Arte Del Levante

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PRÓLOGO Después de mucho tiempo, finalmente este libro está listo para ver la luz. No fue nada sencillo. Requirió la lectura de varias decenas de libros, otros tantos videos, más de un seminario o conferencia, y muchísimas horas de práctica en situaciones cotidianas. Casi un lustro después de haberme iniciado en la investigación y aplicación exhaustiva del arte del levante, finalmente puedo ver el producto terminado. Tras mucha indecisión, me pareció que lo ideal era que este libro fuera gratuito. El objetivo de este libro es simplemente ser un referente en lo que es consulta en español sobre estos temas, para ayudar a todo aquel que lo necesite, tal cual necesité yo en su momento. Debo admitir que, a pesar de ser uno de los tantos incrédulos al escuchar sobre estos temas, aprender el arte del levante cambió mi vida. A pesar de nunca haber tenido grandes problemas, hoy en día estoy mucho más confiado en todo tipo de interacción cotidiana (sea con un hombre o una mujer, en cualquier contexto), y me muevo mucho más libremente en las charlas. Tengo la ventaja de saber qué hacer en la mayoría de los casos, y cómo reaccionar ante cualquier situación inesperada con una mujer. Además, cuento con las armas necesarias como para ir llevando las situaciones al punto donde siempre me encuentro en ventaja. Este mismo proceso por el que pasé, me tocó también vivirlo de cerca con muchos amigos y conocidos. Dependiendo de la dedicación y empeño de cada uno, he llegado a visualizar progresos abismales que cambiaron radicalmente sus vidas. Aún así, por más prometedor que parezca, no hay ninguna receta mágica más que el esfuerzo. No se puede pasar del fracaso al éxito en tiempo ínfimo, sino que esto se logra con un proceso a largo plazo. Me animaría a decir, incluso, que termina convirtiéndose en un estilo de vida. Sin embargo, tengo que reconocer que no todo lo que brilla es oro. Las grandes mejoras a las que me referí, no siempre son resultados extraordinarios, sino más bien realistas. Seamos sinceros: todos tenemos menos sexo del que querríamos. Tanto quien escribe este libro como quien lo lee. Eso es un hecho indebatible. No hay nadie infalible, y cualquiera que diga lo contrario estará mintiendo. He visto en vivo y en directo a muchos de los autoproclamados gurúes de la seducción fracasar rotunda y patéticamente. También he visto a muchos otros contar anécdotas exageradas y extravagantes, imposibles de trasladar a la realidad. Otros tantos, dicen ser capaces de hipnotizar a cualquier mujer, en cualquier contexto, y tenerla en su cama en minutos. Mentiras. No se dejen llevar por esto, ni mucho menos lo usen como parámetro para compararlo con su propia realidad. Su única competencia son ustedes mismos. Festejen cada progreso, cada logro. No se depriman porque no tienen lo que otros afirman

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falazmente tener, ya que cada uno muestra la parte que le conviene, y en muchos casos no es verídica. Ni siquiera siendo expertos en estos temas serán capaces de tener siempre lo que busquen, con cada mujer, en cada situación. Desafío abiertamente a cualquier persona normal capaz de demostrarme lo contrario. Perder también es parte del juego, y mal que nos pese, pasa seguido… pero eso es lo que la gran mayoría omitirá contar. Debido a esto he tenido mis crisis con respecto a la utilidad y efectividad de lo que fui aprendiendo con el tiempo. A largo plazo, pensé, te va convirtiendo en un robot social, alguien que se maneja casi sin sentimientos, llevando a una vida vacía. Hasta llegué a pensar que uno termina cosificando a la mujer, tratándola como un objeto. El error está en tomar todo literalmente, y no solamente lo que nos hace bien a nosotros. El objetivo final es estar bien con uno mismo, no levantar mujeres per sé. Cada uno busca algo diferente, pero todos coincidimos en que buscamos estar bien, y jamás deberemos perder eso de vista. Por todo lo antes expuesto, es que decidí hacer un libro donde filtre la gran mayoría de los mitos que hay con respecto a estos temas. Mi idea fue solamente tomar la información útil y real, aplicable por cualquiera. Busqué darle la relatividad que merece a todo, y ponerlo en palabras entendibles, ya que lamentablemente, casi la totalidad de la información relevante se encuentra escrita en inglés. Por último, darle el toque de la suma de toda mi experiencia, para poner por último como frutilla del postre adaptar todos estos conocimientos a nuestra cultura. Nunca sobra recordar que la idea es tratar bien a las mujeres. Siempre se buscará respetar la premisa básica de que lo ideal, es dejar a la mujer en una situación mejor de la que la encontramos… Estamos en esto porque nos encantan las mujeres, y debemos ser los primeros en intentar no ser egoístas para que todos podamos pasarla bien. ¡Estamos en esto por ellas, y para ellas! Cuanto mejor la pasen, mejor nos sentiremos. En fin, éste es el resultado de todo lo expuesto previamente… ¡espero que sea de su agrado!

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ÍNDICE Parte I: Introducción Capítulo 01: Palabras iniciales Capítulo 02: Historia personal Capítulo 03: Porqué estudiar estos temas Capítulo 04: Plantéate esto como un juego Capítulo 05: No te concentres en una sola Capítulo 06: Practica, practica, practica Parte II: Pasos preliminares Capítulo 07: Un poco de historia (y biología básica) Capítulo 08: Ser un macho alfa Capítulo 09: Psicología femenina: cómo ser lo que ellas quieren Capítulo 10: Pruebas de aptitud: cómo se dan cuenta de que somos lo que quieren Capítulo 11: Lidiando con otros hombres Capítulo 12: Crea tu personaje y moldea tu estilo de vida Parte III: Plan de juego Capítulo 13: Nociones previas Capítulo 14: Grupos de personas y su composición Capítulo 15: Apertura Capítulo 16: Transición Capítulo 17: Atracción Capítulo 18: Calificación Capítulo 19: Equilibrio Capítulo 20: Seducción Capítulo 21: Relación Capítulo 22: Post-Relación Parte IV: Juego interno Capítulo 23: Introducción: Creer para ver en vez de ver para creer Capítulo 24: Programación Neuro-Lingüística Capítulo 25: Lenguaje Corporal Capítulo 26: Lenguaje Verbal Capítulo 27: Otros factores a tener en cuenta Parte V: Juego externo Capítulo 28: Daygame y nightgame Capítulo 29: Lugares donde ir y cosas para hacer Capítulo 30: Teléfono e Internet Bibliografía y Contacto

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PARTE I INTRODUCCIÓN

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CAPÍTULO 1 PALABRAS INICIALES “Creo que lo mejor es que seamos amigos”, dijo… y sin entender por qué, te diste cuenta de que a pesar de haber hecho todo bien, nuevamente fracasabas en tu intento por conquistar a esa mujer que por meses había estado en tu cabeza. ¡Sí, justo a esa, que tanto te gustaba! No podía fallar: siempre que ella necesitó algo, ahí estuviste. Siempre te mostraste simpático y con ganas de ayudarla. Incluso, si lo necesitara, hubieras pasado mil aburridas horas acompañándola a ver ropa a algún shopping, o bien le hubieras hecho algún trabajo para la facultad por más que ni siquiera cursaban esa materia juntos. Sin embargo, lo que no podía fallar, falló… nuevamente. “Será que no soy lo suficientemente lindo”, pensaste. “Debe estar loca, o pasando por un mal momento… ¡Es imposible que, con lo cuidadoso que fui, meticuloso en cada detalle sin dejar nada librado al azar, no haya podido lograr nada con ella!”. Después de un tiempo, entiendes que nunca iba a funcionar con ella. A más intentos, más rechazo. Conoces otra mujer, y nuevamente, esa ambición de hacer las cosas bien esperando que esta vez ella se dé cuenta de que realmente vales la pena y caiga muerta de amor entre tus brazos te vuelve a acosar. En verdad, sabes que eres un buen partido… el clásico hombre que toda madre quisiera tener como hijo o incluso como yerno. Sin embargo, no te cansas de escuchar frases como “no estoy buscando una relación seria con nadie”. “Yo tampoco”, respondes muy seguro. Aún así, ni un beso conseguís. A la semana, la ves caminando con un hombre de la mano, como si recién acabara de volver de su luna de miel. ¿No era que no quería nada con nadie? Debe haber cambiado de parecer… ¿en una semana? A los pocos días, la encuentras llorando, y te empieza a contar de ese chico con el que la viste previamente. Instantáneamente, a la velocidad de un rayo, una idea cruza por tu mente: “le voy a demostrar que yo valgo más la pena que él”. No hay caso. Nuevamente, sin noticias… y la otra semana, ¡de nuevo anda con el que la estaba haciendo sufrir! ¿Quién las entiende a las mujeres? ¿A quién no le ha pasado algo parecido? Creo que esta situación le sonará familiar a más de uno, especialmente a quienes estén leyendo este libro. Quizás no exactamente esas palabras, o esa situación. “No sos vos, soy yo”, “no quiero ningún hombre en mi vida en este momento”, “sos como un hermano para mí”, “no quiero que se pierda nuestra amistad” o demás excusas que, en definitiva, siempre dejan ese sabor amargo en el fondo y hacen pensar, cuando se tornan repetitivas, que uno está destinado al fracaso.

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Las mujeres que nos gustan siempre andan con los mismos hombres que aparentan no preocuparse por ellas, ni las tratan bien. ¿Casualidad? A medida que avancen en la lectura, se irán dando cuenta que en realidad nada de esto fue azar, sino más bien, una respuesta completamente natural de parte de las mujeres (acorde a como piensan). También verán que mucho de lo que uno consideraba que hacía bien, realmente no estaba tan bien como uno pensaba (al menos, en lo que se refiere a atraer mujeres). “A las mujeres les gustan los que las tratan mal”, se suele escuchar decir a más de uno que, cansado de hacer las cosas “bien”, sigue fracasando con el sexo femenino. La realidad es que a las mujeres no les gusta que las traten mal, y mucho menos las malas personas, sino que buscan en los hombres algunas cosas que muchas veces encuentran solamente en los que las tratan mal. Ya llegaremos a analizar todas estas cuestiones en profundidad en su debido momento. Prepárate, porque esta lectura probablemente supondrá un antes y un después en tu vida social, y especialmente, en tu relación con las mujeres. Este libro tiene por objeto ser una referencia permanente en todas las situaciones en la que nos veamos rodeados por mujeres. No bastará solamente con darle una lectura rápida y haber entendido los conceptos: se requerirá una lectura profunda, y re-lectura tantas veces como sea necesario, sin quedarnos a mitad de camino antes de probar en carne propia todo lo que se fomenta en estas páginas. De ninguna forma este libro busca ser autobiográfico (salvo que ejemplos personales ilustren bien lo que se quiere transmitir), ni demostrar que yo, quien les escribe, soy un ganador implacable con las mujeres, sin defectos, y con cientos de mujeres en mi haber. Por más que así lo fuera, no vendría al caso, ni sumaría demasiado al aprendizaje de los demás. A ustedes no les interesa la cantidad y calidad de mujeres que pasaron por mi cama, sean muchas o pocas. En estas páginas se buscará dar datos objetivos para su progreso, sin necesidad de buscar la adulación del lector. A pesar de alguno encuentre raro tener que “aprender” a tratar a las mujeres, no se preocupen, yo también me escandalicé cuando supe del tema, ya que como muchos piensan, el trato con ellas es algo que uno debería saber naturalmente, o al menos, aprender mirando. La realidad es que una gran parte de los hombres no es bueno con las mujeres, y esto no debería ser motivo de risa, ya que a pesar de que la gran mayoría jamás lo admita, le gustaría tener una vida sexual o sentimental mejor. Más de uno ni siquiera consideraría apropiado tener en sus manos un libro como este. El simple hecho de estar leyendo estas líneas es un gran paso para lograr eso tan preciado que todo hombre busca.

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Sin embargo, esos mismos que no tienen éxito con las mujeres (o al menos no el que querrían tener) jamás estarán en mejor situación que nosotros: tenemos todo para aprender, y nada para perder… y les aseguro, la diferencia entre quien humildemente reconoce sus carencias y se decide a progresar, y quien se conforme con su estado de carencia, es abismal. Teniendo todo esto en cuenta… ¿Están listos para dejar de escuchar la frase “te quiero como amigo”, o ni siquiera tener contacto con mujeres por vergüenza o timidez, para pasar a atraer mujeres como si fuera algo cotidiano? Si la respuesta es sí, y planean continuar la lectura de este libro… genial, ¡van por buen camino!

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CAPÍTULO 2 HISTORIA PERSONAL Antes que nada, me presento. Me llamo Nicolás, ando en la mitad de mis veintes, abogado. Ahora lo importante… ¿cómo llegué a especializarme en este tipo de temas? La historia es larga, y quizás, interesante para más de uno. Mi vida era la que podía llevar cualquier adolescente normal: a pesar de no ser el más exitoso con las mujeres, no me podía quejar. Los demás aspectos de la vida no se quedaban atrás, ya que tenía una vida activa e interesante. Lamentablemente, la vida tenía otros planes para mí… Pasando por varias complicaciones de salud, me detectaron un tumor detrás de la nariz, de un tamaño considerable. Aparentemente, era un tumor benigno, y requirió una gran operación para extraerlo (además de muchos procedimientos muy novedosos para evitar una hemorragia que podría haber sido fatal). Después de un mes de post-operatorio, en el que a duras penas me pude levantar de la cama debido a la complejidad de la operación y los riesgos de sangrado interno, finalmente volví a la vida normal. Estaba feliz, pero al poco tiempo volví a tener complicaciones. Esta vez, el causante era un ganglio inflamado debajo de la mandíbula, casi en el cuello. Después de otra operación donde extrajeron el ganglio para analizar, y comparando los resultados con los de anatomía patológica que habían hecho del tumor, llegaron a una conclusión. Lamentablemente, me dijeron las palabras que jamás habría querido escuchar: tenía cáncer. Para peor, no quedaba ahí. El cáncer era inoperable, ya que estaba en la sangre, y para colmo, el paso del tiempo había hecho que se expandiera por todo el cuerpo. Como si fuera poco, tenía uno de los tipos más agresivos de lo que, técnicamente, se denomina un linfoma (un primo hermano de la leucemia, en términos coloquiales). Los médicos sabían que mis posibilidades de supervivencia eran pocas. El cáncer me había tomado varios sectores del cuerpo, y amenazaba con seguir haciéndolo, por lo que me tuve que someter a poli-quimioterapia intensiva para poder curarme. A pesar de que el pronóstico no era favorable, después de un año de tratamiento donde no hice más que pasar los días en casa sin salir, sin trabajar, sin estudiar ni nada, finalmente entré en remisión completa. Después de más de un año de lucha y sufrimiento, ¡finalmente estaba curado, contra todo pronóstico! Al volver a la vida normal, más de un año después, todo era diferente. Algunos amigos míos tenían novias desde hacía mucho tiempo y yo ni siquiera las conocía personalmente. Mis compañeros de facultad ya estaban en otro tramo de la carrera, por

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lo que tuve que conocer compañeros nuevos. La gente que me rodeaba había cambiado, aunque en realidad al volver a verlos, el que realmente había cambiado era yo. Algunos de mis amigos ni siquiera me reconocían, ya que había subido más de 20kg de peso culpa de los fuertes corticoides que me administraron en el tratamiento, además de la falta de actividad física por tener que estar en reposo, y también culpa de uno de los pocos placeres que podía darme en mi casa sin salir durante ese tiempo: la comida. Además del sobrepeso, contaba con otra desventaja: la falta de cabello. No tenía pelo, estaba completamente calvo, y tardaría un tiempo en recuperarlo. A primera vista, hasta costaba darse cuenta que era yo si es que no hablaba. Este gran cambio en mi apariencia dilapidó mi confianza, porque pasé de ser un chico medianamente lindo y carismático, a ser una persona mucho más tranquila que no llamaba tanto la atención por mi falta de actitud. Caminando por la calle, empecé a sentirme casi como un fantasma, ya que la gente evitaba mirarme, o bien me daba el asiento del colectivo con miedo de que los contagiara de alguna enfermedad extraña. Por mucho que me pesara, estaba arruinado, justo en el momento que más quería vivir la vida, ya que venía de más de un año sin hacer casi nada socialmente. Una de las cosas que más extrañaba eran las mujeres, porque venía de una larga abstinencia obligada. Sin darme cuenta, había pasado a ser todo lo contrario a lo que una mujer busca en un hombre: sobrepeso, falta de pelo, una personalidad que más que ser admirada a primera vista daba lástima… y por lástima no iba a estar con mujeres, ya que ellas no hacen caridad sino que buscan un hombre en serio. En síntesis: contaba, nada más, con la experiencia de los años anteriores y mis ganas de vivir, que por suerte, eran muchas. Algo debía hacer, ya que incluso una vez que recuperada parte de mi confianza y capacidad de entretener a la gente, todavía no me alcanzaba. Las nuevas reglas de juego hacían que necesitara mucho más que eso para vencer los prejuicios, por lo que tuve que cambiar de estrategia y aprender a lidiar con el nuevo yo, por más que iba a ser momentáneo: volver al gimnasio y a jugar al rugby, comer de forma moderada, haría que lentamente volviera a ser como antes, mientras que el pelo crecería con el simple paso del tiempo… pero lamentablemente, yo quería mujeres, y las quería YA. Aquí fue donde, saltando de libro en libro, e investigando en internet descubrí que había chances de revertir la situación. Lamentablemente, como era de esperarse, las soluciones no eran mágicas ni milagrosas: dependían de uno mismo, sólo con esfuerzo y dedicación. Por suerte, esas cosas me sobraban, por más que no fuera adinerado (el tratamiento y la inactividad me habían dejado sin una moneda en el bolsillo), ni tremendamente bello (de hecho, en ese momento era todo lo contrario), ni contara con muchas otras cosas que las mujeres ven como interesante. Era, simplemente, un

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estudiante universitario aún lejos de recibirme, y sin trabajo. Aún así, pensé que podía perfeccionarme de forma tal que fuera posible para mí atraer cualquier mujer. Empecé a consumir libros de forma voraz, descubriendo que había toda una comunidad aprendiendo y enseñando estos temas. Muchos no hacían más que escribir cosas obvias, mientras que otros se limitaban a escribir basura sobre el tema. “Si querés seducir una mujer, basta con mandarle flores y brindarle todo tu amor en dulces palabras”. En definitiva, como bien dije, basura. En las películas o con mujeres desesperadas, quizás funcione, pero para cualquier hijo de vecino con objetivos razonables esa información era basura. Necesitaba algo más efectivo, y fue así como llegué a leer a autores interesantes que combinaban todo lo que yo ya había aprendido con mi experiencia con técnicas innovadoras y estructuradas útiles para cualquier hombre. Haciendo una mezcla con todos esos datos interesantes, y agregándole la experiencia que me daría mi nueva práctica de esos conocimientos, daría con el perfil indicado para seducir mujeres. Así fue como incluso con todas las adversidades me di el lujo de rodearme de las mujeres más hermosas, gracias a mis conocimientos obtenidos después de muchísima lectura. Los temas que fui incorporando incluyeron desde biología hasta psicología, mezclados con mis conocimientos generales sobre dinámica social, además de la práctica y persistencia en llevar a la realidad estos temas. Hoy en día, ya varios años después, sigo mi aprendizaje por más que ya me considero un conocedor del tema. Siempre hay algo que mejorar o pulir, algún punto flojo en la estrategia, pero aún así, potencialmente ya puedo tener cualquier mujer, después de leer cientos de libros y acercarme a miles de mujeres, de toda clase social, edad, religión o raza. Actualmente, puedo decir que me considero un hombre medianamente apuesto, con la ventaja de haber estado “del otro lado”: puedo conquistar mujeres aún prescindiendo del dinero, el atractivo físico o el poder, cosa que la mayoría de los hombres a los que se les dio fácil con las mujeres no. Sin embargo, ahora también dispongo de esas características a mi favor. Igualmente, no se confundan: no soy infalible, no sé absolutamente todo sobre el tema, ya que no es una ciencia exacta tampoco. De hecho, más que una ciencia creo que es un arte. Los aspectos sociales, en general, son muy relativos, y dependen de muchísimos factores. Repito: no estoy aquí para contarles la cantidad de mujeres hermosas que pasaron por mi cama, ni mis victorias épicas en situaciones completamente adversas. Eso no les interesa (aunque sí creo que saber la causa de mi pasión por estos temas les puede

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servir). Me concentraré netamente en pasarles todo lo mejor que fui cosechando en estos años, sin hacer alarde de mis logros ni intentar convencerlos de que lo que yo diga es lo mejor simplemente porque a mí me fue muy bien. Se darán cuenta ustedes mismos si lo que yo vengo a exponer en este libro les es útil o no, siempre que le den una chance. Con el tiempo, mis amigos vieron los cambios sorprendentes en “mi juego” con las mujeres, lo que despertó su curiosidad. Poco a poco fueron aprendiendo de mí, y leyendo lo que les fui recomendando, con resultados asombrosos. Tiempo después, ya no daba a basto: no podía recomendar y acompañar a todos durante el proceso, como así tampoco había ningún compendio con toda la información de calidad disponible en un mismo lugar, por lo que, después de mucho pensarlo y tener el visto bueno de mis conocidos, decidí escribir este libro con el único objetivo de ayudar a todos aquellos que tienen problemas conquistando mujeres. Yo estuve ahí, y sé lo que se siente, pero también sé como salir de eso. Cuando te das cuenta que estás en un pozo, no sigas cavando… ¡busca la forma de salir! Si todo lo que intentaste te salió mal, entonces la solución es intentar cosas nuevas no quedarse con lo que uno sabe esperando que las cosas se den diferente. En este libro les enseñaré justamente eso: como pasar de ser un tipo mediocre del montón a ser un ganador con el sexo femenino. ¡Suerte en su nuevo viaje hacia una vida más llena e interesante! Espero poder ser una parte fundamental de su cambio, pero recuerden: diga lo que diga, queda solamente en ustedes lograr lo que buscan, yo soy simplemente un intermediario.

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CAPÍTULO 3 POR QUÉ ESTUDIAR ESTOS TEMAS Más de una vez, he recibido preguntas del tipo “¿por qué estudiar estos temas? Yo tengo amigos exitosos con las mujeres y jamás leyeron libros del tema” o bien comentarios como “no tengo éxito con las mujeres, pero creo que leer un libro no hará que eso cambie”. Bien, esto puede ser parcialmente verdad. En el primer caso, hay mucha gente que naturalmente hace muchas de las cosas que las mujeres encuentran atractivas en un hombre, aún sin pensarlo o ser consciente de eso. Sin embargo, aún ellos, en general tienen puntos flojos y no son infalibles, o no están acostumbrados a andar con mujeres excepcionales como con las que les gustaría estar. Justamente pensando en esos puntos flojos es donde incluso para ellos debería ser apropiada la lectura de este libro. Por otro lado, si eres del tipo de persona que hace comentarios como el segundo… bueno, creo que buscar excusas para no mejorar día a día sólo te llevarán indefectiblemente al fracaso (no solamente con las mujeres sino en cualquier aspecto de la vida), y aún así no pensaras así, la mera lectura de éste libro no hará un cambio instantáneo. Lo más importante, vale decir, será siempre la práctica y empeño que le ponga cada uno a aplicar estos nuevos conocimientos. Leer un libro como este y quedarse en casa con los brazos cruzados, o jugando a algún videojuego rodeado de amigos (o peor aún: sólo), no es la solución. Uno tiene que empezar a aplicar todo lo aprendido, y entender que al principio, seguirá fracasando mientras progresa lentamente. Al internalizar todos estos conocimientos (en su conjunto y no por separado) y haberlos aplicado de forma larga y tendida, recién ahí podrá decirse que esa persona tenderá a tener éxito con las mujeres. Por lo tanto, después de leer éste libro… ¡sal de tu casa, y ponte a trabajar en esto! El consejo más importante que puedo darles es no solamente querarse con lo que uno pudiera leer aquí, sino implementar todo este tipo de cuestiones en la vida cotidiana. Los que piensan que uno naturalmente debería saber tratar a las mujeres están equivocados. Lo ideal sería que así fuera, pero más de uno necesita una pequeña ayuda al menos para arrancar (considerando que quiere tener un éxito modesto nada más). Cuando uno no sabe ni por donde arrancar, es mucho más complicado ponerse las pilas y decidirse por hacerlo… pero una vez encaminado, va saliendo todo cada vez más fácil.

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Pensemos nada más en los “mentores” que tenemos a la hora de aprender de las mujeres: nuestro padre (que muchas veces siente vergüenza de hablarnos de estos temas, o bien tampoco es lo suficientemente didáctico como para enseñarnos en el supuesto caso que supiera) o nuestros amigos poco exitosos (que en general son igual de ignorantes en estos temas que nosotros, o bien si saben no pueden explicarnos porque es como si hablaran otro idioma, o cosas que les parecen normales para nosotros no lo son tanto). En algunos casos, nuestro padre o amigos pueden ser geniales en esta función, pero en general, no lo son (y probablemente por eso estén con este libro en sus manos), y si lo fueran probablemente no podrían explicarlo, ya que dirían simplemente que “les sale” como si no fuera mayor problema. Lamentablemente, tenemos un dilema: los que no saben, no nos sirven como mentores, mientras que los que saben tienen dificultades para exponer con palabras concretas lo que los hace exitosos. Los otros mentores, los más abundantes, son del sexo femenino, llámese madre, hermanas, tías, primas, abuelas o amigas. Uno pensaría que el hecho de ser mujer hace que tengan autoridad para hablar del tema, pero la realidad nos indica todo lo contrario. Siempre que intentemos imponernos un poco, demostrando que valemos la pena y haciéndonos respetar, nos invadirán con frases del tipo “sos un cerdo machista”, “hacerle eso a una mujer es de mala persona”, “no te hagas el rebelde”, “a nosotras nos gustan X cosas” (que en la práctica nunca dan resultado) o bien “sos un superficial de porquería, nada más te fijas lo de afuera”. Lamento informarles que todo este tipo de reproches que muchas veces escuchamos, son las mismas cosas que las mujeres encuentran atractivo. Contradictorio, sí, pero real… las mujeres no siempre quieren lo que dicen que quieren (salvo unas pocas, siendo estas una especie de bichos raros que serán ideales para conservar como amigas o incluso algo más). ¡Dejen de hacerle caso a sus madres o hermanas cuando se habla de atraer mujeres! ¿Por qué las mujeres muchas veces no quieren lo que dicen que quieren, incluso si realmente desean ayudarnos, como el caso de nuestra madre o hermanas? La respuesta es porque también parte de lo que nos influencia (tanto a nosotros como a ellas) son los medios: novelas de mala calidad, películas taquilleras sin contenido, publicidades, etc. El ideal de hombre que muchas veces venden no se condice con aquel que en la práctica termina ganando a las mujeres. De hecho, no vale la pena preguntarle a una mujer directamente qué quiere: responda lo que responda, nos debería tener sin cuidado.

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Sería poco lógico que una de las pruebas a las que las mujeres nos someten para considerar si somos aptos para andar con ellas o no, nos la dieran en bandeja como para que la aprovechemos y no la busquemos por nosotros mismos. De esta forma, estaríamos convirtiéndonos, indirectamente, en personas menos desafiantes e interesantes, haciendo de todas formas que pierdan el interés formando una especie de círculo vicioso. Como todos sabemos, no hay fórmula mágica para conquistar a las mujeres. No habrá palabras en código que harán a las mujeres abrirse de piernas tal como se abriría una puerta en un cuento al pronunciarse las palabras mágicas “ábrete sésamo”, como así tampoco hay ejercicios milagrosos para bajar de peso o desarrollar músculos en pocos minutos al mes. El camino fácil nunca nos llevará al objetivo deseado: uno tiene que ser persistente y entender que generar atracción en las mujeres es un proceso, y el cambio no se produce instantáneamente. La mente de la mujer funciona diferente a la de los hombres, ya que con un simple estímulo visual nosotros ya estamos dispuestos a establecer una relación con ellas, mientras que ellas necesitan un proceso más complejo para entablar una relación de cualquier tipo. A medida que avancen en la lectura, modificando determinados aspectos de su vida, que tendrán efectos gigantes en la psicología y percepción femenina, estarán más preparados para lograr lo que se propongan. Aquí nuevamente, surge otro de los inconvenientes comunes… “Si para atraer mujeres tengo que cambiar lo que soy, pretender ser otra persona, modificar mi esencia… prefiero no tener mujeres” es una queja común de más de uno al adentrarse en este nuevo mundo. Justamente, esto apunta a todo lo contrario: uno mismo, así tal cual es, puede llegar a tener a cualquier mujer sin cambiar radicalmente la esencia de su personalidad. La única diferencia será que uno no buscará ser como otra persona, sino que buscará ser su mejor yo mismo, es decir, todo lo que una persona es sin ningún tipo de cambios dramáticos, cuidando algunos detalles y sabiendo cómo responder a cada situación. Una vez que lleguemos a ser el mejor yo mismo estaremos en la posición ideal para estar con las mujeres que siempre deseamos. Si buscamos obtener resultados diferentes, debemos hacer cosas diferentes. No hay excusa. Ahora bien… ¿Por qué no progresar por su propia cuenta? La respuesta, en muchos casos, va de la mano de que más de uno ni siquiera sabe por dónde empezar, e incluso en el caso de que tengan una buena base, los progresos son nulos o ínfimos. En mi caso, una vez que me decidí a mejorar mis relaciones con las mujeres, me dí cuenta que

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progresaba… a ritmo lento, pero progresaba… hasta que me topé con algunos libros que me abrieron la cabeza. De repente, todo lo que había progresado hasta ese momento se sintió diminuto. Metafóricamente, fue como sentir, de un momento a otro, que mi alegría por haber descubierto la rueda y el fuego en solitario había sido una pérdida de recursos y de tiempo ya que a mi alrededor había gente que hacía rato venía colaborando, compartiendo experiencias e información como si fueran un equipo. Mientras yo deliraba sobre cómo construir una carreta a largo plazo gracias a mi reciente descubrimiento de la rueda, ellos ya estaban andando en autos descapotables de lujo. Al principio el choque es bastante grande: ¿como explicarle cómo funciona un automóvil a una persona que a duras penas sabe lo que es una rueda? La realidad es que es muy difícil en un comienzo, y muchas veces incluso desalienta a los que lo descubren frente a sus ojos por no entenderlo o no prestarle el tiempo necesario a su entendimiento. Imagínense la situación de los aborígenes en América cuando los europeos llegaron por primera vez. De un día para otro, cambia todo lo que tenían como concepto de vida. Por más que no lo entendieran en ese momento (incluso si hubiera sido para mejor) iba a costar adaptarse al cambio. En este caso, a diferencia con lo hecho por Colón y compañía, nadie les impondrá nada, sino que serán ustedes los que por voluntad deberán aceptar que esto es una revolución, que rompe todos los paradigmas vigentes en su cabeza para dar lugar a muchísimos nuevos conceptos. Esta diferencia abismal de tecnología es exactamente lo que pasa con el hombre que no tiene acceso a estos conocimientos, o se limita a lo que pudo aprender por su cuenta. Es como pretender salir de cacería (metafóricamente, para cazar una mujer) llevando un arco y flechas mientras que hay otros que llevan armas de fuego. No hay chance de poder estar a la par ni construir las armas de fuego en solitario ya que hubiera llevado demasiado tiempo y esfuerzo en vano. Si no puedes vencerlos, úneteles… y por suerte, en este caso unirse es una decisión acertada, e ilustra bastante bien en respuesta a la pregunta con la que empezamos este capítulo. Así como yo de a poco me había adentrado (sin darme cuenta) en esta especie de comunidad (como a muchos les gusta autodenominarse), lentamente sus conceptos y conocimiento fueron llegando más lejos con la noticia de que la mujer ya no era un misterio que decodificar sólo, y con la ayuda de Internet se expandió potencialmente hasta casi todos los rincones del planeta civilizado.

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Esta gran expansión justamente se debe a que tenemos en nuestras manos algo que nunca supusimos que podía existir, y que realmente marca un antes y un después en nuestra vida en este aspecto (y en muchos otros, porque sus principios son aplicables en otros planos sociales). Con el tiempo, al juntar los frutos de lo que supieron cosechar, lo mirarán con otros ojos. A medida que se fue progresando, fueron surgiendo varias escuelas de conocimiento de las mujeres y como conquistarlas, en general casi todas medianamente efectivas. Sin embargo, sin importar el “sistema” que se use a la hora de conquistar mujeres, lo importante será cumplir con lo fundamental de las ideas del mismo. Al principio, valdrá la pena tener a mano algo muy concreto y preciso de qué decir o qué hacer, pero una vez que aprendamos qué cosas hacer en general, en cada situación, será cuando hayamos dominado realmente el juego de la conquista femenina, y podremos aplicarlo con cualquier mujer, en cualquier situación, en cualquier momento. Muchos de los sistemas propuestos por otros autores sugieren actuar bajo algunas condiciones particulares: si bien enseñan, por ejemplo, como ganar una mujer en una noche en algún lugar cómo un boliche o un bar, no enseñan a ser exitosos con una compañera de la facultad, y viceversa. En este libro, intentaremos cubrir la mayor cantidad de opciones, tanto en lo que buscamos como en lo que somos nosotros como base para obtenerlo. Nótese el detalle que casi no se hace mención al aspecto físico, sino más bien, a la personalidad, y es justamente porque contrariamente a lo que muchos de nosotros creemos, las mujeres no valoran tanto lo estético como sí lo hacemos los hombres, sino que buscan otro tipo de cosas en nosotros. Justamente, eso lo hace más estudiable al asunto, y más dentro de nuestras posibilidades mejorarlo. Obviamente, la importancia de la estética existe, simplemente que no es lo único que importa (ni mucho menos, lo más importante) a la hora de ser exitosos. No podremos cambiar nuestra apariencia radicalmente de un día para otro (al menos no hablando de rasgos característicos de nuestra fisonomía) pero sí podremos cambiar nuestra forma de relacionarnos con los demás, y para nuestra suerte, es lo que más importará. Así como las mujeres usan maquillaje a la hora de seducir hombres, los hombres tenemos a mano herramientas como los conocimientos de este libro para obtener lo que buscamos, y sería tonto no aprovecharlo. Como bien dijimos, al hombre le atraen otras cosas que a las mujeres, y es por eso que, entre muchas otras cosas, para un hombre muchas veces es difícil entender qué quiere una mujer, ya que biológicamente estamos diseñados para buscar diferentes cosas como

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atractivas en el sexo opuesto. Bien, podemos saber lo que un hombre quiere en una mujer… ¿pero sabemos lo que una mujer quiere en un hombre?

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CAPÍTULO 4 PLANTEATE ESTO COMO UN JUEGO Casi todo lo que hacemos puede ser perfeccionado y mejorado con el tiempo, la dedicación y la práctica. El juego de la atracción y seducción no es una excepción, y justamente, la idea será que sea un juego propiamente dicho. Uno tiene que sentirse cómodo y disfrutar del contacto femenino. Cuanto más relajado uno esté, mejor saldrán las cosas, ya que de hecho, éste es un juego en el cual uno no tiene nada que perder. Toda aproximación a una mujer tiene probabilidades de ganar, especialmente, una vez que se hayan perfeccionado todos los conceptos de este libro en su conjunto (de hecho, las probabilidades de ganar serán casi totales). Sin embargo, el resultado (ganar o perder) poco importará a los fines del aprendizaje. Uno tiene que ver qué cosas funcionan, para seguir haciéndolas (o aún así, mejorarlas o perfeccionarlas) y ver en qué se falla para corregirlo, o hacerlo de forma diferente. Si ganamos una mujer, no solamente habremos aprendido sino que además habremos disfrutado mucho, y si perdemos, también será positivo, ya que tendremos más experiencia y cosas para mejorar, estando todavía más cerca de nuestro objetivo. Cuando hago alusión a nuestro objetivo, me refiero a poder ser una persona que atraiga mujeres con facilidad. ¡Lo importante es el proceso, no el resultado! Una victoria aislada, una seducción bien realizada, o ganar mujeres esporádicamente no será nuestro objetivo, sino desarrollar el potencial de poder estar con la mujer que queramos, bajo casi cualquier circunstancia, haciendo que sepamos cómo responder a cada situación. Insisto: proceso, no resultado. Lamentablemente, no tenemos muchas opciones más que jugar. Si bien jugando tenemos posibilidades de perder o ganar, si decidimos no jugar no habrá otra opción más que perder. A pesar de todo lo malo que puede dar el juego, es curiosamente interesante que incluso sabiendo que arriesgamos nos puede ir muy mal, aún así perdemos más si no arriesgamos. Como todo juego, lo principal es la diversión. Tiene que ser divertido jugar, llenarnos en algún punto. Jugar el juego para pasarla mal no sirve… meterse en estos temas para sufrir o recordar lo perdedores que somos con la vida no es jugar. Ante todo, para jugar deberemos buscar pasarla bien. Jamás hay que olvidarse de eso. En éste juego nunca se pierde. Si uno va a tomarse cualquier hecho como si fuera algo personal, jamás será capaz de lograr llegar al objetivo. Nadie es perfecto, cada persona es diferente, cada situación es distinta. Hay mujeres que quizás vienen de un día

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horrible, y lo primero que quieren es tratar mal al primero que se les cruza nada más que para descargarse, por lo que si tuvimos la pésima suerte de cruzarnos con una mujer así, no debemos sentirnos mal por lo que nos diga. Otras mujeres quizás lo único que quieren es levantar su autoestima y satisfacer su ego, por lo que salen muy producidas con todos los signos de “hoy vine a conseguir al mejor hombre del lugar”, y sin embargo, se van solas… pero con una gran cantidad de hombres interesados por ellas que lucharon toda la noche a ver qué podían conseguir. Otras tienen novio y son fieles, otras son lesbianas… no importa porqué no lleguemos a lo que buscamos, JAMÁS debemos tomarnos un rechazo como algo personal. En general, a éste tipo de mujeres que buscan solamente subir su autoestima y satisfacer su ego a nuestra costa, bastará con ignorarlas o negarlas (analizado en profundidad durante el capítulo dedicado a la atracción) un poco para que ellas mismas vengan a buscar nuestra aprobación. Aún así, especialmente cuando recién arrancamos a aprender éstas cosas, será muy difícil efectivamente hacerlas caer en lo que buscamos cuando no están predispuestas a acceder a más que recibir halagos e interés de nuestra parte. Para el hombre común, estas mujeres serán las clásicas histéricas, las “calientapavas”, y buscarán dejarnos con las ganas de algo a toda costa para volver a su casa felices. Al principio, podrán hacer que nuestro juego parezca ineficiente, o que algo falla… y ahí es cuando mejor hay que jugar. El problema está en que puede llegar a ser muy frustrante cruzarte a éste tipo de mujeres, especialmente al principio, ya que si uno llegase a tomarse sus respuestas y actos como algo personal, puede conducir a dilapidar nuestra autoestima y ganas de seguir jugando, e indirectamente acabar con nuestro disfrute del mismo. Por más que aparezcan algunas mujeres así en el juego, no hay que desanimarnos bajo ninguna circunstancia, ya que el juego es a largo plazo. Parte del proceso, entonces, consistirá en saber que es un juego y no tenemos nada que perder, especialmente, si no nos tomamos lo que pase como si fuera algo personal. Con el tiempo aprenderán a disfrutar de esto, ya que se sentirán cómodos y verán como incluso las mujeres se acercan a nosotros sin que siquiera las busquemos. Paciencia, perseverancia y dedicación serán nuestros pilares a respetar siempre. Si jugamos a lo que ellas quieren, estaremos perdidos. Ellas serán las que tengan hacer lo que nosotros queremos, cuándo lo queremos y cómo lo queremos. Es su responsabilidad ser las encargadas de conquistarnos y no a la inversa: ellas nos comprarán tragos, ellas serán las primeras en demostrar interés, etc. Los roles se invierten, y eso nos hará diferentes al resto, lo cual generará que ellas nos vean con mejores ojos.

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Este juego es difícil de jugar, pero la recompensa vale la pena, ya que una vez llegado a nuestro objetivo, nadie nos podrá quitar el potencial de poder conquistar cualquier mujer. Una mujer al azar podrá no darnos lo que buscamos, pero habrá muchos peces en el mar deseosos de probar nuestra carnada. Una frustración no debería definir nuestro juego, como así tampoco una victoria esporádica. Tal como hay mujeres mal predispuestas, hay otras que salen pensando “hoy como lo que venga, no tengo problema” por lo que hasta en el caso de hacer las cosas mal se puede ganar una mujer, incluso, si es una mujer muy deseada por la mayoría de los hombres. Ese tipo de victorias no deberán nublarnos la vista: el fin principal es aprender a jugar el juego de la mejor forma posible. Estaremos jugando permanentemente, en todos lados: en el trabajo, en la facultad, en el shopping, la biblioteca o el supermercado… no importa el lugar, el juego existe. En algún punto, todo esto es similar al ajedrez u otros juegos de estrategia. Habrá muchas jugadas planificadas previamente, practicadas hasta el cansancio para saber cuáles serán las reacciones de los demás para nuevamente saber qué hacer. La improvisación y creatividad tienen su lugar, pero muchas veces los puntos fuertes estarán en lo conocido de punta a punta para no tener margen de error. Siguiendo con las analogías con el ajedrez, podremos encontrarnos con gambitos de las mujeres, pruebas que nos ponen para ver si caemos y perdemos, como a su vez podremos caer deliberadamente en la trampa para tender una trampa nosotros, algo así como un contragambito. A veces ni hará falta eso: se puede llegar a ganar la partida con un par de movimientos torpes si es que la otra persona no sabe jugar, como pasa con el jaque mate pastor, pero sabemos que eso no funcionará con los mejores jugadores (las mujeres altamente percibidas por los hombres, es decir, las que generalmente son las más lindas y más deseadas). En el ajedrez también, por momentos, se puede tornar complicado hacer un movimiento sin que nos perjudique: por nuestros errores previos, cualquier cosa que hagamos no hará más que empeorar la situación en la que estamos. La mejor opción sería no movernos, lo que se conoce con el nombre de “zugzwang” (que viene del alemán Zug, jugada, y Zwang, coacción, obligatoriedad). En esos casos, tomando de forma análoga sus ideas, será mejor jugar otra partida directamente en vez de intentar remendar los errores, es decir, intentar buscar otra mujer con la cual podamos hacer bien las cosas. Siguiendo con la misma temática, haciendo una analogía entre el juego de la seducción y otros juegos, podemos entrar en el plano de la teoría de los juegos, donde existe lo que se conoce como Equilibrio de Nash (formulado por John Forbes Nash en 1950). Si hay un conjunto de estrategias tal que ningún jugador se beneficia cambiando su estrategia

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mientras los otros no cambien la suya, entonces ese conjunto de estrategias y las ganancias correspondientes constituyen un equilibrio de Nash. Es decir, cuando jugamos deberemos optar por nuestra mejor estrategia teniendo en cuenta la estrategia de la otra persona. En el juego de la seducción pasa lo mismo: nuestras mejores armas serán las que más sirvan dadas las circunstancias y la persona con quien tratamos. Más de uno comete el error de olvidarse de que, a pesar de su importancia, la seducción es un juego, y como todo juego no debería condicionar nuestra vida de forma radical. Cuando uno empieza a agarrar buen ritmo, se vuelve bastante adictivo: los nuevos conocimientos revolucionarios marcan un antes y un después en nuestra forma de ver las cosas, y se torna complicado no compenetrarse con el juego a puntos inimaginables, llegando a ser lo más importante en nuestra vida diaria. Imaginen que esto es como un videojuego, que jamás se corre riesgos en la vida real. Jugamos, nos matan. Game over. Ponemos otra ficha y seguimos jugando, como si no hubiera pasado nada, con el personaje como nuevo, hasta que ganemos. Esa gente que se compenetra y obsesiona en exceso con el juego termina descuidando otros aspectos básicos de la vida: no sería la primera vez que en su campaña por perfeccionar su juego dejen de lado otras prioridades como trabajo, estudios, amigos, familia… hasta la salud en algunos casos. Lamentablemente, careciendo de esas cosas tampoco podremos mejorar nuestro juego, así que incluso intentando perfeccionar nuestro juego no hay excusa para descuidar las necesidades más básicas. Si no trabajamos, no vamos a poder vivir bien… necesitamos comer, vestirnos e higienizarnos, mínimo. Si no lo hacemos, eso tendrá una repercusión directa en nuestro juego. Aplicar estas estrategias con dedicación no nos tiene que definir, sino que debe ser simplemente un complemento. Se es médico, arquitecto, abogado, repositor de supermercado, mozo… hijo, padre, amigo… y además, se puede ser todo lo que buscamos ser con respecto a las mujeres. Cuando llega el punto de que lo único que somos es un artista de la seducción, estaremos siguiendo el rumbo equivocado.

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CAPÍTULO 5 NO TE CONCENTRES EN UNA SOLA Hay muchas mujeres. Muchísimas. Ya no vivimos hace miles de años dónde la cantidad y variedad de mujeres era limitadísima, con todas las consecuencias que ello acarreaba. Hoy en día se puede salir y encontrar decenas (o incluso centenas) de mujeres que reúnan todos los requisitos que buscamos… entonces, ¿por qué concentrarnos sólo en una? Puede ser difícil al principio, pero en la práctica es lo mejor. Que no se malinterprete: al decir que no vale la pena concentrarnos sólo en una no me refiero al hecho de necesitar estar con más de una mujer a la vez, sino más bien, a no darle una importancia suprema a ninguna mujer en particular, porque objetivamente ninguna lo vale, al menos no a los fines del juego. Si estamos solteros, conociendo otras personas, podemos conocer la cantidad de gente que queramos y no necesariamente ponerle todas las fichas a una que quizás no termine siendo lo que esperábamos. En general, muchos de los que lean este libro lo harán pensando en esa mujer especial, en ese amor imposible, que hace años da vuelta por su cabeza… y jamás pudieron acceder a ella, ya sea por timidez, a la imposibilidad de llevarlo a la práctica por cualquier razón de logística, o bien porque en reiteradas ocasiones demostró que no estaba interesada. Sí, seguramente al leer estas líneas te sientas identificado. Es normal, a todos nos pasa. Lamento ser duro con esto, pero lo mejor (al menos por el momento) es no seguir intentando con eso. Esa mujer que ustedes creen divina, una semi-diosa bajada del olimpo, bien sabe lo que ustedes piensan de ella, y si intentaron algo, probablemente se lo habrán expuesto. Indirectamente, al mostrarse así, están demostrando un bajo valor lo cual los condena a que sea muy difícil revertirlo, especialmente, cuando todavía no perfeccionaron su juego. En vez de insistir con esa mujer, olvídense, y salgan a buscar otras. Algunos autores hasta consideran concentrarse en una sola mujer imposible una especie de enfermedad que perjudica nuestro juego. Esa enfermedad es lo que algunos llaman “monitis” o “monoitis”, y en general se debe a inseguridad. Algunos hombres son demasiado dependientes de lo que los rodea, y su felicidad está toda concentrada en esa mujer. Cuando alguien se les acerca, les da miedo perderla ya que piensan que ella puede cambiarlos por alguien mejor, dejándolos sin su fuente de felicidad. Este tipo de hombres necesitados terminan quedándose solos.

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No tengan mentalidad de escasez, pensando que esa mujer es la única que les conviene, o incluso, la única que puede darles bola. Todo lo contrario: hay abundancia de mujeres de todo tipo, incluso de mujeres excepcionalmente lindas, inteligentes, cultas, simpáticas y cualquier otra cualidad que busquemos. Todas ellas estarán dispuestas a conocernos si es que tenemos lo que ellas buscan. Cuando pensamos en las mujeres, es algo así como aprender a pescar. Si todos los días nos dan un pescado, tendremos para comer sin problemas, pero dependeremos de quien nos da el pescado. En cambio, si aprendemos a pescar, podremos tener el pescado que queramos, o incluso muchos pescados. La idea es aprender a pescar, y no depender del pescado que nos regalen. No dependamos de las mujeres que tenemos por seguras, sino que tenemos que generar nosotros mismos poder estar con la o las mujeres que deseemos. El amor muchas veces funciona de forma contraintuitiva. Cuanto más difícil de conseguir sea algo, más lo querremos. No se preocupen, a las mujeres les pasa lo mismo y podemos usar esto para nuestro beneficio. Cuando uno tiene sentimientos por otra persona, o simplemente está obsesionado con una mujer, muchas acciones contraproducentes pueden salir de nosotros. Demostrarle mucho interés, rebajarnos al punto de casi rogarle que nos dé bola, elevarla como si fuera una mujer diferente al resto y otras actitudes de este tipo solamente harán que nuestro juego se vea muy perjudicado. Nuestros conocidos, mirándolo objetivamente, suelen intentar aconsejarnos. Tengan mucho cuidado de quien reciben consejos: si la otra persona no es realmente exitosa en estos temas, puede que sus consejos no sean del todo útiles, y si lo es, tampoco hay que tomarlos como algo indiscutible. Aún así, una opinión objetiva de lo que nos pasa nunca está de más. Nuestra respuesta ante cualquier objeción suele ser “pero vos no entendés, ella es especial”, y es justamente ese tipo de respuestas lo que nos indica que nos estamos centrando demasiado en esa sola mujer. Ese “especial” que decimos, en realidad es momentáneo, irreal e ilógico. Ninguna mujer lo es y todas son reemplazables, por más duro que suene, y el tiempo les demostrará que efectivamente es así por más que no lo vean. Si no me creen, hagan la prueba y estén con otras diez mujeres diferentes. Verán que cada una tiene cosas nuevas que no tenían en cuenta, haciéndole sombra a su preferida en muchos aspectos. Todo lo que desencadena considerar a una mujer como especial y diferente al resto, suele ser negativo para nuestro juego. Es una especie de bola de nieve: peor hacemos las cosas, más queremos estar con ella, más interés demostramos y todavía peor hacemos las cosas, por lo que aún más queremos estar con ella y nuevamente más rechazo

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recibimos, y así sucesivamente hasta que recibimos una respuesta lapidaria de su parte haciendo que nuestro ego y nuestros sentimientos se vean heridos. Indefectiblemente nos alejamos (que es lo que ella originalmente buscaba), y quizás hasta caigamos en un pozo depresivo aún peor, sin ganas de estar con otra mujer que no sea ella. Siendo más extremistas, puede ser incluso peor aún, y terminamos sin ganas siquiera de seguir nuestra vida cotidiana. Comer, estudiar, trabajar… todo se torna difícil sin ella. ¿Cómo pudimos sobrevivir hasta ese momento sin su presencia? Sentimos que nos morimos si no le hablamos, si no la tenemos cerca, si no la tocamos… un roce de su mano nos parece divino, y nos alegra por semanas. Es irrisorio. ¡Bajen de esa nube! Sigan jugando… Lamentablemente, es fácil decirlo pero todos alguna vez hemos caído en esto. Pero no lo hagan o no lo vuelvan a hacer. Recuerden, no se lo tomen como algo personal, sean objetivos y no subjetivos con estos temas. Así, indirectamente, van a terminar logrando todo lo que buscaban, incluso con esas mujeres que realmente les interesan. No sigan sus instintos, actúen de forma inteligente, y hagan lo mejor para lograrlo. No se dejen llevar por sus sentimientos: conténganse. A la larga, verán como podrán disfrutar sus éxitos, solamente evitando hacer las cosas mal. Dante Alighieri fue un gran poeta, que incluso al día de hoy, es impactante leer. En algunas de sus obras más importantes como “La Divina Comedia” o “Vida Nueva” no solamente es capaz de deleitar a cualquier lector sino que, además, también cuenta muchos de su vida. Además de ser un gran poeta y escritor, Dante también fue un amante empedernido. A la tierna edad de 9 años conoció a Beatrice Pontinari, de quien se enamoró perdidamente, sin condicionamientos. Curiosamente, este amor fue más bien unilateral… pero Dante, contra viento y marea, juró y perjuró su amor por Beatrice, incluso, dedicándole muchos de los mejores versos jamás escritos a una mujer, y que incluso hoy cerca de setecientos años después, se siguen leyendo en todos los idiomas. Tal fue la importancia de Beatrice que fue casi la razón de su vida… pero lamentablemente, no solamente jamás pudo corresponder su amor, sino que además desgracidamente Beatrice falleció a los 25 años. Al año siguiente, Dante se casó con otra mujer, con quien tuvo cuatro hijos… pero eso no quitaría que, incluso decenas de años después, su amor siguiera siendo Beatrice. Incondicional. Eso era Dante… y quizás para más de una mujer, un romántico incurable, ese tipo ideal para agarrar y no soltar más. Beatrice evidentemente no pensaba lo mismo. Ni siquiera “La Divina Comedia” escrita para ella pudo hacer que la situación cambie. Dante tiene que matar a Beatrice. Sí, leyeron bien. La tiene que matar, de una vez por todas. No puede ser que le siga jorobando la existencia muchísimos años después de haber dejado de existir en su vida. De hecho, en algún punto, ni siquiera se podría decir que alguna vez realmente “existió” en su vida, más que en su imaginario que derrochaba amor a granel mientras a Beatrice le daba igual. Ojalá se hubiera enamorado en serio de otra, especialmente, de su esposa y madre de sus hijos… pero lamentablemente, si así hubiera sido, jamás hubiéramos tenido “Divina Comedia”, ni mucho menos, estaríamos pensando en él y sus cosas. No es tan fácil matar a Beatrice… pero quizás, sólo quizás, si la mataba realmente (en su mente) hubiera sido mucho más feliz.

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CAPÍTULO 6 ¡PRACTICA, PRACTICA, PRACTICA! Por más que pueda sonar redundante, muchas veces esta regla es pasada por alto. La gente en general busca resultados rápidos, completamente efectivos y carentes de esfuerzo. La realidad es que tendrán que esmerarse para lograr llegar al objetivo de, potencialmente, poder conquistar a cualquier mujer, y parte de ese esfuerzo verá sus frutos al incorporar conocimientos de calidad (como, por ejemplo, leyendo este libro), como así también aprender a nuestra propia experiencia, distinguiendo qué cosas funcionan para nosotros y qué cosas no. Si lo que buscamos es tomar lo útil y descartar lo que no nos sirva, debemos probar cada cosa que hagamos reiteradas veces, de forma tal que sepamos qué nos beneficia y qué nos perjudica. No basta simplemente con decir cosas de memoria como si se estuviera dando un parcial en la facultad, sino que depende de muchos pequeños detalles. Por ejemplo, la forma en la que se transmiten las palabras podrá definir que lo que digamos sea positivo o negativo a la hora de atraer una mujer. Con el tiempo, verán que respetando la mayoría de estas reglas, dirán variedad de cosas, incluso algunas de ellas contraproducentes para ustedes, y tendrán beneficios, ya que lo que más importará será la forma en la que las digan: transmitiendo confianza, demostrando valor y generando atracción. De más está decir que uno no debe abusar, ya que cuanto más codiciada sea la mujer en cuestión, menos margen de error tendremos. Para ir aprendiendo todo lo que uno va leyendo y experimentando, hay que practicar con mujeres reales, y cuanto más cercana estén a lo que buscamos mejor. En un principio no hará falta que sean mujeres completamente fuera de lo que consideramos nuestro objetivo, sino simplemente con abrir conversaciones con un grupo de mujeres y entretenerlas por un rato bastará para ir notando un progreso. A medida que avancemos, iremos definiendo bien lo que buscamos y tendremos las armas necesarias para atacar con efectividad. ¡No desesperen! Todo llega a su tiempo. La perseverancia es su mejor aliada. Que ningún rechazo femenino los condicione de forma tal de desear abandonar el nuevo proyecto antes de ver los frutos. La cercanía a la perfección llega lentamente, por lo que hay que estar preparados para lo que Mario Luna en su libro “Sex Code” denomina “efecto crisálida”. La crisálida es el estado intermedio entre la oruga y la mariposa, cuando es una larva. Debido al tiempo que lleva aprender mejorar, habrá también un estado entre lo que es un principiante y

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un experto que hará recapacitar permanentemente si lo que estamos haciendo vale la pena o no, llenándonos de inseguridad hasta ver los resultados. La mejor manera de pasar esta etapa es seguir practicando hasta que salga. Al principio quizás parezca un sinsentido o bien lo que hagamos no funcione porque no lo hacemos exactamente como se debe, pero no hay que desanimarse: empezamos siendo lo que sería un gusano, una oruga proyecto de mariposa, que una vez superado el efecto crisálida, saldrá de la misma una hermosa mariposa si tenemos la paciencia necesaria para sobrevivir todo el proceso. Una de las causas reales de porqué es necesario practicar se debe básicamente a que, en nuestra cultura, la tendencia es que los hombres sean los que propongan y las mujeres las que dispongan, es decir, que el hombre será el que suela tomar la iniciativa y la mujer la que decida si accede o no a lo que buscamos. Sabiendo que muchas veces incluso son las mujeres las que incitan que un hombre les pida algo que en el fondo son ellas las que lo buscaban, uno no puede estar esperando este tipo de oportunidades por siempre, y mucho menos considerando que las mujeres que suelen hacer eso no son las del tipo que buscaremos ganar. Partiendo de esa base, las mujeres que busquemos en general serán mujeres deseadas por los hombres: lindas, llamativas, simpáticas. Promotoras, modelos, mozas, strippers. Mujeres ejecutivas de alto nivel, que destacan por su belleza, estilo e inteligencia. Sea cual sea nuestro objetivo, en general, este tipo de mujeres comparten algo: tienen hombres acercándose a ellas permanentemente. Bastará un simple cálculo para darnos cuenta: una mujer linda, que tiene una vida social medianamente activa (amigos y amigas, sale de noche, etc) tendrá muchísimas opciones a lo largo del día de hombres que se acercan interesados en conseguir algo con ellas. Una mujer promedio, incluso, también tiene muchísimos hombres interesados. La mayoría de los hombres verá a una mujer linda como un objeto sexual antes que nada, por lo que ellas estarán acostumbradas que en cualquier momento y situación los hombres intenten conseguir algo de ellas. Entonces veámoslo con un ejemplo (invento los números con fines didácticos): suponiendo que durante la semana una mujer de este tipo tiene unos 20 hombres que se la acercan (probablemente sean más, pero supongamos que son 20), y se le acercan desde que tiene 18 años (lo cual realmente no suele suceder, ya que empiezan a salir y rodearse de hombres mucho antes), si hoy en día tiene 25 años en su vida habrá tenido:

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X

20 veces por semana 52 semanas en un año (aproximadamente) 7 años

TOTAL: 7280 acercamientos de hombres interesados en ella Eso significa que, por ejemplo, una mujer como la que vimos habrá tenido más de 7000 candidatos (por llamarlos de alguna forma) que intentaron lograr algo con ella… todo un número, ¿no? En cada experiencia con cada uno de ellos, tuvo que aprender que muchas de las reglas de cortesía no deben aplicarse. Si la mujer se tomara el tiempo de conocer uno por uno a todos los que intentaran algo con ella para ver si son el indicado, no le daría el día siquiera. Es por eso que las mujeres naturalmente aprenden cómo deshacerse velozmente de los candidatos que no pasan su filtro inicial, y decodificar también rápidamente el interés en los hombres como para responder acorde, ya que su tiempo es valioso y probablemente si haya salido preferirá pasarlo bien, divirtiéndose con sus amigas, antes que escuchando a alguien que a sus ojos no vale la pena. En esos miles de personas que se le acercaron, entonces, habrá aprendido muchísimo de la dinámica social de la atracción y seducción, y sabrá como responder y dejar en claro lo que quiere para no perder el tiempo. Ahora bien… ¿Cuántas mujeres han encarado ustedes? Piénsenlo. Estarán jugando el juego contra mujeres que naturalmente son más perceptivas y detallistas que los hombres (en eso hay que darles la derecha), por lo que tienden a saber jugar mejor el juego instintivamente, y además, tienen más de 7000 prácticas en su haber como para esperar algo diferente de lo que hagamos nosotros. Difícil competencia, ¿verdad? No es caprichoso recomendarles practicar mucho, ya que necesitaremos ser nosotros quienes llevemos las riendas del juego y no ellas. Deberán ser ellas las interesadas en lo que nosotros tenemos para ofrecerles, y ser nosotros los que decidimos si queremos o no. Seremos nosotros los que dispongamos de lo que ellas propongan o nos hagan inducir que quieren. A grandes rasgos, éste es el principal objetivo de la práctica: adquirir experiencia tal que el juego salga naturalmente bien, y uno no tenga problemas con el juego propio por lo que podrá dominar a gusto y placer la conversación y la situación con la mujer. Ellas se darán cuenta velozmente de que no somos un fracasado del montón, y se divertirán con el juego también. Todos se divierten, todos se llevan lo que buscaban, todos felices…

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Llegado el caso de que las cosas no vayan como esperamos y seamos rechazados, no hagamos ni digamos nada fuera de lugar. No hay que insultar, no hay que maldecir, no hay que mirar mal a la otra persona. Seamos buenos perdedores, demostraremos que podemos tomarlo con altura y hasta quizás ella al ver eso cambie un poco su parecer. Hacernos los superados nos hace ver aún más perdedores. Simplemente, si no se dan las cosas como esperábamos, digamos “un gusto conocerte”, y a otra cosa. Nada más, nada menos. Entonces, plantéense como objetivo salir a practicar a la vida real, y no quedarse con lo que lean en cualquier libro (ni siquiera en éste) para adecuarlo a sus posibilidades. Sean persistentes, y pónganse pequeños objetivos. Si ven que no pueden siquiera iniciar conversación con las mujeres incluso después de haber leído que no hay razones lógicas para sentir ansiedad al hacerlo, empiecen por algo incluso más fácil. Vayan a algún lugar con mucha gente (un shopping, una librería, un supermercado) y saluden con una sonrisa a todas las personas que pasan. Parecerá algo tonto, pero no solamente los pondrá en un modo social activo (les saldrá mucho más fácil saludar gente a medida que lo hacen) sino que, además, se darán cuenta que la gente no muerde y que, en cambio, hasta quizás reciban alguna respuesta favorable casi sin buscarla y terminen logrando algo que no tenían planeado. Una vez que hagan eso, empiecen con otros objetivos más ambiciosos: abrir y entretener a un grupo de mujeres, conseguir el teléfono de al menos un objetivo esa noche, cerrar con un beso, etc. De a poco, casi sin darse cuenta, les saldrá cada vez más fácil y se acercarán más a lo que buscan.

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PARTE II PASOS PRELIMINARES

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CAPÍTULO 7 ENTENDIENDO A LAS MUJERES: UN POCO DE HISTORIA (Y BIOLOGIA BASICA)… El hombre es un mamífero, más precisamente, un primate. Hace más de 100.000 años, se podían encontrar unos pocos miles, o a lo sumo, decenas o centenas de miles, en todo nuestro planeta. Como muchas especies parecidas a la nuestra (salvando las distancias), el hombre se fue dando cuenta de los beneficios que daba vivir en sociedad, por lo que juntándose poco a poco con sus pares formando pequeños grupos sociales a los que muchas veces (por no decir casi siempre) pertenecían a lo largo de toda su vida. Por esa época (tal como pasa aún hoy en día), el hombre buscaba básicamente una cosa: sobrevivir. No solamente sobrevivir individualmente, sino sobrevivir como especie, por lo que también jugaba un papel fundamental la reproducción. Sobrevivir era, más que nada, ser capaz de conseguir alimentos y estar lo suficientemente protegido ante cualquier tipo de amenaza (incluso interna, dentro del grupo social). Reproducirse era… bueno, creo que no hace falta mucha explicación, ya que para lograr eso están leyendo esto, ¿no?. Reproducirse era básicamente intentar multiplicar la especie, haciendo a su supervivencia. La forma de hacerlo era teniendo sexo con la mayor cantidad de mujeres genéticamente bien dotadas, que probablemente darían a luz descendientes aptos para sobrevivir y reproducirse también. Se pueden encontrar interesantísimas referencias e información de calidad sobre estos temas en el libro de Richard Dawkins llamado “El gen egoísta”, cuya lectura, a pesar de no hablar específicamente de los temas que nos interesan referidos a la seducción, es más que recomendable. Si necesitáramos sobrevivir, tendríamos muchas formas de mejorar nuestras chances (aprender a cazar o a pelear son buenos ejemplos). Si nacemos con desventaja, deberemos buscar obtener ventajas por otro lado (como lo es aprendiendo cosas nuevas). En el mundo moderno, una buena forma de sobrevivir sería aprendiendo artes marciales, y de esta forma ante cualquier agresión, estaríamos mejor preparados. Un arte marcial, por definición, hace alusión al arte de la guerra, buscando la supervivencia mediante la autodefensa. Ahora bien, ¿cómo podríamos mejorar nuestras chances de reproducción? Aprendiendo artes venusianas, es decir, cómo conseguir poder llegar a tener intimidad con una mujer, apuntando a la reproducción. El término artes venusianas fue acuñado por primera vez por Erik Von Markovik (conocido popularmente como Mystery) en honor a la diosa romana del amor, Venus. En síntesis: si queremos sobrevivir aprendemos artes

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marciales, y si queremos reproducirnos aprendemos artes venusianas (y para aprender eso están estas páginas). A quienes aprendan artes venusianas, muchos de los miembros de la comunidad interesada en estos temas los denominan Pick-up Artist, palabras en inglés que significarían algo así como artista del levante. Otros, en cambio, prefieren llamarlos directamente artistas venusianos (Mario Luna, por ejemplo, los denomina Aven, por la abreviatura de artista venusiano). Como verán, los Aven sea como fueren llamados comparten algo en la denominación: lo llaman arte, y la verdad es que no están para nada equivocados. Hacer todo de forma armoniosa y congruente requiere realmente mucho talento. Muchas veces, incluso, no estaremos simplemente levantándonos una mujer sino que estaremos casi haciendo un show frente a un grupo de personas, entreteniéndolas y atrayendo indirectamente a nuestro objetivo. En realidad, las diferencias entre un artista venusiano (Pick-up Artist) y otros artistas como los comediantes que actúan en vivo (Stand-up Artist) son muchos menos de las que pensamos, y las similitudes abundan (la interacción con otras personas, ser el centro de la atención, saber llevar un grupo, saber qué decir y cómo decirlo para producir las reacciones esperadas, etc). Las artes venusianas no serán el único medio que tendrán los hombres para estar con mujeres, ya que lógicamente, si así fuera, sería mucho más complicada la reproducción de la especie. Muchos hombres tendrán de forma innata la mayoría de las características de un Aven sin necesidad de aprenderlas. Este tipo de personas son denominadas naturales, que vendrían a ser todos aquellos que tienen un, para algunos, inexplicable éxito con las mujeres incluso sin ser notoriamente apuestos, adinerados o famosos. Los naturales, mediante su actitud, son capaces de conseguir mujeres sin demasiados problemas, ya que lo llevan como algo que es parte de ellos. La contrapartida de los naturales son los hombres promedio, que generalmente tienen dificultades para tener éxito con las mujeres. o bien lo tienen esporádicamente (casi podría decirse, de suerte). Estos hombres promedio, en la comunidad son generalmente denominados AFC (average frustrated chump, que significaría algo así como tipo frustrado promedio) o en los países hispanoparlantes también se los denomina fruscos. No es malo ser un frusco, ya que de hecho, la gran mayoría de los hombres lo son. Tampoco necesariamente significa ser un perdedor con las mujeres: simplemente, significa ser un hombre más del montón, que no se destaca por su éxito en este aspecto. Dentro de la categoría de fruscos o AFC encontramos a muchos de nosotros: los que suelen quedarse siendo amigos de las mujeres, los que son babosos y quieren aparentar tener muchas mujeres pero no las tienen, los tímidos que a duras penas pueden mirar a

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los ojos a una mujer, o bien el vecino de al lado de casa que hace su vida normalmente pero tiene menos mujeres de las que querría (ya que simplemente es uno más del montón, lo cual no está mal, pero se deferencia de un aven en que este último buscará destacar y tener la mayor cantidad y calidad de mujeres posible). Otros fruscos también son los que tienen un amor imposible desde hace años con quien nunca pudieron alcanzar lo que buscaban (algunos incluso pasan años observando de lejos a una mujer sin saber que hacer), sufriendo una especie de enfermedad obsesiva por ella que opaca cualquier intento con otras mujeres… lamentablemente, la desesperación por falta de mujeres a su vez hace que cada vez menos mujeres se fijen en nosotros, formando una especie de círculo vicioso del que se hace muy difícil salir. La mayoría de los aven serán fruscos reformados, que con tiempo y esfuerzo llegan a hacerse maestros en el tema. La falta de éxito con las mujeres es el detonador que hace que uno quiera mejorar debido a la falta de éxito innato que, en contrapartida, tienen los naturales. En general, los AFC o fruscos suelen entenderse poco con los naturales: es como si hablaran otro idioma en lo que a las mujeres respecta. Los aven (o los fruscos en reformación, que empezaron a entrar en la revolución de las artes venusianas pero recién están aprendiendo), en cambio, ven a los naturales con otros ojos: son objeto de estudio y aprendizaje para ellos, y además, muchas veces también buenos amigos, ya que entienden exactamente lo que otros hombres promedio no. Los naturales, por otro lado, se sienten halagados de que alguien admire sinceramente su talento natural con las mujeres, y hasta puede aprender cosas que no tenían en cuenta gracias a los aven. En síntesis: se llevan bien y pueden complementarse. Retomando a los conocimientos de biología con los que arrancamos, dijimos entonces que los hombres buscarían a las mujeres para reproducirse y mejorar la especie ¿Qué hembras eran las más dotadas genéticamente para la supervivencia de la especie? Las más bellas. En general, las mujeres más simétricas, con mejor relación de cintura/cadera, grandes pechos, bajo porcentaje de grasa corporal y otros atributos que hacen a su belleza y femineidad. Las que tenían estas características eran las mujeres genéticamente más deseables, ya que denotaban, entre muchas otras cosas, salud y fertilidad. Instintivamente, el hombre está diseñado para buscar hembras con estas características. Las hembras o mujeres, en cambio, ¿qué buscaban para reproducirse? Nuevamente, buscaban los machos genéticamente más deseables, los que mejor capacidad de supervivencia y reproducción tenían, pero buscaban también otras cosas (ya no se basaban meramente en la belleza para decidir). Los “machos alfa” de las manadas solían

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ser los únicos que procreaban con las mujeres, y el resto de los hombres solamente podía intentar llegar a ser el macho alfa del grupo en otro momento. Muchas de las características de un macho alfa estaban dadas básicamente por su poder (en este caso, generalmente relacionado a la fortaleza física, que indicaba genes más aptos para la caza o bien por la protección ante cualquier tipo de amenaza al círculo social). Pues bien, parece que estamos hablando de hombres muy cercanos a los monos que vivieron hace miles de años, aunque realmente no es así, ya que en definitiva en algún punto seguimos siendo así. Ustedes, hoy en día, ¿buscan mujeres bellas? En general, si un amigo viene y les dice “estuve con una mujer ayer”, ¿qué es lo primero que preguntan? Generalmente, su curiosidad será saber si estaba buena, si era linda. Dudo que haya alguien que pregunte qué tan simpática era la mujer como primer pregunta. Es más, si nos quieren presentar una mujer, y cuando les preguntamos cómo es, nos dicen “es simpática” y no agregan nada más, instantáneamente sospecharemos que no es linda y en muchos casos la descartaremos. Por más cruel y duro que suene, los hombres valoramos a las mujeres, especialmente, por su apariencia física, o al menos, ese es el primer gran filtro que una mujer debe pasar para entrar bajo nuestro radar en casi todos los casos. Insisto, quizás es cruel… pero es simplemente instinto. Como bien dice David De Angelo: “la atracción no es una elección”, y realmente, será algo incontrolable para nosotros (como así también lo será para ellas al encontrar lo que buscan). El hombre naturalmente se siente inclinado a tener pluralidad de mujeres. En general, teniendo una mujer fija e importante, y poder de todas formas tener relaciones sexuales con otras si es que la oportunidad se presenta. Por más que no lo crean, la monogamia es simplemente una cuestión moral, legal o religiosa que se mantuvo en el tiempo, pero no es lo que naturalmente el hombre instintivamente busca. Cada uno hace lo que quiere con su vida, y puede tener las costumbres, creencias y valores morales que prefieran (sin que esto afecte su éxito con las mujeres, ya que es indiferente), pero por más que no estemos de acuerdo, naturalmente el hombre buscará tener relaciones con la mayor cantidad y variedad de mujeres disponibles ya que eso es lo que dicta su instinto. Las ventajas para los hombres al pasar sus genes son obvias, y la mente estará diseñada de esta forma. Sin embargo, gran cantidad de hombres aún así decide tener una pareja fija a quien serle fiel (por conveniencia, practicidad, o como un acuerdo que sería imposible de llevar a cabo de no brindar exclusividad) reprimiendo sus deseos naturales de estar con muchas otras mujeres también. En consecuencia, no se sientan mal por ser hombres, y por sus deseos de estar con muchas mujeres: es culpa de la naturaleza, no de ustedes.

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Aún teniendo en consideración lo expuesto previamente, uno puede tener una relación saludable con cualquier mujer: al menos yo lo hago llegado el momento, y no me quejo de no tener posibilidades de estar con otras mujeres al mismo tiempo, ya que si encuentro a la persona indicada prefiero ser fiel y tenerla al lado, antes que tener pluralidad de mujeres. El instinto puede ser reprimido, aunque eso no quite que naturalmente de todas formas exista. Al hombre, naturalmente hablando y considerando sus chances de reproducción, llevar una vida de promiscuidad le ayudará. Piénsenlo de esta forma: cada mujer con la que está es una especie de cupón que llena para ganar un premio, y si el coste de cada cupón es relativamente bajo (no nos cuesta nada tener una relación sexual con una mujer, y de hecho, es placentero… el mayor riesgo real sería el contagio de una enfermedad de transmisión sexual, y aún así, probablemente pasen años donde podremos fecundar decenas de mujeres hasta morir, lo cual, biológicamente hablando, es negocio para la especie) mientras que los beneficios son muy altos, claramente vale la pena llenar tantos cupones como sea posible. La mujer, dadas las circunstancias, estaba naturalmente destinada a convertirse en un recurso sexualmente escaso. A pesar de haber aproximadamente el mismo número de hombres y mujeres, la mujer es fértil sólo en un período concreto del mes mientras que el hombre lo es siempre. Una vez fecundada, deja de ser fértil por al menos nueve meses, mientras que el hombre puede seguir fecundando mujeres sin problemas. Hagan las cuentas conmigo: diez mujeres, un hombre… en nueve meses, tenemos diez bebés. Diez hombres, una mujer… en nueve meses, tenemos un solo bebé (obviamente, sacando posibilidades de nacimientos múltiples que no son la regla general). Inevitablemente, en consecuencia, la mujer sexualmente es un bien escaso. Vale agregar, además, que la mujer no es fértil toda su vida, mientras que el hombre no tiene límite de edad. Esa situación de escasez es lo que hace que sea la mujer la encargada de elegir al mejor candidato, que con sus genes le dará a su hijo mejores chances de sobrevivir y replicarse. El mejor candidato, muchas veces, es el mismo que el de las demás: eso no importa, ya que recordemos que un hombre puede fecundar a muchas mujeres. Eso, indirectamente, recorta aún más las posibilidades de éxito del resto de los hombres. La mujer no tiene mucho margen de error a la hora de elegir: si quien elige no vale la pena, sería muchísimo tiempo y esfuerzo perdido de forma innecesaria. Nueve meses de embarazo, muchos más hasta que el bebé se pone grande y fuerte, y aún mucho más hasta que puede empezar a valerse por sí solo. La inversión es muchísima (mientras que la del hombre es ínfima). No solamente estaría criando un bebé que probablemente sea

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inferior al de las demás (que se reprodujeron con el mejor candidato y tienen una genética más apta para sobrevivir), sino que además durante la mayoría de ese tiempo no podrá criar otro hijo. Teniendo esto en cuenta, resulta completamente lógico porqué más de una vez estamos condenados al fracaso con determinados tipos de mujeres: una vez cometido un error muy grave, quedamos fuera de su lista de candidatos de forma irremediable, y será mucho más difícil remendar el error para volver a la lista que empezar desde cero con cualquier otra con la que no hayamos cometido errores. Esto también explica porqué la mujer se siente mal, o es condenada por la sociedad, al estar con muchos hombres. Las mujeres actuales descienden de mujeres que no fueron proclives al sexo libre con el primer hombre que se le cruzara, por lo que evolucionaron de forma tal de no permitir que eso pase. Sentirse una chica fácil entonces será imperdonable, y la actividad sexual esporádica no solamente no será común en la mayoría de ellas sino que será repudiada siempre que sea posible. Nuevamente, su instinto arrastrado por miles de años de evolución se impone frente a lo que hoy en día es una actividad placentera de bajo riesgo para ellas (y muy pocas lo entienden así, lamentablemente). ¿Qué tan importante es el instinto natural al momento de elegir un compañero sexual o una pareja? Deberíamos, para responder esta pregunta, saber como funciona su cerebro. Como ocurre con muchos otros objetos de estudio, al estudiar la anatomía del cerebro desde el proceso evolutivo que lo originó hace que lo podamos analizar de mejor manera. Desde esta perspectiva, el neurocientífico norteamericano Paul MacLean llegó a interesantes conclusiones después de analizar profundamente los trabajos previos de James Papez sobre la biopsicología de la emoción. MacLean dice que el ser humano cuenta de “un cerebro triple”, ya que el cerebro tiene tres capas o niveles: 

El cerebro reptiliano, que comprende el tallo cerebral, regula los elementos básicos de supervivencia, como la homeostasis. Es compulsivo y estereotipado.



El cerebro paleomamífero, que comprende el sistema límbico, añade la experiencia actual y reciente a los instintos básicos mediados por el cerebro reptil. El sistema límbico permite que los procesos de sobrevivencia básicos del cerebro reptil interactúen con elementos del mundo externo, lo que resulta de la expresión de la emoción general. Por ejemplo, el instinto de reproducción interactuaría con la presencia de un miembro atractivo del sexo opuesto, lo que genera sentimientos de deseo sexual.

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

El cerebro neomamífero, la neocorteza, regula emociones específicas basadas en las percepciones e interpretaciones del mundo inmediato. Los sentimientos de amor hacia un individuo particular serían un ejemplo de este tipo de emoción.

Estos cerebros han evolucionado en ese orden, partiendo de lo más básico hacia lo más complejo. A pesar de estar interconectados, existe una especie de inarmonía entre ellos ya que de vez en cuando pueden actuar con cierta independencia o imponerse a los otros. Al encontrarnos frente a un conflicto, suele predominar lo instintivo antes que nada (es decir, el cerebro más básico, el reptiliano). Lo mismo sucede en cuanto a generar atracción: las mujeres responderán mucho mejor frente a estimulaciones instintivas y básicas, que frente a estimulaciones más complejas. Las mujeres encontrarán más interesante, por ejemplo, un hombre demostrando poderío sobre el resto antes que una serie de argumentos elaborados de porqué deberían sentirse atraídas por nosotros. Debido a esto, en general, no tiene sentido explicarle a una mujer que hace las cosas bien o mal, o que debería sentirse atraída por nosotros: simplemente, el cerebro reptiliano “es más fuerte” incluso sabiendo que lógicamente no es así. Por eso al atraer a una mujer, deberemos hacerlo desde un plano más profundo, del que ni siquiera ellas sean conscientes… deben reaccionar como cuando uno toca el fuego e instantáneamente saca la mano, y no como el adulto que le explica al niño que no ponga la mano en el fuego porque se va a quemar (ya que de todas formas, probablemente, lo terminarán haciendo). Servirá más que el niño se queme y aprenda, que toda la explicación de sus padres por más buena que sea. Con las mujeres, lo mismo. Otra especialista llamada Magda Arnold razonó que, para que un estímulo provoque una respuesta o un sentimiento emocional, el cerebro primero debe evaluar el significado del estímulo. Después, las evaluaciones llevan a las tendencias a la acción. Según esta teoría, lo que da cuenta de los sentimientos conscientes es la tendencia sentida a dirigirse hacia objetos y situaciones deseables, y a alejarse de los no deseables. Aunque las evaluaciones pueden ser conscientes o inconscientes, tenemos acceso consciente a los procesos de evaluación tras el hecho. Es decir, incluso frente al instinto hay siempre una evaluación previa del hecho en el plano emocional. Aún así, hoy en día hay muchas prácticas que van contra el instinto natural, como por ejemplo, ¿qué sentido tiene que en el mundo moderno nos atraigan los pechos grandes y firmes cuando cualquier mujer puede hacerse una cirugía plástica para aumentarlos? ¿Y el maquillaje o tratamientos cosméticos de todo tipo? O bien, ¿cómo beneficiamos a nuestros genes cuando nos masturbamos o utilizamos cualquier tipo de anticonceptivo

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como los preservativos? Sin embargo, el instinto está: para nuestro organismo, ese tipo de acciones será como haber reproducido la especie. Sabiendo todo esto, no deberemos excedernos: como bien dije previamente, al menos en mi caso, si decido establecer una relación seria y sincera con una mujer, hago las cosas bien. Hacer las cosas bien, indirectamente, significa reprimir mis deseos de estar con otras mujeres, para poder tener a la mujer que quiero al lado mío a largo plazo (y esto lo considero negocio, ya que si no lo hiciera, no estaría con ella). Tampoco vale justificar con los impulsos naturales otros tipos de actitudes: cualquier tipo de perversión que produzca un daño en las mujeres (violencia o abuso) no será algo natural, sino un problema que probablemente deba tratar un psiquiatra o especialista en esos temas. Como bien se explicó previamente, para reproducirse la mujer buscaba poder, y todavía hoy en día sigue sintiéndose atraída por eso. El dinero, el poder político, la fama y la inteligencia son formas actuales de poder. Indirectamente, en cuanto al aspecto estético, también buscan poder. Los hombres altos son mejor percibidos que los bajos, mientras que los hombres de contextura atlética también suelen ser mejor vistos que los flacos desgarbados. Lógicamente, un hombre de mayor tamaño y contextura más atlética probablemente sea más apto para la supervivencia y para defender a sus seres cercanos que uno más pequeño. Un claro ejemplo de cómo los hombres altos son mejor percibidos por la sociedad en general se puede encontrar buscando en las empresas multinacionales. En el libro “Blink”, su autor Malcolm Gladwell cuenta que buscando entre las 500 empresas más ricas según la revista Forbes (eminencia en el tema), en promedio, los directores (CEO) de empresas estaban rondando 1.82m de estatura, siendo cerca de 8cm más que el promedio para su sexo en su país. Visto así no parece muy impresionante, pero realmente lo es. Lo interesante es que estadísticamente, solamente un 14,5% de todos los hombres en Estados Unidos miden más que 1.82m (el promedio de los directores), mientras que los directores esa cifra es del 58%... pero eso no es todo: solamente 3,9% de su población masculina supera 1,88m, mientras que en el caso de los directores son más de un tercio de ellos los que superan esa medida. Aún peor: 2,5cm de diferencia de altura en promedio cambian 789 dólares al año en cuanto a sueldos para el mismo puesto, misma experiencia en mismas condiciones. Es decir, un hombre de 1,90m frente a uno de 1,70m tiene más de 6000 dólares de diferencia al año, por lo que a lo largo de su vida la diferencia es más que notable. Impresionante, ¿verdad?

Volviendo a la naturaleza, curiosamente el hombre tiene muchos comportamientos Las mujeres también tienden a percibir mejor a los hombres altos frente a los no tan altos… bastante similares a los otros animales, y basta unos pocos para pero aún así, no es algodeindispensable. Muchos de citar los hombres más ejemplos exitosos con lasdarnos mujeres que conocí a lo largo de mi vida estaban por debajo de la altura promedio, pero aún así su éxito era increíble.

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Nada más que para darnos una pequeña idea de hasta qué punto el ser humano es similar al resto de los animales, basta una pequeña comparación de sus actitudes con las de sus pares del reino animal. Entonces, podemos decir que los hombres suelen: 

Ir a territorios pequeños junto con otros machos donde las hembras van específicamente a seleccionar pretendientes que estén contendiendo por ellas (como cuando las mujeres van a bailar súper producidas para seducir hombres).



Ir a territorios grandes donde abundan las mujeres pero los hombres no suelen ir, mostrando ser diferentes (como cuando los hombres van a clases de Pilates u otras actividades donde la gran mayoría son mujeres, con el objetivo de conocerlas)



Elegir lugares donde sean visibles de forma tal que una mujer que pase por ahí los note (ir a gimnasios, playas y similares con el objetivo de que alguna nos vea)



Demostrar los animales que cazamos para que vean que podemos alimentarlas (invitarlas a nuestra casa para que vean lo ricos que somos, dispuestos a proveerlas)



Tener las armas como para llamar la atención en todo momento, a la espera de que cualquier hembra lo note, como el caso del Pavo Real con su plumaje (en el caso de los hombres, es ir al gimnasio, comprarse ropa, tener accesorios de moda, autos llamativos, etc.)

Momento… ¿tan similares a los animales (y especialmente, a los monos) seguimos siendo? Lamentablemente, sí. El mundo que nos rodea, durante los últimos cientos de miles de años (período donde apareció y evolucionó el hombre hasta lo que es en la actualidad) cambió poco y nada. Sin embargo, el ser humano cambió muchísimo en ese período de tiempo, pasando de vivir en chozas y vivir de la caza y la pesca, en comunidades de unas pocas decenas de personas, a vivir en rascacielos con comodidades y servicios de todo tipo, en gigantes centros urbanos constituidos por millones de personas llamadas ciudades. Aún así, instintivamente, seguimos estando más cerca del mono primitivo (o más exactamente, de los primeros hombres que habitaron el planeta) de lo que pensamos. El código genético del ser humano es en un 98% similar al del chimpancé (si les interesa profundizar en el tema, les recomiendo leer el libro de Jonathan Marks “Qué significa ser 98% chimpancé”). Por más que no queramos verlo, somos casi idénticos en

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todo sentido a ellos y muchas de las cosas instintivas que podemos observarles son también aplicables a los humanos. No es de extrañarnos, entonces, que las mujeres se vean más influenciadas por lo que sienten más que por lo que entienden. Se puede ilustrar qué tan instintivos y anticuados realmente somos con un simple ejemplo, que es se la dificultad que tienen muchos hombres para entablar el primer contacto con mujeres hermosas. Actualmente, viviendo en comunidades de millones de personas, tenemos mujeres para elegir en cantidad. Lógicamente, sentirse rechazado por una mujer no tendría que provocar ningún tipo de reacción adversa en nosotros, ya que simplemente podríamos ir e intentar atraer a otra mujer, sin problema alguno, ya que hay cientos de esas mujeres a nuestro alrededor y probablemente jamás volvamos a ver a esa mujer con la que no pudimos concretar. En síntesis, no tenemos nada que perder y a cambio podemos ganar mucho, pero aún así muchas veces el temor a acercarnos a ellas puede más. Lógico, sí, pero nuestro instinto primitivo nos traiciona más de una vez. Acostumbrados a vivir en comunidades de unas pocas decenas de personas (supongamos 50), el hombre primitivo arriesgaba mucho más que hoy en día al intentar atraer a una hembra. Analicemos en primer lugar algunos números. Suponiendo que de las 50 personas que formaban el grupo social la mitad eran mujeres, de las cuales solo la mitad se encontraba en edad reproductiva (ni muy niña ni muy anciana), serían unas 12 mujeres disponibles. De esas mujeres, habría que descartar las que no eran lo suficientemente atractivas (o genéticamente provechosas para la especie, analizándolo más técnicamente) y las que ya estuvieran tomadas por otros machos de la manada. Eso nos dejaría con unas pocas hembras para elegir, por lo que la posibilidad de atraerlas era muy importante y no debía bajo ningún concepto ser desperdiciada. Al intentar conseguir una de esas pocas mujeres, uno corría riesgos bastante grandes…en primer lugar, si en nuestro acercamiento terminábamos haciendo el ridículo, probablemente generaría que entre las mujeres se hablaran entre sí sobre el hecho, indirectamente condenando la vida sexual quizás hasta de por vida. Por otro lado, si una de las mujeres estaba tomada por el macho alfa (quien en general tenía tomadas a casi todas las mujeres interesantes de la manada), los riesgos eran aún mayores: el macho alfa él mismo, casi siempre más fuerte y grande que nosotros, nos haría pedazos si se enterara, o bien quedaría como opción el exilio (condenándonos casi seguro a una muerte segura en solitario). Es por todo este instinto primitivo que muchos hombres tienen miedo a acercarse a las mujeres (lo que más adelante denominaremos técnicamente como ansiedad al

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acercamiento), a pesar de no haber ningún riesgo razonable de que el rechazo pueda dañarnos de alguna forma. No vendrá ningún macho alfa amenazante, ni el resto de las miles de mujeres se enterarán del hecho, y aún así, instintivamente sentimos esa ansiedad extrema y miedo al fracaso cuando nos vemos atraídos por una mujer. En el pasado era lógico pensar varias veces si acercarse o no a una mujer. Hoy en día, esa costumbre es perjudicial: cuanto más lo pensamos más ansiedad nos da y menos nos acercamos. Pensar demasiado las cosas nos va a jugar siempre en contra, por lo que debemos actuar sin pensar tanto. Lo que finalmente pase nos debería tener sin demasiado cuidado, y repensar tanto las cosas siempre tiende a hacer que no hagamos nada. Otro ejemplo de hasta qué punto los instintos influyen en las acciones de las personas está en la causa por la que la mayoría de las mujeres tiene mucho miedo a las arañas y las ratas. Ese temor irracional que más de una siente, se debe a que en el pasado, los machos eran los cazadores y las mujeres se quedaban en casa haciendo otras tareas, entre las cuales se encontraba recolectar frutos. Al hacerlo, metían la mano en pastizales o arbustos poco visibles, donde más de una vez había bichos de todo tipo, entre ellos, arañas o pequeños roedores, que al sentirse atacados se defendían. Hoy en día, todavía, se ve el legado en las mujeres con las que convivimos. Se dificulta muchas veces tomar las riendas de la situación y cambiar las cosas, más cuando lo vemos como algo que es normalmente así y no debería cambiar. Al escribir estas palabras aparece gratamente en mi mente una historia interesante sobre un experimento psicológico que tuve la grata suerte de releer en el libro de Adrián Paenza “Matemática, ¿estas ahí?”. Leída con una mente abierta y objetiva, es un claro ejemplo de la realidad que a veces encontramos en nuestra vida diaria sin darnos cuenta. A partir de este llamado al pensamiento abstracto - y aclarando que cualquier error, falta, omisión, defecto o supresión de virtud que vislumbren en ustedes mismos a partir de esta nota es de tácita inclusión e incumbencia de quien escribe -, los invito a seguir leyendo: "Un grupo de científicos encerró a cinco monos en una jaula. En el centro de la misma, colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de bananas. Cada vez que un mono intentaba subir la escalera para agarrar las frutas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo. Después de cierto lapso de tiempo, cuando un mono pretendía subirse a la escalera, sus pares lo molían a palos. Pasado algún tiempo más, ningún mono siquiera soñaba con treparse a la escalera, a pesar de la constante tentación de las bananas. En esa instancia, los científicos

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sustituyeron a uno de los monos. Por supuesto, por simple reflejo, lo primero que intentó el animal “nuevo” fue subir la escalera. Resultado esperable: de inmediato fue bajado y convenientemente surtido por los otros cuatro. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no volvió a intentar trepar. Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al novato. Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho. Lo mismo ocurrió con el cuarto, hasta que el único que quedaba de la inicial camada de cinco monos abandonó la jaula también. Los científicos estudiaron el comportamiento del nuevo grupo de animales que, aún cuando nunca habían recibido un baño de agua helada, continuaban golpeando con saña a aquel que intentase llegar a las bananas. Si fuese posible hacer hablar a algunos de los monos, y se le preguntara acerca del motivo por el cual castigaban al que intentara subir la escalera, con certeza la respuesta habría de ser algo como: «No sé, las cosas siempre se han hecho así aquí...»" ¿Les resulta reconocible la circunstancia? Queda claro que hay muchos paradigmas con los que convivimos a diario sobre los cuales no siempre nos ponemos a reflexionar. Uno de ellos, como vimos, es por ejemplo el terror a acercarnos a las mujeres bonitas como si fueran un bicho raro que nos va a comer. Si uno objetivamente se pone a reflexionar sobre el asunto se dará cuenta de que no hay ningún peligro ni justificación lógica ante ese tipo de reacción, sino que, de hecho, es una reacción que arrastramos de cuando era lógico instintivamente hacerlo. Así como en un principio moler a golpes al mono que se subiera a la escalera, cuando los monos fueron cambiando y jamás habían recibido un baño de agua helada aún conservaban la costumbre de los monos originales. En nuestro caso, hace miles de años era justificable ser extremadamente cauteloso a la hora de acercarse a una mujer porque podría terminar en desastre, pero hoy en día esa costumbre ya no tiene sentido bajo ningún punto de vista, y no admitirlo sería ser casi tan primitivo como los monos de la historia. Empecemos a reconocer este tipo de costumbres o cosas que damos por naturales, pensémoslas, y démosle un nuevo significado. Cambiemos el paradigma cuando sea necesario. Revolucionemos nuestra vida, y vayamos un paso adelante del tipo frustrado promedio.

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CAPÍTULO 8 CARACTERISTICAS DE UN MACHO ALFA Todos sabemos, en algún nivel consciente o inconsciente, que hay hombres que suelen llevarse la mayoría de las mujeres, mientras que todo el resto los mira con envidia. No hace falta ser muy detallista para darnos cuenta que, incluso de niños, este tipo de niños son los que suelen ser los líderes de los grupos, incluso sin darse cuenta. Los que no entran en esa categoría simplemente llaman la atención de forma esporádica, ya que las mujeres no se suelen fijar en ellos desde un punto de vista sexual. A veces, sin embargo, los ven como buenos amigos. Justamente no debemos caer en esto si buscamos tener algo sexual con las mujeres, sino que debemos actuar de forma más dominante demostrando liderazgo, tal cual haría un macho alfa en la naturaleza. Si hay algo que los caracteriza es su capacidad de liderazgo: las mujeres suelen valorar muchísimo a los hombres que son capaces de liderar a otros hombres, por lo que muchas veces con el simple hecho de dominar (de buena forma, claro) a sus amistades masculinas habremos sumado varios puntos a sus ojos. Entre sus características podemos encontrarnos con que suelen ser seguros de sí mismos, con una alta autoestima, lo que hace que se vean poco afectados por cualquier problema que les surja, incluyendo también indiferencia al rechazo. Un macho alfa puede ser agresivo si se ve amenazado, pero al mismo tiempo es capaz de bromear con las mujeres sin problemas. No son posesivos o celosos (porque un macho alfa puede estar con quien quiera, así que una mujer particular no hará que lo haga sentir necesitado por ella). A pesar de todo, son emocionales: se apasionan por lo que hacen y lo transmiten a los demás permanentemente, pero lo que no les interesa los despreocupa. En contraste con los machos alfa, nos encontramos con los machos beta. Los beta son nerviosos, tienen un estado social bajo y son normalmente seguidores del líder, porque carecen del carisma de los alfa. En general se suelen ver muy afectados por el rechazo, y muchos de ellos son algo tímidos, con autoestima más bien baja. Cuando ven una mujer, se suelen poner pesados y demostrar algo de desesperación debido a su falta de éxito, cosa que a los machos alfa no les sucede. La mayoría de los beta son los clásicos tipos buenos que componen la mayoría de los hombres. Ellos en la práctica casi parece que suplicaran por tener sexo con una mujer, haciendo todo tipo de despliegue esperando ser recompensados (llegar a su casa en un buen auto, llevarla a una cena de lujo, etc). Al final de la noche, se quedan con las ganas… pero no aprenden de esto ya que siguen intentando por el mismo camino.

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La mayor carencia de los tipos buenos (betas) está en el hecho de que son predecibles y aburridos. No presentan un desafío. Si se les pide algo, cumplen. Intentan convencer lógicamente a las mujeres de que son buenos para ellas, sin entender porqué no pueden darse cuenta por ellas mismas. Las mujeres necesitan acción, desafíos, que las cosas las tomen por sorpresa de vez en cuando… y todo eso es lo que les transmite un macho alfa al ser impredecible. Sabiendo como actúa un beta y sus dificultades para ganar mujeres, debemos evitar todo tipo de pensamientos como “si esta mujer me deja, me costará mucho conseguir otra”, “¿cómo hago para caerle bien a esta chica?”, “cualquier oportunidad que tenga con una mujer es bienvenida porque sino puedo llegar a no tener sexo por meses” y demás actitudes que no se corresponden con cómo un alfa pensaría o actuaría. Ese esfuerzo por agradarle a las mujeres, especialmente si es notorio y exagerado, baja nuestro valor muchísimo. Históricamente, los machos beta basaron su acotado éxito en ser proveedores de las mujeres: como no podían darles una personalidad y actitud dominantes, decidieron ofrecer bienes materiales, comodidad y servicios a cambio. Este tipo de actitudes las mujeres las decodifican rápidamente: invitarles un trago en un boliche, especialmente si ni siquiera saben su nombre, es una actitud de proveedor, característica de un beta. Es como si estuvieran transmitiendo que se dan cuenta de que su valor es menor al suyo, por lo que agregan una cena, regalos, rosas y demás para compensar esa carencia, lo cual no funciona. Un macho alfa no necesita de esto para conquistar a una mujer: sabe como hacerla sentir, instintivamente, que esa personalidad avasallante, de hombre siempre decidido y sin tapujos, es lo que debe elegir. Si decidimos invitarles algo, debe ser porque nosotros queremos o para recompensar que ella hace lo que buscamos, y no hacerlo porque ella nos lo pida. Si ella quisiera algo podremos tenerlo en cuenta, y dárselo en otro momento para quedar bien, sin de esta forma dar la imagen de proveedor permanente como si estuviéramos intentando comprarla con esas acciones. Es tanto el deseo femenino por los machos alfa que incluso más de una vez dejarán que sea el macho alfa quien las satisfaga sexual y sentimentalmente mientras que sea el macho beta quien sea el encargado de proveer a la familia. Mientras que el macho alfa en la naturaleza fecunda a las mujeres, el macho beta se hace cargo de sus hijos y da alimento a la familia con tal de al menos estar cerca de la mujer. El problema de ser un beta entonces pasa también por el hecho de que la táctica de orbitar alrededor de la mujer esperando por una chance (“hombres satélite”) mientras pasa el tiempo sin resultados no suele funcionar. Especialmente los más tímidos

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recurren a esto: esperar el momento adecuado y que en un golpe de suerte las cosas se den a su favor. Lamentablemente, este tipo de hombres terminan siendo solamente una especie de tampones emocionales de las mujeres, ya que mientras las escuchan atentamente sobre todos los problemas con los hombres idiotas de sus vidas, jamás considerarán tener algo con ellos por considerarlos sus amigos. Admitámoslo: aún reconociendo que el tipo del que hablan es malo, siempre terminarán volviendo a acostarse con él en vez de con el bueno que lógicamente las intenta convencer gracias a incontables horas ofreciendo su tiempo para que se descarguen. Al hablar de los requisitos de un macho alfa, se tendría que tener en cuenta también lo que inconscientemente muchas mujeres quieren, que es un hombre independiente, completamente responsable de sus actos, que no necesite de nada ni de nadie para estar bien, siendo siempre auto-dependiente. Por más que no lo admitan, la mayoría de las mujeres encontrarán esta actitud atractiva, mientras que otros hombres que les den cualquier cosa que deseen para lograr su simpatía no serán vistos de la misma forma. Preocupándose tanto por ellas, demuestran que valen mucho menos al no estar a la altura de las circunstancias. Estos hombres, con suerte llegarán a ser, a lo sumo, amigos. Las mujeres realmente lindas incluso llegan a acostumbrarse a este tipo de trato en que los hombres les dan todo lo que piden. Pensarán, incluso, que es común que ellos hagan cosas sin recibir nada a cambio. Nosotros debemos ser diferentes: no darles todo lo que quieran, o si decidimos dar, que sea porque nosotros queremos y no porque ellas pidan. Lamentablemente, llegado el caso actuarán como ofendidas. Nosotros instintivamente buscaremos recomponer las cosas ya que de lo contrario habrá más chances de que no progresemos más. La solución es lógica: no hicimos nada para ofenderlas, y no debemos siquiera pedir disculpas. En la realidad, sucede lo contrario: ese miedo por fallarles nos jugará en contra, y les demostrará que “somos uno más del montón” porque buscarán justamente al que NO le dé todos los gustos. Si el hombre es lo suficientemente independiente y despreocupado como para no querer atender sus caprichos, eso será una gran demostración de lo interesante que puede llegar a ser, y tendrá un valor especial para ellas. Pasando esta prueba, nos veremos como un alfa a sus ojos. Por más que no lo entendamos al principio (ya que nuestra mente funciona diferente a la de las mujeres), así es cómo debemos actuar… y ésta es una de las razones por las cuales los “chicos malos” más de una vez se quedan con la chica que todos quieren. Incluso sin quererlo, están más cerca de un macho alfa que los chicos buenos. Es completamente lógico, en algún punto, que se sientan atraídas por los chicos malos: en

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definitiva, son independientes, despreocupados y no se esfuerzan por comprarse su simpatía. Obviamente, los chicos malos también tienen puntos negativos a montones: las tratan mal, las insultan, les son infieles, les mienten y les rompen el corazón. Claramente, esto no es lo que debemos hacer si queremos que nos vaya bien. Para las mujeres, hasta en el caso de contar con todos esos defectos, preferirán a este chico malo que a pesar de todo es un hombre independiente que no depende de ella, antes que al hombre sumiso que es uno más del montón que termina satisfaciendo sus caprichos. Lo ideal para nosotros será buscar un equilibrio, y al hacerlo llegaremos al punto justo donde ellas se sienten atraídas por nuestra independencia pero a su vez se encuentran conectadas sentimentalmente con nosotros. Al analizar las cosas que buscan, curiosamente, veremos aspectos como que el tener confianza en nosotros mismos y el ser desafiantes serán clave en nuestro éxito con las mujeres, todo estrechamente relacionados con lo dicho hasta ahora. Todo lo relacionado a nuestros altos valores de supervivencia y reproducción entra en juego nuevamente. Hay varios elementos a tener en cuenta que las mujeres buscarán en nosotros: buenos genes, estatus o poder de algún tipo que pueda ofrecerles a ellas alguna posición ventajosa (alimento, vivienda, bienestar en general), protección y asistencia. Hace poco escuché en una serie de televisión una buena frase: “Esta es mi filosofía en cuanto a los hombres. Es importante tener alguien que te haga reír, alguien en quien puedas confiar, y alguien que te excite sexualmente… y es realmente pero realmente importante que esas tres personas no se conozcan entre sí”. Increíblemente, es verdad: muchas mujeres buscarán llenar sus espacios vacíos con otros hombres si el que tienen a su disposición no las satisface. En el caso de los machos beta, proveedores, probablemente las satisfagan solo en ese aspecto pero a la hora de tener sexo excitante y descontrolado, las mujeres terminen buscando un alfa porque son ellos quienes realmente las vuelven locas. ¿De más está decir que tenemos que ser el alfa, no? Por suerte para los hombres, con el solo hecho de aparentar ser alfa (y no literalmente serlo) alcanzará. No necesitaremos hacer ninguna muestra de nuestro poder, liderazgo innato u otras cualidades. Simplemente transmitiendo esas cualidades alcanzará para lograr nuestro cometido. Es importante no caer en una burda exageración de lo que tenemos que ser: un macho alfa no es un hombre que anda buscando pelea con otros hombres, denigrando a las mujeres o siendo posesivos con todo el mundo. No caigamos en una caricaturización bizarra de macho alfa porque será incluso peor que estar lejos de aparentar ser uno.

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En la naturaleza, más de un beta intenta ser alfa, dado el status ventajoso en todo sentido que eso conlleva. Dado que muchos de los alfa son determinados simplemente por sus capacidades físicas, los beta suelen ser más débiles y menos aptos para las demostraciones físicas en peleas o similares. Es por eso que a toda costa quieren demostrar su aptitud, haciendo exageración de sus dotes o buscando pelea ante otros machos más grandes. Los machos más pequeños demuestran exagerada agresividad sin sentido, y generalmente les juega en contra. Un claro ejemplo de la vida cotidiana pasa con los perros: ¿alguna vez notaron como los más pequeños son los que más ladran e intentan (desde lejos) pelear a los más grandes como mostrándose fuertes, mientras que los grandes a duras penas se preocupan? Bueno, lo mismo pasa muchas veces con los hombres y es algo que se debe evitar para no caer en ridículo. La actitud agresiva de los animales pequeños es una adaptación natural para hacer frente a los más grandes que de por sí son percibidos mejor por las hembras, ya que de esta forma, al menos, pueden llegar a intimidar a algún despistado. Estudios demuestran que en la mayoría de los casos, las peleas por el harén de hembras (que corresponde al macho alfa) son iniciadas por los animales más pequeños, y a su vez, son ellos también quienes suelen perder. Lógicamente, debería ser al revés: los animales grandes deberían ser los que, con todas las de ganar, pelearan a los más pequeños, pero en la naturaleza generalmente no se suele dar de esta forma. Los machos beta se suelen sentir inferiores, ya que, de hecho, en general lo son. Esta actitud se la conoce como “complejo de Napoleón” (en honor a Napoleón Bonaparte, emperador y estratega militar francés, quien se piensa que debido a su corta estatura buscaba poder, guerra y conquista para compensarlo), también conocida en el lenguaje coloquial como “complejo de inferioridad”. Obviamente, el macho alfa no se ve molesto por sus defectos (ya que a su criterio no los tiene, o no son importantes) ni necesita mostrarle nada a nadie: está contento con como es y su autoestima es alta. El macho alfa también tenderá a decir menos de lo necesario: no necesitará rellenar de palabras o explicar las cosas. De hecho, esto no es algo que lo preocupe. Cuanto menos diga, más misterio generará… y de todas formas, las mujeres se guían por lo que sienten, no por lo que les expliquemos así que en casi todos los casos será redundante. Lo que sí valorarán será nuestra decisión permanente: un hombre que sepa lo que quiere y las lleve por su camino valdrá mucho más que alguien que les pregunte lo que necesitan o intente satisfacerlas.

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CAPÍTULO 9 PSICOLOGÍA FEMENINA: CÓMO SER LO QUE ELLAS QUIEREN “La gran cuestión... que no he sido capaz de responder, a pesar de mis treinta años de estudio del alma femenina, es ¿Qué quieren las mujeres?”. Esta frase fue dicha nada menos que por Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, e ilustra muy bien lo que la mayoría de los hombres siente con respecto a las mujeres: uno nunca sabe exactamente lo que quieren, ni cuando, ni cómo. Las mujeres son diferentes a los hombres, eso es un hecho, y al decirlo no nos referimos a las pocas similitudes físicas entre ambos, sino que piensan y reaccionan distinto a los hombres ante determinados estímulos. A pesar de que ninguna mujer es igual a la otra, y que muchas piensan diferente entre sí, aún así, como grupo tienen muchas cosas en común (que son más notables, incluso, que lo que las distingue). Debido a todas las diferencias entre ambos sexos es que este libro no podría ser usado al pie de la letra por mujeres intentando seducir a los hombres: las cosas que les interesan a cada uno son distintas, aunque en muchos aspectos, cosas similares pueden funcionar. Por eso, recomiendo que si quien lee este libro es del sexo femenino, lo ideal sería que adapte estos contenidos de acuerdo a sus objetivos. Estas diferencias entonces hacen que sea imposible hacer un compendio de estrategias que sirvan para ambos sexos, lo cual explica el fracaso rotundo de quienes intentan vagamente exponer sistemas de seducción unisex: lamentablemente, lo que funciona para un sexo no necesariamente funciona para el otro, y viceversa. Puede que haya alguna que otra pauta universal, pero ésta no sería la regla sino más bien la excepción. Algunas de las cosas que encuentran divertidas las mujeres son las revistas de moda y las novelas. Les encanta el drama, y siempre buscan idealizar o complicar las cosas, ya que no les gusta lo simple. A la mayoría, en algún plano (por más que sea inconsciente), les apasionan los chimentos y tener la vida de esa famosa estrella de cine que tanto admiran- Aprender sobre su vida las entretiene, mientras aspiran a ser famosas también algún día. En ocasiones, las mujeres intentan buscar un “no hombre”. Se muestran cansadas de que todos los hombres, a su criterio, sean iguales y busquen las mismas cosas, considerándolos mediocres e inmaduros. Lamentablemente para ellas, la esencia del hombre es diferente a la de la mujer, por lo que ese ideal que tienen es casi inconseguible, ya que a pesar de sus quejas lo que realmente estarían pidiendo sería una mujer en un cuerpo de hombre. Esos personajes existen sólo en las novelas y las

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películas, y de llegar a existir en la realidad, no pasaría a ser más que un amigo porque no lo verían desafiante, lo que les haría perder rápidamente el interés. En definitiva, su “hombre perfecto” sería, irónicamente, rápidamente descartado por “poco hombre”. Los hombres, en cambio, son mucho menos complejos: les gustan los deportes, ver mujeres con poca ropa y buen cuerpo haciendo cualquier cosa donde se las pueda apreciar bien, las películas de acción y los videojuegos (sólo por dar algunos ejemplos). Son pocos los hombres que lloran viendo una novela, o las mujeres que se fanatizan con algún deporte de acción. Con esto tenemos, al menos, un indicio de que ambos sexos se entretienen con diferentes cosas, y eso mismo que los entretiene es lo que atrae. La simplicidad de la mente del hombre, que suele buscar soluciones prácticas, choca más de una vez con el idealismo de la mujer. Mientras que si a un hombre le damos una mujer que no lo moleste demasiado y le dé libertades, tenga buen cuerpo y sea buena en la cama se conformará, la mujer pretenderá tener al lado un hombre inteligente, con buen humor, estéticamente presentable, y muchas dualidades que muchas veces son difíciles de alcanzar: tranquilo, pero activo si la situación lo amerita… atento, pero no pesado… preocupado por ella, pero que le permita tener su libertad, etc. En su idealización, más de una vez buscarán una especie de “príncipe azul”, y serán bastante inconformistas a la hora de encontrarlo: por algo uno de sus pasatiempos principales es escuchar todo lo que tienen los hombres de sus amigas (para ver lo que carece el propio), aunque eso sí, a las demás les dirán lo bueno que es el propio para que sus amigas también vean de lo que carecen los suyos. Juntarse a hablar y despedazar a los hombres por lo poco que las entienden será uno de sus pasatiempos favoritos. Nosotros como hombres, aún entendiéndolas, no evitará que ellas algo malo nos encuentren de todas formas (pero no se lo dirán a las amigas, claro). Otra de sus fantasías está relacionada con todo lo misterioso e inexplicable de la vida. En general, preferirán estar con un hombre que se cruzó en su vida de casualidad, como la clásica escena de película donde ambos van caminando distraídos, chocan sin querer, se miran, se dan cuenta que hay una conexión y quedan en encontrarse nuevamente. Todas las fantasías de este tipo son altamente adictivas para ellas, por lo que siempre que podamos, debemos explotar todo lo mágico en ellas. Parte de todo ese drama que crean buscará, entre muchas otras cosas, llamar nuestra atención, y las pondrá en una especie de montaña rusa emocional. Estas emociones son altamente adictivas (recordando que a ellas les encanta el drama). Preferirán siempre una relación tormentosa con picos de excitación y placer, frente a una relación estable pero monótona, por lo que más de una vez si no tienen problemas se los crearán para

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sentirse de esa forma. Estos sentimientos encontrados las divierten y también las entretienen. Para ellas es placentero mientras que para nosotros es un suplicio. Por otro lado, ellas tampoco entenderán muchas de nuestras necesidades. Una película de acción o un partido de rugby, por ejemplo, reflejarán la mayoría de las cosas que entretienen a un hombre: acción, competencia, poder o adrenalina… que son justamente cosas que al mayoría les aburren, y jamás entenderán como es posible que nos pasemos horas hablando de fútbol entre amigos. Como toda la raza humana sin distinción de género, el sexo femenino no queda exento de buscar lo mismo que el resto: sobrevivir y reproducirse. Reproducirse significa mucho más para la mujer que para el hombre: ella será la encargada de engendrar al bebé por nueve meses, como así también de ser la principal fuente de protección y alimento del mismo una vez nacido. Dicho en otras palabras: la inversión que hace la mujer a la hora de tener sexo es mucho mayor que la que hace el hombre. Debido a esto, tienden a pensar de una forma diferente a nosotros, e instintivamente reaccionan de una forma distinta. Buscarán, ante todo, asegurarse de que quien sea el futuro padre del bebé, sea una persona responsable que sea capaz brindarle protección y alimento (o sea, mejorar sus chances de supervivencia). Ésta es, probablemente, una de las causas más importantes por las cuales las mujeres, instintivamente, relacionan el sexo con los sentimientos, o al menos, necesitan sentirse apegadas de alguna forma al hombre. Las mujeres buscarán hombres que satisfagan este tipo de necesidades, aún actualmente, tal como lo hacían hace miles de años. Específicamente, ¿qué es lo que buscarán hoy en día las mujeres en un hombre para sentirse atraídas? Ya sabemos, al menos, qué las entretiene… ahora, buscaremos saber qué las atrae, y la respuesta es, a su vez, compleja y simple. Cada mujer busca características diferentes, pero a grandes rasgos, todas se ven interesada por las mismas cualidades generales, y las mismas son: SALUD: Por más que muchas veces uno no tiene este aspecto en cuenta, es uno de los más importantes. Buscar hombres saludables es completamente lógico desde un punto de vista evolutivo, ya que un hombre con esas características podrá proveer a su familia de comida y protección, mientras que sus hijos, a su vez, tenderán a ser más saludables también (porque heredarán los genes de sus padres), lo cual no solamente mejora la especie sino que además indirectamente les brinda protección a sí mismos. Cuando sean viejos, tendrán nuevamente hijos fuertes y saludables que podrán proveerles de todo lo que ellos necesiten.

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Pues bien, ¿como mejoramos nuestra salud? Como primer consejo, habría que dejar todo tipo de actividades autodestructivas. Cigarrillo, vida sedentaria, comida chatarra, alcohol, drogas y similares deben ser reemplazados por vida activa y sana. Ir al gimnasio y comer bien son un gran comienzo. No solamente se verán mucho mejor estéticamente, sino que se sentirán así también. Creo que, en algún punto, esto ni siquiera debería estar relacionado con las mujeres… ¡háganlo por ustedes mismos y por su vida! Nunca está de más cuidarse. La perseverancia será clave a la hora de ser exitosos o fracasados sea lo que sea a lo que se dediquen, así que sin demasiadas vueltas anótense en un gimnasio (sin poner excusas, sin decir que no tienen tiempo, o ganas) y empiecen a ir regularmente, al menos, tres veces por semana, como para ir acostumbrándose a tener una responsabilidad constante por fuera de su trabajo o sus estudios. Muchos aspectos que estéticamente atraen a las mujeres se relacionan con esto: un cuerpo atlético con un bajo índice de grasa corporal no será solamente más vistoso sino que, además, será más atractivo para ellas porque les dará una señal inconsciente de que son machos saludables con buenos genes para pasar a las generaciones venideras. Aún así, todo esto no es un requisito indispensable para atraer a las mujeres: el simple hecho de no tener ningún problema a la vista que demuestre que no tengan buena salud ya será suficiente en la mayoría de los casos, por lo que, en lo posible, intenten no hablar de lo cansados que están o de lo frágiles que son frente a los resfríos. ESTÉTICA: Muchos hombres dan una importancia exagerada al interés que realmente tienen las mujeres la apariencia del hombre a la hora de hacerlo elegible como un posible candidato sexual. El problema es que piensan como hombres y no como mujeres: para el hombre es de suma importancia la apariencia física de la mujer, por lo que no sería ilógico pensar que para la mujer corran las mismas reglas. Sin embargo, según estudios, la importancia de la apariencia física de los hombres para las mujeres se encuentra rondando el 20% o 30% del total de características por las que se sienten atraídas. Dependiendo cómo lo interpretemos, esto significa que la importancia que tiene es relativa. Es lógico que cuanto menos bello sea un hombre, menos chances tendrá con una mujer, pero por otro, es interesante para ese hombre saber que aún no siendo bello, casi un 80% de lo que la mujer verá en él será fuera del plano estético. Las mujeres valoran a un hombre atractivo mucho más que a uno que no lo es, e incluso, el simple hecho de ser atractivo ya lo hará un buen candidato porque supondrán que a su vez se cuentan con otras cualidades positivas. Sin embargo, a pesar de su interés por la

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estética, lo más importante para las mujeres no será lo bien que nos veamos, sino cómo las hagamos sentir. Nuestra personalidad y nuestras acciones, entonces, serán mucho más importantes que nuestra belleza. Lo aceptemos o no, debemos actuar como si la belleza no importara, ya que juega un papel fundamental a la hora de la confianza en uno mismo y lo bien que nos vendemos frente a las mujeres. De todas formas, llegará un punto donde no podremos mejorar muchísimo más estéticamente, y aún así no nos veamos como una estrella de Hollywood. En general, hablando de estética, la misma más bien debería ser tomada como un posible obstáculo: mientras evitemos todo tipo de repulsividad, en general, ya será suficiente. Con estar prolijos y aseados casi siempre bastará. No debe ser algo que nos traume o a lo que demos demasiada importancia, ya que las mujeres valoran más otras cosas, pero eso no es excusa para descuidarnos. HABILIDADES SOCIALES: Un hombre completo debe ser capaz de poder manejarse bien frente a los demás ante cualquier situación. Ser una persona con mala reputación o no respetada por los demás, siempre será negativo, y a las mujeres eso no les atrae. Un hombre que sepa como resolver situaciones frente a los demás subirá mucho su valor a los ojos de las mujeres. Las habilidades sociales van conectadas muchas veces con el lenguaje corporal, con la forma de decir las cosas, y con otros aspectos que muchas veces pasan inadvertidos pero que tienen un peso inmenso a la hora de juzgar a los demás. No es casualidad, por ejemplo, que dos personas diciendo exactamente lo mismo, puedan caer mejor o peor dependiendo de cómo lo expresen. Un hombre que sepa responder cómo, dónde y cuándo decir algo tendrá muchas más chances de atraer mujeres que los hombres que hablan de más (o de menos). Parte de saber manejarse socialmente incluye hacer las cosas correctas en el momento correcto, o al menos, no ser desubicado al hacer cosas inapropiadas. Debemos prestar especial atención a lo que hace el resto como para no hacer nada fuera de lugar, y si nos destacamos que sea por algo positivo. Cualquier cosa que hagamos que nos haga ver como que no sabemos manejar una situación será algo completamente negativo para nuestra imagen. Ahora bien, ¿cómo podemos ser mejores socialmente? No hay fórmula mágica, sino simplemente esforzarse por estar en los detalles que muchas veces pasan inadvertidos. La práctica hace la diferencia, y una buena forma de practicar es hablar con cientos de

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personas, para ver cómo de a poco será mucho más fácil relacionarse de mejor forma con las mujeres. En algunas personas, estas cosas se dan de forma natural, como algo innato, pero en quienes no es el caso tendrán que empeñarse un poco más para lograrlo. Realmente, a largo plazo, se ven los beneficios en casi todos los aspectos de la vida. HUMOR: El humor es la cualidad de reírnos y hacer reír a los demás. Ser divertidos en general también será parte del humor. Curiosamente, el humor siempre es una cualidad positiva sin importar el contexto en el que se encuentre. Hacer reír a la gente tiene muchísimos beneficios: los divertimos, nos hace ver más interesantes e inteligentes, llama la atención, nos rodea de amigos, etc. La risa hará ver que nuestras intenciones no son agresivas, una de las principales causas por las cuales el humor es una herramienta usada para suavizar muchos comentarios que de otra forma podrían resultar crueles o hirientes. La risa siempre es positiva, ya que hace que la gente se sienta a gusto y más conectada con los demás, además de liberar emociones que buscamos en las relaciones sociales que hacen que los demás estén bien predispuesta a conocernos. Algo positivo del humor es que no necesariamente debe ser algo innato o natural, sino que puede ser aprendido. Así como hay libros como este explicándoles cómo llegar a conquistar una mujer, también los hay sobre humor, y es recomendable su lectura para mejorar en este aspecto. En el libro “Comedy writing secrets” escrito por Melvin Helitzer, cuenta que la mayor parte de ser gracioso no está dada por los chistes que contemos sino por el carácter y lo que transmitamos más que nuestras palabras. Con esto podemos inferir que, a modo de análisis, para nosotros serán especialmente interesantes los comediantes del tipo “standup”, es decir, los clásicos hombres que se paran a hablar solos frente a la multitud sin más armas que un micrófono, relatando cosas cotidianas con una sagacidad tal que causa mucha gracia. Presten atención especialmente a cómo usan las palabras, el doble sentido, la ironía, la exageración y la mala interpretación para crear humor. Si se fijan con atención, estos comediantes basan la mayoría de su gracia no tanto en lo que dicen sino en el énfasis que le dan a las palabras y las expresiones. La forma en que lo dicen es mucho más efectiva que lo que dicen en sí. Suele pasar que dos personas cuentan el mismo chiste, pero que lo cuente una u otra le da un toque especial que lo hace ser más o menos gracioso. Justamente esto se debe a cómo se cuenta. El humor es muy versátil, ya que puede ir desde el sarcasmo y la ironía, hasta la parodia de lo ajeno o popular. Lo ideal será encontrar el tipo de humor que mejor se adapte a

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nuestra personalidad y forma de contar las cosas, de modo que salga natural y sin demasiado esfuerzo. Habiendo un rango tan amplio para elegir, deberemos dar en la tecla e incluso ir alternándolos para no perder originalidad. Si alguien cuenta un buen chiste una vez, se lo recuerda como un chiste gracioso, pero si una persona cuenta muchos buenos chistes muchas veces, al que se recuerda como gracioso es a quien lo cuenta. Tengamos eso en mente y aprovechémoslo: construyamos la reputación de ser graciosos y divertidos, sin ser unos payasos. Lo ideal sería ser una persona con quien reírse, pero que también tiene un lado profundo y sentimental, es el personaje ideal que buscaremos. Tener buen sentido del humor es relativo: siempre deberemos quedar como un humor ingenioso e inteligente, no ser el bufón del grupo. La gente tiene que reírse con nosotros, no de nosotros. Si para generar risas debemos hacer ridiculeces, será preferible no hacerlo, a pesar de que saber reírnos de nosotros mismos sea una buena cualidad que demuestra madurez y confianza. No es bueno pasar papelones con chistes baratos e innecesarios ya que si se nota que hacemos un esfuerzo considerable por sonar chistosos, lo único que haremos será bajar nuestro valor a los ojos de los demás. Debemos tener muchísimo cuidado en darnos cuenta que la gente se ríe con nosotros y no de nosotros. PODER Y FAMA: Esta cualidad será básicamente la posibilidad de que gracias a nosotros algo pueda pasar o no. En general, estará estrechamente relacionado a la capacidad de poder ayudar o lastimar a alguien. El poder suele generar el respeto de los demás, y da una especie de protección a quien lo tiene. Hoy en día, el poder está estrechamente relacionado al dinero y al puesto que tengamos en el plano laboral. Así, un director de una empresa multinacional será una persona poderosa, como así también un gobernador de alguna provincia, ya que sus decisiones pueden cambiar la suerte de muchos, y eso les da poder. De forma indirecta, también podemos tener poder a pesar de no ser los que lo poseamos: ser amigos de un político poderoso hará que, indirectamente, tengamos más poder. Nuestras influencias jugarán un rol fundamental en este sentido. La fuerza del poder muchas veces es desmedida. No es poco común ver a mujeres muy atractivas con personas que, de no ser por su dinero o su ocupación, no podrían aspirar a tenerlas. En parte es entendible, ya que una persona poderosa augura un futuro prometedor, sin tantos problemas. Alguien con muchos millones en el banco probablemente nunca pase una situación donde no tenga un pan en la mesa, por lo que esa seguridad y comodidad lógicamente despierta atracción en la mujer, que puede tener todo lo mismo que tiene el hombre por el simple hecho de acompañarlo en su vida.

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El poder también es relativo al contexto: un entrenador personal, por ejemplo, tendrá relativamente mucho más valor dentro de un gimnasio que fuera. El dueño de un bar, estando dentro de su propio lugar, será percibido como mucho más poderoso que si se lo ve en un parque pasando un buen rato, ya que el hecho de que tenga el poder de sacarnos de algún aprieto, regalarnos algún trago o dejar entrar a algún amigo sin pagar, hace que en ese contexto sea alguien poderoso. Un exitoso físico nuclear probablemente no sea muy interesante en un desfile de modelos, pero sea percibido mucho mejor en el ámbito académico mientras da una conferencia en la universidad. Determinadas personas, como los deportistas profesionales o los actores, tienen bastante poder ya que para determinada edad ya cuentan con un ingreso económico muy por encima del promedio, además de prestigio y una habilidad destacada gracias a la cual encaminan su vida. Probablemente, un actor no tenga más que salir de su casa para tener a su disposición decenas de mujeres dispuestas a estar con ellos sin siquiera mover un dedo, lo cual nos da una idea de qué tan fuerte el poder de este atributo. Por sí sólo demuestra valor para las mujeres. Particularmente, en el caso de los deportistas, además del dinero y la fama, cuentan con el valor agregado de ser buenos en lo que hacen, haciéndolo aún más meritorio. Nadie les regala nada, dependen de sí mismos. Hoy en día, está de moda entre las mujeres relacionarse con deportistas: así es como surgen las “botineras”, que buscan futbolistas por su fama y dinero. Por si fuera poco, los deportistas suelen ser atractivos físicamente debido al estilo de vida que llevan, ya que comen bien y entrenan mucho. El ámbito de aplicación del poder será fundamental: si somos dueños de una empresa, pero quienes deciden los ascensos y sueldos de los empleados son algunos de nuestros subordinados, en la práctica tendrán ellos más poder que nosotros ya que directamente tendrán el poder de cambiar la suerte de los demás a pesar de ser inferiores a nosotros en ese contexto. Quizás, ni sepan que nosotros somos los dueños ya que no ejercemos ese rol a sus ojos. Siempre que exista un contexto social en el que estemos por encima del promedio debemos aprovecharlo, ya que allí seremos percibidos como una persona más atractiva (sin siquiera hacer un esfuerzo por serlo). Si tenemos una banda de música con un decente número de seguidores, será mucho más fácil ganar a una de las seguidoras de la banda que ganar una compañera en la facultad. En ese caso, la banda nos hace diferentes y únicos, pero en el contexto universitario somos un compañero más del montón. Cualquier persona puede tener un poder relativo en los contextos sociales donde se mueva. Por ejemplo, si vamos a algún lugar, será ideal conocer a todos allí. No es tan

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difícil: con apenas saber el nombre y saludar a la persona ya hará parecer más importante la relación de lo que realmente es. Si llegamos a un boliche, y saludamos al hombre de seguridad en la puerta por su nombre y nos deja entrar… en ese ambiente, seremos una persona poderosa y codiciada a los ojos femeninos ya que indirectamente pensarán “esta persona es importante, y podrá hacerme pasar a mí también”. DINERO: A pesar de que podría incluirse directamente en el poder (ya que es una forma de expresión del mismo), creo que merece un análisis aparte. La seguridad financiera de una persona es algo atractivo y seductor, siendo lógico que una mujer se sienta atraída por el dinero como lo es para un hombre sentirse así por la belleza. El dinero dará la seguridad de que, al menos, se contará con lo básico como para vivir una vida sin faltantes materiales como el alimento o la vestimenta, y de ser abundante, proveerá una vida de lujos y comodidades. A pesar de que hoy en día la mayoría de las mujeres busca tener su independencia económica y desarrollarse en lo laboral y profesional por su cuenta, muchas todavía tienen el ideal arrastrado por la costumbre de que la mujer es mantenida por el hombre. El hombre trabaja, mientras que la mujer se ocupa de las tareas del hogar y los hijos. Por suerte para la mayoría de nosotros, en general bastará con tener una vida económica moderada pero con mucho poder a futuro. Un estudiante de alguna carrera con futuro promisorio será, a los ojos femeninos, muy bien visto aún cuando todavía le falte mucho para recibirse y tener un trabajo bien remunerado. Por otro lado, por más que no tengamos una empresa o algún sustento económico de gran envergadura, el hecho de tener una personalidad inconformista y ambiciosa con planes a futuro puede tener el mismo efecto que tener efectivamente los recursos para conseguir dinero. La mayoría de las mujeres se sentirá satisfecha con que podamos suplir todas sus necesidades básicas, pero otras buscarán a los hombres más que nada por su pasar económico: se sentirán más atraídas, de forma sincera o simulada, por hombres con acaudaladas billeteras que por un hombre promedio, tal como dice Jacobo Winograd con su famosa frase “billetera mata galán”. Este tipo de mujeres son una especie de cazafortunas, lo cual es un dolor de cabeza para los que poseen mucho dinero, ya que dificulta distinguir quienes se le acercan de forma sincera o por interés en su dinero. Por suerte son fáciles de distinguir porque les interesa mucho lo material, y hacen preguntas del tema como para saber “cuánto tenemos”. Quedará en nosotros acceder a ellas, y aprovecharnos de la situación, o descartarlas para buscar otra más sincera e interesante.

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Ahora bien, cualquier tipo de demostración sutil de un buen pasar económico puede despertar atracción en las mujeres. Tener un buen auto, ir a lugares caros y tener un estilo de vida particular puede hacer muchísimo por nosotros, y más si esto es natural. Sin embargo, en general simplemente no dejar visible que tenemos problemas económicos será suficiente. Quedará completamente prohibido hablar de estos inconvenientes de cualquier tipo, ya que eso automáticamente disminuirá nuestro valor y seremos más un problema que un candidato para ellas. PRESELECCIÓN: Cuando una mujer ve que las demás mujeres nos ven atractivos, las hace preguntarse qué es lo que ven en nosotros que les llama la atención e indirectamente eso ya es un disparador para que ellas también se sientan atraídas por nosotros. A pesar de que cada mujer busca diferentes cualidades en los hombres, a grandes rasgos todas se ven atraídas por lo mismo (de eso estamos hablando, de hecho), por lo cual saber que otras mujeres se sienten atraídas por nosotros es más que una buena guía y punto de referencia para saber que somos un buen candidato. La ausencia de preselección puede jugarnos en contra. Una mujer que tiene a todas sus amigas pensando que nosotros no valemos la pena, indirectamente tampoco se sentirá atraída por nosotros. Esta una de las innumerables razones por las cuales nos conviene siempre llevarnos bien con las amigas de la mujer que nos interesa, y ser interesantes a sus ojos. Que sus amigas no nos encuentren puntos positivos es una bola de nieve que debemos evitar a toda costa. El otro extremo también puede tener un efecto negativo: un hombre en apariencia irresistible, que tiene mujeres en abundancia, no hará más que cultivar la inseguridad en las mujeres con las que esté, ya que teniendo innumerable cantidad de opciones, ¿qué hace a una en particular tan especial como para estar por encima de todo el resto? Una mujer consciente de esto, cuidando no enamorarse y terminar sufriendo, a veces incluso se queda sin siquiera probar. Aún así, siempre será mejor tener fama de ganador con las mujeres, o la de haber estado con muchísimas, antes que tener fama de perdedor viviendo siempre rechazado por ellas. En general, la preselección se contagiará rápidamente como si fuera un virus… al estar con una bella mujer al lado, despertaremos la curiosidad de todas las demás, y otras tantas más se interesarán por nosotros. De hecho, suele ser común que una vez que decidimos sentar cabeza y empezar una relación seria con alguien, de repente aparezcan muchas mujeres a recordarnos su buena predisposición a estar con nosotros (si es que no estuviéramos en pareja).

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El poseer cualquier tipo de falla amorosa o falta de mujeres es mejor guardárnoslo para nosotros mismos y no comentarlo. Ser sinceros sobre nuestra falta de mujeres o cómo nuestra ex novia nos dejó por otro no son temas de conversación apropiados. En cambio, sutilmente introducir en la charla nuestro éxito con el sexo opuesto es lo ideal para mostrar preselección si es que no contamos con mujeres que en vivo y en directo demuestren su interés por nosotros. Nuevamente, no debemos abusar tampoco: la sutileza es clave. Si no podemos ser sutiles con nuestro mensaje, mejor no digamos nada. Tener amigas mujeres o rodearnos de ellas, sin necesidad de establecer qué tipo de relación compartimos, es ideal. La ambigüedad es nuestra amiga en este caso. Que las mujeres nos vean rodeados por otras mujeres siempre es una buena señal, ya que algo tendremos que las intrigue y motive a tenerlas cerca. SER DESAFIANTE: Jamás ganaremos algo si somos una presa fácil. Si a la primera oportunidad que tenemos, nos entregamos desesperadamente como si fuera la única opción con la que contamos (incluso si esa es nuestra realidad), no seremos valorados frente a los ojos femeninos. Siempre debemos ser desafiantes, ofrecer un reto, una aventura. La gente suele valorar mucho más lo que le cuesta conseguir, que lo que obtienen gratis (este aspecto psicológico, llamado disonancia cognitiva, será explicado más en profundidad al explicar la fase de calificación). Nunca deberemos mostrarnos desesperados o solitarios, sino más bien como personas ocupadas y con muchas opciones. Si ella se siente “a prueba” porque tenemos otras mujeres para elegir, en un principio (no tanto más adelante) eso hará que valga más la pena ante sus ojos estar cerca nuestro. La idea será hacer que ella nos gane de alguna forma. Jugar a ser demasiado difícil tampoco será la mejor opción. Deberemos ser difíciles, pero accesibles. El hecho de ser alcanzables por esfuerzo es lo que más les llama la atención. Si nos ven demasiado distantes, eso nos restará, ya que ni siquiera lo intentarán al considerar que es en vano. En cambio, si somos difíciles pero alcanzables, su interés aumentará ya que saben que en definitiva, somos lo que quieren y pueden llegar a tenerlo. Para graficar la situación, imaginen un gato. Los gatos son animales muy independientes, por lo que si nos acercamos suelen alejarse, mientras que si los tentamos a que vengan lo harán con gusto. Según estudios, los gatos al ver un grupo de personas suelen acercarse más a quien menos se interesa en ellos, probablemente por

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curiosidad. Entre otras cosas que le generan curiosidad, están los hilos o similares al ser movidos con gracia. Es común ver como un gato se compenetrará mucho en intentar atrapar un hilo que se mueve delante de sus ojos, ya que libera su instinto de predador. Para el gato, eso es como una incitación a la caza. Otros animales salvajes también son calmos si el ambiente también lo es, pero si alguien empieza a correr, su instinto les dice que es una presa por lo que la corren como si fueran a cazarla. He aquí una de las explicaciones de porqué es mejor quedarse quieto que salir corriendo en un encuentro inesperado con algún animal salvaje. El gato se interesará por el hilo siempre que sea bien movido. Un hilo quieto delante de sus ojos, no generará interés alguno… el secreto está en acercarlo y sacarlo sucesivas veces dejando al gato con las ganas de atraparlo. De hecho, será casi en lo único que piensen en ese momento. Las mujeres funcionan de manera similar: si somos desafiantes y no les damos todo lo que quieren, les despertará un sentimiento de buscar nuestra aprobación y de “seguir cazando”. En cambio, si no generamos ningún desafío para ellas se aburrirán rápidamente y buscarán otra cosa. Hay que saber cómo mover el hilo de forma tal que el gato siga interesado. Si lo alejamos demasiado, no lo atraerá. Si se lo ponemos demasiado fácil, tampoco. Con las mujeres lo mismo: hay que tener la misma actitud, y jugar un poco dando y sacando. Cuanto más juguemos con esto más atraída se sentirá. El desafío la atrapa, y es adictivo. CONFIANZA: La confianza en nosotros mismos será fundamental, y es el pilar de casi todo nuestro juego. No hay excusas en este sentido. Hay que estar confiado y demostrarlo permanentemente. Tener confianza es una señal de que sabemos lo que estamos haciendo, porque ya lo hicimos antes y somos buenos en eso. Estamos con mujeres, las conocemos, y sabemos como manejarnos con ellas. No hay razón para que nos den miedo o esperemos algo que no hayamos experimentado algo: nosotros llevamos las riendas de la situación en todo momento. El lenguaje corporal jugará un papel vital en cuanto a demostrar confianza y seguridad en nosotros mismos y en lo que hacemos. Estar confiado en general demuestra que, sea lo que sea que se esté haciendo, probablemente sea exitoso. No hacer un gran escándalo por las cosas y sentirse cómodo frente a ellas hace que la mujer se sienta así también con nosotros. Si estamos con ella a solas en nuestro cuarto, y la situación da para que las cosas se pongan un poco más sexuales, si dudamos en sacarle la remera, nos da vergüenza o no sabemos cómo hacerlo, instantáneamente dilapidaremos nuestras chances de éxito. En cambio, mostrándonos seguros, como si no fuera algo muy importante e incluso como si fuera

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algo natural en nuestra conducta, hará que se sienta más cómoda y propensa a dejarse llevar por la situación. Después de todo, si tan confiados estamos en lo que estamos haciendo, probablemente es porque sabemos qué es lo que hacemos. La arrogancia muy directa y sin tapujos suele ser mal vista por las mujeres. A pesar de que una persona arrogante es mucho mejor que una persona tímida, lo ideal será mostrarle lo que somos en vez de decirlo permanentemente, salvo que realmente seamos excepcionales en lo que hagamos. Por ejemplo, Cassius Clay, también conocido como Mohamed Alí, fue uno de los boxeadores más arrogantes de la historia y era conocido por esto. Sin embargo, cuando decía que era el mejor, simplemente decía la verdad ya que fue único en su época y no tenía rival que pudiera opacarle, por lo que en ese caso la arrogancia estaría justificada y no es tan mal vista. En general, las mujeres no prefieren a las personas excesivamente arrogantes (aunque aún así los prefieren frente a los tímidos y mediocres). Sin embargo, la combinación de arrogancia y humor puede ser letal. Un hombre arrogante que hace reír a la gente tiene muchísimas chances de ganar, y su arrogancia cuadrará con su personaje de manera genial. Salvo que seamos este tipo de personas, la arrogancia extrema no debe ser confundida con seguridad en nosotros mismos y de ser posible, debe ser regulada. Algunas de nuestras acciones que demuestran confianza en nosotros mismos son: sentirnos cómodos con nosotros y con ellas, despreocupación, iniciativa, control, aventura, aplomo, ausencia de impaciencia, atrevimiento, no buscar la aprobación, y ser indiferentes al resultado de lo que hagamos.

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CAPÍTULO 10 PRUEBAS DE APTITUD: COMO SE DAN CUENTA QUE SOMOS LO QUE BUSCAN Ya sabemos lo que las mujeres buscan en un hombre, pero ¿cómo lo encuentran? Llegado el caso de que lo encuentren, ¿cómo se dan cuenta de que no se equivocan? Ésta es la causa por la que las mujeres nos estarán sometiendo permanentemente a una serie de pruebas de todo tipo (llamadas también “aros psicológicos”) para ver si reunimos las características que ellas buscan. Muchas veces, las pruebas vienen en forma de pedidos de pequeñas tareas o favores, abusos de confianza, o presuponer que aceptaremos ciertas faltas de respeto. Algunos ejemplos de esto son: * Cuando una mujer nos deja esperando una respuesta cuando chateamos en Internet * Cuando nos pide que le compremos algo * Cuando quiere que le hagamos un resumen de los temas a estudiar de la facultad * Cuando necesita que hagamos parte de su trabajo porque no llega a hacerlo * Cuando quiere que la acompañemos a hacer algo tedioso donde no nos necesita A veces, las pruebas son casi imperceptibles: cuando una mujer nos pregunta la edad o de qué trabajamos, nos está sometiendo también a pequeños aros psicológicos. Ese tipo de preguntas hacen que nuestra respuesta pueda ser interpretada como que estamos calificando para ellas, por lo que caeremos en su trampa y nos descartarán cuando sean varias las pruebas que no pasamos. Una respuesta duplicando la apuesta como por ejemplo “¿qué edad tenés?” “¿cuánto pensás que tengo?” será mucho mejor que una respuesta concisa. Incluso, podemos responder irónicamente: si una mujer nos pregunta “¿cuánto medís?” podemos responder “metro cincuenta” (siendo más altos que eso) para que vea que no estamos calificando para ellas ni nos interesa lo que piense de la respuesta que damos. Una respuesta femenina del tipo “ahh pero sos un niño para mí” o “sos muy petiso para mí” son aros psicológicos: la respuesta debería ser “mmm creo que vos estás muy vieja para mí” o “mi estatura es promedio, vos sos muy alta”. Este tipo de respuestas serán inesperadas para ellas ya que, en general, los hombres responderán intentando calificar. Típicamente, si una mujer pregunta cuanto medimos, añadiremos un par de centímetros para parecer más altos y pensar que tenemos más valor ante sus ojos. Lamentablemente, eso será justamente lo que ella esperará como respuesta de nuestra parte. En este caso, no debemos hacer lo esperable: hay que ser

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diferente y original, sin preocuparnos por responder “bien”, porque en este caso, responder “bien” es restar puntos en vez de sumar. Algunas de las tácticas de las mujeres para someternos a sus pruebas incluyen: 

Crear tensión: Las mujeres pueden tocar temas incómodos, mirarnos de mala manera, poner en duda nuestras capacidades o ponernos en evidencia con tal de crear un mal momento para ver como reaccionamos. Nuestra respuesta debería ser ignorarla o seguir haciendo lo que estábamos haciendo.

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Mostrar desaprobación o desagrado: Las mujeres suelen mostrar rechazo hacia algo que decimos o hacemos para ver si cambiamos de opinión. Si nosotros nos disculpamos, justificamos o amoldamos nuestra respuesta a sus preferencias, restaremos puntos.

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Faltar el respeto: Las mujeres podrán faltarnos el respeto cuando no consideren nuestras necesidades, tiempo, dinero o inteligencia. Debemos imponernos, y si es algo grave, ignorarla completamente, sin reaccionar como si fuera algo que nos haya afectado mucho.

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Hacerse las santas: En general, las chicas que no han experimentado ni un poco con hombres son escasas, especialmente entre las más lindas y populares que suelen ser las que más posibilidades tienen de al menos haber vivido una aventura. Sin embargo, más de una intentará hacerse la ofendida o escandalizarse al hablar de sexo o bien cuando queremos algo más que amistad. No hay que tomarla en serio, recordando que es natural para el ser humano interesarse por estas cosas. Incluso, a veces, ridiculizar su actitud será lo mejor que podemos hacer. Llegado el caso de que sea realmente una chica extremadamente conservadora, si realmente no estamos dispuestos a esperar o a dar muchas vueltas para progresar levemente, lo ideal es no perder el tiempo: hay muchos peces en el mar.

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Buscar una respuesta negativa, aún cuando no lo sea: Más de una vez, las mujeres buscarán que, pase lo que pase, hagamos las cosas mal. La clásica pregunta de este tipo (si es usada como test) es la de “¿Cómo me queda este vestido?” o “¿me veo gorda?”. Nuestras posibilidades de respuestas son: “te ves bien”, y seremos acusados de mentirosos o falsos. Si respondemos lo contrario, seremos crueles o insensibles. Si no respondemos o desviamos la charla, significa que pensamos que se ven mal también, por lo que además de crueles e insensibles, agregan ahora que somos cobardes porque no pudimos decírselo de frente. En definitiva: digamos lo que digamos, buscarán pelea.

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

Otras preguntas: “¿Qué hiciste ayer?” “¿Con cuántas mujeres estuviste en tu vida?” “¿Lo tenías todo planeado?”. Si respondemos en un plano lógico, salimos perdiendo. Si damos una respuesta provocativa que pueda llegar a hacer que se ponga a la defensiva, saldremos perdiendo también. Lo mejor que podemos hacer es responder irónicamente. “¿Qué hiciste ayer?” “Me la pasé extrañándote, pero como era imposible verte llamé un grupo de strippers para que vengan a casa y no sentirme solo”. Si insiste, volvemos a responder… amagando responder sinceramente, pero provocando. “¿Con cuántas mujeres estuviste en tu vida?” “Espera que cuento… ¿los travestis cuentan como mujeres también?”, y si vuelve a preguntar, repetimos, y así con cualquier pregunta. Se terminará cansando de preguntar.

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Falso indicador de interés: Las mujeres intentarán simular estar muy interesadas en nosotros, aún sin razón aparente, buscando que reaccionemos de forma desesperada. Debemos mantener la calma, y actuar como veníamos haciéndolo. Si nos mostramos incómodos o sobreexcitados no habremos pasado la prueba.

La mayoría de los tests se superan sin reaccionar exageradamente ante sus pruebas y siendo congruentes con todo lo que veníamos diciendo y haciendo. No debemos perder la cordura y ponernos incómodos en estas situaciones, recordando que siempre el mando lo tenemos nosotros.

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CAPÍTULO 11 LIDIANDO CON OTROS HOMBRES Los hombres en general podrán aparecer dentro de nuestro juego de tres maneras: en primer lugar, tendremos a los amigos de ellas. Suelen ser acompañantes, y depende el caso, pueden ser realmente amigos o simplemente “amigos” porque no tienen otras opciones, y el trato que debemos tener con los mismos puede variar ligeramente. En segundo lugar, estarán otros hombres que buscan lo mismo que nosotros: seducir una mujer. Son hombres que no las conocen, pero al buscar lo mismo que nosotros, ese hecho puede hacer que exista algún tipo de choque. Por último, tendremos al “novio”, quien en general, no suele estar presente. Analizaremos paso por paso como debemos lidiar con cada uno de ellos, para sacar el mayor provecho posible de la situación e incluso inclinar la balanza a nuestro favor. Debemos ser versátiles y saber como manejar cualquier tipo de situación que se nos presente, y en general, las circunstancias más difíciles de controlar suelen estar relacionadas con otros hombres. 1) Sus amigos En general, muchas mujeres tienen amigos hombres. En algunos casos, son amigos legítimos, con quienes tienen una relación de amistad pura de ambos lados. Este tipo de amigos suelen ser los que más beneficios nos traerán a la hora de encontrarlos: podemos construir, en instantes, una buena relación para inclinarlos a nuestro favor, y que incluso, nos den información interesante o “jueguen para nuestro equipo” a la hora de conquistar a la mujer. En general, debemos tratarlos como trataríamos a un amigo nuestro: se puede hablar de fútbol, música, autos o cualquier tema interesante que pueda hacer que se tenga una charla amena y sincera, como para evitar que sean un obstáculo a futuro. No requiere demasiado ingenio: básicamente, no tenemos que mostrarnos como una amenaza, sino simplemente como alguien amigable. Con esto, las mujeres notarán que tenemos buen valor social y que no solamente buscamos algo con ellas, lo cual nos suma puntos. Si sus amigos tienen ganas ocultamente de que pase algo con ellas, la situación cambia un poco, y se pondrán a la defensiva, como si estuviéramos robándoles algo que consideran que es propio (pero que realmente no lo es). En algunos casos, es posible usar la misma táctica de llevarnos bien y sutilmente llegar a nuestro objetivo, sin que sean un obstáculo. En otros, debemos intentar siempre parecer líderes nosotros, con una

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personalidad fuerte. Ignorarlos o bien dejarlos fuera de juego con sutiles palabras puede alcanzar. Muchas veces, como pasa en la naturaleza, este tipo de confrontamiento son como los que tienen los machos alfa al proteger su territorio. En la comunidad, se suele reconocer a estos hombres como “AMOG” (alpha male of the group, o bien macho alfa del grupo, “MAG” en castellano). La actitud de “amogearlos” o “magearlos” será básicamente demostrar que el macho alfa somos nosotros. En general, no hará falta que seamos hostiles sino que simplemente tengamos buena relación con ellos. 2) Nuestra competencia No es tan difícil darse cuenta que no somos los únicos que buscamos conquistar mujeres, especialmente, en un ambiente propenso a que pase como lo es el mundo de la noche. Más de una vez, apuntaremos al mismo target que otros hombres, especialmente considerando que vamos a querer estar con algunas de las mujeres más deseadas por los demás. En este tipo de casos, debemos saber como tratar con los otros hombres que busquen lo mismo que nosotros. Algunos de los puntos que debemos tener en cuenta son: 

Siempre que podamos, debemos hacer que sutilmente parezca beta. Cuanto más aburrido e inofensivo quede, más resaltarán nuestras virtudes.

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Sacar su juego a la luz, dejándolos expuestos con sutileza

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Aprobar lo que hacen, si es que lo hacen bien. No hacer énfasis en eso… simplemente, dejarlo pasar y no atacarlo. No debemos intentar confrontar, ya que nos hará parecer inseguros o bien envidiosos de lo que otros pueden hacer. Es importante reforzar lo nuestro, no tanto atacar lo ajeno.



Lenguaje corporal dominante. Palmadas en la espalda, fuertes apretones de manos, rodear su cuerpo con el brazo, o cualquier otra demostración similar.



Siempre que podamos hacerlo quedar en ridículo, exponer sus defectos y debilidades, debemos intentarlo. Nos jugará a favor si lo hacemos bien.

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Podemos hacer cualquier artimaña para que meta la pata y quede mal.



Si intenta hacer lo mismo que nosotros (es decir, amogearnos), debemos mostrarnos indiferentes y con entereza. Siempre seguros. Es más: si expone

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nuestros defectos, debemos llevarlo al extremo y ridiculizarlo: de esta forma, su acusación pierde valor e indirectamente lo exponemos, mientras demostramos alto valor al saber reírnos de nosotros mismos. 

Llevémoslo a un plano cotidiano. Debemos buscar que haga lo que cualquier beta haría: que hable de cosas poco interesantes como el clima, mientras nosotros divertimos al grupo.

Alguna vez puede ser que la situación pase a mayores, ya que en un intento desesperado para no parecer menos, la otra persona intente ponerse agresiva (verbal o físicamente). Debemos evitar este tipo de confrontaciones con altura. No estamos para ese tipo de cosas. Si de por sí somos grandotes es posible que no nos pase seguido, pero si somos del tipo de hombres chiquitos eso hará que más de uno se quiera hacer el superman frente a nosotros. Dejémoslos en evidencia, como unas personas poco racionales que intentan solucionar los temas con violencia. Pasémoslo al plano racional. Algunos, como Mystery, son un poco más osados y son capaces de llevar las cosas a un plano más agresivo. Por ejemplo, una táctica es básicamente preguntarle “hey, ¿qué estás intentando acá?”, y si eso no funciona, podemos pedirle algo (como un encendedor) con la excusa de que vamos a hacer un truco de magia. Nos lo da, e instantáneamente lo revoleamos por el aire y decimos “andá a buscarlo”. Si lo va a buscar, instantáneamente es una demostración de bajo valor y quedará completamente anulado. ¿Lo malo? Es posible que volvamos con un ojo morado a casa… 3) Su novio A pesar de no estar presente, más de una vez saldrá en la charla esta palabra. Puede ser verdad o no, pero siempre debemos interpretar como si realmente no lo fuera. En general, lo usarán como una especie de defensa. Algunas mujeres son realmente fieles y dicen la verdad, pero muchas otras podrán ser influenciadas para dejar a su novio de lado por un rato (al menos mentalmente) para sentirse atraídas por nosotros. Para que eso pase, debemos usar algunos destructores de novios. Escuchar eso jamás debe ser motivo de que abandonemos un objetivo. Es importante resaltar nuestras diferencias con su novio, y usar cualquier cosa que diga a nuestro favor. Nosotros somos más que él, y contamos con muchas ventajas como por ejemplo que demostramos mucho valor. Su novio, por más bueno que sea, ya habrá perdido un poco el encanto porque es algo que tiene. Nosotros somos el juguete nuevo. Siempre que podamos, habrá que descalificarnos: nuestras intenciones son sinceras. No buscamos nada fuera de una charla, y eso hará que baje un poco las defensas.

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Si es un objetivo que tenemos hace tiempo y estamos trabajando día a día, es buena idea dejar que se autodestruya. Poco a poco construir confianza como amigo cómplice (pero siempre demostrando valor) para que él se ponga celoso y quede expuesto en evidencia. Tarde o temprano, hará algo muy mal… y a la primera persona que ella acudirá, es a nosotros. Debemos usar cualquier punto débil que tenga: esto es una guerra y no debemos tener piedad. Si a ella le molesta algo que él dice, debemos recordarlo y hacer énfasis en ese defecto que él tiene, mientras recordamos que nosotros no. De hecho, busquemos un patrón en sus relaciones y usémoslo como para predecir que también le irá mal con este. Siempre debemos mostrarnos comprensivos y poco interesados. Llevémoslo a un plano de macho beta: digamos que es buen chico, y quedemos bien… No busquemos que piense que hablamos mal de él para nuestro beneficio. Tarde o temprano, si hacemos las cosas bien, es posible que el imperio caiga por más fuerte que sea… y ahí estaremos nosotros para reclamar la corona.

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CAPÍTULO 12 CREA TU PERSONAJE Y MOLDEA TU ESTILO DE VIDA Los seres humanos se suelen mostrar atraídos por las cosas únicas, y cuanto más exclusiva y diferente sea a las demás, más la querrá. En macroeconomía, hay una rareza que explica el funcionamiento de este pensamiento: son los denominados “bienes Giffen”. Un bien Giffen es un producto que posee una curva de demanda con pendiente positiva. Esto significa que a medida que el precio del bien sube, los consumidores desearán adquirir una mayor cantidad del mismo, y cuando el precio de dichos bienes comience a descender, querrán adquirir una cantidad cada vez menor. Estos bienes reciben su nombre gracias a Robert Giffen, al que atribuye esta idea Alfred Marshall en su libro “Principles of Economics” Éste es el gran secreto de la mayoría de las marcas de ropa muy caras: al poner precios irrisorios por su producto, menos gente podrá llegar a comprarlo. De esta forma, pasa a ser un producto mucho más escaso, siendo justamente ésta la causa por la cual la gente está dispuesta a pagar mucho más de lo que vale. A pesar de la diferencia de calidad, no es más que un pedazo de tela similar a cualquier otro. En definitiva, el hecho de poner un precio más caro, hace que más gente elitista esté dispuesta a comprarlo para diferenciarse de común de la población. Análogamente, podemos aplicar estos principios al pensamiento femenino con respecto a los hombres. Ser diferente, en general, nos dará muchísimos beneficios. En primer lugar, el hecho de no ser una persona común y corriente, sin sentirnos acomplejados por eso, demuestra alto valor y buena percepción social. Este tipo de gente es la que genera modas y tendencias, pero cuando la gran mayoría adopta la moda, ellos ya están viendo qué es lo próximo que se viene. No vale la pena irnos a los extremos: ser diferente porque sí no es negocio tampoco, ya que puede hacer notar que estamos tratando demasiado de encajar. Nuestra idea será intentar ser diferentes, pero de una forma atractiva. La gente que se viste de negro, con botas y sobretodos incluso en pleno verano, no toma sol y hasta se maquilla de blanco, es diferente a la mayoría de la gente (sin embargo, muchas mujeres pensarán que están más cerca de ser vampiros que un candidato sexual). Siempre que busquemos diferenciarnos debemos hacerlo de manera inteligente y atractiva: una regla básica es que ser demasiado diferente puede ser chocante. Un hombre bien vestido, con un accesorio como un reloj que lo distinga, es atractivo, pero un hombre vestido con bermuda floreada, ojotas y lentes de sol en pleno invierno es un ridículo. Dependiendo de la mujer a la que apuntemos, deberemos buscar formar un avatar acorde. Si es una adolescente, probablemente generará más interés en ella que seamos

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más cercanos a un actor o cantante pop de moda que a un ejecutivo de traje y corbata (ya que tampoco buscarán alguien serio con quien proyectar a futuro). En cambio, una mujer con un poco más de edad, profesional con una carrera prestigiosa, probablemente busque alguien culto, maduro y sofisticado, y encuentre inmaduro lo que las demás mujeres consideran atractivo. Podría seguir dando ejemplos del tema: una chica muy rockera preferirá un cantante de una banda de rock antes que un abogado, una chica por encima de los 35 que todavía está haciendo su vida buscará con quien formar una familia, etc. Como regla general, podría dar algunos tips estéticos aplicables a todas las personas. Previamente vimos que las mujeres huirán de lo repulsivo, que puede ser el mayor obstáculo al comienzo. Algunas de las cosas que pueden llegar a generar esto en las mujeres son: 

La falta de higiene en general

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El mal aliento

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El sobrepeso

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Vestirnos mal, no combinar la ropa, usar ropa demasiado ajustada o que nos quede grande, etc.

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Si nos estamos quedando pelados intentar disimular que tenemos pelo peinándonos de oreja a oreja (si la caída de pelo es más que visible, es mejor raparse).



Estar excesivamente peludos (nunca está de más un pequeño recorte en zonas críticas, sin perder la cantidad de pelo, ya que después de todo, a algunas mujeres les gustan los hombres con mucho pelo en el cuerpo, pero si es prolijo, mucho mejor).



No cortar los pelos que salen esporádicamente en sectores como espalda, hombros, cuello, nuca, orejas, nariz, glúteos (mientras que los pelos del pecho, piernas, pubis, brazos y demás son aceptables, aunque también deberían ser cuidados, especialmente los del pubis).

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Barba desprolija (especialmente la que no sale tupida: la barba crecida no es desprolija de por sí, de hecho está de moda, siempre que esté pareja y simétrica).



Piel descuidada (especialmente en la cara, por el acné).

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Otros aspectos estéticos son más debatibles: la depilación completa es una tendencia en alza, pero las mujeres muchas veces todavía lo ven como algo poco masculino, mientras que a otras les encanta. El maquillaje sutil puede sumar algunos puntos, pero de llegar a ser algo visible nos restará. Un bronceado puede añadir bastante a nuestra apariencia, pero tampoco suma demasiado tener un color caribeño en pleno invierno, especialmente si es más bien anaranjado y claramente fruto de productos o camas solares. En el equilibrio está la clave: todo lo que sume sutilmente pero no sea algo notorio será de nuestra conveniencia. Usar cremas para el cuerpo, mano y caras pueden ayudarnos bastante, sin embargo ésta como muchas otras acciones pueden ser catalogadas por las mujeres como de metrosexual. Vale la pena disimularlas o hacerlas sutilmente. No buscamos tener un look de stripper, sino más bien un look casual (o hasta incluso, prolijamente desalineado) que nos distinga, sin caer en lo clásico pero sí en lo sofisticado y diferente (siempre que sea atractivo). Un consejo que nunca está de más recordar: no dejes que tu madre te siga comprando ropa. Por más que parezca ridículo, he visto gente de veintipico o treintipico que aún le permiten a su madre comprarles ropa, ya sea por comodidad o vagancia en ir a elegirla. Claramente, las madres no son las mejores mentoras en estos temas, ya que en la mayoría de los casos (salvo que nuestra madre sea modista o diseñadora de indumentaria), elegirán ropa que no nos favorecerá. Desde ahora en más, tendrán que elegir ustedes mismos la ropa, o incluso, pedir consejo de alguien que sepa del tema (muchas de las mujeres atractivas saben de estos temas, no duden en preguntarles, ya que es interesante saber cómo piensan con respecto a qué queda mejor) Algunas personas sostienen que lo mejor es llamar la atención con indumentaria y accesorios llamativos al límite de lo aceptable. El fundamento se basa en lo que el pavo real hace en la naturaleza con sus estruendosos colores y su despliegue de plumas, por lo que vestirse de esa forma es frecuentemente referido como “pavoneo”. Pavonearse da muchas ventajas ya que llamar la atención de forma tan clara fuerza al resto a notar nuestra presencia. Indirectamente, ofrece una prueba de confianza y prueba social al no tener pudor de vestir de forma tan llamativa, lo que a los ojos de una mujer, puede elevar su percepción de nosotros. Indirectamente, estar pavoneado ayuda a que las mujeres tengan una excusa para arrancar una conversación con nosotros por iniciativa propia. Esto nos ahorra los problemas de la apertura (parte de nuestro plan de juego, desarrollado más adelante). Sin embargo, salvo que se hayan perfeccionado todos los aspectos del juego, el pavoneo no es recomendable para quién recién esté aprendiendo estos temas.

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Si no buscamos ser los ridículos del lugar, debemos ser una demostración de valor ambulante, la confianza hecha persona. Por sí solo, el pavoneo no añadirá demasiado a hacernos ver más atractivos, sino que lo que hará es tener armas trabajando a nuestro favor. De todas formas hay que tener cuidado: si no sabemos usar esas armas, no las usemos. Una navaja no es lo mismo en las manos de un mono que en las de un ninja. Además de lo exterior, también debemos tener una personalidad acorde, ya que de hecho, es lo más importante para que sea congruente con la apariencia. La actitud con la que transmitamos todo lo que buscamos será lo más importante a los ojos de una mujer, por lo que no hay que descuidar ningún detalle. Como regla genérica, sabiendo lo que buscan las mujeres, podemos adoptar una personalidad que transmita la mayoría de esas características. David De Angelo en su libro “Dobla tus citas” considera que la personalidad que más se acerca a esto es la que denomina “cocky and funny”, que vendría a ser una persona confiada rozando lo arrogante, pero siempre con un sentido del humor marcadamente fuerte. Siendo soberbio con clase, pero extremadamente divertido al mismo tiempo, es una combinación letal que la mayoría de las mujeres encuentra muy atrapante. Una forma clásica de actuar así podría ser, por ejemplo, cambiar los roles como si la mujer fuera la que intenta algo con nosotros mientras actuamos como si nos sintiéramos acosados. Hay muchos otros tipos de personalidades interesantes que pueden ser desarrolladas con grandes resultados. La idea básicamente consistiría en explotar las virtudes al máximo mezclándolas con toques diferentes de lo que sabemos que las mujeres quieren. En este aspecto, mientras se respeten la mayoría de las pautas de este libro, podrán crear lo que mejor les parezca: es su vida, y la llevan como quieren, solamente procuren que sea interesante, porque un personaje de alguien que se pasa el día viendo televisión y tomando cerveza definitivamente no es el prototipo de hombre que la mayoría de las mujeres buscan (ni lo que ustedes deberían buscar para ustedes mismos). En muchos casos, las actividades y pasatiempos que tengamos pueden llegar a definirnos: profesión, trabajo, hobbies o similares tienen una gran importancia para las mujeres. Algunos consejos de cosas interesantes para hacer que suman bastante a los ojos de una mujer (y enriquecen como persona) podrían ser aprender a bailar, hacer artes marciales, practicar algún deporte, tocar algún instrumento, ir al gimnasio, cantar, ayudar a alguna organización de caridad que brinda ayuda a los necesitados o ser artista. Obviamente, esta lista podría ser muchísimo más larga, pero cualquier cosa interesante que puedan hacer para enriquecer su vida les agregará un valor extra.

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Nuestras experiencias de vida también sumarán a hacernos más interesantes. Los viajes al extranjero son algo que enriquecen mucho culturalmente, y puede diferenciarnos de los demás. Conocer los lugares más comunes como Estados Unidos o Europa puede crear muchas charlas interesantes, pero aún más interesantes pueden resultar los destinos exóticos: países de Asia, África u Oceanía serán temas de conversación divertidos ya que en algunos casos viven realidades muy diferentes culturalmente. Los conocimientos que tengamos también enriquecerán nuestra personalidad. Las mujeres adoran a los hombres cultos, profesionales, que sepan mucho de algunos temas (o un poco de todos). La inteligencia y la sabiduría siempre son más que bienvenidas. Conocimientos de otros idiomas, también, añaden siempre un extra. Las mujeres enloquecen por este tipo de hombres. Cualquier cosa que podamos hacer para mejorar será bienvenida. Ahora que sabemos todo lo que les interesa a las mujeres, podremos hacer actividades o realizar mejoras que nos hagan un poco mejores día a día. Cuanto más sepamos de cómo lidiar con la gente, cuanto mejor nos veamos, cuantas más actividades interesantes hagamos, mejor… y en el caso que no tengamos nada de eso, por algo debemos empezar. Tener sobrepeso no es excusa para, por ejemplo, no vestirnos bien, ya que podemos empezar por vestirnos bien mientras bajamos de peso gracias a esfuerzo y dietas. Cualquier cosa, por más pequeña que parezca, valdrá la pena. Este tipo de detalles cambiarán muchísimo: quizás no consigan que ganemos una mujer, pero al menos no tendremos detalles que impidan nuestro éxito sin que siquiera nos demos cuenta. Podremos ser geniales en muchos aspectos, pero si nos acercamos a una mujer y lo primero que nota es que tenemos mal aliento, probablemente no lleguemos lejos… y es un detalle fácilmente solucionable si somos conscientes del problema (y si no lo somos, intentemos buscar una forma de darnos cuenta). Cuando apuntemos a mujeres realmente codiciadas por los hombres, no deberemos dejar ningún detalle librado al azar. Hay una gran cantidad de pequeños cambios que están a nuestro alcance si deseamos modificarlos, y que hacen una gran diferencia: el sobrepeso, la vestimenta, o una personalidad retraída y poco interesante son algunos ejemplos de esto. Incluso si no lo hacen por las mujeres, háganlo por ustedes mismos… se sentirán mejor de todas formas, pero háganlo. En definitiva: todo suma. Siempre que esté en nuestras manos mejorar, debemos hacerlo. Juntarnos con gente exitosa

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Por más que no parezca realmente algo clave, jamás hay que descuidar que la gente que nos rodea puede influir muchísimo en lo que terminamos siendo nosotros, tal como dice el refrán “dime con quien andas y te diré quien eres”. Si contamos con un grupo de amigos cerrado, donde la gran mayoría son negativos y no intentan superarse constantemente, probablemente tenderemos a pensar como ellos o en algún punto eso sea un detrimento a la hora de lograr lo que buscamos. La sola idea de rodearnos de amigos interesantes, y que además, sean exitosos con las mujeres, hará que vayamos aprendiendo cosas incluso indirectamente y que las terminemos aplicando. Los beneficios son múltiples: tendremos gente que nos incita a mejorar, de la cual aprender, y que subirá nuestro valor a los ojos de los demás. Formar parte de su grupo hará que la mayoría de la gente nos perciba como uno más de ellos, y siempre es bueno ser percibido como un ganador. La gente exitosa tiene acceso a muchas cosas que los demás no: entrar gratis a boliches, tener acceso a VIPs, ser invitados a interesantes fiestas privadas, tener amigas lindas deseadas por el hombre promedio, codearse con gente importante, y muchos más beneficios. Con todo esto, podremos poco a poco ir construyendo una vida interesante y rodeándonos de la gente indicada podremos tener la mayor parte del juego de nuestro lado. Solamente piensen esta situación: tenemos amigos interesantes, que tienen amigas lindas, y una de ellas pregunta por nosotros, demostrando interés. No hicimos nada más que tener un amigo interesante, y ese hecho ya nos dio acceso a gente de la cual de otra forma no accederíamos, y no solo eso, sino que además nos hizo la mayor parte del trabajo sin siquiera decir una palabra. Puede llegar a ser muy motivador y alentador rodearnos de gente que esté en nuestra misma sintonía: amigos que quieran salir, conocer gente y pasarla bien siempre serán más productivos que amigos que prefieran una noche charlando en una casa, jugar a la playstation o ver una película. Con esto no digo que tengan que dejar a sus amigos de lado, sino que deben empezar a variar y conocer nueva gente también. Si Maradona hubiera jugado toda su vida en los potreros de Villa Fiorito con sus amigos, jamás hubiera sido campeón de un mundial, sino, como mucho, el mejor jugador del potrero del barrio. Es el hecho de jugar con gente que sepa jugar bien lo que lo hizo aprender, mejorar y explotar al máximo su potencial, mientras que el hecho de restringirse a jugar solamente con amigos lo hubiera condenado a ser uno más del montón. No tengamos miedo a pensar en grande, a sentirnos desubicados o fuera de lugar. La mayor parte de la gente también quiere conocer otras personas interesantes, y nosotros debemos serlo. Esto debe ser recíproco: no seremos una carga para nuestros amigos sino que, por el contrario, ellos también suben su valor y la pasan mejor teniéndonos al lado. Es más, nosotros también tendremos amigas para presentarles, fiestas privadas para

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invitarlos y muchas otras cosas más que harán que la relación, desde todo punto de vista, sea productiva y la pasen todos bien. La gente negativa, que no aprecia los progresos y hasta intenta minimizar nuestros logros, o criticarlos al punto de no motivarnos a querer seguir mejorando, generalmente habla desde su imposibilidad de ser persistentes y mejorar día a día. Su situación es cómoda, ya que no son exitosos, pero al menos no lo intentan y no fracasan. En nuestro caso, los fracasos son lo que nos hacen más fuertes día a día, y los éxitos lo que definen que cada vez estamos mejor. La gente que nos envidia, que no busca lo mejor para nosotros, que nos incita a seguir en la misma situación de siempre, no debe ser la que nos rodee. Muchos creen que una persona que se vuelve popular e interesante indirectamente dejará de ser lo que solía ser para ellos. Incluso, algunos pueden pensar que les conviene tener amigos menos influyentes: se sentirán menos opacados, y de alguna forma, los hará sentir un poco menos fracasados.

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PARTE III PLAN DE JUEGO

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CAPÍTULO 13 NOCIONES PREVIAS La mayoría de los hombres no tiene un plan certero de cómo desenvolverse con una mujer desde el primer contacto en adelante. Simplemente, se dejan llevar… buscan, como mucho, conocerla o hablar a ver si pegan buena onda, y de ser así, llevar todo a un plano más sexual de a poco. De hecho, la mayoría de la gente ni siquiera se esfuerza en hacer nuevos contactos: cualquiera que la vida les cruce por casualidad pasa a ser su oportunidad, y si naturalmente se dan las cosas, recién ahí se concreta. Sabiendo que se puede llegar a la gente de esa forma, también hay muchísimas otras formas de conocer mujeres: la idea es que seamos nosotros quien elijamos la mujer con quien queremos estar, y no que sea a la inversa (es decir, esperar que ellas nos elijan a nosotros). Es por eso que existe un sistema con el cual uno puede conocer a una mujer desde cero, y jugar con las mejores cartas el juego. Sin embargo, el camino entre las primeras palabras que se crucen y tener finalmente a la mujer durmiendo con nosotros en la cama tiene infinitas opciones, y muchas de esas opciones harán que nos quedemos a medio camino (si es que siquiera podemos avanzar algo). No solamente tendremos una inmensa variedad de cosas para decir, sino que además deberemos tener en cuenta cómo lo decimos también, aumentando aún más las opciones, y a medida que se avanza, cada vez más opciones se abrirán. En definitiva: los caminos para llegar a nuestro objetivo son muchísimos, y la idea es llegar por el más eficiente de todos. La imprevisibilidad de la mayoría de los encuentros con mujeres es lo que muchas veces hace tan frustrante lograr nuestro objetivo, y motivarnos a abandonar incluso antes de arrancar. El hecho de que sea interactivo (es decir, que no dependa exclusivamente de nosotros sino que ellas también hacen su parte) lo hace aún más inmanejable: podemos hacer todo tal cual lo planeado, y recibir una respuesta no esperada que nos sorprenda y arruine nuestros planes. Aún considerando todos estos factores, lo ideal será tener un plan de juego elaborado a seguir como para tener una especie de guía de lo que debemos buscar en cada situación. Tener un plan elaborado previamente tiene muchos beneficios: en primer lugar, no habrá situaciones donde no sepamos qué hacer, de qué hablar, o cómo continuar… siempre tendremos una idea de lo que estamos haciendo, un cable a tierra que nos dé seguridad, especialmente cuando ese plan lo hayamos llevado a cabo tantas veces que nos salga de manera automática. Por otro lado, también nos dará un punto de inicio. Por más que no lo crean, más de un hombre no sabe qué decir siquiera para romper el hielo

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y empezar una conversación, aunque quizás una vez que está en la charla se desenvuelve relativamente bien. Considerando todo esto, y por más que parezca poco natural, siempre conviene tener un plan. Como ya se ha hecho alusión previamente, deberemos priorizar el proceso por sobre el resultado, es decir, importará más aprender lo que hacemos bien y mal antes que tener éxito en el corto plazo sin perfeccionar las causas y razones del éxito. Debemos buscar tener potencial y una amplia gama de herramientas para conquistar a cualquier mujer, no el éxito con una sola. Para saber qué funciona y qué no, debemos experimentarlo y probarlo en el campo de juego, practicando. Antes de adentrarnos en el plan de juego específicamente, creo que lo mejor será entender bien algunos detalles previos. Las ideas básicas de su estructura buscan principalmente ser aplicadas frente a mujeres a quienes no conocemos. En general, estas situaciones se darán en boliches, bares o lugares nocturnos en general, pero se puede aplicar en cualquier situación de la vida cotidiana (como un shopping, una plaza o la universidad). Cuando una mujer sale, se somete a conciencia a que los hombres se le acerquen con intenciones de obtener algo de ellas. Por eso, deberemos actuar diferente al resto al momento de acercarnos, y esto lo podremos hacer gracias a nuestro plan de juego. De todas formas, no es imprescindible que el lugar sea así: puede ser la facultad, el trabajo, un colectivo o la iglesia, pero deberemos tener en cuenta que en esos lugares se da más lentamente y no en condiciones ideales (ya que la mujer, quizás, está apurada u ocupada con otra cosa, y no puede prestarnos atención). Salir a realizar este tipo de aproximaciones en frío, es decir, hablarle a desconocidas, en un ambiente propenso como lo es un boliche, suele ser denominado “sargear”, que viene de la palabra en inglés “sarge”, término acuñado por primera vez por Ross Jeffries, uno de los pioneros en estos temas. Para la mayoría de la gente de la comunidad, entonces, salir a sargear será salir con voluntad de conquistar a una mujer. En Argentina, coloquialmente se le dice “salir a chamuyar” mientras que en España más bien sería “salir de ligue”. En síntesis, digamos como digamos, todos sabemos a qué estamos haciendo referencia: salir a lugares donde somos propensos a entablar un contacto con una mujer bien predispuesta. A pesar de los beneficios de salir a este tipo de lugares, analizándolo un poco más profundamente, la mayoría de las mujeres acordará en que no tomarían seriamente a una persona que conozcan en un ambiente como un bar o boliche. Jamás pensarían conocer al amor de su vida en un lugar así (recordemos que una de las fantasías femeninas es conocer al hombre de su vida como por casualidad, casi mágicamente, no como algo

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buscado y premeditado), y más de una simplemente irá a estos lugares para pasar un buen rato y alimentar su ego sintiéndose rodeada por hombres de todo tipo de manera tan evidente. Cuando ellas salen, se divierten bailando, reciben tragos gratis y palabras que las hacen sentir más lindas, y las hará sentir poderosas el hecho de tener el poder de decirle que no a cualquier hombre pesado y poco interesante que se les cruce en su camino. Sin embargo, aunque racionalmente piensen así, sea cual sea el contexto donde conozcamos a las mujeres, a largo plazo no será una elección racional de todas formas: por más que intenten idealizar que conocerán a un hombre de casualidad o de una forma más romántica, en la vida real las cosas son diferentes. Si hacemos todo bien, incluso conociéndolas de noche y con alcohol de por medio, a la larga esto no será algo realmente importante como para evitar establecer una relación más seria con el paso del tiempo. Hay otras formas de conocer mujeres y conquistarlas: chicas que nos presentan, gente nuestro círculo social (facultad, trabajo, gimnasio, barrio, etc), esperando que sean ellas las que se nos acerquen, contactos por internet (cada día más común debido a la explosión de las redes sociales), o que simplemente se cruzan en nuestra vida de casualidad (compartiendo una entrevista de trabajo, un viaje en colectivo, etc). Sea como sea que conozcamos a la mujer, los principios del sargeo serán todavía válidos para esas situaciones, pero con leves modificaciones (como por ejemplo que los tiempos son más lentos). Nuestro plan de juego nos llevará, paso a paso, por todas las fases o etapas en las que podremos ubicarnos. A grandes rasgos, atravesaremos estas etapas en orden: * Apertura y transición – El primer contacto. Su función es romper el hielo para empezar el juego. Una vez establecido el contacto, la transición será el punto intermedio entre la apertura y el momento donde podamos tener una conversación que fluya naturalmente. * Atracción – En esta etapa, buscaremos que ella se interese con nosotros. Mostraremos valor a sus ojos, la bajaremos a nuestro nivel y decodificaremos una vez que esté interesada. * Calificación – Al ver que está interesada en nosotros, deberemos ser nosotros ahora los que mostramos interés en ella (siempre y cuando ella lo haya hecho primero).

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* Equilibrio – Una vez que ambos se sienten atraídos mutuamente, llega la etapa de equilibrio. Aquí, se pasa un buen rato y se empieza a conocer más profundamente a la otra persona, sintiéndose cómodos. Se establecerá una conexión más profunda. * Seducción – Una vez que la conexión sea lo suficientemente profunda, pasaremos desde el equilibrio (donde se consolidó la conexión) hasta la primera relación sexual, atravesando todo el camino. * Relación – Después de la primera relación sexual, todo lo que venga después será parte de la relación. Ya habremos formado un nexo sólido y los encuentros empezarán a hacerse frecuentes, siendo las reglas establecidas entre ambos previamente. * Post-Relación – Todo lo referente a lo que pasa una vez consumada la relación Será fundamental seguir este esquema, sin excusas. No funcionará, por ejemplo, arrancar directamente en la etapa de equilibrio sin pasar por las etapas previas. El esquema está meticulosamente diseñado de esta forma y tiene sus razones de ser. Salvo contadas excepciones, deberemos respetar su orden a menos que lógicamente no sea lo indicado (pero se da en casos muy aislados, donde no se justifica seguir este esquema). Por ejemplo, si estamos frente a una persona que ya conocemos, no hará falta pasar por la apertura y la transición, sino que empezaremos directamente en la atracción. Por otro lado, si la relación se mueve a un ritmo rápido, no deberemos intentar hacer minuciosamente todo lo indicado en cada etapa sino adaptarnos al ritmo de ella (aunque más tarde puede ser que nos juegue en contra no haber puesto un freno donde era muy necesario). Una vez que dominemos nuestro plan de juego a la perfección, nos sorprenderemos de lo fácil que es relacionarnos con mujeres, como así también de los errores groseros que cometíamos antes sin darnos cuenta. Jamás debemos olvidar que las mujeres son seres emocionales más que lógicos, por lo que cuanto más tiempo, emoción y energía nos dediquen, mayor será el poder que tendremos, como así también nuestra capacidad para pasar a la siguiente fase.

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CAPÍTULO 14 GRUPOS DE PERSONAS Y SU COMPOSICION Aparte de nosotros mismos, la persona más importante en el juego es la mujer que buscamos. Ella, denominada de ahora en más “objetivo”, es el personaje principal de la historia, y la causa de todas las palabras y pensamientos de este libro. ¿Quién puede ser nuestro objetivo? Cualquier mujer que nos guste, por la razón que sea (y cuando digo mujer, me refiero al sexo femenino: quizás resulte también para homosexuales que busquen otros hombres, pero la realidad es que realmente no ha sido probado en ese terreno, como así tampoco fue diseñado para eso). A grandes rasgos, casi todos los hombres buscan algo similar, pero en los detalles puede haber muchísimas variantes (especialmente considerando la personalidad de la mujer). Sea quien sea nuestro objetivo, inevitablemente debemos entender su valor frente a los ojos del hombre promedio, y para eso lo más importante será su aspecto. Cuanto más linda sea la mujer, más valor tendrá. Por más que alguna mujer pueda decir que soy machista y que haciendo este tipo de cosas estoy casi tratándolas como un objeto, en la práctica puntuar a una mujer en base a su apariencia es algo común y muy útil. Una chica 5 será psicológicamente algo diferente a una chica 10, ya que a pesar de compartir muchísimos rasgos en común, las diferencias son abismales en su fuero interno. La escala usada es del 1 al 10, siendo 1 una mujer muy indeseable (probablemente, alguna abuela), siendo 5 una chica del montón, un 7 u 8 una mujer muy atractiva, y un 10 una chica completamente fuera de serie (una supermodelo). Hay que usar los puntajes con pinzas: uno o dos puntos de diferencia por debajo de 7 no hacen gran diferencia, pero al pasar de 8 para arriba el salto es exponencial: las chicas 10 se cuentan con los dedos de las manos. No cualquier chica muy atractiva es una chica 10… eso queda reservado para las que rozan la perfección y nos recuerdan a una figura meticulosamente armónica como si hubiera sido esculpida a mano en cada detalle, ya que no le falta nada. Las chicas 10 saben que lo son, y su confianza está muy por encima del promedio, por lo que hay que abordarlas diferente que a las mujeres promedio. A una chica 10 lo mejor es tratarla con indiferencia y hasta con un poco de hostilidad indirecta, mientras que esa misma actitud con una chica 7 puede destruir su autoestima, por lo que debemos saber bien con quién tratamos (es decir, cómo es percibida por los demás) para adecuar nuestras acciones de la mejor forma posible.

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Lo primero que deberemos considerar es que las mujeres hermosas (chicas 7 o más) generalmente no andan solas. Seamos realistas: ¿cuánta gente conocen que salga de noche sola, sin amigos? Probablemente nadie, o poca… lógicamente, mujeres hermosas serán aún menos, ya que el simple hecho de ser hermosa y andar sola la hace más propensa a estar insegura frente a cualquier hombre que quiera sobrepasar sus límites, quizás inducido por el alcohol, por lo que tener un grupo de amigas y amigos a su lado la hará sentir protegida (además de que la pasará mejor también). Si de casualidad vemos una mujer sola, probablemente es algo temporario. Lo más probable es que esté esperando a sus amigas que fueron al baño o algo parecido, pero la situación de su soledad cambiará durante el transcurso de la noche. Teniendo esto en cuenta, al acercarnos a una mujer sabremos que no tendremos que lidiar con solamente con ella sino con todo su grupo social, ya que no andará sola… y si lo hace, no será oportuno acercarnos en ese momento. Es posible que los grupos que abordemos se compongan de formas muy variadas: un grupo grande de muchas mujeres, un grupo grande mixto, un grupo de solo dos mujeres, una pareja (la mujer y su novio), varias parejas, etc. Cada grupo será diferente e idealmente debería ser abordado a su vez con diferentes estrategias. Los grupos más fáciles para arrancar serán los que se compongan de tres mujeres… ¿Por qué? Básicamente, al ser tres mujeres tendremos la ventaja de que no hay ningún hombre en el medio, sacando riesgos de tener que lidiar con un novio celoso o algo así. Al ser solamente tres mujeres, podremos aislar a nuestro objetivo más fácil ya que las amigas seguirán estando en un grupo (de dos personas ahora). Si fueran dos nada más, nuestro objetivo estará en una situación complicada: por más ganas que tenga de irse con nosotros, no quedará bien que deje sola a su amiga, por lo que quizás opte por no acompañarnos. En el hipotético caso de que fueran tres (o más), la situación será óptima, ya que casi no habrá nada que entorpezca nuestro juego. Por otro lado, tendremos también armas como para solucionar ese tipo de problemas, ya que probablemente tampoco salgamos solos, y nuestros amigos pueden jugar un rol fundamental en estos casos. Los amigos que están ahí para ayudarnos con nuestro juego, comúnmente denominados “alas” (o “wings” en inglés), serán nuestro apoyo ante cualquier eventualidad. Entre sus funciones, además de hablar bien de nosotros y demostrar valor permanentemente, mostrarán como personas sociales y populares. En el caso de los wings, es decir, amigos o conocidos que cumplen la función de ayudarnos con detalles para llegar a nuestro objetivo, hay algunas reglas que se suelen seguir para evitar inconvenientes (ya que así como otros nos hacen de wing a nosotros, también nos tocará a nosotros hacerlo por ellos).

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Algunas de las reglas a seguir son: 1) Quien abre el grupo (set), decide primero su objetivo. 2) Lo más importante para un wing debe ser que su compañero consiga concretar con su objetivo. Si el wing también consigue algo, genial, pero no debe ser una prioridad, sino ser como un bonus. 3) No arruinar el set. Jamás se debe robar el objetivo del compañero, llamando la atención de la misma. 4) El wing, en caso de que su compañero no pueda seguir progresando, puede intentar retomar el set, siempre y cuando su compañero esté de acuerdo. 5) El wing debe ocuparse de todo tipo de obstáculos, como las amigas que quieran entrometerse y estorbar al objetivo, o bien llamar la atención del compañero. 6) Siempre se debe estar de acuerdo con el compañero, ya que queda muy mal que un wing no avale lo que dice. 7) Permanentemente el wing debe subir el valor de su compañero, en lo posible, indirectamente. Debemos recordar que es un hombre divertido, con quien todos quieren estar. 8) El wing, a pesar de la función que cumple, sigue siendo nuestro amigo, y jamás debe valer más lo que diga una mujer que los sentimientos de él. Jamás debemos faltarle el respeto o hacerlo quedar mal para intentar quedar bien nosotros. Es prioridad. Tratarlo bien y hacerlo sentir cómodo indirectamente hablará bien de nosotros y nos hará sumar unos puntos. En general, siempre que tengamos un wing al lado será mucho más fácil lidiar con cualquier situación que se nos pueda presentar, como así también será más posible subir nuestro valor. Estar solo a veces puede tornarse algo raro… salir sin amigos, puede disminuir nuestro valor indirectamente. Nuestros amigos, haciendo de alas deberán ser los que “entretengan” a las amigas de nuestro objetivo mientras nosotros la aislamos para tener algo de intimidad. Debido al problema que pueden llegar a ser sus amigas, se las denominará de ahora en más como “obstáculos”. Más de una vez, los obstáculos intentarán impedir que el objetivo se vaya con nosotros. Los peores obstáculos son las mujeres que se encariñan con nosotros y buscan algo, motivando a nuestro objetivo a echarse atrás. Es decir: la mujer que realmente deseamos, sale voluntariamente del juego (por más que quiera algo) simplemente porque su amiga nos desea. Este tipo de mujeres puede arruinarnos el juego fácilmente. La mejor solución será tratarlas claramente como amigas, en público. Al hacerlo, quedará más que claro que el interés no es recíproco por lo que nuestro objetivo nuevamente tendrá vía libre con nosotros (salvo que sea extremadamente solidaria con su amiga, y aún así, no quiera nada con nosotros debido a eso).

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Así como un ala puede ayudarnos en nuestro juego, también podemos tener gente que nos ayude que sea del sexo femenino. Mientras que al amigo que nos ayude lo llamaremos ala, si fuera una mujer la denominaremos “peón” o “pívot”. Un peón será una demostración de valor por el simple hecho de estar cerca de nosotros. Rodearnos de mujeres tiene siempre beneficios, ya que esto no solamente demostrará confianza al poder tratarlas sin problemas, sino también preselección, ya que a la vista de una persona que no nos conoce la ambigüedad de su presencia hará dudar si es una simple amiga, una amiga con derechos o una novia, lo que despertará su curiosidad. Tener una amiga cómplice para celar a las demás, siempre y cuando nosotros juguemos el mismo rol con ellas (demostrarle al resto que es deseada por hombres) generará un beneficio mutuo e ideal que debemos aprovechar siempre que sea posible. Mi recomendación es que, incluso cuando conozcamos una mujer bella por la que no nos sintamos atraídos, valdrá la pena conocerla y llegar a tener beneficios de su parte (brindándole lo mismo a ella si lo necesita). Será una gran idea tener una amiga con la que previamente se pactan estos beneficios, y no tendremos nada para perder haciéndolo… y todo lo que represente beneficios sin perjuicios no deberá ser desaprovechado. Tener un peón en el juego será siempre provechoso, pudiendo incluso usar cualquier tipo de mujer desconocida que nos crucemos. Supongamos, abrimos un grupo pero finalmente no nos interesa ninguna de las mujeres, en ese caso aún podremos sacar beneficios usándolas de escala para llegar a otras mujeres. Las atraemos, y llamamos la atención para que el resto vea que somos preselectos. De todas formas, no sabrán siquiera hace cuánto las conocemos, y en la práctica generará el mismo efecto alguien que conocemos hace años que si nos conocemos hace diez minutos. Estas mujeres podrán ser nuestros peones, haciendo una especie de escala o nexo con otras ya que una vez que abramos al otro grupo que realmente nos interesa, ya entraremos con un valor agregado sin siquiera haber cruzado una palabra. También deberemos tener en cuenta a los hombres que formen parte de su grupo social. Siempre y cuando no tengan una actitud amistosa con nosotros, deberemos usar tácticas como para anularlos y que no nos compliquen el juego. Más de un hombre buscará demostrar ser superior a nosotros, tal cual pasa en la naturaleza cuando dos machos pelean por una hembra. En sus intentos por demostrar ser mejores que nosotros o ningunearnos, buscarán ser algo así como el macho alfa del grupo. Mystery, al desarrollar el método que lleva su nombre, denomina a este tipo de hombres “AMOG” (significando, en inglés, macho alfa del grupo), tal cual analizamos profundamente en el capítulo 11. Cualquier tipo de hombre hostil que entorpezca

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nuestro juego entrará dentro de esta categoría, y deberá ser “desarmado” por nosotros para lograr nuestro objetivo. Indirectamente significa que una vez que seamos buenos en esto, podremos abrir cualquier tipo de grupo sin importar su constitución, incluso un grupo compuesto de dos personas: nuestro objetivo y su acompañante. Considerando toda la gente que entra en nuestro juego, la misión no será solamente conquistar a nuestro objetivo, sino más bien, ser lo suficientemente hábiles socialmente como para manejar a grandes grupos de personas a nuestro beneficio. El hecho de pretender concentrarnos solamente en nuestro objetivo hará que se nos dificulte mucho más la tarea frente a la situación en la que sepamos como movernos con grandes grupos de personas, incluso si son mixtos. Jugar este juego requiere no solamente atraer sexualmente a nuestro objetivo, sino manejar y hasta establecer una especie de buena relación momentánea con todos sus conocidos (e incluso desconocidos, como ser los peones). Debemos ser jugadores completos y manejar grupos de personas en su totalidad si pretendemos acceder a alguno de sus integrantes.

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CAPÍTULO 15 APERTURA Por más lógico que parezca, de alguna forma hay que romper el hielo e iniciar contacto con nuestro objetivo. A pesar de que parezca una tarea fácil, realmente no lo es tanto, ya que si bien es posible iniciar conversación (apertura) de múltiples formas, muchas veces nuestra forma de abrir no es buena y nos lleva al fracaso aún antes de poder demostrar algo de valor. Pues bien, ¿qué aperturas serán las indicadas para iniciar contacto con ellas? Lamentablemente, uno no debe simplemente acercarse y decir un simple “hola” o preguntar un nombre, o bien decir “te estoy viendo desde hace rato” o “que linda que sos”. De hecho, técnicamente se puede… y hasta puede llegar a tener buenos resultados en determinados casos, pero la realidad es que en general este tipo de aperturas suelen llevar al fracaso. Como bien sabrán a esta altura, las mujeres buscan algo diferente y no se sienten atraídas por un exceso de demostración de interés ni bien se establece contacto, salvo que quien lo haga tenga atributos muy visibles que puedan llamar su atención (como por ejemplo, ser excesivamente lindos). Una vez que tengamos mucha experiencia y un juego sólido, podremos abrir de cualquier forma y tener éxito, ya que la mayoría de las veces lo que más importa es lo que transmite nuestro cuerpo y no lo que se diga. Mientras no seamos una presa fácil que su radar detecte desde lejos, estaremos en condiciones de abrir apropiadamente como sea. Es importante no depender de ningún estímulo externo para tomar coraje y hacer la apertura: el alcohol, estimulantes o drogas no son la solución y sería ideal suprimirlos, ya que a pesar de la desinhibición que brindan también vienen relacionados con problemas en movimientos, falta de reacción, sobreexcitación y otros efectos que nos pueden jugar en contra. Por otro lado su dependencia los hace vitales, llegando a puntos tales como que hay hombres que sobrios no se acercan a las mujeres, o que solamente encaran de noche porque no van a ir borrachos o drogados a un shopping por la tarde a buscar mujeres. En síntesis: elimínenlos de sus salidas, o modérenlos si es que disfrutan con eso, pero no se hagan dependientes de ellos. Tengan en cuenta que al principio la mayoría del trabajo deberán hacerlo ustedes, sin esperar nada a cambio. Wayne Elise (conocido popularmente como Juggler) tiene una regla denominada 90-10 para explicar esto, que consiste en que al principio de la conversación nuestro objetivo deberá dar como mucho el 10% de la charla, mientras que

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nosotros seremos los encargados del otro 90%, es decir, casi toda la conversación queda en nuestras manos al menos hasta que ella se sienta cómoda con la charla. Si esperamos dar para recibir, es decir, hablar para que nos respondan esperando que después nos hagan una pregunta y ser nosotros los que respondemos, fracasaremos. Si damos solamente un 50% esperando que ella ponga la otra mitad, como suele pasar en conversaciones cotidianas con la gente, la conversación corre serios riesgos de no sobrevivir. Si ponemos ese 50% y ella solamente un 10%, la conversación será carente de sentido e inevitablemente colapsará. No se desanimen: por suerte no hace falta tener nada en especial para hacer una apertura exitosa, salvo seguir un par de pautas básicas. De hecho, mucha gente necesita un par de aperturas de calentamiento antes de poder hacer las cosas efectivamente bien. Estas tienen como función ponernos en modo social, ya que pasar de estar por nuestra cuenta a hablar con un grupo de gente puede, en un primer momento, ser un poco más complicado que si ya venimos hablando desde hace rato con otras personas. Podría decirse que abrir varios grupos servirá como para ponernos en un modo más sociable y más relajado, así que no se rindan a la primera apertura porque de hecho probablemente no haya sido más que el proceso de ponernos de modo solitario a modo sociable antes de ir a lo que realmente vinimos. Esto suele desalentar a muchos… intenten, si salen con amigos, ponerse premios e incentivos. Pídanle 200 pesos a un amigo, y devuélvanle 20 por cada apertura que intente. Eso hará que al menos haga 10 aperturas en la noche, y pueda volverse tranquilo a casa con su dinero y con la certeza de que logró abrir (bien o mal) en la noche. Al abrir un grupo, deberemos tener en cuenta algunos aspectos: cómo se conforma el grupo, qué hace el grupo, qué podemos decodificar por su lenguaje corporal, vestimenta y otras cosas a la vista. Un detalle que puede ser fundamental es la denominada “regla de los 3 segundos”. Dicha regla consistirá en un simple hecho: no deberemos tardar más de 3 segundos para abordar un grupo desde nuestro primer contacto visual (o notoriedad de cualquier tipo en su cercanía) hasta que hacemos la apertura. No tendrá nada de positivo esperar minutos entre el primer contacto visual y el primer acercamiento, ya que no deberemos esperar señales de las mujeres para arrancar el contacto. La dinámica social indica todo lo contrario, es decir, que el hombre es quien debe iniciar en la mayoría de los casos. De vez en cuando, las mujeres insinúan con la mirada y deberemos estar atentos a esto. Incluso, sin insinuarlo de forma directa, pueden hacerlo de forma indirecta: las mujeres

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intentan estar en la mejor posición posible como para que nosotros seamos los que nos acerquemos. Es como si nos dejaran todas las posibilidades a mano. El simple hecho de estar bailando muy cerca de nosotros en un boliche, especialmente si se mueven cerca de nosotros nuevamente si cambiamos de lugar, demostrará pasivamente un interés para que nos acerquemos, por lo que deberemos prender nuestros radares y darnos cuenta de esto para aprovecharlo. En el caso de que estemos muy pavoneados (es decir, vestidos de forma muy llamativa), ellas tendrán una excelente excusa como para arrancar la conversación. No deberemos depender de ello, ya que no es lo más común (aunque si se presenta la situación es muy bienvenida). Aún así, suele pasar más seguido de lo que pensamos, nada más que muchas veces no nos damos cuenta. Incluso hace que las mujeres se aproximen un poco más a nosotros como para observar más de cerca nuestros accesorios y matar su curiosidad. El objetivo, incluso cuando abra ella, es siempre el mismo: que la conversación continúe y engancharla con algo como para que así pase. Por ejemplo, si nos vienen a hablar… Ella: “Te veo cara conocida… ¡sos igual a mi ex novio Juan!” Vos: “Ahh qué casualidad, ¡uno de mis mejores amigos se llama Juan! Es un fenómeno, ¡hace unos trucos con la lengua que son increíbles!” Ella: “¿Qué trucos?” Vos: “Dame un minuto… vení, sentate que te muestro…” De esta forma, no solamente será interesante lo que digamos y hagamos, sino que además ya la tendremos dentro de la conversación y habremos salido de la apertura rápidamente. Las mujeres que estén más próximas a nosotros muchas veces estarán ahí como esperando que vayamos a buscarlas. Si llegamos a ver una oportunidad así, deberemos actuar con velocidad… si dudamos y dejamos pasar la chance, quedaremos como inseguros y con falta de decisión. Acercarse dentro de los 3 segundos demostrará confianza, seguridad, decisión y personalidad, por lo que jamás deberemos dilatar en el tiempo esa situación. Un hombre que se queda un rato mirando y examinando estará más cerca de parecer un psicópata que no se saben sus intenciones o qué es lo que despierta su curiosidad en vez de un seductor que con la mirada busca cautivar a su objetivo. Siempre que sea posible, evítenlo, y respetando la regla de los 3 segundos, recordando que la misma no es inflexible. Si están muy alejados, no corran desesperados con el cronómetro en la mano para llegar antes de los tres segundos como si fuera que están huyendo de un león hambriento, ya que esto será incluso peor que haber tardado unos 10 segundos hasta poder estar cerca e iniciar la apertura como corresponde.

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Lo único que debemos tener en mente cuando pensamos en una apertura exitosa es la capacidad que tenga esa situación de llevarnos a poder seguir haciendo parte de nuestra rutina, es decir, con que tengamos su atención y podamos pasar a otra cosa alcanzará. Lo que digamos para abrir no será demasiado importante: una vez que captamos su atención, pasaremos a otros temas. Una apertura no debería durar más de dos minutos, ya que el objetivo no es hablar de lo que originalmente usamos para abrir sino que pasaremos (aquí es donde entra en juego la transición) a otro tipo de conversaciones y situaciones sutilmente. Sabiendo esto, lo primero que debemos hacer antes de pronunciar una sola palabra será elegir nuestro objetivo. Recordando que las mujeres hermosas pocas veces andan solas y cuáles serán los grupos ideales en los que querremos abrir, decidiremos dónde hacer nuestra apertura. Al abrir un grupo, en muchos casos conviene hacerlo de la forma menos directa posible. Es increíble como un cambio en las palabras “ey chicas” por “ey gente” para llamar la atención antes de nuestra apertura puede marcar la diferencia entre si la misma es exitosa o no. También sirve mucho no ir directamente por nuestro objetivo: salvo contados casos, lo mejor será hablarle a alguna amiga y después concentrarnos en la que realmente nos gusta. Si elegimos un grupo de personas mixto (hombres y mujeres), lo ideal será en principio hablar con los hombres. Deberemos ser amistosos, pero demostrar liderazgo y carisma. Ser el líder de los hombres, pero no abusar e ir al choque con ellos. Será mucho más fácil para nosotros hablar con hombres que con mujeres: los tratamos como si fueran amigos o conocidos. No habrá problemas. Eso sí, después deberemos concentrarnos en las mujeres… Una vez seleccionado nuestro objetivo, procederemos a la apertura propiamente dicha. Hay aperturas de diversos tipos. Algunas tendrán muy poco riesgo, pero será más difícil poder continuar la conversación. Un claro ejemplo sería preguntar la hora. Las reglas sociales dicen que es correcto responder, pero es muy difícil continuar desde ahí. En cambio, hay aperturas más riesgosas, en las cuales quizás puede llegar a no funcionar pero la recompensa es mucho más valiosa, ya que lograremos nuestro objetivo de poder continuar conversando. Por ejemplo, si preguntamos “Chicas, necesito una opinión femenina… ¿creen en la magia?” será más riesgoso que preguntar la hora, pero mucho más factible que nos lleve a una conversación. Las aperturas podrán ser: 

Funcionales (“¿Tienes fuego?” “¿Sabes donde queda la Avenida Rivadavia?”)¨

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

  

Opinión (cualquier cosa que se les ocurra, que pueda ser interesante y sea debatible: desde un amigo que cortó con su novia por SMS, hasta si les parece bien que una adolescente esté enamorada de Mick Jagger) Situacionales (“Qué trago es ese?”) Directas (del tipo “Me gustas”, “Te estaba mirando de lejos y no pude evitar hablarte, ¿cómo te llamas?” o similares) Chocantes (una pregunta de enganche, y luego una comparación suya con algo no demasiado grato pero aún así no agresivo)

En general, cada tipo de apertura dependerá del contexto. Personalmente, creo que las más efectivas debido a su relación costo-beneficio son las de opinión, ya que incitan al debate y es fácil mantener a la gente entretenida apenas se comienza, como así naturalmente pasar a otro tema de conversación. Además, tenemos muchísimos temas para elegir: desde música hasta relaciones, pasando por diferencias entre hombres y mujeres, o famosos. La idea será que no tengan una respuesta obvia, o que pueda responderse con monosílabos. Además, sería ideal no incitar a una respuesta, no influenciar. Cuanto más neutrales sean, mejor. Las aperturas funcionales quizás sean más efectivas durante el día, en situaciones cotidianas, como así muchas veces también pasa con las aperturas de situación (un claro ejemplo es en la facultad o en el trabajo, donde es fácil arrancar una conversación sobre algo que comparten en común). Las de situación suelen ser efectivas si es que no son usadas en un contexto donde es muy obvio lo que vamos a decir. Si se usan en otros contextos (en un bar o boliche), deberán ser lo suficientemente interesantes e ingeniosas, además de espontáneas, para que sean buenas. Una apertura de situación puede ser ideal en muchos casos, pero hay que tener cuidado ya que indirectamente puede codificar demasiado interés, cosa que es exactamente lo contrario a lo que buscamos. Esta es una de las causas por las cuales las aperturas directas a veces no funcionan, salvo que se tengan todas las chances de ganar… si sale bien una apertura directa, sabremos que tenemos la mitad del juego ganado, pero es difícil que pase (ahí que sean riesgosas). Uno puede tener memorizadas de antemano las aperturas, y estar atento a cualquier respuesta que nos puedan dar como para responder nuevamente de forma inteligente (gracias a la práctica y lo que uno sabe del tema). Por otro lado, no se demuestra nada de interés, lo que hace que las mujeres bajen la guardia muchísimo más fácil ya que no esperan que las estemos encarando con ganas de conseguir algo, o si lo sospechan, no lo saben a ciencia cierta y les genera intriga de todas formas… quizás incluso, simplemente les interesa el tema y esa es la causa por la que hablan de eso.

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Sea como sea, la idea funciona: ellas nos responden y podemos seguir nuestro juego, que era exactamente lo que buscábamos. Esto a su vez disminuirá considerablemente la ansiedad y el miedo a la hora de acercarse, ya que uno no tiene nada que perder: al no decodificar directamente nuestro interés, como mucho educadamente se disculparán, lo cual tiene un efecto muchísimo menos negativo que el que podría reducir un rechazo directo apenas uno abre conversación, dilapidando nuestra confianza. Las aperturas de opinión podrán ser moldeadas a nuestro antojo para demostrar muchísimas cualidades interesantes indirectamente. Podremos, incluso, arrancar demostrando valor. Si yo preguntara “chicas, realmente si ustedes me vieran, ¿dirían que soy jugador de rugby?” (cuando realmente lo soy, y eso sería un tema interesante como para arrancar la charla) podría llegar a ser incluso mucho mejor que una apertura cualquiera, ya que justamente la ventaja será que la pregunta podrá ser sobre lo que más nos convenga o lo que más conozcamos, y que pensamos que podría ser interesante como para arrancar la charla. Sin embargo, no todo es color de rosa: una apertura de opinión tiende a ser más larga y tomar más tiempo. En un lugar con mucho ruido, se complicará mucho más captar la primera atención del grupo, como así también quizá ni terminemos de preguntar que ya estarán mirando para otro lado. Es aquí donde entra en juego el lenguaje corporal, y tener una voz fuerte y clara, que no de lugar a dudas de que por los próximos minutos seremos el centro de atención. Las aperturas directas serán bastante riesgosas. De llegar a hacer alguna de este tipo, lo más importante será lo que continúe la apertura. Un simple piropo sin nada que lo acompañe hará que muera rápidamente la conexión. En cambio, continuar la charla puede hacer que funcione. Un ejemplo podría ser: Yo: “Ey, me gustan tus zapatos” Ella: “Gracias” Yo: (rápidamente) “Estaba pensando en regalarle unos parecidos a mi hermana, pero no sé si quedaría mejor comprarle una cartera. Estuve recorriendo tiendas para tener nuevas ideas. ¿Dónde compraste esos?” (y desde ahí, seguir la rutina) Otro ejemplo: Yo: “Wow, ¡qué linda sonrisa!” Ella: “Gracias” Yo: “Seguramente hay algo muy bueno pasando en tu vida como para estar así de contenta. Yo también ando sonriente, porque me viene pasando algo de no creer” (y seguir con la rutina)

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No recomendaría utilizar estos hasta haber perfeccionado todos los otros, porque son algo más riesgosos y en muchos casos ni siquiera tienen beneficios concretos, salvo que nuestro juego sea muy bueno (pero, en ese caso, si ya nos perfeccionamos tanto podremos hacer casi cualquier cosa con éxito también). La mayoría de los autores no recomienda este tipo de aperturas salvo situaciones particulares. Podríamos incluso utilizar alguna apertura directa con un toque de humor. Personalmente, no son de mis preferidas, pero quizás alguna sonrisa podemos sacar y empezamos con el pie derecho por ser originales. Algunos ejemplos podrían ser:           

¿Te gustaría probar una cosa que hizo mi mamá? (mientras nos señalamos). Bonitas piernas… ¿a qué hora abren? Disculpa, estoy perdido y no sé como llegar… (y cuando nos pregunta dónde vamos) … no sé como llegar a tu casa ¿Sabes lo que hace una chica después de su tercer orgasmo? ¿No? Yo sí. ¿Sabes qué? Tu pelo hace juego con el color de mi almohada… ¿Vamos a desayunar juntos mañana? ¿Cómo te despierto, por teléfono o con el codo? (Con un cubito de hielo en la mano, lo tiramos contra el piso) Bueno, ya rompí el hielo. Me llamo Nicolás, ahora te toca presentarte. (Con un vaso húmedo, pasas el dedo y lo secas en su ropa) Será mejor que nos quitemos estas ropas mojadas antes que nos resfriemos. ¿Trabajas en el correo? Ah, ¿no? Pregunto, ya que me mirabas tanto el paquete… ¿Crees en el amor a primera vista o tengo que volver a pasar por acá? ¿Qué te parece una noche de pizza y sexo en mi casa? ¿Qué pasa, es que no te gusta la pizza?

Así, podríamos seguir enumerando a montones. Creo que la idea se entiende… en definitiva, a pesar de la gracia que conllevan, creo que tenemos mejores opciones a la hora de las aperturas. Otros autores, como Brad P. proponen aperturas que además creen una especie de tensión social, y sean más chocantes. Estas aperturas chocantes empezarán por una pregunta de enganche como por ejemplo “¿te gustan los perros?”, y si responde que sí, ahí contamos una historia de una chica que conocimos de pequeños que hacía cosas extrañas con los perros (como por ejemplo, lamerles la cara como si fuera un perro más), y que la llamaban “la chica loca de los perros”.

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Ahí nomás, agregamos “bueno… ¡sos muy parecida a ella! ¿No serás vos no?”. Ante su negativa en tono amistoso, se puede agregar que de niños era el objeto de burla, y que ahora que pasó el tiempo hay un arrepentimiento por las maldades, por lo que se procede a pedir disculpas. Una vez hecho, quedando tierno ante sus ojos, pasamos a la próxima fase. Esto sería solamente un esquema muy básico de lo que consistiría la misma, y se la trata en detalle más extensamente en el libro “The shocker” de Brad P. Cualquiera sea nuestra decisión por la apertura a utilizar, deberemos tener en cuenta un factor: no demostrar interés (salvo que sea una apertura directa, y si así lo fuera, tendremos que estar medianamente seguros de que sea efectiva). Una genial forma de transmitir desinterés es simular un contratiempo. Los falsos contratiempos serán pequeñas frases, coladas casi como por casualidad, en nuestra apertura, que transmitirán desinterés indirectamente. Por ejemplo, puede llegar a hacer maravillas arrancar antes de la apertura diciendo “solamente me puedo quedar unos minutos, pero…” o bien “mis amigos me están esperando, pero necesito…”. Este tipo de frases lograrán que las mujeres no sientan que somos pesados que se les pegarán por un rato sin que tengan una forma sutil de huir de nosotros. Muchas veces, las mujeres se ven asediadas por hombres que saben desde el principio que no llegarán a buen puerto, y por ser educadas nada más intentan disimuladamente escapar de la conversación. Frecuentemente lo hacen incluso antes de que podamos arrancar la conversación propiamente dicha. Si ponemos un falso contratiempo antes de nuestra frase (acompañado por un lenguaje corporal desinteresado) haremos que las mujeres no sientan que somos uno de esos pesados y nos faciliten el acceso a una conversación con ella. Este tipo de detalles son fundamentales cuando jugamos con objetivos que están claramente deseados por la mayoría de los hombres. Habrá que jugar al límite, sin olvidarnos de nada… y éste es uno de esos pequeños puntos que puede arruinar nuestra conversación antes de empezarla. Hablando de detalles, el lenguaje corporal será específicamente importante en la apertura, ya que será la primera impresión y la más importante que nos condicionará durante toda la charla. Debemos mostrarnos sonrientes, divertidos y de buen humor. Servirá, también estar distendidos y confiados, ya que no tiene porqué parecer un martirio el primer contacto con ellas. Intentaremos no movernos demasiado, ni mirar por todos lados: la fiesta está donde estamos nosotros, y debemos ser el centro de atención en todo momento en esta fase. Especialmente cuando lo combinamos con los falsos contratiempos, nuestro lenguaje corporal debe transmitir como que estamos pensando en irnos en cualquier momento.

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La mejor forma de hacerlo es haciendo una especie de sutil vaivén con nuestro cuerpo en dirección contraria adonde se encuentran ellas, como si estuviéramos a punto de irnos. Será fundamental también no aparentar estar intentando seducirlas: se darán cuenta rápidamente de nuestra actitud de levante, especialmente si tenemos cara de desesperados o pervertidos. Definitivamente, la cara de necesitado jamás será beneficiosa. Quizá el detalle menos tenido en cuenta, pero de suma importancia, es la inclinación de nuestro cuerpo. Al hablar, tendremos que tirarnos para atrás y que sean ellas las que se inclinen para escuchar de lo que hablamos, y no a la inversa. Visto de afuera, debería parecer que ellas están interesadas en lo que nosotros decimos, y no que nosotros somos los desesperados por escuchar lo que ellas tienen para responder. Una postura neutral, o casi alejándose, será ideal en esta fase. Con eso bastará como para tener una idea de las cosas que hacer (y las que no) en la apertura. Faltaría nada más considerar la situación en la que la mujer es la que avanza y establece el primer contacto. A pesar de que no es algo común (aunque día a día se puede ver más), deberemos estar preparados ante esto. Deberemos seguir todo lo que venimos viendo en la apertura, con la diferencia de que efectivamente sabremos que ella está interesada, por lo que partiremos casi en la etapa de la atracción y podremos pasarla velozmente también. En caso de que ella no comience la conversación pero sí incite a que sea uno el que lo haga, deberemos estar muy atentos. En general, las mujeres rara vez no hacen las cosas a conciencia. Si hay un grupo de mujeres rondándonos toda la noche, no será casualidad. Habrá que saber verlo a tiempo y explotarlo.

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CAPÍTULO 16 TRANSICIÓN Una vez que hayamos abierto el grupo de forma efectiva, pasaremos a la transición, que será el nexo entre la apertura y la atracción. Básicamente, se necesita un intervalo pequeño donde uno se acomode para pasar a la siguiente fase, y ésta será la función de la transición. Sin embargo, en algunos casos no hará falta (como al utilizar aperturas directas), ya que no hay ningún impedimento a empezar una conversación libremente. En esos casos, simplemente uno sigue como si nada hubiera pasado. Sacando este tipo de casos, la transición deberá existir para que la situación se dé naturalmente y no de manera forzada, especialmente con aperturas menos riesgosas. Generalmente, de no existir transición, la charla se hubiera limitado a esa situación en particular (preguntamos “Qué hora es?”, ella nos responde “Once menos veinte”… y ahí muere nuestra apertura, ya que no podemos sacar charla fuera de contexto, o al menos, no quedará natural sino que aquí es donde entra esta etapa del juego en acción). La transición más común y efectiva es desviar la conversación desde la apertura a otros temas, tomando el contenido de las respuestas de las mujeres. Si yo hubiera abierto con una apertura de opinión del tipo “¿Creen en los fantasmas?” y alguien del grupo responde “Yo sí, porque una vez cuando viajé a Brasil…”, podremos usar el contenido de su respuesta para crear charla. Nuestro próximo movimiento será “Ahh ¿sí? ¿Viajaste a Brasil? Yo también fui el año pasado, tiene las mejores playas del mundo” y de ahí en más, seguir conversando. Como verán, la apertura ya queda completamente relegada por otra charla y naturalmente, casi sin que se den cuenta, las mujeres están hablando de cualquier cosa menos de lo que originalmente iban a hablar, y ya no tienen las defensas en alto pensando que queremos algo de ellas. Lo importante será que nosotros seamos siempre los que llevemos las riendas de la conversación en estas primeras etapas. Deberemos hablar la mayoría del tiempo para encaminar la conversación hacia donde nos convenga, especialmente si todavía no hay interés en nuestras respuestas. Bien podría pasar que no nos respondieran de forma propensa para generar charla, y seremos nosotros los que deberemos buscar algo interesante para conversar sutilmente y poder pasar a la próxima fase. Habremos concluido la fase de la transición una vez que libremente podamos continuar la charla. Una idea genial es añadir algún condimento nosotros mismos en la apertura que pueda generar curiosidad. Si en vez de preguntarles si creen en los fantasmas directamente, les

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dijera lo mismo pero le agregara el contexto a la pregunta (por ejemplo: que estaba discutiéndolo con un amigo cuando fuimos a cazar a África), probablemente incluso sean ellas las que nos pregunten sobre el tema y automáticamente pasaremos a la fase de atracción, sin siquiera esforzarnos. Cuando dejamos temas abiertos como este, incluso si nos quedamos sin nada que charlar podemos retomar sin que se vea muy forzado… “ahh hablando de África, ¡cuando estuve en Senegal me sucedió algo muy loco!” y de ahí en más, ya estamos en la atracción. Para ser bueno en las transiciones sobre el contenido de la charla debemos ser bastante espontáneos, y será fundamental nuestra capacidad de poder mantener la charla viva e interesante en estos primeros minutos. Debemos improvisar si es que no tenemos nada de lo que agarrarnos sobre lo que nos hayan dicho… y lamentablemente, esto puede ser complicado para algunos, especialmente al principio. Sin embargo, con práctica, poco a poco iremos mejorando. Las observaciones serán otro tipo de transición que, aparentemente, surgirían de manera natural por algo que nos haya llamado la atención. Son lecturas en frío. Si hiciera la apertura con éxito, podría parar un instante, y decir “tienes voz de locutora… ¿trabajas de eso?” o cualquier cosa que pudiéramos haber notado y fuera propenso a mencionarlo. Lo más importante, en este caso, no será tanto lo que digamos sino que parezca natural y no planeado, como por ejemplo podría ser algo que espontáneamente hubiéramos observado y nos hubiera llamado la atención. Será fundamental en estos casos hacer una buena lectura en frío de la persona como para tener algo cercano a la realidad para decir. También podremos hacer algún tipo de comentario que sea lo suficientemente ambiguo y abarcativo como para que ella realmente crea que fuimos muy detallistas al notarlo. Esto es básicamente lo que hacen los horóscopos, la astrología, el tarot y muchos otros, además de muchos de los autoproclamados videntes, como así también lo hacen muchos test de personalidad. El éxito de esto es que la mayoría de la gente se sorprende por la precisión de algo que, realmente, no tiene demasiado sentido. El psicólogo Bertram R. Forer, en 1948, entregó un test de personalidad a sus estudiantes, y luego les dio un análisis de su personalidad como respuesta (supuestamente basado en los resultados del test). Invitó a cada uno de ellos a evaluar el análisis en una escala de 0 (muy pobre) a 5 (excelente) según se aplicara a ellos: el promedio fue de 4.26. Luego les reveló que a cada estudiante se le había provisto del mismo análisis: “Tienes la necesidad de que otras personas te quieran y admiren, y sin embargo eres crítico contigo mismo. Aunque tienes algunas debilidades en tu personalidad, generalmente eres capaz de compensarlas. Tienes una considerable capacidad sin usar

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que no has aprovechado. Disciplinado y controlado hacia afuera, tiendes a ser preocupado e inseguro por dentro. A veces tienes serias dudas sobre si has obrado bien o tomado las decisiones correctas. Prefieres una cierta cantidad de cambios y variedad y te sientes defraudado cuando te ves rodeado de restricciones y limitaciones. También estás orgulloso de ser un pensador independiente; y de no aceptar las afirmaciones de los otros sin pruebas suficientes. Pero encuentras poco sabio el ser muy franco en revelarte a los otros. A veces eres extrovertido, afable, y sociable, mientras que otras veces eres introvertido, precavido y reservado. Algunas de tus aspiraciones tienden a ser bastante irrealistas.” Forer había tomado datos y fragmentos de diferentes horóscopos, pero el hecho de que lo que dijera fuera tan abarcativo y propenso a que cualquiera lo pudiera adaptar a sí mismo lo hacía ver real y hasta muy preciso. Posteriormente, este fenómeno fue denominado “Efecto Forer” en su nombre. Básicamente, el mismo consistirá en que los individuos pensarán que las descripciones de su personalidad supuestamente realizadas específicamente para ellos son muy precisas, aunque realmente sean generales y vagas por lo que podrían ser aplicables a diferentes personas. P. T. Barnum, el famoso showman, artista circense y empresario estadounidense del siglo XIX, sabía bien de todo esto y lo usaba cuando leía en frío a las personas en sus shows. El fragmento usado por Forer como análisis de sus estudiantes es un gran ejemplo de qué cosas decir, incluso, sin haber notado nada, ya que diciendo cosas de este tipo el trabajo se hará sólo: ellas creerán que fuimos muy precisos y detallistas, además de pensar que fue algo completamente espontáneo, y nosotros estaremos conversando de eso y cualquier otra cosa ya en la etapa de atracción, ya que habremos culminado la transición. Al decir este tipo de cosas, las mujeres quedarán automáticamente fascinadas pensarán que tenemos poderes sobrenaturales o somos psíquicos de algún tipo. Estén preparados, ya que probablemente luego de una demostración tal, habrá un profundo quiebre en su personalidad y empezaremos a tratar casi con una persona completamente diferente de un momento a otro: las defensas y arrogancias darán lugar a una persona que intentará comprender lo que decimos, y sentirá aún más curiosidad cuanto más digamos. Con esto tendremos las suficientes armas de hacer la transición de forma efectiva. De todas formas, no se preocupen: incluso saltando de tema en tema sin conexión alguna, las mujeres no lo notarán tanto siempre y cuando estén entretenidas con lo que decimos y cómo lo expresamos. Además de la charla, lo que deberemos hacer también durante la transición será “instalarnos” en el grupo, es decir, encontrar una ubicación óptima dentro del mismo. Dejaremos de lado el lenguaje corporal desinteresado que parece más que se está yendo en vez de que estuviera en el grupo, y ahora nos situaremos

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sutilmente en algún buen lugar como para seguir charlando siendo parte del grupo. Si el grupo estuviera sentado, será la ocasión óptima de sentarse mientras se charla (no será necesario pedir permiso, puede surgir espontáneamente).

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CAPÍTULO 17 ATRACCIÓN Estaremos en la fase de atracción cuando ya podamos tener una conversación con nuestro objetivo. En general, si la mujer es conocida o parte de nuestro círculo social (compañera de trabajo, de facultad, amiga de un amigo, etc) arrancaremos directamente en esta fase. Aquí se buscará que nuestro objetivo se interese en nosotros como un potencial candidato sexual, y generar este interés será lo fundamental de la atracción. Sabrás que habrá concluido la etapa de atracción cuando dejes que ella califique a ver si da con lo que buscas. La forma más fácil de atraer a una persona es haciendo que descubra cosas de nuestra personalidad que le guste, haciendo que se sienta atraída hasta nosotros y nos considere un candidato interesante. Para esto, deberemos demostrar valor frente a sus ojos. Como todavía no conocemos a la mujer como para apuntar específicamente a lo que le gusta, podremos basarnos en las características que las mujeres suelen buscar en los hombres y demostrarlas indirectamente con lo que hacemos y decimos. Una vez que la mujer está atraída, no habrá terminado el juego. De hecho, quedándonos con eso nada más terminaremos perdiendo… incluso será aconsejable que la atracción tenga una duración moderada, de no más de veinte minutos o media hora. Cuando estamos con extraños, las conversaciones pueden terminar de repente sin aviso: una amiga estaba borracha y tenía que acompañarla a la casa, el grupo quería ir a otro lugar y se les hacía tarde, o similares. La atracción no es algo que se elige. Las mujeres no podrán racional o lógicamente elegir si se sienten atraídas a nosotros o no: simplemente les pasa. Sin embargo, la diferencia entre los hombres y las mujeres radica en que un hombre es mucho más espontáneo a la hora de sentirse atraído a una mujer, ya que simplemente le atrae o no (especialmente, por lo exterior). La mujer, en cambio, tiene un proceso más complejo, y no es espontáneo sino que es continuo, y habrá que alimentarlo permanentemente. Si dejamos de generar atracción, retrocedemos. En cambio, cuando hayamos generado la atracción suficiente (no con un solo hecho aislado) estaremos en condiciones de seguir el proceso. Demostrar valor El “valor” de una persona estará dado por lo que los demás perciben de ella. No será tan importante lo que realmente sea, sino lo que se demuestre. En una conversación de una o dos horas, uno no podrá ver más que la superficie de lo que la persona realmente es, y

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solamente en ese contexto, con ese estado de ánimo. No será lo mismo ver a una mujer vestida para matar, rodeada de amigas, con alcohol por medio… que verla al mediodía saliendo de trabajar. Es por esto que la percepción del valor es más importante en este caso que lo que realmente uno es en esencia. Los hombres somos muy visuales y valoramos a una mujer especialmente según su apariencia. Cuanto más linda sea, mejor percibida será para nosotros, al menos al principio, y más valor tendrá frente al resto. Es por eso que debemos ponernos a su nivel como para que ella considere que somos dignos de estar con ellas. Sin embargo, muchos otros factores influirán muchísimo: una mujer hermosa, con baja autoestima o poco acostumbrada a determinadas situaciones, hará que su valor sea mucho más bajo. Muchas veces, las mujeres más hermosas son las que más feas se sienten… Otras mujeres, en cambio, son conscientes de que son hermosas, y vivieron siempre así… lamentablemente, la sociedad las malcría. El simple hecho de ser hermosas le da muchos beneficios que otras mujeres no podrían tener por más capaces que fuera: tener muchos hombres pendientes haciéndoles favores, verse beneficiadas en lo laboral, etc. Las reglas no se aplican con ellas, y tienen incluso muchas veces una mirada distorsionada de la realidad, sintiéndose una especie de semidiosas bajadas del olimpo. Si van a bailar a algún lugar, quieren ser VIP. No compran tragos, sino que se aprovechan de la cantidad de hombres dispuestos a regalárselos pensando que con eso quizás compren una oportunidad con ellas (aunque realmente, solamente les demuestran que son unos perdedores del montón). Este tipo de cosas puede hacer que su autoestima vaya por los cielos, o por el contrario, bajarla si ella piensa que no se merece eso. Muchas de estas mujeres notoriamente bellas terminan frustrándose: a pesar de ser muy capaces intelectualmente, terminan siendo vistas siempre como objetos sexuales. Robert Cialdini en su libro “Influencia: Ciencia y Práctica” habla del tema, denominándolo efecto halo, que vendría a ser que en la práctica la mayoría de las personas da por sentado, en un plano inconsciente, que la gente rica, poderosa, famosa y apuesta es más inteligente y confiable que los demás. Las mujeres hermosas se aprovechan de eso: los hombres las miran con deseo y las consideran mejores al resto en casi todos los sentidos, por eso muchas veces se sienten atraídas por alguien que las pone en su lugar. El contexto juega otro papel fundamental: una mujer hermosa, en un desfile de modelos, se sentirá por debajo del promedio. En cambio, una mujer promedio, en un ambiente lleno de hombres (una cancha de fútbol, una facultad donde la mayoría de sus estudiantes sean hombres como suele pasar con ingeniería) tendrá mucho más valor que en otro contexto. Incluso, de un día para otro puede cambiar su percepción de sí misma:

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se sentirá con más confianza si trabaja de promotora, donde los hombres la miran y permanentemente están en contacto con ella, o podrá pasar lo opuesto si se hace un corte de pelo trascendente que no le queda muy bien, y se siente menos mirada, o bien viendo a su ex novio de la mano con una mujer más linda que ella. Será importante que nosotros sepamos el valor percibido de la mujer, ya que nos dará pistas sobre cuanto tendremos que subir el nuestro a sus ojos para que funcione la atracción. Una mujer percibida con poco valor socialmente puede sentirse intimidada por un hombre percibido mucho mejor: pensará que es solamente la diversión del momento, algo de una noche, y tendrá miedo de empezar a tener sentimientos sabiendo que puede salir lastimada, por lo que por precaución preferirá no meterse en problemas y bajar a la realidad buscándose alguien más accesible. En cambio, una mujer percibida con mucho valor (una chica con un puntaje por encima de 8) deberá ser jugada de forma muy diferente: uno tiene que subir su propio valor mucho, e indirectamente de forma sutil demostrarle que nosotros no la percibimos como se cree (y le hacen creer). Para nosotros, será una más… y eso hará que se interese en nosotros, ya que es una forma de subir indirectamente nuestro valor (si la bajamos, en otro plano, hará que nosotros subamos). Los hombres, en cambio, demostrarán valor por otras cosas. Al acercarse a una mujer, ellas mirarán detalles como la ropa, la apariencia, el lenguaje corporal, quiénes son sus acompañantes, etc. Sin embargo, aunque seamos una muestra de valor caminando, difícilmente vengan ellas a buscarnos desesperadamente, ya que necesitaremos que en la práctica vean que no estaban equivocadas por la primera impresión que les pudimos dar. Si viene una persona que a priori aparenta tener un alto valor, y dice o hace algo estúpido (o, visto de otra forma, demostrando bajo valor), instantáneamente quedará descartado. Por ejemplo, sentirán más curiosidad por alguien en el VIP que por alguien que no lo está, ya que en igualdad de condiciones, el del VIP lleva las de ganar. De todas formas el contexto será casi accesorio a la hora de demostrarle valor a una mujer, ya que lo importante será contar con las armas que efectivamente logren demostrarlo en la práctica. Uno podrá, por ejemplo, ser el director de una empresa multinacional y aún así ser un perdedor con las mujeres. En la naturaleza, generalmente es el macho el que hará algo para llamar la atención de la hembra para que elija: bien sea un pavo real con un plumaje hermoso, o algún ave haciendo alguna danza seductora, como también un gorila demostrando superioridad física entre gritos, golpes en el pecho y movimientos bruscos. La regla es que la mujer será la que decida finalmente, y esta capacidad de elección hará que, a priori, la mujer se sienta que parte con un valor superior al del hombre.

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Hay que ser muy cuidadosos a la hora de exponer nuestras virtudes: si uno empieza a hablar de sus logros y proezas, quedará como un soberbio y poco les interesará a ellas salvo que lo que tengamos para decir sea realmente impresionante. Será mucho mejor que sea otra persona quien las diga, o que lo vean por sí mismas. Siempre será más efectivo que la mujer piense que ella dedujo que éramos de valor, a mostrárselos directamente sin tapujos. Según Savoy en su libro “Magic Bullets”, hay 5 formas de demostrar valor: 1) Ella lo observa (ejemplo: llego al nuevo restaurante en una limusina) En general, será preferible que ella lo vea por sí misma a que alguien se lo cuente, tal cual dice el dicho popular, “vale más una imagen que mil palabras”. Lamentablemente, hay casos donde por el contexto es difícil que ella lo vea. 2) Alguien cercano a ella se lo cuenta (ejemplo: un amigo suyo le cuenta que soy amigo del dueño del restaurante) 3) De una fuente neutral (ejemplo: ve una foto en la pared del dueño del restaurante conmigo) 4) Alguien cercano a nosotros se lo cuenta (ejemplo: un amigo nuestro le cuenta que soy amigo del dueño del restaurante) Después de la observación por sí misma, esta es la segunda mejor opción que tendremos de demostrar valor. Bien sea por una fuente neutral, cercana a ella o cercana a nosotros, ella podrá darse cuenta de nuestro valor por medio de lo que nos rodea. La única diferencia estará, en este caso, en la fuente de información. En el primer caso, podrá verlo con cualquier persona de su confianza que se muestre interesada por nosotros. Hacer reír a sus amigas y caerle bien a sus amigos son ejemplos de cómo puede subir nuestro valor. El segundo caso; la fuente neutral, incluirá cualquier cosa que no esté relacionada directamente con ninguno de los dos. Si una camarera dijera que me encuentra atractivo, sería una demostración de valor de este tipo, como así también podría ser una demostración neutral de valor cualquier información nuestra que apareciera en diarios, revistas, internet, televisión o similares. Con tiempo, este tipo de demostración puede ser meticulosamente planeada de antemano como para que parezca algo casual, como podría ser yendo al lugar y conversar previamente con la camarera. Por último, nos encontramos con una fuente cercana a nosotros. En general, las mujeres aceptarán este tipo de demostraciones de valor, ya que parecerán espontáneas, y ya el

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hecho de poseer amigos que hablen bien de nosotros es una demostración de valor en sí misma. Incluso por más que ella piense que nuestros amigos claramente están ayudándonos, será más creíble que lo digan ellos a que lo digamos nosotros mismos. Si tenemos buenos alas de amigos, ellos podrán hacer casi todo el trabajo antes de siquiera presentarnos. Al llegar, bastará con que nuestro amigo diga “él es de quién te estaba hablando” y ya directamente entraremos en la fase de atracción (la apertura y transición ya no serán necesarias ya que nuestro amigo será el que indirectamente lo haga al presentarnos y haber hablado de nosotros previamente). 5) Yo se lo cuento (ejemplo: yo le digo que soy amigo del dueño del restaurante). En general, será la fuente principal de nuestras demostraciones de valor, ya que son muy versátiles y podrán ser utilizadas en todo momento y lugar. Además, no dependeremos de nadie más que de nosotros mismos para hacerlas, pero a pesar de estos beneficios, las demostraciones de valor que provengan directamente de nosotros serán las menos efectivas. El mayor riesgo, en este caso, es el de sonar soberbio y presumido. Mucha gente suele presumir ya que en el fondo se siente inseguro, lo que indirectamente indica que carece de confianza lo suficientemente alta. En este caso se aplicaría la frase popular “dime qué presumes y te diré lo que careces”, ya que en la práctica, esa será la impresión que causaremos si nuestra demostración de valor es demasiado directa. Para demostrar valor indirectamente en nuestras historias, será preferible que lo digamos como si nada en el medio de otro contexto. No será lo mismo decir “yo tengo una Ferrari” a secas, que decir “el otro día fui a buscar a mis primos, que son 3, y no entrábamos en mi Ferrari, ya que tiene sólo dos asientos porque es un auto deportivo, entonces…”. Deberemos tener en cuenta dos cosas: en primer lugar, la historia debe tener sentido y ser interesante aún sin los detalles que le dan valor a la misma (para que no se note que la historia simplemente la contamos para mencionar eso), y en segundo lugar, aún así deberán ser relevantes para la historia (porque de esta forma nos veremos forzados a mencionarlo). Ahora bien, una vez que sepamos cómo demostrar valor, deberemos saber sobre qué demostraremos… bien, ya hemos aprendido de eso previamente cuando hablamos de lo que las mujeres quieren. Ahora, no solamente sabemos qué es lo que quieren, sino como y cuando transmitirlo. Pequeñas rutinas Siempre que nos quedemos sin nada interesante para decir, o la charla descarrile para donde no queremos, podemos hacer la pregunta “¿De dónde se conocen?”. La riqueza detrás de su respuesta es inmensa, ya que podremos hablar de cualquier respuesta que

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nos den y a su vez obtener información valiosa de ella y las amigas (además de su relación). Es más, hay un juego muy simple que suele interesarlas bastante, que básicamente consiste en una prueba para ver si son mejores amigas. La dinámica es la siguiente: después de nuestra pregunta comodín indagando de dónde se conocen, podemos proceder a comentarles que si realmente son mejores amigas vamos ver si lo pueden probar con un simple test. El mismo consiste en una sola pregunta. Una vez que tenemos su total atención, preguntamos… “¿Usan el mismo shampoo?”. En general, no importa tanto lo que contesten sino su reacción. Si se miran como buscando complicidad, les podemos decir simplemente eso: “la respuesta no importa, lo que importa es su reacción, y dado que se miraron como buscando la aprobación de la otra casi telepáticamente, puedo decir que son mejores amigas”. De hecho, siempre que se miren como buscando aprobación podemos recordarles “Ahí está, mejores amigas, lo están haciendo nuevamente…” para buscar risitas cómplices de su parte. Si una mira a la otra, pero la otra no, podemos decir que la que es mirada es la dominante o líder del grupo. En general, da para bastante debate y puede tornarse divertido, especialmente si intentamos negar o descalificar a la “dominada”. La rutina tiene múltiples interpretaciones, pero bien hecha suele ser interesante o al menos por un rato mantener el foco de atención en nosotros ya que produce bastante curiosidad, y suele salvarnos si es que nos quedamos sin nada para decir. Otra rutina, muy popular en la comunidad, es el test del cubo, popularizado por Neil Strauss (Style) en el libro “El método”. Sin embargo, este pequeño juego tiene un origen muy anterior a él. Fuera del ambiente, bastante tiempo antes, Annie Gottlieb escribió el libro “Secrets of the cube” detallando su funcionamiento. A pesar de esto, el juego fue variando al transmitirse de boca en boca, por lo cual no hay una sola versión del mismo. En general, lo primero que se hace es pedirle a la otra persona que imagine un desierto. Ahí, la persona debe imaginar un cubo en la escena, y describirlo: grande, pequeño, transparente, de colores, sólido, hueco por dentro, etc. Posteriormente, se le pide que agregue a la escena una escalera, que también se deberá describir. Una vez hecho, se siguen agregando cosas: un caballo, una tormenta y finalmente, flores. Cuanto más detalle haya en las descripciones, mejor será. Algunas personas suelen excluir las flores (como pasa en la película Serendipity), pero si las agregamos mejor. Una vez finalizada la descripción, el narrador tiene que interpretar toda la escena. Cada elemento representa algo:

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* El cubo representa la imagen de la persona de sí misma. Un cubo chiquito puede ser una persona que es humilde o modesta, un cubo grande significa una persona con una alta autoestima y ego. Si está sobre el suelo, suele ser una persona que tiene los pies sobre la tierra (y no es muy fantasiosa) mientras que si está flotando indica más una persona soñadora, imaginativa y creativa. * La escalera representa las ambiciones de la persona. Cuanto más larga y con más escalones sea, más ambicioso será. * El caballo representa la vida amorosa de la persona. Cuanto más cerca esté el caballo, más íntima y reservada será la vida amorosa de la persona. Puede indicar también una persona posesiva. No necesariamente tiene que representar a una persona: pueden ser las cosas que amamos, como las pasiones o hobbies. * La tormenta representa los problemas de la persona o su actitud frente a ellos. Una gran tormenta sugiere que son muchos problemas que sobrepasan a la persona, mientras que una más pequeña es más bien problemas manejables. * Las flores representan el futuro de la persona, o sus hijos. Cuanto más cerca estén del cubo, mejor relación tendrán con los niños en general. Una flor marchita o pisoteada sugiere una relación más difícil con ellos. La idea es hacer comentarios positivos o interpretarlo todo de la mejor manera: recordemos, es un juego, no una prueba psicológica y cada uno lo interpreta como quiere. Es más, incluso podemos hacernos los misteriosos con algunos de los aspectos del juego como para provocar curiosidad para una próxima salida. Descalificación y Negs En la etapa de la atracción, deberemos demostrar que somos diferentes al resto, y la descalificación juega una parte fundamental en este proceso. Demostrándole que no tenemos interés en ellas, les daremos la señal indirecta de que no buscamos obtener más que una charla agradable. Curiosamente, valga la redundancia, será este paso el que en general hará que efectivamente nos deje obtener más que una simple charla de su parte. Cuando demostremos que no estamos interesados en ellas, tiene que ser claramente porque nosotros queremos que así sea. Si es nuestra elección, causará que ella se interese en nosotros. Si no nos queda otra alternativa (debido a que nos rechazó previamente), solamente quedaremos como unos resentidos malos perdedores. Tampoco debemos descalificarla por algo malo: no podremos insultarla, ni darle a entender que no nos interesa porque es antipática, fea o similares. Eso solamente hará que se sienta ofendida, y, como mínimo, se ponga a la defensiva (si es que no nos pega un cachetazo y se va, que sería lo esperable). Por otro lado, la idea es que sea algo superable o que carezca de trascendencia tal que haga que sea imposible que te gane más adelante.

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Parte de la descalificación va estrechamente ligado a que de ahí en más seremos un desafío. Siendo ella excesivamente linda, y con hombres interesados todo el tiempo… ¿por qué este nuevo que se le acercó no lo está? La curiosidad hará que quiera averiguarlo… casado, gay o similares serán opciones, pero definitivamente no se quedará sin comprobarlo de alguna forma. Es más: en algunos casos, esa obsesión por sentirse aceptada y que le interese a alguien que no le importa, hará que el desafío llegue tan lejos como para terminar regalándose fácil para después contentarse con el “¡yo sabía! Al final le gustaba” mientras que, en ese caso, el verdadero ganador será el hombre. Sutiles descalificaciones podrían ser, por ejemplo, las del tipo “me gustan morochas” (cuando está dirigido a una rubia) o “me caes bien, lástima que no seas mi tipo”. La descalificación debería ser hecha lo antes posible, para despejar dudas de si realmente le hablas porque le tienes ganas o no. Un aspecto desinteresado bien arrancada la atracción será muy beneficioso, por más que después se demuestren las verdaderas intenciones. Muchas omisiones también pueden ser tomadas como descalificaciones: no responder si ella te toca, o cambiarle de tema cuando habla para centrarte en las amigas serán muy efectivos también (y menos notorios) que los otros descalificadores, incluso algo como olvidarnos (a propósito o sin querer) su nombre puede beneficiarnos en este aspecto. El lenguaje corporal, nuevamente, jugará un rol fundamental. Mystery, al escribir su Mystery Method, desarrolló un arma muy interesante para la descalificación a la que denominó neg (o nega). Un nega será un comentario ambivalente, que puede ser interpretado en forma positiva pero a su vez oculta un contenido negativo, aunque no agresivo. A pesar de que bien usados son geniales, hay que tener mucho cuidado en su aplicación ya que si nos pasamos del límite pueden jugarnos muy en contra, y si no los usamos podremos obtener buenos resultados de todas formas. Aún así, considero que los negas pueden cambiar totalmente el rumbo de la noche en unos segundos. Comentarios del tipo “pestañeas demasiado” o “tu nariz se mueve cuando hablas” son clásicos negas desarrollados por Mystery. Algunos buenos ejemplos de negas podrían ser: 

Si al saludar a una mujer, ella intenta dar dos besos en la mejilla (común en muchos países europeos), decirle: “¿Otro más? Sé que puedo ser adictivo, pero no te envicies”. Si su respuesta es “Bueno, pero soy francesa” podemos responder nuevamente “Ah, no sabía que las francesas eran tan viciosas…”. Siempre, claro está, en un tono juguetón y no agresivo.

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Si dice que es modelo, preguntarle “Ah, ¿modelo de manos?”

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Al preguntar la edad, si llegamos a ser más jóvenes que ella y nos dice “Ah, sos un bebé para mí” (generalmente en tono juguetón, ya que es un indicador de interés y una prueba de aptitud al mismo tiempo) la respuesta ideal sería “Sí… perdón, no quería hacerte sentir vieja” o “No, vos sos muy grande para mí que es diferente”

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Cuando te toque: “Se mira y no se toca”, o bien “Manos fuera, que no soy gratis”.



Si pregunta como le queda la ropa, una buena forma de responder es: “Me parece que te hace muy culona ese pantalón… aunque pensándolo bien, no creo que sean los pantalones” (este roza el límite, tengan mucho cuidado a quién se lo dicen, en qué tono lo dicen y en qué situación, tiene que sonar más bien gracioso, no cruel… y claro, si realmente está pasada de peso ni lo mencionen).

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Al notar que su pelo está algo descontrolado “Uf, ¿había un tornado afuera? Ese pelo está indomable. Ahora me da vergüenza que me vean cerca de ti”.



Si se pone a criticar a otras mujeres por su aspecto, puedes llevarte la mano a la boca con una expresión de sorpresa y decir “Bueno, no te lo quería decir, pero la había confundido con vos hace un rato cuando apenas la vi”.

Pensando en el juego de valor como si fuera una balanza, si subimos nuestro propio valor y bajamos el de ellas se equipararán los valores de una forma más veloz. Personalmente, creo que los negas más efectivos son los que no hablan directamente sobre ella, sino que lo expresan más con la forma de decir las cosas y nuestro lenguaje corporal. Un comentario del tipo “¿siempre se porta así cuando sale?” o “¿de dónde se apaga?” (mirando a los amigos con una sonrisa pícara) hará que instantáneamente nuestro objetivo busque nuestra aprobación. Yendo un poco más lejos, si hacemos una pregunta a alguna de sus amigas y ella intenta responder, podemos decirle fríamente “le preguntaba a tu amiga, no a vos”, y cuando intente hacerse la superada (o intentar demostrar su valor) podemos decirle también “no te pases de lista, me como chicas como vos en el desayuno”. Este tipo de comentarios las desubicará completamente y no sabrán qué esperar de nosotros. En definitiva, no les habremos dicho nada malo, y nuestra descalificación será completamente válida. Si nuestro objetivo intentara hacerse la ofendida, no hay que caer: el juego sigue como antes, y sutilmente le haremos dar cuenta de que no le dijimos nada malo.

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Tengan en cuenta que depende mucho de cómo lo digan: recuerden, no buscan ser agresivos sino desinteresados. El comentario debe sonar inocente y sincero. No tiene que ser sobreactuado. El objetivo de esta descalificación es bajar su valor (al demostrarle que no es perfecta, o que al menos ante nuestros ojos no es para nada impresionante) y subir el nuestro (ya que los hombres promedio no les dicen este tipo de cosas, y como mucho, las insultan porque no pueden alcanzarlas… pero nuevamente, esto no es un insulto ni una agresión, está en otro contexto). Los negas tienen sus puntos negativos también: tranquilamente podrían mostrarnos algo ineptos para las relaciones sociales al decir algo muy desubicado. Es por eso que, al menos hasta tener bastante experiencia en el tema, no recomiendo intentar ser creativos con los negas, o incluso, limitar muchísimo su uso. De por sí, los negas ya deberían ser dosificados: quedan reservados exclusivamente para mujeres de muy alto valor. Una mujer promedio, al recibir un nega, puede deprimirse y bajar su autoestima. En cambio, una mujer hermosa lo verá como un desafío ya que seremos diferentes al resto. Aún así, no debemos abusar de los neg. Uno es suficiente, dos puede ser… más, en general, no conviene, salvo que estemos frente a una mujer que esté muy fuera de nuestras posibilidades, y aún así, su uso debe ser acotado. Será muy importante no darle mayor importancia al nega cuando lo hagamos. Si hacemos una pausa como esperando las reacciones, el mismo toma un valor mucho más grande y puede generar que se pongan a la defensiva. Apenas digamos el nega, rápidamente cambiaremos de tema. Si decimos, por ejemplo, en respuesta a algún comentario tonto de su parte “mmm... no sales mucho a la calle, ¿no?” rápidamente seguiremos con nuestra rutina “bueno, como te decía, estaba en el museo y de repente…”. La idea es que pase desapercibido pero igualmente se note. Es difícil de entender quizás porque es muy relativo: busca decir algo que puede ser tomado a mal, sin agredir; busca demostrar poco interés, pero que no se muestre evidente, etc Indicadores de interés Las mujeres al sentirse atraídas por un hombre hacen muchas cosas que generalmente notamos inconscientemente, y dejan en evidencia que están dispuestas a tener algo con nosotros. Una parte fundamental para mejorar nuestro juego será poder leer estos indicadores de interés de las mujeres para saber qué tan bien (o mal) nos está yendo, y cuándo estaremos listos para avanzar a la próxima fase. Uno deberá estar atento a todas estas señales, y esperar a que sean varias ya que una demostración de interés aislada puede no significar mucho, pero muchos indicadores de su parte nos darán más que una pista de que ya el terreno está allanado como para

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proseguir a la próxima fase. Muchos de los indicadores de interés no son conscientes, sino que son inevitables. Es más, incluso los hombres (artistas venusianos o no) dan indicadores de interés a las mujeres también sin quererlo. Algunos de los signos o indicadores de interés que podremos notar en nuestro objetivo serán, por ejemplo:                      

Juega con su pelo. Hace preguntas personales (nombre, edad, a qué nos dedicamos, etc.). Te hace cumplidos (esa remera te queda bien, me gusta tu actitud, etc.). Pregunta si tienes novia (o sutilmente, intenta saberlo). Te presenta a sus amigas/os. Está pendiente de tus movimientos, te sigue con la vista. Está sonriente, y se ríe de tus chistes por más que no sean tan buenos. Reinicia la conversación cuando dejas de hablar. Te toca de cualquier forma que le sea posible. Intenta hacerte sentir cómodo con ella. Se queda cerca de ti. Le dice cosas en secreto a sus amigas y hacen risitas como cómplices. Intenta llamar la atención cuando le hablas a todo el grupo. Intenta desafiarte o te pega como si fuera un juego. Si va al baño o a comprar un trago, regresa. Cuando dice algo, espera a ver tu reacción. Te compra un trago o te hace algún favor. Cuando se va, se acerca a decirte que se va (esperando no perder el contacto) o si te vas, te pregunta dónde vas (esperando que la invites). Intenta quedarse sola contigo. Se pone nerviosa en tu presencia. Se esfuerza por demostrar que le gustan las mismas cosas que te gustan. Moja sus labios y te mira la boca.

Otros signos de interés estarán encubiertos, serán signos indirectos, pasivos. La mujer podrá demostrar algo por el hecho de no hacer algo que generalmente haría si no estuviera interesada. Por ejemplo, quedarse hablando mientras sus amigas van a buscar un trago y vuelven es un signo de interés pasivo. También lo es cuando te vas a algún lado y ella te espera, o cuando no opone resistencia al contacto físico. Sin embargo, aunque ella esté permanentemente demostrando interés acorde lo que nosotros pensamos, puede que no esté interesada y sólo quiera pasar un buen rato, o bien tenga novio pero le divierta tenernos cerca, o lo que sea. Los indicadores de interés

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no son infalibles, aunque sí son una gran guía para saber si está interesada o no, porque en general, cuantos más indicadores veamos más posible es que realmente le importe, y si ese es el caso, podremos pasar a la siguiente etapa. Así también, algunas mujeres serán muy tímidas o retraídas, y no demostrarán tanto interés como podríamos esperar, pero aún así estarán interesadas en nosotros. Habrá que analizarlo bien, pero ni siquiera en ese caso podremos tener certeza de nada. De todas formas, algunos signos son más fuertes que otros: que esté sonriente o juegue con su pelo, no será lo mismo a que pregunte si tenemos novia, o mejor aún, que diga que le parecemos muy atractivos. Estar pendiente de estas señales puede ser adictivo: siempre hace muy bien ver que la otra persona está interesada, pero realmente lo que buscamos no son simplemente signos de interés. A pesar de que se sientan como pequeñas victorias, son nada más que algunos avances en nuestro camino al objetivo. No nos concentremos puramente en los signos de interés (ni esperemos demasiados, porque a la larga aburriremos o quedaremos como dormilones) sino que avancemos cuando sea prudente. Falsos indicadores de interés De vez en cuando, las mujeres pueden mostrar falsos indicadores de interés para obtener cosas a su beneficio o como una prueba de aptitud. Por ejemplo, algunas mujeres pueden hacerlo buscando que a cambio les compremos un trago. Esta actitud es completamente falsa y manipuladora, y debemos decodificarlo antes de proceder de cualquier forma. Siempre que una mujer sin causa aparente demuestre demasiado interés, es mejor pensarlo dos veces. Siempre que caigamos en sus falsos indicadores de interés transmitiremos bajo valor, ya que demostraremos que somos fácilmente manipulables, y como mucho, nos mantendrán cerca para su conveniencia o como mera diversión. Como prueba de aptitud, ella esperará que devolvamos interés también, y si lo hacemos perdemos valor ya que es lógico que se lo estemos dando algo así como gratis (ya que no se lo ganó de ninguna forma). La solución es desafiarla, e incluso ponerla en evidencia en un tono cómico… y jamás saltar desesperado frente al primer indicador de interés que nos tire. Indicadores de desinterés Las mujeres demostrarán su falta de interés, y debemos estar atentos. Si muestran un par de estos, significa que estamos haciendo las cosas mal y probablemente en breve colapse la conversación. En todo caso, lo mejor será disculparse cortésmente y buscar otra mujer con mejor onda. Algunos ejemplos de indicadores de desinterés son:

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      

Te evita de cualquier forma posible. No contribuye a la conversación. Se impacienta fácilmente. Mira para otro lado y camina como yéndose. Te da la espalda o se pone a hablar con otra gente. No responde, o se limita a hacerlo con monosílabos. No se queda sola con vos bajo ningún motivo, ni se mueve con vos

La lectura que hagamos de los indicadores de interés o desinterés nos darán una buena referencia de cómo están las cosas, y si realmente se puede progresar. Si estamos atentos y los decodificamos bien, seguro que no tendremos problemas.

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CAPÍTULO 18 CALIFICACION Una vez que hayamos logrado que ella esté atraída por nosotros, seremos nosotros los que deberemos lograr que ella nos atraiga. Obviamente, esto desde un principio fue así, sino ni nos hubiéramos acercado, pero aún así, deberemos mostrar como que finalmente fue ella la que nos conquistó gracias a sus encantos, esfuerzos o demostraciones de valor. Esta fase vendría a ser algo opuesto a la atracción, simplemente que se invierten los roles, aunque en este caso es obvio el resultado ya que dejaremos que nos conquiste sin que se dé cuenta. Nosotros damos lo que busca e indirectamente seguimos progresando. Recién acá es cuando será aconsejable hacerle cumplidos directos, y esto se deberá mantener en el tiempo. Llegada la etapa de confort, deberemos mantener nuestros niveles de atracción y calificación altos para que siga evolucionando la pequeña conexión en crecimiento que acabamos de formar. Obviamente, muchas veces las mujeres no harán la calificación al pie de la letra y deberemos ser nosotros los que las llevemos por el camino sutilmente, siempre haciendo que se vea natural. Incluso en esta etapa, puede ser que tengamos que hacer la mayoría del trabajo nosotros. La función de la calificación (por más que pueda sonar contraintuitivo recién hacerlo en esta etapa) será básicamente demostrarle que la buscamos por algo más que ser una cara y cuerpo bonito, ya que así fuera, inconscientemente sabría que apenas consigamos una más linda que ella la dejaremos. Además, si nos interesara sólo por la apariencia podría pensar que la queremos solamente para tener sexo más que para que haya una conexión emocional de cualquier tipo, y ni siquiera a las mujeres más predispuestas les gusta sentirse usadas sin al menos una mínima sutileza. Será mucho más interesante para ellas participar del proceso, sentirse cortejadas y que sus acciones también generaron una respuesta emocional en nosotros, algo así como que se sentirán que nos ganaron ellas mismas por sus atributos y no por algo que se puede ver a simple vista. Psicológicamente, la calificación está muy relacionada con la inversión que hace una mujer a la hora de seleccionar una pareja o un hombre con quien tener sexo, ya que como bien dijimos, naturalmente deben sentirse seguras y confiadas porque se juegan mucho más que nosotros al momento de decidir dejarse llevar con estos temas. Cuanto más invierta una persona en algo, más ganas tendrá de ver los resultados. Notaremos también que habrá una especie de lo que en el plano psicológico se denomina disonancia cognitiva, que básicamente es la sensación de una desarmonía de ideas, donde encontramos poco placentero el choque de dos ideas diferentes que no

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están en sintonía. Es la percepción de que dos pensamientos son incompatibles simultáneamente. Al pasar una mujer por la sensación de que fue costoso ganar nuestro interés, indirectamente también supondrá que vale más la pena tenerlo, y lo valorará más. El término disonancia cognitiva fue por primera vez expuesto por Leon Festinger en 1957. Su teoría plantea que al producirse esa incongruencia o disonancia de manera muy apreciable, la persona se ve automáticamente motivada para esforzarse en generar ideas y creencias nuevas para reducir la tensión hasta conseguir que el conjunto de sus ideas y actitudes encajen entre sí, constituyendo una cierta coherencia interna. Buscaremos, entonces, el resultado después de un esfuerzo, una retribución por nuestros actos, y justamente eso es lo que la mujer verá durante la fase de calificación. Un ejemplo de esto son los rituales de iniciación en algunos lugares, donde para pertenecer a un selecto grupo se deben pasar por situaciones o actos no agradables para demostrar que uno realmente quiere pertenecer (incluso después de haber pasado por eso). Al entrar a ser parte efectiva del grupo, sentirán que ese esfuerzo valió la pena y valorarán mucho más formar parte del mismo. Retomando el tema de la calificación, debo insistir en que lo importante será no hacer foco en su apariencia. Será más interesante hacer énfasis en su actitud, inteligencia, dotes para cualquier cualidad, sea a lo que se dedique, sus logros personales, si sabe cocinar, educación, o cualquier cosa que nosotros realmente consideremos que hacen a una mujer más interesante que el promedio y la diferencie. La idea no es mentir sobre lo que nos interesa de ellas sino simplemente encontrar sus puntos fuertes, que realmente nos llamen la atención, y hacérselos saber. Incluso en el caso de que estuviéramos solamente interesados en su apariencia, podremos encontrarles muchísimas cosas atractivas: desde qué música le gusta hasta qué lugares conoció durante sus viajes, cualquier cosa. De ser muy difícil de encontrar, mi primera recomendación sería buscar una mujer más interesante, pero de decidir seguir con la misma recomendaría inventar cualquier tipo de cumplido sobre algo arbitrario pero bastante vago qué tranquilamente se podría adecuar a sus características. Aún así, siempre deberemos ofrecer algo de resistencia y qué efectivamente sea ella la que crea que nos ganó por la creatividad de sus palabras o su afinidad con nosotros. Lamentablemente, muchas mujeres no saben bien como calificar frente a un hombre. Sus técnicas son bastante básicas, y se basarán en estar en el momento indicado vestidas para matar, llamando la atención y esperando que sea el hombre el que se interese en ellas. Por eso, muchas veces deberemos ayudarlas a calificar para nosotros, y tendremos entre nuestros “calificadores” variados temas como los ya mencionados. Un calificador

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interesante para agregar sería el hacer preguntas del tipo “Qué pasaría sí…” “Qué harías si…” “Si pudieras ser…” o similares. Este tipo de preguntas condicionales abiertas harán que la mujer pueda expresarse y darnos a conocer aspectos personales que podremos encontrar interesantes y usar en la calificación. En general también puede ser muy útil decirle algo como “¿la belleza es algo común, vos que tenés que te diferencie de las demás?”. La mayoría intentará buscar algún punto fuerte que no sea su aspecto estético, y sin darse cuenta estará calificando perfectamente para nosotros (y si lo hace, indica que vamos bien). Una buena forma de calificar consiste en una analogía con la pesca. Son cuatro pasos: primero se tira el anzuelo, segundo ella pica, tercero pegamos el tirón y cuarto soltamos el hilo. Mystery lo describe como el modelo Bait – Hook – Reel – Release, y es también aplicable a otros momentos del juego. En primer lugar, tiramos el anzuelo, que es una pregunta buscando que se enganche. Por ejemplo “¿Qué es lo que te hace diferente a todas las demás?”. Si responde, ella pica. Se esfuerza por calificarse. Estamos haciendo las cosas bien. Una respuesta posible podría ser “Soy muy buena cantante”. Lo que viene después es pegar el tirón, es decir, agarrar la calificación y mostrar interés. “¿Ah sí? ¿Te gusta cantar? Me encantan las mujeres con esa cualidad, me parece muy interesante”. Para no quedar muy entregado o tan fácil, el último paso es fundamental (soltar el hilo). Es una especie de pequeña autodescalificación, con el objetivo de que se relaje y la conversación siga fluyendo sin que se torne incómoda. Entonces, podríamos finalizar con “la verdad que me intimida bastante que seas cantante, ahora me da vergüenza hablarte”. En definitiva, es dar y quitar, tal como pasaba con el caso del gato y el hilo. Las mujeres aman estas cosas. Incluso, con el mismo formato, podemos proponer un aro psicológico, es decir, hacerle una especie de prueba tal como las que usan las mujeres para someternos a nosotros. Por ejemplo: Tiras anzuelo: “Me duele el cuerpo, ¿qué se te ocurre para que esté mejor?” Ella pica y dice: “Mmm, podría llegar a hacerte un masaje” Pegas tirón: “¿En serio? Sos genial. Creo que nos vamos a llevar muy bien…” Sueltas hilo: “… pero es una pena que seas tan joven para mí” En algunos casos, podremos arriesgarnos un poco más y hacer algunos calificadores más atrevidos y directos. “¿Por qué debería interesarme en vos?” “¿Qué tienes de interesante como para que yo mañana te llame para salir?” o similares serán más arriesgados pero más efectivos con las mujeres más lindas y llamativas del lugar. Siempre que la mujer califique para nosotros, deberemos compensarla con algún

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cumplido o señal de interés de nuestra parte, como para que siga fluyendo (pero siempre recordemos tirar del hilo). Incluso, será ideal recompensarla cuando al menos trate de dar respuesta a cualquier calificador más fuerte como los más atrevidos mencionados previamente. El hecho de que se interese por calificar para nosotros, especialmente en un ambiente con mucha energía donde todos están bailando y ella pierde su tiempo de diversión hablando con nosotros, merece ser recompensado. Como en casi todo, habrá que tener cuidado porque es relativo: no deberemos hacerle el juego demasiado fácil, ya que no sonará creíble ni tendrá efectos tan positivos a futuro. Así, no deberemos concentrarnos simplemente en un calificador sino que buscaremos demás aspectos de su personalidad que nos parezcan atractivos. Cuanto más natural se vea, mejor: si ella nos responde con algún calificador (ejemplo: que es buena cocinera) convendrá mejor explorar bien el tema (preguntarle cómo aprendió, qué sabe cocinar, etc) y recién ahí seguir calificando.

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CAPÍTULO 19 EQUILIBRIO Una vez pasadas las fases de atracción y calificación, entraremos en la fase de confort o equilibrio. Esta fase buscará que se mantengan los niveles de atracción y calificación altos, mientras que poco a poco iremos buscando construir una conexión emocional con ella. Durante el confort, buscaremos que se sienta a gusto con nuestra presencia, que se sienta cómoda y, especialmente, que no haya ningún tipo de situación que le haga pensar que compartir un momento más íntimo con nosotros podría ser algo negativo. Cuando logremos esto, habremos finalizado la etapa de confort y pasaremos a la seducción. En un principio, una vez que ambos demuestran estar atraídos mutuamente, llegado el momento habrá que cerrar la conversación para poder retomarla en otro momento (para no perder el contacto, pidiendo teléfono, mail o cualquier cosa que nos sea útil). Hay varias formas diferentes de cerrar también, y la mejor será que haya un beso apasionado, ya que demuestra una conexión más profunda. En cuanto a cómo llegar a dar el beso, hay muchos caminos. Muchísima gente recomienda preguntar primero, al menos de forma indirecta, si se puede dar un beso. En mi caso, estoy rotundamente en contra salvo contadísimas excepciones (donde solamente entrarían las formas indirectas). Dar un beso sin preguntar, sin aviso, le da más misticismo al mismo y nos hace ver mucho más alfa. Preguntar si podemos dar un beso o no, demuestra que nuestra percepción no es tan buena (deberíamos poder darnos cuenta solos si al intentar darle un beso o no ella aceptará, sin necesidad de preguntar) y a su vez demuestra bajo valor. Jamás pregunten “¿puedo darte un beso?” porque especialmente en nuestra cultura eso es un no rotundo. Es más: instintivamente dirán que no, incluso cuando se mueran de ganas por hacerlo, ya que socialmente queda mejor “me intentó dar un beso y cuando me di cuenta ya lo estaba besando” antes que “me preguntó si me podía dar un beso, y le dije que si” ya que en la primera hace que sea nuestra responsabilidad y decisión dar un beso, en la segunda dejamos la decisión en sus manos (cosa que a las mujeres no les gusta: quieren que las llevemos por nuestro camino, que seamos dominantes, no que dependamos de ellas). En mi caso la mejor rutina, y la más simple a la vez, para llegar a dar un beso se basa en un par de principios básicos, como por ejemplo, escalar kino. Escalar kino hará referencia al progreso de contacto físico por el que pasaremos desde que establecemos el primer contacto con la mujer hasta que tenemos sexo. Kino proviene de la palabra

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Cinestesia (a veces escrita con K también, ya que viene del griego κινεω, que significa mover y áisthesis, significando sensación, es decir, que cinestecia significa percibir o sentir el movimiento). Este contacto debe ir en aumento permanentemente, demostrando cada vez más inversión en la relación, y jamás lo debemos descuidar porque es casi como un lenguaje para las personas muy perceptivas al contacto. Casi todos los mamíferos, incluidos los seres humanos, tenemos un lado primitivo que usamos para responder al toque de una forma natural. De alguna forma, el kino funciona como un comunicador mucho más eficaz de lo que son las palabras en muchas situaciones. Además, ciertos tipos de kino estimulan la liberación de oxitocina y otras hormonas que promueven unión y confianza. El kino más básico de todos es el formal, como puede ser el que sucede durante un saludo (dar la mano, o un beso en la mejilla como pasa en nuestro país). También el kino puede buscar transmitir simpatía, como son los golpecitos juguetones en el brazo. A medida que vamos progresando, el kino puede transmitir afecto, como una palmada o apoyar el brazo en su hombro, o bien un abrazo. Ya cuando hay confianza y no hubo objeciones con estos tipos de kino, podemos pasar a los de un plano más sensual. Tomarla de la mano al caminar, caricias, masajes o tomarla de la cintura son buenos ejemplos de lo más tranquilo, mientras que besos en el cuello ya sería ir un poco más lejos aún. Así, siempre la idea es ir progresando poco a poco. Cada avance sirve para escalar kino. En algunos casos, la kino va más allá de lo necesario para el momento… frotar sus pechos, tocar la cola, y que ella haga lo propio con nosotros en un lugar donde todavía no entramos en la seducción (como por ejemplo, un boliche) hará que se nos vaya de las manos la situación. Lo ideal postergarlo hasta estar en una situación donde sea propenso seguir escalando pero ya en un lugar tranquilo donde la seducción pueda pasar y el sexo se haga una realidad. Deberemos ser nosotros los que estemos en control del contacto todo el tiempo: seremos quienes empiecen, quienes decidan dejar de tocar, como también cuando ir aumentando el grado de toqueteo (o bien, reducirlo al volver al punto anterior). Cuando veamos que ella no se siente realmente cómoda con nuestro avance (supongamos, ponemos nuestro brazo por encima de su hombro mientras le hablamos muy de cerca), deberemos ser nosotros quienes seamos los que salgan de esa situación antes que ella lo pida, dando indirectamente la señal de que nos vamos porque nosotros queremos y no porque ella se siente incómoda.

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Será siempre más interesante que nosotros pongamos su mano encima de nuestro hombro que ser nosotros los que nos acercamos a ella, ya que le haremos pensar que sigue siendo ella la que está en control, y se asegurará de que no pasaremos el límite de lo que la hace sentir cómoda cerca nuestro. La idea del escalamiento será ir avanzando, pero no de la forma convencional, ya que puede ser muy agresivo. En cuanto al tema del beso en particular, de a poco debemos ir construyendo más y más contacto, hasta que llegado el momento donde sabemos que tácitamente está abierta a que la besemos (después de abrazos, tocarle el pelo, besarle las manos, entre otros) debemos hacerlo. A pesar de su simplicidad, creo que la mejor forma de llegar a concretar el beso es la mirada triangular. La mirada triangular consiste en imaginar que la cara de la mujer forma un triángulo invertido considerando sus ojos y su boca, y lo que debemos hacer es simplemente mirar velozmente sus ojos, y luego su boca, y repetir. Es decir: ojo derecho, ojo izquierdo, boca… y repetimos. Inconscientemente, al mirarle la boca de vez en cuando, pero sin concentrarnos en eso como si fuésemos unos pervertidos, ella estará pensando que tenemos ganas de darle un beso, lo que hará que el erotismo de la charla suba lentamente. No debemos concentrarnos demasiado en su boca, pero sí prestarle atención el punto justo y necesario. Debemos hacerlo bien y crear esa tensión sexual (pero no incomodarla), al punto de que ya ni se puede concentrar en charlar sino en cómo la miramos. No corremos muchos riesgos: si no se siente todavía en el momento de hacerlo, nos daremos cuenta. Si en cambio está muy bien predispuesta a hacerlo, habremos logrado nuestro objetivo. Es más: a veces serán ellas las que, tan seguras de que queremos besarlas, tomen la iniciativa, ya que es cada vez más común que sean las mujeres quienes busquen esto. Igualmente, lo ideal es que nosotros sigamos con el rol dominante de llevar las cosas para donde queremos, no esperar nada de ella. Volviendo a la etapa donde estamos, la de confort es la que más se puede extender en el tiempo: probablemente, durante esta etapa nos dé su teléfono y salgamos varias veces para conocernos mejor, hasta llegar a estar en la situación emocional indicada y en el momento indicado como para arrancar la seducción. La etapa de confort entonces podría durar semanas… pero es fundamental para que bajen la guardia y estén al menos bien predispuestas para dejarse seducir. Depende mucho de la mujer en cuestión, y de la capacidad del hombre para hacerla sentir cómoda en un ambiente propenso a que la sexualidad vaya en aumento. Durante esta etapa, debemos intentar buscar complicidad, conexión emocional, construir confianza y demostrar que somos caballeros. Recuerden que para que haya conexión

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muchas veces es bueno buscar coincidencias y casualidades en común, ya que las mujeres aman lo que piensan que está escrito en su destino, que están predestinadas a eso. Cualquier cosa sirve: haber estudiado en el mismo lugar, conocer la misma gente, haber trabajado de lo mismo, haberse cruzado en algún lugar previamente, etc. Las redes sociales pueden ayudar a esto: allí la gente suele subir fotos e información, por lo que buscar coincidencias puede resultar bastante sencillo. Algunas mujeres intentarán evitar a toda costa ir muy rápido, o dejarse llevar por sus impulsos. Más de una tiene reglas como que en la primera cita no pueda pasar nada, o que pasen al menos dos semanas antes de que haya algo de acción. Incluso, de llegar a tentarse, tienen algún tipo de impedimento que haría que incluso si la situación hiciera propenso que pase algo no pueda pasar, como por ejemplo, llevar ropa interior particular (con corazoncitos u ositos) que haría que le diera vergüenza mostrarla, o no depilarse, por lo que evita a toda costa que algo pase preservando lo que considera su dignidad sexual al oponer algo de resistencia al necesitar al menos otra cita para concretar. Para la mujer, tener sexo antes de lo previsto o dejarse llevar por sus impulsos tiene consecuencias mucho peores que en un hombre, y es por eso que el proceso de confort ayuda a que ellas no tengan problemas cuando se dé el momento y lugar para que pase. Más de una vez, se puede escuchar a las mujeres decir cosas como “no entiendo cómo llegamos hasta aquí, nunca me había pasado algo así, estamos yendo muy rápido… debes gustarme en serio”. Es por eso, que cualquier tipo de pensamiento en el que se cruce la idea de parar cuando ella sienta que se está yendo muy rápido debe ser suprimido de nuestra mente. Su lógica no funciona así. Las mujeres no hacen nada forzadamente, a menos que estemos hablando de una violación. Lo que hacen es porque lo quieren, pero en general tienen este tipo de actitudes o pensamientos para no sentirse culpables. No te guíes por lo que digan en este aspecto y disfruta, sin sentirte culpable porque piensas que la fuerzas a algo que en el fondo ella también quiere. Será importante construir confort de forma sólida, y no pensando en el corto plazo. Cuanto más tiempo de calidad pasemos junto con ella, mayores serán nuestras chances de empezar a ser una prioridad poco a poco, ya que las mujeres tienen otras obligaciones en su vida (estudio, trabajo, otros hombres que también buscan lo mismo que nosotros) y podríamos quedarnos en la nada. Habrá que intentar pasar lo más rápido posible la fase de confort, pero concentrarnos en hacerlo bien en el proceso. Se dice que una mujer necesita en promedio siete horas (entre cuatro y diez) como para estar abierta a tener sexo con la persona que conoció. En esas siete horas se incluyen el

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primer encuentro, posteriores charlas telefónicas, salidas compartidas, etc. Obviamente, no es una regla inalterable: cada mujer es diferente y necesitará su tiempo… y de hecho, algunas necesitarán mucho menos que eso para sentirse cómodas con nosotras y estar bien predispuestas. Lo importante para ellas será en este tiempo demostrar que somos una persona que vale la pena, y que su primera impresión (que fue buena, sino no seguiría con nosotros) no fue equivocada. No todo lo que hagamos en esta etapa tendrá el mismo efecto: será mejor verla seguido, e intensificar la relación, es decir, que convendrá que la veamos varias veces en la semana a verla una vez por mes por más que a la larga sea el mismo tiempo el que pasemos juntos. Al verla seguido, sin darse cuenta verá que nos hemos vuelto parte de su vida. La gente tiende a acostumbrarse rápido a los cambios y casi no recordar como eran las cosas antes. Verla frecuentemente, en consecuencia, nos jugará a favor y hará que muchas de las estructuras en su mente se vean derribadas más fácilmente, como las reglas impuestas de antemano sobre cuando y cómo harán las cosas. Nuestros objetivos en esta fase serán: aprender mutuamente de la otra persona (trabajo, actividades, familia, amigos, etc.), buscar cosas que compartan en común (gustos de música, lugares frecuentados, gente conocida, etc.), descubrir qué valores importantes se comparten, mostrarse un poco más susceptibles y vulnerables, ganar la aprobación de la gente de su entorno (amigos, familia), ser de confianza, no presionarla con el tema del sexo, hacer actividades juntos y aprender del mundo del otro. De a poco empiezan a valer más algunas cosas que frecuentemente descuidamos, como la caballerosidad. Las mujeres valorarán mucho a un hombre que sea caballero, sin que eso sea algo extremo que baje el valor. Un hombre que camina delante de la mujer en un lugar con mucha gente para abrir el paso y hacerla sentir protegida, es un caballero. Un hombre que se saca el abrigo y lo tira al piso en medio de la lluvia para que la mujer no se moje los pies, no es un caballero sino que es alguien que intenta demasiado comprarse a la mujer, mostrándose muy beta. Las mujeres estarán más cerca de pensar que somos unos idiotas antes que pensar que somos caballeros (o como mucho, somos unos caballeros idiotas y no les interesa). En esta etapa es donde puede florecer todo lo romántico, siempre y cuando no caigamos en lo que haría un beta. Si compramos algo, debe ser porque ella se lo ganó, y jamás porque lo pidió. Como vemos, recién éste es el momento de hacer esto. Muchas veces vemos como más de un hombre al comienzo del contacto con una mujer intenta buscar temas en común o preguntar cosas como qué hace de su vida para aprender de eso. Lamentablemente, la mayoría de las veces no funciona ya que la mujer no tiene ningún tipo de obligación o interés en nosotros todavía como para compartir ese tipo de

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información, y no es lógico que pierda su tiempo en una persona cualquiera ya que si lo hiciera seguido pasaría su día hablando de su vida personal con completos extraños. En cambio, una vez que hayamos pasado por todas las fases previas, el momento ideal de aprender de la otra persona y buscar una conexión. Los mayores problemas de construir confort con una mujer el primer día que se conocen en general radica en que al conocerla no está sola, y se complica bastante lograr algo de intimidad con ella rodeado de amigos y amigas que participan de la conversación. Para evitar que nos pase esto, lo ideal será aislarla de su grupo social por unos momentos. Sin que parezca algo brusco, al principio podremos simplemente aislarnos dentro de su propio grupo, es decir, “cerrarnos” en nuestra conversación privada mientras el resto de la gente sigue haciendo lo que estaba haciendo, incluso moviéndonos un metro como para que parezca incluso más íntimo. Una buena excusa es moverla para mostrarle algo de cerca. Al principio, para jugar a lo seguro, podremos probar con movernos levemente pero a un lugar donde su grupo todavía nos pueda ver. Si hasta ahí va todo bien, para movernos aún más de su grupo social, necesitaremos decir algo interesante como excusa, para no sonar demasiado directo. Por más que no lo parezca, “hablemos en privado” puede sonar demasiado directo, por lo que será recomendable decir algo más indirecto como “vamos afuera que hace mucho calor acá”, “hay mucho ruido y no te puedo escuchar bien” o bien “te presento a mis amigos”, ya que cualquiera de estas frases harán que tengamos la excusa perfecta como para alejarnos de su grupo social y aislarla como para poder establecer la conexión buscada durante el confort. Recuerden: no tiene que parecer sexualmente incómodo para ella, sino que fluya natural. Si ella piensa que nuestras intenciones al aislarla son claramente sacar algo de la situación, puede rehusarse incluso por más que haya tenido muchas ganas hasta ese momento. Ser sutiles es clave, y además habrá que actuar como si no fuera la gran cosa. Si le damos una importancia más grande de la que en realidad tiene, como diciéndoles a sus amigos que nos la llevamos un rato pero que nuestras intenciones son buenas, no haremos más que alimentar la inseguridad de la gente. Lo mismo pasa con el polo opuesto: decir “acompañame” sin dar explicaciones también puede sonar agresivo y levantar sospechas. Algunos juegos básicos se pueden hacer para que el confort siga creciendo: un clásico es el juego de preguntas y respuestas, que es muy fácil y consiste simplemente en hacer una pregunta cada uno, con la única regla de que no vale indagar algo que ya fue

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preguntado antes. De esta forma, podremos gracias a las preguntas aprender cosas y secretos de ella con más facilidad. En general, las preguntas poco a poco irán teniendo un contenido más sexual. Incluso, puede ser la excusa perfecta para el primer beso, bien hechas las preguntas y teniendo respuestas acorde. La idea será que ambos jueguen el juego, es decir, que las preguntas de ella no sean triviales como “¿cuál es tu color favorito?” o “¿de qué signo sos?”, ya que no es la idea del juego y deberemos desviarlas para lo que buscamos. Las proyecciones y planes a futuro en general agregan un condimento extra al confort. Si encontramos en común, por ejemplo, la misma música, podremos decir algo como “apenas toquen en nuestra ciudad podríamos ir a verlos juntos”. Hablar de las pasiones y de los objetivos en la vida de cada uno también le dará un toque especial al confort. Muchas mujeres son adictas a ser el centro de atención, y qué mejor que tener a un hombre permanentemente interesado en ellas, rondando y cortejándolas mientras que ellas “no se deciden” qué hacer, o no terminan de negar o confirmar su interés en nosotros. Este tipo de hombres serán una especie de satélites de ellas. La mejor forma que tienen de tener hombres satélites es hacer que ellos vivan en la etapa de confort a largo plazo, sin darles el premio final. Se sentirán deseadas, y su ego estará a salvo. Ese es otro de los riesgos de extender indefinidamente el confort: puede ser que a largo plazo, ella solamente nos vea como amigos, y ya sabemos que “solamente seamos amigos” es una de las peores cosas que nos pueden decir. Es como decir con otras palabras que somos lo suficientemente buenos e interesantes para ellas, pero que no se sienten atraídas por nosotros. Entonces, para que no nos pase, deberemos refrescar la atracción (y calificación) permanentemente para que el confort funcione adecuadamente, y que a la mujer no le atraiga más la idea de la satisfacción que le da tenernos pendientes de lo que podríamos darle a futuro de continuar sintiéndose atraídas por nosotros. En definitiva, uno jamás deja de mantener y construir atracción, esté en la situación que esté.

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CAPÍTULO 20 SEDUCCIÓN Esta será la última etapa del modelo, que irá desde que ella está lo suficientemente cómoda (confort) con nosotros, incluso con el contacto físico más allá de los besos, hasta el objetivo cúlmine que será tener relaciones sexuales. La seducción, no importa cuan caliente se ponga, no podrá ser seducción propiamente dicha hasta no contar con un espacio propenso a que pase. Por más que estemos hasta las manos entre besos, toqueteos y más, si estamos en un parque o en un shopping no estaremos en la seducción. Seducción será cuando estemos en nuestra casa, solos, y con ella lo suficientemente a gusto como para que el sexo pase, y terminará una vez que efectivamente se consume. Así también, si estamos solos en nuestra casa pero ella no quiere más que unos besos, todavía no estará lo suficientemente cómoda como para que haya sexo por lo que seguiremos en la etapa de confort. Una vez terminada la fase de seducción, entraremos en la fase de relación (que no necesariamente significa sentar cabeza y tener una novia seria a la cual le seamos fieles). La mujer tiene un concepto diferente al hombre en cuanto al sexo: a pesar de disfrutarlo y tener tantas ganas como nosotros, muchas se resistirán un poco a que pase (aún teniendo queriéndolo en serio). Su resistencia es lógica: un hombre nuevo en su vida, y cuántos más hombres formen parte de su historia sexual, menos valorable se sentirá a los ojos de la sociedad. Tener sexo mueve toda la relación a un nuevo plano: la hace sentir más vulnerable sentimentalmente a lo que podamos hacer, y hasta puede hacerla sentir una chica fácil, lo cual no es bueno. Incluso, puede sentir que las cosas van demasiado rápido y todavía no sabe si somos los suficientemente confiables para ser parte de su vida, y al no saber eso, también corre el riesgo que una vez que las cosas lleguen a este punto no podamos mantener nuestra boca cerrada y andemos gritando a los cuatro vientos las cosas que ella hace en la cama, lo cual sería algo trágico para la mayoría de las mujeres. Su resistencia, a pesar de las inmensas ganas que pueda tener, en general tiene un fundamento lógico y hasta esperable. Ellas, lamentablemente, más que nada por la gente más conservadora de la sociedad, son objeto de muchos calificativos que son uno de los peores ataques posibles para su orgullo. Llamar “puta” a una mujer es de lo peor que se le puede decir, mientras que un hombre que hace exactamente lo mismo que una mujer así, es un ganador y hasta tiene

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más prestigio entre los hombres, mientras que la mujer reduce su valor notoriamente… es por eso que es difícil para un hombre codificar como realmente se siente una mujer a la hora de aceptar tener un encuentro sexual, especialmente si es casual, con un hombre nuevo. Algunas pocas, más liberales y menos atadas a costumbres del pasado, disfrutan el sexo sin prejuicios y no se sienten intimidadas por las costumbres de la sociedad en ese aspecto… y serán más accesibles, especialmente, para relaciones poco serias. A pesar de ser muy buena opción, lamentablemente son pocas las que piensan de esta forma. Jamás me voy a cansar de recordárselos: ser persistentes es fundamental. Las mujeres tienen muchísimas razones para ofrecer resistencias simbólicas en ocasiones, ya sea por sí mismas o para quedar bien con los demás, incluso cuando por dentro se mueran de ganas. Es común ver a una mujer decir muchísimas veces no, hasta que finalmente dice que sí completamente gustosa. No hagan demasiado caso a sus palabras: vean su comportamiento. En la seducción muchas veces se ven los defectos de nuestro juego ya que ellas repiensan cautelosamente con quien se están relacionando, y nos lo hacen saber mediante su inseguridad. ¿Seremos lo realmente buenos para ellas, si jamás les dijimos que nos gustaba más allá de la apariencia? Probablemente no, y a pesar de haber llegado hasta esta instancia, esa inseguridad de que podamos irnos una vez que nos saquemos las ganas, o dejarla por una nueva, es una nebulosa en su cabeza. Si no calificamos bien en su debido momento, o si no hicimos una conexión lo suficientemente profunda durante el confort, quizás en este momento eso salga a la luz mediante sus palabras ante la desconfianza de lo que son nuestras verdaderas intenciones. En general, son errores salvables, ya que si llegamos hasta aquí es por algo. En la seducción el margen de error es cada vez menor: no es lo mismo cometer un error en la apertura o en la atracción, etapas donde la mujer si lo ignora por curiosidad y sigue jugando no pierde más que un par de minutos para comprobar que realmente no valíamos la pena. En esta etapa se juega mucho más, y no perdonará cualquier tipo de indicio que diga que no valemos la pena ante sus ojos. Ella querrá sentirse especial, no una del montón. Así que estén preparados para pasar estas mini pruebas de último momento. Durante la seducción, será preciso que todo marche a la perfección y tranquilo: cualquier tipo de evento inusual hará que se despierte una inseguridad en ella que puede llegar a ser como una bola de nieve que de la nada va creciendo hasta ser realmente importante. Cuanto más normal y tranquilo vaya todo, mejor… cuantas más

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interrupciones y tiempo para repensar las cosas haya, menos chances tendremos de que continúe según lo esperado. La idea es que cuando efectivamente pase, ella ni siquiera se de cuenta de donde está y qué está haciendo, sino que simplemente todo haya fluido tan natural y encajado tan perfectamente en el esquema que parece bueno hacerlo y no merece repensarlo mucho, porque cuanto más lo considere más nos perjudica. Entonces, intentaremos evitar todo tipo de contratiempo, interrupción o similar que pueda hacer que de repente recuerde todas las cosas por las cuales no es beneficioso darle una oportunidad tan importante a un extraño por más bueno que parezca o por más ganas que internamente sienta. Nuestra función es guiarlas por ese camino, y cuanto más directo y placentero sea, mejor. Si fuera un camino, los pozos, las vueltas, las frenadas harán que el viaje a destino no sea disfrutable y hasta haga sentir un poco de inseguridad. La responsabilidad es nuestra… la fantasía de toda mujer es que sea el hombre quien lleve las riendas en esta etapa, y ella sea la seducida, que finalmente se deje llevar por le fuego de la pasión que tanto tiempo el hombre estuvo meticulosamente alimentando. Como pasa en las novelas, el cortejo capítulo a capítulo incrementa la tensión sexual pero nunca pasa nada, hasta que finalmente pasa y es pura pasión… y siempre se da porque es el hombre quien hace algo muy jugado o creativo para terminar con la mujer, que se deja llevar por el romance. Si esperamos una contribución de parte de ellas en esta etapa, será más complicado. Aún sabiendo que alguna podrá darnos alguna señal indirecta de sus ganas de hacerlo, más que eso no harán por todas las cuestiones antes mencionadas (si el hecho de acceder ya la hace sentir una chica fácil, es lógico lo que pasará cuando es ella la que incita a que pase). Será nuestra responsabilidad que pase, no la de ella. En su conciencia, quedará mucho mejor que “se dejó llevar por el momento, el lugar y la situación, por todo el interés que nosotros depositamos en eso” en vez de cualquier otra opción donde la responsabilidad del hecho sea compartida, ya que al otro día podrá generar un pequeño cargo de conciencia que funcionará como una especie de lomo de burro en nuestro camino para poder empezar a tener, al menos por ahora, relaciones sexuales con ella a largo plazo. Este tipo de pensamientos de las mujeres también explica porqué muchas veces se terminan quedando con los chicos malos. El psicólogo Belleruth Naparstek sostiene que las mujeres buscan este tipo de hombres porque son capaces de despertar sus instintos animales sin preocupaciones posteriores. Un chico bueno muchas veces es incapaz de es lograr lo mismo, ya que en su cabeza esperarla es respetarla, y en el fondo ellas no quieren esperar por más que su boca diga lo contrario.

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Todo este tipo de interrupciones que rompen la magia del momento y hacen que ella pueda detenerse a pensar en la situación deberán ser nuestra principal preocupación para que sean lo más sutiles posibles y que casi ni se noten. Nuestras armas se basarán en tres tácticas que harán que se suavice el momento y pase mucho más desapercibido: esquivando, distrayendo o confundiendo. Por ejemplo, darse cuenta de que está a solas en una cama charlando con nosotros puede despertar su señal de alarma, y ni hablar cuando empieza a volar la ropa. Una forma de evitar una interrupción al principio, al llevarla a casa, sería no hacer nada con contenido altamente sexual hasta ese momento. Si las cosas se ponen calientes fuera de casa, y directamente vamos… ¿qué podrá esperarse? Luz roja, dudas, y se echa atrás. Mejor llevarla, sin preguntar, asumiendo que viene de todas formas, después de una cita o encuentro casual sin contenido sexual. Sino, es genial usar cualquier excusa para llevarla a casa, como ser mostrarle fotografías interesantes, trofeos deportivos ganados de pequeño, la mascota de la que tanto oyó hablar, o similares. Entonces, los momentos críticos suelen ser: el ya mencionado primer ingreso de ella a nuestra casa, el paso del lugar común adonde se encuentra la cama, los juegos previos y sacarse la ropa, los preservativos/condones, y la penetración propiamente dicha. Cada uno de estos momentos será fundamental y hará que repiense la situación si es que no manejamos todo como se debe. Obviamente, cuanto más haya pasado, más lógico será que lleguemos a destino pero más crítico será si fallamos. Si estamos buscando los preservativos y somos muy alevosos al hacerlo, perderemos todo aún sabiendo que ella está desnuda frente a nosotros. Sean cuidadosos: esquiven el momento, distraigan, confundan. En general, debemos tener todo planeado de antemano como para que haya poco que pueda interrumpir el momento. Tener la casa ordenada y limpia (ya que convendrá jugar de local en este caso: nuestra casa estará preparada para que no haya interrupciones, además de reflejar una buena personalidad que no de lugar a dudas de lo que realmente somos), un lugar intermedio con un lugar cómodo (como un living con un gran sillón, donde las cosas se puedan poner más calientes y que una cosa lleve a la otra), cosas entretenidas para hacer en el cuarto, celular apagado o en modo vibrador, tener los preservativos cerca de la cama, saber cómo desabrochar un corpiño velozmente (fundamental para no quedar como un inexperimentado o socialmente inepto) y sacar la ropa interior junto con el pantalón para evitar un momento interruptivo extra. Algo de alcohol a mano generará desinhibiciones y menos cargo de conciencia después (champagne o vinos de calidad de ser posible, algo clásico, que demuestre buen vivir y no necesite ser mezclado con nada más). Hay que tener cuidado y no abusar del alcohol:

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buscamos generar un buen momento, no estar con una persona que a duras penas puede mantenerse en pie después de un par de copas. Nuestra casa y nuestro cuarto demostrarán mucho de nosotros, y sin dudas, ellas lo notarán. El psicólogo Samuel Gosling experimentó con estos temas y llegó a una conclusión rotunda: se puede saber mucho más de alguien viendo su cuarto que en repetidos encuentros en persona, llegando a un punto en el cual es posible que alguien que no conocemos que pase veinte minutos en nuestro cuarto llegue a tener un concepto más acertado de nosotros que las personas que nos conocen hace años. En definitiva: que nuestra casa sea congruente con nuestra personalidad. Si alguien llega a nuestro cuarto y ve tenemos un poster gigante de Barney el dinosaurio, seremos poco creíbles. Como bien habíamos mencionado, lo importante será que la mujer no esté replanteándose la situación permanentemente sino que buscaremos que se relaje. Necesitaremos que esté realmente a gusto y excitada por lo que estamos haciendo, que se deje llevar por el momento. Deberemos aprender a estimular todo su cuerpo, especialmente antes del momento de penetración. Cuello, orejas, pechos, piernas, cola… manejando intensidad y velocidad, y estimulando tanto con nuestras manos como con la lengua. Deberemos explorar toda su fisonomía para darnos cuenta, gracias a sus reacciones, qué cosas le gustan y qué cosas no. En general, un masaje en la espalda y las piernas hará maravillas si es que lo hacemos bien, y nos irá dando pautas de lo que le gusta. La idea es ir de a poco, disfrutando el momento juntos… no hacer todo mecánico, a las apuradas, buscando llegar a los lugares obvios. Tirar el pelo de manera sutil le dará un toque de agresividad que es muy bien recibida. Biológicamente la mujer está diseñada para que le guste este tipo de agresividad sexual. Algunos mamíferos, como los leones, tiran sutilmente de su melena durante el sexo. Cuando decimos “de manera sutil” no nos referimos para nada a una manera realmente violenta y brusca, sino que tiene que ser lento y placentero, no generar dolor real sino una simple cuota de agresividad controlada que dé placer. Hablar en voz baja al oído también contribuirá a nuestra misión por mantenerla excitada mientras pasa un buen momento previo al acto. No hay que descuidar los aromas. En situaciones eróticas, olerle el pelo a una mujer puede realmente encender sus sentidos. Nuevamente, la mayoría de los animales lo hace. Una vez que olemos su pelo, podemos pasar a su cuello y comentarle lo bien que huele. En general, la situación las calentará bastante.

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Aún haciendo todo bien, la reacción instintiva de la mujer será decirnos que no. Esto es lo que se conoce como resistencia simbólica. Sacarnos la mano de un lugar donde considera que está fuera de los límites, no dejar que le saquemos la ropa, no colaborar y enfriar la situación, etc. Más de una vez, una señal de parar o un no en sentido juguetón incitarán a que sigamos haciéndolo, y no debemos prestarle demasiada atención. En otros casos, puede ser terminante y no dejarnos continuar. No hay que ponerse densos, ya que no hay apuro: podemos probar más tarde, cuando esté más tranquila y más en confianza. De esta forma demostraremos madurez y que el sexo no es lo único que buscamos en ella. La mejor opción que tendremos al decodificar su voluntad de progresar o no, será aceptar lo que diga verbalmente mientras intentamos continuar progresar físicamente. Decirle “sí, tenés razón, no deberíamos estar haciendo esto” mientras seguimos tocando y excitándola. En todo caso, si sigue resistiéndose, paramos ahí nomás, y si no opone más resistencia continuamos, y repetimos. No hay que pasarse de la raya: si realmente no quiere, no hay que forzarla… preferible esperar un poco más o esperar otra situación, en vez de hacer algo que esté rozando una violación. Es difícil no dejarse llevar por el momento, pero un no contundente es un no, sin objeciones, y forzar las cosas lo único que hará es empeorar la situación para nosotros. La persistencia juega un papel clave: así como hay que saber cuando parar, siempre se puede volver a la máxima situación a la que llegamos para volver a probar más tarde. Supongamos, habían llegado a estar tirados con ella sobre la cama, besándose y tocándose, pero al momento de intentar sacarle la ropa hay una objeción rotunda. Bueno, lo mejor es seguir besándose y tocándose por un rato, y volver a probar al rato. Llegada la situación de que no quiera nada, se puede explicar de forma racional y madura que eso no nos conforma, y que puede frustrarnos. Sabemos lo feo que es quedarse con las ganas, que incluso muchas veces produce dolor físico en los testículos… y si explicamos de forma madura que para estar a los besos pero no avanzar es preferible no hacer nada directamente y esperar a que se dé bien la situación donde podamos obtener lo que buscamos. Sinceridad, sobriedad, madurez… ningún tipo de planteo o reproche, simplemente buscar un entendimiento. A la larga, lograremos lo que buscamos de forma adulta. Mystery desarrolló una técnica especialmente útil frente a este tipo de negaciones u objeciones rotundas cuando no hay vuelta atrás: una vez agotados todos los recursos (estar de acuerdo verbalmente y progresar físicamente, contarle en forma adulta porqué no nos conformamos con besos y que mejor esperar otro momento, etc) nuestra

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estrategia pasará por un congelamiento de la situación, enfriando de repente todo el progreso que habíamos obtenido. Prendemos la luz, sacaremos la música sutilmente elegida para el momento, apagaremos las velas si las hubiera, nos pondremos la ropa si es que nos la hubiéramos sacado… diremos “entiendo”, y con cara de póker nos pondremos a hacer cualquier otra cosa como por ejemplo chequear el mail, matando el momento por completo. Esto las descolocará totalmente y las volverá locas… especialmente, si no querían hacer algo simplemente por capricho o por histeria, querrán volver al momento placentero en el que se encontraban hace minutos, o incluso, darnos lo que buscábamos, siempre que procedamos cautelosamente y sin apurar las cosas. Esta será nuestra última carta, la más agresiva de todas, pero en general la que nos hará llevar a la gloria: hay que ser muy cautelosos al usarla, y muchas veces, simplemente convenga esperar otro día u otra mejor situación., pero de ser usada, es a todo o nada por lo que deberemos hacer las cosas bien como para lograr nuestro cometido. Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, y en eso se basa esto: se dará cuenta lo bien que la pasaba con nuestro contacto físico cuando lo pierda instantáneamente de un plumazo, y nos vea en un ambiente aburrido como jugando al solitario en la computadora en vez de prestándole atención en un ambiente con buena música, luz baja y todo acorde sumando al momento, por lo que querrá volverlo a tener.

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CAPÍTULO 21 RELACIONES Esta será nuestra última etapa, que irá desde la primera vez que tengamos sexo con ella en adelante. En general, en esta fase se establecen unas reglas básicas de lo que cada uno busca del otro, y cómo quiere estar… y bajo esas pautas se manejarán. La mayoría de las mujeres siempre tendrá en vista una relación seria, y no una relación casual (aunque obviamente hay muchas excepciones). Desde el momento que deciden tener relaciones sexuales con nosotros, estarán evaluándonos como candidatos a futuro. De repente, detalles como levantar la tabla del inodoro al orinar o la prolijidad de nuestro escritorio empezarán a importarle ya que pueden llegar a ser, en su cabeza, problemas a muy largo plazo… por más que recién se estén conociendo y no tengan ningún tipo de obligación con el otro. En primer lugar, algo obvio… sabiendo que ellas no quieren bajo ningún aspecto sentirse chicas rápidas, debemos guardar discreción y respetar su intimidad. Queda totalmente prohibido ir a hacer público todo lo que pasó entre ustedes, o al menos, de hacerlo que no se entere (pedirles a nuestros amigos que no digan nada, y actúen como si no supieran). Si las hacemos sentir como un mero objeto sexual o como un trofeo de guerra, probablemente se enojen y no podamos volver a tener sexo con ellas (y mucho menos, buscar una relación estable). Al día siguiente de la primera vez juntos, detalles como dejarla quedarse en tu casa, compartir el desayuno, y llamarla al día siguiente serán muy buena señales a sus ojos, que harán que el contexto no sea el de algo casual. La llamada al día siguiente es clave: buscaremos llamar con cualquier excusa, mostrándonos naturales como hasta ese momento, sin que haya posibilidad de silencios incómodos o recuerdos de lo pasado el día anterior. Que no se sienta como una obligación: simplemente nos pasó algo interesante que pensamos que era apropiado contarle, por lo que compartimos una agradable charla de unos diez minutos con ella, sin momentos incómodos. Inconscientemente, le demostraremos que estamos presentes todavía y no huimos después de que tuvimos lo que muchos hombres buscan: una relación sexual casual. Tampoco nos excedamos en demostraciones: no hagamos acciones estúpidas como regalarle flores o bombones, o llamarla todo el día, u olvidarnos todo el camino recorrido empezando a regalarnos y dejar de ser un desafío. Deberemos mostrarnos bien dispuestos pero aún así desafiantes, no débiles y enceguecidos. Jamás agradezcamos

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que nos dejaron tener sexo con ellas: es algo que se hace entre dos, que ambos buscaron. Un agradecimiento será un error épico, así que evítenlo a toda costa. Ellas también demostrarán sutilmente lo que quieren: por ejemplo, reservarse un día del fin de semana para nosotros demostrará interés, mientras que salir siempre durante la semana hará que consideremos que somos un plan secundario en su vida, al menos por el momento. Si nos presenta a sus amigos (y la forma en que lo hace) puede ser clave también en nuestra deducción de sus intenciones si es que no llegara a expresarlas directamente. Preguntas del tipo si seguimos saliendo con otras mujeres, o qué buscamos de ellas, o si las queremos también serán importantes señales a tener en cuenta. Deberemos estar atentos a todo esto. Una vez llegado aquí, las opciones de relación, en general, son: 

La relación podrá ser netamente sexual, sin sentimientos de por medio ni obligaciones que cumplir más que estar dispuesto a satisfacer al otro cuando lo necesite. Este tipo de relaciones, en general, no tienen en cuenta fidelidad: cada uno hace de su vida lo que le parece lo mejor, y de vez en cuando se encuentran para sacarse las ganas. Este tipo de relación buscará más que nada satisfacerse mutuamente, sin amor de por medio. Habrá muy pocas mujeres dispuestas a acceder: al menos buscarán algo de complicidad, y no sentirse simplemente un objeto sexual, como pasa en este caso. En caso de querer acceder a una relación netamente sexual, será todo beneficio y nada de obligaciones. Deberán suprimirse cualquier tipo de insinuaciones sentimentales y románticas. Las citas, los apodos cariñosos, los planes a futuro y similares quedan completamente prohibidos. Incluso, las insinuaciones de complicidad y amistad quedan perdidas, ya que todo diálogo que tengamos debe ser referido al próximo encuentro sexual, y todo encuentro deberá tener el sexo como principal ingrediente. Por ejemplo, salir al cine sería inapropiado incluso si después hay sexo, mientras que un llamado al mediodía para aprovechar la hora de almuerzo para un encuentro íntimo durante la semana sí entra con las pautas de este tipo de relación casual y despreocupada. El principal problema será lidiar con los objetivos a largo plazo de ellas: necesitarán sentirse especiales y no solo un objeto sexual… incluso las menos serias y liberales buscarán al menos algo de esto, por más que sea en tono amistoso. Gracias a todas estas características, este tipo de relación será atípica, mientras que una relación de “amigos con derechos” será casi igual de efectiva

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pero más sostenible a largo plazo. De hecho, no recomiendo tener una relación netamente sexual sino buscar algo más cercano a ser amigos con derechos, porque tiene muchos más beneficios aún. Mantener lo logrado durante la etapa de equilibrio incluso hará que nosotros mismos nos sintamos menos culpables y más cómodos con la relación de amigos con derechos que una relación superficial de solo sexo. 

Amigos con derechos. Se podrá tener una relación netamente sexual, pero con sentimientos de por medio más del tipo amistad. A pesar de los encuentros sexuales, uno querrá saber de la otra persona, compartir momentos gratos, ayudarla si lo necesita, y cualquier otro tipo de acción que podría pasar con una amiga con el agregado del sexo de vez en cuando gracias a la complicidad de la relación. Se la suele denominar “amigos con derechos” o “amigarches”. Más de una vez este tipo de relaciones se dan naturalmente: una amistad, que se confunde y empieza a tener un contenido más sexual, pero por cualquier motivo, no da para algo más. Este tipo de relaciones muchas veces incluye que sea en secreto… cuando se ven, específicamente para eso, no quita que además se puedan ver rodeados de otras personas también pero como si fueran amigos simplemente. Habrá connotación sexual simplemente cuando estén a solas… Fundamental para mantener este tipo de relación será no hacer nada que pueda malinterpretarse o hacer que cree falsas expectativas. Las citas, salidas románticas y demás deberán ser suprimidas, y solo serán aceptables las salidas grupales o entre amigos. Aún en ese caso, intentaremos que no sea nuestra amiga confidente, al no contarle lo que hacemos con otras mujeres, ya que lamentablemente es instintivo su deseo de compararse con otras, o ver qué tienen otras personas que ella no… y puede generar un ataque de celos injustificado, que indirectamente puede confundirse con amor y la búsqueda de algo más serio, derrumbando nuestro objetivo de ser amigos con derechos. La relación de amigos con derechos se verá finalizada cuando alguno de los dos tenga sentimientos profundos por el otro. Si ella se enamora, ya no podremos seguir siendo amigos con derechos porque será muy forzado y a costa de su sufrimiento, y lo mismo si nosotros nos enamoramos. Por suerte, siempre podemos hacer que esa relación progrese a algo más formal y cercano, pero en muchas ocasiones sino queremos nada serio con ella deberemos desistir de los encuentros casuales para conservar su amistad.

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Una relación abierta, donde la idea es conocer a la otra persona pensando a futuro pero todavía sin haber hablado del tema, en general a propósito, por lo

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que uno no tiene por el momento ningún tipo de obligaciones. Es la clásica relación difícil de catalogar, “nos estamos conociendo”, “estamos saliendo”. La mayoría de las relaciones pasan por esta etapa en algún momento después del primer encuentro sexual. Incluso, en caso de haber sido hablado, si fuera el caso donde está permitido salir al mismo tiempo con otras personas estaremos hablando de una relación abierta. Las relaciones abiertas serán las más versátiles: podrán estar bien cerca de una relación de noviazgo tradicional (“novios sin papeles” o en la práctica ser novios pero no pronunciar esa palabra frente a terceros) como también estar más cerca a una relación netamente sexual (encuentros sexuales de vez en cuando, más que compartir intereses comunes). Suele ser, gracias a su versatilidad, la situación ideal para muchos hombres, ya que podrán tener todos los beneficios de una relación de noviazgo tradicional o de alto contenido sentimental, mientras que no pierden la libertad de seguir experimentando y probando cosas nuevas. Incluso, se puede tener personas con relación abierta en diferentes ambientes y ámbitos, o suplir con otra gente lo que una carece. Este sería el caso, supongamos, de una persona excepcional sentimentalmente (muy compañera, cariñosa) pero mala en la cama, con otra persona superficialmente ideal para el sexo, pero imposible siquiera mantener una conversación con ella. Al estar con las dos, se satisfacen nuestros objetivos de contar con lo que necesitamos. Tener este tipo de relación implica que, así como nosotros tenemos nuestra libertad, ella podrá tenerla también. Deberemos estar de acuerdo con la posibilidad de que ella salga con otros hombres, sin que esto nos afecte. La mujer hermosa siempre tiene más oportunidades que nosotros: permanentemente tiene hombres demostrando su interés frente a ellas, en cambio el hombre deberá buscarse por sí mismo a las mujeres (salvo casos excepcionales). Los celos quedan prohibidos: serán una demostración de estar buscando exclusividad, y no deberán aparecer bajo ninguna condición (siempre que nos mantengamos bajo una relación abierta). En general, las mujeres suelen buscar una relación con un compromiso bastante alto, por lo que este tipo de relaciones abiertas suelen tener tiempo de caducidad: ya sea por aburrimiento, desgaste o bien porque encontraron un hombre que estaba dispuesto a darles lo que nosotros no. Es la necesidad de la mujer de sentirse especial, diferente y única que venimos viendo a lo largo de este libro lo que muchas veces juega en contra de nuestros objetivos de relación liberal con ellas. Tener el título de novia, las hace únicas: uno no puede tener muchas

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novias… sí puede tener muchas compañeras sexuales, muchas personas con las que compartan sentimientos, o lo que sea, pero novia oficial hay una sola. Las mujeres, cuando se acercan o superan los 30 años, entran en una etapa de desesperación por encontrar un hombre que siente cabeza y sea el padre de sus hijos, porque son bien conscientes que su capacidad de ser madres se empieza a agotar y a los 40 sus chances son más bien bajas. Considerando esto, pensarán que no tienen tiempo que perder y su único objetivo será buscar una pareja estable y responsable que le dé lo que buscan, por lo que al tratar con este tipo de mujeres deberemos tener estos aspectos en cuenta. En cambio, las mujeres jóvenes serán mucho más propensas a mantener una relación abierta, como así también las que ya tuvieron hijos y no buscan formar una nueva familia. Otras, simplemente no quieren casarse, ni tener hijos… cualquiera sea su razón, hará que si nuestros objetivos son tener una relación abierta sean más propensas a acceder. Por descarte, también, la relación será abierta cuando no sea hablado el tema de la relación que tienen. Siempre que no haya indicios de ninguno de los dos por intentar que la relación avance, se podrá mantener momentáneamente en esta situación… y siempre se podrá cambiar de idea, y progresar. 

Noviazgo tradicional. Un hombre, una mujer, y la relación frente a terceros presentándolo como algo serio. La clásica relación donde comparten un montón de cosas, se adentra cada uno en la vida del otro, y son pareja frente a amigos y familiares. Sentimientos de por medio, esta relación suele requerir que cada uno sea fiel a su pareja y no tenga encuentros sexuales de ningún tipo, e incluso, cualquier engaño en cuanto a lo sentimental también puede ser mal visto. Se acepta tener planes a futuro (hijos, casamiento, comprar una casa juntos, etc.) por más que no nos sintamos así por el momento (aunque esto demostrará un compromiso aún más fuerte con la pareja), así que no se asusten si se les presenta este tipo de conversaciones. Siempre es posible ganar tiempo o esperar una mejor oportunidad simplemente estando de acuerdo, para pensarlo mejor más adelante. Si nos dicen que en unos años quieren un hijo, no será mayor problema. Aceptamos, y llegado el momento, vemos qué hacemos… para ese momento quizás ni siquiera sabemos qué es de su vida. Comunicarse y verse frecuentemente suele ser la regla, considerando las inconveniencias de cada uno (distancias y obligaciones varias), por lo que deberemos estar bien predispuestos a que nuestra nueva novia forme parte de

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nuestra vida y nos acompañe en la mayoría de nuestras cosas, o al menos, que esté al tanto de las mismas. Ella esperará lo mismo de nosotros. Formar parte de la vida del otro resultará normal: conocer amigos, familiares, compartir vacaciones, etc. Sus planteos deberán ser resueltos: si no le gusta nuestra nueva compañera de trabajo, lo indicado será que le hablemos del tema y la tranquilicemos, no que no nos importe el hecho y sigamos como si nada hubiera pasado. Este tipo de obligaciones harán que la relación sea saludable y no se desvirtúe. Queda prohibido cualquier tipo de encuentro sexual con otra persona. La monogamia es regla, y su violación es una de las peores cosas posibles que podremos hacer, ya que es una causal determinante de ruptura. Si decidimos tener una relación seria, seamos serios: no hagamos tonterías. Si no estamos preparados para una relación de este tipo, lo mejor será seguir saliendo más abiertamente… y si tenemos alguna aventura, al menos hacerlo bien y que no se entere. Una relación seria será saludable si es que nos sentimos como si estuviéramos en un equilibrio permanente: habrá que salir, progresar conociendo profundamente a la otra persona, experimentar cosas nuevas y compartir cada día más cosas, por lo que la mayoría de las reglas básicas de la etapa de equilibrio serán aplicables aquí. 

Noviazgo tradicional con agregados, donde serán todos los mismos elementos de un noviazgo tradicional con la diferencia de que se podrán incorporar otras personas en las relaciones sexuales bajo consentimiento y aprobación de la pareja en conjunto. El clásico ejemplo es el de una pareja de novios, que deciden incorporar una mujer atractiva para hacer un trío alguna vez durante su relación. Siempre y cuando sea pactado y supervisado por el otro (al estar presente y participar), esto no será tomado como una infidelidad. Las opciones de personas a quien agregar son diversas: orgías (grupos de personas teniendo sexo), swinger (intercambio de parejas), tríos (sumando una mujer o un hombre), sumar alguien a la relación mientras el otro mira, etc. pero como regla fundamental estará la aprobación de la otra persona. Si ella no está de acuerdo con sumar a una mujer, o quizás a determinada mujer, no se podrá hacer. Deberemos preparar el terreno de buena forma: habrá que introducir nuestras nuevas reglas antes de que la relación tome un rumbo demasiado serio. Si lo

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hacemos una vez que la relación ya es algo formal, deberemos hacerlo sutilmente. Nuestra pareja deberá tener una mente muy abierta y estar bien predispuesta a esto. En general, la mayoría de la gente bisexual será la que más a gusto se encuentre con estas situaciones, sin ningún tipo de prejuicios en introducir nueva gente de su mismo sexo (si es que quisieran introducir una mujer). En un principio, deberemos hacer la pregunta como algo casual: qué le parecen los tríos, si alguna vez se sintió atraída por una mujer, si alguna vez experimentó algo así o similares serán buenas preguntas como para tantear la situación. En todo caso, simplemente fuimos curiosos del tema si es que se llegar a sentir ofendida. Introducir esas preguntas durante algún juego del tipo “verdad o consecuencia” o similares juegos de preguntas es una buena oportunidad como para aprender sus gustos con respecto al tema. Cuanto más liberal y menos conservadora sea, más chances tendremos de salirnos con la nuestra. 

Noviazgo múltiple. Este tipo de relaciones contiene la mayoría del contenido de un noviazgo tradicional, sentimientos de por medio, pero con la diferencia de que estará permitido tener encuentros con otras personas. Este tipo de relaciones, cada día más de moda, consiste en tener una pareja fija (o no necesariamente), por la que se tiene sentimientos fuertes, pero con la libertad adicional de poder tener relaciones sexuales con otras personas siempre y cuando la persona importante sea la pareja fija. Es decir, se podrán tener múltiples mujeres, pero una sola será la que cuente con los beneficios sentimentales. En otros casos, se tienen muchas mujeres al mismo tiempo sin preferencia alguna. Este tipo de relaciones suelen ser poco comunes, y se da más que nada en situaciones donde el hombre es percibido con mucho más valor que la mujer. Por ejemplo, una mujer podrá acceder a una relación múltiple al tratar con alguien famoso (como un actor) o muy poderoso: considerará que puede tener a casi cualquier mujer, y que está permitido ser una de las especiales, porque aún eso la hará sentir privilegiada.

Cuanto más monógama sea la relación, más intensa y sentimental será considerada. Un noviazgo tradicional será la forma más clara y seria de estar con otra persona (considerando dentro del mismo cualquier variable, como el casamiento), mientras que una relación netamente sexual o de amigos con derechos será donde menos sentimientos haya de por medio pero más contenido netamente sexual haya como base de la relación. La elección del tipo de relación que queramos tener dependerá de nuestro objetivos a largo plazo con la mujer. Quizás, encontramos la persona indicada que hace mucho

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tiempo estábamos buscando por lo que decidimos sentar cabeza y establecernos en una relación sólida y seria de noviazgo, como también quizás pasamos un buen rato (especialmente en cuanto al sexo) pero no consideramos que la mujer valga la pena como para algo serio, pero aún así no queremos perderla. Otros, directamente querrán tener una vida completamente liberal y no buscarán algo serio con nadie, sino que querrán tener la mayor cantidad (o calidad) de mujeres posibles en su vida durante su juventud (o de por vida). Este libro no intentará recomendables qué es lo mejor: es una cuestión de gustos y elección de vida, y serán ustedes los que decidan lo que quieran hacer, por lo que sea cual sea su elección tendrán las herramientas como para tomar el camino que consideren más adecuado. Aconsejaría, antes que nada, analizar profundamente los motivos de la elección. Si es por una cuestión de orgullo y autoestima que decidimos no tener una novia fija y tener múltiples mujeres dando vueltas en nuestra vida para aparentar frente a nuestros amigos, quizás la elección no sea la indicada. En cambio, si realmente creemos que ese estilo de vida es el que nos satisface, adelante. Lo mismo si decidimos “perder nuestra juventud” con tan solo una mujer al lado… si realmente pensamos que encontramos a la indicada que nos hace bien y no nos falta nada más, en el fondo sabremos que habremos optado por lo mejor. Sea lo que sea que elijamos, no caigamos en el clásico y vacío “¿y ahora qué hago para seguir teniendo relaciones con ella?” ya que probablemente deberíamos tenerlo pensado de antemano, como seguramente lo haya hecho ella, ya que sabemos que tener relaciones con una persona nueva en su vida significa mucho. Huir del problema indefinidamente tampoco será una buena elección: tarde o temprano, ella querrá saber lo que queremos y nos presionará a que se lo digamos. De ser así, será mucho más maduro que cuando la presión sea lo suficientemente grande se charle del tema de forma madura, cada uno exponiendo lo que busca del otro. Cuando empezamos una relación con alguien, intentemos ir de a poco: no buscar algo serio cuando todavía ni siquiera vimos intenciones de parte suya queriendo que la relación tome ese rumbo. Deberemos esperar, experimentar y que vaya fluyendo. En cambio, si no buscamos nada serio, no caigamos en determinados indicadores que harán creer que nuestras intenciones son otras: evitemos cualquier tipo de progreso sentimental, como podría ser imponer obligaciones de fidelidad, o llamar a cualquier hora para hablar de la vida, decir palabras como “te extraño” o “te quiero”, presentarla a familiares y amigos, etc. Incluso, siempre que esas cosas se hagan antes de tener una aprobación tácita de su parte, puede hacer que ellas se asusten y piensen que no están preparadas para un

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compromiso así. Muchas veces, nosotros no teníamos esas intenciones, pero lamentablemente es lo que demostramos, por lo que interpreta que por más que digamos lo contrario realmente queremos una relación formal. En definitiva: no hablemos ni hagamos de más a menos que estemos realmente seguros de lo que creemos, así no habremos creado falsas expectativas si nos arrepentimos o bien las asustamos antes de que estén preparadas para experimentar eso. Cualquier relación puede progresar buscando algo más serio. Podemos pasar de tener una relación abierta, a tener una relación tradicional, mientras que a la inversa suele complicarse un poco más. Si tenemos una novia y decidimos que es demasiado serio por lo que lo conveniente es dar un paso atrás para volver a una relación abierta, en la mayoría de los casos tendremos que pasar por una ruptura para llegar a eso. Dadas las circunstancias, entonces, no progresemos en la relación a menos que estemos seguros ya que progresar será muchísimo más fácil que volver al paso previo. En cualquier tipo de relación, siguen vigentes los principios ya comentados sobre como tratar a las mujeres, y deberemos seguir siendo lo mismo que éramos cuando pasamos por las fases anteriores. Deberemos ser desafiantes, considerados y pacientes, sin ponernos sobreexigentes (especialmente cuando hay buenas intenciones). Ser congruentes empezará a ser fundamental: ellas notarán cualquier señal de una relación fuera de lo pactado. Ejemplo, si tenemos un noviazgo serio, cualquier señal de que no somos fieles despertará una alarma en ellas… así como también al tener algo menos serio, cualquier demostración de cariño tendrá la misma función. La congruencia entre nuestras acciones y lo que decimos hará que sea todo mantenible y no haya confusiones de ningún tipo.

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CAPÍTULO 22 POST-RELACION La mayoría de las relaciones en la actualidad suelen durar bastante poco, debido a la liberalidad de la gente, y especialmente, de las mujeres, cansadas del machismo de la sociedad. Muchos hombres no buscan tener relaciones liberales o estar con muchas mujeres a la vez, sino que buscan asentarse en una relación estable con tan sólo una mujer, en una relación tradicional y a largo plazo. Bueno, supongamos que llegamos hasta aquí: tenemos una novia estable, y queremos mantenerla. ¿Cómo lo hacemos? Eso vamos analizar en este capítulo: cómo tratar a una novia, y lidiar con sus planteos, histerias y especialmente, sus confusiones diversas. La post-relación incluirá desde la consolidación de una relación estable a largo plazo, hasta cuando esta llega a una ruptura, o bien está a punto de hacerlo pero mejora la situación. En esas situaciones de ruptura o cercana ruptura, si prestamos atención podremos encontrar indicadores de que las cosas no están bien como antes, o incluso, que jamás estuvieron en equilibrio con lo que sentimos nosotros. Estos indicadores son:       

No está atenta a tus cosas (no recuerda tus horarios o eventos importantes, no llama para preguntar como te fue en un parcial, etc.). Le da lo mismo verte o no verte. No te mira como antes. No le pone emoción a las cosas, perdió las ganas. Se siente incómoda ante un “te quiero” o un “te extraño”. Falta pasión sexual. Las peleas se hacen constantes.

A medida que va creciendo esto, termina desembocando en lo que todos tanto tememos: “necesito un tiempo”, “estoy confundida”, “no es buen momento para mí de estar con alguien”, “no sos vos, soy yo”. Las causas suelen ser múltiples (se sienten atraídas por un chico nuevo que conocieron, un viejo amor está rondando su cabeza y tiene chances de lograr algo, alguien cercano como una amiga o sus padres está llenándole la cabeza en contra tuyo, etc.). La reacción instantánea ante éstos indicadores de problemas es intentar dar más de lo que veníamos dando para complacerla, pasando a ser más cariñosos, más románticos, más atentos, menos exigentes, más compañeros, haciendo más regalos, etc. Lo único que hacemos de esta forma es demostrar bajo valor, y perder la poca atracción que nos quedaba. En pocas palabras, nos estaríamos mostrando más betas cuando ella lo que realmente necesitan es un alfa.

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Fabio Fusaro en su libro “Mi novia, manual de instrucciones” ilustra esta situación con un una metáfora en referencia a los caballos de salto. Estos caballos tienen los mejores cuidados, ya que se usan para competencia: comen la mejor comida, duermen en el lugar más cómodo, los limpian y cuidan como reyes, y les dan cualquier cosa que se les antoje y sirva para su desempeño. Aún así, de vez en cuando estos caballos se ponen testarudos y no quieren darle bola a su dueño, no se quieren dejar montar y hasta tiran patadas a la marchanta. Sus dueños, al ver estas actitudes, actúan diferente. Directamente, los sueltan en el campo hasta que se les pase. Que pateen, salten y hagan todo lo que quieran, que no va a importar. El caballo hace lo suyo, sin lograr ningún cambio en su dueño, hasta que se cansa y vuelve caminando mansito esperando que lo acaricie, porque extraña todo lo bueno que tenía. Tal como dice Fusaro: “Bueno, con estas yeguas, perdón, con las mujeres hay que actuar de la misma manera”. Cuando les agarre la rebeldía sin razón, lo mejor es prevenir que curar y mandarla al campo hasta que se le pase como a los caballos. Indiferentes al resultado, decididos y despreocupados, un simple “hacé como quieras”, y desaparecer es la mejor opción… pero por más que cueste, hay que cumplirlo a rajatabla: no llamar, no verla, ni siquiera dejar que tenga noticias tuyas. Puede tardar horas, días o semanas, pero tarde o temprano si fuimos lo suficientemente pacientes e hicimos las cosas bien (que si seguimos el plan de juego probablemente así haya sido), terminarán volviendo al darse cuenta que no nos tenían como algo seguro, y que no estamos necesitados por ellas. Es más, podemos hacer nuestra vida sin problemas. Va a terminar volviendo… y si realmente no lo hace, jugamos lo mejor posible. Habernos puesto más pegotes hubiera sido una pérdida de tiempo, energía y dignidad. No hay que olvidar las cosas que generan atracción La mayoría de la gente, al ponerse de novio, cambia completamente su juego… de hecho, deja de verlo como un juego, y a los pocos meses anda llorando por los rincones. No hay que dar nada por sentado, ni siquiera creer todo lo que dicen (por más creíble que parezca). He visto mujeres que un día estaban planeando su casamiento y al otro día ni le dirigían la palabra a su pareja… ¡sin siquiera haber discutido en el medio! Jamás debemos mostrarnos como que ella es una necesidad para nosotros. “No sé qué haría sin vos”, “si te vas me muero”, “no puedo vivir sin vos”, “el mundo no tiene sentido si no estás a mi lado” son algunas de las frases que ilustran este tipo de

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actitudes, que las mujeres en vez de ver como algo romántico y tierno ven como necesitado y desesperado, falto de opciones. Algunas veces, sí lo ven como algo positivo, pero solamente cuando están muy enganchadas con nosotros… y mejor no correr el riesgo, porque decir eso no suma sino que simplemente es un riesgo de despertar una alerta en su cabeza. Queda rotundamente prohibido rogar y hacer preguntas que nos hagan ver como inferiores “seguro que estás pensando en otro más lindo que yo”, “¿ya no te gusto?” o similares. Lo que debemos hacer nuevamente es invertir los roles: nuestro marco de pensamiento debe dominar siempre, y en este caso, seremos nosotros los distantes y ellas las preocupadas por lo que pasa con la relación. Puede sonar duro, pero la realidad es que si no lo hacemos así, seremos nosotros los preocupados y propensos a perder. Si nosotros nos alejamos, ellas vienen… tal cual nosotros sentimos la necesidad de acercarnos cuando están más lejos. Les doy un caso concreto como ejemplo: cierto día, encuentran la agenda de su novia, la cual ella guarda con mucho recelo. Como están aburridos deciden curiosear a ver qué encuentran… y para su sorpresa, hay anotaciones diciendo que extraña a otro. ¿Cómo es posible, si tan enamorada estaba hasta hace una hora que hablamos? ¿Qué harían? Les sorprendería saber que la gran mayoría de los hombres inmediatamente va a increparla y pedirle explicaciones… ¡y a veces hasta terminan siendo ellos los que piden disculpas por meterse donde no debían! Lo ideal en un caso así, donde no hay nada que explicar, es sencillamente dejar la agenda abierta (como para que se dé cuenta de que vimos eso) y desaparecer completamente. De última, que sea ella quien vuelva llorando implorando perdón, y quedará en nosotros ver qué hacemos (sí, a veces somos débiles, pero lo ideal sería buscar otra, una mujer así no vale la pena). Las mujeres siempre piden algo más, nunca están conformes… porque siempre si lo damos habrá algo nuevo que pedir. Además, lo mismo que les viene bien en algún momento les viene mal en otro momento: te dice que no estás pendiente de ella, y cuando lo estás dice que no le das su espacio; te dice que no pasas tiempo con ella pero te critica si dejas de hacer tus cosas por su culpa; que en lo único que piensas es en sexo, pero cuando no es así se preocupa porque piensa que ya no te calienta; que no te caen bien sus amigas, pero cuando te intentas acercar se siente insegura porque se están llevando demasiado bien y se pone celosa, etc. No tenemos que adaptarnos a todo lo que piden, porque es sencillamente imposible. No existe el hombre perfecto, y en general piden por pedir. De hecho, pedir es uno de sus

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pasatiempos favoritos, que además les va a servir para ser usado como excusa cuando dejen de estar interesadas o bien cuando se sientan atraídas por otro. Sus armas: el llanto y la belleza Las mujeres tienen muchas armas para intentar que hagamos lo que ellas quieren, una de las cuales es su llanto. Es increíble la facilidad con la que pueden llorar y actuar tan fácil. Basta ver como se ponen a lagrimear con una novela… ¿ustedes piensan que siempre que lloran es porque se sienten muy mal? La realidad indica que ellas se acostumbraron a que cuando lloran, alguien intenta darles algo para calmarlas. Quieren un hombre que haga algo, lloran, lo hacen. Un niño quiere un muñeco, no se lo compran, llora y hace berrinche, y tiene juguete nuevo. Una mujer hace exactamente lo mismo, pero si ve que sus lágrimas no causan el efecto deseado, no le queda otra que dejar de llorar o deshidratarse. En cuanto a la belleza, un par de citas: "Nadie puede negar el poder diabólico de la belleza. Se trata en realidad de una fuerza mucho más irresistible que la del dinero o la prepotencia. Cualquiera puede despreciar a quien lo sojuzga mediante el soborno o el temor. Por el contrario uno no tiene mas remedio que amar a quien le impone humillaciones en virtud de su encanto. Y esta es una trágica paradoja.” "Las mujeres hermosas de este barrio conocen perfectamente la calidad de sus armas y las utilizan con el único fin de provocar el sufrimiento de los hombres sensibles. Ostentan su belleza y sin embargo no permiten que uno la disfrute. Cuentan dinero delante de los pobres. Esta perversa conducta no puede ser inconsciente. Obedece, sin duda a un plan minuciosamente pensado.” Estas son algunas de las frases que Alejandro Dolina recopila al hablar del poeta Jorge Allen en “La conspiración de las mujeres hermosas”. En este magnífico relato, Dolina cuenta cómo muchas mujeres hermosas aman sentirse deseadas y no concretar, casi como si fuera una conspiración contra el hombre promedio. Para las mujeres, la belleza es un arma. Yendo aún más lejos, podemos encontrar lo que describe como “agrandadores de loros”, a quienes Dolina describe como “unos caballeros más bien babosos, que con halagos y falsedades consiguen que ciertos bagayos se crean la reina del corso”. Como bien aprendimos que lo más importante es lo que los demás perciban de ella, una mujer no tan linda pero permanentemente acosada por hombres desesperados se sentirá mucho más de lo que realmente es, haciendo aún más difícil nuestro juego.

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Las mujeres con este problema se las suele encontrar en verano: playa, sol, amores de verano. Hombres lejos de su casa, entre amigos, con semanas de salir todo el día y toda la noche buscando mujeres con poca más ropa que una bikini, y con la suerte de que (si son jóvenes) incluso cuentan con un techo donde concretar el acto sexual sin necesidad de incurrir a un albergue transitorio, lo que hace mucho más simple ganar algo. La situación es ideal para que más de una mujer promedio se sienta una supermodelo. Estando de novios, si ellas se van a la costa rodeadas con amigas probablemente caigan en esto de creérsela demasiado. Los hombres buscarán primero a las más lindas, que tendrán una turba de hombres desesperados implorando por al menos una mirada, pero de no conseguirlo, no tendrán piedad y hasta la que en una situación cotidiana no pasaría ni el primer filtro de decencia de buenas a primeras cotiza en alza como una mujer deseada. Entonces, eso las hace sentir como que derrochan el tiempo con nosotros, porque se pierden toda la diversión que ven que sus amigas solteras (o infieles) tienen, dando como resultado que o bien son infieles o bien se sienten confundidas. Estar lejos no es la solución, pero mucho menos es ir a buscarla o invadirla en su espacio. De última, si hizo algo malo no nos vamos a enterar, y cuando vuelva se le va a pasar rápidamente la idea de seguir jugando a ser la diosa de la playa. No hacer caso siempre al corazón El corazón tiene razones que la razón no entiende. Frase clásica de Pascal, pero muy real. Es efectivamente así: el corazón muchas veces actúa sin razón, sin lógica aparente. Muchas veces incluso hace que eso lleve a una autodestrucción inevitable, por lo que debemos evitar que el corazón aconseje a nuestra cabeza racional si queremos que nos vaya bien. La extrañas, necesitas verla. El corazón inmediatamente intenta remediar esa situación, casi en forma automática. “Entonces, ve a buscarla”. Efectivamente, vas a buscarla. Te sentís enamorado, al punto de querer gritarlo desaforadamente. Le decís, sin vueltas “estoy enamorado de vos, me haces feliz”. En el momento, decir o hacer lo que dicta el corazón da una solución al problema a corto plazo: te descargas, te sacas las ganas y te relajas. A largo plazo, es una mala decisión. Si nos dejamos llevar por el corazón, terminamos pareciendo tontos enamorados. Vamos, a todos nos pasa. Dejarnos llevar por las circunstancias, no ver lo que hay alrededor. Hacer cosas que antes jamás hubiéramos siquiera pensado en hacer, de repente, son una realidad. Pero… ¿Qué pasa cuando uno actúa como un tonto? Queda

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como un tonto, efectivamente. No como un romántico. Aunque la diferencia es sutil, no es lo mismo ser tonto que romántico, y muchas veces el corazón nos lleva a ser tontos. Decirle a una mujer que la queremos no va a producir, si es que las cosas no están bien, que ella nos quiera. La única forma de que la relación siga de forma sostenida es justamente esa: que ella cambie, no que nosotros expresemos lo que sentimos. Como mucho, lo único que provocaremos es un sentimiento de lástima, lo que instantáneamente nos rebaja el valor aún más y nos descarta por completo. Muchas veces perdemos de vista el verdadero objetivo de todo esto: estar bien. Jamás olviden que su objetivo no es estar con una mujer determinada, o reconquistarla, mantenerla o sea cual sea la situación en la que se encuentren, sino que es sentirse contento, a gusto y cómodo con lo que tengamos. Si se presenta una situación donde aparece una nueva mujer, no hay que descartarla si es que con la actual las cosas ya están acabadas. El mero capricho de querer a esa sola hará que juegue en contra y perdamos oportunidades que podrían hacer que lleguemos a nuestro objetivo final: estar bien, no estar con ella. Excusas para terminar una relación: pedir un tiempo Las mujeres son mucho menos sinceras que los hombres. Siempre la jugarán de mosquita muerta, dando a entender que ellas son las equivocadas, que nos merecemos algo mejor, que somos perfectos para ellas pero no en este momento, que no quiere perder lo lindo que se generó pero ahora no tiene tiempo para aprovecharlo, etc. Esto es una señal clara: aparte de que en general es una mentira grande como una casa, también es el resultado de haber dejado de ser alfa como antes. Una mujer que, en el plano consciente, tiene todo lo que busca… inconscientemente, le falta algo. No tiene toda la adrenalina que le da un hombre que no se preocupa tanto, que hace la suya y que ella se arregle. El galán de telenovela, en la vida diaria, se muere virgen… y cuando empezamos a ser el hombre ideal, lo que en realidad terminamos siendo es el hombre ideal para ser dejado. El prototipo de hombre perfecto, a veces, es el menos efectivo en la realidad. La mayoría de los hombres buenos, que a pesar de su defecto (ser buenos) tienen un moderado éxito con las mujeres (que de cambiar su actitud crecería en forma exponencial), son víctimas de este tipo de frases permanentemente, incluso antes de lograr entrar en una relación: “te quiero como amigo” (o bien si pasó algo, “estábamos mejor como amigos y no quiero perder la amistad”), “sos como un hermano para mí”, etc.

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Las mujeres suelen usar la táctica de pedir un tiempo para pensar mejor las cosas. Un tiempo… ¿Qué es pedir un tiempo? ¿Es que se quede en su casa pensando qué conviene hacer con nosotros? ¿Es olvidarse del tema por un rato y hacer su vida, incluso, conociendo otras personas para ver si funciona mientras tanto? ¿Es esperar a que algo mágico aparezca y le haga darse cuenta de qué debe hacer? La realidad nos indica que eso de un tiempo es muy subjetivo y vago. Tiempo no denota ningún tipo de limitación temporal en sí. ¿Cuánto necesita para pensar? ¿Una hora? ¿Un día? ¿Un mes? Como vemos, dependiendo la situación, el tiempo se puede estirar indefinidamente. El objetivo de pedir un tiempo es básicamente tenernos en carpeta como un posible backup si se arrepienten o si no funciona lo que tenían pensado con el otro hombre al “confundirse”. Su pedido de tiempo, en definitiva, busca atarnos como algo seguro para ellas en caso de necesitar un suplente. Nos ponen en el banco de suplentes, mientras nosotros precalentamos sin saber si vamos a entrar al partido. La confusión no existe: uno se puede equivocar y consecuentemente “confundir”. Uno puede estar mareado, falto de información… pero no se puede “confundir” sobre si se quiere a una persona o no. El hecho de estar “confundida” dice entre líneas que “ya no te quiere como antes”, sea como sea. Algo le falta. Algo falla. Puede ser ella, que simplemente tiene ganas de torturarnos un rato al no valorar lo que tiene. Podemos ser nosotros, que estamos descuidándola (aunque suele no ser el caso). Sea como sea, la confusión en sí misma es una excusa para no decir las cosas de frente como son: la situación no es la de antes, y no va a cambiar mágicamente. Si quieren un tiempo, que se lo tomen, pero que se lo tomen en serio. No más llamados, no más charlas, no más sexo casual… es más, cualquier noticia de cualquier tipo que pueda tener de nosotros, que no exista. Queda totalmente prohibido hablar de ella a gente que le pueda contar, o bien indirectamente mostrarle lo que estamos haciendo. ¿Aprobamos un parcial importante en la facultad? No le interesa, no le contemos. Si se entera, que sea por otro. ¿La extrañamos? Menos que menos. Ahí sí, ¡que no se entere ni por otro! La información de que seguimos enganchados con ella y la estamos esperando la hará sentirse en control completo de la situación. Su tiempo, ahora en sus ojos, es: “bueno, quizás vuelvo con este salame, pero mientras tanto me enfiesto a ver si consigo algo mejor”. En cambio, si no sabe nada de nosotros, podrá pensar “suponía que estaba muerto por mí… ¿qué pasó? Ni sé dónde está, en qué anda… ¿tendrá otra? Empiezo a extrañarlo. Por las dudas, no voy a estar enfiestándome por ahí porque puede ser que pierda las chances que todavía tengo de arreglar las cosas.”. Que se tome su tiempo literalmente, nosotros mientras vamos a desaparecer.

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Desaparecer Francois de La Rochefoucauld una vez dijo que la ausencia destruye los pequeños amores, pero hace crecer a los grandes, tal como pasa con el viento que sopla una vela y la apaga pero alimenta un incendio. Desaparecer es tirarle viento al fuego, pero siempre el fuego debe ser lo suficientemente grande como para que no se apague sino que en vez de eso siga creciendo. Su lógica tiene el mismo funcionamiento que el ejemplo de los caballos de salto en este mismo capítulo, o el congelamiento en la fase de la seducción, además de frases populares como “uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. Cuando ella se sienta incómoda o abrumada, ahí es cuando más importante será para nosotros desaparecer un rato hasta que se le pase, incluso si la relación terminó por completo. Supongamos que ya no están más juntos. Ok, acéptalo… pero no la llames, no le recuerdes lo mucho que la extrañas o cuánto la quieres, dándole un mensaje entre líneas que diga “bueno, hacé lo que quieras mientras tanto pero yo voy a estar esperándote cuando vuelvas”. En otras palabras, sería como darle un mensaje de “a mí me tenés seguro”, y eso jamás debe pasar. Ninguna mujer nos debe tener como algo seguro, como algo fácil, sin desafío ni esfuerzo, por más enamorados que estemos. Si te la cruzas de casualidad o por obligación (amigos en común, fiestas familiares, comparten trabajo o facultad, etc.), lo ideal es actuar natural. Dándole demasiada importancia quedaremos como necesitados, preocupados por lo que piense y faltos de personalidad. En definitiva: le transmitiremos el mensaje de “estoy para cuando quieras”. Si la ignoramos o la tratamos mal, se dará cuenta lo mucho que nos duele la situación e indirectamente el mensaje es el mismo, solamente que le agrega la rebeldía de no hablarle para no seguir saliendo lastimado. Entonces, actuando natural como si fuera una persona más, mostraremos un mensaje de despreocupación total ante la situación, como que haces tu vida sin morirte porque no está a tu lado. Habla con todos por igual, incluso si están en el mismo grupo de charla. Habla con otra gente y que ella quede conversando ahí, despreocupado y sin estar mirándola de reojo o pendiente de lo que hace. Fundamental también irte antes del lugar, por más que haya que poner cualquier excusa (pero no aclarar demasiado, el misterio es nuestro amigo). Si te llama esperando una reacción emocional de tu parte, no se la des. Es más, no le des ningún gusto: si te dice que quiere verte para buscar sus cosas y despedirse, lo mejor es negarse. En general, el mensaje de fondo de verse para eso es que ella vea lo destruido que estás por la situación y darse cuenta que no vales nada. Una respuesta “ok, te dejo

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tus fotos y CDs en la portería del edificio”, dirá indirectamente “te doy tus cosas pero no hace falta vernos”, lo cual llegará rápidamente a mostrarle que si quiere verte tendrá que decirlo de frente y sin excusas infantiles. Siempre quien controla la situación y lidera las acciones debes ser vos. Por ejemplo, al hablar por teléfono, limítate a decir “yo te llamo”. Esas simples palabras hacen que todo el poder esté en tus manos. La vas a llamar cuando VOS quieras. Si vuelve a llamar insistiendo, repites la secuencia. Que se rompa la cabeza pensando cuando vamos a llamar, que insulte a cada pariente que llama en la semana por el momento de ilusión de atender y escuchar nuestra voz. No interesa. El control lo tenemos nosotros, porque si fuera al revés seríamos nosotros los que nos romperíamos la cabeza pensando. Cuando decidamos llamarla, procuremos esperar al menos un par de días. Si hay un fin de semana en el medio, mejor, ya que transmitirá independencia, despreocupación y falta de necesidad por ella. Puede pensar que habernos dicho que no, o habernos dejado, fuera el peor error de su vida: ahora quiere volver, y no la llamamos… y pasamos todo el fin de semana contentos sin noticias de ella, solteros, saliendo con amigos. Eso le va a enseñar a hacer las cosas bien. La infidelidad Por más cruel y duro que parezca, les tengo una noticia: no habrá casi nada que puedan hacer para evitar que les metan los cuernos. En breves palabras: si ella quiere hacerlo, lo hará, por más amor que haya, por más bien que estén. Es más: intentar evitarlo es un esfuerzo sin sentido, hasta contraproducente, ya que terminará ahogándola y generando conflictos por nuestra desconfianza, y en algunos casos, hasta paranoia. La gran mayoría de las veces que aparece algo sospechoso, es porque realmente hay algo raro. Un mensaje de un chico que la llama de forma cariñosa, un amigo que le dice de juntarse a comer solos, un compañero que se quiere juntar a estudiar, o quien sea que la rodee casi seguro tiene una sola idea en mente: acostarse con ella. Lisa y llanamente, no le va a importar ni un poco que tenga novio, ya que juega con ventaja al estar desde las sombras haciendo fuerza en nuestra contra, mientras nosotros tenemos todo para perder. Prohibirle hacer cualquier cosa no hará más que generar que nos mienta aún más descaradamente si tiene ganas de hacerlo. Si nuestra novia es una mujer infiel, e intentamos atarla, lo único que lograremos es tener a una mujer infiel atada, no a una mujer fiel. Prohibirle cosas, perseguirla y acosarla no hará que ella se comporte, o sea, piénsenlo detenidamente: no hay relación causal entre una cosa y la otra. Su fidelidad no es algo que podamos manejar.

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Algunas mujeres usan la infidelidad como descargo: cuando hacemos algo que no les gusta, somos demasiado descuidados o no las hacemos sentir bien, sienten que les falta algo y son infieles. Sin embargo, cualquier excusa es buena para ser infieles si es que realmente está en su naturaleza serlo. Según Janick de Oliveira Cézar, autora del libro “infidelidad”, las causas que pueden llevar a una mujer al adulterio son: * La "mujer desatendida": aquella que tiene un marido que no la escucha, no la mira y no se ocupa de ella: no la lleva a comer y no la invita a pasear. Y está probado que si un hombre no le concede a su mujer al menos 15 horas por semana –que es, en promedio, el tiempo que le dedica a su relación durante el noviazgo-, la pierde. * La "mujer sola". Aquella que estuvo sola en su niñez y en su juventud o ha atravesado grandes desgracias (la muerte de un padre o una relación complicada con su padrastro, hermanos con discapacidades o que requerían por alguna razón mayor atención de sus padres). En conclusión: aquellas mujeres que tuvieron que sobrevivir solas. Ellas por lo general no sienten la sensación de engaño cuando son infieles, porque 'son solas' por naturaleza. Tienen marido, tienen hijos, tienen amigos, pero en el fondo del corazón están solas. * La “mujer con baja autoestima”. La necesidad de ser valorada ante los ojos de otra persona, ser admirada y festejada, hace que se busque la felicidad afuera, sin que le alcance lo que le pueda brindar su pareja. Busca sentirse apreciada y querida permanentemente por todos los que la rodean, al punto de ser infiel. Considerando que más de la mitad de las mujeres es infiel, es posible que en algún momento nos toque a nosotros incluso sin haber hecho nada para merecerlo. El mundo avanza rápidamente, y cada vez más mujeres son infieles… de hecho, según especialistas, el amor del futuro sería incluso más liberal. Aún así, en algunos países todavía hay mujeres que mueren apedreadas por adulterio… La fidelidad no es una forma de ser, sino que es una circunstancia. Podemos decir que una mujer es fiel, dadas ciertas condiciones, pero presentada una oportunidad o con el paso del tiempo no sabemos si podremos decir lo mismo. Es más: el simple hecho de que todos ustedes estén leyendo este libro hace que yo me sienta inseguro si estoy en pareja porque sé que habrá muchos hombres que saben qué hacer, qué decir y como tratarlas, y yo no puedo hacer nada al respecto… No se obsesionen, no se persigan, vivan su vida. Dejen que ellas vivan la suya. Si tienen suerte, encontrarán una mujer que les sea fiel, al menos, durante un tiempo o ante determinadas circunstancias (como que no venga su amor platónico de la televisión a

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decirle lo mucho que tiene ganas de tener algo con ella). No lo pueden evitar, y cuanto más lo intenten, peor parados quedarán frente a ellas. No dejen de lado su vida social Seguramente mucho de lo que esa mujer que tienes al lado vio de interesante en ti era tu forma de vivir la vida. Tus salidas, amigos, anécdotas, hobbies, trabajo, proyectos y cualquier otra forma que te complete de alguna forma u otra. Eso, inevitablemente, hay que mantenerlo. No se puede vivir del amor, ni se puede vivir por y para una mujer, ya que llega un punto donde todo eso llega a opacar el resto de las cosas, y si llega a desaparecer súbitamente no hay lugar donde correr. Supongamos que vemos a nuestra novia a diario, varias horas. Indirectamente, a pesar de pasarla muy bien, eso significa dejar otras cosas de lado… salimos con ella antes que con amigos, cambiamos un partido de fútbol por una tarde en el parque con ella, relegamos un día de estudio para verla un rato, llegamos tarde al trabajo por tener un ratito más juntos, etc. Eso, a largo plazo, repercute en nuestra vida social de una forma u otra, y cuando nos queremos dar cuenta, muchos amigos no están y nos estancamos en el trabajo o en el estudio. Nuevamente, como cuando empezamos a jugar: el juego no es lo más importante, y una novia tampoco. Llegado el caso de que nos deje, debemos poder hacer la vida completamente igual que antes sin necesitarla. No debe haber nada que nos ate a ella de cualquier manera, porque eso nos hará depender de ella en algún punto. Sigan saliendo, sigan haciendo sus cosas. De última, si los llegan a dejar, todavía tienen trabajo, amigos, y un buen futuro… que indirectamente, hará que otras nuevas mujeres aparezcan también.

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PARTE IV JUEGO INTERNO

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CAPÍTULO 23 INTRODUCCION: CREER PARA VER EN VEZ DE VER PARA CREER Cunado hablamos de juego interno, nos referimos a nosotros mismos. Ya no hay un jugador del otro lado que pueda responder a lo que hacemos, sino que a quien debemos ganarle es a nosotros. Debemos poder generar por nuestra cuenta el tener todo lo que las mujeres quieren y creérnoslo, incluso antes de salir a sargear. Imaginen la persona que quieren ser, con lujo de detalles: tengan en cuenta la expresión de su cara, la ropa que llevan puesta, el auto que están manejando, la casa donde viven y la mujer que tienen al lado, como así cualquier otro detalle que deseen. Si lo imaginan realmente en serio, y se sienten en esa situación, estarán mucho más cerca de llevarlo a la realidad. Hay una frase que dice “ver para creer”. Olvídenla por completo. Nuestra frase de ahora en más deberá ser “creer para ver”. Cuando creamos en lo que queremos ser, podremos ver que lo terminamos siendo. Cuando realmente creemos que somos de una determinada forma, actuamos como si lo fuéramos. Maquiavelo mismo decía que un príncipe no necesitaba poseer muchas cualidades, sino que con simplemente aparentar tenerlas alcanzaba. Con ustedes pasa lo mismo: no hace falta ser los hombres más confiados del mundo, simplemente con transmitir mucha confianza alcanza, y para lograrlo primero deben creérselo ustedes mismos. Toda la gente habla con sí misma cuando piensa, todo el día. Lamentablemente, la mayoría de la gente piensa cosas negativas. Se dice a sí mismo lo gordo que está, lo duro que es el trabajo, que le falta dinero para hacer las cosas que le gustaría, que las mujeres no lo quieren. Este tipo de actitudes es probablemente la principal causa de baja autoestima en la gente, como así también una razón para darse por vencido incluso antes de probar. Diciendo y pensando algo tantas veces uno termina creyéndoselo. Para bien o para mal. Es por eso que hay que aprovecharlo y pensar siempre en positivo. Desde ahora en más, decídete a empezar a pensar en positivo. Siempre encuéntrale el lado bueno a las cosas. El vaso debe estar siempre medio lleno, no medio vacío. Haz de esto su filosofía de vida, porque si ni siquiera te crees capaz de estar con una supermodelo a su lado y aún así sentirte que es algo que te mereces, muchísimo menos lo creerán ellas. Repensar mil veces las cosas (especialmente buscando excusas inexistentes) solamente te va a llevar a ser inseguro. Planifica con cautela, pero no demasiado. Como dijo Einstein: “haz las cosas lo más simple posible, pero no más simple”.

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Simúlalo hasta que lo hagas. Si todavía no te crees todo lo que imaginas, entonces simula ser así. Un buen ejemplo de esto es que la mayoría de las profecías muchas veces son autorrealizadas. El sociólogo Robert K. Merton fue quien por primera vez utilizó el término de profecías autorrealizadas. Estableció que se basan en un principio por una definición falsa de la situación que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva verdadera. Esto se basa en el teorema de Thomas (formulado por William I. Thomas) que dice algo así como “si las personas definen las situaciones como reales, éstas son reales en sus consecuencias”. En otras palabras, la gente no reacciona simplemente a cómo son las situaciones, sino también, y a menudo principalmente, a la manera en que perciben tales situaciones, y al significado que le dan a las mismas. Su comportamiento está determinado en parte por lo que perciben en las situaciones en que se encuentran, más que a las situaciones en sí mismas. Una vez que una persona se convence a sí misma de que una situación tiene un cierto significado, y al margen de que realmente lo tenga o no, adecuará su conducta a esa percepción, con consecuencias en el mundo real. El mismo Thomas da un ejemplo de una situación que es "definida como real" aún cuando no lo es. Un país se encuentra inmerso en una guerra civil en la que dos etnias se disputan el poder político. Cuando la guerra termina, no es posible comunicárselo a los habitantes de una pequeña isla del mismo. Los habitantes de la isla, carentes de información, seguirían combatiendo ignorando la nueva definición de realidad. Muchos relatos antiguos, como la leyenda de Edipo, la historia de Rómulo y Remo, o bien cuentos más modernos como Macbeth (escrito por Shakespeare) incorporan profecías autorrealizadas. Es más, podemos encontrarlas también en las películas o libros modernos: la escena en la que Neo rompe el jarrón frente a el oráculo en la película Matrix, o bien que Harry Potter está destinado a matar a Voldemort. En la vida real, podemos ver profecías autorrealizadas también. Muchas suelen estar íntimamente relacionadas con la quiebra de importantes bancos. Un banco, bien llevado como cualquier otro, un día está lleno de clientes sin ninguna causa específica. Sin saber por qué, se empieza a correr el rumor de que la mayoría está allí para retirar sus ahorros, porque el banco va a quebrar. La noticia se expande velozmente, y más gente va a retirar sus ahorros, continuando con la expansión del rumor. Como la mayoría de los bancos, éste en particular no cuenta con dinero líquido como para pagarles a todos, y en consecuencia termina quebrando. En definitiva, el falso rumor de la quiebra del banco termina haciéndose realidad justamente por eso. Como curiosidad, en 1940 un hombre llamado Marcus Garvey sufrió un ataque cerebral. Aunque sobrevivió, un diario de Chicago publicó su obituario describiéndolo

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como una persona “quebrada, solitaria e impopular”. Garvey, al leer esto, estaba tan disgustado que sufrió otro stroke y murió, cumpliendo el obituario. En definitiva, la creencia de que algo es (o va a ser) es tan fuerte que muchas veces termina haciendo que pase. Usarlo para nuestro beneficio puede hacer que cambie completamente el panorama de cómo nos vemos y cómo nos ven los demás también. Tampoco nos dejemos llevar por los estereotipos, ya que si nos consideramos “el nerd de la clase” o “el chico gordo del que todos se ríen” no podremos salir de eso. Poniéndonos objetivos más altos llegaremos a obtenerlos. Supongamos que una persona cree que tiene suerte, por lo que decide jugar muchos más juegos de azar. Termina ganando… ¿fue realmente suerte? Si no se hubiera considerado suertudo en primer lugar, no hubiera jugado los juegos de azar, y no habría ganado. Otra persona se cree simpática, por lo que empieza a sonreír y tratar bien a los demás. En respuesta, recibe cumplidos y sonrisas también. En definitiva, termina siendo simpático realmente. Robert Rosenthal y Lenore Jacobson, después de un experimento, determinaron que las expectativas y previsiones de los profesores sobre la forma en que de alguna manera se conducirían a los alumnos, determinan precisamente las conductas que los profesores esperaban. Es decir, si un profesor espera que un alumno tenga buenas notas, lo va a tratar de forma diferente, y lo incentivará para que suceda lo que tenía pensado. Por más que parezca que el profesor es quien tiene buen ojo para detectar a los buenos alumnos, es completamente a la inversa: son sus propias expectativas lo que terminan haciendo que el alumno rinda bien. A esto se lo conoce popularmente como “efecto pigmalión”. El efecto pigmalión también puede funcionar a la inversa: supongamos que un jefe prejuzga a un empleado por cualquier razón, y le da un trato diferente porque lo considera menos capaz que al resto. Ese empleado, en consecuencia, terminará rindiendo menos porque tiene menos atención y le piden menos trabajo por considerarlo incapaz. En nuestro caso, si tenemos bajas expectativas con respecto a lo que somos y lo que podemos conseguir, terminaremos indefectiblemente consiguiendo poco también. Las expectativas lo son todo: se han visto cosas asombrosas en el área de la medicina utilizando medicamentos placebo. Un medicamento placebo es un medicamento ineficaz usado en ensayos clínicos para determinar. Es decir, se le da a una persona algo que no tiene porqué curarlo, pero aún así, a veces las expectativas de la persona terminan haciendo el mismo trabajo. Si le damos a una persona un vaso de agua, y le decimos que es “mágico” y le curará el dolor de espalda, si esa persona realmente cree que lo es puede que, gracias a lo que

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esperaba como resultado, termine curado… y que el vaso de agua sea simplemente eso: agua común y corriente. Muchos de los padecimientos de la gente se originan en la mente, siendo algo así como somatizados por el cuerpo (si crees que estás enfermo o que te vas a enfermar, te terminas enfermando). Usemos todos estos ejemplos a favor, y creamos en nosotros mismos. Así como pasa con el efecto pigmalión, tengamos altas expectativas siempre, y terminará sucediendo una profecía autorrealizada de lo que buscábamos. Si realmente no creemos en esas altas expectativas, usemos cualquier tipo de placebo para confundir a la mente. Creer para ver, y no ver para creer.

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CAPÍTULO 24 PROGRAMACION NEURO-LINGUISTICA Comúnmente referida simplemente como PNL, es una rama no oficial de la psicología que trata de que los seres humanos seamos capaces de llegar a nuestras metas y objetivos, mediante un cambio en nuestra forma de representar el mundo mediante el lenguaje interno y externo. Sus primeros impulsores fueron Richard Bandler y John Grinder quienes plasmaron sus conocimientos en el libro “De sapos a príncipes” (donde combinaron la mayoría de sus seminarios sobre el tema) para llegar a desarrollar los principios de esta pseudociencia. Tiempo después, Ross Jeffries adaptaría parte de sus principios al campo de la seducción. Sus impulsores se basaron en la observación de profesores, asesores y oradores, extrajeron de ellos las técnicas que les hacían especiales, una vez logrado esto intentaron aplicar ese método para hacer que cualquier persona cambiase a un estado positivo y lleno de recursos. Iremos viendo poco a poco como llegar a poder moldear lo que consideramos de nosotros mismos y la percepción que tienen los demás de nosotros. Estados internos Por “estado” se entiende al sentimiento que tenemos dentro de nuestro cuerpo. Cuando nos sentimos contentos, tristes o enojados estamos pasando por un estado interno, y muchas veces, es difícil cambiarlo. Supongamos que estamos tristes porque nuestra novia nos dejó, y entramos en un estado interno de tristeza. Si yo vengo y digo “bueno, no te hagas problema, imagínate que está todo bien y hay otra mujer en tu vida”, ¿cómo reaccionarían? Probablemente, me dirían que la realidad es diferente y la imaginación no sirve. Les tengo buenas noticias: pueden estar siempre imaginando cosas, usando las memorias a su beneficio. Recuerden por un instante un momento donde se sintieron bien consigo mismos, poderosos, exitosos. ¿Lo tienen? Bien... ahora cierren los ojos e imagínense en esa situación. Puede ser, por ejemplo, cuando estuvieron con la mejor mujer de sus vidas. Se siente bien, ¿no? Mientras imaginan, hagan algo en particular que les recuerde ese momento. Puede ser cualquier cosa única: dar tres golpecitos en el pecho, tocarse con el dedo meñique o lo que sea. Sigan recordando la situación y haciendo eso que eligieron, hasta que ambos (el movimiento y el recuerdo) en su mente queden completamente emparentados.

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Si lo hacen bien, hacer lo que eligieron funcionará de ahora en más como una especie de botón que activa ese estado interno en ustedes para sentirse como en ese recuerdo placentero. Con un poco de práctica, llegarán a controlar completamente sus estados internos con simples ejercicios como este. A muchas personas les sirve, por ejemplo, hacer algo como respirar profundo para tomar coraje antes de una apertura. Eso, relacionado a un momento donde tuvieron valor, hace que tengan un estado interno sin miedo. Así puede ser usado para cualquier situación que lo amerite. Una vez que perfeccionen esto podrán imaginar el estado en el que quieren estar y desencadenarlo cuando lo necesiten. En definitiva: son lo que imaginan, y se sienten como imaginan. No lo olviden. Marcos de pensamiento Los marcos de pensamiento son realidades subjetivas de cada individuo, o el significado que se le da a la misma. La perspectiva por la cual vemos el mundo es el marco de pensamiento. Gran parte de lo que hablamos en “creer para ver en vez de ver para creer” está íntimamente relacionado a los marcos de pensamiento. Al dominar el marco de pensamiento con una mujer, estamos dominando la interacción. Un marco de pensamiento efectivo y útil, que transmite la mayoría de los principios que debemos tener en cuenta al relacionarnos con las mujeres, es el que consiste en considerarnos el premio. Por más raro que parezca, la idea es que haya una especie de cambio de roles. Debemos jugar por un rato el rol de la mujer en lo que respecta a quien desea a quien. Deben ser las mujeres quienes nos deseen y busquen estar con nosotros, y no a la inversa, para no dar una imagen de desesperados que sería demostrar muy bajo valor. Le corresponde a ella, por lo tanto, hacer que le gustes o conquistarte, y está en sus manos hacer cualquier cosa que le sea posible para impresionarte. En definitiva: debes mostrar que si ella quiere acostarse con vos, debe estar a la altura de las circunstancias y ganárselo. Debes demostrarle que su sensualidad no te impresiona. Una buena forma de hacer esto es usar muchas de las tácticas que ellas usan contra nosotros (como las pruebas de aptitud). También ayuda siempre ser el que termina las conversaciones, reuniones y llamadas telefónicas primero. Eso demuestra independencia y actitud. Será mucho más útil decirle a una mujer “realmente te gusto” antes que decirle “realmente me gustas”. Tener un marco fuerte es uno de los rasgos de un macho alfa. La realidad es como la ve, y el resto del mundo se debe adaptar. Si para nosotros ella es una chica tímida y

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retraída, aún si no lo fuera, si la tratamos así terminará adaptándose a ese rol si nuestro marco es lo suficientemente fuerte como para superar al suyo que probablemente sea el de ser una chica extrovertida y carismática. Como ya vimos, lo que la gente percibe de los demás es lo que realmente terminan siendo. Algunas de las actitudes y creencias que un buen aven debería tener al considerar lo que sería un buen marco de pensamiento fuerte que transmita lo que buscamos son, por ejemplo: no disculparse por ser hombre. Intentar algo con una mujer no es sinónimo de que la misma debe escandalizarse. Nuestra realidad indica que es algo cotidiano y hasta necesario. Ellas deben aceptarlo. No hay que poner excusas para mirar a una chica, invitarla a salir, o avanzar en el contacto físico. Siempre debemos tener el control de la situación. Imagínense un partido de truco. Cuando un jugador canta “truco”, hay tres formas de responder: “quiero”, “no quiero”, o “quiero retruco”. Cuando decimos no quiero, perdimos. Quizás nos estaba mintiendo. Ganó el rival y no hay nada que hacer. Cuando decimos quiero retruco, subimos la apuesta. Estamos buscando ganar nuevamente, pero ahora ella tiene la decisión. Si no quiere, quizás nos guardamos una buena carta y podríamos haber sacado más puntos, lo cual estuvo mal porque nos apuramos. Incluso peor podría ser que quiera, ya que verá nuestra carta si nos toca jugar y ahí decidirá si sube la apuesta o se queda ahí. Ella tiene el control de la situación, la decisión. También perdemos. Debemos ser indiferentes al resultado. Ganar o perder no nos cambia, porque no estamos necesitados. En el libro “Las 7 leyes espirituales del éxito” de Deepak Chopra, él nos habla del poder que tiene no preocuparse por el resultado, sin que eso signifique perder el deseo o la intención, sino acabar con la ansiedad de querer tener a una mujer en particular, en un momento preciso. En definitiva, cualquier marco de pensamiento que transmita actitudes de lo que vimos que un macho alfa debe poseer nos ayudarán en nuestro juego. Rapport Rapport se refiere al concepto de moverse, hablar y hasta respirar de la misma forma que el otro para generar una especie de conexión entre ambos. De esta forma, se transmite confianza y se genera un ambiente mucho más cómodo, logrando una especie de complicidad instantánea al sentirse identificados inconscientemente. Al haber rapport, se reducen las diferencias entre ambos y se genera una especie de agrado mutuo aún sin conocerse, especialmente al generar una buena primera expresión. Pruébenlo ustedes mismos: al conocer a una mujer, actúen como si fueran su espejo (sutilmente, nada alevoso ni exagerado). Copiar su postura, su forma de hablar, el ritmo

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de su respiración y todos los detalles que vean serán absolutamente claves para generar rapport, y con esto, una conexión más profunda rápidamente. Palabras trance ¿Han notado alguna vez como las personas usan algunas palabras más seguido que otras al hablar? La mayoría de la gente tiene una frase típica, o una palabra que dice seguido de determinada forma para dar un mensaje. Al prestar atención y reconocer estas palabras denominadas trance, podremos utilizarlas en nuestros relatos para ayudar a generar rapport. Cuanto más detallistas y minuciosos seamos con esto, más familiares y cercanos a ella pareceremos. En un plano inconsciente, al notar estas palabras, nuestro relato será mucho más interesante sin siquiera esforzarnos. Incluso diciendo poco y nada, este condimento agregado hará que lo que digamos sea de su agrado. A veces bastará con parafrasear lo que ella dice pero en otro contexto o con un par de agregados para conseguirlo. Nuevamente, tampoco hay que ser obvios con esto y abusar descaradamente. Siempre que sea sutil, será un buen toque que sumará a nuestro juego. Sistemas de representación Los sistemas de representación serán aquellos sentidos mediante los cuales la persona perciba más intensamente el mundo que la rodea. Eso no necesariamente excluye a los demás sentidos, sino que simplemente hace referencia al principal. Los hay de tres tipos: el visual, el auditivo y el cinestésico. Las personas visuales son aquellas que preferencian todo lo que ven. Este tipo de personas son las que necesitan ser mirados para sentir que se les está prestando atención, y se manejan con palabras como “mira…”. Suelen pensar en imágenes y tener memoria visual. Con este tipo de personas, lo ideal es usar palabras como visión, óptica, imaginación, ver, etc. Los auditivos son los que dan mayor importancia a lo que escuchan. Al sentir que les están prestando atención, esperarán algún sonido como “sí”, “ahá”, “mmm…” o cualquier cosa que puedan escuchar de nosotros. Usan palabras como “escucha…”, “me suena…” o similares, siempre dentro del plano de la audición. Las palabras que son ideales para utilizar son por ejemplo: oír, escuchar, llamar, poner el acento, estruendoso, etc. Los kinestésicos son los que se basan en percibir las cosas más que nada por el contacto físico. Este tipo de personas son las que prefieren una palmada en la espalda o un

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apretón de brazos antes que otras cosas para transmitir atención. Usan palabras como “me siento…”. Se manejan a través de sus sensaciones. Sus palabras clave son: sentir, tensión, percibir, etc. Anclaje El anclaje permite vincular un sentimiento, emoción o sensación física con un estímulo externo. Cuando hablamos de estados internos vimos como se podía combinar un pensamiento (sentirse poderoso) con un estímulo (golpear tres veces el pecho) para producir un resultado y generar un estado. Al hacer eso, lo que realmente estamos haciendo es anclar el pensamiento en los tres golpecitos. Así como podemos anclar algo para nosotros, también podemos hacerlo con las mujeres. Un médico ruso llamado Pavlov observó que sus perros, con solamente oír los pasos de la persona que les traía comida, ya suponían que iban a comer y empezaban a babear esperando ansiosos el festín. En su caso parecía que habían aprendido a anticipar la llegaba de la comida. Le llamó poderosamente la atención como los animales podían ser capaces de relacionar un estímulo (como por ejemplo, el sonido de una campana) con la comida, por lo que decidió experimentarlo. Durante varios días repitió la secuencia de tocar la campana mientras les entregaba la comida. Con el tiempo, el simple hecho de escuchar la campana era capaz de hacer que los perros inundaran de saliva el lugar, ansiosos por comer, ¡aunque no hubiera comida! Dicho de otra forma, Pavlov había sido capaz de anclar una sensación interna como la expectación de comida, a un estímulo sensorial externo como el sonido de una campana. Vale decir que los hombres no funcionan como los perros, pero en este caso, también se puede lograr lo mismo con los seres humanos. Ni siquiera harán falta días y horas de repetición para lograr el efecto, ya que incluso en unos pocos minutos podremos anclar un sentimiento ante un estímulo externo. La PNL aplicada al juego, justamente, lo que buscará es poder lograr esto. Un amigo mío tenía una rutina que se basaba bastante en los anclajes. Empezaba haciendo un truco de magia simple (como sacar un caramelo detrás de la oreja, algo inusual en un ambiente como un bar o un boliche) para atraer la atención. Después, le decía a su objetivo que piense en algo bueno que le haya pasado, placentero, que le haya dado confianza en sí misma o cualquier sentimiento positivo, haciendo que su estado interno cambie hacia algo positivo. Cuando ella se sentía realmente a gusto, él le pedía que todo ese pensamiento lo concentrara en una especie de bola de energía en su cabeza. Todo lo bueno que estaba

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en su mente, ahora se simplificaba a esa bola de energía, y a continuación le apoyaba el caramelo del truco de magia en la frente y le decía que imagine que su bola de energía positiva se la pasaba al caramelo. De esta forma, era capaz de anclar todo el sentimiento positivo en el caramelo. Mediante un juego, posteriormente hacía que su objetivo coma el caramelo. Nada fuera de lo común, pensarán… bueno, están equivocados. El simple hecho de comer el caramelo despertaba inconscientemente en ella pensamientos positivos, de alegría, relajación, comodidad, tal como había pensado previamente al concentrarse en un buen momento. Esta situación hacía que ella estuviera mucho menos a la defensiva y mejor predispuesta, además de sentirse a gusto con él y, de paso, él había demostrado valor a la perfección. En síntesis: una buena rutina, donde el anclaje era clave.

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CAPÍTULO 25 LENGUAJE CORPORAL La mayoría de la gente no le da mayor importancia al lenguaje corporal. Lamentablemente, es algo que no debe ser bajo ningún aspecto dejado de lado. El psicólogo Albert Mehrabian, actualmente profesor emérito en UCLA, llevó a cabo experimentos sobre actitudes y sentimientos y encontró que en ciertas situaciones en que la comunicación verbal es altamente ambigua, solo el 7% de la información se atribuye a las palabras, mientras que el 38% se atribuye a la voz (entonación, proyección, resonancia, tono, etc.) y el 55% al lenguaje corporal (gestos, posturas, movimiento de los ojos, respiración. etc.). Es decir, solamente un 7% está dado por lo que decimos literalmente. Imaginen un mundo donde todo fuera entendido literalmente. Si yo llamara por teléfono a mi amigo Julián, y me atendiera la madre, yo preguntara “¿está Julián ahí?”, podría recibir un no como respuesta, cuando en realidad, Julián no está literalmente ahí sino que está en su cuarto. Cualquier persona entendería, en situaciones comunes, que la frase “¿está ahí?” debe ser interpretada como si dijera “¿le pasa el teléfono por favor?” y no simplemente que quiero saber su paradero. Mucho de lo que transmitimos lo dice el cuerpo, y eso explica, por ejemplo, porqué el vaivén es importante durante la apertura (porque no transmite interés, que es lo que buscamos). A su vez, las mujeres también nos dirán mucho con su lenguaje corporal. Velozmente podremos saber qué cosas les gustan o no dependiendo de sus reacciones. De esta forma podemos calibrar, e ir yendo por el camino que más nos convenga dependiendo de sus respuestas. A simple vista se puede saber muchísimo de la persona que tenemos enfrente. Su lenguaje corporal nos puede decir si es una persona decidida, confiada, sociable o más bien tímida, retraída y un poco más antisocial. Cosas como el lugar en el que está, la gente que la rodea, la ropa que usa o su forma de hablar nos darán pistas que generalmente son eficaces para leer a una persona en frío. A principios del siglo XX en Alemania, a un caballo apodado Clever Hans (Hans der Kluge en alemán), significando algo así como “el inteligente Hans”, se lo podía ver haciendo cosas que jamás se había visto hacer a un caballo. Era capaz de realizar operaciones aritméticas (por ejemplo sumar, multiplicar, dividir, trabajar con fracciones etc.) y otras tareas intelectuales (por ejemplo decir la hora, calcular el calendario, distinguir tonos musicales etc.). El caballo hacía grandes presentaciones públicas, y respondía golpeando el suelo. La gente estaba maravillada.

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Algunos científicos dudaban de su capacidad, pero parecía claro: el caballo respondía bien. Ante la persistente desconfianza, se creó una comisión especial encabezada por el psicólogo Oskar Pfungst en 1907. Después de mucho estudio se llegó a una conclusión: el caballo en realidad no realizaba estas tareas mentales, sino que simplemente miraba la reacción de sus observadores humanos y actuaba en consecuencia. Su dueño no era consciente de que, mediante su lenguaje corporal, le estaba proporcionando a su caballo las respuestas ante cada problema. Después de este descubrimiento, a este sesgo cognitivo se lo denominó “Efecto Clever Hans” en su honor. Si un simple caballo fue capaz de darse cuenta de lo que esperaban de él mediante su lenguaje corporal, ¿cuánto más creen que son capaces de decodificar ustedes como seres humanos racionales e inteligentes? Seguramente, con un poco de atención y práctica podrán saber mucho más de las personas que los rodean simplemente observando más que escuchando lo que tienen para decir. La gente suele mentir con sus palabras, pero no con su cuerpo. Lecturas en frío Leer en frío a una persona consiste básicamente en poder conocer muchos aspectos del otro, incluso detalles importantes, sin necesidad de preguntarlo o hablar siquiera. A simple vista, observando, se puede saber un montón de datos sobre los demás. El hecho de tener estos conocimientos hará que podamos tener acceso a muchísimos beneficios como por ejemplo demostrar alto valor social al darnos cuenta de estos detalles, sacar provecho del misticismo que genera, saber qué hacer en determinada situación sabiendo las preferencias de la otra persona o cualquier otra acción que podamos tomar relacionada a lo que pudimos aprender a simple vista. Las lecturas en frío es la técnica que utilizan la mayoría de las personas que afirman ser videntes, basándose en cualquier estrategia para complementarlo (como cartas, astrología, o similares). En este caso, lo que buscamos no es ver el futuro ni decirle algo abarcativo que probablemente la persona tome como algo acertado en su propia órbita personal, sino que buscamos entender y aprender realmente de la otra persona. * Con la expresión facial expresamos muchos estados de ánimo y emociones. Básicamente se utiliza para regular la interacción y para reforzar o enfatizar el contenido del mensaje dirigido al receptor. Nosotros utilizamos la expresión facial para: expresar el estado de ánimo, indicar atención, mostrar disgusto, bromear, reprochar, reforzar la comunicación verbal, etc. Paul Ekman elaboró un método para descifrar las expresiones faciales mientras trabajaba con Wallace Friesen y Silvan Tomkins. Es una especie de atlas del rostro que

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recibe el nombre de FAST (Facial Affect Scoring Technique). El FAST clasifica las imágenes utilizando fotografías (no descripciones verbales) y dividiendo el rostro en tres zonas: la frente y las cejas, los ojos y el resto de la cara, es decir, la nariz, las mejillas, la boca y el mentón. * La mirada se estudia separadamente por la importancia que conlleva, aunque forme parte de la expresión facial. La mirada cumple una serie de funciones que mencionaremos a continuación: - La regulación del acto comunicativo - Fuente de información - Expresa emociones - Comunica la naturaleza de la relación interpersonal El estudio de la mirada contempla diferentes aspectos, entre los más importantes podemos mencionar: la dilatación de las pupilas, el contacto ocular, el acto de parpadear y la forma de mirar: - La dilatación de las pupilas indica interés y atractivo, se dilatan cuando se ve algo interesante. - El número de veces que se parpadea por minuto se relaciona con la tranquilidad y el nerviosismo. Si se parpadea mucho, es símbolo de nerviosismo e inquietud y cuanto menos se parpadee más tranquilo estará uno. - El contacto visual consiste en la mirada que una persona dirige a la mirada de otra. Aquí debemos mencionar la frecuencia con la que miramos a la otra persona y el mantenimiento del contacto ocular. - La forma de mirar es una de las conductas más relevantes para distinguir a las personas de estatus alto, dominantes y poderosas, de aquellas de bajo estatus que no son poderosas. La mirada de alguien puede decir mucho sobre su estado interior, ya sea su estado de ánimo, sus sensaciones, si se encuentra preocupada, etc. La dirección de la vista puede, además, decirnos el interés de la persona para con nosotros o lo que la rodea. Miradas bajas o evasivas indican casi siempre a una persona tímida, lo cual puede tener correlación en su seguridad al tomar sus decisiones y en el trato con los demás. Por el contrario, una mirada fija en los ojos del adivino indica generalmente una persona más firme y segura de sí misma. * Aunque la sonrisa se incluye o puede incluirse en la expresión facial, merece ser explicada detalladamente. Se utiliza para expresar felicidad, alegría o simpatía. La sonrisa incluso puede utilizarse para hacer las situaciones más llevaderas. Puede tener un efecto terapéutico en las personas pesimistas o deprimidas.

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- Sonrisa sencilla: con este tipo de sonrisa se trasmite un mensaje inseguro, dudoso, de falta de confianza. Debe evitarse si se quiere dar una impresión de firmeza y confianza. - Sonrisa sencilla de alta intensidad: esta sonrisa se produce con una separación más acentuada de las comisuras de la boca y éstas suben más. Se puede ver una pequeña parte de los dientes superiores. Transmite confianza y calor. - Sonrisa superior: el labio superior se retrae de tal manera que se pueden ver casi o todos los dientes. Se transmite un mensaje de cierta satisfacción por ver a alguien. - Sonrisa superior de alta intensidad: se abre más la boca y se ven más los dientes. Se suele acompañar con el cierre ligero de los ojos. Aparte de transmitir felicidad, se suele utilizar para decir una duda alegre o para representar una sorpresa divertida. Se utiliza muchas veces de forma engañosa, por este motivo, hay que tener cuidado. - Sonrisa amplia: es aquella en la cual la mirada se estrecha levemente. Los dientes superiores e inferiores se descubren al completo. Este tipo de sonrisa expresa la más alta intensidad de alegría, felicidad y placer. - Carcajada: es la que va más allá que la amplia. Es la más contagiosa y se produce en un grupo de personas. * La postura del cuerpo puede decir mucho de cómo se siente la persona en un determinado momento, y dentro de la misma se distinguen las posiciones corporales abiertas y las cerradas. Una posición abierta es aquella que implica la no separación de un interlocutor de otro mediante brazos y piernas. La cerrada, por el contrario, es la que implica la utilización de piernas y brazos para proteger el cuerpo o para servir de barrera para que el otro individuo se introduzca en una interacción que se mantiene, como por ejemplo, cruzar los brazos.

* Los gestos o comunicaciones no verbales son también muy importantes. El lenguaje de los gestos permite expresar una variedad de sensaciones y pensamientos, desde desprecio y hostilidad hasta aprobación y afecto. Prácticamente todas las personas utilizan gestos y el lenguaje corporal en adición de palabras cuando hablan. Existen grupos étnicos y ciertos lenguajes de comunicación que utilizan muchos más gestos que la media. Ciertos tipos de gestos pueden ser considerados culturalmente aceptables o no, dependiendo del lugar y contexto en que se realicen. Se distinguen cinco categorías de gestos, propuestas por Paul Ekman y Wallace Friesen:

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- Gestos emblemáticos o emblemas: son señales emitidas intencionalmente y que todo el mundo conoce su significado. (pulgar levantado) - Gestos ilustrativos o ilustradores: son gestos que acompañan a la comunicación verbal para matizar o recalcar lo que se dice, para suplantar una palabra en una situación difícil, etc. Se utilizan intencionadamente. Este tipo de gestos son muy útiles en los discursos y cuando se habla en público. - Gestos reguladores de la interacción o reguladores: Con ellos se sincroniza o se regula la comunicación y el canal no desaparece. Se utilizan para tomar el relevo en la conversación, para iniciar y finalizar la interacción, para ceder el turno de la palabra, etc. - Gestos que expresan estados emotivos o muestras de afecto: este tipo de gestos reflejan el estado emotivo de la persona y es el resultado emocional del momento. Como ejemplo podemos mencionar gestos que expresan ansiedad o tensión, muecas de dolor, triunfo, alegría, etc. - Gestos de adaptación o adaptadores: son aquellos gestos que se utilizan para manejar emociones que no queremos expresar, para ayudar a relajarnos o tranquilizarnos, etc. Aquí podemos distinguir los signos dirigidos a uno mismo (como por ejemplo, pellizcarse), dirigidos hacia los objetos (bolígrafo, lápiz, cigarro, etc.) y los dirigidos a hacia otros (como proteger a otra persona). Los adaptadores también pueden ser inconscientes, unos ejemplos muy claros son el de morderse una uña o chuparse el dedo, muy común en los niños pequeños. * La forma de hablar, incluyendo la corrección gramatical, semántica, entonación, volumen y acento, entre otros, puede dar muchísimas indicaciones valiosas sobre la vida de los demás. Se puede conocer su estrato sociocultural, su nivel de educación, sus posibles intereses, etc. Por ejemplo, la mayoría de las profesiones hablan con un lenguaje particular, casi como un sublenguaje, al cual el común de la gente no llega a entender (lo que se denomina jerga). Los médicos, los ingenieros o los abogados, por ejemplo, hablan de una forma determinada que los caracteriza, y el simple hecho de reconocerlos hace que tendamos a saber su forma de pensar. Lo mismo pasa, por ejemplo, con la gente que estuvo en la cárcel. En la argentina de hoy en día, bastará con escuchar ciertas palabras o frases para tener una idea del estrato social de la persona, o incluso la edad: por ejemplo, muchos adolescentes tienen palabras clave que los diferencian de los que están más cerca de los treinta años. Sabremos que si escuchamos a alguien decir “eh gato, recatate guacho”, probablemente no sea un profesional prestigioso con un posgrado en Harvard, y eso ya nos hace, a

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priori, saber cosas de la persona y como manejarnos con ella (en este caso puntual, lo primero que recomendaría es cuidar la billetera, por las dudas). * La vestimenta y la presentación personal pueden indicar, hasta cierto grado, cuánta autoestima tiene el paciente, su nivel de frivolidad, un exceso o una carencia de pulcritud, etc. Por ejemplo, una persona con un look despreocupado probablemente así sea en la vida cotidiana también: no es fácilmente impresionable, no necesita de los lujos y la ostentación para ser feliz, etc. Algunos detalles pueden indicarnos mucho más aún de la persona: una mujer con calzas negras ajustadas al cuerpo, zapatillas de lona blanca, algún pañuelo al cuello y flequillo completamente recto, probablemente sea alguien que le gusta la música y el rock and roll, ya que de esa forma se distinguen del resto. Alguien vestido todo de negro, con un corte de pelo tirado al costado tapando alguno de los ojos, probablemente sea alguien como actualmente se denomina “emo”. Un hombre de traje y corbata, probablemente tenga un trabajo de oficina o sea profesional, por lo que seguramente no sea un vago. Así, la vestimenta puede decir mucho de la persona. * La distancia entre una persona y la otra puede mostrar mucho de la relación que tienen o el nivel de confianza que hay entre ambas. Si la otra persona nos permite acercarnos a distancias muy cercanas, más confianza habrá. Se denomina proxenémica al término introducido por el antropólogo Edward T. Hall en 1963 para describir las distancias medibles entre las personas mientras estas interaccionan entre sí. El término proxemia se refiere al empleo y a la percepción que el ser humano hace de su espacio físico, de su intimidad personal; de cómo y con quién lo utiliza. - Espacio fijo: es el marcado por estructuras inamovibles, como las barreras de los países. - Espacio semifijo: espacio alrededor del cuerpo. Varía en función de las culturas, ya que cada cultura estructura su espacio físico. Este espacio puede ser invadido. Si se utiliza un territorio ajeno con falta de respeto (mirar fijamente a alguien u ocupar dos asientos con bolsas cuando hay gente de pie) se da una violación del terreno. Este espacio es muy importante, tal como pasa en la naturaleza: el macho alfa defiende su territorio de cualquier intruso, y si llega a invadirlo, comienza una pelea. Por eso marcan su territorio de diferentes formas, como por ejemplo, orinando en determinados puntos como para delimitar su zona y que no ingrese nadie no permitido. Por otro lado, Hall notaba que la distancia social entre la gente, está generalmente correlacionada con la distancia física y describía cuatro diferentes tipos de distancia. Estas distancias serían subcategorías del espacio personal o informal.

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- Distancia íntima: es la distancia que se da entre 15 y 45 centímetros. Es la más guardada por cada persona. Para que se dé esta cercanía, las personas tienen que tener mucha confianza y en algunos casos estarán emocionalmente unidos, pues la comunicación se realizará a través de la mirada, el tacto y el sonido. Es la zona de los amigos, parejas, familia etc. Dentro de esta zona se encuentra la zona inferior a unos 15 centímetros del cuerpo, es la llamada zona íntima privada. - Distancia personal: se da entre 46 y 120 centímetros. Esta distancia se da en la oficina, reuniones, asambleas, fiestas, conversaciones amistosas o de trabajo. Si estiramos el brazo, llegamos a tocar la persona con la que estamos manteniendo la conversación. - Distancia social: se da entre 120 y 360 centímetros. Es la distancia que nos separa de los extraños. Se utiliza con las personas con quienes no tenemos ninguna relación amistosa, la gente que no se conoce bien. Por ejemplo: la dependienta de un comercio, el albañil, los proveedores, los nuevos empleados, etc. - Distancia pública: se da a más de 360 centímetros y no tiene límite. Es la distancia idónea para dirigirse a un grupo de personas. El tono de voz es alto y esta distancia es la que se utiliza en las conferencias, coloquios o charlas. Edward Hall hacía notar que diferentes culturas mantienen diferentes estándares de espacio interpersonal. En las culturas latinas, por ejemplo, esas distancias relativas son más pequeñas, y la gente tiende a estar más cómoda cerca de los demás. En las culturas nórdicas es lo contrario. Darse cuenta y reconocer estas diferencias culturales mejora el entendimiento intercultural, y ayuda a eliminar la incomodidad que la gente puede sentir si siente que la distancia interpersonal es muy grande o muy pequeña. Las distancias personales cómodas también dependen de la situación social, el género y la preferencia individual. * El nombre de la persona, también, puede decir mucho. Los nombres suelen esconder detrás un origen que determina un poco lo que es la persona. Muchos nombres, como los más comunes que se encuentran en la biblia, pueden indicarnos que se trata de una persona que viene de familia católica (Juan, Lucas, Ignacio, Pablo, etc.). Nombres más exóticos probablemente indiquen que provienen de otro lugar. Rebeca, Jonás o Abraham, en cambio, probablemente sean personas de religión u origen judío. Musulmanes pueden ser Mustafá o Jafar, y así con la mayoría de las religiones. En general también el nombre está íntimamente relacionado con el origen de la persona. Basta ver a los famosos o a los jugadores de fútbol de otros países para darnos cuenta de que los nombres y apellidos son diferentes a los nuestros. En todo caso, siendo

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Argentina un país poblado por descendientes de extranjeros, podemos inferir indirectamente las raíces de la persona. ¿Les parece aburrido? No crean que lo sea tanto, ya que puede serles de utilidad. Supongamos, nos quieren presentar una mujer. Su nombre es Nicole Neumann. ¿Qué vamos a pensar? Probablemente, por su nombre y apellido, es de origen alemán. Es posible que sea rubia… ¿coincidencia? No tanta. Jessica Alba… estadounidense, pero por el apellido probablemente es latina, debe ser morocha. Si se fijan, en general se van a dar cuenta al instante del posible origen de la mujer, y en muchos casos, hacerse una pequeña idea de cómo puede ser físicamente. ¡Pruébenlo! Con un poco de práctica, se darán cuenta rápidamente de muchas cosas solo con el nombre. La última parte de la lectura en frío consiste en tender las redes, lo que consiste en emitir afirmaciones vagas para sacarle información a quien tenemos enfrente. Basándose en la información obtenida hasta el momento, se pueden mencionar descripciones más o menos ambiguas para obtener más datos. Esto se debe hacer de forma muy vaga, pero al mismo tiempo se debe estar muy atento a la reacción corporal del otro. En el instante en que se detecte una respuesta positiva, ya sea por una expresión de asombro o por un asentimiento con la cabeza, ahí mismo debemos seguir indagando por ese camino porque sabemos que vamos bien. Idealmente, debe hacerse de forma pausada. El objetivo de esto consiste en dar una apariencia de precisión, cuando en realidad lo que se hace es lo opuesto: abrir el abanico de posibilidades para que la lectura sea acertada. Tu lenguaje corporal Las mujeres son muy perceptivas, y se basarán mucho en lo que pueden ver de nosotros a simple vista, por lo que tener un buen lenguaje corporal que exprese lo que buscamos mostrar es fundamental. Algunas de las cosas que debemos tener en cuenta son: * Debemos mostrarnos confiados, permanentemente. Todo debe ser congruente con eso. Debemos pararnos con los pies bien separados, sacar pecho, caminar como si fuéramos los reyes del mundo, lentamente y con la mirada alta, no mirando al suelo. Las manos en los bolsillos no son una buena señal de confianza por lo general. Cuanto más espacio abarquemos, mejor. Eso sí, todo debe ir al mismo ritmo, ya que de nada servirá movernos con confianza si cuando hablamos lo hacemos demasiado rápido sin que se nos entienda nada, demostrando nervios. Todo nuestro lenguaje corporal deberá ir al mismo ritmo y en la misma sintonía. * Tocar a la gente cuando hablamos puede ser fundamental para transmitir un mensaje, especialmente con las personas cinestésicas. El contacto no debe ser sexual, sino más

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bien, complementar lo que decimos. La idea es transmitir el mensaje de toda forma posible, y el contacto físico añadirá mucho a eso. Recordemos que debemos ir escalando kino, y no pasar de no tener contacto en absoluto a tirarnos encima de ella. Poco a poco, construir contacto. Si fuera un partido de rugby o de fútbol americano, sería como ir ganando metros o yardas. Más adelante, ella ya estará acostumbrada a nuestro toqueteo y ni se dará cuenta cuando las cosas pasen más a un plano sexual. * Cuando hablamos con una persona, se dice que quien se mueva menos será la que frecuentemente sea percibida como la de mayor status social. Por lo tanto, cuanto menos te muevas, mejor. Sin embargo, podemos demostrar que no nos interesa demasiado lo que tenemos en frente (demostrando confianza y lo poco impresionables que somos frente a una mujer linda) con lo que se denomina en inglés como “body rocking”, que vendría a ser algo así como un vaivén con el cuerpo al hablar creando la impresión de que podemos irnos en cualquier momento. Viene a ser como un complemento de lo que es un falso contratiempo. La idea del body rocking es transmitir que probablemente no nos quedemos mucho. Tiene un doble efecto: por un lado, les haremos saber que no somos el pesado que estará toda la noche molestándolas aún cuando ellas no quieran ni mirarnos, y por otro, hará que valga más la pena ese ratito que compartan con nosotros, ya que en cualquier momento puede cambiar la situación y si la venían pasando bien, se quedarán con las ganas. La idea es voltear levemente, tirando el peso del cuerpo hacia atrás, y volver para decir algo más… y repetir. No debe ser algo exagerado, ni se debe abusar. Será especialmente útil al principio, después una vez que ya estén enganchadas en la charla dejará de influir tanto. Recordemos que debe ser muy sutil: especialmente si recién arrancamos con estos temas, debemos usarlo con sumo cuidado o no utilizarlo. Demasiada efusividad o demasiado movimiento puede jugarnos en contra. Generalmente esto expresa confusión y nerviosismo, por lo que si lo usamos puede ser también perjudicial y arruinar un set que venía perfecto. Si nos movemos, debe ser fríamente calculado, de lo contrario lo mejor es quedarse quieto. * Algo clave, muchas veces descuidado, es la postura del cuerpo. En general, la mayoría de la gente, al interesarse en algo, se inclina hacia adelante. En nuestro caso, lo ideal es tirarse atrás. En inglés, se lo denomina “leaning back”. Tirarnos atrás nos hará parecer más en control de la situación, más poderosos, ya que indirectamente estaremos transmitiendo a la otra persona que somos más importantes nosotros para ella que ella para nosotros. Un detalle como este puede definir nuestro éxito o fracaso. Si estamos en un lugar con mucho ruido, jamás nos acerquemos para contar las cosas, sino que tiene que ser ella

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quien se acerque para escucharnos. No nos acerquemos para escucharlas tampoco, que sean ellas quienes se acerquen para que las oírnos mejor.

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CAPÍTULO 26 LENGUAJE VERBAL La forma de hablar con una mujer puede determinar nuestro éxito. De hecho, será más importante la forma de hablar que el contenido de lo que digamos en sí. La calidad de nuestra voz es extremadamente importante, y hay algunos factores que son claves para mejorarla (a pesar de que algunos detalles no sean determinantes). Nuestra voz, siempre que se pueda, debería tender a ser: 

Profunda y fuerte. Algo así como la voz que tienen los locutores. Masculina, misteriosa, viril.



Cualquier problema de pronunciación que podamos tener, debemos cambiarlo. No queda bien, por ejemplo, que no sepamos pronunciar la letra R, y para hacerlo tengamos que hacer un extraño sonido con la garganta. Si es nuestro caso, o cualquier otro similar, habrá que consultar a algún especialista para cambiarlo y empezar a pronunciar correctamente.



Hablar con emoción, haciendo énfasis en las palabras más importantes, para transmitir un mensaje mucho más expresivo. Fíjense como en general los actores transmiten muchas más cosas cuando hablan que la gente común. Una buena idea sería empezar clases de teatro para mejorar estos aspectos.



Si hablamos lentamente, demostraremos mucho más confianza. La gente que habla demasiado rápido suele ser vista como alguien más tímido, con poca confianza en sí mismo. Un mensaje dado lenta y claramente siempre nos va a sumar algunos puntos extra.



Todas las palabras innecesarias deben ser suprimidas de nuestro vocabulario. “Eh”, “tipo”, “o sea”, “boludo” y cualquier otra palabra cliché que no sea usada dentro de un contexto donde sea útil, es mejor eliminarlas de nuestro discurso.



Hablemos alto, con presencia. Las mujeres se sienten atraídas por hombres con voz fuerte y dominante. Es una de las características de un macho alfa. No debemos abusar de esto: debemos medirnos y tener conciencia del lugar donde estamos. Lo único que no debe pasar es que alguien no nos escuche porque hablamos demasiado bajo.



Las pausas juegan un rol vital en nuestros relatos. Sirven para dar énfasis a lo que decimos, y de paso crean un halo de misterio y suspenso que atrapan a quien

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

escucha. Las pausas, usadas efectivamente, cambian completamente lo que decimos. Es importante que a la hora de contar historias, sepamos la importancia que tienen las metáforas, relatos y anécdotas al darle vida a las mismas.

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CAPÍTULO 27 OTROS FACTORES A TENER EN CUENTA Congruencia Cuando hablamos de lo que uno dice en palabras y cómo lo transmite, nos referimos a congruencia. Por ejemplo, si queremos transmitir confianza en nosotros mismos y tenemos un lenguaje corporal que demuestra timidez, y al hablar lo hacemos demasiado rápido por los nervios e incluso nos trabamos más de una vez al hacerlo, entonces no seremos congruentes con lo que queremos transmitir, y las mujeres se darán cuenta rápidamente. Al usar material pensado previamente (y probado por otras personas) no estaremos haciendo más que utilizar lo que a otras personas les sirvió, aunque sin embargo, no necesariamente va a sernos útil a nosotros. Quizás a algunas personas les gustaría crear un personaje de un cantante de rock, pero imaginen lo poco creíble que esto sería en un hombre vestido con traje, corbata y el pelo prolijamente peinado al costado. Simplemente, no pega, es incongruente. Cuando las mujeres notan esto, se dan cuenta de que estamos intentando demasiado para ganar su simpatía y demostraremos un muy bajo valor. Mucha gente sostiene que lo mejor que se puede hacer es simplemente comportarse como siempre, y ser espontáneos, sin caer en usar material interesante probado de antemano. El objetivo del aven será conseguir tener una personalidad interesante que haga que un grupo de personas considere atractiva, lo que hará que ella también se sienta interesada y atraída. Si una persona hace una estupidez, la gente piensa que lo que hizo no fue inteligente. Si una persona hace muchas estupideces, pasa a ser un estúpido. ¿Cuál es la diferencia? Que en el primer caso, lo estúpido fue la acción, pero con la repetición, el que pasa a ser estúpido es quien lo realiza. Lo mismo pasa si transmitimos algo positivo: una actitud de macho alfa, o buen sentido del humor, solo por dar un par de ejemplos. Todo lo que hagamos debe estar relacionado con lo que decimos. Si por ejemplo proyectamos una imagen de un hombre valiente, no podemos gritar de miedo si vemos una araña. Eso no sería congruente con la imagen que buscamos mostrar, y restará muchísimo (pareceremos falsos, o que intentamos demasiado proyectar algo que no somos). Siempre debemos ser congruentes con lo que decimos y hacemos, ya que no hacerlo será una razón completamente lógica para que una mujer no quiera estar con nosotros.

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No demostrar esfuerzo Jamás deben mostrarle a la gente todo lo que requiere hacer lo que ustedes hacen. Si tienen una buena rutina preparada, hagan que parezca algo espontáneo y poco preparado para añadir emoción. Cuanto más sepan los demás el esfuerzo que requirió, menos impresionados se sentirán. Por más difícil que parezca, jamás demuestren sus trucos… es más, ni siquiera deben hacerlo frente a otros hombres, ya que pueden utilizarlo para ganar las mujeres que ustedes desean. Este es el gran secreto de los magos: una vez que dicen cómo se realiza el truco, y dejan ver lo simple que realmente era, pierde la magia. La gente pasa a ver el acto que hace minutos era maravilloso como algo burdo y sin interés. Por más que insistan, jamás hay que explicar como se hace el truco porque a pesar de que en el momento se puede recibir aprobación y admiración, a los cinco minutos se da vuelta completamente la situación y de repente eso que los diferenciaba del común de la gente ya dejó de existir. Durante la edad media, Baltasar Castiglione, expuso en “El libro del cortesano” que el cortesano debe actuar con sprezzatura, teniendo la capacidad de que lo difícil parezca fácil y sencillo. Decía que todos admiramos un logro extraordinario, pero si el mismo es alcanzado con gracia y naturalidad la admiración se multiplica. Tal como cuenta Robert Greene en “Las 48 leyes del poder”, incluso los artistas como Miguel Ángel cuidaban celosamente que nadie viera su obra antes de ser terminada, prohibiéndoselo incluso a los papas, ya que eso rompía la importancia de verlo por primera vez en una atmósfera adecuada sin demostrar todo el proceso que hubo detrás. Imagínenlo ustedes mismos. Ven un hombre con un gran físico, admirable y envidiable. ¿Cómo cambia su visión del mismo si se enteran que para llegar a eso tuvo que inyectarse todo tipo de drogas? Lo mismo si ven a una mujer realmente atractiva… si saben que estar tan delgada es en parte por ser anoréxica, ¿no disminuye notoriamente su atractivo? Si a esa misma mujer la ven comiendo en algún local de comida chatarra, eso hará que sus esfuerzos no sean evidentes sumándole mucho más mérito a lo bien que se ve. Disimular intenciones Las mujeres tienen una especie de radar para decodificar nuestras intenciones. Es como si pudieran oler nuestra desesperación. En verdad, lo único que son capaces de hacer es darse cuenta de eso porque son mucho más perceptivas que nosotros los hombres, por lo que si realmente queremos llegar al éxito debemos ser capaces de disimular nuestras

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intenciones. No por nada, Erik von Markovic, uno de los aven más reconocidos mundialmente, tomó el apodo de Mystery (que en español significa misterio). Confundirlas siempre funcionará, siendo el objetivo lograr que ellas nunca sepan lo que realmente queremos. Tal como fue explicado previamente con la metáfora de la pesca, debemos transmitir todo el tiempo mensajes ambiguos. Los negas, en la etapa de la atracción, tienen la misma mecánica: son un mensaje positivo y negativo al mismo tiempo, que la confunde y hace que indirectamente se sienta con menos valor. Jamás debemos jugar de forma obvia y notoria. Cuanto más nos expongamos, menos interesantes seremos. Siempre sirve dejar hilos sueltos para que los demás libren su imaginación. En el libro “Las 48 leyes del poder”, Robert Greene menciona como una de las leyes la que consiste en lo que estamos tratando: disimular intenciones. Para ilustrarlo, cuenta una historia relacionada con la famosa cortesana francesa del siglo XVII Ninón de Lenclos, quien era muy reconocida por su experiencia en temas sentimentales y de amor. Llegó a sus oídos el problema que el marqués de Sevigné, un joven de 22 años, tenía para conquistar a una condesa. Ninón, ya con sesenta y dos años de edad, y muchísima experiencia en estos temas, le recomendó que disimulara sus intenciones. El plan consistiría en aproximarse a la condesa con un aire desinteresado, rozando la indiferencia. Desde ese momento en adelante la trataría más como un amigo que como un posible amante, ya que la condesa daba por sentado su amor hacia ella. Esto la despistaría, y la haría querer indagar qué es lo que pasaba con él. Siempre, cuando uno pierde algo que daba por propio, instintivamente trata de recuperarlo. Una vez confundida, el marqués debía ponerla celosa… pero no con cualquier mujer, sino con una sumamente bella (además de sus amigas que también lo serían), lo cual despertaría sentimientos encontrados en la condesa. Verlo rodeado de mujeres bellas, haría que, en los términos en los cuales venimos hablando, levante muchísimo su valor y genere atracción en ella. Indirectamente, la estrategia además despertaba un montón de otros sentimientos en la condesa, como por ejemplo, la satisfacción de poder arrebatarle al resto el objeto de deseo, haciendo que valga muchísimo más y tienda a querer conservarlo como si fuera un trofeo. Llegado a este punto de la estrategia, el marqués debía empezar a frecuentar lugares donde la condesa concurría asiduamente. En este punto la confusión emocional de la condesa sería tal que la seducción probablemente terminara siendo exitosa. El plan arrancó con éxito: los espías corroboraban que no solamente ahora la condesa se reía más de las gracias del marqués, sino que además hasta había mandado a averiguar por él. Poco a poco fue prestándole creciente atención, al punto de no sacarle los ojos de

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encima en las reuniones que compartían. Era cuestión de tiempo. Un día, el marqués y la condesa quedaron solos en la casa de la condesa. El marqués, siguiendo sus impulsos, dejó de lado los consejos de la experta y se mostró diferente a lo que venía siendo: le confesó que estaba perdidamente enamorado de ella. Si vienen prestando atención, habrán notado que drásticamente bajó su valor con esto, y dejó de ser interesante para pasar a ser un macho beta más. La condesa, confundida, se excusó, y lo evitó el resto de la velada. Había echado por la borda todo lo que cautelosamente había conseguido siguiendo la estrategia. Como habrán notado, fue fundamental en lo que posiblemente habría concluido con éxito el factor de disimular sus intenciones. Jamás debía mostrarse enamorado de la condesa, sino todo lo contrario: sería justamente ocultar esto, y mostrarse distante, lo que despertaría el encanto. Ninón de Lenclos lo sabía muy bien: por algo había sido amante de la elite francesa de la época, como La Rochefoucald, Moliere y Richeleiu. La seducción es un arte, y como tal, se debe disfrutar del mismo. Al no disimular ni un poco las intenciones nos mostrará previsibles, aniquilando toda la magia. Siempre será mejor hacer uso de las propuestas indirectas antes que brindarnos completamente de forma sincera. La confusión en lo que transmitimos es vital, y hasta es adictivo para la otra persona. Lo que había hecho el marqués hasta su declaración de amor era apasionante para la condesa. Ella no sabía cuál sería el próximo paso a seguir por él, y eso la hacía que lo viera como algo interesante lo cual no podía ignorar. Sin darse cuenta, tarde o temprano se volvería tan grande la intriga que querría saber más. Tenerla expectante sobre lo que haría no tenía nada negativo, sino que con eso le marqués tenía todas las posibilidades de terminar ganando. El hecho de demostrarle directamente todo lo que sentía lo hacía aún más aburrido: también era demostrar que todo lo hecho hasta el momento había sido planeado, y rompía el encanto. Lo que antes era interesante, ahora era obvio y sin misterio. En definitiva, la historia ilustra a la perfección como disimular nuestras intenciones puede ser clave entre el éxito y el fracaso.

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PARTE V JUEGO EXTERNO

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CAPÍTULO 28 DAYGAME Y NIGHTGAME Como la mayoría de ustedes habrá notado, hay una gran diferencia entre el mundo de la noche (nightgame) y el de la vida diurna (daygame). En primer lugar, la diferencia clara radica en que una mujer en un ambiente nocturno está predispuesta a que los hombres se acerquen, es decir, espera que lo hagan. Si un hombre cualquiera se le acerca, instantáneamente pensará que quiere algo con ella (al menos en un principio). Si la situación, en cambio, se da durante el día en un supermercado probablemente no sea lo primero que piense. Este tipo de factores hace que las defensas que pueda oponer una mujer con respecto a nuestras intenciones influya a la hora de nuestro juego. Por más que no lo crean, jugar de día es más fácil que de noche. La mayoría de las mujeres de noche tendrá mucho para elegir, y aprovechará para subir su ego gracias a eso. De día, sin embargo, se comportan diferente. Casi ninguna mujer sueña con conocer al hombre de su vida en una noche de boliche, pero sí que se dé “por casualidad”, y ese tipo de casualidades suelen ser parte del daygame. No importa nuestro objetivo final con ellas, sino la recepción que tendrán ante lo que nosotros hagamos… y si es de día, tendremos más chances de ganar que si es de noche. El mundo de la noche es complicado, las reglas son otras. Quizás un barman o un dj, que en la vida cotidiana es un perdedor, de noche es el rey porque eso lo hace valer más dentro de ese ambiente. La noche cuesta plata y esfuerzo: interminables colas para entrar a un boliche, pagar la entrada, consumir algo dentro, lidiar con algún borracho que se ponga agresivo con nosotros porque hablamos con su chica, que las mejores mujeres estén en el VIP y no tengamos acceso, el ruido y el cigarrillo que terminan aturdiéndonos, etc. A pesar de ser cosas solucionables en casi todos los casos, y de hecho hasta a veces pueden jugar a nuestro favor si las tenemos de nuestro lado, en general el día es más simple. No requiere nada de eso… Los boliches y el mundo de la noche en general no sirven más que para mostrarse, y contrariamente a la creencia popular, no son para nada el mejor lugar para conquistar una mujer. La noche es artificial. Uno tiene que demostrar ser más que el resto, ser único, y termina siendo parte del sistema. El día es diferente: uno puede ser más auténtico, y ganar por lo que más vale de uno mismo, sin necesidad de nada más que palabras. En general, los hombres suelen tener más ansiedad al acercarse a las mujeres de día que de noche, incluso muchos son casi incapaces de hacerlo sin beber alcohol. Definitivamente, no es para nada recomendable usar ningún tipo de estimulante para

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tener valor de acercarnos a ellas, ya que en una situación normal no podremos depender de eso. Durante el día y la noche se aplican exactamente las mismas reglas que venimos viendo hasta ahora, pero la mayor diferencia es posiblemente el tiempo que toma para pasar de etapa en etapa. La noche es mucho más rápida, las cosas se suceden a una velocidad increíble, mientras que el día es mucho más tranquilo y se debe ir más lento. No será para nada común por ejemplo cerrar con un beso antes de los 20 minutos… y de hecho, hasta no lo recomendaría siquiera. En cambio, la noche permite eso ya que el ambiente busca justamente generar ese tipo de situaciones. Definitivamente no recomiendo para nada abrir con cosas muy directas. A pesar de que pueden dar resultado en contadas situaciones (y si lo hacen ya tenemos medio juego ganado), en general solamente quedaremos como desubicados. Es bastante común que las mujeres sean piropeadas (y muchas veces con mal gusto) por hombres al azar que las ven pasar y les dicen cosas. No caigamos en eso, jamás lograremos nada. Vale mucho más una conversación sincera sin demostrar interés tan desaforadamente que decir la primer vulgaridad que se nos venga a la mente. Más de una mujer no esperará que nos pongamos a hablarle de cualquier cosa durante el día, y demostrarán su timidez. Debemos respetarla e ir bien lento, no como si fuera la noche, además de decodificar si realmente la estamos haciendo sentir incómoda. No todas las mujeres acceden a hablar con extraños en cualquier situación, y menos si están ocupadas con trabajo, estudio o similares (algo que de noche no pasa). Si no se da una conversación natural, lo mejor es abandonar antes de quedar como un acosador e incomodar de sobremanera a la otra persona. La logística durante el día puede complicarse: quizás ella quiere quedarse, pero por ejemplo, no tiene tiempo porque tiene que volver al trabajo. Eso dificulta muchísimo generar algo importante en tan poco tiempo, más sabiendo que se intenta ir de a poco. Lo mejor es no perder el contacto (consiguiendo su número de teléfono, su mail o algo) y seguir desde ahí. Incluso, puede ser que seamos nosotros los que tenemos poco tiempo. Las mismas reglas se aplican: tenemos su contacto y retomamos en otro momento. La situación del día hace más difícil demostrar valor, ya que no podremos probar aptitud social, generar celos, tener amigos que nos hagan de wing si lo necesitamos, utilizar bien a los obstáculos (sus amigas) para nuestro provecho, etc. Lo único que podemos tener en cuenta es nuestro aspecto: intentemos estar siempre listos para encarar a cualquier mujer. No salgamos mal vestidos, descuidados o sucios, ya que no sabemos

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dónde podemos llegar a conocer una mujer que nos vuele la cabeza. La idea es estar siempre listo. Hay algunas personas que son geniales para el daygame mientras que en el nightgame pasan desapercibidos, mientras que para otros es a la inversa. Personalmente, prefiero el daygame, porque es donde me siento más cómodo. Sin embargo, uno no tiene por qué decidirse por uno u otro, ya que puede hacer ambos. Simplemente, hay que recordar esas diferencias sutiles de las que venimos hablando y jugar como con cualquier otra.

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CAPÍTULO 29 LUGARES DONDE IR, COSAS PARA HACER Ya sabemos todo lo que tenemos que hacer. Entendemos a la perfección como es la dinámica de conocer mujeres. El primer interrogante que nos surge, entonces, es dónde nos conviene hacerlo. Bien, mujeres hay en todos lados. Basta con salir a la calle para ver decenas de mujeres. Lamentablemente, el contexto donde las encontramos no es el mejor, y probablemente tampoco sean las mujeres que nos crucemos (porque entre ellas habrá abuelas, chicas que no llegan a ser lo que buscamos, mujeres casadas paseando con el marido, u otras similares). A pesar de saber que hipotéticamente una mujer puede ser conocida en cualquier contexto o lugar, o que incluso nos la pueden presentar por tener gente en común, también debemos tener en cuenta que podemos ampliar nuestros horizontes buscando nuevos lugares propensos a cruzarnos con otros. En este tipo de lugares, podemos conocer gente informalmente y llegar a construir de a poco algo que nos satisfaga. Algunos buenos lugares donde podemos conocer mujeres, por ejemplo, son:            

Clases de baile Gimnasio, incluyendo especialmente las clases (pilates, yoga, etc.) Universidad Grupos de actividades (por ejemplo, grupos de lectura) Excursiones y campamentos Viajes al extranjero (como los intercambios culturales) Teatro Aprender algún idioma Hacer actividades donde predominen las mujeres (como cursos de fotografía, diseño de indumentaria, etc.) Aprender a tocar algún instrumento o tomar clases de canto grupales Organizaciones con fines benéficos En la iglesia y sus actividades relacionadas

Estos son solo algunos ejemplos que se me vienen a la mente a la hora de lugares propensos a conocer mujeres en un buen ambiente. La lista podría ser interminable, especialmente considerando nuestros intereses, hobbies y pasatiempos. Una vez que la conocemos, tendremos que pasar a verla fuera de ese contexto en algún momento. Llegado el momento de planear una salida, o un encuentro casual con una mujer…

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¿Qué hacemos? ¿Qué nos conviene hacer? Esta es la pregunta que más frecuentemente pasa por nuestra cabeza a la hora de planificar el encuentro. La idea, en un principio, sería hacer algo que no suene fuerte como si fuera una cita donde buscamos algo en especial, pero que tampoco sea algo sumamente aburrido y cotidiano. Una buena salida, por ejemplo, sería pedirle que nos acompañe a comprar ropa ya que debemos hacerle un regalo a alguna prima / hermana / amiga y nos vendría bien una opinión femenina. De esta forma, tenemos una buena excusa para salir a pasear juntos (y probablemente al rato termine pasando a ser otra cosa) y además, tenemos una salida versátil que puede cambiar repentinamente al sentarse a tomar algo en algún lugar, o ver una buena película en el cine (si es que vamos a un shopping que dentro del complejo cuente con este tipo de atracciones). Algunas de las salidas ideales que se podrían hacer, por ejemplo, son:              

Salir a caminar por la playa Visitar un museo o un acuario Ir a un parque de diversiones Patinar sobre hielo Andar a caballo Ir al zoológico Andar en bicicleta por algún lindo lugar Salir a correr por la ciudad Conocer algún lugar no tan lejano a la ciudad, durante el día. Un parque de toboganes acuáticos Un paseo en barco o bote Recorrer ferias artesanales Espectáculos gratuitos al aire libre Eventos especiales, como la feria del libro

No hace falta que resignemos cualquier cosa que tengamos que hacer o que elaboremos demasiado la salida para verla. Es más: lo ideal sería que adaptemos la salida o la actividad que teníamos pensado hacer de todas formas y la incorporemos. Supongamos: teníamos ganas de ir al recital de una banda que nos gusta… bueno, podemos en ese caso invitarla a que nos acompañe y de esa forma matamos dos pájaros de un tiro: hacemos algo que nos interesa hacer y de paso tenemos una buena salida sin tener que pensar demasiado. Una vez que ya haya pasado un poco el tiempo, podemos empezar a hacer cosas aún más creativas y elaboradas, pero al principio siempre es mejor jugar un poco más a lo seguro (que de todas formas, será mucho más original que lo que el hombre promedio

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haga: invitarlas a comer a un buen restaurante, ir al cine a ver alguna película de amor o ir a tomar algo a algún bar de moda).

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CAPÍTULO 30 TELEFONO E INTERNET Conversación por teléfono Conseguimos cerrar la interacción pidiendo el número y nos lo dio. Venimos muy bien, y queremos seguir progresando. ¿Cómo debemos llamarla? ¿Cuándo? En primer lugar, lo que debemos hacer es relajarnos. Ella ya nos dio el teléfono, por lo que probablemente no esté tan mal predispuesta cuando la llamemos, o al menos, espera que en algún momento lo hagamos. Quizás hasta esté mirando el reloj esperando que la llamemos. Cuanto más relajados estemos, mejor saldrán las cosas. Debemos considerar como posible que cuando ella atienda, lo haga en un contexto muy diferente del que la conocimos: quizás esté en su casa con su familia cerca, o en el trabajo, o en la facultad. Es normal que no tenga una emoción constante como la última vez que la vimos. Incluso, es posible que la adrenalina del momento ya no esté más y tengamos que lidiar con que se enfriaron las cosas, porque repensó un poco más la situación. No hace falta que nos presentemos o recordemos quien somos. Mencionemos nuestro nombre y arranquemos a hablar, sin consultar tampoco si está ocupada, o qué está haciendo. Arranquemos directamente a hablar de algo interesante, con confianza. Se nos puede presentar la situación donde la llamamos, hablamos todo bien… y cuando proponemos un encuentro, nos responde vagamente que la volvamos a llamar el Viernes. No es una respuesta que nos satisfaga, y nos deja con la intriga de saber si la vemos o no. Entramos en un dilema, por que no sabemos si organizar otra cosa, porque si no lo hacemos y finalmente no la vemos, nos quedamos sin plan. Si nos dice que no, no lo tomemos como algo personal. Siempre será mejor un “no puedo esta semana, pero tengo ganas” frente a un seco “la verdad que no puedo…”. Aún así, no sabemos lo que puede estar pasando por su vida (quizás la llamó un ex novio y está dudando sobre qué hacer, o tiene mucho que estudiar, o simplemente estaba en un mal momento). Sea como sea, jamás debemos tratarla mal o descartarla con lo que digamos, hablando desde el resentimiento. Nunca sabemos cuando podemos volverla a ver, o cuando ella quiera hacerlo… simplemente, no la tengamos como prioridad, y a la semana volvamos a probar. Si su respuesta vuelve a ser negativa… no insistimos más, salvo que ella vuelva a mostrar indicios de querer (lo cual suele pasar, dentro de la histeria femenina).

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Si la respuesta es definitivamente negativa, la mejor solución que podemos tener es tener otros teléfonos a los cuales llamar. Recordemos: ninguna mujer es única y no debería tener prioridad sobre el resto. Ellas huelen nuestra desesperación. No debemos mostrarnos desesperados o dándole excesiva importancia jamás. Es por eso que si la llamamos, lo ideal es que no sea al otro día. Si la vimos un sábado, lo mejor será llamar rondando el martes… no el domingo a la tarde, ya que indirectamente transmitiremos demasiado interés y eso podría espantarla. De todas formas, estas pseudo-reglas son relativas. La conversación por teléfono no debe ser nada impresionante. De hecho, si intentamos impresionarla demasiado será contraproducente: daremos la sensación de que estamos poniéndole demasiado énfasis en impresionarla y perderá el encanto, ya que pensará que somos inseguros y que necesitamos de esforzarnos demasiado para conquistarla. La conversación en sí no hace falta que sea nada fuera de lo común. En unos quince minutos, aproximadamente, tenemos que poder transmitirle un par de detalles. En primer lugar, que llamamos con algo para contar. Algo que esté relacionado a ella. Es una especie de excusa, que usamos para arrancar la conversación sin preguntarle cómo le va en su vida o cualquier otro aspecto que pueda ser poco interesante. Incluso, podemos usar algo de lo que nos hizo conseguir su número de teléfono como para arrancar la conversación. Después, antes de despedirnos, debemos proponerle el plan que tenemos en mente: debe ser algo concreto. Día, horario, plan. Nada vago como “¿nos vemos el Sábado?”. Seguros de lo que queremos. Queda en nosotros proponer algo, no esperar que sea planeado entre ambos (aunque aceptamos cualquier sugerencia que voluntariamente surja de su parte). En ella, queda responder. Es importante seguir la conversación unos pocos minutos más, como para que no parezca que el llamado solamente buscaba invitarla a salir. De esta forma, quedaremos mejor y hasta haremos que esté mejor predispuesta cuando la veamos, no se sentirá usada ni pensará que nuestras intenciones son solamente acostarnos con ella en algún momento sino que además, disfrutamos pasar tiempo juntos y queremos conocerla, porque nos interesa. Si lo que buscamos es suavizar un poco la invitación, podemos en el medio de la conversación (especialmente si está relacionado con lo que se viene hablando) contar lo que tenemos pensado hacer o lo que tenemos ganas, y ofrecerle que venga con nosotros. De esa forma, de todas formas teníamos pensado ir y no lo resignaremos porque ella no venga, pero si viene tenemos la salida que buscamos. Es efectivo y suena mucho menos directo.

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No hace falta que llamemos necesariamente para hacer una invitación en algún momento. Podemos llamar simplemente para conversar un rato. Eso suele hacernos sumar y agregar misterio a las cosas, además de construir algo de a poco que quizás si hubiéramos sido más directos y apresurados no hubiéramos podido conseguir. Lo más importante es no caer en charlas poco interesantes, y si llegamos a hacerlo, es mejor despedirnos y volver a llamar en otro momento, antes de estar al teléfono sin nada que decir. David De Angelo diría algo así “Hey, voy a ir a tomar un café a Starbucks, deberías acompañarme. Soy mucho más divertido que cualquier cosa que tenías pensado hacer, eso es un hecho”. Si no acepta inmediatamente, se puede decir “no creo que te lo vayas a perder…” o bien “Bueno, deja no importa… vos sos de las que no les gusta pasarla bien me parece”. Esto es completamente congruente con el personaje que suele querer transmitir, y la realidad, es que funciona. Poniéndolo claro, se podría hacer una especie de estructura de lo que debería ser nuestro juego telefónico: 1) Reestablecer la conversación inicial refiriéndonos a algo único que recordemos de las charlas previas. De esta forma, reavivamos lo que teníamos pendiente, la ponemos de buen humor con respecto a nosotros y tenemos algo interesante de que hablar, y además, es compartido. Es ideal. 2) Hacer que sea receptiva y esté de buen humor. Debemos contar cosas interesantes, no aburrirla. Buena energía, muchas ganas, y que ella se sume a eso que transmitimos. 3) Tantear que es lo que hará la semana que viene. Antes de preguntar directamente, asegurémonos que no tiene algo pensado ya porque sino estaríamos quemando una buena idea. 4) Sugerir algo interesante para hacer juntos. Sea lo que sea, siguiendo las ideas que estuvimos viendo. Eso sí, recordemos que debe ser algo específico: día, horario y plan. 5) Arreglar todo lo referido a la logística. Punto de encuentro, si la pasamos a buscar o nos encontramos en el lugar, y cualquier otro dato de interés. 6) Hablar un poco después de arreglar, para que no suene tan directo e interesado en salir (por más que obviamente era el objetivo del llamado, y ambos lo saben). Es importante que dependa de nosotros cuando cortar el teléfono. Siempre dejémosla con un poco de ganas de más… Mensajes de texto

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En general, mandar mensajes de texto suele parecer mucho menos personal y no es lo más recomendable. Llamar por teléfono demuestra actitud. Sin embargo, no debemos descartarlo y de hecho, para lo que no es lo principal de nuestro juego pueden ser muy efectivos. Un simple mensaje para ver como le fue en un parcial de la facultad, o si llegó bien a su casa, por ejemplo, puede sumarnos muchísimos puntos. Lo importante de los mensajes básicamente es no volvernos acosadores, ya que puede ser que no nos contesten el mensaje al instante. Hay que esperar… no hay que mandar otro preguntando nuevamente, o bien preguntando si le llegó el anterior. Casi siempre, los mensajes llegan… y si no llegan nos damos cuenta (especialmente si tenemos un celular que nos avise cuando se entrega correctamente), o bien es una mentira de la otra persona. Si no nos contestan el mensaje, no debemos desesperar. Apenas mandemos el mensaje, desentendámonos del tema, haciendo otras cosas que no nos hagan estar pendientes de si hay respuesta o no. Lo mismo pasa al momento de contestar nuevamente. No lo hagamos instantáneamente, casi desesperados. Tomémonos un rato para pensar y recién ahí mandemos el mensaje. Por otro lado, intentemos no caer en usar emoticones o similares, o al menos no abusar del mismo siempre que sea posible, incluso si ella los usa con frecuencia. Si la invitamos por mensaje de texto, es fundamental que no sea en el primer mensaje. Mandemos un mensaje para tantear, y si hay respuesta, recién ahí o en otro mensaje hagamos la invitación. La invitación directa en un primer mensaje inesperado suele ser demasiado chocante, y es completamente evitable tomando una postura diferente. El mensaje de texto es súper versátil y será mucho menos directo que una llamada. En determinados casos puede ser clave. Jamás olvidemos su utilidad a la hora de construir de a poco algo, sumando de esta forma detalles que hacen que permanentemente nos tengan en su cabeza. Internet Internet generalmente es prejuzgado por la gran mayoría de la gente. En general, se piensa que quienes usan mucho internet y conocen gente por este medio, son nerds o geeks. La realidad es muy diferente hoy en día: todo el mundo usa internet, y especialmente, forma parte de redes sociales. Prácticamente no hay gente joven que no use alguna red social o algún programa de mensajería instantánea para chatear, por lo que no es para nada erróneo pensarlo como un posible medio para conocer gente. Los beneficios son múltiples: en primer lugar, no perdemos nada intentando. Podemos agregar decenas de mujeres, y alguna puede resultar fructífera. En segundo lugar, podemos hablar con ellas mientras hacemos otras cosas: de hecho, podemos estar en

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pijama en nuestra casa escuchando música mientras hablamos con varias a la vez. No solamente es muy práctico y cómodo, sino que además, no tiene costo económico alguno. Por último, podemos pensar bien cada cosa que decimos, ya que no es tan espontáneo como el mundo real. Especialmente si somos algo tímidos, internet puede ser una carta ganadora. De todas formas, el verdadero juego, inevitablemente, tiene que pasar frente a frente. Hay varias formas de moverse en el mundo de internet: 

Redes sociales:

Son la última moda. Todos las utilizan y quieren ser parte. En general, las redes sociales son Facebook, Myspace u Orkut. En este tipo de páginas, básicamente uno hace un perfil, donde sube fotos e información variada, y tiene actividades. Puede chequear los perfiles de otra gente, y agregarla como amiga. Por más que no lo parezca, la utilidad que puede tener es enorme. Lo que requiere es bastante poco. Todo lo que sea hecho ahí, será visto por cientos de personas que nos tendrán como amigos, por lo que efectivizamos muchísimo nuestro costo. Tener un buen perfil puede hacerse en minutos, y de ahí de a poco ir actualizando y mejorando mientras conocemos gente. Eso queda para siempre, y es algo que nos sirve para demostrar que somos interesantes, tenemos buena vida social y tener puntos en común con otra gente. Un buen perfil, donde nos vendamos bien, con actividades que llamen la atención y rodeados de gente que cualquiera quisiera conocer, siempre sumará puntos e incluso hará que más de una vez caigan solas las candidatas con ganas de conocernos. Hoy en día, creo que son la mejor apuesta que podemos hacer, porque uno puede desinteresadamente agregar a alguien y arrancar una conversación, siguiendo un poco los lineamientos básicos que se usan también al conocer gente en persona. En definitiva, es casi el mismo juego y los mismos pasos a seguir, pero más lentamente y con reglas levemente diferentes. ¿La ventaja? Podemos apuntar masivamente a muchos objetivos, incluso simultáneamente. Además, podremos tener en un mismo lugar a múltiples objetivos interesantes. Si apuntamos a un nicho muy acotado de mujeres (ejemplo: modelos de alta costura) es mucho más probable que podamos jugarlas por internet que en persona, ya que, salvo que vayamos a los lugares específicos donde se encuentran (siguiendo con el ejemplo, sería un desfile). En general, no siempre es posible acceder a esos lugares, además de que suele pasar que finalmente nos cruzamos solamente una o dos de ese

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estilo. En internet, podemos jugar a cualquiera, como sea, siendo fundamental como el nexo para terminar viéndola en persona. Nuestro perfil no tiene que ser la carta ganadora: es simplemente un punto de referencia para ella. Lo importante será lo que digamos después… pero como primer paso, sirve. De hecho, incluso sirve como parte del juego si conocemos a la chica personalmente: la agregamos en la red social (por ejemplo Facebook), y ella al ver y reasegurarse que somos alguien interesante, recrea en su mente las ganas que tiene de estar con nosotros. Es increíble como incluso puede hacer que crezca muchísimo la atracción en la otra persona. Más de una chica verá nuestro perfil permanentemente, construyendo sin que ni siquiera movamos un dedo atracción de su parte. Sabrá de nuestra vida, incluso más que si se lo hubiéramos contado nosotros. Sabrá con quién nos rodeamos, qué nos gusta hacer, qué música nos gusta, y cualquier otro dato de interés. Sin darse cuenta, será parte de nuestra vida… y eso, juega a nuestro favor si nuestro perfil es bueno. Facebook trabaja para nosotros incluso cuando no estamos. Es como el dinero, que genera más dinero sin siquiera trabajar... ¡facebook hace lo mismo! Ross Jeffries decía que las mujeres suelen incrementar su atracción (o hasta enamorarse) no de las cosas que hacemos, sino más bien de las que saben que se pierden cuando no están con nosotros. Esta es la causa por la que es clave dosificar y no abrumar demasiado a una mujer, siempre dejarla con ganas de más. ¿Saben qué hace una mujer que nos quiere ver, y por alguna razón no lo puede hacer? Va a facebook, a mirar nuestras fotos, chusmear en qué andamos, quiénes nos hablan y cómo es nuestra vida... lo cual, de contar con un buen perfil, genera atracción. Piénsenlo, seguro hacen lo mismo con sus ex o con las mujeres que les gustan. Van, miran su muro a ver qué anda pasando, miran sus fotos a ver dónde anduvo, etc. Incluso, más de una vez miran mil veces sus fotos nuevamente, sin explicación. Esto genera, inconscientemente, la sensación de conocer mucho más a la persona, y especialmente, si lo que muestra es bueno, se termina idealizando al otro. Mujeres increíbles que conocí mediante facebook me han dicho que "era lo que ellas buscaban" sin siquiera habernos visto más de un par de veces. Es increíble el poder que puede tener, porque trabajamos en la construcción de nuestro perfil una vez, y después sigue trabajando para nosotros con todas las mujeres las minas, a largo plazo... ¡es una inversión presente y a futuro! Las fotos son clave. Hay que tener sólo buenas fotos subidas en nuestro perfil, todo lo que nos haga ver bien. Filtremos, no subamos fotos de relleno en cantidad. No solamente debemos tener fotos donde estéticamente nos veamos geniales, sino que además también acompañados de otra gente y haciendo cosas positivas. La idea es tener

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fotos casi casuales, pero que se vean bien. Lo que esté excesivamente preparado y se note, no va a sumarnos demasiado. Será mejor tener una foto casual en la playa donde se aprecie nuestro cuerpo (si es que fuera uno de nuestros puntos fuertes) en vez a tener una autofoto en nuestra habitación, mostrando egocéntricamente los frutos del gimnasio… la primera, es positiva mientras que la segunda resta más de lo que suma porque parece que estuviéramos como intentando demostrar demasiado, ya que es como muy planificado. Evitemos este último tipo de fotos. ¿Qué fotos mira la gente? En general, se limitan a ver las fotos del perfil, y como mucho, las fotos de la playa… sí, a todos nos da curiosidad ver a la otra persona con un poco menos de ropa, como si fuera por casualidad. Fotos que no recomiendo subir: * La foto de uno mismo borracho, semi-destruido en un boliche. * La autofoto frente a un espejo, menos que menos si es con celular, ¡y aún peor si es en un baño! * La foto posando sin remera, especialmente en lugares que no sea una playa o donde se espere estar naturalmente así. * Fotos haciendo cosas asquerosas o desagradables. * Fotos donde haya violencia, maltrato a animales o similares. * Fotos con exceso de sombras, donde no se nos ve la cara por el flequillo, o cualquier foto "engañosa". * Fotos en lugares decadentes (fondos que incluyen la habitación de nuestra hermanita, paredes que se caen a pedazos, fotos con desorden detrás, etc.) * Fotos con fea ropa, o donde nos mostramos muy desprolijos / descuidados Fotos que son interesantes para subir: * Fotos al aire libre. * Fotos de viajes. * Fotos realizando actividades interesantes. * Primeros planos, con mucha luz, con una buena cámara. * Fotos haciendo deportes. * Fotos con amigos / mujeres. * Fotos en lugares interesantes, que den status (barcos, hoteles de lujo) * Fotos aventureras o de deportes extremos (alpinismo, trekking, snowboarding, etc.) * Fotos sonriendo. En lo posible, con buena luz. Mostrarnos tal cual somos, pero con buena ropa y que hayamos salido bien. * No ocultar los ojos. Las fotos con lentes de sol, quitan una de las cosas que más miran las mujeres (los ojos). Transmiten mucho. Una o dos fotos con lentes, va... pero si en todas estamos así, no da.

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Obviamente, todo es relativo. En mi perfil, se puede encontrar alguna que otra autofoto aislada, como así también alguna con lentes de sol. La idea es que sean excepciones a la regla, y que sean muy cautelosos con las fotos que suben. Algunas otras son directamente indebatibles y no deben ser subidas bajo ningún contexto. En caso de duda, en general, lo mejor es no subir la foto debatible en particular. Es preferible tener un perfil discreto y minimalista, a tener uno lleno de fotos que no demuestren lo que queremos mostrar. Vale recordar que las reglas generales de lo que genera atracción, siguen vigentes en este aspecto, por lo que cualquier cosa que muestre esas cualidades será útil para lograr lo que buscamos. Si sabemos usar photoshop, puede ser un gran aliado de nuestras fotos de perfil. Lo único que no hay que hacer es tener fotos demasiado irreales: en general, con tocar un poco el juego de luces de la foto ya se pueden lograr grandes cambios, pero si vamos a hacernos un cutis perfecto, tallar nuestro cuerpo y cambiarnos el color de ojos, definitivamente vamos mal. Si se hacen pequeños retoques deben ser muy sutiles y que no alteren la esencia de la foto. A la hora de conocer gente, que parezca que genuinamente nos interesa (de hecho, así debería ser realmente). No tiene porqué saber que la agregamos porque tiene una buena foto, sino que compartimos algún gusto musical, o nos gusta lo que hace. Con eso tendremos como para empezar a hablar, como si fuera una buena apertura, y de ahí podemos ir variando como progrese… las redes sociales dan, también, para muchas coincidencias: gente en común, por ejemplo, es algo muy común, y nos hará aprender mucho de la otra persona. Usémoslo a nuestro favor. Lo más importante es siempre tratar de ser normal, pero de una forma interesante haciendo énfasis en esto porque justamente no buscamos ser ningún bicho raro y en internet es mucho más probable que alguien pueda pensar en la posibilidad de que lo seamos, ya que muchos son reticentes a conocer gente por este medio. Mientras no hagamos nada muy fuera de lo común y actuemos normalmente, sin sonar desesperados, buscando una charla sincera, es posible que tengamos más chances de tener éxito. Algo muchas veces descuidado de Facebook es la capacidad que tiene de hacer que podamos acceder a gente fuera de nuestro círculo social. Tranquilamente, podemos entrar a un grupo de modelos o actrices, y agregar algunas probando suerte… y llegar a establecer contacto con ellas. Lo mismo pasa si tenemos contactos importantes: por ejemplo, el dueño de un boliche, un diseñador de moda, un modelo masculino, un productor de televisión o similares pueden tener contactos muy interesantes que podemos explotar, además contando con la tarjeta de presentación “soy amigo de…” que lo hace mucho menos interesado.

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Dependiendo de lo que busquemos, podemos formar parte de grupos que busquen lo mismo. Supongamos: queremos conocer gente de la alta sociedad, multimillonarios. No es tan difícil acceder, ya que simplemente basta con buscar algunos contactos que sepamos que lo son, y revisar sus amigos… o bien formar parte de grupos que sepamos que son miembros, como por ejemplo, los de los colegios más elitistas del país. Una pequeña búsqueda sobre cuáles son esos colegios, o los lugares que frecuentan, o las actividades que realizan, y ya tenemos acceso a su mundo. Con internet, este tipo de cosas son mucho más fáciles de hacer… sin gastar dinero, sin perder tiempo, sin arriesgar nada. ¡El resultado puede ser increíblemente bueno! Es más, les doy un ejemplo claro. Pueden usar todo el trabajo que haya hecho otra persona a su favor. En su caso, por ejemplo, podrían agregarme a mí a Facebook y revisar mis amigos. Meses de trabajo sacando amigos (y amigas, claro está) de otra gente interesante, que instantáneamente se suma a su trabajo. De repente, pueden agregar una decena de mis amigas más interesantes, con las que tengan cosas en común o simplemente les guste su perfil, con el simple hecho de tenerme de amigo… y yo hacer lo mismo con mis amigos, y así. Como habrán notado, en general lo que hagamos tiene respuesta. Si yo le firmo a alguien en su muro, probablemente firmará el mío. De esta forma, podemos obtener firmas y parecer populares, queridos o bien interesantes. No hace falta abusar, con tener algunas firmas o comentarios alcanza y sobra para demostrar buen valor social. Eso sí: siempre evitemos cualquier tipo de mensaje que haga alusión a su belleza física, como así tampoco demostrar interés. Palabras como linda, belleza, bebé, muñeca, diosa o similares deben estar completamente fuera de nuestro vocabulario con las mujeres que recién conozcamos, ya que parecerá más que somos desesperados en vez de un piropo. Hagamos lo que hagamos, seamos selectivos. Tener un perfil con 1000 amigos, de los cuales 900 son mujeres hermosas… no será positivo para nuestra reputación. La idea es otra. No buscamos agregar masivamente gente, sino más bien seleccionar los perfiles más interesantes y ver hasta donde podemos llegar. Si algo no funciona, podemos borrarlos porque tenerlos “porque sí” no suma demasiado, salvo que sea gente que nos hace buenos comentarios a nuestras fotos o bien tiene más amigos en común que nos sirvan. ¡Recordemos que todo lo que hagamos en este tipo de páginas será visto por los demás siempre! 

Páginas de citas, para conocer gente:

Con el boom de internet, también hay muchas páginas destinadas a que la gente que está sola consiga pareja. Su función es similar a la de muchas redes sociales, pero se centran básicamente en eso: quien está ahí, está buscando conocer gente. Es demasiado obvio y

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demasiado expuesto, además de que es muy difícil encontrar alguien que nos atraiga realmente o que no esté desquiciado o con algún problema raro ahí. Personalmente, me parece muchísimo mejor usar redes sociales que no tengan como única finalidad eso. Páginas de este tipo son todas las que ponen puntajes a nuestras fotos, como por ejemplo Zoosk o Badoo. En general, este tipo de páginas son más frecuentadas por hombres que por mujeres, por lo que tendremos muchísima competencia especialmente considerando que las mujeres que están en juego probablemente no tengan demasiado valor ya que si lo tuvieran, tendrían otras formas menos expuestas de conocer gente. Una mujer formando parte de este tipo de páginas en suele tener un cartel luminoso que dice “estoy desesperada”, y no son lo que la gran mayoría de los hombres busca… salvo que realmente estemos desesperados también. Aún así, estas páginas pueden ser efectivas especialmente porque el simple hecho de ser parte hará que algo pueda caernos del cielo, y si venimos en una mala racha, puede ser muy efectivo. La gente que forma parte de estas páginas está predispuesta a conocer gente, al punto tal que si mandamos la cantidad suficiente de solicitudes (sin discriminar demasiado) es posible que algo lleguemos a conseguir. En mi caso, formé parte de una de estas páginas por cerca de dos semanas, y no vi nada que me interesara (y eso que recorrí bastantes perfiles), pero si hay algo que debo admitir es que más de una mujer se mostró interesada por mí, lo cual es bastante considerando que yo no había hecho nada para que así fuera. Depende de lo que busquemos, pero creo que para arrancar y tenerlo como opción, sirve. Eso sí, cuidaría que cualquier persona conocida sepa que tenemos un perfil en este tipo de páginas: eso hará que sea una demostración de bajo valor instantánea, y nos pueda jugar en contra para un futuro, sea quien sea la persona que vea nuestro perfil. En lo personal, preferiría ni formar parte de este tipo de páginas… hay mejores peces en el mar, y no hace falta llegar a este tipo de cosas para conocer gente, especialmente sabiendo que contamos con herramientas mucho más efectivas para lograrlo (¡o al menos esa es la idea de este libro!) 

Programas de mensajería instantánea:

En general, son el segundo paso después de conocer a alguien MSN, AIM, Yahoo Messenger, Google talk y similares son especialmente útiles una vez que vimos el perfil de la otra persona, y queremos tener una charla un poco más espontánea que no sea responder mensajes o mails cada determinado tiempo. La utilidad de este tipo de programas es mucha, pero no hay que abusar: mientras nuestra vida no pase por aquí, podremos sacarle todo el jugo que tienen para ofrecer.

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Básicamente, es lo mismo que hablar por teléfono pero con la diferencia que se hace en forma escrita. Debemos tener en cuenta un par de detalles: en primer lugar, las faltas de ortografía son un factor que no debemos descuidar. No hay nada peor que una persona culta, charlando con alguien agradablemente, y que de repente se note que escribe demasiado mal. Los errores de ortografía pueden ser la diferencia entre querer conocer a alguien o no. Sea como sea, no descuidemos este detalle que es fundamental. Tampoco es interesante que una persona escriba mal “a propósito”, como está de moda últimamente entre los adolescentes. Escribir bien siempre es un bonus, incluso cuando la moda indique lo contrario. Jamás quedaremos mal parados escribiendo bien… salvo que seamos excesivamente formales, lo cual puede parecer que no tenemos conciencia social: es MSN, no es una carta al presidente lo que estamos escribiendo. Una cosa es no tener faltas de ortografía, otra es respetar todas las mayúsculas, signos de admiración o interrogación de apertura y cerrado, etc. Bien, este tipo de programas son algo así como el punto medio entre la red social y el mundo real. Desde aquí, podemos sacar un teléfono y llevar las cosas a la realidad, que es lo que realmente buscamos en definitiva. Mientras lleguemos a eso, estamos bien, pero incluso se puede extender en el tiempo el uso de estos programas: además de llevar las cosas a la realidad, puede ser un buen pasatiempo para construir confort charlar por este medio. No requiere demasiado, ya que mientras lo hacemos, podemos realizar otras actividades cotidianas.

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BIBLIOGRAFIA Alexander, John – “How to become an alpha male” Arnold, Magda – “Emotion and personality” Baker, Robert – “Sperm wars” Bandler, Richard y Grinder, John – “Frogs into princes” Brad P. - “The Shocker” David X – “Be relentless” Dawkins, Richard – “The selfish gene” De Oliveira Cézar, Janick – “Infidelidad” De Angelo, David – “Double your dating” Elise, Wayne (Juggler) – “How to be a pick-up artist” Fast, Julius – “The body language of sex, power and agression” Fusaro, Fabio – “Mi novia, manual de instrucciones” Gladwell, Malcolm – “Blink: the power of thinking without thinking” Glover, Robert A. - “No more Mr. Niceguy” Greene, Robert – “El arte de la seducción” Greene, Robert – “Las 48 reglas del poder” Hall, Edward T. – “The hidden dimension” Helitzer, Melvin – “Comedy Writing Secrets” Hill, Napoleon – “Think and grow rich” Jeffries, Ross – “Secrets of seduction” Luna, Mario – “SexCode” MacLean, James – “The triune brain in evolution” Marks, Jonathan – “What it means to be 98% chimpanzee” Miller, Geoffrey – “The mating mind” Nash, John - "Equilibrium points in n-person games" Paenza, Adrián – “Matemática, ¿estás ahí?” Pease, Allan – “Body Language” Perez, Carlos Martín – “El gran juego” Ridley, Matt – “The red queen” Savoy, Nick – “Magic bullets” Strauss, Neil – “The Game, penetrating the secret society of pick-up artists” Swinggcat – “Real world seduction” Tieger, Paul – “The art of speedreading people” Von Markovic, Erik (Mystery) – “The Mystery Method”

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AGRADECIMIENTOS En primer lugar, quiero agradecerle a todos los que, en mayor o menor medida, hicieron posible que este libro llegara a sus manos. A mi familia, por haberme dado todo lo que necesité en mi vida para poder ser uno de los privilegiados que puede hoy en día elegir la vida que quiere vivir. A mis amigos, por el apoyo constante. A todos aquellos que conocí en la comunidad, por darme su visto bueno y motivarme cuando quería dejar todo por la mitad. A Lucas (Cobbler), por haber leído y releído este libro, a fin de corregir hasta el último detalle. Gracias, mil gracias, además, por ser mi wing ideal, y por sobre todas las cosas, un amigo de fierro. A Julián (Trick), por el apoyo constante y por ser quien más pilas le pone para que esto se expanda, además de ser un excelente amigo. Por último, me gustaría agradecerte a vos, lector, por haber llegado hasta acá y haberme dejado, quizás, ser una pequeña parte de tu vida al ofrecerte una mirada diferente del mundo. Ahora queda en vos hacerlo realidad. Contame tus progresos en: http://www.artedellevante.com.ar o bien por mail a [email protected] ¡Muchas gracias a todos!

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