UNIVERSIDAD PRIVADA DE TACNA FACULTAD FACULTAD DE EDUCACIÓN, EDUCACIÓN, CIENCIAS CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN Y HUMANIDADES ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA
“Blaise Pascal: El corazón tiene razones que la razón desconoce” CURSO:
Filosofía de la Psicología
CICLO:
Primero
INTEGRANTES: COILA VENTURA, Hector FLORES GONZALES , Derick
DOCENTE
: VALENCIA VALENCIA, Julio Berne
Tacna –Perú 2011 ÍNDICE 1
INDICE
1. INTRODUCCIÓN…………………………………………………..……..3 2. BIOGRAFIA……………...…………...…………………………………...4 2.1Infancia y juventud………………………………………………….4 2.2El tiempo en la Normandía……………………… Normandía……………………………………… ………………...5 ...5 2.3El período parisino………………………………………………….6 2.4En el entorno de Port-Royal………………………………………8 3. LOS PENSEES…………………………………………………………11 4. CRITICA Y RECEPCION………........................................................13 5.
FRASES DE BLAISE PASCAL……………………………………….16
6.
APUESTA DE PASCAL………………………………………………..17 6.1 La exclusión de los l os no-cristianos…………………………… no-cristianos……………………………....19 ....19
7.
EL CONCEPTO DE LA FILOSOFIA DE PASCAL…………………..22 PASCAL…………………..22
8.
CONCLUSION…………………………………………………………...39
9.
BIBLIOGRAFIA…………………………………………………………..40
1. INTR INTROD ODUC UCCI CION ON 2
Matemático, físico y filósofo religioso francés. Sus contribuciones a las ciencias naturales y aplicadas incluyen i ncluyen la invención y construcción de calculadoras mecánicas, estudios precursores de la teoría matemática de probabilidad, investigaciones sobre los fluidos y la aclaración de conceptos tales como la presión y el vacío. Después de una experiencia religiosa profunda en 1654, Pascal abandonó las matemáticas y la física para dedicarse a la filosofía y a la teología, publicando en este periodo sus dos obras más conocidas: Las Lettres provinciales (Cartas provinciales) y Pensées (Pensamientos).
Pascal fue uno de los físicos y matemáticos mas eminentes de su época y uno de los más grandes escritores místicos en la literatura Cristiana. Sus trabajos religiosos son personales en su especulación sobre materias más allá de la comprensión humana. Generalmente catalogado como uno de los mejores polemistas franceses, especialmente en las Cartas provinciales, un clásico en la literatura irónica. El estilo de prosa de Pascal se nota por su originalidad y, en particular, por su carencia total de artificio. Impresiona sus lectores por su uso de lógica y la l a fuerza apasionada de su dialéctica .
2. BIO BIOGRA GRAFIA FIA
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Blaise Pascal (19 (19 de junio 1623 en Clermont; Clermont; 19 de agosto de 1662 en París) París) fue un matemático, matemático, físico, físico, filósofo católico y escritor. Sus contribuciones a las matemáticas y las ciencias naturales incluyen el diseño y construcción de calculadoras mecánicas, aportes a la Teoría de la probabilidad probabilidad,, investigaciones sobre los fluidos y la aclaración de conceptos tales como la presión y el vacío. vacío. Después de una experiencia religiosa profunda en 1654, 1654, Pascal abandonó las matemáticas y la física para dedicarse a la filosofía y a la teología. teología. 2.1 Infancia y juventud Blaise Pascal nació en el seno de una familia noble en Clermont (hoy en día Clermont-Ferrand) Clermont-Ferrand) en la zona de Auvernia de Auvernia,, del Macizo Central francés. Su padre, Étienne Pascal, Pascal , tras haber recibido una formación como jurista en París, París, era un magistrado de alto rango (maître ( maître des requêtes) requêtes) que se desempeñaba como juez vicepresidente del tribunal de impuestos de Auvernia en Clermont. Por otra parte, Étienne Pascal destacaría más tarde como matemático. Su madre, Antoinette Begon provenía de una familia famili a burguesa de comerciantes acomodados que también aspiraba a la Noblesse de robe. robe. Blaise Pascal tenía dos hermanas, Gilberte y Jaqueline. A la primera, tres años mayor que Blaise, se le conoce mucho más, puesto que fue ella quien escribió la primera biografía publicada sobre su hermano. Al nacer Jaqueline, su hermana dos años menor, la madre no logró recuperarse de aquel parto complicado y el puerperio, de modo que Pascal perdió su madre a la temprana edad de tres años. Algún tiempo después, después, ya sin la madre, Étienne Pascal se trasladó trasladó con su familia a París, llevando también a una niñera que estaba a cargo del cuidado de sus tres hijos semihuérfanos. Blaise tenía para entonces ocho años y el objetivo de su padre era abrirle en la capital francesa mayores posibilidades que las existentes en la provincia para su educación y despliegue de capacidades, a todos los hijos, pero particularmente para Blaise, quien llamaba mucho la atención por su capacidad intelectual superdotada. Resulta sorprendente que Pascal no haga ninguna mención de esta temprana pérdida. Al respecto, su hermana Gilberte Pascal escribirá en la biografía: 4
...al morir mi madre en 1626, cuando mi hermano no tenía más que tres años, mi padre, al quedarse solo, se entregó con mayor dedicación al cuidado de la familia; y como Blaise era su único hijo varón, esta cualidad y las demás que en él observó [las grandes pruebas de inteligencia que observó en él] le llenó hasta tal punto de afecto paternal que decidió no encargar a nadie la tarea de su educación y tomó la resolución de instruirle él mismo, como en efecto hizo, pues mi hermano no tuvo nunca otro maestro que mi padre.
2.2 El tiempo en la Normandía En 1640, su padre fue nombrado Comisario Real y jefe de la recaudación de impuestos para la Normandía con asiento en Ruan. Ruan. Aquí, en 1642, Pascal inventó para él la roue pascaline, «rueda de pascal» o Pascalina, Pascalina, considerada como una de las calculadoras más antiguas. Inicialmente solo permitía realizar adiciones, pero en el curso de los diez años siguientes recibió permanentes mejoras, siendo finalmente capaz de realizar restas. Pascal la hizo patentar, pero no se cumplieron sus expectativas de hacerse rico ri co comercializando su invento por medio de una pequeña empresa de su propiedad. Las máquinas, trabajosamente confeccionadas confeccionadas una a una y a mano, eran demasiado caras como para poder venderse en volúmenes mayores y solo llegó a fabricar cincuenta, de las que subsisten nueve. En Ruan, ciudad con universidad, corte de justicia (Parlement ( Parlement)) y ricos comerciantes, la familia Pascal pertenecía a la sociedad, aunque el padre se había hecho enemigos por lo enérgico del ejercicio de su cargo. Pascal y su hermana menor Jacqueline, con dotes literarias, cuyos intentos poéticos fueron apoyados por el dramaturgo Pierre Corneille, Corneille, se movían en este ambiente elegante. Su hermana Gilberte se casó en 1641 con un pariente joven, Florin Périer, traído desde Clermont-Ferrand por el padre para que fuera su ayudante. En 1646, durante la convalecencia del padre después de un accidente, la familia, que hasta entonces no había sido muy religiosa, entró en contacto con las enseñanzas del obispo reformista holandés Jansenio, Jansenio, que defendía en el seno de la iglesia católica una noción de gracia divina basada en San Agustín, Agustín, 5
similar a las ideas de Calvino. Calvino. El padre, el hijo y las hijas se hicieron devotos y Jacqueline incluso decidió hacerse monja, mientras que Pascal, quien sufría fenómenos de parálisis en las piernas con permanentes dolores, interpretó su enfermedad como signo divino y empezó a llevar l levar una vida ascética. A principios de 1647 demostró demostró el fervor de su nueva devoción devoción forzando al arzobispo de Ruan a castigar a un seminarista, que ante él y amigos suyos había defendido una visión de la religión que les había parecido demasiado racionalista. Sin embargo, el propio Pascal nunca consideró que su devoción fuera un obstáculo para seguirse dedicando a sus estudios en ciencias naturales y matemáticas. Así, por ejemplo, ya en 1646 repitió con éxito los ensayos que Evangelista Torricelli había realizado en 1643 para demostrar la existencia del vacío, vacío, la que hasta entonces se había considerado como imposible, publicando en 1647 sus resultados en el tratado Traité sur le vide (Tratado sobre el vacío). 2.3 El período parisino A partir de mayo de 1647 volvió a vivir vivir con Jacqueline y poco después después también con su padre principalmente en París, donde contactó a los principales jansenistas, jansenistas, pero también continuó con sus investigaciones. Sus ideas no fueron bien recibidas por numerosos teólogos e investigadores, entre ellos Descartes con el que se reunió repetidas veces en París a fines de septiembre de 1647. Por ello a partir de entonces formuló sus especulaciones sobre el vacío y el éter de éter de una forma más indirecta, particularmente en un tratado sobre la presión atmosférica, atmosférica, demostrando su dependencia de la altura del lugar en cuestión, por medio de experimentos que hizo realizar a su cuñado Périer en el Puy de Dome en 1648. También en 1648, en otro tratado, fundamentó la ley de los vasos comunicantes. comunicantes . Cuando, en la primavera de 1649, los desórdenes de la Fronda dificultaron la vida en París, los Pascal se refugiaron hasta otoño de 1650 en casa de los Périer en Auvergne.
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En otoño de 1651 murió Pascal padre. Poco después y contraviniendo los deseos tanto del fallecido como también de Pascal, Jacqueline se incorporó al convento estrictamente jansenista de Port Royal en París. Ahora, Pascal por primera vez dependía dependía nada más que de sí sí mismo. Ya que, si bien no era rico, sí tenía una situación acomodada y era noble, comenzó a frecuentar la sociedad de París, trabando amistad con el joven Duc de Roannez, con el que compartía el interés por la filosofía. Éste lo llevó de viaje en 1652, junto a algunos de sus amigos librepensadores, entre ellos Chevalier de Méré, Méré, oportunidad en la que a Pascal se lo introdujo a la filosofía moderna, aprendiendo además el arte de las conversaciones conversaciones sociales. Gracias al hecho de que frecuentaba el salón esteta de Madame de Sablé, Sablé, se compenetró también de las «bellas letras» de su época. [ Incluso llegó brevemente a pensar en comprar un cargo y en casarse. Sin embargo, una obra que se le adjudicó por mucho tiempo, al calzar en cierto sentido en esta fase mundana de su vida, el anónimo Discours sur les passions de l’amour (Discurso acerca de las Pasiones del Amor), no es de su autoría. En 1653 escribió un tratado sobre la presión atmosférica, en el que por primera vez en la historia de la ciencia se hace una descripción completa de la hidrostática. hidrostática. Junto a sus nuevos conocidos, especialmente con el Chevalier de Méré, Pascal también realizaba discusiones acerca de ganar en los juegos j uegos de azar, un pasatiempos típicamente de nobles. Esto lo llevó en 1653 a dedicarse a la teoría de la probabilidad, probabilidad, impulsándola en 1654 a través de su intercambio epistolar con el juez de Toulouse y destacado matemático Pierre de Fermat. Fermat. Principalmente analizaron juegos de dados. Al mismo tiempo, ti empo, Pascal se ocupó de otros problemas matemáticos, publicando diversas obras en 1654: el Traité du triangle arithmétique acerca del llamado triángulo de Pascal y los coeficientes binomiales, en el que también por primera vez formuló explícitamente el principio de la demostración por inducción por inducción matemática, matemática , el Traité des ordres numériques acerca de los l os órdenes de los 2.4 En el entorno de Port-Royal 7
En otoño de 1654, Pascal sufrió un trastorno depresivo. Volvió a acercarse a Jacqueline, visitándola con frecuencia en el convento y se mudó a otro barrio para alejarse de sus amigos mundanos. Sin embargo siguió trabajando en cuestiones matemáticas y otros asuntos científicos. El 23 de noviembre, posiblemente después de un accidente con su carroza del que sin embargo no existen testimonios fidedignos, tuvo una experiencia religiosa de r enacimiento que intentó registrar esa misma noche en una hoja de papel que aún se conserva, el así llamado Mémorial. Mémorial. Después se retiró por completo de la sociedad parisina para dedicarse por completo a su devoción. Sus únicas relaciones humanas pasaron a ser los «ermitaños» jansenistas (solitaires); se trataba de sabios y teólogos que se habían establecido en el entorno del convento Port-Royal des Champs y a los que visitaba con frecuencia. Alrededor de 1655 desarrolló aquí el diálogo legendario con su nuevo confesor A. Le Maître de Sacy (Conversation avec M. de Saci sur Épictète et Montaigne), en el que - entre l os dos polos del escepticismo de Montaigne y la ética estoica de Epicteto ya ofrece un esbozo de la antropología, antropología, que posteriormente desarrollaría en los l os Pensées. La sanación, ocurrida en 1656, de su sobrina Marguerite Périer , que después de visitar Port Royal se había curado de un abceso en el ojo, contribuyó más a fortalecer la fe de Pascal. Al mismo tiempo, en docto diálogo con los solitaires, especialmente con Antoine con Antoine Arnauld y Pierre Nicole, Nicole, empezó a redactar escritos de motivación religiosa y teológica. A la par, como siempre, también se dedicaba a cuestiones prácticas, así por ejemplo en 1655 a la didáctica del aprendizaje de la lectura, para la escuela que operaban los solitaires. En el momento de su conversión (como indica el Mémorial), Mémorial), Pascal se vio implicado en una situación, en la que la devoción ortodoxa y el moralismo riguroso de los jansenistas se habían convertido en una molestia para los jesuitas, jesuitas, más relajados y conciliadores, pero también conscientes de su poder. Cuando en 1655 se desató abiertamente el conflicto, porque a Arnauld, en su calidad de jansenista, se lo expulsó de la facultad de teología de la Sorbonne en París, Pascal tomó partido y en 1656/57 redactó una serie de folletos satíricos polémicos anónimos. Estos tuvieron una resonancia explosiva y en 8
1657 incluso fueron publicados en Holanda en forma de libro, bajo el título de Provinciales, Provinciales, ou Lettres de Louis de Montalte à un provincial de ses amis et aux R. R. PP. Jésuites sur la morale et la l a politique de ces pères (Cartas provincianas, o cartas de L. de M. a un provinciano amigo así como a los jesuitas sobre la moral y la política de estos estos padres). Se trata de dieciocho cartas supuestamente escritas por un personaje ficticio de nombre Montalte de viaje en París, de las que las primeras diez están dirigidas a un amigo ficticio en su provincia de origen, las siguientes seis a los padres jesuitas de París, mientras que las últimas dos se dirigen en especial al padre confesor del rey. En estas cartas, Montalte, primero en el rol de joven noble, ingenuo y no versado en teología, describe como los jesuitas le l e explican su teología de manera sabihonda y desdeñosa; después, aprendida la «lección», empieza a discutir con ellos, reduciendo al absurdo sus enseñanzas de manera aguda e hilarante. Pascal ridiculizó y atacó así la teología en ciento sentido amistosa y práctica, pero tendencialmente oportunista y muchas veces capciosa – la famosa casuística – de los jesuitas y desenmascara desenmascara sus ansias de poder sumamente terrenales. Las Lettres provinciales tuvieron un éxito notorio y durable, aunque fueron prohibidas a partir de la número cinco, puestas en el índice al aparecer como libro y hasta quemadas por el verdugo en 1660, señalizando a largo plazo el principio del fin de la omnippotencia jesuita, al menos en Francia. Por su claridad y precisión se las considera entre las obras maestras de la prosa francesa, que le otorgaron a su autor un sitial entre los clásicos de la literatura francesa. Fueron menos divulgados los cuatro escritos polémicos, con los que Pascal (junto a Arnauld y Nicole) intervino en 1658 en un conflicto entre párrocos parisinos de orientación jansenista y los jesuitas j esuitas En lo inmediato, sin embargo, los jesuitas mantuvieron el control de la situación con la ayuda del Rey y del Papa, lo que ensombreció los siguientes años para Pascal. Porque mientras muchos de sus correligionarios cedían bajo la presión de las represalias que tomaba la autoridad o daban pasos tácticos, él permaneció indoblegable.
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En medio de esta situación, en 1658 empezó a trabajar de manera más sistemática en una gran apologética de la religión cristiana. Con este fin se había hecho las primeras notas en 1656. Sus lineamientos principales se pueden encontrar en el escrito redactado en 1657 pero no terminado Écrits sur la grâce (Escritos sobre la Gracia), en el que explica la forma jansenista de la noción de gracia de San Agustín como término medio entre la noción casi fatalista de predestinación del calvinismo y la noción optimista de gracia de los jesuitas, asignándole a la libre voluntad voluntad del hombre el decidir sobre su salvación. Porque para Pascal rige: «Aquel que nos creó sin nuestro concurso, no puede salvarnos sin nuestra participación». Aparte de su trabajo en los Pensées, Pensées, volvió a emprender también estudios estudios matemáticos. Así, en 1658, calculó la superficie bajo la cicloide con los métodos de Cavalieri, Cavalieri, así como el volumen del sólido de rotación que resulta de una rotación de la ciclode alrededor del eje de las x. x. Después de haber hallado la solución él mismo, organizó una competencia sobre el problema, lo que le significó recibir numerosas propuestas (insuficientes) así como desarrollar una intensa polémica con un descontento. En 1659 apareció su escrito Traité des sinus des quarts de cercle (Tratado de los senos de los cuadrantes circulares). Cuando Gottfried Leibniz leyó esta obra en 1673 en París, recibió de ella un impulso decisivo para desarrollar el cálculo infinitesimal considerando el razonamiento específico por parte de Pascal, que Leibniz empleó de manera más general, interpretando el círculo de Pascal como círculo de curvatura en determinados puntos de una función o curva cualquiera. Leibniz dice que en ello había visto una luz que el propio autor no vio. De allí se origina el concepto de triángulo característico. Su salud deteriorada empeoró cada vez más rápido en esos años, probablemente a consecuencia de su modo de vida extremadamente ascético, que lo debilitaba más. Por ejemplo, en 1659, no pudo trabajar durante numerosas semanas. A pesar de ello, en ese año fue miembro de un comité que trataba de poner en marcha una nueva traducción de la Biblia. En 1660 pasó varios meses de convalecencia en un palacete perteneciente a su hermana mayor y a su cuñado cerca de Clermont. 10
A principios de 1662, junto a su amigo amigo Roannez, fundó una empresa empresa de carrozas (Les carosses à cinq sous («Las carrozas de cincuenta centavos»), marcando el comienzo del transporte público local en París. En agosto enfermó gravemente, hizo vender sus enseres domésticos donándolos para fines de caridad y murió, a la edad de solo 39 años, un año después de la muerte de su hermana Jacqueline, en casa de los Périer en París.
3.
LOS PENSEES
A consecuencia consecuencia de su temprano deceso, Pascal Pascal no pudo terminar la gran Apologética que tenía planeada. Solo dejó notas y fragmentos, alrededor de 1000 papeles en unos 60 fajos, que en 1670 fueron la base para la publicación por amigos jensenistas de una edición titulada Pensées sur la religion et autres sujets («Pensamientos sobre la religión y otros temas»). Esta primera edición tiene gran mérito, ya que los editores – algo poco usual en esa época – trataban de publicar y hacer asequible una obra pese a estar inconclusa. Sin embargo resulta problemática porque los editores no se guiaron por el texto original, pese a que este se encontraba disponible como manuscrito autográfico, si bien solo en forma de fajos de papeles, sino que usaron una de las dos copias que los Périer habían mandado a hacer de los fajos poco después de la muerte de Pascal. Resulta más problemática aún por el hecho de que los textos conservados fueron abreviados con arreglo a diversos criterios y que – a diferencia de la copia utilizada, que había conservado básicamente el orden de los papeles y los fajos – se introdujo un orden nuevo, supuestamente más lógico, de los fragmentos. Las ediciones modernas son el resultado de una exitosa labor filológica en los siglos 19 y 20. Esta comienza con que en 1842 el filósofo Victor Cousin, Cousin, en un informe dirigido a la Academia la Academia francesa, francesa, hiciera ver la necesidad de una nueva edición de los Pensées, en vista de las evidentes deficiencias de la primera edición, que hasta entonces todos los editores habían r eproducido en lo esencial, aunque casi siempre con abreviaciones y restructuraciones 11
adicionales. De hecho, aún en 1844, Prosper Faugère intentó por primera vez realizar una edición completa basada en los papeles originales de Pascal, sin embargo reordenándolos libremente en capítulos y secciones de acuerdo a criterios de contenido. Este princiio se continuó aplicando y supuestamente perfeccionando por parte de otros editores adicionales, llegando a ser el más conocido de ellos Léon Brunschvicg con su edición de 1897–1904. Alrededor de 1930, los investigadores investigadores abandonaron abandonaron el prejuicio establecido de que los papeles de Pascal en último término no habían tenido orden alguno. En cambio reconocieron,que al menos 27 fajos (es decir alrededor de 400 papeles) correspondían a otros tantos capítulos en las intenciones de Pascal y ciertamente exhibían un orden interno. También otros fajos se evidenciaron como más homogéneos y más ordenados de lo que hasta entonces se había pensado, se modo que se pasó (especialmente Louis Lafuma, 1952) a ediciones, cuyo texto corresponde al original autógrafo y cuya estructura se orienta en gran medida según las copias, o mejor dicho según la mejor de ellas (en 1710/11 el sobrino de Pascal, Louis Périer, con la mejor de las intenciones, había reordenado todos los papeles, pegándolos en grandes pliegos). Sin embargo, aún las ediciones más recientes no son más que aproximaciones hipotéticas. Necesariamente sigue sin responder la pregunta de cómo habría sido la obra si Pascal la hubiera podido terminar (y de si acaso la hubiera podido terminar en vida). Los 27 capítulos mencionados muestran el camino que Pascal quería seguir en la argumentación de su apologética del cristianismo. La apologética se divide en dos: P«rimera parte: La miseria del hombre sin Dios. Segunda parte: La felicidad del hombre con Dios» (Laf. 6). Primero, los capítulos bajo los títulos de Eitelkeit – Elend – Langeweile – Gegensätze – Zerstreuung (Vanidad- Miseria Aburrimiento - Contradicciones -Disociación) -Disociación) etc. presentan una imagen dramática del estado de la humanidad, ejecutada con formulaciones paradojales e irónicas brillantes, dedicándose a continuación a los filósofos en la búsqueda del «más alto bien» para encontrar la solución de las aporías de la existencia humana en el cristianismo. En esta parte, la demostración utiliza ampliamente la exégesis de los padres de la iglesia, transmitida por Port-Royal 12
– si bien en una forma „moderna“, muy historizante historizante – por lo que no pertenece al ámbito de la investigación histórica crítica moderna. El objetivo de la apologética de Pascal es la conversión de los l os ateos o dudosos. En el material anexo de los Pensées, es decir en los demás fajos de papeles, hallamos los grandes textos antropológicos elaborados «Desproporción del ser humano» (Laf. 199) acerca de la situación del ser humano entre lo infinitamente pequeño y lo infinitamente grande, «Dispersión» (Laf. 136) acerca de la evasión del pensar sobre la situación real, caracterizada por la miseria y la muerte, entre otros. La unidad del pensamiento de Pascal desde sus escritos matemáticos hasta sus escritos teológicos se expresa plenamente en el famoso fragmento acerca de los tres órdenes de los cuerpos, del espíritu y del amor o la santidad (Laf. 308). Sin haber sido asignada a alguno de los 27 capítulos, se encuentra allí también la llamada Apuesta llamada Apuesta de Pascal, Pascal, según la cual la fe en Dios no solo es acertada sino también racional, porque: «Si ganan, lo ganan todo y si pierden, no pierden nada» (Laf. 418).
CRÍTICA Y RECEPCIÓN
En una época en la que ya se insistía en la separación de la fe y el saber, Pascal representó, en su vida y en su obra, el principio de la unidad de todo el ser. Para él, dedicarse tanto a problemas de ciencias naturales como a cuestiones filosóficas y teológicas no suponía contradicción de ninguna clase; todo le servía para lograr l ograr una directa profundización de sus conocimientos. Su percepción de la «intelligence/raison du coeur» – solo la conjunción de la razón r azón con el corazón puede constituirse en base del conocimiento humano– como forma más esencial del conocimiento omnímodo es considerada por sus adeptos como concepción visionaria y ejemplar por los tiempos de los tiempos. Hasta el día de hoy, a Pascal se le considera un locuaz apologista del cristianismo y defensor de una profunda ética cristiana. Es por eso por lo que algunos críticos del cristianismo, como el abate Meslier o Meslier o Voltaire, Voltaire, lo atacaron pronto como eximio oponente. Friedrich Nietzsche durante toda su vida discutió con Pascal. Para él, Pascal es «el lógico admirable del cristianismo»; „Pascal, a 13
quien casi amo, porque me ha enseñado infinitas cosas: el único cristiano lógico“ Es posible hallar juicios que expresan tanto admiración como rechazo: Nietzsche veía en Pascal, como también en Schopenhauer , Schopenhauer , algo así como una adversario digno. También veía una relación de contenido entre ambos: «sin la fe cristiana, opinaba Pascal, vosotros mismos seréis, así como la naturaleza y la historia, ‘un monstre et un chaos‘. Esta profecía la hemos cumplido: después de que el siglo XVIII, débil y optimista, hubiera embellecido y racionalizado al ser humano […], en un sentido esencial es Schopenhauer el primero, que vuelve a retomar el movimiento de Pascal […] nuestra incapacidad de conocer la verdad es consecuencia de nuestra corrupción, de nuestra decadencia moral: dice Pascal. Y eso mismo en el fondo dice Schopenhauer. En Pascal puede Nietzsche localizar su crítica del cristianismo: «El cristianismo no merece perdón por haber aplastado a personas como Pascal. […] ¿Qué es lo que combatimos en el cristianismo? El que él quiera quebrar a los fuertes, que quiera desalentarlos, aprovechar sus malos momentos y su cansancio, transformando su orgullosa seguridad en inquietud y cargos de conciencia […] hasta que los fuertes sucumben en los excesos del autodesprecio y del automaltrato: esa manera lúgubre de sucumbir, cuyo ejemplo más afamado lo ofrece Pascal.» Críticos modernos como Aldous como Aldous Huxley, al que en general se considera relativamente reservado, han ido más lejos en su crítica, aunque de un modo psicologizante. Pascal habría hecho virtud de su necesidad –sus achaques corporales y su incapacidad de sentir auténtica pasión– camuflándolo con palabras pías. Pero aún peor: habría usado el peso de su razón para incentivar a otros a que adoptaran la misma cosmovisión hostil a lo terrenal. Citas de Pascal como: «Desviarse del término medio es desviarse de la humanidad» y otras inducen a entenderlo simplemente como pensador moderado en el sentido aristotélico. Huxley opina que este no habría sido más que una faceta teórica de Pascal. En la vida real, es decir, en lo que probadamente se refiere a su vida cotidiana, Pascal habría sido muy consecuente –hoy se diría: fundamentalista–. Expresiones surgidas de la pluma de Pascal tales como: «la enfermedad es el estado natural del cristiano; porque sólo en la enfermedad el ser humano es como siempre debería ser» expresarían la postura sombría del 14
filósofo. En base a sus formulaciones brillantes y al relato impresionante de sus experiencias espirituales, Pascal sería considerado como «pionero de una causa noble», mientras que – en lo que se refiere a su aspecto filosófico cristiano – no habría sido más que un asceta enfermo. Según Huxley, y a diferencia de Nietzsche, Pascal no habría luchado en contra de sus dolencias, sino que las habría usado como indicios i ndicios bienvenidos de que la vida terrenal carecía de valor. Al plano filosófico se refieren la reinstanciación reinstanciación por Karl por Karl Löwith de la crítica de Voltaire y su tratamiento de la «Apologética» o la interpretación crítica de su 10] obra en la historia de la ontología funcional moderna por Heinrich por Heinrich Rombach. Rombach .[10]
Teológicamente relevante es por ejemplo la gran interpretación de Hans Urs von Balthasar en Balthasar en su obra Herrlichkeit. Los intérpretes recién nombrados no hacen comentarios puntuales sobre cuestiones seleccionadas de la persona o la obra, sino que se ocupan del conjunto del legado de su obra. Existe una amplia investigación sobre Pascal, no solamente en Francia, sino también, por ejemplo, en Estados Unidos o en Japón.
4. FRASE FRASES S DE DE BLA BLAISE ISE PASCAL PASCAL "Aquel que duda y no investiga, se torna no sólo infeliz, sino también injusto." "El amor no tiene edad; siempre está naciendo." "El arte de persuadir consiste tanto en el de agradar como en el de convencer; ya que los hombres se gobiernan mas por el capricho que por la razón."
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"El corazón tiene razones que la razón desconoce." "El hombre está dispuesto siempre a negar todo aquello que no comprende." "El hombre, por naturaleza, es crédulo, incrédulo, tímido y temerario." "El hombre tiene ilusiones como el pájaro alas. Eso es lo que lo sostiene." "El mundo está lleno de buenas máximas y vacío de gente que las aplique." "El pasado y el presente solamente son medio para nosotros: el futuro es siempre nuestro fin. Por eso nunca vivimos realmente, sino que esperamos vivir. Alucinados siempre por esta esperanza de ser felices algún día, es inevitable que no lo seamos nunca." "El universo es una esfera infinita cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna." "Es más fácil soportar la muerte sin pensar en ella, que soportar su pensamiento sin morir." "Es más hermoso saber algo de todo que saber todo de una cosa; esta universalidad es más bella. Si se pudiera tener las dos, mucho mejor; pero es preciso elegir." "He redactado esta carta más extensa de lo usual porque carezco de tiempo para escribirla más breve." "Muy débil es la razón r azón si no llega a comprender que hay muchas cosas que la sobrepasan."
5. APUE APUEST STA A DE DE PAS PASCA CAL L La apuesta de Pascal es un argumento creado por Blaise por Blaise Pascal en una discusión sobre la creencia en la existencia de Dios, Dios, basado en el supuesto de que la existencia de Dios es una cuestión de azar . El argumento plantea que, 16
aunque no se conoce de modo seguro si Dios existe, lo racional es apostar que sí existe. "La razón es que, aún cuando la probabilidad de la existencia de Dios fuera extremadamente pequeña, tal pequeñez sería compensada por la gran ganancia que se obtendría, o sea, la gloria eterna." [1] Básicamente, el argumento plantea cuatro escenarios: •
Puedes creer en Dios; si existe, entonces irás al cielo. cielo.
•
Puedes creer en Dios; si no existe, entonces no ganarás nada.
•
Puedes no creer en Dios; si no existe, entonces tampoco ganarás nada.
•
Puedes no creer en Dios; si existe, entonces no irás al cielo. [2]
Dios existe (Dios) Creer en Dios (Creer) No creer en Dios (¬Creer)
+ ∞ (CIELO)
Dios no existe (¬Dios) - N (NADA)
− N (NO-CIELO: LIMBO, PURGATORIO, NADA)
+ N (NADA)
− ∞ (NO-CIELO: INFIERNO)
La apuesta de Pascal fue expresada por el propio filósofo de la siguiente manera: Vous avez deux choses à perdre : le vrai et le bien, et deux choses à engager : votre raison et votre volonté, votre connaissance et votre béatitude; et votre nature a deux choses à fuir : l'erreur et la misère. Votre raison n'est pas plus blessée, en choisissant l'un que l'autre, puisqu'il faut nécessairement choisir. Voilà un point vidé. Mais votre béatitude ? Pesons le gain et la perte, en prenant croix que Dieu est. Estimons ces deux cas : si vous gagnez, vous gagnez tout; si vous perdez, vous ne perdez rien. Gagez donc qu'il est, sans hésiter. », Pensées Blaise Pascal (1670) 17
Traducido quiere decir lo siguiente: Usted tiene dos cosas que perder: la verdad y el bien, y dos cosas que comprometer: su razón y su voluntad, su conocimiento y su bienaventuranza; y su naturaleza posee dos cosas de las que debe huir: el error y la miseria. Su razón no está más dañada, eligiendo la una o la otra, puesto que es necesario elegir. He aquí un punto vacío. ¿Pero su bienaventuranza? Vamos a pesar la ganancia y la pérdida, eligiendo cruz (de cara o cruz) para el hecho de que Dios existe. Estimemos estos dos casos: si usted gana, usted gana todo; si usted pierde, usted no pierde nada. Apueste usted que Él existe, sin titubear. Pensamientos. Blaise Pascal (1670)
6.1 La exclusión del no-cristiano Para otros críticos, la apuesta de Pascal no toma en consideración la existencia de ningún Dios diferente al que postula el judeocristianismo, con lo que se cometería así la falacia del falso dilema. Esto ha sido muy criticado, ya que el hecho de creer en el Dios judeocristiano no salva de caer en algún otro infierno de otra religión. A pesar de esta crítica los apologistas de la apuesta replican que, entre las opciones rivales, sólo aquellas que premian con felicidad infinita afectan a la elección dominante en la matriz de posibilidades. Argumentan que ni la finita semi-dicha de la promesa de Odín ni la de de Kali, Kali, pueden ser contendientes con la infinita dicha ofrecida por Jesucristo, así que no la toman en consideración. [8] También, las felicidades infinitas que los l os dioses rivales pueden ofrecer serían mutuamente excluyentes. Si la promesa de la dicha de Cristo puede ser considerada concurrente con la de Yavé y Allah (los tres identificados como dioses de Abraham), Abraham ), no hay conflicto en la matriz de decisiones en el caso donde el costo de creer en el dios equivocado es neutral (limbo, purgatorio, muerte espiritual), ya que esto implicaría un costo infinito sólo en el caso en el que no creer en el dios correcto resultara en castigo (infierno). Interpretaciones ecuménicas de la apuesta de Pascal incluso 18
sugieren que es aceptable creer en un Dios anónimo, o en un Dios con el nombre equivocado, mientras que este comparta las mismas características esenciales (ser supremo, omnipotente, omnipresente y omnisciente) con el Dios cristiano (incluso si se reduce al mínimo común denominador de la visión monoteísta aristotélica de Dios, ser necesario y causa de todas las cosas) En pos de la igualdad entre todas las concepciones posibles de dios, incluso las no-históricas, se orientan críticas como la del filósofo randiano George Smith, creador en su libro Atheism: The Case Against God de una "contrapuesta de Pascal" conocida como la apuesta de Smith. Smith. En términos generales, la apuesta de Smith puede estructurarse de acuerdo a cuatro escenarios, a saber de la siguiente forma: •
Dios no existe. En este caso, los ateos estarían en lo correcto, por lo tanto serían los creyentes los que habrían perdido gran parte de sus vidas y de sus esfuerzos en agradar a un ser inexistente.
•
Dios es un ser impersonal. Dios creó el Universo y luego lo dejó a su suerte, sin intervenir en él. En este caso, ni el ateo ni el creyente tienen razones para preocuparse, pues este Dios ni premia ni castiga. En todo caso, en este escenario los creyentes también habrían perdido parte de sus vidas y sus esfuerzos en agradar a un ser al que no le preocupa ser agradado.
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Dios existe y es un ser moralmente elevado. En este caso, Dios no podría castigar a ningún ser humano que cometiera errores de conciencia honestos. honestos. Si la razón es la que hace llegar a la conclusión al hombre que Dios no existe, este no debería tomar represalias contra el hombre, pues cometería este un error de conciencia válido y fundamentado. De hecho, quien más preocupado debería estar es el creyente, pues la lógica en términos básicos debería llevar al ateísmo (según el planteamiento de Smith), por lo cual la creencia ciega y deshonesta en Dios sería para Él un gran pecado.
•
El Dios de los cristianos es el correcto. Con su actuación moral y éticamente reprobable, que castiga a todo aquel que se atreve a dudar de Él, aunque esta duda esté basada en la lógica y la razón. Así, la vida 19
personal de cada persona no sería importante, sino la simple adhesión a la creencia de Dios sea esta tanto por razones honesta (los que creen en Dios como consecuencia del razonamiento y la meditación profunda en ese aspecto) o deshonesta (los que creen por la apuesta segura, por temor al infierno o por simple herencia cultural). Sin embargo, este Dios reprobable desde el punto de vista moral, m oral, podría fácilmente también convertirse en un Dios traicionero respecto r especto a los cristianos pues, suponiendo que este disfrutara de alguna forma con el sufrimiento humano y no importaran para él las virtudes, no habrían en tal caso ningún impedimento para suponer que también pudiera lanzar a los cristianos al infierno, ya que para una mente inmoral la traición y l a tortura puede convertirse en un elemento de diversión. A los efectos de la argumentación argumentación pro-pascaliana la posibilidad de un un "Dios impersonal" es irrelevante debido a que, siendo el alma lo que se "apuesta", un dios impersonal no asegura la eternidad de la consciencia, y por ende se iguala esta probabilidad con todas las conclusiones que se pudieran derivar de la primera posibilidad (que el Dios cristiano no exista). En cuanto a la supuesta inmoralidad del Dios descrito por Pascal implicadas en la tercera y cuarta opción irían en contradicción, para los defensores del existencialismo pascaliano, con la aclaración del propio Pascal acerca de la perversión intrínseca de la elección de la inmanencia y el error de lectura ya que el infierno no es la condena de Pascal por una mala apuesta. De todas las defensas a Pascal y de las objeciones a la tesis del libro de George Smith según las cuales 10] no se infieren sus conclusiones de las premisas, [10] se pueden resumir
diferentes respuestas a cada probabilidad de la contra-apuesta de Smith condensadas condensadas en las mismas y también de las citas más existencialistas del propio Pascal, esto es: si "Dios no existe", hay tres implicaciones: 1) Las vidas finitas ya estarían per se "perdidas" lo cual quita toda importancia a los esfuerzos por agradar a Dios. 2) Dichos esfuerzos no son tales ya que la felicidad es en cualquier caso mayor y sublime. 20
¿Qué mal te vendrá de tomar este partido? Serás fiel, honrado, humilde, agradecido, bienhechor, sincero y veraz. Sin duda que no andarás metido en los gustos apestados, en la gloria, en las delicias. ¿Pero piensas que no gozarás de otros mayores deleites? Te aseguro que aún en esta vida ganarás; y que a cada paso que dieres en este camino, verás tanta certidumbre de la ganancia, y tan gran vacío en lo que aventurabas, que al fin vendrás a conocer que habías apostado por una cosa cierta e infinita, y que nada has dado por 11] conseguirla.[11]
3) La misma probabilidad de la inexistencia de Dios se invalida, dentro del argumento, por la sola probabilidad de la existencia de Dios. Se debe creer en Dios si hay una mínima posibilidad diferente de cero, de que exista; porque el hipotético infinito de la vida celestial minimiza cualquier sacrificio de una vida finita. Las objeciones de los ateístas que buscan refutar la apuesta de Pascal argumentan que la felicidad no es algo inherente a la creencia en Dios: reflexionan que el cristianismo (como otras religiones) puede reducir la felicidad por la supresión de la libertad que implicaría una moral revelada. También argumentan que el ateismo puede brindar una mayor ganancia psíquica si se valora más la inmanencia que la l a trascendencia. Muchos filósofos argumentan que las vidas finitas no están perdidas y que tienen un propósito. Otros 12] reflexionan que, si bien la vida no tiene un propósito, es un fin en sí misma, [12]
por lo cual debe ser disfrutada al máximo, y el tiempo malgastado significa el sacrificio máximo que uno puede entregar en una vida finita. Los que abogan por la trascendencia, frente al mismo amor a la l a vida, reaccionan despreciando la existencia de una vida finita. fi nita. Muchos autores ateos como Fernando Savater explican, en forma parcialmente similar a Pascal (en su consideración del cristianismo como la religión más razonable), que el origen del espíritu religioso es una necesidad ante la existencia de la l a muerte.
6. EL CONCE CONCEPTO PTO DE FILO FILOSOF SOFÍA ÍA EN PASCA PASCAL L 21
Para abordar con propiedad, desde su concepción filosófica, el pensamiento y la obra obra de Blai Blaise se Pasc Pascal al,, en la pres presen ente te inve invest stiga igaci ción ón se segu seguirá irán n los los siguientes pasos metodológicos. El primero consiste en precisar el papel que este autor le atribuye a la filosofía en el conjunto de su propuesta teórica y, para ello, es necesario identificar los conceptos primordiales alrededor de los cuales va asignando esa representación. El segundo, determinar la manera como reflexiona filosóficamente sobre asuntos y doctrinas que, arribando desde la tradición, terminan configurando su propia visión de la filosofía. Ambos momentos deben ser entretejidos, incluso reconociendo la diversidad de facetas facetas que les caracteriza caracterizan n y con las que debe enfrentarse enfrentarse todo estudio estudio referido a la figura de este representante del pensamiento francés del siglo XVII. De hecho, si aspira cumplir con éxito los objetivos propuestos, un estudio como como el aquí aquí plante planteado ado,, ha de solven solventar tar un serio serio escoll escollo: o: debe debe clarifi clarificar car,, previamente, cuál es el Pascal sometido a examen. ¿Acaso se trata de aquél vers versad ado o en cien cienci cias as mate matemá mátitica cass y físi física cas? s? ¿O, ¿O, aqué aquéll cent centra rado do en la consideración de temas teológicos de vieja data, suficientes como para sentar las bases de su proyecto apologético? ¿Será el Pascal urgido y conmovido por la manera como el hombre de su tiempo asume asume su condición condición de creyente, creyente, vía gracia divina? ¿O, en fin, tiene que ver con ese pensador empeñado en otear los alcances del razonamiento filosófico al momento de analizar la peculiaridad de la verdad existencial del hombre? Ahora bien, para ubicar con rigor dicho semblante, nada mejor que calificar y contrastar lo más resaltante de su personalidad y de su manera de pensar. Un hombre a la vez racional e irracional, categórico y perturbado, comprensivo e iróni irónico co,, carit caritat ativ ivo o y desp despia iada dado do;; así así podr podría ía cara caract cter eriz izar arse se su conf conflilict ctiv iva a personalidad. Paralelamente, se está en presencia de una obra escrita de forma forma lógic lógica a y para paradó dójic jica, a, metó metódi dica ca e inco incons nsec ecue uent nte, e, espe especi cial aliz izad ada a y diversificada, todo al mismo tiempo. Así podría muy bien sintetizarse su legado teórico e, incluso, sus resultados prácticos. En cierto modo, Pascal vivió a la sombra de esa dualidad de planos, una condición que encuentra su reflejo en la situación del hombre de comienzos de la época moderna, trocando lastimosamente una parte con la otra. Se trata, 22
pues, de pares de cualidades totalmente opuestas e indeclinables. Uno que lo eleva en grandiosidad y otro que lo rebaja en pequeñez. Se está ante una idea de hombre que lo singulariza tanto por su razón y por su saber, como por sus afecciones y deseos, restos de una antropología antigua y expandida, a saber, la del autoconocimiento de ese estado de dualidad constante y conflictiva. Sobr Sobre e ella ella,, Pasc Pascal al fund fundam amen enta tará rá la gran grande deur ur de l’hom l’homme me,, sabe sabedo dorr de su amplitud, pero -también- de su insignificancia. ¿Significa esto que la dualidad de visiones y de concepciones del hombre y del mundo es la condición fundamental del pensamiento y de la obra de nuestro autor? ¿Un estudio detallado de la evolución del pensamiento de Pascal acaso no revelaría cierta preeminencia de una de las facetas en juego (digamos, la del Pascal religioso y místico, como así lo aseveran la mayor parte de las exégesis reconocidas) muy por encima de las demás? Es más, ¿se está en pres presen enci cia a de un pens pensad ador or inde indeci ciso so,, poco poco firm firme e y sist sistem emát átic ico o en sus sus planteamientos en buena parte debido a esa bifrontalidad de la cual hace gala? De cara cara a tale taless inter interro roga gant ntes es,, lo aquí aquí sost sosten enido ido está está pens pensad ado o desd desde e la perspectiva de una mirada integral del pensamiento y de la obra pascaliana. Y el eje central de tal visión lo constituye la idea de la verdad y de lo verdadero que nuestro autor ostentó. Se opta, por ende, por un pensador cuyas doctrinas se exhiben signadas por su apego a la ciencia y al método experimental, así como por su religiosidad, pero -igualmente- por su insistencia en establecer altos niveles de reflexión desde una filosofía antropológica cimentada en un racionalismo abierto a la totalidad excelsa y dramática de la experiencia humana. Eso sí, tal como será detallado en lo que sigue, más que de una teoría del hombre en sentido estricto, a lo que nuestro pensador alude constantemente es a una visión de la conducta y del obrar moral y religioso de ese hombre que observa y somete a estudio. En este punto, el presente estudio se inclina y apuesta por la figura y los aportes del Pascal filósofo. Consciente se está de la poca popularidad de dicha escogencia. Para la mayoría de los intérpretes e historiadores de la filosofía, no se trata del aspecto más relevante y representativo.A lo sumo se le describe – 23
acusándolo– de repetidor y adaptador de las contadas fuentes de saber a las que tuvo acceso. Se le imputa, pues, su poca originalidad, así como el no haber dejado para la posteridad una propuesta filosófica sistemática, digna de ser reseñada y considerada. Fre Frente nte a una una ima imagen gen tan tan nega negati tiva va,, aquí quí se afirm firma a la imp importa rtancia cia y trascendencia de la oferta pascaliana para el ámbito de la filosofía occidental, en especial para ese modo peculiar de hacer filosofía en Francia de finales del siglo XVI y de comienzos del XVII. Un estilo de pensamiento –como el de nues nuestro tro filós filósof ofo– o– que que al cobi cobijo jo de cier cierta tass tesi tesis, s, cier cierta tass prob proble lemá mátitica cass y determinados conceptos, griegos unos, medioevales otros, e incluso tomados de su propio tiempo, aspira promover cuestiones plenas de contrariedades, heterogéneas e indeterminadas de por sí, un conjunto de principios relativos tanto al pensar mismo, como al humano existir. Sobre todo, reflexiones y propuestas cuya centralidad va a poner de manifiesto al momento en que intente buscar y definir, con criterios racionales, la verdad y lo verdadero. Dicho esto, de lo que se trata es de situar, convenientemente, los conceptos fundamentales desde los cuales Pascal emprende su proyecto de indagación filo filosó sófifica ca de la verd verdad ad.. Lo prim primer ero o a deta detallllar ar es cier cierta ta prop propen ensi sión ón a entrem entremezc ezclar lar los conce concepto ptoss que repres represent entan an al Pascal Pascal filósof filósofo o con los del del científico, los del apologético y los del religioso, aunque, siempre, bajo la óptica y el control de su pensar propiamente filosófico. Una inclinación tal es comprensible si se acude al análisis pascaliano del discurso. En su expresión discursiva, no sólo cada concepto, sino –además– cada frase, cada fragmento, adquiere disímil significación, según se refiera a problemáticas de diverso cuño. El mismo Pascal lo previene: «Las palabras ordenadas diversamente dan un sentido diverso, y los sentidos diversamente ordenados producen efectos diferentes» (Fr. 784. Lafuma). Así mismo, al responder a posibles objeciones por su constante recurrir a nocion nociones es consi consider derada adass por determ determina inados dos círcul círculos os acadé académic micos os y sociale socialess franceses, como anacrónicas o de poco uso, afirma lo siguiente: 24
Me gustaría que me dijeran que he empleado palabras viejas. De la misma manera que los mismos pensamientos pensamientos forman un cuerpo cuerpo de discurso distinto, por una disposición diferente, igualmente l as mismas palabras forman otros pensamientos por su diferente disposición (Fr. 696. Lafuma). Pues bien, la clasificación conceptual aquí propuesta, está estructurada con base en una de esas mots anciens, entendida como esencial para una comprensión de la generalidad del pensamiento filosófico pascaliano, a saber: las noción misma de filosofía. Centrarse en dicho concepto no es arbitrario; antes bien, responde al interés por aproximarse –en su particularidad– al Pascal filósofo y sus aportes para una teoría de la verdad. Ello explicaría la no–inclusión de otros conceptos claves para una visión más integral del pensador francés, en especial los de apología, fe y religión. Sin embargo, el desarrollo de la exposición conducirá al análisis de los mismos, pero no de una manera aislada, sino al interior del sentido asignado por Pascal a la filosofía. En otras palabras, se edificaría otro tipo de clasificación conceptual, si se tratase del Pascal apologético, o del religioso, del místico, e incluso, del matemático, lo que no es el objetivo temático aquí perseguido (al menos no directamente, sino tangencialmente). En este sentido, se pretende dar cuenta –en los textos de Pascal- de la interrelación existente entre las nociones de filosofía y verdad, como sí se tratase de criterios distintamente dispuestos, pero que en conjunto forman sus pensamientos acerca acerca de una filosofía filosofía de la verdad. En fin, de manera sucinta, sucinta, la secuencia seguida se explica con las siguientes palabras: si Pascal se plantea, abiertamente, la posibilidad de filosofar, fil osofar, lo será sobre bases teóricas que reflejan la huella del racionalismo filosófico en su manera de pensar, una tendencia en todo momento encauzada hacia su propia concepción de la verdad. Para Pascal filosofía es sinónimo de metafísica y filosofar es una actividad reflexiva dirigida a dar contestación a ciertas inquietudes forjadas al calor del transcurrir vital humano. Además, la filosofía es vista como una propedéutica 25
necesaria para la comprensión racional de la auténtica vida del hombre. A partir de esa precisión, el pensador francés ha de decidir tanto la composición de toda su propuesta filosófica, como las fuentes teóricas de las que se nutrirá. Diversos fragmentos de los Pensées expresan del modo más claro posible lo esencial de dicha puntualización, tanto que pueden considerarse como la declaración de principios que resume con mayor propiedad, lo fundamental de la idea pascaliana de la filosofía: Si el hombre se estudiara en primer lugar a sí mismo, vería que es imposible ir más allá. ¿Cómo puede una parte conocer el todo? Pero, tal vez aspira a conocer, al menos, las partes del mundo con las que guarda alguna relación. Sin embargo, las partes del mundo tienen la una con la otra una relación y un encadenamiento tal que me parece imposible conocer la una sin la otra y sin el todo... Pero, lo infinito en pequeñez es mucho menos visible: los filósofos siempre han pretendido llegar a él, y ahí han fracasado todos. Esto ha dado lugar a títulos tan corrientes como ‘De los principios de las cosas’, ‘De los principios de la filosofía y a otros semejantes, de efecto tan fastuoso, aunque menos aparentes que este otro que deslumbra: ‘De omni scibili’. (Fr. 199. Lafuma). Este afán pascaliano por lo infinito, ya presupuesto en su concepción matemática de la verdad, refleja su preocupación por los procesos deductivos, incluso como para intentar ir más allá de los límites que la misma razón científica le impone. Sobre Sobre ello, Brunschvicg recuerda que tanto tanto Pascal, como el mismo Descartes, y aún más Leibniz, coinciden en negar al pensamiento la característica de constreñirse en sus alcances bajo el pretexto de que su objeto de estudio está más elevado o más lejano de las exigencias del trabajo científico ( Brunschvicg, L, 1951, p. 562 ). En otras palabras, lo que Pascal está diciendo es que los resultados que provee la demostración científica, como la noción abstracta de «paso al límite», bien llevado, puede trascender a la consideración de asuntos extra-científicos. Y, entre éstos últimos, le asignará lugar preeminente al estudio del hombre en tanto tal, no tanto en su manifestación social, cultural, ni mucho menos biológica, sino como una vuelta hacia sí mismo, hasta lo l o más profundo de su humanidad. 26
Otro aspecto resalta en el fragmento que venimos analizando. Tiene que ver con la relación que Pascal establece entre él y las propuestas filosóficas que están al alcance de su conocimiento. Si Pascal llega a considerar a la filosofía de su tiempo como efectista y desproporcionada, lo hará en razón de esa misma desproporción desproporción con la que caracteriza caracteriza la conducta conducta y el obrar moral moral del hombre que estudia, siempre extraviado en sus pensamientos y –a la vez– absolutamente alejado de sí. Ahora bien, antes de entrar de lleno en en la propuesta filosófica de nuestro pensador, es necesario despejar de toda duda una cuestión constantemente planteada por la mayoría de sus intérpretes, a saber: ¿Puede considerarse a Pascal como un filósofo, o como un savant?. Por sobre esta estricta diferenciación, aquí se afirma la complementariedad de ambas figuras al interior de la obra escrita y práctica de Pascal. Cuando llega a reflexionar sobre los fundamentos últimos de las l as cosas, lo hace sobre la base de una filosofía de la existencia humana que orienta toda su producción. Como savant, sabe perfectamente que para poder escapar de la duda y de lo incierto, la ciencia debe devenir usual e instintiva, tratando de captar el movimiento fenoménico más mediante un solo golpe de vista, que por medio de un procedimiento lógico y riguroso. Como filósofo, su análisis de las contrariedades que signan la realidad sometida a estudio, lo hace extensivo al estudio de la ambigüedad con la que el ser humano experimenta su existencia. Obrando de ambas formas, a la vez, reconoce que tanto la ciencia como la filosofía, limitadas en sus respectivos alcances, encuentran que hay pocas cosas que demostrar, pero que –al mismo tiempo- sirven para precisar muchas de las que no se llega a manifestar creencia alguna. Esto ocurre, incluso, en el caso de la geometría, puesto que, a pesar de la evidencia de sus principios, todas sus definiciones son arbitrarias, por lo que, la certificación de esos principios que la razón no puede demostrar, vendrá dada –en última instancia– por los sentiments del coeur. Como se pretende hacer notar, Pascal tiene algo de filósofo y de savant. Si, por un lado, intenta valorar la razón teórica demarcándola, paralelamente da muestras de su marcado interés por las manifestaciones de las ciencias en la 27
transformación de la realidad. De manera tal que, en su función de filósofo, Pascal duda de la extensión de los l os resultados a los que llega la indagación científica; en tanto savant no duda de lo real, en vista de que fundamenta el estudio de las ciencias en la observación y la experimentación. En otras palabras, en tanto filósofo, Pascal llega a concebir lo real desde principios metafísicos que toma y adapta de la tradición, mientras que, como savant, hombre de su tiempo, somete a verificación dicha concepción. Por otro lado, en relación con el tema de la verdad, el desarrollo de su doctrina acerca de ella, le mostrará, como savant, la presencia de múltiples verdades, cada una con dominios, principios y métodos particulares. Pero, en cuanto actúa y piensa como filósofo de la existencia, se topará con el ideal de una verdad unificada y unificante. Con base en las relaciones existentes entre lo finito-infinito, lo infinito-nada y partes-todo, especula el francés sobre la filosofía, fi losofía, su asimetría y sus alcances. En su extralimitación, el conocimiento filosófico, merced a su insaciabilidad, es inviable. Si espera que sus argumentaciones lleguen a feliz término, debería -al menos- mantener con firmeza sus vínculos con lo que le es propio, esto es, con los asuntos humanos y naturales. Visualizando un panorama tal, cree Pascal resumir todo el acervo filosófico hasta él registrado. Según su parecer, es evidente lo ambicionado: la comprensión de los últimos principios 4 de las cosas, lo suficiente como para acceder al conocimiento de lo infinito. Una cuestión salta a la vista: ¿Se trata de una proyección del conocimiento al alcance de la filosofía? O, ¿se está frente a una expectativa a satisfacer desde el ámbito de lo sobre-humano, de lo extra-ordinario? De la respuesta dada dependerá en buena medida el papel y el lugar estipulado a la filosofía. En cualquier caso, es indudable que, como ningún otro pensador de la época, en Pascal se encontrará una posición a la vez positiva y negativa con respecto a la filosofía. Basta aquí con señalar que no se trata de dos actitudes divergentes, sino que se presentan en constante cohabitación.
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Ciertamente, como lo recuerda Küng, Pascal no propugna la idea de adscribirse ciegamente a determinada corriente o escuela, sino que su valor como filósofo se debe a «su original utilización de ciertas ideas, motivos e impulsos de gran trascendencia» (Küng, 1999, 89). Es obvio que su pensamiento defiende una única postura, la del racionalismo filosófico, la cual acoge, asimila y ensambla, pero esa adopción la realiza extendiendo su campo de acción al tratamiento de cuestiones relativas al humano proceder, esto es, vida, costumbres, relaciones con los demás, consigo mismo y con el universo físico. Pero, esa amplitud no es extensiva a todos los problemas. La continencia será, pues, la principal petición para edificar con creces un saber como el filosófico. Por no contenerse, la tradición filosófica ha fallado. Sus intentos de dar explicación –desde la metafísica– a una realidad no exclusivamente especulativa, especulativa, como el relativo a las vivencias humanas, conducen al extravío y a la l a jactancia. Algo parecido ocurre en el caso caso de un fenómeno físico tan propenso propenso a demostración empírica, como lo es el del vacío en el espacio, donde la filosofía (escolástica), pone a prueba la facultad imaginativa, antes que la de razonar sobre bases ciertas y firmes. En su opúsculo intitulado De L’Equilibre des Liqueurs et de la Pesanteur de la Masse deL’Air, se lee lo siguiente: Se le ha creído con tanta certitud [se refiere Pascal, a l a hipótesis del horror vacui] que los filósofos la han hecho uno de los grandes principios de su ciencia, y el fundamento de sus Tratados sobre el vacío. Se enseña todos los días en las clases y en todos los lugares del mundo…todos los hombres en conjunto han sido encerrados en este pensamiento, sin que nadie los haya contradicho hasta hoy en día. dí a. Es posible que este ejemplo abra los ojos a los que no osan pensar que una opinión sea dudosa, cuando ella ha sido todo el tiempo universalmente recibida por todos los hombres; ya que simples artesanos han sido capaces de convencer del error a todos los grandes grandes hombres que se llaman filósofos filósofos (Pascal, 1963, 258).
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Es lo que ocurre –también– cuando se reflexiona sobre los dos abismos delimitadores del alcance del universo físico, los de finito e infinito, en medio de los cuales, Pascal ubica al hombre. Ante ello, Pascal sugiere al filósofo «cambiar su curiosidad en admiración [con lo que] estaría más dispuesto a contemplarlos en silencio, que a investigarlos con presunción.»( Fr. 199. Lafuma). La cuestión es, ¿cómo comprender la posición de Pascal con respecto a la filosofía, en medio de su crítica a los excesos y al al orgullo de esta metafísica de la realidad? Si bien es cierto que el conocimiento filosófico no alcanza para conocer a plenitud el verdadero mundo del hombre, sin embargo, el anhelo de un entendimiento íntegro se mantiene incólume en las tesis pascalianas, tanto que representa una exigencia cuya génesis se encuentra en su m isma filosofía (metafísica). Tal deseo se hará más notorio en su doctrina acerca de la verdad y de lo verdadero. De hecho, como se verá, el problema epistemológico de la verdad deviene, en nuestro pensador, en un enfrentamiento con los problemas últimos de la existencia humana. No se trata, por ende, de negar el valor teórico de una filosofía sopesada como metafísica, cuyas vías ya fueron trazadas desde la antigüedad clásica, con contenidos previamente precisados, sino que el interés fundamental consiste en determinar los límites presentes en la contribución que ese saber puede ofrecer al conocimiento de la verdad del hombre y del mundo. Esta postura es evidente, sobre todo, en los opúsculos sobre el obrar del geómetra, en su encuentro con M. de Sacy, y en sus notas dispersas agrupadas bajo el titulo de Pensées. Ahora bien, de aceptarse la tesis tesis según la cual, para Pascal, Pascal, es imposible obtener el conocimiento de los primeros principios, relativos a las esencias últimas que dan realidad a las cosas, entonces ¿por qué insistir en definir una filosofía abocada -como se sugiere- más a la ataraxia, que a la sophia? La respuesta que puede ensayarse es la siguiente: partiendo del saber que proporciona la filosofía, la adquisición tanto de los principios, como de los elementos últimos de las cosas, ya avizoradas por la metafísica griega, se correlacionan inevitablemente, puesto que –en palabras del mismo Pascal– es 30
algo irrealizable pretender «conocer las partes sin conocer el todo, y conocer el todo sin conocer las partes.» (Fr. 199. Lafuma). De manera análoga, una relación esencial para el estudio del ser, como la establecida entre lo finito y lo infinito, exige ser tratada tr atada con el mismo sentido de concordancia. Consecuentemente, Consecuentemente, bien podría afirmarse que en la concepción pascaliana de la filosofía, los asuntos de orden ontológico y los de orden epistemológico, se presentan en estrecha conjunción, decididamente encaminados –en su formulación más acabada- hacia el examen de las verdades del ser y del conocimiento. No obstante, saldar esa demanda de concomitancia, no es suficiente. Extremando su diagnosis acerca de la filosofía, Pascal conducirá toda esta discusión –clásica de por sí– a los dos planos de comprobación que realmente son de su interés. Primero, Prim ero, para comprobar la verdadera condición antropológica del ser humano, ése mismo que observa y estudia. Segundo, para demostrar los niveles de ineficiencia i neficiencia e ineptitud de las facultades cognoscitivas humanas para dar debida cuenta de lo fundamental de dicha verdad. En otras palabras, el proyecto filosófico pascaliano, una vez aceptada la tesis de la impronta racionalista en el mismo, está construido en función de dos objetivos específicos, aunque correspondientes. correspondientes. Se concibe como si se tratara de una herramienta de análisis, altamente eficaz para criticar los resultados a los que llegó la metafísica tradicional. Paralelamente, está orientado a abortar los excesos en los que incurre el saber en general. Una vez culminada, via negationis, la diagnosis pascaliana del pensar filosófico, surge una seria cuestión. ¿Con qué iniciar el proceso de sustitución? En vista de la emergencia de asuntos que no son de su competencia directa, esto es, que le sobrepasan, ¿quién o qué vendrá a tomar el relevo? Para contestar, detengámonos en una de las propuestas más trabajadas en las recientes interpretaciones sobre el legado pascaliano. Según la exégesis de Morot-Sir el lenguaje asume asume ese relevo. Sentido Sentido y ser, así como como pensamiento 31
y acción tendrían –para Pascal–un carácter unívoco. El lenguaje será siempre comunicación de sentido y comunicación de ser. En tal sentido, la tesis central de Pascal podría definirse en estos términos: «la verdad es inmanente al lenguaje y el problema consiste en constituirla en un orden que es el del lenguaje verdadero.» (Morot-Sir, 1976, p. 3). Esta lectura es válida en cuanto se circunscribe a determinadas dimensiones del pensamiento pascaliano. Ciertamente, su filosofía del lenguaje, empapada, como está, de la Lógica (1970) de Port-Royal, tiene su papel en el planteamiento de otras temáticas, como la que tiene que ver con una teoría de la definición, o en el estudio de los signos y de la figura, o en una hermenéutica de los milagros y de las profecías bíblicas, inclusive cuando se formulan plegarias. Como se nota, se trata de temáticas temáticas de clara raíz apologética que no alcanzan para cubrir el cúmulo de problemas planteados por nuestro autor. Por ende, a pesar de su importancia, las ideas sobre el lenguaje no colman el deseo pascaliano por traspasar los límites del pensar filosófico en búsqueda de temáticas que tengan que ver más con lo humano. Se reconoce que, tal como lo plantea Pascal, se trata de dilucidar el lenguaje de lo verdadero, con aspiraciones de poder comunicar a los hombres la verdad de sus existencias. Sin embargo, necesita a todas luces, de un puente por donde llevar el mensaje. Por sí mismo, el lenguaje no constituye esa vía. Hay que buscarla en otra instancia. La clave se encuentra en la propia filosofía. La transferencia a los hombres de la verdad de las cosas no es asunto exclusivo de una apologética bien fundamentada, ni de un análisis pormenorizado del lenguaje a partir del cual la comunicación pretende ser efectiva, sino que es un problema cuyo planteamiento y solución implica ya una reflexión de corte filosófico. Puede ser descrita como el paso de una filosofía de lo racional a una filosofía de lo espiritual y afectivo. Así, más que de palabras y signos, signos, se estaría en presencia del del único conocimiento posible y legítimo, el que trasciende el conocimiento metafísico del ser del hombre y del ser del mundo, abonando el camino para decidir una cierta conducta, aquella por medio de la cual sea subsanada la incierta armonía entre la verdad y la concupiscencia. 32
El Pascal teológico y religioso introduce una nueva y poderosa variante explicativa, que permitirá la entrada de una perspectiva diferente: la idea de una gracia divina. Pero, por ahora, permanezcamos en el brillo que emana del Pascal filósofo. Y, ceñidos a ese resplandor, puede decirse que la filosofía representa la exigencia discursiva por excelencia para una aproximación a lo humano. La filosofía (y el razonamiento de tipo axiomático, como se vio más atrás) nunca tendrá –para Pascal– el ropaje de lo acabado, de la argumentación exclusivamente conclusiva. Ciertamente, sus argumentos procuran un acercamiento a la verdad del existir, pero nunca con pretensiones absolutistas y hegemónicas. Sus conclusiones no versan sobre la simple exposición de las virtudes naturales de la razón humana, sino de esa reflexión que, convertida en disciplina, permite la relación de adecuación entre la misma naturaleza humana y el objeto que busca y desea. Como bien lo sostendrá en su opúsculo Del Espíritu de Geometría, la naturalidad característica del lenguaje filosófico tiene su punto de partida en la naturalidad del lenguaje geométrico, a saber: sentido de ordenación, de precisión y de simetría. No está planteada, sin embargo, una mera imitación de la acción del geómetra, sino de hallar su equivalente en el lenguaje que particulariza la contradictoria experiencia vital humana. Una transposición que – además– conduce al conocimiento hacia la seguridad de puertos independientes el uno del otro: el de la razón misma y el de la práctica moral y religiosa. En cualquier caso, es irrebatible el hecho de que, para Pascal, el discurso que aspira con exclusividad a ser tomado como el real instrumento de integración de los asuntos mundanos, por encima de los discursos geométricos y teológicos, es el filosófico, no por mor del lenguaje, sino como una condición inmersa en el filosofar mismo. Y es a lo interno de tal reflexión donde Pascal encuentra el impulso necesario para formular sus teorías filosóficas más emblemáticas: su teoría de la verdad, su uso de los principios de la contrariedad y de la analogía universal (materializados en reglas epistemológicas y metodológicas de origen dialéctico), sus opiniones sobre el
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valor del esprit de finezze y acerca del sentiment, y –en especial– su argumento del pari existencial. Además del 199, el fragmento 398 398 de los Pensées, se revela como como uno de los de mayor centralidad para comprender el sentido último que Pascal le atribuye a la filosofía y al filosofar. De su lectura se deducen dos consecuencias primordiales. Para comenzar, representa con creces al pesimismo que a veces invade la reflexión pascaliana. Antes de definir lo que concibe como filosofía, da inicio a su propuesta con la denuncia radical de los filósofos por él conocidos. Les acusa de ser o simples creadores de dogmas, o anodinos fomentadores de apariencias. Por tal razón, la filosofía incurre a lo largo de su historia, en contradicciones insuperables, fiel reflejo –por lo demás– de la lamentable y paradójica disposición del hombre. Es más, m ás, la discusión filosófica no aporta soluciones, sino que conlleva a la división, obligando a unos a buscar refugio en el dogmatismo y a otros en el pirronismo. Textualmente: Los filósofos no prescribieron sentimientos proporcionales a los dos estados [se refiere a los l os sentimientos de grandeza y de pequeñez]. Ellos inspiraron movimientos de grandeza pura y ese no... es el [estado] verdadero del hombre. Ellos inspiraron movimientos de bajeza pura y ese no es el [verdadero] estado del hombre. Son necesarios los movimientos de bajeza, no por naturaleza, sino por potencia, no para permanecer, sino para ir más allá de la grandeza. Son necesarios los movimientos de grandeza, no por mérito, sino por gracia y [ello] luego de haber pasado por la bajeza. (Fr. 398. Lafuma) Así mismo, el fragmento revela otro aspecto aspecto fundamental. La filosofía más que conocimientos ciertos y evidentes, lo que procura son prescripciones. Y, lo que debe ofrendar son sentimientos. En Pascal el acto de prescribir adquiere un significado que excede al solamente moral. Se considera una tarea que adviene luego del cumplimiento de una exigencia de orden (ordennance) Y lo que se ordena es aquello mismo sujeto a recomendación. Se está en presencia de uno de los dos principios principales del proceder racional, el otro es el de la demostración (démontrer). 34
Con ellos nuestro autor edifica su teoría del conocimiento en general e inicia su incesante indagación de la verdad. Es necesario –dirá con seguridad- acostumbrarse a «ver l as cosas tratadas en el verdadero orden» (Pascal,1963, 201). En otras palabras, pareciese que nuestro autor estuviera reduciendo los logros en la l a ordenación, llevados a cabo por la filosofía (y la misma ciencia), a simples intentos conducentes a verdades verdades aparenciales y, por ende, fallidas. Pero, también podría interpretarse que dicha tendencia se expresa en diversa tonalidad, según vaya evolucionando el pensamiento pascaliano. De detallarse las diferentes temáticas emprendidas por Pascal a lo largo de su obra escrita, podrá notarse que no es el mismo sentido de ordenación el que utiliza en sus tratados matemáticos, de física y de mecánica, donde alude a una ordenación de las múltiples combinaciones y potencias numéricas, junto con aquél referido al tratamiento racional de lo dado, un sentido de orden – repito– muy diferente del sugerido -desde la filosofía- para organizar las relaciones de los hombres entre lo finito y lo infinito, entre lo infinito y la nada, y –en fin– entre lo particular y lo Absoluto (así, con mayúscula). mayúscula). Por ende, toda filosofía, para ser validada como legítima exposición del saber de lo humano, si ha de argumentar, si ha de dudar con rigor y m étodo, no debe quedarse en el terreno meramente especulativo, aferrada a los designios de la razón. Antes bien, debe prescribir sentimientos. ¿Significa esto que toda filosofía culmina en una psicología o en una moral? De nuevo, para dar debida respuesta a esta interrogante, es necesario que nos adentremos en el significado terminológico aquí empleado. En principio, Pascal iguala y distingue -a la vez- al sentimiento con la imaginación o fantasía: La fantasía es parecida y contraria al sentimiento; de suerte que no se puede distinguir entre esos contrarios. Uno dice que mi sentimiento es fantasía, otro que su fantasía es sentimiento. Se necesita tener una regla. La razón se ofrece, pero ella es doblegable a todo sentido (Fr. 530. Lafuma). 35
Por lo tanto, no sólo el sentimiento se confunde con la fantasía, sino que se asemeja a otra noción, tan de uso común como ella: la de sentido. Se entiende, pues, por sentimiento, al acto de sentir algo, o lo resultante de sentir algo9. Por ejemplo, se puede acceder a sentir tanto «la falsedad de los placeres presentes, como la ignorancia de la vanidad de los placeres» (Fr. 73. Lafuma). Tras una mayor precisión, Pascal alude a la existencia de un sentimiento especial, que subsume en sí a cualquier otro. Se trata del sentiment du coeur, no identificable con la subjetividad, ni con la simple introspección. Tiene que ver –más bien– con la autenticidad del conocimiento; es el corazón quien está llamado a sentir. Y, ¿qué es lo que siente? La respuesta es categórica: siente los primeros principios ya instaurados por la metafísica griega y que dejaron de ser peculios exclusivos de la filosofía y de la razón en general. «Los principios se sienten» (Fr. 479. Lafuma). En otras palabras, el descubrimiento y el conocimiento de lo infinito o de lo absoluto, es descubrimiento y conocimiento del corazón, previo reconocimiento de la finitud y particularidad del existir. Así como el corazón siente la vastedad de lo infinito, llevando a un estado de turbación (effraire), así mismo los principios elementales y últimos, son sentidos por él. No se trata de un irracionalismo llevado al extremo, sino de un conocimiento auténtico de la interioridad más personal, personal, el mismo ámbito de donde emerge el el desconcierto ante la amplitud de lo infinito. Es un estremecimiento tal que no es más que el sentiment de la insignificancia. Cierto, se trata de un conocer que no procede por la vía de la demostración empírica y que, además, está totalmente fuera del control de la filosofía, pero, ante el cual no se debe ceder, so pena de incurrir en soberbia y desproporción. Sobre esta noción de coeur se volverá en otro lugar cuando se consideren los resultados a los que llega la antropología pascaliana. Por lo pronto, instaurado –como está– lo imperioso del conocimiento conocimiento de sí, vale preguntarse: preguntarse: ¿Qué papel le resta por asumir a la filosofía? Ya no es suficiente con la labor que desde la tradición le fue encomendada. Ni describir, ni demostrar, ni deducir racionalmente. Sólo –como se ha dicho–recomendar. 36
Aquí vale preguntar: ¿demostrar ¿demostrar es prescribir? La respuesta de Pascal Pascal es incólume. No, son dos cosas diferentes entre sí. De hecho, el acceso del hombre a ciertas pasiones como las de la fe viene del poderío inmanente a los propios sentimientos. Se trata, pues, de recomendar a la luz de las pasiones y no tanto del convencimiento según ciertas argumentaciones. Puesto que se trata de asuntos humanos, en adelante la función de la filosofía se reduce a sugerir lo que, además de la razón pura, identifica al hombre como un ser con identidad propia, es decir, como alguien que siente .. Por lo tanto, debe prescribir sentimientos. Ineludiblemente, se infiere toda una panorámica colmada de dilemas. Promulgada esa humanización de la filosofía -signo particular de un «pragmatismo filosófico», para determinada exégesis- huelga preguntar ¿qué hacer con los restos del rigor especulativo, del poder de abstracción que siempre identificaron al razonamiento de tinte filosófico? Formulada esta interrogante de otras maneras: ¿Cómo validar los enunciados de la filosofía, si sus argumentos se plantean y permanecen del lado de lo teórico? ¿Es suficiente la sola constatación de la experiencia de vida humana, para sustituir el modelo de deducción racionalista racionalista vigente desde los griegos? griegos? Y, sobre todo, ¿debe concluirse que, en Pascal, la discusión filosófica fil osófica se presenta más como un entrenamiento del espíritu que como un discurrir acerca de cómo y por qué descubrir la verdad? De manera general, la dimensión filosófica de la verdad reviste en Pascal el carácter de problemática fundamental en la medida m edida en que su resolución brinda argumentos sobre cuestiones filosóficas decisivas. Son cuestiones en nada relacionada con problemas triviales planteados desde una visión ligera de la filosofía. Lo único que se advierte es el hecho de que el filósofo francés coloca al hombre en medio de esos principios superiores que la tradición griega postuló. En consecuencia, objetar que -con esa colocación- Pascal estaría desvirtuando el originario y verdadero sentido epistémico de la filosofía, en aras de lo fútil e innecesario, no es más que una opinión débil y superflua. Considérese como ejemplo de tal objeción la posición abiertamente opuesta al pensamiento de 37
Pascal por parte del enciclopedismo francés del siglo XVIII. Considerar los Pensées como una obra llena de paralogismos elocuentes y de falsedades admirablemente deducidas, tal como opina Voltaire en sus Cartas filosóficas (Voltaire, 1988, p.157), sólo es una muestra de los prejuicios con los cuales determinada exégesis ha emprendido la lectura de sus tesis. Frente a ello es posible sostener la tesis de la no antropocentralidad exacerbada del pensamiento pascaliano, pascaliano, sino que la consideración consideración del problema del hombre hombre es una consecuencia de la misma indagación racional de la verdad. Nuestro autor nunca se apartó de argumentaciones esencialmente filosóficas. Lo humano visto, pues, como una de las l as manifestaciones más cercanas a la verdad. Por otro lado, en Pascal se asiste a una doble disposición de sus palabras antiguas. Al unísono, su filosofía está dirigida hacia la consecución de la verdad y al mismo tiempo, con vistas a recomendar o preparar el conocimiento -siempre aproximativo- de la realidad de la situación existencial del hombre. En otros términos, es el desplegar de la misma búsqueda de la verdad lo que determinará la comprensión de los principios metafísicos m etafísicos como reflejada en una coyuntura vital. En suma, la filosofía, en Pascal, es búsqueda de la verdad, desde la tradición -indudablemente- pero, también, desde el hombre mismo.
7. CONC CONCLU LUS SIO ION N •
Fue el primer pensador que anticipo las principales inquietudes del existencialismo. existencialismo.
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Fue uno de los más eminentes matemáticos y físicos de su época, y uno de los más grandes místicos de la literatura cristiana.
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Fomentó estudios en geometría, hidrodinámica e hidrostática y presión atmosférica,
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Dejó inventos como la primera calculadora digital, la jeringa, la presión hidráulica y el descubrimiento de la Ley de Presión de Pascal. Su Doctrina Filosofía era encaminada a la Apología del Cristianismo. Cristianismo. 38
•
Después de un periodo dedicado a la vida en Sociedad e investigación Matemática, Matemática, Pascal recibió un fuerte impacto emocional (una crisis religiosa) a partir de esa fecha se intensifico su vida en la piedad y se centra en la naturaleza del hombre. hombre.
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Del enaltecimiento y valoración de las Razones de la Razón (propia de un Matemático) pasó a la valoración y la defensa de las Razones de Corazón (en estas se refiere al conocimiento que aporte el corazón con sus limitaciones: el CORAZON me proporcione unas certezas que la RAZON propiamente, no me puede dar.
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*según Pascal, tanto la RAZON como el CORAZON son dos formas igualmente validas de conocer. ·
Su más famoso trabajo en filosofía es Pensées una colección de pensamientos personales del sufrimiento humano y la fe en Dios.
BIBLIOGRAFÍA •
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Wussing, Hans (1998), Lecciones de historia de las matemáticas, matemáticas , España: Siglo XXI de España Editores, ISBN 84-323-0966-4, 84-323-0966-4, http://books.google.es/books?id=IG3_b5Xm8PMC&pg=PA152
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