, Ι;) οracίόη del salmista: «Τίι eres la verdad en el centro del alma, Υ en el centro del cοraΖόη me enseiΊas la sal)idurIa» (Sal 51,8; cf 37,30; 49,3). Hay en el cuarto evangelio muchos dichos atribuidos a ]esίIs en los que parece seiΊalarse la ίηSΡίracίόη divina que subyace en SLI ensenanza. Εη el discurso de Ι;) cena dice a sus discfpulos: «Os he dado a conocer todas las cosas que he ofdo a mi Padre» ση 15,15). γ antes habfa dicho a ]a gente: «~γα ηο he hablado por mi propia cuenta; el Padre qιIe me ha enviado me ha ordenado 10 que tengo que decir Υ ensenar... Por eso 10 que ΥΟ os digo, 10 digo tal Υ como me 10 ha dicho el Padre» ση 12,49-50; cf 14,10; 5,24-30; 7,17; 8,28; 17,8; Mt 11,25-27). Εη coherencia con esta ensenanza, dice ]esίIs en el relato de Marcos: «Si alguien se aνergίieηΖa de mf Υ de mi doctrina ante esta geηeracίόη adilltera Υ pecadora, tambien el hijo del hombre se avergonzar:i de el cuando venga en la gloria de su Padre con los santos :ingeles» (Mc 8,38 Υ par). Verdaderamente tiene <φa labras de vida eterna» ση 6,68; cf 6,63). «ΕΙ cielo Υ Ι;) tierra pasar:in, pero (sus) palabras ηο pasaran» (Mt 24,35 Υ par).
29
4 ~ Que
clase de maestro fue Jesus?
Εη 10 que mas tarde diremos sobre los metodos de ense-
iΊanza empleados por ]esύs, se hallara υη;} respuesta mas completa a esta cuestίόη. Por el momento basten algunas indicaciones breves ι .
Jesύs Υ
la
tradίcίόη
Los maestros tradicionales de Israel eran los saccrdotes, los profetas Υ los sabios que aconsejaban al rcy en los asuntos polίticos (cf ]er 18,18). Α la vuelta del exiIio de Babilonia (539 a.C.), los miembros del ύltilllO de estos grupos, templados por la experiencia, pasaron a ser los principales maestros de la comunidad restaurada. ] esύs absοrbίό mucho de 10 bueno que habίa en la sabidurίa tradicional de su pueblo. Resulta evidente ηο sόΙο por el contenido de sus discursos, sino tambien por el abundante uso que hace de las formas de enseiΊanza que suelen asociarse con esta tradίcίόη: dichos Υ proverbios, parabolas, bienaventuranzas, etc. Εη respuesta a los escribas Υ fariseos, que le piden υη signo, ]esύs se compara de hecho con SaΙοmόη: «La reina del sur (... ) νίηο de los confines de la ι Ρ,n.ι
comIJlet,n estos breνes coment.trios, IJuec!e acudirse al interesante Ρ. PEI(KINS, ]eS1JS αs Teαc-Jler, C.lmbridge Uniνersity Press, Cambridge 1990, 1-22, sobre 1<1 enseii,lnz.1 Υ el aIJrencliz,lje en el munc!o antiguo. ΕΙ autor ν,1 consicierando sucesiν,tmente: los m,lestros t1lόsοΙοs, los s.lbios Υ m,lestros cJe s.ll)ίc!urί,l, los m,lestros cie 1<1 ley (escrib,ts, t'lriseos Υ r"l)inos) Υ los profetas Υ esιudio
de
VlS10fi'H10S.
31
tierr~ p~Γ~ escuch~r !~ s~bidurf~ de S~!οmόη; Υ ~l1uf h~y ~lgo que es mas que S~10mόη» (Mt 12,42 Υ p~Γ.; cf 1Cor
1,30).
-
Como todo judίο pi~doso, Iesus teηί~ un profundo respeto por !~ !ey (cf Lc 17,14). Η~bί~ hecho suy~!~ ~!ab~n z~ que hace eI s~!mista de! hombre justo: «Εη !~ !ey de! Senor pone su ~mor Υ en ella medit~ noche Υ dί~» (Sa! 1,2). Es significativo !ο que dice en e! sermόη de I~ ωοηtana: «Νο penseis qne he venido ΟΙ derog,H ]01 ley Υ los profet01s; ηο he venido ΟΙ derog01r]01, sino ΟΙ perfeccion01rlO1. Porllne os O1segnro qne, Jl1ientr01s ηο p01sen e] cielo Υ 101 tierr01, ηί ηη pnnto ηί nn01 com01 des01p01receran de ]01 ley 1101st,1 que todo se cnmplo1. Por 10 t01nto, el qne qnebr01nte ιιno solo de estos preceptos mlnimos Υ 10 ensene O1sl ΟΙ ]os hOlnbres sera tenido por el menor en el reino de Dios. Pero el qne los cnmplO1 Υ ensene sera tenido por gr01nLie en el reino de Dios» (Mt 5,17-19). -
Sin eωbargο, Iesus ηο est~b~ dispuesto ~ glorific~r Υ ~bsolutiz~r I~ ley, con10 sο!ί~η h~cer ~!gunos f~riseos. Νο la vela como ηOΓω~ SUpreIl1~ que hubiera de regir I~ conduct~ hum~na 11ast~ el ύltimo det~lIe, sino cοωu un cana! ~ tr~ves del cu~1 Dios seguί~ reve!~ndo su vuluntad ~ su pueblo. Todos sus preceptos Ροdίaη resuωίrse en dos mandaωίeηtοs: el amor a Dios Υ el amor αl Ρrόjίωο (Mt 22,3440 Υ par).
υπ maestro profetico
C;OlllO los IJrof<:t,1s (1<: <1l1t,lIio, ·1 csus fue un crίtίcο radic<11 (1<: 1:1 S,1!)ίιlιιrί,1 C0l1v<:lH:ion<11 que daba forma a !as estructIIr,lS soci,1lcs ιlc SlI eIJOC<1. Lleno del ΕSΡίrίtu de Dios (cf
21\· 1,21) Υ ΡΓ Ο <;!;11l1;1I1<-!Ο 1;1 r;ll::1hr;1 ό~ J)jns ωη r;Ίsίnn Υ ,ιιιtοrίΙΙΗI, Ι:Olllp<1rti6 la vίsίόη Υ Ρrevίsίόη de !os profetas COI1IO ίιιtcφrctes en tieωΡΟS de crisis, su cοmΡroωίsο con 1<1 jIIsticj,1 eIl f<1vor del ΟΡrίωίdο, su valor p<1r<1 enfrentarse <1 los l)oLlerosos, su aversίόη h<1cia !a reιigίόη inautentica Υ fοrω:1lίst:ι Υ, al fina!, tambien su destino (cf I~s p~!~br<1s de Iesus <:11 Mt 23,37 Υ par.; Lc 13,33; Mt 13,57 Υ par; cf Lc 32
4,24; ]η 4,44. Vease tambien Mt 6,12 68 Υ par).
Υ
par.; Mt 26,67-
Εη determinadas ocasiones ]esύs es identificado con ιιη profeta. Hay buenas razones para creer que en algunos de estos casos (especialmente en Marcos) el texto es hίstόrίca mente exacto Υ ηο mero fruto de la refleχίόη teοlόgίca a la luz de acontecimientos posteriores (Lc 7,16; 24,19; Mt 21,1011; cf Mt 16,13-14 Υ par.; Mc 6,15. Vease tambien Mt 21,4546). Εη el eνangelio de ]uan, la samaritana ση 4,18) Υ el ciego de nacimiento ση 9,17) 11ablan de ]esύs en estos terminos. ΕΙ pueblo llega a νerlo incluso como «el profeta» -el profeta escatoΙόgίco, largo tiempo esperado, del que hablaba Moises (Dt 18,15-1R; cf]n 6,14; 7,40; 7,52)-. Ροdrίamοs aplicar a jesύs la misrna pregunta que el hacίa a la gente en reΙacίόη con juan el Bautista: «~Entonces, que salisteis a νer? ~Un profeta? Sί, os 10 digo, Υ mas que υη profeta» (Mt 11,9).
Maestro de
υη
estilo de vida
Marcus Borg2 da respuesta breνe pero eficaz a nuestra pregunta cuando dice: «jesύs, sin enlbargo, ηο fue priIllariamente maestro de ηίηgύη credo νcrdac!cro ηί cic ninguna moral recta. Fue mas bicn Ulaestro cic ιιη cstilo, c!c ΙΙI1 camino, cn concreto un camino de trans(οrtnacί(Ίιι». (;ΟΠΙ0 jesύs Ρrοclamό a sus dίscίΡUΙοs en cl ciiscιtrso ιlι: \;1 ίJltίΠΙ;1 Cena, el mismo es «el camino, la νerdad Υ 1;1 νίΙ!;1» (Ι 11 14,6; cf Mt 22,16 Υ par). Εη reΙaciόη con esto, podcmos notar quc l0s IHiIllcros cristianos se refcrίaη a sί mismos como seguidores c!cl «Ι:~1 mino» (hodos en griego: cf He 18,25-26; 19,9; Ι 9,23; 24,14-22; cf 16,17). Como se nos dice en l0s Ηcι:llΟS ιlc 10s aΡόstοΙes, Saulo «se Ρreseηtό al sumo saccrdotc Υ Ιc ρι dίό cartas para las sinagogas de Damasco, con el (ίη clc φιc si cncontraba algunos que siguicran este camino, 11011111rcs 2
Μ.
Η;lφeι-
J.
ΒΟΙΗ;,
and Row,
]eslIs, " Nezv Vision: Spirit, S;lΩ Fr;lΩcisco
1987,97.
Cultuι-e
and the
Lιje οι /)t.1IIμlrIIIIμ,
ο
nlujeres, pudiera llevarIos presos a Jerusalen» (He 9,2). Mas tarde admite que ha «perseguido a muerte este nuevo camino, encadenando Υ metiendo en la carcel a hombres Υ a mujeres» (He 22,4). Podemos senalar de pasada que 10s seguidores de 10s fariseos usaban una palabra parecida para denominar su ensenanza Υ su practica: halakah, de una palabra 11ebrea que significa «caminar» ο «condllcirse». Otros grandes Υ venerados maestros habfan ensefιado tambien ιιn camino a SllS dίscίριιΙοs: Lao Tse, en Ia China del s. νι a.C., Υ Bllda en la India del s. ν antes de nllestra era.
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5 ~ Que
formas adΟΡtό la ensenanza de Jesus?
Como ya sefιalamos, Jesίis usό Ias formas comunes en que se expresaba la sabίdurίa tradicional. Εη las paginas que siguen trataremos brevemente de las mas importantes de estas formas. Proverbios Para Marcus Borg, «Ios proverbios son dichos breves Υ concisos en Ios que se crisraIiza Υ concentra la sabίdurίa» ι. Son buenos consejos que resultan familiares Υ cuya verdad es evidente para todos, a eχceΡcίόη de los insensatos. Εη la literatura sapiencial de las Escrituras judίas encontramos colecciones de proverbios (Prov 10,1-22,16; 25,129,27) Υ <
freCιJenr;1 IO~
ne-
CIIlIzιre αl1d t/Il' ιψ οΙ' [Jι .•πjΙΙl'.ιiμ,
35
«Sabroso es al hombre el pan del fraude, pero luego se halla su boca llena de cascajo» (Prov 20,17). «Mas vale un mendrugo con paz que una casa llena de carne con peleas» (Prov 17,1). Εη 10s cuatro evange1ios encontramos dichos proverbia1es en 1abios de ]esUs z. Aunque ηο eran origina1es suyos, a veces 10s usaba de manera original, como muestran estos textos del cuarto evange1io': «ΕΙ viento sopla donde dόηde viene Υ a dόηde
tu»
ση
quiere; oyes su νΟΖ, pero ηο sabes de va; asί es todo el que nace del ΕSΡίrί
3,8).
«~No decίs vosotros que faltan tοdaνίa cuatro meses para la siega? Pues ΥΟ os digo: Alzad los ojos Υ ved los campos ya dorados para la siega» ση 4,35).
«Porque en esto se cumple aquel Ρroνerbίό: υηο es el que siembra Υ otro el que siega» ση 4,37). «Despues de estos dos dίas saΙίό de allί para Galilea. ΕΙ mismo ]esίIs habίa afirmado que ningίIn profeta es bien considerado en su propio Ρaίs» ση 4,43-44). «]esίIs coηtestό: "~No
tiene doce horas el dίa? Si uno anda de tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si uno anda de noche, tropieza, porque le falta Ia luz"» ση 11,9-10). dίa, ηο
QtIiza en este apartado
deberίamοs
hacer meηcίόη tam-
I1ίcn tlc las cualidades eΡίgramάtίcas de la Ρredίcacίόη de ] esίιs. StI cnscnanza abunda en frases memorab1es. Es probaωc (jtIc tlcspues de varias decadas 10s evange1istas estuvieran
(itJl1tIO litcr~lIlncntc cuando escrίbίan frases como estas: 1 S~ ΙΗΙΙ"Ι<' "IIι'OΙIII'όIr Illl ,ICI;ιΙΙι, (:I!OSSAN, lιι FrαgnIents: The Aphorisms ο/ Jesus, Η;Ηρ~r and Row, S:IIl )"ι':ιιιι'ί,,'ο Ι 9ΗΙ , Ct' R, F. Cou .INS, !'/'()/,rt'I,/,,! .'iαyil1g.f ίl1 .'Jt, ]ohl1's Gospel', Melit;1 Theologic;1
27 (1986) 42-58.
36
«ΕΙ rnas grande de vosotros que sea vuestro servidor. Pues el que se ensalza sera hurnillado Υ el que se 11urnilla sera ensalzado» (Mt 23,11-12; cf Mc 9,35 Υ par.; Lc 18,14).
«Porque el que quiera salvar su vida la perdera, pero el que pierda su vida por rnί la encontrara. ~Que vale al hornbre gan~H el rnundo entero si pierde su vida?» (Mt 16,25-26 Υ par).
Parabolas ΕΙ vocablo <φarabοla» deriva del griego parαbole, que por su cοmΡοsίcίόη (pαrα = junto a + bαllein = poner) indica 1:1 cοlοcacίόη de unas cosas junto a otras p:1r:1 comp:1rarl:1s. Aunque los modos mas h:1bituales de hacer comp:1raciones en el h:1bl:1 di:1ri:1 son el sίmίl (cf Mt 23,27 Υ par.) Υ 1:1 metMora (cf Mt 5,13), se puede recuair tambien ocasioll:1lmente :1 un rel:1to Inas :1mplio. Jesus, como otros muchos rabinos, teηίa grandes dotes de η:1rr:1cίόη, Υ continu:1mente uS:1b:1 p:1rabol:1s en el ejercicio de su ministerio. Con un punto de semίtίC:1 hiperbole, M:1rcos llega a decir que Jesus «ηο h:1l11:1ba (:11 pueblo) sino en parabolas» (Mc 4,34). P:1rece demostrado que Jesus usό :11gun:1s de l:1s p:1rabol:1s de los r:1binos, dandoles un nuevo sesg0 4 • ΑΙ principio sus oyentes Ροdrί:1η decirse: «Todo esto ya 10 hemos οίdο :1ntes». Pero esto d:1b:1 precis:1mente mas fuerza :1 1:1 coηcΙusίόη origill:11 que Jesus h:1cί:1 de la ηarr:1cίόη. Su desenlace es mas desconcert:1llte Υ proνocador por 10 inesperado. Con raΖόη JOl1ll Ddminic Crossan 5 situa las parabolas de Jesus (ll:1rr:1ciones con l:1s que se pretende tr:1stornar Υ subνertir un mundo) en el extremo opuesto de los mitos (narraciones con las que se cre;) un mundo) en el espectro de los rel:1tos. 4 IJue,Ie νerse υΠ'1 excelente ίΙustr,lcίόπ ,Ie esto, con respecto a la Ρ,πaΙJΟΙ1 ,!e la COΠΙΓ,IΙ,κίόπ Υ el p'1g0 de los jornaleros de 1;1 νίή'1 (Μι 20,1-16), en Ε. CΗΑΙΙΙ'ΕΝΤιΕl{, Ηοω to Read New Testament, SCM Press, Londres 1982,90 (tra,\' esρ., fJara !ea e! NlIevo Testantento, Vel"bo Diνino, Estell,1 1988). , J. D. CιωSSΑΝ, T/te Dark [nterva!: Towards α Theology οι Story, ΛΓ),(Ι", Nilles (Illinois) 1975.
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Considerell1os, por ejemplo, la historia del buen samaritano. ΕΙ sacerdote, el levita Υ el laίco son caracteres tίρί cos de las parabolas rabίηίcas. Cuando Jesus ll1enciona a υη samaritano como tercera persona ell encontrarse con el herido, sabe sin duda que sus oyentes van a prestar mas atellcίόιι, aUllque sόΙο sea por sentirse picados. La originalidad de las parabolas de Jesus ηο esta tanto en su cOlltenido como ell la ίηteιιcίόη con que las dice. Para el Ia parabola es mas que una mera ayuda en Ia ensefianza, con el fin de iIumillar Υ clarificar el significado de ciertos textos bίbΙίcοs (sentido que tiene para los rabinos); para el es ante todo una forma de ΡrοcΙamacίόη. Εη palabras de Gίinther Bornkamm: «Las Ρarάbοlas constituyen por sί mismas Ζa Ρredίcαcίόn, ηο estan al servicio de nillguna leccίόη independiente de eIIas» (1a cursiva es mla). Los evallgelistas, que escriben en contextos pastorales nuevos, suelen afiadir a Ios relatos de Jesus dichos apropiados suyos, que sirven de ίηterΡretacίόη a Ia parabola ο que estan tematicamente relacionados con elIa -aIgo asl como Ia «moraleja» en Ias fabulas de Esopo-. Α veces' una maxima se une a diferentes parabolas. Por ejemplo: «ΕΙ que se ensalza ser6. humillado Υ eI que se humilIa sera ensalzado», 10 coloca Lucas al final de dos de sus parabolas: la parabola de los puestos en la mesa Υ la parabola del fariseo Υ el publicano (Lc 14,7-11 Υ 18,9-14). Otro ejemplo puede encontrarse en Mt 19,30 Υ Mt 20,16. Accioncs sίmbόΙίcas
Sc 1"\ dicll0 Inuchas veces que las obras hablan mas fuerte (jLIc ι.\Ν Ρ:lI:l11Γ:lS, Ιοs profetas del AlltigUO Testamento eran Ιl1ΙΙΥ COllsciclltcs (lc ello, a juzgar por su frecuente recurso a "~N ;ω.:ίΟIΙCS siIH!161icas. Estas acciones suelen presentarse de la sίgιιίι'ΙΙ!C fOrl1ta: 1. Yave ιΙι 1111;1 or,lcl1; 2. 1a orden ~s Ι'ίΙ'Ωιt:ι,Ιη ρΟΓ
~I ρrοfeta;
3. Υ se da 1<1 COITl'S\HIIHlίcI1te cχρΙίcacίόη.
38
ASl vemos
cόmο
Ezequie] 3l11onest3
;:ι]
pueblo insumiso
reΡreseπt;:ιπdο mίmίc;:ιmeπte eI ;:ιsedίο de Jerus;:ιΙeπ (ΕΖ 4,13) Υ L;:Ι deΡοrt;:ιcίόπ (ΕΖ 12,1-11), ;:ιπtes de que estos ;:ιcοπ tecimientos ucurrίer;:ιπι,. Se Ροdrί;:ι decir que el exiIio esta Ρrοποstίc;:ιdο en !;:ι ;:ιctu;:ιcίόπ del Ρrοfet;:ι. AIgunos de l0s milagros de L;:Ι vid;} de Jesus Ρ;:ιreceη tener υπ ΡrΟΡόsίtο didactico sίmίl;:ιr, entre ellos L;:Ι pesc;} mil;:ιgros;:ι (Lc 5,1-11; Jn 21,1-13) Υ la m;:ιldίcίόπ de L;:Ι higueΓ;:Ι (Mt 21,18-22 Υ Ρ;:ΙΓ). Quiza podrJa decirse 10 mismo de l0s reΙ;:ιtοs de l;:ι muΙtίΡΙίc;:ιcίόη de l0s Ρ;:ιπes (Mt 14,13-21 Υ par.; Mt 15,32-39), en !os que se d;:ιrί;:ι cumplimiento ;:ι l;:ιs profeclas veterοtest;:ΙΠ1entarί;:ιsde Ιsaί;:ιs Υ de Ezeqniel del pastor qne ;:ΙΡacίeηta a sn rebaiΊo (ls 40,11; ΕΖ 34,15.23-
24). Es sobre todo el 3utor del cu;:ιrto ev;:ιπgeJiο el qne saca partido del simbolismo de l0s H1ilagros de Jesίls. Ι::ι misn1:1 Ρ;:ιΙ::ιbr;:ι qne usa par;} referirse a l0s rnilagros, scmcia -signos-, cοntr;:ιsta con el vocablo enΊP\ea(1o por los escritores sίπόρtίcοs, dYl1ameis -;:ιctos de puder-. I)ar;} ]uan Ios milc1gros son signos de quien es ] esus Υ de 10 que ha venido a h;:ιcer. La resurreccίόπ de Lazaro σ π 11,1-44), por ejemplo, ηο es sόlο ιιπ gesto de cοmΡ;:ιsίόπ que mnestr;} el poder de ]esus; es una manera de concretar la ;:ιfίrmacίόπ de ]esus de qne el es l;:ι resurreccίόπ Υ la vida ση 11,25). Νο todos l0s signos joanicos son milagros. Se puede ίπ cluir t;:ιmbίeπ en eIlos el lavatorίo de l0s pies de l0s disclpulos en Ia ύltίma Cena σπ 13,1-17). Esta eχtraοrdίη::ιrίa ίπversίόη de l::ιs rel;:ιcίοηes senor-siervo es reveladora del nuevo orden instaurado por e\ reino de Dios. Es adeInas ΙΙI1 acto profetico (como la ίl1stίtucίόl1 de Ι;} eucaristla en l0s eval1geIios siI16pticos), que anticipa el caracter s;:ιlvίfίcο dc L;:Ι muerte de ]esus.
(, Otros ejemplos tie acciones
sίmΙ,όΙίC;lS ιl" !ο"
20 (lS.Ii;IS se t1csnut!
fJroletas
ΙΗιΙ'Ι)Ι'1Ι νι'!.'ι'
('11 Ι"
ιίπtιlΓόπ ιl,' 11110). )"1 1'1,1-
13 (Jen:mias τοιηρ" υπ.ι vasija de b;ιrro). Se ροιιτιι incluir Τ.IΙ1II,ί,'1ι (),' Ι J, ιΙοιι de se ,1.1 ;ι los acontecimienιos tie 1<1 vi,la de OSC;Is ιιπ si~lIiIic-"clo IΗοlί'ιι(ο.
Lecciones de cosas Como todo experto maestro, Jesίis aprOνeClla frecuenremente las oportunidades que se le presentan para aleccionar a sus oyentes. Su ensenanza, que Ροdrίa haber sido presentada de manera guiza menos concreta en otras circunstancias, resulta asί mas llamatiνa Υ, por 10 tanto, mas faciI de recordar, por el uso gue hace de «apoyos νisuaIes». Recuerdese, a manera de ίΙustraciόη, eI incidente de Jesίis con los fariseos cuando estos le preguntan si es lfcito pagar triIJuto al emperador (Μι 22,15-22 Υ par). Cuanto mejor que un simpIe «sί» ο «ΠΟ», Ο una argumeηtacίόη detallada, es el recurso aI denario con Ia efigie del cesar, gue l,abIa por sί mismo. Εη otra οcasίόπ, al νer alejarse al joνen rico, Jesίis senala Ia dificuItad de combillJr el apego a las riquezas con la entrega <ιΙ reino de Dios (Μι 19,23-25 Υ par). Otro ejemρΙο de este ιίρο de ensenanza es la alabanza de Ia pobre νiu da gue hace una ofrenda generosa al tesoro (Iel templo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha ec!,;l(!O 111;1S que todos, pues todos l1an eCllado de 10 φιι: les sonr;,; en cambio, ella 1,;\ echado de sn indigenci;t toιlο 10 lJlle teιιΙι ρ.ΙΓ;) νίνίΓ» (Mc 12,43-44).
()tr,1S llos l,istori,1s, telll,1riL,1IllCl1tc rcΙκίΟI1Jdas, gue ilustr,lIl 1<1 ι:,φ,ιι.:ίιl<ιιΙ ιlι: ./eSlIS 11,1r,1 1<1 «cl1senanza cjrcunstanΙ'ί,11" ΝΟIΙ: Ιι ΙΙ1<1Ιlιτ ψιι: sοΙίι:ίtJ Ιπ Ι1t:ndίι:iόη de Jesίis para sllS IlίίΟΝ (Mt Ι LJ, 13-15 Υ 11,Η.) Υ cl aviso que se le hace, /1\ίΙ·IΙΙΓ.ΙΝ ~I 11,1"',111,1 ;t 1:1 11lIILI,C(!ulllbre, de que su propia 11\,1(lrc cst.11,,, "llf (Mt 12,46-50 Υ par). Εη ambos casos, Ios Ι:ΙllllClιt,ΗίΟΝ lIc ,Jcsίιs .Hroj.1I1 Iuz sobre su manera de enten(ΙΙ'Ι'
40
cl
I'CiIlO
,Ic
[)ίΟΝ,
Recursos
retόrίcοs
Hiperboles
Υ
exageraciones
P~r~ d~r enf~sis ~
su mens~je, p~r~ c~pt~r 1~ ~teηcίόη de su como eΧΡresίόη de 1~ intensid~d de ciertos sentimientos, J esus h~ce ~ veces ~firm~ciones extr~y~g~ntes, sin que pretend~ por ello que se entiend~n liter~lmente, ~unque ~Igunos fund~mentalist~s cristi~nos, por cuent~ propί~, h~y~n decidido entenderl~s ~sf. Jesus us~ hiperboles Υ eχ~geωcίοnes -10 que Willi~In B~rcl~y ll~m~ «el lenguaje de l~ Ροesίa Υ de l~ Ρ~sίόn»7-. Uno de 10s ejemplos mas obvios es: «Si tu ojo derecho te escand~liz~, arrancareIo Υ ιίωΙ0 ... γ si tu Inano derec!1a te escand~liz~, cόrrareΙa Υ ~rrόj~la... » (Mt 5,29-30; cf Mt 18,8-9 Υ par). Otros ejemplos pueden ser: Lc 14,26 (cf Mt 10,3 7) -odi~r ~l p~dre Υ ~ 1~ m~dre-; Mt 19,24 Υ p~r. -el c~mello Υ el ojo de 1~ ~guj~-; Mt 17,20 Υ par.; Lc 10,19; cf Mc 16,17-18. ~uditorio Υ
Paradojas Otro modo que emple~ Jesus par~ espole~r las mentes de SllS oyentes ~ fin de qlle m~nteng~n ~lert~ su entendimiento es el uso efic~z de 1~ p~r~doj~. Expres~ s~bidurf~ ~utentic~ en p~l~br~s qlle son ~p~rentemente contr~dictori~s ο qlle, por su οροsίcίόη ~ l~s opiniones comunmente ~dmitid~s, p~recen absllrd~s. T~1 m~ner~ de h~bl~r sόΙ0 tiene sentido si se ~cept~ I~ νίsίόη de Jesus del reino de Dios. P~ω ίlιιstωr el lengll~je Ρ~r~dόjίco de Jesus podrf~mos cit~r l~s bien~ventur~nz~s en Sll tot~lid~d (Mt 5,3-16; cf Lc 6,20-23). Pero b~ste citar, como ejemplo de 10 qlle qlleremos decir, estos textos, qlle ηο necesit~n coment~rios: «Porqlle el qlle quiera salvar sn vida la perdera, pierda su Vid,1 por Inf la encontrara» (Μι 16,25).
7
W
ΒΑΙ{(:lλΥ,
Tf,e M,'nd
οι Jesus,
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Γιηs, Lon,lrι's Ι
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'J(,O, 100,
41
«Entre vosotros ηο debe ser asf, sino que si alguno de vosotros quiere ser grande, que sea vuestro servidor; Υ el que de vosotros quiera ser el primero, que sea ΕΙ serviLlor de todos» (Mt 20,26-27).
Ιrοnία
ΕΙ elemento esencial de la ironIa es cierta disparidad entre 10 que literalmente se dice Υ 10 que se quiere dar a entender. Α veces produce υη efecto cόmίcο, cuando el contraste ηο es deliberado Υ se le escapa al que habla, pero πο al que escucha. Επ el caso de los adversarios de Jesύs, se encuentra cl1ando se los ve afirmar con entera segl1ridad Ρl1Π tos de vista errόπeοs ο limitados (cf Jn 7,27; 7,52; 9,16; 13,37-38; 14,8-9; 16,30-32), ο decir verdades Cl1ya profl1lldidad πο puedcl1 percil)ir (cf Jn 11,49-50; 12,19; 19,14). Jesύs, por Sl1 P:1rtc, lIsa la ίΓΟπίa como medio sutil para penetrar las defensas dc Sl1S oponentes, para cogerlos desprevenidos Υ, en deternlinacios casos, poner al descl1bierto la incongrυencia entre los ide31es que profesan Υ sιι vida real. ~Αdόπde quiere llegar exact3Inente Jesύs cιιaηdο, en respuesta a las crίtίcas qιιe le hacen los fariseos de comer con los publicanos Υ los pecadores, [es ciice: «Νο tienen necesidad de medico los S3llOS, sino los enfermos; ηο he venido a lIam3r a los justos, sino a los pecadores» (Mc 2,17)? ~Acaso ηο esta cuestionando de hecllo la Ρreteπsίόη de los fariseos de cont3rse entre los rectos? Hay taIHbien elementos ίrόηίcos en algunas de las parabolas de .Jesύs: el banquete de bodas (Mt 22,1-4 Υ par.), el rico il1SCllS3to (Lc 12,16-20), el buen samaritano (Lc 10,2937), cl adlllinistrador infiel (Lc 16,1-9) ο el fariseo Υ el Ριιωίcaπο (Lc 18,9-14). Sc Ροdrί3 seiia13r t3mbien cierra dosis de ironia socritica cn ;llgIInas de 13s cl1estiones que plantea Jesύs a sus adverS;HiOS. ΕI1 tales casos el interlocutor se juega mas de 10 que ρω:ιlι" parecer a primera vista (cf Lc 10,36). Dos ejemplos que 110S vienen espontaneamente a 13 memoria -Υ qιιe serIa 111CIH:ster leer en sιι contexto- son: «~Esta perιnitido en
42
s:ibado hacer el bien ο el mal, salvar una vida ο destruirla?» (Mc 3,4); «ΕΙ bautismo de Juan, ~era del cielo ο de los hOlnbres?» (Mt 21,25a).
Le1lguaje figurativo Desde todos los puntos de vista la enseiΊanza de Jesίis es sorprendentemente concreta Υ expresiva. Una de las cansas de esto es sn talento para elegir comparaciones (sίmίΙes Υ metMoras) de gran riqueza Υ variedad, para transmitir Ιο que quiere decir. Hablando metafόrίcameηte,J esίis se identifica en el cuartu evangelio con «la vida verdadera» ση 15,1.5), «el buen pastor» σ η 10,11.14), etc. (cf la ίηtroduccίόη de la segunda parte, donde se detalla las veces que Jesίis utiliza Ι;} exΡresίόη «Υο soy»). Describe a sus seguidores como «Ι;} sal de Ι;} tierra» (Mt 5,13) ο «Ι;} ΙΙΙΖ del mnndo» (Mt 5,14; cf Jn 8,12; 9,5); Υ compara su mίsίόη con Ι;} cosecha (Mt 9,37-38 Υ par.; cf Jn 4,35-38) Υ Ι;} pesca (Mt 4,19 Υ par.; cf Lc 5,1 Ο). Les advierte que se guarden «de Ι;} levadura de los fariseos Υ saduceos» (Mt 16,6 Υ par.), del «zorro» de Herodes (Lc 13,32; cf Mc 8,15), Υ de «los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestido de oveja Υ por dentro son lobos rapaces» (Mt 7,15). Εη los siguientes textos puede verse C61110 los sίωίΙes de J esίis son igualmente vivos: «Os envίο como ovejas en medio de lobos. 5e(1 prn(ientes como las serpientes Υ sencillos como las p<11onl,ls» (Μι Ι Ό, 16; cf Lc 10,3). «iAy de vosotros, maestros de la ley Υ fariseos 11ipI'Krir,ls, qιιι: sois como sepnlcros blanqneados. qne ΡΟΓ fner,1 ,Iρ,lrecen hermosos, pero por tientro estan llenos de hnesos ιlι: l11lIertos Υ de podredumbre!» (Mt 23,27). «iJernsalen, Jerusalen, que matas a los profct,ls Υ apedreas a los que te son enviados! iCuantas veces lle
Εη algunos casos, el sίmίl se desarrolla de una forma mas elaborada, que podemos llamar aΙegοrίaΧ • Suele haber entonces una fόrmuΙa introductoria, como en los siguientes ejemplos del eνangelio de Lucas:
]esus les dijo: «~A que se parece el reino de Dios Υ a que 10 comparare? Es como un grano de mostaza... » (Lc 13,18-19; cf Mt 13,31). γ
de nuevo: «~A que comparare el reino de Dios? Es cOlno la levadura... » (Lc 13,20-21).
Εη ciertas aΙegοrίas se adopta una forma narratiνa Υ se recogen hechos comunes de la νida diaria: «SaΙίό el sembrador a sembrar la semilla... » (Lc 8,5-4). Εη otras, en cambio, se describen acontecimientos extraordinarios, a νeces incluso unicos. Estas aΙegοrίas son mas conocidas con el nombre de parabolas (cf Lc 16,1-8: el administrador infiel; Mt 20,1-16: los obreros de la νifιa; Mt 21,33-46 Υ par.: los νifiadores homicidas).
]uegos de palabras Hay algunos casos en que Jesus se sirνe de la semejanza de sonido entre palabras diferentes, ο de la pluralidad de sentidos de una misma palabra, para proνocar efectos jocosos. ΕΙ ejemplo mas conocido es el retruecano que se encuentra en Mt 16,18: «γο te digo que tu eres Pedro -en arameo Kepha, en griego Petros- Υ sobre esta piedra -en arameo kcfJha, en griego fJetra- edificare mi Iglesia, Υ las puertas (ll'l inficrno 110 prcvaleceran contra ella». Robert Stein~ lIa111:1 1:1 :ltLncir')n SOl1rc (ios casos muy interesantes (teniendo cn clIcl1ta cl original :ιrameo): «ίGuίas ciegos, que colais un ιιιοsψιίtο -cn araIl1co galma- Υ os tragais un camello -Cll ;lralllCO ,ιζarnΙa-!» (Mt 23,24); «ΕΙ νiento -en arameo The Bible: Νοω Ι Get Itl Dοul>!e'ΙΙΥ, G,ir,ien City (Nue(Ahora entiendo lα Biblia, San ρ,ιωο, M'HJri,J 19937) . ., ΙΙ 11. STI'.IN, The Method and Message ο/Jeslis' Teachings, Westminster Press, Fίla,!..IIi" Ι '!7Η, 13.
,
ι:1 Ι;. Ι'()ΙΙΙ'ΊΝΚ,
v,ι Υιιιk) Ι'!7'Υ, 6Η-78
44
νΟΖ, pero ηο sabes de dόηde viene Υ a dόηde va; asl es todo el que nace del Esplritu -en arameo ruah-» ση 3,8).
ruha- sopla donde quiere; oyes su
Humor Los buenos maestros saben que la seriedad continua puede ser un obsticulo en el proceso de aprendizaje, mientras que unos momentos de dίsteηsίόη humοrίstίca convenientemente administrados pueden ser una gran ayuda. SegίIn Elton Trueblood 1iI, en los evangelios sίηόρtίcοs hay al menos treinta pasajes que muestran el uso que hace Jesus del humor en su ministerio. Los oyentes de Jesus debieron de reίrse ante la incongruencia de im:igenes como las que siguen: «~Cόιηο es que ves la paja en el ojo de tu 11erΠ1anο si ηο adviertes 1a viga en e1 tuyo? ~CόΠ10 puedes decir a tu herΠ1aπο: Deja que saque 1a paja de tu ojo, teniendo una viga en e1 tuyo? iΗίΡόcrίta!, quita ΡrίΠ1erο 1a viga de tu ojo, Υ entonces veras para quitar 1a paja de1 ojo de tu hermano» (Μι 7,3-5).
«ί Guίas ciegos, que lΙο!" (Mt 23,24).
colais un
Π10squίto Υ
os tragais un
caΠ1e
Αrgumeηtacίόη Ιόgίca
Las autoridades religiosas, cuya 0POSICIOI1 a ./csίιs alImcntaba de dia en dla, trataron con l11ucl1O clιφciΊο 11 I{)gic~l
Ε. ΤlωΕΒΙηοι),
ιι
W
The
ΗΙΙΥnΟΙΙΥ ΟΙ CIlrist,
H;lrper anti Row, ΝΙΙΙ'ν" γ.ιι k Ι ')Ι>'!,
127. ΒΛ1{ι:Ι.ΑΥ, O.c.,
103-104.
45
Dilema l6gico Explotando el potencial de ensenanza que puede extraerse de las situaciones polemicas, ]esύs es capaz de volver las preguntas mas especiosas de sus adversarios contra ellos mismos, a veces acorralandolos en υη dilema (cf Mt 22,1522 Υ par.: la cuestίόη del tributo al cesar; Mt 22,23 -3 3: la cuestίόη de la resurreccίόη de l0s muertos; Mt 21,23-27 Υ par.: el desafίo a la autoridad de ]esύs; Mt 12,1-8 Υ par.: la cuestίόη de las espigas arrancadas en sabado; Mt 12,914 Υ par.: la controversia sobre las curaciones en sabado). Digna de especial meηcίόη a este respecto es la respuesta de ]esύs a l0s escribas Υ fariseos que le presentan a una mujer acusada de adulterio ση 8,1-11). Tratan de ponerlo a prueba preguntandole: «Εη la ley, Moises mandό apedrear a estas mujeres. Τύ, ~que dices?». ΑΙ contestar: «ΕΙ que de vosotros ηο tenga pecado que tire la primera piedra», 10s pone en el dilema de infringir la ley de Moises, si ησ la apedrean, ο faltar al mandamiento de Dios que Ρrοhίl1e mentir. De este modo les explota la bomba en SlIS propias lηaηοs.
Reducci6n
αl
absurdo
Es una manera bastante efectiva de probar la falsedad de la tesis de υη adversario; consiste en sacar una cοnclusίόη que se sigue lόgίcameηte de dicha tesis Υ que es, ηο obstante, evidentemente falsa. ] esύs demuestra 10 absurdo de la acusacίόη de que expulsa a 10s demonios con el poder de ΒeΙcebύ, el ΡrίηcίΡe de l0s demonios, diciendo: «~Cόmο diνiditio ΙII1<1 C
puede ser que Satanas eche a Satanas? Si un reino esta contra sί mismo, ese reino πο puede subsistir. γ si esta dividida contra SI misma, esa casa πο puede subsistir. Si Satanas se alza contra SI mismo, esta dividido Υ πο [JlIet!e subsistir; toca a su fin» (Mc 3,23-26 Υ par).
46
Argumento
«α
(ortiori»
Aprovech5ndose de] entorno natura] que rodea a sus oyentes en ]a ]oma de] monte, con vistas acaso a] ]ago de Genesaret, ]esus trata de convencer]os del cuidado amoroso que su Padre celestia] les dispensa. "Υ del vestitio, ~pOΓ que os preocupais? Mir,ld cόmο crecen los lίrίos del c,lnΊPo, ηο se Ιιtίgan πί hίΙΙΠj pero ΥΟ os digo que ηί SalOll1όπ en todo su esplendor se νίstίό como ΗΠΟ de ellos. Pues si Dios viste asί a la hierba del campo, que hoy es Υ maiΊ,lna se la echa al fuego, ~no harά mάs por vosotros, hOlnbres de poca fe?» (Mt 6,28-30; cf Mt 6,26 Υ par.; Mt 7,7-11 Υ par.; Mt 10,29-31 Υ par.j Lc 18,1-8).
Εη otra οcasίόη, ]esus t'1cίόη p'1r'1 jusrificar sus
usa este mismo tipo de '1rgumen'1ctivid'1des «ίΙίcίt'1S» en s5b'1do. Ensefi'1ndo un s5b'1do en ]'1 sin'1gog'1, se atrevίό '1 curar '1 un'1 mujer encorvad'1. γ '1πte l'1s crίtίcas del jefe de la sin'1gog'1 responde: «iΗίΡόcrίtas! ~No suelta cad,l ηnο tie vosotros su buey ο su asno del pesebre en sabado Υ 10 lleva a beber? Υ a esta mujer, que es una hija de Abrahan, a la que Satanas teπίa atada desde llace dieciocho aiΊos, ~ηo se la puede soltar de su atadura en sabado?» (Lc 13,15-16j cf Mt 12,9-14 Υ par. Vease tambien Mt 12,1-8 Υ par).
47
6 ~ Que metodos ο estrategias usό esus en su ensenanza?
J
jesύs ensefia con el ejemplo
Si algo nos dicen los evangelios sobre ]esύs, es que entre 10 que ensefiaba Υ 10 que hacίa habίa ιιηα completa coherencia. Εη otras palabras, que practicaba 10 que predicaba. Como afirma ]ιιαη Pablo 11: «La coherencia ίInica Υ la fllerza persLI,lsiV,j de su ensefιanza pueden explicarse porqlle slIs Ρ,ιΙιhr,ιs, p,Jrabolas Υ argumentos son inseparables de Sll νίcΙι Υ cie SLI ,Hltentico ser. Εn consecuencia, toda la vida de Cristo flle ιιιι;ι continlla ensenanza... »ι . sόΙο
Con respecto a todos Ios ideales que propLIso a los demas, ]esίIs Ροdίa decir: «Aprended de mί» (Mt 11,2')). I>recisamente porque hizo realidad el camino de fίdclίιΙιι! a la voluntad de Dios que ΡroΡοηίa a los otros, pud~> ι!cι:ίr φιc el mismo en persona era el camino ση 14,6). ΕΙ cs siIlltIltaneamente el revelador Υ el dador de la aιιteηtiι:,ι existel1cia htImana. ]esίIs dice a sus dίscίΡΙΙlοs: «Brille de tal moclo VLIt~str:l ΙΙΙΖ delante de lαs hombres qtIe vean vuestras obr,Is !)JICI1:lS Υ glorifiquen a vuestro Padre, qtIe esta eη los (ielos» (Mt 5,16). Ραdίa decir con verdad: «γα soy la lιιz clcl ΙΙlIll1ιlο. ΕΙ qtIe me siga ηα andara eη tinieblas, sino φιc tCl1tlrj 1;1 IUZ de la vida» ση 8,12), porque el, que < il,KieIltlo cl ι JUAN ΓΑΗΙ.Ο ΙΙ, Cαtechesi t1"adelldαe. Lα ωtequesis ι/ο}" S;ΙΙΙ
(''11'1''.
Μ;ιιl ίιΙ
1995,9.
49
bien» (He 10,38), er30 el ejemplo perfecto de este modo de actuar. Senalandola como resumen de la ley Υ 10s profetas, ]esus proclama la regla de oro Υ se propone al mismo tiemρο como su modelo: «Todo 10 que querais que hagan con vosotros los hombres hacedlo tambien vosotros con ellos» (Mt 7,12). Νο teηίa que temer que le aplicaran su propio criterio: «Por sus frutos los conocereis» (Mt 7,16.20).
Jesus se acerca a la experiencia vital de sus oyentes ]esus se ocupaba de las necesidades reales de ]30 gente corriente -necesidalies que los escribas teηdίaη a olvidar-, usando υη leηguaje que Ροdίaη entender. Εω cercano a su vida Υ, como Ροdrίa verse en υη estudio detallado de su ensenanza, habIaba constantemente Υ de manera concret3o de los menesteres de la vida di3oria. La lectur30 del sermόπ de la mont3ona que nos present30 Mt 5 -7 10 pone claramente de manifiesto. Es sin duda indicativo tanto de su propia experiencia como de la habilidad que tiene para conectar con la experiencia de los otros, el que se inspire con tanta frecuencia en el mundo de la naturaleza Υ en la vida domestica para sus imagenes. Εη esto recuerda a SaΙοmόπ, de qtiien se dice que «tratό acerca de 10s arboles, desde el cedro del Lίbano hasta el hisopo que brota en la pared; dίsertό acerca de los anima1es, de 1as aves, de 105 reptiles Υ de los peces» (1Re 5,13). Ιο que se afirma en la Gαudium et spes de 10s dίscί pulos de ]esus, que «nada hay verdaderamente hnmano qne 110 encuentre eco en su cοraΖόn» (GS 1), es verdad de el CI1 gralio supremo. H~1Y ademas razones para creer que Jesιis, como roόο Ι111Ι'11 111~1(:stro, πο qιιerίa sobrecargar a sus oyentes. Adapt;ll1;1 cl 111~lterial πο sόΙο J. la sίtuJ.cίόπ de sus oyentes sino tJ.ll1l1iίoII ~1 St! cJ.pacidad de aprendizaje. Es posible qne esta seπsίΙ1ίlίιΙ1ιΙ sea IJ. ql}e snbyazca en las palabras de .Tesus a sus dίSΙ'ίIΗΙIΟS eI1 la Ultima Cena: «Muchas cosas tengo que 50
deciros tοdavίa, pero ahora ηο estais capacitados para entenderlas» ση 16,12). Εη sentido semejante escribe Pablo a 10s cristianos de Corinto: «Os di a beber 1eche, ηο alimento sόΙίdο, porque ηο 10 Ροdίaίs soportar» (lCor 3,2; cf Heh
5,12-14). Jesύs
hace preguntas Υ las contesta
Hace preguntas Hay υη;} escena en la infancia de ]esύs en la que se nos descrihe como ηη alumno verdaderamente atento Υ dotado. Me refiero, por supuesto, al episodio en que sus padres, llenos de ansiedad, despues de haber estado buscandolo durante tres dίas, «10 encontraron en el templo sentado en medio de los doctores, oyendolos Υ preguntandoles» (Lc 2,46). ΕΙ hacer preguntas pertinentes e indagatorias es υη rasgo caracterίstίco tanto de los estudiantes eficientes como de los buenos maestros. Con raΖόη afirma Monika Hellwig qne «es la pregunta mas que la respuesta la que educa». ]esύs ηο sόΙο interesa a sus oyentes acercando el contenido de su ensefιanza a su experiencia vital, sino que ademas 10 hace ll1as eΧΡΙίcίtameηte aύη por medio de preguntas que, a veces, son desafiantes e incluso inquietantes 2 • Entre las mas ohvias de los evangelios sίηόρtίcοs estan: «~Quien de 10s tres te parece que fHe 1:1 ωaηοs de 10s ladrones?» (Lc 10,36).
!1r{)jiI110
ι!el φιι' C,IY{)
en
«~Esta Ρerωίtίdο en sab,ldo hacer ο destruirla?» (Mc 3,4).
el bien () el 111,11,
S,Ilν,H
1111,1
vida
«Vosotros,
~quien decίs
que soy
ΥΟ?»
(Mt 16,15).
2 Segύη J. NAVONE, ΤΙΙΓ Dynarnic ΟΙ the Qaestlon ίη ιΙιι' (;"ψι" ΝΙΙl,l,ιιιίΙΙΓ, Milltown Studies 17 (1986) 87, Jesύs hace novent'1 Υ ocho l,'η~,ι"I", ,1&,"(",tes <'η 10s eV,IΩgelios sίηόρtίcοs, ,ίη contar Ιι, doce que ". Ι'ΙΙ"'Ι<'ΙΙΙΙ,ΙΙ, ι·1Ι Ι'" Ρ'ΗabΟΙ1S. Εη un breve [J'1s'1je (Iel eν,ωgeΙίο (Ie Marcos (Μ" Η,Ι 4 ·21), Ιι"'" Ιι;ιιτ " sus ιiίscίΡUlοs, t"rdus <'η cumprender, ησ ωeηοs ,le sίι"Ι~ 1""(,~ΙΙIlI"'.
51
John Wijngaards' nos llama la atenclOn sobre el hecho de que el evangelio de Juan es el que contiene mas preguntas: ciento sesenta Υ una en total. Εη este evange!io, !as primeras pa!abras de! ministerio pub!ico de Jesus que se recogen estan dirigidas a !os dίscίΡU!ΟS de! Bautista en forma de pregunta: «~Que buscais?» ση 1,38; cf 18,4.7; 20,15). He ;:ιquί otr;:ιs preguntas que hace Jesus a !os que habίaη de ser sus dίscίΡU!ΟS, inc!uidos nosotros: «~Quieres
«~TίΊ
«γο
curarte?"
ση
5,6).
crees en el Hijo de Dios?»
soy la
resurreccίόη Υ
ση
la vida...
9,35). ~Crees
esto?»
ση
11,25-
26). «~Entendeis
10 que os he hecho?»
«~Me ;ιmas?» ση
Υ
ση
13,12).
21,15.16.17).
las contesta
De igual modo que toma !a iniciativa haciendo preguntas, Jesus responde tambien a !as que se !e plantean. Sus respuestas sue!en ser tan desafiantes como sus preguntas. Cuando Pedro !e pregunta: «SefΊor, ~cuantas veces tengo que perdonar a mi hermano !as ofensas que me haga? ~Hasta siete vcces?» (Mt 18,21), Jesus le responde: «Νο te digo hastG sictc vcces, sino hasta setenta veces siete» (Mt 18,22). C:01110 scnalamos a! hab!ar de los di!emas, a los advers;1rios ιΙc ./cslls les resu!taba a veces embarazoso hacerle pregUl1t;1S. γ llcg6 ηπ momento en qne, como dice Lncas, «ηο se J.trcvicrol1 J. preguntarle mas» (Lc 20.40: cf Mt 22.46 v par.; ./η 4,27; 21,12).
1
J.
WIJΝC;ΑΑιωs, Τ/", (;ω,/,ι'/ οι }ohn and IJis Letters,
Wilmingιon
52
]986,35-46.
Michael (~[;,zier,
Jesus usa las Escrituras judίas
COn10 quien desde la infancia habίa ido tomando Ροsesίόη, entusiasmo e inteligencia, de la herencia espiritual de su pueblo, J esus teηίa υη conocimiento profundo Υ gran aprecio de las Escrituras judίas. Las estudiaba, las meditaba, las usaba en la οracίόη (especialmente los Salmos), trataba de ellas en su ensenanza Υ las llevaba a la practic;1 con generosidad en su vida diaria. Como sus oyentes estan tambien dentro de este contexto, Jesus ilustra de buen grado su ensenanza citando directan1ente las Escrituras, ο aludiendo a personas, lugares, acontecimientos ο practic;1s religiosas de los que se habla en ellas 4 • Α veces produce (οη ello υη efecto terrible, como en los reproches que dirige a las ciudades que 10 han rechazado: (οη
«ίΑΥ de ti, Υ en Sίdόη
Corozafn! iAy de ti, Betsaida!, porque si en Tiro se hubieran hecho los milagros que en νosotras, harla ya tiempo que se hubieran arrepentido cubiertas de saco Υ ceniza. Pero os digo qιIe en el dίa del juicio habra mas toleraηcίa para Tiro Υ Sίdόη que para νosotras. γ tu, Cafarnaun, ~crees que te νas a eleνar hasta el cielo? iHasta el al1ismo te lιuηdίras! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros realizados en ti, durarla hasta el dla de hoy. Pero os digo que el dίa del juicio habra mas tolerancia para Sodoma que para ti» (Mt 11,21-24 Υ par. Εη relacίόη con ΤίΓΟ Υ Sίdόη, νeanse Is 23; ΕΖ 26-28; Am 1,9-10; JI 3,4; Zac 9,2-4. Εη reΙacίόη con Sodoma: Gen 18-19; Dt 29,23; 32,32; Is 1,9-10; Jer 26,16; 23,14; 49,18; Am 4,11). Εη otros casos J esus usa las Escrituras en defensa propia, como en su dialogo (οη el tentador en el desierto (Mt 4,1-11 Υ par.) Υ en sus frecuentes enfrentamientos con l;1s autoridades religiosas. Cuando los fariseos, por ejernplo, 10
4
Ct" L. D. RIXON, Ηοtl.! Jesus TiJught: Methods and Role,' oIJ,·.f/I.r 1/11· 'Π'''!IΙ'ι; 'lnl! BilJle College, Croydon (Nuev~) G~lles l!e! S111) 1'177,20·2'); Ι).
Mission~ιry
Η. ΗυΗΕΙ{Υ,
The Teae'/ling Methods oj'jeSII.r,
N~ιιίoπ~ιl C:lnί,ιί;11l 1':'IIΙι';lιί",1
Council, Nutfle1d (Surrey) 1970,52-59.
53
reprenden porque sus dίscίΡu10S estan cortando esplgas Υ comiendose1as en sabado, les responde: «~No habeis leldo 10 que hizo David cuando ωνο hambre el Υ los suyos, cόmο eηtrό en la casa de Dios Υ comίό los panes de la ΡrΟΡοsίcίόη, de los que ηο estaba permitido comer ηί a el ηί a los snyos, sino sό!ο a !os sacerdotes?» (Mt 12,3-4).
De manera parecida ape1a a 1as Escrituras cuando los escribas Υ fariseos 1e preguntan por que sus dίscίΡUΙοs ηο se 1avan 1as manos antes de comer (Mt 15,1-9 Υ par.), Υ cuando los saduceos pretenden atraparlo preguntandole sobre 1a resurreccίόη de los muertos (Mt 22,23-33 Υ par). Los siguientes textos tambien se refieren a este aspecto; Ροdrίa ser interesante consu1tar algunos: Mt 9,13; Mt 12,5-8; Mt 19,3-9 Υ par.; Mt 21,42-44 Υ par.; Mt 21,15-16; Mt 22,3440 Υ par. (cf Lc 10,25-28); Mt 22,41-46 Υ par). Como todo rabί, Jesus interpreta las Escrituras para sus dίscίΡu10S. Con ello espera que entiendan mas plenamente e1 significado unico de su mίsίόη con respecto a1 reino de Dios. Como era previsib1e, su radical reίηterΡretacίόη de 10s textos sagrados ηο obtiene 1a aΡrοbacίόη de 10s garantes de 1a tradίcίόη; especialmente, como sefιala Marvin Wilson 5 , cuando subordina a su propia persona sίmb010S centra1es de 1a reΙίgίόη judίa como el temp10 (Mt 12,6; Jn 2,18-22; Mt 26,61 Υ par.; cf Mt 24,1-3 Υ par.; Mt 22,40 Υ par.), el cordero sacrificia1 (cf Mt 26,27-28 Υ par.; Jn 1,29.36) Υ el sanado (Mt 12,8 Υ par).
ι Μ.
Wm.
54
R.
WII.S()N,
YcJtIr [,αιl/α AbI'aIIIJm: Jewish Roots of the Christian Ραιιlι, (Michig,ln) 1989,55,
Β. Eerι1mans, Gr;ιn,j ΙΙφί,I"
7 ~Cual
ReSΡetό
fue la actitud de ]esus con sus oyentes?
su libertad
Εη nuestros dίas se habJa mncho acerca de Ja desprogramacίόπ de antiguos miembros de sectas reJigiosas, que ofrecen nna νersίόπ aJterada deJ evangeJio de Cristo, siguiendo me-
todos absoJutamente indignos de Ja buena noticia. La «verdad», qne tratan de imponer por medio de distint::ιs tecnicas de Javado de cerebro, ηο es la verdad de Ja qne dice ]esύs: «Conocereis Ja verdad Υ la verdad os hara Jibres» ση
8,32). Annque ]esύs reta a la gente a tomar decisiones en respuesta a su ensenanza, siempre respeta su libertad para aceptar ο rechazar 10 que les dice. Con υπ;} comΡasίόπ sin lίmites, propone pero πο iInpone. Quiza sea este un aspecto de la ensenanza de ]esύs del que πο hemos tomado suficientemente nota, especialmente los que somos catequistas ο predicadores. ]uan nos dice que muchos de 10s dίscίΡUΙοs de ]esύs, al οίr el discurso del pan de vida, dijeron: «Esto que dice es inadmisible. ~Quien puede admitirlo?» ση 6,60); Υ eI evangelista anade: «Desde entonces muchos de sus dίscίΡuΙ0S se volvieron atris Υ πο andaban con el» ση 6,66) ..Jcsύs ηο se echa atras πί trata de suavizar las «duras paiaI)ras» quc: provocan su defeccίόπ. Se vuelve a l0s doce Υ Ics dice: «~Tambien vosotros quereis iros?» σπ 6,67). γ cuando eI joven rico se marcha triste (Mt 19,22 Υ ρ~π.), incapaz de responder positivamente a la iI1Vit~H:iIΊI1 ιlι: ./c:sύs a desprenderse de sus riquezas materωes Υ sC:~IIirl(), .Je-
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sus ηο 10 llama de nuevo para proponerle unas condiciones menos exigentes. Este buen hombre ηο esta dispuesto, en este Ill0mento de su vida, a aceptar las demandas de quien dice: «ΕΙ que quiera venir en pos de ml, niegl1ese a Sl mismo, tome su cruz Υ sίgame» (Mt 16,24 Υ par.; cf Mt 10,38 Υ par). Νί siquiera en el relato pospascl1al del encuentro (οη los dos dίscίΡUΙοs que marchaban desill1sionados hacia Emaus, se impone Jesus. Como !os paisanos de la samaritana, ql1e pedIan a Jesus gue aceptara Sl1 hospitalidad Un 4,40), tambien aql1ί son ellos los ql1e toman la iniciativa: «Pero ellos le insistieron, diciendo: "Ql1edate con nosotros, porque es tarde Υ ya ha dec!inado el dfa"» (Lc 24,29). ] esus nos Ilama, a nosotros Υ a aquellos ante qllienes ejercemos nuestro ministerio, a entregarnos a ιΞl de todo cοraΖόn COIll0 nuestro salvador. La decίsίόη de la respl1esta depel1de de nosotros; el don de la fe es suyo'.
Los
amό
Εη la versίόη de Marcos del encuentro entre ]esus Υ el joven rico hay una οbservacίόη que podrfa aplicarse a todas las relaciones de Jesus. Se nos dice ql1e «]esus 10 mίrό con amor» (Mc 10,21). Νο es la unica οcasίόn en que se nos dice expJίcitamen te ql1e ] esus ama a algl1ien. Εη el cuarto evangelio, el tierηο amor de Jesus por Sl1S dίscίριιlοs se manifiesta en su estrecha relacίόη coη Marta, Marla Υ Lazaro (1a gente incll1s0 10 cOlllcntaba:]n 11,3.5.11.36); en su ΡrediΙecciόη por ψιίcll sc I11CIKiona como «el dίscίΡUΙο amado», ο «aquel a qιIicll .Ιι'sίls .1I11al)a» ση 13,23; 19,26; 20,2; 21,7.20); en la ClCCLi61l ιΙc los doce Υ su solicitud pastoral por ellos (cf 17,12.15; IΧ,Χ-9); Υ en el especial afecto que sentla por Pedro (cf .Jn 21,15-17; Lc 22,31-32). Incll1s0 105 nifios en] Επ rel.ιcίόn (οΙ! Ι" olκίι'.1! Ι,ΟΤ Oios, se fJuc(!e leer el m.n'lvilloso C'ψΙωΙο tlnal dellil,ro ιι" Josuc; ιη"ί,ηι' cψecίaΙmenιe en 24,15 (cfDt 30,15-20. V<'
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cuentran un lug3r en su ministerio (Mt 19,13-15 Υ p3r.; cf Mt 18,1-5 Υ par.; Mc 5,42-43 Υ par). Este 3mor de Jesus t3nto por sus 3migos como por sus enemigos πο es sino el reflejo del 3mor profundo Υ perm3nente que c3r3cteriz3 su rel3cίόπ uniC3 con su P3dre del cieΙο (cf Jn 3,35; 10,17; 14,31). ΑΙ 3m3rnos como el P3dre 103m3 3 el (cf Jn 16,9-10), Jesus nos revel3 el 3mor que Dios nos tiene Υ que nosotros debemos tener unos por otros. Ιο comprenderemos mucho mejor si nos tom3n10S 3Jgun tieInpo p3r3 refJexion3r sobre estos tres textos jo:inicos rel3cion3dos cntre Sl: «Porque tanto <υπό Dios ,11 mundo que dio a su 11ijO ί1t1ίcο, para l1ue 1111ierl crea en el ηο perezca, sino qllt Itnga viJa trtrna» ση 3,16). «Antts dt la fitsta de la pasclIa, sabitndo qUt le habla llegado la hor,] de pasar de estt mnndo al Padre, Jesus, que habla amado a Ios suyos qlle estaI1,]I1 en el mllndo, Ios amό I1asta e! fin» ση 13,1). «Os doy υη mandamiento nuevo: que os ameis lIIlOS a otros. Que COInO ΥΟ os 11e amado, asl tambien os ameis lIIlOS a otros. Εη esto reconoceran todos l1ue sois mis discIpnlos, en que os amais unos ,] otros» ση 13,34-35).
Les ΙaΠΖό retos γ:! hemos sefιalado cόmο Jesus desafiab3 a sus oyentes. Pero
fijeInonos una vez m:is en la historia del joven rico. Este le dice a Jesus: «Maestro, ~que tengo que hacer de bueno para alc3nzJr Ι3 Vid3 etern3? (Μ t 19,16). ΑΙ responder 3 Ι3 pregunta, Tesus ηο se limit3 3 contest3r diciendo que «obra buc~3» puede hJcer; le h3ce por 10 menos cinco n13nd3toS: anda, vende, da, ven Υ slgueme. Probablemente πο sea neces3rio mnltiplic3r los cjCllφlοs; πο obst3nte, vamos 3 sen313r 3lgunos. ΕIl C3Si tΟΙΙIS ΙIS ιχί ginas de 10s evangelios, Jesus des3fl3 ;) sus oycntcs (inclnidos nosotros) a que adopten nuev3s m3neras dc ρcnS,lr Υ
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de actuar: a que nazcan de nuevo ση 3,3.5), a que ηο pequen mas ση 5,14; 8,11), a que sean compasivos como e1 buen samaritano (Lc 10,37), a que se 1aven unos a otros 10s ipies ση 13,14-15), a que hagan e! bien en sabado (Mt 12,12 Υ par.;]n 5,1-18; 9,1-41; Lc 13,10-17), a que amen a sus enemigos (Mt 5,43-44 Υ par.; cf Lc 6,35), a que acojan a 10s proscritos (passim), a que sirvan a Dios mas que a1 dinero (Mt 6,24 Υ par.) Υ a que practiquen !a piedad sin οsteηtacίόη (Mt 6,1-4.16-18).
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8 ~ Cόmο
reaccionaba la gente a la ensenanza de Jesus?
Cuesta imaginar que alguien pudiera οίr la ensefιanza de J esus Υ quedarse indiferente. Algunos de sus oyentes aceptaron el reto Υ pagaron el precio del discipulado; otros, sin duda, comΡartίrίaη la ορίηίόη de Caifas: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo antes que perezca la ηacίόη entera» ση 11,50). De manera positiva Hemos sefιalado ya la respuesta de muchos que se sintieron atraίdοs por Jesus Υ «se quedaron atόηίtos de su doctrina, porque les ensefιaba como quien tiene autoridad, Υ ηο como sus maestros de la ley» (Mt 7,28-29; cf Mc 1,22 Υ par). Hubo quien Ρeηsό que Ροdίa ser el Bautista rediviνο; otros creyeron que era ΕΙίas, Jeremίas ο algun otro profeta (Mt 16,14 Υ par). La ίmΡresίόη que J esus causaba en esta gente se νeίa reforzada por 10s milagros que realizaba. ΕΙ mismo Nicodemo 10 recοnοcίa: «Maestro, sabemos que Dios te ha enviado para ensefιarnos, porque nadie puede hacer !os ιηί lagros que tu haces si ηο esta Dios con eΙ> ση 3,2). De manera negativa Pero ηο todos cοmΡartίaη este entusiasmo. ~Que reaCClOn puede suponerse que fue la de 10s tradicionalistas cuando
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]esus, en el primer discurso del evangelio de Mateo, propuso seis mejoras para la antigua ley? Hablando como si su autoridad fuera algo evidente por sf mismo (cf ]η 8,1418), desafiaba 10s supuestos mas arraigados Υ repetfa: «Habeis ofdo que se dijo ... ; pero ΥΟ os digo ... » (cf Mt 5,21-22; 5,27-28; 5,31-32; 5,33-34; 5,38-39; 5,43-44). Tarnpoco su denuncia pub!ica Υ directa de! liderazgo re]igioso de !os escribas Υ fariseos (1ease todo e! capftu!o 23 de san Mateo), debla de hacerlo muy grato a sus ojoSI. Hasta 10s milagros de ]esus hubo quien ηο !os recίbίό favorablemente: «Aunque habla hecho tan grandes milagros delante de ellos, ηο crefan en el» ση 12,37; cf 9,41; 11,47). Aunque rechaza11an e! mensaje de ]esus, sus adversarios, especia!mente 10s sumos sacerdotes, reconoclan que el impacto que habfa causado en el pueb!o era notable Υ muy amplio. Recordando a Pilato su οblίgacίόη de velar por el cumplimiento estricto de !a !ey, !e dicen: «Alborota al pueblo ensefιando por toda ]udea, desde Galilea, donde emΡeΖό, hasta aquf» (Lc 23,5; cf]n 12,19).
ι ProbalJ!clllι'llll' ι·1Ι Μι 2) πο Icncmos las ipsissima verba Iesu. L,ls p,I!
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9 Jesus envίa a sus aΡόstοles a ensefiar
«La imagen de Cristo que enseiia se habίa impreso en la mente de los Doce Υ de los primeros discίΡuΙ0S... »I. ΑΙ final del evangelio de san Mateo, en 10 que se conoce generalmente como el gran eηvίο, ] esύs dice a los once aΡόstoles que quedan: «Se me ha dado todo poder en e! cie!o Υ en !a tierra. Id, pues, haced dίscίΡU!ΟS mίοs en todos !os pueblos, bautizandolos e11 e! 110mbre de! Padre Υ de! Hijo Υ del ΕSΡίrίtu Santo, Υ enseιϊάndο!es α guardar todo !ο que ΥΟ os he mandado. γ sabed que ΥΟ estoy C011 vosotros todos !os dίas hasta el fi11 de! mU11do» (Mt 28,18-20; cf Mc 16,15). Υ
Ροdrίarnοs considerar COn10 la verSlOn Joa111ca de este eηνίο las palabras que ] esύs dirige a sus dίscίΡuΙ0S, reunidos con las puertas cerradas <φοr miedo a 10s judίοs» ση 20,19), en la tarde del dla de la resurrecciόη: «iLa paz este
con vosotros! Como el Padre me eηviό a mί, asl os eηvίο ΥΟ a vosotros» ση 20,21; cf 17,18). Incluso durante su ministerio ΡύbΙicο, ]esύs eηvίό a Ios doce de dos en dos para que proclamaran su evangelio Je cοηversiόη, curaran a 10s enfermos Υ expulsaran en su ηOl11 br~ los malo~ ~spfritu~ (!\1c 6,7.12-13 j' p:1r.; cf ?\1c 3,1415). Tom:indolos aparte Υ reve16ndoles «los misterios tlel reino de Dios» (Mt 13,11 Υ par.; Mt 11,1), 10s prepar<'> IXH~1 esta misiόη. M:is tarde, como dice Marcos, «se reιιlιίeΓΟΙl ι JUAN T'AHI.lJ ΤΙ, Cαteι-hesi trαdendαe. Lα ωteqιιesi.r !ιογ. Soιll 1';ιΙ,Ιο, Μ;ΙΙII'ί<1
1995, 10.
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de nuevo l0s aΡόstoles con Jesus Υ le contaron 10 que habίaη hecho Υ enseiΊado» (Mc 6,3 Ο). La enseiΊanza como ministerio en la Iglesia primitiva La enseiΊanza es el primero de los ministerios gue se menciona en l0s Hechos de l0s aΡόstοles. «(Los recien bautizados) eran constantes en escuchar la enseiΊanza de l0s aΡόstοles, en la ιιηίόη fraterna, en partir el pan Υ en las oraciones» (He 2,42). Los intentos del saηedrίη de refrenar el entusiasmo de Pedro, Juan Υ los demas aΡόstoΙes ηο dieron resultado (He 4,18-20; 5,27-29), porque «ηο dejaban ιιη dίa de enseiΊar, en el templo Υ en las casas, Υ de anunciar la buena noticia de que Jesus es el mesίas» (He 5,42). Sin duda, se habrίaη hecho eco de 10s sentimientos expresados por Pablo despues de su cοηversίόη: «ίΑΥ de mί si ηο evangelizare!» (lCor 9,16). De los textos que siguen se puede concluir que la Iglesia primitiva recoηοcίa el oficio de los maestros (didaskaloi) como ιιη ministerio cristiano valido Υ autentico, de acuerdo con el carisma que habίaη recibido: ,<Υ asί Dios ha puesto en la Iglesia en primer lngar a l0s aΡόs toles; en segundo lugar, a los profetas; en tercero, a l0s maestros; lnego, l0s que tienen el poder de hacer milagros; despues, l0s que tienen el don de curar, de asistir a l0s necesit,1dos, de gobernar, de hablar leπgιιas extrafιas» (l Cor 12,2Η).
"Ι:~I ,1 tI110S CΟl1stituΥό aΡόstοles; a otros, profetas; a lInos evangelist,ts, Υ ,ι otros pastores Υ maestros... » (Ef 4,11 j cf He 13,1). "Pero tel1l~I1H>S c,1risrn<1s diferentes, segίIn 10 que Dios ha querido d,ιr ,ι C,ΙΙΙ1 11110; el que tenga el carisma de la Ρrοfecίa, qne 10 ejerz,1 COI1 (ΟΓιηι: a la fe; el que tenga el de servicio a l0s demas, qιιι: l0s sirv,} l1ien; εl que tenga εl de enseiiar, que se dedique α la cl1scnal1za; el qne tenga el de exhortar, que se dedique a exl10rt,1rj el qne tiene el de repartir limosna, que
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reparta coη generosidad; el que tiene el de presidir, que presida con seriedad; el que hace obras de tnisericordia, que las haga con aΙegrίa» (Rom 12,6-8).
Los Hechos de los aΡόstoΙes, que nos cuentan los viajes misioneros de Pablo en detalle, acaban diciendonos que «Pablo estuvo dos afιos en una casa alquilada; (... ) predicando el reino de Dios Υ enseii.ando las cosas referentes al Seii.or Jesucristo con toda libertad Υ sin obst6.culo alguno» (He 28,30-31). Escribiendole al joven Timoteo de su vasta experiencia, Pablo se lIama a SI 'rnismo <φregοnerο, aΡόstοl Υ maestro» (2Tim 2,7); Υ anima a Timoteo a que se aplique «a la lectura, a la eχhοrtacίόn Υ a la enseii.anza» (1 Tim 4,13; cf 2Tim 3,16); consejo que sigue siendo hueno para 105 ohispos en nuestros dfas.
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SEGUNDA PARTE
La ensefianza de Jesus «γ una νοι desde !a nube dijo: ''Este es mi hijo, e! e!egido, escuchad!o"" (Lc 9,35).
Observaciones introductorias
H'1st'1 '1hor'1 hemos dicho poco, '1 ηο ser impIίcit<1Il1ente, sobre el contenido de 1'1 ensefi'1nz<1 de JesίIs. Α esto es '1 10 que desde este momento V'1mos '1 dirigir nuestr'1 '1teηcίόη. Sin emb'1rgo, con el fin de '1preci'1r mejor los elementos princip'1les de est'1 ensefi'1nz'1, es menester rep'1r'1r en dos f'1ctores, rel'1cion'1dos entre sί, que intervienen en su configuracίόη: '1) 1'1 concienci'1 que tiene JesίIs de sί mismo Υ b) el hondo sentido de su νΟC'1cίόη Υ mίsίόη. Εη el des'1rrollo del ten1<1 '1cLIdiremos con mucha frecuencia al evangelio de san Juan. Esto nos lIeV<1r5 a considerar cόmο enteηdίa JesίIs la naturaleza Υ el sentido de la mίsίόη que su P<1dre le 11abfa confiado, Υ 10 que podrfamos llamar su «magnffica οbsesίόη»: su νίsίόπ del reino α reinado de Dios.
La conciencia que tcnίa de SI mismo
JesίIs
ΕI1 los eV~1I1gelios sίπόρtίcοs, despues de haber preguntado a SIIS ιlίscίριι!οs: ,,~Quien dice 1<1 gente que es el hijo del llOIl1l)rl'?", .Ιesίιs los interpel<1 directamente: "γ vosotros, ~quicl1 ιiecίs φιe soy ΥΟ?»; Υ Pedro en nombre de todos responde: ,
Ι,ι
ι Εη el ClI,lrto evangl'lio, cle Bet,Inia ση 11,27).
66
('sI:! ("ιιIII"si{)Il
,Jc Ι;, se enClIentΓ'Ι en ΙιΙ)ίοs ,lc tvΙιr
gunta de ] esus esta implίcita en los numerosos tίtuΙοs que le dan 2 , como su misma respuesta esta ίmΡΙίcίta en las imagenes sίmbόΙίcas que se aplica a sί mismo. Εη ]uan se encuentran trece afirmaciones en las que ]esus usa la eΧΡresίόη "ΥΟ soy» con ίηteηcίόη sίmbόΙίca. Pueden reunirse en los siguientes siete grupos: <Να
soy el pan de vida»
ση
«γα
soy la !uz del mundo»
<Να
soy la puerta de !as ovejas»
<Να
soy e! buen pastor»
«γο
soy la
«γα
soy e! camino, la verdad
<Να
soy !a vid verdadera»
ση
ση
resurreccίόη Υ
6,35.41.48). 8,12; 9,5). ση
10,7.9).
10,11.14).
la vida»
ση
Υ
ση
11,25).
la vida»
ση
14,6).
15,1.5).
ΕΙ tema de la vida es el que unifica todas estas imagenes (cf]n 10,10).
ΕΙ
hondo sentido que tiene ]esus de su vοcacίόη Υ mίsίόη
Para el evangelista ]uan, ]esus, cuyo sobrenombre pudo muy bien haber sido «el Enviado de Dios» (cf ]η 9,7; Gal 4,4; Rοω 8,3), es el ωίsίοηerο del Padre. Una Υ otra vez (hasta ωas de cuarenta) ]esus insiste en el origen divino de su ωί sίόη'. Es consciente de que su ωίsίόη 10 define, Υ de que el es, de υπ modo ωίsterίοsο, ωeηsajero Υ mensaje al ωίsωο tίeωΡΟ. Ροdrίaωοs aplicarle con toda propiedad a ]esus el 2 L,I hίstorίcίιΙ,,1 (lc cstus tlιulos cs ιιπ<1 cucstiGn ;II,ίπι;ι; 1""Γι> cl hccho (le quc dcrivcn dc ιιη;ι Ct,Ip;1 posterior (pospascU<11) cn cl ιΙΙ's;ιι-ι-οllο (lc la fι, cle los (liscipulos cle Jesίis ηο rest,1 v;11idez ;1 10 que est,lffiOS ιlίΙ'ίΙ·ΙΗIΟ. , Ι'lιeιlcη cοηsult;ΙΓse ,tlgunos (lc cstus tcxtus: 3,17. >4; 4,34; 5,23-24303638; 6,29.38-39.44.57; 7,16.18.28-29.33; 8,16.18.26.29.42; 9,4; 10,36; 11,42; 12,4445.49; 13,20; 14,24; 15,21; 16,5; 17,3.8.18.21.23.25; 20,21.
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νerso
deI poema de Hopkins Como se inflama el martin pescador, que dice: «Ιο
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que hago eso sOYj para eso he venido».
10 Naturaleza Υ sentido de la mίsίόη de Jesus
ο.
Si
queren10s entro.r m:is fondo en 10. conciencio. que el rnismo Jesus tiene de su mίsίόπ, llo.do. mejor que escucho.r sus po.1o.bro.s en 1o.s escrituro.s jo:iniCo.s: «γα he venido como !uz a! mundo, para que en ml ηα quede en tinieb]as» ση 12,46).
ιodo
e! que crea
<Να para eso nacl Υ para eso he venido a! mundo: para dar testimonio de !a verdad» ση 18,37).
«γα ση
he venido para qLle tengan vida 10,10; cf 11,25).
Υ !α
tengan abundante»
Estos tres textos se resumen en 10 que 1e dice J esus a Το m:is: <<Υο soy e1 co.mino, 10. verdo.d Υ 10. vido.. No.die va 0.1 Po.dre sino por mf» σπ 14,6). Α 10. luz de esto.s o.firmo.ciones, podemos conc1uir que la mίsίόη so.1vo.doro. de Jesus tiene Ullo. triple fillo.lido.d: reve1o.r 0.1 Po.dre Ι, do.r testimonio de 10. verdo.d que lil)era Υ dar 10. vida eterno. ο. 10s que creen en el. Es neces:trio ,υΙΗ:ΙΥ,n (lue, :11 h:lbl,n (Ie Dios (:ιιιaΙόgίc
(Ire",
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Revelar al Paclre Εη su elevada οracίόη sacerdotal en la ύΙtίma Cena, ]esύs, reconociendo que habfa lIegado su hora σπ 17,1; cf 13,1), dice a su Padre: «~γα te he glorificado en la tierra, lIevando a termino la obra que me encomendaste» σπ 17,4); Υ afιa de: «He manifestado tu nombre a los Ilombres que escogiste del mundo Υ nle confiaste» ση 17,6; cf 17,11.26). «Revelar el nombre» es otra manera de decir «revelar a la persona». Con raΖόπ dice ]esύs a los que estan sentados con εl en la mesa: «Si me habeis conocido a mf, conocereis tambien a mi Padre. γ desde ahora 10 conoceis Υ 10 habeis visto» σπ 14,7). γ cιιando Felipe cuestiona 10 que acaba de decir, ]esύs afιade: «ΕΙ que me ha visto a mf ha visto al Padre» σπ 14,9; cf 12,45). Dado que su voluntad esta en total sintonfa con la voluntad divina, existe una ίηtίma υπίόπ entre ]esύs Υ su Paclre celestial, 10 que le permite decir: «ΕΙ Padre Υ ΥΟ somos υηο» ση 10,30).
Dar testimonio cle la verdad Επ la filosoffa griega, la verdad es 10 contrario de la falsedad; 10 real, en οροsίcίόπ a la mera apariencia. ΕΙ enfasis, por tanto, esta mas en 10 intelectual que en 10 moraI. Sin eInbargo, en el pensamiento judίο la verdad es υη concepto mas dinamico; se refiere a algo que es menester hacer (cf .Ιη 3,21; l]η 1,6), mas que a algo que hay que contem"χl'eΓi"ηιί"s ,Ιι' Ιιs ηlιιj"ΓΙ'S "η ΙSΓ'Ι"Ι», Υ ιΙI "Ι
sigIIi"nte lίst,l: ιιη,ι mIIjeI" ,Ιιηι!ο (Num 11,12; IS 49,15); una ll1ujeI" ιui,ΙIΙ1'!Ο ,ι ιιη ηίίιο !)"'Ι',,,ί'ιο (Os 11,1.3-4; IS 66,13); ιιη,ι mlljer prol'0rαοπ;ιηι!ο ,IIlll1enΙOS, s"gun 1;1 Ι:ΟSΙΙΙIl1[JΓC (f:x 16,11-16; Num 11,31-32; Οι 32,1314; S,II 36,8; 81,16; Εχ 17,1-6; Νύπl 20,2-11; Neh 9,15); ιιπ;ι ωstιιreΓ'Ι (Nch 9,21; Gen 3,21); ιιπ;ι ΙOll1adΓOn,1 (S,II 22,9-11). Vease t,lmbien Μ. Cor.I.INS, Namil1g God il1 F'lIblic' Prayer, WUΓshίΡ 59 (1985) 291-304. ΡΟΓ ύltimo, ηόtese "Ι teη,leηιί,1 ,Ι., Jesus " ψΙίΙ,IΓ im,ig"nes t"emenin,ls ,ι nios (Ll' 15,8-10) Υ h,lsta ,ι ,ί miSIl10 (Μι 23,37 Υ ρ,n). SοbΓe esto ve,lse Β. GI\ENIEK, JesllS al1d WOrl1eJ1, St. M,lΓk's Review (1984) 13-21. ,ι IUΖ
70
(Is 42,14[);
α,,'); Νύιη
1,12);
ιιη,ι ηοιlΓίΖ"
plar, Υ sugiere con frecuencia fidelidad, solidez, fiabilidad, lealtad, posibilidad de contar con algo. Εη el sentido en que aquί usaΠ10S el terΠ1ίηο, en reΙacίόη COn la Π1ίsίόη de J esus, la palabra «verdad» serίa afίη a !os vocablos hebreos hesed (aΠ10r constante) Υ emeth (fidelidad), cualidades caracterίstίcas del Dios de la alianza (cf 1s 65,16; Εχ 34,6; Sal 57,10). Este es el tipo de verdad aI que Jesus se refiere en su respuesta a Pilato ση 18,37), Υ de la que afίrΠ1a con gran enfasis que ηο es algo de su ίηνeηcίόη. Esta es la verdad lίbera dora (cf Jn 8,32) que ha οίdο de Dios (cf Jn 8,40). CΟΠ10 dice a los fariseos: «ΕΙ que Π1e eηνίό es veraz, Υ ΥΟ digo al Π1uηdο 10 que he oίdo de el ... Nada hago por Π1ί cuenta, sino que digo 10 que Π1e eηsefίό el Padre» ση 8,26.28; cf Dt 18,18). J esus es adenlas la eηcarηacίόη perfecta de la verdad que ΡrοclaΠ1a. Ει es la verdad ση 14,6), por eso su Π1ίSΠ1a persona es la respuesta a la pregunta de Pilato: «~Que es la verdad?» ση 18,38). Esta es la raΖόη de que Jesus pueda pretender 10 que a la Π1aΥοr parte de sus oyentes les Ρarecίa algo absurdo, dar testίΠ10ηίο de sί Π1ίSΠ10 ση 5,31-34; 8,13-
18). ΕΙ que se opone a la Π1ίsίόη salvadora de Jesus es el diablo, de quien el Π1ίSΠ10 dice: «Cuando dice Π1eηtίra, habla segun su propia naturaleza, porque es Π1eηtίrοsο Υ padre de la Π1eηtίra» ση 8,44).
Darnos la vida eterna Se Ροdrίa decir que todo el evangelio de Juan es υη conjunto de variaciones sobre el teΠ1a de la vida. ΕΙ teΠ1a sc introduce en la o!)ertura Υ vuelve a aparecer de nuevo cn la parte final. «Cuanto ha sido hecho en el es vida, Υ la vida (~s los hΟΠ1bres» ση 1,4). «Estos
(Π1ίΙagros)
han sido escritos para
\;1
ΙΙlϊ. ιlι~
qιιι: cγt,;iis φιc .lι'sιΊs
71
es e! mesίas, el hijo de Dios, en su nombre» ση 20,31).
Υ
para que creyendo tengais vida
ΑΙ d<1r 1<1 vid<1 <1 los que creen en el, J eslls revel<1 tiV<1 <1ill0roS<1 del P<1dre, de quien el es mens<1jero:
Ι<1
inici<1-
«Εη esto se h,) 1nanifestado el amor de Dios por nosotros: en que ha mandado a su Hijo unico a] mU11do p,1ra que nosotros vivamos por c],> (1Jn 4,9; cf Jn 3,16).
Es evidente que J ΙΙ<1Π ηο esta h<1bl<111do sόΙο de Ι<1 vid<1 bίοΙόgίC<1 cU<1ndo dice: «ΕΙ que tiene <1Ι Hijo, tiene Ι<1 vid<1; Υ el que ηο tiene <1Ι Hijo de Dios, ηο tiene 1<1 vid<1» (1Jn 5,12). Se esta refiriendo <1 Ι<1 vid<1 que Jesus tiene de su Ρ<1 dre ση 5,26; 6,57), Υ en Ι<1 CU<1l entr<1mos ren<1ciendo por el <1gU<1 Υ el ΕSΡίrίtu ση 3,5). Es import<1nte 110t<1r que Ι<1 vid<1 etern<1 ηο es ιιη<1 mer<1 prOnleS<1; es ιιη reg<1lo de Dios que podemos disfrut<1r Υ<1 <1quί Υ
<1hor<1 los que creemos 2 • Jesus dice: «Os <1seguro que el que escuch<1 mis p<1l<1br<1s Υ cree en el que me h<1 envi<1do tiene vid<1 eter11<1 Υ ηο sera conden<1do, sino qtIe ha pasado de Ι<1 muerte <1 Ι<1 vid<1» ση 5,24; cf 1Jn 5,13). Se ηιι tre por Ι<1 cοmuηίόη con quien dijo: «~γα soy Ι<1 vid<1» σ η 14,6; cf 11,25; Αρ 1,18), Υ 110S <1segurό: «ΕΙ qtIe come mi C<1rne Υ bebe ιηί S<1ngre tiene vid<1 etern<1 Υ ΥΟ Ιο resucit<1re en el Ultimo dί<1» ση 6,54). ΕΙ
objctivo dc
Ι<1 πιίsίόη
de
jcsύs
Αιιηφιι: ./csίιs ιιι: N<1z<1rct liillit<1r<1 su <1ctiVid,ld de predic<1ιΙΟΓ Υ t,1lI111<1tιιrgo <1 ιιη :.1rC<1 rel<1tiv<1mente peqneiΊ<1, su misίόl1 ticnc ι!ί 111Cl1Si0l1CS cόsιιιίC<1S (cf Rom 8,18 -25); el es el JUll Jel Γ
L;l «νί,Ιι CtCΓl1;I» (ιιωlίι;ιlίν;ι) πο cs sίmρlcmcπιc ιιπ;\ «νί,Ιι intcrmin;tl,!c» vicla clcrn,l cs Ιι νίιΙι 'Illc σί05 vivc, Υ cn Ιι (ΙΙ,11 σίο, Π05 ίnνίι,ι ;ι Ι'ΙΙ Ι r;II', Est,I cs 1.1 vid,I 'lllC ηί Ιι mllertc ριιcιJe ,JcstrιIir (cΙΊη 11,26). 2
(cιI;Intit,ιtiv,t). Sόlο υίο> ,'S Ι'ΙΙΤIIO, 1"ι
72
Ι:.ι huω:.ιηίd:.ιd ση 3,16; υη 4,9-10). ]esύs es re:.ιΙωeηte «el cordero de Dios, que quita el pecado del ωuηdο», cοωο dijo ]uan el Bautista ση 1,29), Υ «el sa/vador del ωuηdο», COn10 Ρrοc/aω:.ιroη los saω:.ιrίt:.ιηοs de Sicar (J η 4,42). Εη sus propias palabras, el es «Ι:.ι luz del ωuηdο» ση 8,12; 9,5), «el ρ:.ιη νίνο» entregado <
73
11 ΕΙ
relno
ο
reinado de Dios
En este caΡίtuΙο me propongo tres cosas: aclarar el concepto de reino ο reinado de Dios, justificar la eΙeccίόη de esta deΠOl11ίπacίόπ como la que mejor expresa aquello a 10 que ]esus orienta toda su actividad, Υ mostrar el significado de sus parabolas Υ de sus milagros en su esfuerzo por transforι11ar el sueno en realidad. ΑcΙaτacίόη
del concepto
ΕΙ
concepto de reino ο reinado de Dios (en griego basileia ηο es original de JesUs'. Tiene sus raίces en la ηοcίόη judίa del rey, que gobierna justanlente, preocupindose por el bienestar de su pueblo, quicn 10 ve coηΙ0 su salvador cuando actίIa vigorosamente para (iefcnJerlo cn tienlpos de guerra. Νο es sorprendente qne cl ptIcblo cIcgido, al reflexionar sobre su lίberacίόη de Egipto (cf fx Ι5,1-IΧ; Sal 105,23 -45) Υ su conquista de Canaan, halJle de Dios como de un rey, que reina gloriosamente en los cielos Υ en la tierra. Pnede leerse a este respecto el salmo 93 (cf Sa] 9599; Mt 11,25 Υ par). ~Que entendίa TesίIs ΡΟΓ «reino (ο reinado) de Dios»? Αnn rechazando claramente las connotaciones Ροlίtίcas con qtIe se asociaba para sus contemporineos el reino de Dios
tou theou)
ι Εη '11gunos contextos, bαsi!eiα Ιοα IheOlt ,Iebe tra,lucirse por «reino ,Ie Dios»; peru geneι-almente deberl" prcfcrirse 1<1 eΧΡrcsίόη «rcin,,,lo ,1c Dios», quc '" m:Ιs ,lin,\miC
75
Υ
el mesfas rey (cf Lc 24,21; He 1,6)2, Jesus πο nos da una respuesta sencilla a esta cuestίόπ. ΕΙ termino tiene un significado ll1ιΊltiple, que es menester reconstruir examinando [os distintos contextos en que se usa. υπο de l0s contextos mas escΙιrecedοres es Ι;:} οracίόπ que Jesus ensefιa a sus discfpulos. Cuando en esta οracίόη decimos «venga a nosotros tu reino» Υ «Ilagase tu voluntad», estamos enΊPleando los paralelismos sίπόηίmοs comunes en l0s salmos. Es decir, estamos diciendo 10 mismo dos veces, sόΙο que con diferentes palabras. La voluntad de Dios es que el reino de Dios se extienda a todas las criaturas, «en Ι;:} tieπ;). como en el cielo». Νο pedimos que comience el reinado de Dios (cf Mt 8,11 Υ par.), sino que sea reconocido, aceptado Υ acogido por todos. Esto ha sido puesto de relieve por bastantes teόΙοgοs contemporaneos'. Richard McBrien Ιο expresa con particu[ar acierto: «ΕΙ reino de Dios significa lα presencia redentora de Dios actualizada por εl poder dcl ΕSΡίrίtu rcconciliador dc Dios. Ιί teralmente, eI reino de Dios es el reinado ο gobierno de Dios. ΕΙ reino de Dios acontece siempre Υ dondequiera que se cumple Ια voluntad de Dios, porque Dios gobierna donde opera su voluntad. γ puesto qιιι: la voluntad de Dios es aplicable αl cosmos, a la natlIralez;I, a l0s objetos, a la historia, ;1 las institlIciones, Υ a l0s grιιpos tanto coιηο a los individuos, el reiηο de Dios alcanza Υ abarca hasta (ionde llega la nlisffia voluntad divina»4.
νe
Peter Hodgson, desde υπ;:} perspectiva complenlentaria, asf el reino de Dios: «ΕΙ
1
JlIIevo "reino" (IJasilcia) constitlIido por
Jc:;u:; ίΙ.~jΛ
illUY
Ι:Ι.ΙΙΙI
.tItLL·
ι:1
gobierno, el
ΓίΙ.ιιu ιιυι:::;υ rtinu (ιl1υ ~s (je t"ste Ιl1υπιΙο» υπ
18,36), Υ s~ οροη" ~ι to,los los intcnιos !10r fJarte de Ιι g~Bte ,Ic hacerlo rey ση 6,15). ; Ροι' ~j~ηιρΙο R. R. RUI".THEI(, 1() C!Iall,r;e I/Ie Wι)I-Id, SCM 1)I'e55, Lon,lres 1981, 14-15 Υ Α. NOI.AN, Jl·sll.r Bejore Chπ'slι"αlΙι"IΥ: Τ!ιο GosjJe! 0/ Lι'berαιιΌIι, D~ιι-toη, l_ongln~IB an,1 Ί{)(ΙΙ, Lonclrc5 1977,46. 4 R. Ι' Μ,:ΒΙ(ΙΕΝ, C'aιhο!ι'ο"snι, \Vinston Prcs5, Μinηe~ιροlis 1980,715-716.
76
poder ο la palabra de Dios es un reino de fe, amor, alegrIa, paz, unidad, vida. Es tambien un reino de libertad: una comunidad lίberada de individnos libres, fnndada en el poder de la gracia de Dios. ΕΙ reino de Dios es ηπ reino de libertad, ηπ ''Ingar'' donde prevalece la libertad como forma de relacίόπ entre los seres hnmanos, en vez de la esclavitnd Υ la alienacίόπ que de ordinario caracterizan las cosas de los hombres»5.
La
vίsίόη
de Jesus
«Buscad primero e! reino de Dios Υ su jnsticia, Υ todo eso se os dara por anadidura» (Mt 6,33 Υ par). Las primeras pa!abras de ]esus que recoge Marcos -sin duda un texto program5tico- son: «Se ha cump!ido e! tiempo Υ e! reino de Dios est5 cerca. ΑrreΡeηtίοs Υ creed en e! evange!io» (Mc 1,15). γ !uego sigue hab!ando de! reiηο de Dios con tanta frecuencia que podemos afirmD.r con seguridad que 1a vίsίόη de1 mismo es e1 motivo dominante en toda 1a ensenanZa de ]esus. Las estadίstίcas son i!uminadoras. Marcos menciona e! reino de Dios catorce veces Υ Lucas treinta Υ nna. Mateo USa !a eΧΡresίόη «reino de Dios» sό!ο tres veces; pero emp1ea su equiva!ente «reino de 10s cie10s» treinta veces 6 • ]esus ηο se !imita a anunciar 1a Ilegada del reino de Dios. Ιο proc!ama viviendo!o. Α traves de e!, como veremos en e! caΡίtu!ο siguiente, el reinado de Dios queda definitivamente establecido.
, Ρ. C. Η()Ι)('.,()Ν, New Birl!, οι Freedom: Α Theology οι BOl1dage al1d LibaalIOI1, Forιrtss Frtss, FίΙιιίtίti;ι 67t}, 226. ι, I)or tl tscrUIJulo dt los judίοs " pronunci,lr el nombrt dt Dios, M,ιreo pretiere us,Ir el sίπόπίmο reverentt <]tle soH,j emple"rst: «cielos». Pociemos sefi,IΙ"Γ cie IJ""Jd,j C]ut Ju,lfi ,όΙο h"b1;l dos VtCtS ση 3,3.5) ciel reino dt Dios. Pero, ΡOl' 1,1 IJrtsent,lciun Cjtle h,ιee Jt JtSUS coιηο rey (esρeci,llmtntt tn tl I't1;Ho cl" 1;ι ρ,ιsίόη) Υ el enElsis C]ue POfit "π 1;ι vid,j etern
77
Parabolas Υ milagros
«Jesus recοrrίa ciudades Υ aldeas, ensefιando en sus sinagogas, predicando el evangelio del Reino Υ curando todas las enfermedades Υ dolencias» (Mt 9,35). Mateo recoge en este texto las dos actividades principales a traves de las cuales J esus se propone hacer realidad su vίsίόη: la ensefιanza Υ los milagros.
Ρarάbο!as Ι;} vίsίόη que tiene Jesus del reino de Dios queda clar'1n1ente descrita en sus p'1r5.bol'1s. De particular interes a este respecto son las trece par5.bol<1s referidas eSΡecίfίC'1meηte '11 Reino en el eνangelio de s'1n M'1teo:
-Mt -Mt -Mt -Mt -Mt -Mt -Mt -Mt -Mt -Mt -Mt -Mt -Mt
13,1-9: la parabola de1 sembrador; 13,24-30: la parabola de1 trigo Υ la cίΖ,ιη,ι; 13,31-32: la parabola de la semilla de mostaza; 13,33: 1a parabola de la 1evadura; 13,44: la par,lbo]a del tesoro escontiido; 13,45: la parabola de 1a perla de gωη νalor; 13,47-50: la parabola de 1a red del pescador; 18,23-35: 1a parabola del deudor despiadado; 20,1-16: la parabola de los obreros de la νiiia; 21,33-43: 1a parabola de los νifiadores llOlnicidas; 22,1-14: la parabola del banquete de bodas; 25,1-13: la parabola de las diez Π1uchachas; 25,14-30: la P,Habola de 10s talenros.
ι-;,st,lS Υ otr,lS p<1r5I101as concret'1n 1'1 vίsίόη que tiene JesIls de υη;} socictiat! cn la que el Dios que nos ama permanente!11entc rcin,] cn cl cοr'1Ζόη de todos, ll1anifest:indose este reinado en cl anlOr cotnpasivo Υ misericordioso de unos (οη otros en todos los aspectos de 1<1 vida diaria. CΟΠ10 Peter Hodgson nos recuerda:
«Las parabO!
cionan en circunstancias sociales, POlίtiC<1S Υ ecοnόιnίcas concret,1S: banquetes, festejos nupciales, CanlpOS Υ labradores, vi11,ΙS, casas reales, mercaderes Υ administradores, senores Υ siervos, c,ιminοs, tribunales, el teJnplo ... ; de Ilecho, casi todos los aspectos de 1a vίd,ι ΡίlbΙίca Υ social del tiernpo de Jesus estan presen tes',Ί.
Por eso πο es extraflo que debamos acudir a ellas para salJer 10 qιle se espera de nosotros si qιleremos que nuestra οracίόπ «venga a nosotros tιι reino» suene autentica.
Milagros Tlnto en su eηseiΊaηΖa explίcita (dichos, discursos, parabolas) como en sus 11echos (largas vigilias de οraciόη, comidas con pecadores Υ otros indeseables, milagros de distinto tipo) JesίIs esta anunciando Υ estableciendo el reino de Dios. Ιο que proclama en sus parabolas 10 hace realidad en sus Inilagros. Los milagros de J esίIs son algo mas que obras buenas Inotivadas por su cοnψasίόn hacia los que necesitan curacίόη Υ ayuda. Si queremos apreciar su sίgηίfίcacίόη, hemos de mirar mas hondo. Hay υη episotiio en el 111inisterio de Jesus que nos ayudara a hacerlo. Habiendo visto cόmο JesίIs curaba a υη entlerlloniado ciego Υ mudo, los fariseos, inquietos por la reacci6n ΙΙΥΟ rable de la gente, dijeron: «Este echa los del1l0niOS (οη cl poder de Belcebu, ΡrίηcίΡe de los dell1onios» (Mt 12,24 Υ par.; cf Mt 9,34; Jn 7,20; 8,48.52; 10,20). γ JesίIs, saliendo al paso de estas crίtίcas, relaciona este milagro (e ίmΡlί citamente todos sus milagros) con el establecimiento del reiηο de Dios. «Si ΥΟ echo los demonios con el poder de Beiι.:ebίI -Jilt:-, Cι:uιl l]ut: μuJt:Ι lus CLΙωl1 VUcsίΙω Ιιίίυ;:,? Por eso ellos misnlos seran vuestros jueces. Pero si echo los demonios con el ΕSΡίrίtu de Dios, es senaJ de que ha lIegado a vosotros el reino de Dios» (Mt 12,27-28 Υ par). Εη 7
Ρ.
C.
H()IJC:S()N, Ο.ζ.,
230.
79
palabras de Juan: «ΕΙ Hijo de Dios se ha manifestado para destruir las obras del diablo» (1Jn 3,8)Χ. Jesus incluye el poder de hacer milagros entre sus credenciales mesianicas. Α los dίscίΡUΙΟS de Juan Bautista, que estaba en la carcel, les dice: «Id Υ contad a Juan Ιο que habtis visto Υ ofdo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan lin1pios, los sordos oyen, los n1uertos resucitan Υ se anuncia el evangelio a los pobres» (Mt 11,4-5 Υ par.; cf Lc 4,18-19). ΕΙ
Reino
Υ
las relaciones sanas
Para salvar el abismo existente entre el «ya» Υ el «tοdaνίa πο» del reino de Dios, los seguidores de Jesus tienen que luchar cada vez con mas generosidad Υ νaΙeηtίa para crear 10 que el papa Pablo νι ΙΙamό «una cίνίΙίΖacίόη del amor». Εη un mundo asί, nuestras reJaciones con la creacίόη, entre nosotros Υ con Dios seran respetuosas, vivificantes e ίη condicionalmente amorosas. Con estas ideas en la mente, Υ teniendo en cuenta Ιο que hemos apuntado sobre Ι;} conciencia que Jesus teηίa de sί mismo Υ de Ia mίsίόη que Dios le habίa encomendado, vamos ahora a examinar con algun detalle los elementos de la ensenanza de nuestro Senor que son mas esclarecedores acerca de las relaciones que acabamos de mencionar. Εη ηίη gun momento trataremos de determinar si Jas palabras atribuidas a J estls por los cuatro evangelistas son de hecho palabras que eI Ρrοnuηcίό ο si, por el contrario, proceden de la refleχίόη Υ la Ρredίcacίόη de la Iglesia primitiva. Para nuestro ΡrΟΡόsίto nos basta saber que en estos textos tenemos la ensenanza autentica de Jesus.
(Joc!er del maligno se eXpreSi\ ,!r;ιm,ίιίc,\menιe en el relato de 1
ΕΙ
t;ιcίοnes (Μι
80
12 Nuestra reΙacίόη con el mundo material
"Υ Ρrοsίguίό: "Guardaos I)jen de toda avarιcia; que, aunque uno este en la abundancia, ηο liene asegurada la vida con sus riquezas"" (Lc 12,15).
«~De qιle le vale aI 110mbre ganar el mundo entero si pierde su vida?» (Μc 8,36 Υ par).
ΕΙ reino de Dios
pertenece a Ios pobres υπ;} parte de 10 que hemos llamado sίIs se refiere ::ι l::ιs relaciones rectas
«paIabras duras» de ]ede amor respetuoso aI l11undo material. Es este un elemento esencial en su vίsίόn del reino de Dios Υ un elemento especialmente indicado en tlna epoca marcada por l::ι codicia instituciona]izada, el materialismo, el conStlmiSll10, el vandalisn10 ccol6gico Υ l::ι cIistrίbucίόπ desigual de las riqllcz~ls. Jesus afirma en l::ι prirncra ιΙι: Ιιs I1icnavcntιJraIlzas φιι: el reino de Dios pertenecc ~l los J101Hes (Ιι: 6,20 Υ Ρ;:ΙΓ). Εη cllanto ::ι los ricos: «Es 111~lS (;1ι:ίl φιι: ιιη call1ello pase por el ojo de una aguja qllC ιιιι Γίι:ο entre cn el reino de Dios» (Mt ] 9,24 Υ par). Es si~nificativo que esta οbservacίόη, que ηο se puede despacl1ar cIicicnιJo sίlηΡΙemente que es una hiperbole semίtίc::ι, estc rccogida en los tres evangelios sin6pticos ::ι contίηιι::ιι:ίι'>η de L::Ι historia del joven rico (Mt
19,16-22
Υ Ρ::ΙΓ).
Νο
es de extranar 'lue los dίscίΡUΙοs se quedaran «asombrados» Υ se dijeran unos a otros: «Entonces, ~quien pue-
81
de s'1lV'1rse?». (Que esper'1nz'1 Ροdί'1 IΙ'1ber p'1r'1 '1quel joven '1dmir'1ble, '1 quien Ρ'1recίa dem'1si'1do '1lto el precio del seguimiento de .Τesύs? Desafiado por .Τesύs Ζι que repl'1nte'1ra su vidzι de m'1nera r'1diczιl, «e! joven se fue muy triste, porque tenίa Π1uchοs bienes» (Mc 10,22 Υ p'1r.; Qo 5,13). Jesύs los traηquίΙίΖό diciendoles que 10 que par'1 Ios hombres es imposible, es posible pzιrzι Dios (cf Mt 19,26 Υ par). Albert Nol'1n '1 ρroρόsίto de este pzιs'1je dice: «En otras palalxas, es Π1enester ι/η rnilagro ρΖιΓ<Ι [l
Los teόlοgοs de 1'1 lίber'1cίόη contemporaneos habl'1n del «privilegio herΠ1eηeutίcο de los pobres». Εn p'1lclbr'1s senciIlas, el pobre goz'1 de un'1 perspectiν'1 ύηίc'1 cu'1ndo escuch'1 1'1 buel1a notici'1.
Las riquezas pueden producir sordera L'1 ΡreοcυΡacίόη por poseer bienes m'1teri'1les snperflnos puede h'1cernos sordos '1 1'1 pal'1br'1 de Dios, qne nos h'1l11'1 de muchos J1lodos en nnestra vid'1 cotidi'1n'1. γ '1Hl1que οί g'1mos 1'1 νΟΖ de Dios, 1'1 '1tr'1ccίόl1 de l'1s riqnez'1s pnede 11'1cer qne nLIestro coraZ<)Il se endurezc'1 Υ h'1g'1mos como si 110 1'1 ΟΥΙ:r'1lnοs (cf 5<ιl 95,7-8; Lc 16,14-15). RecordeI1lOS 10 φιι: (iecΙι .TesUs '11 interpret'1r 1'1 parabol'1 del sembr'1(ior: ,,1.0 sel11l)ra(lo entre zarz'1s es el que oye 1'1 p'1l'1br'1, pero l;1s prcoctJIl;1ciol1es de est'1 vid'1 Υ la seduccίόη de 1'1 riqιlcz
ι Α. NOI.AN,
Longm,1Il
82
fe.!a.! Ι>Ι}("'(' ('IJI'istiIJI1ity: The Gospel οι Libeι-atiOll, Ιλιrtoιι,
Tι)clci, LΟJ1ΙΙΙΤS
1,)77, 50.
Las riquezas pueden producir ceguera Ι;)
pariboIa de Lucas deI rico eΡuΙόη Υ eI pobre Lizaro (Lc 16,19-31) iIustra grificamente cόmο pueden Ias grandes riquezas producir ceguera. ΕΙ rico, «que se νestίa de purpura Υ de lίηo Υ banqueteaba a diario esplendidamente», es condenado a Ios tormentos del Hades (cf Sant 1,9-11; 5,1-6) ηο porque tuviera grandes posesiones, sino porque estaba ciego para el mendigo que teηίa a su puerta. Νο habίa sitio en su mesa ηί en su avariento cοraΖόη para «Ios pobres, Ios invilidos, Ios cojos Υ los ciegos» (Lc 14,13), a quienes, como decίa Jesus, es menester incIuir en nuestra Iista de ίη vitados aI banquete. Este hombre rico es υη;) imagen de los qιle en eI dίa deI juicio dirin aI rey: «SefΊor, ~cuindo te vimos hambriento ο sediento ο emigrante ο enfermo ο en Ρrίsίόη Υ ηο te asistimos?» (Mt 25,44). «Si aIguno tiene bienes de este mundo, ve a su hermano en Ia necesidad Υ le cierra sus entrafΊas, ~cόmο puede estar en eI eI amor de Dios?» (lJn 3,17): es esta υη;) pregunta para todos, para el que esti espiritua1mente ciego Υ para e1 que sόlο tiene 1a vista mermada. Las riquezas pueden conducir a la ίdοlatrίa Para Jesus ηο hay terminos medios cuando (licc: «Nadie puede servir a dos amos, porque odiar:i a ιιnο Υ aIl1arS aI otro, ο bien despreciari a υηο Υ se apegarS al otro. Νο ρο deis servir a Dios Υ al dinero» (Mt 6,24). N6tcse que ηο dice que amarS a υηο Υ eI otro Ie seri indifcrcnte. Quienes buscan como sentido, orientaci6n Υ objetivo ίιl timo de su vida Ia acumuΙacίόη de υη~1 partc desproporcionada de l0s recursos lίmίtados que hay cn cl lllundo, han hecho υη ίdοlο de Ias cosas materiaIcs. [)c estos dice eI saImista: «Sus ίdοΙοs son oro Υ p1ata, 11ccl1ura de manos humanas» (SaI 115,4; cf 40,4). Pab10 es igllaImente directo. «Tened bien entendido que ningun (... ) avaro -que es 83
10 mismo que un ίdόΙatra- h<1 de hered<1r el reino de Cristo Υ de Dios» (Εί 5,5).
«Nuestro auxiIio es e! nOlnbre deI Seiior, que hizo el cieIo !a tierra» (Sa! 124,8).
Υ
Confianza en la providencia de Dios ΕΙ Dios de 1<1 tr<1dίcίόη religios<1 judί<1 que ]esus heredό ηο es UU<1 divinid<1d remot<1, desentendid<1 del mundo cre<1do Υ de 13 gente que 10 113bit3. Los 3lltep3s3dos espiritu31es de ] esus, especi<1lmente <1 tr<1ves de 1<1 experienci<1 del exodo, <1IC3llZ3ron <1 ver 31 Cre<1dor como un Dios sοΙίcίto, ΡΓονί dente Υ misericordioso, que configur<1 Υ dirige 1<1 histori<1 hum<1ll3 por n1edio de sus «obr<1s m<1r<1villos<1s» (cf 5<11 26,7; 71,17; 72,18), de 3cuerdo con un ΡΙ<1η divin0 2 • L<1 piez<1 centr<11 de este ΡΙ<1η es el mismo ]esus (cf Εί 1,13-14; He 2,22-24), que es la reνel<1cίόη definitiV<1 del 3mor de Dios <11 mundo (cf ]η 3,16), que p<1r<:ι el Cre<1dor er3 «bueno» (Gen 1,4.10.12.18.21.25.31). Sin pretender decir en modo 31guno que el poder diviηο exim<1 a los hombres de respons<1bilid<1d, ]esus nos ίη νίω a confi3r en 1<1 providenci<1 de Dios Υ <1 gU<1rd<1rnos de 10(13 ansied<1d respecto de nuestf<1S necesid<1des m<1teri<1les. EvidentcI11cnte, deIJCn10S tf<1b<1jar para sustentarnos; pero deberί31110S 11lίΓ;.ιΓ nuestro trab3jo como Ull<1 eχtensίόη de la continu::! actividad creador<1 de Dios en el mundo. Εη ιιπο de Ios pasajes mas Iίricos dc su ensefιanz<1, dice ]esus:
«Por eso os digo: Νο os angnstieis por vuestra vida, qne vais a cOlner; nί por vnestro cuerpo, qne vais a vestir. Porqne !a vcrse "π R. Ρ. Μι:ΒωΕΝ, CαtholiL'ism. \Vinston Press, Minneapolis 321-325, ηπ trat<ιmiento ιlι: 1;1 ",Impli,1 Υ cοmρlίc,ιι1
19ΗΟ,
84
I't1cιic
vida es mas que el aIimento, Υ el cuerpo ωas que eI vestido. Mirad Ias aves del cie10; πο siembran, πί siegan, πί recogen el1 graneros, Υ vuestro Padre ce1estia1 1as aliIllenta. ~No valeis vosotros Illas que ellas? ~Quiel1 de vosotros, por mucl10 que cavi1e, puede afiadir una sola hora a1 tiempo de su vida? γ de1 vestido, ~poτ que os preocupais? Mirad cόmο crecel1 los lirios de1 campo, πο se f.1tig~lil πί hilan; pero ΥΟ os digo que πί SaΙοmόπ en todo su esplendor se vίstίό como uno de ellos. Pnes si Dios viste asf a la hierba del can1po, que hoy es Υ mallana se la eclΊa .11 fuego, ~πo I1ara t11aS ροτ vosotros, 110111bres de poca fe? Νο os inquieteis, diciendo: "~Que coωere !110S?" ο "~que beberemos?" ο "~cόmο vestirell1os?". Por todas esas cosas se ~lfan.111 los paganos. Vuestro Padre celestial ya sabe qne las l1ecesit~ίίs. Buscad prill1ero el reil10 de Dios Υ sn jnsticia, Υ todo eso se os dara ροτ .1iiadidnra. Asf qne 110 os inquieteis ροτ el dfa tie maiiana, que el il1allana tr.1era su ίn qnietud. Α cada dfa 1e bastan sus prob1ell1as» (Mt 6,25-34; cf Mt 10,29-31 Υ par).
(Compartir
ο
acumu1ar?
Como advertencia a1 que «amontona riquezas para sί Υ ηο es rico a I0S ojos de Dios» (Lc 12,21), .Jesύs cuenta la parJ.b01a del rico insensato (Lc 12,16-21). Despues de haber construido graneros cada vez mJ.s grandes para almacenar sus muchos bienes, se murίό sin haber podido realizar su deseo de «descansar, comer, beber Υ pasJ.rse10 bien» (Lc
12,19). Εη
lugar de imitar a este insensato en su ansia de atesorar Υ en su egolsmo, ]esύs quiere que compartamos nuestr3 fortuna con l0s necesitados. «ΕΙ que tenga dos tύnicas rep3rt3 con el que ηο tiene ningun3, Υ el que tiene alimentos que haga igual» (Lc 3,11). Νο basta decir a nuestros 11erIΏ<11105 neLesiιadus: «IJ tJl lJd[" ~.ιlLllldUS Υ .lliillcntaos" (S;lJlt
2,16)3. ; L,I οlJlίg'lciόη c!e '15istiI" ,ι !os nec"Sit'Hlos, ,ωη ,ι cOSt;} '!Ι' nlIL'SIro s
ιίο ΡeΓsοη,IΙ Υ
85
Aunque ηο todos los exegetas estarίaη de acuerdo con el, es interesante sefιalar en reΙacίόη con esto qne Albert Nolan interpreta el milagro de 10s panes γ los peces en el sentido de una reΡartίcίόπ de recursos: «Este acontecimiento (... ) ηο fne υη milagro de muΙtίΡΙίcacίόη, sino υπ ejemplo admirable de reΡartίcίόπ,,4. ]esus afirma tambien en su ensefιanza la οblίgacίόη de dat" limosna con eSΡίrίtιι de desprendimiento (cf Lc 6,30 Υ par). «Vended 10 qιle tengais Υ d,ld limOSI1,l COI1 ello. Haceos 1)01sas que 110 se g,lsten Υ riquezas inagotables en el cielo, donde ηο entra ningun Ιadrόη, l1ί roe la ροl illa; porque donde este vuestΓa riquez,l, allί estara vuestro cοraΖόl1» (Lc 12,33-34; cf Lc 11,41).
Se nos exhorta incluso a que a cambio» (cf Lc 6,35). ΕΙ
<φrestemοs sin
esperal" nada
ayuno
La Ρrίvacίόπ de alimentos, practicada en muchas religiones en tiempos de calamidades ο por motivos penitenciales, puede servir para recordarnos que el mundo material en su conjunto es υπ don de Dios, ofrecido por el para que 10 con1partan Υ 10 disfruten todos Ios hombres. Puede ser beneficioso para nuestra salud fίsίca Υ, si esta acOlnpafιado por υπ;! vercicldera conversi6n det cοraΖόη Υ por buenas obras (cf Is 5Χ,6-Χ), tanllJien para nuestro bienestar espiritιιaI. ΕΙ doctrin;I ρ;φ;ιΙ ,ι ΙIΓ:Ιιllι' ,·1 ίιlιίπlO siglo: «Tampoco clued;lfi "'η "b.suluto al CI.-biι.-ίο ,ie1 homl>re los Γ",iίto' 111"'cs, es cleci.-, ;1quellos tlue ηο le _οη neces:ιrios μ:ιω ι:ί susteninιiento tlccor",o Υ convenIente de su vlIJa, _ιηο t1ue, ρο'- el conΙ'-"Γίο, Ι:1Πto l:ι S:tgrCId;t Esι:riIιιr:1 comu lοs _;1Πto, p"clres tlc 1<1 IglLsi;1 evi,lenci:ιn (οη υη 1enguaje de totla cΙιrίdad '1ue 10S ricos estan obligados por el precepto gr"visimo de pr"ctjc;ιr 1;1 limosn", Ι" LJenet!cenci;1 Υ 1;1 liber:1IiCI:1d» (Quadrαgesirno anno. 50; ct" GS 69; JUAN ΧΧΙΙΙ, Mater et I1Iαgistra, 157-160; ΡΑ ΗΙ.Ο νι, PopII/orIlttI pl'Ogressio, 23,49). , Α. ΝΟlλΝ, 0.('., 51.
86
n1ismo Jesίιs 3Υυηό dur3nte cn3rent3 df3S Υ CU3rent3 ηoches qntes de ell1peZ3r su ministerio Ρίιblίco (Mt 4,2 Υ par.; cf Εχ 34,38: Moises; 1Re 19,8: Elf3s). Parece que ]esus, ~1 diferenci3 de ]ιωη e! Bautista, ηο Ρrescrίbίό 3YUnOS particu13res 3 sus discfpulos; pero en 13s p313bras recogidas en Mt 9,14-15 (Υ par.) est:l iIηplfcito que espera1Ja de sus discfpulos que 10 hίcίeωη (cf He 13,2-3; 14,23). Es interes~1nte not3r que, de 3cuerdo (οη 13s Iηejo res tradiciones de 13 pied3d judf3, Jesus rel3cion3 13 liIηos η3 (οη 1a oraci6n Υ el ayuno. Vease Mt 6,2-6.16-18, «υη trfptico perfect3Iηente simetrico sobre 13 lilllOsn3, 13 οr3cίόη Υ el ayuno, que Iη5s ωrde fue interrnmpido por 13 inser(ίόη de 10s vv. 7-15, sobre el p3drenuestro,,5. Tod3S est3s obr3s, (0l110 su1Π3Υ3 ] esus, 11an de 11~lcerse sin centrar la atenci6n en υηο misIηo, como 3quel f3riseo que presuIηf3 de 3yunar Υ p3g3r el diezmo (cf Ιι: 18,11-12). La enSen3nZ3 de ]esίIs est5 en 3rmοηΙ1 perfect3 (οη las p31alJr3s de Dios reve!3d3s 3 traves (iel ρrofeω IsaIas: ,,(Νο sabeis cωίΙ es el ,ΙΥnηο qne lne
5Χ,6-7).
53η Le6n Magno da a 10s discIpulos de Jesus este S<1l1iO consejo: «Ofreced a la virtud 10 que Je quit5is aJ plc1Ccr. Qnc la abstinencia del que ayuna sea 13 coIηida del pobre».
, J. F. Wl"IMEH,
Fasting in the New Testarnent, Paulist IJress , Nuev" York 19Η2,
53.
87
ΕΙ
precio del discipulado
Α pesdr de [ds pdlabrds de ]esus: ωί carga ligera» (Mt 11,30), por
«Mi yugo es Ilevadero Υ 10 que hemos dicho debe haber qnedado bastante claro que ]esus es Π1υΥ exigente con los qne quieren seguir]o. L1ega 3 decir: «ΕΙ que de vosotros πο renuncie 3 todos sus bienes, πο pnede ser Π1ί disclpulo» (Lc 14,33). Pedro se 3treve 3 recordarle 3 ]esus que eso es ΡrecίS3Π1eπte 10 qne h3ll hecho <ΞΙ Υ SllS COll1p3nerOS: «Νο sotros 10 heωοs dejado todo Υ te hel110s segnido» (Mt 19,27). Νο es necesario tom3r 31 pie de 13 letr3 13 obserV3cίόπ de Pedro p3r3 sacar 13 cοπclυsίόπ de que <ΞΙ Υ los deωas, en cuyo ποωbre h3111a, han 11echo υπ reΡlanteaωίen to radical de su estilo de vid3. Han hecho suyos el ΡrοgΓ3Ι113 Υ 13s priorid3des de ]esUs. Α diferenci3 del joven rico, ellos acept3ron el reto de ]esίIs; «al inst3nte dejaron las redes Υ 10 siguieron» (Mt 4,20; cf Mt 4,22 Υ par.; Lc 5,11). ]esus les asegur3 que su generosid3d sera recon1pens3d3 por Dios Π13gnaπίΠ13ωente. «γ todo el que deje caS3, herωanοs ο herm3ll3s, ο Π1adre, ο hijos ο campos por mi C3US3 recibira el por υπο Υ 11ered3r:l 13 vid3 etern3» (Mt 19,29).
padre ciento
ΕΙ
ejenlplo de la Iglcsia primitiva
AunqιIe
Lnc3s 110S 11acc υ113 descrίΡcίόπ ωas bien idealiz3d3 de la Iglesi3 prin1itiV3 en los Hechos de los aΡόstoles, podemos est3r seguros de que las comunid3des de creyentes experimentarian en gran medida las Π1ίSΠ1as dificultades -Υ mostrarlan las miSl11as limitaciones- que se encuentran
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JctuJ1mente en l;ι vidJ pJrroquiJI. Pero 10 que nos importJ ;ιquί ηο es l;ι exJctitud del relJto hίstόrίco, sino los ideJles que querί;ιη vivir. Como muestrJ l;ι citJ JIlterior, debieron de hJcer suy;! l;ι ensenJnZJ de JesίIs sobre los bienes mJteriJles. LJs siguientes pJIJbrJs 10 expresJfi todJvIJ con ω;ΙΥΟΓ enfJsis: «Todos los creyentes tenIan υη solo cοraΖόη Υ una so1<1 alιna, nadie Ilaιnaba propia cosa alguna de cuantas poseIan, sino lllle tenf,lfi en (oιnίω todas \as cosas." Νο habf,l entre eJlos indigentes, porque tocios 10s qlle poseI,ln haciendas ο cas,ls las venciian, llevaban el precio de 10 vendido, 10 ponIan a los pies de los ,lp6stoles Υ se repartI,l ,1 cada ιιηο segun SLlS necesidades» (He 4,32.34-35)". Υ
Νο hJy que interpretJr estJs JfirmJciones en sentido fundJmentJlistJ. Evidenteinente ηο renunciJbJIl ;ι 1;ι CJSJ en que vίvί;ιπ con su f;ιωίΙί;ι; 10 que h;ιcί;ιη er;) entregar 10 que les sobrJbJ Υ Jbrir su cοr;ΙΖόη geηeros;ιωeηte a los necesitados. Encontrainos ejeωΡlοs de esta solicitud por los pobres en otros lugares del Nuevo Test;ιmento. Cu;ιηdο SJfiti,lg0, CefJs (Pedro) Υ JuJn reconocieron 1a ωίsίόη especiJI de Pablo entre los gentiles, 10 exhortaron ;ι el Υ ;ι su cοmρ;ιnerο Bernabe a que se acord;ιraη de los pobres 7 . Ιο dice Ρ;ι11l0 en Ι;} CJrt;} a 10s g
ι"ίι,π sίmίΙlr Ile 105 e5erιi05 ,ι" QUrllΓ<1n (I.ιl' gιι<'l'ω.'-
Γ;.ιll ίυ ιιυι:: LLlli~1Il μ;.lι~ι l..H;':Ilt'i']cio ~I~ ιοιjus ... ; ριη ι:sο jι;ιί>ί;ι, ιιllllΟ ~) ιlίJΙ:'-;IΙΙΙΟS,
υrι Ρ'IΙ1'ίmοπίο 7
comun de tocIO$ los heΓnl<1nos».
ΕΙ onlen <"π ()ue se enumer,] ,ι e5tos tres ciίrij(l'l\ll'.s IΤI]'ϊ'1 III'OlI
Ιι import,lBCl'l de S,IBti,Igo "Π Ι" Igle$j,j cie Je1'ω;ιli'lι 11"\5 Ι" 1\1,ln:lι,1 ,Ι,. PcdΓO (~eEIs) (c!Ί'Ιe 12,17; 21,18). Ε5Ι,. S,ιnti'Ij(O πο es <"llιίίο ,Ιι' Zl'Ill"leo πί, "Π ομί ni(JB ,1e muchos exegetόIs, el otro 'ψόsιοl ,Iel mi"H" IlOlnl)l"<' «'Ι hijo de Alteo), ,ίηο ιοl S,ιnιί'IΙ;Ο ,ι (luien M,ιrcos enllnlCr;I ΙΟΠΙ1''' 105 IΙΙ'IΊΗ,ΙΙIO' ,1c Jesus (Mc 6,3).
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cristianos polJres de Jerusalen, enαιrgfindοse personal111ente de] asunto (cf 2Cor 8 Υ 9). Reconoce ]a generosa aportacίόπ de !as Ig]esi;]s de Macedonia Υ Ac;]ya, en e] sur de C;reci;] (cf Rοιη 15,25-28; cf 2Cor 8,1-4; 9,2). Las instrucciones que da a ]os corintios a este respecto tienen todo e] aire de υπ;] verdadera Ρ]anίfίcacίόn: «Επ cuanto a la colecta en Ιιvοr de los cristianos, hacetl 10 que ordene a las iglesi,ts tle Galacia. Ιοs domingos, c,lda ιιηο de vosotros separe 10 qιle Plletla, segίin 10 qlle g,lne, sin esperar a mi ΙΙegaιΙι para hacer 1<ι colecta. CLl,tndo v,tya, enviare a Jerus,llen con cartas de Ρreseπtaciόη ,ι los qιJe elijais ΡaΓa llevaI" 10 qlle hayais recogitio. γ si vale la pena que vaya tambien ΥΟ, ίΓemοs juntos» (1Cor 16,1-4).
Pablo Υ Bernabe actuaron tambien como correo de ]os cristianos de Απtίοquίa, quienes, durante un Ρerίοdο de gral1 escasez, «decidierol1 enviar socorro a ]os ller111anos de ]udea, cada ΙΙl10 segun sus posibilidades» (He Ι 1,29). COl1sciente de que «el <ιιnΟΓ al dinero es la ωίΖ de todos 10s males» (1 Ti111 6,10), Pab]o da algunos consejos a111is1OS0S al joven obispo Timoteo acerca de cόmο debe conducirse en los asuntos tetnporales (1 Τί111 6,6-10). γ le pide que transmita este consejo ;] los mie1111JΓOs ("icos de la co111 uni tiad: «Α los ricos de este nlundo recomiendales que πο sean ΟΓgu llosos Υ que πο pong,Hl su esperanza en las riqιtezas caducas, sino en Dios, que nos provee abundantemente de todas las cos,ts ΡaΓa qιle Jisfrlltenlos de elΙιs; que hagan el bien, qιle sean ricos en IJllen,ls οbΓas; que sean generosos Υ esten tiispuestos a repartir con los demas 10 que tienen. Αsί ΓeunίΓaπ ιιη capital sίJlίJο ρ,ιΓ,Ι el fllturo, coπ e] que conseguiran la verdadera vida» (1Τίιη 6,17-19).
Por desgracia, los ricos πο siempre conducen su vida segun 111ode]os tan e]evados. De hecho, en ]ugar de hacer bien a ]os pobres, ]0 que suelen hacer es oprimirlos. De todos los escritores del Nuevo Testa111ento, Santiago es quien 111fis severamente 10s censura por esto:
90
«γ vosotros, Ios ricos, Ilorad con fuertes gernidos por Ias desventuIas que van a sobreveniros. Vuestra riqueza se ha podrido Υ vuestros vestidos se h,1n apoIillado. Vuestro 01"0 Υ vuestra plata se 11,111 puesto IOfiOSOS, Υ su rofia sera Un testil11oniO el1 contra vuestra Υ tievorara vuestI,l caIne C0l110 fLIego. Atesorasteis en IOS ιίltiIl10S t1fas. ΕΙ jOIn,11 de los obreros que segaΓοη vuestros call1pos, tiefraudado por vosotΓOs, cIal11a, Υ los laωeηtos de los segadoIes l1an lIegado a los oίdos del SefioI totlopoderoso. H,1beis vivido sobre la tierra en delicias Υ placeIes Υ habeis engordado para el dίa de Il1at,lnza» (Sal1t 5,15; cf 1,9-11; 2,6-7).
"1
Νο
hacerse υπ;} idea romantica de
la pobreza
Επ dlgunos dcercdmientos ;:ι la vida espiritual hay cierta tendencia a formarse una idea romantica de la pobIeza. L!evada a su extrenlO, esta actitud podIfa condnciInos a practicar una forma de ansteridad marcada rnis por el orgulIo Υ por υπ interes hίΡόcrίta en nosotIos Il1ismos qne por la caridad, a ignorar la avidez de riqnezas qne reduce a cientos de millones de seres hnmanos, l1erιnanos nnestros, a υπ lamentable estado de deSΡοsesίόn, a excusarnos de hacer algo para remediar esta sίtιιacίόn. Pablo nos 10 advierte: «Aunqne reparta todos mis bienes entre 10s pobres Υ entregne mi cnerpo a las llamas, si πο tengo amor, de nada me sirve» (lCor 13,3).
91
13 Nuestra
reΙacίόη
con 10s demas
Αι
h3bl3r de la enSen3BZ3 de J esus sobre nuestras relaciones con el mundo m3teri31, hemos 3firm3do que 13 preocuΡ3cίόη exccsiva por 13 riquez3 person31 ηο se combiB3 bien con el interes por 10s otros ο 13 dίSΡοsίcίόπ 3 13 jUStici3 en el tr3to con 10s dem5s. Por eso, 10 dicho hast3 3hor3 est5 en estrech3 relacίόη con este nuevo tema. Εη 13s p5giB3S siguientes V3mos a tr3t3r m5s direct3mente de 10 que Jesus eηsenό, de palabr3 Υ de obra, 3cerca de I3S exigenci3s del amor respetuoso a los hombres, nuestros hermanos. ΕΙ
amor
«Os doy υπ m3Bdamiento nuevo: que os ameis unos a otros. Que como ΥΟ os he 3mado, asί tambien os ameis unos a otros. Επ esto reconocer5n todos que sois mis dίscίΡUlοs, en que os 3mais unos 3 otros» (Ιπ 13,34-35; cf.Jn 15,12-
13.17;
1]π
3,18; 4,11).
ΕΙ
mand3miento de aI113rSe nnos 3 otros form3 parte de 13 ley mos3ic3, que cΙ Il1iSB10 Jesus v310r3b3 (cf Mt 5,17-
19): «Νο guardar~ίs οι!ίο <1 tu hermano, antes bIen 10 correglras para ηο hacerte c6Il1plice de su pecado. Νο seras vengativo ni guardaras rellcor hacia tus conciudadanos. Amaras a tu ΡΓό jiIllO como a ti Illismo: ΥΟ, el Senor» (Lev 19,17-18).
Serίa
incorrecto, por tanto, decir que el mandanliento de 93
Jesus es «nuevo» en el sentido de que este imperativo moraI nunca antes se habίa pronunciado. Su novedad reside principalmente en el hecho de que, desde este moιnento, sus dίscίΡuΙ0S ηο sόΙο han de tomar el amor de Jesus «como modelo Υ medida del amor cristiano, sino que han de considerarlo tambien su motivo Υ su causa, su fuente Υ su esΡίrίtu»l. Debemos amarnos como el nos ama. Hay algo de verdad en la afίrmacίόη de que el m~lllda miento de Jesus es nuevo tambien en cuanto que nos exige amar a todos los hombres incondicionalmente, Υ ηο sόΙο a aqueIIos con quienes nos unen Iazos de parentesco, raza ο fίΙίacίόη reIigiosa, como parece inferirse del texto del Leνίtίcο citado anteriormente. Pero conviene notar que en otro lugar del Ιevίtίcο la οblίgacίόη etica de amar al Ρrόjί mo incluye tambien a Ios residentes extranjeros (cf Lev 19,33-34). Α un escriba que le pregunta: «~Cual es el primero de todos los mandamientos?», le responde Jesus: «ΕΙ primero es: ίιηίcο SefΊor; Υ
''Escucha, Israel: el SefΊor, Dios nuestro, es el amaras al SefΊor tu Dios con todo tu cσraΖόη, con toda tu alma, con toda tu mente Υ con todas tus fuerzas". ΕΙ segundo es este: 'Άmaras a tn Ρrόjίmο como a ti mismo". Νο hay mandamiento m,lyor que estos» (Mc 12,29-31). γ cuando su interlocutor muestra su total acuerdo con estas palabras, Jesus le asegura: «Νο estas lejos del reino de Dios» (Mc12,34). Para que sus dίscίριllοs ηο tengan ninguna duda en esta nl~lteria, ./esίls ,1firnl~1 con toda claridad que su amor, como el aIllor clc Oios ρΟΓ toda la creacίόη, debe abarcar a todos los 11O!l1IlrCS, incltIiclos los enemigos: "S~bcis qtH': 5'.: (iijo; "AI11dI,15 d tu ΡΓόμωυ 'J Ullldld~ d ω c;lJC;migo". Pero ΥΟ os digo: Amad a vtIestros enemigos Υ rezad por los qtIe os persigLIen, para que seais hijos de vtIestro Padre celestial, que hace salir el sol sobre btIel10s Υ malos Υ hace llover sobre jtIstos e injtIstos. PorqtIe si anlais a ]os qtIe os ι Ε. LUSSIEI{,
94
ChI'ist's FaI'ewell Discoιιι-se, ΑΙΙ"ι House, Nlleva Yoι'k 1979, 7.
~lInan,
(que merIto tendreis? (Νο hacen eso rnismo los pιrblicanos? Υ si saludais solarnente a vuestros herΠ1anos, ~qιre h~lCeis de especial? ~No hacen eso tambien 10s paganos?» (Mt
5,43-47). υη;} vez mas tenemos que reconocer que, tambien en esto, .Jesus es nuestro modelo. Εη todo 10 que se refiere al <ιωοτ respetuoso entre los seres humanos ιΞl puede decir: «Aprended de ml»; porque hay υη;} coherencia perfecta entre su sιιΙ,lίωe ensenanz;} sobre el ;:ιπιοτ Υ su m;:ιηera de reΙιcίοηarse con Ι;} gente (cf ρ. 49-50). Acerca de la reΙacίόη de .Jesus con sus discIpnlos, dice Ju;:ιη: «Jesus, que habia ;:ιmadο a los suyos que estab;:ιπ en el nHlndo, los amό hasta el fin» ση 13,1; cf 15,9-10). Ι;} eΧΡresίόη «hasta el fin» tiene υη doble significado. Ροτ una parte, se refiere evίdeηteωeηte a su ίl1ωίηeηte ωιιerte sacrificial; pero ροτ otra, significa φιe J esus <Ιl11ό hasta el extrel110 de las Ροsίbίlίd;:ιdes 11lllllanas. «Εη esto heωοs C0I10cido el arnor; en que ιΞl ha dac!o su vid;} ροτ nosotros; Υ nosotros debemos dar tambien la vid;} ροτ nuestros herl11anos» (1Jn 3,16; cf.Jn15,13). Pa!Jlo tiene ωuchο que decir sobre el aωοr '-1ue Cristo resucitadu sigue teniendo ροτ nosotros (cf Rοω 8,35-39; Gal 2,20; Ef 3,17-19; Ef 5,2.25; 2Tes 2,13). Sn afίrl11acίόη de qne «(nada) podra separarnos del <ιιηοτ tJtre Dios 110S ha lllanifestado en Cristo Jesίιs, nu<:stro Scr10r» (Rοω 8,39), del)erla ser para nosotros fu<:nt<: dc cOl1sue!o Υ furtaleza, estίωuΙaπdοποs eIl cl <:j<:rcicio cic l1ucstro rninisterio (cf 2Cor 5,14). Entre las ωuclι;:ιs nl~ll1cr~lS cOl1cretas en que ]esus nos ίη vita a expresar IHlcstro ~lηlOΤ ~1 Ios otros en l;:ι vida dί;:ιrί;:ι, sin dnd;} L;:Ι cOIl1p~lsi611, 1:1 tniscricordia Υ el Ρerdόη merecel1 esΡecί;:ιΙ ωel1cί6π. Vatnos a cOl1siderar sucesίv;:ιmel1te
c-<.ιJ<.ι UIIU Je e~ί()s ~ΙSI,ι:ι.:Ι()s Je su eIlseϊωΙΙL
95
La
comΡasίόη
«Dios es testigo de todo 10 que os quIero en las entraiΊas de Cristo .JesUs» (Flp 1,8). Los evangelistas seiΊalan la cοmΡasίόη de ] esίIs por la gente, porque 10s νeίa «cansados Υ decaίdοs» (Mt 9,36); situaci6n que, como nos dice Marcos, ] esίIs trata de remediar revelandoles la palabra de Dios: «Jesus, a] desenlbarcar Υ ver tanta gente, se cοmΡadecίό de ellos porque eran como ovej
96
11,35; cf Heb 5,7), haciendo que quienes estaban con el exclamaran: «Mirad cu
La misericordia «Bienaventurados 10:> mίseΓίcοrdίοsοs, porque ellos alcanza[:> lIej'l duda sobre nuestra οblίgacίόπ de obrar l11isericorlIiOS3Illente con los otros, ηο exigiendo siemprc de ellos 10 l]UC teηdrίamοs derecho a reclamar justamentc. 1).1[.1 illlstr.lr este punto,Tesus cuenta una par Cl1entas con sus empleados... » (Mt 18,23). ΕΙ rey mont'l en α'>lera al οίΓ que υηο de ellos, des, H'lY Ilumerοs<ιs rι·Ιί·ιι·lιι·ί,ι' Ι"Ι\ lΟS S'11mos. Le'lse especi,tIΠIelllt· ι·1 S,llnlo
136.
97
pues de h~berle el perdon~do ιιη~ deud~ eηοrΟ1e, es ί01pl~ exigir I~ restίtuciόη de ιιη~ deud~ insignific~Dte. Υ
c~ble ~I
I~ p~rabol~ continu~:
«Entonces sn sefior 10 ΙΙamό Υ 1ι:: dijo: Malvado, te 11e perdonado toda atlllella deuda porque me 10 suplic,lste. ~No debίas tu tambien haberte compadecido de tιJ compaiiero, como ΥΟ me comΡadecί de ti? Υ el sefior, irritado, 10 entregό a los torturadores, h,lsta que pagase toda la deuda. Αsί har,1 mi Padre celestial con vosotros si cad,} ιιηο de vosotros ηο perdona de coraΖόn a su hermano» (Mt 18,32-35; cf S,lt1t 2,13). ι~ observ~ncia extern~ de I~s Ο1iηuci~s de nuestr~ religiόη cuent~ Ο1υΥ poco, si ηο est~Ο10S dispuestos ~ pr~cti
c~r L::Ι Ο1iserίcοrdί~ en el trato con nuestros ΡrόjίΟ10S. «Μί sericordi~ quiero Υ ηο s~crificios» (Mt 9,13; cf Os 6,6), dice el Senor. Esto es 10 que tiene en Ο1eηte Jesus cu~ndo pronunci~
sus dur~s invectiv~s contra los f~riseos;
«ίΑΥ de vosotros, maestros de la ley Υ fariseos hiΡόcrίtas, que pagais el diezmo de la menta, del anίs Υ del comino, Υ descuidais 10 mas importante de la ley: la justicia, la misericordia Υ la fe!» (Mt 23,23).
Si nuestra rectirud ηο va tn,1s alla de ιιη legalismo estrecho, ηο entraremos en el reino de ]os cielos (cf Mt 5,20).
ΕΙ Ρerdόη
«SOport,lOs ιι 110S a otros Υ perdonaos si ~lglIno tiene quej~ (ontr~ otro. l)cl tnisrno Inodo que el Senor os Ρerdοηό, ~sί t~Ο1bίel1 vosotros dcl,eis perdonaros» (Col 3,13; cf Ef 4,32). ΕΙ reino cic L)jos esta habitado por pecadores que han sido perdonados Υ, ,1 su vez, perdonan. Υ ahί estaΟ10S ηο sotros incluidos. Conscientes de esta verdad Υ Ο10vίdοs por elIa, nos atrevenl0s a decir en la οracίόη que J esus nos ensenό: «Perdona nuestras ofensas CΟΟ10 taΟ1bieη nosotros ΡerdοηaΟ10S a los que nos ofenden» (Mt 6,12). Del Ο1ίSΟ10 Ο10dο que el aΟ10r que Dios nos tiene pre98
cede toda respuesta por nuestra parte (cf 1Jn 4,10.19), asl tambien el Ρerdόη que Dios hace de nuestras ofensas precede nuestro arrepentimiento Υ, en cierto sentido, 10 hace posible. Piensese en la historia del hijo Ρrόdίgο, que, νοl νiendo en sί, regresό junto a su padre, porgue sabla que 10 amaba incondicionalmente. ΕΙ padre, gue diariamente miraba al horizonte esperando gue νolνiera su hijo, 10 besό Υ 10 abraΖό antes de que tuνiera tiempo de decirle 10 que tenla preparado: «Padre, he pecado contra el cielo Υ contra ti» (Lc 15,18). De todo esto ηο se debe deducir que Dios ηο da importancia al pecado, sino que trata al pecador con magnanimid~1d.
ΕΙ amor de Dios se reνela en el amor humano; Υ dόη de Dios se reνela en el Ρerdόη de l0s hombres.
el perNuestra dίSΡοsίcίόη a mostrar amor a l0s pecadores Υ a perdonarlos cuando nos ofenden, puede ser el conducto a traνes del cual Ilegue a ellos el amor Υ el Ρerdόη de Dios. Εη apoyo de estas afirmaciones 10 mejor gue se puede hacer es sefίalar el ministerio de Jesus entre los pecadores, especialmente entre los que νίvίaη en l0s margenes de la sociedad de su tiempo Υ eran rechazados por 10s grupos establecidos. Εη ciertos momentos Jesus proνoca la ira de los jefes religiosos porgue se atreνe a decirle a alguien: «Tus pecados te son perdonados», ο palabras por el estilo (cf Mt 9,2 Υ par.: el paralίtico que es descolgado por el techo; Lc 7,48: la mujer que uηgίό a .fcsίIs en el banquete de Sίmόη; Jn 8,11: la mujer «sorprcndida cn flagrante adulterio»). Los escribas Υ fariseos se ofcncicn por csta conducta presuntuosa: «~Quien es este φιc clicc lJ\asfemias? ~Quien puede perdonar los pecados sino Oios?» (Lc 5,21). Muy pendientcs (Ic las distinciones Υ clases sociales, asl rnmn d" l:-ιs ('xigencias de la ley, ]os jefes religiosos yue!νen a sentirse ofcnclidos por la practica proνocatiνa Υ escandalosa de ]esίls (Ic sentarse a la mesa con publicanos Υ pecadores (cf Mt Ι 1,19 Υ par.; Lc 15,2; 19,1-10: Ζaφlcο)4. - - - _ . _.._ - 4
Α. ΝΟΙ.ΑΝ,
]esll.' Ii,:/lII.,. Christianity: TIJe Gospe! οι Ι-ιΊ,,'rιιιiο/l. 1);\1,1011, 1977, 38-39, cοπιenΙ'ι I)~lSI)i(;I,.I1I<'I1lc' ΨΙΙ' j"sίιs,
LΟl1gπι,ιl1 ,ιn,! Το,Ι,Ι, I.ΟII<ΙΙΤ'
99
Lease, por ejemplo, la historia del banquete en casa de Leνί, que l0s tres eνangelios sίηόρtίcοs colocan inmediatamente despues deI reIato de la curacίόη del paralίtico (Mt 9,1013 Υ par). Ιο que dice Jesus en su defensa es: «Νο he νe nido a llamar a los justos, sino a los pecadores para que se conνiertan» (Lc 5,32; cf 19,10). La ensefιanza de Jesus sobre el Ρerdόη, tan maraνillosa mente expresada en la conducta compasiνa del padre del hijo Ρrόdίgο (Lc 15,11-32), queda tambien reflejada con toda claridad en la respuesta qHe da Jesus a Ι;} pregunta de Pedro: «Sefιor, ~cuantas νeces tengo qHe perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ~Hasta siete νeces?». La respHesta de Jesus es: «Νο te digo hasta siete νeces, sino hasta setenta νeces siete» (Mt 18,21-22; cf Lc 17,4}5. Εη teοrίa, el Ρerdόη deberίa lleνar a la recoηcίlίacίόη. ~Cόmο podemos rezar sinceramente el padrenuestro en la mesa eιιcarίstίca al lado de personas a qHienes odiamos ο por qHienes sentimos ιιη enconado rencor? Como dice Jesus: «Si al lleνar tu ofrenda al altar te acuerdas <ιlΙί de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda delante del altar Υ νete antes a reconciliarte con tu hermano; despues vuelve Υ presenta tu ofrenda» (Mt 5,23-24; cf Mc 11,25). Por ιίltimo, hay que sefιalar el ejemplo sHpremo dado por el mismo ]esus. DespHes de haber sido azotado, crHelmente coronado de espinas Υ crHcificado, pide por quienes 10 han sometido a tan barbaro trato. «Jesus decίa: "Padre, perdόnaΙοs, porqHe ηο saben 10 que hacen"» (Lc 23,34; cf He 7,60: Esteban, el primer martir). ,Ι" ;Ι(ΙΙΙ'ΗΙΟ (οιι ,ιι
IH"l,I,i;1 CIlSLii;IIlZ;1 sOIHC !;Ι invit;lciun (Ie l0s m;lrginados 'ι
Ι", 1,;111,1,1"\"" {Ι-Ι- 14,12-1 η, illviI;I1'i;1 IHOI>;llJI"mente <<πσ sillo 'ι los PUbliC;IΠOS Υ ;1 Ι", 1,,'(;Iιlol'ι's. ,ίllO ι;ιπll,ίι'ιι ;1 Ι'" men(ligos Υ ;1 los vag;lbundos», 'ι come1' con ι'1 ιοπ ,'ΙΙ ";1,''1 ,ι" (:;ΙΙ;ΙΙ'ΙΙ;Ι(ΙΙΙ, ('o,lclllos suροne1' t;lmbien qUl' Jesus (Ievolve1'ί;1 1;1 hΟ,l,ίι;llί,ΙιιΙ ;Ι los 1;11 ίsι'o' ,iuc 10 11;IΙ,ί;IΩ invit;ldo ;1 come1' (l,c 7,36 Υ p;I1',;
1,c 11,37; 14,1), Νο!;ιιι sllgi"lT '1'1" 1<1 Ι>;ΙΙ':ΙΙ'ΟΙΙ Je I0S invit;I,los ;ιl b;ιnφιete (Lc 14,16-24 Υ pa1'.) IΗΙΙ"Iί' rι'Ι]"ί;I1' 1111;1 "xlIι'1'iencia 1'eal del mismo Jesίls, , Ρο!' slιpuesto, 1<1 VOIIlIlI;IιI ,ι" 1"'1'ιlοn;ι1' 'ι quien h;1 cometiclo una ol'ensa πο se οροπ" ;11 estuc!'zo Ι"Η 111"'11';11' ;11 l,ccado1' su pec;Iιiu ('οπ el ΙΙπ de Ι1υι: se ;lrrepient;1 (cl' Μι lιJ,15-1t\; "γ Ι-ι- 17,3), Corregi1' al pecado1' es un;1 ιΙι: 1'1 ol)1'as esρi1'itιι;lles de mise!'ico1'dia.
100
ΕΙ
servicio
«En efecto, ~quien es mas gr;1nde, el que se sient;:ι a 1;1 mesa ο el que sirve? ~No es el que se sienta a la mesa? Pues bien, ΥΟ estoy en medio de vosotros como el que sirve» (Lc 22,27). Resllmiendo 10 que Dios quiere para toda la humanidad, el catecismo nos dice que hemos sido creados para conocer, amar Υ servir a Dios aquί en la tierra Υ para ser felices con el para siempre en el cielo. Εn la medida. en que 10 haceIl1OS, «con gozo Υ aΙegrΙι en 1:1 abund:1ncia de bienes» (Dt 2Η,47), el reino de Dios est5 en ιηedίο de nosotros (cf Lc 17,21) Υ Dios reina en nuestros cor:1zones. Aunque en el sentido In5s estricto de 1:1 palabr:1 sόΙο Dios es digno de qlle 10 sίrνaιηοs (cf Mt 4,10 Υ p:1r.; Mt 6,24 Υ p:1r.), como dίscίΡΙΙ!ΟS dcl «S~1nto siervo ]esus» (He 4,30; cf Mt 12,18), estamos ΙΙΙll1~ldοs :1 «servirnos unos a otros por amor» (GaI5,13). Lease el relato, cxclusivo del cllarto evangelio, del la.vato[ίο de los pies de los ιiίscίΡUΙοs en la ύΙtίma Cena ση 13,415)6. Εη esta inversi6n sin precedentes de la reΙacίόη senorsiervo, ]esus anticip;) el caracter salvador de su muerte, en la qlle eηtreg;1r~ί SLl vida por ellos en el mayor acto de servicio de la 11istori~1 lωιηana (cf Flp 2,5-11)7. ΑΙ :1cab:1r este humilde servicio :1 SllS dίscίΡUΙοs, qlle ellos ηο alcanzaban a entender, ]esus lIijo: «~Entendeis 10 φιι.: os IH:~ hecho? Vosotros me Ilamais eI maestro Υ el senorj Υ ι!ι.:cίs bien, porque 10 soy. Pues si ΥΟ, el seι1ΟΓ Υ el Ill~H~SI1"O, OS 111: Iavado Ios pies, tambien vosotros os los debeis Ι1ν~1Ι' 11110S ;1 utros. γο os he dado ejemplo, para que 11;lgais vosutros 10 ιηίsιηο que he hecho ΥΟ» ση 13,12-15). 1'Ηιο,ί" νιοι-se
Hn;( ,Ιι,ι;ιli;ιιΙI lτιlιοχιόη sοbι-e est;I [Jιοι-ίcορ;ι ιοη J), l;I{ENII':l"l'/ze reet: Λ lJιl'ιl'IΙ:~IIΙ j;Jr MillistIY, Wοι-J ίη LiIe 37 (1989) 3-9, 7 Εη n~Ι;Kίόη ωιι ,"10 10:, SI:I ιιι.ι.ΕΗΗ:Ι;ΚΧ, Christ: The ExjJerit'IJa ο/ Jesus αs [,ol'd, SCM I'rcss, 1,0η,lι(', 1'11\0,794, Il"g;I ;1 tieciI': "L;t mH"rιιo ι1ιο Jιosus ΩΟ tuιo c;IsH;lI, ,ίΩΟ [;ι cons,'ι'lH')IιI;I IlίSΙι>rίω ιnιι-ίnseca ,Iel r;ll!ic;Ilisιno ,Ιιο SH ιnens;Ijιo Υ de su ιostilo ιΙιο νί,ΙI, ΨΙΙ' III",lr:ll>;\I1 quc todα reΙαι'iόll setior-siervo es illCOIlJpα tible ('011 el estilo ,!" I,i,/" 1/"/ I'l,ill() d" Dios" (1<1 cursiy;] es ιnίa). H{ιs!zillg ο/ the
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Los dίscίΡUΙοs tienen ahora buenas razones para creer 10 que JesίIs les dijo en otro contexto: <Υο estoy en medio de vosotros como el que sirve» (Lc 22,27). Entenderemos mejor el mandato de JesίIs de seguir su ejemplo, si recordamos aquella οc::ιsίόη en que Santiago Υ Juan, provocando considerable ίrrίtacίόη entre sus companeros, pidieron ocupar puestos de privilegio en el Reino (Mt 20,20-28 Υ par.; cf Lc 22,24-27). Rechazando la interpret::ιcίόη ροΙίtίca de su misi6n, Jesus contesta: «Sabeis que !os jefes de las naciones !as tiranizan Υ qιle !os grandes !as oprimen con su Ρσderίο. Entre vosotros πο tiebe ser asί, sino que si a!guno de vosotros quiere ser grande, qtIe sea vtIestro servidor; Υ e! qtIe de vosotros qtIiera ser e! ΡΓί mero, qtIe sea e! servidor de todos; de 1a misma manera qtIe el hijo de1 hombre πσ ha venido a ser servido, sino a servir Υ dar st! vida por la liberaciCJn de todos» (Mt 20,25-28). Νο es este el unico caso en que Jesus considera necesario ensenar a sus dίscίΡUΙοs que l::ι preferencia en el reino de Dios ηο tiene nada que ver con el poder mundano. Η::ι biendo discutido sobre quien de entre ellos serί::ι el mas grande, Jesus les dice: «ΕΙ que quiera ser el primero que sea el ύ.ltimo Υ el servidor de todos» (Mc 9,35). γ luego, ρο niendo en medio de ellos ::ι υη ηίπο, ::ιπ::ιdίό: «Os aseguro que si ηο cambiais Υ os haceis COIl10 ninos, ηο entrareis en el reino de Dios. ΕΙ ιιυι: sc 11::ιg~1 petlueno como este ηίπο, ese es cl πι~ίs grandc cn cl rcino ιΙι: Dios» (Mt 18,3-4; cf ./η 3,.1.5) . ./csίιs cs ηΗΙΥ conscicntc ιΙι: l::ι οροsίcίόη entre el amor, qιιι: ίl1φιJlS~l ~l scrvir ~1 los tIctηas, Υ el deseo de poder, que PtlCtIc ι:scΙινίΖ~Η. \)01' cso ΙιηΖ::Ι invectivas contra los gar::ιn tes de la ortotIoxi~l rcligi()S~l, que hacen de la ley υη fin en sl mlsmo Υ dc SlI ol)scrV~lI1cia υη medio para adquIrιr prestigio Υ ser bien vistos ρω" ι:1 pueblo. Jesus advierte ::ι l::ι gente, incllIidos sus dίsι:ίριllοs, que ηο sigan su ejemplo:
«Porque dicen Υ πο 11;1Ccl1. Atan cargas pesadas e lnsoportables Υ las echan a 10s Il(Jlllbros del ptIeblo, pero ellos πί con 102
ιιη de(jo quieren moverlas. Hacen todas sus obras para que los vean los demas» (Mt 23,3-5; cf Lc 11,46; Mc 2,27)Χ.
La ίInica clase de poder que tiene cabida en el reino de Dios es la que da plenitud a 10 que esta fragmentado, mejorando la calidad de vida de las personas Υ de las comunidades. Νο hay lugar, sin duda, para Ι;} expIotaci()n ηί para la maηίΡulacίόη de los otros en vistas a obtener ιιη;} situa(ίόη social ο ambiciones personales'J. Cuando eI reinado de Dios se haya iB1plantado del todo, se invertir5n Ias suertes. Como dice J esίIs en sn par51Jola acerca de Ios pnestos en el banquete de bodas (Lc 14,7-14), «el que se ensalza ser5 humillado Υ el qne se humilla ser5 ensalzado» (Lc 14,11; cf Mt 23,12). La misma ensefιanza se repite en otra par5bola de Lncas, en Ι;} que Jesus compara la humildad de ιιπ pnt1licano con el orgHllo de ιιη fariseo (Lc 18,14). γ queda ilustrada gr5fίcaΠ1eηte en la historia del rico eΡuΙόη Υ el pobre L5zaro (Lc 16,19-31), que recuerda Ias palabras de Μarίa: «Ha derribado los poderosos de sus tronos Υ 11a encumbrado a los htIInildes; 11a colmado de bienes a los hambrientos Υ despedido ,ι los ricos con las Iηanos V,lCI,IS» (Lc 1,52-53; cf 6,20.24; IS,Illl 2,4-Η). ,1
Mucho de 10 φιc 11('IIIOS (lίΙ'lω 11:lsta ahora sobre el servicio es m5s lJicn ~Ι'ΙH'Γ:II; V,llllos :1 considerar pues ahora qne fοrΠ1as de11t: :ιι!<ψι.ιι·. Nos tοω a cada ιιηο de nosotros, teniendo en cuent,1 ΙΙS ciI'cIIIlstancias en que nos encontra, Lease 1\1t 23 Υ ,,,Ivi(-,I"\l· Ι" 1\1>11'1"1''' ,Ie 105 sentimientos rcligiosos ,Ic Jccun I'C5pecto a Ιι IΙΨ'Η«',ί" Ι·ΙΙ III'IICI·i,. l'eligioS
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mos Υ las necesidades de nuestro ρrόjίmο, dar a esta cuestίόη una respuesta personal. Vamos a lίmίtarηos sόΙο a senalar algunos de los modos m;is evidentes en que podemos servir a los dem;is.
La hospitalidad Εη el tiempo de los patriarcas, cuando la naturaleza del terreno Υ las desgracias que continuamente amenazaban hacίaη necesaria la hospitalidad, se consideraba υη deber sagrado acoger a los huespedes Υ proporcionarles honrosamente 10 que necesitaranlO • Esta tradicίόη ha continuado Υ todaνίa hoy sigue siendo caracterίstίca al menos en algunas partes de Tierra Santa. Ya tuvimos oportunidad de considerar la hospitalidad que Jesus οfrecίό Υ recibίό durante los apretados anos de su ministerio publico itinerante. Con frecuencia fue huesped en casa ajena; Υ, a juzgar por la milagrosa ρroνίsίόη de comida con que regalό a la muchedumbre que νeηίa a αίr lα, el mismo dio buen ejemplo (Mt 14,13-21 Υ par.; Mt 15,32-39 Υ par). M;is tarde, junto al lagα, el Senor resucitado tomό pan Υ pescado Υ ρreρarό υη desayuno para siete de sus dίscίρulοs ση 21,1-14). Despues de enseflar a sus dίscίρuΙοs a dirigirse al Padre diciendo: «Danos cada dίa nuestro pan cotidiano" (Lc 11,3), les cuenta la par;ibola de aquel vecino inlportuno, que despierta a su amigo para decirle: «Amigo, prestame tres panes, PιJes ιJη amigo mίο ha venido de viaje a mi casa Υ ηα tengo (lιJ~ (\arlc» (Ιc 11,5-6). Es inlpensable que nuestra οraciόη a [)ios ο Ι1 sUIJlica (\e este 110mbre a su vecino ηο sean αίdas. Par;} ./csUs, Ιι 110spίt~1Iί(i;.ιd es υη aspecto m;is de l;.ι c;.ιrίdad (cf Ιc 10,33-35: IJ~ιr~1I1ola (iel buen samaritano). M;is <ιύη, COΠ1Ό expJic3 ./csίIs C!1 StlS 3ροc;:ι!ίρtίcas p~lJ.b:-:l:; :;()t~:-e e! jl:i cio final, SιJ pr~1ctiC~1 cs (\ccisiv;} ρ;.ιra la vida eterna. 111 He ,ιιιυί ,llgunos l')<'llψl"s: (;<,'1 18,1-8: 1,1 νisit,1 Ul' Υινι' ,Ι ΑbΙ-,ΙI1,\n; Gcn 19,1-3: Lot Ι-l'cίΙ,e 1<1 νisit;ι ,Ιι' ,Ios ;\ngeles en Soc!om;I; Gcn 24,15-33: Rebecd 'ltil'ndl' al cι-i,ldo de Αbι-,lh:Ιn; (;<'rι 4{,24-25.31-34 Υ 44,1: Jos<' se οω ι' ,Ι ,!e sus heι-m'1nοs. Vcanse ι,lmbicn: I_eν I'J,H; Is 58,7; Job 31,32.
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«Entonces el rey dira a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, tomad Ροsesiόη del reino preparado para vosotros desde el principio del mundo. Porque tιιve harnbre Υ me disteis de beber, fui ernigrante Υ me acogisteis, estιιve desnudo Υ me vestisteis, enferrno Υ me visitasteis, preso Υ fuisteis a estar conrnigo... Υ el rey les dira: Os aseguro que cuando 10 hicisteis con υηο tie estos rnis herιnanos mas pequefιos, conmigo 10 hicisteis» (Mt 25,34-36.40). Este pasaje recuerda Ias palabras de Jesus cuando eηvίa solemnemente '1 Ios doce: «ΕΙ que de de beber '1 υηο de estos Ρequeπuelοs tan sόΙο υη vaso de agua fresca porque es mi dίscίΡUΙΟ, os aseguro que ηο perder5 su recompensa» (Mt 10,42). Es evidente que Ios dίscίΡUΙοs se tonnron '1 pecho 1'1 eηseπaηΖa de J esus sοΙπe esta forma de servicio. Escribiendo a Ias comunidades cristianas de Ias cinco provincias del Asia Menor, dice Pedro: «Practicad de todo cοraΖόη 1'1 hospitalidad unos con otros. Que cada cual ponga '11 servicio de los dem5s los dones que haya recibido coηlΟ corresponde '1 buenos administracfores de los distintos carismas de Dios» (lPe 4,9-10; cf 3Jn 5,8). Ει mismo se hΟSΡedό en casa de υη curtidor llamado Sίmόη (He 10,6); Υ acogίό con aΙegrίa a dos criados Υ υη «soldado piadoso» de Cornelio (He 10,7.23). Εη los escritos pauIinos encontr~1tnos ιιη~l eXIlOrtaci6n similar a la pr5ctica de la hΟSΡίtaΙίΙΙ1ΙΙ (1~0111 12,13)11; Υ el aηόηimο autor ιΙι: Ι1 ΩΗt~l ~1 los IH:I1rcos, IlCl1sando quiz5 en Lot (Gen 19, ι -3), ΙΙ1 cl sίι-;ιιίι·ntc cOl1scjo: «Νο olvideis la hospitalidad, ya CJLIC, Ι-;1'~1Cί~IS ~1 CIΙ1, alι;unοs, sin saberlo, 110spedaron 5ngclcs» (Ι!ι-ι) 13,2; cf (;514,14). Por ύltimo, cn llll 1110111Ι~l1to ιΙc οracίόη sosegada, escuchemos estas palal1r;ls (Ιι' .JcsLIcristo en el libro del Apoca!ίp~ί~ como djrίbίιΙι~ :1 llOsotros perS0I1:11fll"ntf" «ΥΓΙ f'ςtΓlΥ a Ia puerta Υ llalllo; si :ΙI!-\ΙΙIlΟ oye mi νΟΖ Υ me abre, entra11 ΕΙ l11ismo Ρ,ιΙ)Ιο. 1111ι,11111· "" 1,lll.:os viajes ,lfJostόlicos, gΟΖό fiTclIclll"mente ,1" Ιι hοsρίt,ιlί'Ι1<1 'ΙΙ' jlllΙίω Υ !-:('Illilcs (c{ He 16,15: Li,1i,1 CI1 1·'jlifJos; 18,13: ΛqllίΙι Υ ΡrisciΙI Cll (:οlίlllll; 2Ι,I(,: lIΠ chipriot,1 ΙΙιm,1<10 Ν,ιsόη "π JerusaΙιΞη; Rom 16,23: G,lyO. 1'11 Ι'ΙΙΥ;Ι ,'a,s;! sc L:elebr<1l,,1 Ιι eUC'1Γisιί,ι).
105
re en su casa, cenare con el Υ el conmigo» (Αρ 3,20; cf ]n 14,23). Como anfitriones, seremos mas honrados que nuestro huesped 12.
12
Sαll
Puede leerse sobre Ι" 1)()ψίι;,lί,Ιld cristj"n;! el c;ιρίtu!ο 53 (Je Ι" Rt'[;lα de
Bellito.
106
14 Nuestra
reΙacίόη
con Dios
«Rut le reSΡοηdίό: "Νο insistas mas en que te deje, alejandome de ti; donde tu vayas, ire ΥΟ; donde tu νί vas, vivire ΥΟ; tu pueblo sera mi pueblo, Υ tu Dios sera ωί Dios"» (Rut 1,16). «Jesus Ie dijo: "Sue]taωe, que aun ηο he subido al Padre, anda Υ di a mis ]1erωaηοs que me νΟΥ con mi Padre Υ vt1estro Padre, con mi Dios Υ Vt1estro Dios"» ση
20,17).
Ρ ara profundizar en el conocimiento de la naturaleza de nuestra reΙacίόη con Dios, es necesario tratar de comprender el significado de las palabras de J esus a Marla Magdalena: «Μί Padre Υ vuestro Padre, mi Dios Υ vuestro Dios}>. ~Quien es el Dios Υ Padre de quien habla? ~Se esti refiriendo simplemente al Dios de Noeml, al que Rut, la moabita, esti dispuesta a aceptar como suyo? Empezaremos indagando la importancia de la deηΟΠ1ί ηacίόη «Padre», que, de todos 10s tltulos que Jesus le cia a Dios, es el m5s frecuente (Mt: cuarenta Υ tres veces; Mc: cinco veces, si incluimos Abba; Lc: quince veces; Jn: ciento once veces) ι. Estas estadlsticas son todavla Π1as 110t~111lCS si ι .Allcίlid,., "Ιι.: Ιι . . (.."λΙΗΩ.ίΟlίC:,., "Diu:-tN,
"Ll
Όίu.::ι ίιιιί",λΜ Υ ιιΙιι,;-, ,:iI'LLlnloquio.J
debiclos <11 resIJeto ιτνΙ"Γ('Iιι:ί,ιΙ ,11 lIombre' s;lgr> (Μι 22,;Ζ Υ 1"11'.), Υ «Rey» (Μι 5,35). Επ ,Ilgllnos ,1(, ,·,,<>s "ίι'IΙΨIΟ' Jesus esι{ι ciI,1Illjo 1.15 E.,critur
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las con1paramos con la escasa frecuencia relativa de esta palabr<1 en el Antiguo Test<1mento <1plic<1d<1 a Dios. Dios como Padre en las Escrituras judίa5 Dios se reveΙό <1 Moises como p<1dre del pueblo escogido cuando le dijo: «Tu diras <11 F<1raόπ: Esto dice el 5enor: Israel es mi hijo primogenjto. Te digo que dejes salir a mi hijo para que me sirva ... » (Εκ 4,22). Est<1s palabras tienen υπ hermoso eco en 1<1 reveΙacίόπ posterior de Dios <1 Ose<1s: «Cu<1ndo Israel era πίnο, ΥΟ le <1mab<1, Υ de Egipto llame a IΏί hijo» (Os 11,1; cf 1,10). Por su parte, los miembros del pueblo se consideraron «hijos del 5enor, (su) Dios» (Dt 14,1; cf 32,5-6; 5aI103,13; Is 63,16; 64,8; Jer 3,4). 5ίη emb<1rgo, como Moises Υ los profetas posteriores hubieron de recordarles, con frecuencia sus rel<1ciones con Dios carecίaπ de piedad filj;:ιJ (Dt 32,6; cf Is 1,2; Jer 3,14.19.22; Μ<11 1,6). Dios se revela <1demas <1 ciert<1S person<1S como su p<1dre. Recuerdense, por ejemplo, l<1s palabras que Dios dίrίgίό a Natan para que las transmitiera <1 David: «Υο sere para el un p<1dre Υ el sera para mί un hijo» (25am 7,14; cf 1 Crόπ 17,13; 5al 89,26-27). ΕΙ mismo David recίbίό υπ mens<1je simil<1r de Dios en reΙacίόπ con su hijo 5aΙοmόη (1 Crόπ 28,6; cf 22,10). Aunque se reconoce a Dios como Padre, nadie osa dirigirse ;:ι el directamente como tal en sus oraciones L • Esto, como veremos, es especi<1lmente importante de C<1r<1 <1 1<1 ensenanz;:} Υ 1<1 practica de Jesus, que escandaliz<1ron <1 su pueblo. Como cuenta JU<1n, «105 judίοs querίaη matarlo, porque πο sόΙο violab;:} el sab<1do, sino que tambien lΙ;:ιma h;:} <1 Dios su ρΓορίο padre, h<1ciendose igu<11 a Dios» Οη 5,18). Dese<1ndo aΡedre;:ιrΙο, 10 acusaron de blasfemi<1 σπ 10,31-39; cf Mt 9,3 Υ par.), cargo que vοlvίό a imput<1rle Caif:.ίs, el sumo sacerdote (Mt 26,65 Υ par). Ζ Se !Jue,Jel1 cnCΟI1ΙΙ-;ΙΓ Γ,ΙΓ;Ι' cχceρcίοnes el1 los IibΓOs ;φόπίΙο, ,ic Ι" '!UΙ'ί;ι
lΟΧ
(14,3)
Υ
(IJosiIJ]emente) en Si 23,1.4.
S"I,i-
Dios como Padre: el conocimiento llnico de ]esus ]esus ηο sόΙ0 se refiere a Dios repetidamente como «Padre» en su ensenanza publica" sino que ademas es la denominacίόη que prefiere al dirigirse a el en sus oraciones. Esto aparece de modo muy manifiesto en el cuarto eνangelio (cf 1η 11,41;12,27.28). Vease la οracίόη sacerdotal de Jesus en la ύltin1a cena ση 17,1b-26); eIllpieza diciendo: «Padre, 11:.1 llegado Ja 110r:.1; glorifica a tu hijo, p:.1r:.1 que tu hijo te gJorifique a ti ... » (cf 17,5.11.21.24.25). Entre los ejemplos de los eνangelios sίπόρtίcοs, el mas importante es el que ofrece Ι;} νersi6n de Marcos de Ι;} agoηί;} de Getsemanί4 • 1esίIs ΟΓ;} diciendo: «iAbba, Padre! todo te es posible; aparta de ωί este caliz, pero ηο sea 10 que ΥΟ quiero, sino 10 que quieres tu» (Mc 14,36 Υ par.; cf Mt 26,42 Υ par). Lo que llan1a nuestra :.1tencίόn es el uso de Ja palabra ar:.1n1ea Abba. ΕΙ equiνalente de Abba, si es que pudiera traducirse, seΓί~ <φaΡa» Ο «papi». Er~ I~ expresi6n famiJi~r que usab~n los ninos en tiempos de 1esίIs pJ.ra hJ.blarle J. su pJ.dre, Υ que el mismo JesίIs emΡΙeJ.rίa sin duda para dirigirse a Jose 5 • Ninguno de 10s contemporaneos de 1esus, acostumbrJ.dos como estaban a un lenguaje mas bien reserνado Υ formal en sus oraciones, se habrίa atreνido a hJ.blarle a Dios de esta n1J.nera. Es sin duda llamatiνo que JesίIs mismo orara de este n1odo sin precedentes Υ ensen:.1ra a orar asί a sus discίΡuJοs (Mt 6,9 Υ par)6. Este es el conocimiento de Dios que ,
1.ιΞ'15ι: (')(10 ι-Ι, ,ψίιιllο
6 cie Μι (fJ,nιe clel scrm6n ,Ie 1:1 mοπι;ιιϊ,,). Ιοιί>
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109
subyace Υ da entidad al frecuente uso que ]esus hace del tί tulo de «Padre» a 10 largo de toda su ensenanza. Es evidente, por el uso litίιrgico que se hace del padrenuestro, que la Iglesia primitiva sίguiό el ejemplo de ]esus Υ cοntίηuό orando a Dios con la intimidad propia del ambiente familiar 7 • Aparece claramente tambien en dos textos paulinos, en los que, a pesar de estar dirigidos a lectores gentiles, el aΡόstοl conserva la palabra aramea Abba: «Υ como prueba de que sois hijos, Dios ha el1viado a vnestros corazol1es el Esplritll de su Hijo, qne clama: iAbba, Padre!» (G
«Porqne 110 recibisteis el espfritll de esclavitlld para recaer de I1nevo el1 el temor, sino qne recibisteis el esplritll de hijos adoptivos, qne nos 11ace exclamar: iAbba! iPadre! ΕΙ mismo Esplritll da testimonio jnntamente con nnestro espfritll de qne somos 11ijOS de Dios» (Rom 8,15-16). Εη ambos textos Pablo afirma que somos hijos del Padre celestial. Cuando rezamos el padrenuestro hay, sin embargo, segun Eugene LaVerdiere, otro modo de acercarse a la aηaΙοgίa de las relaciones padre-hijo. LaVerdiere sugiere que, tanto en la versiόη de Mateo como en la de Lucas de la οraciόη dominical, «Ia imagen paterna ηο procede tanto de nuestra experiencia de tener υη padre, cuanto de nuestra experiencia de serlo... Nuestra imagen de Dios como Padre brota claramente de nuestra experiencia activa de ser padres Υ transmitir la vida, mas bien que de nuestra experiencia pasiva de tener υη padre Υ recibir la vida»x (cf Lc 11,11-13 Υ par.; el texto de Lucas es especialmente interesante en cuanto que esta directamente relacionado con su versiόη del padrenuestro).
7
Ve,Ise el c,ιρίωΙο 8 cJe la DidaJc (La ensenanza de l0s doce aΡάs!"lι'.,).
Η Ε,
11 Ο
LAVEI(IJIEI(E, ο.Ι'" 79.
«Μί
Padre Υ vuestro Padre»
ΑΙ
referirse a Dios como «Abba, Padre», .Jesus ηο sόΙο esta definiendo sus propias relaciones con Dios, sino tambien las nuestras. Νο obstante, debemos distinguir entre 10 que entiende .JesUs por «mi Padre»~ Υ 10 ql1e entiende por «Vl1estro Padre», expresiones t]l1e l1sa repetidaII1ente, de manera particnlar en J n 20,17, ql1e citamos al principio de este caρίtnlο. Εη primer
111gar, es menester insistir en ql1e la reΙacίόn ql1e existe entre ]esus Υ el Padre es unica e incoml1nicable; es cl1alitativamente distinta de la ql1e existe entre nosotros, ql1e hemos entrado por el bal1tisII10 en el misterio de Cristo, Υ el Padre. Ει es «el Hijo ίInico, que esta en el Padre» ση 1,18; cf 1,14; 3,16.18). Lo ql1e Jesl1cristo es por natnraleza, nosotros 10 somos por la gracia. Por ιΞl somos hijos adoptivos de Dios (cf Jn 14,6) ΙΟ. Robert Stein sefιala bien la dίstίncίόn cl1ando dice: «La diferencia entre ]a fi]iacίόη cie ]esus Υ nuestr,l fίΙίacίόη quecia p,ltente tambien en el 11echo de que nLII1Ca se refiere a Dios COH10 "nuestro" Padre. Unas veces habla de "mi Padre" Υ otras de "vuestro Padre", pero nunca dice "nuestro Padre"» 11.
'Ι
Son cn toι,11 ",,,nent,1 Υ ΙΙΤ' 1.15 oc;ιslones en ,Iue Jesus us'i 1.1 eΧ1'resίόn ,,(Ie l11ί Ι"\<ΙΙΤ») ''11 10' Ι'ΙΙ,IΙrι> ev,lngclios (incluidos 10$ 1,,1[;\lelos), 1",1 t'st,ιιlί,ιίc,1 ι'' 1.1 ,igIllt·lItc': Ι';ΙΙΙΙ'Η' ναι" en Μι, ningun,1 vez en Mc, CU'Irro vece$ en Ιλ' Υ νΙ'ίlιιίιίlιι'Ο νι'ΙΙ" "n Jn. Ct' Μι 7,21; 10,32.33; Ι 1,27 Υ fJ,lr.; 12,50; 16,)7; 18,10.1'); 20,2;; 25,34; 26,2').39.42.53; Lc 2,49; 10,22 Υ 1"11'.; 22,29; 24,49; ΙΠ 2,16; 5,17.4;; ("Ω.40; 1),19 (bis). 49.54; 10,18.25.2937; 14,2.7.20.21.23; 15,1.8.10.15.23-24; 20, Ι 7. IΙ',ίιs 11,11,1.1 ι,ιωbίen lie «ωί l>;ιcilT ct'lestj,li" Ι'ΙΙ Μι 15,13; 18,35. ιο ]csus υ5ί) Ι\ Ι'ΧIΗτsί(Ίlι ((v\lcstro P~\dre» (ο «cie vuestro Γί)(IIΤ») νι·ίl1Ιι' Υι' α, eJJ 10$ cu,!t1'O ι·ν'IΙI).:I·IΙΟ,$ (IJJιJΙΙΥelιclο los fJ;lr,llelos). L;! CSΙ'II'.$II'''' ι·, 1'0ΙΤ10 sigue: Μι Ι,ΙΙΟΙ'Ι'!:' ν('(τ" Μι' ιιιι,ι ν"Ζ, Lc tl'es νeιes Υ JII '10$ "e('(·$. (:1 Μι 5,16.45; 6,1.4.6 (Ι)ί$). 8.15.18 (Ι,ί,); 7,1 Ι; 10,20.29; 18,14; Mc 11,25 (Υ 1';1"); Ιλ' 6,36 (Υ \1<11'.); 12,30 (Υ 1"Η)32; I11 8,42 (ωn,lίcίοn;llωenιc); 20,17. I",ίιs 11,11,1,1 t<1ωbίen de «vuestro 1',\
111
Puede objetarse que Jesus empleza 10 que conocemos como «Ia οracίόη del Seiior» (al menos en la νersίόη de Mateo) con las palabras: «Padre nuestro... ». Pero ηο es una eχceΡcίόη, porque la diferencia esta in1plίcita en las palabras introductorias de J esus: «Cuando orIiis decid ... » (Lc 11,2; cf Mt 6,5-8)12. Εη una de sus afirmaciones mas enigmaticas, JesίIs dice a sus dίscίΡUΙοs: «Α nadie en la tierra Ilameis padre, porque ιιηο sόΙο es νuestro Padre, el celestial» (Mt 23,9). Con esto ηο quiere decir que deberίamοs reserνar la palabra Abba exclusiνamente para Dios. Ιο que Jesus esta diciendo mas bien es que hay ιιη sentido en el que sόΙο podemos usar esta eΧΡresίόη en referencia a nuestro Padre del cielo. Si tomamos en cuenta el contexto (Mt 23,8-12), resulta claro que Jesus esta recomendando a sus seguidores que ηο usen ηί aspiren a los tίtuΙοs hοηοrίfίcοs que solίan aplicarse a los escribas Υ fariseos «
«Νο podemos dedllcir nada sobre ]esιΊs de 10 qlle creemos saber acerca de Dios; al contrario, totio 10 qlle podamos saber de Dios hemos de dedncirlo de 10 qne sabemos sobre ]esιΊs... Decir all0ra dc pronto qιIc .JesιΊs es diνino ηο cambia nuestro conociIl1icnto t1c jcsίls, !ο ljtJe cambia es nuestro conocimiento tie ΙΙ ι1ίνίnίιιιιι"ι4. 11 Κ J Ι. STI·:IN. (J.{"., Η4-Η5, 11"lfIte,1 la interes,ιnte (uestίόπ
14
Α. ΝΟΙΑΝ,
Jesus Before
Chn"stiαnity:
Longm'1fI '1fId Todd, Lon(!res 1977, 137.
112
The Gospel of Liberatioll,
lλιrtoπ,
Jesus revela al Padre eη sus palabras Υ eη sus obras Todo 10 que hemos dicho hasta ahora sobre la ηaturaleza Υ el sentido de la mίsίόη de Jesus podrla resumirse en la afirmacίόη de que Jesus νίηο a «hablarnos del Padre con toda claridad» (cf Jn 16,25), con el fin de que ΡudίeraΠ10S abrirnos al don ίηestίωabΙe del amor de Dios. Cuando ora al Padre en presencia de los discIpulos en la ύΙtίΠ1a Cena, Jesus se refiere a 10 que constituye el sentido Υ la οrίeηtacίόη de su vida: «γο les he dado a conocer tu nombre Υ se 10 seguire dando a conocer, para que el an10r que tll me tienes este en ellos Υ ΥΟ taωbίeη este con ellos» ση 17,26; cf 17,6). Ver a J esus con los ojos de la fe es ver al Padre σ η 14,9); creer en J esus es en definitiva creer en quien Ιο ha enviado Οη 12,44); Υ conocer a Jesus es tambien conocer al Padre ση
8,19).
La reveΙacίόη definitiva a la humanidad del Dios de Abrahan, de Isaac, de Jacob, de Νοemί Υ de Rut, nos llega por la persona 11umana Υ divina de Jesus de Nazaret, que es al mismo tίeωΡΟ el medio Υ el mensaje. Εη un leηguaje que nos recuerda mas bien al del cuarto evangelio, Mateo reporta una ensefιanza de Jesus que apoya esta asercίόη: «Μί Padre ωe ha confiado todas 1as cosas; nadie conoce perfectaInente a1 Hijo sino eJ Padre, Υ nadie conoce a1 Padre sino el Hijo Υ aqLIe! ;1 (jtljen e1 Hijo se 10 quiera ωanίfestar» (Mt
11,27).
Jesus afirma qtle los que estan mas dispuestos a recibir esta reveΙacίόη ηο son precisamente los que quieren darselas de sabios ο aspiran a descollar en la comunidad. «γο te alabo, Padre, SefΊor (icl cielo Υ de la tierra, porque has escondldo estas cosas ;] los sabios Υ a ios entendidos Υ sc Ιιs has manifestado a los sCl1cillos... » (Mt 11,25 Υ par). ΕΙ rciηο de Dios pertenccc ,ι los que son cοωο nifιos (Mt JΙΥ, Ι 315 Υ par.; Mt 18,3). Εη toda su ens61,111za Jesίιs revela al Padre, portllle, como <ΞΙ mismo dice: «γο 110 11e hablado por mi ΡΓορί,l cιιel1113
ta; el Padre que me ha enνiado me ha ordenado 10 que tengo que decir Υ ensenar» ση 12,49; cf 8,28). Especialmente en el relato jo:inico de su ministerio Ρύblicο, ] esύs aparece muy empei1ado en dejar claro que las palabras que pronuncia ηο son suyas, sino de su Padre (cf]n 14,24; 8,26). De igual modo, en todas sus obras, ]esύs est:i reνelando al Padre, Υ aSI 10 afirma el mismo: «~γα hago siempre 10 que le agrada a el» ση 8,29). Las obras bnenas que hace «de parte del Padre» ση 10,32) Υ «en nombre del Padre» ση 10,25; cf 17,4) son las credenciales que dan testimonio de la autenticidad de su misiόη. Compar:indose a sl mismo con el Bautista, dice ]esύs: «Pero ΥΟ tengo un testimonio mayor que el de ]uan, pues las obras qne el Padre me eηcargό realίzar, las mismas que ΥΟ hago, testifican de ml que el Padre me ha enνiado» ση 5,36). Por eso puede decir a los jnd10s muy seguro de sl mismo: «Si ηο 11ago las obras de mi Padre, ηο me cre:iis» ση 10,37). ΕΙ
Dios reνelado por ]esύs
Εη la reveΙaciόη que hace ]esύs de Dios como Padre amoroso, al que podemos acercarnos con la confianza Υ abandono de hijos renacidos en el Espfritu, est:in implfcitos los atributos que solemos asociar con un padre ideal. AIgnnos de estos atributos ya Ios hemos sefialado en distintos lugares de I1LIestro texto; por eso tal vez aquf sea suficiente UI1 tratamiento sUlllario de Ia cnestiόη. ALIl1tltIc nLIestra atenci6n se centrar:i principalmente en los textos cvangeIicos, ηο perderemos de vista que el Dios a,quien ]esίιs reveIa Υ que nos conoce por nLIestro nombre (Εχ 33,17; Is 45,3) es el Dios de Abrah:in Υ de Sara, de Isaac Υ Rebeca, de ]acob Υ Raquel (cf He 3,13). Como recuerdan LJonald Senior Υ Carroii Stuhimueίier: «Nada se afiade a la imagen qLIe Jesύs tiene de Dios en su herencia judfa. Ιο que adquiere una fuerza ύηica es el enfasis particular en determinados aspectos» 15. " D. SENI()!(-C. STUHl.MUEU.E!(, The Bib!ica! FoIIIIdations j()r Mi,·.,iOIlS, SC:M Press, lλJnclres 1983, 151.
114
Un Dios que se presenta en la intimidad Εη la tradίcίόη judίa se habίa insistido enormemente en la «santidad» como el atributo fundamental de Dios. Este termino ηο sόΙο indica la Ρerfeccίόη moral Υ el car:icter sagrado, ante el cual la respuesta adecuada es la adοracίόη, sino tambien la trascendencia de Dios. Se trata de conceptos que ηο pueden manejarse f:icilmente Υ que hacen que Dios nos parezca ιιη ser muy remoto, casi inalcanzable (cf Gen 32,30; Εχ 33,20; ]ue 6,22-23; 13,22)16. Es muy revelador qne el significado b:isico de la palabra hebrea que traducimos por santo, qadosh, sea «separado», «colocado aparte», «enteratnente otro». Para ηο distorsionar la verdad, hemos de apresurarnos a decir que en la experiencia religiosa del pueblo elegido (incluido, por supuesto, el mismo ]esus) es tambien central la conciencia de ιιη Dios redentor presente en la historia Υ en la sociedad. Esta presencia ίηtίma de Dios, que habita en el cielo (Sal 2,4; 11,4; 1Re 8,30; Is 66,1; Dan 2,28) Υ en todas partes (Sal 139,7-10), est:i simbolizada Υ localίza da en la nube Υ en la columna de fuego (Εχ 13,21-22), en el tabern:iculo ο «tienda del encuentro» (Εχ 29,42-46; 33,911; 40,34-38; cf Num 12,4-10), que guarda el arca de la alianza (Εχ 26,33; 40,21), Υ en el templo (Is 6,1-8). Como cristianos, creemos que el Dios invisible se ha hecho visible en la humanidad de ]esucristo (cf ]η 14,6-11), qne es, de ιιη modo unico, el sacramento de nuestro encuentro con el Dios ViVO I7 • Ει es el nuevo templo, «ιιη tabern:iculo m:is santo Υ m:is perfecto, ηο hecho por mano de hombre» (Heb 9,11; cf.Tn 2,19-22; Mt 26,61 Υ par.;.Tn 4,23-24; 1<, B,Ist,I υΩ<Ι '>jι"ΙΙΙΙ ,ι ιιπ;ι' cuncorci,Inci,IS p,ιr'1 d,ιrse cUl'nt" 'ΙΙ' Ιι Ι"ΙΤΠΙΙ'ΙΙ cia con Ι1υ" los escι-iιorι's ,1"1 Antiguo Test'1mento ,Isuci,In l;ι ,;ιπιί,I,ιιΙ (οπ nίos, Ve;ιπse especi,IlnH:'Btt' ι'l lίl"", ,Ie 1saί'1S, "Π "Ιι]υ" '" lI,tm'1 111lΙΙ'IΙ;" Vt'ces ,1 Oios «el S'1I1to tie 1sr'1e1" (ιιι' ;ιψιί .20; 4',),14.]5; 54,5) Υ los S,IIInos (S"I <)<)".5.9). 17 Ρ,ιr,ι los lectoI"l's ψιι' 'll'sel'B eχρΙοr'1r "π det'1l1e Ιι tΙ'οlοgί" ,Ie Cristo como s;ιcωmeπto, "ι libro ,Ιι' Ι':. S,:I Itt.I.I'.III'.H:KX, Cristo, SUUUIIll'lI/() dcl C1Icuc1Itro ("011 DιΌs, S,Ill Seb'1stiCιn ll)()'j, siglIl' ,ίι'I\(IΟ υΩ<1 tie Ι1' ΙΙΗ'ίοιτ' οl,,';Ι' SOIHe el tem'1.
115
Mt 12,6; Αρ 21,22)IΧ. Ει es Ι1 verdadera vid del Padre, la que da la vida Υ de la que nosotros somos los sarmientos ση 15,1-8). Por el, con el Υ en el, entramos en una relacίόη nueva e ίηtίma con aquel a quien nos atrevenl0S a llamar, tambien nosotros, «Abba, Padre». La intimidad de la que hablamos la revela J esύs claramente en esta promesa: «ΕΙ que me ama guardarii mi doctrina, mi Padre 10 amarii Υ mi Padre Υ ΥΟ vendremos a el Υ viviremos en el» ση 14,23). Su οracίόη, sin duda eficaz, nos da la alegre confianza de que esta uηίόη santa puede acontecer: «Que todos sean una sola cosa; como tίI, Padre, estiis en mί Υ ΥΟ en ti, que tambien ellos sean una sola cosa en nosotros... Υο les he dado la gloria que tύ me diste para que sean uno, como nosotros somos uno. Υο en ellos Υ tύ en ηιί, para que sean perfectos en la unidad» ση 17,20-23).
Un Dios de amor SegίIn Nels Ferre, «Jesύs fue el primero que eηteηdίό Υ νί νίό hasta sus ιΊltimas consecιιencias 10 que significaba Υ suροηί'! el hecho de que Dios fuera amor» 19. Εη el ηύcΙeο miis hondo de su conciencia de sί mismo hay 10 que Bernard
Cooke llama «el sentimiento indeleble de ser el anlado de DiOS»20. La experiencia religiosa personal de JesίIs 10 lleva a afirmar que Dios 10 amaba «antes de la creacίόη del mundo» (J η 17,24), con un amor que ] esίιs pide este tambien en sus dίscίΡU!ΟS ση 17,26). υηο de ellos da testilll0niO miis tarde de que la uraciόη de ]esύs ha sido escuchada: «Νο sotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, Υ he" Es signitle<1tiyO ,ι ~st~ respecto qu~ 10s tres eν,ωgeΙίοs sίnόΡtίcοs men'lue el velo ci~1 [~mIJ1o se rasgό ~η el Illornento cie 1<1 Inuerte cle J~sus (Μι 27,51 Υ par). ΕΙ velo cerraba el s,lnto cle los s,ωtos, clonde n'Hlie ροι!ί<ι enΙΓ<ΙΓ sino e1 sumo s,lCerιlote, ,ι quien se ρerωίtί;ι perm,lnecer ,IΙΙί un Γ<Ιto ~Ι ιΗ,ι cle 1<1 eΧΡί,lcίόη. ") Ν. Ε S. FEl(I(~., Α Theology for CJΙΓi"ιίαιι Εdι.ιcαιιΌn, \Vestmins[l'I- I)n~ss, Fίlac1elti,1 1967, 115. 20 Β. J. CO(JKr:, God's Beloved: ]esus' Experience οι tlIe 'Hansandl'lII. Ίί-ίlιίtΥ I'ress Ιηιerωιιίοωll, Fi1
116
mos creίdο. Dios es amor; Υ e1 que esta en e1 amor esta en Dios, Υ Dios en el» (1]η 4,16; cf 4,7-12).
Un Dios compasivo
Υ
misericordioso
Αquί
podemos ser breνes, porque hemos hablado ya con cierta amplitud de la misericordia Υ de1 Ρerdόη de Dios, a1 considerar la necesidad de estas disposiciones en las re1aciones de amor respetuoso con los demas (cf 10s eΡίgrafes sol)re misericordia Υ Ρerdόn de! caΡίtuΙο anterior). SόΙο hay que decir que Jesucristo es la eΧΡresίόn definitiva de la misericordia de Dios: «Νο sόΙο habla de ella Υ la explica usando semejanzas Υ parabolas, sino que ademas, Υ ante todo, el miS1110 la encarna Υ personi(ica. Ει 11liSlno es, en cierto sentido, la misericordia,,2i.
Como Iglesia, debemos testificar la misericordia de Dios, proclamandola Υ profesandola en toda su verdad.
Un Dios providente
Υ
fiel
«Pedid Υ se os dara», nos asegura Jesus (Mt 7,7; cf Jn 14,1314; 15,7; 16,24). Con la certeza que el nos da de que nuestro Padre sabe 10 que necesitamos antes de que se 10 pidamos (Mt 6,8; cf Mt 6,32 Υ par.), oramos confiados: «Danos hoy nuestro pan de cada dίa» (Mt 6,11). Como Jesus nos enseiΊa, 1a solicitud de cua1quier padre terreno ηο es tllas que un palido refIejo de1 cuidado generoso que tiene Dios por 1a creacίόη entera. «~Quien de vosotros si su hijo le pide pan le ΙΙΙΓ;1 IJna piedra? Ο si le ρίιΙι: ΙII1 pez, ~Iι: dara una seΓpiente? \)lIes si νο sotros, ψΙΙ: sois n1<1los, sabeis dar a νuestΓΟS IlijOS cosas bue21 JUAN ΡΑΒΙ.ο ΙΙ, ΟΙ"",, ΙΙΙ nιiseriωrdiα, Riω eII mi,<Ι'Ι'iΠJ/',lι'α.
clrici 19902,
Ι,
S,tn
Ρaωο,
Ma-
2,
117
nas, icuanto mas vuestro Padre ce!estia! dara cosas buenas a quien se !as pida!» (Mt 7,9-11; cf Mt 6,25-34 Υ par). ΕΙ Dios de Jesucristo «hace salir el sol sobre buenos Υ malos Υ hace llover sobre justos e injustos» (Mt 5,45); «el es bueno [incluso] con los desagradecidos Υ con los malvados» (Lc 6,35; cf tambien Mt 10,29-31 Υ par).
Α
su imagen
Concluyamos esta seCClOn de nuestro trabajo recordando que, al revelarnos a Dios, que nos ha creado a su imagen, J esus nos ha revelado tambien 10 que significa ser enteramente hombres (cf GS 22). Εη verdad, como dice John Dunne, «Dios se encuentra en los dos extremos de nuestra reΙacίόη con DiOS»22.
22
118
J.
S.
DUNNE,
TlIe House
0/ Wisdotrι,
SCM Press, Loncires
19Η5, Ι 5(,.
Cοηclusίόη
«ΑΙ
discfpulo le basta ser como su
maestτo»
(Mt 10,25).
Son muchas !as maneras en que podemos ejercer e! pape! de maestros: como padres de fami!ia, como maestros de a!gίΊn oficio, COlllO entrenadores deportiνos, como profesores en υπ;] c!ase ο en υη;] sa!a de conferencias, COlllO predicadores en υη pίΊlpito, etc. La ensenanza puede ser la νοcacίόη de nuestra νida, nuestra Ρrοfesίόη, ο simplemente a!go que hacemos ocasionalmente. Nuestra mοtίνacίόη principa! puede ser tan elementa! como ganarse la νida, ο tan e!eνada como hacer υη;] obra espiritual de misericordia (la de ensenar al que ηο sabe). COlllO cristianos, podemos estar en algunas ο en todas estas formas de ensenanza. Sin embargo, tenemos a este respecto υη priνi!egio Υ responsabi!idad anadidos, que nos son enteramente propios. Εη νirtud de nuestra ίηίcίacίόη sacramenta! en !a comunidad eνangelizadora a la que llarnamos Iglesia, estamos todos lΙaΠ1adοs a 11acer nuestras !as pa!abras de JesίΊs: «Debo anunciar el ι-eίηο de Dios» (Lc 4,43; cf lCor 9,16). CΟΠ10 escribe el papa Pab!o νι: «Quienes han recibido la buena noticia Υ se han reunido asl en !a comunidad de S3lνacίόη, pueden Υ deben comunicar!a Υ difundir!a»i. JesίΊs es a! HliSlllO tiempo el modelo Υ e! mensaje (cf lCor 1,23) para todos los cristianos qne ensenan en sn nombre. Si e! Senor resucitado ha de «ensenar por (nuestros) labios»2, Ι PABUJ
VI,
neo, S,In P,lblo,
E'vαIJK,·/ii nuntiαndi. Lα evange/ίΖacίόιι Μ;ιιΙι·ί,Ι Ι 995,
de/ nlundo conten1Ροrά
13.
2 JUAN ΡΑΒΙ.ο ΙΙ. (;αte<'hesi trαdendae. I~a
("(Jtequesis /JOy, San
ρ"ι,ιο,
M,ldrid
1995,6.
119
es necesario que tengamos «Ios mismos sentimientos que Cristo ]esύs» (Flp 2,5; cf 1Cor 2,16). SόΙο entonces, cuando nuestra vida este en armοnίa con Ι;} ensenanza de ]esύs, cuando hayamos οίdο su palabra Υ actuado en consecuencia (cf Mt 7,24 Υ par.; Lc 8,21; 11,28;]η 13,17; 14,23-24; 15,14), podremos atrevernos a decir humildemente con Pablo: «Seguid mi ejemplo, como ΥΟ sigo eI de Cristo» (1Cor 11,1; cf Tit 2,7-8; 1Pe 5,3). Antes de ser buenos maestros, hemos de ser buenos discipulos, empapandonos en Ι;} ύηίca verdad que puede liberarnos ση 8,32). Para asistirnos en esta importante empresa, ]esύs nos ha prometido enviarnos el ΕSΡίrίtu Santo (cf ]η 14,16-17), «el agente principal de la eνaηgelίΖacίόn»" cuya mίsίόη defίηίό asί: ωνο
«ΕΙ defensor, el ΕSΡίrίtιι Santo, el que el Padre enviara en mi nombre, el os 10 ensefiara todo Υ os record,ιra todo 10 que os he dicho» ση 14,26).
«CLIando venga el defensor, qιIe ΥΟ os enviare cle parte del Padre, el ΕSΡίrίtu lie ]a verdad, que procede del Padre, el d,ιra testimonio de mί» ση 15,26). «Cuando venga el, el ΕSΡίrίtu lle dad completa» ση 16,13).
Ιι
verd'ld, os guiara a la ver-
COI110 Il1aestro gIJiatlo por este mismo ΕSΡίrίtu, ]esύs proclaIl1() Ιι I)ucna noticia del reino de Dios a la gente de su tieIl1po. Εn nucstros agitados tiempos, ] esύs nos incita tambien a salir Υ «cnscίΊaΓ con aΙegrίa» en su nombre, de modo que, fortalecidos por el ΕSΡίrίtu, podamos renovar la faz de la tierra.
1
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122
Ιa
historla
Υ
en
Ιa (ε, Sί
Indice
Ράgs.
Ιηtrοduccίόη
5
PRIMERA PARTE
JΕsύs ΕΙ MAESTRO
Observaciones introductorias
12
1. Jesus es reconocido como maestro Se dirigen a el como maestro Tambien se dirigen a €I como rabf ΕΙ mismo Jesus quiere presentarse como rnaestro ..
15 15 16 16
2.
3.
Los evangelistas relatan la actividad magisterial de Jesus Jesus ensefιando ΕΙ auditorio de J esus .. Ι;} muchedumbre..... Los jefes religiosos Sus discfpulos Υ compafιeros .. Las rnujeres Ι:! eχteηsίόn del ministerio de Τ esus
17 17 19 19 20 20 21 22
23 23 25 27 27
Ι:!
123
Γάgs.
ΕΙ mundo ΕΙ mundo La sabidurίa
4.
del trabajo .. social............................................... que viene de Ιο al10
(Que clase de maestro fue jesύs Υ la tradiciόη υη nnestro profetico Maestro de υη estilo de
5.
jesύs?
31 31 32 33
vida
(Que formas adΟΡtό la ensefianza de Proverbios Parabolas Acciones sίmbόΙicas... Lecciones de cosas .. Recursos retόricοs Hiperboles Υ exageraciones
jesύs?
35 35 37 38 40 41 41 41 42 43 44 45 45 46 46 47
Ρar::ιdοjas Ιrοηίa
Lenguaje figurativo Juegos de palabras Humor Argumentaci6n lόgic::ι Dilema lόgίcο Η.eduα:ί61l ::ι Ι abst1rtio ArgU!l1cllto «ο. fortiori» 6.
(Quc nlctodos ο estrategias usό jesύs en su ense- ) nanza . .. J esύs enseiΊ;} con el ejemplo Jesύs se o.cerca a la experiencia vital de sus oyenιl.,...)
••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••.•..•..
hace preguntas Υ las contesta Hace preguntas Υ las contesta Jesύs usa las Escrituras judίas 7. 124
(Cual fue la actitud
dejesύs
49 49 ς"()
~~~
Jesύs
28 28 29
.. . .. ..
51 51 52
53
con sus oyentes?...
55
Γάgs.
ReSΡetό su libertad Los amό Les laηΖό retos
8.
9.
.. .. .
55 56 57
tCόmο reaccionaba la gente a la ensenanza de Jesus? . De manera positiva .. De manera negativa .
59 59 59
" Jesus
61
' tοles a ensenar ~ enVla a sus apos La ensenanza como ministerio en la Iglesia mitiva
. ΡΓί-
.
62
Observaciones introductorias La conciencia que Jesus teηίa de sί mismo ΕΙ hondo sentido que tiene Jesus de su νοcacίόη
66 66
SEC;UNDA PARTE
ΙΑ ENSENANZA ΟΕ JΕsύs
Υ mίsίόη
67
10. Naturaleza Υ sentido de la mίsίόη de Jesus Revelar al Padre Dar testimonio de la verdad Darnos la vida eterna ΕΙ objetivo de la mίsίόη de Jesus......................... 11.
12.
ΕΙ reino ο reinado de Dios Αclaracίόη del concepto.. La νίsίόη de .1 esus IJar
69 70 70
71 72
Par
75 75 77 78 78 79 80
Ν uestra reΙacίόη coη
81
el mundo material.... .........
125
Ράgs.
ΕΙ reino de Dios pertenece a l0s pobres.. Las riquezas pueden producir sordera Las riquezas pueden producir ceguera Las riquezas pueden conducir a la ίdοlatrίa.. Confianza en la proνidencia de Dios ~Compartir ο acumular? ΕΙ <ιΥυηο.............................................................. ΕΙ precio del discipulado ΕΙ ejemplo de la Iglesia primitiνa Νο hacerse υη;} idea rom:intica de Ι;} pobreza
13. Nuestra reΙacίόη con l0s demas ΕΙ amor La cοηΙΡasίόη La misericordia ΕΙ Ρerdόη ΕΙ serνicio
La hospitalidad
14. Nuestra reΙacίόη con Dios Dios como Padre en las Escrituras judίas Dios como Padre: el Conocilniento ιΊηίcο de ]esιΊs . «Μί Padre Υ νuestro IJacfre» ]esιΊs revclLl al IJadre en sus palabras Υ en sus ol)ras ΕΙ Dios rcvclacfo por ]esιΊs υη Oios qιIe se presenta en Ι;} intimidad υη Dios de amor υη Dios cOI1lpasiνo Υ misericordioso υη Dios providente Υ fiel................................ iΛsuimagcη
Cοηclusίόη Bibliografίa
126
81 82 83 83 84 85 86 88 88 91
93 93 96 97 98 101 104
107 108 109 111
113 114 115 116 117 117 118 119 121
Cοleccίόη
DABAR
1. Pablo, aΡόstοl de ]esucristo. Jose Comblin 2.
ΕΙ
Padre nuestro. οracίόη de 1a utoΡίa. Eνaristo Μartίη Nieto
La
3. Profetas. Historia Υ teο10gίa de1 profetismo en e1 Antiguo Testamento. Romeo Caνedo 4.
Amiga de Dios. Mensaje mariano de1 Xabier Pikaza
Nueνo
Testamento
De los mas de cuarenta tίtulos que se le dan a Jesύs θΠ los evangelios, el de maestro es el mas frecuente. γ sin embargo πο se le ha prestado tanta atencίόn como a otros. Brian Grenier se ha propuesto explorar el ministerio de Jesύs como maestro Υ presentar los elementos de su ensenanza mas directamente relacionados con la Ρrοclamacίόn del Γθίπο de Dios. Jesύs
e! maestro puede ser de particular interes para todos los cristianos cuya vοcacίόn es la ensenanza, Υ puede res~ltar especialmente ύtίl a quienes se dedican a la educacίόn religiosa.
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ISBN 84-285-1897-1
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