El reclamo de Príamo no se refere a la muerte de su hijo en el duelo, sino al ensañamiento y a la crueldad de Aquiles. Luego siguen los dioses, quienes, pese a haber estado siempre tomando partido por uno o por otro en los combates, reconocen también que se est produciendo una desmesura, y deciden inter!enir para detenerla. La ética se refere a esta e"periencia de la mesura en la con!i!encia humana, y a la conciencia de los límites que no debieran sobrepasarse sobrepasarse para poder hacerla posible. #o siempre se ha tra$ado el límite en el mismo lugar ni la conciencia se ha mantenido in!ariante en la historia% e!oluci&n de nuestra conciencia moral. 'oncuerdan en que% la con!i!encia humana requiere requiere de una conciencia y una internali$aci&n de ciertos límites, que habrn de e"presarse en un c&digo regulador de la conducta. Ejemplo de desmesura% 'on(icto Armado )nterno. )nterno. 'arlos *hiebaut% la reacci&n de indignaci&n y de protesta ante el maltrato del otro producido por obra humana, EL +E'A- /EL /A0. #unca ms deberíamos eludir la responsabilidad que nos corresponde corresponde para lograr !i!ir en pa$. Primera Parte% Parte% Ambi!alencia del término en el mundo cotidiano. Por un lado, le llamamos así a la re(e"i&n re(e"i&n consciente o te&rica que ellas poseen en relaci&n con el tema. Por el otro, a la conducta que demuestran en la prctica. En el primer caso, la palabra 1ética2 se refere a la manera de hablar o de concebir las cosas, en el segundo a la manera de !i!ir. !i!ir. istoria y ética% tanto para re3erirnos a las acciones o a los hechos ocurridos en el pasado como para re3erirnos a su recuento o su narraci&n. 'onsecuencias% Puede hablarse de ella de una manera y vivirse de otra. 4Los griegos
decían que no se podía enseñar por ser una ciencia prctica y no te&rica5. 6u enseñan$a debería comprometer ms bien los hbitos de conducta. Todas las personas, si bien pueden no disponer d isponer de una concepción ética, poseen, sí, una conducta o una forma de vivir que puede merecer el calicativo de «ética». « ética». Para tener competencia o calicación en la ética, no se requiere poseer una concepción teórica o una ree!ión e!plícita sobre ella. Porque lo fundamental de la ética es la forma de vivir, vivir, esta misma nos bastaría para inferir que todas las personas o sociedades poseen una concepción ética al menos implícita. "a "a no es solo la buena conducta# la «ética» es el criterio del del que nos
valemos para establecer una $erarquía de valor entre nuestras acciones.
6egunda Parte% +elaci&n entre los términos ética y moral. 1Etica2 y 1moral2 resultan ser dos términos castellanos que se emplean para traducir una misma raí$ griega% el 1ethos2. 1Ethos2 quiere decir, ms e"actamente, 1sistema de costumbres2, o sistema de creencias acerca de la !aloraci&n de la !ida y de las pautas que es preciso seguir para ponerlas en prctica. 6i el término se refere, adems, al 1carcter2, es porque, para los griegos, el sistema de creencias morales podía ser !isto también desde la perspecti!a de las actitudes y de los hbitos que los indi!iduos iban haciendo suyos hasta con!ertirlos en rasgos de la personalidad. La ética apareci& como una re(e"i&n 4una concepci&n5 acerca de la mejor manera de !i!ir o del ms adecuado sistema de costumbres 4la 3orma de !ida5. 17oral2, se dice allí, signifca el sistema de !alores inmanente a una determinada comunidad. 18tica2 sería ms bien la re(e"i&n flos&fca sobre el sentido de dichas normas morales. egel% Aquel que se asocia con la manera de pensar de 9ant y de la floso3ía moderna, para el que sugiere reser!ar el nombre de 1moral2 41moralidad25, y aquel que se asocia con la manera de pensar de Arist&teles y de la floso3ía antigua, para el que propone emplear el nombre de 1ética2 41eticidad25. Lo que egel llama 1ética2 o 1eticidad2 no se refere a la re(e"i&n flos&fca sino, en todo caso, al sistema de !alores inmanente a una comunidad, es decir, a lo que en la mencionada distinci&n se entiende por 1moral2. El hbito no hace al monje% el empleo de cualquiera de estos dos términos no nos e"ime de la necesidad de dar e"plicaciones sobre las ra$ones que nos conducen a ello. *ercera Parte% /istinguir el lenguaje de la ética El ejemplo de 9ant es claro, aunque, como !eremos, deja abiertas a:n algunas interrogantes importantes. La di3erencia entre las perspecti!as adoptadas por el !iajero nos o3rece una pauta para caracteri$ar mejor la peculiaridad de los juicios morales. ; lo primero que aprendemos es que no debemos con3undirlos con los juicios científcos ni con los juicios estéticos. La ciencia se ocupa de la !erdad o la 3alsedad de los conocimientos, y se !ale para ello de una metodología descripti!a o e"plicati!a, que se refere en :ltima instancia a lo que es, a la realidad e"istente. El arte se ocupa de la belle$a o la 3ealdad de la naturale$a o las creaciones
humanas, y se !ale para ello de una metodología estéticamente apreciati!a, que se refere en :ltima instancia al gusto o a la necesidad humana de representarse el mundo. La ética, en fn, se ocupa de la bondad o la maldad de las acciones humanas, y se !ale para ello de una metodología estrictamente !alorati!a o prescripti!a, que se refere en :ltima instancia a lo que debería ser, a la mejor manera de !i!ir. su punto de !ista es el del participante en la interacci&n, no el de un obser!ador. *ampoco es, en sentido estricto, una concepci&n estética de la !ida. La ética se refere al modo en que una persona o una sociedad ordenan su sistema de creencias morales en la !ida prctica. /e acuerdo a la segunda acepci&n del término, la ética es una manera de hablar o de concebir las cosas. 7uy di3ícil entender qué pueda ser una persona 1amoral2> con dicha e"presi&n probablemente queremos decir que aquella persona no comparte los criterios 3undamentales de la concepci&n ética que nosotros de3endemos, pero eso no
puede querer decir que ella care$ca de un criterio ordenador de su conducta. ?ue la ética sea una concepci&n !alorati!a de la !ida quiere decir también que ella ocupa un lugar primordial en nuestra re(e"i&n y en nuestra conducta cotidianas. 6i tratramos de medir cuantitati!amente el espacio que los juicios morales ocupan en nuestro lenguaje por comparaci&n con el lenguaje científco o el lenguaje estético, es probable que nos sorprenda la notoria preponderancia de los primeros. La ética de nuestras sociedades, nuestra concepci&n !alorati!a de la !ida, se ha !isto estremecida por la !iolencia que ha sembrado muerte e irrespeto entre las personas. ; el clamor e"presado en la in!ocaci&n al 1#unca ms2 se muestra como una solicitaci&n a reinstaurar el orden de las !aloraciones. ?uinta Parte% /i3erencia de dos paradigmas. Es posible constatar en la historia, a grandes rasgos, una curiosa y persistente tendencia a responder de dos 3ormas principales a la pregunta por la mejor manera de !i!ir. En algunos casos, estas dos respuestas son consideradas como paradigmas de la ética, entendiendo por ello !isiones !alorati!as globales, internamente coherentes pero recíprocamente e"cluyentes. En otros casos, las respuestas son tratadas simplemente como temas de la ética, dando a entender así que cada una de ellas se refere a un mbito de los problemas morales y por ende no se e"cluirían. Primera respuesta% la mejor manera de !i!ir es respetar y culti!ar el sistema de !alores 4el ethos5 de la propia comunidad 4Paradigma de la 3elicidad5 El criterio !alorati!o central que ha de orientar la conducta de las personas y la marcha de la sociedad debe buscarse en el seno de la propia tradici&n> es allí donde se hallar el ideal moral que dé sentido a la !ida y que aglutine a los miembros de la comunidad 4!alores5. 6e le llama un bien com:n porque con ella se designa un modelo de 3orma de !ida que es considerado ejemplar por la entera comunidad. 6e trata de un conjunto de creencias morales compartidas, mantenidas por la tradici&n, transmitidas por la educaci&n, subyacentes a la !ida social y al orden legal, y permanentemente !i!ifcadas por rituales de reconocimiento y celebraci&n. Alusi&n a Arist&teles por la eudamonía, 3elicidad como fn :ltimo. @uscamos todos, al parecer, la 3orma de !ida ms plena posible, en donde plena quiere decir% aquella que reali$a el bien ms preciado 4el sumo bien5 o la :ltima ra$&n de ser 4el fn supremo5 de nuestra e"istencia. El hombre solo se reali$ar plenamente 4solo alcan$ar la 3elicidad5, si !i!e solidariamente con los otros los !alores que los congregan y si contribuye acti!amente a instaurar y mantener un orden institucional que los preser!e.
na ética es sustancialista cuando defne la mejor manera de !i!ir en relaci&n con el tramado específco de costumbres e instituciones propio de la comunidad en cuesti&n. El lenguaje sobre los !alores solo cobra sentido, en realidad, cuando lo remitimos al sistema normati!o de una comunidad. Las !irtudes representan el lado subjeti!o de la e"istencia de los !alores. +asgos% /e los indi!iduos se espera una actitud de adhesi&n, de respaldo con con!icci&n, de asimilaci&n comprometida de esos !alores hasta con!ertirlos en rasgos del carcter o de la personalidad. ; eso es precisamente lo que son las !irtudes% hbitos de comportamiento amoldados al perfl establecido por el sistema de !alores. tro rasgo es quien act:a moralmente, lo hace comprometiendo sus a3ectos y adhiriéndose a los !alores con el empeño de su entera personalidad. Es un ideal de un nosotros% ella permite cohesionar a los in!olucrados en torno a un ideal com:n, comprometiendo sus sentimientos de adhesi&n, pero ella puede traer consigo igualmente el aislamiento de la comunidad o la tentaci&n del 3undamentalismo. Es conte"tualista porque el Paradigma plantea la cuesti&n moral, tanto en lo que respecta a su origen como a su rea de in(uencia, siempre en !inculaci&n con el conte"to en el que se inscribe. +e3erencia al ethos como criterio :ltimo de 3undamentaci&n% BEl ideal moral se descubre 4es descubierto5 en el sentido en que, precediéndonos y poseyendo una autoridad indiscutible, nosotros simplemente lo hallamos o lo acogemos> un ejemplo de ello es precisamente 7oisés. BLa segunda met3ora es la de la 1interpretaci&n2, a la que le corresponde la fgura del pro3eta. El ideal moral, en este caso, se interpreta en el sentido en que, siempre precediéndonos, es materia de continua re!isi&n y crítica 6egunda respuesta% la mejor manera de !i!ir es construir una sociedad justa para todos los seres humanos. 4Paradigma de la justicia5 El criterio normati!o orientador de la conducta de las personas y la marcha de la sociedad debe buscarse en un ideal imaginario de con!i!encia que promue!a el respeto de la libertad de cada indi!iduo, sin distinci&n de culturas ni de religiones, y la prctica sistemtica de la democracia y la tolerancia 4normas5. La autonomía es la capacidad que posee idealmente el indi!iduo de pensar y decidir por sí mismo, pero de hacerlo eligiendo al mismo tiempo un marco de re3erencias 4una ley5 que haga posible el ejercicio simultneo de la autonomía de todos, incluyendo naturalmente la suya. El modelo se concentra en la regla general de la imparcialidad, cuya 3unci&n es la de hacer posible la coe"istencia de concepciones !alorati!as ri!ales entre sí. El acontecimiento emblemtico de semejante cambio de paradigma 3ue la llamada Cuerra de las +eligiones, que cubri& de sangre y !iolencia las tierras
europeas durante casi treinta años del siglo D<)). La soluci&n debía ser buscada no solo para poner fn al en3rentamiento entre las naciones, sino también al en3rentamiento entre los indi!iduos, pues la ri!alidad entre las concepciones !alorati!as de la !ida, la guerra de todos contra todos, parecía e"tenderse a cualquier 3orma de asociaci&n humana. 6e proponía dejar en suspenso la cuesti&n de la !eracidad de las concepciones éticas y buscar un acuerdo que consistiese en tolerar deliberada y consensualmente la coe"istencia de opiniones plurales. Paradigma 3ormalista% lo que debe o3recernos es una 3orma o un procedimiento que nos permita discriminar entre los contenidos, de acuerdo a si son conciliables con el libre ejercicio de la libertad de todos. 4libertad de opini&n, por ejemplo5 6i nuestras decisiones o nuestras acciones aprueban este e"amen, entonces ellas sern buenas 4en sentido moral5 o justas 4en sentido jurídico5, ya que en ambos casos habrn respetado el principio 43ormal5 ordenador del Paradigma. 6on precisamente los !alores los que son ahora sometidos a e"amen 4concepto de principios o normas5. n sistema de principios no e"ige tampoco que nos adhiramos a él con la con!icci&n o el compromiso emocional que requerían los !alores. Lo que aquí se e"ige es por sobre todo el acatamiento racional del gran pacto de imparcialidad, y, como e"isten 3undadas reser!as de que todos lo !ayan a cumplir espontneamente, el propio pacto dispone medidas específcas de fscali$aci&n recíproca. /oble cara, benefcio propioF% el deber moral de todo ser humano es, nos dice, elegir deliberadamente un orden igualitario y tolerante, respetando la dignidad de las personas, pero, si esto no llegara a serle con!incente, al menos debiera comprender que el respeto de la ley es lo que ms le con!iene para !i!ir en pa$ y prosperidad. El modelo solicita precisamente que se tome una decisi&n racional, entendiendo por ello una decisi&n que sea 3ruto de un ra$onamiento 4no emociones5, lo que se demanda es ms bien que ellas sean encau$adas o reorientadas en 3unci&n de un bien mayor. La met3ora de la tercera persona se suele emplear para designar un punto de !ista neutral. Es la perspecti!a del obser!ador, no la del participante, la que se quiere aquí resaltar, pues se considera que el participante contempla las cosas siempre desde un nosotros centrado en el propio ethos que le impide ser imparcial> lo que se demanda es, en sentido estricto, que el participante haga suya la posici&n del obser!ador. na ética como esta no ser tampoco conte"tualista, como decíamos del caso anterior, sino ser ms bien uni!ersalista. +ecordemos que la respuesta a la
pregunta por la mejor manera de !i!ir es aquí construir una sociedad justa para todos los seres humanos. 4!alide$ uni!ersal5 La 3uente :ltima de !alide$ del modelo es la propia decisi&n libre de los in!olucrados> por eso, la mejor respuesta a la pregunta 1por qué debo aceptar este orden moralF2, es% 1porque t: mismo lo has legitimado con tu propia decisi&n2. En este modelo, la moral se in!enta> son los seres humanos los que, reunidos imaginariamente en una con!enci&n, deciden construir o acordar juntos cules sern las reglas que les permitirn coe"istir ejerciendo cada cual su libertad. 'on ambos paradigmas, a tra!és de ellos se logra articular conceptualmente la e"periencia límite que habíamos comentado al inicio con las e"presiones 1@asta ya2 y 1#unca ms2. La mejor manera de !i!ir consiste en buscar permanentemente la mejor manera de !i!ir.