Descripción: Diccionario de Voces rituales Nahuas, excelente libro de consulta para aquellos interesados en conocer los nombres y títulos de las deidades mexicanas
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INSTRUCCION MILITAR
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Conduccion de voces-Teoría musical
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Voces de nuestros maestros unidocentes
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clasificacion de las voces por su tesitura y su sexoDescripción completa
Violeta Parra, para coro de tres voces, de la antologia del profesor Pino 2005
VICENTE GARCIA DE DIEGO tm
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VICENTE GARCIA DE DIEGO
DICCIONARIO DE VOCES NATURALES
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Mlrito singular de eJte Diccfonario u el ser el primero que se publica, solo precedido de cortas finas de voces naturalu publicadu en algunu Revistas. Aventaja en cantidad a bs listas conocidas. Es mérito su pl•n topológico con que se mialan lo• principales cotos en quo h•n de buscarse cst•• voces, como son los ruidos natuulc• del hombre (latido dol corazón, tr•go, llanto, cte.), las voces de los •ni males (ladrido, voz del cerdo, vo1. de las aves, etc.) y las inco1112blu voces o ruidos de las cons (del b•lanceo, de los tesones, movimientos del agua, dol 2ire, de los golpes, choques. caldas, rotuta5, cte.). Mérito capii.I es h•ber de voces natura1cs producid11 por jmitaci6n de una \101. o un ruido no se escinde en variante3 por ramificación de una forma, .sino que el has se producen por las interprcracioncs allahéticas de los distintos oyer~tt.s en el acto 1nismo de 11 ;audición, esto es, que nacen ya variada~ en t:ipos algo .serncjantes. Ersistcm• de etirnologla rom:inica de portir de un• forma latina par.a laJ YilrÍ;anles rom:ancc1 c.s correcto en e;t:a etimología. pero no lo es en hs lcngu•s indoeuropeas, lu que no tienen como bosc un• lengu• rc•I, y• que el supuesto indoeuropeo e• º'\'\ .lc.r.su~ .ficticio mal concebida, y es, nldt que incorrcr'"' . -. ..,,-do p ·'ª':a. do VOC:l"~ natura le• (invcncionc1 indi"idualc .¡.r 30J.s o-:..,·~ grupuscor UI\ t' . o original de que p:trt:an bt't \'ari:intc.s. El 1.. . • ., o por Olt''~ oe. este intentu nue;tro puede: llegar 2 producír un f..ía,~Q... in\·,,c:10 notJble en h Etimologla genero!. · f
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PROLOGO
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El lenguaje naiural, a pesar de ser un elemento trascendental del lenguaje general, no ha sido mmca abordado erz un trabajo amplio y de conjunto; y esto no cierramerzte por desconocimiento, sino probablemenle por la labilidad de su material y por la desestimación de su importancia. La etimología románico, ron sus brillantes triunfos, ha dediMdo leve atenci6n a las •'OCl!S naturales. Las gra>uies figuras, como Schuchardt, Brauner y Zauner, que marcaron surcos preciosos a la etimologfa natural, no dedicaron a ésta el esfuerzo que emplearon erz el campo románico. En el tiempo moderno, el grupa surgido en el alwn/Jramiento rural del Atlas li>1güístico de Francia, especialmente Sainéan, Oehl y Spitzer, vieron desde el campo románico que un nuet'O horizonte se abría a los etimologistas. Desde el primer hombre hasta hoy, algunos han sentido que bastantes palabras
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PRÓLOGO
PRÓLOGO
querer analizar la masa de voces de formas inconstantes y de sentidos alejados del original, desfigurados por completo. Probablemente también una raz6n de que nadie se haya decidido a hacer un Diccionario de voces naturales ha sido la seriedad científica. Un trabajo de esta indo/e sólo puede hacerlo un filólogo, y a éste le es costoso tomar en serio para un trabajo científico lo que se tiene por pueril, como son los remedos de cualquier ruido, los balbuceos de los niños, las voces de los animales, las que el hombre emplea en su trato con ellos y otras cosas semejantes que los diccionarios raramente recogen y que las personas formales tienen por niñerías o zafiedades, no pensando que en los tiempos de formación el hombre tenía más contacto con la naturaleza que con la cultura. El presente diccionario no aspira a dar el amplio cuadro comparativo de las principales voces naturales, sino sólo a presentar, como avance de él y como modesto ensayo, una idea de las formas gemelas, especialmente de las onomatopeyas, que han sido base de tantas palabras de las lenguas actuales y antiguas. Este acopio de voces, como es fácil comprobar, es reducido para lo que puede reunir una más amplia investigación, pero puede ser útil como base para una investigación más amplia. Aparte de los que han prescindido o relegado a lo ocasional las onomatopeyas por desestimación de su importancia, un número ~mpor tan.te de filólogos, que han presentido o sentido su trascendencia probablemente, han limitado sus estudios a un corto número de onomatopeyas por la incertidumbre de su forma, con apariencia de inaprehensible e insubordinable. Una aspiración capital de este ir.abajo ha sido la de poner algún orden en la masa innúmera de las voces naturales, que cuesta distinguir por su semejanza de formas, y que por su apariencia caótica, inextricable, arredra en todo intento de agrupación y de clasificación. Da principal firmeza a este trabajo el haber exprimido en él parte de lo que han declarado rotunda y definitivamente a favor del origen natural de un buen número de voces todos los grandes maestros de la filología indoeurapea y románica. La obra que hoy ofrecemos es un modesto ensayo sin pretensiones, comparado con el ingente monumento que la etimología natural merece, y que otros, con mejores dotes y mayor.es recurso.s, /pgrarán levantar. El presente trabajo, más que exposición de un modesto intento científico, es un llamamiento vehemente a los etimologistas de distintas lenguas para la ingente obra natural y demostrar su inmensa extensión
y su capital importancia histórica, venciendo así la desestimación en que la etimología lo ha tenido hasta ahora. La difusión por tantas lenguas no es alarde de erudición lingüística, sino exigencia fundamental del sistema que intenta demostrar que las voces semejantes pueden no ser importadas de otro idioma, sino creaciones independientes coincidentes por una común disposición fundamental del hombre de cualqui.er grupo de lenguas.
X
XI
v. G.
DE
D.
INDICE ESTUDIO DE L._,,S VOCES NATURALES ...... Pég.
3 lA EtL'tOLC<:iÍA P.-. rJU~10:-0l.\.L Y LA :SJ.TUAAL • • •
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ELt:MZ,\"TOS DEI. o:c.c !O:-i.-.RIO f Tl)(OLóGICO f)[ VOCES
EL LENGUAJE NATURAL El libro de la sabiduría popular, raras ,·e~.s entreabierto por los eruditos, guarda el misterio de la historia viral de ia Humanidad, es· pedalmente en e! registro de sus voces, se!ecdonadas en un plebiscito de siglos como registro y marca de sus más felices invenciones. La filología románica abrió las puertas de un mundo nuevo cuando un modesto quincallero francés. Edmond, con l2S instrucciones del genial abate suizo Gillieron, hojeó en este gran lfu~o. Este atlas y los que le van sucediendo en cada país p3nen a los ojos asombrados del lector un mundo no presentido, desconocido de los eruditos de la ciudad. En este mundo abierto todo se descubre, hasta la intimidad de las vidas y los más humildes quehace res del hombre entre !os ele· mentes c!e la Natu12leza y Jos animales que le rodean. Este mundo de los hombres de todos los siglos y de todos los Ju. garcs del mundo es, sobre todo, su lenguafe común, en el que todos casi nos entendemos, y e:ttendemos cómo se íue formando cada '·oz en cada una de las ocasiones de la vida de cada uno de !os pueblos. El lenguaje natural del niño en el cesto o en Ja cuna (que el padre cuidadoso a veces anota como peculiaridad de su hijo) repite el cuadro de cualquier lu&ar y tiempo, y al curioso del !enguaje le descub:e que ce:ite~ares de •;oces que él usa se las enseñaron Jos niños de viejas gencracione~
Todos los pueblos del mundo tienen un lenguaje mixto de herencias extrañas y de in·tenciones, éstas rec1entes o de las más viejas civili· z..1ciones, y sobre ellas en cada época el pueblo ••a acumulando sus invenciones propias. Todo en el lenguaje es maravilloso, porque es lo más íntimo de la Historia. Es maravilloso el lenguaje heredado p~rque cada ;mei>!o lo recrila poniendo en él su sello; ¡:ero, sobre todo, es maravilloso el que. cada puebJ~ inventa a !o :argo de su historia y en el transcurso de cada día, porq_ue es el espejo entero de la mente humana. uniforme y típica a la ,·ez de cada pueblo, y es el más expresivo rel?,istrO de los actos humanos en relación con Ja Naturaleza y con todos sus se.res. La lengua natural, ahora y s:empre, no ha tenido la estimación de los cultos y casi no ha merecido mts que Ja curiosidad etnológica de algunos eruditos. Esta suerte adversa tieM claras explicaciones, aunque no sea justa. La de.sestimación -del mundo maravilloso de !as voces naturales nace del orgullo lingüístico, que acompaña al orgullo social. fundado en mu· l
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tSTtJDIO DE t.>.S \;'OCl!S
~·ATU11.A_Lgs
chos casos en genealogías falsas o en la incapacidad de superar coa méritos propios Jos méritos heredados. Se ha dicho oue un idioma es historia sucinta de las vicisitudes y alternativas de Já cultura de un pueblo; pero el idioma natural es la historia íntima de la Humanidad entera, desde la ,.¡da primitiva del hombre sume~ido en la Naturaleza y atento a todas sus voces hasta la >1da refinada, donde el humor renueva el mismo sistema inventivo de Ja más vicfa edad. El lenguaje :iatural es historia o;h•a de la Humanidad ; pero, además, es historia más gráfica y expresi<•a que la historia de las lenguas heredadas, y, por añadidura, es más amplio, porque es el idioma común de la Humanidad. El d ía en que el gran Diccionario de voces naturales recoja lo mejor de su gran caudal en los principales idiomas se alumbrará como en una aurora radiante el misterio de una noche de siglos y aparecerá una nueva visión del Jengua¡e y aun de la historia del pensamiento humano. Frente a las dl\•isiones étnicas de razas y patrias. el lenguaje natural descubre una comunidad unio;ersal de la psicología y de la mente humana. Frente a los idiomas que el vendaval de la Historia ha sembrado caprichosamente en el mundo, una lengua común, salida de l~s mi~mos moldes mentales, impera en los pueblos, separados por la distancia, el color, las culturas, las riquezas y los odios. Cada nueva onomatopeya descubierta hace revivir el momento de su creación, haciéndose tan presente como si fuéramos ahora testigos d e ella. BI relato genesíaco del primer hombre dando nombres a los seres vivientes cobra vi<·encia en nuestra imaginación al representarnos en sus listas el cuadro solemne del desfüe d e los seres que repetían al hombre su nombre como voz única para que él lo registrara en un perdurable a rchivo. En las largas horas de cono;i<•encia en los refugios naturales, los grupos humanos que oían constantemente los ruidos orales de los demás v los infinitos ruidos de los animales y de las cosas no podrían menos de darles una denominación imitativa. variable, pero pare:ida. Las lenguas nacionales están ahora entretenidas en contar sus herencios y sus préstamos comerciales, y están demasiado. engreídas para prestar atención a las invenciones campeswas, consideradas meros . .. . . desahogos vocales o temas de folkl~ristas: Los historiadores de los grandes 1mpenos hngu1st1cos están ocupados en historiar los hechos más grandes y más notorios como me~ proyellCión y desarrollo del imperio original ; .Y lo_s que carecen <1e imperio co~ocido, se limitan a compa:ar sus historias o a buscar un soñado imperio lingüístico común. . . . El lenguaje del hombre de las cavernas, que a tantos 1~aginattvos ha llevado por los más absurdos cam!nos, no p~rá puntuah~rse, porque no es puntual, sino variable, Ja 1nterpretac1ón de Jos ruidos de la
Naturaleza; pero el re¡:ertorio de sus voces remedo del roncar, del mascar, del tragar, del chupar y de Jos millares de vo:es de ruidos orales del hombre, q ue hoy coinciden fundamentalmente en el mundo, sería semejante en los hombres del glaciarismo y se parecería a los . que hoy usan las lenguas cultas. Los maravillosos triunfos de las voces naturales en el Jengua¡e de to
L.4 ETi MOLO::OÍA PATa•MO~ r.AL y lJ,. SAT\l"RA.t.
manees. Gran parte de lo no latino ni árabe lo consideran germamco, aunque las palabras muestren en estos idiomas más endeble vitalidad que en los idiomas r<:>mánicos.
LA ETIMOLOGÍA PATR IMONl:\L Y L.\ NATURAL ETI~!OLOGÍA GRECOLATINA
LA ETDIOLOGÍA PATRL\IONIAL RO~IÁNICA
La más decisiva vicroria de la fil
mislón a otros pueblos; y en est~s condiciones, la "ictoria áe Ja e timo-
logía románica era obvia. Su estrategia decisiva fue Ja ol'!!anjzación ., aplica:ión de un métcdo fo:iético que acabó con la prácti~ del paré'c:do y con los audaces espont;beos de la etimología; y en el es,,a::-io de un stg!o encontró los ntás inteligentes capitanes, que han domiñado de!inith·a:nente la mayor parte de su campo. Pero, por otra parte, ha sido esta claridad meridiana de la herencia !ati~a y su rico botín la que ha o fuscado a la etimología románica, haciéndole pensar que el patrimonio latino era el único terreno digno de su conquista y que las demás partes no merecían , por su insignificancia, los honores de una afanosa empre&1. los d iccionarios román i::os, ante casos de flasrantc evidencia, acogen algunas e timologías no latinas : un corto número de etimologías autóctonas naturales y algunas docenas más de germanismos, unos de expnrtación clara y otros de e"portación muy oscura o imposible, pern cuya filiación prefieren a la filiación narural. . lns!gnes filólogos germanos que han s;do autores de grandes diccionarios románicos han con~dido un margen importante a las e1:mologías naturales, hasta el punto de que Meyer-Lübke dedica a ellas 180 ~rticulos. A sus sucesores en esta gloriosa escuela germánica toca cons?dc:ar cuánto falta ¡:>a.ra dar a !2 contribución creacional e:i las lenguas romántc-as la propor::ión justa oon nuevas aportac~ones al modes to caudaJ rttenocido y, a la vez con una revisión del gran cauda! natural e n las !enguas ge:mánicas, que en buena parte amenguaría el supuesto germanismo d.e muchas \toces romances. 1
. lns.ignes filólogos ge:manos que han sido autores de grandes dicc1onanos románicos han exagerado esta influencia en las lenguas ro6
La etimoloiía g,re.:olacina nace en los tiempos modernos, al nacer para la ciencia la ni.:eva ¡:e rspectiva de la filolog!a indoeuro;>ea. La comparación formal de las lenguas hermanas y la inducción de que todas procederían de una sola. bien el sánscrito, bien una lengua imaginuia re.."Onstirujda por hipótesis comparativas, creó la etimología indoeuropea o indogermánica y las etimologías parciales de cad2 una drque sólo en la época m()derna se han hecho listas impo:tantes de cada uno de los ti¡:os semánticos en que la imitación es singularmente activa. ETI~IOLOGfa GERMÁNICA
La etimología germánica ofrecía Ja dificultad de no presentar este grupo tan clara historia de un tronco com ún como las le nguas románicas. Mient ras las variantes románicas podían con seguridad ser referidas a una soJa forma Jatin2, las germánicas \1acHan en su atribueión a ramas lingüísticas de gran movilidad históril.'a, jamás unidas en un gran imperio. A:ite estas dificultades históricas y lingüísticas del grupo germánico, sus diccionarios etimológicos han tomado la actitud de apurar la compnración y limitar la atribución. En conjunto no son prop:amente 4
diccionarios ctimol6gicos: sino
comparati\~os,
siendo pocos los casos
en que se ofrece el supuesm patrón indoeuropeo. Ante esta ialta de unidad clara de un tronco común. tienen gran intcres los p:éstamos intergermánicos, sólo comprobables con argumentos fonéticos e bistóri::os, muchas veces inseguros, como lo son Jos pr~stamos interromáoicos: que son claros só1o en 1'!Ctores especial-e s
de la cultura y oscuros y d iiíci!es en muchos casos, que sólo por su prelación cronológica pu~en aclararse.
t:snro10 DE LAS \'OCES NATtl"RAUS
El fallo capital de la etimología germánica es ofrecer sus lenguas una riqueza considerable del lenguaje imitativo y ofrecer sus di::cio· narios etimológicos una casi preterición de él. Aparte de su extraordinaria riqueza de \'OCCS naturales, que no refleja tan pobre muestrario, sorprende más esta parsimonia en. el mundo germánico, donde desde Jos principios del despertar ~lológico etimologistas de la talla de Schuchardt, Braune y Zauncr abneroo las puertas de esce maravilloso mundo de las '>OC'eS creadas. Los magistrales dkcionarios de Webster y Oxford y los de Kluge y Skcat aduotn algunos casos ecoicos o imitativos; pero con tal p_ar· simonía. que dan idea de una gran pobreza de ellos, cuando la reahaad es que lenguas como el inglés destacan en la gran liberalidad con que Ja literatura y la ciencia incorporan a Ja lengua común las creaciones d iarias de la lengua narural. En algunos casos es reconocido el origen natural de las voces, pero se supone que la creación de ellas es propia de las lenguas germánicas y que las formas románicas concordantes no son formaciones gemelas. sino meros préstamos del germánico. Sainéan, 2, 298, dice: "On a octroyé au germanique Je monopole des créatioos sponranées." Si Ja Filología en todos los órdeacs es d eudora primordialmente a la ciencia germánica, en su campo propio y en los a¡enos, no será mu· cho pedirle, en nombre de su propio honor, que a esta nueva filología del lenguaje narural Je pr~te sus luces y sus ímpetus, explorando Ja inmensa mina que las lenguas germáojcas ofrecen. ETIMOLOGÍA INDOEUROPEA
El éxito resonante y en gran parte dcfiniti"o de la etimo!cgía ro· mánica contribuyó al intento de aplicar el mismo sistema comparativo y fonético a la erimología indoeuropea. La elimología indoeuropea constituyó un triunfo espectacular de Ja ciencia en cuanto señaló el parecido de muchas palabras y la seme· jan za parda 1 de la fonética y de la morfología, creando un período compararivo de formas más o menos similares. Esta notable fase comparativa de variao1es similares creó la ilu· si6n de una :eduxi6n a !a unjdad. haciendo suponer que las variantes eran formas gemelas re:luctibles a una sola forma original, como había ocurrido oon !as ro:nánicas y el latín. En esta nueva i2se unitaria, Ja etimología indoeuro~a ha logrado menores triunfos, porque ha tenido que renunciar a la unidad de las palabras originales, contentándose con una elástica y dudosa unidad de raíces. El que se consideraba más próximo al supuesto tro:ico CO· mún, el sánscrito, tiene una morfología si.n parecido con esa imagen de lengua común, de raíces monosilábicas. . La idea prudente de Brugmann de los préstamos >' de !as com·
L1. E7lKOLOGÍA PATllJllOSIAL Y LA NATUML
cidencias fortuicas ya rescaba valor a la idea de la unidad inde>europea. Si esas coincidencias fortuitas se dan en el léxico, en la fonética y en otros as~ctos de las lenguas jamás relacionadas, habrá que es· tructurarlas como ienómeno humano y no histórico. Si esas coincidenc:as entre lenguas jamás relacionadas no constituyen una rareza, sino una masa importante, habrá que separarlas de los estudios hiscóricos indoeuropeos en una lingüística general del hombre de cualquier tiempo y lugar. La idea de la unidad de una lengua euroasiática común es difícil· menee concebible, porque todos los ejemplos conocidos se fundan en una unidad de dominio preponderante, de un imlfrio real y duradero que impone su lengua, fundamentalmente una, y su cultura. La idea de Ja hegemonía política de un pequeño pueblo que se impone en una nación o en un imperio conquistado e impone su lengua uniforme la compn..'-eba la historia de Grecia, de Roma, de Arabia, de Inglaterra y de Castilla; pero un imperio semejante euroasiático im1>0· niendo un idioma comón queda al margen de toda imaginación en -un continente jam;ís unido en una perfecta comunicación. El que aparece como más calificado defensor de !a unidad indoeuropea, Brugmann, tiene que admitir que el indoeuropeo, dentro de ne>tables parecidos, era un conjunto de lenguas o dialectos, como Jo fue luego el llamado germánico romún: "Estas lenguas comunes son siempre concep1os \'agos y flotantes." La etimología indoeuropea ha abordado en globo el problema, partiendo de la forma de las voces de cada idioma, hallando o forjando relacio~es semánticas que las coordinen hacia una forma única indoeuro¡:ca y hacia un senlido vago en que puedan encajarse los di»crsos sentidos de las voc,es. El sistema ha alcanzado soluciones problemáticas, porque la comparación formal de las voces pocas veces da por resultado la voz indoeuropea que las explique, ni siquiera una raíz común, sino un supuesto embrión de rafa: ba. pa, ka, ta, ra, na, /.a, sa, za, cha, diflcilmente concebible, y que en tiempos pos1eriores se incrementan en tipos c~mplejos con dist'.:icas letras. Este sistema ha logrado importantes esclarecimientos comparativos, pero !a etimología indoeuropea no a\•anzará por este camino. . Un camino de nyms de Buck, ob:a de gran mérito, pero en la que tiene que disolver los grupos formados y estudiarlos por separado, porque son ~e distinto origen, por el común sistema unificati\·o y fonético del indoeuropeo, fraccion2do con mediocre pro,·ccho. . Esta vfa nuestra de las voces naturales no es nue\•a, porque se utiliza en la etimología indoeuropea y románica ; lo único nuevo es su
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CSTCD!O DE LAS \'OCES ~ATL"XA.US
ensanchamiento hasta hacerla \'Ía paralela importante en estos idiomas y en Jos idiomas más alejados. La ctimologfa indoeur~~ea se fortal_eceria, sa tiendo de _su campo, extendiendo su investigac1on comparativa a lenguas excranas a este grupo, para poder distinguir lo característico de él de lo que se halla en grupos dis:intos. . . Una masa importante de voc.es comc1dentes del vasco, de las len· guas semíticas y de las malayas y ameri·can~s. sobr~ _todo de voces naturales que surgen en los más remotos paises, ha?"ª q~e_ dcscon· tarla del léxico llamado indoeuropeo, con:retando asi y fac1htando 12 investigación espe:íñca de! p:oblcoa indceuropeo propio, que pueda cons'derarsc es~cifico. Todo el rerreno que la muchedumbre de voces naturales ocupe de· finitivamente constituirá el desalojamiento parcial de territorios que se suponen pacrimoniales, y el supuesto imperio indoeuropeo, real Y a la vez fantasmal, tendrá que admitir que gran parte de lo que se cree paoimonio es obra propia de los que se consideran herederos suyos.
ELEMENTOS DEL DICCIO~ARIO ETIMOLÓGICO DE VOCES ~ATURALES Creemos que la idea de un Diccionario de solas voces naturales no una utopía, sino una urgente necesidad. Si las rn:es naturales se pro:lucen a la vez en los más apartados Jugares del mundo, sin orés1,;:no de ninguna otra lengua, es trabajo e:i falso e! bust'ar el idioma de origen. Si, como se presiente, la :nasa de ''oces naturales de las lenguas indoeuropeas es c-onsiderable , trabaja e n ,./no en ellas Ja etimología indoeuropea, por partir de un falso principio. al bu~ar en una remota. lengua uniforme- lo que ha nac:do en cua!C?uier parte y en cualqui~r tiempo. y a \•eees en CC!Ca:tos s1glos. En las voces naturales puede i1westigar la Historia de la cultura los prést<:mos de ésta, y Ja Filología puede señalar alguna impronta delatora de su origen inmediato ; pero !a ingente masa de las creaciones es te rreno ajeno a la etimolo;¡in usual, esencialmente unitaria y fo-
•.S
nética. Los sabios prudentes consideran reireraria o prematura !a empresa de un Diocionario etimológico de ,·oces naturales, porque están desacre· ditados algunos intentos y porque harían falta gramáticas históricas y diccionarios históricos de muchas len2uas. Pero este material completo no se 'á!canzará acaso nunca. y no admite espera el abrir un camino que conduzca a alguna parte. Al contrario de lo que se cree1 la gra.n aventura no es la etimología
Ce las voces oatura?es, sino la
et~molosia
de las le-nguas indoeuropeas
¡>or el supuesto indoeuro:coeo. Nuestra etimología natural no busca más que en los te rrenos donde las voces natura.les escán eternamente, como es en !os ruidos y \·oces :nás freeuenres de la :S-2turaleza . en !a fuente del ambiente infantil í. en las cr-?aciones de nato con otros y con los animales, asf como en las inter jecciones. Si la forma de Ja voz tiene Ja semejanz.1 relafü•a (olle en un actual ~xperimento onomatopéyico se acusa boen) y las variántes geme las se oan en las !enguas más apartadas y esa forma imitati.-a cuadra bien C:>n el ruido o \'OZ que pudo servir de modelo, la atribución natural tiene gran probabilidad de acierto, aunque en algún caso esta serie de concordancias sean fortuitas y la historia de la palabra sea distinta de la supues ta. Fre nte a estos posibles fallos, los aciertos segu ros serán rnás frl.?Cuentes.
La ai·cntura es mayor, y Ja insegur:dad
también~
en la etimología
tradicional indoeuropea, porque se basa en 3Xiomas inseguros, por dar ~omo cierto que el grupo de letras en que coindden la ma)·oría de ll
.ELE..\UHTOS DEL DICCJOSARJO E:TlMOl.ÓGJCO OE. VOCES SATUl.Al!S
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ESTI.."'010 Df LAS \'OCt.S SA'fl;~US
las lenguas del grupo es la base indoeuropea, por dar como ~iert~ que todas las ''ariantes hay que reduc11las a una umdad anterior } por aplicar esca ley genealógica ~e. la ~idad hasta a 1~ g.ran masa natural. en que ta unidad no ha exisndo n.1 ha pod1do ex~snr. •· La aventura llega a mayor grado por no aphcarse, com~ la e~1mologfa natural a una masa concreta de ''o::es, sino a la lotahdad, sin tener eo cuenl~ que las lenguas son terrenos de sedimento forma~~s por zonas de aluvión de las más varias naturalezas. en que el anáh51s es muy difícil. . .Mezcladas las \•o:es heredadas y las naturales, evolu:1onada.s .tas voces en su forma y eo sus sentidos, se pretende hall~~ un prototipo ibico para un gru¡xi de variantes ¡:or unas leyes fonenca.s Y se P.re· tende ballar el prototipo semántico en voces cuyo senbdo ba sufrido tos mayores saltos y desvíos. . .. Por desgracia, las soluciones defin1ttvas no llegan. De Fick a nuestros días se ha llegado a algunos resultados co?cordantes ; ¡:ero son muchas Jas discrepancias y son mís los _vac1os o silencios de esta trabajosa etimología, ql!e opera geo.eal6g1ramente sobre voces sin genealogía, que o~ra. con. le~·e.s fonéocas generales sobre voces oue han nacido de fonéucas md1,•1duales Y 9-ue ~a de concertar buseando Ja afinidad semántica en va.ces cuyo h1stonal se· mántico es tan complicado, que cuesta descubrirlo a veces hasta en una mo:ioorafia de algunas de ellas. •· Sainéa;, inclinado a la etimología na.tura!, co~de:i~ ~sra a~rec1~ ción del Dict. générai en su preámbulo : ·n faut ~1en 1 ª'ouer. 1exph· cation par onomatopée de .te! ou te.l mot n'est qu une, hypoth~se P~~: visoire destinée a disparallre un ¡our de"ant una etymolog¡e defl ci~~
.
..
El error de esre juicio no es tan gra,•e en la etimologla romamca. porque se llega a veces a descub~ir el tipo. latino seguro; !"'.ro en la mayoría de Jas lenguas sin pro!ohpo conocido hay m~s ~onc1enc1a de seguric!2d en Ja onomatopeya que en los tipos reconsntu1do~.. . • Sainéa.'t, 2 62, se burla de Jos que confunden ~on una bhaci?n lo que es pura ooincidencia onomatopé?•ica. como la tde". ~: Leo Vtener· dnri ..·r oxte •·fuera 1 del turco oc/1t, voz de espantar Z 3~< 3,--J. de ' 'ª 856, ' del creer 'que el fr. b ab'// . 1ar' , Y e1 al' perro';. la de' ML, 1 (!T, .cnar . . . . inglés babble, 'íd.', son préstamo uno de otro. Las dificultades con que ha de tropezar el futuro ~1cc•onano eti· mológico de voces naturales son considerab!es, _Porque atectan a la re=:o· lección del material estudiado y a la organización del mmenso material 1b por estudiar. · · 1 Saioéan 2 58, dice razonablemente : "El es~d10 ue a.s pa a. .ras expresivas 'está apenas iniciado. La más g~de c1~'lspecci6n se im· pone en una materia tan delicada. Todo esta todaV.1a por hacer e~ este domi nio científicamente inexplorado. Falta, a~te tod<>, u.n acopio. de vocablo~ comunes a muchos idiomas que designen la misma noción .
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Cuando se esté en posesión de materiales seguros y copiosos, se podrá emprender esta invesrigación, dándole más extensión y amplirud." Reunidos todos los datos publicados sobre el lenguaje natural, se ¡>Odría contar con una base firme para el grao Diccion2rio que se pre>:ecta; pero aun esta nue\'a recolección es difícil, porque están algunos en ediciones agotadas y están los estudios hechos repartidos en algunas :e,·istas poco al alcance de un solo erudito. Desde los comienzos se plantea a los que emprendan esta empresa la necesidad de una revisión de principios, en la que se estudie basta qué punto pueden mantenerse las normas de la etimología patrimonial, que contradicen todos los experimentos de la etimología natural, como son !a de considerar una sola forma como origen de las variantes de su grupa y la de tomar la más simple como origen de tas complejas. A !as dificultades internas de la formación del# nuevo Diccionario se añaden las resistencias del ambiente, poco propicio a valorar la im· p;>rtancia y el \'Olumen de la etimología natural, cuando no en abierta hostilidad o desprecio con tcdo inrento de revalorizarlo. No hay que hacerse ilusiones de que re¡:entin.amente ta etimología natural vaya a alcanzar la categor(a a que ha llegado la etimología de las ,·etts bereditañas en un siglo de heroicos esfuerzos; pero el con· yertir con pruebas en millares los escasos centenares de etimo!ogfas que los diccionarios admiten seria un paso para mostrar la importancia de su estudio, y el demostrar, si ello es demostrable, que en las lenguas actuales y en las antiguas una buena parte de su léxico nació de onomatopeyas, aunque en ellas se perdiese ta conciencia de su oñgen. Es modesto lo que en el presente Diccionario ofrecemos, pero con la sola ordenación de los temas contenidos cabe perfilar las Uneas principales de to que podría ser el amplio cuestionario naluralista que ,·islumbramos. los ruidos illfinitos de las cosas de ta Natura!eza v de las hechas por el hombre darían una copiosa contribución, si se· recogiesen con cuestionarios metódicos. Et grao Diccionario tendrá que ser ampliamente comparativo, por· que los grados de certe23 de un origen natural Jo determinan los grados de amplitud de Ja comparación y los grados de coincidencia formal )' semántica de cada forma. Para un diccionario fundamental de voces naturales, el ideal será en cada onomatopeya importante señalar las onomatopeyas gemelas Oas que disorepan sólo en Ja vocal y las que ofre<:eo leves diferencias en las consonantes no iniciales), y en casos notables, las onomatopeyas sinónimas.
ORlGE;.l DEL LE)lGUAJE El lenguaje, como facultad de hablar, es un don que Dios otorgó al hombre, según el mundo delsta ; p:>: tanto. de que el hombre, Adán, dio nomb:e a !es animales es doctrina ortodoxa que permite suponer que sus descendienr~ fue~n da_;'tdo nombres a las cosas, sin perjuicio de pensar qi:e la ahrmac1on bmhca ~e que Dios dio al hombre cor:silium et linguam (inteligen~ia y lengua¡e) pudiera implicar algún lenguai.~ infuso. • . .• En el Crátilo de los Dzalogos de Platon se apunta la op1mon d~ que el hombre creó nombres de los seres formando palabras que Ílnitasen en parte algún carácter de las cosas. Como es sabido. Ren~n, De rorigine du langage, 35, lo fundaba en Ja imitación de los sonidos naturales : "La lengua de los primeros hombres no fue más que el eco de la Naturale2a en Ja conciencia humana~..
Simbolismo literal Frente a las voces siempre iguales o de corto repertorio de los animales, el hombre, con aptitud de articular voces variadas para representar sus varias sensaciones, afectos e ideas, por instinto y por observación más 0 menos conscientes descubrió en la variedad de estas articulaciones tónicas un precioso recurso expresivo. Los mo,•imientos y sonidos de su bo::a le si,.ieron de model<~ I'.3ra comprender _Y representar mo~·imientos y sonidos ex~ernos, sm!1endo una relacion de su pronunciación con las voces y ruidos exrra.nos. El hombre º''Ó vocales y consonantes seme¡antes a las suyas en las vores de los añimales y de las cosas y '~º fácil interpretar con su propio sistema de letras la vida de los seres animados que veia en su contorno. El pueblo rural , el mejor in\'cntor ~e las onomato?<~as, n~ oon?Ce la posición de cada letra en la boca. n1 conoce la mtensidad m el tlm· bre de cada una, y a ve= ni posee la representación visual de cada letra en la escritura, pero sa~ aplicarlas con ti..'lo. 14
El valor o el simbolismo de cada letra, que por difíciles caminos quiere ballar la Fonélica, lo ha encontrado el pueble de todos los idiomas con una obvia y directa observación; y el simbolismo literal, que algunos filólogos han utilizado intempestivamente, desacreditándolo del todo, ha sabido el pueblo aplicarlo sólo a las imitaziones de la l\aturaJeza, donde el simbolismo es aplicable y necesario. El valor de la expresividad y del simholísmo de cada 1etra en la percepción y creación del lenguaje es considerab!~. Las exageraciones y errores de los simbolisras han creado un clima de d.:scrédito para el simbolismo lireral; pero en sus justos limites hay que reconocerle un \·alor trascendental, pues ha sido un factor importante en la formación de los idiomas y un elemeoio capital y deciSÍ\'O en la creación de las onomat?;i:eyas. 1 No puede co:npararse la expres1'·1dad de las letras en el mo:nento de creación de las palabras y en !as onomatopeyas se::itidas como tales 00:1 la q¡;e pueden ofrecer las palabras asentadas en el idioma y trans· mitidas por herencia. ya sean \'OCCS racionales. ya sean onomatopé· yicas, en las que el uso común ha oscureddo su carácter imitativo. El estudio del simbolismo y valor expresivo de cada !erra en abstracto está feli:i; y ampliamente hecho por fisiólogos y psicólogos eminentes, con minuc~osos análisis de las J>Dsibles aolicaclones v rermutaciones sensoriales de cada una: acústicas, ópticas, táctiles y. hasta emocionales. Desde Platón basta los modernos maestros de la filclo¡¡ía fundamental se han formulado ya las más suciles y sagaces ob- · servaciones sobre los complicados valores de las letras. Pero este valor expresivo de cada letra incluida en una palabra concreta no ofrece seguridad en !a apreciación de cada letra aislada, que pudo venir por orros caminos, y la aplicación ciega del sistema simbólico ha conducido a graves errores y al descrédito de! simbolismo, que ho;- parece temerario defender. No podrán darse cuenta los que alegre y locamente han jugado a etimologizar cualquier palabra con la clave del simbolismo de las letras, como los onomaropeyistas temerarios que incluían en sus listas voces de evidente origen latino, el inmenso daño que han traído a estos estudios. En esta obra, sistemárkamcnte y contra el uso común, separamos como bases distinras las de distintas vocales. Ullmann, 96, las denom ina de este modo: "Otro rasgo interesante de los modelos onomatopéyicos es que con frecuencia actúan mediante la alternancia de vocales. Sustituyendo una \'OCal por otra cabe expresar ruidos diferentes: snip, .'tijerer~ar· ; snap, 'esraJJar'; snif1' ~sorber'; snuf, 'resollar'; flip, 'chasquear' ; flap, 'aletear'; flop, 'golpear'. Ejem·
plos similares se encuent·ran en otras lenguas; en francés: craquer, 'crujir'; croquer, 'rechinar'; silfler, 'silbar'; souffler, 'soplar'. Es inter-..sante saber que el mismo rasgo también ha sido observado en algunos idiomas africanos, según Smithers." Idea que no necesita testimonios de autoridad. porque no se conoc<: lengua en que no se cumpla.
ORIGEN O!.L L'ESCiVAJ!
En los ruidos de Ja Naruraleza, la a se percibe en el golpe de dos cuerpos anchos, como el de la pala o las palmas. La i, con el máximo estrechamiento de la glotis y de la lengua con el paladar, es Ja vo=al más próxima a las consonantes en su modo de producción y es Ja más adherida a ellas, al extremo de que en largo contacto tiende a p!llatzlizarlas. La i requ:ere un esÍ1!erzo de adaptación de los órganos fónicos y es un exponente claro, con su estrechamiento, de las sensaciones de estrechez. de las emociones de angustia o de dolor agudo y de las ideas de pequeñez y acuidad o sunleza. la u, producida en un largo tubo oral por la depresión de Ja laringe y el adelantamiento de los labios, es la ,·ocal de menos ''ibracicnes, la menos aguda, da una impresión de Jo bajo y profundo y sus:ita una emoción de oscuridad y tristeza, de repulsión o desp~io. la e, producida con una abertura oral menor que la de a y mayor que la de i, da una impresión de lo intermedio e indiferente y suscita emociones moderadas y sencillas. La o, producida en una cámara de resonancia que forman la lengua ahuecada con el paladar, da una impresión sonora de oquedad y redondez y suscita emociones de grandeza, altanerla y admiración. Las consonantes, con sus complicadas articulaciones, pueden ser e--o de la gran variedad de ruidos que producen las percusiones ~· deslizamientos de J2s cosas de Ja Naturaleza. las consonantes, ahora clasificadas por su lugar y función en Ja boca en labiales, palatales, nasales, oclusivas, etc., merecen una clasificación distinta como representantes de ruidos naturales y clasificarse, por razón de est05 ruidos, en: percusivas duras, p, k, t; percusivas blandas, b, g, d; fricativas. ch, s, z, h, j; resonantes, m, n; cinéticas, I, r, y repercusivas las percusivas finales de sílaba, tak, dib, tap, etc. Las oclusivas sordas, k, t. p, representan la percusión dura o fuerte : la k, en el ~ladar duro, y la t, en los dientes; y la p representa el .despegue fuerte de los labios. La infinita serie de golpes duros o fuertes de cosas que no tienen booa tienen que ser representados por aproximación con una de estas tres letras: el crac de lo que se derrumba; el cate o COSque en Ja cabeza; el golpe de la tapa; el tar.!án de la campana o del tamlx>r; el tolón del cencerro; el tictac del reloj ; el paco del fusil; el pimpampum de tirar. En los animales tiene mayor imitación: Ja voz del cuco, el cacareo o cloqueo de la gallina, el quiquiriq1d del gallo y la voz del pato, el pfo de los pájaros. l as oclush·as sonoras, g, d, b, representan la percusión blanda o débil: la g, ea el paladar blando; la d, con un débil contacto en el paladar duro; Ja b, con un suave impulso del aire, que separa los labios. La infinita serie de percusiones blandas o débiles en las cosas que no tienen boca se representan con estas tres letras: el gluglú o _gorgoteo de una botella, las gachas de !os charcos y de las comidas, el
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balanceo de la góndola, la bala dund1b1, el dindán de las camt>aoas, el barboteo o burbuja del agua, el bamboleo de cualquier cosa, el bu· {ido del viento. La !• produci~~ ¡:~r la ,·ibración de la lengua, es la letra más propia para p1ntar el rwao ae un cuer;>o en movimiento scsten!do y vibrante. Platón en el Crátilo e.'<)ne, por boca de Sócrates, una teoría simbólica de la r. "Por lo pronto, la letra p me parece ser el instrumento propio para e>.-presar toda clase de. mo'i'itnienlo: ¿.¡'""' ·corre-r"; pci¡, 'curso·; -=?ttJ."'' 'temblar~; '=.poi.El '", 'golpear'. EJ a~tor de los nombres ,·io qi.:e la lengu~, al pronunciar esta !erra, se agita fuertemente." La 1, producida con una suave adherencia y deslizamiento de Ja lengua sobre el paladar, es Ja consonante líquida por excelencia, Ja más propia para repr-ntar Jo que fluye o se desliza y para las emociones ele temblor y miedo. La 1 de cha11gl, clumgl, chi11gl, cho11gl y chungl, chantil, de tantas lormas ge rmánicas y románicas, que es normal considerarlas deri\oadas frecuentativas de chang, cheng, ching, chong, chung, no tiene significación gramatical ninguna, sino que es el trémulo final que cierra los ruidos reales, que no existe o no se siente en los casos de chang, cheng, etc. La ch es expresiva del ruido fuerte de !o que se desliza venciendo una gran resistencia, semejante al ruido que el aire expulsado produce al rozar en la estrechez o resistencia de la lengua y ,·encerla con ,rjo!encia. La serie de las consonantes fricativas ch o é, s, z, y son eco de ruidos semejantes de la t\aturaleza, oídos en una variedad incontable y reducidos a los tipos normales de letras de cada idioma, como el chiar de los pajarillos, el chaucháu del gorrión, el chapar o chapotear en el agua, el chafar una cosa, el chocar las cosas. el chanclo 01.-e se calza, el charco que se pisa, el chisguete de ,·ino. el chascar de muchas cosas, et c/1isque de encender, Ja chispo del fuego. La s imita bien el ruido de lo que se desliza por una estrechez con tenue resistencia, pareeido al ruido que el aire emitido produce en la boca al estrecharle su salida la parte anterior de la lengua. La :, semejante en la resisrencia de la emechei v en Ja continuid_ad a la S, representa bien ruidos de la Naturaleza en que Ja resistencia supera a la de la s, como en el zumbido del viento cuando la resistencia supera a Ja del silbido. Palabras naturales Entendemos por palabras naturales las que el hombre emite espontáneamente en estos cuat:o grupos: las que forma imitando ruidos suyos, de los animales o de las oosas; las que él in,•enta para su trato con personas o animales, eligiendo bre<•es formas con las letras más C •JtC14 Dl. llllf".0.-2
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E.Stu:na DE I.,\.S V-Otl!S N..tTURALGS
O!:! G!:S :OEL LESGUAlll
expresivas para cada caso ; las voces del ambiente infantil, y las inte,rjeccio:ies. Los di\'ersos estratos sc~iales y los di>ersos grados de la cultura determina.-i grados distintos en la estimación y creación de las voces naturales. La P'oducció:i e incorpon~ci6n masi'l"a de onomatopeyas en pueblos y lenguas de escasa cultura es un fenómeno lógico e inevitable, poraue Jos innúmeros ruidos de la Naturaleza eo los seres .,.:,ientes y eñ las cosas c!re::en a las multitudes sin escuela la mejor o:asión de dar una denominad.Jn apropiada a cada ser y a cada acción . La seriedad de un pueblo es factor ad\•crso a la condescendencia, y el humor es una condición Ía\'orab!e. El complejo de seriedad española ha hecho que las abundantes creaciones onomatopéyicas las desdeñe casi siempre la lengua e>crira y aun las que utiliza la lengua hablada sean omitidas en su mayoría por los diccionarios. No es que ea el español íalte la normal in•;entiva onomatopéyica. porque en ciertas clases y en la intimidad o semiinconsciencia las
otras !engua,s, no tu.-ieron más que el recurso de la derivación o de la oo::npos:ción de su propio idio:na (vulpes quod 110/at pedibusJ y el de !a onomatopeya (ci~or.ia a sor.o uocis). Una an1plia perspe~rh:a de las onomatopeyas Ja ofrece S~huchardr en su Romano-Magyanscnes de Z, 15 88-123. Braune y Zau:ier dejan estudios interesantes en la misma revista, ~· B'aune publica en 1896 su libro Ober ei11ige scha/lr.achchmend<> Stamme in de11 germanisch~ Sprachen. En 1899, Kissling pubiica su notable t:abaio Laurrr.alende W 1uuln der indogermanischen Sprachen; y Leshien ofrece en 1902 su obra Scltall11achahrn1mgen 1md ser.al/verba im Litauischen. Como fuentes preciosas de datos para la etimología naturalista son utilizadas la obra de \'\>"akernagel Voces m1ima11tiu¡11 y la de Ro!land
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prodiga ; pero, por d:\·ersa.s causas, sus innúmeras invenciones qi:edan en efusio:ies fugaces, que no al::anzan a la conversación seria y menos
a la lengua escrita, moradas como desahogo de muchachos y de nístioosEl humor inglés muestra en !a historia de su lengua y de su lireratura una notable complacencia por las onomatopc~-as. y en su :nás alta literatura dramátka se acogen en abundancia y h1n arraigado en el idioma más culto, haciendo competencia hasta en su fecundidad a las voces herenciales. Como principio histórico puede sentarse que el enemigo de la len· gua natu~al es toda lengua organizada y culta. Aunque d uro, no es del todo injusto el reproche del silendo que en los ardculos de A11throtos hace Wilhelm Oehl a los etimologistas del dominio indoeuropoo: "En este dominio indoeuropeo se han legrado resultados magníficos en lo que concierne a Ja fonética y a la historia de las lenguas de esta familia ; mas en cuanto a la creación espontánea, los etimologistas indoeuropeos se ban portado como si fueran sordos y ciegos." Esta postura general de desestimación de los técnicos tendrá q ue ser imputada a una razón pcderosa, que será probablemente el po=o crédito cientilico que en general han merecido los intentos de destacar el ir.ipres:onismo fonético, el simbolismo literal y las etimologías naturallsticas, unos sin e!ementa! seriedad y otros al margen de los grandes esfuerz.os coml'arativisras de !as lenguas románicas o indoeuropeas. Y es posible que 13 debida estimación de las fuentes naturales no se vaya logrando hasta merecerla con estudios serios que corresponda.'! al estado actual de Ja Filolog:a. La etimología naturalista ha tenido alternativas considerables. Los etimologistas griegos y romanos, por carecer de la comparación de
Fmme pop11laire de France.
Pero el impulso más decish·o se debe a Lázaro Sainéan. Nacido en Rumania en 1859 y dedicado al estudio de la lengua v de la literatura parria, se instala en París en 1901, donde le atraen" tos trab3ios del A!las lingülslico de Gillieron, que despiertan su vivo interés en muchos aspectos de la lengua po:;mlar, como las cartas consagradas a !os animales domésticos, J;;s c2rtas de nombres de pájaros, del char::-o o lodazal, etc_, tan ricas e::i formas imitati"as. La puesta en relie\'e c!e! lenguaje natural toma cuerpo en las pt:. meras décadas del siglo aclua!, después de algunos breves escriros concretos, como los artículos de S:huchardt. El primer intento de boscpeía' un amplio pa.;orama de veces de creación espontánea lo hace el filólogo suizo Wilhelm Oehl, que desde 1916 hasta 1924 va publicando resultados de sus recogidas en Ja revista de Viena A 11thr o¡;os a partir del tomo Xll, proye:tando recoger onomatopeyas de sonidos naturales del hombre (tos, ronquido, respiración, etc.), de voces de l~s an imales, de algunas cosas (campana, trueno, etc.) y de algunas acciones (temblar, hacer cosquillas). Su obra Elem~tare Wortschopfung, empezada con buenos auspicios, q uedó truncada con su muerte, quedando sólo unos grupos de onomatopeyas e interjecciones comparadas en un amplio ámbito de idiomas. Principalmente por influjo de Sainéan, otros filólogos modernos han m~strado una abierta comprensión para la !ormación espontánea, como Sp1tu~, Robl!s, Wagner y Corominas. que han l~rado asegurar et:molog1as naturales en muchas etimología.s debatidas de voces románicas. Son aún relativamente pocos los filólogos que han abierro su oomp:cnsión a las etimologCa.s narurales, y menos aún los oue creen oue en muchas lenguas este elemento pueda ser destacado 'v aun fundamental para poder hacerse ilusiones de que el esrudio -de las voces naturales obtenga pronto una categoría semejar.te a Ja que la etimología fonética ba logrado.
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L\ .TOPliYA
el .P~oceso tortuos.o de ~a onomatopeya da una idea errónea del sonido original. ~ªY. sonidos s;mples y claros en que la filiación es sencilla, como ~I t1ct1c del reloJ o el zumbido del moscón; pero hay sonidos 1 comp.e¡o~ y confusos en q~e no se ven claros la marcha del pro:eso
LA O~OMATOPEYA OOSCEPTO DE U
OSO~IATOPEYA
El DRAE da: "Onomatopeya.-Imitaci6n del sonido de una cosa en el vocablo que se forma para significarla y el mismo vocablo que se forma para significarla." Lo que ya no sirve de ella en Filología es su último concepto retórico: "Onomatopeya en Retórica es el empleo de palabras onomatopéyicas." La 1"32Ón es porque las llamadas palabras onomatopé)icas en Retórica no son onomatopeyas, sino ;·otcs generalmente herenciales con letras que resultan e.xpresivas. El griego ¿.,ov.'l.··urz1..::a., de Q.,c}l~c7.otfw (de 6\(1µ.a...a't°', 'nombre', y :01áw, 'hacer'), tiene un amplio sentido de 'hacer o formar nombres': pero como tecnicismo gramatical y retórico signifioó 'formar nombreS por imitación de un sonido'. Esta acepción etimológica griega de 'formar nombres' no es suficientemente expresiva, porque se pueden formar nuevos nombres por derivación o composición de las voces hereditarias, y aun se pueden inventar voces sin relación con las heredadas que no sean por imitación de nada. La onomatopeya como acción es la conversión en palabra de un ruido de la Naturaleza aue se imita. La onomatopeya como resultado de Ja acción es la palabra que se forma imitando en su radical un ruido de la Naturaleza. San Isidoro. Etym., 1 37, define la onomatopeya como "nomen fictum ad imirandum sonum vocis confusae". Indica sólo como característico que es palabra imirali\•a de una 'l'OZ; pero no ailade como característico que la voz imitada h a de ser natural; y añade que Ja voz imitada es confusa, porque no tiene la claridad de la palabra alfabetizada. La onomatopeya no es exactamente una simple imitación de los sonidos narurales, sioo Ja conversión de éstos en palab:as con una alfabetización de !os sonidos naturales ajustados al alfabeto de cada idioma. Las ,·oces de remedo de Ja 'l'OZ de los animales que algunos hacen con sinsular destreza oo son onomatopeyas. sino las aue cada lengua forma trasladando apro>
m su or:gen, como 1~ somdos de actos en serie, como el de comer, qt:e e~p1ez.a en !a acción de ir con ansia al alimento, de tomarlo con los labios'. de m.ascarl.o o saborearlo y de deglutirlo. . ~os et1mo!og1~cas iuntan bajo un epígrafe las onomatopeyas de los distintos actos: ¡amGT, de ansiarlo; /libere, de tomarlo con Jos labios; cr°'!uer, de ma_scarlo co~ ruido; tragar, de deglutirlo. Bajo el epígrate beber se .!untan dnnk o trunken, que es de tragar; edere, que es de tomar; b:oere, que incluye acto de sorberlo con los labios '' el de
·~~ ' la Sin dar con el verdadero soajdo que produce
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onomatooeva toda simplificación sintesi~ des,•irtúa y embrolla Ja etimología; -y; a~nque sean un comodtn exphcati\'o, son anticienrlficos. E~ las onomatopeyas de grupos de actos nada sirve una atribución genérica, porql->e un act o presta su onomatopeya a otro del grupo o al grupo entero. En caso análogo están los sonidos variados, que, naturalmente, se fundan en onomatopeyas distintas, como los ruidos del cerdo y los variadísimos ruidos del agua. U:i t~rcer caso ~fícil es el de los ruidos poco expresivos, como Jos de 1~ diversos movim1entos--del giro, del salir, del andar-, que se aJ. fal:e!tzan con dificultad y con variedad. Como indicaremos lu~o, en la compleja operación de la imitación lo que en rigor se imita con Jetra.s del alfabeto no es la voz en sí sino la sens~ción fónica de esa voz interpretada di<'ersamente por condiciones \'3r1ables del oyente. .Tampoco tiene relación con nuestro estudio la llamada por los retóric?s onomatopeya retórica o armonía imitativa, que Jos poetas ,, Jos r~t.óricos creen ver en algunas poesías, con efectos logrados por ~e;ie t1c1ón de letras resonantes, \•ibrantes o de otro tipo de expresividad, ~orqt:e ellas . pueden pertenecer a voces comunes no onomatopéyicas, 1 rolo nos mteresan las palabras formadas por imitación de ruidos reales. Iguali:nente no interesa en nuestro estudio, aunque en otros senti· dos sea interesante, la imitación musical de las veces de Ja Naturaleza en armoní~s a veces sublimes, porque sólo los órganos orales humanos Y. no los 1nstrumeotos músicos, producen las onomatopeyas que estu'. diamos, que son las palabras. Onomatopeya es toda palabra que se formó imitando u:i sonido, sea sentida o insentida por Ja masa de los hablantes. L~ manoseada. frase. d e Grammont: "Una palabra no es onoma~~p~;~ más que ~1 se Siente como tal", tiene sentido en Ja ...aloraci6n , b¡ct1va del pueo!o hablante, que sólo siente rarísimas onomatopeyas ) no se ha parado a pensar s1 son onomatopeyas tfritar, traquetear, cha-
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E.STUI>IO OS; L'\.S VOC:.l!S SAT\l'RALI!.$
LA 0 !\10!o.!4TOPtYA
palear o =umbar, porque en el corrente de la lengua es para él de igual
llamó pimpim a la ne1·a tilla p::ir Jos movimientos trémulos d e su cola, y pimpina, a Ja mujor d~ moYimientos g:ac¡osos. y luego a la persona airosamente vestida~ y, finalmente, a la mujer viva o pizpireta hasta e:i lo moral. L":i grupo imp:irtanre de onomatopeyas simbólicas es el del ·cotump:o o colump:a.-se', 'balanceo o balancearse'; c:i éstos no hay ruido 3preciahle y es más bien por evocación. Pueden aducirse romo ejemplos las siguientes onomatopeyas:
condició:i tiritar, ~onomatopeya española'. que !e1nb!ar, en la que, a lo más, evoca el laL iremuiare algún hombre culto. Pero lo increíble es que esta iras: entre filólogos se repita como idea de sentido absoluto, como si sólo lo que la masa popular cono~ co cualquier 3Specco fuera la única realidad cierta de la ciencia y de la Historia, como si las grandes realidades científicas que los técnicos conocen y el vulgo ignora pudieran considerarse como no existentes. ONOMAlOP¡¡YA S!Ml!ÓUCA
La onomatopeya simbólica Oa que Schuchardt llamaba lautsymbolik, y Grammont, mots e:cpresi fs) es, como dice Regnaud en Origine er phi!osop/tie du lcmgt1ge, 62, "una c ierta adaptación c!e la fonalidad de la palabra creada a la idea que expresa'' o, en otros términos, una representación sonora de accione s o cosas inso:ioras. La onomatopeya simbólica intenta representar, no los ruidos o sonidos, sino sensaciones múlcip!es y hasta peroepciones afectivas. No sólo la poesía, sino las !e:iguas todas, apro,·echan como intercambiables con las sensaciones acústicas las visuales. Esta onomatopeya óptica ha creado ,-oces para los movimientos sin ruido (onomatopeya c'.!tética), para la rapidez y sutileza de las cosas y hasta para los modos de la vida del espíritu. faberg llama fonetismo simbólico a toda interpretación fon~tica de lo qce no tiene sonido. El columpio, sin ruido, tiene a veces las voces e.~resi.-as de la campana, porque el espíritu siente el ruido, sea de fricción o de golpe, asociado a un mo\'imteoto, y es natural que en un movimiento mudo se evoque la sonoridad del movimiento sonoro; el talam de las can panas en parte de Portugal se apli ~a al coh1mpio. La cinestesia actúa en todos los sentidos nuestros, y la hay táctilacústica, como en la voz suave; gustativa-acústica, como voz dulce, aunque la más importante para la onomatopeya es la óptica-acústica en su modalidad cinética, como el tic ner..-ioso, el balanceo, el vuelo de la mariposa. >lo hay un mo;;miento genéri"O que la cioescesia popular no haya traducido como fónico, desde el trémulo de un nervio al parpadeo, desde el rápido escamot.o del ratero o del prestidigitador al giro de una estrella. El ioglls dandy apli~do a la nave que se balancea, y primitivamente al hombre que se conto:iea al andar. representó la primera etapa; posteriormente, daraiy se aplicó al hombre vestido con extremo esmero y gusto, y en último easo, al hombre presumido y atildado aun en lo moral. Una historia semejante a Ja de dandy se descubre en varios idiomas. En castellano, pimpim pasó del sentido de un pequeño ruido del golpe repetido al sentido de mo,·imientos repetidos insonoros, y se