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El estudio del ciclo vital a partir de historias de vida: Una propuesta práctica. Book · January 2006
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2 authors: Feliciano Villar
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EL ESTUDIO DEL CICLO VITAL A PARTIR DE LAS HISTORIAS DE VIDA: UNA PROPUESTA PRÁCTICA
FELICIANO VILLAR CARME TRIADÓ
Departament de Psicologia Evolutiva i de l’Educació Universitat de Barcelona
ÍNDEX
ÍNDEX EL ESTUDIO DE LAS TRAYECTORIAS VITALES.............................................................................9 EL DESARROLLO DESDE FUERA: LAS TAREAS EVOLUTIVAS Y LA PSICOLOGÍA DEL CICLO VITAL....9 Erikson y el concepto de tarea evolutiva...........................................................................11 Psicología del Ciclo Vital.................................................................................................17 Un nuevo concepto de desarrollo................................................................................18 El papel de la adaptación...........................................................................................20 EL DESARROLLO DESDE DENTRO: LAS HISTORIAS VITALES...................................................24 Las historias vitales: cuando el yo es el protagonista.........................................................25 La historia vital: ¿texto o representación mental?..........................................................26 Entender las historias vitales: dimensiones clave...............................................................29 La coherencia en las historias vitales...........................................................................29 Historias vitales y cultura...........................................................................................31 La historias vital como fenómeno abierto y dinámico.....................................................33 Historias vitales y verdad...........................................................................................34 Funciones de las historias vitales: ¿para qué nos sirven?....................................................36 La función directiva...................................................................................................36 La función social.......................................................................................................38 Historias e identidad.................................................................................................40 Historias vitales, memoria y recuerdo..............................................................................44 Memoria autobiográfica e historias vitales....................................................................44 Reminiscencia e historias vitales.................................................................................46 Recuerdos personales y envejecimiento...........................................................................51 HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA......................................................................................57 LA ENTREVISTA................................................................................................................57 La entrevista como instrumento de recogida de datos........................................................57 Tiempo, ritmo y lugar de la entrevista .........................................................................59 Actitud del entrevistador............................................................................................60 La entrevista, los roles y a quién entrevistar.................................................................62 La entrevista como proceso comunicativo....................................................................64 Fases de la entrevista....................................................................................................65 Errores frecuentes y cómo evitarlos.................................................................................69 Respuestas pobres....................................................................................................69 Seguimiento rígido de las preguntas............................................................................71 Respuestas ambiguas o incompletas............................................................................72 La transcripción de la entrevista......................................................................................74 EL ANÁLISIS.....................................................................................................................77 Estrategias de análisis...................................................................................................79 Niveles de análisis.........................................................................................................84 Primer nivel: las historias vitales.................................................................................85 Segundo nivel: las etapas y los dominios evolutivos......................................................92 Tercer nivel: los episodios vitales................................................................................93 UN EJEMPLO: LA HISTORIA DE VIDA DE MANUEL..................................................................97 Transcripción de la entrevista.........................................................................................97 Análisis de la entrevista...............................................................................................120 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS............................................................................................141
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EL estudio del ciclo vital aypartir historias de vida: Una Gramática Derecho financiero descriptiva tributario de de la las lengua II española I propuesta práctica
Factores que influyen en el proceso de la entrevista...........................................................59
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ocupa de describir, explicar y optimizar los cambios en el comportamiento humano a lo largo del ciclo vital. Es una tarea sin duda apasionante, pero también titánica. La vida de las personas y sus determinantes es enormemente compleja, lo que hace que la identificación
PREFACIO
El presente libro parte del marco de la Psicología Evolutiva, un disciplina científica que se
de los mecanismos que dan cuenta de los cambios (por no hablar del uso de ese conocimiento con fines optimizadores) resulte también muy difícil, cuando no una cuestión polémica en la que los desacuerdos entre investigadores parecen superar sus acuerdos. La mayoría de los investigadores evolutivos, sin embargo, adoptan un punto de partida basado en un supuesto común: tratan de objetivar el curso vital humano y sus cambios observándolos desde fuera, sin contar con el punto de vista de la persona que experimenta los cambios. Sin embargo, aunque esta posición es la mayoritaria, no es el único punto de vista desde el que podemos estudiar el ciclo vital humano. Una aproximación alternativa es la que tiene en cuenta cómo la persona cree que ha cambiado y cuáles son a su juicio los acontecimientos y tendencias más importantes en ese cambio. Tener en cuenta esta percepción de la persona en desarrollo, concretada por ejemplo en un relato sobre cómo se vivieron ciertos acontecimientos, puede ser interesante por varios motivos. En primer lugar, el comportamiento (o al menos aquella parte de nuestro comportamiento que podemos controlar y sobre la que podemos decidir) puede estar más influido por nuestra visión de cómo son las cosas que por las cosas mismas. Así, las personas inevitablemente se guían en numerosas esferas de su vida por sus creencias, por sus valores, con independencia de que se ajusten a la realidad o no, sean óptimas o no o incluso que sean moralmente aceptables o reprobables. Por ello, conocer cómo una persona cree que han cambiado y lo que ha determinado sus vida puede ayudarnos a comprender mejor a esa persona en particular y lo que puede mover a las personas en general. En segundo lugar, desde un punto de vista aplicado, es indudable que conocer el punto de
intervención psicológica, social y educativa. En su práctica diaria van a estar en contacto con personas, y comprender cómo esas personas dan (o no) sentido a sus vidas resulta esencial si queremos aplicar medidas optimizadoras. Así, adquirir las destrezas necesarias para generar estos puntos de vista, empatizar con ellos y saber analizarlos es un aspecto importante en la formación de estos profesionales. Por último, escuchar el punto de vista de las personas, las historias que elaboran sobre ellas mismos y ser capaz de entrar en su lógica nos va a proporcionar una gran experiencia vicaria: nos permite vivir vidas de los demás, aprender de sus aciertos y errores, ampliar nuestro propio punto de vista, crecer también nosotros como personas. Por todas estas razones, en el curso 2004-2005 pusimos en marcha en los estudios de Educación Social de la Universidad de Barcelona unas prácticas en las que los estudiantes de la asignatura ‘Psicología del Desarrollo’ tenían que recoger y analizar una historia vital. El sentido de las prácticas era complementar el tradicional estudio del desarrollo humano ‘desde fuera’ (tal y como se describe por las principales teorías evolutivas) que llevábamos a cabo en las clases con una perspectiva más subjetivista y aplicada, centrada en las historias
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EL estudio del ciclo vital aypartir historias de vida: Una Gramática Derecho financiero descriptiva tributario de de la las lengua II española I propuesta práctica
vista de las personas sobre las que se interviene es fundamental para los profesionales de la
vitales. Es en este contexto donde aparece la idea de elaborar un material que ayudase a los estudiantes por una parte a conducir una entrevista para obtener buenas historias de vida y por otra parte a transcribir, analizar e interpretar esas historias. De hecho, fueron los propios estudiantes quienes nos animaron a elaborar un material que cubrieses estos objetivos, dado que con frecuencia se quejaban, no sin razón, de la gran escasez de documentos sobre historias vitales en nuestra lengua. Así, este es el hueco que intenta ocupar un material como el presente. Nace con el objetivo de proporcionar a nuestros estudiantes (aunque también a cualquier interesado en el estudio de las historias vitales) algunos elementos para profundizar en su comprensión y análisis de historias vitales. Su orientación es fundamentalmente práctica y aspira a ser un material utilizado en el aula, útil tanto para los estudiantes como para los profesores interesados en las historias vitales y su valor como elemento formativo. A partir de este material, el profesor puede planificar una actividad práctica de amplio alcance, que complemente créditos de psicología evolutiva (y especialmente los centrados en el desarrollo más allá de la infancia) en estudios como los de Psicología, Educación Social o Pedagogía, entre otros. Por todo ello, el presente material no pretende ser una obra completa ni definitiva sobre las historias de vida y somos conscientes que nos dejamos en el tintero muchos de los enfoques existentes para el análisis de las historias vitales (ver, por ejemplo, Riessman, 1993). De hecho, los contenidos incluidos se han seleccionado guiándonos especialmente por el criterio de la posible utilidad para un lector que quisiera llevar a cabo una recogida y análisis de historias vitales. A pesar de esto, no es sin embargo un libro únicamente orientado a la práctica. También se aportan algunos conceptos con los que queremos profundizar en la comprensión de lo que representa una historia vital y en qué sentidos es importante y cumple una serie de funciones para la persona que la construye. Hacerlo de otra manera hubiese sido ofrecer una serie de recetas prácticas vacías de sentido y desperdiciar la oportunidad de señalar los vínculos de las historias vitales con muchos conceptos más consolidados en la Psicología Evolutiva El libro se estructura en tres grandes apartados. En el primero se trata de dotar al estudio de las trayectorias vitales de un marco conceptual, señalando cuáles son las aportaciones de las historias vitales y qué funciones pueden desempeñar. El objetivo de esta primera parte es disponer de una serie de conceptos que nos van a ser útiles para el posterior análisis de las historias vitales que recojamos. Aunque somos conscientes de que incluso
desde la
Psicología son diversas las disciplinas implicadas en esta discusión (por ejemplo, la Psicología Social o la Psicología de la Personalidad), daremos prioridad a la Psicología Evolutiva como disciplina que se ocupa precisamente del cambio del comportamiento a lo largo de la vida. Los aspectos a analizar en una historia vital y los procedimientos para llevar a cabo este análisis son el objeto de la segunda parte del libro. En ella se proporcionan pautas para obtener historias vitales mediante entrevistas semiestructuradas y criterios para transcribir las entrevistas y para poder interpretar esas historias. El enfoque en esta segunda parte pretende ser práctico, ofreciendo pistas y caminos que ayuden al lector a recoger y analizar sus propias historias vitales.
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se expone un ejemplo de historia vital junto con una propuesta de análisis. Sin embargo, al leer simplemente una historia vital recogida por otro creemos que el lector puede perderse gran parte de la ‘vida’ que está encerrada en esa historia, vida que se trasmite no sólo a
PREFACIO
Por último, siguiendo con este enfoque práctico el libro se cierra con un apartado en el que
través de lo que se dice, sino también en como se dice. Por eso hemos creído imprescindible complementar el libro con un material en audio en el que se incluye la grabación de la entrevista de ejemplo. En ese CD se incluyen además de otros ejemplos adicionales de entrevistas transcritas y analizadas (junto con las grabaciones de las que proceden. Estos nuevos ejemplos pretenden ayudar al lector a hacerse una idea más clara de la enorme variedad de historias vitales con las que puede encontrase y cómo ciertos procedimientos de
EL estudio del ciclo vital aypartir historias de vida: Una Gramática Derecho financiero descriptiva tributario de de la las lengua II española I propuesta práctica
análisis y como se adaptan ese contenido diverso.
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Como adelantábamos en la introducción, en la comprensión del comportamiento humano podemos adoptar dos grandes puntos de vista: x
Un punto de vista ‘externo’, objetivo, que trata de describir, explicar y predecir ese comportamiento, y cuyo objetivo es encontrar las relaciones causa-efecto que dan cuenta de cómo y porqué una persona se comporta del modo en que lo hace. De lo que se trata en este enfoque es de desarrollar teorías abstractas que puedan ayudarnos a explicar lo que de común tiene el comportamiento humano y su cambio a lo largo de la vida.
x
Un punto de vista ‘interno’, subjetivo, en el que lo importante no es conseguir explicaciones válidas para todas las personas, sino que se centra en la experiencia vital particular tal y como es percibida por cada persona particular. Lo que se intenta no es encontrar causas y efectos, sino comprender globalmente el comportamiento desde la perspectiva de su protagonista. Lo que importa en este enfoque son las razones, las
EL ESTUDIO DE LAS TRAYECTORIAS VITALES
EL ESTUDIO DE LAS TRAYECTORIAS VITALES
justificaciones, la percepción que la propia persona tiene de cómo y porqué se comporta de una determinada manera y toma (o ha tomado) unas decisiones y no otras. Ambos puntos de vista nos parecen importantes para llegar a comprender el curso de la vida y es la integración de ambos la que puede proporcionarnos una visión más completa del porqué las vidas se desarrollan de la manera en la que lo hacen, en qué se parecen las vidas de personas diferentes y qué es lo que hace que cada una de nuestras vidas tome un rumbo particular, nunca exactamente igual a otro. Sin embargo, en el intento por convertir las ciencias sociales y del comportamiento en unas
físicas, por ejemplo), la primera perspectiva tradicionalmente ha recibido más atención que la segunda. En el presente libro, sin embargo, vamos a ofrecer una visión más equilibrada y trataremos de combinar elementos de ambas: comenzaremos exponiendo algunos conceptos que nos parecen útiles desde el primero de los enfoques para entender el curso de las trayectorias vitales. Posteriormente, nos centraremos en la definición y estudio de las historias vitales, un ámbito de estudio que en su mayor parte se encuentra dentro de la segunda de las perspectivas identificadas. Al ser precisamente las historias vitales el centro del presente texto, pensamos que está plenamente justificado que en nuestra exposición prestemos algo más atención a esta segunda perspectiva.
EL DESARROLLO DESDE FUERA: LAS TAREAS EVOLUTIVAS Y LA PSICOLOGÍA DEL CICLO VITAL
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EL estudio del ciclo vital aypartir historias de vida: Una Gramática Derecho financiero descriptiva tributario de de la las lengua II española I propuesta práctica
disciplinas tan objetivas y científicas como lo puedan ser otras (las ciencias biológicas o las
La Psicología es la disciplina científica que se ocupa de la descripción, explicación y, en último término, predicción del comportamiento humano. Y, dentro de esta disciplina, la Psicología Evolutiva (o Psicología del Desarrollo) se interesa por los cambios de ese comportamiento a lo largo de la vida. Por ello, podríamos esperar que la Psicología Evolutiva nos proporcionase modelos y teorías dirigidos a esa descripción y explicación de las trayectorias vitales de las personas. Sin embargo, hasta hace relativamente pocos años esto no ha sido así. Una de las razones de ello es que la Psicología Evolutiva se ha ocupado tradicionalmente del estudio del desarrollo entendido como crecimiento y ganancia. Si el desarrollo es únicamente eso, entonces los únicos cambios vitales que interesan son aquellos que suceden en la infancia, cuando el crecimiento y la ganancia son indiscutibles. La consecuencia de ello es que la Psicología Evolutiva se transforma, en la práctica, en una Psicología de la Infancia y Adolescencia y que por ello las clásicas teorías evolutivas (la de Piaget, la de Vigotski) están referidas fundamentalmente a estos periodos tempranos de la vida. Debajo de este hecho está la idea de que los cambios vitales seguirían un modelo en forma
Capacidades
de U invertida, como el que podemos observar en la siguiente figura:
Infancia
Mediana edad
Vejez
De acuerdo con el este modelo, la vida presentaría tres grandes fases: x
En la primera, que comprendería la infancia y adolescencia, se produciría un crecimiento y progreso en todas las capacidades y funciones psicológicas.
x
En la siguiente fase estas capacidades y funciones se mantendrían relativamente estables en niveles óptimos.
x
Por último, se produciría en la vejez un proceso de declive de capacidades y funciones, más acentuado a medida que transcurren los años. Este proceso de declive sería, en este sentido, contrario al proceso de crecimiento en la infancia.
Este modelo en forma de U invertida, que parece funcionar relativamente bien cuando hablamos de capacidades y funciones de carácter biológico, es muy dudoso que pueda
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bienestar subjetivo, las relaciones sociales, etc.) y, en todo caso, es una visión que inclina a mirar de manera pesimista el cambio las personas más allá de la juventud. Estas ideas sobre el desarrollo, que lo confinan exclusivamente a la infancia, no son compartidas por todos los investigadores evolutivos. Por ejemplo, Erikson es uno de los autores que niega esta reducción del concepto de desarrollo a la infancia y lo expande a lo largo de toda la vida. Posteriormente, los autores vinculados a una corriente teórica que se ha denominado Psicología del Ciclo Vital, han propuesto también un nuevo concepto de desarrollo que incluya el cambio durante toda la vida, no sólo el cambio en las primeras etapas. De esta manera, toda la vida pasaría a ser objeto de interés y estudio por parte de la Psicología Evolutiva. Son precisamente estas propuestas las que más nos interesan desde la perspectiva de este texto, ya que las historias de vida, por definición, no se restringen a ciertos periodos de la vida sino que incluyen el cambio en todos ellos. Por esta razón, exponer brevemente ambas propuestas, la de Erikson y la de la Psicología del Ciclo Vital, nos va a proporcionar algunos conceptos que serán de utilidad en el posterior análisis e interpretación de las historias vitales.
EL ESTUDIO DE LAS TRAYECTORIAS VITALES
aplicarse a capacidades y funciones psicológicas y sociales (la inteligencia, la memoria, el
Erikson y el concepto de tarea evolutiva
Erik Erikson es indudablemente uno de los grandes autores dentro de la Psicología Evolutiva, y su teoría destaca por ser una de las primeras que afronta el desarrollo desde una perspectiva que incluye todo el ciclo vital humano. Aunque formado en el psiconálisis freudiano, pronto marca distancias respecto a él y adopta una postura mucho más centrada en la importancia de los factores sociales y de las propias competencias de la persona como
producto de la lucha entre la conciencia y fuerzas inconscientes e instintivas de naturaleza biológica, en Erikson la conflicto también es importante para forjar el curso de la vida, pero un conflicto que se plantea entre la persona y los desafíos que la sociedad le plantea en cada momento evolutivo. Erikson (2000) plantea una visión del ciclo vital entendida como una secuencia de encrucijadas en las que el yo, la persona, se ha de enfrentar a ciertos compromisos y demandas de la sociedad. Si esos retos se superan con éxito suponen una expansión del yo: la persona madura, incorporando nuevas competencias. Si por el contrario el yo no es capaz de manejar las exigencias sociales, puede llegar a estancarse, haciendo más difícil la resolución de posteriores encrucijadas. Desde este punto de vista, el ciclo vital se contempla como un proceso abierto en el que se pueden dar tanto pérdidas como ganancias en las diferentes edades, en función de si se resuelve o no cada una de las encrucijadas típicas de cada momento vital. Puede haber maneras de hacerse mayor ciertamente muy negativas, dominadas por el aislamiento, con sentimientos de culpa, de depresión y con temor a la muerte, pero también hay muchas otras altamente positivas, como por ejemplo cuando el individuo es capaz de expandir su capacidad creativa, de comprometerse con su entorno y de
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elementos que acaban configurando la trayectoria vital. Si en Freud esta trayectoria es el
asumir los errores y éxitos que ha cometido conservando un sentimiento de satisfacción con la vida que ha llevado. ¿Cuáles son las encrucijadas, los temas típicos con los que se ha de enfrentar la persona a lo largo de su vida? Erikson (2000) diferencia ocho encrucijadas, que definen ocho etapas fundamentales en la vida de las personas. Las cuatro primeras corresponden a la infancia, mientras que las cuatro últimas son propias de la adolescencia y edad adulta.
Etapa 1: Confianza básica frente a desconfianza El bebé nace dentro de un mundo social que aprende a conocer poco a poco. A partir de estas interacciones tempranas con sus cuidadores, trata de predecir el mundo que le rodea, de encontrar una consistencia en las acciones de sus cuidadores para llegar a confiar en ellos como personas que van a satisfacer sus necesidades. Este sentido de confianza en quieres le rodean es la cualidad que se gana si se supera con éxito esta encrucijada. La confianza es la expectativa de que, a pesar de la posibilidad de experimentar malos momentos en el presente, las cosas mejorarán en el futuro, y es el motor que mueve al niño a implicarse en el mundo y afrontar nuevos desafíos. Si, por el contrario, estos cuidadores rechazan al bebé o no son capaces de atender satisfactoriamente sus necesidades, el bebé no adquiere esta sensación de seguridad y confianza, lo que comprometerá hasta cierto punto la resolución de posteriores encrucijadas.
Etapa 2: Autonomía frente a vergüenza y duda Durante el segundo y tercer año de vida el niño se enfrenta básicamente a una progresiva necesidad de hacer elecciones y ejercer control, elecciones que pondrán en juego un sentido de autonomía personal. Se comienza a decidir: los niños quieren comer solos, vestirse solos, se mueven solos, se oponen a veces a los deseos de sus padres, etc. Esta tendencia a la autonomía ha de ser compatible, sin embargo, con las reglas y normas sociales impuestas a través de los padres y con los deseos de las personas que rodean al niño. Cuando el compromiso entre ambas fuerzas se logra, el niño adquiere la cualidad de la voluntad, definida como la capacidad de ejercer el libre albedrío dentro de unos límites de autocontención, controlando los propios impulsos. Cuando esta encrucijada no se resuelve adecuadamente, el peligro está en que el niño caiga en la duda (desconfiando de sus propias posibilidades de acción) o la vergüenza (teniendo la sensación de que los otros desaprueban nuestras acciones).
Etapa 3: Iniciativa frente a culpa El tema fundamental de esta etapa es la iniciativa, la instrumentalidad, la capacidad para establecer metas personales, planes para conseguirlas y perseverar en el intento aun ante la presencia de dificultades. Este comportamiento orientado a metas a veces se enfrenta con la realidad del fracaso: a veces nuestros planes no son acertados, o son incompatibles con los
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que el niño se sienta culpable. El niño ha de asumir las normas para que sus planes sean realistas. El papel de la familia, promoviendo la participación del niño en actividades compartidas y contando con su opinión, ayuda a superar esta encrucijada y a que el niño adquiera una nueva cualidad, el propósito, que le permitirá perseguir de manera realista metas valoradas.
Etapa 4: Diligencia frente a inferioridad En esta etapa, cuyo inicio coincide con el comienzo de la escolaridad formal en la mayoría de culturas, el niño ha de afrontar el aprendizaje de importantes competencias, habilidades y herramientas culturales, especialmente en el ámbito académico. Su rendimiento, además, se ve confrontado con el de un grupo de iguales, con los que se espera que también sea capaz de trabajar y jugar. El peligro de esta etapa es que de esta comparación con los iguales resulte un sentimiento de inferioridad e inadecuación. La resolución de este dilema, sin embargo, aportará al niño una cualidad que Erikson denomina competencia, o la capacidad para emplear nuestros
EL ESTUDIO DE LAS TRAYECTORIAS VITALES
planes de los demás, o chocan contra prohibiciones. Estas incompatibilidades pueden hacer
recursos y habilidades en tareas culturalmente relevantes.
Etapa 5: Identidad frente a confusión Esta es la etapa vinculada a la adolescencia. El adolescente experimenta tanto unas transformaciones corporales aceleradas como nuevas demandas por parte de las personas que le rodean. El adolescente ha de elaborar una imagen realista de sí mismo que incluye unos primeros compromisos tanto en el plano interpersonal (cómo me comporto con las
o cuáles me gustan y cuáles no) o ideológico (en qué cosas creo, cómo me gustaría que fuese el mundo en el que vivo). El éxito en estos compromisos otorga al adolescente un sentido realista de futuro. Sin embargo, ante todas estas presiones el adolescente tiene el riesgo de caer en una confusión, una situación en la que se ve superado por todas las opciones a su disposición y por la necesidad de tomar decisiones, lo que puede conducir bien al establecimiento de compromisos precipitados, bien a no comprometerse en absoluto y carecer de un proyecto de futuro.
Etapa 6: Intimidad frente a aislamiento Tras haber conseguido establecer una identidad personal en la etapa anterior, durante la adultez temprana (típicamente en los años comprendidos entre los veinte y los treinta), la persona se ve en la encrucijada de arriesgarla comprometiéndose de manera íntima con otra persona. Si la crisis se resuelve con éxito, se consigue llegar a un estado de confianza mutua, a una fusión de identidades sin perder nada de la propia. La unión con otra persona también permite genera un proyecto vital compartido y regular conjuntamente los ciclos del
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personas y que efecto produzco en ellas), académico (en qué ámbitos de actividad soy bueno
trabajo, la procreación y el ocio. La superación de esta fase conduce a que la persona se refuerce con una nueva cualidad: la capacidad de amar. Si la persona no es capaz de establecer estos compromisos íntimos (que no necesariamente han de ser siempre de carácter romántico), existe el peligro de caer en el aislamiento, en un distanciamiento de las demás personas, que son vistas como una amenaza para la propia identidad.
Etapa 7: Generatividad frente a estancamiento Una vez logradas ciertas metas en la vida en pareja, la persona de mediana edad se enfrenta a la necesidad de ser generativo, de crear cosas que vayan más allá de él mismo y su pareja para comprometerse con un grupo mayor, ya sea este el grupo familiar, la comunidad o la sociedad en sentido amplio. La persona que es capaz de ser generativo es útil a los demás, se preocupa por sus necesidades, es consciente de que necesita ser necesitado y consigue unos niveles de productividad y satisfacción elevadas en todas las esferas de su vida, mostrando una preocupación por la guía y aliento de aquello que ha creado y que va a sobrevivirle. Muchas personas canalizan esta generatividad a través de los hijos, pero se puede expresar también de muchas otras maneras: el compromiso político, el trabajo, etc. Si esta necesidad generativa no se satisface, existe la posibilidad de caer en el aburrimiento y el egoísmo, de no ser capaz contribuir al bienestar de los demás en sentido amplio y centrarse sólo en uno mismo, valorando la seguridad y el confort personal por encima de la asunción de nuevos desafíos vitales. Es lo que Erikson denomina situación de estancamiento.
Etapa 8: Integridad del yo frente a desesperación En la última etapa de la vida, la vejez, la persona se enfrenta ante lo inevitable de la muerte y la presencia de unas perspectivas de futuro recortadas. De acuerdo con Erikson, en ese momento la persona tendería a hacer un repaso de su propia vida. Cuando este reto se lleva a cabo satisfactoriamente, la persona siente que ha merecido la pena vivir, esta satisfecho con las decisiones tomadas a lo largo de la vida y las acepta como apropiadas dadas las circunstancias en las que se tomaron. La vida se contempla como un todo significativo. Por el contrario, una resolución negativa de la crisis propia de esta etapa conllevaría arrepentimiento y remordimientos en relación a decisiones tomadas en el pasado. La persona se siente desilusionada y apesadumbrada debido a las equivocaciones que siente que ha cometido. Querría dar marcha a tras y desandar lo andado tomando otro camino, pero a la vez es consciente de que ya no hay vuelta atrás y de que el tiempo que le queda es ya muy poco, ve la muerte cercana y con temor.
La propuesta de Erikson subraya como las personas se enfrentan a una serie de conflictos o encrucijadas vinculadas a determinada edad o momento de la vida. Dejando de lado el modo de afrontar los retos (y la resolución positiva o negativa de las encrucijadas), la misma idea de existencia de una secuencia normativa de retos vinculados a edades se recoge en el
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definen por grandes temas típicos de una determinada edad, las tareas evolutivas son metas mucho más específicas que la persona ha de conseguir cuando se acerca determinado momento de la vida. Estas tareas se organizan en un ‘calendario evolutivo’ que nos permiten formarnos expectativas acerca del nivel de desarrollo y de la situación social típica a determinada edad. Por ejemplo, al imaginarnos a una persona de 40 años, evocamos las tareas que se supone que ya ha tenido que cumplir (en el caso de una persona de 40 años, tener una pareja estable, tener hijos todavía no adultos, disponer de un trabajo también estable, mostrar primeros signos físicos de envejecimiento, tener padres que comienzan a tener una salud frágil, etc.) Al igual que Erikson, Havighurst también propone que las tareas en cierta medida están vinculadas entre sí, de manera que conseguir una facilita y allana el camino para conseguir otras en el futuro. Por ejemplo, aun cuando no es obligatorio, suponemos que quien ha completado la tarea evolutiva ‘tener un hijo’, ha completado antes otras, como ‘tener un trabajo’, ‘independizarse de los padres’ o ‘tener un trabajo estable’. No es obligatorio, pero si
EL ESTUDIO DE LAS TRAYECTORIAS VITALES
concepto de tarea evolutiva, propuesto por Havighurst (1972). Si las etapas de Erikson se
no sucede así nos podemos preguntar porqué no y podemos incluso vaticinar posibles dificultades. Así, conseguir cierta tarea implica haber alcanzado antes un determinado nivel de madurez física, psicológica o social. La existencia de este calendario evolutivo socialmente construido, que marca una serie de expectativas respecto a la manera de crecer y envejecer de las personas, también implica que existan intervalos de edad ideales para ejercer ciertos roles y tareas o mostrar ciertos comportamientos (Neugarten, 1968; Settersen y Hagestad, 1996a, 1996b). Es importante tener en cuenta que esta secuencia de tareas (y especialmente las que corresponden a la edad adulta) es de naturaleza esencialmente social y, como tal, puede
ejemplo, hace 30 años tareas evolutivas como ‘conseguir un trabajo estable’ o ‘tener el primer hijo’ se vinculaban a unas edades que en la actualidad nos parecen excesivamente tempranas. Por otra parte, a través del proceso de socialización la persona se compromete con el cumplimiento de las diferentes tareas, que tienden a convertirse en una aspiración del propio individuo, en sus metas vitales a lo largo de la vida. Por ejemplo, tener un hijo puede ser una tarea sin mucho sentido para un adolescente. Puede ver esa tarea como algo que no va con él o con ella. Sin embargo, años más tarde esa misma persona probablemente se planteará esa tarea como algo que le atañe, como algo que ahora ‘toca’ y es lo que se espera de él o ella. Especialmente si la persona ha cumplido ya ciertas tareas previas (tener un trabajo estable, tener una pareja, tener una vivienda), verá por ejemplo como su familia y amigos comenzarán a preguntar cuando van a venir los hijos, se convertirá en algo que los demás esperan y sobre lo que la persona tendrá que decidir. Al igual que Erikson, Havighurst (1972) divide la vida en una serie de periodos y asigna a cada uno de ellos una serie de tareas evolutivas. Las tareas evolutivas originalmente
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variar entre diferentes culturas o evolucionar de unos momentos históricos a otros. Por
propuestas por Havighurst en los años 70 se muestran en la siguiente tabla, comparándolas con las encrucijadas de Erikson:
Edad
Erikson
Havighurst Maduración de sistemas sensoriales y motores
Confianza frente a Primer año
desconfianza Cualidad: Confianza
Desarrollo de apegos Desarrollo emocional Inteligencia sensoriomotora Permanencia del objeto
Autonomía frente a 2-3 años
vergüenza y duda Cualidad: voluntad
Elaboración de independencia de movimientos Logro de autocontrol Desarrollo de la fantasía y el juego Desarrollo del lenguaje y la comunicación efectiva Identificaciones de género
Iniciativa frente a culpa 3-6 años Cualidad: Propósito
Desarrollo moral temprano Juego en grupo Desarrollo de una autoestima primitiva Desarrollar relaciones de amistad con coetáneos
Diligencia frente a 6-12 años
inferioridad Cualidad: Competencia
Lograr una imagen de sí mismo más compleja y estructurada Lograr pensamiento operatorio concreto Aprendizaje de habilidades académicas básicas Juego en equipo Relaciones más maduras con coetáneos de ambos sexos Lograr rol social masculino o femenino
12-18 años
Identidad frente a
Aceptarse físicamente
confusión de roles
Alcanzar independencia emocional de los padres
Cualidad: Fidelidad
Prepararse para el mundo profesional Adquirir valores y sistema ético Desear y llevar a cabo comportamiento socialmente responsable Integración en el mundo laboral Selección de una pareja.
Intimidad frente a 18-30 años
aislamiento Cualidad: Amor
Aprender a vivir en pareja Tener una familia propia Crianza de los hijos Responsabilizarse de un hogar Asumir algunas responsabilidades cívicas. Encontrar un grupo social estable
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Erikson
Havighurst Favorecer la asunción de responsabilidades y felicidad de los hijos Lograr una responsabilidad cívica adulta.
Generatividad frente a 30-60 años
estancamiento Cualidad: Cuidado
Alcanzar y mantenerse en unas cotas profesionales satisfactorias Desarrollar actividades de ocio adultas Relacionarse con la pareja en tanto persona Aceptar y ajustarse a los cambios fisiológicos de la mediana edad Adaptarse al envejecimiento de los padres Adaptarse a una fuerza física y salud en declive
Integridad frente a Más de 60 años
desesperanza Cualidad: Sabiduría
Adaptarse a la jubilación y a una reducción de ingresos Adaptarse a la muerte de la pareja y viudedad Establecer una afiliación explícita con el propio grupo Adoptar y adaptarse a roles sociales de manera flexible Establecer un hábitat físico de vida satisfactorio
EL ESTUDIO DE LAS TRAYECTORIAS VITALES
Edad
De esta manera, las tareas evolutivas implican una estructuración a priori del ciclo vital que explica el parecido en el desarrollo evolutivo de las personas (incluso en el desarrollo más allá de la adolescencia) que pertenecen a la misma cultura. Esta secuencia de tareas estructura la trayectoria vital de las personas y nuestro ‘viaje’ a través de la vida puede definirse en función de la consecución o no de los hitos, de los retos, que están asociados a cada edad. A la hora de analizar las vidas de las personas, tener en cuenta este calendario
Psicología del Ciclo Vital
Si las propuestas de Erikson y el concepto de tarea evolutiva remarcan el ‘esqueleto’ social de las vidas y los diferentes escalones por los que típicamente van pasando las personas, la denominada Psicología del Ciclo Vital trata de identificar los factores que influyen en las trayectorias evolutivas y los principales procesos mediante los que somos capaces de moldear nuestra propia vida. Como hemos mencionado anteriormente, la Psicología del Ciclo Vital aparece como una reacción contra el concepto tradicional de desarrollo, asociado únicamente a ganancias y vinculado a ciertos momentos de la vida (infancia y adolescencia) y no a otros (mediana edad, vejez). Una de las primeras propuestas de la Psicología del Ciclo Vital, encabezada por el psicólogo alemán Paul Baltes, es precisamente reformular el concepto de desarrollo para que pueda ser aplicable a toda la vida. Vamos en qué sentido.
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social será fundamental para entenderlas.
Un nuevo concepto de desarrollo Como hemos comentado, el desarrollo se ha entendido generalmente vinculado al crecimiento y al progreso, a la ganancia. Y, efectivamente, el crecimiento es una meta evolutiva muy importante, pero quizá no la única. Baltes y sus colaboradores proponen una visión más amplia del desarrollo para que incluya al menos dos metas adicionales (Baltes, Staudinger y Lindenberger, 1999): x
El mantenimiento, o aquellos comportamientos orientados a sostener el nivel de funcionamiento actual en situaciones difíciles o cuando nuestro recursos disminuyen. Incluiría también el esfuerzo para retornar a niveles anteriores de funcionamiento tras haber experimentado una pérdida (es decir, los procesos de recuperación de lo perdido).
x
La regulación de la pérdida, entendida como la reorganización del funcionamiento en niveles inferiores tras una pérdida irrecuperable que hace imposible el mantenimiento de niveles de funcionamiento anteriores. Es decir, cuando inevitablemente perdemos algo o ya no podemos alcanzar determinados niveles de funcionamiento, tratamos de estabilizar nuestra situación en un nivel inferior, para no continuar perdiendo.
En suma, lo que se propone desde el ciclo vital es que desarrollo es crecimiento o ganancia, pero también otros procesos que se ponen en marcha ante la presencia de pérdidas: el mantenimiento o la recuperación cuando la pérdida es reversible, la regulación de la pérdida cuando es irreversible. Estos procesos de desarrollo se presentan durante toda la vida. Sin embargo, su importancia relativa va cambiando a medida que nos hacemos mayores: mientras en la infancia y adolescencia la mayoría de recursos y esfuerzos se invierten en la meta evolutiva del crecimiento, esta meta es menos importante a medida que pasan los años. En cambio, para las otras dos metas, la trayectoria evolutiva es la contraria: poca importancia en los primeros años, para ir cobrando cada vez mayor relevancia hasta llegar a la vejez. En la vejez las ganancias continúan siendo posibles (aunque son menos probables), pero la mayoría de nuestros esfuerzos se dedican bien al mantenimiento, bien a la regulación de la pérdida, ya que la probabilidad de que las pérdidas aparezcan aumenta con la edad.
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Mantenimiento Regulación de la pérdida
Ciclo vital
Esta convivencia entre pérdida y ganancia en todos los momentos de la vida y la idea de la multiplicidad de metas evolutivas hace posible que la diferencia y la diversidad sean componentes esenciales del cambio a lo largo de la vida. Este énfasis en lo diferencial se concreta en dos aspectos.
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Distribución relativa
Crecimiento Mejora
En primer lugar, se otorga una gran importancia a las diferencias intraindividuales, dado que el desarrollo (y el envejecimiento) es un proceso multidireccional. Los procesos de cambio no afectan de la misma manera ni en el mismo momento a todas las dimensiones del ser humano. Mientras algunas de nuestras capacidades y dominios de funcionamiento pueden crecer en determinado momento de la vida, al mismo tiempo otros pueden mantenerse estables o incluso declinar. Por ejemplo, una persona mayor puede ser cada vez más sabia mientras al mismo tiempo sus capacidades perceptivas o la rapidez para aprender cosas nuevas pueden ser menores que en el pasado. Es decir, no todas las capacidades de una
Por otra parte, las diferencias interindividuales también son importantes. Tampoco todas las personas cambian de una manera similar. Por ejemplo, mientras unas pueden sufrir problemas de salud que mermen sus capacidades desde edades tempranas, otras pueden llegar a edades muy avanzadas con prácticamente todas sus capacidades intactas. Estudiar qué es lo que determina que unas trayectorias evolutivas sigan unos caminos y otras sigan caminos totalmente diferentes es precisamente uno de los temas que más interesan a los psicólogos del ciclo vital. En este sentido, más allá de la tradicional división entre factores biológicos y factores sociales o culturales (o entre herencia y ambiente), Baltes (1987) diferencia entre tres grandes grupos de factores que determinan el cambio evolutivo. Son los siguientes: x
Influencias normativas relacionadas con la edad: son factores biológicos o sociales
que aparecen en determinadas edades y afectan a grandes grupos de la población, sino a toda ella. Dentro de este grupo caben tanto las influencias biológico-madurativas, como otros factores sociales (por ejemplo, el proceso de socialización temprana o la secuencia de tareas evolutivas antes comentada) que muestran una gran homogeneidad interindividual en la forma y momento de aparición. Este tipo de factores son
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misma persona presentan un mismo patrón de cambio evolutivo.
responsables de el desarrollo de todas las personas se parezca, con independencia del grupo generacional al que pertenezcan. x
Influencias normativas relacionadas con la historia: son factores también de tipo biológico o social que influencian de manera general a todos los individuos de una edad determinada, pero que son específicos de un determinado momento histórico. Es decir, influyen a las personas de determinada generación, pero no a las personas de generaciones anteriores o posteriores. Pueden incluir influencias lentas o a largo plazo (como por ejemplo el proceso de cambio tecnológico, el cambio de actitudes respecto a la sexualidad, etc.) y otras más puntuales y específicas (por ejemplo, una guerra, una epidemia o una revolución). Se suele hacer referencia a este tipo de determinantes como factores generacionales o de cohorte. Estos factores son los responsables de que los miembros de una determinada generación, por el hecho de haber vivido las mismas experiencias históricas, se parezcan entre sí y sean diferentes a las personas de otras generaciones.
x
Influencias no normativas: son factores biológicos o sociales que afectan a individuos concretos o a pequeños grupos de personas en un momento concreto de sus vidas, sin seguir patrones ni secuencias fijas. Este tipo de factores pueden afectar, entre otras, a la esfera laboral (por ejemplo, el cierre de la empresa en la que se trabaja), familiar (por ejemplo, un divorcio), o de la salud (por ejemplo, un accidente grave). Debido a que experiencias vitales únicas, estos factores son responsables de gran parte de las diferencias interindividuales, es decir, de que la trayectoria evolutiva de personas de la misma edad y la misma generación, aunque se parezca, no sea exactamente igual.
La fuerza e importancia de cada una de estas influencias en la vida de las personas no es la misma en todos los puntos del ciclo vital. Baltes (1979) sostiene que durante la infancia los factores más relevantes son aquellos normativos relacionados con la edad, que son precisamente los que enfatizan la regularidad y homogeneidad de los cambios. Sin embargo, más allá de la adolescencia la regularidad de los factores biosociales que se da en la infancia se perdería y se entraría en etapas más abiertas y variables, en las que las influencias normativas relacionadas con la edad dejarían de ser las más importantes y aumentaría la influencia de los factores normativos relacionados con la historia y los factores no normativos Si aceptamos esta relación ente edad e importancia de cada tipo de influencia, en la adultez y la vejez son los factores sociales e históricos y los acontecimientos vitales propios de cada persona los que nos resultan básicos para entender el curso que toma la vida.
El papel de la adaptación Además de los diferentes factores que modelan el desarrollo a lo largo de la vida, la Psicología del Ciclo Vital también reserva un papel decisivo al propio poder del individuo para poder dirigir su propia vida, para poder decidir cursos de acción que, a largo plazo, configuran una trayectoria evolutiva u otra. Desde este punto de vista, las personas tienen una gran capacidad adaptativa, bien para reaccionar a las amenazas o pérdidas tratando de
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acuerdo con nuestras preferencias personales. Esta capacidad de adaptación se concreta en la puesta en marcha, a lo largo de la vida, de tres procesos interrelacionados: la selección, la optimización y la compensación (Baltes y Baltes, 1990). Veamos cada una de ellas con algo más de detalle. La selección se refiere a la elección, consciente o no, de determinadas metas o dominios de comportamiento como espacio de desarrollo (ya sea éste entendido como crecimiento, como mantenimiento o como regulación de pérdidas). Por medio de la selección, el individuo escoge determinadas metas de desarrollo y deja de lado otras alternativas. La selección es un mecanismo necesario de adaptación desde el momento en que nuestros recursos (nuestro tiempo, nuestras capacidades, etc.) son limitados y necesariamente hemos de elegir ciertas metas por encima de otras. No damos abasto a todo, no podemos tocar todas las teclas: inevitablemente hemos de decantarnos por ciertos cursos de acción y no por otros, y esas decisiones (más o menos voluntarias) determinan nuestra trayectoria evolutiva. Marsiske, Lang, Baltes y Baltes. (1995) proponen la existencia de diversas fuentes de selección. Por una parte, podemos hablar de una canalización biológica (o genética) de
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reconducir las situaciones o bien para activamente tratar de fijar nuevos cursos de acción de
ciertas trayectorias evolutivas, que nos predispone a escogerlas a la vez que restringe el abanico de posibilidades entre las que podemos escoger. Por otra, tenemos las presiones sociales y culturales hacia una especialización de nuestra trayectoria vital. Llegados ciertos momentos de la vida, se nos ofrecen ciertas encrucijadas entre las que elegimos (y se nos induce a elegir) ciertos caminos y no otros. Estos factores socioculturales (vinculados a variables como la clase social, el sexo, los valores familiares, etc.) condicionan no sólo las alternativas posibles entre las que en principio podemos elegir (el abanico de posibilidades no es igualmente amplio para todos), sino también las propias trayectorias escogidas.
profesional que desean seguir (bachillerato, módulos profesionales, o, directamente, abandonar los estudios y seleccionar a su vez un posible trabajo). Pero en función de factores como la clase social, unas posibilidades pueden ser menos factibles que otras (o algunas pueden que simplemente no estén disponibles), y la elección del joven puede decantarse preferentemente hacia unas más que hacia otras. Si lo pensamos bien, nuestra vida está llena de momentos de elecciones más o menos importantes, aunque a veces ni siquiera nos damos cuenta de que estamos continuamente seleccionando y, al hacerlo, estamos configurando nuestra trayectoria vital. En la vejez, por ejemplo, cuando las fuerzas ya no son las que eran o el tiempo disponible comienza a escasear, existe también una necesidad de seleccionar, de priorizar ciertas esferas de la vida que nos parecen especialmente importantes y volcar allí nuestros recursos menguantes, sacrificando otras quizá menos importantes. Este último ejemplo ilustra además como en ocasiones la selección se pone en marcha no ante la presencia de varias alternativas entre las que tenemos que elegir una, sino como consecuencia de la cancelación de una trayectoria de desarrollo que habíamos elegido. Por ejemplo, el joven del ejemplo anterior podía haber seleccionado tratar de ser futbolista
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Por ejemplo, los jóvenes de hoy en día han de elegir llegada cierta edad la trayectoria
profesional. Sin embargo, si con el tiempo esta elección se ve poco factible (quizá el talento no era tanto como parecía al principio), se verá en la obligación de replantearse la elección y escoger otras alternativas todavía posibles. En suma, la selección es un componente relacionado con (Marsiske y cols. 1995) la creación y la elección del rumbo que va a tener nuestro desarrollo, así como con la administración de los recursos, por naturaleza limitados, de los que disponemos. La selección centra el desarrollo en ciertas áreas, dejando de lado otras. Por ello hace también más manejable el número de desafíos, amenazas y demandas potenciales con los que se va a encontrar la persona. El segundo de los procesos adaptativos, la optimización, se refiere a los esfuerzos por alcanzar los niveles más altos posibles de funcionamiento en aquellas esferas de la vida que hemos seleccionado como escenario de desarrollo. Una vez hemos escogido ciertas trayectorias o dominios evolutivos (una determinada carrera profesional, una determinada pareja, ser padres, participar en una asociación de vecinos, etc.) y nos comprometemos en él, las personas solemos explotar los recursos a nuestro alcance (biológicos, psicológicos, socioculturales) para maximizar, dentro de las restricciones en las que nos movemos, nuestro funcionamiento en esas trayectorias o dominios. Para ello ponemos en marcha las mejores estrategias y medios a nuestra disposición, o tratamos de incorporarlos si no los tenemos. Factores como la formación, la práctica, el ensayo y error, la reflexión sobre nuestra actuación pasada, etc. son ejemplos de procesos que estarían vinculados claramente a este concepto de optimización. La optimización (y en esto se diferencia de los otros dos procesos) tiene una dirección prefijada: hacia la obtención de un mejor ajuste, de un progreso que nos acerca a la consecución de las metas que nos hemos propuesto (ser un buen profesional, ser un buen esposo/a, ser un buen padre/madre, contribuir al máximo a nuestra comunidad, etc.). De esta manera, la optimización es el componente que más se parece al tradicional concepto de desarrollo como crecimiento hasta llegar a una meta final (Marsiske y cols. 1995). Sin embargo, para la Psicología del Ciclo Vital, esta meta no está vinculada a ningún punto del ciclo vital en concreto (no necesariamente ha de situarse siempre en la infancia y adolescencia) y puede ser de muy diferente naturaleza. Así, podemos plantear como meta a optimizar progresar en determinado ámbito, pero también mantenerse o no perder demasiado, si las circunstancias ponen en peligro lo que ya se ha conseguido. El último de los procesos adaptativos clave que ponemos en juego a lo largo de la vida es la compensación. La compensación se relaciona con la respuesta a una ausencia o pérdida de un medio o recurso que es relevante para la consecución de las metas evolutivas que hemos seleccionado. La compensación se origina a partir de dos fuentes. La primera es la limitación e insuficiencia de los recursos o medios que están a nuestra disposición para conseguir las metas deseadas. Por ejemplo, cuando hemos establecido una meta muy ambiciosa y nos damos cuenta de que no la vamos a poder conseguir, o cuando los medios a nuestro alcance son menores de los esperados. La segunda situación en la que se pone en marcha un proceso de
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Por seguir con el ejemplo anterior del futbolista, la compensación podría aparecer si la meta planteada en primer lugar se ve como demasiado ambiciosa para ser conseguida (por ejemplo, jugar en primera división puede ser una meta demasiado ambiciosa para muchos futbolistas) o si se produce una pérdida inesperada de un elemento clave para conseguir la meta deseada (por ejemplo, una lesión crónica que limita las capacidades físicas necesarias para jugar a alto nivel). Una vez se pone en marca, la compensación puede implicar dos tipos de procesos y estrategias. En primer lugar, la persona puede tratar de adquirir de nuevos medios (o la reconstrucción de los antiguos) para sustituir a los que se han perdido o faltan, con el fin de conseguir una meta evolutiva. En nuestro ejemplo, el futbolista podría recurrir a nuevas terapias para solucionar la lesión o incluso cambiar su puesto en el campo y jugar en una posición menos exigente físicamente. En segundo lugar, la compensación puede implicar el cambio de las propias metas del desarrollo como respuesta a una carencia o pérdida, con el fin de facilitar la consecución de nuevas metas menos exigentes con los medios aún disponibles. En el ejemplo del futbolista, esto sucedería si abandona su sueño de jugar a alto nivel y se conforma con jugar en categorías inferiores, donde la falta de capacidades físicas
EL ESTUDIO DE LAS TRAYECTORIAS VITALES
compensación es cuando perdemos un medio o recurso que antes estaba a nuestro alcance.
no sea algo tan limitador. Aunque los procesos de compensación (como la selección y la optimización) aparecen durante toda la vida, en la vejez son especialmente típicos. Esto es así porque las pérdidas son también especialmente frecuentes a medida que nos vamos haciendo mayores. En respuesta a esas pérdidas, muchos mayores redefinen sus metas y expectativas de desarrollo, situándolas en términos más modestos y, por ello, fácilmente alcanzables. Por ejemplo, muchas de las ambiciones de los mayores pueden verse reducidas a ‘seguir como estoy’ o incluso a ‘no empeorar demasiado’, lo que resulta adaptativo si tenemos en cuenta
probabilidad de muerte de compañeros de generación) en el que se debe dar el desarrollo. Es a partir de la integración de los tres mecanismos y de su puesta en marcha dinámica como la persona puede conseguir las tres principales metas evolutivas que describimos anteriormente: el crecimiento (o mejora en los niveles de funcionamiento), el mantenimiento del funcionamiento y la regulación de la pérdida. La persona que logra el despliegue armónico de la selección, optimización y compensación consigue lo que podríamos denominar un desarrollo y envejecimiento con éxito. Baltes (1997) ilustra esta integración de selección, optimización y compensación con un ejemplo que nos parece especialmente claro. En él, cuenta como en una entrevista con Rubinstein, uno afamado concertista de piano que seguía ofreciendo recitales a sus más de 80 años, el entrevistador preguntó cómo la hacía para mantenerse tan en forma. La respuesta de Rubinstein fue más o menos la siguiente: ‘En primer lugar he procurado ir acortando mi repertorio. En lugar de tantas piezas como antes, ahora suelo tener un repertorio mucho menor, centrado en las piezas que me gustan especialmente o se adaptan a mi forma de tocar [selección]. Después, sobre todo, no dejo de ensayar y practicar [optimización], lo que es más sencillo también con un repertorio menor. Y, por último, ha de
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el entorno amenazante (menores recursos físicos, más probabilidad de enfermedades, más
confesar que ‘engaño’ a mi público: como las partes muy rápidas de las piezas me cuestan mucho más que antes, lo que hago es tocar las partes lentas ligeramente más lentas de lo habitual, lo que hace que, cuando llego a las rápidas, por contraste parezcan muy rápidas aunque no lo sean tanto [compensación]’.
EL DESARROLLO DESDE DENTRO: LAS HISTORIAS VITALES
¿Cuál es el primer recuerdo de tu infancia? ¿Recuerdas la primera vez que te enamoraste? ¿Cómo fueron las últimas vacaciones de verano? ¿Qué hiciste el pasado fin de semana? Piensa en tus propias respuestas a esas preguntas. ¿Tienen algo en común? Obviamente sí: en todas ellas es necesario un trabajo de evocación, la recuperación de recuerdos personales almacenados en la memoria. Además, tienen otra cosa en común: todas ellas suscitan la producción de una narración de ciertos hechos, generan una historia en la que nosotros mismos somos los protagonistas. Las narraciones (o las historias) son un modo de organizar el discurso, ya sea oral o escrito, omnipresente en nuestra vida cotidiana desde que somos niños. Como forma particular de construir el discurso oral o escrito (lo que decimos o lo que escribimos) se diferencia de otras (como, por ejemplo, las descripciones o las argumentaciones) por la presencia de cierta estructura típica, que permite reconocer lo que oímos o leemos como una historia, y no como una descripción o una argumentación. ¿Cuál es esta estructura que caracteriza a las historias? McAdams (1993) propone que las historias presentan los siguientes elementos: x
Un entorno que localiza la historia en un lugar y un tiempo determinado.
x
Unos personajes, que serán los protagonistas de la historia. Algunos de estos personajes se mantendrán durante toda la historia, otros pueden jugar un papel más secundario y participar sólo en ciertos momentos. Al principio los personajes viven en un cierto equilibrio, hasta que sucede un acontecimiento inicial que rompe ese equilibrio y desencadena la acción.
x
Una secuencia de acontecimientos. La historia se compone de una serie de acciones llevadas a cabo por los personajes. Estas acciones se distribuyen en el tiempo y típicamente cada una de ellas provoca o da lugar a la siguiente. Los protagonistas tienen ciertas metas y ponen en marcha acciones para conseguirlas. Generalmente también, se han de enfrentar a obstáculos que les impiden conseguir sus metas, bien porque chocan con las metas de otros personajes, bien porque existen dificultades físicas para ello. Esta estructura de acción-consecuencia-reacción puede ser más o menos larga y constituye la trama de la historia. En una historia típica, esta trama genera cierta intriga (motivada por el desconocimientos acerca de si los protagonistas lograrán sus metas o no), hasta llegar a un clímax en el que la tensión de la historia es máxima y que precede al desenlace.
x
Un desenlace, positivo o negativo, que pone punto final a los esfuerzos de los protagonistas por lograr sus metas. Llegado a este punto, los personajes han cambiado,
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Precisamente eso que los personajes de la historia aprenden es lo que la historia misma pretende que aprendan sus lectores u oyentes, la moraleja. Cuando la historia a narrar es compleja, la parte central puede subdividirse en episodios, cada uno de ellos con una trama particular, dando lugar a desenlaces parciales y subordinados en todo caso al desenlace global de la historia. Si nos fijamos, todas las historias a las que estamos y hemos estado expuestos a lo largo de nuestra vida, desde la última película que hemos visto hasta los cuentos infantiles que nos contaban, desde las historias que oímos a las personas que van en el autobús hasta nuestras propias respuestas a las preguntas que planteábamos inicialmente, tienen esta misma estructura: presentación de un tiempo y lugar, presentación de personajes y su estado inicial, secuencia de acciones (acción-consecuencia-reacción) que se complica hasta llegar a un clímax, y finalmente el desenlace de la historia. Así, nuestra experiencia tiene forma de historia, utilizando el formato típico de las historias para darle sentido. Cuando contamos algo que nos ha ocurrido, la hacemos siguiendo las partes y los componentes típicos de un relato, lo que hace que algunos autores hablen de la
EL ESTUDIO DE LAS TRAYECTORIAS VITALES
se han transformado respecto a cómo eran al inicio de la historia: han aprendido cosas.
narración como una forma fundamental que nuestra mente tiene para entender el mundo (Riessman, 1993) y justifica que para entender nuestra vida, lo que hagamos sea estructurarla como si fuera una historia, una historia en la que nosotros somos los protagonistas.
Las historias vitales: cuando el yo es el protagonista Aunque, como hemos comentado, el ser humano vive rodeado de historias y utiliza las
presente libro nos interesa un tipo especial de historias: aquellas que nosotros contamos sobre nosotros mismos, en las que el protagonista principal somos nosotros. Llamaremos historias vitales a este tipo de relatos particulares. Así, una historia vital es una narración que contamos en primera persona. Sin embargo, no todas las narraciones contadas en primera persona son historias vitales. En concreto: x
El término historia vital se suele reservar para narraciones orales. Obviamente, también existen versiones escritas de la historia vital. Las autobiografías o los diarios son buenos ejemplos de ello. Sin embargo, mientras todos tenemos una historia vital y narramos historias orales sobre nosotros mismos, únicamente unas pocas personas acaban escribiendo su autobiografía o llevan un diario. Por otra parte, estas versiones escritas de la historia vital carecen de la espontaneidad de las versiones orales, ya que requieren cierta planificación y un proceso de elaboración, especialmente en el caso de las autobiografías, muy complejo.
x
De acuerdo con Linde (1993), sólo forman parte de nuestra historia vital aquellas narraciones cuyo tema principal somos nosotros, que dicen algo sobre nosotros mismos y no tanto sobre como es el mundo. Así, por ejemplo, si contamos a un amigo
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narraciones constantemente para explicar el mundo en el que vive, en el contexto del
un incidente que nos sucedió en el supermercado, sólo formará parte de nuestra historia vital si el objetivo es poner de manifiesto cómo somos (por ejemplo, que no nos dejamos pisar, que reclamamos nuestros derechos, etc.), y no si es un argumento al servicio de fines ajenos a nosotros mismos (por ejemplo, para argumentar lo poco orientadas al cliente que están algunas empresas o lo desmotivados que están los empleados de han de trabajar cara al público). Sin embargo, la misma definición de las historias vitales no está exenta de problemas y desacuerdos. Gran parte de ellos se derivan de la existencia de dos grandes tradiciones en el estudio de las historias vitales como manera de comprender la vida de las personas: el enfoque narrativo y el enfoque cognitivo. Vamos a describir a continuación en qué sentido abordan de manera diferente la definición y el estudio de las historias vitales. Aunque los expondremos por separado y resaltando sus diferencias, quizá es más correcto entenderlos como dos extremos dentro de un continuo.
La historia vital: ¿texto o representación mental? Una primea forma de entender las historias vitales es la que propone lo que denominaremos como enfoque narrativo. Desde este punto de vista se propone que las historias vitales son exclusivamente la reconstrucción oral de experiencias personales y el interés se centra especialmente en como, a partir de la composición y elaboración lingüística del texto de una u otra forma, las historias resultantes son capaces de cumplir ciertos requisitos de coherencia (requisitos que después comentaremos) y de transmitir una determinada imagen del mundo, de los acontecimientos narrados y del narrador. Los autores que se sitúan en este enfoque se preguntan por los efectos que pretenden producir las historias vitales y como (con qué procedimientos lingüísticos) se han creado esos efectos. La preocupación del enfoque narrativo, al menos cuando se defiende en su forma extrema, reside más en la forma de las historias que en su contenido. Interesa cómo se cuentan los acontecimientos, no los acontecimientos que se cuentan o si lo narrado se ajusta o no a lo que realmente pasó. De hecho, uno de los principios de este enfoque es que es imposible saber exactamente qué ocurrió, ya que la ‘verdad objetiva’ de las cosas, si existe, es imposible de alcanzar. Contamos únicamente con interpretaciones, con versiones de los hechos, nunca con los hechos en sí. Por ello, sustituyen la búsqueda de la verdad objetiva, una empresa que califican de irrelevante e inútil, por la búsqueda de lo que podríamos denominar ‘verdad narrativa’. La verdad narrativa se define como el grado en el que una historia está lo suficientemente bien construida y trabada, hasta qué punto presenta un ajuste
lo
suficientemente
bueno
entre
los
elementos
que
la
componen
y
es
lo
suficientemente coherente como para ser convincente y verosímil (Spence, 1982; Riessman, 1993). Las buenas historias serían no aquellas que se ajustan a unos supuestos hechos, sino aquellas que son creíbles. Desde este punto de vista también se dota de una extraordinaria importancia al contexto concreto en el que aparece la narración personal. Para el enfoque narrativo, la interpretación de una historia depende del momento concreto en el que se da, ante quién se cuenta, el
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fluidas y dinámicas, los relatos sobre experiencias personales se construyen en el mismo momento que se cuentan y por ello están determinados decisivamente por las condiciones locales concretas en las que se producen. Por poner un ejemplo, un adolescente puede narrar la historia sobre un mismo acontecimiento (una noche de excesos en una discoteca, por ejemplo) de manera muy diferente en función de a quién se la está contando: no será lo mismo contársela a un amigo de la pandilla que no pudo acudir o a los padres que le estuvieron esperado despiertos toda la noche. En un caso la historia puede elaborarse como ‘una noche de diversión total’, acentuando lo bien que el protagonista-narrador lo pasó y cómo se intentó alargar al máximo, quizá para impresionar al amigo que no pudo ir. En el segundo caso, ante los padres, los mismos hechos se pueden narrar de manera mucho más contenida, enfatizando lo rutinario más que lo extraordinario, y subrayando quizá que si se alargó fue por motivos ajenos al protagonista-narrador, con la intención global de no alarmar a los padres que están escuchando. En suma, si las ‘condiciones locales’ (intenciones concretas que se pretenden conseguir en función del lugar, momento, oyentes, etc.) en la que se narra la historia determinan decisivamente la construcción de esa historia, no es de extrañar que sean también las historias sobre un mismo hecho sean muy cambiantes de
EL ESTUDIO DE LAS TRAYECTORIAS VITALES
lugar donde se cuenta, etc. Las historias vitales, de esta manera, serían extraordinariamente
ocasión en ocasión: aunque se relaten los mismos acontecimientos, nunca el relato resultante es la misma, y esas diferencias son esenciales. Por otra parte, también Linde (1993) pone de manifiesto como la historia vital es, en sentido narrativo, la suma de todas las historias que contamos sobre nosotros mismos. Es, más que una historia particular y única, una agregación de miles de historias que contamos sobre nosotros mismos a lo largo de nuestra vida. Así, la historia vital es algo discontinuo, que espontáneamente contamos a trozos (y generalmente trozos pequeños) en situaciones diversas. En nuestra vida cotidiana, generalmente no vamos por el mundo contando toda
De hecho, las situaciones en las que tenemos la oportunidad de narrar toda nuestra trayectoria vital son muy escasas a lo largo de nuestra vida. Más bien, nuestros allegados conocen nuestra historia a partir de haber oído muchos fragmentos diferentes en distintos contextos y momentos. Sin embargo, pese a esta discontinuidad de las historias vitales, es plausible pensar que existe una estructura global más amplia que da sentido y coherencia a toda nuestra vida. Así, si se nos pide explícitamente, podemos generar una historia vital que abarque una parte importante (o prácticamente toda) nuestra vida. En una entrevista de trabajo, por ejemplo, se nos puede pedir cuál ha sido nuestra trayectoria laboral, y seremos capaces de contarla. Precisamente esto, pedir a la persona que cuente su vida, es lo que haremos a partir de la entrevista de historia vital que proponemos en este trabajo. En consecuencia, se supone que las historias concretas que la persona cuenta, más o menos amplias, abarcando más o menos acontecimientos vitales, se derivan de ese esquema abstracto, global, que podemos llamar historia vital. Precisamente esta es la postura que adopta el enfoque cognitivo. Si el enfoque narrativo enfatizaba la concreción del texto y la emisión oral, la variabilidad y el dinamismo de las
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nuestra historia vital a la gente que conocemos, ni siquiera a nuestros amigos más íntimos.
historias, para el enfoque narrativo lo que es importante es aquello que subyace al texto y que le aporta estabilidad con independencia de las condiciones concretas de su producción. Así, para el enfoque cognitivo lo oral y las formas lingüísticas que utilizamos para construir las historias serán también claves, pero no tanto en sí mismos sino como indicadores de una estructura de conocimientos sobre nuestra vida que tenemos en nuestra cabeza y que es relativamente estable, a pesar de que su concreción en narraciones específicas pueda ser variable en función del contexto en el que esa narración se emite (Bluck y Habermas, 2000). Cuando vivimos los acontecimientos construimos estas huellas en la memoria. Estos esquemas de lo que nos ha pasado que integramos en esquemas más amplios sobre nuestro pasado.
Estas
estructuras
se
activan
cuando
queremos
relatar
posteriormente
los
acontecimientos a los que se refieren y son las responsables de que, con independencia del momento y contexto en el que se produzcan, las historias generadas al contar los mismos acontecimientos se parezcan. De esta manera, la historia vital se concibe como una plantilla, un armazón que incluye y ordena los principales hitos y acontecimientos que nos han sucedido en la vida y las relaciones entre ellos. Este esquema sirve para generar los relatos vitales orales. Obviamente, este énfasis en la estabilidad no quiere decir que esa estructura no pueda cambiar: cada nuevo acontecimiento añade algo y supone reorganizar en cierta medida todo esquema de la historia vital. Sin embargo, son cambios que suelen apreciarse en largos periodos de tiempo, y esos conocimientos abstractos sobre nuestra vida dotan de una cierta estabilidad y permanencia a los relatos generados a partir de ellos, al menos a corto plazo. En coherencia con ello, desde el enfoque cognitivo el interés no se limita únicamente a como está organizado el texto, el relato y qué efectos se consigue con ello. Interesan también los temas que se cuentan, los contenidos narrados. Estos contenidos corresponden a lo que está presente en esas representaciones mentales de nuestra vida y nos dicen muchas cosas acerca de otras cualidades relativamente estables de los seres humanos: sus motivaciones, sus intenciones, su personalidad, etc. De manera similar, desde este enfoque se entiende que las historias vitales pueden cumplir ciertas funciones genéricas (directivas, sociales, relacionadas con la identidad), además de las funciones concretas, locales, que puedan desempeñar en el momento en el que producimos los relatos concretos. Por último, también desde este punto de vista cognitivo tiene sentido no únicamente de verdades narrativas, sino también, al menos hasta cierto punto, de verdades objetivas o de verdades de hecho. Es decir, desde este punto de vista podemos preguntarnos si la huella que determinados acontecimientos han dejado en nuestra historia vital se corresponde o no con cómo los acontecimientos sucedieron. Quizá no podamos saber nunca qué pasó realmente, pero si podemos establecer ciertos grados de verdad, y conocer si ciertas historias son más precisas que otras o presentan más sesgos que otras. De hecho, algo bastante estudiado desde este enfoque cognitivo es la naturaleza de esos sesgos, en qué sentido y por qué se suelen producir. Así, en sus versiones extremas los dos enfoques presentarías estas diferencias:
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Enfoque cognitivo
Historia vital únicamente como
Historia vital como lo que subyace a la
producción oral en forma de narración
producción oral concreta: esquema de conocimiento, representación mental de hechos y acontecimientos
Importancia de la forma: importancia
Importancia del contenido: verdad como
de la verdad narrativa
ajuste a los hechos, ideas de sesgo y precisión
Dinamismo, fluidez extrema
Relativa estabilidad, reorganización progresiva
Funciones determinadas localmente,
Funciones genéricas, más allá de lo
importancia del contexto
concreto
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Enfoque narrativo
Entender las historias vitales: dimensiones clave
La coherencia en las historias vitales Sea cual sea el enfoque que adoptemos para el estudio de las historias vitales, una de sus características más llamativas es la necesidad de mostrarse coherentes. La coherencia se refiere
al
grado
de
relación,
de
estructura
interna
que
presentan
los
diferentes
acontecimientos narrados en las historias vitales. Hace referencia a las relaciones entre las
todo. Así, las historias vitales no son una simple amalgama de recuerdos, episodios, momentos y acontecimientos contados sin orden ni concierto. Más bien al contrario, las personas dotamos de una estructura a nuestra vida de manera que aparece, ante nuestros ojos y antes los de los demás, como un todo comprensible. Desde el enfoque narrativo, como ya hemos comentado, el interés fundamental en el estudio de las historias vitales se centra en cómo las personas conseguimos logramos construir relatos coherentes, que recursos lingüísticos y narrativos hacemos intervenir para que nuestras historias presenten un necesario grado de consistencia e integración. Linde (1993), por ejemplo, destaca dos principios fundamentales que se ponen en juego en las narraciones vitales para crear coherencia: el principio de continuidad y el principio de causalidad. Ambos contribuyen a crear orden en la historia vital. El principio de continuidad hace referencia a que los acontecimientos que forman parte de una historia vital no se presentan de manera aleatoria, sino organizados temporalmente. Es decir, el hablante crea una línea temporal particular en la que va situando los diferentes
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diferentes partes de la historia y a las relaciones de cada una de ellas con la historia como un
acontecimientos de su vida, de manera que unos van antes que otros. Este ‘tiempo narrativo’ es similar, aunque no idéntico, al tiempo cronológico real. En el tiempo narrativo, por ejemplo, podemos encontrar ‘huecos’ o periodos de la vida a los que el hablante no se refiera, mientras de otros momentos o periodos se cuenten multitud de episodios. Este respeto por una secuencia temporal en la narración que reproduce aproximadamente el curso del tiempo real (de lo más remoto a lo más reciente) aporta orden a la historia vital, aporta coherencia. Más allá de este poner los acontecimientos uno detrás de otro, un nivel algo más complejo de
coherencia
se
logra a
partir
del
establecimiento
de
relaciones causales
entre
acontecimientos. Este principio de casualidad hace referencia a que cuando narramos nuestra vida (o parte de ella) establecemos conexiones causales entre los diferentes acontecimientos. No únicamente unos van antes que otros, sino que unos influyen y son decisivos para que los otros puedan darse. Así, la vida se narra no como una mera sucesión de episodios, de actividades que hemos realizado, sino que implica una explicación de porqué nos pasó lo que nos pasó y como las cosas han llegado a ser lo que son. Este logro de una cadena causal adecuada en la vida de las personas, según Linde (1993), se intenta que sea ni demasiado débil ni demasiado fuerte: x
Si es demasiado débil, el hablante puede sugerir que su vida ha procedido de forma aleatoria, sin dirección, sin que lo que sucede en un momento dado venga explicado o influido por lo que ocurrió antes. Sería una vida deslavazada, poco comprensible.
x
Si es demasiado fuerte, el hablante puede sugerir que su vida ha procedido de forma determinista, que las cosas era imposible que fuesen de de otra manera, que todo estaba atado y nunca se ha encontrado con alternativas, con posibilidades, con decisiones que había que tomar.
La mayoría de historias vitales se sitúan entre estos dos extremos, creando una versión personal, subjetiva que explica no sólo que nos ha pasado en nuestra vida, sino porqué nuestra vida ha ido de una manera y no de otra. Sin embargo, más allá de estos dos tipos de coherencia (la aportada por la continuidad, la aportada por la causalidad), desde el enfoque cognitivo se enfatiza también un tercer tipo de coherencia presente en las historias vitales: la coherencia temática (Bluck y Habermas, 2000; Coleman, 1999). Esta hace referencia a la aparición de ciertos temas recurrentes a lo largo de la historia vital. Estos temas, a veces en forma de metáforas, de principios o de lecciones globales vinculan las diferentes peripecias vitales de la persona y ofrecen un modo de interpretar y dar un sentido global a la vida, aportando un nivel más abstracto de coherencia. Así, por ejemplo, podemos imaginar una persona que entienda que la vida es ‘como una montaña rusa, con subidas y bajas que al final llegan a marear’ y que interprete los diferentes momentos de la vida en función de esa metáfora, bien como ‘subidas’ en la montaña rusa, bien como ‘bajadas’ en esa montaña. En otros casos, más que una metáfora, la persona interpreta su vida en función de un tema específico: un ejecutivo puede interpretar toda su vida en función de cómo ascendió hasta la cumbre en su empresa, un
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conviertan en adultos de provecho. En cualquier caso, ese lema o tema global recurrente ayuda a resumir y dar sentido a la trayectoria vital como un todo. Estas dos últimas formas de coherencia, la coherencia causal y la coherencia temática, aportan un significado subjetivo e individual a la historia vital y hacen que, incluso más allá de que los acontecimientos vividos sean diferentes, cada persona interprete, explique y resuma su vida de manera individual, única. Sin embargo, también es cierto que, si bien cada historia vital es única, las historias vitales de las personas de ciertos grupos sociales presentan intereses y temas similares. En este sentido, la pertenencia a determinada generación, que implica haber compartido ciertos procesos y acontecimientos históricos con las personas que nacieron aproximadamente en los mismos años que uno mismo, determina en gran medida estos intereses y temas. Ello es debido a dos razones: por una parte, ciertos acontecimientos y procesos históricos son tan decisivos que difícilmente los podemos ignorar y, queramos o no, van a afectar a las condiciones en las que se desarrolla nuestra vida. El caso de la Guerra Civil o la postguerra es un buen ejemplo en este sentido: para las personas que lo vivieron, estos procesos sin duda han dejado un poso directo o indirecto en su vida, y como tal se manifiesta cuando la narran. En segundo lugar, hemos de tener en
EL ESTUDIO DE LAS TRAYECTORIAS VITALES
padre o madre puede interpretar la suya en función de cómo han logrado que sus hijos se
cuenta que ciertos valores, ideas y costumbres, aunque a veces nos parezcan inmutables, van cambiando y evolucionan desde una perspectiva histórica. Así, ciertas generaciones pueden haber seguido ciertos valores o ideas comunes que para generaciones anteriores o posteriores pueden no haber sido tan importantes. Por ejemplo, la manera de educar a los niños es un aspecto que ha cambiado de la generación de la guerra y postguerra a la generación nacida en los años 60. Esta importancia del cambio histórico se relaciona, de manera más general, con el tema de la cultura como determinante de las historias vitales: los individuos que pertenecen a la
Esto sucede porque las historias vitales no se elaboran en el vacío, sino a partir de materiales culturales y en el contexto de una cultura. Veamos esto con más detalles.
Historias vitales y cultura Las historias vitales que relatamos se construyen a partir de herramientas proporcionadas por la cultura en la que vivimos y por ello están, inevitablemente, influidas por esos elementos. La cultura influye, por ejemplo, en el tipo de acontecimientos que incluimos en nuestra historia vital y en la atención que le dedicamos a cada uno de ellos. Dentro de cada cultura existen ciertos patrones acerca de lo que se supone que es una biografía típica, lo que en secciones anteriores hemos denominado tareas evolutivas. Todos los miembros de una cultura comparten ciertas ideas acerca de las fases por las que pasa la vida de una persona (por
ejemplo,
infancia,
adolescencia,
juventud,
madurez,
vejez)
y
qué
tipo
de
acontecimientos marcan las transiciones entre una fase y otra y, por lo tanto, son importantes para la mayoría de las personas. Acontecimientos de este tipo podrían ser, por
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EL estudio del ciclo vital aypartir historias de vida: Una Gramática Derecho financiero descriptiva tributario de de la las lengua II española I propuesta práctica
misma cultura, presentan ciertas similitudes a la hora de generar sus narraciones vitales.
ejemplo, dejar la escuela, el primer trabajo, la primera convivencia en pareja, tener un hijo, jubilarse, etc. Obviamente, esta secuencia de acontecimientos que normativamente se esperan en la vida de las personas puede cambiar entre culturas y grupos sociales e incluso, dentro de una misma cultura, en el transcurso de la historia. Por ejemplo, es bien sabido como la adolescencia, como etapa diferenciada de la vida, es de aparición histórica relativamente reciente, ya que antes las personas pasaban de la infancia a desarrollar roles adultos (trabajar, emparejarse y tener hijos) de manera directa, sin pasar por unos años de transición adolescente. Estas normas sociales acerca de lo que se supone que es una biografía ‘convencional’ influyen no únicamente en el tipo de acontecimientos que incluimos en nuestra historia vital, sino también en lo que necesita ser explicado si no está. Así, por ejemplo, en la historia personal de una persona que no ha vivido en pareja nunca, probablemente se incluirán explicaciones acerca del porqué sucedió eso, ya que la mayoría de nosotros esperaríamos que hubiese pasado. Las desviaciones de la norma probablemente necesitan cierta explicación. Esta estructura biográfica normativa, que influye en cómo cada uno de nosotros elabora su propia historia vital, aporta lo que Bluck y Habermas (2000) han denominado coherencia cultural. Las historias vitales que tienen en cuenta el concepto cultural de biografía (ya sea para ajustarse a él, ya sea para explicar en que medida nuestra historia se separa de él) son más fácilmente comprensibles porque tienen una gran coherencia desde este punto de vista cultural. Las biografías sin este tipo de coherencia aparecen al oyente como historias con zonas oscuras, con elementos no explicados, llenas de incógnitas. Además de esta forma de influencia fundamental, la cultura también influye de otras maneras en las historias vitales. Por ejemplo, como ya hemos comentado las historias vitales, para ser reconocidas como tales, han de seguir la estructura de lo que en nuestra cultura entendemos por una historia. Han de incluir referencias al entorno en el que se desarrollan, a los personajes (entre los que se encuentra el propio narrador si estamos hablando de una historia vital), a una secuencia de acontecimientos que se complican hasta llegar a un clímax, tras el que viene un desenlace. El ajuste a este patrón cultural de lo que es una historia permite que los oyentes reconozcan las historias vitales cuando las oyen, se despierten en ellos una serie de expectativas acerca de cómo va a proceder el narrador para contar su historia y se favorezca, en suma, la comprensión. Por último, una tercera influencia cultural en las historias vitales la entramos en lo que Linde (1993) denomina sistemas de coherencia. Estos sistemas de coherencia serían un conjunto de creencias interrelacionadas, de teorías de sentido común, o de estereotipos ampliamente compartidos por los miembros de una cultura o grupo social. A la hora de explicar ciertos acontecimientos de nuestra vida, podemos interpretarlos de acuerdo con estos estereotipos o teorías de sentido común, y así hacerlos más comprensibles para nosotros y para los que nos rodean. Por ejemplo, observemos como en este extracto una persona recuerda como conoció a su mujer y se llegaron a ser novios. Para hacerlo, utiliza como sistema de referencia la comparación con un episodio bélico: utiliza un vocabulario y una forma de narrar que nos recuerda a una historia de asedio y de victoria final, que hace la historia muy reconocible:
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la voy a conquistar yo’. A principio no quería mucho y se resistía, no quería verme, pero ya me la fui camelando yo poco a poco. Me llegué a hacer incluso amigo de sus padres, que tenían una zapatería. ¡Nunca me he comprado yo más zapatos que entonces! Y su padre pues veía con buenos ojos que fuéramos novios. Y ya entre uno y otro le fuimos comiendo la moral hasta que dijo que sí. Y mire usted, cuarenta y dos años que llevamos casados, y muy felices que hemos sido que no lo hemos podido ser más. En resumen, pese a que cada historia vital es única, todas las generadas dentro de una misma cultura comparten una serie de características y tienen en cuenta aspectos que las hacen comprensibles para otros miembros de esa cultura. Aunque los detalles y la forma de vincularlos sean muy variables, algunos aspectos generales respecto al tipo de contenidos a incluir y como estructurarlos y explicarlos suelen ser bastante comunes entre personas de una procedencia social y cultural similar.
La historias vital como fenómeno abierto y dinámico
EL ESTUDIO DE LAS TRAYECTORIAS VITALES
La conocí en un baile. Y nada más que la vi me dije: ‘Esa va a ser para mi, a esa me
Un aspecto esencial de las historias vitales es su dinamismo. No debemos pensar que las personas tienen ‘una’ historia vital, inamovible a lo largo de su vida una vez elaborada, una vez contada. Las autobiografías y los diarios, en tanto versiones escritas sobre nuestra vida, son relatos consolidados, inamovibles una vez escritos. En cambio, las historias vitales, como relatos orales, pueden variar enormemente de una vez a otra, incluso aunque estemos contando los mismos acontecimientos o fases de nuestra vida. Esta apertura y variabilidad de las historias
En primer lugar, las historias vitales son, por definición, historias inacabadas. Esto es así porque el narrador siempre tiene la oportunidad de añadir nuevos capítulos a la historia a medida que pasa el tiempo y le suceden nuevas cosas. Las historias vitales se relatan en determinado punto de la vida, pero la vida sigue: nuestras historias están siempre en construcción. En segundo lugar, cada nueva vivencia, cada nuevo episodio que incorporamos a nuestra vida tiene la posibilidad de no sólo añadirse, sino de cambiar los acontecimientos y episodios que ya estaban presentes en la historia. Así, a medida que transcurre el tiempo y vamos viviendo
nuevas
experiencias,
es
probable
que
acontecimientos
que
nos
parecían
importantes de nuestro pasado nos parezcan ahora triviales o, al contrario, cosas a las que no dábamos importancia más tarde se la atribuimos a la luz de los nuevos episodios. Las nuevas experiencias nos dan la posibilidad de entender de nuevas formas, de reinterpretar el significado vital de los acontecimientos del pasado, de encontrar nuevas explicaciones a lo vivido. Con la perspectiva que da el tiempo, los acontecimientos de nuestro pasado acaban asentándose y les atribuimos nuevos significados, quizá muy diferentes a los que tenían en otros momentos de la vida. En suma, inevitablemente contemplamos nuestro pasado a partir
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EL estudio del ciclo vital aypartir historias de vida: Una Gramática Derecho financiero descriptiva tributario de de la las lengua II española I propuesta práctica
vitales se da en al menos tres sentidos.
de la lente de nuestro presente. Lo que fuimos ayer adquiere sentido en función de lo que somos hoy. Por ejemplo, imaginemos una persona que relata sus relaciones de pareja. Esa persona podría explicar una ruptura reciente como una desgracia, como una gran pérdida imposible de reemplazar porque realmente en ese momento lo siente así. Si tiempo después esa misma persona se enamora de nuevo, podría reinterpretar la ruptura pasada y verla ahora, por ejemplo, como una gran suerte, como la resolución de algo que en el fondo no era tan bueno (en especial si lo comparamos con el amor actual) y que le ha dado la oportunidad de conocer posteriormente a alguien que en esos momentos se piensa que va a ser la persona de su vida. En suma, cada nueva experiencia vivida ha de ser encajada con la historia elaborada hasta ese
momento.
Hasta
cierto
punto,
este
encaje
implica
siempre
dos
movimientos
complementarios: por una parte, una ampliación de la historia vital y una intepretación de la nueva experiencia a partir de las experiencias del pasado. Por otra parte, un cambio en la historia vital que teníamos hasta ese momento, su reorganización para acoger el nuevo episodio, las nuevas experiencias, lo que a veces necesita de la reinterpretación de ciertos acontecimientos pasados. En función del tipo de acontecimiento (si es más coherente o menos con lo ya vivido), se podría simplemente incorporar o necesitará de un cambio más o menos profundo de la historia previa, pero en todo caso esta dialéctica entre la ampliación y la reorganización de nuestra historia se mantiene a lo largo de la vida. Una tercera y última forma en la que se manifiesta la apertura y variabilidad de las historias vitales aparece cuando tenemos en cuenta que las historias vitales están también determinadas, al menos en parte, por el contexto en el que se producen, por las condiciones específicas que se dan en el momento de explicar los acontecimientos. Por ejemplo, no es lo mismo explicar experiencias personales en grupo, ante un único oyente o evocarlos nosotros mismos en soledad. La intención con la que contamos la historia (lo que queremos conseguir contándola), la presencia entre los oyentes de personas que estaban presentes en algunos de los acontecimientos que narramos o la relación previa que tenemos con nuestros oyentes son, entre muchos otros, aspectos que potencialmente influyen en la configuración concreta de la historia. Todo ello puede hacer que un mismo episodio personal pueda ser contado de formas diferentes en contextos distintos, un fenómeno al que, como ya hemos visto, en enfoque narrativo (y no tanto el cognitivo) le otorga la máxima importancia.
Historias vitales y verdad Esta gran variabilidad de las historias vitales hace que nos planteemos un último aspecto importante a la hora de definir las historias vitales: el papel que en ellas juega la noción de verdad. Ciertamente, en algunos estudios (especialmente en algunos que proceden del enfoque que hemos denominado cognitivo) se plantean el problema de hasta qué punto la memoria de acontecimientos personales se corresponde más o menos con la realidad de lo que realmente
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información ‘objetiva’ (un vídeo, un texto) y, tiempo después, se pide que lo recuerden. La intención es ver hasta qué punto nuestra memoria es o no exacta, de qué depende que el recuerdo sea más o menos fiel o en qué sentido solemos sesgar ese recuerdo, cuando el sesgo aparece. Sin embargo, para la mayoría de los autores interesados en las historias vitales obtenidas en contextos naturales esta noción de verdad entendida como la exactitud con la que los hechos narrados se corresponden con los hechos ocurridos no es un criterio evaluativo relevante para determinar el valor de una historia vital. El narrador, al contar acontecimientos que sucedieron en su vida no es un historiador cuya intención es establecer lo que realmente ocurrió. Inevitablemente, ese narrador lo que aporta no son los hechos mismos, sino la interpretación de los hechos de acuerdo con su perspectiva, con el punto de vista desde el que los experimentó. Evidentemente, hay unos hechos indiscutibles (si el narrador se casó puede probar que se casó, si tuvo dos hijos puede probar que los tuvo) pero, como ya hemos comentado, la historia vital es algo más que una mera sucesión de hechos: es sobre todo la compresión e interpretación de esos acontecimientos, el significado que se les atribuye.
EL ESTUDIO DE LAS TRAYECTORIAS VITALES
se experimentó. En estos estudios, por ejemplo, se proporciona a los participantes cierta
Algunos autores (especialmente aquellos que se sitúan dentro del enfoque que hemos llamado narrativo) incluso dudan de que pueda existir una versión objetiva de los hechos fuera de la interpretación: los hechos lo son en tanto son siempre contados por alguien y, por lo tanto, siempre interpretados por alguien. Así, las historias vitales no son más que una versión de la experiencia vivida, lo que explica no sólo la gran fluidez y posibilidad de cambio que hemos mencionado (el significado otorgado a los mismos acontecimientos puede variar en diferentes momentos de la vida o puede ser explicado de formas muy diferentes en contextos distintos), sino también la posibilidad por parte del oyente, especialmente si estuvo presente en los acontecimientos
De esta manera, si bien el concepto de verdad como punto de vista de un hipotético observador externo no tiene mucho sentido, sí lo tienen otros conceptos de verdad. En concreto, destacaremos dos: la verdad como autenticidad y la verdad como verosimilitud. x
La autenticidad de una historia implica que el narrador cree en ella. Es decir, lo que importa a la hora de contar nuestra historia es precisamente eso, que sea nuestra, que aportemos nuestra versión, que expliquemos las cosas tal y como pensamos que sucedieron. El narrador ha de tener un compromiso con su historia vital, lo que, obviamente, no excluye que en todas las historias haya cierto grado de autojustificación, e, incluso, de autoengaño, aunque va a ser muy difícil determinar cuánto ya que, como hemos comentado, no existe una versión neutral de los hechos con los que comparar la versión del narrador.
x
La verosimilitud se refiere, por otra parte, al valor de ‘verdad aparente’ de la narración. Es decir, que la versión que aporta el narrador sobre los hechos de su vida sea lo suficientemente coherente como para que haya podido ser verdad. Que lo sea o no es algo difícil (o imposible) de juzgar, como hemos comentado. Es a lo que nos hemos
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narrados, de disputar y confrontar la versión del narrador con la suya propia.
referido en páginas anteriores como ‘verdad narrativa’, presente en aquellos textos lo suficientemente bien construidos como para resultar creíbles y ser convincentes. De esta manera, los narradores están motivados a explicar historias vitales, versiones de sí mismos y de su experiencia, en las que creen firmemente y que, a los oídos de un oyente, suenan a verdad, no presentan inconsistencias ni contradicciones flagrantes o, cuando las hay, están suficientemente explicadas y justificadas por el narrador.
Funciones de las historias vitales: ¿para qué nos sirven? Aunque diferentes autores han enunciado diferentes propósitos para los que pueden servir la narración de episodios de experiencia personal y, en general, las historias vitales, estas funciones suelen converger en tres (Bluck, 2003): x
Las historias vitales como elemento que ayuda a dirigir nuestra vida y tomar decisiones.
x
Las historias vitales como elemento que facilita la interacción social
x
Las historias vitales como fundamento de nuestra identidad personal.
Antes de dar una explicación algo más detallada de cada una de las funciones (y de detenernos más específicamente en la tercera, la que más nos interesa), es importante tener en
cuenta
que
estas
funciones
(directiva,
social,
identitaria)
no
son
mutuamente
excluyentes: una determinada historia vital puede contarse con una finalidad en cierto momento y, en otro momento posterior, contarse con otra finalidad. O, incluso, la misma historia vital puede, al ser contada, esta cumpliendo varias funciones al mismo tiempo.
La función directiva Como hemos venido diciendo, toda historia encierra cierto tipo de aprendizaje, más o menos relevante, más o menos trascendente. Cuando hablamos de historias referidas a experiencias personales, esos aprendizajes corresponden a lecciones extraídas a partir de las cosas que nos han pasado a lo largo de la vida. Precisamente esas lecciones son de gran utilidad, porque nos ofrecen una guía que influye en nuestra manera de comportarnos. Esta función directiva de los recuerdos personales puede expresarse de dos formas: x
Los recuerdos personales no ofrecen pistas, puntos de anclaje sólidos para poder tomar decisiones ante los problemas que se nos presentan en el día y día y ser capaces de planificar nuestra vida futura. Ante situaciones nuevas, recuperamos lo aprendido en situaciones pasadas similares como elemento que nos permite tomar unos caminos u otros. De esta manera, los recuerdos personales nos ayuda a solucionar problemas y establecer rumbos vitales. Tomemos como ejemplo el siguiente episodio que narraba una mujer de 72 años al recuperar recuerdos de su infancia: Mi madre fue una gran mujer, la persona que más me ha influido en la vida, incluso cuando ya no estaba. Recuerdo una vez, cuando era muy pequeña, que mi madre tuvo que ir a cuidar a mi abuela, que estaba enferma, y yo me quedé a cargo de mis
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mala suerte de que el maestro me mandó salir a la pizarra. Cuando se dio cuenta de que no llevaba la tarea hecha, me riñó delante de todos mis compañeros hasta hacerme llorar. Cuando llegué a casa se lo conté a mi madre y me dijo: ‘Mira hija, no te tienes que callar nunca. Todos somos iguales, y las cosas tienen una razón. Tú tienes que explicar las tuyas ante quién sea necesario. Eso sí, con educación’. Creo que durante todos estos años, cuando ya era mayor, he intentado hacer siempre eso. Cuando creo que tengo razón, lo digo ante quién sea. Parece como si la estuviese oyendo ahora mismo. Como vemos, esta mujer recuerda perfectamente el mensaje de su madre, y reconoce haberlo utilizado como guía en situaciones posteriores. El valor de historias como esta como fuerza que dirige nuestro comportamiento está claro. x
Por otra parte, ciertas experiencias personales pueden servir como aspecto que ha generado o que ejemplifica ciertas visiones del mundo, ciertas creencias sobre como son las cosas. A veces, para explicar porqué tenemos cierta opinión o vemos las cosas de cierta manera, nuestra respuesta consiste en explicar un episodio personal que la
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hermanos pequeños. Ese día no pude hacer los deberes, y al día siguiente tuve la
justifica. Estos recuerdos, al ser parte de nuestra experiencia personal, son un argumento difícilmente refutable. Vemos por ejemplo las actitudes ante la vida de esta persona de 63 años fueron influidas por un acontecimiento de la adolescencia: Para mi la vida siempre ha sido algo sin mucho sentido y que hay que vivir al día, sin preocuparse demasiado por el futuro. Esto lo aprendí yo cuando murió mi padre. Yo tenía pues unos 12 años tendría. Él se ve que padecía del corazón, porque luego me lo contó mi madre… ehh, yo entonces no lo sabía. Recuerdo como una vecina, que tenía una tierra cercana a las nuestras, vino un día corriendo al pueblo gritando: ‘¡Ayuda, ayuda!’, dando unas voces muy grandes. Salimos de casa espantados diciendo: ‘¿Pero qué le
junto a los bueyes. Se ve que le dio un ataque y se murió en el acto. Fuimos rápido, pero ya no había nada que hacer, estaba seco. Como un pajarillo el pobre. Lo pasamos muy mal. Imagínese, yo con 12 años y lo que quería yo a mi padre… Lo pasé fatal, muy mal. Y me di cuenta de que la vida hay que aprovechar lo que se tiene ahora, porque en cualquier momento se puede ir sin avisar, y no hay Dios que valga. De golpe y porrazo la vida puede pasar de blanco a negro, y no puedes hacer nada. Es interesante remarcar como esta fuerza directiva de los recuerdos y las historias personales no únicamente reside en la rememoración de acontecimientos ‘positivos’, de éxitos, o de lecciones que los demás nos han dado explícitamente. En muchas ocasiones, los fracasos tienen una gran fuerza motivadora. Así, haber experimentado algo que se vive como un fracaso puede llevar a actuar de manera que esa situación no se vuelva a dar más. Por otra parte, el poder directivo de las historias y episodios vitales actúa tanto a corto plazo como a largo plazo:
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habrá pasado ahora a esta loca?’. Pues resulta que había encontrado a mi padre tirado
x
A corto plazo, el recuerdo de experiencias personales similares a la situación actual puede inspirar, como hemos comentado, comprensiones sobre esa situación y maneras de actuar que creemos adecuadas.
x
A largo plazo, tener en cuenta nuestra experiencia nos proporciona material para establecer planes y proyectos vitales que se extienden en el tiempo. Estos planes vitales serán una importante fuente de influencia ya no para comportarse en situaciones concretas, sino para tomar decisiones y poner en marcha estrategias vitales con la intención de hacerlos posibles.
La función social En gran número de ocasiones (probablemente en la mayoría), el relato de experiencias personales aparece en un contexto social, en la conversación con otra u otras personas. Aunque podemos imaginar un uso puramente individual de las historias vitales, como algo pensado que la persona rememora para sí misma en soledad, lo más habitual es que estos recuerdos personales se compartan. Lo social en las historias vitales no se refiere únicamente a su aparición en un entorno de interacción con otras personas, sino a que, en ocasiones, el propósito de evocar recuerdos personales en forma de historia es prioritariamente social también. En este sentido, algunos autores (p.e. Alea y Bluck, 2003) especifican tres usos sociales de los recuerdos personales: x
El uso de la evocación de experiencias personales pasadas como medio para mantener la intimidad en la relación con quién (o quienes) nos escuchan o para incrementar esa intimidad. El hecho de compartir nuestros recuerdos con otro estrecha nuestro vínculo con ese otro, hace que nuestra relación con él o ella sea más íntima. Sólo cuando confiamos en el otro somos capaces de abrirnos y contar ciertas experiencias personales, y el grado en el que esa persona conoce nuestra historia vital es un indicador de hasta qué punto su relación con él o ella es estrecha o no. Por otra parte, contar recuerdos personales a otra persona genera tal corriente de intimidad que hace más probable que esa persona, a su vez, nos confíe sus propios recuerdos. Si repasamos las personas que nos rodean (familiares más cercanos o menos, amigos con los que tenemos más relación o menos), probablemente aquellos con los que nuestro vínculo es más íntima son también que ‘saben’ más de nosotros, los que nos conocen más, los que saben más de nuestra historia vital.
x
La narración de recuerdos personales puede ser un medio para buscar la empatía de quien nos escucha o, alternativamente, para ofrecerle empatía. Recordemos que la empatía hace referencia a esa ‘sintonización emocional’ que aparece cuando somos capaces de comprender qué está sintiendo el otro, cuál es su estado afectivo. Así, en ocasiones la función de compartir nuestros recuerdos personales es tratar de que la otra persona nos comprenda, que ‘sintonice emocionalmente’ con nosotros. En otras ocasiones, nuestras historias ayudan a que el otro se sienta comprendido, expresan que sabemos lo que está sintiendo en ese momento. Por ejemplo, cuando un amigo nuestro
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buscando ese consuelo de verse comprendido por nosotros. Si ante una historia como esa nosotros contamos, a su vez, nuestras propias experiencias de pareja desgraciadas (o incluso un episodio similar en alguna medida al que hemos escuchado), estamos haciendo explícita esa empatía, esa comprensión hacia los sentimientos de nuestro amigo. x
Por último, un tercer uso social de las historias vitales es su utilización como medio para informar, enseñar, aconsejar o impartir una lección a la persona que nos escucha. Anteriormente hemos dicho que toda historia ilustra, de una manera u otra, una enseñanza: los protagonistas cambian a lo largo de la historia y aprenden cosas, son diferentes cuando la historia acaba a como eran cuando empezaron. De esta manera, una forma convincente de enseñar a otra persona aspectos que hemos aprendido a partir de nuestra experiencia es transformar y contar como una historia esa experiencia que nos permitió aprender la lección. La historia permite comunicar significados, verdades que uno cree que es importante tener en cuenta. De hecho, esta característica de las historias como medio para comunicar aprendizajes
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nos cuenta cómo se ha peleado con su novio/a y ha roto la relación, probablemente esté
ha sido la forma tradicional de transmitir conocimientos importantes, prácticos y morales, de generación a generación: a partir de mitos, de leyendas y de experiencias propias, las generaciones más mayores han traspasado cierta visión del mundo a las generaciones más jóvenes. De esta manera, las historias vitales son una forma de dar continuidad a la experiencia del narrador, permitir que lo que él o ella ha aprendido no se quede ahí y se pierda con su muerte, sino que pueda servir también a los demás y vivir en ellos. Obviamente, estos tres usos sociales de las historias se entremezclan, y en la mayoría de ocasiones no podemos diferenciar entre unos y otros, o decir en qué medida uno es más
nuestra propia historia de ruptura con una pareja anterior ante la ruptura de la pareja de un amigo/a nuestro, sirve evidentemente para generar empatía, para hacer saber al otro que entendemos como se siente, pero también indudablemente es un medio para mantener o incluso estrechar el grado de intimidad de la relación y para aconsejar o comunicar modos de superar su actual situación (a partir de cómo en nuestra propia historia nosotros afrontamos una situación similar a la que nuestro amigo/a está experimentando). Al realizar entrevistas para conocer la historia vital de una persona, este perfil social de las historias sin duda va a estar muy presente. En el desarrollo de la entrevista es muy probable que, compartiendo los recuerdos de nuestro entrevistado, empaticemos y seamos capaces de entender mejor cómo ve el mundo la otra persona y porqué ha llegado a ser lo que es. Tras acabar la entrevista, también es probable que nuestro grado de relación y de intimidad con el entrevistado haya aumentado, que sintamos que existe una mayor confianza mutua, incluso cuando ya existía una relación previa de afecto con él/ella. Y, en fin, a lo largo de la entrevista (especialmente si entrevistamos a una persona con la que hay una notable diferencia de edad, que pertenece a una generación mayor a la nuestra), el entrevistado,
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importante que otro. Por ejemplo, en el caso que anteriormente mencionábamos de contar
implícita o explícitamente, intente ‘enseñarnos’ cosas de la vida, lecciones que ha aprendido de la experiencia que ha acumulado. Es interesante tener en cuenta que estos aspectos sociales de las historias vitales (o al menos parte de ellos) se puede argumentar que están presentes no sólo cuando la historia se genera en el contexto de una conversación con otro u otros, sino también en el contexto del recuerdo en soledad. Así, recordar ciertas experiencias vitales puede ser una manera de mantener (o, por qué no, incluso de desarrollar) la intimidad con otros que no están presentes, bien porque están lejos, bien porque han muerto. Por ejemplo, para un hijo recordar experiencias vitales con sus padres fallecidos puede ser una manera de mantener en contacto con ellos, de darse cuenta hasta qué punto ahora es capaz de entenderles cuando quizá no lo era tanto en el pasado, o para tener presentes las enseñanzas que le intentaron transmitir. Por último, también hay que tener en cuenta que esta naturaleza social de las historias vitales abre las puertas a que, junto con el narrador, también la persona o personas que hacen de oyentes puedan participar en la construcción del relato. En último término, se puede argumentar que incluso los oyentes silenciosos participan en la construcción de la historia que oyen: el silencio juega a veces un importante papel e influye en el narrador. En otras ocasiones los oyentes incluso participan en la narración aportando sus propias versiones o matices al relato, especialmente si estuvieron también presentes en los acontecimientos narrados y si la situación es más de conversación que de entrevista. Esta participación de otras personas, que en ocasiones pueden contradecir al narrador o reconducir la narración hacia direcciones inesperadas, hacen que las historias resultantes puedan ser más complejas y potencialmente conflictivas, lo que en ocasiones dificulta los intentos
del
narrador
principal
de
lograr
relatar
una
historia
temporal,
causal
y
temáticamente coherente (Ochs y Capps, 2001).
Historias e identidad Si bien las funciones directiva y social de los recuerdos personales son muy importantes, el aspecto que tradicionalmente más ha despertado interés es el papel de esos recuerdos en el mantenimiento y desarrollo de nuestra identidad. Imaginemos por un momento que nos levantáramos un día por la mañana sin ningún recuerdo, habiendo olvidado los episodios que forman parte de nuestra biografía. ¿Podríamos decir que somos la misma persona que el día anterior? En un sentido físico sí, obviamente: nuestra apariencia sería la misma. Pero en un sentido psicológico es mucho más dudoso, ya que una parte esencial de lo que somos (si no la más esencial) lo componen los recuerdos de nuestra vida. Nos reconocemos como seres con una trayectoria vital determinada que nos ha conducido a nuestro estado actual. Como comentan Wilson y Ross (2003), ‘somos lo que recordamos’. Podemos definir la identidad como un conjunto organizado de conocimientos y significados acerca de lo que somos, de cómo hemos llegado a ser lo que somos y de cómo esperamos
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conocimiento sobre nosotros mismos llegue a convertirse en una verdadera ‘identidad personal’ es su integración. Esta integración ha de lograrse en dos sentidos: x
Sincrónicamente, o en el espacio: todas las personas desempeñan diferentes papeles en su vida cotidiana (padre o madre, hijo/a, amigo/a, etc.) Cada papel exige ciertos patrones concretos de comportamiento. La persona con una identidad formada es capaz de integrar esas maneras diferentes de comportarse de manera que las contempla como partes de una misma cosa: el yo.
x
Diacrónicamente, o en el tiempo: a medida que crecemos y nos hacemos mayores, cambiamos: lo que nos gustaba antes quizá con el tiempo puede perder su atractivo, formas de comportamiento propias de una edad cambian al entrar en nuevos periodos de la vida. Con el transcurrir del tiempo, dejamos de hacer ciertas cosas y pasamos a hacer otras: comenzamos y dejamos de estudiar, comenzamos y cambiamos de trabajo, empezamos y terminamos relaciones con otras personas. La identidad personal, aún reconociendo los cambios, es capaz de integrarlos dentro de un todo significativo: el yo.
De acuerdo con McAdams, esta integración de la identidad la dota de dos de sus
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cambiar en el futuro. Para McAdams (2001), una cualidad esencial para que este
características esenciales: la unidad (vernos a nosotros mismos como un todo coherente en el espacio y en el tiempo) y el propósito (ver sentido a como somos, saber cómo hemos cambiado y a dónde pretendemos llegar). Así, la identidad no es solamente tener ciertos conocimientos sobre nosotros mismos, sino haberlos integrado de tal manera que nos proporcionen un sentido de unidad y propósito, lo que la mayoría de las persona logran a partir de la adolescencia. Numerosos autores (Linde, 1993; McAdams, 2001; Bluck, 2003) afirman que ese modo organizado de comprendernos a nosotros mismos adopta una forma narrativa, que es la que
esencia de las historias vitales es su coherencia en diferentes niveles: temporal, causal, temática, temporal. Es precisamente esa coherencia de las historias vitales la que corresponde y ayuda a lograr la integración y propósito necesarios para el logro de la identidad. Es decir, a partir de su narración forjamos nuestra identidad y, al mismo tiempo, esta identidad se expresa como una historia. Nuestras experiencias se evocan en forma de historias en la que nosotros somos los protagonistas, historias que vinculan y organizan temporalmente nuestras acciones. La historia vital recogería todas aquellas experiencias que, por algún motivo u otro, consideramos significativas en nuestra trayectoria vital y les da una coherencia, una unidad y un propósito: se convierte en nuestra identidad. De esta manera, podemos llegar a la misma conclusión que Keynon (1996): no sólo recordamos y hablamos de nosotros mismos en forma de historias sino que, en buena medida, esas historias vitales constituyen lo que somos, nuestra identidad. Así, a partir de las historias vitales podemos realizar el proceso de integración sincrónica y diacrónica que exige la construcción de una identidad personal. La historia vital… x
Sustenta una versión de nosotros mismos que, pese a los cambios, se ve como algo estable: preserva el sentido de que somos los mismos a pesar de todo, de que hay
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le dota precisamente de esa integración y organización. Como hemos visto, un aspecto
ciertos aspectos de nosotros mismos que se han mantenido en el tiempo, de que hay un núcleo central que se mantiene a pesar de que nos comportemos de manera diferente en los distintos contextos en los que se desarrolla nuestra vida. x
Proporciona una versión de nuestra trayectoria vital en la que los cambios y las transiciones quedan explicadas como algo coherente y lógico, que tiene una razón de ser. Asimismo, ofrece vías de desarrollo futuro, metas, trayectorias posibles a seguir en los años siguientes.
x
Establece lo que es único en nuestra trayectoria evolutiva. En la historia vital se expresa un desarrollo de la persona que puede ser común al desarrollo de otros en algunos momentos, pero que, globalmente, se muestra como hace únicos, diferentes. Nuestra historia vital, como expresión de nuestra identidad personal, nos individualiza.
Por otra parte, hemos de pensar que las narraciones de experiencias vitales, y las historias vitales en general, tienen una característica muy relevante que es preciso tener en cuenta: en ellas el narrador y el protagonista principal de la historia son la misma persona. Así, encontramos un Yo narrador (la persona en el momento que cuenta o evoca acontecimientos de su historia vital) y un Yo narrado (la imagen que da el narrador de sí mismo en la historia, cómo se describe, que acciones realiza, como reacciona). En el momento de narrar nuestra historia, el Yo narrador construye al Yo narrado, pero al mismo tiempo el contenido de la historia ilumina como ese Yo narrado se ha convertido, al final, en la persona que hoy es el Yo narrador.
PLANO DEL PRESENTE LA CONVERSACIÓN
EL NARRADOR
Crea
PLANO DEL PASADO LA NARRACIÓN
Ha dado lugar al…
EL PROTAGONISTA
Hablar de nosotros mismos permite objetivarnos, tratarnos como objeto de conocimientos, del que se puede hablar y al que se puede juzgar. Permite hablar de nosotros mismos desde fuera, tratándonos como tratamos a los demás, como observador de nuestras acciones pasadas. En ocasiones, el narrador se identifica plenamente con el protagonista de la historia. Pero en otras, sin embargo, marca distancias respecto a él. Estas distancias se establecen cuando el narrador quiere resaltar la diferencia entre tal como se era en el momento que se narra y tal como se es en el presente. Este manejo de la distancia, de las similitudes y diferencias entre el yo-narrador (tal y como soy ahora) y el yo-narrado (el protagonista, el yo tal y como era antes, en el tiempo de la historia) puede utilizarse como
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condenarlos y, pese a todo, obtener una imagen positiva de nuestro yo-presente, en tanto hemos cambiado respecto al pasado. Así, por ejemplo, si contamos una acción moralmente reprobable que hicimos en el pasado, la historia puede elaborarse de manera que transmita un mensajes justificador como: ‘sí, lo hice, pero cualquier hubiera hecho lo mismo en esas circunstancias, había buenos motivos entonces para hacerlo, aunque ahora se hayan olvidado o hayan desaparecido’. Alternativamente, se puede formular para transmitir un mensaje condenatorio de nuestro pasado, pero por eso mismo absolutorio de nuestro presente, del tipo: ‘sí, lo hice, estuvo muy mal y me arrepiento de ello. Ahora soy capaz de verlo, porque he cambiado y no volvería a hacerlo. Antes era malo, ahora que soy bueno me doy cuenta’. Como comenta Linde (1993), las confesiones no sólo son buenas por su poder catártico, permitiéndonos ‘liberarnos’ de nuestros demonios, sino también son excelentes para nuestra imagen personal, ya que nos alejan de un yo pasado que ya no somos. En relación con este tema, algunos autores (por ejemplo, Wilson y Ross, 2003) enfatizan el valor de los recuerdos autobiográficos como un instrumento que nos permite vernos a nosotros mismos bajo una luz positiva. Estos autores destacan algunas estrategias o maneras de construir los recuerdos autobiográficos que ponen de manifiesto esta tendencia a
EL ESTUDIO DE LAS TRAYECTORIAS VITALES
un mecanismo para justificar ciertos comportamientos discutibles del pasado, o para
vernos positivamente. Por ejemplo: x
Cuando destacamos los cambios que hemos experimentado a lo largo de la vida, estos cambios suelen implicar mejoras, aunque para ello tengamos que recordar el pasado como peor o inferior a lo que realmente fue.
x
Los éxitos del pasado se perciben muy vinculados a nuestro presente, muy relacionados con la manera en la que somos ahora. En cambio, los fracasos y las decepciones de pasado se tienden a percibir mucho más alejadas en el tiempo (con independencia del momento cronológico en el que ocurrieron), como acontecimientos que o bien poco
permitirnos cambiar y ser como somos ahora. De esta manera, en general tendemos a recordar nuestro pasado, a construir historias vitales comprensibles y que, a ser posible, refuercen nuestra identidad y permitan evaluarnos a nosotros mismos en términos positivos: los relatos vitales pueden ayudar a apuntalar e incluso a aumentar nuestra autoestima. Obviamente, aunque esto es lo más frecuente, no siempre es así y hay personas que recuerdan acontecimientos negativos y para las que recordar, más que una liberación o un modo de ver coherencia y progreso, supone una tortura y revivir pérdidas y situaciones desagradables. Probablemente, un signo de que los acontecimientos negativos que todos, en algún momento u otro, experimentamos en nuestra vida han sido asumidos y superados es, precisamente, la capacidad para hablar de ellos, integrarlos en una trayectoria vital más amplia e incluso, a ser posible, reformularlos en términos positivos. En posteriores apartados volveremos a mencionar esta relativa plasticidad del pasado y los efectos que puede tener para nuestro estado presente. Por último, es importante remarcar que hasta el momento hemos hablado de las historias vitales y su papel en la identidad centrándonos en la persona individual. Sin embargo, en un
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EL estudio del ciclo vital aypartir historias de vida: Una Gramática Derecho financiero descriptiva tributario de de la las lengua II española I propuesta práctica
tienen que ver con nuestro yo presente o bien tuvieron consecuencias positivas al
sentido más amplio, las historias vitales también tienen una función muy importante en relación con la identidad al permitirnos conectar nuestra propia vida con las vidas de otros. En concreto, son especialmente importantes las conexiones que en la historia vital hacemos con las generaciones mayores (padres, abuelos), de las que procedemos y en parte permiten comprender porqué somos como somos, y con las generaciones que nos sobrevivirán (hijos, nietos) y que, de alguna manera, conservarán nuestro legado. Así, la propia vida adquiere sentido como un elemento dentro de un entramado cultural más amplio, dentro de un engranaje social en el que estamos conectados con el pasado y con el futuro, ampliando los límites de nuestra vida más allá de los años cronológicos que van desde el momento que nacemos al momento en que muramos.
Historias vitales, memoria y recuerdo
Las historias vitales ser nutren de nuestra memoria. Por ello, repasar las relaciones entre memoria e historia vital nos ayudará a entender mejor la composición y construcción de los relatos que elaboramos acerca de nuestras experiencias personales. Así, examinaremos las relacione de las historias vitales con dos conceptos que se han utilizado para estudiar los recuerdos de nuestro pasado: la memoria autobiográfica y la reminiscencia.
Memoria autobiográfica e historias vitales La memoria es uno de los temas más estudiados por la Psicología en las últimas décadas. Este interés por la memoria como objeto de estudio ha venido de la mano, en parte, de la creciente popularidad del llamado enfoque del procesamiento de la información como manera de aproximarse al la comprensión de las capacidades intelectuales humanas. Uno de los supuestos fundamentales de los modelos de procesamiento de la información es que para entender cómo funciona la mente humana puede ser útil concebirla como si fuera un gran ordenador. Así, al igual que un ordenador procesa información para producir ciertos resultados, la mente humana también trabaja con información bruta (procedente de nuestros sentidos) que se convierte en representaciones mentales (imágenes mentales, lenguaje) sobre las que operamos. Estas operaciones sobre información (o procesamiento) es lo que subyace a fenómenos tan complejos como el razonamiento, el recuerdo, el cálculo y otras habilidades intelectuales superiores. En esta concepción del funcionamiento de la mente, la memoria como espacio donde se almacena y se opera con la información es un aspecto clave. Simplificando la cuestión, desde el enfoque del procesamiento de la información se postulan dos tipos de almacenes de memoria: x
La memoria a corto plazo, que contendría un número muy limitado de unidades de información. Estas unidades de información desaparecerían si no se opera con ellas activamente. Equivaldría al espacio de conciencia en el que procesamos la información.
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La memoria a largo plazo, que sería un almacén de información de capacidad en principio ilimitada, donde se depositan las huellas de todas nuestras experiencias y conocimientos. La relación con la memoria a largo plazo seria bidireccional: el proceso de codificación transfiere información de nuestra memoria a corto plazo a nuestra memoria a largo plazo (es decir, almacenar información), el proceso de recuperación realiza la operación contraria (es decir, recordar información).
Obviamente, si la historia vital incluye recuerdos de toda (o casi toda) nuestra vida, está mucho especialmente relacionada con la memoria a largo plazo. Sin embargo, es importante tener en cuenta que este almacén a largo plazo funciona a partir de dos tipos de información diferente: x
La memoria semántica, que hace referencia a aquellos conocimientos genéricos sobre el mundo. Este conocimiento se almacena en forma de estructuras abstractas, como conceptos, guiones o prototipos. Por ejemplo, cuando entramos a un restaurante y recordamos cómo proceder (esperar una mesa, revisar la carta, pedir los platos, etc.), cuando las características de la arquitectura gótica o cuando ‘recordamos’ como ir en bicicleta nada más subirnos en una, estamos recuperando información de la memoria
EL ESTUDIO DE LAS TRAYECTORIAS VITALES
x
semántica. x
La memoria episódica, en contraste, hace referencia a los conocimientos específicos de experiencias personales. Son recuerdos de episodios concretos, que implican detalles y son únicos. Por ejemplo, cuando recordamos la última comida de Navidad (aquella en la que nuestro hermano dejó caer al suelo sin querer una botella de cava) o las circunstancias de la vez que visitamos la catedral gótica de León, estamos recuperando información de la memoria episódica.
Obviamente, las historias vitales tienen que ver con este último tipo de memoria a largo
nuestra vida, lo que se suele denominar memoria autobiográfica. Estos recuerdos autobiográficos son, por así decirlo, los ladrillos a partir de los que se construyen las historias vitales, su materia prima fundamental. Sin embargo, tal y como comenta McAdams (2001), las historias vitales descansan en buena medida en la memoria autobiográfica, pero no son equivalentes a ella: por una parte las historias vitales son un fenómeno más restringido que la memoria y los recuerdos autobiográficos, por otra parte también son un fenómeno al mismo tiempo más complejo y más amplio. Expliquemos en qué consisten estas diferencias, que podemos concretar en tres aspectos. En primer lugar, la memoria autobiográfica hace referencia a recuerdos de nuestra vida, a cualquier recuerdo que podamos evocar en primera persona como algo experimentado por nosotros: desde aquellos altamente relevantes hasta los que son banales y anecdóticos. En cambio, las historias vitales se componen de un tipo muy concreto de recuerdos personales: aquellos que son lo bastante significativos y han tenido un impacto suficientemente grande como para incorporarlos a una narración sobre nuestra vida. En la historia vital sólo encontramos recuerdos privilegiados, aquellos que consideramos importantes, que han
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plazo: la memoria episódica. Y, en concreto, con la memoria episódica de acontecimientos de
supuesto cambios importantes en nuestra vida y tienen o han tenido una gran relación con la identidad, con la manera en la que creemos que somos. De esta manera, si preguntamos a alguien casado lo que hizo con su pareja el fin de semana anterior, quizá pueda recuperar algunos recuerdos autobiográficos sobre lo que hicieron juntos, donde fueron, con quién estuvieron. Sin embargo, es probable que los recuerdos autobiográficos de lo que hicieron el fin de semana pasado (a no ser que coincida con algo extremadamente importante) no formen parte de su historia vital. En cambio, otros recuerdos puntuales de la relación, como por ejemplo dónde y cómo se conoció a su pareja, cómo fue el primer viaje juntos o el día en el que le comunicó que quería el divorcio (si es que este ha sido el caso), además de ser recuerdos autobiográficos es probable que sean lo suficientemente relevantes para ser mencionados y comentados en una historia vital. En este sentido, sólo una parte relativamente
pequeña
de
nuestros
recuerdos
autobiográficos
se
recuperan
cuando
elaboramos nuestra historia vital. Una segunda diferencia importante radica en que la memoria autobiográfica implica únicamente el recuerdo del acontecimiento, con la intención de que ese recuerdo sea relativamente fiel a lo que sucedió (dentro de lo posible, ya hemos comentado que la ‘verdad’ del recuerdo es tal vez una quimera). Las historias vitales, sin embargo, contienen de manera mucho más explícita no solo recuerdos ‘fotográficos’ y asépticos de lo que sucedió, sino también su interpretación, su explicación, sus vínculos con acontecimientos anteriores (porqué sucedió lo que sucedió) y su relación y relevancia con acontecimientos posteriores (qué consecuencias tuvo lo que sucedió). Es decir, las historias vitales no son sólo recuerdos, no necesitan sólo de la memoria. También son interpretación, razonamiento, evaluación de lo vivido, algo que va más allá de una concepción de la memoria como mero almacén donde los recuerdos permanecen y se pueden recuperar de manera más o menos intacta. En este sentido, las historias vitales son un fenómeno más complejo que la memoria autobiográfica. Por último, una tercera diferencia entre memoria autobiográfica e historias vitales es que, tal y como su nombre indica, la primera incluye únicamente episodios de nuestro pasado, que ya hemos experimentado. La historia vital, sin embargo, además del pasado también incluye aspectos de nuestro presente y otros referidos a nuestro futuro imaginado: nuestras metas, qué queremos conseguir, cómo esperamos que sea nuestra trayectoria en los próximos años. Obviamente, este aspecto de futuro tiene mucho menos peso en las historias de las personas mayores, aunque en alguna medida u otra siempre está presente. En este sentido, las historias vitales son más amplias que la memoria autobiográfica.
Reminiscencia e historias vitales Una vez comparadas la memoria autobiográfica y la historia vital, sabemos que estas últimas son un modo especial de recordar en el que está implicada más que la simple evocación y memoria: es recuerdo con interpretación, con razonamiento, con un intento de explicar y de dotar a nuestra vida de la tan necesaria coherencia.
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despertado bastante interés científico en las últimas décadas. La reminiscencia, como la memoria autobiográfica, sería el proceso por el que evocamos acontecimientos del pasado y los traemos a nuestra conciencia. Sin embargo, memoria autobiográfica y reminiscencia son también conceptos que presentan algunas diferentes, entre las que podemos mencionar las siguientes (Webster, 2003; Staudinger, 2001): x
Los estudios sobre memoria autobiográfica se llevan a cabo en contextos controlados y de laboratorio, en los que las personas tiene que contestar preguntas específicas sobre los acontecimientos pasados que se estudian: tipos de cosas que se recuerdan y se olvidan, densidad de estos acontecimientos en cada etapa de la vida, precisión de los recuerdos personales, etc. En cambio, los estudios sobre reminiscencia tienen un origen práctico y clínico y su interés inicial era comprobar los efectos beneficiosos del hecho de recordar en el bienestar y la adaptación de la persona. En los estudios sobre reminiscencia, más que preguntar cosas específicas, el investigador suele incitar al entrevistado a recordar libremente, sin dirigirlo demasiado.
x
Los estudios sobre memoria autobiográfica pueden implicar a personas de edades muy
EL ESTUDIO DE LAS TRAYECTORIAS VITALES
La reminiscencia es un concepto cercano a esta forma de ‘recordar interpretando’ que ha
diferentes, con lo que su antiguedad (tiempo transcurrido desde que el acontecimiento sucedió hasta el momento en el que se recuerda) puede ser muy variable. En contraste, la
reminiscencia
es
un
concepto
muy
vinculado
al
estudio
del
recuerdo
de
acontecimientos muy remotos, que sucedieron hace varias décadas. Por ello, cuando hablamos de reminiscencia, se suele pensar (aunque luego veremos que esto actualmente es dudoso) en la actividad de recuerdo que llevan a cabo las personas mayores. x
La memoria autobiográfica, como ya hemos mencionado, es un proceso puramente mnemónico, en el que la persona únicamente recupera toda la información que posee
implica la interpretación y evaluación de esos acontecimientos a la luz de nuestra perspectiva presente. Esta tercera diferencia, como vemos, acerca el concepto de reminiscencia al de historia vital. Sin embargo, siguen siendo conceptos diferentes: x
La historia vital sería el producto de un proceso amplio de reminiscencia en el que la persona intenta recuperar y vincular entre sí recuerdos no parciales o específicos, sino que hacen referencia a toda o una buena parte de su trayectoria vital.
x
La historia vital incorpora elementos del presente y del futuro esperado, mientras que los procesos de reminiscencia implican únicamente recuperar e interpretar elementos del pasado.
x
Mientras que la reminiscencia, como hemos mencionado, parece asociada al estudio de los recuerdos de los mayores, las historias vitales se elaboran y podemos estudiarlas en personas de todas las edades a partir de la adolescencia.
Pese a estas diferencias, la reminiscencia es un término relativamente ambiguo y poco claro desde un punto de vista conceptual, ya que diversos autores hablan de él en sentidos
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sobre un acontecimiento personal. Sin embargo, la reminiscencia se supone que también
diferentes y le atribuyen de funciones diferentes. Por ejemplo, Webster (1999) diferencia ocho funciones o aspectos diferentes por los que las personas nos podemos implicar en procesos de reminiscencia. Estas funciones son: x
Reducción del aburrimiento: la reminiscencia aparece cuando nos encontramos en entornos poco estimulantes, como una forma de pasar el tiempo.
x
Preparación para la muerte: las reminiscencias nos ayudarían a repasar nuestro pasado cuando vemos la muerte cercana, lo que nos proporcionaría tranquilidad.
x
Identidad: la reminiscencia como un medio para descubrir cosas de nosotros mismos.
x
Solución de problemas: nos implicaríamos en procesos de reminiscencia para recuperar formas ya utilizadas de solucionar problemas que podemos volver a utilizar ante un problema presente.
x
Conversación: recordar el pasado como instrumento para mantener los vínculos informales con quieres nos rodean.
x
Mantenimiento de la intimidad: en este caso, la reminiscencia implica rememorar aspectos y episodios de personas, bien al tenerlas presentes otra vez, bien al recordarlas cuando ya no están.
x
Revivir amarguras: hace referencia al recuerdo de episodios en los que nos hemos sentido injustamente tratados. En ocasiones sirve para justificar el mantenimiento de pensamientos y emociones negativas respecto a otras personas.
x
Enseñar/Informar: en este caso, la reminiscencia sirve para confiar a los otros conocimientos importantes sobre la vida o sobre nosotros mismos.
Como vemos el rango de funciones de la reminiscencia es muy amplio y complejo. De hecho, esta clasificación, según Bluck y Alea (2002) comprende las funciones tradicionalmente asociadas a los recuerdos autobiográficos y que nosotros hemos atribuido a las historias vitales: Directivas (Solución de problemas), Sociales (Conversación, Mantenimiento de la identidad, Enseñar/Informar) y relacionadas con la identidad (Identidad, Preparación para la muerte). Sin embargo otras, la reminiscencia como mecanismo para reducir el aburrimiento o para revivir amarguras van más allá. Algunos autores, como Parker (1995) sugiere que esta gran variedad de funciones es debida a que al hablar de reminiscencia nos referimos a procesos que son en realidad diferentes. En concreto, afirma que se pueden diferenciar procesos de reminiscencia diferentes en función del nivel de interpretación y explicación de la vida que implican. Recogiendo esta idea, podríamos diferenciar tres tipos o niveles de reminiscencia. En un primer nivel estarían aquellos autores que denominan reminiscencia al proceso de únicamente de recuperar de nuestra memoria información sobre acontecimientos pasados. Obviamente, toda recuperación implica cierto grado de interpretación, pero en este caso la interpretación no es intencionada ni se quiere ir más allá que el simple ‘hacer memoria del pasado’. Este tipo de reminiscencia sería prácticamente equivalente a la memoria autobiográfica de la que hablábamos anteriormente.
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acontecimientos vitales, analizarlos, explicarlos de alguna manera. En este caso nos encontramos ante un proceso que, además de implicar operaciones cognitivas o intelectuales de memoria, despierta también emociones y elementos motivacionales. Staudinger (2001) propone para este tipo de reminisciencias un nuevo nombre que evite confusiones: las llama reflexiones vitales (life reflection). Este proceso de reflexión vital implicaría recordar y analizar el recuerdo, realizando operaciones como: x
La vinculación de los recuerdos en una dimensión temporal que los relaciona, de manera que unos se siguen de los otros.
x
La agrupación de los recuerdos en categorías. Por ejemplo, estas categorías pueden formularse en función de los resultados de los acontecimientos para la vida (éxitos frente a fracasos o decepciones) o en función de la temática vital (familia, trabajo, amistades, religión, etc.)
x
La abstracción de metáforas o lecciones que caracterizan muchos de los acontecimientos de la vida, que permiten llegar a elementos generales que caracterizan toda la vida, una fase de la vida o un aspecto concreto etc. y que nos ayudan a reflexionar sobre nosotros
EL ESTUDIO DE LAS TRAYECTORIAS VITALES
En un segundo nivel encontraríamos las reminiscencias que implican reconstruir los
mismos y sobre la vida. x
Los procesos de comparación, por los que somos capaces de evaluar nuestra trayectoria vital en función de sus similitudes y diferencias con las trayectorias de otras personas, o evaluando si las metas que queríamos lograr en determinado momento se llegaron a cumplir o no.
Para Staudinger (2001) estos procesos de reflexión vital son complejos y costosos, y por ello no aparecen de manera cotidiana en la vida de las personas. Tienen más probabilidad de aparecer en ciertas situaciones: las novedades y las encrucijadas vitales.
novedosos, ante obstáculos inesperados o ante transiciones que van a suponer un cambio importante en nuestra vida, es probable que nos impliquemos en procesos de reflexión vital que nos hagan reconsiderar lo ya vivido para poder integrar los nuevos cambios (por ejemplo, al irnos de casa de los padres, si nos despiden del trabajo, al jubilarnos, al tener un hijo, al experimentar la muerte de un ser querido, etc.) Respecto a las segundas, en los momentos en los que nos encontramos desorientados (por ejemplo, ¿soy realmente feliz en mi relación de pareja? ¿es este trabajo el que realmente quiero seguir haciendo?) o ante un momento en el que se abren diversas alternativas vitales entre las que tenemos que escoger (¿sigo en el trabajo donde estoy o acepto la nueva oferta que me ofrecen?). En cualquier caso, los procesos de reflexión vital pueden ayudarnos en dos sentidos: x
En primer lugar, reflexionar nos ayuda reelaborar el conocimiento que tenemos de nosotros mismos y a saber cosas sobre la vida.
x
En segundo lugar, nos reflexionar nos hace aprender, ser mejores, madurar, crecer psicológicamente. Es una fuente de desarrollo.
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Respecto a las primeras, cuando las personas nos encontramos ante acontecimientos
Es precisamente en este segundo nivel, en el de la reflexión vital, en el que se mueven las historias vitales. De hecho, podemos considerar la historia vital como el producto de un proceso de reflexión vital amplio que tiene por objeto toda la trayectoria vital o al menos una parte importante de ella. Además, recordemos, la historia vital también incorpora aspectos relacionados con el presente y el futuro, no sólo con el pasado. En cualquier caso, los dos beneficios mencionados para las reflexiones vitales (comprenderse a sí mismo y a la vida, madurar psicológicamente) son también potenciales beneficios del proceso de relatar nuestras vivencias, de elaborar nuestra historia vital. Por último, un tercer nivel de reminiscencia vincula el recuerdo con algo todavía más complejo: el proceso terapéutico de atar cabos que han quedado sueltos en la vida y la reconciliación con aspectos insatisfactorios de nuestro pasado. Es lo que se conoce como revisión de vida (life review). El término revisión de vida fue propuesto en los años 50 por Butler, que lo define como ‘el retorno progresivo a la conciencia de recuerdos y conflictos pasados no resueltos, para su reevaluación y resolución’ (Butler, 1963; 2001). Este proceso evaluativo se supone que tiene lugar, de manera normativa, en los últimos años de la vida. Es decir, se implicarían en ella las personas mayores y aquellas personas que, por un motivo u otro, contemplan próximo el final de su vida. A diferencia de las reflexiones vitales, las revisiones de vida tienen un marcado carácter evaluativo: no se trata simplemente de dar coherencia a la propia trayectoria vital, sino de rememorar aspectos de nuestro pasado que no nos satisfacen e intentar arreglarlos. Este arreglo puede venir de la mano de la reelaboración de nuestra historia vital, pero también por otros medios, como el trabajo creativo (autobiografías, obras artísticas), la recuperación de los protagonistas del pasado para retomar los episodios conflictivos del pasado y poder solucionarlos o la transmisión a otros de la propia historia, con sus errores y aciertos. A diferencia también de la reflexión vital (y de las historias vitales a las que dan lugar estas reflexiones), el sentido de la revisión vital es clínico, y existen terapias basadas en el recuerdo que intentan facilitar a la persona esta reconciliación con su pasado, ya que se supone que si no somos capaces de hacerlo (porque, por ejemplo, hemos cometido actos que nos parecen demasiado indignos o la posibilidad de reparar el mal ya no existe), la persona puede sentir grandes sentimientos de culpa y caer en estados ansiosos o depresivos. Tras el proceso de revisión vital, cuando la reconciliación ha sido posible y los conflictos se han solucionado, la persona se encontraría dispuesta a aceptar con serenidad el fin de la vida. A pesar de lo asegurado por Butler, investigaciones más recientes ponen en duda que los procesos de revisión vital sean comunes en la vejez. Por ejemplo, Merriam (1993) encuentra que únicamente el 43% de una muestra de mayores reconocía haberse implicado en procesos de revisión de vida, recordando e intentando solucionar conflictos de su pasado. En cualquier caso, la mayoría de las historias vitales que podemos obtener a partir de entrevistas, o que las personas cuentan en contextos cotidianos, no tienen porqué presentar
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antes descrito, el de las reflexiones vitales.
Recuerdos personales y envejecimiento Cuando examinamos los estudios realizados sobre historias vitales (y sus conceptos relacionados, como la memoria autobiográfica y, sobre todo, la reminiscencia), nos damos cuenta de que en gran medida son estudios realizados con personas mayores. Pese a que, como hemos comentado, a partir de la adolescencia todos tenemos una historia vital que puede ser evocada, los vínculos entre este tipo de estudios y la gerontología han sido especialmente intensos. Parecen existir al menos dos razones que explican este hecho. En primer lugar, una vez llegamos a la vejez, y especialmente en los últimos años de nuestra vida, es probable que nuestras historias vitales estén ya muy consolidadas, cuando no prácticamente cerradas. Las historias vitales no dejan de cambiar hasta el último día, pero es probable en estos cambios sean menos y de menor calado en los mayores que en los jóvenes. Por otra parte, en las historias vitales de los mayores el pasado tiene un peso especialmente grande. En ellas, el futuro se contempla a un plazo mucho menor que en otras
EL ESTUDIO DE LAS TRAYECTORIAS VITALES
este aspecto conflictivo y se encuentran, más que en este tercer nivel, en el segundo nivel
etapas de la vida y más como una prolongación del pasado y, sobre todo, del presente que como un periodo en el que se deseen grandes cambios o se aspire a obtener logros radicalmente diferentes a los que ya se tienen. En suma, si queremos obtener una historia vital en su forma casi definitiva, hemos de estudiar las historias vitales de los mayores. En segundo lugar, algunos autores entienden la vejez como un periodo en el que las personas se implicarían con mayor frecuencia en el recuerdo de acontecimientos pasados y en la elaboración de una historia vital. En esta idea convergen al menos tres perspectivas
x
La denominada teoría de la desvinculación, que afirma que la persona mayor, siendo o no consciente de su menor energía, de que el futuro es limitado y la muerte inevitable, prefiere dedicar su tiempo y energías restantes a sí mismo, entrando en un periodo de mayor introversión, reflexión y preocupación por uno mismo. Este momento de mirarse a sí mismo estimula el recuerdo del pasado y un intento de elaborar la propia trayectoria vital y reconciliarse con ella.
x
Las propuestas de Erikson, como vimos en capítulos anteriores, contemplan la vejez como una etapa en el que la persona ha de integrar un ciclo vital que, en lo esencial, está prácticamente completo. A partir de la reflexión sobre lo vivido, la persona necesita aceptar y sentir que la vida ha merecido la pena y ha tenido sentido. El logro de esta integración vital lleva consigo la consecución de la sabiduría. Si no se consigue, la persona puede experimentar sentimientos de amargura y depresión, remordimientos por errores cometidos en los que ya no hay marcha atrás posible.
x
La teoría de la continuidad de Atchley, quien afirma que las personas intentamos ver el hilo que da coherencia y continuidad a nuestra vida con independencia de los cambios que experimentamos. Ser capaz de construir esa continuidad de la vida permite
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diferentes (Parker, 1995):
adaptarnos a los nuevos acontecimientos y proporciona un sentido estable de la identidad. En la vejez, cuando el tiempo futuro es limitado, el logro de esta continuidad a pesar de las pérdidas inevitables que rodean el envejecimiento se logra a partir de la reminiscencia, del recuerdo e integración del pasado. Como fruto de este interés por las historias vitales y el recuerdo en la vejez, en los últimos años ha aparecido un nutrido grupo de investigaciones que ha intentado aportar datos sobre el tema. Estos estudios han partido tanto desde la tradición que toma como concepto clave el de memoria autobiográfica como desde la tradición más fundamentada en el estudio de las reminiscencias. Como ambos tienen relevancia para las historias vitales, vale la pena repasar algunos de los resultados de ambos enfoques. Desde el estudio de la memoria autobiográfica sobresalen al menos tres tipos de resultados. El primero es importante porque destaca no tanto lo que sucede en este tipo de memoria en las personas mayores, sino lo que no sucede: no se ha demostrado que el grado de detalle de los recuerdos personales decaiga con la edad. La memoria remota, y especialmente los recuerdos sobre acontecimientos personales con significación biográfica y que han sido importantes en nuestra vida, se mantienen con la edad. Este hallazgo es importante, ya que otros sistemas y estructuras de memoria (por ejemplo, la capacidad para codificar información nueva, la capacidad para aplicar estrategias de memoria, la eficiencia de la memoria a corto plazo, etc.) sí parece que tienen a disminuir con la edad (Craik, 2000; Zacks, Hasher y Li, 1999). Esta resistencia al olvido es tan acusada que incluso personas aquejadas de procesos de demencia que afectar drásticamente a las capacidades de memoria (por ejemplo, la enfermedad de Alzheimer), suelen conservar por un tiempo muy prolongado un núcleo de recuerdos personales. En este mismo sentido también podemos situar la investigación sobre recuerdos fotográficos. Este tipo de recuerdos, tal y como los trabajaron por primera vez Brown y Kulik (1977), corresponden al momento y circunstancias en las que las personas conocen algún hecho de trascendencia social o política. Estos autores, por ejemplo, comprobaron en muestras de personas norteamericanas que guardaban un recuerdo especialmente vívido y rico en detalles del momento en el que se enteraron de la muerte del presidente Kennedy. Ese tipo de recuerdos parece haber quedado tan firmemente impreso en la memoria que parece relativamente inmune al olvido, con independencia de la edad de la persona cuando sucedió el acontecimiento y el tiempo pasado desde la ocurrencia de ese acontecimiento. En nuestro país, por ejemplo, es probable que las personas a partir de cierta edad guarden recuerdos vívidos de la muerte de Franco, del golpe de estado del 23-F, de la inauguración de las olimpiadas en Barcelona o, mucho más recientemente, de los atentados del 11 de septiembre en Nueva Cork o del 11 de marzo en Madrid. En cualquier caso, la importancia y relevancia histórica del acontecimiento es un factor clave para la elaboración de este tipo de recuerdos fotográficos y el mecanismo para que resulten imborrables quizá es el mismo que funciona para ciertos recuerdos personales vividos en primera persona, y que probablemente forman parte de nuestra historia vital (por ejemplo, algunos episodios infantiles, nuestro primer amor, nuestro primer día en la universidad, etc.)
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el envejecimiento, es la distribución diferencial de recuerdos vitales en función de la fase de la vida a la que corresponden. Así, es bien sabido que, a partir aproximadamente de los 3540 años, las personas tienen a recordar más acontecimientos personales de unas fases o edades de la vida que de otras: solemos tener más recuerdos autobiográficos de la adolescencia
y,
sobre
todo,
la
primera
juventud,
edades
que
corresponden,
aproximadamente, a un periodo de entre los 15 y los 25 años. Este fenómeno, que se conoce como la concentración de recuerdos (reminiscence bump), es sorprendente, porque intuitivamente podríamos pensar que a medida que pasa el tiempo los recuerdos tienden a desvanecerse y que nos acordamos mejor de lo más reciente. Ciertamente, así sucede con muchos tipos de material, pero no con los recuerdos autobiográficos. De esta manera, podemos esperar que las historias vitales de las personas mayores estén especialmente presentes recuerdos de su adolescencia y juventud. Esto no quiere decir que únicamente se recuerden estas cosas, sino más bien que aparecen más frecuentemente (y con mayor detalle) del que le correspondería de acuerdo al corto periodo vital que representan en una trayectoria vital de 70 u 80 años (Fitzgerald, 1996). Este fenómeno de la concentración de recuerdos puede darse por varios factores. Por
EL ESTUDIO DE LAS TRAYECTORIAS VITALES
Un tercer resultado relevante desde esta perspectiva, y relacionado más explícitamente con
ejemplo, podríamos suponer que quizá en nuestra adolescencia y juventud nuestro cerebro, nuestras capacidades mentales (entre ellas, la capacidad par codificar y almacenar acontecimientos
e
información
en
nuestra
memoria)
estén
en
su
momento
de
funcionamiento más eficiente, lo que facilita que los recuerdos se almacenen mejor,
de
manera más duradera. Más allá de la juventud nuestras capacidades empiezan un suave declive que podría afectar a la eficiencia con la que almacenamos nuestros recuerdos. Sin embargo, la explicación que actualmente recibe mayor número de apoyos es la que relaciona esta concentración de recuerdos en determinados años de la vida en la tarea que
(Fitzgerald, 1996; Holmes y Conway, 1999). Así, recordaríamos más acontecimientos de esos años porque es precisamente ese material con el que comenzamos a construir nuestra historia vital. En esos momentos nos suceden cosas y tomamos decisiones en que van a servir para encauzar nuestra trayectoria vital en una dirección u otra (relaciones de pareja, elección de una profesión, cambios en la relación con los padres) y que por ello tendrán consecuencias muy importantes para el resto de nuestra vida. También en esos momentos de la vida aparecen nuestros primeros compromisos ideológicos con ciertos grupos sociales o con cierta visión del mundo, una perspectiva que, aunque ciertamente puede variar en años posteriores, va a ser siempre importante como punto de partida. Por estos mismos motivos, también es muy probable que cuando contemos fragmentos de nuestra historia vital, todos estos acontecimientos que rodean el logro de la identidad aparezcan y con ello se revivan y resfresquen, reforzando aún más su huella en nuestra memoria. Por otra parte, la investigación sobre los procesos de reminiscencia también ha aportado datos respecto a su relación con la edad y su funcionamiento en las personas mayores. En este caso, dos son las cuestiones que han generado más investigación: si realmente las personas mayores se implican en procesos de reminiscencia más a menudo que los jóvenes
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tiene que abordar la persona precisamente en esos años: la formación de la identidad
y, por otra parte, si la reminiscencia tiene efectos beneficiosos para la persona. En ambos casos, las respuestas obtenidas son algo más confusas de lo que la teoría sugiere. Respecto a la primera cuestión, los estudios que preguntan a personas de diferentes edades con qué frecuencia piensan en el pasado y traen a su memoria recuerdos de su vida, sorprendentemente no encuentran diferencias entre jóvenes y mayores (Fitzgerald, 1996). Ambos parecen (si nos fiamos de lo que dicen) implicase en procesos de reminiscencia en más o menos igual medida. Sin embargo, si diferenciamos entre distintas funciones de la reminiscencia, y preguntamos a las personas con qué frecuencia su evocación del pasado tiende a cumplir una u otra, las diferencias con la edad sí aparecen. Por ejemplo, Webster y McCall (1999), evaluando personas de diferentes edades, encuentran que las funciones de la reminiscencia en relación con la solución de problemas y la reducción del aburrimiento eran más frecuentes en los jóvenes, mientras que en los mayores lo eran más las funciones de preparación para la muerte (especialmente a partir de los 70-80 años) y enseñar/informar. Aún así, las diferencias existentes no eran muy grandes en ningún caso. Además, tenemos que tener en cuenta que este tipo de estudios, en su mayoría, se realizan preguntando a las personas por la cantidad de veces que recuerdan y para qué lo hacen y estas estimaciones podrían no ser del todo precisas. Un segundo tema estudiado respecto a las reminiscencias es el efecto que tienen sobre las personas. Se supone que recordar ayuda a integrar la vida en un todo significativo, lo que beneficiaría la adaptación, el ajuste psicológico y el bienestar especialmente de las personas mayores. Por otra parte, implicarse en estos procesos de reminiscencia, que suponen cierto esfuerzo mental, sería un estímulo para el funcionamiento mental general. Una vez más, sin embargo, los resultados son confusos, y los supuestos beneficios de la reminiscencia no están demostrados totalmente. Así, aunque en numerosos estudios han documentado el efecto positivo de la reminiscencia sobre la satisfacción vital (Haight, 1988), la consecución de una valoración más positiva de uno mismo y sus relaciones sociales (Westerhof, Bohlmeijer y Valenkamp, 2004) o la disminución de síntomas depresivos (Bohlmeijer, Simit y Cruijpers, 2003), en otros efectos similares no aparecen (ver, por ejemplo, Cook, 1991). El tipo de reminiscencia que se efectúa y, en concreto, el contenido de los recuerdos que se traen a la mente y el tipo de reflexión que se realiza con ellos parece influir en los efectos de la reminiscencia para el estado de ánimo y satisfacción de la persona mayor. Cuando los recuerdos evocados son felices, la reminiscencia tiene sin duda un efecto positivo. La cuestión es más compleja, sin embargo, cuando el contenido recordado es negativo. En este caso, si la reminiscencia se convierte en un proceso solitario de pensar con amargura sobre errores y pérdidas del pasado sin intentar elaborarlas dentro de una perspectiva más amplia, su efecto puede ser incluso negativo. En cambio, si se hace con la ayuda de alguien y se intenta llevar a cabo un trabajo de integración, puede resultar en una superación y aceptación incluso de aspectos y cambios muy negativos o traumáticos experimentados durante la vida.
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EL ESTUDIO DE LAS TRAYECTORIAS VITALES
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Una vez hemos presentado diferentes formas de estudiar el ciclo vital humano y nos hemos centrado en las historias vitales como forma de adentrarnos en este estudio desde un punto de vista subjetivo, vamos a dedicar la segunda parte del libro a cuestiones de tipo más práctico: cómo obtener y analizar una historia de vida. Así, en primer lugar abordaremos la entrevista como instrumento privilegiado para obtener una historia de vida, para luego dar algunas indicaciones respecto a cómo transcribir e interpretar la historia recogida por medio de la entrevista. En la interpretación de las historias de vida volveremos a recuperar muchos de los conceptos que hemos presentado en la primera parte del libro, haciendo evidente este análisis adquiere profundidad en la medida en la que existen conceptos y teorías detrás que le dan sentido.
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
LA ENTREVISTA En este apartado pretendemos presentar brevemente la entrevista como el instrumento de recogida de datos que generalmente se utiliza para obtener historias de vida de una manera relativamente sistemática. Nuestra intención es proporcionar algunas pautas básicas para evitar caer en algunos errores frecuentes. Aprender a entrevistar correctamente es fundamentalmente cuestión de práctica y llegar a ser un entrevistador experto requiere muchas horas de experiencia.
La entrevista como instrumento de recogida de datos
definir qué entendemos por entrevista. Por ejemplo, Bingham y Moore (1983) la definen como 'una conversación seria que se propone un fin determinado distinto del mero placer de conversar'. Es decir, la entrevista es una situación de interacción verbal entre dos personas en la que una (el entrevistador/a) se propone obtener algún tipo de información de otra (el entrevistado/a). Por ello, aunque se parece a una conversación informal de las muchas que mantenemos cotidianamente, no es exactamente eso: en una entrevista hay un claro punto de comienzo y unos roles definidos. En la entrevista para obtener historias vitales, la voz del entrevistador ha de quedar en segundo plano y servir sólo de estímulo para que el entrevistado hable y cuente. Dentro de esta definición tan amplia caben muchos tipos de entrevista. Una dimensión que puede ser útil para clasificar los diferentes tipos de entrevista se refiere al grado de estructuración. Esta estructuración tiene dos extremos: x
La entrevista no estructurada: en ella el entrevistador no tiene preparadas preguntas a priori y, a veces, ni siquiera pregunta nada, dejando que el entrevistado hable y comente libremente aquello que quiera decir de la manera que el desee. La libertad, tanto del
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Antes de entrar en detalles acerca de cómo llevar a cabo una entrevista quizá sería bueno
entrevistador como del entrevistado, es total. La entrevista psicoanalítica, en la que el paciente en el diván comienza a hablar libremente, sin ningún límite impuesto por el analista (que sería el ‘entrevistador’ en este caso), sería un ejemplo de entrevista no estructurada o libre. x
La entrevista altamente estructurada: en ella, a diferencia de la anterior, el entrevistador lleva preparadas una serie de cuestiones que tiene que preguntar siempre de la misma manera a todos los entrevistados y sobre las que no puede hacer ningún tipo de modificación. Esta restricción de libertad no afecta sólo al entrevistador, sino también al entrevistado, quién puede incluso estar limitado a contestar eligiendo entre una serie de formatos de respuesta prefijados y generalmente breves y muy concretos. Así, cuando la entrevista es muy estructurada, tiende a parecerse a un cuestionario.
Entre los dos polos se encuentran las entrevistas denominadas semi-estructuradas. En ellas los entrevistadores pueden tener una serie de preguntas que se dirigen a diferentes áreas (infancia, relación con los padres, relaciones de pareja, trabajo, etc.). Más que preguntas estandarizadas, lo que guía la entrevista son determinados temas de los que se quiere que el entrevistado hable. En consecuencia, el entrevistador no ha de ceñirse de manera rígida al guión, sino variar la forma y el tipo de pregunta concreta para que tenga sentido en la situación de la entrevista. Además, si el entrevistador piensa que la respuesta que recibe no se dirige a lo que quiere saber, es ambigua, es incompleta, indica que la pregunta no se ha entendido o simplemente origina nuevos temas interesantes, tiene la libertad de preguntar otra vez, pedir aclaraciones o tratar de profundizar más en ese punto. El entrevistado, por su parte, contesta aquello que quiere a cada cuestión (sin atenerse a formatos de respuesta predefinidos) y se extiende en cada pregunta lo que considera oportuno. Este tipo de entrevista es el más adecuado (y el más utilizado) para la obtención de historias de vida. Por una parte, permite obtener información de una gran riqueza y profundidad, ya que el entrevistado no se ve coartado en su respuesta por unos formatos prefijados. La situación puede asemejarse más a una conversación, dado que el entrevistador es flexible en sus preguntas, las varía en función de las respuestas que obtiene y deja el protagonismo al entrevistado. Por otra parte, tampoco se cae en la anarquía de la total libertad: muchos de los temas sobre los que se pregunta son relevantes en la vida de todas las personas, con lo que podemos a priori definirlos y crear un cierto guión de entrevista. Siguiendo ese guión, las historias vitales que obtengamos tendrán una estructura temática similar, y podrán ser más fácilmente comparadas entre sí. La profundidad que permite una entrevista semi-estructurada revierte en el enriquecimiento del entrevistador y en el conocimiento de las vivencias y circunstancias de las personas en diferentes momentos de su vida. Esta riqueza 'controlada' difícilmente se podría conseguir administrando cuestionarios estándar o dejando hablar a la persona de aquello que quisiese, tuviese o no que ver con los temas que interesa conocer y que caracterizan a una historia vital.
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Tiempo, ritmo y lugar de la entrevista La entrevista es necesario llevarla a cabo sin prisas, ni por parte del entrevistador ni por parte del entrevistado. Es recomendable realizar la entrevista cuando el entrevistado pueda dedicar un tiempo suficientemente amplio a ella. De lo contrario, corremos el riesgo de que conteste deprisa y sin profundizar demasiado o, peor aún, que nos deje colgados a mitad de la entrevista. Aunque el entrevistador inicia la entrevista, el ritmo lo marca el entrevistado, y la entrevista va a durar realmente lo que él o ella quieran. En todo caso hay respetar y adaptarse a ese ritmo: hay personas que necesitan su tiempo para recordar y dar sentido a esos recuerdos. Otras responden muy rápidamente y de inmediato hilvanan unos recuerdos con otros. Por
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Factores que influyen en el proceso de la entrevista
eso, la duración de la entrevista de historia vital es muy variable. A partir de nuestra experiencia, podemos decir que una historia vital simple, en la que se pide a la persona que recuerde los aspectos más importantes de su vida, es difícil que dure menos de una hora (si la entrevista se hace bien), y puede alargarse hasta varias horas dependiendo del tipo de entrevistado.
Sin
embargo,
en
algunos
casos
concretos
(especialmente
cuando
el
entrevistador no es muy experto o cuando entrevistador y entrevistado se conocen mucho), podría durar menos de ese tiempo. Un aspecto interesante relacionado con el ritmo de la entrevista es el uso del silencio por parte del entrevistador. Muchos entrevistadores sin experiencia se sienten incómodos cuando en la entrevista se producen pequeños lapsos de silencio, e inmediatamente se ver urgidos a intervenir, pasando rápidamente a otra pregunta para salvar ese silencio. Esta actitud
ocasiones, los silencios se producen por el propio ritmo del entrevistado, a quien puede no serle fácil recordar acontecimientos que pasaron quizá cuatro, cinco o seis décadas atrás. En estos casos el entrevistado debe respetar ese ritmo, sin precipitarse, sin ofrecer ayudas no solicitadas, sin completar las respuestas. Incluso los entrevistadores más experimentados pueden aprovechar esa cierta ‘incomodidad’ que crean los silencios, aguantando sin intervenir para dar una nueva oportunidad a que el entrevistado alargue la respuesta que acaba de dar o aporte información que quizá dudaba si ofrecerla o no. En cualquier caso, un entrevistador pausado, sin prisas, es absolutamente necesario para conseguir el clima de tranquilidad necesario en una entrevista y para fomentar el establecimiento de una cierta intimidad. Después de todo, quizá no hay nada más íntimo que explicar a alguien la propia vida. Si la entrevista se alarga mucho y la persona entrevistada se cansa es recomendable parar en cierto momento (cuando se cambia de tema, cuando se cambia de etapa vital) y dividir la entrevista en varias sesiones. En estos casos, cuando se empieza una nueva sesión también es recomendable que el entrevistador resuma brevemente lo ya contado y explicite el momento en el que quedó la entrevista.
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‘impaciente’ suele ser contraproducente y resta posibilidades a la entrevista. En muchas
En cuanto al lugar donde realizar la entrevista, conviene que sea un espacio tranquilo, en el que el entrevistado se sienta cómodo y en el que no haya ningún tipo de estímulo distractor, como por ejemplo una televisión o una radio encendidas. En la medida de lo posible la entrevista se ha de llevar a cabo a solas, sin la presencia de terceras personas. Si por algún motivo no se puede evitar que estén, debemos pedirles que se mantengan en segundo plano (si es posible, incluso fuera del campo visual del entrevistado) y que se abstengan de intervenir. La presencia de otras personas puede distorsionar las respuestas del entrevistado, ya que si es consciente de que es escuchado podría modificar sus respuestas en función de lo que la otra persona presente desea oír. Por ejemplo, si preguntamos sobre la vida matrimonial a una persona estando su pareja presente, se corre el riesgo de que la respuesta sea diferente a la que daría si su pareja no estuviese allí. Auque la propia casa del entrevistado/a es quizá el lugar ideal para realizar la entrevista, también puede utilizarse sitios relativamente públicos (por ejemplo, un parque, un centro de personas mayores), siempre que haya la suficiente tranquilidad y privacidad. La presencia de ruido y de distractores también resta claridad a la grabación, lo que, como veremos, es un factor que dificulta la posterior transcripción de la entrevista.
Actitud del entrevistador El objetivo del entrevistador, especialmente en los primeros compases de la entrevista, es conseguir un clima de confianza con la persona que tiene delante. Si esto no ocurre, nos encontraremos con respuestas no demasiado elaboradas, lo que dificultará el análisis posterior y decepcionará a ambas partes. ¿Cómo se consigue fomentar esta confianza? Lamentablemente no hay fórmulas mágicas ni recetas que lo consigan. Lo importante, a nuestro juicio, es acercarse a la entrevista con una actitud empática y de escucha activa. Es decir, afrontar la entrevista como un reto, una situación en la que vamos a conocer parte de las experiencias de otra persona. Hemos de ser conscientes del gran valor que tiene el material que vamos a escuchar y de la oportunidad y el privilegio que representa poder acceder a la vida de otra persona. Por ello, necesitamos prestar total atención y comprensión hacia esa persona, intentar ponernos en su lugar y entender la lógica de sus pensamientos y sentimientos, que puede ser muy alejada de la nuestra. Se debe adoptar una postura curiosa y relajada a la vez, dispuesta a atender a lo que la persona dice y a responder a ello sin juzgar, mostrando interés en conocer los porqués de su vida. Un prerrequisito para conseguir esta actitud de comprensión e interés por la persona que tenemos delante es haber reflexionado nosotros antes sobre posibles preguntas que sería interesante formular y posibles temas que pueden aparecer. Sólo si conocemos bien la entrevista que vamos a hacer podremos adaptarla a las necesidades de cada persona y tendremos tiempo ya no para 'recitar' una serie de preguntas, sino para conversar y prestar mayor atención a las respuestas.
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probable que el comportamiento no verbal del entrevistador (asentimientos, sonrisas) lo muestre, fomentando que el entrevistado muestre una mayor confianza y apertura, y cuente más y mejor los avatares de su vida. También pueden ser de ayuda expresiones espontáneas de sorpresa (‘¡Debió ser muy difícil para usted!’) o incluso de extrañeza, duda o de no comprensión, (‘Esto no sé si me ha quedado claro… ¿me lo podría explicar un poco mejor?’) cuando la persona haya contado algo que realmente el entrevistador no ha entendido. A esta actitud ha de corresponder la suficiente flexibilidad para seguir ciertos temas que quizá no esperábamos que apareciesen o para plantear nuevas preguntas allí donde el entrevistador ve que puede iniciarse un relato interesante. En este mismo sentido, en ocasiones puede resultar útil ‘desafiar’ la interpretación del entrevistado (‘¿Y a la gente que le rodeaba no le extrañó esa decisión que usted tomó?’, ‘Quizá mucha gente no entendería eso que usted hizo’). Esto obliga al entrevistado a elaborar más su historia, haciéndole consciente de cómo se ve desde fuera y estimulándole a afirmar su propio punto
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Si se consigue tener este interés sincero por lo que la persona nos está contando, es
de vista desactivando posibles puntos de crítica. Lógicamente, este último recurso ha de utilizarse con prudencia y sólo cuando el clima de confianza ya esté creado, para que el entrevistado no sienta que se le está contradiciendo en una historia que le pertenece. En suma, el entrevistador ha de ejercer de espectador privilegiado de la vida de otra persona, pero también de guía que conduce la historia y anima a explorar las diferentes rutas que ha seguido esa vida. Un guía, sin embargo, que no impone una estructura, sino que deja que la historia fluya y que sea el propio entrevistado o entrevistada quién dé forma a los recuerdos de su vida, ya que él o ella es el propietario de la historia. En este proceso, no es extraño que aparezcan emociones a veces difíciles de controlar. Muchas personas han experimentado dolorosas pérdidas, y contarlas implica revivirlas y hacer otra vez presentes los sentimientos que provocaron. Los entrevistadores inexpertos en
esas emociones (por ejemplo, evitando preguntas sobre fallecimientos de personas queridas, sobre la muerte, sobre la visión del futuro en personas muy mayores, sobre cómo le gustaría ser recordado, etc.) Ciertamente, es mejor preguntar por estas cuestiones potencialmente difíciles hacia el final de la entrevista, cuando el clima de confianza es probable que ya se haya creado. Sin embargo, eludir esos temas sería un error. Nuestra experiencia nos indica que la gran mayoría de entrevistados hablan sobre esos temas, y suele suceder que sus respuestas dicen mucho más sobre ellos y su vida que las respuestas a otros temas más neutros. En estos casos, respecto por el ritmo del entrevistado y el uso del silencio, del que hablábamos anteriormente, suele ser especialmente importante. Cuando a un entrevistado le es muy difícil hablar o no quiere contestar, el entrevistador se dará cuenta enseguida y puede, sin prisas, reconducir la pregunta. Esta dificultad puede, de hecho, ser también objeto de interpretación en el posterior análisis. Si las emociones se desbordan (no es infrecuente que las lágrimas o el llanto aparezca), el entrevistador debe mostrar una actitud de apoyo y parar hasta que la persona esté dispuesta a seguir, sin forzar la situación. Callar o tomar de la mano al entrevistado pueden ser comportamientos no
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ocasiones tratan de evitar que esto suceda, no entrando en cuestiones que pueden motivar
verbales apropiados para expresar nuestro apoyo y comprensión por la emoción que muestra la persona entrevistada. En ocasiones las situaciones difíciles vienen no tanto porque las personas no quieran hablar de determinadas cosas, sino porque contestan saliéndose por la tangente o diciendo cosas que no tienen nada que ver con lo que nosotros hemos preguntado, contando cosas incluso sin relación con su historia de vida. En estos casos no hemos de cortar al entrevistado o advertirle que eso no nos interesa o que debe ceñirse a las preguntas. Si el entrevistado se extiende en un tema aparentemente irrelevante, probablemente es porque no lo es tanto desde su punto de vista, aunque no forme parte de manera estricta de su historia vital. Independientemente de que luego lo analicemos o no (si no tiene nada que ver con la pregunta podría incluso no transcribirse, como veremos más adelante), es recomendable que dejar terminar las explicaciones que da el entrevistado y, cuando termine, tratar de reconducirle suavemente al tema original, aprovechando y reformulando si es posible parte de lo que ha dicho para volver al tema o pregunta que no ha contestado. Hacer esto con delicadeza para conseguir que el entrevistado no se sienta en ningún caso ignorado o rechazado no es fácil, especialmente en el caso de entrevistadores poco experimentados. Sin embargo, es necesario intentarlo.
La entrevista, los roles y a quién entrevistar Parece obvio, pero es necesario recordar que en una entrevista semiestructurada cada uno de los participantes tiene un rol claro: el entrevistador pregunta, el entrevistado decide si responde o no y qué tipo de contestación da. Tras escuchar la respuesta del entrevistado, el entrevistador tiene que decidir si la respuesta es suficientemente completa y clara. Si lo es, puede pasar a otra pregunta o tema. Si no, debe hacer alguna pregunta adicional o de apoyo (por ejemplo ‘¿me puede explicar esto un poco más’, ‘¿me puede poner un ejemplo sobre lo que acaba de decir?’, ‘¿puede aclarar qué significó para usted x?’). Sin embargo, a veces estos roles en ocasiones parecen difuminados. Por ejemplo, es frecuente (sobre todo en entrevistadores inexpertos) que el entrevistador intervenga demasiado en la entrevista, no sólo haciendo preguntas, sino participando también en la respuesta o explicitando su interpretación de lo que le sucedió al entrevistado en realidad. Hemos de procurar que esto no se produzca. En las entrevistas de historia vital, las preguntas son sólo la excusa para que el entrevistado genere su historia, una historia que le pertenece sólo a él o ella, y de la que el entrevistador se tiene que mantener lo más al margen posible. Posteriormente, en la transcripción y análisis, ya habrá tiempo para interpretar esa historia. La cuestión de los roles también resulta problemática cuando, además de el rol de entrevistador y entrevistado, los protagonistas de la entrevista tienen ya asignado un rol previo que se mezcla con ellos. En concreto, nos referimos a aquella situación en la que se entrevista a personas conocidas o allegadas. En estos casos, la relación que se tiene establecida antes de la entrevista puede interferirla y afectar a la propia elaboración de la historia vital. Estas interferencias pueden ser al menos tres.
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En primer lugar, el entrevistador puede encontrar ciertas preguntas demasiado íntimas como para hacérselas a un allegado (padres, abuelos), ya que él propio entrevistado no es neutro y está implicado en la respuesta, coartando su libertad para profundizar en ellas.
x
En segundo lugar, también la persona entrevistada puede, deliberadamente o no, ocultar o distorsionar cierta información que ya se da por supuesta o que no desea que el familiar o conocido que le está entrevistando sepa. Por ejemplo, si se pregunta a la propia madre cómo ha evolucionado su relación de pareja durante los últimos años, no es probable que diga abiertamente que ha ido a peor, aunque realmente ella crea firmemente eso.
x
Un tercer tipo de sesgo tiene que ver con los sobreentendidos. Cuando entrevistador y entrevistado se conocen mucho es probable que ya hayan hablado antes de algunos de los temas presentes en la entrevista y que cada uno conozca parte de la historia vital del
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
x
otro. En estas circunstancias (cuando uno es consciente de que el otro ya sabe cosas de él), ciertas preguntas pueden no formularse (porque el entrevistador ya conoce la respuesta) y ciertas respuestas pueden tender a no enunciar de nuevo la información compartida, esos sobreentendidos. El resultado es que el análisis posterior tiene menos base explícita en la que basarse y ha de confiar más en interpretaciones que van más allá de lo que realmente se dijo y está presente en la transcripción. Sin embargo, no todo son peligros en las entrevistas a familiares o personas muy conocidas, también podemos encontrar algunas ventajas. Quizá la principal es que entrevistar a un familiar es posible que despierte un interés especial en los entrevistadores, ya que esa persona a la que se entrevista (especialmente si se trata de uno de los padres o uno de los abuelos) forma parte de vida del entrevistador. La historia que va a escuchar será, en parte, su propia historia y en ella se ofrecerá una versión de cuáles son sus raíces. Conocer estos
partir de la entrevista áreas desconocidas de la historia familiar antes que los poseedores de ese conocimiento puedan dejar de estar disponibles. La entrevista puede incluso significar parte del legado que la persona entrevistada nos deja. Se ha de tener en cuenta también que en ocasiones no conocemos bien a las personas que nos rodean. Entrevistar a un abuelo o abuela, por ejemplo, puede ofrecernos una nueva perspectiva sobre su vida y una oportunidad para establecer una relación más íntima con el o con ella. Por otra parte, con los padres o los abuelos se tiene una confianza que los hace muy accesibles para la entrevista. Esta confianza es una importante ayuda en los primeros momentos de la entrevista, sobre todo para entrevistadores inexpertos que suelen estar más inseguros al principio. Sin embargo, como ya hemos mencionado, la excesiva confianza puede acarrear también algunos problemas. Así, la elección de la persona a entrevistar depende fundamentalmente de los objetivos que se pretendan conseguir con esa entrevista. Si los objetivos son de investigación, quizá la
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orígenes es una motivación muy poderosa para los entrevistadores, que pueden esclarecer a
elección de personas no conocidas sea la mejor opción. Si se pretende prioritariamente que el entrevistador se forme, quizá la selección de familiares o conocidos sea preferible.
La entrevista como proceso comunicativo Existen dos niveles de comunicación en la entrevista: el propiamente verbal (lo que la persona dice) y el no verbal (cómo lo dice). Para registrar y posteriormente analizar el nivel verbal no podemos fiarnos exclusivamente de la memoria. Una vez acabada la entrevista, si sólo tenemos nuestro recuerdo de lo que se dijo, tendremos muy poco y posiblemente un recuerdo sesgado: no lo que la persona dijo, sino lo que nosotros entendimos y recordamos que dijo. Así, es imprescindible acudir a algún método de registro de la entrevista. Aunque existen varias posibilidades (tomar notas, grabar el audio o grabar también el video), cada una con sus propias ventajas e inconvenientes, quizá el método de registro más adecuado es la grabación en audio de la entrevista. Grabar la entrevista permitirá tener más tiempo para atender al entrevistado o entrevistada y controlar la entrevista, ya que no será necesario tomar notas continuamente. Por ello, beneficia
el
establecimiento
de
esa
imprescindible
confianza
entre
entrevistador
y
entrevistado. Por otra parte, la presencia de una grabadora se olvida más fácilmente (lo que facilita que la situación sea más espontánea) que si tuviésemos una cámara de video enfocando. Es cierto, sin embargo, que algunas personas se sienten de molestas o incómodas (sobre todo en las primeras preguntas) ante la presencia de la grabadora. Se debe respetar esta reticencia y siempre, antes de comenzar la entrevista, pedir la conformidad del entrevistado para la grabación. Generalmente esa incomodidad pasa al cabo de pocas preguntas. Si un potencial entrevistado no desea verse grabado, lo aconsejable es continuar la entrevista para adquirir experiencia y enriqueceros personalmente con ella, aunque esa entrevista no grabada no podrá ser analizada con unas garantías suficientes. Además del contenido verbal, la entrevista también tiene contenido no verbal: posición y movimientos del cuerpo, tono y ritmo de las palabras, silencios, etc. son de gran utilidad, especialmente para indicar los sentimientos y actitud de la persona respecto a lo que está comunicando verbalmente. Sólo entrevistadores con una gran experiencia pueden llegar a apreciar estos indicios a la vez que hacen la entrevista. Sin embargo, aun siendo inexperto, es recomendable tener en cuenta alguno de estos indicios cuando parezca especialmente claro (por ejemplo, tartamudeos en algunas preguntas, silencios prolongados, gestos, movimientos bruscos no justificados, etc.) y anotar aquellos que no van a quedar registrados en la grabación del audio. Estos aspectos no verbales también se deberían reflejar en las transcripciones (más adelante explicaremos cómo)
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En el proceso de la entrevista se distinguen una serie de fases. La primera de ellas, y quizá la más importante, es la preparación de la entrevista. En esta fase, muchas veces olvidada por entrevistadores inexpertos, se ha de estudiar bien la entrevista y anticipar los posibles temas que pueden haber influido o ser importantes en la persona que se va a entrevistar. En este sentido, el conocimiento previo de la persona entrevistada puede ayudar mucho. No se trata de memorizar preguntas, sino más bien de tener previsto temas de los que hablar y conocer las posibles áreas a explorar en una entrevista de historia vital. Antes de abordar al entrevistado, el entrevistador debería saber el tipo de información que espera que se le dé para cada pregunta o tema. Si se consigue eso, se sabrá perfectamente cuando el entrevistador proporciona la información que se necesita (independientemente de su sentido, por supuesto) y cuando esta información es incompleta o no pertinente y por lo tanto se
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Fases de la entrevista
debe intervenir incidiendo otra vez sobre la misma área o pidiendo algún tipo de aclaración. Obviamente, la preparación de la entrevista no debe ser rígida y muchas de las preguntas concretas que se harán surgen el en mismo proceso de la entrevista si se tiene la actitud de escucha activa de la que hablábamos en apartados anteriores. Una vez se dispone de la persona, del lugar y se ha preparado de manera suficiente el contenido de la entrevista, no se puede comenzar a formular preguntas sin una presentación previa. En esta presentación se debe informar al entrevistado (si no lo sabe ya) quién es el entrevistador (nombre y en calidad de qué va a entrevistar. Por ejemplo, si es estudiante, de qué universidad y licenciatura), cuáles son los objetivos de la entrevista, en qué consistirá, para qué va a ser utilizada la información que se pide y cuánto tiempo va a llevar la entrevista aproximadamente.
consentimiento de la persona en cuestión para ser entrevistada y para que sus respuestas sean grabadas. También es importante remarcar que la entrevista es estrictamente anónima, y que en ningún momento se va a pedir el nombre completo ni la dirección. En esta presentación también se ha de dejar claro que lo que se pretende es conocer la propia experiencia del entrevistado y sus decisiones a lo largo de la vida. Por ello, se debe insistir en que no hay respuestas correctas ni incorrectas, sino simplemente diferentes maneras de pensar, sentir y dirigir la propia vida. Si el entrevistado pide explícitamente ver las preguntas (por ejemplo, si acudimos a la entrevista con un guión previo escrito en una hoja), el entrevistado debe acceder a mostrárselas sin ningún problema. Con esta presentación se pretende establecer una primera base de confianza entre el entrevistador y el entrevistado que permita abordar las primeras preguntas, entrando en lo que se denomina el cuerpo de la entrevista. El cuerpo de la entrevista comprende todas las preguntas que van a estimular la producción de la historia vital. Para romper el hielo, se suele comenzar preguntando por una serie de datos identificativos básicos que servirán para saber el tipo de persona que está respondiendo: el año de nacimiento, el estado civil, el número de hijos, el número de nietos,
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Para cumplir con los requerimientos éticos también es necesario pedir explícitamente el
etc. Estos datos, además, enmarcan y dirigen la atención del entrevistado hacia su propia vida, así como dan pistas al entrevistador sobre temas potencialmente interesantes o problemáticos. La forma más natural (y recomendable) de comenzar una entrevista de historia vital es referirse en primer lugar a los primeros recuerdos de los que dispone el entrevistado: su infancia. Al hilo de esos recuerdos de la infancia aparecerán temas que suelen ser relevantes en esa fase de la vida, como los recuerdos sobre padres y hermanos, sobre la escuela, sobre las condiciones de vida en la infancia, etc. Alternativamente, también podríamos comenzar preguntándole al entrevistado por donde querría comenzar él o ella (‘¿Por dónde le gustaría comenzar la historia de su vida?’), y en función de la respuesta seguir con la vía elegida. En todo caso, seguir un orden más o menos cronológico puede orientar a la persona que entrevistamos y ayudarla a recordar. Más allá de la infancia, aspectos como los siguientes suelen ser relevantes para la mayoría de personas: - La formación más allá de los estudios básicos (si se siguió estudiando). - Los cambios de residencia. - El trabajo, cómo se comienza y la sucesión de los diferentes trabajos y cambios en este ámbito. La jubilación. - Las relaciones personales, los noviazgos, el establecimiento de pareja (o parejas) estables, el nacimiento de los hijos y su educación, los nietos. Las pérdidas (de los padres, de la pareja, de otros seres queridos). - Actividades de ocio, actividades de compromiso comunitario o social, la religión, etc. - El presente y el futuro, ilusiones actuales, aspectos que dan sentido a su vida, visión del propio futuro, perspectiva sobre la muerte Una vez obtenida la mayor parte de la historia vital, es interesante acabar con una serie de preguntas que resuman y extraigan lo más importante de esa historia, aquello que el entrevistado/a considera su esencia. Por ejemplo, aspectos como: - Peores y mejores momentos de la vida (tristezas y alegrías) - Decisiones más importantes y equivocaciones - Aprendizajes más importantes En esta lista de temas indudablemente faltarán algunos que pueden ser importantes para ciertas personas. El entrevistador ha de saber identificarlos cuando surjan e improvisar preguntas dirigidas a ellos. Por ejemplo, en una persona soltera no tiene sentido preguntar sobre el matrimonio o los hijos, y sí mucho preguntar sobre si alguna vez pensó casarse, si cree que ha perdido o ganado algo no casándose, etc. De manera similar, para los hombres suelen ser muy relevantes las preguntas sobre el servicio militar, preguntas que lógicamente no tienen sentido en una mujer. Una lista de posibles preguntas que podrían recoger estos temas que hemos destacado sería la siguiente:
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x
¿Cuál es su primer recuerdo?
x
¿Cómo fue su infancia?
x
¿Cómo recuerda el pueblo o ciudad donde creció?
x
¿Cómo recuerda a sus padres?
x
¿Qué es lo más importante que le enseñaron sus padres?
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¿Tiene usted hermanos? ¿Cómo se llevaba con ellos en su infancia?
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¿Cuál es su primer recuerdo de la escuela?
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¿Le gustaba ir a la escuela? ¿por qué?
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¿Qué es lo más importante que aprendió en la escuela?
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¿Cuándo dejó de estudiar? ¿por qué? ¿le gustaría haber seguido estudiando?
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
INFANCIA
JUVENTUD Y MADUREZ ¿Cómo era su vida cuando era joven? ¿Cuáles eran sus sueños y aspiraciones cuando era joven? ¿Estuvo usted en el servicio militar? ¿Cómo lo recuerda? ¿Qué le aportó?
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¿Recuerda la primera vez que se enamoró?¿llegaron a ser pareja?
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¿Cómo conoció a su pareja?
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¿Qué es lo que más le gustaba de el/ella?
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¿Cómo fue su noviazgo?
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¿Ha cambiado su pareja a lo largo de los años?
x
¿Qué es lo mejor y lo peor de la vida en pareja?
Hijos x
¿Tiene usted hijos? ¿Cuándo y cómo se planteó tenerlos?
x
¿Cómo cambiaron los hijos su vida?
x
¿Cómo ha intentado educar a sus hijos? ¿Qué valores y principios ha intentado que aprendan?
x
¿Cree que ha tenido éxito en la educación de sus hijos? ¿cambiaría algo?
x
¿Tiene usted nietos? ¿Qué significan los nietos en su vida?
Trabajo x
¿Cuándo comenzó a trabajar? ¿Cuál era ese primer trabajo? ¿Cómo lo encontró? ¿Era el que quería hacer? (hacer una trayectoria laboral si ha pasado de un trabajo a otro)
x
¿Qué aprendió en los diferentes trabajos?
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Pareja
x
¿Cómo vivió la jubilación? ¿la deseaba? ¿Cómo ha cambiado su vida desde que se jubiló? ¿echa de menos el trabajo?
Otros x
¿Ha tenido usted que emigrar? ¿por qué lo hizo? ¿qué cambios en su vida supuso?
x
¿Tiene usted aficiones fuera del trabajo?
x
¿Qué le aportan esas aficiones?
x
¿Cómo han cambiado las aficiones con el tiempo?
x
¿Es usted religioso/a? ¿Desde cuando? ¿qué papel juega la religión o lo espiritual en su vida? ¿Ha cambiado ese sentimiento en usted a lo largo del tiempo?
PRESENTE - FUTURO x
En estos momentos, ¿qué es lo que más importante de la vida para usted?
x
En estos momentos, ¿qué es lo que más le causa preocupaciones?
x
¿Cómo se describiría a sí mismo en este momento de la vida?
x
¿En qué sentido cree usted que ha cambiado desde que era joven?
x
¿Cree que su vida está completa en la actualidad o le falta algo?
x
¿Hay algo que le gustaría hacer o conseguir en un futuro próximo?
x
¿Cómo se ve cuando sea más mayor?
x
¿Le inquieta la muerte?
x
¿Cómo le gustaría ser recordado?
PREGUNTAS GLOBALES - RESUMEN x
De los acontecimientos históricos que usted ha vivido, ¿cuál considera usted que ha sido el que más ha afectado a su vida y a la de su familia? ¿y cuál ha sido el más importante?
x
¿Cuál ha sido la decisión más importante que ha tomado en su vida?
x
¿Cuáles han sido las personas más importantes y que más han influido en su vida?
x
¿Cuál ha sido el momento más feliz de su vida? ¿Por qué?
x
¿Cuál ha sido el momento más triste de su vida?
x
¿Cambiaría algo de su vida? ¿Qué le hubiese gustado que fuese diferente?
x
¿Cuál ha sido el mayor error que ha cometido en su vida? ¿En algún momento de su vida cree que debió hacer algo que no hizo?
x
De entre las cosas que ha conseguido, ¿cuál es la que cree que es más importante? ¿de cuál se siente más orgulloso?
x
¿Qué es lo más importante que ha aprendido de la vida hasta ahora?
x
¿Desea añadir algo más que crea que es importante en su vida y no se ha tratado?
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cada una ellas necesariamente ha de cambiar (alterando su orden, eliminado algunas no pertinentes, añadiendo otras necesarias, modificando la manera de formularlas, etc.) adaptándose a la persona que se tiene delante. Al igual que la entrevista no debe comenzar de repente, tampoco debe acabar de esta manera: la entrevista ha de tener un cierre. Poco antes de terminar es conveniente anunciar que la entrevista está próxima a su final (‘Ya para ir acabando…’). Es conveniente reservar esta última o últimas preguntas para temas o aspectos que no sean a priori problemáticos. Por ejemplo, acabar con una pregunta sobre la muerte, sobre pérdidas sobre equivocaciones, etc. Puede dejar un mal regusto final en el entrevistado/a que es mejor evitar. También es muy recomendable que se invite a la persona entrevistada a añadir aquello que parezca interesante y que no se haya preguntado. En ocasiones, recoger una pequeña
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
Una vez más, insistimos en que este ejemplo no es una lista cerrada de preguntas, y que
evaluación de la entrevista (si le ha gustado, si le ha parecido difícil, etc.) puede ser una buena manera de cerrar la entrevista. Por supuesto, para acabar hemos agradecer al entrevistado el tiempo dedicado y su amabilidad al compartir sus recuerdos. Hemos de hacerle sentir que lo que nos ha ofrecido es algo muy importante para nosotros (para él seguro que lo es: es su vida) y que lo trataremos con el cuidado que merece. En ocasiones, también puede merecer la pena ofrecerle una copia de la grabación o incluso de su transcripción. Si acepta, hemos de asegurarlos que la tendrá en el menor plazo posible.
Errores frecuentes y cómo evitarlos
encontrado con errores o malas prácticas relativamente comunes en los entrevistadotes sin experiencia. Aunque sea brevemente, repasar algunos de esos errores (y sus posibles soluciones) puede ser útil para que no aparezcan.
Respuestas pobres Uno de los errores más frecuentes en los entrevistadores inexpertos es dejar que el entrevistado, ante una pregunta profunda y que requiere una reflexión más o menos elaborada, no conteste o lo haga mediante un monosílabo o una expresión poco informativa. Generalmente, el error se produce cuando el entrevistador no atiende lo suficiente al entrevistado y no valora hasta qué punto la respuesta que recibe se ajusta o no a lo que se esperaba de esa pregunta. Veamos un par de ejemplos:
- ¿El trabajo que ha realizado es el que deseaba hacer cuando era más joven? No, no es lo que esperaba. (se pasa al siguiente tema)
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En nuestra experiencia con entrevistas en las que se recogen historias de vida nos hemos
- ¿Cree usted que ha cambiado su manera de pensar respecto a años atrás? No sé... creo que sí. (se pasa al siguiente tema)
Si ante estas respuestas el entrevistador no reacciona y pasa sin más a la siguiente pregunta, habrá dejado de saber las motivaciones que han llevado al entrevistado a contestar negativa o positivamente a la pregunta, que es precisamente lo que nos interesa saber. La potencia de la entrevista como instrumento de recogida de datos radica en que es lo suficientemente flexible como para que podamos adaptarla a las respuestas del entrevistado. Gracias a ella no sólo podemos conocer el sentido de las respuestas, sino también sus justificaciones. Si nos quedamos simplemente en monosílabos, perdemos esta ventaja y hacemos que la entrevista se convierta en un cuestionario encubierto. Este error o descuido es más fácil de cometer cuando el entrevistado no ha planificado bien la entrevista (y, por lo tanto, no conoce bien el tipo de información que espera conseguir en cada pregunta), no se ha comprometido suficientemente con ella (por ejemplo, cuando tiene prisa por terminarla) o, simplemente, cuando hace la pregunta por compromiso (porque está en el guión), sin estar interesado verdaderamente en la respuesta. ¿Cómo se pueden resolver las situaciones en las que el entrevistado nos contesta con un monosílabo? Algunos ejemplos pueden ser los siguientes:
- ¿El trabajo que ha realizado es el que deseaba hacer en su juventud? No, no es lo que esperaba. - ¿Cómo era el que esperaba cuando era más joven? Pues yo siempre quise trabajar en algo que me permitiera ganar mucho dinero en poco tiempo y dedicarme a vivir la vida sin preocupaciones, ¿sabes? Pero no pudo ser… - ¿Y por qué no pudo ser?
- ¿Cree usted que ha cambiado su manera de pensar respecto a años atrás? No sé... creo que sí. - ¿Cuáles son las diferencias entre su manera de pensar actual y la anterior? Mira, pues antes yo pensaba que no me iba a pisar nadie, y si me tenía que enfadar con alguien pues me enfadaba y ya está, me daba igual lo que pensaran los demás. Ahora en cambio sé que para algunas cosas necesito que me ayuden y que dentro de unos años esto va a ir a más, entonces tengo que aguantar mucho más, me tomo las cosas con mucha más paciencia y no me altero tanto. Quiero estar en bien con todo el mundo, enfadarse no merece la pena.
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Seguimiento rígido de las preguntas. Este es un error también frecuente y, como el anterior, tiende a transformar la entrevista en un cuestionario. Si seguimos rígidamente el guión previsto, la entrevista deja fluir de manera natural, como una conversación, y pasa a avanzar a saltos, pudiendo despistar y llegar incluso a molestar al entrevistado. El error consiste en pasar siempre a la siguiente pregunta dentro del guión o planificación que llevaba pensada (o escrita) el entrevistador, sin tener en cuenta la respuesta que ha dado el entrevistado. Hemos de tener en cuenta que el entrevistado no sabe cuáles son las preguntas que se le van a hacer primero y cuáles después, y puede que en alguna pregunta mencione temas que irán varias preguntas más tarde o incluso que responda preguntas posteriores. En estos
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
-¿Qué le ha hecho cambiar de manera de pensar?
casos, quizá lo más adecuado sea seguir el orden que sugiere el propio entrevistado e incidir en los temas que ha mencionado. Si espontáneamente plantea y responde a tema que teníamos previsto para un momento posterior de la entrevista, hemos de aprovecharlo en ese momento y ya no hace falta que se vuelva a preguntar más adelante, cuando teóricamente le llega el turno: daríamos sensación de redundancia y de que en realidad no estábamos escuchando al entrevistado. En suma, el orden de los temas de la entrevista es flexible y ha de adaptarse a las necesidades de la propia conversación. Por ejemplo, consideremos las siguientes situaciones:
- ¿Tuvo alguna repercusión en su vida la marcha de sus hijos?
apuntarnos a un club de jubilados. Fue una buena idea, porque allí estamos entretenidos y realizamos muchas actividades: viajamos, bailamos, conversamos con amigos... (Varias preguntas más tarde) - ¿Tiene algún tipo de relaciones o actividades fuera de la familia? Como ya te he dicho antes, estamos en un club de jubilados al que vamos casi cada tarde, después de hacer todo lo de la casa.
Esta repetición se hubiesen evitado si el entrevistador se hubiese saltado la pregunta a la que el entrevistado ya había contestado (si cree que los datos que da son suficientemente claros y completos: ver siguiente apartado), o bien si hubiese reconducido la entrevista hacia ese tema una vez aparece por primera vez. Por ejemplo:
- ¿Tuvo alguna repercusión en su vida la marcha de sus hijos?
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Sí, a partir de entonces tuvimos mi marido y yo más libertad y nos dio por
Sí, a partir de entonces tuvimos mi marido y yo más libertad y nos dio por apuntarnos a un club de jubilados. Fue una buena idea, porque allí estamos entretenidos y realizamos muchas actividades: viajamos, bailamos, conversamos con amigos... - ¿Cada cuanto van a este club? Pues prácticamente cada tarde, después de hacer todo lo de la casa. - Aparte de lo del club, ¿mantiene algún tipo de relaciones o actividades fuera de la familia? Sí, siempre me he llevado bien con las vecinas y a veces vemos juntas la telenovela de la mañana y charlamos un rato.
Otra forma de solucionarlo es explicitando que ya se recuerda la mención anterior del tema, pero que se necesita retomar para preguntar algo relacionado. Por ejemplo, veamos el siguiente ejemplo: - ¿Tuvo alguna repercusión en su vida la marcha de sus hijos? Sí, a partir de entonces tuvimos mi marido y yo más libertad y nos dio por apuntarnos a un club de jubilados. Fue una buena idea, porque allí estamos entretenidos y realizamos muchas actividades: viajamos, bailamos, conversamos con amigos... (varias preguntas más tarde) - Antes me ha comentado que tras la marcha de sus hijos va usted con su pareja a un club de jubilados. Aparte de eso, ¿mantiene algún tipo de relaciones o actividades fuera de la familia?
Como podéis observar, cambiar el curso de la entrevista en función de las respuestas de los entrevistados requiere cierta capacidad de improvisación, conocer muy bien cuáles son los temas de los que trata la entrevista, cuáles son los objetivos de cada pregunta y, sobre todo, prestar mucha atención a lo que nos dice el entrevistado.
Respuestas ambiguas o incompletas. En ocasiones el entrevistado no contesta del todo a lo que se le pregunta, deja en el aire algunas cuestiones que parecen interesantes o utiliza palabras que son tan genéricas (tópicos, lugares comunes) que en realidad no nos están diciendo gran cosa. Lo que se debe hacer en estos casos no es seguir con la siguiente pregunta del guión, sino parar en ese punto que no se ha entendido o sobre el que se piensa que el entrevistado no ha dado la suficiente información y formular nuevas preguntas que completen o aclaren la cuestión. Preguntas como '¿Me puede explicar eso un poco más?', ‘¿Puede dar un ejemplo de
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no se haya entendido pueden ayudar a que el entrevistado concrete su respuesta. Por ejemplo, en casos como los siguientes:
- ¿Qué es lo que aprendió usted en ese trabajo? Pues no mucho. Era siempre un poco lo mismo y no nos gustaba lo que hacíamos. Y cuando no estás a gusto, te das cuenta que en el trabajo hay muchas injusticias.
- ¿Cómo eran sus padres? Pues no sé, eran más bien rígidos.
En estos casos sería un error pasar sin más a la siguiente pregunta sin aclarar algunas
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
lo que está diciendo?’ o simplemente repetir interrogativamente la palabra o afirmación que
cosas: ¿Cuáles son las injusticias para la persona del primer ejemplo? ¿Qué se entiende por ‘más bien rígidos’ en el segundo? ¿Qué posibles soluciones tendrían las anteriores situaciones? Por ejemplo, estas:
- ¿Qué es lo que aprendió usted en ese trabajo? Pues no mucho. Era siempre un poco lo mismo y no nos gustaba lo que hacíamos. Y cuando no estás a gusto, te das cuenta que en el trabajo hay muchas injusticias. - ¿A qué injusticias se refiere? Bueno, ya sabes, a veces cuando tienes cierta edad, eres mujer y encima tienes hijos, pues donde estés es donde te vas a quedar para siempre, sabes que aunque
- ¿Le pasó a usted eso? - Si, cuando me quedé embarazada de mi niña… (cuenta un episodio laboral)
- ¿Cómo eran sus padres? Pues no sé, eran más bien rígidos. - ¿Puede dar un ejemplo? Mira, para que te hagas una idea… (cuenta episodio de vida familiar en la infancia).
Aclarar estos interrogantes contribuirá no sólo a aumentar la cantidad y calidad de información que proporciona la entrevista, sino
también a que el entrevistador acabe
conociendo mejor al entrevistado y sus experiencias, y se enriquezca con ese conocimiento. También podría suceder que el entrevistado rechace aclarar más alguna respuesta o aún peor: rechace contestar. Evidentemente, tiene todo el derecho a hacerlo (aunque también
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lo hagas perfecto no vas a subir, cuando gente más joven sí lo hace.
hemos de decir que no es frecuente si ya ha aceptado ser entrevistado) y vosotros os tenéis que limitar a recoger esta incidencia en vuestra transcripción. En todo caso, la regla de oro es acudir al entrevistado con una actitud de interés por lo que nos dice y por entender su propia lógica. No es una obligación del entrevistado hacerse entender por el entrevistador, sí en cambio es la obligación del entrevistador tratar de entender a la persona que está entrevistando.
La transcripción de la entrevista Grabar la realización de la entrevista tiene dos objetivos. En primer lugar, poder estar atento a su desarrollo y a lo que nos dice la persona a la que entrevistamos, evitando cometer los errores que hemos mencionado. En segundo lugar, garantizar una posterior transcripción fiable de lo que se ha dicho en la entrevista, fundamental para el análisis posterior. La relación entre la transcripción y el análisis es incluso más estrecha: la transcripción es el primer paso del análisis. Transcribiendo (es decir, trasladando la grabación de lo que se dijo al papel) muchas veces se descubre una nueva entrevista, diferente a la que realizamos. Transcribiendo se adquiere una mayor distancia respecto a la situación de la entrevista y se tratan las intervenciones del entrevistador y las del entrevistado como entidades más objetivas. Esto permite apreciar nuevos significados, errores que se cometieron en el transcurso de la entrevistas, preguntas que se pasaron por alto. Al transcribir se encuentran ideas que se repiten y se identifican temas que el entrevistado subraya especialmente, aspectos estos que podemos trasladar directamente al análisis. Esta capacidad analítica que se logra transcribiendo en parte es debida a lo farragoso de la tarea. A partir de nuestra experiencia, calculamos que la relación entre el tiempo de entrevista y el tiempo de transcripción puede llegar fácilmente a ser 1:10. Es decir, cada minuto hablando nos puede llevar 10 minutos transcribiendo lo hablado. Si la entrevista dura una hora, su transcripción puede ocupar hasta 10 horas. Lógicamente, estos tiempos son aproximados y dependen de lo rápido que hable el entrevistado o entrevistada. Algunos consejos para hacer menos dura esta labor son los siguientes: x
Vigilar la calidad de la grabación. Si la calidad es deficiente, la dificultad de la transcripción (y las posibilidades de no poder transcribir algunos pasajes de ninguna manera, por ser ininteligibles) aumentan exponencialmente.
x
No dejar pasar mucho tiempo desde que se realiza la entrevista hasta que se transcribe. Tener un recuerdo fresco de la situación de la entrevista ayuda a descifrar algunas palabras, ciertos comportamientos no verbales, que pueden perderse si tardamos mucho tiempo en ponernos manos a la obra.
x
Descansar con frecuencia: no es recomendable pasar más de una hora seguida transcribiendo. No sólo nuestro cuello y espalda nos lo agradecerá, sino que el nivel de precisión de la transcripción será más elevado cuanto más descansados estemos.
En la transcripción de las entrevistas, además, es necesario seguir una serie de normas que aseguren la estandarización del procedimiento. El objetivo es conseguir una transcripción
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es necesario: x
Transcribir literalmente toda la entrevista, tanto las palabras del entrevistado como las del entrevistador. Algunos entrevistadores novatos, cuando transcriben, tienden a no prestar tanta atención a reproducir literalmente sus propias palabras. Esto es un error, ya que la respuesta y el propio el curso de la entrevista dependen también de las preguntas que se hicieron de manera efectiva (y no de las que se pensó hacer) y de cómo se hicieron (la formulación concreta, no la presente en el guión de la entrevista). o
Para diferenciar entre las intervenciones de uno y otro, las intervenciones del entrevistador irán señaladas en negrita. Así, la mayor o menor densidad de negrita indicará la presencia de un entrevistador que interviene más o, lo que es aconsejable, menos.
o
Excepcionalmente, podemos dejar sin transcribir aquellas partes de la entrevista que
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
que reproduzca de la manera más literal posible la situación real de la entrevista. Para ello,
sin ninguna duda no tengan nada que ver con la pregunta que se ha formulado al entrevistado ni con su historia de vida. En este caso, se ha de indicar en el momento que comienza lo no transcrito y entre corchetes, el tema de la parte sin transcribir y la duración aproximada de la parte no transcrita. Por ejemplo: [en este punto el entrevistado habla durante 2:30 minutos aproximadamente de cómo gano la partida de cartas esta mañana. No se ha transcrito] o
Si encontramos algún fragmento o palabra que nos es imposible descifrar, incluso tas repetidas audiciones, también hemos de hacerlo constar con la correspondiente nota entre corchetes allí donde ocurra: [inaudible]
x
Transcribir lo que se dijo de manera efectiva, incluidos los errores, palabras no existentes,
barbarismos,
frases
agramaticales,
palabras
malsonantes
y
demás
o
En el caso de palabras que son variedades dialectales, se transcriben tal cual. Cuando los entrevistados emplean palabras que no existen o que pronuncian incorrectamente (por ejemplo, partío por partido, pograma por programa), se suelen transcribir tal y como se han pronunciado (cuando la incorrección es clara) y en cursiva.
o
Se deben transcribir tal cual las formas y giros dialectales y las onomatopeyas (¡pum!, ¡Ah!), aunque en este caso sin cursiva.
o
Cuando el entrevistado parafrasea, se deben utilizar las comillas simples. Por ejemplo:”…y entonces va y me dice: ‘Pues sí que estamos arreglados’, y le digo: ‘Pues te vas a tener que ir acostumbrando’. Y se quedó parada”.
x
Transcribir sólo los aspectos no verbales de la entrevista que pueden dar pistas para comprender mejor. Estos aspectos se sitúan en el momento de la transcripción en el que ocurren y, cuando requieren explicación, van entre corchetes. Entre ellos, contamos con: o
Interrupciones significativas: por ejemplo, [la entrevista se interrumpe por falta de pilas en la grabadora. Se reinicia aproximadamente 10 minutos más tarde]
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incorrecciones que son relativamente frecuentes en el lenguaje oral.
o
Gestos: por ejemplo, [señala a un cuadro de los que están en la pared]
o
Expresión abierta de emociones: por ejemplo, [el entrevistado se emociona y llora]
o
Pausas: en este caso se utilizan los tres puntos. Ejemplo: “Ya… sé que está mal pero… no fui capaz de decirlo”.
o
Vocales o sonidos alargados: se representan escribiendo el sonido repetido varias veces. Por ejemplo: “Eeeeeeeh… esssto… pues va a ser que no me acuerdo”.
o
Señales de asentimiento, generalmente representadas por su sonido: ah, aja, uhu.
En las transcripciones más elaboradas también se suelen representar aspectos como la duración de las pausas (en décimas de segundo aproximadas), los encabalgamientos entre turnos (cuando uno habla mientras el otro está todavía hablando) o los énfasis en determinadas palabras o sílabas. Sin embargo, incluir estos aspectos hace todavía mucho más farragosa y lenta la labor de transcribir, sin aportar en compensación una información adicional que sea imprescindible, al menos para los análisis posteriores más frecuentes. Por último, una vez acabada la transcripción, puede ser una buena idea numerar las líneas. Esta numeración nos ayudará cuando realicemos el análisis, ya que podremos referirnos y encontrar los extractos que citemos de manera muy rápida. La mayoría de procesadores de texto incluyen la posibilidad de numerar las líneas de un documento. Examinemos el caso de uno de los procesadores más populares, el Microsoft Word. Esta función la encontramos en el menú ‘Archivo’, opción ‘Configurar Página’. Cuando accedemos a esta opción, se nos abre un cuadro de diálogo que tiene tres pestañas. Hemos de activar la pestaña ‘Diseño’, y en la esquina inferior izquierda se encuentra el botón ‘Números de línea’. Pestaña ‘Diseño’
Lista desplegable ‘Aplicar a’
Botón ‘Números de línea’
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vamos a realizar (en nuestro caso, la numeración de líneas). Si nuestro documento contiene otras cosas además de la transcripción (por ejemplo, el análisis, una descripción del entrevistado, etc.), lo mejor es escoger en la lista la alternativa ‘Sección’. Si previamente hemos delimitado la transcripción del resto del documento mediante saltos de sección, uno al comenzar y otro al acabar (Menú ‘Insertar’, opción ‘Salto’, y elegir un salto de sección), lograremos que la numeración de líneas sólo afecte a la transcripción, no al resto del documento. Cuando pulsamos el botón ‘Números de línea’ se nos abre un segundo cuadro de diálogo con diversas opciones. Para activar los números de línea, hemos de activar la casilla de verificación ‘Agregar números de línea’.
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
La opción ‘Aplicar a’ nos indica a qué parte del documento se va a aplicar el cambio que
encontramos: x
Iniciar en: indica el número desde el que comienza a numerar las líneas.
x
Desde el texto: indica la distancia a la que sitúa los números de líneas desde el margen del documento.
x
Intervalo: mediante esta opción podemos indicar que no numere cada línea (lo que sería bastante engorroso), sino que coloque un número sólo cada determinado intervalo (por ejemplo, cada cinco o diez líneas).
Las restantes tres alternativas indican si la numeración comienza cada página, cada sección o no se reinicia en todo el documento.
EL ANÁLISIS
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Una vez activada esa casilla, podemos manipular las diversas opciones, entre las que
A diferencia de otros tipos de datos, para los que tenemos procedimientos claros de análisis que nos conducen a ciertos resultados, en el caso de las historias vitales no existen recetas ni una lista consensuada de pasos a realizar para analizar la narración de una vida. Este análisis es, básicamente, una tarea de interpretación. Interpretar en este caso implica tratar la historia como un texto, de manera distanciada, para ofrecer los significados que nos sugiere ese texto. Como comenta Atkinson (1989), en esta tarea la misión de la persona que interpreta es encontrar conexiones, nunca juzgar. En ningún caso se ha de tomar partido a favor o en contra del protagonista de la historia, categorizarle de una u otra manera, y menos aún plantearse si lo que dice es verdad o no. Lo que pretendemos es tratar de identificar el sentido de la historia tal y como ha sido contada, encontrar qué es lo importante de la historia para la persona que la ha narrado, qué imagen ofrece de sí mismo y de su trayectoria vital y a través de qué medios recalca o da relevancia a ciertos momentos o aspectos de su vida
por encima de otros. Así, al analizar, algunas de las preguntas
relevantes son: ¿Cuál es el tema central que intenta resaltar el narrador? ¿Cómo el narrador caracteriza al protagonista de la historia en diferentes momentos de la vida y qué papel juegan otros participantes en la historia? ¿Qué nos está intentando comunicar al contarnos determinados episodios con cierto detalle? Decir que el análisis de una historia vital consiste en un trabajo de interpretación de lo que se ha dicho implica navegar entre dos extremos que amenazan el trabajo de la persona que se enfrenta a esa tarea interpretativa: x
Interpretar no es ofrecer un resumen de la entrevista, o ‘informar’ de lo que el entrevistado o entrevistada nos ha contado. No se trata de esto, sino de intentar ofrecer una segunda lectura de la historia vital, tratar de dar una versión más profunda de los significados que ha tratado de trasmitir el entrevistado y cómo los ha transmitido. Si no nos arriesgamos a esta tarea compleja de ir algo más allá de un simple resumen, la interpretación se convierte en algo vacío y sin valor. De hecho, ¿por qué nos íbamos a leer un resumen de la entrevista si tenemos la entrevista original, en las propias palabras de su protagonista?
x
Interpretar no es ofrecer un conjunto de afirmaciones arbitrarias sobre la vida de otra persona. La persona que analiza, al dar su interpretación, ha de ‘convencer’ al lector de que esa interpretación es al menos plausible. Para hacerlo necesita mostrar lo más claramente posible qué es, en concreto, lo que le ha conducido a esa interpretación y no a otra. En muchas ocasiones eso implicará citar fragmentos de la entrevista. En otras, por ejemplo, aportar números. En cualquier caso, sin esta conexión explícita entre nuestra interpretación y la historia (el texto), esa interpretación se convierte en una mera opinión con poco valor.
En este terreno intermedio entre ambos extremos (la interpretación trivial por un lado, la no fundamentada por otro) es donde tenemos que movernos. Teniendo en cuenta esto, vamos a repasar algunos conceptos y procedimientos de análisis que pueden ser útiles para la interpretación de una historia vital. Nuestra intención no es ofrecer una recopilación
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posible), sino más bien dar pistas que puedan ayudar a la persona que se adentra en esa apasionante, pero también ambigua y compleja tarea de interpretar la vida de otro tal y como ha sido recogida en una historia vital. Tampoco pretendemos sugerir que en un análisis deban aparecer todos los conceptos y procedimientos que comentamos: la interpretación tiene mucho de arte, y en cada caso el analista ha de escoger aquellos conceptos y procedimientos que vea útil para comprender y dar sentido a la historia vital concreta que tiene delante.
Estrategias de análisis Como en todo proceso de investigación, en el análisis de las historias vitales existen dos posibles estrategias de análisis e interpretación de los datos: x
Una estrategia inductiva, por la que, partiendo de los datos (en nuestro caso, la historia
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
exhaustiva de todos los conceptos y procedimientos (si es esta ‘recopilación total’ fuera
tal y como ha sido contada), tratamos de elaborar los conceptos que subyacen a ella, que le dan sentido, que la explican. x
Una estrategia deductiva, en la que partimos de una serie de conceptos que creemos que son importantes en una historia vital y tratamos de ver cómo aparecen en concreto en la historia que estamos analizando.
En la práctica, ambas estrategias conviven en el trabajo interpretativo. Aún así, es recomendable que el primer paso en la interpretación de una historia vital sea la lectura y relectura de la transcripción de la entrevista. Mientras leemos, hemos de: x
Aislar los principales acontecimientos que se narran, los puntos de inflexión y cambio que
x
Identificar diferentes protagonistas de la historia y cuál es su papel dentro del relato.
x
Encontrar la estructura de la entrevista, subdividirla por temas o fases y ver el peso que parece tener cada una de estas subdivisiones.
x
Buscar posibles conexiones entre diferentes partes de la entrevista, temas que se repiten, metáforas que aparecen una y otra vez. Estas conexiones nos podrán dar pistas para encontrar el sentido global de la entrevista.
x
En cualquier caso, subrayar todo aquello que nos parezcan sorprendente o especialmente reseñable por algún motivo.
Al mismo tiempo que realizamos este trabajo ‘de abajo arriba’ (del texto a la elaboración de un esquema general y de los significados centrales que recogen la esencia de la historia), disponer de una serie de conceptos previos que orienten nuestra interpretación va a ser también fundamental. En el primer capítulo de este trabajo hemos propuesto algunos, entre los que destacan el de tarea evolutiva, los propuestos por Erikson para cada momento del ciclo vital, el papel de la adaptación y de las estrategias de selección, optimización y compensación, la importancia de la generación y de los factores no-normativos, etc. Encontrar ejemplos de estos conceptos y tratar de ver como se plasmas en cada historia nos
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EL estudio del ciclo vital aypartir historias de vida: Una Gramática Derecho financiero descriptiva tributario de de la las lengua II española I propuesta práctica
el narrador destaca en su historia.
aportará también importantes ideas para entender la lógica del relato, y, en el fondo, del curso de la vida de nuestro entrevistado o entrevistada. Sigamos la estrategia que sigamos, esta interpretación cualitativa de las historias pretende llegar al significado de lo relatado desde el punto de vista del propio protagonista, y en el siguiente apartado profundizaremos más en estos aspectos. Sin embargo, también en el análisis de las historias también pude ser de útil el uso de índices de carácter cuantitativo. Estos índices pueden ayudar a describir lo contado por el entrevistado y, además, aportar pruebas y argumentos para hacer más sólidas determinadas interpretaciones. Un primer índice cuantitativo que puede ser útil es la duración y cantidad de turnos que se han empleado para completar la entrevista. De esta manera, tenemos un primer indicador acerca de la profundidad que se ha conseguido (se supone que entrevistas más largas suponen, si el entrevistador es experto, llegar a un nivel mayor de profundidad y elaboración) y si el entrevistado ha necesitado más o menos preguntas para generar su historia. Este último aspecto se observa con mayor nitidez si comparamos la duración media de los turnos del entrevistado y de los turnos del entrevistador. Idealmente, los turnos del entrevistador han de ser cortos, mientras los turnos del entrevistado, especialmente si tiene facilidad para generar historia, tienden ser mucho más largos. Estas medidas son difíciles de obtener en términos temporales, ya que implicaría cronometrar cada una de las intervenciones. Una manera menos exacta, pero en todo caso muy aproximada, es la traducción de las medidas de tiempo en medidas de número de palabras o números de línea que ocupa cada turno. Se supone que a mayor tiempo, más número de palabras y de líneas de transcripción, aspectos estos que sí pueden ser cuantificados de forma mucho más fácil y rápida. Otro uso de los tiempos (o de su indicador aproximado, el número de palabras o el número de líneas) se refiere a su distribución en función de los diferentes temas o fases vitales tratados en la entrevista. Se supone que a más importancia de determinado tema, más tiempo se pasa hablando de él (y, por lo tanto, más palabras y líneas de transcripción ocupa). Utilizando este sencillo cálculo, podemos obtener, por ejemplo, cuál es la importancia relativa de los diferentes temas que se tratan en la entrevista o de las diferentes fases en las que usualmente se divide el ciclo vital. En estos cálculos se debería contar únicamente las intervenciones de la persona entrevistada (en ningún caso las del entrevistador) y, si se desea ser aún más exacto, se debería incluir también el número de preguntas que han sido necesarias para generar la cantidad de palabras/líneas atribuidas a cada uno de los temas. Un indicador cuantitativo adicional es el recuento de las veces que aparece una determinada palabra en el texto. Para ayudarnos a realizar este recuento (sería muy largo hacerlo a mano) podemos utilizar las herramientas de búsqueda de las que disponen los procesadores de texto o, idealmente, usar algunos programas que hacen precisamente eso: contar palabras. Entre ellos un programa muy fácil de utilizar y además gratuito es el TextSTAT. Este programa se puede descargar de la red en la dirección
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ventana como la siguiente:
Añadir un documento al corpus Crear un nuevo corpus
Quitar documento del corpus Contar palabras
TextSTAT trabaja con los denominados ‘corpus’. Un corpus es el documento (o el conjunto de documentos) sobre los que TextSTAT basará su búsqueda y recuento de palabras. Así, lo primero que tenemos que hacer es crear un nuevo corpus (o abrir uno que hayamos creado anteriormente). Para crear un nuevo corpus, podemos hacerlo mediante el menú ‘Corpus’, opción ‘New Corpus’ o, alternativamente, haciendo clic en el botón correspondiente (ver figura anterior). Una vez tenemos un corpus activado, el segundo paso es incluir en él los documentos que queremos analizar. En nuestro caso, generalmente va a ser un único documento: el que contiene la transcripción de la entrevista de historia de vida. Se pueden incluir en un corpus documentos en varios formatos, entre los que se encuentran los archivos .doc que genera el procesador de textos Microsoft Word.
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Una vez descargado e instalado el programa, si lo ejecutamos nos encontramos con una
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
http://www.niederlandistik.fu-berlin.de/textstat/software-en.html
Es importante que antes de incluir en el corpus nuestro documento, se haga un duplicado y se eliminen de ese duplicado las intervenciones del entrevistador. Si no lo hacemos así, el programa nos contará como ocurrencias palabras que quizá no ha dicho la persona entrevistada (quién nos interesa), sino el entrevistador. Es esta copia sólo con las intervenciones del entrevistado la que debemos incluir en el corpus. La inclusión de un documento en el corpus se hace mediante el menú ‘Corpus’, opción ‘Add local file’, o haciendo clic en el botón correspondiente (ver figura anterior). Una vez tenemos el corpus con un documento, podemos decirle al programa que haga el recuento. Esto se hace haciendo clic en el botón ‘Show word frequencies’ (ver figura anterior). Al hacerlo, aparece en la ventana principal una lista con dos columnas, una con las palabras y otra con las frecuencias. También nos aparece una serie de opciones en la parte derecha de la ventana:
Ordenar lista
Filtrar lista
Buscar frecuencia de palabra o de lexema
La lista de palabras, que suele ser muy larga, aparece por defecto ordenada en función de la frecuencia de cada palabra. Esto hace que en los primeros puestos se encuentren preposiciones, conjunciones, artículos, pronombres o adjetivos demostrativos o posesivos. Las palabras con significado pleno, como los sustantivos, verbos, adverbios o los adjetivos calificativos suelen aparecen más abajo. Por ello puede resultar filtrar la lista, haciendo que sólo aparezcan las palabras con cierta frecuencia como máximo (eliminando, de esta manera, las palabras más frecuentes pero que no indican nada) o con cierta frecuencia como mínimo (eliminado aquellas que ocurren una o muy pocas veces). Esto se hace mediante las opciones de la derecha de la ventaja (ver figura anterior).
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programa ‘aprender’ y ‘aprendió’ son palabras distintas, o ‘hermano’ y ‘hermanos’). Esto puede hacer que las frecuencias que obtenemos sean engañosas. Para solucionar este problema, podemos buscar la frecuencia de determinados comienzos de palabras mediante la opción disponible en la parte derecha de la ventana (ver figura anterior). Así, si escribimos el lexema ‘aprend’ y hacemos clic en el botón ‘Frequency list’ nos aparecen todas las palabras que incluyen ese lexema (aprender, aprendizaje, aprendió, aprendí, etc.), con sus frecuencias correspondientes, que quizá convenga sumar para conocer la verdadera frecuencia de esa expresión. Para volver a la lista total, solo tenemos que volver a hacer clic al botón ‘Show word frequencies’, tal y como comentamos anteriormente. Haciendo doble clic en una palabra de la lista, accedemos a cada una de las ocurrencias en el documento de esa palabra. De hecho, se nos proporciona también el contexto en el que aparece, dándonos algo del texto anterior y algo del posterior. Podemos cambiar la cantidad de texto que aparece modificando las opciones que aparecen en la parte derecha. Al hacer
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TextSTAT cuenta cada flexión de una palabra como palabras distintas (por ejemplo, para el
clic en el botón ‘Refresh’, las modificaciones escogidas se reflejarán en la lista.. Buscar ocurrencias y contexto de una palabra o expresión
Cantidad de contexto que se proporciona, por delante y por detrás de la palabra Calcular de nuevo (cuando hemos cambiado alguna opción)
Tener el contexto de ocurrencia de la palabra nos puede ayudar a diferenciar entre sus significados y modos de uso, en el caso que pueda tener varios. Es posible acceder también a esta ventana haciendo clic en el botón ‘Concordance’, situado bajo la barra de iconos. A su lado encontramos el botón ‘Word forms’, que nos permite ir directamente a la lista de palabras y sus frecuencias.
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Limitar la búsqueda a palabras enteras, no a partes de palabras
Utilizando estas pocas opciones, es posible obtener una serie de índices cuantitativos sobre la ocurrencia de determinadas palabras, formas o familias de palabras en la entrevista, lo que puede indicar la importancia que el entrevistado le ha otorgado.
Niveles de análisis
Como hemos visto, las historias vitales son un fenómeno amplio y complejo. Estas cualidades hacen difícil su análisis. Un primer paso para ello es diferenciar diferentes niveles de análisis que nos permitan identificar y organizar los diferentes aspectos susceptibles de ser estudiados. Bluck y Habermas (2001) diferencian tres niveles en el recuerdo biográfico en función de la amplitud de la unidad a analizar: x
Las historias vitales como un todo
x
Los dominios o contextos vitales que tienen o han tenido una cierta continuidad en nuestra vida (familia, trabajo, religión, aficiones, etc.) y los periodos en los que podemos dividir nuestra vida (infancia, juventud, madurez, vejez).
x
Los episodios vitales, que corresponden a acontecimientos concretos experimentados en cierto momento de nuestra vida.
Cada uno de los niveles incluye a los niveles inferiores, pero aún así cada uno de ellos conserva un formato narrativo al concretarse en relato oral. Así, las historias vitales representarían la historia global de nuestra vida. Este relato amplio podemos entenderlo compuesto de múltiples historias, que corresponden a etapas o temas fundamentales de nuestra vida: la historia de nuestra infancia, la historia de nuestra juventud, la historia de nuestra relación de pareja, la historia de nuestra trayectoria laboral, etc. A su vez, estas historias incluyen episodios vitales concretos (ciertas anécdotas o recuerdos especialmente vívidos, etc.) que también tienen forma de historia.
+ global
+ concreto
1
La historia global
2
Los contextos o dominios
3
Los episodios
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podemos entender uno sin las relaciones con los demás. La historia vital y las etapas vitales, por ejemplo, se nutren y están compuestas por episodios vitales específicos, y a la vez estos adquieren significación vital (importancia emocional, relevancia, consecuencias en nuestra vida futura) gracias a las relaciones que establecen con otros elementos que forman parte de una determinada fase de la vida, a su inserción dentro de contextos más amplios, como son los temas vitales, y a su situación dentro de la historia vital como un todo. Vamos a repasar ahora cada uno de estos niveles y las posibilidades interpretativas que nos ofrecen.
Primer nivel: las historias vitales El nivel más abstracto desde el que podemos analizar las historias vitales es viéndolas como un todo. Entre otras, podemos extraer al menos cuatro importantes propiedades de estas historias susceptibles de ser analizadas: la trayectoria evolutiva que dibujan, su tono
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Es importante tener en cuenta que los tres niveles se interrelacionan estrechamente y no
narrativo, el grado de control personal que expresan y los temas que conducen la historia. Respecto a la trayectoria evolutiva, esta propiedad hace referencia a los cambios que la persona destaca, atendiendo a aspectos de esos cambios como son: x
La cantidad de cambios: ¿la vida se entiende como un proceso de cambio constante o como
algo
más
o
menos
estable,
donde
han
sucedido
pocos
acontecimientos
destacables? x
La importancia otorgada a los cambios: ¿la vida se entiende como un conjunto de pequeños cambios que siguen un rumbo fijo, establecido o, por el contrario, se describen grandes cambios que cambian decisivamente nuestro rumbo vital? La localización dentro de la vida de los cambios: ¿qué momentos de la vida se entienden como
más
cambiantes
y
qué
momentos
como
más
estables?
Cuando
existen
acontecimientos decisivos, ¿en qué momentos se dan? x
La naturaleza de los cambios: ¿los cambios descritos son positivos, son ganancias, o son negativos, son pérdidas?
A partir de estos parámetros, podríamos incluso dibujar una representación gráfica de la historia vital de cada persona. En ella los cambios relatados se situarían dentro de una línea temporal, calificándolos como pérdidas o como ganancias. Esta representación nos diría los cambios tienden a concentrarse en determinados momentos de la vida (¿quizá en la juventud, como hemos visto en apartados anteriores?) o si determinadas fases de la vida se caracterizan principalmente por pérdidas y otras por ganancias. En relación con estas trayectorias evolutivas, McAdams (1993), citando a Agnes Hankiss, habla de cuatro posibilidades de lo que denomina ‘ontologías del yo’, cuatro posibles versiones de cómo el yo ha llegado a ser lo que es, cuatro estrategias para construir en la historia vital cómo ha evolucionado nuestra identidad a lo largo de la vida x
Estrategia dinástica: en este tipo de historias vitales, un buen pasado da lugar a un buen presente. El narrador destaca la felicidad de la infancia y cómo esas cualidades
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x
positivas se trasladan a la adultez y al resto de la vida. Es una historia de continuidad en lo positivo. x
Estrategia antitética: en este tipo de historias un pasado desgraciado o infeliz en algún sentido da lugar a un buen presente. El contraste entre ambos proporciona a la historia un movimiento y tensión característicos: son historias de triunfo, de personas hechas a sí mismas, que expresan (como veremos a continuación) un todo narrativo optimista. Este tipo de historias pueden reforzar las cualidades extraordinarias del protagonista: las desgracias del pasado, la escasez de medios en la infancia, el desventajoso punto de partida se convierte en un mérito que resalta lo lejos que se ha llegado en la vida, que subraya el proceso de superación del protagonista. La bondad del presente swe magnifica a partir de su contraste con el pasado.
x
Estrategia compensatoria: En este tipo de historias, contrarias a las anteriores, un pasado bueno y feliz da lugar a un presente malo. La persona narra unos principios esperanzadores, que después se ven truncados con el correr de los años. Son historias de declive, en el que lo bueno se ha acabado y queda atrás. La persona afirma que la vida fue buena antes, pero que algo malo sucedió en el camino: caída, pérdidas, a veces arrepentimientos o conciencia de oportunidades perdidas. Aunque el tono narrativo de estas historias es probable que sea pesimista, este tipo de historias puede todavía proporcionar una vida con significado y propósito si la persona toma los fracasos que arruinaron un buen punto de partida como una fuente de inspiración para reconstruir lo perdido y volver a remontar.
x
Estrategia autoabsolutoria: en este tipo de historias un pasado malo (desgraciado, infeliz) da lugar a un presente que también lo es. Como en las historias dinásticas, también en esta existe continuidad, pero aquí continuidad en lo negativo. Estas historias, sin embargo, dan pie a que el protagonista a menudo exprese que está pagando el precio de ese pasado, o que describa la situación de partida como tan desventajosa como para que difícilmente se pueda superar con el tiempo. Idea de nunca haber tenido una oportunidad. La vida tiene sentido, es coherente, pero al mismo tiempo trágica e injusta en esa coherencia: no da oportunidades a todos, si los principios son malos, después es prácticamente imposible remontar.
Excepto algunos casos que utilizan una estrategia compensatoria, la naturaleza de los acontecimientos (ganancias o pérdidas) que nos suceden en nuestra vida pueden organizarse en la historia vital de manera que, incluso cuando el presente no es tan positivo, seamos capaces de ver ‘lo bueno de lo malo’ y de realzar el valor de nuestro yo o, si nos interesa, la ausencia de responsabilidad en lo que nos sucede. Estrechamente relacionado con el tipo de trayectoria vital que la persona construye se encuentra el tono narrativo, entendido como el grado de optimismo y confianza que transmite la historia, o, por el contrario, el grado de pesimismo y desconfianza. Este tono narrativo lo proporciona, obviamente, el contenido de la historia, es decir, la trayectoria que antes hemos comentado. Así, por ejemplo, una historia pesimista es probable que se construya a partir de las múltiples desgracias y pérdidas que experimenta el protagonista,
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En las historias optimistas la trayectoria del protagonista es ascendente: a lo largo de la vida se manifiesta un proceso de mejora, de aprendizaje, de sentirse cada vez más seguro y capaz. En cambio, en las historias pesimistas frecuentemente el protagonista subraya las pérdidas, lo que ya no se tiene, las amenazas que aparecen. Además del contenido positivo o negativo de lo que se cuenta, el tono narrativo es también una cuestión de actitud: es posible construir una historia plagada de fracasos de un modo relativamente optimista, si el protagonista interpreta esos fracasos como elementos de los que se ha aprendido y confía que en el futuro las cosas vayan mejor. De la misma manera, también es posible que una historia de ganancias sea construida de manera pesimista si esas ganancias se interpretan como el preludio de su futura pérdida, si se desconfía de ellas. Así, el tono narrativo de una historia se refiere al sentimiento de seguridad y confianza y esperanza que se deriva de esa historia.
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mientras una historia optimista probablemente incluirá ganancias y acontecimientos felices.
McAdams (1993) plantea que las historias vitales pueden ser de cuatro tipos diferentes atendiendo a este tono narrativo. Dos de estos tipos presentan un tono optimista, mientras dos expresan un tono pesimista: x
Comedia (primavera): la trama trata de cómo el protagonista encuentra felicidad y estabilidad en la vida minimizando los obstáculos y restricciones. Este protagonista típicamente se expresa a si mismo como una persona corriente, que busca los placeres puros y simples de la vida. A menudo sus objetivos principales incluyen estar con otros en una relación afectuosa y de amor. En suma, la historia es una exaltación del amor cotidiano, y la vida se contempla como un entorno seguro en el que todos tenemos la oportunidad de buscar un final feliz.
x
Romance (verano): Mientras la comedia exalta el amor cotidiano, el romance es una
apasionada de nuestros objetivos. En esta búsqueda, el protagonista a menudo se implica en viaje que le lleva a enfrentarse y superar grandes obstáculos, para obtener un triunfo final. Los otros protagonistas de la historia o bien apoyan y/o acompañan al protagonista en su lucha, o bien se oponen a la empresa que el protagonista quiere conseguir. De esta manera, el héroe de este tipo de historias se describe no tanto como una persona corriente, sino como alguien en cierta medida especial, con ciertas cualidades (tesón, fortaleza, inteligencia, astucia, etc.) destacables y, sobre todo, como alguien que confía plenamente en la consecución final de sus objetivos. x
Tragedia (otoño): En estas historias están implicado protagonistas que declinan, que caen desde una posición que era mejor, sacrificándose a sí mismos y aceptando esta desgracia. Como en el romance, en la tragedia también se remarca lo extraordinario, lo que se sale fuera de lo corriente. Pero estas situaciones extraordinarias no se solucionan a partir de la victoria del protagonista, sino a partir de la caída y el declive del protagonista. Como en el romance, ese protagonista es alguien pasional y exaltado, pero es una víctima y no un aventurero. El mensaje que nos ofrece este tipo de historias es que nos enfrentamos inevitablemente a cosas absurdas en las que encontramos placer y
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exaltación de la aventura y la conquista. La vida se dibuja como un proceso de búsqueda
dolor, tristeza y felicidad, que vienen siempre mezcladas. El mundo es un lugar poco fiable, e incluso las mejores intenciones pueden conducirnos finalmente a la ruina y el fracaso. x
Ironía (invierno): Son historias sobre el triunfo del caos. Muestra las ambigüedades cambiantes y las complejidades de la existencia humana. El protagonista en ocasiones se dibuja a si mismo como alguien desengañado, que emplea la sátira para exponer lo absurdo e hipócrita de las convenciones sociales. En otras ocasiones, se construye como un ‘antihéroe’, incapaz de entenderse a sí mismo ni de saber lo que quiere. Este tipo de historias muestra los intentos fracasados por resolver los misterios de la vida, y las emociones que predominan en el relato son la confusión y la tristeza. Como en la comedia, el protagonista es normal, común, no exaltado ni especial. El mensaje que expresan este tipo de historia es que la vida en el fondo es algo sin sentido, algo que escapa a nuestra comprensión.
Además de la trayectoria evolutiva y el tono narrativo, un tercer aspecto a analizar en las historias vitales es el control personal que el narrador expresa en su comportamiento como protagonista de su vida. El control sobre los acontecimientos que experimentamos a lo largo de la vida puede ser de dos tipos: x
Un control interno, cuando el narrador se describe a si mismo tomando las decisiones importantes que marcan su trayectoria. En este caso, el protagonista se construye como un personaje competente y activo, que lleva las riendas de su vida. En función de si esa causa interna es más o menos estable, el control interno concretarse en dos tipos de atribuciones:
x
o
La propia competencia, las cualidades personales, el tener facilidad para algo.
o
El esfuerzo, el trabajo personal, el poder de superación.
Un control externo, cuando el narrador se describe como un personaje pasivo, cuyo comportamiento está a expensas de acontecimientos e influencias que no dependen de él o ella. En este caso, la trayectoria vital no aparece como algo autodeterminado, sino como el resultado de acontecimientos externos o de la voluntad de otros. También con este tipo de control encontramos dos tipos de atribuciones posibles en función de su estabilidad: o
La situación forzó al protagonista a actuar así, ya que esa situación no dejaba alternativas. No se podía actuar de otra forma posible dadas las circunstancias.
o
La suerte, el azar, la casualidad, el destino es el que determina el curso de acción que finalmente tomó el protagonista.
Más allá de esta diferencia básica entre lo interno y lo externo, la cuestión de quién lleva las riendas de la vida y quién es responsable de lo que a uno de pasa a lo largo de los años se complica si tenemos en cuenta que ese control puede variar en función del tipo de decisión y de las consecuencias, positivas o negativas, que tuvo. Así, cuando se trata de éxitos, de ganancias, tendemos a atribuirnos el mérito de su consecución, ya sea porque, por ejemplo, ‘somos muy bueno en eso’ o porque, pese a las
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(conseguir algo por nuestro esfuerzo pese a que la situación o las circunstancias no eran favorables) es especialmente autorreforzante para el protagonista. Sin embargo, cuando se trata de pérdidas, de decisiones erróneas, de comportamientos poco morales o muy discutibles, los narradores tienden a acentuar el poder de las causas ajenas al personaje principal, es decir, ajenas a ellos mismos. Así, podemos intentar excusarnos de hasta los comportamientos más reprobables atribuyéndolos al poder de la situación (‘sí, claro, cuando cogíamos a un enemigo prisionero se lo hacíamos pasar un poco mal. Yo no era de los peores, pero claro, estabas allí y no te tocaba otra. Hay que entender la situación, y quién no lo vivió no sabe lo que es. Estábamos en guerra, no había otra opción, tenias que hacer lo que te mandaban y callar aunque no estuvieses muy de acuerdo. Si te negabas te llevaban a ti al pelotón de fusilamiento’),
o
justificar ciertas
pérdidas
o
errores
atribuyéndolas al destino o a la mala suerte (‘Al final tuvimos que cerrar el negocio. Y es que hay cosas que cuando no están de salir, no salen por mucho que te pongas. Comenzamos
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dificultades, lo conseguimos gracias a un gran esfuerzo y trabajo. En este segundo caso
con la mala pata de la huelga de proveedores, y luego el dependiente que pusimos también nos salió rana. Cuando nos dimos cuenta el mal ya esta hecho. Para todo se necesita un poquito de suerte y nosotros no la tuvimos’). Por último, en las historias vitales también podemos analizar temas que conducen las historias vitales. En este sentido, McAdams (1993) vincula estos temas a las razones que mueven las acciones de los protagonistas en las historias, y afirma que esas historias pueden tener básicamente dos tipos de temas: la agencia y la comunión. x
En
las
historias
vitales
cuyo
tema
es
la
agencia,
los
protagonistas
buscan
fundamentalmente afirmarse a sí mismos como personas individuales y competentes. La historia tata de cómo el yo se ha hecho fuerte y autónomo a partir de su relación con el mundo. Son historias de poder, de autonomía, de independencia, de estatus. La emoción
x
En las historias vitales cuyo tema es la comunión, los protagonistas buscan la unión, el vínculo afectivo con otras personas. La historia trata de cómo el yo se ha vinculado con otros para formar unidades que lo transcienden, que son más amplias. Son historias de amistad, de intimidad, de interdependencia, de aceptación. La emoción asociada a este tipo de experiencias es más estática, el gozo.
Así, mientras en un tipo de historias el protagonista narra como ha conseguir independizarse de los otros y expandirse, en el otro tipo se narra como se ha logrado vincularse íntimamente a otros, como se ha participado en la formación de algo mayor que uno mismo. Ambas temáticas (agencia y comunión) se pueden expresar de maneras diferentes en la historia vital. Como podemos observar estos dos temas principales pueden contemplarse como variaciones de dos de las encrucijadas que Ericsson (ver primer capítulo) establecía para la adultez: la generatividad (o productividad) y la intimidad. La primera corresponde a la agencia, la segunda a la comunión. Respecto a la agencia, las dos variantes fundamentales son la del poder y la del logro. Ambas comparten el sentido de autoafirmación y dominio, pero de diferentes maneras:
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asociada a este tipo de experiencias es dinámica, la excitación.
x
En las historias en las que se expresa una agencia en forma de poder, el narrador cuenta como ha sido capaz de reforzarse a lo largo de la vida y tener un impacto, una influencia en las personas que le rodean. En las relaciones con los demás, el protagonista de estas historias suele tener un papel activo, suele llevar las riendas: es quien hace planes, quien asume responsabilidades, quien organiza actividades. Muestra la capacidad para dirigir y guiar personas.
x
Por otro lado, en las historias en las que se expresa la agencia en forma de logro, el narrador cuenta como ha logrado llegar a un punto elevado de competencia en algunas cualidades o contextos vitales, competencia que le hace ser mejor que la mayoría en esos aspectos. El protagonista es un ejecutor activo de tareas instrumentales, aquellas que tienen que ver más con hacer cosas que con influir en personas. En esas tareas, lleva la iniciativa, de innovar, de planificar cuidadosamente el futuro y establecer planes para conseguir las metas propuestas.
La comunión también puede expresarse de muchas maneras. Entre ellas, quizá el deseo de intimidad es la más frecuente. Este deseo hace referencia a como el protagonista define gran parte de su vida como la búsqueda de personas o colectivos con quienes compartir emociones, sentimientos, en quienes se pueda confiar y formar una relación estable. También el tema de los cuidados a los otros es un aspecto importante de la comunión: cómo la persona puede narrarse en función no de lo que ha logrado ella individualmente, sino en función de lo que ha ayudado a los demás a ser como son, de cómo ha velado por el bienestar de las persona que le rodean. Ambos temas, agencia y comunión, es probable que estén presentes en toda historia vital. Pese a ello, no es infrecuente obtener historias muy marcadas por uno de los dos temas. En este sentido, la agencia se corresponde a las tareas que estereotípicamente se han atribuido a lo masculino (la actividad, el individualismo), mientras que la comunión se corresponde más a los valores estereotípicamente femeninos (el cuidado, la preocupación por las relaciones personales). Aunque estos valores de género tradicionales están perdiendo claramente vigencia en las generaciones más jóvenes, hemos de tenerlos en cuenta en las historias vitales de hombres y mujeres. De manera similar, ciertos dominios vitales parecen más proclives a expresar un tema que otro: el trabajo, por ejemplo, es el dominio donde la agencia puede expresarse más abiertamente, mientras que la pareja y la familia es un dominio donde probablemente domine la comunión. Por ello, las vidas marcadas por la agencia tienden a ser historias donde la trayectoria profesional tiene mucho peso, mientras las marcadas por la comunión en muchos casos son historias de vida focalizadas en la familia (lo que coincide de nuevo con los roles tradicionales masculino y femenino). En cualquier caso, es importante entender estos temas como algo que surge de la presencia de ciertos acontecimientos y, sobre todo, del significado que la persona otorga a esos acontecimientos y como los vincula entre ellos. Al hablar de agencia y comunión no nos estamos refiriendo a características de personalidad del narrador ni a motivaciones
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narrados en esas historias. Además del enfoque de McAdams, que como hemos visto se centra únicamente en la presencia de dos grandes temas en la historia vital (agencia y comunión), otros autores proponen un análisis menos restrictivo del tema que marca cada historia vital. Por ejemplo, Ruth y Oberg (1996) intentan etiquetar las historias de vida que recogen en función de la metáfora central y recurrente que las caracteriza o del modo esencial de afrontar la vida que se deriva de ellas. Su intención es en primer lugar entender la vida como un todo, dar importancia a la impresión general que se resume en esa etiqueta, para después entrar a analizar en qué sentido y qué fragmentos y detalles de la historia han conducido y justifican esa etiqueta global. Siguiendo esta estrategia, clasifican historias vitales recogidas en una muestra de personas mayores en cinco tipos, atendiendo a ese tema fundamental o ‘manera de vivir’ que
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profundas, sino a propiedades de las historias contadas y de los protagonistas tal y como son
expresan. Son los siguientes: x
La vida amarga: sería un tipo de vida marcada por penurias, por dificultades, por problemas Los protagonistas se describen a si mismos como sufridores, como víctimas que han tenido una experiencia vital sombría. El mundo aparece en esas vidas como algo injusto, duro, regido por fuerzas que están fuera del control de la persona.
x
La vida como trampa: en este caso las personas describen su vida como un engaño, como algo difícil en que se van acumulando experiencias, se van logrando cosas hasta que, justo cuando se cree estar en el mejor momento, sucede un giro negativo inesperado. En la mayoría de casos, este giro negativo coincidía con la muerte de un ser querido o con enfermedades.
x
La vida como carrera de vallas: en este tipo de vidas, el impacto de los acontecimientos
embargo, la historia narra como el protagonista ha sabido superar todos los obstáculos, de lo que se extrae un sentimiento de orgullo y autovalía. x
Una vida dedicada y silenciada: en este caso, la vida se describe como un continuo estar al servicio de las metas y los objetivos de otros. Las aspiraciones propias no bien no existen o son muy bajas, y se valora haber vivido de manera silenciosa, ordinaria, teniendo en consideración el cuidado y el bienestar de los demás.
x
La vida como carrera laboral: este tipo de vida se asemeja a un currículum profesional. Se subrayan especialmente los trabajos y como y porqué se pasa de unos a otros, enfatizando los logros laborales. Entre los personajes secundarios que aparecen en la historia, la gran mayoría pertenecen también al mundo del trabajo del protagonista. En algunos casos esta preponderancia de lo laboral continúa incluso en la jubilación, donde el trabajo remunerado se intenta sustituir por la participación activa en grupos y asociaciones.
x
La vida dulce: son historias que describen una vida tranquila, que comienzan bien y siguen y acaban también bien. El éxito y los logros están presentes en todas las esferas de la vida: la familia, el trabajo, el ocio. Vista retrospectivamente, la vida se describe
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sociales e históricos que el protagonista ha tenido que afrontar es muy destacable. Sin
como habiendo transcurrido por los cauces deseados, una satisfacción que caracteriza también el estado presente. Como vemos, este tipo de clasificación recoge ideas que ya habíamos comentado anteriormente (trayectorias vitales, control sobre lo que sucede, tono narrativo) y las fusiona en una especie de prototipos vitales en los que parecen coincidir las personas. Aún así, probablemente si la muestra hubiera sido diferente, los prototipos obtenidos también lo hubiesen sido. La valía de este tipo de propuestas está en la propuesta (y posterior justificación) de una idea rectora o una metáfora que parece describir la vida de una persona tal y como la relata ella misma.
Segundo nivel: las etapas y los dominios evolutivos Un segundo nivel de análisis en las historias vitales es el correspondiente a las etapas de la vida (infancia, juventud, madurez, vejez, con estas o con otras denominaciones) y ciertos dominios o ámbitos vitales en los que se producen cambios (la formación, el trabajo, la vida familiar, el compromiso social, el ocio, etc.) En el caso de las etapas de la vida, una posibilidad es tratar de ver hasta qué punto las encrucijadas identificadas con Erikson se plantean en la vida del protagonista de la historia y en qué momento. Por ejemplo, ¿cómo los narradores hablan del establecimiento de la identidad? ¿y de la intimidad? ¿y de la generatividad? Al hablar del presente, si estamos ante una persona mayor, ¿hay indicios de que está abordando la tarea de la integridad? Especialmente importante puede ser cómo la persona da sentido a su vida cuando alguna de estas encrucijadas, o bien tareas evolutivas más concretas, no se logran alcanzar. Por ejemplo, una persona que no ha tenidos hijos, ¿cómo habla de ello?, una persona que no se casó nunca, ¿deseó hacerlo? En ocasiones, no es tanto que las personas no logren tareas evolutivas propias de un determinado momento de la vida, sino que las consiguen o bien de manera demasiado temprana (cuando quizá no hay la preparación suficiente), o de manera demasiado tardía. Obviamente, antes, al hacer la entrevista, es importante que el entrevistador pueda haber identificado estas discrepancias entre la trayectoria vital ‘normativa’ y la trayectoria vital efectiva de la persona con la que está hablando. Las respuestas sobre esas discrepancias entre lo normativo y lo efectivo contienen importantes claves. En cuando a los dominios vitales particulares, el observar su desarrollo como micro-historias (la historia de vida familia, la historia de vida laboral, etc.), identificar los cambios principales que ha experimentado esa trayectoria particular a lo largo de la vida, así cosas ha aportado al protagonista de la historia y cómo ha sido de prioritaria. En cada una de ellas podemos observar si se el narrador cuenta una historia de ganancias (quizá como un proceso de progresiva optimización), de pérdidas o bien de altos y bajos. Generalmente estas trayectorias múltiples implican el compromiso con más de un rol simultáneamente, y es muy probable que, dada que los recursos y el tiempo con los que contamos son limitados por definición, la persona tenga que coordinar las diferentes trayectorias y sus exigencias, así como que los acontecimientos referidos a una de ellas puedan afectar al resto de trayectorias que seguimos de manera simultánea. Estas exigencias en ocasiones ponen en marcha
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sobre otros. En este análisis de las diferentes trayectorias vitales, dos aspectos son especialmente interesantes: x
Los puntos de origen e inflexión en una trayectoria: cómo se elige determinada carrera profesional o determinado cónyuge, por ejemplo, entre las quizá múltiples opciones que existían. En qué momentos la trayectoria ha cambiado y porqué se dio ese cambio, en qué contribuyó el cambio a la formación o desarrollo a largo plazo del protagonista de la historia, si supuso renunciar a algo, etc.
x
Las pérdidas y el afrontamiento de las pérdidas: este es un tema que, en una u otra medida, aparece en todas las historias vitales. ¿Cómo se superan esas pérdidas? ¿se han aceptado? ¿se han compensado de alguna manera? ¿han supuesto algún aprendizaje para la persona? Son aspectos que frecuentemente aparecen, especialmente si, como
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procesos de selección y toma de decisiones, por las que ciertos caminos toman prioridad
decíamos antes, el entrevistador ha sabido guiar la entrevista también hacia ellas cuando el entrevistado no las haya mencionado espontáneamente. Lógicamente, también podemos aplicar conceptos que hemos comentado en el apartado anterior (tono narrativo, control que el protagonista parece ejercer, etc.) al análisis de cada trayectoria evolutiva de un determinado dominio de la vida, tal y como es expresado en una historia vital.
Tercer nivel: los episodios vitales En un nivel de especificidad mayor, las narraciones de la historia vital, o de un dominio o etapa de la vida, se componen de un conjunto de episodios vitales, de escenas vividas por uno mismo.
vividos personalmente son de la misma naturaleza. En concreto, podemos distinguir dos tipos de recuerdos: x
Algunos acontecimientos o momentos de nuestra vida los almacenamos de manera indiferenciada, especialmente si corresponden a secuencias de acontecimientos repetidas en el tiempo. Este tipo de recuerdo es genérico: más que recordar cada acontecimiento de manera individual, nos acordamos, a grandes rasgos, de cómo era ese tipo de acontecimientos. El recuerdo tiene una forma ‘esquemática’, más que concreta. Esta clase de recuerdos tiende a ser expresado de manera relativamente breve y con pocos detalles. Veamos un ejemplo: Cuando ya éramos novios fueron unos años muy buenos. Recuerdo que en verano nos gustaba mucho ir a bailar, o también íbamos al faro que hay al final del puerto y nos sentábamos a ver el mar, a ver las gaviotas como volaban y se nos pasaban horas allí. Pero claro, en invierno allí no había quién parase, y entonces íbamos al cine porque se estaba más calentito. Era lo que hacían todas las parejas en aquellos tiempos.
x
En cambio, de otro tipo de acontecimientos guardamos una huella individualizada, muy vívida y detallada, sobre lo que sucedió. En este caso no se trata una representación
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Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todos los recuerdos de acontecimientos
esquemática que conserva lo común de acontecimientos similares, sino de un recuerdo muy concreto que se distingue de los demás. Suelen almacenarse de esta forma especialmente los recuerdos de momentos especialmente importantes y significativos en nuestra vida. Vemos un ejemplo: Realmente lo conocía de vista, pero donde realmente lo conocí fue en un circo. Resulta que él estaba, con dos o tres asientos más lejos y me llamo la atención una camisa que llevaba era de pata de gallo, amarillo chillón y negro y entonces, pues claro, yo iba con mí hermana la mayor, que me lleva 7 años, y le dije: ‘hala mira, es el de la oficina, mira que camisa, sí sale a la pista lo miran más que a nadie’, o sea de esas cosas, iba con un amigo que era amigo mío también y me lo presentaron: ‘mira este es Manolo, mira esta es Enriqueta’ y tal y así quedo la cosa. De esta manera, una historia vital se compone de una secuencia de unos recuerdos genéricos y otros detallados, así como de los vínculos que establecemos entre ellos. Sin embargo, centrándonos en este tercer nivel, este segundo tipo de recuerdos detallados, quizá porque suelen corresponder a momentos importantes de la vida, han sido especialmente estudiados. Para Pillemer (1998) estos acontecimientos tienen las siguientes características: x
Representan un acontecimiento específico, que tuvo lugar en un lugar y momento particulares.
x
El recuerdo incluye una versión detallada de las circunstancias personales que acontecieron al narrador, que relata el acontecimiento en primera persona e incluso en tiempo presente.
x
El relato oral se acompaña en elementos sensoriales, que incluyen ciertas imágenes mentales, sonidos o incluso olores o sensaciones corporales que se experimentaron cuando el acontecimiento original tuvo lugar, lo que contribuye a que contarlo sea experimentado como un re-vivir el acontecimiento.
x
En consecuencia con lo anterior, el narrador tiene el convencimiento de que su recuerdo es una representación verídica de lo que vivió.
Estos recuerdos especialmente vívidos suelen corresponder, por ejemplo, a momentos como los siguientes: x
Acontecimientos críticos que han supuesto cambios o transiciones en nuestra vida (muertes, nacimientos, comenzar una carrera, comenzar en un trabajo, ser despedido, conocer a nuestra pareja, casarse, divorciarse, etc.). Estos acontecimientos son o pueden llegar a ser relativamente comunes a los miembros de una misma cultura.
x
Vivencias de acontecimientos especialmente dramáticos o traumáticos que impactan a la persona: participar en una acción de guerra, ser víctima de un atraco, ver un cadáver, etc.
x
Momentos en los que se supo cierto acontecimiento de especial trascendencia histórica o social (los recuerdos fotográficos o flashbulb memories de las que ya hemos hablado en capítulos anteriores)
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Momentos de iluminación que nos permiten ver nuestra vida o cierto dominio de nuestra vida de manera diferente (por ejemplo, momentos de conversión o de desengaño religioso), o acontecimientos que pueden ser pequeños, pero que en el contexto en el que se dan nos precipitan a tomar decisiones importantes: emigrar, cambiar de trabajo, dejar a nuestra pareja, abandonar o retomar la relación con un ser querido, querer tener un hijo, etc.
Estos episodios vitales no únicamente tienen una importancia para nuestra identidad, al ser hitos en muchos casos fundamentales para la formación y el cambio de esa identidad personal a lo largo del tiempo, sino que también tienen una gran fuerza comunicativa y emocional. Así, estos episodios personales vívidos son recordados con facilidad no únicamente por el narrador, sino por la audiencia. La abundancia de detalles anecdóticos y su fundamento en imágenes y otros elementos sensoriales hacen que el oyente pueda ‘visualizar’ él mismo la
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
x
situación y conectarla con sus propias vivencias. Este tipo de recuerdos, por su importancia, suelen estar cargados emocionalmente, una carga que a menudo se revive al narrarlos: la persona se emociona, se pone triste ríe cuando recuerda en función de las emociones originales que despertó el acontecimiento en el momento que sucedió. Esta emoción se transmite al oyente, que puede empatizar con el narrador. La sintonía emocional se facilita, además por la existencia de numerosos detalles y por las formas lingüísticas que adoptan este tipo de historias: en numerosas ocasiones se cuentan no en tercera persona, como si nos viéramos a nosotros mismos desde fuera, objetivamente, sino en primera persona. En muchas ocasiones, el re-vivir el acontecimiento hace que incorporemos las diferentes ‘voces’ que participaron en él: hablamos nosotros, damos la
presentación de las situaciones, como si estuviéramos allí otra vez. El análisis de algunos de estos episodios vitales significativos puede ser muy interesante y complementar, desde un nivel más de detalle, el análisis e interpretación más global que proponíamos anteriormente. Podemos analizar un episodio desde dos puntos de vista: el punto de vista del contenido y el punto de vista lingüístico o expresivo. Desde el punto de vista del contenido, se trata de identificar la función que desempeña ese episodio en la vida del entrevistado: ¿por qué se detiene a explicarlo? Asignar el episodio a una de las categorías expuestas anteriormente (transición, vivencia dramática, momento de iluminación, etc.) puede ser útil en este sentido, si se justifican adecuadamente las razones de esa asignación. También es interesante clarificar las posibles consecuencias a largo plazo que el episodio puede haber tenido en la vida de la persona entrevistada. Desde el punto de vista del lingüístico, podemos analizar en primer lugar la estructura del episodio narrado. Como toda narrativa, en principio podríamos distinguir cuatro grandes partes:
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palabra a otros personajes, etc. Esto refuerza la idea de este tipo de recuerdos como una re-
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El abstract o resumen: Es una parte opcional, que puede o no estar presente. Suele servir para enunciar la esencia de la narrativa que se va a contar a continuación, de manera que se justifica su inclusión en ese punto de la conversación y se dan claves para que el oyente pueda interpretarla correctamente y responder adecuadamente a ella. Su función es muy interactiva: constituye muchas veces un envite o un pedir permiso para tener un turno posterior mucho mayor en el que podamos contar con todo detalle la narrativa. También puede servir base para negociar si la narrativa puede ser contada o no, si es relavante o no, etc.
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Las cláusulas de orientación, que están presentes en casi todas las narrativas, muchas veces al principio, otras en momentos intermedios. Establecen los personajes que participan, el tiempo, el lugar y las circunstancias de la narrativa.
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Las cláusulas narrativas: forman el esqueleto de la narrativa. Son las cláusulas que especifican acciones y cómo va avanzando la trama, los acontecimientos, hasta llegar a un clímax.
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Conclusión: generalmente, la cláusula con la que marcamos el final de la narrativa.
Además de estas cuatro unidades estructurales, que muchas veces aparecen de forma secuencial y que pueden contemplarse como unidades sintácticas de la narrativa, tenemos un quinto elemento crucial: las evaluaciones. Las secciones evaluativas dentro de una narración representan el medio que usa el hablante para transmitir la moraleja de la historia o para mostrar porqué merece la pena contarse. Transmite al oyente como se tiene que comprender el significado de la secuencia de acontecimientos narrada y qué tipo de respuesta desea el hablante. Es la parte socialmente más importante de la narrativa. A diferencia de las otras partes estructurales, la evaluación puede ser indicada en una narrativa por un amplio rango de estructuras y elecciones lingüísticas: algunas explícitas (‘y esto es lo importante’, ‘ y esto me gustó’), otras indicadas por ciertas palabras (‘y al final...’), por ciertos énfasis que implican repetir palabras, por cambios de forma verbal u otros tipos de contraste con las formas que la rodean (por ejemplo, cambiando de un discurso directo a uno indirecto y viceversa) o mediante aspectos paralingüísticos como cambios en el tono de voz, pausas, gestos, expresiones faciales, etc. Las evaluaciones en las narrativas desempeñan una doble función: x
Establecen la ‘reportabilidad’, acreditan que lo que se cuenta merece la pena ser contado. Dan fe de que lo que se va a contar o ha contado es lo suficientemente relevante como para merecer una historia.
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Comentan moralmente la narrativa: valoran/justifican como son las cosas, como deberían ser y el tipo de hablante que uno asegura que es, tal y como se demuestra a partir de las acciones del protagonista de la narración. Una narrativa es una presentación del yo, y el componente evaluativo en especial establece el tipo de yo que se presenta.
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proceso de la narración: es el resultado de un proceso de negociación entre hablante y oyente, que el hablante por si sólo no puede conseguir. x
El hablante debe construir una narrativa con una evaluación aceptable y debe dar al oyente suficientes pistas para entender esa evaluación
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El oyente debe dar una respuesta que o bien indique que la evaluación ha sido comprendida y aceptada (en muchas ocasiones un simple asentimiento basta), o bien expresar desacuerdo de una manera bien fundamentada.
En la mayoría de narrativas, el acuerdo se consigue con éxito y fácilmente. En las entrevistas para obtener una historia vital, en las que el punto de vista importante es el del entrevistado, este acuerdo con lo que él o ella dice es lo normal. Lo raro es que se exprese el desacuerdo. Cuando esto pasa, se trata de negociar un acuerdo entre las partes. Si el desacuerdo persiste (lo que no debería suceder en una historia de vida: el entrevistador en
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
Lograr un acuerdo en esta evaluación es quizá la parte interactiva más importante en el
último término ha de ceder), la situación puede convertirse en algo muy embarazoso. Por último, en este análisis de episodios vitales concretos, también pueden subrayarse los recursos expresivos que el entrevistado utiliza para re-crear la situación: onomatopeyas, exclamaciones, voces que participan en la historia, elementos sensoriales, verbos en tiempo presente, etc.
UN EJEMPLO: LA HISTORIA DE VIDA DE MANUEL
Vamos a finalizar esta segunda parte del libro con un ejemplo de historia vida. En este ejemplo incluiremos la transcripción de la entrevista y una propuesta de análisis. El audio de
CD también figuran dos ejemplos más de entrevistas de ciclo vital (con el audio original, transcripción y análisis), así como algunas herramientas (una propuesta de entrevista, el gráfico de la trayectoria vital, los elementos de los genogramas) que pueden ser reutilizados en las entrevistas y análisis que el lector pueda realizar por sí solo. Es importante señalar en el análisis e interpretación de las entrevistas (tanto en la que viene a continuación como en las incluidas en el CD) se pueden encontrar la mayoría de las estrategias y sugerencias que hemos comentado en el apartado anterior, aunque quizá no todas ni en el mismo orden. En cualquier caso, se trata de adaptar esta interpretación a la propia naturaleza del contenido y estructura de la entrevista, que varía en cada caso. En las transcripciones se han suprimido nombres de lugares y personas que podrían facilitar la identificación de los narradores. Las líneas horizontales señalan el inicio de un nuevo fragmento de audio.
Transcripción de la entrevista
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la entrevista original lo podemos encontrar en el CD que se incluye con el libro. En el mismo
Bueno, pues por empezar por alguna parte, podíamos empezar por el principio, ¿no? ¿Usted dónde, dónde nació? Pues yo nací en Riotinto, en Nerva, provincia de Huelva. Uhu. 5
Ehhh… La fecha de mi nacimiento es el veintinueve de diciembre de 1929. Esa es mi fecha de nacimiento. ¿Y cuál es… cuál es su primer recuerdo de la infancia? A ver, yo empecé a recordar de las cosas… ehhh… yo me atrevería a decir bastante joven. Bastante joven porque yo tenía a mi padre, a mi madre, que ellos, mi padre trabajaba en
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con los ingleses, en el despacho estaba de contable y… y él nos enseñaba pues todo lo que sabía y todas esas cosas y a parte de ir al cole… Uhu …Él nos dejaba los deberes y teníamos que tenerlos hechos pa cuando él venía del trabajo, o sea. Pero esto me empiezo a recordar ya con una edad de aproximadamente unos seis
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añillos, cinco o seis añillos más o menos. Porque de ahí pa abajo es complicadísimo recordar. Claro. Ahora, a partir de los seis añillos pues sí, me acuerdo. Me acuerdo cuando empezó la guerra. Uhu. Me acuerdo también las cosillas que pasaron, que a través de lo que me vayas preguntando
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ya te iré contestando… y ya te digo, mi nacimiento fue en Nerva, provincia de Huelva, en Ríotinto, en un centro minero. ¿Cómo recuerda usted a sus padres cuando usted era niño? A ver, yo recuerdo de mis padres que eran pues no sé, maravillosos. Unos recuerdos muy diferentes muy diferentes a que cuando los conoces cuando eres más grande, ¿no? Los
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recuerdo cuando era yo era muy pequeñito y lo conozco a recuerdo de ellos mu… muy maravilloso todo, muy de color de rosa. Mi madre era maravillosa, mi padre era un poquillo más severo, él quería que se hicieran las cosas como es debido y porque era un hombre que también se dedicaba a hacer trabajos manuales en casa porque por aquellos entonces no había juguetes para los niños ni nada de eso y él tenía allí en casa un banco, unas
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herramientas, y se dedicaba a hacer juguetes para los niños y todas esas cosas. Y a parte pues estaba en su trabajo. Y a recuerdo… que eran pues estupendos, vale ¿qué quieres que te diga un hijo [ríe], un hijo de sus padres? ¿Cómo le intentaron educar? Eh, a ver, yo me parece que intentaban de educarnos lo mejor que ellos sabían y lo mejor
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que podían. Ehhh… ¿qué es lo que creía mi madre en definitiva? Era él un hombre que… a él le gustaba mucho que se aprendiera, era un hombre que sabía mucho de matemáticas. Era
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intentaba por todos los medios de transmitírnoslo a nosotros. Y… claro. Pero eso se quedó en una edad de… de aproximadamente… unos seis o siete añillos escasos. Luego ya vino la 40
guerra, vino cantidad de problemas. Uhu. A mi padre lo despidieron de… del trabajo, estaba trabajando en la compañía pa los ingleses. ¿Por qué le despidieron? Esto ya no lo recuerdo yo bien. Eh… por aquellos entonces en el pueblo de donde yo soy lo
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que yo sí recuerdo bien que era un pueblo que era muy batallador, muy luchador por las cosas. Y… se meneaba mucho por la cultura, por la preparación, por las reivindicaciones, era un pueblo que… y a parte que yo lo recuerdo como un poco un poco confuso, porque era muy pequeñito, pero un pueblo que se meneaba mucho, y yo creo que lo despidieron por
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
un hombre él estaba totalmente convencido que lo que el sabía era lo bueno y entonces
esos motivos, porque era un hombre que a lo mejor se salía de… del tiesto por decirlo de 50
alguna manera de lo que eran los los régimen y entonces bueno, lo despidieron pues por eso. Eso ya en la guerra, ¿eh?, o sea, ya cuando empezó la guerra y… cuando ya empezaron a cambiar las cosas, los ingleses son también muy especiales, empezaron a despedir gente porque la compañía era de los ingleses, los sistemas de producción de allí los llevaban los ingleses y… claro, pues, ellos pues intentaron de darnos a nosotros pues todo lo mejor.
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Uhu. Y que, ¿cómo recuerda el inicio de la guerra? A ver, yo el inicio de la guerra lo conozco al principio desde que era muy pequeñito, unos seis o siete añillos, que fue se levantó en el treinta y seis. Y lo recuerdo de una manera… no sé como explicarlo porque era un niño, ¿no?, de una manera veía las cosas muy oscuras y de otra manera no le daba importancia. A lo mejor cuando llegaban los aviones bombardeando si tocaban las sirenas los padres y las madres recogían a todos los niños, los metían en la casa y entonces esas cosas sí me acuerdo. Pero… darle el verdadero contenido que tenía la guerra, yo creo que es muy complicadísimo, ¿no?, que un niño con seis o siete añillos darle el verdadero contenido que tenía. Al partir de ahí sí, ya me fui haciendo más grande, porque ya entonces faltaron mis padres a consecuencia de lo mismo, de la guerra, y… entonces ya
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empecé a darme más cuenta de las cosas, pero hasta ahí, la guerra, como un niño, uf, creo que la vive es, es de una manera muy confusa, ¿no?, en unos momentos dice: ‘Bua, que pasa’, y en otros momentos parece que estés un poco… eh… como divirtiendo según en qué casos. Y es complicadísimo, o sea. ¿Y por qué faltaron sus padres a raíz de la guerra?
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Mis padres faltaron porque a mi padre al despedirlo de la, de la empresa donde estaba, pues… lo hicieron polvo. Lo hicieron… bua, nos quedamos sin casa, me quedé sin ningún jornal, sin nada para comer y nos hicieron polvo. Entonces él cogió y se fue a un pueblo que se llama Moguer, de allí de la provincia de Huelva, como él hacía trabajos manuales se fue allí a hacer trabajos manuales, pero claro aquello no le daba pa vivir ni mucho menos.
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Entonces cogieron las infecciones estas de las calenturas del paludismo tanto a mi madre como a mi padre y mi padre murió de esto, de las calenturas del paludismo que murió
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precisamente en Moguer, murió el pobre solo. Mi madre murió de lo mismo, pero murió en Nerva, porque murió con nosotros, estaba mi abuela con nosotros y murió. Pero también de las calenturas del paludismo. Pero todo producto de la guerra. 80
¿Qué edad tenía usted cuando murieron sus padres? Pues entonces ya tenía yo… aproximadamente unos ocho añillos o por ahí, porque ellos cuando mi padre murió era ya... ummm… en el treinta y ocho, estábamos a punto de terminar la guerra. Ellos murieron alrededor de no me acuerdo exactamente, pero en el treinta y nueve, cuarenta, más o menos, treinta y ocho, treinta y nueve, cuarenta, los años
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cuarenta, por ahí por ahí fallecieron. ¿Entonces a usted cómo… quién le acaba de criar? Mi abuela. Uhu. Entonces mi abuela cuando se enteró que mi madre estaba enferma, que estaba en la cama,
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ella se vino del pueblo de donde son ellos, que ellos son de también andaluces, pero son de Jaén, eran de Jaén. Entonces se vinieron aquí con nosotros, estuvieron cuidando a mi madre hasta que falleció. Entonces nosotros nos quedábamos pequeñitos. Y cuando ya falleció mi madre, que falleció ya te digo en los años aproximadamente, ¿eh?, porque… entre los años… en el treinta y ocho y cuarenta más o menos, de esos años por ahí está la cosa. Entonces
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cuando ya falleció mi madre pues nos fuimos a Pueblonuevo del Terrible, que es un… también un pueblo de Córdoba, este ya no es de Nerva, es de pueblo de Córdoba, porque allí trabajaba un tío mío, que trabajaba en un en la papelera y ganaba un jornal y entonces nos vimos al amparo de él pa poder comer y pa poder tirar adelante. ¿Y cómo cambió su vida este… este cambio de residencia?
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A ver… ehh… ummm, como toda la gente joven, cambia de una manera muy especial, o sea a veces no te enteras, no te das cuenta de muchas cosas… pero… sí, sí en, sí en cierto modo lo más necesario sí que te das cuenta. Te das cuenta que te faltan tus padres, te das cuenta que eres muy joven todavía y que no tienes trabajo, no tienes sitio adonde ir, y nos teníamos que dedicar un poco a lo que buenamente salía, yo iba muchas veces al
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Ayuntamiento, me daban algún trabajillo, alguna cosa porque era un niño todavía. Y nos lo íbamos mon montando como podíamos. Entonces todo eso era un cúmulo de cosas que ibas acumulándolo pero que como eras tan jovencillo pues lo asimilabas muy bien, ¿no?, no te… a veces no te enteras de muchas cosas. Pero, que fue muy negro sí que es verdad [ríe] fue… a ver, pensándolo ahora de mayor, es… fue muy duro, muy duro.
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Uhu. ¿Qué aprendió usted de sus padres? Bueno. Qué se yo [ríe] ¡Me dejaron tan pequeñico! Yo creo que lo que yo aprendí de mis padres fue la necesidad de aprender. Uhu.
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las personas [ríe] [bebe agua] Vale, gracias. Y ya te digo, yo aprendí de ellos pues… y ellos me transmitieron todo lo que hoy sé. Uhu. Ellos intentaban por todos los medios de que yo aprendiera, que supiera mucho, a mi y a mi hermano, éramos dos en la familia. Y eso no se me ha ido nunca de la cabeza, que yo he de
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aprender a hacer cosas y… nunca se me ha ido. Prueba evidente que… que yo hice los estudios de maestro albañil por correspondencia ya un poco mayor, por circunstancias de la vida, ehh… ya te he contado antes que hice metodología con cincuenta y pico de años, pa poder entrar en la formación, en la escuela. Y… y bueno, todo esto me ha conducido porque a mi me motivaba mucho. Y luego después todo el, el tema de cuarenta años también
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metido en bellas artes, el tema de la pintura y todo. En definitiva todo lo que yo soy es lo que me transmitieron mis padres.
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
La necesidad de aprender y aprender todo lo que se pudiera, todo lo que es… es bueno pa
Ya de, ya de tan jovencito… Ya tan joven. … estaba la semilla. 130
Umm. ¿Cómo era la vida con su abuela, cuando…? La vida… la vida como con mi abuela era estupenda, era una mujer que se lo merecía todo, hizo por nosotros todo lo que pudo. Lo que pasa que la pobre mujer pues… no podía hacer todo lo que ella, ella quería, entonces cuando estábamos siempre los locos del Terrible, que
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era aproximadamente por los años cuarenta y pico, pues ella la pobre mujer pues se tuvo
quedé con mi hermano en… en Pueblonuevo del Terrible, que precisamente allí en Pueblonuevo del Terrible pues… estábamos un poco a expensas de mi tío, ehh… y un poco a expensas de lo que podíamos hacer nosotros, que yo me tuve también que dedi que dedicar 140
a… que a veces nos ponemos muchas veces en contra de la delincuencia, ¿no?, pero lo que hay que valorar porqué somos delincuentes, eso no se ha hecho nunca, ¿eh?, un delincuente, que viene, que es malo… a ver, yo me tuve que dedicar a robar carbón de las minas. Porque lo que no quería tampoco era morirme de hambre, entonces y decía, bueno, había unas minas de carbón allí y, donde ya las co, las empresas habían explotao el carbón y
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nosotros el resto que le quedaba pues lo explotábamos de la manera mejor que sabíamos nos juntábamos tres o cuatro, sacábamos el carbón, lo vendíamos y… y con aquello comíamos. Pero claro, luego después eh… cada vez que nos cogían nos metían en la cárcel, nos hacían perrerías, nos… el problema de siempre, nos vamos a meter en un berenjenal que no…[ríe] el problema de que nunca las fuerzas represivas han dao solución a ningún
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problema, na más que fastidiar la marrana y poner cada cosa más agresiva. Entonces eh… me tuve que dedicar un poco a eso y a trabajar con… con la con la administración, con el Ayuntamiento que te daba trabajo de higos a brevas alguna vez. Luego ya después un poquillo más grande, ya me fui… porque mi tío Isidro ya dejó la, la empresa de, del papel,
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que ir a Nerva otra vez por problemas de enfermedades e historias, ¿no? Entonces yo me
tenía una empresa de papel y se fue a Sevilla. Porque mi tío Isidro era, tenía una cierta 155
preparación en… de albañilería, era aparejador. Que no sé como lo hizo, pero vuelvo a repetir otra vez, voy atrás, el pueblo donde yo nací era un pueblo muy batallador, había escuela, había… la gente intentaban todos por aprender lo que fuera, y entonces estaba mi tío Isidro en Sevilla y entonces me fui allí con él a trabajar con los albañiles. Y esa fue la razón por la que me motivé por la albañilería, me gustó la albañilería, y entonces ya no la
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dejé. ¿Qué edad tenía cuando fue a Sevilla? Pues unos dieciocho, ya tendría dieciocho, diecinueve añillos, entre dieciocho, diecinueve añillos, por esa, porque sí, más o menos tendría esa edad, porque mi hermano me lleva cuatro años y mi hermano al salir de la mili ya se vino pa Barcelona. Mi hermano estaba aquí
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en el año cincuenta. Y yo llegué aquí en el cincuenta y cuatro. Y por seguir con la infancia, antes de avanzar más. ¿Usted fue al colegio? Sí, de pequeñillo sí, de muy pequeñito sí. ¿Y qué… cómo era la vida en el colegio? Bien, bien. Bueno, yo recuerdo que… que íbamos al cole y nos lo pasábamos no del todo mal.
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Lo que pasa lo que lo que sí que me acuerdo bien que lo… el profesorado era muy…no sé como llamarle [ríe] era muy… muy reaccionario. Yo le voy a llamar ese nombre porque en el fondo… eran muy severos, muy… o sea, por cualquier cosica a lo mejor te castigaban, te hacían de poner las manos así como un huevo [junta los dedos] te daban palmetazos utilizaban unas unas… unas tablas de palma pa castigar a los niños. Y yo lo único que
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recuerdo más es eso, la agresividad que tenían los profesores. Sin embargo había otro colegio que era privado, que independientemente que yo no me he puesto nunca de acuerdo con los colegios privados, en aquellos, en aquellos entonces el colegio privado era mejor. Te trata, te trataban mejor, te decían las cosas, en el colegio público era más… más jodido. Que a lo mejor no en todos los casos podía ser igual, pero en el pueblo donde yo soy sí, era… el
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profesorado era muy fastidioso. ¿Y qué aprendió usted en esos años de escuela? A ver… yo… ummm… yo aprendí pues bastante. A ver, yo tenía seis o siete añillos y ya sabía yo las cuatro reglas e incluso la raíz cuadrada. Con seis o siete añillos, fíjate, ¿eh? Y es… es curioso porque las cosas que se aprenden tan de pequeño, no se olvidan. No se olvidan
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porque se ve que te coge la mente tan limpia que no se olvidan, sin embargo las cosas de grande cuando las estudias ya de más grande se te olvidan más. Pero las cuatro reglas y todo lo que se refiere a matemáticas así referido a las cuatro reglas, raíces cuadradas y… no se me olvida. No se me olvida nunca. Eh… tanto es así que cuando yo estuve en la escuela de la formación… eh… como entraban chavales que a lo mejor no llevaban el Graduado
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Escolar pues resulta de que había un par de profesores pa enseñarles el Graduado escolar, porque claro, yo no podía, yo no podía enseñarles el Graduado Escolar. Entonces esas, esos profesores que le enseñaban el Graduado Escolar hacían las matemáticas que nosotros utilizábamos en el cole, en, en… referente a la albañilería, tema de albañilería, a las
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se hacían eso, y ellos utilizaban las máquinas, yo siempre he tenido que utilizar el lápiz y la pizarra. Yo soy incapaz de con una máquina y hacer las matemáticas. Yo tengo que coger bolígrafo, yo el lápiz y hacerlo en un papel, si no no hay manera. Y todo eso claro, es producto de unos principios. Eso, las cosas no son porque sí, eso es producto de un principio que ya viene de atrás y que me enseñaron así, y así. Es lo mismo que la escritura: yo no sé
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escribir con letras mayúsculas. Me es imposible. Yo tengo metido en la cabeza de que se le rompe todo el verdadero contenido que tiene la escritura. ¿Por qué? Porque yo desde pequeñito me enseñaron a decir: punto y aparte, con letra mayúscula, los nombres propios, con letra mayúscula. Entonces claro, si todo se escribe con letra mayúscula, ¿dónde está los nombres propios y las los puntos y aparte, no? Es un problema que, a ver, que a lo mejor
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está en función de lo que uno cree, o los principios que uno ha tenido, que no quiere decir que sean los buenos ni los malos, son unos, claro. Uhu. Ha dicho usted que tenía un hermano…
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cubicaciones, las matemáticas del tipo que sean, eh… cálculos de no se qué y entonces eh,
Sí, mi hermano Gabriel, sí. …¿cómo se llevaba, se llevaba con su hermano cuando eran pequeños? 210
Pues muy bien. Yo me recuerdo que… y quizá por exceso de cariño nos enfadábamos muchas veces, nos peleábamos. Porque a lo mejor él era una persona que llegaba a casa, se liaba a hacer lo que le había dejao mi padre… para hacer, y yo era más diablo, yo era más… más jodido, yo me iba a lo mejor a la calle a jugar y cuando ya me jartaba de jugar me iba a la casa corriendo y hacía las matemáticas corriendo y… y claro, cuando llegaba mi padre pues
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había cantidad de cosas que estaban mal. A mi me reñía y a él no [ríe]. Y entonces nos enfadábamos por eso. Muchas veces. Y por otras muchas cosas de niño, ¿no?, o sea los
Uhu. Entonces va usted a vivir con su abuela y después se va con su tío a Sevilla, ¿no?, ha dicho, sobre los dieciocho, diecinueve años… 220
A Sevilla a trabajar a la albañilería. Uhu. Y a usted le gusta eso de lo… Sí, me motivó porque… estaba tocando algo que me gustaba mucho. Y es que me sigue gustando, ¿eh? Yo si… es más, si tuviera que empezar otra vez, aprendería el oficio de albañil, no haría el tema del cole ni, ni, ni tampoco me apunta estaría como técnico en una
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cooperativa que me me tiré cinco años. Trabajaría en la albañilería y haciendo faenas y haciendo y rellenando espacios y haciendo burros y de todo, ya está. Es lo que más me me satisface. Ahora, eso no quita que aprender sí que es bueno saber porqué se hacen las cosas y porqué son las cosas. Conocer los materiales, los tipos de materiales, la graduación de cada cosa y eso siempre es bueno, claro. Pero yo trabajar.
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¿Y por qué le gusta tanto este trabajo? ¿qué… qué le encuentra? A ver, yo me gusta tanto porque creo que es es uno de los oficios de primera necesidad. Yo veo que la albañilería es un oficio de primera necesidad porque sin la vivienda, sin esa
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niños somos… los niños son muy especiales, yo que sé. Son niños.
protección para la familia, para la gente, eh… no podríamos vivir, ¿no? Eso es lo mismo que la profesión del campesinado. Si no se crían las vegetaciones, las las frutas, las no se qué no 235
podríamos vivir. La albañilería la considero más o menos lo mismo, es algo que tan necesario que sin ello no podríamos vivir. Y entonces a lo mejor esa es la razón por la que me gusta tanto, yo qué sé. ¿Y en esos momentos que usted era… era joven, qué ilusiones tenía usted, qué proyectos tenía? ¿Tenía usted alguna… aspiración?
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Sí. A ver, de joven se tienen muchas… muchas aspiraciones, otra cosa es que las puedas conseguir, las puedas llevar, porque es verdad y… y está super claro que en aquellos entonces se pasó tela marinera. Tela marinera, porque todo lo que se cuente es poco, ¿eh? Y… y proyectos pues tenías a veces en la cabeza cincuenta mil, otra cosa es que los pudieras realizar. Yo mi gran proyecto que yo he tenido siempre eh ha sido eso, la albañilería y
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aprender lo que es la albañilería en sí. Todo lo que se refiere a cálculo resistencia, los materiales, la graduación de los materiales, todo eso me llevaba de bólido, yo necesitaba aprender. Y por otro lao, el otro proyecto que también me llevaba a… a ir creo que por buen camino es la parte de organizarse para ir a un baile, a un cine, a un teatro, lo poquito que había por aquellos entonces. Porque yo desde muy pequeñito me dijeron una vez, eh, que
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divertirse hace parte de la vida. Y entonces me lo creí. Y que me lo sigo creyendo [ríe] O sea que todo no se tiene que convertir en trabajo y sacrifico, sino hay que divertirse y hay que pasárselo bien con los amigos y así. Y de jóvenes hay muchos proyectos. O sea, ¿qué era lo que quería usted conseguir de la vida entonces? A ver, yo lo que quería conseguir me parece que lo he conseguido. Yo hasta ahora estoy muy
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contento con lo que he hecho, ehh tanto es así que si volviera atrás volvería a hacer lo mismo. Y… y me he sacrificao mucho, he pasao mu malos ratos, y he pasao mis penas y mis mis problemas, pero he sido muy feliz porque todo lo que he hecho me ha llenao mucho. En primer lugar lo que le he dicho antes todo tipo de aprendizaje que nunca he cedido, siempre he estao aprendiendo y por otro lao porque… desde una… mediana edad, en el año 70
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también me dediqué al movimiento asociativo y es una cosa que me encanta. Que me encanta: tratar a la gente, reunirme con la gente, discutir proyectos, formas reivindicativas, mejorar las cosas. Eso, bueno, la ma… una de las mayores ilusiones. Tanto es así que bueno, que ya llevo treinta y pico, treinta y cinco años si no me… recuerdo mal, y sigo ahí todavía [ríe] Ahora ya quiero jubilarme, ya sí.
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Luego volveremos a hablar de esto, pero ya que estábamos con cuando usted tenía dieciocho, diecinueve años, ¿usted estuvo en el servicio militar? No. ¿Y eso? A ver. Ehh… no estuve en el servicio militar porque yo me parece a mi que tuve una gran
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suerte. Porque todo lo que yo le pueda contar por lo que no la hice, yo me parece que no justifica con la suerte que tuve. No se pueda justificar. A ver. Yo cuando me… me alistaron pal ejército alegué la vista, porque yo desde muy pequeñito tengo problemas en la vista,
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al hospital militar de Córdoba en los años cincuenta… en el cincuenta me parece soy, sí, en el 275
cincuenta cincuenta y uno es mi quinta. Me metieron en el hospital militar. En el hospital militar se me dio muy bien. Se me dio muy bien, sin querer, sin querer. A ver, le cuento un poquillo por encima. Resulta que en el hospital militar por las mañanas se daba la misa. Por la tarde en el pabellón estaba también el cura y todas esas dando misas. Y… yo lo que no quería es ni a misa por la mañana ni a aquello por la tarde, ni a aquellas charlas que nos
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daba el cura por la tarde. Yo tenía otra cosa en la cabeza. Y entonces la cosa que yo tenía es que cuando se quedaba la iglesia vacía, yo me metía en la iglesia, y entonces me miraba lo las las pinturas que había allí, las cosas de es… había unos muebles maravillosos, artesanal de to, todo artesanalmente hecho, ¿no?, unas pinturas que eran preciosas y yo aquello pues me encantaba. Y allí me metía en la iglesia hasta que un día estaba, estando en la iglesia
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solo porque yo esta, estaba la iglesia vacía llegó una monja y me tocó por la espalda. Yo creo que en aquel momento me miran la cara y tenía la cara de cincuenta mil colores [ríe],
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
tengo miopía desde muy pequeño y… y me alistaron y entonces alegué la vista. Me llevaron
de cincuenta mil colores, y… me dice la monja: ‘¿Qué hace usté aquí que no está en, en… abajo, en el pabellón?’. Digo: ‘Mira’, ehhh no sé como me salió, pero lo hice, digo: ‘Mira hermana yo me gusta mucho las pinturas, me gusta mucho todas las cosas artesanales y 290
como yo tengo problemas en la vista, la mejor manera de yo disfrutar de todo lo que hay aquí es cuando estoy solo’. Pues se ve que a la monja le cayó aquello a base de cuello duro. Le cayó muy bien. Me dio un catecismo que yo no sé como se me perdió aquel catecismo, grabao con hilo de oro, no sé qué. Dice: ‘¿Usted sabe leer y escribir?’, digo: ‘Hombre, no mucho pero un poquito sí’, y entonces me dio el catecismo. Yo no fui más a la misa, no fui
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más al pabellón aquel, y cuando estaban dando la misa me ponía enfrente del comedor en un árbol que había con el catecismo delante leyendo el catecismo y la monja allí en la cocina haciendo de comer. Aquella monja se ve que le gustó yo lo que hacía, que tenía la maleta
comida de todas latas de conservas, de todo me daba la monja aquella [ríe]. Y yo buscando 300
amigos porque me daba vergüenza de tener la maleta llena, buscando amigos por allí a ver si habían comido pa pa darles todo lo que tenía allí, porque me daba un poco de miedo. Y esa monja fue la que influyó pa que yo no hiciera la mili. Yo fui a la revisión del capitán médico, me hicieron la revisión y como los mili como los militares son tan ásperos hablando cuando yo llegué allí… me dice: ‘Usted sabe cuál es mi misión?’, digo: ‘hombre, yo que sé’,
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dice: ‘mi misión es hacerle a usté soldao’. Digo: ‘bueno, pues ya está’, dice, ‘pero no, en su caso no lo voy a hacer. En su caso le voy a hacer una carta, pa que vaya usté a la óptica Fulana de tal pa que le hagan unas gafas’. Digo: ‘pero hombre, por favor, que yo no tengo dinero, que vengo… pelao, yo me han traído a mi aquí, yo no tengo nada’. Dice: ‘Usté no se preocupe, usté vaya a la óptica tal con este papel que yo le doy y usté le dice que le irá
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pagando poco a poco como pueda, pero usté que le hagan las gafas’. Pues sí, sí, cogí y llevé el papel a la óptica, me hicieron las gafas y… y me fui otra vez a… al hospital, y cuando ya estaban las gafas hechas me mandaron a llamar, me las puse y sí, empecé a ver mejor, pero de una manera muy rara, claro, al principio pues pasa eso. Y… y bueno, cuando ya llegó la hora de irnos del hospital militar pues me dijeron que yo de inútil total. Entonces no fui a la
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mili. Me dieron unos papeles, una carta escrita, unos papeles que yo no se donde están ya,
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llena de comida, con la hambre que se pasaba por aquellos entonces. La maleta llena de
ni como ni donde se han ido, porque como he rodao tanto por todos los sitios pues… no sé donde están esos papeles. La verdad es que no hice la mili. Tuve una gran suerte. Y además que no me gustaba tampoco [ríe]. Esta es la verdad, que tampoco me gustaba hacer la mili. Y entonces eh… ¿usted cuánto tiempo pasa allí en Sevilla? 320
A ver, en Sevilla paso aproximadamente con mi tío… no sé exactamente, pero… un año, más o menos, o poco más de un año, o puede ser año y medio más o menos. Porque… estuve allí con dieciocho diecinueve añillos, luego ya entré en el servicio militar, e… en el hospital militar me tiré cuatro, cinco o seis meses más o menos, por ahí por ahí. Y luego ya salí y ya no me fui con mi tío, ya me quedé en Pueblonuevo del Terrible trabando un día aquí, otro día
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en otro sitio, como podía, ¿no?, hasta que ya mi hermano me mandó a llamar que estaba aquí y ya me vine aquí. Uhu. Ya… ya era más… ya cuando yo me vine aquí ya tenía veinticuatro años largos. Uhu. Y… ¿cuál fue el principal motivo por el que decidió venirse?
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A ver, principal motivo era porque no tenía trabajo. Allí andábamos siempre… de aquella manera y como me dedicaba pues un poco a coger el carbón que luego volví otra vez porque era la única forma de no morirte de hambre y….claro, como no te daban ninguna solución por ningún sitio y no te daban trabajo por ningún sitio, pues ya me vi obligao a venirme a Barcelona. Es que obligadísimo.
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¿Y no le costó dejar… dejar a la familia allí? Mmmm, a ver, yo es que ya me faltaba mi padre, mi madre, mi abuela también estaba muy enferma. Y… sí que me costó, pero también yo tenía mi hermano aquí y lo que pretendía por todos los medios era mejorar las condiciones de de vida mía propias. E… y esa fue la razón por lo que me vine aquí, yo lo que quería era encontrar trabajo, hacer algo donde tener por
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lo menos un sueldo, un sitio donde estar y cuando me vine aquí yo tuve una gran suerte. Llegué a Barcelona y… yo quiero mucho a Cataluña y… y además di con una familia que fueron estupendos, unos catalanes que mejor habrá personas buenas, pero ellos estupendo. Por lo menos en mi caso, ¿eh? Uhu. Y que… ¿por qué dice que tuvo una gran suerte, porque conoció a esta gente?
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A ver, sí, yo llegué aquí a Barcelona y como todas las personas que va a una tierra que desconocen, un poco… aunque yo tenía aquí a mi hermano, mi hermano trabajaba en un taller de mecánica, de… sí, no de mecánica pero de… cosas de… de chapas y… cosillas de estas. Pero a parte de esto pues, yo, claro, uf, llegué aquí y… me encontré un poco de aquella manera, ¿no?, y entonces me puse a trabajar en una empresa pequeñita, en una
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empresa familiar, unos tal xxxxxxxxxxxx, ¿eh?, se llaman ellos, no sé si vivirán, no lo sé. Y… y tuve una gran suerte porque… porque empecé a trabajar con ellos y… y yo le conté de donde venía, como era, me preguntaron y… y se portaron muy bien conmigo. Se portaron muy bien que a mi, o sea, a mi no me faltaba de nada, a mi me decían todas las semanas: ‘Si te hace falta dinero tú me lo pides que yo te lo dejo, pero lo único que tienes que hacer
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es venir cada tarde cuando plegues pasar por el despacho’. Pasaba por el despacho, me enseñaban los planos, me enseñaban todo lo que había de la construcción, me enseñaban todo [tose]. Yo aquella familia, perdón, aquella familia para mi fue eso, una familia. Yo me los encontré, se portaron muy bien conmigo, nnnnno tuve ningún problema nunca, ni… hombre, por la parte económica nunca ha habido bastante con un sueldo. Pero a mi no me
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faltaba de nada, yo me hacían falta diez cada semana o… quince, se las pedía, me las daban, no tenía ningún problema. Además me querían como… mucho, me querían mucho. Y con ellos estuve… pues no recuerdo mal pero… estuve por lo menos lo menos siete años estuve con ellos. ¿y le gustaba, el trabajo que hacía?
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Sí, me gustaba y… pero luego después yo he sido en ciertas cosas he sido un poquillo rebelde. Porque luego yo después cuando yo llevaba con ellos siete u ocho años, no, siete añillos o por ahí, ya me dejaban solo en la obra. Ellos como se dedicaban a… a hacer
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proyectos, a hacer presupuestos de otras construcciones y tal pues me dejaban solo en la obra, y un día les dejé la obra parada. Por cuestiones de cosas de las cosas que se nos 370
meten en la cabeza a los chavales jóvenes. Aquello que empezamos todos: ‘Va, coño, que esta tarde hay que subir las vigas’, mira que plego, mira que no plego, uno por aquí, otro por allá, y digo: ‘Coño, pues venga, vamos a plegar, joer’. Y les dejé la obra parada. Y aquello me cayó a mi como un tiro. Y por eso ya empezó las cosas a ponerse un poco torcidas y… y ya me tuve que venir, pero no porque me echaron, ¿eh?, no me echaron,
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porque hasta el mismo hijo, un tal xxxxxxxxxx me decía: ‘Manuel, tu te quedas, no vuelvas más, no lo hagas más pero quédate’. Y yo me entró una cosa por el cuerpo que era incapaz de… de quedarme allí sabiendo el daño que le habías había hecho. Y entonces me fui. Pero yo ya no dejé la construcción, yo ya no la dejé.
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Luego ya me metí con otra empresa, esta es ya era más grande, la empresa Prats. Que con ellos he estao trabajando pues… aproximadamente… veinti… veinticinco veintiséis años he estado trabajando con la empresa Prats. Alli… no, y estuve muy bien con la empresa Prats también. Eeeer… también, a ver, en cierto modo me utilizaban, pero en cierto modo me aprovechaba yo también de esa utilización. A ver, cada vez que había un problema en una
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obra, alguna cosilla: ‘Manuel, vete a tal sitio, Manuel resuelve aquel problema, Manuel vete allá que está pasando esto’, porque yo lo que no quería nunca es estar encargao de una obra. Nunca me ha gustao eso de mandarle a la gente a… llevar… nunca me ha gustao. Pero resolver problemas sí. Entonces cada vez que me mandaban a una obra para resolver un problema cuando había resuelto el problema pues me iba pa mi casa [ríe] y entonces al
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movimiento asociativo [ríe] que me estaban esperando por otro lao. Y… usted… supongo que tuvo novias en su juventud. A ver, yo creo que sí, es rara la persona joven que no tiene novias. Yo en Pueblonuevo del Terrible
ya
con
dieciocho
diecinueve
añillos
ya
tuve
la
primera
novia,
una
tal
xxxxxxxxxxxxxxxx, una chica muy maja, muy buena, la quise mucho… pero los problemas
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Uhu. ¿Dónde fue, entonces?
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de… de la juventud, ¿no?, aquello que por diversas razones ya tu te vas pa un lao, el otro se va pa otro, nos dejamos de ver y cada uno tira por un lao. Y luego sí, aquí en Barcelona me encontré a la segunda novia y con ella me casé. ¿Sí? ¿Y qué es lo que… cómo se encontraron? A ver, e… yo tenía aquí a mi hermano. Yo cuando llegué aquí vivía mi hermano, mi hermano
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se… estaba casao, se casó y… y yo pues me vine a vivir con mi hermano. Y mi la mujer de mi hermano la mujer que yo tengo hoy era su amiga, eran amigas las dos, trabajaban juntas, iban las dos juntas, y entonces claro, como iba a la casa de mi hermano pues la conocí allí. Y allí pues empezamos a decirnos las típicas cosas de… de las personas que empiezan a enamorarse porque se han gustao y… y mira, y acerté, acerté. No, no, y estoy muy
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contento, es muy buena per… es muy buena mujer, he tenido mucha suerte. Ahora ya está malilla pobrecica, ahora ya la cosa ya tiene seteintai… y siete años, tiene dos años más mayor que yo y… pero es muy buena. Es muy buena esta, ya ves si es buena que yo me parece que no he tenío una hora entera en casa, no la he tenido nunca. Siempre he estao en la calle, siempre he estado por aquí o por allá, en sitios diferentes y… y ella pues no yo no he
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tenido nunca ningún problema con ella, todo lo contrario, me ha ayudado en lo que ha podido. Ahora ya no, ahora la cosa ha cambiado, ahora ya está… malilla y no la quiero dejar mucho. Bueno. Entonces me decía que usted conoció a su mujer y que es lo que le gusto a usted
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A ver, cuando una persona se enamora de… de una mujer se enamora uno de todo ¿No hubo nada en especial que..? Nnnnno, se enamora uno de todo. A mi me parecía guapa, no es muy alta pero la altura que tenia me parecía la ideal, la que yo quería, tampoco era una mujer gorda y bueno, hermosa yo no le llamo gorda, era muy finita. Ahora se a puesto un poquillo mas rellena pero, o sea,
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que todo lo que ella tenía me gustaba. ¿Y a ella que le gustó de usted? A ver, eso habría que preguntárselo a ella [ríe] ¿Pero usted que cree? A ver, yo creo que iría por el mismo camino que yo porque cuando ya llevamos casi
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cincuenta años juntos es que… a ver, eso tiene que ser por algo. Tiene que ser porque estábamos… nos queríamos mucho. Lo que hemos hecho entre los dos nos ha gustao mucho y hemos sido pos muy felices. Claro. ¿Cómo fue su noviazgo? Mi noviazgo fue bastante bien, dentro de las posibilidades que había por aquellos entonces,
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porque repito otra vez lo mismo que antes, la cosa no era tan fácil, en que yo no era ya un adolescente, una persona que ya tenía veinticinco veintiséis años cuando ya la conocí, pues la vida no era muy fácil. Tenias que trabajar, ehhh todo se gastaba en comer, no te quedaba
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no te quedaba nada, tampoco tenías mucho margen para, para disfrutar de muchas cosas y 435
fue un noviazgo pues normalillo de aquello que éramos muy felices juntos y así, pero económicamente siempre hemos ido un poco justillos. ¿Cómo decidieron casarse? A ver, decidimos casarnos, sencillamente quizás por eso, por la economía. A ver, yo trabajaba y yo le decía a ella, vamos a ver si nos casamos podemos por un lao estar juntos
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porque nos queremos y nos necesitamos y por otro lao con el sueldo que yo gano podemos los dos, no nos sobrara mucho pero podremos los dos. Entonces cuando nos casamos pues nos fuimos a vivir a Roquetas, que empezamos a vivir de realquilaos en una habitación en la calle Fuente Canyellas, pero allí estuvimos muy poco, estuvimos… yo creo que no llego a un año. Luego ya en la calle Cantera en Roquetas nos alquilaron una planta baja. Ehh. Que
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estaba muy bien y allí nos fuimos a vivir ya recién casaos. Hicimos un casamiento muy
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nada, ehh es todo o sea, evidentemente trabajabas pero lo que ganabas lo gastabas, o sea
normal. Ehh llamamos a la familia, a los que estábamos por aquí, a los amigos mas conocidos porque yo me juntaba en la obra con ellos en el trabajo. Los invitamos, comimos un poco y… y ya esta. Una cosa muy sencilla y muy y muy normal. ¿Y cómo cambio su vida cuando se casó? ¿cambió? 450
Yo creo que ehh… la vida cada día es un puro cambio ¿no?, ya no sólo por que te cambias si no porque hay muchas cosas en la vida. Cuando te casas evidentemente haces un cambio, haces un cambio…aquello de que ya no estas solo, ya no eres soltero, ya tienes una dedicación y preocupación más en la vida que es la mujer, la compañera que tienes al lado y que evidentemente tienes que hacerlo dentro de tus posibilidades lo mejor que pueda.
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Entonces claro, lo que está claro es que un cambio sí que se da de soltero a casao se hace
¿Dejó de hacer algunas cosas que hacia antes? ¿Ehh? ¿Dejó de hacer algunas cosas que hacia antes? 460
NNNo, no se, yo creo que las mismas cosas que hacia de soltero seguía haciéndolas, lo único que ya dejé de hacer, es que… haber, algunas veces de soltero me iba, me iba pa bajo a ver a mi hermano y a lo mejor me estaba con mi hermano pues a lo mejor toda una tarde. Eso dejé de hacerlo, dejé de hacerlo e iba a ver a mi hermano, me estaba un ratico, pero luego me iba a mi casa; o sea… sí que se deja, muchas cosillas... que a lo mejor no tiene mucha
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importancia tan poco ¿no? Pero muchas cosillas de soltero sí que se dejan. Esto en mi caso, habrá otros caso que son diferentes. Y una vez que usted se casa, después a lo largo de los años, ¿ha ido cambiando su relación de pareja? A ver yo creo que… todo cambia en la vida, nunca está, nunca se queda estable las cosas
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¿no? Eh… Al principio te enamoras de tu compañera y es un, un… enamoramiento muy muy activo, muy, ¡yo que se como llamarle!, y a partir de ahí pues en función de la edad, de los
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un cambio muy…
años, de la seguridad que tienes con ella, y la familia, ¿no?, ehhh… te va permitiendo que ese, ese cariño tan activo de al principio se vaya convirtiendo en un cariño totalmente diferente. Hoy nos queremos igual, bueno, no igual, de diferente, no queremos mucho pero 475
de diferente forma. Hoy no somos niños, no somos jóvenes, somos personas mayores, y nos tenemos que tratar pues como nos corresponde, como personas mayores. Y yo pienso, a ver, que en la vida del ser humano, desde que naces hasta que falleces, es un puro cambio cada día. Cada día que te levantas… haces cosas diferentes, cambias, dejas una cosa, haces otras. Y en los matrimonio pues pasa lo mismo.
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¿Y el tema de los hijos se lo planteó en algún momento? Ehhh… el problema de los hijos mmmm, a ver, nosotros nos plantemos de tener familia, como todos los matrimonios, creo, pero en mi caso estábamos convencidos de que no podía ser porque a mi mujer la operaron muy joven, la operaron con veintidos o veintitres años, le sacaron todo de… todos los organismos de la matriz y todo; entonces estábamos
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convencidos de que más familia no íbamos a tener, y ya, pues eso nos permitió conformarnos con lo que teníamos. Mi mujer ya llevaba una niña, ehh, mi hija, la Dolores, se llama como mi madre [ríe] Ehhh ha estado siempre con… hasta que se casó, ya tenemos biznietos, es maravillosa, es muy buena chica, la queremos mucho, pero luego después, pa postre, vino mi Ángel, nos traemos a mi sobrino que por razones de enfermedades, de
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enfermedad nos lo tuvimos que traer aquí a Roquetas, se crió con nosotros, y se ha criao con nosotros, y está con nosotros, o sea … está en su casa, ya se ha casao, ya tiene un niño ya de nueve años, otro de tres pero que ese pa nosotros es nuestro niño, nuestro niño, lo queremos mucho. ¿Y casarse con alguien que ya tenía una hija no le causó dificultades en aquel
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momento? A ver, sssssí, a ver, en aquel momento sí que me causó problemas, pero no problemas por los que yo tenia en sí, si no por los problemas que me acarreaba la gente. Yo me juntaba con cantidad de amigos y se lo contaba, y me decían: ‘Pero hombre, ¿tú como te vas a casar con una mujer que tiene una una una niña de otro hombre?’. Y digo: ‘Pero bueno, ¿qué malo
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tiene eso? Yo estoy enamorao de ella, yo la quiero mucho y yo pienso que voy a ser feliz’. Pues nada, por parte de los amigos, muchos, los amigos que nos son parte del movimiento asociativo ¿eh?, eran aquellos de aquellos entonces, ehh que los del movimiento asociativo, a todos los amigos que se lo he contao, no ha habido nunca ningún problema. Porque la gente del movimiento asociativo han sido totalmente diferentes, han vivido una vida más…
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más libre, mejor, de otra forma, ellos no han tenido problemas por que si la mujer ha tenido un niño de otro, lo importante es llevarse bien, ellos se quieren y ya está. Ahora, que las cosas no funcionan, bueno, pos no sé, pos se deja. Pero en mi casa funcionó muy bien, y yo no he tenido nunca, particularmente yo, ningún problema, la gente sí, la gente, no todos tan poco eh. Te acarreaban problemas por eso, porque a ver, se veía como algo muy oscuro en
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aquellos entonces, casarse con una mujer que tuviera u niño de otro. Ahora no, ahora ya no hay ningún problema en ese sentido, pero antes, tela marinera, tela marinera. ¿Qué edad tenia su hija cuando se casaron?
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No no, cuando se casó usted 515
Ah, cuando me casé yo… ¿Qué edad tenía su hija? A ver, ehh, si ahora tiene cincuenta y seis pues unos… siete añillos, seis o siete añillos tenía… aproximadamente. ¿Y cómo ha intentado educarla?
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A ver, [ríe] yo he intentado educarla lo mejor que puedo y lo mejor que sé. Evidentemente, a ver, mmm, yo estoy casi convencido que todos los padres lo que quieren es lo mejor para sus hijos, otra cosa es que acertemos en la forma de, de educarlo. Yo creo, y en mi caso, yo creo que he acertao. En lo único que no he acertao es intentar transmitirles más la enseñanza, se han quedao muy corticos, los dos, tanto la niña como el niño. O sea, han
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A ver, mi hija cuando se casó tendría…
aprendido, ehh… los estudios primarios, un poquillo más, pero no han seguido y toda mi ilusión ha sido de… de que ellos siguieran a delante, prepararse mejor vamos. Pero ellos no han querido, o a lo mejor yo no he sabido transmitirles lo que, lo que yo creía, lo que yo quería ¿no? para ellos. Yo creo que sí, he hecho lo que he podío, lo que buenamente he podido, otra cosa es que haya acertao o no, yo que sé [ríe].
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¿Les hubiera educao de manera diferente ahora o hubiera hecho algo diferente ahora? Nnno, yo creo que lo hubiera hecho lo mismo, porque a ver yo evidentemente no soy un genio, no soy una persona que sabe tocar todas las, los palos, por decirlo de alguna manera, pa un aprendizaje y una enseñanza, sé lo que sé y punto. Entonces, dentro de lo que yo sé, intento transmitirle a cada persona y yo creo que si volviera otra vez lo haría lo mismo. O sea… a lo mejor mejorando, siempre se mejoran las cosas, pero.. Bueno, entonces usted, tiene a su familia, tiene a sus hijos, tenía… tenia su trabajo, en la construcción… En la albañilería
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…y en un momento se mete en este movimiento asociativo… en el año 70 en el año 70 ¿Por qué … cómo fue que empezó a implicarse en estas cosas? A ver, y empecé a implicarme en estas cosas porque yo me rodeé de una cantidad de amigos que eran… para mi claro, eran muy buenas personas, y… estos amigos pues me aconsejaban
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de que era muy bueno organizarse, que era muy bueno intentar de crear asociaciones y cosas para que los barrios mejoraran, hubieran gentes que se preocuparan para mejorar las cosas. Y entonces aquello me motivó, me llamó la atención, y entonces, a partir de ahí, ya me junté con ellos, y… me junté en el 70 o 71, más o menos, por ahí, porque se empezaron a crear asociaciones de la Trinidad, la primera, y desde entonces hasta ahora, no lo he
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dejao. Y… y le voy ha añadir que empezó a gustarme, y que tengo 75 años y me sigue gustando, o sea, que me siento muy satisfecho con las cosas que he hecho. ¿Qué le aporta a usted? Satisfacción, mucha satisfacción. A ver, cuando te metes en un mundo reivindicativo y todas esas reivindicaciones que tu pretendes se logran, o parte de ellas se logran, eres, para mi
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soy la persona más feliz del mundo. ¿Por qué? Porque uno está convencidísimo de que está haciendo bien, está haciendo algo que el barrio necesita y que la gente necesita. Entonces eres…, yo, de verdad que me siento muy feliz en ese sentido. Uhu ¿Y usted tiene alguna afición que le aporte cosas también, o ha tenido? A ver, aficiones que me aporten cosas, pues sí, la pintura ¿no? La pasión de pintar también,
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de meterme en el mundillo de bellas artes, que ya hace 40 años aproximadamente, que también esto me ha permitido reunirme también con un grupo de pintores de Nou Barris , gente maravillosa, estupendo. Aquí venimos a parar a que yo no… que yo he aprendido mucho de la gente, ¿eh?, de los demás. Me junté con ellos con ese grupo de pintores, aprendí mucho y hicimos exposiciones, conseguimos entrar en la Virreina ha hacer unas
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exposiciones en la Virreina, eeehh, sí, y desde entonces p’aca no lo he dejao, tanto es así que todavía estoy dando clases de pintura; ahora estoy dando clases de pintura dos días en semana, los martes y los jueves. ¿Pero cómo profesor o como estudiante? A ver, a mi me tratan como profesor [ríe] pero yo no sé si llego o no. Yo no tengo el título de
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profesor, tengo el título de albañilería, de la formación de la albañilería. De la pintura solo tengo una larga experiencia y que conozco muy bien todos los temas de la pintura de bellas artes, ¿no?, porque a parte de eso me he estudiao todos los libros, todos los libros de García, de la Hecho, todos los estudios técnicos de la pintura, conozco los colores de pie a cabeza y bueno, y tengo… bastante… preparación en ese sentido. Entonces, ellos me consideran a mi
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como el profe, y yo me los miro muchas veces y digo: ‘¿Quién es el profe aquí?’ [ríe]. Porque bueno, como bien le contaba al compañero estamos en la escuela o en el cole, estamos diecisiete y de las diecisiete personas que estamos cada uno pinta de manera diferente, y yo me los quedo mirando y digo: ‘Manuel, ¿cuala será la mejor forma la que tu dices o la que dicen ellos?. Porque hay algunas que hacen unas cosas, hacen virguerías, hacen unas cosas
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maravillosas, entonces claro, a ver, el arte es muy complicadísimo, complicado ¿no? Yo lo llamo así: no tiene principio ni final, cada persona es un artista en potencia a su manera, entonces claro, yo me veo incapaz de decirle a un alumno: ‘¡Eso no se hace así!’. Yo cuando se trata de matemáticas, de hacer matemáticas, de buscar las formas de las cosas y … o de buscar las mezclas de colores allí sí que entro, pero como ellos plasman en la materia y la
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pintura, no porque cada uno lo hace a su manera y lo hace estupendamente Usted, llegó un momento que se jubiló, y esto… ¿cómo fue, lo hizo usted por iniciativa propia o le llegó la edad? No, lo hice por iniciativa propia, a ver lo hice por iniciativa propia y por otro lado, un poco obligao, a ver me explico un poquillo. Yo el último trabajo que he hecho ha sido ese, el de la
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escuela de la formación, escuelas talleres, estas escuelas talleres están subvencionadas por los fondos de cohesión de la comunidad europea, entonces cada tres años, tres años y pico, nos teníamos que reunir, juntar todos los que componían el claustro y los ehh… los técnicos de la escuela, nos teníamos que juntar para hacer un proyecto nuevo y mandarlo a la comunidad europea pa que te dieran todo ese dinero otra vez. Aquí que es lo que pasaba,
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que para hacer todo ese proyecto se pasaba un tiempo de unos seis o siete meses hasta que hacías el proyecto, lo mandabas, te venia aprobao, o no te venia aprobao. Entonces yo qué es lo que hice, como esos proyectos iban por tres años, o sea, tenias un proyecto hecho por tres años, te mandaban todo el dinero, todo lo que te hacia falta por tres años, y yo hice los tres años prim… parte del primero, un poco, y los tres años últimos. Entonces ya me cogió
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con 64 años, entonces dije a ver, si yo me meto ahora en hacer el proyecto, me meto en todo ese berenjenal, tengo que esperar seis o siete meses, a los seis o siete meses ya me vengo con los sesenta y cinco años, que ya tengo que jubilarme, ya por la edad. Entonces qué es lo que hice, me preparé el potaje lo mejor que pude y me jubilé con sesenta y cuatro
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años, que me ha ido muy bien, me siento una persona privilegiada, cobro mi mensualidad 605
cada mes, he tenido, en vez de jubilarme con sesenta y cinco o sesenta y seis me jubilé con sesenta y cuatro, he tenido dos años más para aportar en el movimiento asociativo, porque estoy muy contento con la gente y con lo que hago, y entonces soy muy feliz. ¿No tuvo ningún problema al jubilarse, sabe que hay personas que no saben que hacer con el tiempo?
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No tuve ningún problema, sencillamente porque yo ya me puse de acuerdo con los técnicos y con todo, y digo: ‘Mira, yo lo mejor que hago es jubilarme, ehh la gente que se queden aquí que se dediquen ya ha hacer el proyecto porque da igual uno más que uno menos, que yo esté o no esté, y entonces yo ya me jubilo…’. Y sí sí, estamos todos muy contentos y todos
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Pero… ¿de alguna manera usted ha seguido trabajando? Síiiiiii, claro, yo no he dejao… [ríe], y es que, y es que, estoy convencido de que no debo de dejar. A ver, a ver, yo creo que en el momento en que Manuel deje de hacer cosas, yo que se hay muchas cosas por hacer, hay muchísimas cosas por hacer. Si una persona se da por rendida por el hecho por la edad, que evidentemente tiene que llegar un momento, pero
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ahora yo me encuentro con setenta y cinco años y me encuentro bien, el único problema que tengo es la vista, pa leer y eso me cuesta una burrada, pero para lo demás, me encuentro bien. Y dejar de hacer cosas es… yo le llamaría, como es, es algo de cobardes, aquello de dejar de hacer las cosas que uno cree que debe uno que hacer. Así que no he dejao de hacer y no pienso dejarlo. [tose] Cosas hay que hacer cada día.
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En su carrera profesional hay una cosa que no me ha quedado clara, usted trabajaba en la construcción… En la albañilería … ¿y lo dejó para dedicarse a la formación o combinó las dos cosas?
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de acuerdo. No hubo ningún problema.
Exactamente. A ver, yo no he dejao nunca la construcción, he, a ver, he …. Es mu complicao 630
explicarle todo esto. Yo hay en día me siento y me digo: ‘Manuel, ¿cómo te ha dao tiempo a ti para sacar para todo?’. Pues lo sacaba, lo sacaba, a ver, yo trabajaba en la albañilería, venia de la albañilería y me dedicaba a estudiar, por la noche, me acostaba… me acostaba a las tantas de la noche, dormía muy poco. Luego después, no tenía bastante con eso que me metí en el movimiento asociativo, un poquillo mas tarde, claro en los setenta, setenta más o
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menos, pero me cogió cuando todavía estaba terminando los estudios de maestro albañil. Y… evidentemente he sido capaz, no sé como, a veces me veo mu liao, no se como he sido capaz de seguir todas las cosas que he hecho y coger tiempo para todo, porque es que… meterme en la albañilería… y con otra cosa más… A ver hasta los años 60… quizás los años 66 o 67, quizás, no quiero equivocarme, se trabajaba hasta los sábados. Se trabajaba en la
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albañilería hasta los sábados, y a más a más le voy añadir que trabajábamos diez horas, diez horas, que la batalla que teníamos y también me metí en el sindicato vertical pa luchar por todo eso, pa luchar que no era justo trabajar 10 horas. Se logró en el sindicato vertical por aquellos entonces conseguir respetar las 8 horas de trabajo, que luego tampoco se ha respetado en función de las necesidades de cada uno, porque vivimos en un mundo muy
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desigual… Conseguimos trabajar el sábado medio día, y después se consiguió que el sábado hacer fiesta, que fueran dos días en semana. Claro, a partir de ahí ya tenía un poquito de más tiempo para más cosas, ya podía dedicar el viernes por la noche, acostarme un poco más tarde, el sábado aprovechar algunas horas del sábado y me lo iba montando pues a mi manera. O sea que… yo repito otra vez lo mismo, hoy en día me siento y digo: ‘Manuel,
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¿cómo has sido capaz de buscar tiempo para todo?’. Pues sí, sí. ¿Y para su familia había tiempo también? Y para la familia, y para todo, yo llegaba y tenía allí a mi niño, a mi Ángel, que, que bueno, eso era la maravilla del mundo. ¿Y de la albañilería se jubiló?
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No no no, a ver, a lo mejor no lo he contao bien. La albañilería, luego también montamos una cooperativa, me metí, cuando ya saqué el título de maestro albañil me metí como técnico en una cooperativa, de la cooperativa las cosas no funcionaban muy bien porque todo era aprendizaje y no podía salir de un profesorao o dos que había el sueldo para todos, teníamos muy pocas ayudas, entonces la cooperativa, estuvimos cinco años pero… se fue al
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carajo. Yo me quedé como un clavo, porque tenía que buscar las reformas, hacer los proyectos, hacer el presupuesto, tenía que trabajar con ellos, porque todos eran aprendizaje, ¿no? Entonces tuve cinco años, y a los cinco años de la cooperativa, que esto fue… ehh… más o menos en el ochenta… ochenta y seis, ochenta y siete, más o menos por ahí. Pues entonces la cooperativa ya hubo que dejarla, entonces fue cuando hice metodología y me
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metí en el cole. Claro. En el cole ya… La última etapa… pero sin dejar albañilería, todo dentro de la albañilería, o sea, yo mi profesión ha sido… además por los años cincuenta y pico conseguí sacarme lo que hoy ningún profesional tiene, la cartilla profesional del sindicato vertical. Por aquellos entonces había que hacer unas prácticas te tenías que tirar una semana haciendo demostraciones con las prácticas y saber que era cada cosa. Y me la saqué, que en
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mi casa la tengo, y eso me valió mucho para entrar en la escuela de la formación, ¿eh? Eso me valió mucho. Tengo una cartilla profesional de aquellos entonces Uhu. Hemos hablao de trabajo, de aficiones, de implicación social… ¿la religión juega algún papel en su vida? Nnnno. No, a ver, yo no se como llamarme yo, si soy agnóstico, ateo, no lo se, yo he
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intentao siempre respetar a las personas como son, ehh, aceptar cada uno en su creencias y mirarlas como personas y dejar lo que es la religión y esos temas a parte, pero no sólo en ese sentido sino hasta en las cuestiones políticas. A mi me ha parecido muy bien los comunistas, los socialistas, los tales y los cuales, pero… los he respetao mucho porque he tenido muy buenos amigos de todos los sitios pero no, no he jugao nunca con la iglesia, ni
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he estao nunca en la iglesia, ni me convence tampoco mucho. O sea, una cosa es, no se si me explico, respetar a las personas como tales, porque ellos creen en aquello y otra cosa es que yo me meta dentro de ese ajo. Es que soy incapaz no puedo, es que me es imposible
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
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Viendo a su vida como un todo, ahora que hemos tenido oportunidad de repasarla ¿Cuál es el acontecimiento histórico que usted haya visto que le ha impactado más? 685
A ver yo… en toda mi larga historia, no se si llamarle así, tengo setenta y cinco años , todo lo que he hecho me ha impactao, me ha servido, me ha gustao. ¿Qué es lo que no he hecho?, pues lo que no me ha gustao. He visto alguna cosa que no me ha llenao, que no me ha gustao y entonces no la he hecho. Pero yo, evidentemente lo que he hecho desde un principio hasta ahora, y todo lo que sigo haciendo es porque me ha gustao, me ha… me ha
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llenao de satisfacción y es que me siento muy orgulloso. Además, voy a añadirle una cosilla, yo me tengo que sentir… mmm… satisfecho de todo, de todo lo que he hecho y más concretamente del movimiento asociativo, porque dentro de lo que yo he hecho dentro del movimiento asociativo he tenido una gran suerte, si asín se le puede llamar, que todo lo que
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Roquetas, que se refiere a todas las entidades culturales, homenajear a todas las entidades culturales del barrio. Tengo un monolito hecho que es mas pequeñito, que es mu gracioso que también lo han asumido muy bien todas las entidades para homenajear a todas las personas que hay en el barrio y las que hoy ya no están y que de alguna forma o otra han hecho barrio. Ehh.., tengo también cantidad de cosas… El proyecto Toni Guida, el proyecto
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Toni Guida era un colegio quedó le tengo mucho cariño porque es un colegio que conservó la cultura catalana que fue capaz de decir: ‘Estamos aquí, nosotros somos catalanes”, y eso para mi es importante, y ese colegio cuando hizo la fusión con el Antaviana se quedó vacío, y al quedarse vacío aquello se estaba llenando de basura, de los niños por allí jugando, el otro porque se fuma, el otro porque se droga, y aquello se estaba convirtiendo en un foco de
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contaminación, y digo: ‘Me cago… que no salga nadie, que respete… ehhh… la cordura de este edificio, de esta gente que han estao aquí trabajando…’ Y me arrojé, hice un proyecto, que cuando lo hice lo asumieron todas las entidades culturales del barrio fueron contentísimos, y tanto es así que allí esta en el barrio que se ha hecho una reforma que ha valido casi… no quiero equivocarme, pero… casi los trescientos millones de pesetas,
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doscientos y pico de millones de pesetas ha costao la reforma, y se ha reformao, se ha
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EL estudio del ciclo vital aypartir historias de vida: Una Gramática Derecho financiero descriptiva tributario de de la las lengua II española I propuesta práctica
ha hecho Manuel le ha gustao a la gente. Todo. Yo tengo hecho un proyecto de una R de
hecho , se va hacer servir pa todas las entidades y eso a mi me llena de satisfacción pero en grandes cantidades, o sea, yo me siento muy feliz. ¿De todas las decisiones que ha tomado en su vida, cual es… cual cree que ha sido la más importante? 715
A ver, una pregunta complicadilla, porque para mi todas han sido importantes, quizás, quizás… La mas decisiva… La mas decisiva es quizás sea, pos no sé, tener una compañera tan buena no? Que me ha permitío.. que me ha ayudao tanto pa que yo haya podido hacer todo lo que he hecho. Yo
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creo que la compañera es lo que más… y ya como persona. Porque los otros son, no sé como llamarle, son cosas, ¿no? Lo otro es una persona. Yo creo que la mujer lo que más y mi Ángel y mi chiquilla. Me ha llenao mucho de… Y ¿cual es, ha sido o es el momento más feliz de su vida? Si tuviera que escoger uno.
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Si tuviera que escoger uno me costaría mucho, ehh pero el momento más feliz de mi vida pues quizás sea el día, pues ehh el día que conocí a mi Ana y me case con ella. Quizás sea ese el día más feliz. Aparte de que en la vida hay muchas felicidades en toda una larga historia. Pero esa es... como se trata de personas y como nos hemos llevao muy bien, nos queremos mucho, pues… creo que haya sido la mejor satisfacción.
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Y, en todas las vidas tan bien hay momentos que no son tan felices, tristes. Sí. Quizás la parte más triste o mas dolorosa es contar el pasado, al principio, aquello de la guerra, aquello que pasaron. De las que uno se daba cuenta aunque era muy joven. Fueron cosas muy oscuras muy malas. No, no, no estaba la cosa muy bien. Pero en fin. Y, usted si le dieran la oportunidad de vivir la vida otra vez ¿La viviría exactamente
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igual? Si, si. Volvería a hacer justamente lo que hecho. Hombre a ver, evidentemente… siempre se intenta cambiar alguna cosa pero para mejor. O lo que uno cree que es para mejor. Siempre se cambian cosas, claro. Pero que no, que volvería otra vez a hacer lo mismo. Y te digo más, le voy a añadir otra cosa más. Volvería a coger la albañilería y no dejaría la albañilería. Ni
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me metería en una cooperativa como técnico ni me metería de profesor pa dar clases. Pero a usted le gusta ser profesor ¿no? Hombre… ni me… me gusta más trabajar. Hacer, aquello de decir: ‘Mira que aparejamiento de paredes, mira que tipo de morteros, que cosas, ¿no?’, porque mira que yo he hecho trabajos muy curiosotes ehhh. De muy artesanales. Además que he tenío una muy gran
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suerte, que en todas las empresas en las que he estao me han dao los trabajos más curiosotes. Y usted en la vida, ¿cree que ha cometido algún error? ¿alguna equivocación?
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primera es la que le he contao antes cuando estuve en un empresa, la empresa Borrell que 750
después de estar siete u ocho años con ellos que me querían mucho lo de dejarles una obra parada y irme y hacer el gamberro, porque no tiene otro nombre, ¿no? Y yo creo que sí que eso esta mal hecho. Durante una larga etapa se hacen cosas mal. ¿Que a veces te cuesta trabajo de… de saber cuales son esas cosas que has hecho mal¿ Pues sí. Pero cosas malas siempre se hacen. La persona no es perfecta.
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¿Y qué es lo que le ha enseñado a usted la vida? ¿Qué es lo que ha aprendido usted en todos estos años? ¿Qué es lo más importante que ha aprendido? Ehh… Lo mas importante… yo creo que todo, pero lo mas importante es tratar a la gente, reunirme con tantísimos chavales jóvenes y no tan jóvenes, gente que saben mucho, gente que me han aportao muchas cosas y que he aprendio de ellas muchas cosas. Yo creo que
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eso es la parte mas positiva, mas positiva en el sentido de… de… de estar como personas
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
Hombre yo creo que si. Que se cometen muchos errores y muchas equivocaciones. Quizás la
reunidos con gente y sí... yo creo que la gente es lo más… Y en estos momentos como.. que cosas le causan preocupación a usted? A ver, la… lo que más preocupación me causa a mi en este momento es la compañera, la mujer. Que ya no se encuentra bien, tiene problemas, se ha encerrao mucho en casa y tiene 765
problemas de que se ha encerrao mucho y ya no quiere actuar mucho, no quiere estar. Entonces esto me preocupa mucho porque ya no la puedo dejar sola muchos ratos y quiero estar con ella
y esto ya me agota también a mi, y eso sea quizás la cosa que más
importante en este momento, en este justo momento. ¿Cree que su vida está completa o cree que aún cree que le quedan muchas cosas 770
por hacer?
pretenda o de lo que uno desee. Si lo que uno desea es lo que yo he deseao , crear, hacer cosas, estar con la gente, la albañilería… en definitiva, todo eso es crear, eh… yo creo que si qué me siento pues, bien, a gusto, ahora, siempre hay cosas que… no sé, que no se han 775
podido hacer… o que se hayan quedado sin hacer… ¿Cuáles son sus ilusiones ahora? A ver, en este momento, me imagino que mi mayor ilusión es, de momento, seguir con la escuela de la pintura. Seguir haciendo lo que buenamente puedo en el movimiento asociativo, lo que sí tengo grabao ahora mismo en la mente es que de una manera o de otra
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tengo que ir diciéndole a los amigos que me quiero jubilar [ríe]. Que quiero… mmm… dejar un poco e ir más tranquilito, más despacio, y más suavemente, en función de lo que me corresponde por la edad, claro, ir más tranquilo, más… más suave. ¿Y… que va ha hacer usted cuando se jubile? ¡Ay! No lo sé. No lo sé… Yo creo que no voy ha dejar de hacer cosas, no. Yo creo que llega el
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hecho de decir que me quiero jubilar es por el hecho de dejar algunas cosas, porque evidentemente, cuando está la compañera que no se encuentra bien hay momentos que te
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EL estudio del ciclo vital aypartir historias de vida: Una Gramática Derecho financiero descriptiva tributario de de la las lengua II española I propuesta práctica
A ver, la vida nunca es completa, ni nunca es incompleta. Está en función de lo que uno
agobias porque no puedes ir a tal sitio, te has comprometido y no puedes, te agobias. Pero que tampoco tengo pensao de encerrarme, de no hacer nada, o sea, no, no sería capaz. Al menos que bueno, por las desgracias que sean, me ocurra alguna cosilla en la familia o 790
tenga algunos problemas de enfermedad o algo… y tendría… me vería obligao a adaptarme a lo que hay, a lo que tenga en ese momento. Pero pensao de dejar de… de no hacer nada no, tampoco es eso. No quiero. ¿Cómo se ve cuando sea más mayor? [ríe] ¡Qué pregunta!, complicadísimo. No lo sé, no lo sé. A ver, yo lo que sí noto es una
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diferencia
bastante
sustancial
desde
cuando
eres
una
persona
con
treinta
años
aproximadamente, que es cuando empiezas a tener la cabeza asentada, hasta ahora, a los setenta y cinco años, sí que noto una diferencia, de hasta aquello hasta ahora. Ha habido etapas que tu te has ido notando que de alguna manera te vas haciendo más mayor, vas cambiando, ehh… sí, a ver, las cosas se hacen con setenta y cinco años que yo tengo ahora, 800
hay una cierta diferencia a cuando las haces cuando eres joven. Se hace de diferente forma. Ehh… Yo creo que hay razones bastantes convincentes para entenderlo, ¿no? una cosa es… las cosas que se hacen de joven, la energía, la preparación que tienes, las ganas, es totalmente diferente. Ahora es… te agobias un poquito más en según en que cosas, eres menos capaz de llegar al final de las cosas. Y eso pues claro, te das cuenta, que tú vas
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creándote años encima, y los años, como normalmente se dice, van pasando factura, claro… ¿Y cuando sea más mayor que le gustaría que pasara? A ver, lo que a mi me gusta es una cosa y lo que tiene que pasar es otra. A ver, una cosa es lo que tiene que pasar por naturaleza, las cosas normales, y otra cosa es lo que a mi me gustaría que pasara. A ver, lo que a mi me gustaría que pasara, yo lo divi, divi… dividiría en
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dos, primero que la mujer no se me ponga muy enferma, y en segundo lugar, que yo no deje de hacer cosas. Y si alguna vez, por las razones que sean, tenga que dejarlo, que sea en un plazo muy corto. O sea, que no… que estoy convencidísimo que hay que irse al otro mundo, o sea, que sea en un placico mu corto, que no tenga muchos problemas no pa acarrearle a la familia ni por motivos de enfermedades y todo eso.
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¿A usted le inquieta el tema de la muerte? Hombre, hasta ahora no, hasta ahora no mucho… Ahora a lo mejor puede haber momentos que piense: ‘¡Coño Manuel, que te haces mayor, ¿qué pasa?’. Pero la mayoría del tiempo no, no piensas… estás convencido que tiene que llegar el final pero que… que tampoco es una cosa que… Quizás lo que más me preocupa es eso, lo que te he dicho antes, el tema de la
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mujer que no se me ponga enferma, que no vaya pa más, y que todo funcione más o menos como hasta ahora, que está bien. No me puedo quejar, soy una persona privilegiada, digo yo. ¿Usted, alguna vez ha pensado como querría que los demás le recordasen? A ver, no me lo he pensao nunca, eso, como me gustaría que me recordaran, pero yo estoy
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convencidísimo de que en el barrio de Roquetas… mmm… se van a acordar siempre de Manuel. Y prueba evidente es que a mi me han hecho muchas cosas las gentes en barrio de
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home… homenajeado ya tres veces y eso me llena de satisfacción. Y me llena de satisfacción por dos cosas, primero por la acción, por lo que hacen, es bueno por que se acuerdan de ti, 830
y por otra cosa es porque yo estoy convencidísimo que esos homenajes… mmm… si a mi me lo han hecho no es porque me los merezca todos sino porque han estado los demás también ahí que me han permitido que yo haga las cosas que he podido hacer, o sea, que no, no sé si me he explicao, no es sólo yo, si no que también los demás se merecen ese homenaje. Claro me lo han hecho a mi, pero bueno… pues ya está. Yo creo que sí, que el barrio de Roquetas
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se va a acordar siempre de Manuel. En el buen sentido, ¿eh? Se va… ¿De que se acordaran de Manuel? Hombre… ¿Qué es lo que recordaran de usted?
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
Roquetas, me han dado muchas satisfacciones, soy un hombre muy homenajeado, me han
Yo pienso que… Roquetas, yo creo que Nou Barris pero más que nada Roquetas se va 840
acordar… porque Roquetas sabe muy bien que he dedicao mucho tiempo al barrio, a mejorar las cosas, ha reivindicar y… luchar por las cosas que hemos visto necesarias, muy necesarias para la clase trabajadora del barrio, y yo creo que se va ha acordar por eso, porque… de cierto modo, me he movido mucho en esa línea, en ese sentido. ¿Tú no crees que es una gran satisfacción lograr una red de consultorios de… de medicina primaria en Nou Barris,
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cuatro o cinco consultorios que ya se trae la lucha desde los años setenta y siete o setenta y ocho, metiéndolo con la Seguridad Social, haciéndole todas las cosas que ha habido necesarias? Y lograr que Nou Barris tiene ahora cinco consultorios que son… vale, nunca es bastante, nunca es suficiente, pero... ¡Carambola! De no tener nada a tener cinco consultorios que da gloria entrar en ellos… a mi me da una satisfacción enorme eso. Uhu. Bueno, pues casi hemos acabado ya, usted quiere añadir algo que no le hayamos preguntado ya… Yo creo que no puedo añadir nada porque ha estado muy bien, me has preguntao cosas que me ha costao mucho trabajo contestarte porque es complicadísimo todo en la vida, ¿no?, explicar un poco… ummm… parte de tu historia y en… y en etapas diferentes, pues es
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complicadísimo, es bastante complicado. Pero bueno, lo hace uno lo mejor que puede y lo mejor que uno sabe. Bueno, ¿le ha gustado recordarlo? Pues sí, recordar… la historia siempre es bueno, creo. Y es bueno por dos razones, primero porque… es bueno recordarla porque si uno recuerda la historia y comprende que ha hecho
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algo que no es justo, para no caer en esa trampa, y en segundo lugar porque recordar la historia es una gran satisfacción de recordar lo que has hecho, ¿no? Y eso es bueno, a parte de reconocer que evidentemente no somos perfectos y que podemos hacer cosas que no son… que no están muy bien y otras que están medio bien, y en fin … Encantado de haber hablado con usted.
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EL estudio del ciclo vital aypartir historias de vida: Una Gramática Derecho financiero descriptiva tributario de de la las lengua II española I propuesta práctica
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Análisis de la entrevista El contacto con Manuel se realizó a partir de un miembro del movimiento asociativo del barrio de Roquetas, en Barcelona. La entrevista tuvo lugar en el Centro de Recursos Audiovisuales de la Universitat de Barcelona. Estaban presentes, además del entrevistador y el entrevistado, también la persona de contacto. Manuel es una persona de 75 años. Está casado y tiene dos hijos (aunque ninguno de los dos es biológicamente suyo: uno es adoptado y la otra es una hija que su mujer aportó al matrimonio). El genograma, incluyendo los personajes que aparecen en la historia vital de Manuel, es el siguiente:
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Aparte de estas personas (padre, madre, mujer, hermano, hijo, hija), ninguna otra aparece individualizada y de manera constante en la historia, sólo de forma puntual en algunos de los episodios que narra Manuel. La entrevista tuvo una duración de aproximadamente 82 minutos, que se transcribieron en 864 líneas. De ellas, 748 (86,5%) corresponden a intervenciones del entrevistado, y sólo 116 (el 13,5%) a intervenciones del entrevistador. Si de la entrevista restamos las ocho intervenciones del entrevistado meramente confirmatorias o de asentimiento (los ‘uhu’) que no implican ninguna pregunta, obtenemos un total 856 líneas (87,3% del entrevistado, 12,7% del entrevistador). Extrayendo estos ‘uhu’, la entrevista comprende 80 turnos, lo que supone que el entrevistado, como promedio, emplea 9,35 líneas en cada una de sus intervenciones. Como vemos de estos números, el discurso de Manuel es bastante fluido, sin necesitar de muchas preguntas para engarzar historias y la descripción de situaciones. Aunque los episodios que narra no son especialmente numerosos, tampoco son infrecuentes. Como veremos, el recurso del episodio aparece especialmente cuando se trata de ejemplificar una afirmación importante, y menos en la descripción de momentos vitales que han sido decisivos.
INFANCIA Y ADOLESCENCIA
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por una felicidad perfecta que se concreta en unos padres caracterizados sin defectos: x
“A ver, yo recuerdo de mis padres que eran pues no sé, maravillosos” (23)
x
“que eran pues estupendos, vale ¿qué quieres que te diga un hijo [ríe], un hijo de sus padres?” (31-32)
x
“Mi madre era maravillosa, mi padre era un poquillo más severo (…) y se dedicaba a hacer juguetes para los niños y todas esas cosas” (26-27, 30)
x
“claro, pues, ellos pues intentaron de darnos a nosotros pues todo lo mejor” (54)
La característica del padre que más menciona el entrevistado es su capacidad e interés en enseñar a sus hijos: x
“él nos enseñaba pues todo lo que sabía” (10-11)
x
“Él nos dejaba deberes y teníamos que tenerlos hecho pa cuando él venía del trabajo”
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
El entrevistado dibuja los primeros años de la vida de una manera idealizada, caracterizados
(13) x
“a él le gustaba mucho que se aprendiera” (36)
x
“estaba totalmente convencido de lo que él sabía era lo bueno y entonces intentaba por todos los medios transmitírnoslo a nosotros” (37-38)
Este panorama optimista de la infancia impregna incluso el modo en el que tiene de contar pequeños conflictos o inconvenientes: x
Con su hermano: “quizá por exceso de cariño nos enfadábamos muchas veces, nos peleábamos” (210-211)
x
En el colegio: “íbamos al cole y no lo pasábamos del todo mal. Lo que (…) sí que me
reaccionario” (169-171). En suma, una infancia de amor y aprendizaje en la que era “muy maravilloso todo, muy de color de rosa” (25-26) y que truncan dos acontecimientos muy relevantes en esta etapa de la vida de Manuel. El primero de ellos es la pérdida del trabajo de contable del padre. El entrevistado atribuye esa pérdida al carácter inconformista del padre y su defensa de la cultura y la preparación, algo que, como veremos, él mismo tiene y ha constituido una de las constantes en su vida: “yo creo que lo despidieron por esos motivos, porque era un hombre que a lo mejor se salía de… del tiesto por decirlo de alguna manera de lo que eran los los régimen y entonces bueno, lo despidieron pues por eso” (48-50). Este carácter del padre Manuel también lo atribuye a todo el pueblo donde nació: “era un pueblo muy batallador, había escuela, había… la gente intentaban todos por aprender lo que fuera” (156-157). En el discurso de Manuel, esta pérdida causa la salida del paraíso infantil hasta llegar a la orfandad:
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EL estudio del ciclo vital aypartir historias de vida: Una Gramática Derecho financiero descriptiva tributario de de la las lengua II española I propuesta práctica
acuerdo bien que lo… el profesorado era muy… no sé como llamarle [ríe] era muy…
x
En primer lugar, perder el trabajo provoca penurias en la familia: “a mi padre al despedirlo de la, de la empresa donde estaba, pues… lo hicieron polvo. Lo hicieron… bua, nos quedamos sin casa, me quedé sin ningún jornal, sin nada para comer y nos hicieron polvo” (70-72)
x
Esto hace que el padre deba cambiar de pueblo y buscar un nuevo trabajo, aunque no tan bueno como el anterior y que no soluciona los problemas económicos: “Entonces él cogió y se fue a un pueblo que se llama Moguer (…) se fue allí a hacer trabajos manuales, pero claro aquello no le daba pa vivir ni mucho menos” (72-74)
x
Por último, el entrevistado vincula este hecho a la propia muerte del padre, que contrae unas fiebres en el pueblo donde trabajaba: “Entonces cogieron las infecciones estas de las calenturas del paludismo (…) mi padre murió de esto, de las calenturas del paludismo que murió precisamente en Moguer, murió el pobre solo” (75-77).
Esta cadena de acontecimientos se ve precipitada por la aparición de un segundo acontecimiento que viene a complicar las cosas, la Guerra Civil. La guerra, como un acontecimiento que marca a las generaciones que la vivieron, tiene sus efectos directos sobre la infancia de Manuel. A la Guerra Civil el entrevistado parece atribuirle la responsabilidad del despido de su padre (su carácter batallador, de él y del pueblo, es castigado por los vencedores de la Guerra) e incluso la propia muerte tanto del padre como de la madre: “Mi madre murió de lo mismo (…) también de las calenturas del paludismo. Pero todo producto de la guerra” (77-79). Como vemos, la causa directa son las calenturas, pero unas calenturas que aparecen en un contexto más amplio de guerra. Paradójicamente, el propio entrevistado, aunque es consciente de lo terrible de la guerra y de sus consecuencias objetivas, narra como desde su mentalidad de niño la vivencia subjetiva que tenía de la guerra en aquel momento no era tan negativa. Manuel, como narrador, es capaz de juzgar la dureza de la guerra, pero Manuel, en tanto niño protagonista de la historia, con es capaz de entenderlo del todo y en ocasiones parezca que la viva como un juego: x
“veía las cosas muy oscuras y de otra manera no le daba importancia” (58-59)
x
“como niño, uf, creo que la vive es, es de una manera muy confusa” (65-66)
x
“en otros momentos parece que estés un poco… eh… como divirtiendo según qué casos. Y es complicadísimo” (67-68).
Sólo cuando se crece el entrevistado comienza a darse cuenta de la verdadera situación (más allá de la impresión de juego o de no entender nada): “Al partir de ahí sí, ya me fui haciendo más grande, porque ya entonces faltaron mis padres a consecuencia de lo mismo, de la guerra, y… entonces ya empecé a darme más cuenta de las cosas” (63-65). En conjunto, la infancia se nos presenta como un periodo de la vida inocente, donde se vive feliz gracias a unos buenos padres, pero feliz también gracias a una cierta inconsciencia, a no conocer las verdaderas dimensiones de las tragedias en las que el protagonista se ve
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acumulándolo pero que como eras tan jovencillo pues lo asimilabas muy bien” (106-107). En la adolescencia Manuel continúa con la mención de un par de aspectos que ya aparecen en la infancia. x
El primero es el mismo sentimiento de incomprensión que habíamos visto en el entrevistado cuando narra sus vivencias de la guerra, de no comprender del todo la gravedad de las circunstancias hasta que uno se hace más mayor, se evidencia también cuando habla de cómo vivió la pérdida de los padres y el cambio de residencia: “a veces no te enteras, no te das cuenta de muchas cosas” (101). Manuel contrapone incluso la verdad de lo que fue (y el modo adulto de verlo) a la manera en la que lo vivió “a veces o te enteras de muchas cosas. Pero, que fue muy negro sí que es verdad [ríe] fue… a ver, pensándolo ahora de mayor, es… fue muy duro, muy duro” (108-109).
x
En segundo lugar, Manuel sigue incidiendo en el aprendizaje, en la necesidad de saber,
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
inmerso. Como dice algo más adelante, “todo eso era un cúmulo de cosas que ibas
como aspecto fundamental que aprendió de pequeño y que ha conservado durante toda su vida adulta: “lo que yo aprendí de mis padres fue la necesidad de aprender” (111112); “ellos intentaban por todos los medios que yo aprendiera, que supiera mucho” (118) Junto con estas ideas que continúan con lo comentario para la infancia, Manuel narra como se dedicó a robar carbón para sacar algo de dinero y poder vivir. La narración está estructurada de tal forma que ese comportamiento moralmente reprobable se ve justificado por circunstancias de fuerza mayor, de tal manera que son esas circunstancias las que ‘empujan’ a Manuel al robo, y no su voluntad o su propia decisión: “me tuve que dedicar a robar carbón de las minas. Porque lo que no quería tampoco era morirme de hambre (…) sacábamos el carbón, lo vendíamos y… y con aquello comíamos” (142-146). Además, se
entrevistado: “había unas minas de carbón allí y, donde ya las co, las empresas habían explotao el carbón y nosotros el resto que le quedaba pues lo explotábamos de la manera mejor que sabíamos” (144-145). Es decir, el entrevistado define sus robos como un episodio típico en el que a veces la delincuencia puede entenderse y no ser culpa del delincuente: “a veces nos ponemos muchas veces en contra de la delincuencia, ¿no?, pero lo que hay que valorar porqué somos delincuentes, eso no se ha hecho nunca, ¿eh?” (140-141) y se justificada por castigos injustos que no hacen más que agravar el problema: “el problema de que nunca las fuerzas represivas han dao solución a ningún problema, na más que fastidiar la marrana y poner cada cosa más agresiva” (149-150). Tras unos años de trabajos temporales y necesidad, el entrevistado va a Sevilla con su tío, y allí descubre lo que será su medio de vida y una de sus pasiones de acuerdo con el propio Manuel: la albañilería.
EL SERVICIO MILITAR
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incorporan circunstancias atenuantes que hacen menor reprobable el comportamiento del
El entrevistado no llegó a ir al servicio miliar. Sin embargo, cuando se le pregunta por él, narra con cierto detalle su experiencia en los meses de hospital militar hasta que le fue conducida la baja. Esta experiencia la explica hilvanando un par de episodios que ilustran también (especialmente el primero) algunos de los temas principales de la vida de Manuel. En el primero de esos episodios, Manuel cuenta como una monja hizo muy llevadera su experiencia en el servicio militar:
CLÁUSULA
FUNCIÓN
En el hospital militar se me dio muy bien. Se me dio
Resumen del episodio: lo que se
muy bien, sin querer, sin querer. A ver, le cuento un
quiere comunicar. Obtención del
poquillo por encima.
permiso el oyente para empezar a contar
Resulta que en el hospital militar por las mañanas se
Cláusula de orientación
daba la misa. Por la tarde en el pabellón estaba también el cura y todas esas dando misas. Y… yo lo que no quería es ni a misa por la mañana ni a
Cláusula de orientación: punto de
aquello por la tarde, ni a aquellas charlas que nos daba
partida del protagonista
el cura por la tarde. Yo tenía otra cosa en la cabeza. Y entonces la cosa que yo tenía es que cuando se
Cláusula narrativa 1
quedaba la iglesia vacía, yo me metía en la iglesia, y entonces me miraba lo las las pinturas que había allí, las cosas de es… había unos muebles maravillosos, artesanal de to, todo artesanalmente hecho, ¿no?, unas pinturas que eran preciosas y yo aquello pues me encantaba. Y allí me metía en la iglesia hasta que un día estaba,
Cláusula narrativa 1
estando en la iglesia solo porque yo esta, estaba la iglesia vacía llegó una monja y me tocó por la espalda. Yo creo que en aquel momento me miran la cara y
El narrador comenta la actitud del
tenía la cara de cincuenta mil colores [ríe], de cincuenta
protagonista
mil colores, y… me dice la monja: ‘¿Qué hace usté aquí que no está
Cláusula narrativa 2
en, en… abajo, en el pabellón?’. Digo: ‘Mira’, ehhh no sé como me salió, pero lo hice,
El narrador comenta la actitud del protagonista, resalta la dificultad de la situación
digo: ‘Mira hermana yo me gusta mucho las pinturas, me gusta mucho todas las cosas artesanales y como yo
124
Cláusula narrativa 3
FUNCIÓN
tengo problemas en la vista, la mejor manera de yo disfrutar de todo lo que hay aquí es cuando estoy solo’. Pues se ve que a la monja le cayó aquello a base de
El narrador comenta la actitud del
cuello duro. Le cayó muy bien.
segundo personaje
Me dio un catecismo que yo no sé como se me perdió
Cláusula narrativa 4
aquel catecismo, grabao con hilo de oro, no sé qué. Dice: ‘¿Usted sabe leer y escribir?’, digo: ‘Hombre, no mucho pero un poquito sí’, y entonces me dio el catecismo. Yo no fui más a la misa, no fui más al pabellón aquel, y
Conclusión
cuando estaban dando la misa me ponía enfrente del
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
CLÁUSULA
comedor en un árbol que había con el catecismo delante leyendo el catecismo y la monja allí en la cocina haciendo de comer. Aquella monja se ve que le gustó yo lo que hacía, que
Consecuencias
tenía la maleta llena de comida, con la hambre que se
episodio (evaluación)
posteriores
del
pasaba por aquellos entonces. La maleta llena de comida de todas latas de conservas, de todo me daba la monja aquella [ríe].
El episodio ilustra por una parte una cierta oposición entre la vida militar y la vida religiosa, que no atraen al protagonista, y el mundo de la creación, la artesanía, el aprender y el
pinturas) le permite ‘salvarse’ de un mundo religioso y militar. Paradójicamente, esa salvación viene por la vía de personas precisamente de ese mundo: en primer lugar la monja que aparece en el episodio (“Y esa monja fue la que influyó pa que yo no hiciera la mili”, 302) y, acto seguido, en el episodio que se narra a continuación, de un militar que no sólo le libera de la obligación castrense, sino que es capaz de conseguirle unas gafas que su economía no podía permitirse. Esta paradoja permite valorar la situación como algo extraordinario (tanto como para motivar la narración de dos episodios): “la verdad es que no hice la mili. Tuve una gran suerte” (317).
EL TRABAJO DE ALBAÑIL En su estancia en Sevilla con su tío Manuel comienza a trabajar en el oficio al que se va a dedicar la mayor parte de su vida laboral: la albañilería (“me motivó porque… estaba tocando algo que me gustaba mucho. Y es que me sigue gustando, ¿eh? Yo si… es más, si tuviera que empezar otra vez, aprendería el oficio de albañil”, 222-224). En la albañilería Manuel ve un trabajo esencialmente útil, que tiene sentido para resolver necesidades de las
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hacer. Así, la actitud de aprendizaje del protagonista (su gusto por lo artesano, por las
personas: “me gusta tanto porque creo que es es uno de los oficios de primera necesidad. Yo veo que la albañilería es un oficio de primera necesidad porque sin la vivienda, sin esa protección para la familia, para la gente, eh… no podríamos vivir, ¿no?” (231-233). Tras la experiencia en Sevilla con su tío, Manuel elabora su narración del trabajo como albañil una vez ya en Barcelona. La emigración a Barcelona se produce debido a motivos económicos y de falta de trabajo en su tierra de origen (“era una única forma de no morirte hambre”, 332; “me vi obligao a venirme a Barcelona. Es que obligadísimo”, 333-334). Una vez en Barcelona, el azar hace que encuentre trabajo en una empresa cuyos dueños son descritos de manera muy afectiva por Manuel: “di con una familia que fueron estupendos” (341-342), “y se portaron muy bien conmigo. Se portaron muy bien que a mi, o sea, a mi no me faltaba de nada” (352-353), “Yo aquella familia, aquella familia para mi fue eso, una familia” (357), “me quería como… mucho, me querían mucho” (361). Una vez más, la relación afectiva, que en este caso parece equipararse a una relación que sustituye a la familia que Manuel ya no tiene, se ve marcada también por la transmisión de conocimientos, por el aprendizaje: “me enseñaban los planos, me enseñaban todo lo que había de la construcción, me enseñaban todo” (356-357). Sin embargo, esta relación se ve truncada: el protagonista cuenta un episodio en el que traiciona la confianza depositada en él, debido a una cierta locura juvenil (“cosas de las cosas que se nos meten en la cabeza a los chavales jóvenes”, 369-370). Y aunque en la empresa parecen perdonar el error (“porque hasta el mismo hijo, un tal XXX me decía: ‘Manuel, tu te quedas, no vuelvas más, no lo hagas más pero quédate’”, 375-376), los remordimientos producidos por ese comportamiento hacen abandonar a Manuel, quien describe la decisión incluso en términos de sensaciones corporales (“Y yo me entró una cosa por el cuerpo que era incapaz de… de quedarme allí sabiendo el daño que le habías había hecho. Y entonces me fui”, 376). En cierto sentido es un episodio que subraya la rectitud moral del protagonista que incluso cuando le preguntan por errores cometidos a lo largo de la vida vuelve a recordar esa traición de la confianza de quien le quería como el mayor de ellos (“después de estar siete u ocho años con ellos que me querían mucho lo de dejarles una obra parada y irme y hacer el gamberro, porque no tiene otro nombre, ¿no?”, 750-751). Esa situación se vive como un aprendizaje. Su dedicación a la albañilería, sin embargo, tiene un último episodio en el que el éxito no sonríe: Manuel describe como participa en el proyecto de una cooperativa, que fracasa. Sin embargo, este fracaso se ve matizado en el discurso de Manuel: x
En primer lugar, la causa la atribuye a la poca presencia de personas preparadas: la mayoría de trabajadores estaban en formación. Así, paradójicamente, un exceso de personas aprendiendo conduce a un mal resultado, especialmente si no hay ayudas: “las cosas no funcionaban muy bien porque todo era aprendizaje y no podía salir de un profesorao o dos que había el sueldo para todos, teníamos muy pocas ayudas” (657658).
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En segundo lugar, Manuel destaca su papel clave en los años que duró la cooperativa, y cómo él se quedó hasta el final porque su trabajo era necesario: “Yo me quedé como un clavo, porque tenía que buscar las reformas, hacer los proyectos, hacer el presupuesto, tenía que trabajar con ellos, porque todos eran aprendizaje” (660-661).
De esta manera, son las circunstancias las que llevan ‘al carajo’ a la cooperativa, y no trabajar mal o no trabajar.
EL MOVIMIENTO ASOCIATIVO Además de los trabajos remunerados, el entrevistado ha dedicado a lo largo de su vida gran parte de su tiempo a asociaciones comprometidas con la reivindicación social y la mejora de la comunidad. En principio, la implicación en el movimiento asociativo viene de la mano de consejos de
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
x
amigos: “para mi claro, eran muy buenas personas, y… estos amigos pues me aconsejaban de que era muy bueno organizarse, que era muy bueno intentar de crear asociaciones y cosas para que los barrios mejoraran, hubieran gentes que se preocuparan para mejorar las cosas” (544-546). Así, a partir de un ‘aprendizaje’ de los demás, Manuel se compromete con la lucha por la mejora de la comunidad. La asociación con otras personas para lograr metas comunes, que supongan progreso común y la satisfacción de las necesidades de las personas, proporciona al entrevistado una gran satisfacción personal: “cuando te metes en un mundo reivindicativo y todas esas reivindicaciones que tu pretendes se logran, o parte de ellas se logran, eres, para mi soy la persona más feliz del mundo. ¿Por qué? Porque uno está convencidísimo de que está haciendo bien, está haciendo algo que el barrio necesita y que la gente necesita” (553-556).
hecho para las personas. Por ejemplo, en la respuesta que comienza en la línea 685, en apenas 12 líneas de entrevista aparecen no menos de ocho ocurrencias del verbo hacer en primera persona: ‘Yo he hecho’, asociado a sentimientos se satisfacción y orgullo. Así, Manuel ‘ha hecho’ cosas prácticas, que han ayudado a resolver problemas reales de las personas: “porque dentro de lo que yo he hecho dentro del movimiento asociativo he tenido una gran suerte, si asín se le puede llamar, que todo lo que ha hecho Manuel le ha gustao a la gente” (692-694). En encadenamiento de causa-efecto que realiza el entrevistador es claro en diversas ocasiones: se trata de detectar cierta necesidad, lo que pone en marcha cierta acción reparadora (definida como reivindicación o lucha, lo que implica cierto esfuerzo, romper algunas resistencias). Esta acción suscita reconocimiento social y, finalmente, verla culminada provoca una gran satisfacción personal y orgullo en el entrevistado. Manuel pone un ejemplo para enfatizar esta función social de su implicación en el movimiento asociativo, que justifica el orgullo que siente:
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Así, cuando el entrevistado habla del movimiento asociativo, repasa las cosas que él ha
CLÁUSULA
FUNCIÓN
El proyecto Toni Guida, el proyecto Toni Guida era un
Importancia
del
proyecto,
colegio quedó le tengo mucho cariño porque es un
simbolizada en un colegio
colegio que conservó la cultura catalana que fue capaz de decir: ‘Estamos aquí, nosotros somos catalanes”, y ese colegio cuando hizo la fusión con el Antaviana se
Situación inicial: el colegio queda
quedó vacío,
sin función
y al quedarse vacío aquello se estaba llenando de
La situación inicial se agudiza:
basura, de los niños por allí jugando, el otro porque se
degradación del colegio
fuma, el otro porque se droga, y aquello se estaba convirtiendo en un foco de contaminación, y digo: ‘Me cago… que no salga nadie, que respete…
Toma
de
ehhh… la cordura de este edificio, de esta gente que
entrevistado
conciencia
del
han estao aquí trabajando…’ Y me arrojé, hice un proyecto, que cuando lo hice lo
Puesta en marcha de la acción
asumieron todas las entidades culturales del barrio
social (que se narra como un
fueron contentísimos,
‘atrevimiento’ persona, que es asumida por las asociaciones
y tanto es así que allí esta en el barrio que se ha hecho
La acción social se lleva a la
una
práctica:
reforma
que
ha
valido
casi…
no
quiero
se
enfatiza
equivocarme, pero… casi los trescientos millones de
importancia
pesetas, doscientos y pico de millones de pesetas ha
magnitud económica
hablando
de
su la
costao la reforma, y se ha reformao, se ha hecho , se va hacer servir pa
La situación inicial se revierte: de
todas las entidades
la degradación a la función social del local
y eso para mi es importante, y eso a mi me llena de
Consecuencias personales de la
satisfacción pero en grandes cantidades, o sea, yo me
transformación (evaluación)
siento muy feliz.
De manera similar, al hablar de cómo le gustaría ser recordado, el entrevistado alude también a logros prácticos de carácter social. Para ello pone un ejemplo que parece inapelable, y que se plantea como una pregunta retórica que conduce a una respuesta segura, a la que es prácticamente imposible no llegar: “¿Tú no crees que es una gran satisfacción lograr una red de consultorios de… de medicina primaria en Nou Barris, cuatro o cinco consultorios que ya se trae la lucha desde los años setenta y siete o setenta y ocho, metiéndolo con la Seguridad Social, haciéndole todas las cosas que ha habido necesarias?” (843-847). A pesar de esa fuerza retórica del ejemplo, acto seguido el entrevistado anticipa un posible contrargumento y se responde a sí mismo oponiendo una situación anterior donde
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tiene ahora cinco consultorios que son… vale, nunca es bastante, nunca es suficiente, pero... ¡Carambola! De no tener nada a tener cinco consultorios que da gloria entrar en ellos… a mi me da una satisfacción enorme eso” (847-849). El argumento deja poco lugar a la duda de la importancia del esfuerzo del entrevistado. Estos frutos de la lucha y la acción reivindicativa sin duda aportan significado a los esfuerzos que Manuel ha realizado en este sentido a lo largo de su vida. Este significado no únicamente es subjetivo, sino que se objetiva cuando Manuel hace referencia al reconocimiento que su esfuerzo ha tenido para las personas del barrio: los homenajes a lo que alude son esta ‘objetivación’ del éxito de su lucha no sólo en la realización de obras concretas, sino en el acuerdo y agradecimientos que han tenido por parte de los demás. La gente, el barrio, aparece como sujeto (‘Roquetas’) que decide el homenaje y que mantendrá en la memoria ese esfuerzo. Manuel se refiere a sí mismo en tercera persona, para alejarse del acto del homenaje y plantearlo como algo externo, que ha sido promovido por ‘Roquetas’: x
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
no había nada a la situación actual, no perfecta pero sí muy digna: “Y lograr que Nou Barris
“yo estoy convencidísimo de que en el barrio de Roquetas… mmm… se van a acordar siempre de Manuel. Y prueba evidente es que a mi me han hecho muchas cosas las gentes en barrio de Roquetas, me han dado muchas satisfacciones, soy un hombre muy homenajeado, me han home… homenajeado ya tres veces y eso me llena de satisfacción” (825-827)
x
“Yo creo que sí, que el barrio de Roquetas se va a acordar siempre de Manuel” (834-835)
x
“Yo pienso que… Roquetas, yo creo que Nou Barris pero más que nada Roquetas se va acordar… porque Roquetas sabe muy bien que he dedicao mucho tiempo al barrio, a
LA ENSEÑANZA DE LA PINTURA La pasión por la creación de Manuel se muestra también en una tercera actividad que, naciendo como una afición, se convierte en un momento determinado también en un oficio. Y es que en la narración de Manuel es difícil discernir entre trabajo y placer, porque como él mismo dice: “todo lo que he hecho me ha impactao, me ha servido, me ha gustao. ¿Qué es lo que no he hecho?, pues lo que no me ha gustao. He visto alguna cosa que no me ha llenao, que no me ha gustao y entonces no la he hecho. Pero yo, evidentemente lo que he hecho desde un principio hasta ahora, y todo lo que sigo haciendo es porque me ha gustao, me ha… me ha llenao de satisfacción y es que me siento muy orgulloso” (685-690). Aquí, como en la albañilería y en el movimiento asociativo, Manuel destaca como ha logrado metas que describe como importantes: “hicimos exposiciones, conseguimos entrar en la Virreina ha hacer unas exposiciones en la Virreina” (564-565). Su trabajo consistió en enseñar a los demás la técnica de la pintura, aunque para él enseñar y aprender son cosas que van de la mano, especialmente cuando se habla de arte, que no es una cierta exacta sino que depende de la sensibilidad personal:
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mejorar las cosas, ha reivindicar” (839-841).
x
“ellos me consideran a mi como el profe, y yo me los miro muchas veces y digo: ‘¿Quién es el profe aquí?’ (…) en la escuela o en el cole, estamos diecisiete y de las diecisiete personas que estamos cada uno pinta de manera diferente, y yo me los quedo mirando y digo: ‘Manuel, ¿cuala será la mejor forma la que tu dices o la que dicen ellos?” (574-579)
x
“yo me veo incapaz de decirle a un alumno: ‘¡Eso no se hace así!’. Yo cuando se trata de matemáticas, de hacer matemáticas, de buscar las formas de las cosas y … o de buscar las mezclas de colores allí sí que entro, pero como ellos plasman en la materia y la pintura, no porque cada uno lo hace a su manera y lo hace estupendamente” (582-585).
MUJER E HIJOS Manuel conoce a la que será su mujer ya en Barcelona. Al hablar de su mujer, un mensaje aparece casi automáticamente: su bondad. Esta bondad se vincula en numerosas ocasiones al hecho de dejar libertad a Manuel para haberse dedicado a su trabajo y a la implicación en la comunidad, quitando tiempo a la vida familiar: “Es muy buena esta, ya ves si es buena que yo me parece que no he tenío una hora entera en casa, no la he tenido nunca. Siempre he estao en la calle, siempre he estado por aquí o por allá, en sitios diferentes y… y ella pues no yo no he tenido nunca ningún problema con ella, todo lo contrario, me ha ayudado” (407410); “tener una compañera tan buena no? Que me ha permitío... que me ha ayudao tanto pa que yo haya podido hacer todo lo que he hecho” (718-719). Así, la mujer es el apoyo en casa de Manuel, que soluciona las cuestiones privadas sin exigir que el protagonista les dedique un tiempo que, de esta manera, puede invertir libremente en sus múltiples ocupaciones. Así, sin duda las motivaciones de agencia dominan claramente sobre aquellas de comunión, aún estando estas también presentes. Como prueba de la felicidad de la relación, Manuel alude al número de años que han pasado juntos: “cuando ya llevamos casi cincuenta años juntos es que… a ver, eso tiene que ser por algo. Tiene que ser porque estábamos… nos queríamos mucho” (424-426). En la decisión de casarse, como antes la de emigrar a Barcelona, Manuel hace intervenir razones de conveniencia ligadas a lo económico, y casarse parece más una decisión racional que un impulso: “decidimos casarnos, sencillamente quizás por eso, por la economía. A ver, yo trabajaba y yo le decía a ella, vamos a ver si nos casamos podemos por un lao estar juntos porque nos queremos y nos necesitamos y por otro lao con el sueldo que yo gano podemos los dos, no nos sobrara mucho pero podremos los dos” (438-441). Tras el matrimonio, los cambios que ocurren son descritos como accesorios (“se deja, muchas cosillas... que a lo mejor no tiene mucha importancia tan poco ¿no?”, 464-465) o como algo implícito a la propia relación y al paso del tiempo: ese paso del tiempo marca una transición de un amor más activo a un cariño más tranquilo: “en función de la edad, de los años, de la seguridad que tienes con ella, y la familia, ¿no?, ehhh… te va permitiendo que ese, ese cariño tan activo de al principio se vaya convirtiendo en un cariño totalmente diferente. Hoy nos queremos igual, bueno, no igual, de diferente, no queremos mucho pero de diferente
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que tratar pues como nos corresponde, como personas mayores” (471-476). Respecto a los hijos, aparecen relativamente poco en la narración de Manuel. Su mujer aportó al matrimonio una hija, Dolores, que fue aceptada sin problemas por Manuel. Los únicos problemas los sitúa en algunas personas de su entorno (“sí que me causó problemas, pero no problemas por los que yo tenia en sí, si no por los problemas que me acarreaba la gente”, 496-497), mientras que para él lo único importante eran los sentimientos respecto a su mujer: “Y digo: ‘Pero bueno, ¿qué malo tiene eso? Yo estoy enamorao de ella, yo la quiero mucho y yo pienso que voy a ser feliz’” (499-500). En este sentido, el entrevistado recalca la importancia de esa situación (casarse con una mujer con un hijo) precisamente en el momento histórico en el que ocurrió, y cómo ahora la misma situación no había provocado problemas. Vemos esa comparación entre pasado y presente en el siguiente extracto: “se veía como algo muy oscuro en aquellos entonces, casarse con una mujer que tuviera u niño de otro. Ahora no, ahora ya no hay ningún problema en ese sentido, pero antes, tela
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
forma. Hoy no somos niños, no somos jóvenes, somos personas mayores, y nos tenemos
marinera, tela marinera” (509-511). Manuel y su mujer no tiene hijos biológicos compartidos, algo que ya sabían al casarse (“entonces estábamos convencidos de que más familia no íbamos a tener, y ya, pues eso nos permitió conformarnos con lo que teníamos”, 484-486). Esta situación hace que su segundo hijo, Ángel, sea visto como algo inesperado. Lo que hace a Ángel su hijo no es la biología, sino el hecho de haberlo criado: “después, pa postre, vino mi Ángel, nos traemos a mi sobrino que por razones de enfermedades (…) se crió con nosotros, y se ha criao con nosotros, y está con nosotros (…) pa nosotros es nuestro niño, nuestro niño, lo queremos mucho” (489-493). Esta circunstancia también le sirve a Manuel para establecer diferencias entre los amigos de
abiertos, más tolerantes: “Porque la gente del movimiento asociativo han sido totalmente diferentes, han vivido una vida más… más libre, mejor, de otra forma, ellos no han tenido problemas por que si la mujer ha tenido un niño de otro, lo importante es llevarse bien, ellos se quieren y ya está” (503-506). Manuel, con su comportamiento, se encuadra dentro de esta actitud más libre y tolerante, que comparte con los compañeros del movimiento asociativo. Por último, al preguntarle por los valores y educación de sus hijos, Manuel vuelve a referirse a la importancia de la formación como algo fundamental, en este caso no como algo propio, sino como algo que se ha tratado de transmitir a los hijos. Esta importancia se establece por un camino negativo: el que los hijos no hayan podido alcanzar un gran nivel de estudios es descrito como la frustación de una ilusión: “toda mi ilusión ha sido de… de que ellos siguieran a delante, prepararse mejor vamos. Pero ellos no han querido” (526-527), de la que Manuel se siente en parte responsable: “En lo único que no he acertao es intentar transmitirles más la enseñanza, se han quedao muy corticos” (523-524); “a lo mejor yo no he sabido transmitirles lo que, lo que yo creía, lo que yo quería ¿no? para ellos” (527-528).
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EL estudio del ciclo vital aypartir historias de vida: Una Gramática Derecho financiero descriptiva tributario de de la las lengua II española I propuesta práctica
dentro y de fuera del movimiento asociativo: estos se caracterizan por ser más libres, más
FUTURO La visión del futuro que tiene Manuel está íntimamente ligada a las actividades y relaciones que ha desarrollado en el pasado y sigue desarrollando actualmente. Como hemos comentado, no se observa en la descripción de la situación presente de Manuel cambios radicales respecto a la de años anteriores, y así Manuel parece desear que sea el futuro. Si tuviéramos que seleccionar una palabra que lo describa, sería la palabra ‘seguir’: “me imagino que mi mayor ilusión es, de momento, seguir con la escuela de la pintura. Seguir haciendo lo que buenamente puedo en el movimiento asociativo” (777-779). Manuel opone esta idea de seguir con la actividad (‘hacer’) a otro extremo, al que califica como ‘encerrarse’, extremo en el que él no quiere caer de ninguna manera: “tampoco tengo pensao de encerrarme, de no hacer nada, o sea, no, no sería capaz. (…) pensao de dejar de… de no hacer nada no, tampoco es eso. No quiero” (788-793). En parte, esta idea de seguir con la actividad (de ‘hacer’) se ve como algo valioso porque el futuro puede implicar cambios que no se desean y que en cierta medida son inevitables y ‘normales’, definidos como ‘por naturaleza’: “lo que a mi me gusta es una cosa y lo que tiene que pasar es otra. A ver, una cosa es lo que tiene que pasar por naturaleza, las cosas normales, y otra cosa es lo que a mi me gustaría que pasara” (807-808). En primer lugar, Manuel es consciente de ciertos declives que están asociados a la edad, que limitan el rango de actividades que se pueden llevar a cabo: “de joven, la energía, la preparación que tienes, las ganas, es totalmente diferente. Ahora es… te agobias un poquito más en según en que cosas, eres menos capaz de llegar al final de las cosas. Y eso pues claro, te das cuenta, que tu vas creándote años encima, y los años, como normalmente se dice, van pasando factura, claro…” (802-805). Aun siendo consciente de este cierto declive, que califica como normal, también deja claro que todavía no le ha afectado de manera suficientemente seria: “evidentemente tiene que llegar un momento, pero ahora yo me encuentro con setenta y cinco años y me encuentro bien, el único problema que tengo es la vista, pa leer y eso me cuesta una burrada, pero para lo demás, me encuentro bien” (619622). En segundo lugar, y sobre todo, Manuel ve un peligro futuro en aspectos relativos a la salud de su mujer, que ha comenzado ya en el presente a mostrar signos de flaqueza. De hecho, su mujer ha comenzado ya a ‘encerrarse’, y eso implica consecuencias (o riesgos) para la propia actividad, ya que atender a su mujer va a quitarle tiempo para el resto de sus actividades. Vemos en estos extractos como Manuel establece esa vinculación entre la salud de su mujer y los riesgos para su propio ‘hacer’: x
“lo que más preocupación me causa a mi en este momento es la compañera, la mujer. Que ya no se encuentra bien, tiene problemas, se ha encerrao mucho en casa y tiene problemas de que se ha encerrao mucho y ya no quiere actuar mucho, no quiere estar. Entonces esto me preocupa mucho porque ya no la puedo dejar sola muchos ratos y quiero estar con ella y esto ya me agota también a mi, y eso sea quizás la cosa que más importante en este momento, en este justo momento” (763-778).
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“cuando está la compañera que no se encuentra bien hay momentos que te agobias porque no puedes ir a tal sitio, te has comprometido y no puedes, te agobias” (786-787).
x
“A ver, lo que a mi me gustaría que pasara, yo lo divi, divi… dividiría en dos, primero que la mujer no se me ponga muy enferma, y en segundo lugar, que yo no deje de hacer cosas” (809-811)
x
“Quizás lo que más me preocupa es eso, lo que te he dicho antes, el tema de la mujer que no se me ponga enferma, que no vaya pa más, y que todo funcione más o menos como hasta ahora, que está bien. No me puedo quejar, soy una persona privilegiada, digo yo” (819-823).
De esta manera, como vemos, las ilusiones y las metas de Manuel se centran en no cambiar demasiado de la situación presente. Para ello, menciona una estrategia de compensación para conseguir regular la posible pérdida: será necesario adaptar los niveles de actividad a estas amenazas, que progresivamente se han más palpables (“Que quiero… mmm… dejar un
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
x
poco e ir más tranquilito, más despacio, y más suavemente, en función de lo que me corresponde por la edad, claro, ir más tranquilo, más… más suave”, 780-782), o incluso dedicar más tiempo y atención a la esfera familiar, restando esos recursos de la actividad fuera de la familia: “esto me preocupa mucho porque ya no la puedo dejar sola muchos ratos y quiero estar con ella y esto ya me agota también a mi, y eso sea quizás la cosa que más importante en este momento, en este justo momento” (765-167). . Sin embargo, Manuel no renuncia en absoluto a una de las metas vitales
califica de
‘cobardía’ el dejar de hacer cosas: “yo no he dejao… [ríe], y es que, y es que, estoy convencido de que no debo de dejar. (…) Y dejar de hacer cosas es… yo le llamaría, como es, es algo de cobardes, aquello de dejar de hacer las cosas que uno cree que debe uno que
RESUMEN Los acontecimientos vitales que aparecen en la historia vital de Manuel son los siguientes (las fechas y edades son aproximadas):
1929
1939
0
10
Guerra
Muerte madre
Muerte padre
1949
1959
1969
1979
1989
1999
2005
30
40
50
60
70
75
20
Va a Sevilla
Va a Barcelona
Servicio Militar
Boda
Inicia asociacionismo Cambia de trabajo
Inicia cooperativa
Jubilación academia
Fin cooperativa
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hacer. Así que no he dejao de hacer y no pienso dejarlo” (616-624).
Como vemos, en primer lugar el entrevistado cita bastantes acontecimientos que, de un modo u otro, han supuesto cambios importantes en su vida (no menos de 12, como vemos en el gráfico). Aunque existe una mayor concentración de ellos en la infancia y juventud, también es destacable como algunos de ellos pertenecen claramente al territorio de la madurez. La historia de Manuel es, ante todo, una historia de crecimiento personal vinculado al mundo del trabajo y el compromiso social. Una historia de agencia y de generatividad más que de comunión o de intimidad. Nos relata como a medida que han ido pasando los años se ha ido formando en este sentido para ser capaz de crear y lograr metas, para ser capaz de ejercer su control sobre el entorno, por encima de resistencias e intereses de otros (en especial por lo que respecta al movimiento asociativo). Así, la historia de Manuel es la narración de las metas (concretas, objetivas) que ha ido logrando y en qué sentido han ayudado a su mejora como persona, al incremento de su satisfacción personal. En este sentido, su trayectoria evolutiva es claramente ascendente y, al mismo tiempo, la define como algo excitante, que ha supuesto progresivas conquistas. Este crecimiento persona aparece fundamentalmente relacionado con la actividad laboral que Manuel ha desarrollado a lo largo de la vida. Los vínculos y de las relaciones afectivas con otras personas, en cambio, aparecen relativamente poco. En el caso de la mujer, en ocasiones aparecen sometidas al trabajo y a la actividad fuera del hogar. Como hemos visto, la esposa en muchas ocasiones se menciona como facilitadora en el pasado y presente de esa actividad laboral y social de nuestro protagonista, y como un factor que puede alterar (debido a problemas de salud) la implicación social futura de Manuel. Por lo que respecta a los hijos, en una buena parte de la narración dedicada a ellos, hemos visto que se resalta el tema de su formación, que nos remite precisamente a otro de los temas clave en la narración de Manuel. La distribución de las intervenciones de Manuel en función de los temas que trata se puede observar en la siguiente figura:
134
HISTORIAS DE VIDA EN LA PRÁCTICA
Otros Futuro Pintura Hijos Mujer y matrimonio Albañilería Asociacionismo Colegio Adolescencia-Servicio Militar Infancia-padres 0
20
40
60
80
100
120
140
160
Líneas
Como vemos, los temas vinculados a relaciones personales (padres, mujer, hijos) están en minoría respecto a otros temas que tienen que ver con el trabajo y la vida fuera del hogar. Si estas intervenciones las distribuimos en función del momento de la vida al que se refieren, la figura que obtenemos es la siguiente:
400 350
Líneas
250 200 150 100 50 0 Infancia
Madurez
Vejez (futuro)
Etapas vitales
Esta mayor importancia relativa del trabajo y la vida fuera del hogar por encima de la familia y las relaciones la podemos observar también cuando contamos la frecuencia de algunos términos clave. Como vemos en la siguiente tabla, los términos directamente relacionados
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EL estudio del ciclo vital aypartir historias de vida: Una Gramática Derecho financiero descriptiva tributario de de la las lengua II española I propuesta práctica
300
con figuras familiares se sitúan por debajo, en general, de aquellos (sustantivos o verbos) referidos a hacer, a aprender, a trabajar:
Palabra
Frecuencia
Yo
133
Hecho/hacer
91
Años
54
Trabajo, trabajar
52
Padre/padres/madre
34
Albañilería
25
Aprender, aprendizaje
24
Mujer
18
Hijo/s, hija, Ángel
12
La vida de Manuel aparece como un movimiento de crecimiento personal en el que un primer elemento que se mantiene constante a través de toda la historia es la necesidad de aprender, de formarse intelectualmente para adquirir los conocimientos y las habilidades necesarias. Así, la vida de Manuel es una vida marcada por los esfuerzos de optimización, de perfeccionarse en general y, en particular, en saber cada vez más de caminos que ha ido escogiendo (albañilería, pintura, etc.): x
“Yo creo que lo que yo aprendí de mis padres fue la necesidad de aprender (…) La necesidad de aprender y aprender todo lo que se pudiera, todo lo que es… es bueno pa las personas” (111-115)
x
“todo tipo de aprendizaje, que nunca he cedido, siempre aprendiendo” (258-259).
x
“Ellos intentaban por todos los medios de que yo aprendiera, que supiera mucho, a mi y a mi hermano, éramos dos en la familia. Y eso no se me ha ido nunca de la cabeza, que yo he de aprender a hacer cosas y… nunca se me ha ido” (118-120).
Para reafirmar esa idea (“Prueba evidente…”), el entrevistado menciona dos o tres hechos en su vida inspirados por ella que constituyen casos extremos, ya que muestran un afán por aprender que se conserva incluso en edades mucho más allá de las tradicionalmente vinculadas
al
aprendizaje
formal
(“con
cincuenta
y
pico de
años”),
con
métodos
extraordinarios (“hice los estudios (…) por correspondencia”) o con una gran constancia y duración (“cuarenta años metido en bellas artes”). Esto nos da idea de la solidez de este principio: “Prueba
evidente
que…
que
yo
hice
los
estudios
de
maestro
albañil
por
correspondencia ya un poco mayor, por circunstancias de la vida, ehh… ya te he
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la formación, en la escuela. Y… y bueno, todo esto me ha conducido porque a mi me motivaba mucho. Y luego después todo el, el tema de cuarenta años también metido en bellas artes, el tema de la pintura y todo” (120-125). El mismo tema y orgullo aparece cuando habla de sus aprendizajes en la vida adulta: “me metí en el movimiento asociativo, un poquillo mas tarde, claro en los setenta, setenta más o menos, pero me cogió cuando todavía estaba terminando los estudios de maestro albañil” (634-635); “hice metodología y me metí en el cole” (664-665). Estos estudios aparecen objetivados incluso en la obtención de títulos que se valoran como muy importantes y que facilitan y permiten al protagonista aspirar a nuevas metas: “por los años cincuenta y pico conseguí sacarme lo que hoy ningún profesional tiene, la cartilla profesional del sindicato vertical (…) Y me la saqué, que en mi casa la tengo, y eso me valió mucho para entrar en la escuela de la formación, ¿eh? Eso me valió mucho. Tengo una cartilla profesional de aquellos entonces” (666-671).
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contado antes que hice metodología con cincuenta y pico de años, pa poder entrar en
Los aprendizajes de la infancia también aparecen al hablar del colegio: el entrevistado se muestra orgulloso de lo que aprendió ya desde muy pronto y de que no se le hayan olvidado. Además de afirmarlo, explica un ejemplo para dar más consistencia a esa afirmación: “yo aprendí pues bastante. A ver, yo tenía seis o siete añillos y ya sabía yo las cuatro reglas e incluso la raíz cuadrada. Con seis o siete añillos, fíjate, ¿eh? Y es… es curioso porque las cosas que se aprenden tan de pequeño no se olvidan” (182-184). Esta idea de aprendizaje ilustra un principio aún más general: en el fondo, el entrevistado dice ser como es debido a sus experiencias en la infancia: “En definitiva todo lo que yo soy es lo que me transmitieron mis padres” (125-126), “Y todo eso, claro, es producto de unos principios. Eso, las cosas no son porque sí, eso es el producto de un principio que ya viene
Manuel destaca su faceta como aprendiz pero, aunque ha tenido oportunidad, no destaca tanto su faceta como enseñante. Así, como vimos una de sus frustraciones ha sido no haber sido capaz de transmitir a sus hijos la pasión por el aprendizaje. Cuando se le pregunta por cosas que no habría hecho, destaca precisamente las dos en las que su papel fue más de enseñar que de aprender: “Ni me metería en una cooperativa como técnico ni me metería de profesor pa dar clases” (740). En el caso de Manuel, los aprendizajes se relacionan con dos aspectos más que aparecen numerosas veces a lo largo de la entrevista: la generación de bienes útiles y la solución de problemas de la gente. A partir de estos dos caminos, Manuel satisface unos deseos de crear, de lograr metas centradas en la producción de bienes útiles, deseos que continúan hasta la actualidad: x
Saber es fundamental para poder trabajar y crear, ya sea en la albañilería (“aprender sí que es bueno saber porqué se hacen las cosas y porqué son las cosas. Conocer los materiales, los tipos de materiales, la graduación de cada cosa, y eso siempre es bueno”, 227-229) o en la pintura (me he estudiao todos los libros, todos los libros de García, de
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de atrás y que me enseñaron así” (197-199).
la Hecho, todos los estudios técnicos de la pintura, conozco los colores de pie a cabeza y bueno, y tengo… bastante… preparación en ese sentido”, 572-574). Aprender y construir-hacer van necesariamente de la mano, ya sea en la albañilería (“Yo mi gran proyecto que yo he tenido siempre eh ha sido eso, la albañilería y aprender lo que es la albañilería en sí. Todo lo que se refiere a cálculo resistencia, los materiales, la graduación de los materiales, todo eso me llevaba de bólido, yo necesitaba aprender”, 244-247), como también en la pintura (“Me junté con ellos con ese grupo de pintores, aprendí mucho y hicimos exposiciones, conseguimos entrar en la Virreina ha hacer unas exposiciones en la Virreina”, 563-565). x
En el trabajo, resolver problemas de la gente es una de las primeras motivaciones. Así aparece al hablar de la albañilería (“Nunca me ha gustao eso de mandarle a la gente a… llevar… nunca me ha gustao. Pero resolver problemas sí. Entonces cada vez que me mandaban a una obra para resolver un problema cuando había resuelto el problema pues me iba pa mi casa (…) y entonces al movimiento asociativo”, 387-390) o en el movimiento asociativo. Y precisamente en ese trabajo en el movimiento asociativo es donde la solución de problemas prácticos adquiere una importancia crucial, como hemos visto anteriormente, y que Manuel resalta mencionando el número de años que lleva comprometido en esa tarea: “Que me encanta: tratar a la gente, reunirme con la gente, discutir proyectos, formas reivindicativas, mejorar las cosas. Eso, bueno, la ma… una de las mayores ilusiones. Tanto es así que bueno, que ya llevo treinta y pico, treinta y cinco años si no me… recuerdo mal, y sigo ahí todavía” (261-263).
Así, crear ha sido la principal motivación de la vida de Manuel: x
“lo que uno desea es lo que yo he deseao , crear, hacer cosas, estar con la gente, la albañilería… en definitiva, todo eso es crear, eh…”
x
“me gusta más trabajar. Hacer, aquello de decir: ‘Mira que aparejamiento de paredes, mira que tipo de morteros, que cosas, ¿no?’, porque mira que yo he hecho trabajos muy curiosotes ehhh” (742-744).
Claramente, estas motivaciones entroncan con el concepto eriksoniano de generatividad, que en Manuel aparece como especialmente acusado ya desde la juventud. Y este deseo de crear se complementa con el deseo de seguir creciendo a partir del aprendizaje, del aumento de la preparación que conducirá a crear nuevas cosas. Esta combinación entre el aprender y el crear ha sido una constante en la vida de Manuel, que destaca como ha exprimido el tiempo para poder llevar las varias cosas a la vez (“yo trabajaba en la albañilería, venia de la albañilería y me dedicaba a estudiar, por la noche, me acostaba… me acostaba a las tantas de la noche, dormía muy poco. Luego después, no tenía bastante con eso que me metí en el movimiento asociativo, un poquillo mas tarde, claro en los setenta, setenta más o menos, pero me cogió cuando todavía estaba terminando los estudios de maestro albañil”, 631-635). Hasta tal punto llegó la exigencia, que el propio Manuel, hablando de si mismo en tercera persona, se sorprende retrospectivamente de la cantidad de cosas que era capaz de llevar al mismo tiempo. Esto subraya la productividad de nuestro protagonista (que resulta casi increíble incluso para él): “Yo hay en día me siento y me digo: ‘Manuel, ¿cómo te ha dao
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sea que… yo repito otra vez lo mismo, hoy en día me siento y digo: ‘Manuel, ¿cómo has sido
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capaz de buscar tiempo para todo?’. Pues sí, sí” (648-650).
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tiempo a ti para sacar para todo?’” (630-631); “me lo iba montando pues a mi manera. O
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